“¿Por qué lloras?”

Evangelio según San Juan 20,11-18.

María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. 

Ellos le dijeron: "Mujer, ¿por qué lloras?". María respondió: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto". 

Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció. 

Jesús le preguntó: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?". Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: "Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo". 

Jesús le dijo: "¡María!". Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: "¡Raboní!", es decir "¡Maestro!". 

Jesús le dijo: "No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: 'Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes'". 

María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras. 

San Anselmo (1033-1109), benedictino, arzobispo de Canterbury, doctor de la Iglesia Oración 74, PL 158, 1010-1012

“¿Por qué lloras?”

“Mujer, ¿por qué lloras?” Amantísimo Señor, ¿cómo es que quieres saber porque llora ella? ¿No te había visto cruelmente inmolado, agujereado por los clavos, suspendido en el madero como un ladrón, entregado a las burlas de los impíos? ¿Cómo puedes ahora decirle: “Mujer, ¿por qué lloras?  Ya que no pudo arrancarte de la muerte, hubiera querido, por lo menos, embalsamar tu cuerpo a fin de protegerlo de toda corrupción el mayor tiempo posible... Y ahora, para colmo, cree haber perdido ese cuerpo que conservaba la esperanza de poseer todavía. Con ello se desvaneció toda esperanza para ella ya que no tiene aquello que quería conservar como recuerdo de ti. ¿Cómo puedes, pues, preguntarle ahora: “Mujer, ¿por qué lloras? ¿Qué buscas?” 

Oh mi buen Señor, es tu fiel discípula, rescatada con tu sangre, que está atormentada por el deseo de verte. ¿Es que vas a dejarla mucho tiempo con esta pena? Ahora que tú estás libre de toda corrupción ¿has perdido la compasión? Llegado a la inmortalidad, ¿has olvidado la misericordia?. No; tu dulce bondad, Amigo mío te hace intervenir sin tardar para que, aquella que llora a su Señor, no dé paso a la amargura de corazón. 

“¡María!” Oh Señor, has llamado a tu sierva por su nombre familiar, y ella reconoce inmediatamente la voz familiar de su Señor. “María”. ¡Palabra tan dulce, tan desbordante de ternura y de amor! Maestro, te es imposible de decirlo más corto y más fuerte: “¡María! Sé que eres tú. Sé qué es lo que quieres. ¡Aquí me tienes! No llores más. Soy yo, a quien tu buscas.” Inmediatamente las lágrimas cambian de naturaleza: ¿Cómo se pueden parar, ahora que brotan de un corazón en fiesta?

Perfecto de Córdoba, Santo
18 de abril


Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, san Perfecto, presbítero y mártir, que fue encarcelado y después degollado por los sarracenos, por haber combatido la doctrina de Mahoma y confesado con firmeza su fe en Cristo. ( 850)

Breve Biografía

Fue el primero de los mártires cristianos que ocasionó la persecución de Abd al-Rahman II, el emir de al-Andalus, hijo y sucesor de Al-Hakam I, en el año 850. San Eulogio, contemporáneo suyo, comienza con el relato de su martirio el Memorial de los mártires.

Hijo de padres cristianos y nacido en Córdoba, conocedor del idioma árabe, aparece vinculado a la Iglesia de san Acisclo donde se formó y se ordenó de sacerdote, cuando es pleno el dominio musulmán.

En el año 850 se abre una etapa de mayor rigor e intransigencia musulmana que rompe la convivencia hasta el momento equilibrada entre las poblaciones monoteístas de la ciudad. El presbítero Perfecto encabeza la lista de los mártires cordobeses del siglo IX.

En los comienzos del 850 le rodea un malintencionado grupo de musulmanes; le preguntan su parecer acerca de Cristo y de Mahoma. Perfecto expresó con claridad su fe en Jesucristo: Jesucristo es el Señor, sus seguidores están en la verdad, y llegarán a la salvación; la Ley de Cristo es del Cielo y dada por el mismo Dios. "En cuanto a lo que los católicos piensan de vuestro profeta, no me atrevo a exponerlo, ya que no dudo que con ello os molestaréis y descargaréis sobre mí vuestro furor". Pero, ante su insistencia y con la promesa de impunidad, con la misma claridad expone lo que pensaba sobre quien ellos tenían como profeta: Mahoma es el hombre del demonio, hechicero, adúltero, engañador, maldito de Dios, instrumento de Satanás, venido del infierno para ruina y condenación de las gentes. Han quedado sus interlocutores atónitos, perplejos y enfurecidos. ¿Cómo podrán soportar que se llame al profeta Mahoma mentiroso y a su doctrina abominación? ¿Aceptarán oír que quienes le siguen van a la perdición, tienen ciego el entendimiento y su modo de vivir es una vergüenza?

Le llaman traidor, le llevan al cadí y entra en la cárcel.

Allá, junto al Gaudalquivir, el 18 de abril del 850, en el sitio que se llamó "Campo de la Verdad" por los muchos mártires que se coronaron, fue degollado por odio a la fe que profesaba,.

Luego se enterró su cadáver en la iglesia de san Acisclo y sus restos se trasladaron más tarde -en el 1124- a la iglesia de san Pedro.

Su muerte ejemplar alentó a los acorralados y miedosos cristianos. Desde este martirio, habrá quienes se acerquen voluntariamente a los jueces.
Además de claridad en los conceptos, hay exactitud en las palabras y lo que es más importante coherencia en las obras. Quizá los "hábiles dialogantes" de hoy tildaríamos a Perfecto de "imprudente" por nuestra extraña cobardía que pega al suelo; pero, si la prudencia es virtud que acerca al cielo, Perfecto fue un hombre prudente. La verdad tiene un camino y, cuando Perfecto abría la boca, en su simpleza, sólo sabía decir la verdad. No es bueno confundir la tolerancia con la indiferencia.

¿A quién buscas?
San Juan 20,11-18. Martes de la Octava de Pascua

¡Qué gozo, Señor, saber que has resucitado! Has vencido a la muerte, mi propia muerte, y me has ganado una vida contigo. Tu Padre ahora es mi Padre. ¡Gracias, Jesús, por hacerte nuestro hermano!

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
¡El Señor realmente ha resucitado! ¡Está vivo y se ha aparecido a María Magdalena! Busquemos nosotros también a Cristo en esta oración. Busquémoslo con el interés e impulso que la movía a ella. Vayamos al huerto donde hay un sepulcro vacío. Ese lugar ha sido testigo de la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte.

A María este diálogo tan breve la cambió completamente. Antes, no paraba de llorar, y ahora sólo habla de una Buena Nueva; antes, sale de casa para estar sola, y ahora vuelve con una misión en el grupo de discípulos En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración. Y es que buscaba al Señor con todo su corazón, y lo ha encontrado. Ahora no hay nadie que le quite el gozo de saber que el Maestro –su Salvador- está vivo.

Nosotros, ¿a quién buscamos? ¿Por qué lloramos? Es bueno en esta oración responderle al Señor estas preguntas. Él quiere que lo encontremos, quiere consolarnos, quiere llenar de gozo nuestra alma. Dejémonos encontrar por Él. Pongámonos ante Él tal cual somos y exactamente como estamos: tal vez desorientados, tal vez a oscuras, tal vez llenos de lágrimas, como María Magdalena. Escuchemos su voz dentro de nosotros, que nos llama por nuestro nombre. ¡El Señor realmente ha resucitado! ¡Está vivo y quiere que lo busquemos, aquí y ahora!

Dejemos que el estupor gozoso del Domingo de Pascua se irradie en los pensamientos, miradas, actitudes, gestos y palabras...

Ojalá seamos tan luminosos. ¡Pero esto no es un maquillaje! Viene desde dentro, de un corazón sumergido en la fuente de esta alegría, como el de María Magdalena, que lloró por la pérdida de su Señor y no creía a sus ojos viéndolo resucitado. Quien realiza esta experiencia se convierte en un testigo de la resurrección, porque en cierto sentido ha resucitado él mismo, ha resucitado ella misma. Entonces es capaz de llevar un "rayo" de la luz del Resucitado en las diferentes situaciones: en las felices, haciéndolas más bellas y preservándolas del egoísmo; en las dolorosas, llevando serenidad y esperanza.

En esta semana, nos hará bien tomar el libro del Evangelio y leer aquellos capítulos que hablan de la resurrección de Jesús.
(Homilía de S.S. Francisco, 21 de abril de 2014).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscaré hoy tener un rostro alegre para los demás, para que encuentren en mí el gozo de la resurrección.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

¿Por qué rezamos el Regina Coeli y no el Ángelus en tiempo Pascual?
El Regina Coeli se reza desde la celebración de la resurrección hasta el día de Pentecostés

Durante el tiempo pascual la Iglesia Universal se une en la oración Regina Coeli o Reina del Cielo para unirse con alegría a la Madre de Dios por la resurrección de su Hijo Jesucristo, hecho que marca el misterio más grande de la fe católica.

El rezo de la antífona de Regina Coeli fue establecida por el Papa Benedicto XIV en 1742 y reemplaza durante el tiempo pascual -desde la celebración de la resurrección hasta el día de Pentecostés- al rezo del Ángelus cuya meditación se centra en el misterio de la Encarnación. 

Al igual que el Ángelus, el Regina Coeli se reza tres veces al día, al amanecer, al mediodía y al atardecer como una manera de consagrar el día a Dios y a la Virgen María.

No se conoce el autor de esta composición litúrgica que data siglo XII, pero se sabe que era repetido por los frailes menores franciscanos después de las completas (Liturgia de las Horas) en la primera mitad del siguiente siglo. Luego, la popularizaron y extendieron por todo el mundo cristiano.

La oración:
Reina del cielo, alégrate, aleluya.
Porque el Señor, a quien has llevado en tu vientre, aleluya.
Ha resucitado según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.

Oremos:
Oh Dios, que por la resurrección de Tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a los gozos eternos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen. (tres veces)

Quien busca la Verdad con rectitud la halla en la Iglesia Católica

Testimonio de un joven que acabó en el protestantismo y que -al investigar- se dio cuenta de que la Iglesia Católica era la verdaderamente fundada por nuestro Señor Jesucristo

Por: Javier Navascués | Fuente: AdelanteLaFe.com 

El Verbo de Dios se hizo carne y habitó entre nosotros.“Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitó el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz”. El sol de Justicia, el Verbo encarnado, Jesucristo fundó su Iglesia en San Pedro, con la promesa de que las puertas del infierno nunca prevalecerían sobre ella. La unidad, santidad, catolicidad y apostolicidad son las notas distintivas de la verdadera Iglesia de Cristo.

Les animo a conocer el apasionante testimonio de un joven que acabó en el protestantismo y que quiso estudiar a fondo a la Iglesia Católica para desenmascarar sus errores. A medida que fue descubriendo a los Padres de la Iglesia, los escritos de los santos, el Catecismo…se dio cuenta de que por su solidez doctrinal y grandeza, la Iglesia Católica era la única religión verdadera, fundada por nuestro Señor Jesucristo.

¿Qué es lo que le atrajo del protestantismo para abrirse a conocerlo?
El protestantismo se cruzó en mi camino, como quien se encuentra una moneda en el suelo. Yo era un católico con ganas de conocer más al Señor y de vivir una fe coherente. De pronto una amiga de la infancia me invitó a colaborar en un estudio sobre el cristianismo en Cataluña. Me dijo que era evangélica y no católica. Prácticamente no tenía ni idea sobre la existencia de los protestantes en España. Estuve con mi amiga y por la tarde me invitó a una de sus reuniones de jóvenes protestantes. Allí quedé asombrado por el amor que tenían a Dios y a la Biblia. Fue a raíz de eso que yo, me interesé cada vez más por saber que era el protestantismo. Creía falsamente que esta búsqueda me haría un buen seguidor de Jesucristo.

¿No intuía en el fondo que no era la verdadera religión?
Al principio lo veía un poco extraño. Pero una vez dentro NO, jamás lo intuí. Seguí asistiendo a las reuniones y luego dejé de ir a la Santa Misa para asistir a los cultos protestantes y como se puede comprender, en un ambiente donde todo el mundo es tan amable, me trataron con mucho cariño, nunca fui forzado a nada, aprendía de Dios, hacía amigos, leía la Biblia, aprendí a hacer mucha oración, nunca se me pasó por la cabeza que no era la verdadera religión, es más, pensé que tenía todos los números para serla.

¿Cómo se dejó embaucar?
Es complicado de explicar. Creo que nunca fui embaucado por los protestantes, en el sentido de que me estaban ofreciendo lo que ”en teoría” era lo mejor para mí. Si vamos al sentido menos estricto, me dejé convencer por el protestantismo por mi ignorancia sobre la fe católica. Es el protestantismo el que embauca, casi nunca es el protestante. Lo que más me atrajo al protestantismo fue la salvación solo por la fe. Una salvación que ”parecía liberarme” de las cargas que se supone que tiene la Iglesia Católica. Entre la salvación por la sola fe, y el supuesto de que ya estás salvado, más la predicación que se hacía de la sola Escritura y el énfasis de la gracia de Dios…pues uno piensa que es allí donde de verdad se está predicando la Verdad.

¿Cómo llegó a odiar a la religión católica hasta el punto de querer destruirla?
Prácticamente jamás sentí que me lo inculcaban. Gracias a Dios, tampoco fui a parar a un grupo extremadamente anti católico. A pesar de eso, el protestantismo es anti católico por naturaleza y uno, automáticamente relaciona que si es cristiano protestante, precisamente está protestando en contra de la Iglesia Católica porque no está conforme con ella.

Poco a poco me adentré a conocer quiénes fueron los personajes más eminentes del protestantismo, sus fundadores y sus mejores predicadores. Ellos, más que mi grupo de amigos, fueron los que me transmitieron más la repulsión a la Iglesia Católica, llegando un día al punto en que sentí que me tenía que librar de ella y no podía hacerlo de otra forma que destruyéndola personalmente.

¿Cuándo se dio cuenta de que las tesis protestantes repugnan al sentido común y a la razón?
Me iba dando cuenta de ello cuando leía algunos escritos de Martín Lutero, Juan Calvino u otros. También en ese tiempo fui un enamorado del famoso predicador protestante Charles Spurgeon. Vi que sus escritos o sus prédicas eran algo forzados, había disensiones entre ellos. Al principio tuve gran admiración por estos personajes, pero tampoco tardé en ver que sus palabras no me transmitían del todo la calma que se supone que tendrían que tener sus corazones, por lo tanto, tampoco calmaban el mío. Me parecía que sus corazones no escribían tranquilos, había una especie de euforia desmedida, imprecisiones y como una especie de olvido de la historia del cristianismo, que en general, atentaba precisamente contra ese sentido común y razón cristiana, que avalan la vida del Cristianismo desde que nuestro Señor lo introdujo en el mundo.

¿Por qué se abrió a estudiar a los Padres de la Iglesia y que descubrió en ellos?
Me introduje a conocer y a estudiar a los Padres de la Iglesia por dos motivos. El menos importante es porque quería saber que fue lo que pasó en la época de los primeros cristianos. El segundo y más importante era porque, como necesitaba destruir a la Iglesia Católica, pensé que sería una buena idea acudir a los primeros cristianos para que me ayudaran a conseguirlo.

Evidentemente, todo fue un gran chasco para mí. En ellos, para mi desgracia en ese momento, más que ver que enseñaban doctrinas protestantes veía que transmitían doctrinas católicas. Descubrí como los antiguos Padres se hacían llamar miembros de la Iglesia Católica y luchaban cada uno contra las herejías que en cada época iban naciendo, según el innovador que tocase.

¿Cómo ante esta grandeza empezó a ver inconsistentes a los teólogos protestantes?
Conocer a los Padres de la Iglesia y posteriormente a otros católicos de diferentes épocas, debilitó muchísimo mi confianza en los teólogos protestantes. No quisiera parecer grotesco u ofensivo, pero la verdad es que empecé a ver sus grandes carencias. No solo las visualizaba en la parte teórica, ya que en ese campo cualquiera puede extraviarse, sino sobre todo en su testimonio personal de vida.

Resalta a los ojos claramente que el teólogo católico está a un nivel muy superior en correspondencia al teólogo protestante. Pero lo que queda a años luz de diferencia es el testimonio de vida de los Padres de la Iglesia y los otros Santos Católicos con relación al de los heresiarcas protestantes. Unos brillan en infinidad de virtudes y son heroicos. Los otros, pese a sus ganas de seguir a Cristo, se dejaron arrastrar por el peor enemigo, la soberbia. Cuando uno se deja llevar por el orgullo, ya nada bueno puede hacer.

¿Cuál fue el punto de inflexión que inclinó la balanza de nuevo hacia el catolicismo?
Estuve 1 año y 6 meses en el protestantismo sin pensar en lo más mínimo que pudiese cambiar mi rumbo hacia la Iglesia Católica. Fue a partir de ahí, como os he explicado anteriormente, que tuve un gran deseo de acabar mi relación con la Iglesia Católica definitivamente y para siempre. Así que por eso inicié la lectura de los Padres de la Iglesia y del Catecismo para demostrar que la religión católica estaba errada. No es que lo dijeran los protestantes, es que yo quería ver como el mismísimo catolicismo se contradecía a si mismo y a la vez iba en contra de la palabra de Dios.

A partir de ese momento, cuando empecé a conocer a los Padres, a otros santos, a leer el catecismo, a leerme los cánones del Magisterio de la Iglesia, a conocer casos de grandes conversiones al catolicismo, fue cuando se me pasó por la cabeza que había una posibilidad de que me hubiera estado equivocando todo este tiempo. Entonces a partir de ahí, vi que en mis principios no había sido diligente ni responsable conmigo mismo. Mi ignorancia me jugó una mala pasada, y comencé como si dijéramos a pensar en que quizá la Iglesia Católica, lejos de no tener ninguna opción de ser la religión verdadera, podría tener también grandes aptitudes de serla.

¿Cuando tuvo la certeza de que la Iglesia Católica era la única verdadera?
Llegó el momento en que tuve que decirles a mis amigos protestantes que debía abandonar el protestantismo para volver a la Iglesia Católica. No porque ya supiese con total certeza que la Iglesia Católica fuese la única y verdadera, sino porque lo que fui descubriendo en esos seis meses, me obligaba a dejar el protestantismo y continuar estudiando a la Iglesia Católica desde dentro para esclarecer definitivamente mis dudas.

En esos instantes no sabía si dentro de un tiempo iba a volver al protestantismo en el futuro. Yo seguí siendo pertinaz en mi estudio y en la oración. Acudí a un sacerdote católico, seguí perseverando en conocer las entrañas de la Iglesia Católica, conocí a apologistas católicos que me ayudaban a resolver las dudas, leía artículos, seguía solucionando controversias…hasta que llegó el día en que definitivamente me llegó en plenitud por obra de la gracia de Dios, el conocimiento absoluto e inquebrantable en mi interior de que la Iglesia Católica era la única verdadera, fundada por Cristo. Tras dos años de duros esfuerzos e intensos sacrificios, pude retornar al hogar que nunca debí abandonar.

¿Cómo le ayudó la Santísima Virgen a descubrir la verdadera religión que fundó su Hijo?
La Virgen María…podría resumirlo en una palabra: Madre. Con mucha tristeza recuerdo todos los días que le di la espalda a la Virgen María en el protestantismo. Es verdad también que fue una de las cosas que más me costaba dejar. Pero claro, en el protestantismo dejé de rezar el Rosario, dejé de pedirle intercesión y dejé de mostrarle mi estima. Pero ella ¡oh! Ella… ahora me doy cuenta que siempre tuve sus ojos impregnados en mi nuca. Nunca, nunca ella me abandonó pese yo abandonarla. Lo sé, porque sin la vigilancia de mi madre preocupada nunca hubiese podido conocer la verdadera Iglesia de su Hijo. Para mi la Santísima Madre de Dios fue causa providencial de mi retorno. ¡Cuánto la quiero!

¿Qué experimentó en ese momento? ¿Esa alegría le dura hasta el día de hoy?
Me sentí como un converso. Cierto es, que hubiera dado lo que sea por no haber puesto en peligro jamás mi alma en una religión falsa, ya que es algo muy grave e inseguro. Pero la verdad es que una vez obtenido este final (y solo con este final) ha sido algo muy positivo para mí.

Hace ya dos años y medio que estoy muy feliz en el seno de la Iglesia Católica, la cátedra segura de San Pedro y os bien garantizo que, pese que ya ha pasado cierto tiempo, no hay día que no me levante con una felicidad inmensa diciendo: La Iglesia Católica es la verdadera, soy católico, es increíble, lo he conseguido…

La alegría de un converso es algo muy peculiar, es en verdad un tesoro y un privilegio, algo maravilloso de sentir. Pero insisto, preferiría haber sido católico siempre y nunca haber dudado de mi fe. Quisiera felicitar a todos los católicos que jamás han dudado de su fe y espero que ellos también sientan con el mismo entusiasmo que yo, la increíble felicidad de ser miembro de la Iglesia Católica.

Criterios de credibilidad que demuestran que la Iglesia Católica es la única verdadera.
Con el sacerdote católico con el que trabajé para descubrir cuáles eran los motivos de credibilidad de la Iglesia Católica, seguimos la famosa lista de San Roberto Belarmino de las 15 marcas de la Iglesia, que la identifican como verdadera:
1 El nombre de la Iglesia Católica. 2 Su antigüedad. 3 Constante duración. 4 Extensa. 5 Sucesión Episcopal. 6 Acuerdo Doctrinal. 7 Unión. 8 Santidad. 9 Eficacia. 10 Santidad de vida. 11 La gloria de Milagros. 12 El don de Profecía. 13 La oposición de los enemigos. 14 El triste final de todos los que luchan contra ella. 15 La Paz Temporal y Felicidad Terrenal.

¿Qué actitud se requiere para encontrar la verdadera religión?
A todos aquellos que en estos momentos estén buscando la verdad, les recomiendo que no  tengan miedo. Que acompañen su búsqueda de una oración sincera y fervorosa. Que pongan a Jesucristo como prioridad principal en sus vidas. Abrir vuestro corazón. No es tanto el buscar, sino el dejar de una vez por todas que la gracia de Dios penetre e irradie vuestras almas. ¡Qué inteligentes serán los que busquen la humildad!, la virtud más grande. ¿Errar? Cualquiera puede errar. ¡Pero que pocos son los que abjuran de sus errores! Solo se una cosa. Quien busca de verdad LA VERDAD, la encuentra. Ánimo buscador.

Todo este apasionante testimonio está ampliado y perfectamente desarrollado en el nuevo libro UN CATÓLICO MÁS. En el que aparte del testimonio extendido, encontrarán una magnífica refutación del protestantismo de una manera sencilla pero precisa. Las personas interesadas en adquirirlo pueden

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Homilía de Pascua de Papa Francisco: “¿Qué dice la Iglesia ante tantas tragedias?”

Palabras improvisadas para la misa del día de Pascua (traducción completa)

(ZENIT-16 abril de 2017). – “Qué dice la Iglesia ante tantas tragedias?”, ha interrogado el papa Francisco a lo largo de su homilía de la misa de Pascua que ha presidido en la plaza San Pedro en presencia de unas 60.000 personas, este domingo 16 de abril de 2017.

El papa ha hablado de la abundancia del corazón y ha improvisado su homilía. El papa Francisco invita a apostar por Cristo resucitado.

El papa ha afrontado el tema del contraste entre la Buena nueva de la resurrección de Cristo y las tragedias que la humanidad y cada uno continúa atravesando.

“Qué dice la Iglesia ante tantas tragedias?, ha interrogado el papa. Simplemente esta: la piedra rechazada no ha sido descartada. Las pequeñas piedras que creen y que se agarran a esta piedra  no son rechazadas, tienen un sentido, y, con este sentimiento, la Iglesia repite desde lo profundo de su corazón: “Cristo ha resucitado”.

Aquí es nuestra traducción completa de la homilía del papa.
AB/RA

Homilía del papa Francisco
Hoy, la iglesia repite, canta y grita: “Jesús ha resucitado”. Cómo ha sido eso? Pedro, Juan, las mujeres han ido a la tumba, pero estaba vacía, Él no estaba.

Se fueron con el corazón lleno de tristeza, la tristeza de una derrota: el Maestro, su Maestro, aquel a quienes ellos amaban tanto ha sido ejecutado, y muerto. Y de la muerte, no se vuelve. He aquí la derrota, he aquí el camino de la derrota, el camino hacia la tumba.

Pero el ángel les dice: “No está aquí, ha resucitado.” Es el primer anuncio: “Ha resucitado.” Y después la confusión, el corazón cerrado, las apariciones.

Los discípulos permanecen encerrados todo el día en el Cenáculo, porque tenían miedo de que les pasara lo mismo que a Jesús. Y la Iglesia no cesa de decir a nuestras derrotas, a nuestros corazones cerrados y llenos de miedo: “Detente, el Señor ha resucitado!” Pero si el Señor ha resucitado, cómo pueden suceder estas cosas:? Cómo puede haber tanta maldad, tantas enfermedades, tráfico de personas, de guerras, de destrucción, de mutilaciones, de venganzas, de odio? Dónde está el Señor?

Ayer telefoneé a un joven con una grave enfermedad, un joven culto, un ingeniero. Y hablando para darle un signo de fe, le dije:” No hay explicación para lo que te pasa. Mira a Jesús en la cruz: Dios ha hecho lo mismo con su Hijo, no hay otra explicación.” Y él me ha respondido: “Si, pero él le ha pedido a su Hijo, y el Hijo ha dicho sí. A mí, no me ha pedido si yo quería esto.” Esto nos trastorna, a ninguno de nosotros nos pide: “Pero tú estás contento de lo que pasa en el mundo? Estás preparado para llevar esta cruz?  ”Y la cruz continua y la fe en Jesús se desploma.

Hoy, la Iglesia continúa diciendo: “Detente, Jesús ha resucitado!” Y no es la imaginación, la resurrección de Cristo no es una fiesta llena de flores. Está bien, pero no es eso, es algo más.

Es el misterio de la piedra rechazada que termina por ser el fundamento de nuestra existencia. Cristo ha resucitado, esto es lo que significa. En esta cultura de rechazo, donde lo que no es útil es rechazado, esta piedra -Jesús- es rechazada y es fuente de vida.

Nosotros también pequeñas piedras del suelo, sobre esta tierra de dolor, de tragedias, con la fe en Cristo resucitado, tenemos un sentido, en medio de tantas calamidades. El sentido de ver más allá, el sentido de decir. “Mirad, no hay muro, no hay horizonte, hay vida, hay alegría, está la cruz con esta ambivalencia. Mira hacia delante, no te cierres! Tú pequeña piedra, tú tienes un sentido en la vida, porque eres una piedra pequeña al lado de esta gran roca, esta piedra que ha sido rechazada por la maldad del pecado”.

Qué dice la Iglesia ante tantas tragedias? Simplemente esto: la piedra rechazada no ha sido descartada. Las pequeñas piedras que creen y que se agarran a esta piedra no son rechazadas, tienen un sentido, y con este sentimiento, la Iglesia repite desde el fondo de su corazón: “Cristo ha resucitado!”. Pensemos un poco, que cada uno de nosotros piense, en los problemas cotidianos, en las enfermedades que hemos vivido o que tengan alguno de nuestros padres. Pensemos en las guerras, en las tragedias humanas, y simplemente con voz humilde, sin flores, solos, delante de Dios, delante de nosotros mismos, digamos: “No sé cómo se puede hacer esto, pero estoy seguro que Cristo ha resucitado y apuesto por este”.

Hermanos y hermanas, esto es lo que os quería decir. Volved a vuestros lugares hoy, repitiendo en vuestro corazón: “Cristo ha resucitado”!”. 

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