Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella
- 03 Febrero 2018
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Evangelio según San Marcos 6,30-34.
Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. El les dijo: "Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco". Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.
San Blas de Sebaste, obispo y mártir
San Blas, obispo y mártir, que, por ser cristiano, en tiempo del emperador Licinio padeció el martirio en la ciudad de Sebaste, en la antigua Armenia.
Parece que no hay pruebas de que existiera algún culto a san Blas antes del siglo VIII; pero los relatos de fechas posteriores están de acuerdo en afirmar que fue obispo de Sebaste, en lo que era en aquel momento Armenia (actual Turquía) y recibió la corona del martirio durante la persecución de Licinio, por mandato de Agrícola, gobernador de Capadocia y Asia Menor. En las actas legendarias de san Eustracio, de quien se dice que pereció en la persecución de Diocleciano, se menciona que san Blas recibió muy solemnemente sus reliquias, las depositó con las de san Oreste y llevó al cabo, punto por punto, la última voluntad del mártir.
Esto es todo lo que puede afirmarse con cierta seguridad respecto a san Blas; pero en vista de la devoción con que se le venera en Alemania, Francia e Italia, conviene relatar brevemente la historia que contienen sus actas legendarias. De acuerdo con ellas, Blas nació rico, de padres nobles; fue educado cristianamente y se le consagró obispo cuando todavía era bastante joven. Al comenzar la persecución, por inspiración divina, se retiró a una cueva en las montañas, frecuentada únicamente por las fieras. San Blas recibía con afecto a sus salvajes visitantes y cuando estaban enfermos o heridos, los atendía y los curaba. Se dice que los animales acudían en manadas para que los bendijera. Cierta vez unos cazadores que buscaban atrapar fieras para el anfiteatro, encontraron al santo rodeado por ellas. Repuestos de su asombro, los cazadores intentaron capturar a las bestias, pero san Blas las espantó y entonces le capturaron a él. Al saber que era cristiano, lo llevaron preso ante el gobernador Agrícola. Se dice que cuando le conducían a la ciudad, encontraron a una mujer que gemía desesperada, porque un lobo acababa de llevarse a uno de sus lechones; entonces san Blas llamó con voz recia a la fiera y el lobo apareció a poco, con el lechón en el hocico, y lo dejó intacto a los pies de la maravillada mujer. Pero aquel prodigio no conmovió a los cazadores, que continuaron su camino arrastrando al preso consigo. En cuanto el gobernador se enteró de que el reo era un obispo cristiano, mandó que lo azotaran y después lo encerraran en un calabozo, privado de alimentos. San Blas soportó con paciencia el castigo y tuvo el consuelo de que la mujer, dueña del lechón que había salvado, se presentara en la oscura celda para ayudarle, llevándole provisiones y velas para alumbrarse. Pocos días más tarde, fue torturado para que renegara de su fe; sus carnes fueron desgarradas con garfios y, como el santo se mantuviera firme, se dio orden de que fuera decapitado.
Así murió san Blas en Capadocia y, años más tarde, sus supuestas reliquias se trasladaron al Occidente, donde se extendió su culto enormemente en razón de las curaciones milagrosas que, al parecer, se realizaban por su intercesión. Se le venera como el santo patrono de los cardadores de lana y los animales salvajes y, en virtud de varias célebres curas que hizo en vida a enfermos de la garganta, es el abogado para esta clase de males; una de las variantes de la leyenda recuerda especialmente que el santo, camino del suplicio, curo el mal de un niño que se había atragantado con una espina. En Alemania se le honra, además como uno de los catorce «heilige Nothelfer» (santos auxiliadores en las necesidades). En algunas partes, el día de la fiesta de san Blas, se administra una bendición especial a los enfermos, colocando dos velas (al parecer en memoria de las que llevaron al santo en su calabozo) en posición de una cruz de san Andrés, en el cuello o sobre la cabeza del suplicante, pronunciándose estas palabras: «Per intercessionem Sancti Blasi Liberet te Deus a malo gutturis et a quovis alio malo» (por intercesión de san Blas te libere Dios de todo mal de la garganta y de todo otro mal). También leemos sobre el «agua de san Blas», que se bendice en su día y que generalmente se da a beber al ganado que está enfermo.
Oremos
Milagroso San Blas, que lleno de júbilo, en el camino a la cárcel obrasteis prodigios y salvasteis la vida de un niño que se moría ahogado por una espina que tenía atravesada en la garganta, alcanzadnos del Señor la gracia de vernos libres de todas las enfermedades de lo garganta y emplear a ésta siempre para la gloria de Dios y bien de nuestras almas. Así sea.
Escucha, Señor, las súplicas de tu pueblo, que hoy te invoca apoyado en la protección de tu mártir san Blas: concédenos, por sus méritos, la paz en esta vida y el premio de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
patronazgo: patrono de decenas de ciudades, especialmente de Italia, de médicos, músicos, comerciantes de lana, sastres, zapateros, sombrereros, tejedores, curtidores, panaderos, molineros, albañiles y yeseros, tambien de los animales de compañía, los caballos y los animales salvajes; protector para pedir un buena confesión, también protector de dolores y males de garganta, tos, enfermedades urinarias, sangrado, úlceras, cólicos, dolor de muelas, peste, enfermedades de la infancia.
tradiciones, refranes, devociones: Hiela las Candelas, 30 días con ellas; hiela San Blas, 30 más.
Por San Blas ajete, mete uno y sacarás siete
Por San Blas, higuera plantarás e higos comerás
Por San Blas la cigüeña verás, si la vieres año de bienes, si no la vieres año de nieves.
Por San Blas, la cigüeña verás, si no la ves mal año es. (3 de febrero)
San Blas cura de la garganta, al mozo que come y que no canta.
En algunas iglesias se realiza la «bendición de las gargantas», al finalizar la misa de san Blas, se colocan, cruzadas, dos candelas -que pueden haber sido bendecidas el día anterior o con una bendición propia para el día 3- sobre la garganta y se reza: «Por la intercesión de S. Blas, obispo y mártir, te libre de todo mal de la garganta y de cualquier otro mal. Amén». Antiguamente esta bendición se realizaba aplicando sobre la garganta una reliquia del santo, por lo que no podía realizarse en cualquier iglesia.
Cuando un chico se atraganta hay que hacerle levantar los brazos, y darle palmadas en la espalda diciendo «san Blas, san Blas».
Calendario de fiestas marianas Nuestra Señora de Saideneida, Damasco.
Recógete y descansa
Santo Evangelio según San Marcos 6, 30-34. Sábado IV de Tiempo Ordinario.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Concédeme, Señor, poder expresarte todo lo que hay en mí y que sea dócil a lo que me pides.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
El Evangelio de hoy invita a que busques en lo más profundo de tu corazón y te recojas en silencio, para que descanses de lo cotidiano - "Vengan aparte, ustedes solos, a un lugar solitario, y descansen un poco" - Dios conoce tus afanes, por eso cuando te invita, puedes sentir que Él camina contigo, te lleva a un encuentro contigo mismo; y esto es posible recogiéndote, alejándote del ruido cotidiano para que puedas escuchar el sonido del silencio.
Cuando llegues a tu casa luego de una jornada laboral, de estudio o de un encuentro con tus amigos, date tiempo para estar contigo en silencio. Olvídate de los pendientes en el trabajo, colegio o universidad, de los planes que estás haciendo con tus amistades, descansa de los medios electrónicos - teléfonos, computadores, ipads, redes sociales, etc. -; aprende a conocerte y superar tus miedos a la soledad; descansa del mundo y aprenderás a ser feliz.
Esto es lo que hicieron los apóstoles, luego de que llegaron de su misión.Era necesario estar lejos de los demás, pues solamente se puede dar lo mejor de uno cuando se está descansado y cuando uno ha tomado nuevamente aquello que compartirá o entregará a otros.Los discípulos tenían que estar en comunión con Dios en la oración para poder llevarlo a los demás.
Tú puedes llevar lo mejor de ti en la medida que descanses y te adentres al mundo más fascinante, pero que muchas veces evitas, tu yo interior. No temas en recogerte y descansar un poco, luego verás que, aunque no sea fácil, todo tendrá más sentido y será más llevadera la carga de actividades.
El cansancio de uno mismo. Es quizás el más peligroso. … Este cansancio, en cambio, es más auto-referencial; es la desilusión de uno mismo, pero no mirada de frente, con la serena alegría del que se descubre pecador y necesitado de perdón, de ayuda: este pide ayuda y va adelante. Se trata del cansancio que da el "querer y no querer", el haberse jugado todo y después añorar los ajos y las cebollas de Egipto, el jugar con la ilusión de ser otra cosa. (Homilía de S.S. Francisco, 2 de abril 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Durante media hora antes y después de las comidas en familia apagaré los medios electrónicos.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! ¡Venga tu Reino! Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
12 razones contundentes del porqué necesitamos un retiro espiritual
Es esa pausa que necesitamos en el caminar de nuestras vidas para encontrarnos de una manera más profunda y directa con Dios
¿Cuán tristes se habrán sentido aquellos discípulos que caminaban hacia Emaús? Cristo había muerto. Su desánimo y desconcierto debió haber sido grande. Ellos lo conocían, nadie les había contado sobre Él, habían sido amigos cercanos. No solo habían perdido a su maestro, a su amigo, habían perdido su razón de ser. Algunas mujeres decían que había resucitado, que no había nadie en el sepulcro pero, para ellos eso era incomprensible, una locura.
Y así en plena oscuridad, es nuevamente el mismo Jesús el que sale al encuentro, el que siempre da el primer paso. Y no aparece diciendo: –«¡Hey amigos! ¿De qué están tristes? Soy yo, ¡que no ven que no he muerto!»– Por el contrario, Jesús delicadamente aparece como uno más, se hace el desentendido, les pregunta, entiende su dolor, les habla nuevamente sobre todo lo que el maestro les enseñó…acompaña su camino y cuando están preparados les muestra su rostro: Cristo vive.
Pasa que en nuestro caminar por esta vida no pocas veces nos encontramos como esos discípulos de Emaús. Caminamos tristes, con un anhelo profundo en el corazón por la Verdad. Una verdad que tantas veces se nos olvida. Es por eso que una pausa en el camino, dejar que Jesús entre y predisponernos a escucharlo es algo que necesitamos.
Un retiro espiritual es esa pausa que necesitamos en el caminar de nuestras vidas para encontrarnos de una manera más profunda y directa con Dios. Esta es una práctica común en la iglesia que no debemos dejar de lado. Si nunca has ido a alguno o si de pronto crees que no lo necesitas, aquí te dejamos algunos puntos importantes de lo sucede en un retiro espiritual. Anímate a ir a uno.
«Los hombres y las mujeres de hoy necesitan encontrar a Dios y conocerlo “no de oídas”. (…) un buen curso de Ejercicios Espirituales contribuye a renovar en quien participa la adhesión incondicional a Cristo y ayuda a entender que la oración es el medio insustituible de unión al Crucificado» (Papa Francisco).
1. Es posible que al principio no entiendas y quieras salir corriendo
Cuando un retiro empieza, los primeros momentos suelen ser raros. Es como si de pronto el mundo se detuviera y entraras en algo que no comprendes. Tal vez tengas la urgencia de salir o la incomodidad de encontrarte con este nuevo espacio. ¿Para qué habré venido? ¿Para qué complicarme la vida? Ten paciencia, ábrete a la acción de Dios y permite que sea El quien guíe tus pasos. No te arrepentirás.
2. Te encontrarás con tu propia oscuridad y desierto
Hacer una pausa y entrar en un retiro necesariamente lleva a que revisemos nuestra vida. Cómo la hemos venido viviendo, cuáles son esos eventos que nos han marcado. Es mirar también de frente a nuestro pecado, reconocer que hemos hecho daño y nos hemos dañado. Mirar de frente ese dolor que tal vez en un primer momento resulte difícil de reconocer y asimilar es absolutamente necesario para poder reconciliar y experimentar el amor y la misericordia de Dios.
3. Descubrirás que tienes mucho para estar agradecido
Así como experimentas esa oscuridad, también empezarás a ver la obra de Dios en tu vida, a reconocer todo lo que Él siempre te ha otorgado, su presencia en momentos insospechados, la belleza de la gente que te rodea, tu familia, tus amigos, tu comunidad, las mismas personas que acompañan tu retiro, todo te hablará de Dios y empezarás a descubrir la riqueza en tu vida. Una riqueza que ningún dinero podrá jamás comprar.
4. Experimentarás la Verdad y la Belleza de Dios
Los momentos de oración en un retiro son intensos. Las visitas al Santísimo Sacramento, las pláticas, el compartir con los demás. Dios se manifiesta de maneras inesperadas y en momentos sorprendentes. Descubrirás que la verdad existe, que no es un concepto relativo, la verdad es Dios mismo. Ese Dios que cumple su promesa cuando dijo: «Y yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo» (Mateo 28,20).
5. Verás como Dios te cuida de una manera personal
El trato personal lo inventó Dios. Sí, no fueron las grandes corporaciones ni el servicio de atención al cliente. Fue Dios. El fue el primero que ama con un amor infinito y a la vez “hecho a medida”. Como padre bueno que es, conoce hasta el último detalle de nuestro corazón, nuestros sueños, anhelos y todos los toma en consideración. Muchas veces no entendemos por qué permite ciertas cosas, pero lo cierto es que Él nos conoce incluso mejor que nosotros mismos. En un retiro experimentarás ese amor que te hace sentir su hijo favorito.
6. Serás testigo directo de su actuar en la vida de los demás
Así como experimentas ese amor y ese cuidado hacia a ti. Si sales un poco de ti y miras a los demás verás cómo de esa misma manera quiere a cada uno de los que está presente. Los que provienen de una familia numerosa tal vez puedan entender esto mejor. El padre que llena de detalles a cada uno de sus hijos, que da las respuestas que cada uno pregunta y las da a la medida. Trata y educa de acuerdo a las necesidades especiales de cada hijo. Mirar la acción de Dios en otros es una experiencia por demás conmovedora. Una enseñanza de cómo tú debes tratar a los demás.
7. Experimentarás Su sentido del humor
¿Alguna vez te has reído de las ocurrencias de un niño? De la misma manera escucharás a Dios reírse de las tuyas, jugarte bromas tiernas y reír hasta quedar sin aliento. El sentido del humor de Dios es inigualable. Es un sentido del humor tierno, que busca que aprendas con cariño y diversión. Me recuerda a mi madre riéndose cuando mis hermanos empezaban a hablar…
8. Encontrarás descanso
Entrar de retiro es salir a una vida nueva. Es poder echarte a mirar el cielo y descubrir una grandeza que eras incapaz de ver por estar siempre parado mirando hacia el piso.Encontrarás una parada, alguien que te dio posada para poder volver a leer el mapa y cambiar de dirección si estabas perdido. Un lugar donde recobrarás fuerzas para continuar.
9. Recordarás lo importante que es la vida de oración
Muchas veces pensamos que con ir a misa y rezar brevemente por las noches o en algún espacio del día es suficiente. Cuando te das una pausa y tienes un tiempo prolongado de encuentro con el Señor como sucede en los retiros, tu vida de oración necesariamente se incrementa. Y estando así en oración, en contemplación y adoración recordarás que la oración es ese “idioma” para hablar con Dios, para conocerlo y sobre todo para escucharlo. Recordarás que la oración es vital para un cristiano.
10. Descubrirás que los mejores amigos son los que te acercan a Cristo
Es probable que a un retiro vayas acompañada de amigos, o tal vez ahí mismo conozcas gente que te acompañará siempre, aunque no veas mucho después. «No hay amor más grande que dar la vida por los amigos» (Juan 15, 9-17), es una realidad tangible, en un retiro abrirás tu corazón, compartirás con ellos y celebrarás con ellos todo el amor recibido. Los amigos que hacemos en el Señor son verdaderos regalos, amistades especiales con las que compartes toda tu vida. Sé tú también para ellos ese “lugar-persona” donde descansar, donde confiar y con quién compartir.
11. Renovarás esa necesidad por los sacramentos
En el camino de Emaús, Jesús sale al encuentro, reconforta a sus discípulos tristes por su falta de fe, pero no solo eso, Jesús termina esa conversación partiendo el pan, y es ahí donde los discípulos lo reconocen. Los sacramentos de la reconciliación y de la Eucaristía son esa fuerza ese renovarnos en Cristo, recibir su perdón y alimentarnos de su Espíritu. A veces lo hacemos mecánicamente, el silencio y el espacio que brinda un retiro espiritual permita que puedas volver a saborear esa necesidad de Dios.
12. Saldrás con una ganas infinitas de gritarle al mundo que Dios está vivo
Es imposible que después de todo lo vivido y recibido en un momento de profundo contacto con Dios, no tengas ganas de salir a gritarle al mundo que Dios está vivo. Así de la misma manera como lo hicieron los discípulos de Emaús, ellos no se echaron a descansar, ¡el corazón les ardía!, y así, salieron corriendo a contar a los demás que Cristo había resucitado.
Pierre Claverie y 18 compañeros, Beatos
Sin fecha de memoria litúrgica grupal (memorias individuales)
Mártires de Argelia
Siervo de Dios Pierre Claverie, de la Orden de los Hermanos Predicadores, obispo de Oran, y 18 compañeros, religiosos y religiosas; asesinado, por odia a la Fe, en Algeria entre 1994 y 1996.
Fecha de beatificación: Aún no determinada
Breve Reseña
El Papa Francisco aprobó, el 26 de enero de 2018, el decreto que reconoce el martirio de Mons. Pierre Claverie, Obispo de Orán, Argelia, asesinado el 1 de agosto de 1996, y de otros 18 religiosos y religiosas de Argelia, asesinados por terroristas islámicos, entre los que están los 7 monjes trapenses del monasterio de Tibhirine inmortalizados en la película De dioses y hombres. Con el reconocimiento del martirio tan sólo queda determinar la fecha de su beatificación.
"Estamos muy contentos con la decisión del Santo Padre", ha dicho a la Agencia Fides, Su Excelencia Mons. Paul Desfarges, Arzobispo de Argel, al comentar sobre la autorización del Papa Francisco, "En nuestro comunicado hemos querido resaltar que no podemos pensar en nuestros mártires sin recordar a los cientos de miles de argelinos y argelinas que han fallecido por permanecer fieles a su fe en Dios y su conciencia (...) Deseamos que con esta beatificación sea un signo de perdón y de paz para todos, porque se trata de hombres y mujeres de paz y perdón que han dado su vida por todos".
Monseñor Pierre Claverie
Pierre Claverie, de nacionalidad francesa, nació en un barrio obrero de Argel llamado Bab el Oued, el 8 de mayo de 1938. Creció en el seno de una familia no particularmente devota, pero que profesaba el credo católico y que llevaba cuatro generaciones viviendo en Argelia. Pierre tuvo su primer contacto con la orden de los dominicos a los 11 años, cuando se apuntó a un grupo de Boy Scouts bajo la supervisión de religiosos de esta orden.
Después de terminar sus estudios secundarios, fue a Grenoble, Francia, para estudiar en la Université de Grenoble. Fue en esta ciudad donde conoció el rechazo hacia las personas que se manifestaban en contra de la presencia de Francia en Argelia. Fue también allí donde se dio cuenta de las limitaciones de lo que hasta entonces él consideraba Francia, y que más tarde llamaría ¨La burbuja colonialista¨.
En 1958, Pierre entró en la orden de los Dominicos y empezó su noviciado en el monasterio de Lille. Terminó sus estudios en Le Saulchoir, un instituto dominicano cerca de París. Durante este tiempo, la guerra de la independencia de Argelia, que había empezado en 1954, llegó a su fin en 1962. Tres años más tarde, en 1965, Pierre Claverie fue ordenado sacerdote.
Regresó a Argelia y, tras haber ejercido como director de Instituto, fue nombrado Obispo de Orán en el año 1981. Gran conocedor de la religión islámica, durante su ministerio se esforzó por acercar a cristianos y musulmanes y promover el diálogo interreligioso.
Desde 1992, y después del estallido de la guerra civil en Argelia, la Iglesia católica, que servía principalmente a trabajadores extranjeros en la zona, recibió diversas amenazas. Muchas voces desde Europa aconsejaban a la Iglesia católica abandonar el país, sin embargo, Pierre Claverie se opuso firmemente a esta idea, ya que, aunque nunca conseguiría obtener la nacionalidad argelina, él se consideraba argelino y se negaba a abandonar a las personas de este país, cuyo destino estaba inexorablemente ligado al suyo. Durante este tiempo, él también se negó a quedarse callado, ya que cuando lo consideraba necesario, no dudaba en criticar públicamente las dos fuerzas que vivían la tragedia de la guerra civil: El frente islámico de Salut (FIS) y el gobierno argelino.
El 26 de mayo de 1996 ocurrió el tristemente famoso asesinato de los monjes del monasterio de Tibhirine. Pierre Claverie sabía que su vida también estaba en peligro y aun así continuó en Argelia. El primero de agosto de 1996, una bomba estalló en la puerta de entrada al obispado llevándose la vida de Mons. Claverie y de su joven chófer y amigo Mohamed un poco antes de la medianoche
Los mártires de Tibhirine
Queremos recordar ahora la muerte, martirial, de siete monjes trapenses. Se encontraban en un monasterio en las montañas de la zona del Atlas, en Tibhirine, cerca de la ciudad de Medea. El monasterio había recibido el nombre de Nuestra Señora de Atlas.
Los monjes, procedentes de Francia, se dedicaban a la oración y al servicio. Era una manera silenciosa y llena de amor de testimoniar su fe en Cristo y su amor a los hombres, también a aquellos que pertenecen a una religión diferente de la propia.
Querían mostrar que era posible una convivencia fecunda entre cristianos y musulmanes, que el Amor de Dios se ofrecía a todos, que existían caminos para unir a personas de culturas, razas y religiones distintas.
El territorio en el que se encontraba el monasterio llegó a ser, con el inicio de las violencias, sumamente inseguro. Grupos armados podían moverse con bastante facilidad entre las montañas, sin que el ejército lograse controlar sus movimientos.
Las autoridades de la zona ofrecieron a los monjes la posibilidad de ser protegidos por la policía, o de refugiarse en alguna ciudad más segura. Los monjes se negaron. Luego fue un jefe de los grupos terroristas quien les pidió que se marchasen. También dijeron que no: estaban allí como hombres de paz, como religiosos, y el mismo Corán alaba la vida de quienes se dedican por entero, como ellos, al servicio de Dios.
El 24 de diciembre de 1995 se presentó un grupo de terroristas. Pidieron medicinas y dinero. También pidieron que uno de los monjes, el hermano Luc (un médico de 80 años, muy amado por la gente del lugar), dejase el monasterio para atender a los terroristas heridos. El abad, padre Christian de Chergé, respondió que sus peticiones eran imposibles. No tenían dinero, y el hermano médico era muy anciano para ir a las montañas.
Después de esta “visita”, el abad y los demás trapenses sabían que su vida corría peligro. Pensaron en dejar el monasterio, para evitar un “suicidio colectivo”.
A los pocos días se presenta el obispo y habla con la comunidad. Respeta la decisión que han tomado, pero les pide que reflexionen en el significado de su “huida”: muchos otros religiosos y religiosas se dejarán llevar por el pánico, y abandonarán a sus comunidades.
El abad invita a los monjes a la oración. Desde el diálogo con Dios, cada uno debía decidir si permanecer en el monasterio o abandonar la zona. Uno por uno da su sí a la idea de seguir en el lugar en donde Dios los había destinado. El martirio se convierte, desde ese momento, en una posibilidad real, muy cercana.
El momento de la prueba no se hizo esperar. El 26 de marzo de 1996, siete monjes del monasterio fueron secuestrados por un grupo de terroristas. Otros dos monjes quedaron allí, al no haber sido descubiertos por los “visitantes”.
Los secuestradores piden a Francia la liberación de varios terroristas como canje por los monjes. Francia se niega a negociar. Juan Pablo II, desde Roma, pide, suplica, que los monjes sean liberados.
El 21 de mayo de ese mismo año los siete monjes fueron asesinados. Sólo el 30 de mayo fueron encontrados sus restos mortales cerca de Medea.
Junto con el abad, padre Christian de Chergé, dieron su vida el maestro de novicios (padre Christophe), otros dos sacerdotes (padres Bruno y Célestin) y tres hermanos (Luc, el anciano médico, Michel y Paul).
¿Qué sentido puede tener, en la vida de los pueblos, en Argelia y en el mundo, ese sacrificio, esa muerte? La clave de lectura podemos encontrarla en el testamento espiritual que había escrito, entre diciembre de 1993 y enero 1994, el abad, padre Christian de Chergé. En este testamento muestra su amor a Cristo y, desde ese amor, su amor a las poblaciones musulmanas de la zona.
El P. Christian quería que su posible muerte violenta no fuese vista como signo de la crueldad de los argelinos, muchos de ellos hombres y mujeres de buena voluntad, sino que tuviese un significado distinto, que sólo Dios puede dar al derramamiento de sangre de un mártir. Podemos leer algunas de sus frases:
“Si me sucediera un día -y ese día podría ser hoy- ser víctima del terrorismo que parece querer abarcar en este momento a todos los extranjeros que viven en Argelia, yo quisiera que mi comunidad, mi Iglesia, mi familia, recuerden que mi vida estaba entregada a Dios y a este país. Que ellos acepten que el único Maestro de toda vida no podría permanecer ajeno a esta partida brutal. Que recen por mí.
¿Cómo podría yo ser hallado digno de tal ofrenda? Que sepan asociar esta muerte a tantas otras tan violentas y abandonadas en la indiferencia del anonimato. Mi vida no tiene más valor que otra vida. Tampoco tiene menos. En todo caso, no tiene la inocencia de la infancia. He vivido bastante como para saberme cómplice del mal que parece, desgraciadamente, prevalecer en el mundo, inclusive del que podría golpearme ciegamente.
Desearía, llegado el momento, tener ese instante de lucidez que me permita pedir el perdón de Dios y el de mis hermanos los hombres, y perdonar, al mismo tiempo, de todo corazón, a quien me hubiera herido”.
El testamento expresa un profundo deseo de reconciliación, de amor, de respeto hacia los musulmanes, hacia tantas hombres y mujeres de una religión no siempre bien conocida, no siempre bien estudiada, no siempre vista con la mirada con la cual Dios sabe leer la historia de los seres humanos. Volvemos a transcribir otras líneas del escrito del P. Christian:
“Mi muerte, evidentemente, parecerá dar la razón a los que me han tratado, a la ligera, de ingenuo o de idealista: ‘¡qué diga ahora lo que piensa de esto!’ Pero estos tienen que saber que por fin será liberada mi más punzante curiosidad. Entonces podré, si Dios así lo quiere, hundir mi mirada en la del Padre para contemplar con Él a sus hijos del Islam tal como Él los ve, enteramente iluminados por la gloria de Cristo, frutos de su pasión, inundados por el don del Espíritu, cuyo gozo secreto será siempre el de establecer la comunión y restablecer la semejanza, jugando con las diferencias”.
Las palabras finales del testamento son una invitación al perdón, una especie de abrazo profundo, sincero, a quien pueda llegar a convertirse en “verdugo”, cuando lo único que quería el abad del monasterio de Nuestra Señora de Atlas era sentirlo como hermano y amigo:
"Por esta vida perdida, totalmente mía y totalmente de ellos, doy gracias a Dios que parece haberla querido enteramente para este gozo, contra y a pesar de todo.
En este gracias en el que está todo dicho, de ahora en más, sobre mi vida, yo os incluyo, por supuesto, amigos de ayer y de hoy y a vosotros, oh amigos de aquí, junto a mi madre y a mi padre, mis hermanas y hermanos y los suyos, ¡el céntuplo concedido, como fue prometido!
Y a ti también, amigo del último instante, que no habrás sabido lo que hacías. Sí, para ti también quiero este gracias, y este ‘A-Dios’ en cuyo rostro te contemplo.
Y que nos sea concedido reencontrarnos como ladrones felices en el paraíso, si así lo quiere Dios, Padre nuestro, tuyo y mío. ¡AMÉN! IM JALLAH!"
San Juan Pablo II supo entrever el significado de la muerte del P. Christian y de sus compañeros: una entrega a Dios por Argelia, por la gente de un pueblo que ha sufrido y sufre cada vez que algunos de sus hijos se apartan del camino del amor. En una carta enviada por el Papa a los cistercienses reunidos en capítulo general, les decía:
"El testamento que dom Christian de Chergé nos ha dejado ofrece a todos una clave que nos permite comprender los trágicos acontecimientos en medio de los que él y sus hermanos han tenido que moverse y cuyo significado final ha sido el don de sus vidas en Cristo. 'Mi vida -escribía- está entregada a Dios y a este país'" (carta de Juan Pablo II del 10 de octubre de 1996).
La sangre de unos monjes se derramó, por unos instantes, en el suelo entre las montañas de Argelia. No vemos ahora su fecundidad. Más allá de las estrellas, donde Dios lee lo que hay en los corazones de sus hijos, la ternura divina ha acogido a estos siete hijos suyos, mártires del amor, fieles seguidores de la ternura y del servicio que nos testimonió, con su vida y con su muerte, Jesús, el Hijo del Padre, el Hijo de María, nuestro Hermano y Salvador.
A continuación los nombres de los 19 mártires que conforman este grupo, ordenados según la fecha de su martirio:
8 de mayo de 1994 en Argel
1. HENRI VERGÈS
Religioso profeso de los Hermanos Maristas
Nacido el 15 de julio de 1930 en Matemale, Pyrénées-Orientales (Francia)
2. PAUL-HÉLÈNE SAINT RAYMOND
Religiosa profesa de las Hermanitas de la Asunción
Nacida: 24 de enero de 1927 en París (Francia)
23 de octubre de 1994 en Bab-el-Oued, Argel
3. MARÍA CARIDAD ÁLVAREZ MARTÍNEZ
Religiosa profesa de las Hermanas Misioneras Agustinas
Nacida: 9 Mayo de 1933 en Santa Cruz de Salceda, Burgos (España)
4. ESTHER PANIAGUA ALONSO
Religiosas profesa de las Hermanas Misioneras Agustinas
Nacida: 7 Junio de 1949 en Izagre, León (España)
27 de diciembre de 1994 en Tizi-Ouzou
5. ALAIN DIEULANGARD
Sacerdote de los Misioneros de África (Padres Blancos)
Nacido el 21 de mayo de 1919 en Saint-Brieuc, Cotes-d' Armor (Francia)
6. CHARLES DECKER
Sacerdote de los Misioneros de África (Padres Blancos)
Nacido: 26 de diciembre de 1924 en Amberes (Bélgica)
7. JEAN CHEVILLARD
Sacerdote de los Misioneros de África (Padres Blancos)
Nacido el 27 de agosto de 1925 en Angers, Maine-et-Loire (Francia)
8. AJEDREZ CRISTIANO
Sacerdote de los Misioneros de África (Padres Blancos)
Nacido el 27 de octubre de 1958 en Digne, Alpes-de-Haute-Provence (Francia)
3 de septiembre de 1995 en Belcourt, Argel
9. DÉNISE LECLERC (BIBIANE)
Religiosa profesa de las Hermanas Misioneras de Nuestra Señora de los Apóstoles
Nacido: 08 enero 1930 en Gazeran, Yvelines (Francia)
10. JEANNE LITTLEJOHN (ANGÈLE-MARIE)
Religiosa profesa, Hermanas Misioneras de Nuestra Señora de los Apóstoles
Nacida: 22 de noviembre de 1933 en Túnez (Túnez)
10 de noviembre de 1995 en Argel
11. ODETTE PRÉVOST Religiosa profesa, Hermanitas del Sagrado Corazón Nacida el 17 de julio de 1932 en Oger, Marne (Francia)
21 de mayo de 1996 cerca de Médéa
12. CRISTIANO DE CHERGÉ
Sacerdote trapense profeso
Nacido: 18 de enero de 1937 en Colmar, Haut-Rhin (Francia)
13. PAUL DOCHIER (LUC)
Religioso trapense profeso
Nacido el 31 de enero de 1914 en Bourg-de-Péage, Drôme (Francia)
14. CRISTOPHE LIBRETÓN
Sacerdote trapense profeso
Nacido el 11 de octubre de 1950 en Blois, Loir-et-Cher (Francia)
15. MICHEL FLEURY
Religioso trapense profeso
Nacido el 21 de mayo de 1944 en Sainte-Anne, Loira Atlántico (Francia)
16. LEMARCHAND CRISTIANO (BRUNO)
Sacerdote trapense profeso
Nacido el 01 de marzo de 1930 en Saint-Maixent, Deux-Sèvres (Francia)
17. CÉLESTIN RINGEARD
Sacerdote trapense profeso
Nacido el 27 de julio de 1933 en Touvois, Loira Atlántico (Francia)
18. PAUL FAVRE-MIVILLE
Religioso trapense profeso
Nacido el 17 de abril de 1939 en Vinzier, Haute-Savoie (Francia)
1 de agosto de 1996 en Orán
19. PIERRE-LUCIEN CLAVERIE Sacerdote dominico profeso Obispo de Orán Nacido el 8 de Mayo de 1938 en Argel (Argelia)
Fuenetes: Varias
IMPIDE QUE LOS CABALLEROS ARISTÓCRATAS TENGAN MAYORÍAS ABSOLUTAS
El Papa frena un nuevo intento ultra de tomar el control de la Orden de Malta
Francisco "se reserva el derecho de intervenir", si no se cumple con el carisma
Cameron Doody, 02 de febrero de 2018 a las 19:53
Caballeros de la Orden de Malta
Becciu me enfatizó que la implementación, especialmente, del voto de pobreza y la vida en comunidad, para nuevos miembros admitidos a la Primera Clase, necesitan de cambios profundos para cumplir con la definición de la vida consagrada de la Iglesi
• Frey Giacomo Dalla Torre, Lugarteniente del Gran Maestre de la Soberana Orden de Malta
• El Papa impulsa la renovación de la Orden de Malta y aboga por la elección de un líder interino
• El Vaticano pide al ex-Gran Maestre de la Orden de Malta que no participe en la elección de su sucesor
(Cameron Doody).- El Papa Francisco frena un nuevo intento de la rama ultraconservadora de la Orden de Malta por tomar control de la organización. Esto es lo que desprende de una nueva carta del delegado papal en la congregación, Angelo Becciu, en la que se niega a permitir que los caballeros profesados asuman una mayoría en todos los organismos gubernamentales de la Orden, a la vez que impone un parón al reclutamiento de nuevos miembros de esta clase. Según informa el Tablet, el pasado 16 de diciembre el Gran Comendador de la Orden, Ludwig Hofmann von Rumerstein, envió al Papa una carta sin el conocimiento del Soberano Consejo. En dicha misiva, Von Rumerstein pidió a Francisco que impusiera "por su suprema autoridad" profundos cambios en la Constitución de la Orden, el más importante de los cuales que los caballeros profesados -que suman solo 60 de los 13.500 caballeros y damas alrededor del mundo- asumieran una mayoría en "todos los organismos electivos, legislativos y gubernamentales" de la Orden.
En su carta,el Gran Comendador también pidió al Papa que se asegurara de que el próximo Gran Maestre de la Orden saliera de las filas de los caballeros profesados. Von Rumerstein no recomendó a Francisco que el Gran Maestre fuera un caballero que pudiera demostrar un linaje noble, requisito tradicional de los máximos jefes de la organización, en lo que viene a ser una maniobra para intentar frenar al actual Lugarteniente del Gran Maestre de la Orden, Giacomo dalla Torre, quien ha trabajado en otras capacidades dentro del Vaticano y se lleva bien con el Papa Francisco.
La respuesta del Papa a estas peticiones ha sido una rotunda negativa. En un carta fechada el 12 de enero, Becciu explica que Francisco no quiere hacer una "nueva intervención" en la Orden tras la salida el año pasado del ex-Gran Maestre, Matthew Festing, pero indica que el pontífice "se reserva el derecho de intervenir si las propuestas de reforma no están en línea con el carisma de la Orden".
La carta de Becciu prosigue: "El Santo Padre, con el fin de fomentar un ambiente armonioso dentro de la Orden, también considera apropiado suspender la admisión de nuevos aspirantes a la vida consagrada [de caballero profesado] hasta que se apruebe la reforma, de la cual se espera que el perfil de los profesados se reafirme según la identidad de los consagrados deseada por la Iglesia".
Y es que en otra nota mandada a miembros de la Orden tras conocerse la existencia de la carta furtiva de Hofmann von Rumerstein, dalla Torre explica lo que realmente está en juego en esta nueva pugna por el poder. El Lugarteniente escribe: "Monseñor Becciu me enfatizó que la implementación, especialmente, del voto de pobreza y la vida en comunidad, para nuevos miembros admitidos a la Primera Clase, necesitan de cambios profundos para cumplir con la definición de la vida consagrada de la Iglesia".
En otras palabras, Francisco sigue preocupado no solo por la calidad de la formación de los aspirantes a caballero profesado, sino también por el hecho de que miembros de esta clase habitualmente viven solos y de la riqueza de sus herencias de familia noble, algo incompatible con el ideal cristiano de la vida profesada.
La semana que viene, miembros de la Orden de Malta congregarán en Roma para debatir precisamente sobre este tipo de cuestiones, y para considerar las reformas propuestas no por Hofmann von Rumerstein sino por el delegado papal Becciu.
Tuitio fidei et obsequium pauperum: "la defensa de la fe y la atención a los pobres". Se espera que una vez más la tensión inherente en el mismo lema de la Orden -entre cuestiones doctrinales y cuestiones sociales- esté en el centro del encuentro.