"¡El que tenga oídos para oír, que oiga!".

Papa saluda, sonriente

Vuelve e reiterar que la Iglesia tiene que ser "hospital de campaña"

Papa: No al clericalismo y a codificar la fe en reglas

"Las palabras sin el testimonio no valen, no sirven. El testimonio es lo que da valor a la palabra"

Francisco explica lo esencial de su documento programático «La alegría del Evangelio»

(Zenit).-¿Cuántas personas, en las muchas periferias existenciales de nuestros días, están 'cansadas y derrotadas' y esperan a la Iglesia, ¡nos esperan a nosotros! De esta forma ha querido interpelar el santo padre Francisco a los participantes del encuentro internacional "El proyecto pastoral Evangelii gaudium" organizado por el Pontificio Consejo para la promoción de la nueva evangelización, a quienes ha recibido esta tarde en el Aula Pablo VI.

¿Y cómo alcanzarles?, se ha preguntado. A propósito, Francisco ha querido recordar las palabras de su exhortación apostólicas donde señala que el Papa invita a toda la Iglesia a recoger los signos de los tiempos que el Señor nos ofrece sin descanso. Por eso, el Santo Padre ha insistido en que en medio de las realidades negativas, "que como siempre hacen más ruido, nosotros vemos también signos que infunden esperanza y dan valor".

A propósito, Francisco ha recordado a los presentes cuántas personas viven con mucho sufrimiento y piden a la Iglesia ser signo de la cercanía, de la bondad, de la solidaridad y de la misericordia del Señor. "Esta es una tarea que de forma particular incumbe a los que tienen una responsabilidad pastoral: al obispo en su diócesis, al párroco en su parroquia, a los diáconos en el servicio a la caridad, a los y las catequistas en su ministerio de transmitir la fe...", ha explicado. Y ellos, "están llamados a reconocer y leer estos signos de los tiempos para dar una respuesta sabia y generosa", ha añadido.

Por otro lado, ha advertido del riesgo de "asustarnos y de cerrarnos en nosotros mismos con una actitud de miedo y defensa". Porque es allí, "donde nace la tentación de la suficiencia y del clericalismo, ese codificar la fe en reglas e instrucciones, como hacían los escribas, los fariseos y los doctores de la ley en tiempo de Jesús". Francisco ha proseguido observando que, "tendremos todo claro, todo ordenado, pero el pueblo creyente que busca continuará teniendo hambre y sed de Dios".

El Santo Padre ha mencionado esa metáfora que ya ha usado otras veces sobre la Iglesia como un hospital de campo en el que hay mucha gente herida, "que nos piden cercanía, nos piden lo que pedían a Jesús, cercanía, proximidad. Y con esta actitud de los escribas, doctores de la ley, fariseos, nunca, nunca, daremos un testimonio de cercanía".

Un segundo aspecto sobre el que ha reflexionado el Papa es la parábola del patrón de una viña que salió de casa varias veces al día para buscar obreros. "Había mucha necesidad en la viña y este señor pasó casi todo el tiempo yendo por las calles y las plazas del pueblo buscando trabajadores", ha indicado. Al respecto, ha invitado a pensar en los que buscó a última hora, "nadie les había llamado, quién sabe cómo podían sentirse, porque al final del día no habrían llevado a casa nada para dar de comer a los hijos". Por esta razón, el Santo Padre ha dicho que esta parábola es un buen ejemplo para los responsables de la pastoral.

Otro aspecto profundizado por el Santo Padre ha sido a través de una advertencia: "no acudamos a la voz de las sirenas que llaman a hacer de la pastoral una serie convulsa de iniciativas, sin conseguir recoger lo esencial del compromiso de la evangelización". Francisco ha señalado que a veces parece que estamos más preocupados por multiplicar las actividades más que por ser atentos con las personas a su encuentro con Dios. "Una pastoral que no tiene esta atención --ha indicado-- se hace estéril poco a poco". Asimismo ha querido recordar que una pastoral sin oración y contemplación no podrá nunca alcanzar el corazón de las personas.

El Pontífice ha reconocido: "Sé que todos vosotros trabajáis mucho, y por esto quiero dejar una última palabra importante: paciencia. Paciencia y perseverancia". Y es que el Papa ha subrayado que no tenemos la "varita mágica" para todo, pero tenemos la confianza en el Señor que nos acompaña y no nos abandona nunca.

Por eso, el Santo Padre ha pedido no olvidar que "la ayuda nos viene, en primer lugar, precisamente de los que son acercados y sostenidos por nosotros". Y así ha pedido hacer el bien, "sin esperar la recompensa".

Finalmente, el Obispo de Roma ha recordado a los presentes que "las palabras sin el testimonio no valen, no sirven. El testimonio es lo que da valor a la palabra".

Evangelio según San Lucas 8,4-15. 


Como se reunía una gran multitud y acudía a Jesús gente de todas las ciudades, él les dijo, valiéndose de una parábola: "El sembrador salió a sembrar su semilla. Al sembrar, una parte de la semilla cayó al borde del camino, donde fue pisoteada y se la comieron los pájaros del cielo. Otra parte cayó sobre las piedras y, al brotar, se secó por falta de humedad. Otra cayó entre las espinas, y estas, brotando al mismo tiempo, la ahogaron. Otra parte cayó en tierra fértil, brotó y produjo fruto al ciento por uno". Y una vez que dijo esto, exclamó: "¡El que tenga oídos para oír, que oiga!". 

Sus discípulos le preguntaron qué significaba esta parábola, 
y Jesús les dijo: "A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás, en cambio, se les habla en parábolas, para que miren sin ver y oigan sin comprender. La parábola quiere decir esto: La semilla es la Palabra de Dios. Los que están al borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el demonio y arrebata la Palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Los que están sobre las piedras son los que reciben la Palabra con alegría, apenas la oyen; pero no tienen raíces: creen por un tiempo, y en el momento de la tentación se vuelven atrás. Lo que cayó entre espinas son los que escuchan, pero con las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, se van dejando ahogar poco a poco, y no llegan a madurar. Lo que cayó en tierra fértil son los que escuchan la Palabra con un corazón bien dispuesto, la retienen, y dan fruto gracias a su constancia.

San Basilio (c. 330-379), monje y obispo de Cesárea en Capadocia, doctor de la Iglesia 
Homilía 6 sobre la riqueza; PG 31, 262s

“Se multiplicaron los frutos”

Tú eres el servidor de Dios, un administrador a favor de tus compañeros de trabajo. No creas que todos los bienes que posees están destinados a tu propio consumo […] Hombre, imita la tierra; produce frutos como ella; no te muestres más estéril que una materia inanimada. La tierra misma no madura sus frutos para gozar de eso, sino para ser útil para tu servicio. Y tú, eres en efecto quien recoges los frutos de tu generosidad, ya que la recompensa de las buenas acciones recae sobre los que las hacen. Diste de comer al hambriento; lo que diste vuelve a ti, con intereses.

Así como el grano echado en el surco aprovecha al sembrador, lo mismo el pan dado al hambriento te produce, más tarde, una ganancia inmensa. Cuando llega el tiempo de la cosecha sobre la tierra, es entonces el momento para ti de sembrar allá arriba en el cielo: "Sembrad con justicia" (Os 10,12). ¿Por qué tanta inquietud? ¿Por qué estas preocupaciones y esta diligencia en enterrar tu tesoro? "El buen nombre es más deseable que grandes riquezas" (Pr 22,1).

20 de septiembre 2014 Sábado XXIV 1 Co 15,35-37.42-49

¿Cómo podríamos responder a quienes confunden resurrección con la reanimación de un cadáver, o con quienes lo asimilan con la reencarnación? Fíjate cómo responde Pablo: «Ha sido sembrado un cuerpo que se consumía, pero resucitará un cuerpo que nunca se consumirá; era débil y miserable, y resucitará fuerte y glorioso; era un cuerpo del reino animal, y resucitará un cuerpo espiritual ». Señor, encomiendo mi vida a tu Espíritu.

La tragedia de Otelo

Otelo, Desdémona, Yago

"La tragedia de Otelo, el moro de Venecia", de William Shakespeare, narra la historia de un militar de clase baja y de piel oscura, Otelo, que se casa por amor con Desdémona, hija de un noble veneciano. Otelo nombra lugarteniente su Cassio, atrayendo involuntariamente el odio de Yago, otro militar a su servicio. Entonces Iago despierta en Otelo celos respecto a Cassio, al que acusa falsamente de ser amante de Desdémona. La gota que hace enloquecer Otelo y lo lleva a estrangular la inocente Desdémona es un pañuelo que Otelo había regalado a Desdémona como prenda de amor. Desdémona ha perdido este pañuelo, y Iago se hace con él para mostrarlo a Otelo diciendo que lo ha encontrado en el cuarto de Cassio. 

En relación con esta tragedia, el filósofo canadiense Charles Taylor reflexiona sobre las decisiones vitales y el papel que juegan lo que él llama "fuentes externas" y "fuentes internas": 

"Lo que hace de Otelo una tragedia, y no sólo un cuento de mala suerte, es que consideramos su protagonista culpable de haber creído demasiado rápidamente la evidencia fabricada por Iago. Él tenía un modo alternativo de acceder a la inocencia de Desdémona en sí misma, sólo que hubiera abierto su corazón al amor y la devoción hacia ella. el error fatal en el trágico héroe Otelo es su incapacidad de hacer justamente eso, encarcelado como está en un poderoso código de honor (...) No podemos sólo explicar el que hacemos en base a la información que recibimos de fuentes externas, sin contrastar lo que hacemos con las fuentes internas. "

Charles Taylor A Secular Age, pp.567-568 

Taylor nos invita a no basar nuestras certezas vitales fundamentales sólo en fuentes externas. Certezas vitales fundamentales son, por ejemplo: ¿quién es el amor de mi vida, quien merece mi confianza, cuál es mi vocación profesional, o cuáles son los valores que deseo que guíen mi vida. 

Y en este sentido, el filósofo invita a relativizar las "razones" que provienen de fuentes externas: sea de la ciencia o la técnica, o bien de otras personas - por muy bienintencionadas que sean. Al fin y al cabo, se trata de mi vida, de mi felicidad; y por eso, llegados a un cierto punto, debemos relativizar cualquier evidencia externa o acallar toda fuente externa. No sea que, sin quererlo, acabamos matando la Desdémona que nos ama y habría hecho nuestra felicidad.

Una bellísima canción de Jacques Brel ("Quand on n'a que l'amour") dice: 

"(...) Cuando sólo nos queda el amor
como única razón, como única canción,
y único socorro ". 

Siguiendo Brel, creo que el último fundamento de la vida es el amor -Recibo y entregado. Un amor recibido de personas concretas a lo largo de una historia compartida; un amor entregado a personas concretas a lo largo de una historia compartida. Pienso que la evidencia interna de estos amores es la fuente digna de crédito: la que deviene "razón" de nuestras certezas vitales fundamentales. Y por eso, las otras fuentes deben ponerse al servicio de una más profunda y lúcida adhesión a esta certeza. 

Charles Taylor habla de la analogía de Desdémona para referirse a la influencia que han tenido la ciencia y la técnica modernas en la persona y sus certezas vitales referidas a Dios. Porque, según este filósofo, también la relación con Dios debe fundamentarse principalmente en evidencia interna. Y es que, en la tradición judeocristiana, Dios tiene que ver con un Misterio invisible que confiere luz y consuelo a las vidas de los que le abren el corazón y van tejiendo con Él una historia compartida de amor entregado y recibido. 

· ¿Qué historias compartidas fundamentan mis certezas / decisiones profesionales? Y mis adhesiones a valores fundamentales?

· Reconozco entre mis relaciones algunos Iago que envenenan mis tomas
  de decisiones?

· Cuando algún conocido ha necesitado consejo, he sabido descubrir el momento de callar?


· ¿Cuál ha sido mi historia en relación con Dios? Como ha jugado los testimonios de otros (fuentes externos), la propia vivencia (fuentes internas)? Como han jugado las razones de la ciencia y de la técnica?

Explicación de la parábola del sembrador

Lucas 8, 4-15. Tiempo Ordinario. Que la Palabra de Dios entre como una semilla y de fruto en nuestro corazón.

Oración Introductoria



Padre mío, quiero tener un corazón bueno y bien dispuesto para ser esa tierra buena que acoja tu semilla y la haga fructificar. Los afanes, dificultades y distracciones de la vida ordinaria pueden ahogar fácilmente esta semilla, por ello te pido humildemente que tu gracia la riegue y fertilice en esta meditación.


Petición



Jesús, concede que la semilla de tu gracia crezca y dé muchos frutos para estar cerca de ti y llevarte a los demás.



Meditación del Papa Francisco



A vosotros obispos, sacerdotes, religiosos, comunidades y familias cristianas os pido que orientéis la pastoral vocacional en esta dirección, acompañando a los jóvenes por itinerarios de santidad que, al ser personales, "exigen una auténtica pedagogía de la santidad, capaz de adaptarse a los ritmos de cada persona. Esta pedagogía debe integrar las riquezas de la propuesta dirigida a todos con las formas tradicionales de ayuda personal y de grupo, y con las formas más recientes ofrecidas en las asociaciones y en los movimientos reconocidos por la Iglesia".


Dispongamos por tanto nuestro corazón a ser "terreno bueno" para escuchar, acoger y vivir la Palabra y dar así fruto. Cuanto más nos unamos a Jesús con la oración, la Sagrada Escritura, la Eucaristía, los Sacramentos celebrados y vividos en la Iglesia, con la fraternidad vivida, tanto más crecerá en nosotros la alegría de colaborar con Dios al servicio del Reino de misericordia y de verdad, de justicia y de paz. Y la cosecha será abundante y en la medida de la gracia que sabremos acoger con docilidad en nosotros. Con este deseo, y pidiéndoos que recéis por mí, imparto de corazón a todos la Bendición Apostólica.(Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, enero 2014) .



Reflexión



Todos los hombres, de todos los países y épocas, hemos recibido la redención de Cristo. El pagó por todos los pecados; los de ayer, los de hoy y los de mañana. A todos se nos han abierto las puertas del cielo. 



Sin embargo, la actitud de cada uno ante este regalo de infinito valor es muy diversa.



Para algunos, Cristo no representa nada en su vida. O porque no han recibido todavía su mensaje, o porque no les interesa. Dan verdadera lástima, porque viven sin saber a lo que están llamados. Pasan los años como si todo terminase aquí, sin más esperanza.



Otros han oído hablar del Señor, pero su fe es superficial. Viven metidos en el pecado sin preocuparse lo más mínimo. Son los cristianos que han adaptado sus costumbres a las del mundo. Piensan que así están bien y que al final todo se solucionará. Pero sus malas acciones le duelen profundamente al Corazón de Jesús.



Sin embargo, un número considerable de personas es consciente de que realmente Dios les ama y tiene un plan de salvación para cada uno. Son los que, a pesar de sus limitaciones y caídas, se levantan y siguen por el camino que Cristo les ha marcado. Son los que han acogido el Evangelio, y los que dan frutos, construyen y santifican la Iglesia. Son el modelo y testimonio de la vida cristiana. Por ellos ha valido la pena la entrega de Cristo en la cruz.


Propósito


Preguntarme qué puedo hacer para hacer fructificar mi fe y la de mi familia.


Diálogo con Cristo

Qué fácilmente me olvido de la semilla de gracia que sembraste en mí el día de mi bautismo. Ayúdame a aprender la lección del Evangelio y dame la fuerza para saber renunciar a todo lo que me aparte del fruto que mi semilla puede y debe dar. Que sepa renunciar a mi egoísmo y a todo aquello que constituya un obstáculo para amarte mejor a Ti y a los demás.

¿Hace cuánto que no le cantas a María?

Porque necesitamos la paz de su mirada, el calor de su compañía, la ternura de su afecto, la alegría de su sí al Padre.

Cantar a María es una manera íntima, humana, muy nuestra, de cantar a Dios. Es reconocer que la Redención ha sido completa en nuestra Madre. Es celebrar que Ella, en cierto modo, nos representa ante el Dios amante de la vida, redentor del hombre y de la historia.



Cantar a María es mirar al mundo con ojos distintos. Porque la santidad divina purificó completamente una existencia humana. Porque el sí de la creatura fue genuino y alegre. Porque el Amor encontró en una joven de Nazaret su morada. Porque no faltó el vino en Caná y empezaron, para todo el mundo, las bodas del Cordero.



Cantar a María es reconocer la grandeza de Dios. Porque mira al humilde, porque acoge al débil, porque rechaza al soberbio, porque salva al pecador arrepentido. Porque quiso ser Niño, porque quiso tener Madre humana, porque empezó a ser Hermano nuestro. Porque tuvo necesidad de alguien que sufriese, como Mujer, como Mediadora, al lado de la cruz.



Cantar a María es aprender a ser como niños. Porque necesitamos la paz de su mirada, el calor de su compañía, la ternura de su afecto, la alegría de su sí al Padre.Porque queremos ser creyentes como Ella, porque necesitamos fiarnos de Dios, porque no nos resulta fácil caminar en las tinieblas, porque necesitamos ayuda para escuchar la voz del Espíritu.



Cantar a María es parte de nuestro caminar cristiano. No hay Hijo del Hombre sin la Madre. Jesús la quiso, y, en Ella, nos quiso a todos. También a quien lucha contra el egoísmo, a quien siente difícil la pureza, a quien piensa que es imposible el amor al enemigo.También a quien se levanta, una y mil veces, tras la caída, para pedir perdón a Dios (un Dios presente a través del sacerdote que repite lo que diría el Hijo: te perdono).



Cantar a María es decir, simplemente, desde el corazón, un gracias a Dios. Porque en su Madre nos ha amado con locura. Porque venció así nuestro pecado. Porque nos abrió el cielo, donde está Ella esperándonos. Porque nos quiere pequeños, débiles, pero seguros: no hay miedo junto a la Madre. Sólo hay esperanza, alegría y amor sincero.



Andrés Kim, Pablo Chong y compañeros, Santos

Mártires Coreanos, 20 de septiembre
 
Santos Martires Coreanos


Andrés Kim Tae-Gon y Pablo Chong Ha-Sang


Martirologio Romano: Memoria de los santos Andrés Kim Taegön, presbítero, Pablo Chöng Hasang y compañeros, mártires en Corea. Se veneran este día en común celebración todos los ciento tres mártires que en aquel país testificaron intrépidamente la fe cristiana, introducida fervientemente por algunos laicos y después alimentada y reafirmada por la predicación y celebración de los sacramentos por medio de los misioneros. Todos estos atletas de Cristo —tres obispos, ocho presbíteros, y los restantes laicos, casados o no, ancianos, jóvenes y niños—, unidos en el suplicio, consagraron con su sangre preciosa las primicias de la Iglesia en Corea (1839-1867).



Fecha de canonización: Los 103 mártires fueron canonizados por S.S. Juan Pablo II el 6 de mayo de 1984, en Seúl, Corea.



Integran el grupo: santos Simeón Berneux, Antonio Daveluy, Lorenzo Imbert, obispos; Justo Ranfer de Bretenières, Ludovico Beaulieu, Pedro Enrique Dorie, Padro Maubant, Jacobo Chastan, Pedro Aumaître, Martín Lucas Huin, presbíteros; Juan Yi Yunil, Andrés Chong Hwa-gyong, Esteban Min Kuk-ka, Pablo Ho Hyob, Agustín Pak Chong-won, Pedro Hong Pyong-ju, Pablo Hong Yong-ju, José Chang Chu-gi, Tomás Son Cha-son, Lucas Hwang Sok-tu, Damián Nam Myong-hyog, Francisco Ch’oe Kyong-hwan, Carlos Hyon Song-mun, Lorenzo Han I-hyong, Pedro Nam Kyong-mun, Agustín Yu Chin-gil, Pedro Yi Ho-yong, Pedro Son Son-ji, Benedicta Hyon Kyongnyon, Pedro Ch’oe Ch’ang-hub, catequistas; Agueda Yi, María Yi In-dog, Bárbara Yi, María Won Kwi-im, Teresa Kim Im-i, Columba Kim Hyo-im, Magdalena Cho, Isabel Chong Chong-hye, vírgenes; Teresa Kim, Bárbara Kim, Susana U Sur-im, Agueda Yi Kan-nan, Magdalena Pak Pong-son, Perpetua Hong Kum-ju, Catalina Yi, Cecilia Yu Sosa, Bárbara Cho Chung-i, Magdalena Han Yong-i, viudas; Magdalena Son So-byog, Agueda Yi Kyong-i, Agueda Kwon Chin-i, Juan Yi Mun-u, Bárbara Ch’oe Yong-i, Pedro Yu Chong-nyul, Juan Bautista Nam Chong-sam, Juan Bautista Chon Chang-un, Pedro Ch’oe Hyong, Marcos Chong Ui-bae, Alejo U Se-yong, Antonio Kim Song-u, Protasio Chong Kuk-bo, Agustín Yi Kwang-hon, Agueda Kim A-gi, Magdalena Kim O-bi, Bárbara Han Agi, Ana Pak Ag-i, Agueda Yi So-sa, Lucía Pak Hui-sun, Pedro Kwon Tu-gin, José Chang Song-jib, Magdalena Yi Yong-hui, Teresa Yi Mae-im, Marta Kim Song-im, Lucía Kim, Rosa Kim, Ana Kim Chang-gum, Juan Bautista Yi Kwang-nyol, Juan Pak Hu-jae, María Pak Kuna- gi Hui-sun, Bárbara Kwon-hui, Bárbara Yi Chong-hui, María Yi Yon-hui, Inés Kim Hyo-ju, Catalina Chong Ch’or-yom, José Im Ch’i-baeg, Sebastián Nam I-gwan, Ignacio Kim Che-jun, Carlos Cho Shin-ch’ol, Julita Kim, Águeda Chong Kyong-hyob, Magdalena Ho Kye-im, Lucía Kim, Pedro Yu Taech’ol, Pedro Cho Hwa-so, Pedro Yi Myong-so, Bartolomé Chong Mun-ho, José Pedro Han Chae-kwon, Pedro Chong Won-ji, José Cho Yun-ho, Bárbara Ko Sun-i y Magdalena Yi Yong-dog.

Andrés Kim Tae-Gon, nació el 21 de agosto de 1821 en Solmoe (Corea). Sus padres eran Ignacio Kim Chejun y Ursula Ko. Era niño cuando la familia se trasladó a Kolbaemasil para huir de las persecuciones. Su padre murió mártir el 26 de septiembre de 1839. También su bisabuelo Pío Kim Chunhu había muerto mártir en el año 1814, después de diez años de prisión. Tenía quince años de edad cuando el padre Maubant lo invitó a ingresar al seminario. 



Fue enviado al seminario de Macao. Hacia el año 1843 intentó regresar a Corea con el obispo Ferréol, pero en la frontera fueron rechazados. 



Se ordenó diácono en China en el año 1844. Volvió a Corea el 15 de enero de 1845. Por su seguridad sólo saludó unos cuantos catequistas; ni siquiera vio a su madre quien, pobre y sola, tenía que mendigar la comida. En una pequeña embarcación de madera guió, a los misioneros franceses hasta Shangai, a la que arribaron soportanto peligrosas tormentas.



En Shangai recibió la ordenación sacerdotal de manos de monseñor Ferréol el 17 de agosto de 1845, convirtiéndose en el primer sacerdote coreano. Hacia fines del mismo mes emprendió el regreso a Corea con el obispo y el padre Daveluy. Llegaron a la Isla Cheju y, en octubre del mismo año, arribaron a Kanggyong donde pudo ver a su madre. 
El 5 de junio de 1846 fue arrestado en la isla Yonpyong mientras trataba con los pescadores la forma de llevar a Corea a los misioneros franceses que estaban en China. Inmediatamente fue enviado a la prisión central de Seúl. El rey y algunos de ministros no lo querían condenar por sus vastos conocimientos y dominar varios idiomas. Otros ministros insistieron en que se le aplicara la pena de muerte. Después de tres meses de cárcel fue decapitado en Saenamt´õ el 16 de septiembre de 1846, a la edad de veintiséis años. 


Antes de morir dijo:

¡Ahora comienza la eternidad! y con serenidad y valentía se acercó al martirio.


Pablo Chong Ha-Sang nació en el año 1795 en Mahyon (Corea) siendo miembro de una noble familia tradicional. Después del martirio de su padre, Agustín Chong Yakjong, y de su hermano mayor Carlos, ocurridos en el año 1801, la familia sufrió mucho. Pablo tenía siete años. Su madre, Cecilia Yu So-sa, vio cómo confiscaban sus bienes y les dejaban en extrema pobreza. Se educó bajo los cuidados de su devota madre.


A los veinte años dejó su familia para reorganizar la iglesia católica en Seúl y pensó en traer misioneros. En el año 1816 viajó a Pekín para solicitar al obispo algunos misioneros; se le concedió uno que falleció antes de llegar a Corea. Él y sus compañeros escribieron al papa para que enviara misioneros. Finalmente gracias a los ruegos de los católicos, el 9 de septiembre de 1831 se estableció el vicariato apostólico de Corea y se nombró su primer obispo encargando a la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París la evangelización de Corea. 


Pablo introdujo al obispo Ímbert en Corea, lo recibió en su casa y lo ayudó durante su ministerio. Monseñor Ímbert pensó que Pablo podía ser sacerdote y comenzó a enseñarle teología... Mientras tanto brotó una nueva persecución. El obispo pudo escapar a Suwon. Pablo, su mamá y su hermana Isabel fueron arrestados en el año 1839.


Aguantó las torturas hasta que fue decapitado a las afueras de Seúl el 22 de septiembre. Poco después también su madre y su hermana sufrieron el martirio.


Los dos forman parte de 103 mártires canonizados por S.S. Juan Pablo II el 6 de mayo de 1984, en Seúl, Corea.

Francisco y los matrimonios

El Papa toma partido por la búsqueda de soluciones antes del comienzo del Sínodo

Francisco crea una comisión para agilizar los procesos de nulidad matrimonial

El grupo, del que forma parte el español Ladaria, busca simplificar los procesos respetando la indisolubilidad del matrimonio

Jesús Bastante, 20 de septiembre de 2014 a las 12:25

La comisión responde a la propuesta del cardenal Kasper de abrir vías de diálogo sobre los matrimonios rotos y la respuesta de la Iglesia, y toma partido por la misericordia, en lugar de por el castigo

(Jesús Bastante).- Comienzan a abrirse las puertas. En mitad de la tormenta, cuando varios cardenales lanzan sus diatribas contra las propuestas de búsqueda de soluciones para los divorciados vueltos a casar que quieren continuar permaneciendo en la Iglesia,Francisco volvió a sorprender, y a sacar un nuevo as en la manga: según informa el VIS, "el Santo Padre ha decidido la institución de una comisión especial de estudio para la reforma de los procesos matrimoniales canónicos".

La comisión, presidida por Pio Vito Pinto, decano del tribunal de la Rota, y de la que forma parte el jesuita español Luis Francisco Ladaria (secretario de Doctrina de la Fe, pero no su máximo responsable, el cardenal Müller), responde a la propuesta del cardenal Kasper de abrir vías de diálogo sobre los matrimonios rotos y la respuesta de la Iglesia, y toma partido por la misericordia, en lugar de por el castigo.

Su objetivo, según afirma el comunicado de la Santa Sede, es el de "preparar una propuesta de reforma de los procesos matrimoniales, intentando simplificar el procedimiento, haciéndolo más sencillo ysalvaguardando el principio de indisolubilidad del matrimonio". Toda una declaración de intenciones en vísperas del comienzo del Sínodo de la Familia que abordará esta y otras cuestiones.

El Papa quiere tener una propuesta definitiva y, sobre todo, que ningún debate quede cerrado per se. "No hay ninguna línea roja: el Papa quiere un debate abierto", decía hoy mismo el cardenal Kasper en una entrevista a Famiglia Cristiana. Las cosas, mal que le pesen a muchos, ya están comenzando a cambiar.
 
Los miembros de la comisión son los siguientes:
 
Pio Vito Pinto, Decano del Tribunal de la Rota Romana

Card. Francesco Coccopalmerio, Presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos

Mons. Luis Francisco Ladaria Ferrer, S.I., secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe

Mons. Dimitrios Salachas, Exarca Apostólico para los católicos griegos de rito bizantino

Maurice Monier, Leo Xavier Michael Arokiaraj y Alejandro W. Bunge, auditores del tribunal de la Rota

Nikolaus Schöch, O.F.M., Promotor de Justicia susituto del Tribunal de la Signatura Apostólica

Konštanc Miroslav Adam, O.P., rector de la Universidad Pontificia Santo Tomás de Aquino (Angelicum)

P. Jorge Horta Espinoza, O.F.M., Decano de la facultad de Derecho Canónico de la Pontificia Universidad Antonianum

Prof. Paolo Moneta, profesor de Derecho Canónico de la Universidad de Pisa

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