Como buen pastor, yo doy mi vida por las ovejas

Evangelio según San Juan 10,11-18. 

Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas. El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa. Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas. Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí -como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre- y doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor. 

El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla. Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi Padre". 

Nuestra Señora de Luján

El Milagro de la Imagen:

Corría el mes de mayo de 1630 cuando la milagrosa imagen de la Virgen de Luján llegó a la Argentina.

Antonio Farías Sáa, era un hacendado radicado en Sumampa (Santiago del Estero) que quería colocar en su estancia una capilla para la Virgen. Este hombre le pidió a un amigo que vivía en Brasil que le enviara una imagen que representara la Inmaculada Concepción de María. El amigo le envió dos, la que le había encargado y otra de la Virgen con el Niño Jesús. Cuando llegaron, fueron colocadas en una carreta y partieron en una caravana rumbo a Sumampa.

La caravana se detuvo a orillas del río Luján a 67 kilómetros de Buenos Aires, en una hacienda, conocida como la estancia de Rosendo. Al llegar el otro día los carreteros iban a proseguir con el viaje, pero la carreta que llevaba la imagen no se movía, intentaron de todas las formas posibles que caminara, bajaron la mercadería, colocaron más bueyes, pero todo fue inútil, las dos imágenes estaban en el fondo de la carreta en dos pequeños cajones.

Los carreteros retiraron una imagen y no se movió, la subieron y bajaron la otra, y la carreta marcho normalmente. En ese instante los hombres comprendieron que estaba ocurriendo algo milagroso. Al ver que la Virgen no quería marcharse se dirigieron a la casa más cercana, la de don Rosendo.

La familia se emocionó al ver la imagen y la colocaron el su casa, la noticia corrió por toda la región, y se enteraron hasta en Buenos Aires. Las personas empezaron a viajar al lugar, entonces don Rosendo construyó una pequeña capilla, entre los pajonales de la pampa, en este lugar permaneció la virgencita desde 1630 hasta 1674.

El Negro Manuel:

Este hombre dedicó toda su vida, desde que llegó a la Argentina, a cuidar a la Virgen de Luján. Fue traído de Africa y vendido como esclavo en Brasil. Llego al Río de la Plata a los 20 años de edad, en la embarcación en donde venia la bendita imagen, presenció el milagro en la estancia de don Rosendo.

Se desconoce quien era su dueño, pero Manuel permaneció en la estancia al cuidado de la imagen, consagrando su vida al atención de la santísima Virgen.

La tradición nos dice que Manuel, realizaba curas milagrosas con el sebo de las velas de la capilla y relataba a los peregrinos los viajes de la Santa Virgen, que salía de noche para dar consuelo a los afligidos. Manuel guardaba de los viajes de la Señora los abrojos se desprendían del vestido de la Virgen. Con los años, don Rosendo falleció y el lugar quedo casi abandonado, pero éste hombre fue siempre fiel y continuó al servicio de la Virgen.

Doña Ana Mattos:

Doña Ana Mattos, viuda de Siqueyras era una señora que tenia gran cantidad de tierras a orillas del río Luján, ella quería llevar la imagen a su casa y realizarle una capilla, para ello en el año 1674, habló con el Cura Juan de Oramas, administrador de los bienes de don Rosendo y la colocó en su casa, pero la Santa Virgen desapareció y la encontraron en su antigua ermita (capilla), doña Ana volvió a llevar la imagen a su casa y por segunda vez regresó a la estancia de don Rosendo.

La dama consultó entonces a las autoridades eclesiásticas y civiles, quienes viajaron al lugar y examinaron lo sucedido, esta vez la Virgen fue trasladada en una devota peregrinación y en compañía de Manuel. Desde ese momento la imagen no retornó más a su antigua capilla.

Luego de confirmar la veracidad de lo sucedido la Autoridad Eclesiástica, autorizó oficialmente el culto público a la "Pura y Limpia Concepción del Río Luján". Doña Ana donó el terreno para la realización del nuevo templo en el año 1677 lugar en donde actualmente se encuentra la hermosa Basílica de Luján.

Don Pedro de Montalbo:

El clérigo don Pedro de Montalbo estaba muy enfermo y desahuciado, en 1684 viajó a Luján, casi moribundo fue llevado a la capilla. El Negro Manuel le ungió el pecho con el sebo de la lámpara que ardía en el altar y le dio de beber una infusión con abrojos de los que solía desprender del vestido de la Virgen. Don Pedro sano milagrosamente y agradecido se quedo como primer capellán.

El pueblo de Luján:

El lugar empezó a poblarse con los devotos de la Virgen. De esta forma el paraje se convirtió en una aldea que se llamó Pueblo de Nuestra Sra. de Luján, en 1755 se le otorgó el título de Villa.

La devoción por la Virgen fue creciendo año tras año, así como los milagros que ocurrían y el 23 de octubre de 1730, Luján era instituida Parroquia. El cura párroco don José de Andújar deseaba ampliar el templo y junto al Obispo Fray Juan de Arregui, iniciaron la construcción, pero esta no llegó a buen termino porque después de grandes contratiempos terminó por desplomarse.

Don Juan de Lezica y Torrezuri:

Este hombre nacido en Vizcaya, España, estaba muy enfermo y fue curado milagrosamente por la Santísima Virgen de Luján. Don Juan, en agradecimiento se entregó por completo a la creación del nuevo templo y a fines de 1754 se inicio la construcción, en 1763 se terminó felizmente la obra y los cabildantes de Luján eligieron y juraron a Nuestra Señora por celestial Reina y Patrona.

El Padre Salvaire:

Hacia el año 1872, el Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Federico Aneiros, entregó la custodia del templo a los sacerdotes de la congregación de la Misión, conocidos como Padres Lazaristas. En aquel entonces el teniente Cura Jorge María Salvaire fue herido en un viaje por los indios y estuvo al borde de la muerte, en ese momento realizó una promesa a la Santísima Virgen y milagrosamente fue sanado.

La promesa del Padre Salvaire fue, "Publicaré tus milagros..., engrandeceré tu Iglesia" En cumplimiento de este voto, publicó en 1885 la "Historia de Nuestra Sra. de Luján".

En 1889 fue nombrado Cura Párroco de Luján y dedicó su vida y esfuerzos para edificar la gran Basílica, con el apoyo de Monseñor Aneiros y la colaboración de sus compañeros de Congregación, inició la construcción de la actual Basílica Nacional.

Cuando falleció en 1899, la obra continuo en las manos del Padre Dávani, quien murió en 1922, para ese entonces el Santuario ya estaba terminado en su estructura fundamental.

La Solemne Coronación de la Virgen de Luján:

EL Padre Salvaire, en 1886, presentó al Papa León XIII, la petición del Episcopado y de los fieles del Río de la Plata para la coronación de la Virgen, el Pontífice bendijo la corona y le otorgó Oficio y Misa propios para su festividad, que quedó establecida en el sábado anterior al IV domingo después de Pascua. La Coronación se realizó en mayo de 1887.

La Basílica de Luján:

El Santuario de Luján es de estilo gótico ojival del siglo XIII. Sus dimensiones son: anchura en el crucero, 68,50 m.; longitud, 104 metros; anchura de frente, 42 m.; altura en las dos torres mayores, 106 m. El 8 de diciembre de 1930, el Papa Pío XII, le otorgó oficialmente el título de Basílica.

La Imagen de la Virgen de Luján:

La imagen es pequeña (38 centímetros), está modelada en arcilla cocida (terracota), su rostro es ovalado, de color moreno. Los pies de la Santa Imagen se apoyan sobre nubes, desde las cuales surge una media luna y cuatro cabezas de querubines, con sus pequeñas alas desplegadas.

Esta cubierta con vestiduras: túnica blanca y manto azul-celeste. Tiene las manos juntas en el pecho.

El Padre Salvaire hizo recubrir la Santa imagen con una coraza de plata para impedir su deterioro. Antes de esta operación se sacaron moldes que permitieron su reproducción auténtica.

En 1887, el Padre colocó la Imagen sobre una base de Bronce, le adosó la rayera gótica con la inscripción: "Es la Virgen de Luján la primera Fundadora de esta Villa" y una aureola de doce estrellas. Ornamentada en esta forma, fue coronada con la corona Imperial bendecida por León XIII.

El 3 de diciembre de 1871 se realizó la primera peregrinación general al Santuario de Luján, desde entonces millones de personas concurren cada año. Es uno de los centros de peregrinación más importantes de Latinoamérica. Actualmente, la fiesta principal se celebra el 8 de mayo.

Santo Tomás de Aquino (1225-1274), dominico, teólogo, doctor de la Iglesia Lectura del evangelio de Juan, X; 3,1-2

Como buen pastor, yo doy mi vida por las ovejas.”

El servicio del buen pastor es la caridad. Por esto, Jesús dice “da la vida por sus ovejas”, a saber, que el buen pastor cuida con esmero de su rebaño, mientras que el asalariado busca su propio interés. Por esto dice el profeta: “¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No es el rebaño que deben apacentar los pastores?” (Ez 34,2) Aquel que se aprovecha del rebaño para sus propios intereses no es un buen pastor...Un buen pastor, en el sentido natural, soporta muchos trabajos por el rebaño a su cargo, como lo dice Jacob: “De día me consumía el calor y de noche el frío, sin poder dormir.” (Gn 34,40)... 

La salud espiritual del rebaño importa más que la misma vida del pastor. Por esto, cuando el rebaño está en peligro, su pastor tiene que asumir perder su vida por la salvación del rebaño. El Señor dice: “El buen pastor da la vida por sus ovejas.” (Jn 10,15) su vida física,  por el ejercicio de la autoridad llena de amor... Cristo nos ha dado ejemplo: “Ha dado su vida por nosotros. Nosotros también, debemos dar la vida unos por los otros.” (cf 1Jn 3,16)

La «experiencia maravillosa de sentirse amados por Jesús»

54º Jornada Mundial de oración por las vocaciones

El Papa Francisco invita a hacer la « experiencia maravillosa de sentirse amados por Jesús » y pregunta «¿Yo me siento amado por Jesús? ¿Yo me siento amada por Jesús? »

Son las palabras del Papa antes de la oración del Regina Caeli, este domingo 7 de mayo 2017, en la plaza de San Pedro, antes de 25 000 personas.

Commentando el Evangelio de este IV domingo de Pascua, llamado « el domingo del Buen Pastor”, el Papa subraya que « Jesús se presenta con dos imágenes que se completan recíprocamente »: « La imagen del Pastor y la imagen de la Puerta del corral de las ovejas. »

« Jesús (…) manifiesta una relación de familiaridad con las ovejas, expresada a través de la voz, con la que las llama, y que ellas reconocen y siguen. Él las llama para conducirlas afuera, a los prados herbosos donde encuentran buen sustento. » Pues « Jesús se presenta es la de la “puerta de las ovejas”. (…) Cristo, Buen Pastor, se ha convertido en la puerta de la salvación de la humanidad, porque ha ofrecido la vida por sus ovejas. »

Mas aun, « Jesús, pastor bueno y puerta de las ovejas, es un jefe cuya autoridad se expresa en el servicio, un jefe que para gobernar da la vida y no pide a otros que la sacrifiquen. De un jefe así nos podemos fiar. » « Hay una dimensión de la experiencia cristiana que tal vez dejamos un poco en la sombra: la dimensión espiritual y afectiva », dice el Papa : « El hecho de sentirnos unidos al Señor por un vínculo especial, como las ovejas a su pastor. A veces racionalizamos demasiado la fe y corremos el riesgo de perder la percepción del timbre de aquella voz, de la voz de Jesús Buen Pastor, que anima y fascina ». « Es la experiencia maravillosa de sentirse amados por Jesús. (…) Para Él jamás somos extraños, sino amigos y hermanos »,  añade el Papa.Pero El Papa observa también que « no siempre es fácil distinguir la voz del Pastor Bueno »: « Hoy estamos invitados a no dejarnos distraer por las falsas sabidurías de este mundo, sino a seguir a Jesús, el Resucitado, como único guía seguro que da sentido a nuestra vida. »

Escuchar el silbido del amor

Evangelio según San Juan 10, 11-18. IV Lunes de Pascua

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor Jesús, te amo pero sé que jamás podré recompensar suficientemente el amor tan grande y tan maravilloso que me has tenido. Por eso me pongo humildemente a tus pies y me dejo amar. Tú conoces muy bien mi corazón y conoces todo lo que llevo en mi interior, mis penas y mis alegrías. Por eso, en el silencio de este nuevo día, vengo a ponerte mi corazón en tus manos para que lo llenes de amor y pueda hacer la experiencia profunda de sentirme amado.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

Jesús es el buen Pastor, ¿qué significa eso? Sin duda podemos escuchar esa expresión como tantas otras y nos puede dejar ya sea indiferentes o decirnos realmente poco. Pero si leemos con calma este pasaje, seguramente sacaremos mucho fruto. Y hoy, el mismo Jesús nos explica qué es ser pastor y porqué Él se describe como tal.

En primer lugar es el que da la vida por todas y al mismo tiempo por cada una. No es alguien que escapa al ver llegar el peligro, sino que defiende a todas. Pero no sólo eso, ya que está dispuesto a recorrer los caminos más peligrosos con tal de encontrar a esa oveja que se ha perdido. Piensa en cada una como si fuese la única. Y es justamente ésta la segunda característica. Jesús conoce a cada una y la ama con especial predilección. No importa cuán lejos esté porque las lleva muy cerca de su corazón. Y si alguna se aleja sufre hasta encontrarla, y cuando la encuentra se llena de un gran gozo. Para Él ninguna es igual porque cada una es insustituible.

Pues bien, hemos visto que Jesús es nuestro pastor que ha dado su vida para que nosotros pudiésemos ser plenamente dichosos. Y las muchas veces que nos hemos escapado o que el pecado nos ha alejado de Él, no ha tardado en salir a nuestro encuentro y en ir a los lugares más recónditos. Pero al mismo tiempo, como Él es buen pastor y como nos conoce perfectamente, sabe cómo hablarnos y entonces nosotros somos verdaderamente sus ovejas y como tales debemos aprender a escuchar la voz, el silbido de Jesús cuando nos llama y descubrir el amor que hay detrás de un sencillo gesto.

"El pastor según Jesús tiene el corazón libre para dejar sus cosas, no vive haciendo cuentas de lo que tiene y de las horas de servicio: no es un contable del espíritu, sino un buen Samaritano en busca de quien tiene necesidad[…] Cristo ama y conoce a sus ovejas, da la vida por ellas y ninguna le resulta extraña. Su rebaño es su familia y su vida. No es un jefe temido por las ovejas, sino el pastor que camina con ellas y las llama por su nombre. Y quiere reunir a las ovejas que todavía no están con él."
(Homilía de S.S. Francisco, 3 de junio de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy, voy a leer con calma el salmo 22, preferentemente en una iglesia.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Jesús es el Buen Pastor

Esta es la gran meta de la humanidad: estar unidos entre sí y con Dios formando un sólo pueblo.

Si los guías son ciegos, es fácil que muchos guiados caminen en las tinieblas y se extravíen por senderos desorientados. Lo que acaba de suceder este sábado ha podido abrir los ojos de muchos que ahora saben quienes son los guías de Israel en aquellos momentos. Y la reacción de Jesús será la exposición de la hermosísima alegoría del Buen Pastor. Israel es un pueblo nacido de pastores; esto fueron los patriarcas, y, tras la liberación de Egipto, fueron un pueblo pastoril seminómada. Al establecerse en la tierra prometida esta labor no cesa, y son numerosos los rebaños, especialmente de ovejas, en todos los lugares, alternando con el cultivo de la tierra. Por eso el recurso al buen y mal pastor es un recurso frecuente en los profetas y en los salmos. Dios enviará pastores, Él mismo es el Pastor de Israel. "El Señor es mi pastor nada me falta en verdes praderas me hace recostar, me conduce hacia fuentes tranquilas". De ahí la fácil inteligencia con que Jesús se reconoce a sí mismo como el Buen Pastor y puerta del redil.

"En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es un ladrón y un salteador. Pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero y las ovejas atienden a su voz, llama a sus propias ovejas por su nombre y las saca fuera. Cuando ha sacado fuera todas sus ovejas, camina delante de ellas y las ovejas le siguen porque conocen su voz. Pero a un extraño no le seguirán, sino que huirán de él porque no conocen la voz de los extraños. Jesús les propuso esta comparación, pero ellos no entendieron qué era lo que les decía"(Jn).

"Entonces dijo de nuevo Jesús: En verdad, en verdad os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Todos cuantos han venido antes que yo son ladrones y salteadores, pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta; si alguno entra a través de mí, se salvará; y entrará y saldrá y encontrará pastos. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Yo vine para que tengan vida y la tengan en abundancia"(Jn). Ponerse como puerta es un símbolo de lo que valen sus enseñanzas y ejemplos. El que las sigue encuentra vida abundante, pero existen puertas falsas, existen ladrones, como ya había enseñado en otra de sus imágenes plásticas, la de la puerta angosta.

La alegoría llega a su punto culminante cuando dice de modo solemne y sencillo: "Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por sus ovejas". Sólo Dios es el pastor supremo del pueblo. El cuidado de sus fieles no se reduce a guiar, hablar y enseñar, sino que llega a dar la propia vida. El pastor ama a las ovejas con amor total. En cambio "el asalariado, el que no es pastor dueño de las ovejas, ve venir el lobo, abandona las ovejas y huye -y el lobo las arrebata y las dispersa-, porque es asalariado y no le importan las ovejas". Sólo Él y quienes tratan de identificarse con Él, viviendo como Él vive son el Buen Pastor. Quienes le rechazan conociéndole, libremente, no son más que mercenarios a sueldo de sus propios intereses inconfesables. Y repite de nuevo el Señor: 

"Yo soy el buen pastor, conozco las mías y las mías me conocen". El conocimiento mutuo es la característica del buen pastor y de las ovejas, se da una sintonía porque el amor de Dios lleva a reconocer a Dios en su enviado. De ahí que la fe es fruto del bien vivir. El conocimiento lleva a un amor de entrega total. "Como el Padre me conoce a mí, así yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas"(Jn). El Padre engendra por amor, con conocimiento perfecto, al Hijo, por eso el Hijo ama como el Padre; ese amor lleva al Hijo a dar su vida por los hombres. Esta entrega se extiende de mil modos a todos los hombres, el cauce primero será Israel; después el nuevo Pueblo de Dios que será la Iglesia; pero llega a todos los hombres por las vías de la misericordia "Tengo otras ovejas que no son de este redil, a ésas también es necesario que las traiga, y oirán mi voz y formarán un solo rebaño, con un solo pastor". Esta es la gran meta de la humanidad: estar unidos entre sí y con Dios formando un sólo pueblo. Al final de los tiempos todos los pueblos superarán las desuniones, que son fruto del pecado, y la Iglesia los unirá a Cristo y entre ellos. Así escuchando la voz de Jesús se reúne lo disperso, se une en la caridad y en la verdad, consumados en la unidad. Y Cristo como buen y único pastor conduce a los hombres, tantas veces perdidos en las veredas de la vida, a los verdes pastos donde encuentran alimento, vida, paz.

La conclusión sale ya de los límites de la alegoría y pasa al anuncio profético, aunque velado, de lo que va a venir y ya está viniendo: la entrega de la vida para salvar a los hombres. "Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida para tomarla de nuevo"(Jn). El que sabe y escuchó sus predicciones anteriores entiende que habla de su muerte y de su resurrección en acto de obediencia al mandato amoroso del Padre. Ante el desarrollo de los acontecimientos que van a venir conviene tener en cuenta la libertad soberana con que Cristo anuncia su muerte, ya próxima. Muerte hacia la que, como Dios, pero también como hombre, camina libremente. Mi vida, dice, "nadie me la quita, sino que yo la doy libremente. Tengo poder para darla y tengo poder para tomarla de nuevo. Este es el mandato que he recibido de mi Padre". Esta es la libertad total, la del amor sin límites, la del amor que llega a la donación no sólo de los sentimientos y de los afectos, sino de la misma vida.

Como solía ocurrir, ante sus declaraciones, hay división de pareceres entre los que le escuchan, pero, difícilmente, cabe seguir indiferente. "Se produjo de nuevo una disensión entre los judíos a causa de estas palabras. Muchos de ellos decían: Está endemoniado y loco, ¿por qué le escucháis? Otros decían: Estas palabras no son de quien está endemoniado. ¿Acaso puede un demonio abrir los ojos de los ciegos?"(Jn). Así finaliza esta fiesta tan densa en acontecimientos.

¿María es Madre de Dios?

La divinidad del Señor Jesús no proviene de María, pero no por esto ella deja de ser verdaderamente Su Madre

Nos preguntan: ¿Es verdad que María no es madre de Dios, es solamente madre de Cristo, y que no puede ser madre de Dios porque Dios es infinito y eterno, y María no?

Santa Isabel, en el pasaje de la visitación, llama a María "La madre de mi Señor" (Lc 1, 43). Ciertamente, el Señor es Jesús, quien es Dios mismo. Si aceptamos que María es verdadera y real madre del Señor Jesús, entonces Ella es, por tanto, verdadera y real Madre de Dios, puesto que el Señor Jesús es Dios mismo. Pretender que María es madre "solamente" del cuerpo físico del Señor es absurdo. El Señor Jesús es una persona completa. Pretender separar su divinidad y su humanidad es absurdo, y es una herejía conocida como nestorianismo, que dice que hay dos personas separadas en Cristo encarnado: una divina (el hijo de Dios) y otra humana (el hijo de María). La herejía fue condenada y la doctrina aclarada en el Concilio de Éfeso en el año 431.

Lógicamente, la divinidad del Señor Jesús no proviene de María, pero no por esto ella deja de ser verdaderamente Su Madre. Lo mismo sucede con nosotros: el alma inmortal que cada uno de nosotros posee proviene directamente de Dios, pero eso no significa que mi madre no sea verdadera madre mía. Hay que recordar que fue voluntad del Señor el haberse encarnado en una mujer, y que esa Mujer fuese su Madre. Dios no necesitaba una Madre, pero quiso actuar así en su plan de Salvación, y por su Voluntad María fue elegida como Madre de Dios "porque ninguna cosa es imposible para Dios" (Lc 1, 37)

La oración es clave en el discernimiento vocacional

Junto con la oración, o más bien, apoyándose en la oración, la joven analizará cuál es el origen de esos deseos profundos que se manifiestan a través de sentimientos, emociones, razonamientos y pensamientos que afloran en este momento de su vida.

a. El corazón no es ciego, tiende a un fin.

Hemos dicho que son muchos y muy constantes los deseos que emergen en esta etapa en el corazón de la chica. Necesitamos precisar. No es que en este momento surjan de improviso estos deseos. Lo que sucede es que se patentizan, se materializan o se hacen más fuertes en el momento en que se debe tomar una decisión fundamental en la vida.

La Psicología de consultación explica que el grado de salud psíquica depende de la forma en que la persona establece y alcanza sus prioridades en la vida (opción fundamental). Los sentimientos, las emociones, razonamientos, pensamientos y demás circunstancias que nos rodean son tan sólo el resultado externo de la opción fundamental de nuestra vida.

A través de un complejo mecanismo, estudiado y profundizado por la Psicología cognitivista, llegamos a conocer cuál es la opción fundamental que da origen a los sentimientos, emociones, razonamientos, pensamientos y demás circunstancias en nuestra vida. Como decía Epicteto, no son las cosas en sí las que influyen a los hombres. Es la interpretación de las cosas la que influye a los hombres.

Junto con la oración, o más bien, apoyándose en la oración, la joven analizará cuál es el origen de esos deseos profundos que se manifiestan a través de sentimientos, emociones, razonamientos y pensamientos que afloran en este momento de su vida. A través de un método de introspección que ella misma puede aprender, debe indagar el origen profundo de eso que siente, desea, piensa, quiere. ¿Por qué quiero ser profesora? "Para ganarme un sustento en la vida". ¿Y no existen otros medios de sustentación? ¿Qué busco en realidad con ser profesora? "La admiración de todos". ¿Y por qué lo busco precisamente en la docencia? "Por que me reporta una satisfacción personal..." Y así hasta llegar a la opción fundamental que le ha hecho elegir el ser profesora.

Mientras la labor de la psicología de consultación se centra en el mecanismo para llegar a la opción fundamental, la oración (el diálogo íntimo con Dios) servirá para poner en evidencia esos deseos y confrontarlos con Dios, lo que veremos en el siguiente capítulo. En este punto del desarrollo de la psicología de la respuesta vocacional nos señala que la candidata, por ella misma o con la ayuda de la directora espiritual, deberá detenerse para analizar los deseos que co-existen en su corazón ho topos tou Theou.

Pero el corazón no es ciego, obedece a un fin. La vida no se guía por golpes magistrales del momento, sino por una opción fundamental. La coherencia y fidelidad a esa opción fundamental garantiza la felicidad en la vida. Cuando la llamada de Dios se hace presente en la joven a través de las causas secundarias, la llamada re-mueve o ratifica la opción fundamental. Las causas secundarias tienen como objetivo, entre otros, llegar al corazón de la chica, con el fin de que ella re-ordene su vida sobre la base de la nueva opción fundamental o ratifique el rumbo que llevaba, quizás bajo una nueva perspectiva y dirigida hacia ahora a un bien preciso. El proceso que siguen estas causas secundarias es el de tocar aquellas áreas en las que mayor sensibilidad puede tener la chica, y así, a través de esa sensibilidad desencadenar un proceso de cuestionamiento interno que llegue a tocar la opción fundamental de su vida.

b. Analizar y ver todo.

Para que el proceso se lleve a cabo con la eficacia requerida, será necesario enseñarle a la chica que "saque afuera" todos los deseos que alberga en su corazón. Que analizando todo aquello que sienta, piensa o razona, pueda llegar al profundo de su "yo" y determine su opción fundamental.

Al percibir la llamada en forma de causas secundarias, éstas tocan diversas esferas de la vida de la chica, replanteando, como ya hemos señalado anteriormente, los planes que habían dado origen a diversas posturas frente a la vida. Los deseos generados por las causas secundarias llegarán, a través del proceso de sensibilización, a hacer que la chica se pregunte la razón o las razones de las decisiones tomadas. La acción de la gracia mueve el intelecto, el sentimiento, la razón, todas las facultades superiores para hacerles vibrar en una sola dirección: "Dios necesita de mí".

Este sólo pensamiento, razonamiento, sentimiento, genera una cadena interminable de preguntas, hasta hacer que se llegue a una sola: ¿qué es lo que Dios quiere de mí? Esta pregunta lleva en sí misma, por la respuesta que debe darse, la opción fundamental de buscar en todo la gloria de Dios y la salvación de los hombres, que no es otra cosa sino el amor de Dios.

Dejar que salgan a flote las intenciones que han generado todos los sentimientos, emociones y pensamientos es una etapa necesaria en la psicología de la respuesta vocacional. Sin ella, la joven se replanteará una y otra vez su decisión vocacional. En esta etapa del proceso se le debe pedir a la chica que "abra los ojos" y que no tenga miedo de sacar afuera no sólo lo que siente, piensa o razona, sino los motivos que fundamentan todo aquello que siente, piensa o razona.

Hay que tomar en cuenta la labor del maligno, que lógicamente trabajará en la psique de la chica. Dice San Ignacio de Loyola en sus Ejercicios Espirituales que el demonio labora precisamente en aquel punto en el que es más débil la persona. Su trabajo consistirá básicamente en re-presentarle sus planes personales por ella más acariciados como compatibles con la voluntad de Dios. También le podrá sugerir la llamada de Dios como una quimera, un sueño, algo realmente inalcanzable. Le hará ver quizás que si bien el ideal de la vocación es acariciable y laudable, ella no tiene en posesión las cualidades necesarias para alcanzar ese ideal. Una y otra vez machacará en contra de la llamada, usando como "canal" de ataque el punto de débil de la chica. Siguiendo la terminología ignaciana, el demonio es como un jefe de ejército que ataca el punto débil del enemigo. Si son los sentimientos, hacia ellos enfilará todas sus baterías, sugiriendo sentimientos contrarios a la opción de Dios. Si la chica cojea por el lado de la razón, entonces propondrá sofismas difíciles de descubrir y resolver. Y así con cuantas circunstancias se le presenten propicias para "ofuscar" la voluntad de Dios. Son "ruidos" que genera para no escuchar adecuadamente la voz de Dios.

Otro factor nada desdeñable que debemos tomar en cuenta en esta etapa es la dificultad que muchas chicas tienen para hacer este proceso de introspección. Siendo "hijas de su tiempo" no han cultivado la capacidad de autorreflexión, dejándose guiar más por los sentimientos que por la razón. Con un pensamiento débil en boga, en donde pululan los slogans propagandísticos sin fundamentos racionales, con una promoción de valores materiales y hedonistas permeados de subjetivismo y personalismo, resulta muy difícil validar y sustentar racionalmente el actuar y el pensar del hombre. Por ello resulta difícil para las candidatas a la vida consagrada ponerse a trabajar seriamente en la autorreflexión y el auto-análisis. Es conveniente por tanto la cercanía de la directora espiritual para clarificar, entre otras cosas que el sentir, razonar o experimentar algo no es una señal definitiva de una situación, sino una puerta a través de la cual se puede llegar a descubrir los motivos profundos de aquello que se siente, se experimenta o se razona.

Y serán aquellas razones profundas las que deberán contrastarse con la voluntad de Dios, lo cual lo veremos en el siguiente capítulo.

NOTAS

1. De esta forma, según enseña el Prof. Antonino Tamburello, todos esos factores externos se presentan como "ventanas" a través de las cuáles podemos penetrar para ver el interior de las personas y así llegar a conocer la "causa de todas las causas".

Olor a Cristo; IV Domingo de Pascua
Reflexión del evangelio de la misa del 4o. Domingo de Pascua 7 de mayo de 2017

Este Domingo del Buen Pastor se nos presenta como un silbido potente que nos despierta y nos pone en alerta. No puede el discípulo permanecer pasivo.

Lecturas:

Hechos de los Apóstoles 2, 14, 36-41: “Dios lo ha constituido Señor y Mesías”

Salmo 22: “El Señor es mi pastor, nada me faltará. Aleluya”

I Pedro 2, 20-25: “Han vuelto ustedes al pastor y guardián de sus vidas”

San Juan 10, 1-10: “Yo soy la puerta de las ovejas”

Cuando el Papa Francisco inició su pontificado nos sorprendió a todos con su exigencia a los pastores de tener “olor a oveja”. Quien haya convivido o participado de este trabajo de cuidar ovejas, entenderá que no es precisamente agradable el hedor que despiden las ovejas. Incluso entre nosotros se ha acuñado el dicho: “Oler a chivo”, para indicar lo desagradable y penetrante que es este aroma. Alguien queriendo corregir al Papa opinaba que los pastores deberían “oler a Cristo”, pero precisamente allí está el punto central: Cristo quiere oler a oveja, se encarna en nuestras miserias, asume nuestros pecados. Es pastor, puerta y oveja. Oler a Cristo será oler a oveja.

Nuestro pueblo sufre, tiene miedo, anhela paz y con frecuencia escuchamos que se dice que “ya no encuentra la puerta”. Al contemplar las ingentes multitudes que anhelan la paz y que buscan justicia con dignidad, hastiados, llenos de cólera por un mundo tan descompuesto, forzosamente tenemos que recordar las palabras de Jesús que se autoproclama como el Buen Pastor y nos indica que Él es la puerta. Quizás a algunos les suene extraño y hasta protesten porque la imagen del Pastor iría muy unida a la imagen de la oveja, o como decimos entre nosotros, a la imagen del borrego que ha adquirido un sentido peyorativo de manipulación, de seguimiento ciego, de multitud inconsciente. Las grandes masas son arrastradas por líderes corruptos  o  son subyugadas por los medios masivos y aparecen inconscientes, adormecidas, indiferentes ante las graves situaciones. Y hoy, domingo del Buen Pastor, será un día propicio para que nuestra reflexión nos lleve a una toma de conciencia de todo lo que estamos haciendo que ha propiciado que este mundo loco y desquiciado se encuentre al borde del precipicio.

Cristo, Buen Pastor, no quiere adormecernos ni solapar responsabilidades ni de criminales ni de autoridades. Nada más lejano de la intención de Cristo. Discute fuertemente con los principales y los fariseos, y ahora lanza una dura crítica a su liderazgo y a su autoridad. Es por tanto un juicio contra quienes no vigilan, quienes abandonan arrastrando consigo a otros, o bien, contra quienes no se acercan de forma correcta al rebaño. Trae a la memoria la dura imprecación que hace el profeta Ezequiel contra los malos pastores de Israel, tiene su aplicación en contra de los dirigentes de los tiempos de Jesús, pero también es palabra viva para hoy y se presenta como crítica dura y actual contra dirigentes y malos pastores que no tienen en cuenta al pueblo y solamente se aprovechan de sus privilegios y puestos. Es una acusación tanto para los lobos como para los pastores, pero también es un fuerte silbido, al mismo tiempo enérgico y cariñoso, para que las ovejas no se duerman o no vayan tras engañosas seguridades. La maldad y la injusticia tienen como responsables tanto a los criminales como a las autoridades, pero también al silencio, a la indiferencia y al miedo, de un pueblo que calla, que no se levanta y que no ha hecho lo necesario para sacudirse tanta corrupción y tanta mentira.

No podemos seguir igual. Cuando Pedro acusaba a la multitud de responsabilidad ante la muerte de Jesús, con el corazón adolorido preguntaron: “¿Qué tenemos que hacer?”. Pedro, entonces, los invita a una conversión de verdad, no a un cambio de escenario ni a cambios externos. Sugiere un cambio donde se borre definitivamente el pecado y se guíen por el espíritu.

También hoy ésta debería ser nuestra pregunta y éstas nuestras actitudes. Deberemos poner a Cristo como nuestro Buen Pastor y asumir las actitudes correspondientes a un pueblo responsable y consciente de sus obligaciones y sus derechos. Todos estamos de acuerdo en reconocer que Cristo es el verdadero pastor, opuesto al mercenario, y que es el único guía seguro que va delante de las ovejas y abre el camino; pero no estamos dispuestos a soportar un examen sobre nuestro papel de pastores, cuidadores y educadores de un pueblo, de una comunidad o de una familia. Las palabras exigentes de Jesús acusando a los bandidos, ladrones y mercenarios, fácilmente las aplicamos a las autoridades, a los responsables y a quienes tienen el deber de velar por nuestros pueblos. Y tenemos razón, porque ellos deben tener muy en cuenta el ejemplo de Cristo y cualquier autoridad o líder moral, tiene la obligación de velar por el bienestar de los ciudadanos y no de aprovecharse de ellos. Pero al mismo tiempo, estas palabras de Cristo son para cada uno de nosotros que tenemos alguna responsabilidad frente a las demás personas: padres de familia, maestros, coordinadores, sacerdotes, catequistas, autoridades… todos tenemos que mirarnos en esta imagen de Jesús y ver cómo estamos realizando nuestra tarea.

“¡Cuidado!”.  Nos advierte Jesús y nos pide distinguir entre la voz del pastor y la voz del mercenario. La voz del pastor llega hasta nuestro interior y nos da vida. Pero también se escuchan otras voces que adormecen, que engañan y que intimidan. Lo más triste es que hay quienes siguen esas voces y terminan en la muerte. Tendremos que discernir cuál voz estamos siguiendo. Cuando Jesús afirma: “Yo soy la puerta de las ovejas” nos coloca frente al significado de la puerta. Una puerta tiene una doble función: abrir y cerrar; proteger y dejar entrar. En este caso es una puerta de exclusión para los salteadores y ladrones, y puerta de acceso para los verdaderos pastores. Una puerta cerrada para quien busca su propio interés y abierta para quien busca dar vida. Una puerta abierta a la libertad y a la intimidad. Y Cristo nos invita a pasar por esa puerta que es Él mismo para abrirnos a la verdadera libertad. Al mismo tiempo es una puerta cerrada a la mentira, a la injusticia y al mal. Jesús nos ofrece un criterio para ver a quién dejamos entrar por esa puerta y cuáles voces escuchamos, “que tengan vida y la tengan en abundancia”. Lo que mata al pueblo, lo que limita la vida, lo que la oscurece, no podemos dejarlo entrar ni permitir que nos manipule.

Este Domingo del Buen Pastor se nos presenta como un silbido potente que nos despierta y nos pone en alerta. No puede el discípulo permanecer pasivo porque la indiferencia ante la injusticia es grave pecado de omisión. Y al mismo tiempo nos invita a estar atentos a distinguir las voces que dan vida plena, de aquellas voces que llevan a la muerte y a la corrupción. ¿Qué estamos haciendo? ¿Vivimos pasivos ante la injusticia, la corrupción y la maldad? ¿Cuál es nuestra responsabilidad cuando al mismo tiempo somos pastores y ovejas?

Jesús, Buen Pastor, enséñanos a dar la vida por las ovejas a nosotros encomendadas, danos la inteligencia y el valor suficientes para proteger a la comunidad, a los jóvenes y a los niños, y concédenos reconocerte a Ti como nuestra Puerta y nuestro Pastor. Amén.

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