Tu Padre ve lo que haces en secreto

Evangelio según San Mateo 6,1-6.16-18. 

Jesús dijo a sus discípulos: 

Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo.

Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. 

Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. 

Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. 

Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. 

Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa. 

Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, 
para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. 

San Luis Gonzaga, religioso

Memoria de san Luis Gonzaga, religioso, que, nacido de nobilísima estirpe y admirable por su pureza, renunció a favor de su hermano el principado que le correspondía e ingresó en Roma en la Orden de la Compañía de Jesús. Murió, apenas adolescente, por haber asistido durante una grave epidemia a enfermos contagiosos.

El Patrón de la Juventud Católica, San Luis Gonzaga, nació el 9 de marzo de 1568 cerca de Mantua, en Lombardía, hijo de los príncipes de Castiglione. Su madre lo educó cristianamente, y muy pronto dio indicios de su inclinación a la vida religiosa.   Su entrega a Dios en su infancia fue completa y absoluta y ya en su adolescencia, decidió ingresar a la Compañía de Jesús, pese a la rotunda negativa de su padre, que soñaba para él una exitosa carrera militar.

Renunció a favor de su hermano al título de príncipe que le correspondía por derecho de primogenitura, e ingresó en la Compañía de Jesús, en Roma.   Cuidando enfermos en los hospitales, contrajo él mismo una enfermedad que lo llevó al sepulcro el año 1591.    Durante los años siguientes, el santo dio pruebas de ser un novicio modelo.   Estando en Milán y por revelación divina, San Luis comprendió que no le quedaba mucho tiempo de vida. Aquel anuncio le llenó de júbilo y apartó aún más su corazón de las cosas de este mundo.

Por consideración a su precaria salud, fue trasladado de Milán a Roma para completar sus estudios teológicos, siendo los atributos de Dios los sus temas de meditación favoritos.    En 1591 atacó con violencia a Roma una epidemia de fiebre; los jesuitas abrieron un hospital y el santo desplegó una actividad extraordinaria; instruía, consolaba y exhortaba a los enfermos, y trabajaba con entusiasmo y empeño en las tareas más repugnantes del hospital.   San Luis falleció en la octava del corpus Christi, entre el 20 y 21 de junio de 1591, a los 23 años de edad. Fue canonizado en 1726.

Oremos

Dios nuestro, fuente y origen de todos los dones celestiales, tú que uniste  en San Luis Gonzaga una admirable pureza de vida con la práctica de la penitencia, concédenos, por sus méritos e intercesión, que los que no hemos podido imitarlo en la inocencia de su vida lo imitemos en su espíritu de penitencia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein, (1891-1942), carmelita descalza, mártir, copatrona de Europa 
La Oración de la Iglesia

“Tu Padre ve lo que haces en secreto”

No se trata de concebir la oración interior como libre de todas las formas tradicionales, como si fuera una piedad simplemente subjetiva y en oposición a la liturgia, que sería la oración objetiva de la Iglesia. Toda verdadera oración es oración de la Iglesia; a través de toda verdadera oración pasa alguna cosa en la Iglesia y es la misma Iglesia la que ora porque es el Espíritu Santo quien, viviendo en ella y en cada alma de manera única, “intercede por nosotros con gemidos inefables” (Rm 8,26). Y esa es, precisamente, la verdadera oración, porque “sin el Espíritu Santo, nadie es capaz de decir ‘Jesús es Señor’” (1C 12,3). ¿Qué sería la oración de la Iglesia si no fuera la ofrenda de aquellos que, ardiendo en amor, se dan a Dios que es amor? 

El don de sí a Dios, por amor y sin límites, y el don divino que se nos da a cambio, la unión plena y constante, es la más alta elevación del corazón a la que podemos llegar, el grado más alto de oración. Las almas que han llegado a ella son, en verdad, el corazón de la Iglesia; vive en ellas el amor de Jesús, gran sacerdote. Escondidas con Cristo en Dios (Col 3,3), hacen llegar a otros corazones el amor divino del cual están llenas y colaboran, así, en Jesús, a la unidad perfecta de todos en Dios, que fue y es el deseo más grande de Jesús.

La recompensa de lo secreto

Santo Evangelio según San Mateo 6, 1-6. 16-18. XI Miércoles de Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, gracias por el inmenso amor que me has tenido. Te doy las gracias de todo corazón por este momento de encuentro personal contigo. Aumenta mi fe. Creo en Ti, Jesús, pero bien sabes que mi fe es débil. No la dejes desfallecer. Confío en Ti, Jesús. Quiero abandonarme totalmente a tus paternales manos; todo lo que tengo y lo que soy, te lo doy. Te amo, pero dame la gracia de aprender a recibir tu inmenso amor. Dame la gracia de

dejarme amar por Ti, de amarte y de ser un reflejo de tu amor para los demás.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Jesús, hoy me pides que todo lo que haga sea de manera humilde, escondida, allí donde sólo tu mirada puede penetrar.

Me dices que allí es donde el Padre me recompensará… y yo me pregunto, ¿qué he hecho de extraordinario para que Tú me recompenses?, ¿qué puedo darte yo que no haya recibido de Ti? Nada; y sin embargo, Tú me quieres dar la mejor recompensa: Tu amor.

¿Acaso no me amas ya aunque no ayune, ore ni dé limosna? ¡Claro que sí! Me amas por lo que soy, y no por lo que hago. Y entonces, ¿para qué hacer todo lo que me dices? Tú me pides todo esto, no para que Tú me regales tu amor, sino para que yo pueda recibirlo.

Me pides orar en lo secreto, en medio del silencio, ya que sabes que sólo allí, en la intimidad, puedo escuchar tu voz que dice: "Te amo".

Me pides dar limosna sin esperar que me pongan una estatua en la ciudad o un comercial en la tv… pues sabes cuán presto los hombres olvidamos. Tú, en cambio, quieres darme un amor sin fecha de caducidad, un amor que dure para siempre…, pero yo no puedo recibirlo si estoy lleno de alabanzas humanas, del mismo modo que sólo puedo llenar una copa con un buen vino si está vacía.

Tú me pides ayunar sin poner cara de viernes santo, pues sabes que la verdadera felicidad no me la dan los banquetes, sino el privarme de algo para dárselo al que está a mi lado.

Jesús, ¡yo no quiero otra recompensa que no seas Tú! Mírame. Dame la gracia de aprender a cifrar mi felicidad sólo en Ti.

"Bienaventurados los que soportan con fe los males que otros les infligen y perdonan de corazón; bienaventurados los que miran a los ojos a los descartados y marginados mostrándoles cercanía; bienaventurados los que reconocen a Dios en cada persona y luchan para que otros también lo descubran; bienaventurados los que protegen y cuidan la casa común; bienaventurados los que renuncian al propio bienestar por el bien de otros; bienaventurados los que rezan y trabajan por la plena comunión de los cristianos... Todos ellos son portadores de la misericordia y ternura de Dios, y recibirán ciertamente de él la recompensa merecida."

(Homilía de S.S. Francisco, 1 de noviembre de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy voy a privarme de alguna cosa que me guste y se la voy a regalar a alguien.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Rectitud de intención y el amor a Dios

La oración, el ayuno y el uso del dinero.

Una vida activa
La base y el mínimo moral para entrar en el reino era vivir de acuerdo con los mandamientos. Para ello era necesario superar las interpretaciones que alejaban de la ley del amor. Era el mínimo indispensable. Pero había que dar un paso más, se trataba de la vida activa del amor. ¿Cómo se ama? estando unido al amado, estando unidos a Dios del modo más íntimo posible, y esto se consigue por medio de la oración. Jesús pasa entonces a explicar la oración de los hijos de Dios en el nuevo reino.

Rectitud de intención
Lo primero que enseña es no hacer las cosas buenas para ser vistos, sino hacerlas ante Dios en total sinceridad "Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres con el fin de que os vean; de otro modo no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los Cielos"(Mt).

Jesús muestra el inicio del camino de la perfección: la rectitud de intención. Cuando falla, todo se desbarata. No basta, pues luego se deben hacer más cosas; pero cuando se corrompe se degenera hasta lo más santo. El camino para adquirir la rectitud de intención es actuar ante la mirada de Dios Padre, que está en los cielos, con ojos amorosos y observa con cariño el buen uso que el hijo hace de su libertad.

La limosna
Una concreción de esta rectitud de intención es un acto en sí muy bueno: ayudar al necesitado con la limosna, ayudar al culto de Dios. "Por tanto, cuando des limosna no lo vayas pregonando, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, con el fin de ser alabados por los hombres. En verdad os digo que ya recibieron su recompensa. Tú, por el contrario, cuando des limosna, que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha, para que tu limosna quede en oculto; de este modo, tu Padre, que ve en lo oculto, te recompensará"(Mt).

La belleza de la imagen de la mano izquierda desconociendo lo que hace la derecha es inconmensurable. De un modo paralelo, el hipócrita repugna puesto que da para alcanzar la vanagloria, la consideración social y el placer de ser admirado por los hombres. Compra la fama al precio de una buena acción externa; pero se hace un hipócrita, y toda su recompensa está en esa alabanza superficial y voluble. Ninguna acción buena deja de ser premiada por el Padre bueno de los cielos, pues ve en lo secreto, en lo íntimo, en lo personal. Este es el secreto del hijo de Dios, actuar ante la mirada de su Padre celestial; todo lo demás le sobra.

La oración de los hijos de Dios
Pero la enseñanza de Jesús va más al interior, y llega a la misma oración. "Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que son amigos de orar puestos de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para exhibirse delante de los hombres; en verdad os digo que ya recibieron su recompensa. Tú, por el contrario, cuando te pongas a orar, entra en tu aposento y, cerrada la puerta, ora a tu Padre, que está en lo oculto; y tu Padre que ve en lo oculto, te recompensará. Y al orar no empleéis muchas palabras como los gentiles, que se figuran que por su locuacidad van a ser escuchados. No seáis, pues, como ellos; porque bien sabe vuestro Padre de qué tenéis necesidad antes de que se lo pidáis"(Mt).

La oración que enseña Jesús es un diálogo personal, sencillo, de corazón a corazón, amoroso. Lejos de las grandes palabras, de las manifestaciones en las plazas. Es más, sabe que el Padre celestial conoce todo lo que necesita; pero que quiere que se lo pidamos por el bien que produce al que pide dirigirse a Dios. La oración pasa a ser diálogo con Dios, la conversación del hijo con su Padre, consciente de la distancia, pero también del cariño.

El ayuno
En la misma línea de la oración y la limosna está la enseñanza sobre el ayuno."Cuando ayunéis no os finjáis tristes como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres noten que ayunan. En verdad os digo que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lávate la cara, para que no adviertan los hombres que ayunas, sino tu Padre, que está en lo oculto, te recompensará" (Mt).

Es necesario comer y beber para mantener la vida; por eso es tan frecuente la observancia del ayuno para manifestar la superioridad del alma sobre el cuerpo. El ayuno es costoso, y puede tener efectos externos, de ahí la necesidad de un cuidado especial para evitar la hipocresía. En aquellos momentos, era moneda corriente la utilización del ayuno para la vanagloria, deformando el sentido religioso natural. Jesús quiere que quede clara la sinceridad ante Dios y la humildad agradecida. El Padre que ve lo interior, lo premiará.

El uso del dinero
Jesús también enseña el recto uso del dinero, y el peligro de colocarlo como un ídolo que ocupe el lugar de Dios. El dinero y los tesoros son sólo un medio, pero nunca un fin.

"No amontonéis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los corroen y donde los ladrones socavan y los roban. Amontonad en cambio tesoros en el Cielo, donde ni polilla ni herrumbre corroen, y donde los ladrones no socavan ni roban. Porque donde está tu tesoro allí estará tu corazón"(Mt).

Usar, pero no abusar. Tener el corazón desprendido. Tener el tesoro en el cielo. Pero el apego de las cosas terrenas es tan frecuente entre los hombres, que necesitaba una lección especial.

Esta lección se completa con la que señala que el dinero se puede convertir en un dios que compita con el verdadero Dios, en el hombre de poca fe. "Nadie puede servir a dos señores, porque o tendrá aversión al uno y amor al otro, o prestará su adhesión al primero y menospreciará al segundo: no podéis servir a Dios y a las riquezas"(Mt). La cuestión de fondo siempre es la misma: el amor a Dios por encima de todas las cosas es lo primero, el amor al dinero es una verdadera idolatría.

¿Por qué Jesús permitió que traspasaran su Sagrado Corazón en la cruz?

El Señor le reveló a Santa Catalina de Siena el mensaje que encierra este hecho

Por: n/a | Fuente: ACI Prensa 

En las Sagradas Escrituras se narra que Jesús, muerto en la cruz, recibió una lanza que le traspasó el corazón. Siglos después, el Señor le reveló a Santa Catalina de Siena, laica italiana y doctora de la Iglesia, el mensaje que encierra este hecho.

La Santa le preguntó al Señor: “Dulce Cordero sin mancha, tú estabas muerto cuando tu costado fue abierto. ¿Para qué, entonces, permitiste que tu Corazón fuese de tal forma herido y abierto a la fuerza?”

Jesús le contestó:

"Por varias razones, de las que te diré la principal. Mis deseos hacia la raza humana eran infinitos y el tiempo actual de sufrimiento y tortura estaban al terminar”.

“Ya que mi amor es infinito, yo no podía por este sufrimiento manifestarte cuanto te amo. Es por eso que yo quise revelarte el secreto de mi corazón, permitiéndote verlo abierto, para que puedas entender que te amé mucho más de lo que te podía probar por un sufrimiento que ha terminado".

Posteriormente, en el siglo XVII, a Santa Margarita María de Alacoque se le aparece Jesucristo y mostrándole su corazón, le dice:

He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres y que no ha ahorrado nada hasta el extremo de agotarse y consumirse para testimoniarles su amor. Y, en compensación, sólo recibe, de la mayoría de ellos, ingratitudes por medio de sus irreverencias y sacrilegios, así como por las frialdades y menosprecios que tienen para conmigo en este Sacramento de amor. Pero lo que más me duele es que se porten así los corazones que se me han consagrado”.

“Por eso te pido que el primer viernes después de la octava del Corpus se celebre una fiesta especial para honrar a mi Corazón, y que se comulgue dicho día para pedirle perdón y reparar los ultrajes por él recibidos durante el tiempo que ha permanecido expuesto en los altares. También te prometo que mi Corazón se dilatará para esparcir en abundancia las influencias de su divino amor sobre quienes le hagan ese honor y procuren que se le tribute".

En el año 2017, la Iglesia celebrará la Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús el viernes 23 de junio.

¡Oh banquete precioso y admirable, banquete saludable y lleno de toda suavidad!

De las Obras de santo Tomás de Aquino

Del Oficio de Lecturas del domingo de la Solemnidad de Corpus Christi

El Hijo único de Dios, queriendo hacernos partícipes de su divinidad, tomó nuestra naturaleza, a fin de que, hecho hombre, divinizase a los hombres.

Además, entregó por nuestra salvación todo cuanto tomó de nosotros. Porque, por nuestra reconciliación,ofreció, sobre el altar de la cruz, su cuerpo como víctima a Dios, su Padre, y derramó su sangre como precio de nuestra libertad y como baño sagrado que nos lava, para que fuésemos liberados de una miserable esclavitud y purificados de todos nuestros pecados.

Pero, a fin de que guardásemos por siempre jamás en nosotros la memoria de tan gran beneficio, dejó a los fieles, bajo la apariencia de pan y de vino, su cuerpo, para que fuese nuestro alimento, y su sangre, para que fuese nuestra bebida.

¡Oh banquete precioso y admirable, banquete saludable y lleno de toda suavidad! ¿Qué puede haber, en efecto, de más precioso que este banquete en el cual no se nos ofrece, para comer, la carne de becerros o de machos cabríos, como se hacía antiguamente, bajo la ley, sino al mismo Cristo, verdadero Dios?

No hay ningún sacramento más saludable que éste, pues por él se borran los pecados, se aumentan las virtudes y se nutre el alma con la abundancia de todos los dones espirituales.

Se ofrece, en la Iglesia, por los vivos y por los difuntos, para que a todos aproveche, ya que ha sido establecido para la salvación de todos.

Finalmente, nadie es capaz de expresar la suavidad de este sacramento, en el cual gustamos la suavidad espiritual en su misma fuente y celebramos la memoria del inmenso y sublime amor que Cristo mostró en su pasión.

Por eso, para que la inmensidad de este amor se imprimiese más profundamente en el corazón de los fieles, en la última cena, cuando después de celebrar la Pascua con sus discípulos iba a pasar de este mundo al Padre, Cristo instituyó este sacramento como el memorial perenne de su pasión, como el cumplimiento de las antiguas figuras y la más maravillosa de sus obras; y lo dejó a los suyos como singular consuelo en las tristezas de su ausencia.

De las Obras de santo Tomás de Aquino, presbítero
(Opúsculo 57, En la fiesta del Cuerpo de Cristo, lect. 1-4)

No puedo, no debo añadir nada a las palabras del más sabio entre los santos y más santo entre los sabios.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.

Francisco saluda a la gente en la audiencia

"¿Qué somos? Somos polvo que aspira al cielo"
Papa: "Que el Señor nos dé a todos la esperanza de ser santos"
Pide un matrimonio "para siempre, no, como dicen algunos, mientras dure el amor"

José Manuel Vidal, 21 de junio de 2017 a las 10:05

No es una cosa difícil ser santos. No. Ser santos se puede, porque nos ayuda el Señor. Él nos ayuda

(José M. Vidal).- Audiencia del Papa Francisco, tras su visita, ayer, a Las parroquias de Don Mazzolari y Don Milani, los dos párrocos-profetas rehabilitados por Bergolgio. En su catequesis, el Papa asegura que "podemos ser santos", pide "un matrimonio para siempre", porque "somos polvo que aspira al cielo.

Entre los obispos presentes en la audiencia, el cardenal Cañizares, el obispo de Tarrasa, monseñor Sáiz Meneses, con su obispo auxiliar, asi como el vicario apostólico de Battambang, el jesuita Enrique Figaredo.

Lectura de la Carta a los Hebreros: "Hermanos: Dios tenía preparado algo mejor a favor nuestro, para que ellos no llegaran sin nosotros a la perfección...Corramos con constancia en la carrera que nos toca, renunciando a todo lo que nos estorba y al pecado que nos asedia. Los ojos fijos en Dios, que es el origen y el fin de la fe"

Algunas frases de la catequesis del Papa

"En el bautismo se nos regala la compañía de los hermanos y hermanas mayores: los santos"

"Que viven para siempre en el abrazo de Dios"

"Los santos son una multitud de testigos"

"La última palabra sobre la historia del hombre no es el odio, la muerte ni la guerra"

"Nos asiste la mano de Dios y de los creyentes que nos precedieron en el signo de la fe"

"No estamos solos"

"Para poder vivir la vida matrimonial para siempre. No como dicen algunos mientras dure el amor. O para siempre, o nada"

"Dios no nos abandona nunca"

"Los santos de Dios están siempre aquí, escondidos en medio de nosotros"

"Los santos están presentes en nuestra vida"

"En la liturgia de la ordenación de los sacerdotes también se invoca a los santos"

"Todo el paraíso está a su espalda..."

"NO estamos solos"

"¿Qué somos? Somos polvo que aspira al cielo"

"Sabemos y queremos esperar en la transfiguración del mundo"

"Que el Señor nos de a todos la esperanza de ser santos"

"¿Pero, padre, se puede ser santo en la vida diaria? Sí, se puede. ¿Rezando todo el día? No. Significa que tienes que hacer tu deber todo el día...Todo con el corazón abierto hacia Dios. Con la voluntad de que el trabajo, incluso en las dificultades, estén abiertas a Dios. Así sseremos santos. Se puede. Que el señor nos dé la esperanza de ser santos. No es una cosa difícil ser santos. No. Ser santos se puede, porque nos ayuda el Señor. Él nos ayuda"

"Nuestra historia necesita místicos, personas que refutan el dominio y aspiran a la fraternidad y a la caridad"

"Sin estos hombres y mujeres el mundo no tendría esperanza"

"Les deseo a ustedes y a mí que el Señor nos dé la esperanza de ser santos"

Texto completo de la catequesis del Papa

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El día de nuestro bautismo, se repite para nosotros la invocación a los santos. Muchos de nosotros en ese momento éramos niños en los brazos de nuestros padres. Poco antes de recibir el óleo de la unción bautismal como catecúmenos, símbolo de la fuerza de Dios en la lucha contra el mal, el sacerdote invita a toda la asamblea a rezar por aquellos que están a punto de recibir el bautismo, invocando la intercesión de los santos. Esta es la primera vez que en el curso de nuestra vida, se nos regala la presencia de los hermanos y hermanas "mayores"- los santos-, que han pasado por nuestro mismo camino, que han vivido nuestras mismas fatigas, y viven para siempre en el abrazo de Dios. La Carta a los Hebreos define esta compañía que nos rodea, con la expresión "multitud de testigos".(12,1) Así son los santos: una multitud de testigos.

Los cristianos en el combate contra el mal, no desesperan. El cristianismo cultiva una confianza inquebrantable: no cree que las fuerzas negativas y disgregantes puedan prevalecer. La última palabra sobre la historia del hombre, no es el odio, no es la muerte, no es la guerra. En cada momento de la vida nos asiste la mano de Dios, y también la discreta presencia de todos los creyentes que " nos han precedido con el signo de la fe" (Canon Romano). Su existencia nos demuestra sobre todo que la vida cristiana no es un ideal inalcanzable. Y además nos conforta: no estamos solos, la Iglesia está compuesta de innumerables hermanos, a menudo anónimos, que nos han precedido y que por la acción del Espíritu Santo están involucrados en las vivencias de los que todavía viven aquí abajo.

La del bautismo, no es la única invocación a los santos que marca el camino de la vida cristiana. Cuando los novios consagran su amor en el sacramento del Matrimonio, viene invocada de nuevo para ellos- en esta ocasión como pareja- la intercesión de los santos. Y esta invocación es fuente de confianza para los dos jóvenes que parten hacia el "viaje" de la vida conyugal. Quien ama de verdad tiene la necesidad y el valor de decir "para siempre", - para siempre- ,pero también sabe que necesita de la gracia de Cristo y de la ayuda de los santos, para poder vivir la vida matrimonial para siempre. No como dicen algunos: " mientras dure el amor". No: ¡para siempre!. Si no, es mejor que no te cases. O para siempre o nada. Por esto, en la liturgia nupcial, se invoca la presencia de los santos. Y en los momentos difíciles, hace falta el valor para alzar los ojos al cielo, pensando en tantos cristianos que han pasado por tribulaciones y han conservado blancos sus vestidos bautismales, lavándolos en la sangre del Cordero (Ap. 7,14). Así dice el Libro del Apocalipsis.

Dios no nos abandona nunca: cada vez que le necesitemos, vendrá un ángel suyo a levantarnos y a infundirnos su consuelo. "Ángeles" que algunas veces tienen un rostro y un corazón humano, porque los santos de Dios están siempre aquí, escondidos en medio de nosotros. Esto es difícil de entender y también de imaginar, pero los santos están presentes en nuestra vida. Y cuando alguien invoca a un santo o santa, es porque está cerca de él.

También los sacerdotes custodian el recuerdo de una invocación a los santos pronunciada sobre ellos. Es uno de los momentos más conmovedores de la liturgia de ordenación. Los candidatos se echan a tierra, con la cara vuelta hacia el suelo. Y toda la asamblea, guiada por el Obispo, invoca la intercesión de los santos. Un hombre, que permanece aplastado por el peso de la misión que se le confía, pero que al mismo tiempo siente todo el paraíso en sus espaldas, que la gracia de Dios no faltará, porque Jesús permanece siempre fiel, y por tanto se puede partir serenos y llenos de ánimo. No estamos solos.

¿Y qué somos nosotros?. Somos polvo que aspira al cielo. Débiles en nuestras fuerzas, pero potente el misterio de la gracia que está presente en la vida de los cristianos. Somos fieles a esta tierra, que Jesús ha amado en cada instante de su vida, pero sabemos y queremos esperar en la transfiguración del mundo, en su cumplimiento definitivo, donde finalmente no habrá más lágrimas, ni maldad ni sufrimiento.

Que el Señor nos de a todos la esperanza de ser santos. Pero alguno puede preguntarme: "Padre, ¿se puede ser santo en la vida de todos los días? Si, si se puede." ¿Pero esto significa que debemos rezar todo el día?" No, significa que debes cumplir con tu deber todo el día: rezar, ir a trabajar, cuidar de tus hijos. Pero todo hecho desde el corazón abierto a Dios, de manera que el trabajo, también en la enfermedad y el sufrimiento, y en las dificultades; esté abierto a Dios. Y así podemos hacernos santos. Que el Señor nos de la esperanza de ser santos. No pensemos que es una cosa difícil, ¡que es más fácil ser delincuente que santo! No. Podemos ser santos porque el Señor nos ayuda; es Él quien nos ayuda.

Es el gran regalo que cada uno de nosotros puede devolver al mundo. Que el Señor nos de la gracia de creer tan profundamente en Él, que podamos volvernos imagen de Cristo en este mundo. Nuestra historia necesita "místicos". Tiene necesidad de personas que rechazan todo dominio, que aspiran a la caridad y a la fraternidad. Hombres y mujeres que viven aceptando también una porción de sufrimiento, porque se hacen cargo de la fatiga de los demás. Y sin estos hombres y mujeres el mundo no tendría esperanza. Por esto les deseo - y deseo también para mi mismo- que el Señor nos conceda la esperanza de ser santos.

¡Gracias!

Texto completo del saludo del Papa en español

Queridos hermanos y hermanas:

Nuestra vida como cristianos está marcada por la presencia poderosa de la mano de Dios que nos sostiene. Y, también, por la asistencia discreta de los santos, hermanos y hermanas «mayores» que han recorrido nuestro mismo camino, que han sufrido nuestras mismas penalidades y que viven ya para siempre con Dios. Su existencia nos asegura que la vida cristiana no es un ideal inalcanzable, sino posible con la gracia de Dios.

La carta a los Hebreos define la presencia de los santos en nuestra vida con la expresión «una nube ingente de testigos». Ellos nos rodean invisiblemente, y su compañía e intercesión se hace evidente en los momentos culminantes de nuestro caminar cristiano: como en el Bautismo, donde por primera vez se invoca su intercesión para que Dios nos ayude en la lucha contra el mal. En el matrimonio, para que conserve en el amor y la fidelidad a los esposos que inician el «viaje» de la vida conyugal. En la Ordenación sacerdotal, donde toda la Asamblea, guiada por el Obispo, implora su intercesión en favor del candidato. Y así, también en otras circunstancias de nuestra peregrinación. Somos polvo, pero amasados con el amor de Dios, y que fieles a esta tierra amada por Jesús, caminamos decididamente hacia la patria definitiva, guiados por una sólida esperanza.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Que el Señor nos conceda la gracia de ser santos, de convertirnos en imágenes de Cristo para este mundo, tan necesitado de esperanza, de personas que rechazando el mal, aspiren a la caridad y a la fraternidad. Que Dios los bendiga.

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