Jesús la tomó de la mano y ella se levantó

A la puerta de nuestra casa

29.01.18 | 09:28. Archivado en Domingos ordinarios

En la sinagoga de Cafarnaún, Jesús ha liberado por la mañana a un hombre poseído por un espíritu maligno. Ahora se nos dice que sale de la «sinagoga» ymarcha a la «casa» de Simón y Andrés. La indicación es importante, pues en el evangelio de Marcos lo que sucede en esa casa encierra siempre alguna enseñanza para las comunidades cristianas.

Jesús pasa de la sinagoga, lugar oficial de la religión judía, a la casa, lugar donde se vive la vida cotidiana junto a los seres más queridos. En esa casa se va a ir gestando la nueva familia de Jesús. En las comunidades cristianas hemos de saber que no son un lugar religioso donde se vive de la Ley, sino un hogar donde se aprende a vivir de manera nueva en torno a Jesús.

Al entrar en la casa, los discípulos le hablan de la suegra de Simón. No puede salir a acogerlos, pues está postrada en cama con fiebre. Jesús no necesita de más. De nuevo va a romper el sábado por segunda vez el mismo día. Para él, lo importante es la vida sana de las personas, no las observancias religiosas. El relato describe con todo detalle los gestos de Jesús con la mujer enferma.

«Se acercó». Es lo primero que hace siempre: acercarse a los que sufren, mirar de cerca su rostro y compartir su sufrimiento. Luego «la cogió de la mano»: toca a la enferma, no teme las reglas de pureza que lo prohíben; quiere que la mujer sienta su fuerza curadora. Por fin «la levantó», la puso de pie, le devolvió la dignidad.

Así está siempre Jesús en medio de los suyos: como una mano tendida que nos levanta, como un amigo cercano que nos infunde vida. Jesús solo sabe de servir, no de ser servido. Por eso la mujer curada por él se pone a «servir» a todos. Lo ha aprendido de Jesús. Sus seguidores hemos de vivir acogiéndonos y cuidándonos unos a otros.

Pero sería un error pensar que la comunidad cristiana es una familia que piensa solo en sus propios miembros y vive de espaldas al sufrimiento de los demás. El relato dice que ese mismo día, «al ponerse el sol», cuando ha terminado el sábado, le llevan a Jesús toda clase de enfermos y poseídos por algún mal.

Los seguidores de Jesús hemos de grabar bien esta escena. Al llegar la oscuridad de la noche, la población entera, con sus enfermos, «se agolpa a la puerta». Los ojos y las esperanzas de los que sufren buscan la puerta de esa casa donde está Jesús. La Iglesia solo atrae de verdad cuando la gente que sufre puede descubrir dentro de ella a Jesús curando la vida y aliviando el sufrimiento. A la puerta de nuestras comunidades hay mucha gente sufriendo. No lo olvidemos.

Domingo 5 - B
(Marcos 1,29-39)
4 de febrero 2018

IV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

(Dt 18, 15-20; Sal 94; 1 Cor 7, 32-35; Mc 1, 21-28)

COMENTARIO

Por los textos que la Iglesia ha seleccionado para la Liturgia de la Palabra de este domingo, comprobamos que los pasajes del Antiguo Testamento contienen un sentido profético, que se descubre y realiza en Jesús.

Si Moisés anuncia de parte de Dios: “Un profeta, de entre los tuyos, de entre tus hermanos, como yo, te suscitará el Señor, tu Dios. A él lo escucharéis”, el Evangelio alude al asombro de los habitantes de Cafarnaúm al escuchar la sabiduría del Hijo del carpintero, de Jesús de Nazaret: “Se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad”.

Jesús es el profeta. Él es quien nos habla de parte de Dios. A Él es a quien debemos escuchar. De su Palabra hecha vida depende nuestra mayor alegría y la plenitud posible. Jesús tiene poder para liberarnos de nuestros demonios, y nos deja experimentar la gracia de ser hijos de Dios.

Ante estos textos, la invitación nos la dicta el salmista, y es lo que nos corresponde a nosotros: “Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón».”

El apóstol, sin ánimo de violentar la conciencia, se refiere a la forma de vida cristiana que imita el modo de Jesús y de su Madre como ejemplo para seguir, pero no como exigencia, ni como imposición, sino como propuesta para quien sienta la gracia y la posibilidad del celibato.

Hoy la familia está herida; las relaciones humanas padecen a menudo desazón; los jóvenes buscan la felicidad y no la encuentran, la sociedad sufre ante hechos violentos. El apóstol nos ofrece un modo de vivir sereno, pero para quien tiene el don. Mas es de sabios conocer lo que dan de sí las cosas, y lo que deja experimentar el Señor cuando, como dice san Benito, no se busca otra cosa que a Dios mismo, y no se antepone nada al amor de Cristo.

Precisamente, el día 26 de enero se celebran los tres monjes llamados rebeldes, los fundadores del Cister, quienes iniciaron una forma de vida discreta, sobria, rural, bajo la Regla benedictina.

Desde la creación del ser humano, se vive la dialéctica de la soledad y de la necesidad de relación. Pero no es insignificante que Dios, al principio hiciera a Adán solo. Como tampoco que Dios invitara a Moisés a subir él solo a la montaña. San Agustín llega a confesar: “Inquieto está nuestro corazón, Señor, hasta que descanse en ti”.

Qué es lo que realmente buscas

Santo Evangelio según San Marcos 1, 29-39. Domingo V de Tiempo Ordinario. Ciclo B.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, dame la gracia de poder buscarte con un amor desinteresado. Que todo lo que haga sea amarte sin esperar nada a cambio.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

"Todo el mundo te busca". Creo que estas palabras que le dicen a Cristo son muy ciertas, pues el hombre, en todo lo que hace, busca la verdadera felicidad. Si nos detenemos un momento y observamos el actuar de cada persona, veremos ese profundo deseo de encontrar la felicidad. Pero lamentablemente la busca en lugares y cosas donde no está, y esto hace que vaya de un lugar a otro sin descanso.

La pregunta que me surge ahora es, ¿por qué si la gente lo buscaba, elige irse a otra parte? Creo que la gente sólo lo busca por lo que hace, no por quién es. Lo buscan por lo que Él les puede dar, no por ser el Hijo de Dios. Cuando busco a Jesús, ¿qué es los que busco? Es por eso que les pregunta a los discípulos de Juan cuando van detrás de él, ¿Qué buscáis? Él no quiere que lo busquemos sólo por lo que nos puede dar cuando lo necesitamos, y que cuando no lo necesitemos nos olvidemos de Él. Lo que busca es que nuestras intenciones se purifiquen. Quiere que nuestro amor por Él, sea un amor desinteresado. Nuestro deseo de amar a Dios, sólo será pleno en la medida en que lo busquemos desinteresadamente. Es decir, cuando busquemos que Él sea más amado.

Jesús que vino en la tierra para anunciar y realizar la salvación de todo el hombre y de todos los hombres, él demuestra una particular predilección por aquellos que están heridos en el cuerpo y en el espíritu: los pobres, los pecadores, los endemoniados, los enfermos, los marginados. Él así se revela médico, sea de las almas que de los cuerpos, buen samaritano del hombre, es el verdadero salvador. Jesús salva; Jesús cura; Jesús sana.

(Homilía de S.S. Francisco, 8 de febrero 2015).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Haré una visita al Santísimo, pidiéndole la gracia de poder purificar mi amor a Él.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Ven Señor Jesús
Ven a mí Señor. Ven a mí Jesús. Maestro ven, no tardes, que perezco


Ven a mí Señor. Ven a mí Jesús. Maestro ven, no tardes, que perezco. Que me diluyo en el desaliento y en la evasiva. Ven, pasa, que ya me las arreglaré para tocarte la orla de la túnica, o para besar siquiera una de tus huellas. ¿Me escuchas? Quizá quieres que clame un poco más, que rece de verdad (con el corazón), que cambie de raíz. Ven a mí, por favor; ven pronto, cuanto antes. Quizá no repares en mí. Comprendo que hay mucha gente, que hay muchos que Te necesitan más que yo, que al fin y al cabo vivo bien, y como todos los días, y tengo un par de iglesias al lado de mi casa donde ir yo a Ti. Me quejo de vicio. Soy un hijo demasiado consentido. De heroico tengo poco. Y aún así me atrevo a salirte al paso. Escucho las voces. Dicen que es Cristo que pasa. Voy, voy. Pasas al lado de mi alma. Pasas, estás pasando… Señor, mírame. Sólo mírame durante un décima divina. ¡Oh Dios, mi Jesús, soy yo! Soy Guillermo. Llévame Contigo. Llévame a donde vayas, en Tu compañía. ¿Qué quieres que haga? ¿Quieres que me quede aquí y siga escribiendo? ¿O quieres otra cosa? Lo que Tú me digas. Sé bien que no me pertenezco, que nada es mío, que lo que hago es fruto de Tu insólita inspiración. Nunca dejas de pasar a mi lado. Nunca Te vas. Pero aún así necesito decirlo: Ven Señor Jesús. Ven más adentro, más aún, hasta que no piense en otra cosa que en Tu Amor. Quiero ir a Tu paso, agarrarme a Ti, tomar impulso en Tu gracia para hacer lo que debo hacer y hacerlo como Tú quieres que lo haga. Nada para mí. Todo es Tuyo. Y ven, y tómame, y enciéndeme el alma en Tu santidad. Mi vocación eres Tú, permanecer en Ti pase lo que pase. Mi vocación es serte fiel, con delicadeza, con naturalidad. Ser como Tú. Ser Tú, el que ahora pasa, el que me mira. Y al ir a comprar el periódico hacerlo como lo harías Tú. Y al trabajar lo mismo. Y lo mismo cuando en casa cunda el nerviosismo o la intemerata. Ven. O espera. Ya salgo a Tu encuentro. Ya voy, estoy yendo. ¿Ves? Soy ese. Me despisto no poco. No poco me desoriento. Pero soy yo, el mismo que viste y calza. Y lo tengo muy claro: el éxito de mi vida es identificarme Contigo. No hay otro éxito. Vibrando, buscando la eficacia de Tu gracia. Por eso ven a mí. Y yo voy también hacia Ti. Trasteando, pero voy.

Los 10 Consejos para un noviazgo santo en nuestros tiempos

Te has preguntado alguna vez: ¿Cómo se si mi relación va en la dirección correcta? Bueno... te platicaré

Todas las relaciones de noviazgo son diferentes, es decir que Dios escribe en cada pareja una historia única y original. Es como si agarrara un lápiz y escribiera toda la trama de ambos y las aventuras para que pudieran estar juntos. Pero ¿por qué un lápiz?…

Dios hace sus borrones cada vez que cambiamos de parecer, plan o camino; Él respeta nuestra libertad y siempre seremos nosotros los de la última palabra.

Es necesario seguir sus designios y sus mandamientos para que realmente algo tan bonito pueda funcionar; es por eso que aquí te dejo 10 consejos para ti y tu novio o novia.Si en estos momentos tu estás soltero o soltera ¡No te preocupes! Este artículo también es para ti.

1- La razón de ser (¿A dónde van?)

Primero que nada se necesita saber que el noviazgo es una preparación es una razón de ser. Un noviazgo NO es para experimentar NO es para como coloquialmente se diría “calarse”, NO.

Esto va más allá, es un camino formal donde ambos tienen un sólo destino y sagrado: El Matrimonio.

No es de índole humano sino de un Creador, de un Salvador, de Dios. (CIC, 1603)

Ambos tienen que hablar antes (en caso de que estés soltero o soltera) de cuales son sus metas y no tanto mundanas sino metas espirituales. Ojo, si el/la que va ser tu o es tu pareja no tiene en sus planes como meta el matrimonio, entonces es una alerta para ti que no va en ningún rumbo y menos santo. Por eso, mi consejo sería que todo se hable con anticipación y sepas que el objetivo tienen ambos sea en base a Dios.

Si tu caso es que ya tienes tu relación, sería que juntos sepan ahora la razón de ser y trabajen por ese objetivo sagrado. En este punto pregúntate si te visualizas casada o casado con el/ella en un futuro; si tu respuesta es no, no pierdan su tiempo, si tu respuesta es SÍ ya llevamos un punto bien.

2- La Base de amistad.

“Todo buen noviazgo tiene una buena base con la amistad” -Emma y Didier.

El otro día me encontraba en una plática de estos grandes conferencistas de Costa Rica y platicaron que ellos antes de ser novios fueron mejores amigos, me llamó mucho la atención que Emma remarcara que es en la amistad donde uno conoce al otro realmente y sin máscaras; ya que se puede dar uno varios sustos y sorpresas al encontrar cosas que pudieran haberse evitado con una amistad previa.

Así que pensé: todo esto logra tener sentido, conociendo a la persona en la amistad con todas sus virtudes y defectos (y no tanto virtudes) podré discernir si me animo o no a dar el siguiente paso.

Al final terminaría ganando porque de una u otra forma sería mi novio o un gran amigo.

Espera (si eres soltero o soltera) tómate tu tiempo y disfruta de la amistad, ¡Es un tesoro!.

3- Honestidad

“El antídoto más eficaz contra el virus de la falsedad es dejarse purificar por la verdad.” -Papa Francisco

Muéstrense tal y como son para que al llegar al matrimonio no les sea sorpresa muchas cosas al momento de ya convivir juntos.

Es fundamental ser honesto con el otro en todo momento, decirle qué nos molesta, que nos gusta y qué pensamos de muchas cosas. Y tener la virtud de la verdad para purificarse mutuamente así como el Papa nos exhorta.

4- Respeto (Te he confiado a mi hij@)

Tu pareja es hijo/hija de Dios al igual que tú.

El respeto es clave para un noviazgo santo, ya que Papá te ha confiado a su hijo/hija para protegerse, quererse y respetarse mutuamente.

Recuerda siempre tener un equilibrio y saber cuando puedes lastimar al otro. En ningún momento atentar contra la integridad del otro, su cuerpo y su alma.

No hables cuando te enojes, no tomes decisiones en crisis, podemos lastimarlo.

5- Oración

Una de las principales razones por las que un noviazgo no funciona es por la falta de oración. Hemos venido a un mundo lleno de tentaciones y ¡Nuestro mejor escudo es la oración!

Solteros: Oren por la pareja que Dios les va a encomendar (aunque aún no la/lo conozcan) no se cansen de orar.

Con pareja: recen juntos el rosario, vayan a horas santas, no dejen de orar el uno por el otro, para que puedan vencer todos los obstáculos que se presenten.

Consejo… pidan por la pureza y castidad, solos no podemos, pero con la ayuda del Espíritu Santo podremos ir contra corriente.

6- Sacramento de la eucaristía y reconciliación.

¿A quién buscan? (Juan 1,35-39)

Jesús nos invita a su gran banquete para encontrarnos con Él y que mejor que estando en gracia. Acude con tu pareja al encuentro de Jesús y al sacramento de reconciliación para que día día juntos se fortalezcan mutuamente. Comer y beber de Él es el gran milagro que podemos vivir diario.

Recuerda que es como un triángulo tú, tu pareja y Dios.

7- Evite lugares

Si, así como lo leyó evite lugares donde ambos puedan caer en tentación, ambos saben sus debilidades y con eso piensen en dónde pudieran hacerse daño.

Y si por algún motivo no pueden evitar el lugar mi consejo es que se enriquezcan con alguna actividad, lectura de biblia o ¡hasta un juego de mesa! ¡Se vale!

8- Servicio mutuo

Usted no sólo está en la relación para que lo hagan feliz, usted también debe de servir al otro, ayudándolo, apoyándolo, levantándolo cuando más lo necesite.

Se trata más de dar que de recibir.

9- Matrimonio alcanzable.

Al ya aclarar su principal objetivo: El matrimonio. Es hora de ver si el matrimonio de ambos es alcanzable, es decir, realista, si pueden alcanzarlo.

La familia de ambos ¡cuenta! Y por mucho…Ellos ven lo de fuera y siempre querrán el bien para ti.

¿Te acuerdas de tu mamá que no le gustaba aquél muchacho y te decía que era un rebelde? …Te aferrabas a algo sólo porque decías que lo querías que contigo era diferente y terminó siendo todo lo que tu mamá te había dicho y ¡Hasta peor!

Bueno pues este es el momento ¡Luz roja!

No dejes pasar los comentarios de los que te rodean (seres queridos) pues ellos pueden muchas veces ver lo que tu no.

Reflexiónalo y piensa si este noviazgo es algo alcanzable y realista.

10- Servir a los demás.

¡Este es mi punto favorito! Ya que una pareja que tiene oración, eucaristía y confesión pero no sirven juntos a los demás no funciona del todo.

¿Pero por qué?…

Ambos no se pueden quedar egoístas a Dios, ¡Tienen que compartirlo! Y que mejor que buscar un servicio juntos.

Empezarás a notar que cosas que no tienen importancia ya no tendrán lugar en su relación ya que su prioridad será ¡Servir juntos a Dios!
Y si eres soltero o soltera ¡no te preocupes! En tu servicio y con tu oración Él sabrá en que momento perfecto te presenta a la persona que anhelas.

Estos fueron mis 10 consejos para ustedes.Espero les haya servido y que puedan ponerlo en práctica.
¡Oremos por más noviazgos santos! Gracias por leerme.

V Domingo Ordinario; Descubriendo el rostro de Jesús

Reflexión del evangelio de la misa del Domingo 4 de febrero 2018

Jesús no quiere quedarse encerrado, quiere compartir nuestras vidas y hacerse parte de nuestra historia.

Lecturas:

Job 7, 1-4. 6-7: “Se me han asignado noches de dolor”

Salmo 146: “Alabemos al Señor, nuestro Dios”

I Corintios 9, 16-19. 22-23: “¡Ay de mí, si no anuncio el Evangelio!”

San Marcos 1, 29-39: “Curó a muchos enfermos de diversos males”             

Poco a poco fueron apareciendo los rasgos de las imágenes. Aquella vieja pared del convento, fue despojándose de muchos de sus pegostes y dibujos. Los adornos y cubiertas posteriores fueron cediendo  con mucha dedicación y trabajo. La arquitecta restauradora explicaba como al paso de los siglos, sobre la ruinosa pared del convento se colocaron nuevas capas de pintura, con motivos menos artísticos que los originales, y hasta había sufrido sirviendo de escuela, de corral para las vacas o simplemente permaneciendo en el más completo abandono. Y ahora ahí aparecíanlas imágenes, con una belleza extraordinaria, con un valor incalculable. “Fue todo una hazaña recuperar las imágenes originales y que a pesar del tiempo hayan conservado su belleza. Cada época había añadido un motivo nuevo y sepultado el original. "Gracias a Dios y al esfuerzo de muchas personas y muchos artistas hoy podemos apreciarlas de nuevo” decía la arquitecta.

El evangelio de este domingo nos invita a descubrir en pocas líneas los rasgos fundamentales de la vida de Jesús, nos invita a mirar y a apreciar su rostro. Quizás a nosotros nos pase igual que al viejo convento que al paso de los años hemos ido añadiendo florituras y adornos al rostro de Jesús y  hoy nos cuesta trabajo descubrirlo en su belleza original y, lo más importante, muchos cristianos no hemos tenido un contacto personal y directo con el mismo Jesús. Nos conformamos con estar bautizados, con algunas imágenes que nos han transmitido pero no dejamos que nos impacte la figura y la obra directa de Jesús. San Marcos nos ofrece un día común en la vida de Jesús, para que nosotros nos acerquemos a Él, lo acompañemos, nos dejemos impactar y tengamos un encuentro profundo con Él. Donde está Jesús hay vida, crece la vida y esto lo descubre quien lee y profundiza esta página de Marcos o todo su evangelio.

Comienza diciendo: “fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés”Es el Cristo que se ha encarnado y que viene a la “casa” de los hombres, que ha puesto su tienda en medio de ellos, que comparte sus esperanzas, sus anhelos y sus dificultades. Algunos lo han querido reducir a imágenes y le piden que se quede solamente en sus templos, que no intervenga en la vida cotidiana, que no se salga de sus nichos, que cuando lo necesitemos, acudiremos a Él y le llevaremos una veladora. Pero Jesús no quiere quedarse encerrado, quiere compartir nuestras vidas y hacerse parte de nuestra historia. Con su presencia y su amor influir en las decisiones de cada día, llenarlas de su amor y de su justicia, darle sentido a nuestra cotidianidad. ¿Lo dejaremos entrar en nuestras casas, en nuestras vidas, sin ocultarle nada, sin ponerle barreras, que pueda participar plenamente como uno de nosotros?

Al llegar Jesús a casa, se encuentra con el dolor y la enfermedad. Allí realiza la primera curación que nos relata Marcos. Da la salud a la suegra de Pedro como signo del Reino de vida que ha venido a anunciar, pero además lo hace en sábado, día de reposo y oración, que la legislación judía había convertido en camisa de fuerza prohibiendo todo tipo de trabajo. Al mismo tiempo que sana, libera.Descubrimos en este pasaje el modo de actuar de Jesús: se acerca, toma de la mano y levanta. Un proceso de salvación. Acercarse y abajarse a la altura del que está tirado; tomar de la mano, un gesto que significa más que muchas palabras; y levantar, que tiene un sentido cristológico muy profundo relacionado con la resurrección. Así es el actuar de Jesús. Después de sanar, la antes enferma se pone a servir. Jesús quiere que el resultado inmediato de su liberación sea la actitud de servicio, madurez y disponibilidad frente a los demás. No ata ni hace dependientes a las personas, les otorga su don y les da, además, la plenitud de libertad para que, como Él, encuentren la verdadera felicidad en el servicio.

San Marcos nos dice que al atardecer se acercaron a Jesús toda clase de personas necesitadas.Nos encontramos este rostro misericordioso de Jesús que cura a los enfermos, acoge a los desvalidos, perdona a los pecadores, sana a los poseídos por espíritus malignos, atento a los males y dolencias de los demás. Nos muestra ese rostro de Jesús que difunde vida y restaura lo que está enfermo. Con su compasión y misericordia, atrae hacia Él la miseria de la humanidad: poseídos, enfermos, paralíticos, ciegos, sordos, marginados, personas que les falta vida. Y Jesús los acoge, los restaura, humaniza, libera y devuelve la alegría y la vida a todos.

Pero la intensa actividad de Jesús tiene un soporte: su relación íntima con su Padre Dios. Por más ocupado que esté, por más urgente que sea la predicación y la atención a los necesitados, por más fuertes que sean las controversias, siempre habrá un momento para darle el primer lugar a su oración y su relación con su Padre Dios. Por eso lo encontramos de madrugada, en la oscuridad,  apartado, haciendo oración y disfrutando del amor del Padre. Soledad y oración sostienen el ministerio de Jesús. Diálogo íntimo, confidencias amorosas constituyen parte esencial de su tarea.

La misión de Jesús es predicar, dar testimonio, anunciar el Evangelio, es decir llevar Buena Nueva. Y anunciarlo a todas las gentes, a todas las naciones, pero sobre todo a los más pobres y necesitados. Su palabra no se puede reducir al pueblo de Israel, rompe las fronteras para construir con todos los hombres la gran familia de Dios. Para San Marcos la palabra de Jesús tiene una vital importancia y su anuncio es imprescindible. Así lo escuchábamos también de San Pablo que dice a los Corintios: “¡Ay de mí, si no anuncio el Evangelio”. Es lo que ha aprendido del Maestro y es lo esencial de todo cristiano.

Hoy contemplamos a Jesucristo, tal como nos lo transmiten los Evangelios, para conocer lo que Él hizo y para discernir lo que nosotros debemos hacer en las actuales circunstancias. En efecto, el discípulo sabe que sin Cristo no hay luz, no hay esperanza, no hay amor, no hay futuro. Esta es la tarea esencial de la evangelización, que incluye la opción preferencial por los pobres, la promoción humana integral y la auténtica liberación cristiana. El anuncio, respaldado con oración, con palabras y con obras. Al contemplar el tiempo de Jesús tan lleno de sentido, también nosotros debemos reflexionar sobre nuestras actividades, su importancia y su valoración. ¿Qué tiempo y qué lugar les damos a la familia, al trabajo, a la oración, a los amigos, al anuncio del Reino?

Señor, que nos otorgas el don valioso de la vida y del tiempo, concédenos valorar cada una de nuestras acciones para que, a semejanza de las de Jesús, vayan encaminadas a mostrar tu amor y a construir tu Reino. Amén.

Vida Consagrada: “Todo comenzó gracias al encuentro con el Señor”
Homilía del Papa en la Misa de la XXII Jornada Mundial (Texto completo)

2 FEBRERO 2018 REDACCION PAPA Y SANTA SEDE

Misa En La XXII Jornada Mundial De La Vida Consagrada © Vatican Media

(ZENIT – 2 febrero 2018).- “Todo comenzó gracias al encuentro con el Señor. De un encuentro y de una llamada nació el camino de la consagración. Es necesario hacer memoria de ello”, ha dicho el Santo Padre.

En la Fiesta de la Presentación del Señor, el Papa Francisco ha presidido la Misa en la Jornada por la Vida Consagrada, el 2 de febrero de 2018, a las 17 horas en la Basílica del Vaticano.

La XXII Jornada Mundial de la Vida Consagrada se ha celebrado en la Basílica con la participación de cientos de miembros de Institutos de Vida Consagrada y de Sociedad de vida apostólica, y ha estado concelebrada por obispos, cardenales y sacerdotes de órdenes, congregaciones e institutos religiosos.

Mirar a los ojos

La vida frenética de hoy lleva a cerrar muchas puertas al encuentro, a menudo por el miedo al otro, ha explicado el Pontífice. “Que no sea así en la vida consagrada: el hermano y la hermana que Dios me da son parte de mi historia, son dones que hay que custodiar. No vaya a suceder que miremos más la pantalla del teléfono que los ojos del hermano, o que nos fijemos más en nuestros programas que en el Señor”.

El pensamiento principal del Papa –ha meditado– es que esta es una “fiesta del encuentro”. El Papa ha explicado que es el encuentro entre el Niño Dios y la humanidad que espera, a la vez que se da el encuentro que se da en el templo entre los ancianos y los jóvenes: María y José con Simeón y Ana. “Los ancianos reciben de los jóvenes, y los jóvenes de los ancianos”, ha comentado Francisco.

Nuestra respuesta

El Papa ha compartido con los consagrados y consagradas que la vida consagrada “nace y renace” del encuentro con Jesús tal como es: “pobre, casto y obediente”.

Y ha añadido: “Se mueve por una doble vía: por un lado, la iniciativa amorosa de Dios, de la que todo comienza y a la que siempre debemos regresar; por otro lado, nuestra respuesta, que es de amor verdadero cuando se da sin peros ni excusas, y cuando imita a Jesús pobre, casto y obediente”.

El Papa ha regalado a las religiosas que trabajan en el Vaticano una prímula, una de las primeras flores que florecen después del invierno y que es símbolo de la belleza y la juventud. La ceremonia se ha iniciado con la bendición de las velas y la procesión.

RD

Sigue el texto en español de la homilía del Papa Francisco, traducida por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:

Homilía del Papa Francisco

Cuarenta días después de Navidad celebramos al Señor que, entrando en el templo, va al encuentro de su pueblo. En el Oriente cristiano, a esta fiesta se la llama precisamente la «Fiesta del encuentro»: es el encuentro entre el Niño Dios, que trae novedad, y la humanidad que espera, representada por los ancianos en el templo.

En el templo sucede también otro encuentro, el de dos parejas: por una parte, los jóvenes María y José, por otra, los ancianos Simeón y Ana. Los ancianos reciben de los jóvenes, y los jóvenes de los ancianos. María y José encuentran en el templo las raíces del pueblo, y esto es importante, porque la promesa de Dios no se realiza individualmente y de una sola vez, sino juntos y a lo largo de la historia. Y encuentran también las raíces de la fe, porque la fe no es una noción que se aprende en un libro, sino el arte de vivir con Dios, que se consigue por la experiencia de quien nos ha precedido en el camino. Así los dos jóvenes, encontrándose con los ancianos, se encuentran a sí mismos. Y los dos ancianos, hacia el final de sus días, reciben a Jesús, que es el sentido a sus vidas. En este episodio se cumple así la profecía de Joel: «Vuestros hijos e hijas profetizarán, vuestros ancianos tendrán sueños y visiones» (3,1). En ese encuentro los jóvenes descubren su misión y los ancianos realizan sus sueños. Y todo esto porque en el centro del encuentro está Jesús.

Mirémonos a nosotros, queridos hermanos y hermanas consagrados. Todo comenzó gracias al encuentro con el Señor. De un encuentro y de una llamada nació el camino de la consagración. Es necesario hacer memoria de ello. Y si recordamos bien veremos que en ese encuentro no estábamos solos con Jesús: estaba también el pueblo de Dios —la Iglesia—, jóvenes y ancianos, como en el Evangelio. Allí hay un detalle interesante: mientras los jóvenes María y José observan fielmente las prescripciones de la Ley —el Evangelio lo dice cuatro veces—, y no hablan nunca, los ancianos Simeón y Ana acuden y profetizan. Parece que debería ser al contrario: en general, los jóvenes son quienes hablan con ímpetu del futuro, mientras los ancianos custodian el pasado. En el Evangelio sucede lo contrario, porque cuando uno se encuentra en el Señor no tardan en llegar las sorpresas de Dios. Para dejar que sucedan en la vida consagrada es bueno recordar que no se puede renovar el encuentro con el Señor sin el otro: nunca dejar atrás, nunca hacer descartes generacionales, sino acompañarse cada día, con el Señor en el centro. Porque si los jóvenes están llamados a abrir nuevas puertas, los ancianos tienen las llaves. Y la juventud de un instituto está en ir a las raíces, escuchando a los ancianos. No hay futuro sin este encuentro entre ancianos y jóvenes; no hay crecimiento sin raíces y no hay florecimiento sin brotes nuevos. Nunca profecía sin memoria, nunca memoria sin profecía; y, siempre encontrarse.

La vida frenética de hoy lleva a cerrar muchas puertas al encuentro, a menudo por el miedo al otro —las puertas de los centros comerciales y las conexiones de red permanecen siempre abiertas—. Que no sea así en la vida consagrada: el hermano y la hermana que Dios me da son parte de mi historia, son dones que hay que custodiar. No vaya a suceder que miremos más la pantalla del teléfono que los ojos del hermano, o que nos fijemos más en nuestros programas que en el Señor. Porque cuando se ponen en el centro los proyectos, las técnicas y las estructuras, la vida consagrada deja de atraer y ya no comunica; no florece porque olvida «lo que tiene sepultado», es decir, las raíces.

La vida consagrada nace y renace del encuentro con Jesús tal como es: pobre, casto y obediente. Se mueve por una doble vía: por un lado, la iniciativa amorosa de Dios, de la que todo comienza y a la que siempre debemos regresar; por otro lado, nuestra respuesta, que es de amor verdadero cuando se da sin peros ni excusas, y cuando imita a Jesús pobre, casto y obediente. Así, mientras la vida del mundo trata de acumular, la vida consagrada deja las riquezas que son pasajeras para abrazar a Aquel que permanece. La vida del mundo persigue los placeres y los deseos del yo, la vida consagrada libera el afecto de toda posesión para amar completamente a Dios y a los demás. La vida del mundo se empecina en hacer lo que quiere, la vida consagrada elige la obediencia humilde como la libertad más grande. Y mientras la vida del mundo deja pronto con las manos y el corazón vacíos, la vida según Jesús colma de paz hasta el final, como en el Evangelio, en el que los ancianos llegan felices al ocaso de la vida, con el Señor en sus manos y la alegría en el corazón.

Cuánto bien nos hace, como Simeón, tener al Señor «en brazos» (Lc 2,28). No sólo en la cabeza y en el corazón, sino en las manos, en todo lo que hacemos: en la oración, en el trabajo, en la comida, al teléfono, en la escuela, con los pobres, en todas partes. Tener al Señor en las manos es el antídoto contra el misticismo aislado y el activismo desenfrenado, porque el encuentro real con Jesús endereza tanto al devoto sentimental como al frenético factótum. Vivir el encuentro con Jesús es también el remedio para la parálisis de la normalidad, es abrirse a la cotidiana agitación de la gracia. Dejarse encontrar por Jesús, ayudar a encontrar a Jesús: este es el secreto para mantener viva la llama de la vida espiritual. Es la manera de escapar a una vida asfixiada, dominada por los lamentos, la amargura y las inevitables decepciones. Encontrarse en Jesús como hermanos y hermanas, jóvenes y ancianos, para superar la retórica estéril de los «viejos tiempos pasados», para acabar con el «aquí no hay nada bueno». Si Jesús y los hermanos se encuentran todos los días, el corazón no se polariza en el pasado o el futuro, sino que vive el hoy de Dios en paz con todos.

Al final de los Evangelios hay otro encuentro con Jesús que puede ayudar a la vida consagrada: el de las mujeres en el sepulcro. Fueron a encontrar a un muerto, su viaje parecía inútil. También vosotros vais por el mundo a contracorriente: la vida del mundo rechaza fácilmente la pobreza, la castidad y la obediencia. Pero, al igual que aquellas mujeres, vais adelante, a pesar de la preocupación por las piedras pesadas que hay que remover (cf. Mc 16,3). Y al igual que aquellas mujeres, las primeras que encontraron al Señor resucitado y vivo, os abrazáis a Él (cf. Mt 28,9) y lo anunciáis inmediatamente a los hermanos, con los ojos que brillan de alegría (cf. v. 8). Sois por tanto el amanecer perenne de la Iglesia. Os deseo que reavivéis hoy mismo el encuentro con Jesús, caminando juntos hacia Él: así se iluminarán vuestros ojos y se fortalecerán vuestros pasos.

© Librería Editorial Vaticano

SERÁ EL DÍA 23 DE FEBRERO E INVITA A UNIRSE A ELLA TAMBIÉN A LOS NO CRISTIANOS
El Papa convoca una Jornada especial de ayuno y oración por la paz en el Congo y en Sudán del Sur

Pide a los fieles que "sean más consciente de la defensa de la vida en la sociedad del descarte"

José Manuel Vidal, 04 de febrero de 2018 a las 12:28

Papa, en la ventana

Mi cercanía a la gente de Madagascar, golpeada por un reciente ciclón

(José M. Vidal).- Desde la cátedra de la ventana, el Papa Francisco reza el ángelus, imparte la catequesis sobre los milagros de un Jesús que siempre está en camino y, en los saludos, anuncia la celebración de una Jornada especial de ayuno y oración por la paz en la República democrática del Congo y en Sudán del Sur, que se celebrará el día 23 de febrero. Lamenta también que no haya más fieles "defensores de la vida" y envía su cercanía a la población de Madagascar, víctima de un ciclón.

Día frío y soleado en Roma. Mucha gente en la plaza para acompañar al Papa en el rezo del ángelus. Durante la espera se entonan cantos, con los ojos fijos en la ventana. En primera fila unas monjas, de traje marrón, con sus banderas españolas, que están presentes en todos los ángelus del año. Un grupo de gente con globos verdes del 'Movimiento por la vida'.

Se abre la cortina, se asoma el papa, saluda y la plaza prorrumpe en una gran ovación.

Algunas frases de la catequesis papal

"La jornada de jesús en Cafarnaún, un sábado"

"La relación ente la actividad taumatúrgica de Jesús y el despertar de la fe en las personas que encuentra"

"Curando, suscita la fe en la gente"

"Jesús no vino a traer la salvación en un labaratorio.No hace predicaciones de labaoratorio. Está en medio de la gente, del pueblo. Su vida pública, entre la gente, para predicar el Evangelio y curar a los enfermos físicos y espirituales"

"Una pobre humanidad, a la que se dirige la acción de Jesús"

"Después, se retira a rezar"

"Jesús ora"

"Y sustrae su persona y su misión a una visión trinfalista"

"Los milagros son signos, que invitan a la respuesta de la fe"

"La conclusión del pasaje de hoy es que el anuncio del Reino de Jesús encuentra su lugar más esnecial en el camino"

"Éste será el camino de sus discípulos: la calle"

"La Iglsia en camino, bajo el signo del movimiento y nunca de quedarse parados"

Algunas frases del saludo después del ángelus

"Ayer fue proclamado beato Teresio Olivellli, asesinado por su fe en 1945, en el campo de exterminio de Hersbruck. Dio testimonio de su amor a Cristo en los más débiles...Su heróico sacrificio sea germen de esperanza y de fraternidad"

"Hoy se celebra, en Italia, la Jornada por la Vida. Me asocio al mensaje de los obispos...Saludo al Movimiento por la vida. Son pocos. No son muchos y eso me preocupa, que sean pocos los que luchan por la vida. En un mundo, donde se legisla cada vez más contra la vida, en un mundo de la cultura del descarte de lo que no sirve y de lo que molesta. Que nuestro pueblo sea más consciente de la defensa de la vida"

"Mi cercanía a la gente de Madagascar, golpeada por un reciente ciclón"

"Un anuncio. Ante las trágicas situaciones de coflicto en diversas partes del mundo, invito a los fieles a una especial jornada de oración y ayuno por la paz, el día 23 de febrero próximo, viernes de la primera semana de Cuaresma. La ofreceremos en especial por la República Democrática del Congo y el Sudán del Sur...Invito también a los no católicos y no cristianos a aosciarse a esta iniciativa..."

Nuestro Padre escucha siempre a sus hijos que le gritan en el dolor y la angustia"

"Que nosotros esucchemos también este grito"

"Preguntñemonos: ¿Qué puedo hacer yo por la paz?"

"Las victorias obtenidas con la violencia son falsas. Trabajar por la paz hace bien a todos"

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