Yo os digo: amad a vuestros enemigos
- 20 Junio 2017
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- 20 Junio 2017
Evangelio según San Mateo 5,43-48.
Jesús dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores;
así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos?
Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.
Mártires Ingleses
Fueron hombres y mujeres, clérigos y laicos que dieron su vida por la fe entre los años 1535 y 1679 en Inglaterra. Ya habían surgido dificultades entre el trono inglés y la Santa Sede que ponían los fundamentos de una previsible ruptura.
Luego vinieron los problemas de ruptura con Roma en tiempos de Enrique VIII, con motivo del intento de disolución del matrimonio con Catalina de Aragón y su posterior unión con Ana Bolena, a pesar de que el rey inglés había recibido el título de Defensor de la Fe por sus escritos contra la herejía luterana en el comienzo de la Reforma.
Pero fue sobre todo en la sucesión al trono, después de la muerte de María, hija legítima de Enrique VIII y Catalina de Aragón, cuando comienza a reinar en Inglaterra Isabel, cuando se desencadenan los hechos persecutorios a cuyo término hay que contar 316 martirios entre laicos hombres, mujeres y clérigos.- Primero fueron dos leyes: El Decreto de Supremacía, y el Acta de Uniformidad (1559). Por ellas el Trono se arrogaba la primacía en lo político y en lo religioso. Así la Iglesia dejaba de ser «católica» -universal- pasando a ser nacional -inglesa- cuya cabeza, como en lo político era Isabel.
Fue interpretado como una desvinculación de Roma, una herejía, una cuestión de renuncia a la fe que no podía aceptarse en conciencia. De este modo, quienes se negaban al mencionado juramento o quienes lo rompían quedaban ipso facto considerados como traidores al rey y eran tratados como tales por los que administraban la justicia.
Vino la excomunión a la reina por el Papa Pío V (1570). Se endurecían las presiones hasta el punto de quedar prohibido a los sacerdotes transmitir al pueblo la excomunión de la Reina Isabel I. En Inglaterra se emanó un Decreto (1585) por el que se prohibía la misa y se expulsaba a los sacerdotes.
Bastaba con sorprender una reunión clandestina para decir misa, unas ropas para los oficios sagrados descubiertas en cualquier escondite, libros litúrgicos para los oficios, un hábito religioso o la denuncia de los espías y de malintencionados aprovechados de haber dado hospedaje en su casa a un misionero para acabar en la cuerda.
No se relatan aquí las hagiografías de Juan Fisher, obispo de Rochester y gran defensor de la reina Catalina de Aragón, o del Sir Tomás Moro, Canciller del Reino e íntimo amigo y colaborador de Enrique VIII, -por mencionar un ejemplo de eclesiástico y otro de seglar.
Ana Line fue condenada por albergar sacerdotes en su casa; antes de ser ahorcada pudo dirigirse a la muchedumbre reunida para la ejecución diciendo: «Me han condenado por recibir en mi casa a sacerdotes. Ojalá donde recibí uno hubiera podido recibir a miles, y no me arrepiento por lo que he hecho». Las palabras que pronunció en el cadalso Margarita Clitheroe fueron: «Este camino al cielo es tan corto como cualquier otro». Margarita Ward entregó también la vida por haber llevado en una cesta la cuerda con la que pudo escapar de la cárcel el padre Watson. Y así, tantos y tantas... murieron mártires de la misa y del sacerdocio.
En la Inglaterra de hoy tan modélica y proclive a la defensa de los derechos del hombre hubo una época en la que no se respetó la libertad de conciencia de los ciudadanos y, aunque las medidas adoptadas para la represión del culto católico eran las frecuente y lastimosamente usadas en las demás naciones cuando habían de sofocar asuntos políticos, militares o religiosos que supusieran traición, pueden verse aún hoy en los archivos del Estado que las causas de aquellas muertes fue siempre religiosa bajo el disimulo de traición.
Y, después de la sentencia condenatoria, los llevaban a la horca, siempre acompañados por un pastor protestante en continua perorata para impedirles hablar con los amigos o rezar en paz
Oremos
Señor y Dios nuestro, que nos das constancia en la fe y fortaleza en la debilidad , concédenos por el ejemplo y los méritos de los santos mártires ingleses participar en la muerte y resurrección de tu Hijo para que también gocemos contigo, en compañía de tus mártires, de la plena alegría de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.
San Francisco de Asís (1182-1226), fundador de los Hermanos menores Regla primera, §22
«Yo os digo: amad a vuestros enemigos"
Nosotros, todos los hermanos, consideremos atentamente lo que dice el Señor: «Amad a vuestros enemigos, haced el bien a aquellos que os odian». Nuestro Señor Jesucristo, del que debemos seguir sus huellas (1P 2,21), dio el nombre de amigo a aquel que le traicionó (Mt 26,50), y se ofreció voluntariamente a los que lo iban a crucificar. Así pues, son nuestros amigos, todos los que nos causan injustamente tribulaciones y angustias, afrentas e injurias, dolores y sufrimientos, martirio y muerte. Debemos amarlos mucho, ya que los golpes que nos dan nos merecerán la vida eterna.
Si el mundo supiera lo que es el amor
Santo Evangelio según San Mateo 5, 43-48. XI Martes de Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Cada día que pasa me voy dando cuenta que estoy hecho para el amor… Enséñame a amar, Señor.
Ustedes, pues, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Si el mundo supiera lo que es el amor, cuántas cosas cambiarían. Si el mundo supiera…
Si el mundo mirara más de cerca la cruz de Cristo…si tan sólo la mirara más detenidamente… más atentamente; podría aprender, podría comprender.
¿Qué es lo que veo en la cruz, Señor? Puede ser que, sin la ayuda de la fe, sólo me quede en lo terreno, en lo humano, en el sentimiento, pero… ¿si veo un poco más atento…?
Veo a Alguien que ha dado todo sin necesitar hacerlo y sin esperar nada a cambio; veo amor desinteresado. Veo dolor, pero también esperanza; escucho el silencio del que ama, pues cuando alguien ama no hay palabra que lo exprese… que lo abarque. Veo donación, libertad… totalidad.
En la cruz no hay espacio para el egoísmo, pues cuando se vive de amor, sólo se vive para el otro, se muere por el otro… todo se da por el otro.
No veo espacio para distinción, pues esos brazos abiertos me indican que lo único que comprende todo y a todos, es el amor.
No veo espacio para las guerras, para el poder o la búsqueda de riquezas, pues ante la desnudez y la soledad del verdadero Rey encuentro lo que realmente es importante… y que al mundo le es difícil comprender.
Si el mundo supiera lo que es el amor… si viéramos más atentamente la cruz, encontraríamos lo que estamos buscando; encontraríamos la perfección en el amor.
Si supiéramos lo que es el amor…
"Por todas partes, y sobre todo allí donde reina la violencia, el odio, la injusticia y la persecución, los cristianos estamos llamados a ser testigos de este Dios que es Amor. Al mismo tiempo que animo a los sacerdotes, consagrados y laicos de este país, que viven las virtudes cristianas, incluso heroicamente, reconozco que a veces la distancia que nos separa de ese ideal tan exigente del testimonio cristiano es grande. Por eso rezo haciendo mías las palabras de san Pablo: "Que el Señor los colme y los haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos". En este sentido, lo que decían los paganos sobre los cristianos de la Iglesia primitiva ha de estar presente en nuestro horizonte como un faro: "Miren cómo se aman, se aman de verdad"."
(Homilía de S.S. Francisco, 29 de noviembre de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Intentaré hacer un acto de caridad a una persona con la que me es difícil tratar o no me salga de manera natural.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¡El Papa Francisco viene a América! Viene como un peregrino de Paz, Justicia y Unidad
La Oficina de Prensa de la Santa Sede anunció este lunes 19 de junio que el Papa Francisco realizará un viaje a Chile del 15 al 18 de enero, y a Perú del 18 al 21 de enero de 2018.
En Chile el Santo Padre irá Santiago, Temuco e Iquique. En Perú estará en Lima y Puerto Maldonado y Trujillo.
El Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Cardenal Juan Luis Cipriani, afirmó en conferencia de prensa que “el Santo Padre recibe a diario invitaciones de países del mundo entero. Ha privilegiado venir a Perú y a Chile. Esto nos hace pensar el enorme cariño que tiene a nuestro país”.
El Papa, dijo, “viene como un peregrino de paz, justicia, unidad. Es una ocasión inmejorable para que toda la familia peruana busquemos lo mejor, sabiendo que el Papa trae ese mensaje de reconciliación y misionariedad, que la Iglesia se abra a todos los rincones”.
“Los invoco para que juntos podamos preparar bien esta presencia del Papa que va a significar un antes y un después en la historia del país”, concluyó.
El desarrollo de una cultura sana y sólida exige que las condiciones materiales de vida no comprometan la libertad y la dignidad humana
Por: Cardenal Paul Poupard | Fuente: Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
Un término en boga del actual cuadro cultural, es el de ganancia o lucro. Este concepto es referido la mayor parte de las veces al campo económico, reflejando la polarización cultural del mundo en una clave exclusivamente monetaria. Desde esta perspectiva viene juzgadas todas las demás esferas humanas, de modo que el dinero como centro y criterio de desarrollo personal, regional o nacional, se admite de modo absoluto e indiscutible. La política, la sanidad pública, la seguridad nacional, la educación, la cultura, etc. Todo en función de los centros de funcionamiento económico.
El poder adquisitivo, el nivel de vida económico, el Producto Interno Bruto, Deuda externa, la Bolsa, la inflación, la devaluación, la paridad de las divisas, etc., son conceptos comunes en los noticieros de las cadenas televisivas. El estado de las finanzas nacionales viene identificado y presentado normalmente al medio día, como si éste fuera el único pan de cada día.
Los países denominados en “vías de Desarrollo”, desarrollo, ¿Qué desarrollo?, económico, o ¿existe otro verdadero desarrollo para la mentalidad dominante?, deben necesariamente utilizar sus recursos culturales como una forma potencial de ganancia económica.
El comercio de lo cultural dentro de la globalización económica y social, supone en términos laborales, la uniformidad de una mentalidad que sabe apreciar bailes, ritos, ceremonias, vestidos; como adornos externos, pasados, exóticos, bizarros, de lo que debe ser el modelo uniforme de mentalidad, eliminando la memoria y el arraigo. De este modo se pretende mantener la competencia entre pueblos, en torno siempre al paradigma económico implantado precisamente por una forma servil del ver al hombre subordinado al dinero.
Las formas culturales tradicionales o populares vienen vendidas como folklore, a fin de poder continuar la vertiginosa carrera del mercado mundial. Ello genera entre otros efectos en los pueblos de tradición cristiana:
a) La disolución de la misma cultura popular, dado que el centro de la cosmovisión antropológica viene desplazado del campo trascendente de la fe a la inmanencia del dinero.
b) La cultura no viene ya vivida como expresión natural de los grupos humanos, sino como un elemento de producción económica, desnaturalizando así las relaciones interpersonales que la generaron, dado que la cultura es expresión del ser del hombre. Ello quiere decir, que aún cuando la intención de los seres humanos muestre conscientemente en sus relaciones interpersonales la intención del lucro, la condición personal de las relaciones culturales, escapa en su consistencia metafísica a la manipulación intencional de ganancia. Dicho de otra manera aún en una cultura del lucro es posible generar cultura.
Podríamos decir, que cada uno de nosotros tiene la posibilidad de buscar en las relaciones con los demás un canal de beneficio económico, pero, ninguno de nosotros tiene la posibilidad de eliminar la condición relacional en cuyo desarrollo pueden o no, ser buscados réditos financieros. La gratuidad, la contemplación de lo simple, la simple cotidianidad libremente asumidas y buscadas, aparecen entonces como el paradigma antagónico, como la “mediocridad feroz”.
Sin embargo, si bien es verdad que la cultura es inherente al ser del hombre, no es menos verdadero es que la forma ontológica humana no es el único elemento de la antropología, pues aún siendo fundante al ser humano, reclama la también inherente dimensión histórica del hombre. Esta dimensión histórica viene gravemente lacerada y a veces aniquilada por la avidez de lucro, generando situaciones de verdadera explotación humana, una atmósfera de rencor, desconfianza, odio, indiferencia social, impunidad, venganza y resentimiento; en pocas palabras produciendo una anticultura de muerte.
c) Las tradiciones culturales cristianas, no desaparecen en su expresión, ya que son protegidas generalmente por las entidades gubernativas como folklore; pero vienen privadas de la fuerza y del talante de fe que las produjo, de la contemplación cristiana de la realidad y de las actitudes morales derivadas de ésta. La expresión tradicional de la fe como dato cultural corre el riesgo de transformarse en arcaísmo social, identificándolo con un momento ya superado de la cultura latinoamericana. El folklore reduce las formas culturales populares a teatros o museos vivientes, no pocas veces valorados como formas primitivas e retrógradas de sociedad.
Desgraciadamente este fenómeno de rechazo, abandono, o auto devaluación de la propia cultura, viene dramáticamente vivido en América Latina, constatable en los millones de personas que cada año emigran a otro país más industrializado o las grandes ciudades de su propia nación, víctimas la mayor parte de las veces de un modelo absolutista Neoliberal que ha fincado al centro de la dignidad humana el signo monetario. La Ponencia de Su Eminencia el Cardenal Hummes, seguramente iluminará abundantemente esta dolorosa realidad.
Ganancia y solo ganancia pueden condicionar la duración de la vida y la cultura de estos hermanos nuestros. Cuanto más distante sea la propia cultura del modelo global, tanta mayor resistencia tendrá que enfrentar la persona para engranar en el proceso económico de ganancia.
Por ganancia y por la presión se sobre vivencia física, se coacciona a vender el recinto de la voz de Dios en el hombre. Una conciencia cristiana que busca revertir este modelos corre el riesgo de permanecer en la marginación y el descrédito. Vender la identidad cultural es vender el ser mismo del hombre, su memoria, su arraigo, implican tanto su dignidad metafísica de persona como su indisoluble condición histórica.
La corrupción e impunidad son los guardaespaldas las muestras de un modelo que une lucro e irracionalidad, un modelo de explotación y control muy semejante al que describía Hannah Arendt con respecto al uso de la propaganda y el terror de los sistemas totalitarios, con la diferencia que en ellos se pretendía aniquilar cualquier ideología que fuese disidente del gobierno totalitario, mientras que, en nuestras sociedades, el modelo dominante, tiene como destinatario de su persecución y cacería, las diferencias culturales.
Pareciera que hemos olvidado, que el liberalismo agnóstico y el comunismo ateo, son hijos del mismo principio de autonomía y soberanía económica que el materialismo devorador ha generado. Uno mediante la posesión idolátrica de la individualidad, otro mediante la adoración de la colectividad. Ambos han erigido el altar sacrificial del dinero, un paradigma en el que se inmola el hombre, donde el creador se ofrece por su criatura, realizando una parodia grotesca de la Historia de la Salvación.
Moderar esta pluralidad de campos culturales y sociales, remite a la cuestión Conciliar del Vaticano II: La tensión entre inmanencia y Trascendencia. Este reto acecha el desarrollo político económico con dos extremos igualmente perniciosos: El secularismo materialista y el fundamentalismo religioso, polos que en los últimos años se han visto confrontados a nivel político y armado.
Considero que es fatal confundir el movimiento inherente del ser humano de progreso integral, que requiere del desarrollo económico, con la mentalidad del modelo reinante neoliberal que subordina la persona al factor económico. En el primer caso, la economía permite el desarrollo de la dignidad humana “no se tiene para sobre vivir, sino para vivir”. En el segundo caso se condiciona la dignidad humana a la economía, “se sobre vive para tener, no para vivir”.
El desarrollo de una cultura sana y sólida exige que las condiciones materiales de vida no comprometan la libertad y la dignidad humana. Elementos que no pueden asegurarse en millones de personas que viven en esta latitud en extrema pobreza o miseria. O frente a más de 6 generaciones de ciudadanos que han nacido con una deuda externa que ni siquiera sus bisnietos podrán liquidar aún cuando en este momento se detuviera el monto total del débito. Así, mientras los pocos capitales consistentes son trasladados al extranjero, para asegurar únicamente un patrimonio individual, se corona un sistema piramidal de lesión al bien común, reforzando la arraigada cultura del lucro.
Pero, detrás de esta forma desproporcionada de ambición financiera, ¿Qué busca el hombre? ¿Qué efecto proporciona el dinero en cada uno de nosotros que le buscamos con tanto afán? ¿Cuál es la estabilidad que persigue? La palabra ganancia o lucro ¿No será un denominador cultural de la necesidad existencial de todo ser humano, de buscar una seguridad palpable? La ganancia no estará indicando de laguna manera una acción desesperada de invertir el flagelo de la miseria vivida o temida, en un nuevo y real orden de cosas?
El noviazgo ha de considerarse como un tiempo de discernimiento para que los novios se conozcan y decidan dar el siguiente paso, entregarse el uno al otro para siempre
De la misma manera que el matrimonio es una llamada a la entrega incondicional, el noviazgo ha de considerarse como un tiempo de discernimiento para que los novios se conozcan y decidan dar el siguiente paso, entregarse el uno al otro para siempre.
Es doctrina de la Iglesia la llamada universal a la santidad, en ella se engloba toda la vida del hombre[1]. Esta llamada no se limita al simple cumplimiento de unos preceptos, se trata de seguir a Cristo y parecerse cada vez más a Él. Esto, que humanamente es imposible, puede llevarse a cabo dejándose conducir por la gracia de Dios.
Llamada universal a la santidad, también en el noviazgo
En esta tarea, no hay “tiempos muertos”; también el noviazgo es un momento propicio para el crecimiento de la vida cristiana. Vivir cristianamente el noviazgo supone dejar que Dios tome posición entre los novios, y no a modo de incordio sino precisamente para dar sentido al noviazgo y a la vida de cada uno. “Haced, por tanto, de este tiempo vuestro de preparación al matrimonio un itinerario de fe: redescubrid para vuestra vida de pareja la centralidad de Jesucristo y del caminar en la Iglesia”[2].
¿Cuál es la señal cierta que indica que se está viviendo un noviazgo cristiano? Cuando ese amor ayuda a cada uno a estar más cerca de Dios, a amarle más. “No lo dudes: el corazón ha sido creado para amar. Metamos, pues, a Nuestro Señor Jesucristo en todos los amores nuestros. Si no, el corazón vacío se venga, y se llena de las bajezas más despreciables”[3].
Cuanto más y mejor se quieran los novios, más y mejor querrán a Dios, y al revés. De esa manera cumplen los dos primeros preceptos del decálogo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es como éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”[4].
Aprender a amar
Conviene que los novios alimenten su amor con buena doctrina, que lean algún libro sobre aspectos cruciales de su relación: el amor humano, el papel de los sentimientos, el matrimonio, etc. La Sagrada Escritura, los documentos del Magisterio de la Iglesia y otros libros de divulgación son buenos compañeros de camino. Es muy recomendable pedir consejo a personas de confianza que puedan orientar esas lecturas, que vayan formando su conciencia y generen temas de conversación que les ayuden a conocerse.
Además de la formación intelectual, es importante que los novios se apasionen de la belleza y desarrollen la sensibilidad. Sin un adecuado enriquecimiento de ésta, resulta muy difícil ser personas delicadas en el trato. Es una buena idea compartir el gusto por la buena literatura, la música, la pintura, por el arte que eleva al hombre, y no caer en el consumismo.
Virtudes humanas y noviazgo
Amar supone darse al otro, y se aprende a amar con pequeñas luchas.
El noviazgo “como toda escuela de amor, ha de estar inspirado no por el afán de posesión, sino por el espíritu de entrega, de comprensión, de respeto, de delicadeza”[5].
Desarrollar las virtudes humanas nos hace mejores personas, son el fundamento de las virtudes sobrenaturales que nos ayudan a ser buenos hijos de Dios y nos acercan a la santidad, a la plenitud del hombre. En un tiempo en el que tanto se habla de “motivación” conviene considerar que no hay mejor motivación para crecer como persona que el Amor a Dios y al novio o novia.
La generosidad se demuestra en la renuncia, en pequeños actos, a aquello que nosotros preferimos, por dar gusto al otro. Es una gran muestra de amor, aunque él o ella no se dé cuenta. Los novios deben estar abiertos a los demás, desarrollar las amistades. “Quisiera ante todo deciros que evitéis encerraros en relaciones intimistas, falsamente tranquilizadoras; haced más bien que vuestra relación se convierta en levadura de una presencia activa y responsable en la comunidad”[6].
La dedicación a los amigos, a los necesitados, la participación en la vida pública, en definitiva, luchar por unos ideales, permiten abrir esa relación y hacerla madurar. Los novios están llamados a hacer apostolado y dar testimonio de su amor.
La modestia y la delicadeza en el trato van unidas a un Amor (con mayúscula) que trasciende lo humano y se fundamenta en lo sobrenatural, teniendo como modelo el amor de Cristo por su Esposa, que es la Iglesia [7]. Para alcanzar ese amor se deben cuidar los sentidos y las manifestaciones afectivas impropias del noviazgo, evitando situaciones que molesten al otro o puedan ser ocasión de tentaciones o pecado. Si realmente se ama a alguien, se hace lo todo lo posible por respetarla, evitando hacerle pasar un mal rato o haciendo algo que vaya en contra de su dignidad. El noviazgo supone un compromiso que incluye la ayuda al otro para ser mejor y una exclusividad en la relación que hay que cuidar y respetar.
No hay que olvidar el buen humor y la confianza en la otra persona y en su capacidad de mejora. Es bueno crecer juntos en el noviazgo, pero igual de importante es que cada uno crezca como persona; eso ayudará y ennoblecerá la relación.
La sobriedad permite disfrutar de las cosas pequeñas, de los detalles. Demuestra más amor un regalo fruto de conocer pequeños deseos del otro que un gran gasto en algo que es obvio. Une más un paseo que ir juntos al cine por costumbre, buscar una exposición gratuita que ir de compras.
Y dentro de la sobriedad se podría encuadrar el buen uso del tiempo libre. El ocio y el exceso de tiempo libre es mala base para crecer en virtudes, conduce al aburrimiento y a dejarse llevar. Por eso, conviene planificar el tiempo que se pasa juntos, dónde, con quién, qué se va a hacer.
Los hábitos (virtudes) y costumbres que se vivan y desarrollen durante el noviazgo son la base sobre la que se sustentará y crecerá el futuro matrimonio.
Las armas de los novios
En esa lucha por alcanzar la santidad, los novios disponen de estupendas ayudas.
En primer lugar, hay que situar los Sacramentos, medios a través de los cuales Dios concede su gracia. Son, por tanto, imprescindibles para vivir cristianamente el noviazgo. Asistir juntos a la Santa Misa o hacer una breve visita al Santísimo Sacramento supone compartir el momento cumbre de la vida del cristiano. La experiencia de numerosas parejas de novios confirma que es algo que une profundamente. Si uno de los dos tiene menos práctica religiosa, el noviazgo es una oportunidad de descubrir juntos la belleza de la fe, y esto será sin duda un punto de unión. Esta tarea exigirá, por lo general, paciencia y buen ejemplo, acudiendo desde el primer momento a la ayuda de la gracia de Dios.
A través de la confesión se recibe el perdón de los pecados, la gracia para continuar la lucha por alcanzar la santidad. Siempre que sea posible, es conveniente acudir al mismo confesor, alguien que nos conozca y nos ayude en nuestras circunstancias concretas.
Si afirmamos que Dios es Padre y que la meta del cristiano es parecerse a Jesús, es natural tener un trato personal con quien sabemos que nos ama. Por medio de la oración los novios alimentan su alma, hacen crecer sus deseos de avanzar en su vida cristiana, dan gracias, piden el uno por el otro y por los demás. Es bonito que juntos pronuncien el nombre de Dios, de Jesús o de María, por ejemplo rezando el Rosario o haciendo una Romería a la Virgen.
“Hace falta una purificación y maduración, que incluye también la renuncia. Esto no es rechazar el eros ni ‘envenenarlo’, sino sanearlo para que alcance su verdadera grandeza”[8]. No podemos olvidar que la mortificación supone renunciar a algo por un motivo generoso, y que forma parte principal en la lucha ascética por ser santos. A veces será ceder en la opinión, o cambiar un plan que apetece menos al otro; o no acudir a lugares o ver series o películas juntos que pueden hacer tropezar en ese camino por ser santos. En el amor se encuentra el sentido de la renuncia.
Vivir el noviazgo con sobriedad y preparar de la misma manera la boda es una base formidable para vivir un matrimonio cristiano. “Al mismo tiempo, es bueno que vuestro matrimonio sea sobrio y destaque lo que es realmente importante. Algunos están muy preocupados por los signos externos: el banquete, los trajes... Estas cosas son importantes en una fiesta, pero sólo si indican el verdadero motivo de vuestra alegría: la bendición de Dios sobre vuestro amor”[9].
El noviazgo no es un paréntesis en la vida cristiana de los novios, sino un tiempo para crecer y compartir los propios deseos de santidad con aquella persona que, en el matrimonio, pondrá su nombre a nuestro camino hacia el cielo.
Orar es más escuchar que hablar
Hay dos cosas que determinan la calidad de nuestra oración: la atención y la intención con que rezamos.
Durante la vida es necesario ir conquistando etapas para ir cumpliendo nuestras metas y misión. Un bebé gatea y luego se lanza a dar sus primeros pasos para caminar. Un escolar va pasando de curso. El universitario pasa sus ramos. El deportista se pone metas y las va conquistando para mejorar. En los videojuegos se van pasando etapas. El músico se perfecciona de acuerdo a su práctica. Nuestra vida es un ir conquistando etapas para perfeccionarse y buscar ser lo que Dios quiere que seamos. En este devenir de etapas la vida de oración no se queda atrás y conocer estos pasos, por más sencillos que sean, es una ayuda para dialogar de mejor manera con Dios.
Leo J. Trese en su libro Dios necesita de ti, habla de que “hay dos cosas que determinan la calidad de nuestra oración: la atención y la intención con que rezamos”. Nos pueden invadir las distracciones, pero si luchamos por no aceptarlas ya estamos haciendo oración. También es importante la intención pues el medidor de la oración debe ser el amor. ¿Un enamorado, cuántas veces piensa en su pareja?, si pudiera todo el día y más. Así debe ser nuestra relación con Dios. Si le amamos deberíamos estar pensando en Él constantemente. Decía san Gregorio Nacianceno “es necesario acordarse de Dios más a menudo que de respirar”.
La primera etapa de la oración es querer rezar. Es fácil decir superficialmente “esto ya lo cumplo”, pero si profundizamos muchos no pasamos de esta etapa. La diversión, el trabajo, un partido de fútbol en la televisión, la telenovela, una invitación, lo que sea. Todo nos puede servir de pretexto para no ir a Misa el domingo o para no dedicar unos minutos de nuestro día para rezar. Dios pone en nosotros el deseo de orar y las fuerzas para hacerlo, pero antes está esperando que se lo pidamos: “Señor, enséñanos a orar” (Lc 11,1).
La segunda etapa de la vida de oración es el abandonarse en Dios. Es aceptar a Dios y su manera de ser, su forma de hablar, sus silencios, sus tiempos, etc. Es importante purificar nuestra intención, acercarse humildemente, reconocerle como Creador y sólo así podremos abandonarnos en sus manos. Estas dos son etapas en que fácilmente se puede pasar de una a otra y eso no nos debe preocupar. Los que hacemos Ejercicios Espirituales sabemos que la palabra “ejercicios” corresponde a una acción, una lucha y eso es justamente la oración, hay que estar constantemente examinándose, esforzándose para ir profundizando en nuestro diálogo con Dios con el fin de adorarle, conocerle, ver qué quiere de nosotros y poder imitarle.
“Hay muchos caminos de oración. Unos siguen sólo uno, otros siguen todos. Hay momentos de una certeza viva: Cristo está presente, habla en nuestro interior. En otros momentos es él quien calla, un desconocido lejano. Para todos la oración, en sus infinitas variaciones, sigue siendo el paso a una vida que no viene de nosotros mismos, sino de otra parte”
Hermano Roger Schutz
La Iglesia muestra tres formas de hacer oración: la oración vocal, la meditación y la contemplación, pero como dice la frase anterior, podemos usar una de ellas, dos, las tres o todas a la vez.
La oración vocal es por medio de palabras y ayuda a la devoción y para momentos difíciles. Es rezar con oraciones hechas como el Padre Nuestro, el Ave María, usar los Salmos, u otras oraciones escritas. “Que nuestra oración se oiga no depende de la cantidad de palabras, sino del fervor de nuestras almas” (San Juan Crisóstomo).
La meditación es buscar hacer mío lo que medito. Es un acto de la inteligencia y de la voluntad. Esta oración comienza de un texto sagrado o una imagen y se trata de buscar en ellos lo que Dios me quiera revelar. Los textos sagrados no se deben leer como leemos un libro o el periódico, debemos reflexionar, elevar nuestro corazón a Dios y decirle que estamos abiertos a escucharle. Con la meditación se busca también el silencio para experimentar la cercanía de Dios y encontrar la paz en su presencia.
Por último, la oración de contemplación es una mirada de amor, un silencioso amor. Muchas veces para el amor no es necesario hablar, una mirada basta y eso es la contemplación. Es escuchar en nuestro interior la voz de Dios. Para esto hace falta tiempo, decisión y ante todo un corazón puro. Es la oración de la creatura que deja caer toda máscara, que cree en el amor y busca con el corazón a su Dios. “Orar es más escuchar que hablar. Contemplar es más ser mirado que mirar” (Carlo Carretto).
El Papa, ante la psicina de los chicos de Don Milani
"Rezad por mí, para que siga el ejemplo de este valiente sacerdote"
El Papa, sobre Don Milani: "Reconocemos en su vida un modo ejemplar de servir el Evangelio, a los pobres y a la Iglesia"
"'Volver a dar a los pobres la palabra, porque sin la palabra no hay dignidad', enseña Don Milani"
José Manuel Vidal, 20 de junio de 2017 a las 12:25
El Papa, sobre Don Primo Mazzolari: "Estad orgullosos de haber generado un sacerdote así"
(José M. Vidal).- De Don Mazzolari, el cura profeta de los pobres, a Don Milani, el cura maestro de la liberación, de cuyo magisterio escribieron sus discípulos la famosísima 'Carta a una maestra', creador de la Escuela de Barciana, un modelo educativo liberador. Allí, al lado de su pequeña casa e iglesia de pueblo, el Papa Francisco le 'canoniza': "Reconocemos en su vida un modo ejemplar de servir el Evangelio, a los pobre sy a la propia Iglesia".
El mismo día, el Papa Francisco rehabilita a dos curas 'rojos', perseguidos por el Santo Oficio y eclesiásticamente marginados. Dos curas, a los que, ahora, Francisco, convierte en modelos de referencia para el clero del mundo. Dos curas 'en salida' y 'de las periferias'.
La campana de la iglesia de Barbiana toca alborozada, saludando la llegada del Papa. Una iglesia pequeña de una aldea cercana a Florencia. A su lado, la casa, donde Don Milani creó su famosa escuela de la liberación. En un pequeño prado, al lado de la iglesia, una pequeña sombrilla y dos sillas, para acoger al Papa Francisco.
FRente al Papa, sentados en sillas de plástico, varias decenas de antiguos alumnos de Don Milan, muchachos marginados, cuas ancianos y jóvenes.
Antes de saludar a la gente, Francisco visita la tumba de Don Milani en visita privada al cementerio del pueblo y, por lo tanto, sin cámaras presentes.
Llega el Papa, acompañado del cardenal Betori, que le muestra la piscina, pequeña piscina, construida por Don Milani.
Saludo del cardenal Betori
"Gracias por estar aquí"
"Hay antiguos alumnos, párrocos, ancianos sacerdotes y jóvenes"
"Herederos del testimonio de esta gren sacerdote"
"La figura de Milani no se puede someter a instrumentalizaciones ideológicas"
"Repensar las razones por las que no fue comprendido en su momento"
"Le escuchamos con atención"
Algunas frases del Papa Francisco ante la iglesia de Barbiana
"He venido a Barbiana homenajear a un sacerdote que testimonió que, en el don de su ser a Cristo, se encuentran los hermanos en su necesidad"
"Me alegro de encontrarme aquí con algunos de sus alumnos"
"Sois testigos de cómo un sacerdote vivió su misión con plena fidelidad al Evangelio y, por lo tanto, con pena fidelidad a cada uno de vosotros"
"Sois testimonio de su pasión educativa"
"De su intento de despertar lo humano, para abrirlo a lo divino"
"Su forma concreta de desempeñar su misión de sacerdote"
"'Volver a dar a los pobres la palabra, porque sin la palabra no hay dingidad', enseña Don Milani"
"Esto vale para nuetro tiempo"
"Estan aquí también algunos jóvenes, que necesitan que les acompañen en el camino de su crecimiento"
"Dar las gracias, desde aquí, a todos los educadores"
"La vuestra es una misión llena de obstáculos, pero también de alegría, pero sobre todo una misión de amor"
"No se puede enseñar sin amar"
"Un llamamiento a la responsabilidad"
"Vivir la libertad de conciencia de una forma auténtica..."
"A los sacerdotes, que he querido aquí, a mi lado en Barbiana"
"Sacerdotes ancianos...y jóvenes. Algunos testigos de su aventura humana y sacerdotal; otros, sus herederos"
"Su misión sacerdotal está en la raíz de todo lo que hizo"
"Todo nace de su ser sacerdote...y de su fe"
"Sin esta sed de Absoluto, se puede ser un buen funcionario de lo sagrado, pero no auténticos sacerdotes"
"Busquemos ser hombres de fe y hombres de caridad pastoral"
"Don Lorenzo nos enseña también a querer a la Iglesia"
"Amemos la Iglesisa y hagámosla amar, mostrándola como madre amorosa de todos"
"Antes de concluir, no puedo callar que el gesto que hoy hice es una respuesta a la petición de su madre: que fuese entendido en su rectitud pastoral"
Reconocemo
"Lo hizo ya el cardenal Piovanelli, de grata memoria. Hoy lo hace el obispo de Roma"
"Eso no cancela las amerguras que le acompañaron en su vida"
"Con mi presencia en Barbiana, con la oración sobre su tumba, pienso dar repuesta a lo que deseaba su madre"
"Que la Iglesia le rinda honor, esa iglesia que lo hizo sufrir tanto, pero le dió el sacerdocio...como decía su madre"
"El cura transparente y duro como un diamante, sigue transmitiendo la luz del Evangelio. Coged la antorcha y llevadla adelante"
"Les invito a rezar a María, todos juntos"
Y el Papa imparte la bendición, tras 'canonizar' al cura de Barbiana. Y le regala un cáliz a la parroquia.
"Rezad por mí, para que siga el ejemplo de este valiente sacerdote"
"Y los curas, todos adelante y con valentía"