Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy
- 06 Abril 2017
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Evangelio según San Juan 8,51-59.
Jesús dijo a los judíos: "Les aseguro que el que es fiel a mi palabra, no morirá jamás". Los judíos le dijeron: "Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y tú dices: 'El que es fiel a mi palabra, no morirá jamás'. ¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió?
Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?". Jesús respondió: "Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman 'nuestro Dios', y al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: 'No lo conozco', sería, como ustedes, un mentiroso. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo vio y se llenó de alegría".
Los judíos le dijeron: "Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham?". Jesús respondió: "Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy". Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del Templo.
San Pedro de Verona
San Pedro de Verona, presbítero y mártir
Nació en 1205 en Verona cuando los cátaros propagaban el maniqueísmo. En su propia familia tenía a los enemigos de la fe ya que había quedado atrapada por las consignas de la herejía. Pero sus padres fueron respetuosos, abiertos y generosos permitiéndole cursar estudios en un centro católico. De allí salió pertrechado con una gran preparación que le permitiría hacer frente a los opositores con el rigor debido. Un tío suyo, cátaro convencido, tuvo ocasión de constatar de primera mano lo consolidados que estaban los principios en el ánimo del adolescente que recitó con fervor el símbolo de la fe nicena. Al escucharle, este pariente quedó impresionado por la contundencia de los argumentos esgrimidos, y no ocultó su inquietud. Más tarde, siendo Pedro estudiante universitario en Bolonia, compañías poco aconsejables le jugaron malas pasadas y se vio asaltado por distintas tentaciones. Pero ese tiempo no se dilató. Dios tenía para él grandes misiones. La Orden de Predicadores estaba en su apogeo en el momento en que el joven, que tenía 16 años, conoció a Domingo de Guzmán. Seducido por sus palabras se hizo dominico y recibió el hábito que le impuso personalmente el santo. Si de niño se había destacado por su inteligencia, sinceridad y firmeza en sus decisiones, como religioso cumplió con estricta fidelidad su compromiso. Tomó el evangelio, se aplicó en el estudio y mantuvo vivo un estado de oración. Además, buscando una penitencia radical, se abrazó a las austeridades como había hecho su fundador.
De manera concienzuda preparaba ante Cristo su predicación, para lo cual se recogía durante la noche meditando y orando ante Él. Mientras evangelizaba en Lombardía, en estas cotidianas vigilias que tenían lugar en su celda, hallándose en estado de contemplación se le presentaron tres santas que fueron martirizadas: Inés, Cecilia y Catalina de Alejandría, con las cuales mantuvo un diálogo. Informado el prior por otros frailes, que habían escuchado voces tras los muros, fue severamente reprendido en el capítulo. Le recriminaron por haber violado la clausura amén de introducir a mujeres en su humilde aposento. Se juzgó con severidad esta supuesta imprudencia que revestía innegable gravedad para un consagrado. Él guardó escrupuloso silencio y acogió obedientemente su traslado al convento de la Marca Ancona. Le habían prohibido predicar, de modo que se dedicó a estudiar con más ahínco. Suplicaba a Dios con insistencia. El peso del apego a la fama era importante. Él conocía su inocencia, pero, ¿qué pensarían los demás? Un día se dirigió al crucifijo y mostró su desconsuelo: «Señor, Tú sabes que no soy culpable. ¿Por qué permites que me calumnien?». Jesús respondió: «¿Y qué hice yo, Pedro, para merecer la pasión y la muerte?». Impactado por estas palabras, se sintió avergonzado y afligido. También salió fortalecido para afrontar la pena. Poco tiempo después quedó al descubierto su inocencia.Volvió a la predicación y cosechó mayores frutos apostólicos. Ordenado sacerdote, y siendo hombre de diálogo, comenzó a difundir el evangelio por la Toscana, Milanesado y la Romaña. Su objetivo primordial eran los cátaros. Fueron incontables los herejes que volvieron a la Iglesia tras escuchar sus palabras. Uno de ellos Rainiero de Piacenza. Las multitudes buscaban su curación espiritual y física tratando de acceder a él aunque para ello tenían que abrirse paso a empujones. Él mismo tenía que ser izado porque de otro modo habrían podido arrollarle. Las iglesias y espacios al aire libre servían a los fieles para acoger jubilosos a este gran confesor. Tenía para cada uno de los penitentes el juicio justo, sabio, encarnado en el amor misericordioso de Dios. En la intensa labor evangelizadora que llevaba a cabo su virtud le precedía. Creó las «Asociaciones de la fe» y la «Cofradía para la alabanza de la Virgen María».
A lo largo de su vida experimentó muy diversas pruebas, menosprecios y ataques. Pero amaba a Cristo y nada trocó su voluntad. Llegó a ser superior de los conventos de Piacenza, Como y Génova. Predicó por Roma, Florencia, Milán… Por todos los lugares iba dejando una estela de milagros, don con el que fue agraciado. Alguna vez personas maliciosas intentaron tentarle fingiendo una enfermedad. Es lo que hizo un hereje en Milán que gozaba de buena salud. Si lograba confundir al santo, lo dejaría en evidencia. Pedro le dijo: «Ruego al Señor de todo lo creado, que si tu enfermedad no es verdadera, te trate como lo mereces». Inmediatamente sufrió el mentiroso los síntomas de la lesión que simuló, y rogó la curación que en ese momento precisaba para huir de tan punzantes dolores. Compadecido el santo de su arrepentimiento, trazó la señal de la cruz y le liberó del mal. Además, logró su conversión. A Pedro siempre le acompañó su sed de martirio que no dudaba en suplicar le fuera concedida. En 1232 Gregorio IX, que lo conocía, le nombró inquisidor general (como luego hizo Inocencio IV), lo que suscitó muchas enemistades. Incluso hubo una conjura para asesinarle.
Veinte años más tarde, mientras predicaba en Como, fue informado de que se conspiraba contra su vida tasada en 40 libras milanesas. Respondió sin inmutarse: «Dejadles tranquilos; después de muerto seré todavía más poderoso».Transcurridos quince días, concretamente el 6 de abril de 1252, cuando regresaba a Milán desde Como, convento del que era prior, cerca de la localidad de Barlassina recibió dos hachazos en la cabeza que le asestaron los enemigos de la fe. Sangrando, pero aún con vida, recitaba el Credo y, según narran las crónicas, a punto de expirar con su propia sangre escribió con un dedo en el suelo: «Credo in Deum». Tenía 46 años. El 25 de marzo del 1253, al año siguiente de su muerte, fue canonizado por Inocencio IV. Es protomártir de la orden dominicana. Carino, ejecutor del santo, se arrepintió después, y se hizo dominico. Sus signos visibles de virtud hicieron que fuese venerado por parte del pueblo.
Oremos
« En esto consiste el amor a Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados, pues todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Y ésta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe; porque, ¿ quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? « 1Juan 5, 3–5 Señor, tú que ha hecho hermosa a la Iglesia al glorificar con el triunfo del martirio a San Pedro de Verona concédenos, te rogamos, que así como a él le diste la gracia de imitar con su muerte la pasión de Cristo, alcancemos nosotros, siguiendo las huellas de tu mártir, los premios eternos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
San Ambrosio (c. 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia Abraham, libro I, 19-20
“Abraham vio mi día”
Consideremos la recompensa que Abraham reclama al Señor. No pide recompensas como si fuera un avaro, ni una larga vida como el que teme a la muerte, ni poder, sino que pide un heredero que prosiga su trabajo: Dice: “¿Qué me darás? Me voy sin hijos” (Gn 15,2)… Agar le ha dado un hijo, Ismael, pero Dios le dice: “No te heredará ése, sino uno salido de tus entrañas” (Gn 15,4). ¿De qué otro habla? No se trata de Ismael sino de san Isaac… Y en Isaac, el hijo legítimo, podemos ver al verdadero hijo legítimo, el Señor Jesucristo que, al inicio del evangelio de san Mateo, es llamado hijo de Abraham (Mt 1,1). Se mostró verdadero hijo de Abraham haciendo resplandecer la descendencia de su antepasado; es gracias a él que Abraham pudo mirar hacia el cielo y ver brillar su posteridad como las estrellas del firmamento. (Gn 15,5). El apóstol Pablo dice: “Una estrella difiere de otra estrella en esplendor; y es lo mismo que pasa con la resurrección de los muertos” (1C 15,41). Cristo, asociando a su resurrección a los hombres que la muerte guardaba en tierra, les ha dado poder participar del reino de los cielos.
La filiación de Abraham se propaga únicamente a través de la herencia de la fe, que nos prepara para el cielo, nos acerca a los ángeles, nos hace subir hasta las estrellas. “El Señor dijo: ‘Así será tu descendencia y Abraham creyó al Señor” (Gn 15,6). Creyó que Cristo, por su encarnación, seria su heredero. Para hacértelo saber, el Señor ha dicho: “Abraham vio mi día y se regocijó” Dios lo consideró justo porque no le pidió ninguna explicación sino que creyó sin la más pequeña duda. Es bueno que la fe se adelante a las explicaciones, porque, de no ser así, nos atreveríamos a pedir explicaciones al Señor, tal como hacemos con un hombre. ¡Qué contradicción más grande creer a un hombre cuando da testimonio a favor de otro, y no creer a Dios cuando habla de Sí mismo! Imitemos, pues, a Abraham y así heredaremos el mundo por la justificación que nos da la fe, que a él le hizo heredero de la tierra.
Sabes que estoy hecho para el amor
San Juan 8, 51-59, V Jueves de Cuaresma
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
La paz de saber que aunque no te sienta… que aunque no te vea… aquí estás; esa paz es mi único consuelo. Gracias, Señor, por estar conmigo.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
El temor que tenemos a la muerte revela nuestro anhelo profundo de eternidad. Sabemos que ésta algún día llegará… da miedo tan sólo pensar cuándo será.Es algo inevitable; algo que algunos conocen de oídas, otros en teoría… y otros han sido testigos de su pasar por la vida.
¿Por qué este miedo?... ¿Miedo a padecerla o a que aquellos que más amo la padezcan?…
Me doy cuenta que los actos de mi vida son movidos por este deseo de eternidad. Aquello que busco, aquello a lo que tiendo…, todo. Las noches que quisiera no acabaran… la canción que quisiera siempre sonara. La persona con la que quisiera pasar toda la vida…
¿Por qué el saber que la muerte es una verdad me hace ver lo pasajero de las cosas?, ¿la rapidez del tiempo?¿Por qué será que el saber que no hay manera de evadirla me hace valorar lo que tengo, expresar un te amo sincero, buscar lo esencial, alzar la mirada y preguntarme a mí mismo, qué más hay?
Señor, Tú sabes todo de mí… Tú conoces lo más profundo de mi alma. Sabes que estoy hecho para Ti; para lo infinito, para lo eterno… Estoy hecho para el amor. Me invitas a guardar tu palabra, no como amo que ordena a su siervo sino como Amante que quiere cumplir, que quiere saciar el más grande deseo del amado.
Señor, dame la gracia de guardar tu palabra. Dame la gracia de ser consciente de este gran don pues, sólo a la luz de la eternidad puedo confiar; puedo entender; puedo creer en que aquello que más deseo se cumplirá; que este deseo de Ti se saciará.
La salvación traída por Jesús es para cada uno de nosotros. Y la vida de los resucitados será parecida a la de los ángeles, es decir, toda inmersa en la luz de Dios, toda dedicada a su alabanza, en una eternidad llena de alegría y de paz. ¡Pero cuidado! La resurrección no es sólo el hecho de resurgir después de la muerte, sino que es una nueva clase de vida que ya experimentamos hoy; es la victoria sobre la nada que ya podemos pregustar. ¡La resurrección es el fundamento de la fe y de la esperanza cristiana! Si no hubiera referencia al Paraíso y a la vida eterna, el cristianismo se reduciría a una ética, a una filosofía de vida. En cambio, el mensaje de la fe cristiana viene del cielo, es revelado por Dios y va más allá de este mundo. Creer en la resurrección es esencial, para que cada acto de nuestro de amor cristiano no sea efímero y sin más utilidad, sino que se convierta en una semilla destinada a florecer en el jardín de Dios, y producir frutos de vida eterna. (Ángelus de S.S. Francisco, 6 de noviembre de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Esforzarme por hacer que las personas que viven a mi alrededor tengan un muy buen día.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Ser verdaderamente hijos de Dios
Jueves quinta semana de Cuaresma. Tenemos un Dios que nos persigue y busca llegar hasta el fondo de nosotros mismos. Gn 17, 3-9 Jn 8, 51-59
El tiempo cuaresmal es un camino de conversión que no es simplemente arrepentirnos de nuestros pecados o dejar de hacer obras malas. El camino de conversión no es otra cosa sino el esfuerzo constante, por parte nuestra, de volver a tener la imagen, la visión que Dios nuestro Señor tenía de nosotros desde el principio. El camino de conversión es un camino de reconstrucción de la imagen de Dios en nuestra alma.
La liturgia del día de hoy nos presenta dos actitudes muy diferentes ante lo que Dios propone al hombre. En la primera lectura, Dios le cambia el nombre a Abram. Y de llamarse Abram, le llama Abraham. Este cambio de nombre no es simplemente algo exterior o superficial. Esto requiere de Dios la disponibilidad a cambiar también el interior, a hacer de este hombre un hombre nuevo. Pero, al mismo tiempo, requiere de Abraham la disponibilidad para acoger el nombre nuevo que Dios le quiere dar.
Por otro lado, en el Evangelio vemos cómo Jesús se enfrenta una vez más a los judíos, haciéndoles ver que aunque se llamen Hijos de Abraham, no saben quién es el Dios de Abraham.
Son las dos formas en las cuales nosotros podemos enfrentarnos con Dios: la forma exterior; totalmente superficial, que respeta y vive según una serie de ritos y costumbres; una forma que incluso nos cataloga como hijos de Abraham o hijos de Dios. Y por otro lado, el camino interior; es decir, ser verdaderamente hijos de Abraham, ser verdaderamente hijos de Dios.
Lo primero es muy fácil, porque basta con ponerse una etiqueta, realizar determinadas costumbres, seguir determinadas tradiciones. Y podríamos pensar que eso nos hace cristianos, que eso nos hace ser católicos; pero estaríamos muy equivocados. Porque todo el exterior es simplemente un nombre, y como un nombre, es algo que resuena, es una palabra que se escucha y el viento se lleva; es tan vacía como cualquier palabra puede ser. Es en el interior de nosotros donde tienen que producirse los auténticos cambios; de donde tiene que brotar hacia el exterior la verdadera transformación, la forma distinta de ser, el modo diferente de comportarse.
No son las formas exteriores las que configuran nuestra persona. Son importantes porque manifiestan nuestra persona, pero si las formas exteriores fuesen simplemente toda nuestra estructura, toda nuestra manera de ser, estaríamos huecos, vacíos. Entonces también Jesús a nosotros podría decirnos: “Sería tan mentiroso como ustedes”. También Jesús nos podría llamar mentirosos, es decir, los que vacían la verdad, los que manifiestan al exterior una forma como si fuese verdad, pero que realmente es mentira.
Qué difícil y exigente es este camino de conversión que Dios nos pide, porque va reclamando de nosotros no solamente una «partecita», sino que acaba reclamando todo lo que somos: toda nuestra vida, todo nuestro ser. El camino de conversión acaba exigiendo la transformación de nuestras más íntimas convicciones, de nuestras raíces más profundas para llegar a cristianizarlas.
Para los judíos solamente Dios estaba por encima de Abraham, por eso, cuando Cristo les dice: “Antes de que Abraham existiese, Yo soy”, ellos entendieron perfecta- mente que Cristo estaba yendo derecho a la raíz de su religión; les estaba diciendo que Él era Dios, el mismo Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Y es por eso que agarran piedras para intentar apedrearlo, por eso buscan matarlo.
No es simplemente una cuestión dialéctica; ellos han entendido que Cristo no se conforma con cambiar ciertos ritos del templo. Cristo llega al fondo de todas las cosas y al fondo de todas las personas, y mientras Él no llegue ahí, va a estar insistiendo, va a estar buscando, va a estar perseverando hasta conseguir llegar al fondo de nuestro corazón, hasta conseguir recristianizar lo más profundo de nosotros mismos.
El hecho de que Dios le cambie el nombre a Abram, además de significar el querer llegar al fondo, está también significando que solamente quien es dueño de otro le puede cambiar el nombre. (Según la mentalidad judía, solamente quien era patrón de otro podía cambiarle el nombre). Algo semejante a lo que hicieron con nosotros el día de nuestro Bautismo cuando el sacerdote, antes de derramar sobre nuestra cabeza el agua, nos impuso la marca del aceite que nos hacia propiedad de Dios.
¿Realmente somos conscientes de que somos propiedad de Dios? Dios es tan consciente de que somos propiedad suya, que no deja de reclamarnos, que no deja de buscarnos, que no deja de inquietarnos. Como a quien le han quitado algo que es suyo y cada vez que ve a quien se lo quitó, le dice: ¡Acuérdate de que lo que tú tienes es mío! Así es Dios con nosotros. Llega a nuestra alma y nos dice: Acuérdate de que tú eres mío, de que lo que tú tienes es mío: tu vida, tu tiempo, tu historia, tu familia, tus cualidades. Todo lo que tú tienes es mío; eres mi propiedad.
Esto que para nosotros pudiera ser una especie como de fardo pesadísimo, se convierte, gracias a Dios, en una gran certeza y una gran esperanza de que Dios jamás va a desistir de reclamar lo que es suyo. Así estemos muy alejados de Él, sumamente hundidos en la más tremenda de las obscuridades o estemos en el más triste de los pecados, Dios no va a dejar de reclamar lo que es suyo. Sabemos que, estemos donde estemos, Dios siempre va a ir a buscarnos; que hayamos caído donde hayamos caído, Dios nos va a encontrar, porque Él no va a dejar de reclamar lo que es suyo.
Éste es el Dios que nos busca, y lo único que requiere de nosotros es la capacidad y la apertura interior para que, cuando Él llegue, nosotros lo podamos reconocer. “El que es fiel a mis palabras no morirá para siempre”. No habrá nada que nos pueda encadenar, porque el que es fiel a las palabras de Cristo, será buscado por Él, que es la Resurrección y la Vida.
Ojalá que nosotros aprendamos que tenemos un Dios que nos persigue y que busca llegar hasta el fondo de nosotros mismos, y que nos va hacer bajar hasta el fondo de nosotros para que nos podamos, libremente, dar a Él.
¿De qué otra manera más grande puede Dios hacer esto, que a través de la Eucaristía? ¿Qué otro camino sigue Dios sino el de la misma presencia Eucarística? ¿Acaso alguien en la tierra puede bajar tan a lo hondo de nosotros mismos como Cristo Eucaristía? Cristo es el único que, amándonos, puede penetrar hasta el alma de nuestra alma, hasta el espíritu de nuestro espíritu, para decirnos que nos ama.
Permitamos que el Señor, en esta Semana Santa que se avecina, pueda llegar hasta nosotros. Permitámosle hacer la experiencia de estar con nosotros. Y nosotros, a la vez, busquemos la experiencia de estar con Él. Un Dios que no simplemente caminó por nuestra tierra, habló nuestras palabras y vio nuestros paisajes. Un Dios que no simplemente murió derramando hasta la última gota de sangre; un Dios que no solamente resucitó rompiendo las ataduras de la muerte. Un Dios que, además, ha querido hacerse Eucaristía para poder estar en lo más profundo de nuestras vidas y poder encontrarnos, si es necesario, en lo más profundo de nosotros mismos.
Francisco rinde homenaje a san Juan Pablo II, en el 12º aniversario de su muerte
El pontífice polaco difundió dos mensajes claves: el de la Divina Misericordia y el de Fátima
(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 5 Abr. 2017).- Se cumplen hoy 12 años de la muerte del papa san Juan Pablo II, y el santo padre Francisco le ha rendido homenaje en la audiencia de este miércoles al saludar a los peregrinos polacos presentes en la plaza de San Pedro.
Recordó que Juan Pablo II “ha dirigido al mundo dos grandes mensajes: de Jesús Misericordioso y el de Fátima. El primero lo hemos recordado durante el jubileo extraordinario de la Misericordia; el segundo relacionado al triunfo del Inmaculado Corazón de María sobre el mal, que nos recuerda el centenario de las apariciones de Fátima”.
“Aceptemos estos mensajes –ha animado el papa Francisco– para que ellos llenen nuestros corazones” y “abramos las puertas a Cristo”, dijo, recordando las palabras que dijo el Papa polaco apenas fue elegido.
Juan Pablo II durante la misa de su inicio de pontificado, el 22 de octubre de 1978, pronunció la célebre frase: “¡No tengan miedo. Abran de par en par las puertas a Cristo! ¡A su pujanza salvadora abran las fronteras de los Estados, los sistemas económicos y políticos, los inmensos sectores de la cultura, de la civilización y del desarrollo. No tengan miedo! Cristo conoce lo que está dentro del hombre. ¡Solo Él lo conoce!”.
Guía para hacer una buena confesión
Para facilitar el examen de conciencia, presentamos una guía en forma de preguntas.
Por: . | Fuente: reflexionesparaelalmaryp.blogspot.mx
Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonado; a quienes los retengáis, les quedan retenidos. (Jn20,23)
Preparación para la confesión
¿ Que se necesita para confesarse bien ?
• Examen de conciencia: Que consiste en recordar todos los pecados que hemos cometido desde la última confesión.
• Arrepentimiento: Que consiste en sentir sincero dolor de haber ofendido a Dios; y detestar el pecado. (Para alcanzar el arrepentimiento hay que pedírselo a Dios)
• Propósito de la enmienda: Que consiste en decidirse firmemente a no volver a pecar; en estar dispuestos a evitar el pecado, cueste lo que cueste.
• Confesión: Que consiste en decirle al Sacerdote todos los pecados que hemos descubierto en el examen de conciencia.
Esta confesión de pecados debe ser:
• Sincera: Es decir, sin querer engañar al Sacerdote, pues a Dios es imposible engañarlo.
• Completa: Es decir, sin callarse ningún pecado.
• Humilde: Es decir, sin altanería ni arrogancia.
• Prudente: Es decir, que debemos usar palabras adecuadas y correctas, y sin nombrar personas ni descubrir pecados ajenos.
• Breve: Es decir, sin explicaciones innecesarias, y sin mezclarle otros asuntos.
Satisfacción: Que consiste en cumplir la penitencia que nos impone el sacerdote, con la intención de reparar los pecados cometidos. Es obligatorio cumplir la penitencia, porque es parte del mismo sacramento.
Guía para el examen de conciencia:
Para facilitar el examen de conciencia, se presenta a continuación una guía en forma de preguntas. LEA DESPACIO y MEDITE cada pregunta, y si lo desea, haga una lista de sus pecados para que ninguno se le olvide cuando llegue el momento de confesarlos ante el Sacerdote.
• ¿Cuanto tiempo hace que me confesé la última vez?
• ¿Cumplí completamente la penitencia que me impuso el Sacerdote?
• ¿Qué se me olvidó o que pecado grave callé en confesiones anteriores?
1.- AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS
"Yo, el Señor, soy tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la casa de la servidumbre. No habrá para ti otros dioses delante de mi. No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, Ni de lo que hay abajo en la tierra. No te postraras ante ellas ni les darás culto" (Ex 20,2-5; Dt 5, 6-9)
"Está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, solo a El darás culto"
(Mt 4,10)
¡AMARÁS al Señor tu Dios con todo tu corazón,
con toda tu alma y con todas tus fuerzas!
(Lc 10,27; Dt 6,5)
• ¿Creo en Dios? ¿Doy testimonio de El? ¿Tengo en El una fe y una confianza firme y completa?
• ¿Dudo o rechazo como verdadero lo que Dios ha revelado en las Escrituras (La Sagrada Biblia)?
• ¿Me he desesperado, llegando a dudar de la bondad de Dios, de su justicia, de sus promesas y de su misericordia?
• ¿He presumido de que Dios me salvará de todas maneras, aún son conversión y sin mérito?
• ¿He sido indiferente, despreciando la acción y la fuerza de Dios en mi vida?
• ¿He respondido al amor de Dios con tibieza?
• ¿He cultivado un enfermizo orgullo propio, que me ha llevado a odiar a Dios?
• ¿Le he dedicado suficiente tiempo a Dios en la oración personal y comunitaria?
• ¿He hecho las cosas que requieren sacrificio, - con verdadero amor - y ofreciéndoselas al Señor?
• ¿He cumplido en todo o en parte, alguna promesa hecha a Dios o a su iglesia?
• ¿He sido supersticioso, o sea que le he atribuido una importancia de algún modo mágico, a ciertas prácticas legítimas o necesarias?
• ¿He creído y/o consultado y/o usado: supersticiones, hechicerías, brujería, magia, (incluso la blanca), adivinos, quiromancia, "médium", agüeros, horóscopos, cartas de naipe, "tazas de chocolate" y cosas parecidas; al igual que riegos, sahumerios, talismanes, "pencas de sábila", filtros, maleficios, sortilegios, cábala, tarot, "carta astral", alquimia, tabla ouija, santería, amuletos, vudú, gurúes, shamanismo, numerología, espiritismo, "yo soy", necromancia, cuarzos, piedras, mantras, etc., y todo tipo de "objetos con poder". (Dt 18, 10-12; Jr 29, 8)
• ¿He honrado y/o reverenciado y/o adorado a una criatura (cualquiera que sea) en lugar de Dios?. Como por ejemplo al dinero, al poder (o a los poderosos) al placer, o a las cosas materiales (como automóviles y pertenencias que se colocan por encima de todo, incluso de Dios).
• ¿He puesto fe, o he practicado, o me he dejado llevar por grupos, sectas o movimientos no Cristianos o que mezclan la verdad de Jesucristo con otras ideologías que contienen verdades, pero algunas mentiras muy disfrazadas por el demonio? Por ejemplo: El poder mental, la reencarnación, la falsa metafísica, el método Silva, el ocultismo, el espiritismo, la astrología, el tarot, la meditación trascendental, el yoga, el gnosticismo, el i-chin, "los viajes astrales", los gurús, el inside, el avance, la dianética, la medicina holística, la parapsicología, la sofrología; la radiastesia, la homeopatía, la acupuntura y la acuprensión cuando van acompañadas de prácticas esotéricas. También la hipnosis y autohipnosis, las regresiones, la lectura del áurea, la terapia de olores y esencias florales, el esoterismo, la teosofía, LA MASONERÍA, el rosacrucismo, el budismo, el hare krishna, la "canalización de espíritus o cháneling", el tao, el feng sui y todo lo relacionado con el "new age" o la "nueva era". Igualmente son movimientos o sectas no cristianas LOS MORMONES Y LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ que no creen en Jesucristo como hijo de Dios. (2Tim 4, 3-4; 1Tim 4, 1)
• ¿He tentado a Dios, o sea que lo he puesto a prueba, dudando de su palabra, o de su obra, o de su bondad, o de su omnipotencia, o de su amor o poder?
• ¿He cometido sacrilegio? O sea que ¿he profanado o tratado indignamente los sacramentos y las otras acciones litúrgicas, así como las personas (sacerdotes y religiosos) las cosas y los lugares consagrados a Dios?
• ¿He tratado sacrílegamente LA EUCARISTÍA?
• ¿He comprado o vendido artículos religiosos bendecidos?
• ¿He sido ateo, o materialista práctico (agnóstico), he rechazado o negado la existencia de Dios?
• ¿He orado muy poco o casi nada, olvidándome de ofrecerle al TODO PODEROSO mi trabajo amoroso y de darle gracias en oración al levantarme, al acostarme, y al recibir los alimentos?
• ¿Me he acercado indignamente a recibir algún sacramento?
2.- NO JURAR SU SANTO NOMBRE EN VANO
"No tomarás en falso el nombre del Señor tu Dios".
(Ex 20, 7; Dt 5,11; Lv 19,12)
"se dijo a los antepasados: no perjurarás...
pues yo digo que no juréis en modo alguno".
(Mt 5, 33-34)
• ¿He empleado el nombre de Dios en cosas diferentes a Alabarlo, Bendecirlo y Glorificarlo?
• ¿He abusado del nombre de Dios, es decir, he usado inconvenientemente el nombre de Dios, o de Jesucristo, o de la Santísima Virgen María, o de algún Santo?
• ¿He hecho promesas a otras personas en nombre de Dios, comprometiendo el honor, la fidelidad, la veracidad y la autoridad divina? ¿he sido infiel a esas promesas?
• ¿He blasfemado; o sea que he proferido contra Dios -interior o exteriormente- palabras de odio, de reproche, o de desafío? ¿He injuriado a Dios, faltándole al respeto en las expresiones?
• ¿He jurado en falso, sin necesidad, sin prudencia, o por cosas de poca importancia?
• ¿He perjurado, o sea que he hecho una promesa que no tengo intención de cumplir?
• ¿He jurado hacer algún mal? ¿He tratado de reparar el daño que haya podido seguirse?
3.- SANTIFICAR LAS FIESTAS
"Recuerda el día sábado (hoy domingo) para santificarlo. Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos, Pero el día séptimo es día de descanso para el Señor, tu Dios. No harás ningun trabajo" (Ex 20, 8-10; Dt 5, 12-15)
"El Sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado. De suerte que el Hijo del Hombre también es Señor del sábado" (Mc 2, 27-28)
• ¿He trabajado o he hecho trabajar sin necesidad urgente en día de precepto?
• ¿He utilizado mi tiempo del día del precepto, en actividades indecorosas u otras diferentes al compartir familiar y crecimiento espiritual? (Estudio de las Sagradas Escrituras, reflexión, meditación, cultura, etc., que favorecen el crecimiento de la vida interior, familiar y cristiana).
• ¿He faltado deliberadamente a la celebración eucarística (La santa Misa) de algún domingo o día festivo?
• ¿Me he distraído voluntariamente durante la Eucaristía, y/o he asistido físicamente, pero con el "corazón y la mente en otro lugar"?
• ¿He observado la abstinencia los viernes de cuaresma? ¿He ayunado el miércoles de ceniza y el viernes santo?
• ¿Me he confesado al menos una vez al año? ¿He hecho penitencia y ayuno por mis pecados?
• ¿He guardado la disposición del ayuno una hora antes del momento de comulgar?
• ¿Me he confesado lo antes posible, después de cometer algún pecado mortal?
• ¿He ayudado a la Iglesia en sus necesidades, en la medida que puedo?
Hasta aquí los mandamientos son referentes a nuestro AMOR a Dios. En adelante, los mandamientos nos piden AMAR a los demás y a nosotros mismos
4.- HONRAR A PADRE Y MADRE
"Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Señor tu Dios, te va ha dar" (Ex 20, 12).
"Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor; porque esto es justo"
"Honra a tu padre y a tu madre",
tal es el primer mandamiento que lleva consigo una promesa:
"para que seas feliz, y se prolongue la vida sobre la tierra"
(Ef 6, 1-3; Dt 5, 16)
Examen como HIJOS
• ¿He irrespetado a mis padres? ¿He tenido sinceras actitudes de gratitud y amor por ellos?
• ¿He desobedecido a mis padres o superiores en cosas importantes?
• ¿He tenido un desordenado afán de independencia, que me lleva a recibir mal las indicaciones de mis padres, simplemente porque me lo mandan? ¿Me doy cuenta que esta reacción esta causada por la soberbia?
• ¿Los he amenazado o maltratado de palabra o de obras, o les he deseado algún mal grave o leve?
• ¿He dejado de ayudarle a mis padres en sus necesidades espirituales o materiales, pudiéndolo hacer, esforzándome?
• ¿Me enfado y peleo con mis hermanos y compañeros? ¿He dejado de hablarme con ellos, y no pongo los medios necesarios para la reconciliación?
• ¿He dado mal ejemplo a mis hermanos o compañeros; y he sido egoísta o envidioso, queriendo siempre sobresalir, tener razón, etc.
• ¿Me dejo llevar por el mal genio y me enfado con frecuencia sin motivo justificado?
• ¿Me he sentido responsable ante mis padres del esfuerzo que hacen para que yo me forme, estudiando con intensidad, y cumpliendo con todo en el plantel educativo?
• ¿Respeto toda autoridad a la que estoy sometido, y miro a estos superiores como representantes de Dios que los ha instituido ministros de sus dones? (Rm 13, 1-2)
Examen como PADRES
• ¿He degradado el amor conyugal a una simple e irresponsable procreación de hijos, sin importarme ni hacer algo por la educación moral y la formación espiritual de dichos seres fecundados?
• ¿He dado mal ejemplo a mis hijos, no cumpliendo con mis deberes religiosos, familiares, o profesionales?
• ¿He corregido a mis hijos siempre con firmeza, con justicia y con amor, por su bien?
• He cumplido la responsabilidad de evangelizar a mis hijos desde la primera edad, enseñándoles los misterios de la fe, mediante el testimonio de vida cristiana de acuerdo con el Evangelio?
• ¿He prevenido e instruido a mis hijos sobre las malas compañías, enseñándoles los peligros?
• ¿Los he forzado a recibir algún sacramento, sin la debida preparación?
• ¿He impedido que mis hijos sigan la profesión o vocación que Dios les indica y desea para ellos; les he puesto obstáculos o los he aconsejado mal a propósito?
• ¿Permito que estudien o trabajen, en lugares donde corre peligro su alma o su cuerpo?
• ¿He tolerado escándalos o peligros morales o físicos entre las personas que viven en mi casa?
• ¿Procuro hacerme amigo de mis hijos? ¿Les doy a conocer cómo es el origen de la vida, acomodándome a su mentalidad y capacidad de comprensión?
• ¿En la familia, me enojo con facilidad, y me falta la amabilidad que expreso con extraños?
• ¿He reñido con mi cónyuge? ¿Ha habido malos tratos de palabra o de obra?
• ¿He abandonado parcial o totalmente a mi cónyuge y/o a mis hijos o padres?
• ¿He dejado de ayudar en las necesidades espirituales o materiales a las personas que me rodean; pudiendo hacerlo -aun- con esfuerzo?
• ¿He procurado ganar lo suficiente, y no malgastarlo, para poder mantener dignamente a mi familia?
• ¿He elegido un establecimiento educativo, donde BIEN se nos ayuda, en la tarea de educar cristianamente a nuestros(s) hijo(s)?
• ¿En el trabajo o en otra actividad, he ordenado o establecido cosas contrarias a la dignidad de las personas y a la ley natural?
5.- NO MATAR
"No mataras"
(Ex 20, 13)
"Habéis oído que se dijo a los antepasados:
"No mataras";
y aquel que mate, será reo ante el tribunal.
Pues yo os digo:
Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal"
(Mt 5, 21-22)
• La vida humana es sagrada. ¿He matado? ¿Me he atribuido el derecho de matar de modo directo y voluntario a un ser humano; sea el que sea?
• ¿Le he hecho a alguna persona, algo, con intención de provocar indirectamente su muerte?
• ¿Le he negado la asistencia a cualquier persona en estado de peligro?
• ¿He llegado a herir a alguien? ¿he conducido irresponsablemente cualquier vehículo, colocando en riesgo mi vida y la de los acompañantes?
• ¿He participado indirectamente y con conocimiento previo en cualquier acto donde se asesine alguna persona, y no he puesto mi total empeño para prevenirlo?
• ¿He participado directa o indirectamente en algún aborto provocado? (Jr 1,5). (se incurre en excomunión ipsofacto reservada al Obispo; o sea que es una forma como la Iglesia, manifiesta la gravedad de este crimen).
• ¿He practicado la eutanasia, o sea, que he puesto fin a la vida de personas disminuidas, enfermas o moribundas, o he consentido o ayudado a ello por acción o por omisión?
• Somos administradores y no propietarios de la vida que Dios nos ha confiado..... ¿He intentado suicidarme?. ¿He colaborado voluntariamente en el suicidio de alguien?
• El escándalo es la actitud o el comportamiento que induce a otro a hacer el mal. El que escandaliza se convierte en tentador de su prójimo; y puede ocasionarle la muerte espiritual..... Por acción o por omisión... ¿He escandalizado a alguien arrastrándolo a una falta grave, o sea, haciéndolo pecar? (Tm 18,6)
• ¿Considero mi cuerpo como un "valor absoluto", llegando a sacrificar todo a él, o he llegado a idolatrar la perfección física y el éxito deportivo en un relativo "culto al cuerpo"?
• ¿He abusado de la comida, del alcohol o licores, del tabaco o del cigarrillo, o de las medicinas?
• ¿He usado drogas o sustancias alucinógenas? ¿He producido, o traficado o negociado con sustancias que incitan a prácticas graves, contrarias a la ley moral?
• ¿He utilizado mensajes subliminales para dominar la voluntad de las personas?
• ¿He puesto en peligro mi salud mental y espiritual, al querer distraerme con música que contiene mensajes subliminales que incitan a prácticas de violencia, rebeldía, y otras contrarias al verdadero amor que invita a practicar Jesucristo?
• ¿He participado directa o indirectamente en secuestros, actos de terrorismo o torturas?
• ¿He participado en amputaciones, mutilaciones, o esterilizaciones forzosas a personas inocentes?
• ¿He ayudado a los moribundos a permanecer dignamente sus últimos momentos, acompañándolos en oración, y cuidando que reciban a tiempo los sacramentos?
• ¿Tengo en mi corazón un deseo de venganza por el mal que me han causado? (Mt 5,22)
• ¿Siento odio, rencor o resentimiento por alguien; le he deseado el mal? ¿Quiero sanarme de esos sentimientos? (Mt 5, 44 - 45)
• ¿He evitado todo conflicto, pelea o guerra, en la medida de mis capacidades?
6.- NO COMETER ACTOS IMPUROS
"No cometerás adulterio"
(Ex 20,14; Dt 5,17)
Habéis oído que se dijo:
"No cometerás adulterio"
Pues Yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola,
Ya cometió adulterio con ella en su corazón.
(Mt 5, 27 - 28)
• ¿Me he dejado dominar por las pasiones? (para dominar las pasiones se requiere primero que todo, contar con la gracia de Dios, y hacer un esfuerzo reiterado en todas las etapas de la vida. Se requiere también la obediencia a los mandamientos divinos, la práctica de las virtudes morales, y en espacial, la fidelidad en la oración)
• ¿He faltado a la castidad por lujuria? (deseo o goce desordenado del placer sexual) ¿Por masturbación? ¿Por pornografía? (actores, comerciantes, publico).
• ¿He mal usado los adelantos tecnológicos como la Internet, para charlas impuras, y acciones que llevan al vicio de la lujuria? ¿Me he percatado que a través del mal uso de estos medios hago pecar a otros?
• ¿He fornicado? (Acto sexual entre hombre y mujer no vinculados en matrimonio sacramental)
• ¿He manchado mi cuerpo en la prostitución? ¿Vendiendo o comprando placer? ¿Propicio la prostitución o negocio con ella?
• ¿He forzado o agredido con violencia la intimidad sexual de una persona (incluso cónyuge) ¿He cometido incesto? (Relación sexual o violación cometida por los padres o educadores con los niños a su cargo) ¿He cometido "pedofilia"? (Relación sexual con niños)
• ¿He tenido relaciones carnales homosexuales? (Rm 1, 24-27; 1Co 6,10; 1Tim 1,10; Gn 19, 1-29)
• Si tengo tendencias homosexuales instintivas..... ¿He unido en oración mis dificultades al sacrificio de la cruz de Cristo, buscando siempre la práctica de la castidad, mediante el dominio de si mismo, y ayudado mediante la gracia sacramental en la practica constante de la comunión y demás sacramentos?.
ESPOSOS
• ¿He sido completamente fiel en mi matrimonio? (Mt 5,32; 19,6; Mc 10,11; 1Co 6, 9-10; 1Co 6, 9-10; Os 2,7)
• ¿He roto, el libre contrato matrimonial con el divorcio? (Mc 10, 9)
• ¿He vivido en poligamia? ¿He dejado esas relaciones conyugales ilícitas? ¿Estoy cumpliendo con los deberes contraídos con esa(s) mujer(es) y los hijos?
• ¿He tenido relaciones carnales cometiendo el grave incesto? (1 Co 5, 1 4-5; Lv 18, 7-20)
• ¿He vivido en unión libre? O ¿He vivido en concubinato o en unión a prueba?
• No tengo hijos, y ¿He evitado la fecundidad en mi matrimonio?
• ¿He usado métodos anticonceptivos diferentes a los que exige una continencia periódica (parar las relaciones sexuales por pocos días) y una auto observación; permitiendo así utilizar el recurso de los períodos infecundos? (son contrarios, por ejemplo: condones, pastas, espumas, óvulos, inyecciones, y todo tipo de fármacos anti- ovulantes, etc.)
• ¿He usado o propiciado métodos anticonceptivos micro abortivos que obligan a salir del útero el feto ya fecundado en las trompas? (por ejemplo: la "T", la "S", y demás objetos físicos que se introducen en el útero).
• ¿He utilizado técnicas reprobables de fecundación artificial, o de esterilización directa (ligadura de trompas, vasectomía)
• ¿He practicado el onanismo? o ¿el coito interrupto? (ver Génesis 38, 9-10)
7.- NO ROBAR
"No robarás"
(Ex 20, 15; Dt 5, 19)
"No robarás"
(Mt 19, 18)
• ¿He tomado, retenido o cogido injustamente cualquier bien ajeno, contra la voluntad razonable de su dueño?
• ¿He defraudado, engañado o estafado a alguien en algún negocio o actividad mercantil?
• ¿He pagado salarios injustos, que no estén de acuerdo al desempeño de la persona?
• ¿He elevado los precios de mis bienes, especulando con la ignorancia o las necesidades ajenas?
• ¿He participado de alguna manera en la corrupción, mediante la cual se trata de cambiar el proceder correcto, por el que mas convenga?
• ¿He trabajado mal?, ¿he robado tiempo en mi trabajo?, ¿he defraudado a mis patrones?
• ¿He defraudado físicamente al Estado, en los impuestos justos y razonables que se revierten en beneficio de la comunidad? (ver justicia conmutativa y justicia distributiva 2409 - 2413 del nuevo Catecismo de la Iglesia Católica)
• ¿He falsificado documentos o utilizado actos engañosos?
• ¿He despilfarrado mis bienes o los que he tenido a cargo? ¿he gastado en exceso o en cosas suntuarias, buscando desmedido placer o prestigio?
• ¿He causado daño a las propiedades o bienes públicos o privados?
• ¿He incumplido promesas o contratos moralmente justos? ¿he faltado sin justa causa en contratos comerciales, de compra o venta, de arriendo o de trabajo etc.?
• ¿He apostado injustamente, o he hecho trampas en juegos de azar, causando perjuicio?
• ¿He invertido en mascotas, sumas de dinero muy altas, que ayudarían a remediar mejor la miseria humana?
• ¿He hecho sufrir inútilmente a algún animal? ¿He sacrificado sin necesidad la vida de algún animal?
• Al trabajar, ¿He colocado el lucro personal como la norma exclusiva y el fin único de mi actividad económica; olvidándome de los derechos fundamentales de mis trabajadores o compañeros, y olvidándome de realizar mi trabajo como servicio a los demás? "No podéis servir a Dios y al dinero" (Mt 6, 24; Lc 16, 13)
• ¿He ayudado con amor a los pobres? ¿he practicado las obras de misericordia y la caridad?
8.- NO LEVANTAR FALSO TESTIMONIO NI MENTIR
"No darás testimonio falso contra tu prójimo"
(Ex 20, 16)
"Sea vuestro lenguaje "Si, si"; "No, no":
que lo que pasa de aquí viene del maligno"
(Mt 5, 37)
• ¿He dicho mentiras? ¿He dicho mentiras con la intención de engañar? (Ef 4, 25)
• ¿He dado un falso testimonio públicamente? (Pr 19, 9)
• ¿He cometido "perjurio", o sea, he dicho bajo juramento cosas contrarias a la verdad?
• ¿He dañado la reputación de alguien, con actitudes o palabras injustas?
• ¿He enjuiciado (o juzgado) un defecto moral del prójimo, incluso tácitamente, sin tener fundamento suficiente para realizar dicho juicio?
• ¿He cometido "maledicencia", o sea, que sin razón objetivamente válida, he manifestado los defectos y faltas del prójimo a otras personas que no conocían dichos defectos? (Si 21, 28)
• ¿He calumniado, mediante palabras contrarias a la verdad, dañando la reputación de otros?
• ¿He halagado o adulado -a otra persona-, en la malicia de sus malos actos, y en la perversidad de su conducta, haciéndome cómplice de vicios y pecados graves?
• ¿He faltado contra la verdad por vanagloria o jactancia; o por ironía?
• ¿He faltado, al revelar los secretos profesionales?; ¿O al no guardar las confidencias hechas bajo secreto? (Si 22, 22)
• ¿He escuchado conversaciones contra la voluntad de los que la mantenían? ¿He abierto o leído correspondencia u otros escritos contra la voluntad de sus dueños?
• ¿He hablado mal de los demás; con el pretexto de que me contaron o de que se dice por ahí?
9.- NO CONSENTIR PENSAMIENTOS NI DESEOS IMPUROS, y NO DESEAR LA MUJER DEL PRÓJIMO.
"No codiciarás la casa de tu prójimo,
ni codiciarás la mujer de tu prójimo,
ni su siervo, ni su sierva, ni su buey ni su asno,
ni nada que sea de tu prójimo"
(Ex 20, 17)
"El que mira a una mujer deseándola,
ya cometió adulterio con ella en su corazón"
(Mt 5, 28)
• ¿He aborrecido la concupiscencia de la carne, es decir, he rechazado ese deseo o apetito sensible de la carne que lucha contra el espíritu? (Ga 5, 16-17 24; Ef 2, 3)
• ¿He orado para alcanzar de Dios la gracia de la pureza y la limpieza de corazón?
• ¿He luchado por la pureza de la mirada exterior e interior(imaginación); mediante el rechazo de toda complacencia en los pensamientos impuros? "la vista despierta la pasión de los insensatos" (Sb 15, 5)
• ¿He faltado contra el pudor del cuerpo, que es modestia y discreción; así como contra el pudor de los sentimientos?
• ¿Me he dejado llevar por las presiones de la moda, usando públicamente vestidos o prendas que excitan sensualmente a personas del otro sexo, y causan miradas, deseos y/o pensamientos indecorosos?
• ¿He participado de alguna manera en pornografía, o en actos o espectáculos exhibicionistas?
• ¿He mal usado el Internet, la televisión u otros medios de comunicación para charlas o "distracciones" que llevan a deseos, pensamientos, y/o actos impuros?
• ¿He irrespetado y/o lesionado el pudor de niños o adolescentes?
10. NO CODICIAR LOS BIENES AJENOS
"No codiciarás nada que sea de tu prójimo"
(Ex 20, 17)
"Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón"
(Mt 6, 21)
• ¿He codiciado o deseado enfermizamente los bienes ajenos?
• ¿He caído en la avaricia, o sea la pasión inmoderada por las riquezas materiales, y el poder sobre ellas? "el ojo del avaro no se satisface con su suerte" (Si 14,9)
• ¿He sentido envidia, o sea, he sentido como "tristeza" ante el bien o el triunfo de los demás, y un deseo desordenado de poseer u obtener lo mismo, aunque sea en forma indebida?
• ¿He deseado un mal grave al prójimo?
• ¿He estado muy apegado a las cosas terrenales (dinero, vehículos, casas, terrenos, computadores etc) y ocupo casi todo mi tiempo en acumular esas "cosas materiales"?
Para ampliar con detalles los interrogantes aquí planteados, y el porqué se consideran pecados, consulte por favor
EL CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA del numeral 1846 al 2557
DIFERENCIA ENTRE PECADO MORTAL Y VENIAL
Si alguno ve que su hermano comete un pecado que no es de muerte, pida y le dará vida - a los que cometan pecados que no son de muerte pues hay un pecado que es de muerte, por el cual no digo que pida. Toda iniquidad es pecado, pero hay pecado que no es de muerte. (1Jn 5, 16-17)
EL PECADO MORTAL
Destruye el principio vital de la caridad en el corazón del hombre, por una infracción grave de la ley Divina. Aparta al hombre de Dios, que es su fin último.
Para que un pecado sea mortal se requieren tres condiciones:
• Violar uno de los mandamientos en materia grave.
• Plena conciencia
• Entero conocimiento.
El pecado mortal si no es borrado por el arrepentimiento y el perdón de Dios, causa la exclusión del Reino de Dios, y la muerte eterna del infierno.
EL PECADO VENIAL
Deja subsistir la caridad, aunque la ofende y la hiere. El pecado venial impide el progreso del alma; y quien lo comete merece penas temporales. El pecado venial deliberado y que permanece sin arrepentimiento, nos dispone rápidamente o poco a poco a cometer pecado mortal.
El pecado venial no rompe la alianza con Dios; no priva de la gracia santificante, de la amistad con Dios, de la caridad, ni por lo tanto, de la bienaventuranza eterna.
Oración para pedir a Dios el arrepentimiento
Señor y Dios mío: Ayúdame a descubrir el mal que he hecho, y el bien que he dejado de hacer; Toca mi corazón para que con sinceridad me convierta a Ti. Restaura en mi tu amor para que resplandezca en mi la vida a la imagen de tu hijo Jesucristo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos...... amén.
Acto de Contrición
"JESÚS hijo de Dios, apiádate de mi que soy pecador; me duele haberte ofendido y no haberte amado".
Oración mientras se recibe la absolución
Jesús, mi Señor y Redentor, YO ME ARREPIENTO de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno, propongo firmemente y con la ayuda de tu gracia no volver a pecar, y confió en que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis culpas, y me has de llevar a la vida eterna....amén.
Oración después de la confesión
Gracias te doy Señor por tu gran misericordia; es cierto que mi ingratitud ha sido muy grande, pero infinita es tu clemencia; en lugar del castigo merecido, me has llamado a la penitencia y me has dado tu perdón. ¡Seas alabado y bendecido Señor!. De ahora en adelante quiero demostrarte mi amor y mi fidelidad. Virgen María, madre mía, refugio de pecadores; ya que por tu intercesión maternal Dios quiso perdonarme, alcánzame la gracia de ser constante y firme en los buenos propósitos hasta la muerte. Por Jesucristo Nuestro Señor...amén.
Ahora cumple la penitencia.
"Vete y no peques más" (Jn 8, 11)
Asiste diariamente a la eucaristía
y aliméntate espiritualmente con la comunión
y el rezo cotidiano, despacio y meditado del Santo Rosario
y serás FELIZ
Católico, enciende tu cerilla
Los hijos de las tinieblas, son más astutos que los hijos de la luz
No son pocos los católicos que ante los problemas, dificultades y males que ven dentro o fuera de la Iglesia, adoptan una postura pasiva de inhibición o de inútil crítica, sin arrimar el hombro para nada en mejorar la situación. Mientras, las fuerzas contrarias hablan menos y actúan más, en un empeño común de desprestigiar la institución eclesial, enturbiar la situación religiosa o atacar los valores cristianos.
Se comprueba lo dicho en el Evangelio:"Los hijos de las tinieblas, son más astutos que los hijos de la luz". Si el mal avanza y se consolida en el mundo, no pequeña parte de responsabilidad la tenemos ante el Señor, los que nos llamamos cristianos y..nos dedicamos a sestear o, quizás, a que el Papa o la Jerarquía, den la cara y nos saquen las castañas del fuego. Como si los laicos no fueran Iglesia y fuera suficiente ser buena persona, cumplir con la Iglesia y dejar que arreglen otros lo que está mal.
Constato, a título de ejemplo, un hecho corriente y en el que se ven pocos católicos implicados. Ahora, en democracia, con la libertad de expresión y las facilidades que se dan en todos los medios para intervenir u opinar sobre miles de temas que aluden al cristianismo, por pereza, por cobardía o por otras causas, pocos se deciden a dar la cara.
Creo sinceramente que mucho mejor irían las cosas en todas partes, si los católicos-sobre todo los bien formados en su fe- en nombre de Jesús, dieran por escrito, o por palabra su valiente testimonio.
Católico, frente a la oscuridad que te rodea, no te limites a maldecir las tinieblas...
ENCIENDE TU CERILLA y habrás colaborado a que todos vean algo más claras las cosas.
Dominus Flevit
El llanto y las lamentaciones de Jesús sobre la Ciudad Santa, se recuerdan en este Santuario Medieval
La iglesia del Dominus flevit, «El Señor lloró», es una iglesia de Jerusalén, colocada sobre el Monte de los Olivos, que pertenece a la Custodia de Tierra Santa.
El Monte de los Olivos es muy rico en recuerdos bíblico-cristianos. El llanto y las lamentaciones de Jesús sobre la Ciudad Santa, se recuerdan en este Santuario Medieval.
"Si conocieras también tú en este día lo que te lleva a la paz! Sin embargo, ahora está oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti en que no sólo te rodearán tus enemigos con vallas, y te cercarán y te estrecharán por todas partes". Lucas 19, 41-44.
El recuerdo del Dominus Flevit a media altura de las faldas del monte aparece por primera vez entre los siglos XIII-XIV y se puede considerar como algo que sigue aquella tradición antigua. Había una piedra en el centro de un campo como señal de que en el siglo XVI vio surgir allí una mezquita denominada El Mansuryeh, restaurada últimamente y situada al norte de la propiedad franciscana.
“¡Ciudad de Dios, qué dulce es contemplar tu belleza desde el Monte de los Olivos!” Así escribía el patriarca de Jerusalén, Sofronio, (634-38) en sus famosas Odas sobre los Lugares Santos. Las palabras de Jesús sobre el final de Jerusalén y del mundo (Mt 24; Mc 13; Lc 21) eran consideradas por la Iglesia antigua como misterios de salvación revelados a los Apóstoles y a los más íntimos entre sus amigos; en cuanto a misterios, tenían su celebración litúrgica, al principio en una gruta situada en la parte alta del monte y después en la basílica construida por Constantino, según nos cuenta Eusebio de Cesarea a principios del s. IV. La celebración tenía lugar el martes de la Semana Santa: “todos en aquella hora de la media noche van a la iglesia que se encuentra en el monte del Eleona (de los Olivos). Llegados a aquella iglesia, el obispo entra en aquella gruta en la cual Cristo solían instruir a sus discípulos, toma el libro de los Evangelios y permaneciendo en pie, el mismo obispo lee las palabras del Señor…” (Egeria, siglo IV).
Importantes descubrimientos arqueológicos (P. Bagatti y T.J.Milik, 1953-54) tuvieron lugar en el recinto perteneciente a los franciscanos, gracias a las excavaciones realizadas a mediados del siglo XX, que permitieron descubrir un antiguo cementerio de época romana y bizantina, con una serie de tumbas con sarcófagos y osarios; algunos tienen signos cristianos evidentes y pertenecerían a las primeras comunidades judeocristianas de Jerusalén.. Se encontraron tumbas del período cananeo (ss.XVI-XIV a. C.),sepulcros hebreos del tiempo de Cristo (I a C.- I d. C.) con algunos más tardíos (II-IV d. C.) y un monasterio del período bizantino-árabe (ss. VII-VIII d. C.).
El moderno Santuario fue construido por el arquitecto Antonio Barluzzi, en el año 1965, sobre las ruinas de un monasterio bizantino del que se conservan algunos mosaicos sobre el pavimento de la iglesia actual, datados en el siglo VII. Una inscripción del mismo período atestigua la existencia sobre el lugar de un pequeño monasterio además de una capilla, dedicados a la profetisa Ana, de la que se habla en el evangelio de san Lucas (cf. Lc 2, 26-38).
La denominación de la iglesia recuerda el llanto de Jesús ante la ciudad de Jerusalén (episodio conocido como Flevit super illam en Latín), como se menciona también en el citado evangelio (cf. Lc 19, 41-44): la tradición de unir a este lugar el episodio evangélico se remonta al siglo XVI. El interior de la iglesia está dominado una por una gran ventana colocada sobre el altar mayor, desde donde se puede contemplar la ciudad.
En el capítulo 19 del Evangelio según San Lucas, cuando Jesús se acerca a Jerusalén, al ver la ciudad, llora por ella (Lucas 19:41) (episodio conocido como Flevit super illam en Latín) anticipando las desgracias que la esperan. En la imagen, pintada por Enrique Simonet en 1892, podemos ver que el episodio transcurre en el Monte de los Olivos, y al fondo el Segundo Templo:
Flevit super illam (1892). Cuadro de Enrique Simonet. (Ver imagen en alta resolución)