El Reino de Dios... es justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo

Evangelio según San Juan 16,20-23a. 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo." La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo.

También ustedes ahora están tristes, pero yo los volveré a ver, y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar. Aquél día no me harán más preguntas."


San Felipe Neri

Nació en Florencia en 1515.  En medio del paganismo que imperaba en el ambiente renacentista romano, Felipe entrega todos sus haberes a los pobres, mientras él ayuna a pan y agua. Pasa los días en obras de caridad, y las noches en las catacumbas de San Sebastián, entregado a la oración y a la penitencia.   Alcanza altísima oración.

Sus éxtasis duran horas y a veces se le oye clamar: ¡Basta, Señor, basta! ¡Detén el torrente de tu amor! Ante esta vida angelical poco podían hacer los asaltos del mal. Un par de mujerzuelas acechan un día contra su castidad. Las pupilas de fuego del Santo las hacen huir asustadas.

Con todo, le gustaba rezar así: Señor, no te fíes de mí. Señor, ten de tu mano a Felipe, que, si no, un día, como Judas, te traicionará.   Funda una cofradía para atender a pobres y peregrinos. Visita cárceles y hospitales. Busca sobre todo a los niños y a los jóvenes. En 1551 se ordena sacerdote por obediencia. Desea ir a las Indias, como Javier. El P. Ghattino 1e dice de parte de Dios: Roma será tus Indias.   Y por toda Roma derrama sus caridades, sus fervores, su alegría contagiosa, la certeza de que hay más alegría en la virtud que en el pecado. Es proverbial su don de lágrimas, y de hacer milagros.

Se le atribuye haber resucitado al príncipe Paulo Máximo, para que confesase un pecado.    

Un éxtasis le produjo la dilatación del corazón y la deformación de dos costillas. Una se conserva en el Oratorio de Nápoles.  

Todos los Papas y Príncipes acudían a él. Fue amigo de San Carlos, San Ignacio, San Camilo y San Félix de Cantalicio. Su obra definitiva fue la fundación del Oratorio, para instruir y entretener a niños y jóvenes.   El Oratorio influyó mucho a través del Cardenal Baronio y otros muchos. Murió Felipe en 1595. Era la noche del Corpus y se fue a acabar la fiesta al cielo. Sus restos descansan en la Chiesa Nuova de Roma.

Fue canonizado por Gregorio XV el 1622 junto con cuatro santos españoles.


"Quien quiera algo que no sea Cristo,
no sabe lo que quiere; 
quien pida algo que no sea Cristo, 
no sabe lo que pide; 
quien no trabaje por Cristo, 
no sabe lo que hace" 
 -San Felipe Neri
"Como es posible que alguien que cree en Dios
pueda amar algo fuera de Él".
  -San Felipe Neri

"¿Oh Señor que eres tan adorable
y me has mandado a amarte,
por qué me diste tan solo un corazón
y este tan pequeño?"  -San Felipe Neri

Oremos

Señor Dios nuestro, que nunca deja de glorificar la santidad de quienes con fidelidad te sirven, haz que el fuego del Espíritu Santo nos encienda en aquel mismo ardor que tan maravillosamente inflamó el corazón de San Felipe Neri. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

San Cesáreo de Arlés (470-543), monje y obispo Sermón 166

«El Reino de Dios... es justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo»

Cuál es, hermanos, el verdadero gozo sino el Reino de los cielos? Y ¿qué es el Reino de los cielos, sino Cristo Nuestro Señor? Sé que todos los hombres quieren poseer un verdadero gozo. Pero, se engaña el que quiere ser feliz con sus cosechas sin cultivar su campo; se equivoca el que quiere recoger frutos sin plantar árboles. No se puede posee¿r el verdadero gozo sin la justicia y la paz... Mientras tanto, respetando la justicia y poseyendo la paz, nos fatigamos durante un corto espacio de tiempo como absorbidos sobre un buen trabajo. Pero después, tendremos un gozo sin fin al final de este trabajo.

Escucha qué es lo que el apóstol Pablo dice de Cristo: «Él es nuestra paz» (Ef 2,14)... Y el Señor, hablando con sus discípulos, les dice: «Volveré a veros y vuestro corazón se regocijará, y vuestro gozo nadie os lo podrá quitar» ¿Qué es este gozo que nadie os podrá arrebatar sino él mismo, vuestro Señor, que nadie os podrá quitar? 

Examinad, hermanos, vuestra conciencia; si en ella reina la justicia, si queréis, deseáis y anheláis para todos la misma cosa que para vosotros, sabed que el Reino de los cielos, es decir, Cristo el Señor, permanece en vosotros.

La recomendación de Jesús
San Juan 16, 20-23. VI Viernes de Pascua.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey Nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Hoy, Señor Jesús, vengo ante Ti para sanarme. Sana las heridas de mi corazón, sana todo aquello que no me permite permanecer en tu amor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
El padre de un buen amigo solía repetirle: "En este vida lo único que necesitas para conseguir cosas es a Dios y tener amigos". Esto es un hecho constatado. El mundo gira a través de influencias y recomendaciones.

Por ejemplo, para conseguir un puesto de trabajo, solemos pedir la recomendación de alguien. Es más, al momento de elegir un candidato para una vacante laboral, no sólo se toma en cuenta lo cualificado del candidato, sino también por quién viene recomendado.

Si esto funciona con personas influyentes y poderosas, pero que no dejan de ser personas humanas limitadas, cuanto más si pedimos al Padre con la recomendación de Jesús, que es perfecto Dios y perfecto hombre.

Dios Padre no se resiste ante las recomendaciones de su Hijo y, además, en su nombre nos prepara y regala el mejor lugar en su Reino.

Ayúdame, Jesús, a comprender que toda tristeza se transforma en alegría si tengo fe y confianza en tus promesas. Nada ni nadie podrá quitarme del corazón esa alegría que sólo Tú me puedes dar.

"Un cristiano sin alegría no es cristiano. Un cristiano que continuamente vive triste, no es cristiano. Y un cristiano que, en el momento de las pruebas, de las enfermedades, de tantas dificultades, pierde la paz, le falta algo. La alegría cristiana no es una simple diversión, no es una alegría pasajera; la alegría cristiana es un don, es un don del Espíritu Santo. Y hay que tener el corazón siempre alegre porque el Señor ha vencido, el Señor reina, el Señor está a la derecha del Padre, el Señor me ha mirado y me ha enviado y me ha dado su gracia y me ha hecho hijo del Padre… Es esa la alegría cristiana. Un cristiano vive en la alegría".

(Homilía de S.S. Francisco, 15 de mayo del 2015, en santa Marta)

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración. Disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Rezaré la coronilla a la misericordia Divina por todas aquellas personas tristes, abandonadas, para que experimenten la misericordia de Dios y sientan el consuelo del Espíritu Santo.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Del lamento a la esperanza

La alegría lleva a dar a conocer a todos los demás, el amor de quien ha sido fiel en medio de los males.

A inicio de mes una joven me pedía oraciones por su mamá porque le habían detectado una grave enfermedad en el corazón que hacía presagiar lo peor. Una semana más tarde, aun sin conocer los resultados médicos definitivos de su mamá, me avisa que pida por su papá porque al día siguiente le operarán de unos tumores que descubrieron de modo inesperado. En unos días la vida familiar de esta joven puede cambiar considerablemente.

Su corazón experimenta miedo ante los males que le circundan. Sin ser ordinarias, situaciones como la descrita ocurren con cierta frecuencia. Recuerdo una madre de familia cuya hija mayor le informa que se encuentra en una situación moral grave. Dos días más tarde le comunican que su hijo será expulsado temporalmente del colegio por un acto grave de insinceridad e indisciplina. En unos días esta mujer siente que se derrumba todo el trabajo educativo realizado durante años en sus hijos.

Me han impresionado las declaraciones del empresario americano que ha perdido a más de ochocientos empleados en el atentado de New York.

Debido al mal ajeno en un día de una acomodada situación ha pasado a una impotencia y angustia por el futuro de su familia y por no poder ayudar a las familiares de sus empleados, como en conciencia desearía realizar.

Aunque más escaso, no es extraño para algunas personas pasar por períodos en los que la ilusión en el cumplimiento de los deberes matrimoniales y familiares, el trabajo apostólico y la misma relación con Dios pierden todo su interés y entran en una oscuridad interior que provoca incluso momentos de duda y turbación.

De un modo u otro, alguna vez, cada uno ha vivido "la experiencia del temor por el asalto del mal que intenta golpear al justo" (19 de septiembre). El Santo Padre, ayudado de los salmos, recuerda las dos fuentes del mal que acontece al hombre: las fuerzas naturales, representadas por "leones en posición de ataque" (cfr. Sal 57,5), y la malicia humana, actuada por "una banda de perseguidores que tienden trampas y cavan fosas" (cfr. Sal 57,7).

Ante estas situaciones el Papa recuerda que la "luz vencerá la oscuridad y los miedos". En concreto, invita a renovar la certeza de "la presencia de Dios junto a los fieles" y, en consecuencia, a pedir al Señor que envíe su amor y su verdad a la propia vida. "Incluso si se horroriza por el rugido terrible de las fieras y por la perfidia de los perseguidores, el fiel en su interior permanece sereno y confiado". Una vez más el Santo Padre recalca que Dios,de modo ordinario, no hace desaparecer el mal pero su presencia acogida por el hombre, le hace permanecer sereno y seguro mientras camina en medio del mal.

En segundo lugar, el Papa recuerda que "la presencia de Dios no tardará en mostrar su eficacia". Tarde o temprano el mal, los temores, la oscuridad pasarán, mientras Dios permanecerá junto al hombre fiel.

Ante el amor y la verdad divina, surge el agradecimiento profundo y sincero del hombre a Dios. Este agradecimiento no debe ser solamente de palabra. Las palabras del salmista son elocuentes (Sal 57,10.12):

´Te alabaré entre los pueblos, Señor,
te salmodiaré entre las gentes
porque tu amor es grande ...
¡Álzate, oh Dios, sobre los cielos,
sobre toda la tierra, tu gloria!´

La alegría del salmista no es egoísta. La causa de su alegría es principalmente porque la gloria de Dios ha vencido. Es el bien de Dios, su voluntad la que interesa al fiel. El haber sido salvado de los males pasa a un segundo puesto. Pero además, la alegría le lleva a dar a conocer a todos los demás el amor de quien le ha mantenido fiel en medio de los males.

En resumen, la vida del cristiano es un camino que "transcurre desde el lamento dramático, dirigido a Dios, a la esperanza serena y al agradecimiento alegre".

Escrúpulos de conciencia: qué son y cómo remediarlos

Conciencia escrupulosa es aquella que ante cualquier acto realizado no sabe determinar la moralidad del mismo

Definición
Se define conciencia escrupulosa como aquella que ante cualquier acto realizado no sabe determinar la moralidad del mismo, sino que se encuentra en un mar continuo de dudas del que no sabe salir.

Distinción entre conciencia escrupulosa, delicada y laxa
Hemos de distinguir la conciencia escrupulosa de la conciencia delicada. Conciencia delicada es aquella que juzga correctamente incluso ante pequeñas faltas. Cuida, por amor que tiene a Dios y por rechazo al pecado de hacer cualquier acto, incluso leve, que pudiera ofenderle. A la hora de hacer un examen de conciencia, no sólo se examina de modo genérico, sino que desciende hasta los detalles y luego es capaz con serenidad de manifestarlos en la confesión.

Lo opuesto a conciencia delicada sería una conciencia laxa. Conciencia laxa es aquella que no ve pecado es muchas acciones que de suyo lo son. Cuando una persona con conciencia laxa se examina, va a lo genérico: “Padre, hace dos años que no me confieso. No tengo pecados, pues no mato ni robo”. 

Factores causantes o desencadenantes de los escrúpulos de conciencia

A lo largo de mi experiencia sacerdotal en el trato con personas escrupulosas he podido comprobar la existencia de tres elementos que actúan en la mayoría de los casos como factores causantes y/o desencadenantes de los escrúpulos: la soberbia espiritual, la falta de aceptación de uno mismo y el enfocar la vida espiritual no tanto en amar a Dios cuanto en no cometer pecados. Estos tres elementos son un a modo de sustrato común, y que aunque de suyo no sean propiamente el origen de los escrúpulos, sí que justifican que tarden más en curarse o incluso que puedan agravarse si no se corrigen adecuadamente.

1.- Soberbia espiritual o también llamada más vulgarmente “perfeccionismo” es una inclinación psicológica a buscar ser perfectos por el ánimo de ser perfectos y no por ningún ulterior motivo humano o espiritual. Son personas que cuando descubren un defecto o limitación de su personalidad se entristecen en un primer estadio. Comienzan a luchar para quitar esas limitaciones y cuando ven que es casi imposible, intentan negar que esas imperfecciones sean suyas, aparecen los escrúpulos para autojustificarse y empieza de ese modo un círculo vicioso.

Ese círculo hay que cortarlo haciendo ver a esas personas que “sólo Dios es perfecto”. Nosotros hemos de seguir la consigna de Jesucristo: “ser perfectos como mi Padre celestial es perfecto”, pero sabiendo que es una meta y no un resultado que podamos obtener con el propio esfuerzo personal y sin la ayuda de la gracia de Dios; y que mientras que no lo alcancemos tendremos que tener paciencia con nosotros mismos, no desanimarnos y pedir la ayuda de Dios para ir poco a poco corrigiéndonos.

2.- Falta de aceptación de las propias limitaciones. Es muy frecuente que un escrupuloso no se acepte a sí mismo tal como es, con sus luces y sombras, virtudes y defectos. Es por ello que cuando descubre sus defectos o pecados veniales los enmarañe en un mar de dudas para intentar exculparse de los mismos. En el fondo no es sino otra manifestación de esa soberbia espiritual. Conforme la persona va madurando humana y espiritualmente y se va aceptando tal como es, esa intranquilidad y desasosiego que le producía descubrirse como es, se va apaciguando; uno reconoce sus limitaciones y es capaz de verlas con serenidad y ánimo positivo para poderlas ir solucionando poco a poco, una tras otra.

3.- Mal enfoque de la vida espiritual. Las personas escrupulosas tienden a focalizar su vida espiritual, no tanto en amar a Dios, cuanto en evitar los pecados. Aparentemente parece lo mismo, pero no lo es. Cuando uno orienta su vida espiritual en amar a Dios, tiende a tener una actitud más positiva y gozosa. Se alegra de amarle, servirle, entregarle su vida. En cambio cuando enfoca su vida espiritual en el hecho de no cometer pecados, se pasa todo el tiempo escudriñando su conciencia y su conducta para intentar descubrir si está haciendo o pensando algo que pueda de algún modo ir en contra de la voluntad de Dios. Este modo de proceder le produce desasosiego, intranquilidad, y con el tiempo, puede desembocar en una neurosis de ansiedad.

Un examen personal y humilde de estos tres factores desencadenantes de los escrúpulos de conciencia nos pueden ayudar mucho a la hora de descubrirlos, evitarlos y corregirlos. Dicho de otro modo, el buen diagnóstico de una enfermedad es el primer paso para poder poner el tratamiento adecuado de la misma.

Tipos de conciencia escrupulosa según su gravedad o duración

Los escrúpulos de conciencia pueden tener multiplicidad de manifestaciones y grados. Simplificando y resumiendo diremos:

1.- Conciencia escrupulosa que bordea la neurosis
⦁ Sería una persona que psíquicamente no es estable. Tiene tendencias o inclinaciones de tipo neurótico u obsesivo. Esa “neurosis”, cuando tiene como objeto la moralidad de los actos humanos, hace que la persona sufra muchísimo, y debido a su proceso no sabe valorar la moralidad de los mismos.
⦁ Es típico de estas personas estar continuamente cambiando de sacerdote, pues nunca encuentran quién les comprenda de modo satisfactorio: unos son demasiado rígidos, otros, demasiado blandos; unos les tratan como a débiles mentales, otros, exigen de ellos heroicos esfuerzos de voluntad.
⦁ La psicología actual tiende a desestimar la función que el sacerdote pueda hacer en estos casos, y más bien opina que lo que solemos hacer los sacerdotes es empeorar su situación. Respecto a este punto concreto, si habláramos de una neurosis de tipo obsesiva que no afectara a la conciencia moral, un buen psiquiatra será la primera elección; pero cuando el problema es de tipo moral, el primer indicado para estudiar el problema debe ser el sacerdote, y si éste ve que la situación es realmente grave, debería por honestidad profesional, buscar la ayuda de un buen psiquiatra. La solución ideal sería la colaboración entre un sacerdote y un psiquiatra, para que cada uno en su campo, pudiera aportar las debidas soluciones a estas personas.

2.- Cierta inclinación o tendencia al escrúpulo
⦁ Sería una persona, que sin llegar a una conducta neurótica, tiene cierta tendencia a los escrúpulos, sobre todo en algún área muy concreta de la moralidad de los actos. En la mayoría de los casos suele tener relación con pecados contra el sexto y el noveno mandamiento. Este problema se suele solucionar de modo relativamente fácil si se encuentra un adecuado director espiritual.

3.- Escrúpulos durante un breve plazo de la vida
⦁ Persona totalmente normal desde este punto de vista, pero que durante una época de su vida relativamente breve, tiene escrúpulos. En bastantes ocasiones suele ser un “truco” que Dios utiliza para que la persona tome una mayor conciencia de la situación moral de su vida y cambie. En numerosas ocasiones, Dios se aprovecha de estos escrúpulos para “remover” la conciencia y despertar una posible vocación al sacerdocio o a la vida consagrada.
⦁ Yo me he encontrado con relativa frecuencia este tipo de personas cuando a lo largo de mi vida sacerdotal he estado en algunas parroquias donde los fieles acudían asiduamente al confesonario y se planteaban una vida espiritual seria.
⦁ Estos escrúpulos suelen ser temporales, en ningún momento llegan a la neurosis, y sirven para formar una conciencia más delicada.
⦁ En la mayoría de los casos aparecen en personas que anteriormente no eran escrupulosas o incluso tenían una conciencia relativamente laxa. Es frecuente que desaparezcan de modo casi milagroso una vez que han cumplido su “función”.

4.- Escrúpulos como una cruz personal
⦁ Y por último, hay personas que tienen una tendencia escrupulosa, que sin llegar a ser una neurosis, ni mucho menos, se manifestará más bien como una forma de ser o inclinación hacia ellos.
⦁ Es un “modo de ser”, del mismo modo que hay personas que tienen tendencia a ser tranquilas y otras a ser impacientes. Tendrán que cargar como esa cruz durante muchos años, y a veces durante toda la vida. En la mayoría de los casos es fruto de la formación que recibieron, pero sobre todo, porque Dios los hizo así. Como cruz, tendrán que tener paciencia y ofrecer ese modo particular de ser a Dios; del mismo modo que todos tendremos que luchar con otras peculiaridades de nuestro carácter.

Para el tratamiento de los escrúpulos: ¿psicólogo, psiquiatra o sacerdote?
Hoy día, como consecuencia de la pérdida de la fe y del auge de la psicología; ésta ha ido poco a poco reemplazando al sacerdote en un área que anteriormente le era casi exclusiva.

Antiguamente, cuando una persona o colectivo pasaba una situación traumática, se acudía al sacerdote para que le ayudara y aconsejara en ese mal trance. Hoy día, ya no se cuenta con el sacerdote y se acude de primera mano al psicólogo. Es típico oír en las noticias el anuncio de que después de un atentando en el que hubo cuarenta personas afectadas, los servicios sociales acudieron al equipo de psicólogos para ayudar a esas personas.

Para mí, la psicología –y esto es una mera opinión personal-, es una rama del saber que tiene poco de ciencia, bastante de desconocimiento y mucho de imaginación. Cuando una persona va al psicólogo, éste, tiende a encasillarlo dentro de unos esquemas preestablecidos que estudió en la universidad o en algún libro, y que en la gran mayoría de los casos no termina de encajar en ninguno de ellos, pues el espíritu humano es mucho más complejo y no puede ser encorsetado ni etiquetado con tanta facilidad.
En el caso que estamos tratando de los escrúpulos de conciencia, si la persona acudiera solicitando ayuda a un psicólogo, las soluciones que pudieran provenir de su actuación serían más el fruto de que el psicólogo fuera una persona centrada y con sentido común, que la consecuencia de un certero diagnóstico y adecuado tratamiento que procediera de lo que la psicología le pueda haber enseñado. Cuando el problema de escrúpulos de conciencia roza la neurosis, yo prefiero antes la ayuda y consejo de un psiquiatra centrado que la de un psicólogo.

Psiquiatría y psicología son dos términos que se parecen, pero cuyos puntos de partida y métodos de trabajo son totalmente diferentes. Y si no, pregúnteselo a un psiquiatra y verá lo que le responde. El psiquiatra es un médico que se ha especializado en esa rama de la medicina; una ciencia muy compleja y relativamente oscura.

El psicólogo, ha estudiado una carrera, ha recibido un título…, pero los contenidos de su formación son en muchos casos el resultado de imaginaciones calenturientas más que descubrimientos científicos. Los padres de la psicología moderna, Wundt, Freud, Skinner, Piaget, W. James, no pueden decir que sus conclusiones sean científicas, ni el resultado de pruebas experimentales, sino más bien el resultado de ciertas observaciones personales unido a un sinnúmero de presupuestos o axiomas que dan como dogmas pero que no saben, ni pueden justificar.

De hecho, el modo de acceso a la mente no puede ser casi nunca el resultado de un análisis químico o de un scanner o resonancia magnética. Estamos trabajando no tanto con el cerebro, cuanto con el alma, la cual usa del cerebro como estructura anatómica, pero el alma no puede ser reducida al cerebro ni mucho menos. El alma como tal se escapa a la observación científica y nunca puede ser estudiada en un tubo de ensayo.

La psicología moderna ha caído en las redes del psicoanálisis y del conductismo, los cuales tienden a reducir los procesos mentales a reacciones químicas que ocurren en el interior del cerebro (conductistas) o a una suma de complejos de la infancia (psicoanálisis).

Para mí, - y como les he dicho antes, esta es una opinión puramente personal -, el psicólogo actúa hoy día como sustituto del sacerdote en un mundo que se ha separado de Dios, que ya no cree en el alma como entidad espiritual, y que todo lo reduce a materia. Es por ello que difícilmente un psicólogo, que parte de estos presupuestos, o de otros similares, podrá llegar a entender lo que ocurre dentro de una mente escrupulosa, y mucho menos, ofrecer soluciones válidas.

Por otro lado, dado que el problema de la persona que tiene una conciencia escrupulosa  es eminentemente espiritual, aunque también tiene un componente psicológico, habrá que acudir a aquellas personas que Dios ha puesto como “guías espirituales” para que nos puedan ayudar. Lo cual no obsta, para que en aquellos casos concretos en los que el componente de desequilibrio psicológico roce la neurosis, el sacerdote busque la ayuda del psiquiatra para que le oriente a él y también a la persona que sufre ese problema.

Buscando una solución a los escrúpulos

1.- Cualidades que ha de reunir el sacerdote. El sacerdote que tenga que ayudar a una persona con escrúpulos ha de tener unas cualidades especiales:

⦁ No ha de ser él mismo escrupuloso, pues si lo fuera, todavía agravaría más el problema de quien acude a él buscando una solución.
⦁ Ha de ser una persona centrada humana y espiritualmente. Además, Dios concede al sacerdote lo que se llama la “gracia de estado” para que pueda ayudar y aconsejar a toda persona que se le acerque.
⦁ Deberá charlar el tiempo necesario, aunque no tanto como al escrupuloso le gustaría, para conocer a la persona a fondo y poderse hacer una idea de la gravedad de su caso.
⦁ Deberá ser paciente y flexible, pero al mismo tiempo deberá ser autoritativo y firme, no permitiendo que sea el escrupuloso quien lidere la conversación ni la solución de su problema. En la situación de duda y confusión en la que se encuentra el escrupuloso difícilmente verá con claridad su problema, por lo que deberá apoyarse en el criterio de su confesor.
⦁ No deberá transformarse en un psicólogo, ni usar “armas” propias de un psicólogo. Esa no es su misión. Se podrá valer de sus conocimientos psicológicos y de las ciencias humanas, pero sus principales armas serán espirituales.
⦁ Dado que en la mayoría de los casos la persona escrupulosa vendrá preguntando si algo es o no pecado, lo mejor es que atienda a la persona en el confesionario mientras que realiza el sacramento de la penitencia.
⦁ Deberá dar un día concreto para atender a la persona, no cediendo ante llamadas telefónicas, mensajes de correo electrónico… Para ello, tendrá que exigir confianza total en él.

2.- Lo que deberá hacer la persona con escrúpulos
⦁ Primero de todo deberá buscar a un sacerdote de su confianza, que al mismo tiempo sea fiel a su ministerio y mejor todavía si tiene cierta experiencia en el  tratamiento de estos problemas.
⦁ Una vez que elija el sacerdote que considere adecuado, deberá ser fiel a él y no ir cambiando de uno a otro. En la solución del problema juega un papel muy importante la confianza en el sacerdote; es por ello que si la persona se decide por uno en concreto, deberá ser fiel y al mismo tiempo obediente a sus indicaciones, aunque no las entienda o no esté de acuerdo incluso con ellas. En la situación en la que se encuentra no puede ser juez, por lo que ha de confiar en el sacerdote y seguir las indicaciones que éste le dé.
⦁ Durante el tiempo que dure este proceso, su “conciencia” será la del sacerdote. La persona escrupulosa tendrá que dejarse dirigir y orientar humildemente. El sacerdote será responsable ante Dios de los consejos que dé a la persona con escrúpulos.
⦁ Espiritualmente deberá intentar crecer en la vida espiritual, especialmente en aquellas virtudes que más necesite; como por ejemplo la humildad y la confianza en Dios.
⦁ Humanamente hablando es bueno que esté distraído con actividades que le ocupen la imaginación y el pensamiento: la lectura, el deporte, el trabajo; debiendo “huir” del ocio y del tiempo en el que esté sin hacer nada, pues será entonces cuando los escrúpulos vengan a atormentarle.
⦁ Deberá acudir al sacerdote, no todos los días, ni cuando surja la duda, ni a cualquier hora, sino cuando el sacerdote se lo indique.
El proceso durará más o menos dependiendo de muchos factores que intervienen en cada caso particular. La gran mayoría de ellos, salvo los casos de neurosis obsesiva o el de aquellos que siempre hayan tendido a ser algo escrupulosos, se suele curar en un plazo aceptable. Todo depende de la fidelidad del sacerdote, la docilidad de la persona escrupulosa; y por supuesto, de la voluntad de Dios.

Fiesta Nacional en Argentina

El Papa Francisco felicitó a la nación argentina por la celebración de su Fiesta Nacional este jueves 25 de mayo.

En un telegrama enviado al Presidente de Argentina, Mauricio Macri, el Papa Francisco felicitó a la nación argentina por la celebración de su Fiesta Nacional este jueves 25 de mayo.

“Con motivo de la Fiesta Nacional de la República Argentina, deseo expresar a Vuestra Excelencia mi cordial felicitación”, indicó el Pontífice en su telegrama,en el cual hizo extensible el saludo “a todos los hijos de nuestro amado país”.

El Santo Padre también pidió a Dios “que les acompañe en su desarrollo material y espiritual, propiciado por un clima de serenidad, paz y respeto mutuo”.

La Fiesta Nacional de Argentina conmemora los sucesos acaecidos en mayo de 1810, conocidos como Revolución de Mayo, en la ciudad de Buenos Aires, que dieron comienzo al proceso de nacimiento del Estado argentino que culminó el 9 de julio de 1816 con la declaración de independencia.

A continuación, el telegrama completo del Papa Francisco:

“Con motivo de la Fiesta Nacional de la República Argentina, deseo expresar a Vuestra Excelencia mi cordial felicitación, que extiendo a todos los hijos de nuestro amado país, a la vez que pido al Señor que les acompañe en su desarrollo material y espiritual, propiciado por un clima de serenidad, paz y respeto mutuo”.

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