Jesús instituyó a doce para que estuvieran con él

Francisco ya lavó los pies a varias mujeres el pasado Jueves Santo

Claro guiño del Papa hacia la igualdad hombre-mujer en la Iglesia
Francisco cambia la Liturgia del Jueves Santo para que puedan participar mujeres
El gesto de Jesús expresa "donarse hasta el final para salvar al mundo, su caridad sin fronteras"
Jesús Bastante, 21 de enero de 2016 a las 15:45
Podrán participar "hombres, mujeres, jóvenes, ancianos, sanos, enfermos, consagrados y laicos"

El papa Francisco ha ordenado cambiar la liturgia del tradicional lavatorio de los pies,que recuerda el de Jesús a los apóstoles durante la Última Cena y que se celebra el Jueves Santo, para que se pueda elegir también a mujeres para este rito. Un claro guiño que demuestra la apuesta del Pontífice por trabajar para alcanzar la plena igualdad entre hombres y mujeres en la Iglesia católica. En una carta enviada al prefecto de la Congregación para el Culto DivinoRobert Sarah, y difundida hoy, Francisco explica que no deberán ser elegidos sólo hombres o chicos para que se laven los pies en este rito y "pueda elegirse como participantes todos los miembros del Pueblo de Dios", es decir también mujeres o chicas. No obstante, es significativo que

Francisco añade en el texto con fecha del 20 de diciembre pero hecho público hoy que así se expresa "plenamente el significado del gesto realizado por Jesús en el Cenáculo, eldonarse hasta el final para salvar al mundo, su caridad sin fronteras".

En este cambio al "misal romano" de este día, Francisco recomienda que sea dada a los fieles "una adecuada explicación sobre el significado de este rito".
El Vaticano también publicó el documento de la Congregación para el Culto Divino del pasado 6 de enero con el que entran en vigor estos cambios requeridos por el pontífice para que en este rito esté representada "cada parte del pueblo de Dios" y puedan participar "hombres, mujeres, jóvenes, ancianos, sanos, enfermos, consagrados y laicos". El lavatorio de los pies para la misa de "in cena Domini" del Jueves Santo preveía que se lavaran a "duodecim viros selectos" (doce hombres seleccionados).

En sus celebraciones de la misa de Jueves Santo como pontífice, Jorge Bergoglio ya se había saltado esta norma como el año pasado cuando lavó los pies de doce detenidos, seis hombres y seis mujeres, que cumplían condena en la cárcel romana de Rebibbia. En aquella ocasión, Francisco tras lavar los pies de una de las reclusas también lo hizo al bebé sentado en sus rodillas.

Evangelio según San Marcos 3,13-19. 

Jesús subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia él,  y Jesús instituyó a doce para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con el poder de expulsar a los demonios. Así instituyó a los Doce: Simón, al que puso el sobrenombre de Pedro; Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a los que dio el nombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno; luego, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Tadeo, Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó. 

San Vicente diácono.

Diácono y mártir,(+ 304)

Vicente, el Victorioso, es uno de los tres grandes diáconos que dieron su vida por Cristo. Junto con Lorenzo y Esteban - Corona, Laurel y Victoria - forma el más insigne triunvirato.

Cubierto con la dalmática sagrada, ostenta entre sus manos la palma inmarcesible de los mártires invictos.

Este mártir celebérrimo en toda la Cristiandad, encontró su panegirista en San Agustín, San León Magno y San Ambrosio. Y tuvo su cantor en su compatriota Prudencio, que dedicó el himno V de su Peristephanon al "levita de la tribu sagrada, insigne columna del templo místico".

Vicente descendía de una familia consular de Huesca, y su madre, según algunos, era hermana del mártir San Lorenzo. Estudió la carrera eclesiástica en Zaragoza, al lado del obispo Valero. "Nuestro Vicente", cantará Prudencio, vindicando esta gloria para Zaragoza, la ciudad de España que tuvo más mártires. San Valero, que tenía poca facilidad de expresión, le nombró Arcediano o primer Diácono, para suplirle en la sagrada cátedra.

Estamos a principios del siglo IV, en la décima y más cruel persecución contra la Iglesia, decretada por Diocleciano y aplicada en España por Daciano. Las cárceles, que estaban reservadas antes para los delincuentes comunes, pronto se llenaron de obispos, presbíteros y diáconos, escribe Eusebio de Cesarea. Era la táctica seguida fielmente por Daciano.

Al pasar Daciano por Barcelona, sacrifica a San Cucufate y a la niña Santa Eulalia. Cuando llega a Zaragoza, manda detener al obispo y a su diácono, Valero y Vicente, y trasladarlos a Valencia. Allí se celebró el primer interrogatorio. Vicente responde por los dos, intrépido y con palabra ardiente. Daciano se irrita, manda al destierro a Valero, y Vicente es sometido a la tortura del potro.
Su cuerpo es desgarrado con uñas metálicas.

Mientras lo torturaban, el juez intimaba al mártir a la abjuración. Vicente rechazaba indignado tales ofrecimientos. 

Daciano, desconcertado y humillado ante aquella actitud, le ofrece el perdón si le entrega los libros sagrados. Pero la valentía del mártir es inexpugnable.

Exasperado de nuevo el Prefecto, mandó aplicarle el supremo tormento, colocarlo sobre un lecho de hierro incandescente. Nada puede quebrantar la fortaleza del mártir que, recordando a su paisano San Lorenzo, sufre el tormento sin quejarse y bromeando entre las llamas.

Lo arrojan entonces a un calabozo siniestro, oscuro y fétido "un lugar más negro que las mismas tinieblas", dice Prudencio. Hasta el carcelero, conmovido, se convierte y confiesa a Cristo.

Daciano manda curar al mártir para someterlo de nuevo a los tormentos. Los cristianos se aprestan a curarlo. Pero apenas colocado en mullido lecho, queda defraudado el tirano, pues el espíritu vencedor de Vicente vuela al paraíso.

Era el mes de enero del 304. Ordena Daciano mutilar el cuerpo y arrojarlo al mar. Pero más piadosas las olas, lo devuelven a tierra para proclamar ante el mundo el triunfo de Vicente el Invicto. Su culto se extendió mucho por toda la cristiandad.

Oremos
Señor Dios, fuente y origen de todos los dones, infunde en nuestros corazones el fuego de tu Espíritu, para que nos sintamos llenos de aquella misma fuerza de amor que hizo a San Vicente invencible en medio de sus tormentos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Calendario Mariano: Vísperas de los Esponsales de Nuestra Señora con San José.

Carta a Diogneto (c. 200)  XI; SC 33, 79ss


"... para enviarlos a predicar"

No digo nada extraño, no busco paradojas sino, dócil a la enseñanza de los apóstoles quiero, a mi vez, enseñar a las naciones. Quiero transmitir exactamente la tradición a los que quieren, ellos también, hacerse discípulos de la verdad. ¿Quien...no se apresurará a aprender todo lo que el Verbo de Dios ha enseñado a sus discípulos? Porque, manifestándose este Verbo no fue comprendido por los que  no creían en él; El Verbo manifestó la verdad a sus discípulos. Expresándose abiertamente, les dijo todo lo que sabía. Los reconoció como fieles a su palabra. Les dio a conocer los misterios del Padre. 

Por esto, el Verbo los envió al mundo. Y para que se anuncie a todo el mundo...fue proclamado por los apóstoles para que las naciones creyeran en él. El que era desde el principio (cf Jn 1,1) se manifestó en los últimos tiempos  y sus discípulos lo reconocieron. El Verbo renace constantemente joven en los corazones de los santos... Gracias a él, la Iglesia está colmada de riquezas, la gracia se expande, se multiplica en los santos, confiere la inteligencia de la fe, desvela los misterios del Padre, da a comprender los signos de los tiempos... La gracia ha sido ofrecido a los que la buscan respetando las reglas de la fe y guardando fielmente la tradición de los padres. 

Por esto se cantan las glorias de la Ley, son reconocidos los profetas, afirmada la fe de los evangelios, conservada la tradición de los apóstoles. La gracia de la Iglesia retoza de alegría. No entristezcáis la gracia.


Elección de los doce apóstoles

Marcos 3, 13-19. Tiempo Ordinario. Cada construcción en el mundo tiene sus cimientos. En la Iglesia... son doce apóstoles.

Del santo Evangelio según san Marcos 3, 13-19

Subió al monte y llamó a los que él quiso; y vinieron donde él. Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios. Instituyó a los Doce y puso a Simón el nombre de Pedro; a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso por nombre Boanerges, es decir, hijos del trueno; a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo y Judas Iscariote, el mismo que le entregó.

Oración introductoria
Jesús, gracias por también pensar en mí, por llamarme y buscarme para que en este momento de oración pueda experimentar tu amor. No dejes que te defraude, dame tu gracia para poder escucharte y cumplir con tu voluntad, siempre.

Petición
Ayúdame, Señor, quiero quedarme contigo, permite que sea fiel a mi vida de gracia.

Meditación del Papa Francisco
Jesús está en medio de la gente, la acoge, le habla, la cura, le muestra la misericordia de Dios; en medio de ella elige a los Doce Apóstoles para estar con Él y sumirse como Él en las situaciones concretas del mundo. Y la gente le sigue, le escucha, porque Jesús habla y actúa de modo nuevo, con la autoridad de quien es auténtico y coherente, de quien habla y actúa con verdad, de quien da la esperanza que viene de Dios, de quien es revelación del Rostro de un Dios que es amor. Y la gente, con alegría, bendice a Dios.

Esta tarde nosotros somos la multitud del Evangelio, también nosotros tratamos de seguir a Jesús para escucharle, para entrar en comunión con El en la Eucaristía, para acompañarle y para que nos acompañe. Preguntémonos: ¿cómo sigo a Jesús? Jesús habla en silencio en el Misterio de la Eucaristía y cada vez nos recuerda que seguirlo quiere decir salir de nosotros mismos y hacer de nuestra vida no una posesión nuestra, sino un don de Él y a los otros (Homilía de S.S. Francisco, 30 de mayo de 2013).

Reflexión
Cada construcción en el mundo tiene sus cimientos. Ninguna casa puede mantenerse en pie sin fundamentos sólidos. Es por eso que antes de iniciar a construir hay que cavar lo más profundo posible para poner una base sólida a la construcción. Y si se quiere una torre, entonces hay que escarbar muy profundamente para tener un buen cimiento.

Lo mismo quiere hacer hoy Cristo. Su misión es salvar a la humanidad, pero sabe que con una vida tan corta no lo puede hacer. Por eso decide edificar una ciudad, en la que puedan encontrarle en cualquier momento del día. Por eso, después de una noche de oración en diálogo personal con su Padre, pone los primeros fundamentos a su proyecto.

Allí están. Son doce, y hasta hoy se encuentran bien cimentadas esas bases. Se prolongan en la persona del Santo Padre y de todos los Cardenales y Obispos, quienes son los sucesores directos de los primeros apóstoles. En ellos está puesto todo el peso de la ciudad de Dios, y a ellos hay que acudir cuando se necesite. Son los cimientos de la Iglesia. Nos representan a Cristo y hay que seguirlos con fe.

Propósito
Que mi testimonio de vida lleve a los demás a un encuentro con Cristo.

Diálogo con Cristo
Señor, ayúdame a reemprender siempre el camino, quiero ser tu discípulo y misionero y para ello necesito ser fiel, cada día, en los detalles, en las cosas pequeñas, que valen mucho para construir la fidelidad, y por medio de ella, la santidad. Renueva mi decisión de apoyarme siempre en Ti más que en mis propias fuerzas. Que acuda siempre a mis compromisos, a mi formación, a mi dirección espiritual, dispuesto a dejarme moldear por Ti.

Las espinas dan rosas

La vida es un rosal que produce espinas y rosas. Debo cuidarme de no clavarme las espinas, pero no siempre lo conseguiré.

El hábito de mirar el mejor lado de las cosas es una clave para ser feliz. Claro que hay sombras, pero también hay sol. Claro que hay problemas en la vida, pero también hay soluciones.

Todas las cosas tienen el lado bueno y el lado menos bueno. Algunos se empeñan en ver sólo el lado malo, y se amargan la existencia. Otros, en cambio, buscan en todas las cosas el lado bueno, y son felices. “Los tallos de rosa tienen espinas”, dicen los pesimistas. Pero los optimistas responden: "Las espinas producen rosas”.

La vida es un rosal que produce espinas y rosas. Debo cuidarme de no clavarme las espinas, pero no siempre lo conseguiré. Algunas espinas se me clavarán en el alma. Pero eso no me impedirá disfrutar de las maravillosas rosas que produce el rosal.

Una vez que perdemos el ánimo, perdemos un cierto número de días de nuestra vida. El que nos desanima, nos hace un daño total, y, si somos nosotros mismos, nos convertimos en nuestros peores enemigos.

Todo se puede remediar, mientras dura la vida. El ser más animoso de todos es Dios, que logra continuamente cambios de pecadores empedernidos en santos de altar. Él sabe que se puede; que hoy pueden estar las cosas negras, pero mañana pueden amanecer blancas. ¡Qué fácilmente nos damos por vencidos! Cada día más. El colmo del desaliento es la desesperación total, el darse un tiro en la sien, colgarse de una cuerda. Suicidarse, de la forma que sea, significa que no queda ni rastro de esperanza.

No todos llegan al suicidio, pero se pueden acercar peligrosamente. Y los problemas, ¿qué? Los problemas están ahí, pero yo estoy aquí, y no me dejo apabullar, porque sé que cada problema tiene por lo menos una solución. Sé que la actitud frente a un problema, la forma de reaccionar frente al mismo es mil veces más importante que el problema mismo. Hasta se podría decir: ¡Felicidades, tienes un problema!

Si puedo amar a Dios y a mis hermanos; si puedo realizar grandes cosas para mejorar el mundo; si puedo hacer felices a los demás y a mí mismo vale la pena vivir, aunque me clave alguna espina de dolor en el trayecto. Mas aún, las espinas pueden convertirse en rosas: Los sufrimientos de la vida, llevados por amor, se convierten en las rosas más bellas.

El Papa lava los pies a un niño y su madre’

El cardenal Sarah tardó un año en publicar la normativa papal sobre el Jueves Santo
Francisco abre la puerta a una mayor igualdad hombre-mujer en la Iglesia
Los rigoristas se aferran a lo ocurrido en la Última Cena para vetar el sacerdocio a la mujer
Jesús Bastante, 22 de enero de 2016 a las 10:11

Sufro cuando veo en la Iglesia o en algunas instituciones eclesiales que el papel de la mujer queda relegado a un papel de servidumbre y no de servicio

 

(Jesús Bastante).- Hombres, mujeres, niños, ancianos... todos tienen lugar en la Iglesia de Jesús que propone el Papa Francisco. Pese a quien pese, como demuestra el claro gesto hacia la difícil igualdad hombre-mujer en la Iglesia católica que llevó a cabo ayer el Papa Francisco, al anunciar la modificación del rito del lavatorio de los pies en Jueves Santo, hasta la fecha reservado a hombres, para poder incluir a mujeres en el mismo.

Una medida que, más allá de lo cosmético, encierra una clara intencionalidad, pues fue precisamente en la Última Cena donde Jesús instituyó la Eucaristía, y el clavo al que se aferra la jerarquía para vetar el sacerdocio a la mujer, según explican expertos en Liturgia y Pastoral consultados por RD.

"Jesús sólo eligió a varones para que fueran sus discípulos", es la eterna explicación que exponen los obispos para prohibir el acceso al sacramento de la mitad de la población mundial (mayoría en la Iglesia, por cierto). Más allá de que resulta imposible saber si en la Última Cena sólo se encontraban trece personas (Jesús y los Doce) o si, como parece, también se encontrarían otros seguidores y seguidoras de Jesús, como

María, María Magdalena o Salomé, lo cierto es que el decreto hecho público ayer demuestra laintención de Francisco de reabrir un debate por la igualdad plena.
En más de una ocasión, este Papa había subrayado la necesidad de "una mayor reflexión de toda la Iglesia para dar más valor a la presencia de las mujeres", reconociendo su sufrimiento "cuando veo en la Iglesia o en algunas instituciones eclesiales que el papel de la mujer queda relegado a un papel de servidumbre y no de servicio. Veo mujeres que hacen cosas de servidumbre y no de servicio".

Con el decreto hecho público a través de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos -cuyo titular, el cardenal Robert Sarah, es uno de los conocidos opositores a las reformas de Bergoglio- se dispone que dispone que "a partir de ahora, las personas elegidas para que sus pies sean lavados en la liturgia del Jueves Santo pertenezcan a todo el Pueblo de Dios y no sean solamente hombres o muchachos".

Se da la circunstancia de que la carta papal tiene fecha de 20 de diciembre de 2014, y que el cardenal Sarah no ha publicado el decreto hasta un año después. Un inexplicable retraso que algunos achacan a la oposición del cardenal africano al pontificado de Francisco.
Para Bergoglio, el cambio del rito del Jueves Santo pretende "expresar plenamente" el significado del gesto efectuado por Jesús en el Cenáculo, "su entregarse hasta el final por la salvación del mundo, su caridad sin límites".

"Después de una atenta ponderación -continúa el Papa- he llegado a la deliberación de aportar un cambio en las rúbricas del Misal Romano. Dispongo por lo tanto que se modifique la rúbrica en la que las personas elegidas para el lavatorio de los pies deban ser hombres o muchachos, de manera que, a partir de ahora, los Pastores de la Iglesia puedan elegir a los participantes en el rito entre todos los miembros del Pueblo de Dios. Se recomienda, además, que a los elegidos se les de una explicación adecuada del rito'".

La reforma modifica un decreto de 1955 -antes del Concilio Vaticano II-, y reclama que el rito del Lavatorio de Pies "represente la variedad y la unidad de cada porción del pueblo de Dios". Por ello, el grupo de doce elegidos en cada misa "puede estar formado por hombres y mujeres y, convenientemente, por jóvenes y ancianos, sanos y enfermos, clérigos, consagrados, laicos".

En sus celebraciones de la misa de Jueves Santo como pontífice, Jorge Bergoglio ya se había saltado esta norma como el año pasado cuando lavó los pies una docena de detenidos, seis hombres y seis mujeres, que cumplían condena en la cárcel romana de Rebibbia.

En aquella ocasión, Francisco, tras lavar los pies de una de las reclusas, también lo hizo al bebé sentado en sus rodillas, lo que desató las críticas de los sectores más ultras(también lavó los pies a una mujer musulmana). Más allá de los gestos, la decisión de Bergoglio parece querer abrir una grieta en favor de la igualdad en una de las instituciones más patriarcales de la historia de la humanidad.

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