La mujer era pagana
- 08 Febrero 2018
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Evangelio según San Marcos 7,24-30.
Después Jesús partió de allí y fue a la región de Tiro. Entró en una casa y no quiso que nadie lo supiera, pero no pudo permanecer oculto.
En seguida una mujer cuya hija estaba poseída por un espíritu impuro, oyó hablar de él y fue a postrarse a sus pies.
Esta mujer, que era pagana y de origen sirofenicio, le pidió que expulsara de su hija al demonio.
El le respondió: "Deja que antes se sacien los hijos; no está bien tomar el pan de los hijos para tirárselo a los cachorros".
Pero ella le respondió: "Es verdad, Señor, pero los cachorros, debajo de la mesa, comen las migajas que dejan caer los hijos".
Entonces él le dijo: "A causa de lo que has dicho, puedes irte: el demonio ha salido de tu hija".
Ella regresó a su casa y encontró a la niña acostada en la cama y liberada del demonio.
Santa Josefina Bakhita, virgen
Santa Josefina Bakhita, virgen, nacida en la región de Darfur, en Sudán, que, siendo aún niña, fue raptada y vendida en diversos mercados africanos de esclavos, sufriendo dura cautividad. Al obtener la libertad, abrazó la fe cristiana e ingresó en el Instituto de Hijas de la Caridad (Canosianas), y pasó el resto de su vida en Schio, en el territorio italiano de Vicenza, entregada a Cristo y al servicio del prójimo.
En su biografía Bakhita cuenta su propia experiencia al encontrarse con los buscadores de esclavos. "Cuando aproximadamente tenía nueve años, paseaba con una amiga por el campo y vimos de pronto aparecer a dos extranjeros, de los cuales uno le dijo a mi amiga: 'Deja a la niña pequeña ir al bosque a buscarme alguna fruta. Mientras, tú puedes continuar tu camino, te alcanzaremos dentro de poco'. El objetivo de ellos era capturarme, por lo que tenían que alejar a mi amiga para que no pudiera dar la alarma.
Sin sospechar nada obedecí, como siempre hacia. Cuando estaba en el bosque, me percate que las dos personas estaban detrás de mí, y fue cuando uno de ellos me agarró fuertemente y el otro sacó un cuchillo con el cual me amenazó diciéndome: 'Si gritas, morirás! Síguenos!'".
Los mismos secuestradores fueron quienes le pusieron Bakhita al ver su especial carisma.
Luego de ser capturada, Bakhita fue llevada a la ciudad de El Obeid, donde fue vendida a cinco distintos amos en el mercado de esclavos.
Nunca consiguió escapar, a pesar de intentarlo varias veces. Con quien más sufrió de humillaciones y torturas fue con su cuarto amo, cuando tenía más o menos 13 años. Fue tatuada, le realizaron 114 incisiones y para evitar infecciones le colocaron sal durante un mes. "Sentía que iba a morir en cualquier momento, en especial cuando me colocaban la sal”
El comerciante italiano Calixto Leganini compró a Bakhita por quinta vez en 1882, y fue
"Esta vez fui realmente afortunada - escribe Bakhita - porque el nuevo patrón era un hombre bueno y me gustaba. No fui maltratada ni humillada, algo que me parecía completamente irreal, pudiendo llegar incluso a sentirme en paz y tranquilidad".
En 1884 Leganini se vio en la obligación de dejar Jartum, tras la llegada de tropas Mahdis. Bakhita se negó a dejar a su amo, y consiguió viajar con él y su amigo Augusto Michieli, a Italia.
La esposa de Michieli los esperaba en Italia, y sabiendo la llegada de varios esclavos, exigió uno, dándosele a Bakhita. Con su nueva familia, Bakhita trabajo de niñera y amiga de Minnina, hija de los Michieli.
Bakhita y Minnina ingresaron al noviciado del Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia, tras ser aconsejadas por las hermanas. Esta congregación fue fundada en 1808 con el nombre de Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia, pero son más conocidas como hermanas de Canossa
Recibió el bautismo, primera comunión y confirmación, al mismo tiempo, el 9 de enero de 1890, por el Cardenal de Venecia. En este momento, tomó el nombre cristiano de Josefina Margarita Afortunada.
Ella misma cuenta en su biografía que mientras estuvo en el Instituto conoció cada día más a Dios, "que me ha traído hasta aquí de esta extraña forma".
La Señora de Michieli volvió de Sudán a llevarse a Bakhita y a su hija, pero con un gran coraje, Bakhita se negó a ir y prefirió quedarse con las Hermanas de Canossa. La esclavitud era ilegal en Italia, por lo que la señora de Michieli no pudo forzar a Bakhita, y es así que permaneció en el Instituto y su vocación la llevó a convertirse en una de las Hermanas de la Orden el 7 de diciembre de 1893, a los 38 años de edad.
Algo que le costó demasiado trabajo fue escribir su autobiografía en 1910, la cual fue publicada en 1930. En 1929 se le ordena ir a Venecia a contar la historia de su vida. La salud de Bakhita se fue debilitando hacia sus últimos años y tuvo que postrarse a una silla de ruedas, la cual no le impidió seguir viajando, aunque todo ese tiempo fue de dolor y enfermedad. Se dice que le decía la enfermera: "¡Por favor, desatadme las cadenas… es demasiado!". Falleció el 8 de febrero de 1947 en Schio, siendo sus últimas palabras: "Madonna! Madonna!"
En la ceremonia de beatificación, el Santo Padre reconoció el gran hecho de que transmitiera el mensaje de reconciliación y misericordia.
"Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa".
S.S. Juan Pablo II la canonizó el 1 de octubre del 2000.
Fue santificada por el pueblo, por lo que en 1959 la diócesis local comenzó las investigaciones para encontrarla venerable. Todo salió muy bien y fue así que el 1 de diciembre de 1978 fue declarada Venerable. Por tanto, el proceso para declararla santa empezó con gran auge y el 17 de mayo de 1992 fue beatificada por Juan Pablo II y se declaró día oficial de culto el 8 de febrero
Su espiritualidad y fuerza la han convertido en Nuestra Hermana Universal, como la llamó el Papa
Oremos
Señor Dios, que otorgaste a Santa Josefina una especial dignidad como hija tuya y esposa de Cristo, por su obediente entrega, concédenos que movidos por su ejemplo, acompañemos a Jesús crucificado en los hermanos con amor constante y misericordia perseverante. Por el mismo Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Concilio Vaticano II Declaración sobre la Iglesia y las religiones no cristianas, “Nostra Aetate” 1-2
“La mujer era pagana.” (Mc 7,26)
En nuestra época, en la que le género humano se une cada vez más estrechamente y las relaciones entre los diferentes pueblos aumenta, la Iglesia considera más atentamente cuál ha de ser su relación con las religiones no cristianas. En su misión de fomentar la unidad y la caridad entre los hombres y también entre los pueblos, considera aquí, ante todo, aquello que tiene en común y les conduce a la mutua solidaridad.
Todos los pueblos forman una única comunidad y tienen un mismo origen, puesto que Dios hizo habitar a todo el género humano sobre la entera faz de la tierra; tienen también un único fin último, Dios, cuya providencia, testimonio de bondad y designios de salvación se extienden a todos hasta que los elegidos se unan en la Ciudad Santa, que el resplandor de Dios iluminará y en la que los pueblos caminarán a su luz.
Los hombres esperan de las diferentes religiones una respuesta a los enigmas recónditos de la condición humana que, hoy como ayer, conmueven íntimamente sus corazones... Las religiones, en contacto con el progreso de la cultura, se esfuerzan por responder a estas cuestiones con nociones más precisas y un lenguaje más elaborado...proponiendo caminos, es decir, doctrinas y normas de vida y ritos sagrados.
La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones es verdadero y santo. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, aunque discrepen mucho de los que ella mantiene y propone, no pocas veces reflejan, sin embargo, un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres. Anuncia, y tiene la obligación de anunciar sin cesar a Cristo, que es camino, verdad y vida (Jn 14,5) en quien los hombres encuentran la plenitud de la vida religiosa, en quien Dios reconcilió cosigo todas las cosas.
[Referencias bíblicas: Hech 17, 17,26; Sab 8,1; Hech 14,17; 1Tm 2,4; Ap 21,23; Jn 14,6; 2 Cor 5,18-1]
Postrados a los pies de Cristo
Santo Evangelio según San Marcos 7, 24-30. Jueves V de Tiempo Ordinario.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, ayúdame a poder llegar a Ti.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Describiendo la escena vemos a una mujer griega desesperada, porque quiere salvar a su hija, en los pies de Jesús y Él responde "deja que coman primero los hijos", repuesta con palabras muy fuertes como para salir de la boca de Dios. Pero Jesús termina siendo más duro al decir que no está bien alimentar a los perros con el pan que está destinado sólo para los hijos de Israel, sólo para los hijos de Dios. Pero esta respuesta de Dios a la mujer griega es para regalarle algo importante, la repuesta fuerte es para ayudarle.
La actitud de la griega es una actitud completamente suplicante, llena de fe porque creía que Jesús salvaría a su hija; llena de esperanza porque confiaba que Dios la escucharía y llena de amor porque estaba tirada sobre los pies de Jesús solamente porque amaba a su hija. Parece que la fe, la esperanza y la caridad son los elementos que necesitamos para que Dios nos dé lo que pedimos; pero Jesús nos ayuda constantemente, como ayudó a la mujer griega, para que nuestra súplica estéllena de una sincera humildad.
El estar a los pies de Jesús parece ser un acto de humildad, pero en realidad no lo es, porque ella, por ser quién era, no merecía estar con Dios; era una pagana cerca del Dios judío ¿Cuántos de nosotros merecemos estar a los pies de nuestro Señor? ¿Cuántos de nosotros tenemos el honor de ser llamados hijos de Dios? La griega, por la repuesta de Jesús, conoció que no merecía el pan de Dios, que no tenía derecho de pedirlo pero, si algo sobraba ella sabía que podía tenerlo; llegó a conocer que el amor de Dios es tan grande que siempre acoge a todos, conoció el amor que Dios nos tiene.
Esto es lo importante en nuestra relación con Dios, el saber que aunque sea un pecador, siempre me va a dar de su pan, de su amor, y que toda repuesta o silencio de su parte es para que yo crezca en el conocimiento del amor que Él me tiene. Una sincera humildad regalada por Dios me ayudará a creer, confiar y, sobre todo, a amar al Amor; me ayudará a levantarme de los pies de Cristo con mi hija curada o no, pero con la conciencia de que Dios me ama.
Esta es la enseñanza de Jesús: a quien confía en el Señor, que es pastor, no le falta nada. Aunque vaya por un valle oscuro, sabe que el mal es un mal de momento, pero el mal definitivo no existirá, porque el Señor, "porque tú estás conmigo, tu cayado y tu vara me dan seguridad". Pero ésta es un gracia, debemos pedirla: "Señor, enséñame a encomendarme en tus manos, a confiar en tu guía, incluso en los momentos feos, en los momentos oscuros, en el momento de la muerte, confío en ti porque tú no defraudas jamás, tú eres fiel".
(Homilía de S.S. Francisco, 14 de marzo de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Participar hoy en una hora eucarística o al menos hacer una visita al Santísimo, porque veré la Eucaristía como la mayor demostración del amor de Dios.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¿Es posible que Jesús nos haya enseñado que si pedimos, conseguiremos, pero luego vemos que las cosas suceden de una manera muy distinta?
Hemos rezado, hemos suplicado, hemos invocado la ayuda de Dios. Por un familiar, por un amigo, por la Iglesia, por el párroco, por los agonizantes, por la patria, por los enemigos, por los pobres, por el mundo entero.
También hemos pedido por las propias necesidades: para vencer un pecado que nos debilita, para limpiar el corazón de rencores profundos, para conseguir un empleo, para descubrir cuál sea la Voluntad de Dios en nuestra vida.
Escuchamos o leemos casos muy hermosos de oraciones acogidas por Dios. Un enfermo que se cura desde las súplicas de familiares y de amigos. Un pecador que se convierte antes de morir gracias a las oraciones de santa Teresa del Niño Jesús y de otras almas buenas. Una victoria "política" a favor de la vida después de superar dificultades que parecían graníticas.
Pero otras veces, miles, millones de personas, sienten que sus peticiones no fueron escuchadas. No consiguen que Dios detenga una ley inicua que permitirá el aborto de miles de hijos. No logran que se supere una fuerte crisis ni que encuentren trabajo tantas personas necesitadas. No llevan a un matrimonio en conflicto a superar sus continuos choques. No alcanzan la salud de un hijo muy querido que muere ante las lágrimas de sus padres, familiares y amigos.
En el Antiguo Testamento encontramos varios relatos de oraciones "no escuchadas". Uno nos presenta al pueblo de Israel antes de una batalla con los filisteos. Tras una primera derrota militar, Israel no sabía qué hacer. Decidieron traer al campamento el Arca de la Alianza. Los filisteos temieron, pero optaron por trabar batalla, y derrotaron a los judíos. Incluso el Arca fue capturada (cf. 1Sam 4,1-11).
Otro relato es el que nos presenta cómo el rey David suplica y ayuna por la vida del niño que ha tenido tras su adulterio con Betsabé. El hijo, tras varios días de enfermedad, muere, como si Dios no hubiera atendido las oraciones del famoso rey de Israel (cf. 2Sam 12,15-23).
El Nuevo Testamento ofrece numerosos relatos de oraciones escuchadas. Cristo actúa con el dedo de Dios, y con sus curaciones y milagros atestigua la llegada del Mesías. Por eso, ante la pregunta de los enviados de Juan el Bautista que desean saber si es o no es el que tenía que llegar, Jesús responde: "Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Nueva; ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!" (Lc 7,22-23).
Pero también leemos cómo la oración en el Huerto de los Olivos, en la que el Hijo pide al Padre que le libre del cáliz, parecería no haber sido escuchada (cf. Lc 22,40-46). Jesús experimenta así, en su Humanidad santa, lo que significa desear y pedir algo y no "conseguirlo".
Entonces, ¿hay oraciones que no son escuchadas? ¿Es posible que Jesús nos haya enseñado que si pedimos, conseguiremos (cf. Lc 11,1-13), pero luego vemos que las cosas suceden de una manera muy distinta?
En la carta de Santiago encontramos una pista de respuesta: "Pedís y no recibís porque pedís mal, con la intención de malgastarlo en vuestras pasiones" (Sant 4,3). Esta respuesta, sin embargo, sirve para aquellas peticiones que nacen no de deseos buenos, sino de la avaricia, de la esclavitud de las pasiones. ¿Cómo puede escuchar Dios la oración de quien reza para ganar la lotería para vivir holgadamente y con todos sus caprichos satisfechos?
Pero hay muchos casos en los que pedimos cosas buenas. ¿Por qué una madre y un padre que rezan para que el hijo deje la droga no perciben ningún cambio aparente? ¿Por qué unos niños que rezan un día sí y otro también no logran que sus padres se reconcilien, y tienen que llorar amargamente porque un día se divorcian? ¿Por qué un político bueno y honesto reza por la paz para su patria y ve un día que la conquistan los ejércitos de un tirano opresor?
Las situaciones de “no escucha” ante peticiones buenas son muchísimas. El corazón puede sentir, entonces, una pena profunda, un desánimo intenso, ante el silencio aparente de un Dios que no defiende a los inocentes ni da el castigo adecuado a los culpables.
Hay momentos en los que preguntamos, como el salmista: "¿Se ha agotado para siempre su amor? / ¿Se acabó la Palabra para todas las edades? / ¿Se habrá olvidado Dios de ser clemente, / habrá cerrado de ira sus entrañas?" (Sal 77,9-11).
Sin embargo, el "silencio de Dios" que permite el avance aparente del mal en el mundo, ha sido ya superado por la gran respuesta de la Pascua. Si es verdad que Cristo pasó por la Cruz mientras su Padre guardaba silencio, también es verdad que por su obediencia Cristo fue escuchado y ha vencido a la muerte, al dolor, al mal, al pecado (cf. Heb 5,7-10).
Nos cuesta entrar en ese misterio de la oración "no escuchada". Se trata de confiar hasta el heroísmo, cuando el dolor penetra en lo más hondo del alma porque vemos cómo el sufrimiento hiere nuestra vida o la vida de aquellos seres que más amamos.
En esas ocasiones necesitamos recordar que no hay lágrimas perdidas para el corazón del Padre que sabe lo que es mejor para cada uno de sus hijos. El momento del "silencio de Dios" se convierte, desde la gracia de Cristo, en el momento del sí del creyente que confía más allá de la prueba.
Entonces se produce un milagro quizá mayor que el de una curación muy deseada: el del alma que acepta la Voluntad del Padre y que repite, como Jesús, las palabras que decidieron la salvación del mundo: "no se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lc 22,42).
¿Cómo debe ser la homilía?
El Papa recuerda que el Evangelio y las homilías bien hechas son fundamentales en Mis
La nueva catequesis del Papa Francisco en la Audiencia General del miércoles trató sobre el Evangelio y la homilía en Misa. A este respecto señaló que las homilías deben estar bien preparadas y no aburrir.
“El diálogo entre Dios y su pueblo, desarrollado en la Liturgia de la Palabra en la Misa, alcanza su culmen en la proclamación del Evangelio”, dijo al comienzo.
Francisco explicó que al igual que “los misterios de Cristo iluminan la revelación bíblica, así, en la Liturgia de la Palabra, el Evangelio constituye la luz para comprender el sentido de los textos bíblicos que lo preceden, sea del Antiguo o del Nuevo Testamento”.
El Papa recordó que su lectura “está reservada al ministro ordenado, que termina besando el libro”. “En estos signos la asamblea reconoce la presencia de Cristo que dirige la ‘buena noticia’ que convierte y transforma”.
“En la Misa no leemos el Evangelio para saber cómo han sido las cosas, sino para tomar conciencia de aquello que Jesús ha hecho y ha dicho una vez, y Él continúa cumpliéndolo y diciéndolo ahora también para nosotros”.
En este sentido, recordó que “Cristo se sirve también de la palabra del sacerdote que, después del Evangelio, pronuncia la homilía”.
Francisco se detuvo en este punto y subrayó que “no es un discurso de circunstancia, ni una conferencia o una lección, sino un retomar el diálogo que ya era abierto entre el Señor y su pueblo para que encuentre cumplimiento en la vida”.
“Me decía un sacerdote una vez –contó el Papa– que fue a una ciudad donde vivían sus padres. Su padre le había dicho: ‘estoy contento porque con mis amigos hemos encontrado una iglesia donde se hace la Misa sin homilía’. ¡Cuántas veces vemos que en las homilías algunos se duermen, otros hablan, o se van fuera a fumar un cigarrillo! Por esto, por favor, que sea breve, aunque sea preparada. ¿Y cómo se prepara? Con la oración, con el estudio de la palabra de Dios, haciendo una síntesis clara”.
Además, manifestó que “quien hace la homilía debe realizar bien su ministerio, ofreciendo un servicio real a todos aquellos que participan en la Misa, pero también a los que escuchan”.
“La responsabilidad de quien hace la homilía se conjuga con la posibilidad, de quien está en los bancos, de hacer presente, de modo oportuno, las expectativas que la comunidad siente”. “No se trata de acusar, sino de ayudar, esto sí”, dijo el Papa. “¿Quién puede ayudar a los fieles que le son cercanos?”.
Por último, recordó que “el conocimiento de la Biblia favorece mucho la participación a la liturgia de la Palabra” y esto significa que “quien no lee habitualmente el Evangelio tiene más dificultad en escuchar y comprender la lectura de la Misa”.
Hablando de nuevo del Evangelio, afirmó que “si nos ponemos en la escucha de la ‘buena noticia’ seremos convertidos y transformados, capaces entonces de cambiarnos a nosotros mismos y al mundo”.
"MIGRAR SIN TRATA; SÍ A LA LIBERTAD, NO A LA ESCLAVITUD", DÍA DE ORACIÓN CONTRA LA TRATA
José Luis Pinilla, sj.: "Ante la trata, podemos ser testigos y cómplices. Nos toca aprender a denunciar"
"A Erin se le sigue quebrando la voz (...). Una esclava sexual nunca llega a curarse del todo"
José Luis Pinilla, sj., 08 de febrero de 2018 a las 08:47
Erradicar la trata
Todas las personas de buena voluntad, que se profesen religiosas o no, no pueden permitir que estas mujeres, estos hombres, estos niños sean tratados como objetos, engañados, violados, a menudo vendidos más de una vez
(José Luis Pinilla, sj.).- El dia 8 se celebra la Vigilia de oración contra la trata que este año tiene el lema "Migrar sin trata; sí a la libertad, no a la esclavitud" . Durante ese dia y en su entorno muchas diócesis difunde, oran, asumen compromisos etc de cara a liberación de las víctimas de la esclavitud de nuestro siglo.
En Madrid hay un encuentro convocado por la Red eclesial contra la trata el dia 10 en la parroquia de la Crucifixión del Señor (c/Alhambra, 58-60 - metro Laguna) a partir de las 19:30 horas.
Mientras se celebra la Jornada, una buena representación eclesial de en España (Mari Fran y Maria Teresa de la Comision de Migraciones, las religiosas Ana Almarza , Conchi Jimenez , Julia Nuñez , Jose Luis Segovia de la Vicaria de acción social e Innovación de Madrid etc .) asisten en Roma al Encuentro de Santa Martasobre el tema y son recibidos por el Papa Francisco, insistente denunciador de esta esclavitud y promotor para que la realidad y la respuesta cristiana al tema vaya calando cada vez más en el cristiano de a pie y en sus organizaciones eclesiales.
Al repasar este tema y recoger los esfuerzos que tanta gente buena de iglesia está haciendo me vino a la memoria el recuerdo de otro intento eclesial de hace tiempo, cuyos impulsores, impactados por el volumen y el mercadeo inmenso y trágico de provocación para el ejercicio de la prostitucion sexual, se acercaron de manera un tanto ingenua a un provecto director de una probada empresa propietaria de varios medios de comunicación social. Era dueño de un gran periódico. Y se le pidió, que dada su pública identidad cristiana prescindiera de los anuncios pagados sobre contactos que incitaban a entrar en el comercio carnal manipulador y esclavista con las víctimas de la trata sexual. La llamada esclavitud del siglo XX.
El provecto director se avergonzó de aquella costumbre y prometió retirarlos. Pero apenas se enteró del dinero que perdería con ello, se encogió de hombros... y la vida siguió su curso... tal que ayer. Apuntándose al carro de la venta de mujeres para usar y tirar. Al fin y cabo, se justificaba, " la libertad personal era el criterio supremo" para contactar (y de paso, aprovecharse) con esas mujeres "invisibles".
Cristina Ramos una amiga mía francesa, , de las Adoratrices, muy enterada del tema, ahora en Londres pero que ha trabajado mucho y muy bien en París con muchas mujeres españolas emigrantes víctimas de la trata con fines de explotación sexual, me decía que solemos pensar que la mayoría de las personas que se prostituyen son libres y si no, que lo que tienen que hacer es denunciar.
Pero desmantelar redes de explotación supone un trabajo de titanes para la policía; y para las víctimas, un profundo discernimiento donde el miedo, el proyecto vital a conseguir, el sustento, etc. son elementos imprescindibles para poder o no denunciar. Porque a menudo el temor a las represalias sobre su familia, a quien dejaron en sus pobres países, ( las mafias tienen tentáculos en todo el mundo) etc parece más fuerte que su propio sufrimiento o muerte. Tanto en sus orígenes, en tantos países del "sur", como en sus destinos (transportadas por el engaño y la mentira), la violencia y el sometimiento son las únicas herramientas que dictan sus destinos. No precisamente el ejercicio de la libertad. La Conferencia Episcopal Española, a través de la Comisión Episcopal de Migraciones creó una Sección al respecto en 2010. Al frente de esta Sección está el Obispo de Vitoria D. Juan Carlos Elizalde que remarca en su mensaje que "todas las personas de buena voluntad, que se profesen religiosas o no, no pueden permitir que estas mujeres, estos hombres, estos niños sean tratados como objetos, engañados, violados, a menudo vendidos más de una vez, con diferentes propósitos, y, finalmente, asesinados, o de todas maneras, dañados en el cuerpo y la mente, para acabar siendo desechados y abandonados. Es una vergüenza" La sección tiene entre uno de sus ejes el compromiso de actuación contra la trata de seres humanos con fines de explotación ( sobre todo con mujeres y menores en riesgo). A lo largo de los últimos años se ha venido realizando un intenso trabajo en red con otras entidades civiles y de la iglesia . Como en los distintos ámbitos, también en el eclesial es un problema que que abordamos desde la humildad pero desde la persistencia. Lenta, pero progresivamente, va adquiriendo la visibilidad que le corresponde, debido sobre todo al gran trabajo de sensibilización e incidencia social y política que se hace, en red, desde las diócesis y las congregaciones religiosas dedicadas a este objetivo de liberar y defender a la víctimas de la trata. El proyecto contempla espacios o campos de trabajo, sus correspondientes objetivos y las acciones concretas para alcanzarlo. Estos espacios son:
visibilizar y sensibilizar, sobre todo en el entorno de la comunidad cristiana.
creación y difusión de material y recursos para la sensibilización.
la formación y prevención sobre todo en ámbitos socioeducativos con jóvenes,
el trabajo en red con otras entidades, instituciones o grupos.
el apoyo a acciones de incidencia política y eclesial
el apoyo y colaboración con todas las entidades cuya misión es la acogida, el acompañamiento y la intervención con las víctimas.
A todos nosotros que podemos ser testigos y cómplices nos toca aprender a denunciar, a no "consumir" servicios fruto de la explotación humana y a sensibilizarnos para optar por la visibilización de tantas víctimas olvidadas. Y no sólo cuando aparecen en primera página.
Cada vez va siendo mayor la red de instituciones civiles y religiosas que luchan contra esta lacra. Os aconsejo este entre otros, este blog: http://cem-noalatrata.org/. Hace falta estar vigilantes para que no nos den gato por liebre, como quieren - con el Papa Francisco al frente - los promotores de la Vigilia anual contra la trata del 8 de febrero
Helena Maleno, la gran y valiente activista defensora de migrantes en el Estrecho (¡ Animo Helena¡ ) , desgraciadamente en el candelero por su situación de indefensión ante acusaciones de trafico de personas vive el tema de la trata en primera persona. Ha visto y llorado con muchas.
Dejadme para terminar su testimonio reflejado en un libro, "Todas. Crónicas de la violencia contra las mujeres" que es el primer título de la nueva colección Compromiso, una apuesta editorial con financiación colectiva y con la Fundación Bancaria La Caixa. Esta colección está coordinada por otro primer espada en la defensa de los derechos humanos : el Premio Pulitzer Javier Bauluz, director de Periodismo Humano.
Helena salva las vidas (obligación primera de las administraciones de las dos orillas) de los que no saben que esos y los de todos los puntos cardinales del mundo son mares...sin riberas. Sin abrazos que esperen en las playas.
Su encuentro con una víctima de la trata lo narraba así:
"A Erin se le sigue quebrando la voz cuando explica que a pesar de ser una superviviente, una esclava sexual nunca llega a curarse del todo.(...) Después de 15 años sigue quebrándose su voz cuando habla en público porque explica que a pesar de ser una superviviente, una esclava sexual nunca llega a curarse del todo. Relata con detalles su captación, transporte desde Rumanía y su posterior explotación en el Estado español. Con la realidad de su historia define todo el proceso y las claves para entender el negocio criminal de la trata. Parece que el tiempo no hubiese pasado, sus recuerdos son tan claros como si los viviese en ese momento. Noto un escalofrío que me sube desde la espalda y me pregunto cómo se puede terminar con esta lacra normalizada por nuestras sociedades capitalistas y globalizadas..."
Miro las dos manos de Erin encima de la mesa, las tiene alrededor del micrófono, como si quisiera abrazar su voz y su dolor. Se la ve pequeña ante la industria enorme de la explotación que está describiendo, pero también se la ve muy grande señalando la responsabilidad de las redes, de la sociedad y de los estados. Intento contener las lágrimas para no llorar de admiración.
Y es que no terminamos de convencernos de que vamos a la bancarrota con estas prácticas. Y aún antes de ellas. Cuando mantenemos una actitud dominadora , supremacista, (hay piropos que parecen ingenuos pero que son de vergüenza insultante) etc.. ante la mujer. "Vuela en picado torcida la humanidad, pájaro de un ala sola" que diría Galeano. Asi es; con la humanidad gobernada solo por los varones, vamos al desastre. Y frente a ello solo cabe encender la luz (miles de luces) que nos lleven a la compasión (padecer con). Y de esta a la indignación (luchar también por la dignidad ajena) . Y luego al compromiso.(¡hagan lío! )
EL PAPA EMÉRITO ESCRIBE UNA NOTA AL DIRECTOR DEL CORRIERE DELL SERA
La 'última' carta de Benedicto XVI: "Estoy en peregrinación hacia la Casa"
"En el lento declive de las fuerzas físicas, paso este último período de mi vida"
Jesús Bastante, 07 de febrero de 2018 a las 09:30
Papa emérito Benedicto XVI
Es una gran gracia para mí estar rodeado, en este último tramo de camino, a veces un poco cansado, por tanto amor y bondad que no podría haber imaginado
- Francisco visita a Benedicto XVI para saludarlo por Navidad
- Gänswein desmiente los rumores sobre la salud de Benedicto XVI
(Jesús Bastante).- Está a punto de cumplir 91 años (lo hará el 16 de abril), y este domingo se cumplen cinco del histórico anuncio de su renuncia, la primera de un Papa en ocho siglos. Benedicto XVI está "en peregrinación hacia la Casa", tal y como él mismo ha confesado en una carta al director del Corriere della Sera.
La carta, con la advertencia 'Urgente, entregar en mano' al director, Massimo Franco, llegó ayer por la mañana a la sede del rotativo desde el 'Monastero Mater Ecclesiae, V-120 Ciudad del Vaticano' el lugar donde el Papa emérito vive retirado del mundo. El sobre contenía una tarjeta doblada y, dentro de otro sobre sellado, un mensaje de nueve líneas, en el que se aprecia cómo Benedicto XVI (firma así, no como Joseph Ratzinger), se prepara para "este último tramo de camino".
La carta es una respuesta a las demandas de "tantos lectores de su periódico" que "quieren saber cómo paso este último período de mi vida". En su nota, Ratzinger apunta que "sólo puedo decir que, en el lento declive de las fuerzas físicas, interiormente estoy en peregrinación hacia la Casa".
"Es una gran gracia para mí estar rodeado, en este último tramo de camino, a veces un poco cansado, por tanto amor y bondad que no podría haber imaginado", afirma el Papa emérito quien agradece a los lectores del Corriere su preocupación. "Es por eso que no puedo sino agradecerles, al asegurarles a todos ustedes una oración de mi parte", concluye Benedicto XVI.
Esta es la carta del Papa emérito
Estimado Dr.
Estimado Dr. Franco, me ha conmovido que tantos lectores de su periódico quieran saber cómo paso este último período de mi vida. Solo puedo decir a este respecto que, en el lento declive de las fuerzas físicas, interiormente estoy en peregrinación hacia la Casa.
Es una gran gracia para mí estar rodeado, en este último tramo de camino, a veces un poco cansado, por tanto amor y bondad que no podría haber imaginado. En este sentido, también considero las preguntas de sus lectores como un acompañamiento para este tramo. Es por eso que no puedo sino agradecerles, al asegurarles a todos ustedes una oración de mi parte. Saludos cordiales.
Benedicto XVI