El misterio de la Sagrada Familia

Evangelio según San Lucas 2,22-40. 

Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor. 

También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor. 

Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. 

Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo: 

"Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel". 

Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: "Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos". Estaba también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido. Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. 

Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea. El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él. 

Fiesta de la Sagrada Familia: Jesús, María y José

En medio de una fuerte crisis en torno a la integridad de la familia, Dios Amor nos brinda nuevamente el modelo pleno de amor familiar al presentarnos a Jesús, María y José. La Sagrada Familia nos habla de todo aquello que cada familia anhela auténtica y profundamente, puesto que desde la intensa comunión hay una total entrega amorosa por parte de cada miembro de la familia santa elevando cada acto generoso hacia Dios, como el aroma del incienso, para darle gloria. Por ello, a la luz de la Sagrada Escritura, veamos algunos rasgos importantes de San José, Santa María y el Niño Jesús. San José Es el jefe de la familia y actúa siempre como Dios le manda, muchas veces sin comprender el por qué de lo que Dios le pide, pero teniendo fe y confianza en Él. "Al despertarse, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa". (Mt 1, 24-25) Cuando se entera que María estaba embarazada piensa en abandonarla porque la quería mucho y no deseaba denunciarla públicamente (como era la costumbre de la época), pero el Ángel de Dios se le apareció en sueños y le dijo que lo que había sido engendrado en el vientre de María era obra del Espíritu Santo y que no temiera en recibirla. "Ella dió a luz un hijo,y él le puso el nombre de Jesús" (Mt 1, 25) Cuando nace el niño, él le pone el nombre de Jesús, como el Ángel le había dicho. Luego, cuando Herodes tenía intenciones de matar al Niño Jesús y ante otro aviso del Ángel del Señor, José toma a su familia y marcha hacia Egipto. Por último, con la muerte de Herodes y ante un nuevo aviso del Ángel de Dios, lleva a su familia a instalarse en Nazaret. San José, Casto Esposo de Santa María, acoge a Jesús en su corazón paternal, educándolo, cuidándolo, amándolo como si fuere hijo suyo. El Niño Jesús aprende de su "santo padre adoptivo" muchas cosas, entre estas, el oficio de carpintero. La Santísima Virgen María Desde el momento de la Anunciación, María es el modelo de entrega a Dios. "He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu Palabra" (Lc 1, 38)

En la Anunciación, María responde con un Sí rotundo desde una libertad poseída, poniéndose en las manos de Dios. En Santa María vemos una continua vivencia de la dinámica de la alegría-dolor: criando, educando, siguiendo de cerca a su Hijo Jesús mostrándole en todo momento un auténtico amor maternal. "Su madre conservaba estas cosas en su corazón" (Lc 2, 52) Ella fue vislumbrando lentamente el misterio trascendente de la vida de Jesús, manteniéndose fielmente unida a Él. El niño Jesús Desde chico, Jesús demuestra que es el Hijo de Dios y que cumple fielmente lo que su Padre le manda. "Vivía sujeto a ellos" (Lc 2, 51) Como niño, Él obedecía a su madre y a su padre adoptivo, y permanecía siempre junto a ellos. María y José fueron sus primeros educadores. "El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la Gracia de Dios estaba con Él" (Lc 2, 40) Jesús aprende el oficio de carpintero de su padre adoptivo José. "¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?" (Lc 2, 49) Cuando Jesús se queda en el Templo, a los doce años, se puede pensar que desobedece a sus padres y que eso está mal. No es así, Jesús demuestra en este hecho su plena independencia con respecto a todo vínculo humano cuando está de por medio el Plan de su Padre y la Misión que Él le ha encomendado.

Oración por la Familia Dios, de quien proviene toda paternidad en el cielo y en la tierra: Padre, que eres amor y vida, haz que cada familia humana que habita en nuestro suelo, sea, por medio de tu Hijo Jesucristo,"nacido de mujer" y mediante el Espíritu Santo, fuente de Caridad Divina, un verdadero santuario de vida y amor para las nuevas generaciones. Haz que tu gracia guíe los pensamientos y las obras de los cónyuges, para bien propio y de todas las familias del mundo. Haz que las jóvenes generaciones encuentren en la familia un fuerte sostén humano, para que crezcan en la verdad y el amor. Haz que el amor, reforzado por la gracia del Sacramento del Matrimonio, se manifieste más fuerte que cualquier debilidad o crisis que puedan padecer nuestras familias. Te pedimos por intermedio de la Familia de Nazaret, que la Iglesia pueda cumplir una misión fecunda en nuestra familia, en medio de todas las naciones de la tierra. Por Cristo, nuestro Señor, Camino, Verdad y Vida, por los siglos de los siglos. Amén.

S.S. Juan Pablo II La Sagrada familia, modelo de fe y de fidelidad Queridos hermanos y hermanas: En este primer domingo después de la Navidad, la Iglesia celebra la fiesta de la Sagrada Familia. Como en el belén, la mirada de fe nos permite abrazar al mismo tiempo al Niño divino y a las personas que están con él: su Madre santísima, y José, su padre putativo. ¡Qué luz irradia este icono de grupo de la santa Navidad! Luz de misericordia y salvación para el mundo entero, luz de verdad para todo hombre para la familia humana y para cada familia. ¡Cuán hermoso es para los esposos reflejarse en la Virgen María y en su esposo José! ¡Cómo consuela a los padres especialmente si tienen un hijo pequeño! ¡Cómo ilumina a los novios que piensan en sus proyectos de vida! El hecho de reunirnos ante la cueva de Belén para contemplar en ella a la Sagrada Familia, nos permite gustar de modo especial el don de la intimidad familiar y nos impulsa a brindar calor humano y solidaridad concreta en las situaciones por desgracia numerosas en las que por varios motivos falta la paz, falta la armonía, en una palabra, falta la "familia". El mensaje que viene de la Sagrada Familia es ante todo un mensaje de fe: la casa de Nazaret es una casa en la que Dios ocupa verdaderamente un lugar central. Para María y José esta opción de fe se concreta en el servicio al Hijo de Dios que se le confió, pero se expresa también en su amor recíproco, rico en ternura espiritual y fidelidad. María y José enseñan con su vida que el matrimonio es una alianza entre el hombre y la mujer, alianza que los compromete a la fidelidad recíproca, y que se apoya en la confianza común en Dios. Se trata de una alianza tan noble, profunda y definitiva, que constituye para los creyentes el sacramento del amor de Cristo y de la Iglesia. La fidelidad de los cónyuges es, a su vez, como una roca sólida en la que se apoya la confianza de los hijos. Cuando padres e hijos respiran juntos esa atmósfera de fe, tienen una energía que les permite afrontar incluso pruebas difíciles, como muestra la experiencia de la Sagrada Familia. Es necesario alimentar esa atmósfera de fe. En esta perspectiva se va preparando el segundo Encuentro mundial con las familias, que tendrá lugar en Río de Janeiro los días 4 y 5 de octubre de 1997. Se tratará de una gran fiesta de las familias de América Latina y de todo el mundo que renovará el mensaje del primer Encuentro, celebrado aquí, en Roma, con ocasión del Año iSan Juan P

San Pablo II (1920-2005), papa Homilía del 28 de diciembre de 1980

El misterio de la Sagrada Familia

Hermanos, cuando nos presentamos en espíritu a Belén el día de Navidad, allí adonde el Verbo divino se hizo carne, teníamos bajos los ojos de la fe el misterio insondable del Dios encarnado para nosotros los hombres y por nuestra salvación. Pero ese misterio reviste al mismo tiempo la forma, tan bien conocida por nosotros, de la familia, de la familia humana. En efecto, a partir de esa noche en la que la Virgen María, esposa de José, trajo al mundo a Jesús, se reveló esa familia que la Iglesia venera ahora con devoción.

Contemplando esta santa familia de Belén y de Nazaret de la cual Cristo, el mismo Hijo del Dios Vivo, se hizo hijo, la Iglesia piensa en este día en cada familia del mundo; se dirige a ellas y ora por cada una de ellas. Esta fiesta es la Jornada de la Familia. Como la familia de Nazaret fue el lugar privilegiado del amor, el medio particular adonde reinó el respeto mutuo de las personas las unas por las otras y de su vocación, como fue igualmente la primera escuela adonde el mensaje cristiano ha sido vivido intensamente, de este modo la familia cristiana es y debe ser una comunidad de amor y de vida, son esos sus dos valores fundamentales.  En este día, les invito a meditar y a vivir conscientemente lo que Dios, la Iglesia, la humanidad entera esperan ahora de la familia. Les invito a unirse a mi oración por todas las familias: «Dios, ‘de quien viene la paternidad en el cielo y sobre la tierra’ (Ef. 3:15), Tú Padre, quien eres Amor y Vida, haz que sobre la tierra, por tu Hijo Jesucristo, nacido de una mujer, y por el Espíritu Santo, fuente de caridad divina, que toda familia sea un verdadero santuario de vida y de amor, para las generaciones que se renuevan sin cesar. Que tu gracia oriente los pensamientos y las acciones de los esposos hacia el bien de sus familias; que el amor fortalecido por la gracia del sacramento, sea más fuerte que todas las debilidades y las crisis. Y que la Iglesia pueda cumplir su misión con fruto en y por la familia».  En este Día internacional de la familia. Encomiendo a María, "Reina de la familia", a todas las familias del mundo especialmente a la que atraviesan grandes dificultades, e invoco sobre ellas su protección materna. La Sagrada familia, modelo de fe y de fidelidad Meditación dominical de S.S. Juan Pablo II diciembre de 1997

San Juan Pablo II (1920-2005), papa Homilía del 28 de diciembre de 1980

Siguiendo el ejemplo de la Sagrada Familia

Santo Evangelio según San Lucas 2, 22-40. Festividad de la Sagrada Familia. Ciclo B.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, enséñame a vivir en comunión con todas las personas y, de manera especial, con mis familiares.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Último día del año. Grandes festejos, pendientes, regalos, familia, amigos. Un año que acaba y otro año que inicia. Tiempo de gracia para detenernos y reflexionar de cara a Dios, ¿cómo está mi vida? Espontáneamente pueden venir a mi corazón las siguientes preguntas, ¿qué tan bien he vivido este año? ¿Cómo viviré el año que viene?

Podemos examinar cada respuesta que brote del corazón y querer mejorar, pero nunca debemos perder de vista que, si debemos mejorar algo, ese algo es el amor, pues en el amor encontramos el sentido para lo cual hemos sido creados, sentido que, a su vez, lo podemos descubrir en el gran ejemplo de la Sagrada Familia. Una familia en la cual podemos ver y aprender a vivir en el amor, pero no cualquier amor, sino un amor rico en unidad y en alegría.

Claramente podemos contemplar a la Sagrada Familia, que va al templo, para cumplir la voluntad de Dios; pero no va cada uno por separado, sino que unidos por el amor y demostrando, con ello, la alegría; alegría que brota de un gozo profundo en el corazón y que se contagia como lo fue al encontrarse con Simeón o con la viuda en el templo.

La Sagrada Familia es un signo del amor de Dios y por ello ilumina a aquellos que confían y esperan en Él, pues en ella está la respuesta del plan divino que Dios ha hecho por amor a los hombres.

Compartamos y vivamos en unidad y alegría a ejemplo de la Sagrada Familia, la cual: "es un icono familia sencillo pero muy luminoso" y esa luz que se irradia "es luz de misericordia y de salvación para el mundo entero, luz de verdad para cada hombre, para la familia humana y para las familias solas".

(Papa Francisco, Ángelus el 28 de diciembre de 2014).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Daré gracias a Dios por este fin e inicio de año y pediré a la Sagrada Familia que me enseñe a amar con alegría a mis familiares, amigos y/o conocidos.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Una familia feliz porque ahí estaba Dios
Feliz porque ahí estaba Dios. Una familia feliz porque ahí se rezaba todos los días

Hoy se celebra la fiesta de la Sagrada Familia. Una familia formada por José, María y el Niño Jesús. Era una familia muy pobre, tenía lo elemental para vivir. Sin embargo, ha sido la familia más feliz.

Feliz porque ahí estaba Dios. Una familia feliz porque ahí se rezaba todos los días. Feliz porque ahí se trabajaba con paz y con amor. Allí se amaba la vida, allí se amaban entre ellos con un grandísimo corazón.

¡Cuánto necesitamos nosotros que esa Sagrada Familia nos ayude a recuperar muchos valores familiares que se ha llevado el viento!

¡Oh Familia de Nazareth, qué pocos elementos te bastaron para ser una familia feliz y hermosa! ¡Cómo necesitamos que vuelvas a injertar en nuestros hogares, en nuestros corazones, esa maravillosa gama de virtudes que tiene la familia!

Todos los que quieran saber cuál es la familia más maravillosa deben visitar Nazareth, y preguntar a José a Jesús y a María cómo se puede ser feliz en familia.

Dios vive en familia, Dios es familia

Nos lo recuerda Obispo de Córdoba, España 

Por: Mons. Demetrio Fernández | Fuente: GaudiumPrress.org 

En una carta titulada "El deseo de familia está vivo", el Obispo de Córdoba, España, Mons. Demetrio Fernández, recordó que el Evangelio "tiene una buena noticia para ese amor humano que se vive en familia" y animó a los fieles a orar con motivo de la celebración de la Fiesta de la Sagrada Familia el día 31 de diciembre de 2017. Mons. Fernández alertó contra amenazas a la familia como la mentalidad antinatalista y la ideología de género y recomendó imitar a la Sagrada Familia de Nazaret como modelo perfecto.

"Dios vive en familia, Dios es familia. Son tres personas -Padre, Hijo y Espíritu Santo- que se llevan maravillosamente, todo lo tienen en común", enseñó el Obispo, destacando la importancia de la familia en el plan salvífico de Dios. "El Dios que nos ha revelado Jesucristo no es un Dios solitario y aburrido, lejano, inaccesible. No. Es un Dios amor, familia, comunión, cercanía, que ha abierto su círculo más íntimo para hacernos partícipes de esa felicidad a todos los humanos".

El prelado indicó que Dios creo al hombre y la mujer a su imagen y por este motivo el amor humano y fecundo de los esposos es una "verdadera 'escultura' viviente capaz de manifestar al Dios creador y salvador". "Cuando la ideología de género afirma que no hay diferencia entre el varón y la mujer y que cada uno puede elegir para sí lo que quiera en este orden de cosas, está ignorando esta realidad honda de la persona humana, que tiene arraigo biológico, existencial e incluso religioso", recordó el Obispo, quien insistió que el respeto del orden natural de la creación es clave para la realización humana. "Ese Dios que nos ama ha trazado un plan para de felicidad del hombre, y nosotros los humanos no podemos enmendar la plana a Dios".

"Y junto a esto, el invierno demográfico, es decir, los pocos niños que nacen en España. Llevamos décadas con uno de los índices más bajos del mundo en la natalidad, y este dato está pasando factura ya a nuestra sociedad", alertó Mons. Fernández. "Si una sociedad no es capaz de transmitir la vida a la generación siguiente, es una sociedad que fracasa en una de sus tareas fundamentales". El Obispo denunció la responsabilidad de los esposos, los planes de gobierno y la mentalidad de la sociedad entera en l situación, calificada como un cataclismo.

Finalmente, el prelado propuso a la Sagrada Familia "como modelo de convivencia, donde el amor es el clima de relación de todos sus miembros. Pedimos hoy al Señor por nuestras familias, agradecemos a Dios haber nacido y crecido en una familia". El Obispo pidió a los creyentes apoyar a la familia, "que sigue siendo el nido del amor y el ámbito más valorado hoy en nuestros contemporáneos. Si nos acercamos un poco más al proyecto de Dios, seremos más felices en este campo tan vital de la familia".

Oración de fin y principio del año

Al terminar este año quiero darte gracias por todo aquello que recibí de TI

Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad,
tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.
Al terminar este año quiero darte gracias
por todo aquello que recibí de TI.

Gracias por la vida y el amor, por las flores,
el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto
fue posible y por lo que no pudo ser.

Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que
pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos
y lo que con ellas pude construir.

Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé,
las amistades nuevas y los antiguos amores,
los más cercanos a mí y los que estén más lejos,
los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar,
con los que compartí la vida, el trabajo,
el dolor y la alegría.

Pero también, Señor hoy quiero pedirte perdón,
perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado,
por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho,
y perdón por vivir sin entusiasmo.

También por la oración que poco a poco fui aplazando
y que hasta ahora vengo a presentarte.
Por todos mis olvidos, descuidos y silencios
nuevamente te pido perdón.

En los próximos días iniciaremos un nuevo año
y detengo mi vida ante el nuevo calendario
aún sin estrenar y te presento estos días
que sólo TÚ sabes si llegaré a vivirlos.

Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría,
la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.

Quiero vivir cada día con optimismo y bondad
llevando a todas partes un corazón lleno
de comprensión y paz.

Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios
a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.

Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno
que mi espíritu se llene sólo de bendiciones
y las derrame a mi paso.

Cólmame de bondad y de alegría para que,
cuantos conviven conmigo o se acerquen a mí
encuentren en mi vida un poquito de TI.

Danos un año feliz y enséñanos
a repartir felicidad.

Amén

DOCE CAMPANADAS

Para el nuevo año te ofrecemos doce frases, como doce campanadas:

1. Agradece el pasado como don de Dios.

2. Vive el presente con esperanzas y creatividad.

3. Di "sí" al paso de Dios por tu vida.

4. Confía, Dios te encomienda cosas grandes.

5. Valora lo pequeño, llegarás a lo grande.

6. Mira a la vida con sencillez y amor.

7. Ten buen humor, pase lo que pase.

8. Perdona y pide perdón.

9. Haz algo por el otro y serás feliz.

10. Atento, Dios te habla cada día.

11. Dios cuenta contigo.

12Ama la vida, . ama al mundo, ama a Dios.

QUE DIOS TE BENDIGA HOY Y SIEMPRE

¿Cómo puedo forjar una relación con mi ángel de la guarda?

Nuestros protectores espirituales no desaparecen de nuestro lado cuando alcanzamos la edad adulta; de hecho, ahí es cuando los necesitamos más que nunca

Pregunta:

¿Cómo puedo forjar una relación con mi ángel de la guarda? Este mediador tan poderoso se encuentra tan cerca de nosotros que es un desperdicio no entablar una relación. ¿Qué me recomienda?

Respuesta:

Nuestros ángeles de la guarda son fantásticos. Es una pena que hayan pasado a considerarse una devoción infantil. Muy difícilmente se podrá encontrar un símbolo o iconografía de estos ayudantes donde no aparezca también un niño pequeño. Pero nuestros protectores individuales no desaparecen de nuestro lado una vez alcanzamos la edad adulta, así que es muy inteligente por tu parte querer forjar una relación con los tuyos.

¡Y son muy poderosos! Los ángeles de la guarda son criaturas divinas feroces. Recuerda que cuando en la Biblia se hace referencia a estos ángeles, se menciona que su apariencia produjo una reacción de miedo y terror entre la gente.

Los niños se encuentran casi de forma inherente llenos de fe y nacen con la capacidad de creer. Los adultos luchan con la creencia cuando su percepción se ha enturbiado por el cinismo y la duda. Es normal pensar que es en nuestras vidas adultas cuando más necesitamos la ayuda divina de nuestros ángeles de la guarda, para protegernos de nosotros mismos.

Establece una relación con tu ángel de la guarda como lo harías con cualquier otra persona. Esto significa que debes comunicarte. Cuando le decimos a las personas que desean crecer en santidad y acercarse a Dios que recen, esto supone una forma de comunicación sobrenatural. Tu ángel está simultáneamente contigo y ante Dios, así que, sí, busca oraciones angelicales para que te ayuden a crecer en santidad.

Pero no necesitas oraciones formales: simplemente habla con tu ángel. A menudo entro en una reunión pidiéndole al mío que me dé un codazo si estoy a punto de decir alguna tontería, o le pido que hable con el ángel de algún compañero de trabajo si hemos tenido un desacuerdo, para que nos ayuden a trabajar juntos en paz.

Muchas personas creen que los ángeles de la guarda son solo (¡solo!) los seres que nos protegen del daño físico y nos alejan de los problemas, pero también son los guardianes de nuestra espiritualidad y pueden ayudarnos a luchar contra las tentaciones. Cuando pienso en las palabras “ángel” y “guarda”, debo recordar que hay fuerza y resistencia en sus definiciones.

Para comprender en mayor medida la capacidad de su fuerza y el abanico de capacidades sobrenaturales, repasa la   al Ángel de la Guarda. Ellos nos reconfortan, nos protegen del mal, nos consuelan en el Purgatorio y llevan nuestras plegarias ante el trono de Dios.

Mi abuelita solía decir que las madres envían a menudo a sus propios ángeles de la guarda al ángel de sus hijos para que lleven oraciones y mensajes. Ella creía que los ángeles hablaban entre ellos también y, ¿por qué no? Algunas personas incluso dirán que, si lo pedimos, terminarán nuestras oraciones y rosarios por nosotros si nos quedamos dormidos a mitad.

A mí me gusta pedirle ayuda a mi ángel antes de la confesión mientras hago un examen. Cuando siento una tentación particular hacia un pecado, le pido ayuda. Además, a menudo le pido que cuide de mi hijo o que le dé las gracias al ángel de la guarda de mi hijo por cuidar de él. En el pequeño altar que tengo en casa se encuentran María, Jesús, José, mi santo patrón, el santo patrón de mi hijo y un símbolo de un ángel de la guarda.

No siempre recuerdo las oraciones exactas dedicadas a ellos ni busco en el teléfono móvil la letanía o novena completas, pero puedo recordar que debo reconocer su función en mi vida física y espiritual y agradecerles la ayuda. Es en estos pequeños detalles cuando las relaciones con mis ángeles de la guarda se vuelven más íntimas.

"EL FRUTO DE LA GUERRA", FIRMA 'FRANCISCUS'
El Papa despide el año con una desgarradora foto de unos niños en Nagasaki

"La tristeza del niño sólo se expresa en sus labios mordidos y rezumados de sangre"

Redacción, 31 de diciembre de 2017 a las 09:13

La despedida del año de FranciscoAgencias

La imagen fue tomada por el fotógrafo Joseph Roger O'Donell tras el bombardeo atómico

A pocas horas de terminar el 2017, el Papa Francisco pidió a la sala de prensa del Vaticano que distribuya su firma sobre una desgarradora foto que muestra a un niño que espera que sea cremado su hermano muerto por la bomba atómica de Nagasaki.

La oficina publicó un breve comunicado en el cual explicó que el Papa quiso que se imprimiese la imagen y que se la divulgase con apenas cuatro palabras al reverso "el fruto de la guerra", justo sobre su autógrafo "Franciscus".

Es la imagen "que tomó el fotógrafo estadunidense Joseph Roger O'Donnell después del bombardeo atómico en Nagasaki. La tristeza del niño sólo se expresa en sus labios mordidos y rezumados de sangre", agregó.

Este mismo día, el líder católico escribió un mensaje de llamado a la armonía en sus nueve perfiles lingüísticos oficiales en la red social Twitter: "En estos días promovamos actitudes y gestos que favorezcan la paz".

El 1 de enero, el pontífice celebrará la misa en la Basílica de San Pedro, durante la cual no sólo recibirá el Año Nuevo sino también conmemorará la edición número 51 de la Jornada Mundial de la Paz.

Para la ocasión, Jorge Mario Bergoglio escribió un mensaje especial titulado: "Migrantes y refugiados: hombres y mujeres que buscan la paz".

FRANCISCO RECUERDA QUE "LOS PADRES SON LOS CUSTODIOS DE SUS HIJOS, NO SUS PROPIETARIOS"
"Jesús ha venido para hacer caer las falsas imágenes que nos hacemos de Dios y de nosotros mismos"
El Papa muestra su cercanía a los coptos egipcios, dos días después del atentado en el sur de El Cairo

Jesús Bastante, 31 de diciembre de 2017 a las 12:20

El Papa saluda desde el balcón a los fielesRD

RELIGIÓN | VATICANO

La misión de las familias es crear las condiciones favorables para el crecimiento armónico y pleno de los hijos, para que puedan vivir una vida buena, digna de Dios y constructiva para el mundo

(Jesús Bastante).- Los padres son los custodios de sus hijos, "no sus propietarios". Una lección que, en su día, hubieron de aprender José y María y que hoy, día de la Sagrada Familia, último del 2017, el Papa Francisco recordó a los miles de fieles presentes en el Angelus dominical. "La misión de las familias es crear las condiciones favorables para el crecimiento armónico y pleno de los hijos, para que puedan vivir una vida buena, digna de Dios y constructiva para el mundo". Las palabras del Papa giraron en torno a la experiencia de la familia de Nazaret, "que crecieron juntos como familia en el amor recíproco y la confianza en Dios". Una confianza que se puso a prueba el día en que llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo en el templo, y se encontraron con el anciano Simeón. "José y María son el custodio de la vida de Jesús, y no sus propietarios", recordó el Papa, que recordó que todos los padres "deben ayudar a sus hijos a crecer, a madurar". El pasaje evangélico, añadió, nos recuerda que "Dios es el Señor de toda la historia, la individual y la familiar".

"Toda familia está llamada a reconocer este primado, custodiando y educando a los hijos para abrirse a Dios, que es la gran sorpresa de la vida", recalcó Bergoglio, quien recordó cómo Simeón profetizó que Jesús sería "signo de contradicción, para que sea desvelado el pensamiento de muchos corazones".

Y es que, añadió el Papa, "Jesús ha venido para hacer caer las falsas imágenes que nos hacemos de Dios, y de nosotros mismos, para contradecir las tradiciones mundanas", de tal modo que resurja "un camino humano y cristiano, verdadero, fundado sobre los valores del Evangelio". Algo que pueden, y deben, vivir todas las familias, incluso "las que están heridas", pues regresar a la fuente ofrece "posibilidad impensables", recordó Francisco. Y de este modo, como José y María, comprobar cómo "el niño crecía y se fortalecía, pleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba en él". "Ése es mi deseo para todas las familias de hoy".

En su saludo posterior al Angelus, el Papa mostró su cercanía "a los hermanos coptos ortodoxos de Egipto, golpeados hace dos días por dos atentados, a una iglesia y un negocio en la periferia de El Cairo". Así, pidió por los muertos, por los heridos y los familiares, así como que "el Señor convierta el corazón de los violentos".

Siendo el último día del año, Francisco insistió a los fieles en la necesidad de "no olvidarnos de agradecer a Dios por el año transcurrido, y por todos los bienes recibidos. Nos hará bien a cada uno de nosotros tomar un poco de tiempo para pensar cuántas cosas buenas hemos recibido de Dios este año". "Hoy es una jornada de agradecimiento", culminó.

"HEMOS DESPERDICIADO 2017 CON OBRAS DE MUERTE, CON MENTIRAS E INJUSTICIAS"
Francisco: "Las guerras son el signo flagrante de este orgullo reincidente y absurdo"
Denuncia las "ofensas a la vida" que "causan múltiples formas de degradación humana, social y ambiental"

Redacción, 31 de diciembre de 2017 a las 17:54

Vísperas del Papa FranciscoVatican News

RELIGIÓN | VATICANO

El Pontífice invitó a los fieles presentes a "expresar la gratitud por todos estos artesanos del bien común", que aman su ciudad "no con palabras sino con hechos"

(J. B./VaticaNews).- "Este año 2017 lo hemos desperdiciado y herido de muchas maneras con obras de muerte, con mentiras e injusticias". El Papa quiso despedir el año con la celebración de las Vísperas en la basílica de San Pedro, donde criticó las guerras y demás ofensas a la vida que causanmúltiples formas de degradación humana, social y ambiental".

"Las guerras son el signo flagrante de este orgullo reincidente y absurdo. Pero también lo son todas las pequeñas y grandes ofensas a la vida, a la verdad, a la fraternidad, que causan múltiples formas de degradación humana, social y ambiental", dijo el papa durante su homilía.

En la celebración, aseguró el Papa, "respiro la atmósfera de la plenitud del tiempo" , y no precisamente porque se trate de la última noche del calendario solar, sino porque "la fe nos lleva a contemplar y sentir que Jesucristo, Palabra hecha carne, ha dado plenitud al tiempo del mundo y a la historia humana" expresó.

Y la primera en experimentar este sentido de "plenitud" donada por la presencia de Jesús fue "María", dijo Francisco. Una plenitud que fluyó, "a través de su corazón humilde y lleno de fe" así como "a través de su carne impregnada del Espíritu Santo".

Es de María que la Iglesia ha heredado y hereda continuamente "esta percepción interior de plenitud" que alimenta un sentimiento de gratitud como "la única respuesta humana digna del inmenso don de Dios". Se trata de un agradecimiento conmovedor, que, a partir de la contemplación de aquel Niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre, "se extiende a todo y a todos, al mundo entero" exclamó el Santo Padre. Es por tanto un "gracias" que refleja la Gracia y no viene de nosotros sino "de él". No proviene del ego, sino "de Dios". En este año 2017 que Dios nos ha dado íntegro y sano - aseguro Francisco - nosotros los humanos "lo hemos desperdiciado y herido de muchas maneras con obras de muerte, con mentiras e injusticias". Además, las guerras - concretizó el Santo Padre-, "son el signo notorio de este orgullo reincidente y absurdo, pero también lo son todas las pequeñas y grandes ofensas a la vida, a la verdad, a la fraternidad, que causan múltiples formas de degradación humana, social y ambiental" y es por ello que el Papa invitó a "asumir ante Dios" a nuestros hermanos y a nuestra creación.

El Obispo de Roma aseguró que lo que prevalece esta noche es la "gratitud" que siente en su alma al pensar en todas aquellas personas que viven "con el corazón abierto" en esta ciudad. Esas personas que "contribuyen cada día con pequeños pero preciosos gestos concretos para el bien de Roma" y para ello citó, a base de ejemplo, una serie de comportamientos propios de aquellas personas que expresan concretamente el amor por Roma: aquellas que tratan de hacer de la mejor manera su deber, aquellas que se mueven en el tráfico con sabiduría y prudencia respetando los lugares públicos, así como aquellas que prestan atención a las personas mayores o en dificultad.

También expresó su inmensa estima por los padres, maestros y educadores que - con el mismo estilo aseveró- , "intentan formar a los niños y jóvenes en un sentido cívico y en una ética de responsabilidad". "Estos y miles de otros comportamientos" - dijo Francisco - expresan, sin discursos y sin publicidad, "un estilo de educación cívica cooperando silenciosamente en el bien común". Antes de concluir, afirmó que estas personas, aunque no sean noticia, "son la mayoría de las personas que viven en Roma". Personas que a pesar de encontrarse muchas de ellas en condiciones de dificultades económicas "no lloran, ni albergan resentimientos y rencores, sino que se esfuerzan por hacer su parte todos los días para mejorar un poco las cosas". Por último el Pontífice invitó a los fieles presentes a "expresar la gratitud por todos estos artesanos del bien común", que aman su ciudad "no con palabras sino con hechos".

Hoy

Lucas concluye su relato del nacimiento de Jesús indicando a los lectores que «María guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón». No conserva lo sucedido como un recuerdo del pasado, sino como una experiencia que actualizará y revivirá a lo largo de su vida.

No es una observación gratuita. María es modelo de fe. Según este evangelista, creer en Jesús Salvador no es recordar acontecimientos de otros tiempos, sino experimentar hoy su fuerza salvadora, capaz de hacer más humana nuestra vida.

Por eso Lucas utiliza un recurso literario muy original. Jesús no pertenece al pasado. Intencionadamente va repitiendo que la salvación de Jesús resucitado se nos está ofreciendo hoy, ahora mismo, siempre que nos encontramos con él. Veamos algunos ejemplos.

Así se nos anuncia el nacimiento de Jesús: «Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador». Hoy puede nacer Jesús para nosotros. Hoy puede entrar en nuestra vida y cambiarla para siempre. Ahora mismo podemos nacer con él a una existencia nueva.

En una aldea de Galilea traen ante Jesús a un paralítico. Jesús se conmueve al verlo bloqueado por su pecado y lo sana ofreciéndole el perdón: «Tus pecados quedan perdonados». La gente reacciona alabando a Dios: «Hoy hemos visto cosas admirables». También nosotros podemos experimentar hoy el perdón, la paz de Dios y la alegría interior si nos dejamos sanar por Jesús.

En la ciudad de Jericó, Jesús se aloja en casa de Zaqueo, rico y poderoso recaudador de impuestos. El encuentro con Jesús lo transforma: devolverá lo robado a tanta gente y compartirá sus bienes con los pobres. Jesús le dice: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa». Si dejamos entrar a Jesús en nuestra vida, hoy mismo podemos empezar una vida más digna, fraterna y solidaria.

Jesús está agonizando en la cruz en medio de dos malhechores. Uno de ellos se confía a Jesús: «Acuérdate de mí cuando estés en tu reino». Jesús reacciona inmediatamente: «Hoy estarás conmigo en el paraíso». También el día de nuestra muerte será un día de salvación. Por fin escucharemos de Jesús esas palabras tan esperadas: «Descansa, confía en mí, hoy estarás conmigo para siempre».

Hoy comenzamos un año nuevo. Pero ¿qué puede ser para nosotros algo realmente nuevo y bueno? ¿Quién hará nacer en nosotros una alegría nueva? ¿Qué psicólogo nos enseñará a ser más humanos? De poco sirven los buenos deseos. Lo decisivo es estar más atentos a lo bueno que Jesús despierta en nosotros. La salvación se nos ofrece cada día. No hay que esperar a nada. Hoy mismo puede ser para mí un día de salvación.

Santa María, Madre de Dios- B
(Lucas 2,16-21)
1 de enero 2018

LA MADRE DE DIOS

Durante el tiempo de Adviento, hemos considerado a María como imagen del Arca de la Alianza. Al contemplarla subiendo a la montaña a visitar a su prima Isabel y permanecer con ella durante tres meses, descubríamos la posible intención del autor sagrado de presentar a la Virgen Nazarena, quien llevaba ya en su seno al Verbo de Dios, como la nueva Arca de la Alianza. Aquí resuena el pasaje que narra la subida del arca desde Betel a Jerusalén, en tiempos del rey David, y que se quedó tres meses en casa de Obededón.

Reparando en lo que hace María inmediatamente después de la Anunciación, levantarse y ponerse en camino de prisa, nos aventurábamos a interpretar que, al ser “levantarse” un verbo que se repetía en las escenas de Pascua, sobre todo referido a Jesucristo resucitado, y al observar que, cuando el Nazareno pasaba por la vida de las personas, les invitaba a levantarse y quedaban curadas de sus diferentes enfermedades, María, irrumpiendo de forma tan decidida (“María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá”), nos revela su participación adelantada en la redención de la humanidad.
Con los textos bíblicos de la Navidad, no solo hemos contemplado a María como nueva Arca de la Alianza y paradigma de la nueva humanidad redimida, sino que al traer a la memoria las profecías, descubrimos que en ella se concentra todo el amor de Dios. Dice el poema: “Habla mi amado y me dice: «Levántate, amada mía, | hermosa mía y vente». Mira, el invierno ya ha pasado, | las lluvias cesaron, se han ido. Brotan las flores en el campo, | llega la estación de la poda, | el arrullo de la tórtola | se oye en nuestra tierra. En la higuera despuntan las yemas, | las viñas en flor exhalan su perfume. | «Levántate, amada mía, | hermosa mía, y vente». (Ct 2, 10-13) Y al comparar el verso del Cantar de los Cantares con el gesto de María, después de escuchar la salutación del ángel Gabriel, “Alégrate, María, llenada de gracia, amada de Dios”, interpreto que el levantarse de la joven nazarena es la respuesta más exacta y correspondiente a los versos del poema de amor divino, un diálogo exacto. A la invitación “Levántate, amada mía”, la respuesta inmediata: “Se levantó”.

Mi sorpresa ha llegado a su cumbre cuando he visto que el texto sagrado no solo puede tener resonancias en María como amada de Dios, escogida para Madre suya. El Evangelio de san Lucas, en el contexto de la última venida del Señor, afirma: “Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación»” (Lc 21, 27). Nuestra expectación ya no es de esclavos, sino de hijos, de aquellos que se sienten amados de Dios y como María y tantos otros que han experimentado el paso de Jesús por sus vidas, avanzamos por el camino de la existencia rehabilitados, redimidos, amados.

En María tenemos de manera emblemática la reacción adecuada a la declaración divina enamorada. A su vez descubrimos que cuantos se sintieron amados y privilegiados por el amor de Dios, reaccionaron como María. Así lo hicieron los pastores, subiendo de prisa a Belén, María Magdalena y el discípulo amado en la mañana de Pascua. Y podemos personalizar las palabras del profeta: “Levántate y resplandece, | porque llega tu luz; | ¡la gloria del Señor amanece sobre ti!” (Is 60, 1) «Ánimo, levántate, que te llama». (Mc 10, 49).

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