¡Hoy hemos visto cosas extraordinarias!

Evangelio según San Lucas 5,17-26. 

Un día, mientras Jesús enseñaba, había entre los presentes algunos fariseos y doctores de la Ley, llegados de todas las regiones de Galilea, de Judea y de Jerusalén. La fuerza del Señor le daba poder para curar. 

Llegaron entonces unas personas transportando a un paralítico sobre una camilla y buscaban el modo de entrar, para llevarlo ante Jesús. 

Como no sabían por dónde introducirlo a causa de la multitud, subieron a la terraza y, desde el techo, lo bajaron con su camilla en medio de la concurrencia y lo pusieron delante de Jesús. 

Al ver su fe, Jesús le dijo: "Hombre, tus pecados te son perdonados". 

Los escribas y los fariseos comenzaron a preguntarse: "¿Quién es este que blasfema? ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?". 

Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: "¿Qué es lo que están pensando? 

¿Qué es más fácil decir: 'Tus pecados están perdonados', o 'Levántate y camina'?. 

Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vuelve a tu casa". 

Inmediatamente se levantó a la vista de todos, tomó su camilla y se fue a su casa alabando a Dios. 

Todos quedaron llenos de asombro y glorificaban a Dios, diciendo con gran temor: "Hoy hemos visto cosas maravillosas". 

Santa María Maravillas de Jesús, virgen y fundadora

En el monasterio de La Aldehuela, en la región de Madrid, en España, santa María de las Maravillas Pidal y Chico de Guzmán, virgen de la Orden de Carmelitas Descalzas, que fundó muchos monasterios en España y en la India, conjugando la vida contemplativa con una solícita caridad.

María de las Maravillas de Jesús Pidal y Chico de Guzmán nació en Madrid el 4 de noviembre de 1891. Desde su infancia deseó consagrarse a Dios y dedicó su juventud a ayudar a los necesitados. Atraída por la espiritualidad de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz, y movida por su amor a la Virgen María, ingresó en el Carmelo de El Escorial el 12 de octubre de 1919. En 1924 fundó un monasterio de Carmelitas Descalzas en El Cerro de los Ángeles, centro geográfico de la península, junto al monumento del Corazón de Jesús, como lugar de oración y de inmolación por la Iglesia y por España. En 1933 participó en la fundación de un convento de carmelitas en Kottayam, en India. 

Durante la persecución religiosa la Madre Maravillas brilló por su espíritu de reparación, fortaleza, serenidad y confianza en el Señor. Bajo el signo de la fidelidad a Santa Teresa fundó otros diez Carmelos recuperando lugares de tradición teresiano-sanjuanista. Priora durante largos años, enseñó a sus hermanas con el testimonio de sus virtudes y se distinguió por su vida mística, ardor apostólico y por la bondad unida a la firmeza ante quienes la tenían por verdadera madre. Murió en el Carmelo de La Aldehuela, el 11 de diciembre de 1974, expresando «¡Qué felicidad morir Carmelita!» Fue beatificada por SS Juan Pablo II en 1998, y canonizada por el mismo papa en Madrid, el 4 de mayo de 2003. De ella afirma el Papa en la misa de canonización: «Vivió animada por una fe heroica, plasmada en la respuesta a una vocación austera, poniendo a Dios como centro de su existencia. Superadas las tristes circunstancias de la Guerra Civil española, realizó nuevas fundaciones de la Orden del Carmelo presididas por el espíritu característico de la reforma teresiana. 

Madre Maravillas de Jesús, Santa

Virgen, Carmelita Descalza, 11 de diciembre

Religiosa Carmelita

Martirologio Romano: En el monasterio de La Aldehuela, en la región de Madrid, en España, santa María de las Maravillas Pidal y Chico de Guzmán, virgen de la Orden de Carmelitas Descalzas, que fundó muchos monasterios en España y en la India, conjugando la vida contemplativa con una solícita caridad. ( 1974)

Fecha de beatificación: 10 de mayo de 1998, durante el pontificado de S.S. Juan Pablo II

Fecha de canonización: 4 de mayo de 2003, durante el pontificado de S.S. Juan Pablo II.

Breve Biografía

Nació en Madrid el 4 de noviembre de 1891. Desde su infancia deseó consagrarse a Dios y dedicó su juventud a ayudar a los necesitados. Atraída por la espiritualidad de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz, y movida por su amor a la Virgen María, ingresó en el Carmelo de El Escorial el 12 de octubre de 1919.

En 1924 fundó un monasterio de Carmelitas Descalzas en El Cerro de los Ángeles, centro geográfico de la península, junto al monumento del Corazón de Jesús, como lugar de oración y de inmolación por la Iglesia y por España.

Durante la persecución religiosa la Madre Maravillas brilló por su espíritu de reparación, fortaleza, serenidad y confianza en el Señor. Bajo el signo de la fidelidad a Santa Teresa fundó otros diez Carmelos recuperando lugares de tradición teresiano-sanjuanista. Priora durante largos años, enseñó a sus hermanas con el testimonio de sus virtudes y se distinguió por su vida mística, ardor apostólico y por la bondad unida a la firmeza ante quienes la tenían por verdadera madre. Murió en el Carmelo de La Aldehuela, el 11 de diciembre de 1974, expresando “¡Qué felicidad morir Carmelita!”.

Fue beatificada por vuestra Santidad el 10 de mayo de 1998.

Canonizada por el Papa Juan Pablo II el 4 de mayo, 2003.

ORACIÓN
¡Cristo Jesús,
que nos mandaste aprender de Tu Corazón humildad y mansedumbre!.
Te doy gracias por haber glorificado en la Iglesia a tu humilde sierva,
Santa Maravillas de Jesús.
De esta manera manifiestas, Señor,
que le has dado en el cielo el premio debido a la fidelidad
con que te sirvió en la tierra. Haz que el ejemplo de sus virtudes suscite en muchas almas
el deseo de seguir el verdadero Camino,
la Verdad y la Vida que eres sólo Tú.
Dígnate concederme por su intercesión el favor que te pido.
Así sea.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

San Gregorio de Agrigento (c. 559-c. 594), obispo Sobre el Eclesiástico, libro 10,2; PG 98, 1138

«¡Hoy hemos visto cosas extraordinarias!»

Dulce es la luz, y qué bueno es contemplar el sol con los ojos de la carne...; por eso ya dijo Moisés: «Y Dios vio la luz, y dijo que era buena» (Gen 1,4)...

Cuán bueno es pensar en la grande, verdadera e indefectible luz «que ilumina a todo hombre que viene a este mundo» (Jn 1,9), es decir, Cristo, el Salvador y libertador del mundo. Después de haberse desvelado a los ojos de los profetas, se ha hecho hombre y ha penetrado hasta las profundidades más hondas de la condición humana. Es de él que habla el profeta David: «Cantad a Dios , tocad en su honor, alfombrad el camino del que avanza por el desierto; su nombre es el Señor: alegraos en su presencia» (Sl 67, 5.6). Y también Isaías, con su potente voz: «El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombras, y una luz les brilló» (Is 9,1)...

Así pues, la luz del sol vista por nuestros ojos de carne anuncia al Sol espiritual de justicia (Ml 3,20), el más bello de cuantos se han levantado para aquellos que han tenido el gozo de ser instruidos por él y de mirarle con sus ojos de carne, mientras vivía entre los hombres como un hombre cualquiera. Y, sin embargo, él no era un hombre cualquiera, puesto que había nacido verdadero Dios, capaz de devolver la vista a los ciegos, de hacer caminar a los tullidos, de hacer oír a los sordos, de purificar a los leprosos y, con una sola palabra, devolver a los muertos, la vida. (Lc 7,22).

Si realmente crees

Santo Evangelio según San Lucas 5, 17-26. Lunes II de Adviento.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Cada instante es como un regalo que puedo colocar en tus manos. Cada instante es un regalo que Tú colocaste en las mías. Aquí vengo a presentártelo, Señor.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Jesús vio la fe que tenían esos hombres. Miró el gesto que, más que juzgarlo de curioso o incluso como motivo de vergüenza, encontró su fuente en una fe ardiente. ¡Qué conmoción se siente cuando se observa a alguien que cree de verdad! Si alguna vez has visto rezar a alguien con verdadera fe, seguro que habrás podido experimentar cierta maravilla, asombro. Y si tu corazón aún no poseía la fe, o si tu fe era aún muy pobre, quizás al menos la duda volvió a surgir: ¿es verdad que habla con Dios?, ¿podría yo también rezar así?

Un sentimiento de maravilla semejante experimentó Jesús en su corazón. Dios es Padre y es muy cercano a cada uno de sus hijos. No le importa si su hijo o hija son orgullosos o temerosos. No le importa si su hijo o hija sienten desconfianza en Él. No le importa ni siquiera si ellos se sienten o están lejos de Él. No le importa nada sino solamente yo. Vive cerca de mis deseos, de mis ilusiones, de mis pensamientos, de mis sentimientos. Vive cerca de cada acto que realizo y lo experimenta en su corazón. Vive cerca de mí.

Aquél día su corazón vibró cuando miró en el corazón de aquellos hombres. Hoy vibra cuando mira en el mío. Quiere hacerme feliz. Quiere enseñarme a creer en Él. ¿Qué quiero decirte yo, Señor?

El Señor "primero" nos invita, después, nos ayuda. Y usa la palabra "venid", o la misma palabra que dijo al paralítico: Ven, levántate, toma tu camilla y vete. Ven. La misma palabra que dijo a la hija de Jairo, la misma palabra que dijo al hijo de la viuda en la puerta de Naín: ven. Dios siempre invita a levantarse, pero siempre nos da la mano para ir. Y lo hace con la característica de la humildad.

(Homilía de S.S. Francisco, 14 de marzo de 2017, en santa Marta).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Buscaré reflexionar lo meditado en mi corazón para concretar un propósito que me lleve a crecer en mi fe y amor a Dios y a los demás.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

La fe nos salva

La fe es un don y una tarea, nos da vida y nos mantiene con vida aquí y en la eternidad.


La fe nos salva

La fe es un don y una tarea, nos da vida y nos mantiene con vida aquí y en la eternidad.


Somos lo que pensamos y lo que creemos. Según pensamos en positivo o negativo, vivimos en el cielo o en el infierno. Todo es posible para el que cree, pues si Dios está con nosotros, ¿quién podrá contra nosotros? Dios camina con nosotros y no tenemos que temer, sino apoyarnos en Él y saber que de derrota en derrota se ha logrado llegar a la victoria final (Churchill). Estamos en las manos de Dios.

 La fe es don y tarea, es misterio, exige compromiso. El cristiano tiene una gran tarea y una gran ocasión en la sociedad de la incredulidad funcional y de la incredulidad de los hombres ávidos de sentido: se trata de ser testigos de la profundidad en medio de la profanidad (J. M. Mardones).

La fe nos da la seguridad de que Dios camina con nosotros, de que para Él y con Él todo es posible, de que con su presencia tenemos todo: sol, luz, paz, bien, vida. Si falta Él, no tenemos nada. Lord Byron tiene estas significativas palabras: Cuando nos acercamos a casa, es dulce oír cómo ladra el perrito al sentir nuestra presencia, como si quisiera darnos la bienvenida. También nosotros marcharemos un día a la casa del Padre, y es consolador pensar que Cristo nos espera en ella con una dulce sonrisa. Sin fe, estamos perdidos.

La fe nos salva, nos mantiene vivos, nos da la vida aquí, y la eterna.

Despertar Esperanza; Segundo Domingo de Adviento
Reflexión del evangelio de la misa del Domingo 10 de diciembre 2017

Es Adviento tiempo de despertar la esperanza, de encender las luces, de descubrir al “Dios con nosotros”. Preparar el camino, enderezar los senderos…

Lecturas:

Isaías 40, 1-5. 9-11: “Consuelen, consuelen a mi pueblo”

Salmo 84: “Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador”

II Pedro: “Esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva”

San Marcos 1, 1-8: “Enderecen los senderos del Señor”

¿Cómo vivir en medio de la injusticia y la violencia? ¿Cómo sostenerse cuando todo se derrumba y el dolor está a flor de piel? Nuestro pueblo sufre, lo paraliza la inseguridad, se enfurece por las situaciones de corrupción y mentira… Nunca como ahora llegan alentadoras las palabras de Isaías:“Consuelen, consuelen a mi pueblo… díganle que ya terminó su tiempo de servidumbre”.Quisiéramos salir de este oscuro y prolongado túnel de maldad, e Isaías nos propone los métodos: Preparar el camino, enderezar los senderos… experimentar la presencia del Señor que llega lleno de poder y cuyo brazo lo domina todo. Es Adviento tiempo de despertar la esperanza, de encender las luces, de descubrir al “Dios con nosotros”.

Cuando alguien nos pregunta qué significa el Adviento, respondo que no hay palabra más bella y más profunda para describirlo que la que nos ofrece hoy San Marcos: “Evangelio”, “Buena Nueva”. Eso es el Adviento. El término “Evangelio” es una de las palabras más ricas y entrañables para un cristiano. En el mundo antiguo indicaba una noticia alegre y consoladora, que llenaba de gozo y hacía participe al pueblo de acontecimientos que podían cambiar la historia. Marcos no sólo titula así su pequeño librito, de unas cuantas páginas, sino proclama que lo anunciado por los profetas ahora tiene un verdadero inicio. Lo habían vislumbrado  desde antiguo los profetas, ahora se hace realidad en el único y verdadero Evangelio que es el mismo Jesús. El primer versículo de Marcos no es sólo el inicio de una pequeña obra literaria, es el verdadero inicio de la época más plena de toda la humanidad: la presencia de Jesús, buena noticia en medio de los hombres. Pero es sólo el comienzo, a sus apóstoles, a sus discípulos, nos toca pregonar y seguir anunciando “la Buena Nueva”.

Nuestra historia parece atrapada en la fatalidad y el negativismo, sobre todo los últimos tiempos. No acabamos de recibir una mala noticia, no la digerimos aún, y ya nos están dando otra peor.

Queremos cambiar muchas cosas, pero crece el sentimiento de impotencia frente al narcotráfico, frente a la violencia, robos y tantas cosas negativas. ¿Se puede ser persona de esperanza en un mundo y un ambiente donde lo más razonable parece ser el escepticismo, la duda y la resignación? ¡Claro que se puede! No con un optimismo ingenuo y barato como si todo estuviera bien, sino con la seguridad de enfrentarse a la vida desde la confianza radical en Dios. El verdadero cristiano tiene la certeza que en el seguimiento de Jesús, en sembrar su Palabra, en ser discípulo fiel, en ese consciente preparar el camino del Señor, ya se está haciendo Dios presente. Cada día es una nueva oportunidad para hacer crecer en medio de nosotros el reino de Dios y cada una de nuestras acciones, por pequeña y humilde que parezca, va engendrando esa nueva posibilidad. Y esto es el adviento: La Buena Noticia de que Jesús viene a nosotros, construye con nosotros, nos llena de esperanza.

El reino no llega solo, necesitamos construirlo y el mensajero, la voz que clama en el desierto, nos aclara las formas: “Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos”. La preparación consiste en nivelar y emparejar  las relaciones entre los hombres que han de pasar de la desigualdad a la igualdad, de la injusticia a la justicia, expresadas simbólicamente en ese rellenar, allanar y enderezar que San Marcos nos propone, retomando las palabras de Isaías de la primera lectura. Urge un cambio interior de cada uno de nosotros, pero no basta ese cambio sólo interior, urge también un cambio y una conversión de las estructuras injustas y de pecado que destruyen la humanidad. Es un cambio que nos toca hacer a todos, es buscar ese mundo nuevo, sociedad nueva, en definitiva, el reino de Dios.

El Bautista, con su extraña e inquietante figura, nos advierte en su predicación que para prepararse a esta Venida del Señor se requiere conversión y arrepentimiento. Es el punto central de su predicación y es el inicio de toda su propuesta.

Encontrarse con Jesús implica siempre un cambio interior, pero no podemos quedarnos en angelismos y buenas intenciones.

Nuestra conversión se tiene que traducir  también en un cambio exterior que nos lleve a enderezar los caminos, por eso los obispos en Aparecida nos decían explícitamente que “el anuncio de Jesucristo siempre llama a la conversión, que nos hace participar del triunfo del Resucitado e inicia un camino de transformación”y que el encontrarnos con Él siempre provoca “abrir un auténtico proceso de conversión, comunión y solidaridad”. La voz del Bautista proviene del desierto e invita a un camino de conversión ante la inminente llegada del Mesías. Su pregón no se queda resonando en el desierto de hace dos mil años, sino que busca alcanzar a la sociedad de todos los tiempos. Hoy nos toca hacer presente tanto la esperanza como las condiciones necesarias para alcanzarla. Hoy nos toca dar Buena Nueva y consuelo a nuestro pueblo, hoy nos toca despertar esperanza.

Hoy podemos mirar a Juan Bautista y aprender de él. Viene del desierto, lo más inhóspito y difícil, sin embargo viene anunciando la presencia del que es la Salvación. Sale al encuentro de los hombres y los interpela con su vida austera y con su palabra áspera. Grita su verdad y quiere que cada quien se confronte con ella. El adviento es tiempo de mirar el fondo del corazón y trastocar lo que allí anida. Es tiempo de esperanza, de conversión pero también de anuncio alegre de que ya está cerca Jesús. ¿Cómo vivimos este tiempo nosotros? ¿Qué signos concretos de esperanza y anuncio estamos ofreciendo? ¿Cómo es nuestra conversión?

Padre bueno, que nos ofreces en tu Hijo Jesús la más grande “Buena Nueva”, concédenos una verdadera conversión que nos lleve a construir caminos de justicia y paz  que hagan posible la llegada de tu Hijo a nuestros corazones. Amén.

VUELVE A LLAMAR A "LA SENSATEZ Y PRUDENCIA" RESPECTO A JERUSALÉN
El Papa insta a los líderes mundiales a evitar una "nueva espiral de violencia" en Oriente Medio
El Vaticano exige "palabras y acciones" que respondan al "anhelo de paz de esa tierra atormentada"

Doody/Agencias, 10 de diciembre de 2017 a las 15:59

El Papa Francisco vuelve a pedir la paz en JerusalénAgencias

La Santa Sede reitera su creencia de que sólo una solución negociada entre israelíes y palestinos puede conducir a una paz estable y duradera y garantizar la coexistencia pacífica de dos estados dentro de fronteras reconocidas internacionalmente

(C. Doody/Agencias).- Llamada del Papa a la "sensatez" y "prudencia" en Oriente Medio tras los enfrentamientos en Cisjordania y Gaza que se han cobrado la vida de al menos cuatro personas y provocado más de trescientos heridos. En un comunicado, la Santa Sede ha asegurado que Francisco "eleva fervientes oraciones" para que los líderes mundiales "se comprometan a evitar una nueva espiral de violencia" en la región.

El comunicado de hoy del Vaticano se produce a raíz de la violencia engendrada tras la decisión de Donald Trump de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel, y de ese modo romper el status quo de convivencia en esa urbe reclamada como propia por judíos y musulmanes.

Además, Francisco ratificó en la nota su "convicción" por una solución "de dos Estados" para los territorios en disputa entre Israel y Palestina.

"La Santa Sede sigue con gran atención la evolución de la situación en Oriente Medio, con especial referencia a Jerusalén, una ciudad sagrada para los cristianos, para los judíos y los musulmanes de todo el mundo", reza el comunicado.

El Vaticano reclamó que se responda "con palabras y acciones al anhelo de paz, justicia y seguridad de las poblaciones de esa tierra atormentada".

El documento, en línea con el llamado a respetar el statu quo de Jerusalén lanzado el pasado miércoles por el Santo Padre, aseguró que "las preocupaciones sobre las perspectivas de paz en la región son el tema estos días de diversas iniciativas, incluidas reuniones urgentes convocadas por la Liga de los Estados Árabes y la Organización para la Cooperación Islámica".

"La Santa Sede es sensible a estas preocupaciones y, al recordar las palabras sinceras del Papa Francisco, reitera su posición conocida sobre el carácter singular de la Ciudad Santa y la ineludibilidad del respeto por el statu quo, de acuerdo con las deliberaciones de la comunidad internacional y las reiteradas solicitudes de las jerarquías de las Iglesias y de las comunidades cristianas de Tierra Santa", puntualizó.

"Al mismo tiempo, reitera su creencia de que sólo una solución negociada entre israelíes y palestinos puede conducir a una paz estable y duraderay garantizar la coexistencia pacífica de dos estados dentro de fronteras reconocidas internacionalmente", apuntó.

Este sábado, el Vaticano había considerado "preocupante" la situación en Jerusalén.

"La situación es preocupante. Esperamos que no se inicie un proceso que traiga más violencia y tensión", aseguró el Secretario de Estado vaticano Pietro Parolin en declaraciones que reprodujo Radio Vaticana.

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