Fiesta de santa Rosa de Lima, virgen
- 30 Agosto 2017
- 30 Agosto 2017
- 30 Agosto 2017
En Argentina y México, oficio ferial; en ambos países la fiesta de Santa Rosa de Lima, virgen, Patrona de América Latina, se celebra el 30 Agosto.
Santa Rosa de Lima, virgen
Santa Rosa, virgen, que, insigne desde muy niña por su austera sobriedad de vida, en Lima, en el Perú, vistió el hábito de las Hermanas de la Tercera Orden de Santo Domingo. Entregada a la penitencia y a la oración, y ardiente de celo por la salvación de los pecadores y de la población indígena, aspiraba a dar la vida por ellos, sometiéndose de buena gana a toda clase de sufrimientos para ganarlos para Cristo. Su muerte tuvo lugar el día veinticuatro de agosto. (1617)
patronazgo: patrona de América del Sur, de Perú, Filipinas, y Lima, de los jardineros y floristas; auxilio en las disputas familiares; para pedir un buen parto, protectora contra las lesiones y el sarpullido.
tradiciones, refranes, devociones: El día 30 de agosto (antigua fiesta litúrgica, que aun se celebra en Perú) se asocia con una tormenta a la que se llama precisamente «tormenta de santa Rosa».
Refrán: San Marcos llena los charcos, Santa Rosa los rebosa y Santa Lucía los vacía.
Santa Rosa de Lima, Año 1617 .
El Papa Inocencio IX dijo de esta santa un elogio admirable: "Probablemente no ha habido en América un misionero que con sus predicaciones haya logrado más conversiones que las que Rosa de Lima obtuvo con su oración y sus mortificaciones". Lo cual es mucho decir.
Nacida en Lima, Perú, en 1586 (año de la aparición de la Virgen en Chiquinquirá, [ 9 julio] ) fue la primera mujer americana declarada santa por la Iglesia Católica. En el bautizo le pusieron el nombre de Isabel, pero luego la mamá al ver que al paso de los años su rostro se volvía sonrosado y hermoso como una rosa, empezó a llamarla con el nombre de Rosa.
Y el Sr. Arzobispo al darle la confirmación le puso definitivamente ese nombre, con el cual es conocida ahora en todo el mundo. Desde pequeñita Rosa tuvo una gran inclinación a la oración y a la meditación. Un día rezando ante una imagen de la Virgen María le pareció que el niño Jesús le decía: "Rosa conságrame a mí todo tu amor".
Y en adelante se propuso no vivir sino para amar a Jesucristo. Y al ir a su hermano decir que si muchos hombres se enamoraban perdidamente era por la atracción de una larga cabellera ó de una piel muy hermosa, se cortó el cabello y se propuso llevar el rostro cubierto con un velo, para no ser motivo de tentaciones para nadie. Quería dedicarse únicamente a amar a Jesucristo.
Se propuso irse de monja Agustina. Pero el día en que fue a arrodillarse ante la imagen de la Virgen Santísima para pedirle que le iluminara si debía irse de monja ó no, sintió que no podía levantarse del suelo donde estaba arrodillada. Llamó a su hermano a que le ayudara a levantarse pero él tampoco fue capaz de moverla de allí. Entonces se dio cuenta de que la voluntad de Dios era otra y le dijo a Nuestra Señora: "Oh Madre Celestial, si Dios no quiere que yo me vaya a un convento, desiste desde ahora de su idea".
Tan pronto pronunció estas palabras quedó totalmente sin parálisis y se pudo levantar del suelo fácilmente. Entonces vino a saber que la más famosa terciaria dominica es Santa Catalina de Siena (29 de abril) y se propuso estudiar su vida e imitarla en todo. Y lo logró de manera admirable. Se fabricó una túnica blanca y el manto negro y el velo también negro para la cabeza, y así empezó a asistir a las reuniones religiosas del templo. Su padre fracasó en el negocio de una mina y la familia quedó en gran pobreza.
Entonces Rosa se dedicó durante varias horas de cada día a cultivar un huerto en el solar de la casa y durante varias horas de la noche a hacer costuras, para ayudar a los gastos del hogar. Es difícil encontrar en América otro caso de mujer que haya hecho mayores penitencias. No las vamos a describir todas aquí porque muchas de ellas no son para imitar. Pero sí tenemos que decir que lo primero que se propuso mortificar fue su orgullo, su amor propio, su deseo de aparecer y de ser admirada y conocida. Y en ella, como en todas las cenicientas del mundo se ha cumplido lo que dijo Jesús: "quien se humilla será enaltecido". Una segunda penitencia de Rosa de lima fue la de los alimentos.
Su ayuno era casi continuo. Y su abstinencia de carnes era perpetua. Comía lo mínimo necesario para no desfallecer de debilidad. Aún los días de mayores calores, no tomaba bebidas refrescantes de ninguna clase, y aunque a veces la sed la atormentaba, le bastaba mirar el crucifijo y recordar la sed de Jesús en la cruz, para tener valor y seguir aguantando su sed, por amor a Dios. Dormía sobre duras tablas, con un palo por almohada. Alguna vez que le empezaron a llegar deseos de cambiar sus tablas por un colchón y una almohada, miró al crucifijo y le pareció que Jesús le decía: "Mi cruz, era mucho más cruel que todo esto". Y desde ese día nunca más volvió a pensar en buscar un lecho más cómodo.
Los últimos años vivía continuamente en un ambiente de oración mística, con la mente casi ya más en el cielo que en la tierra. Su oración y sus sacrificios y penitencias conseguían numerosas conversiones de pecadores, y aumento de fervor en muchos religiosos y sacerdotes. En la ciudad de Lima había ya una convicción general de que esta muchacha era una verdadera santa.
Desde 1614 ya cada año al llegar la fiesta de San Bartolomé, el 24 de agosto, demuestra su gran alegría. Y explica el porqué de este comportamiento: "Es que en una fiesta de San Bartolomé iré para siempre a estar cerca de mi redentor Jesucristo". Y así sucedió. El 24 de agosto del año 1617, después de terrible y dolorosa agonía, expiró con la alegría de irse a estar para siempre junto al amadísimo Salvador. Tenía 31 años.
Los milagros empezaron a sucederse en favor de los que invocaban la intercesión de Rosa, y el sumo pontífice la declaró santa y la proclamó Patrona de América Latina.-
Rosa de Lima: la más bella rosa que ha producido nuestro continente: no dejes un solo día de rezar a tu gran amigo Jesucristo, por este continente americano tan supremamente necesitado de las bendiciones de Dios.
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* NOTA: En el caso de santa Rosa de Lima, su vida ocurrió en el cruce de caminos de las tradiciones populares y la fijación normativa de las cuestiones relativas al culto. Así, a pesar de que murió un 23 de agosto, se la comenzó a celebrar el día 30 de agosto, ya desde el principio, posiblemente porque en ese día se haya trasladado alguna reliquia, o por algún otro acontecimiento semejante. Con esa fecha quedó inscripta en el breviario romano, pero cuando se relaizó su proceso canónico, se le asignó la fecha del 26 de agosto (no 23). Un siglo más tarde del proceso, cuando los Bolandistas publican, en 1745, sus "Acta Sanctorum", erudito monumento al saber hagiográfico, ya nadie recuerda exactamente por qué se la celebra el 30 de agosto, así que dicen respectod e esta fecha: "en este día [es decir, el 30 de agosto] la recoge el breviario romano, pero nosotros seguimos la fecha del Calendario Romano [es decir, en ese momento, el 26]" (Acta Sanctorum, agosto, t. VI, pág 543).
Ya más tarde, la fecha del 26 de agosto, que ni era popular ni era la de su muerte, desapareció como fecha de celebración, y la inscripción en el calendario osciló entre el 23 y el 30 de agosto. El 23 por ser la propia, y el 30 por ser la arraiganda popularmente.
En la actualidad, con la reforma dle calendario litúrgico, se tomó la determinación de colocar su fecha litúrgica donde correspondería, es decir, el 23 de agosto, excepto en aquellos territorios donde el 30 de agosto sea tan tradicional, que no tenga sentido moverla, como ocurre en Perú y en muchas diócesis del continente americano.
Como superar errores a la hora de Evangelizar
Algunos consejos que nos pueden ayudar a la hora de evangelizar para no cometer errores
¿Te pasó que hablabas con alguien sobre algún tema de fe, pero esta persona pensaba exactamente lo contrario? ¡Muy bien! Ese es, justamente, el principio del apostolado: intentar a acercar a la Iglesia a las personas que quizás estén un poco alejadas de Dios.
¿Cómo? Como lo decía San Juan Pablo II: “La fe se propone, no se impone”. Sin embargo, a veces es muy fácil, por un mal entendido celo apostólico, caer en algunos errores a la hora de hacer apostolado, dejándonos llevar por respuestas violentas, muestras de enojo, gestos de impaciencia o frustración, falta de escucha, miedos y demás… Lamentablemente, al ofuscarnos, no podemos pensar bien en lo que decimos ni en cómo lo decimos, y podemos terminar alejando a las personas y no acercándolas a Dios.
Es por eso que en esta galería hemos querido hablar de los 5 errores más comunes a la hora de evangelizar y, a partir de ellos darles algunos consejos que los ayuden a superar estos obstáculos y confiar en la gracia de Dios que sale a nuestro encuentro.
1. Ser muy emocional
Si nuestras respuestas son muy emocionales y no nos resulta mucho esto de hablarle a otros de temas de fe: ¡No hay que desanimarse! Es algo muy común. Jacques Phillippe, en su libro: “La paz interior”, nos dice que frecuentemente, como deseamos algo bueno, incluso querido por Dios, nos creemos justificados para desearlo de tal modo que, si no se realiza, nos impacientamos y disgustamos: “Deseamos cosas buenas, en conformidad con la voluntad de Dios, pero todavía las queremos de un modo que no es ‘el modo de Dios’, es decir, el del Espíritu Santo, que es dulce, pacífico y paciente, sino a la manera humana: tenso, precipitado, y defraudado si no logra inmediatamente aquello hacia lo que tiende”. Muchas veces nos tocará corregir y enseñar, pero hay que hacerlo en un ambiente de comprensión, de cariño, de paz. Otra cosa que agrega este autor de espiritualidad cristiana es que: “Tenemos que razonar así: “Si el Señor no ha transformado todavía a esa persona, no ha eliminado de ella tal o cual imperfección, ¡es que la soporta como es! Espera con paciencia el momento oportuno (…) ¿Por qué ser más exigente y más precipitado que Dios?”.
Dicen que San Francisco de Sales, el santo de la dulzura, de joven tenía muy mal genio y luchó toda su vida para mejorarlo. Para ello, él aconsejó y siguió el siguiente plan de vida: cada mañana hacía un “examen de previsión” (veía qué trabajos, con qué personas y qué actividades iba a realizar en ese día, planeando cómo iba a comportarse), al mediodía hacía un “examen particular” (examinaba su defecto dominante, que durante 19 años fue su inclinación a encolerizarse, y si había actuado con la virtud contraria), todos los días hacía un rato de oración, durante todo el día buscaba tener presencia de Dios, entre otras prácticas. Otra cosa que nos puede ayudar, y mucho, es no contestar por impulso, sino pensar qué estamos diciendo y si lo estamos diciendo en el tono adecuado. Para esto, podemos respirar hondo y esperar unos segundos antes de hablar.
2. No tener suficientes argumentos
San Pablo dijo: “Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar, rebatir, corregir y guiar en el bien. Así el hombre de Dios se hace un experto y queda preparado para todo trabajo bueno” (2Tim 3:16-17). Es importante que investiguemos y nos esforcemos por tener suficientes conocimientos del catecismo católico, porque es lo que nos proporcionará los argumentos necesarios a la hora de evangelizar. Muchos católicos creen, pero no saben por qué creen. Tienen fe, pero no saben cómo expresarla. Por eso, después tampoco saben cómo defenderla con fundamentos sólidos o cómo responder a los cuestionamientos de quienes profesan otra religión. No es necesario aprenderse de memoria la Biblia, el Catecismo, la Doctrina Social de la Iglesia y todos los textos del Magisterio, pero sí contar con razones convincentes a la hora de transmitir y defender la fe. Al menos, hay que saber dónde buscar.
3. No escuchar
Otro error muy común es suponer cuál es la postura de la otra persona, sin antes escucharla. Esto hace que presumamos que esta sabe o entiende mucho menos de lo que en realidad sabe y cree – siendo que, en muchas oportunidades, personas que confiesan una fe distinta pueden coincidir con nosotros en algunos aspectos –. Si no aprendemos a escuchar, caemos en la equivocación de apurarnos a defender sin antes saber sobre qué puntos tenemos que hablar. En esos casos, la otra persona pierde el interés por mantener la conversación y atender a los fundamentos que podemos presentarle, ya que resultan desacertados y despegados de su realidad. Muchos creen que hay que buscar el argumento contrario más débil y atacarlo, ridiculizando al otro. Es un error en el que a menudo podríamos caer, consciente o inconscientemente. Por el contrario, Santo Tomás nos enseña que resulta mucho más efectivo buscar el mejor argumento del oponente, analizarlo, y convertirlo en nuestro mejor argumento. Pero, para eso, primero hay que conocer y entender la creencia ajena para después poder compartir la nuestra. Cuando nos cueste, podemos recordar que la otra persona también es hija de Dios, y tratar de imitar la paciencia con la que Él le escucharía. Para aprender a escuchar, debemos aprender a querer, con respeto, sencillez y humildad, porque muchas veces es nuestro orgullo oculto el que nos lleva a no escuchar, porque queremos “lucirnos”.
4. No saber qué hacer si no se conocen las respuestas
Lo que también podría ocurrirnos es que tengamos conocimientos suficientes, pero, aun así, llegue un momento en el que nos “bloqueemos”, nos quedemos en blanco y sin saber qué responder. Si llega a ocurrir eso, lo mejor que puede hacerse admitir, con mucha humildad, “eso no sé, pero voy a averiguar”. Es mucho mejor que desviar la conversación o divagar sin seguridad. Como dijimos antes, hay que tener ciertos conocimientos para la evangelización. Pero pretender saberlo todo sería una manifestación de soberbia: no lo sabemos todo y seguiremos formándonos hasta el último día de nuestras vidas.
5. Subestimar el poder de la narrativa
¿Alguna vez pensaste que los “cuentos” eran solo para explicar el catecismo a niños pequeños? Pues son válidos para todas las edades, ¡no solo para la catequesis de los chiquitos! Muchas veces, tenemos los conocimientos y fundamentos, y creemos que todo esto es lo que la gente necesita oír para convertirse, pero personas no quieren escuchar cátedras, sino historias. ¡Pensemos en los evangelios! cuando vemos a Jesús enseñando con parábolas: verdades muy profundas Él las exponía de manera muy sencilla. ¡Claro que hay que tener justificación doctrinal! pero hay que tener también anécdotas y experiencias particulares que nos ayuden no solo a explicar nuestra postura de manera más simple, sino también a crear una conexión personal y un impacto muy fuerte con quien nos escucha.
Finalmente…
Descubrir que caemos en alguno de estos errores no debería desanimarnos, ¡es muy normal contar con ellos! Podrían aparecer numerosas veces a lo largo de nuestras vidas, incluso si ya llevamos años trabajando por mejorar en alguno de estos puntos.
Lo más importante es procurar hablar cuidando, ante todo, caridad. La Madre Teresa de Calcuta decía que: “Cada obra de amor, llevada a cabo con todo el corazón, siempre logrará acercar a la gente a Dios”; si los demás pueden percibir nuestro cariño, nuestra paciencia, humildad, se sentirán más conmovidos y predispuestos a reflexionar sobre lo que decimos.
Pero si a veces nos equivocamos – lo que es inevitable –, podemos seguir practicando, rezando, prepararnos mejor para la próxima… ¡nada se pierde! Contamos con la ayuda del Espíritu Santo, y como Dios es el más interesado en que hagamos un poderoso y eficaz apostolado, podemos contar con su ayuda si ponemos de nuestra parte.
Cuidado de no estar llenos de hipocresía y maldad
Santo Evangelio según San Mateo 23, 27-32. Miércoles XXI del tiempo ordinario.
Del santo Evangelio según san Mateo 23, 27-32
Oración introductoria
¡Oh! Espíritu Santo, Espíritu de Verdad, dirige mi corazón para actuar siempre de cara a la verdad. ¡Oh! Espíritu de santidad, ven y renueva mi intención. Ven, Espíritu de amor, enséñame a orar.
Petición
Jesús, dame la gracia de buscar siempre la verdad.
Meditación del Papa Francisco
En este grupo están los cristianos que no dan testimonio. Son cristianos de nombre, cristianos de salón, cristianos de recepciones, pero su vida interior no es cristiana, es mundana. Uno que se dice cristiano y vive como un mundano, aleja a los que piden ayuda a gritos a Jesús.
Luego están los rigoristas, a quienes Jesús regaña porque que cargan mucho peso sobre los hombros de la gente. Jesús les dedica todo el capítulo 23 de san Mateo. Hipócritas, explotáis a la gente, les dice Jesús. Y en vez de responder al grito que pide salvación alejan a la gente.
Y finalmente está el tercer grupo de cristianos, los que ayudan a acercarse a Jesús. El grupo de cristianos que tienen coherencia entre lo que creen y lo que viven, y ayudan a acercarse a Jesús, a la gente que grita, pidiendo salvación, pidiendo la gracia, pidiendo la salud espiritual por su alma. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 28 de mayo de 201, en Santa Marta).
Reflexión
Jesús sigue fustigando el pecado de hipocresía. Aparentar por fuera lo que no se es por dentro, como había condenado los árboles que sólo tienen apariencia y no dan fruto. Aquí desautoriza a las personas que cuidan su buena opinión ante los demás, pero dentro están llenos de maldad.
¿Se nos podría achacar algo de esto a nosotros? ¿No estamos también preocupados por lo que los demás piensan de nosotros, cuando en lo que tendríamos que trabajar es en mejorar nuestro interior? Sabemos que Dios conoce nuestro interior y no podemos engañarle, por ello vale más ser transparentes ante Dios que aparentar lo que no somos ante los hombres. ¿Sería muy exagerado tacharnos de sepulcros blanqueados?
También conviene evaluarnos en el otro aspecto que Jesús denuncia. ¿Somos personas que de palabra se distancian de los malos como los fariseos de sus antepasados, pero en realidad somos tan malos o peores que ellos, cuando se nos presenta la ocasión? Puede ser que emitamos juicios temerarios contra nuestro prójimo, considerándoles inferiores a nosotros, cuando en realidad lo que Cristo nos pide es perdonar y no pensar mal de nadie. En este caso, Cristo poseía la autoridad para denunciar la actitud hipócrita de los fariseos, sin embargo sabemos por el mandato de Cristo, el de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, a nosotros, no nos compete este derecho.
Diálogo con Cristo
Padre bueno, dame la gracia de salir de esta oración decidido a vivir siempre con autenticidad venciendo el miedo al qué dirán, la rutina o ley del menor esfuerzo, para aspirar a ser tu discípulo y misionero. Aumenta mi generosidad para aportar todas mis cualidades, mi ingenio e incluso mis recursos materiales para llevarte a los demás.
Propósito
Ante las dificultades del día de hoy, recitar la jaculatoria: Cristo, en Ti confío.
Miles de fieles acompañaron al Papa en su primera audiencia en San Pedro tras el verano
"Un discípulo que no está alegre no evangeliza este mundo, es un triste"
Francisco: "Dios quiere que podamos soñar como Él y con Él, con esperanza y alegría"
El Papa reivindica el "viento de la felicidad" que distingue a los seguidores de Jesús
Jesús Bastante, 30 de agosto de 2017 a las 10:09
No demos cabida a personas decepcionadas e infelices; no escuchemos a los que cínicamente recomiendan no cultivar esperanzas en la vida; no confiéis en aquellos que afirman que ninguna empresa vale la pena el sacrificio de toda una vida
(Jesús Bastante).- "Soñad un mundo diferente. Y si un sueño se apaga, volved a soñar de nuevo, dibujando con esperanza a la memoria de los orígenes". Después de la pausa veraniega, el Papa Francisco regresó a las audiencias públicas en la plaza de San Pedro. Y lo hizo recordando el "primer encuentro" de los discípulos con Jesús, el de cada cristiano, y pidiendo recordar el "incendio" de Jesús en nuesto corazón.
"Nos convertimos en predicadores de Jesús no afilando las armas de la retórica, sino custodiando en el corazón, y en los ojos, el brillo de la verdadera felicidad", defendió el Papa, quien abogó por el "viento de la felicidad" que distingue a los seguidores de Jesús. "Un discípulo del Reino de Dos que no está alegre no evangeliza este mundo, es un triste", subrayó.
Regresaron las audiencias públicas en la plaza de San Pedro. El ferragosto ha dejado paso a un prematuro y suave otoño, y miles de fieles se congregaron en la mayor plaza de la Cristiandad para dar la bienvenida al nuevo curso con Francisco. Con unos invitados especiales: los jugadores del Chapecoense, el club de fútbol brasileño que sufrió un brutal accidente ahora hace un año. Y que este viernes jugará un partido por la paz en Roma, bendecido por el Vaticano.
En sus palabras, el Papa hizo referencia el primer encuentro de Andrés y Juan con Jesús en el Jordán, después de que éste se bautizase. Y es que "toda vocación comienza con un encuentro personal con Jesús, que nos llena de inmensa alegría".
"El Señor no quiere que lo sigamos sin ganas, sino con el corazón lleno de gozo, y esa felicidad de estar con él es la que evangeliza el mundo", subrayó Bergoglio, quien apuntó que la vocación "se puede hallar de muchas formas, pero toda vocación, ya sea al matrimonio, al sacerdocio o a la vida consagrada, comienza con un encuentro personal con Jesús, que nos llena de inmensa alegría".
"Los animo a que se acuerden de ese primer encuentro con Jesús en sus vidas, para que puedan reavivar ese fuego de amor, que los invita a seguirle con alegría y que es llama de esperanza", pidió el Papa. Volviendo a Juan y Andrés, dos jóvenes en búsqueda, el Papa insistió en que "los jóvenes que no buscan no son jóvenes, son pensionistas, son viejos prematuros". "Es triste ver jóvenes 'pensionistas'", añadió, recordando que "Jesús, a través de todo el Evangelio, en todos sus encuentros, aparece como un incendiario del corazón. De sus palabras emerge el deseo de vida y felicidad que todos jóvenes llevan dentro".
Tras su encuentro, los dos discípulos se quedan con Jesús "y se transforman en misioneros". "Cuando acaba el encuentro no regresan a casa tranquilos. Tanto es así, que sus hermanos (Simón y Santiago) vuelven con ellos. Son misioneros del encuentro, de un encuentro feliz, que los discípulos recordarán para siempre, y que iluminarán su camino".
En este camino, la alegría es fundamental. "El Señor no quiere hombres y mujeres que caminan sin ganas, sin saber en el corazón el viento de la felicidad.... Hoy os pregunto: ¿Tengo en el corazón el viento de la felicidad? No respondáis". "Un siervo que Dios que no se alegra, es un triste (...), sólo te conviertes en predicador de Jesús custodiando en el corazón la verdadera felicidad", clamó el Papa.
Así, los discípulos están "enamorados de Jesús". "No demos cabida a personas decepcionadas e infelices; no escuchemos a los que cínicamente recomiendan no cultivar esperanzas en la vida; no confiéis en aquellos que afirman que ninguna empresa vale la pena el sacrificio de toda una vida", añadió Francisco, quien pidió "no escuchar a los 'viejos' de corazón que sofocan la euforia juvenil".
Frente a ello, la "sana utopía, pues "Dios quiere que podamos soñar como Él y con Él, mientras caminamos con mucho cuidado hacia la realidad. Soñando con un mundo diferente. Y si un sueño se apaga, volviendo a soñar de nuevo, dibujando con esperanza a la memoria de los orígenes".
Texto de la catequesis del Papa Francisco:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy quisiera regresar sobre un tema importante: la relación entre la esperanza y la memoria, con particular referencia a la memoria de la vocación. Y tomo como ícono la llamada de los primeros discípulos de Jesús. En sus memorias se quedó tan marcada esta experiencia, que alguno registró incluso la hora: «Era alrededor de las cuatro de la tarde» (Jn 1,39). El evangelista Juan narra el episodio como un nítido recuerdo de juventud, que se quedó intacto en su memoria de anciano: porque Juan escribió estas cosas cuando era anciano.
El encuentro había sucedió cerca del río Jordán, donde Juan Bautista bautizaba; y aquellos jóvenes galileos habían escogido al Bautista como guía espiritual. Un día llega Jesús, y se hizo bautizar en el río. Al día siguiente pasó de nuevo, y entonces el que bautizaba - es decir, Juan Bautista - dijo a dos de sus discípulos: «Este es el Cordero de Dios» (v. 36).
Y para estos dos fue la "centella". Dejaron a su primer maestro y se pusieron en el seguimiento de Jesús. Por el camino, Él se gira hacia ellos y les plantea la pregunta decisiva: «¿Qué quieren?» (v. 38). Jesús aparece en los Evangelio como un experto del corazón humano. En ese momento había encontrado a dos jóvenes en búsqueda, sanamente inquietos. De hecho, ¿qué juventud es una juventud satisfecha, sin una pregunta de sentido? Los jóvenes que no buscan nada, no son jóvenes, son jubilados, han envejecido antes de tiempo. Es triste ver jóvenes jubilados. Y Jesús, a través de todo el Evangelio, en todos los encuentros que le suceden a lo largo del camino, se presenta como un "incendiario" de corazones. De ahí ésta pregunta que busca hacer emerger el deseo de vida y de felicidad que cada joven se lleva dentro: "¿Qué cosa buscas?". Hoy quisiera preguntarles a los jóvenes que están aquí en la Plaza y a aquellos que nos escuchan a través de los medios de comunicación: "¿Tú, que eres joven, qué cosa buscas? ¿Qué cosa buscas en tu corazón?".
La vocación de Juan y de Andrés comienza así: es el inicio de una amistad con Jesús tan fuerte que impone una comunión de vida y de pasiones con Él. Los dos discípulos comienzan a estar con Jesús y enseguida se transforman en misioneros, porque cuando termina el encuentro no regresan a casa tranquilos: tanto es así que sus respectivos hermanos - Simón y Santiago - son enseguida incluidos en el seguimiento. Fueron donde estaban ellos y les han dicho: "¡Hemos encontrado al Mesías, hemos encontrado a un gran profeta!", dan la noticia. Son misioneros de ese encuentro. Fue un encuentro tan conmovedor, tan feliz que los discípulos recordaran por siempre ese día que iluminó y orientó su juventud.
¿Cómo se descubre la propia vocación en este mundo? Se puede descubrir de varios modos, pero esta página del Evangelio nos dice que el primer indicador es la alegría del encuentro con Jesús. Matrimonio, vida consagrada, sacerdocio: cada vocación verdadera inicia con un encuentro con Jesús que nos dona una alegría y una esperanza nueva; y nos conduce, incluso a través de pruebas y dificultades, a un encuentro siempre más pleno, crece, ese encuentro, más grande, ese encuentro con Él y a la plenitud de la alegría.
El Señor no quiere hombres y mujeres que caminan detrás de Él de mala gana, sin tener en el corazón el viento de la felicidad. Ustedes, que están aquí en la Plaza, les pregunto - cada uno responda a sí mismo - ustedes, ¿tienen en el corazón el viento de la felicidad? Cada uno se pregunte: ¿Yo tengo dentro de mí, en el corazón, el viento de la felicidad? Jesús quiere personas que han experimentado que estar con Él nos da una felicidad inmensa, que se puede renovar cada día de la vida. Un discípulo del Reino de Dios que no sea gozoso no evangeliza este mundo, es uno triste. Se convierte en predicador de Jesús no afinando las armas de la retórica: tú puedes hablar, hablar, hablar pero si no hay otra cosa. ¿Cómo se convierte en predicador de Jesús? Custodiando en los ojos el brillo de la verdadera felicidad. Vemos a tantos cristianos, incluso entre nosotros, que con los ojos te transmiten la alegría de la fe: con los ojos.
Por este motivo el cristiano - como la Virgen María - custodia la llama de su enamoramiento: enamorados de Jesús. Cierto, hay pruebas en la vida, existen momentos en los cuales se necesita ir adelante no obstante el frío y el viento contrario, no obstante tantas amarguras. Pero los cristianos conocen el camino que conduce a aquel sagrado fuego que los ha encendido una vez por siempre.
Y por favor, le pido: no escuchemos a personas desilusionadas e infelices; no escuchemos a quien recomienda cínicamente no cultivar la esperanza en la vida; no confiemos en quien apaga desde el inicio todo entusiasmo diciendo que ningún proyecto vale el sacrificio de toda una vida; no escuchemos a los "viejos" de corazón que sofocan la euforia juvenil. Vayamos donde los viejos que tienen los ojos brillantes de esperanza. Cultivemos en cambio, sanas utopías: Dios nos quiere capaces de soñar como Él y con Él, mientras caminamos bien atentos a la realidad. Soñar en un mundo diferente. Y si un sueño se apaga, volver a soñarlo de nuevo, recurriendo con esperanza a la memoria de los orígenes, a esas brazas que, tal vez después de una vida no tan buena, están escondidas bajo las cenizas del primer encuentro con Jesús.
Es esta pues, una dinámica fundamental de la vida cristiana: recordarse de Jesús. Pablo decía a su discípulo: "Recuérdate de Jesucristo" (2 Tim 2,8); este es el consejo del gran San Pablo: "Recuérdate de Jesucristo". Recordarse de Jesús, del fuego de amor con el cual un día hemos concebido nuestra vida como un proyecto de bien, y a vivificar con esta llama nuestra esperanza. Gracias.
Saludo del Papa en español:
Queridos hermanos y hermanas:
En la catequesis de hoy reflexionamos sobre la relación entre la esperanza y la memoria de la vocación. Los primeros discípulos de Jesús recordaban de forma nítida el momento de su llamada.
Juan y Andrés escucharon cómo su maestro Juan el Bautista decía de Jesús: «Ese es el Cordero de Dios». Esta fue la chispa que dio comienzo a su historia de seguimiento. Ellos iniciaron a estar con él y muy pronto se transformaron en misioneros, haciendo que sus hermanos Simón y Santiago también siguieran a Jesús.
Y nosotros, ¿cómo podemos descubrir nuestra vocación? Se puede hallar de muchas formas, pero toda vocación, ya sea al matrimonio, al sacerdocio o a la vida consagrada, comienza con un encuentro personal con Jesús, que nos llena de inmensa alegría. El Señor no quiere que lo sigamos sin ganas, sino con el corazón lleno de gozo, y esa felicidad de estar con él es la que evangeliza el mundo.
El cristiano, como la Virgen María, conserva en su corazón la llama del primer encuentro con el Señor, y ante las pruebas de la vida vuelve a ese sagrado fuego, que lo conforta y que fue encendido una vez para siempre.
***
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Los animo a que se acuerden de ese primer encuentro con Jesús en sus vidas, para que puedan reavivar ese fuego de amor, que los invita a seguirle con alegría y que es llama de esperanza. Muchas gracias.