El,dejándolo todo, se levantó y lo siguió

Evangelio según San Lucas 5,27-32. 


Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví, que estaba sentado junto a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". 
El, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. 
Leví ofreció a Jesús un gran banquete en su casa. Había numerosos publicanos y otras personas que estaban a la mesa con ellos. 
Los fariseos y los escribas murmuraban y decían a los discípulos de Jesús: "¿Por qué ustedes comen y beben con publicanos y pecadores?". 
Pero Jesús tomó la palabra y les dijo: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. 
Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan".

Santos Fundadores Siervos de la Virgen María

Los siete Santos Fundadores 
de la Orden de los Siervos de la Virgen María

Los siete santos Fundadores de la Orden de los Siervos de la Virgen María: Bonfilio, Bartolomé, Juan, Benito, Gerardino, Ricovero y Alejo, todos mercaderes de Florencia, que se retiraron de común acuerdo al monte Senario para servir a la Santísima Virgen María, y fundaron para ello una Orden bajo la Regla de san Agustín. Son conmemorados en este día, en el que falleció, ya centenario, el último de ellos, Alejo.

En un período de dos años, siete jóvenes florentinos –miembros de las familias más importantes de la ciudad- se asociaron a la Confraternidad de la Santísima Virgen –popularmente conocidos como los "Ludesi" o los alabadores-, en una época en que Florencia estaba acosada por alborotos políticos y perturbada por la herejía. 

Pese a algunas dificultades, los jóvenes, por revelación divina, decidieron alejarse del mundo y tras conseguir la aprobación del Obispo, se mudaron a una casa llamada "La Carmazia", en las afueras de la ciudad, donde decidieron llevar una vida de penitencia y oración, pero los continuos visitantes florentinos comenzaron a distraerlos y así decidieron retirarse a las laderas desiertas del Monte Senario, donde construyeron un sencilla Iglesia y una ermita, en la que llevaban un vida austeridades casi increíbles. Sin embargo, tras una nueva visión de la Virgen en oración profunda, los jóvenes –por indicación de Nuestra Señora- decidieron formar la orden de Siervos de María, vistiendo un hábito negro y siguiendo la regla de San Agustín. 
A partir de 1240, fueron conocidos como Siervos de María o Servitas, quienes rápidamente extendieron su labor apostólica por toda Florencia, llegando a fundar varios conventos e iglesias.
Oremos 
Dios todopoderoso y eterno, que al premiar a los Santos nos ofreces una prueba de tu gran amor hacia los hombres, te pedimos que la intercesión y el ejemplo de los santos nos sirvan de ayuda para seguir mas fielmente a Jesucristo, tu hijo. Que vive y reina contigo.

Señor, infunde en nosotros el espíritu de amor que llevó a estos santos hermanos a venerar con la mayor devoción a la Madre de Dios, y les impulsó a conducir a tu pueblo al conocimiento y al amor de tu nombre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén

Nuestra Señor de Constantinopla, Bari, Turquía, (566)

San Juan Pablo II (1920-2005), papa  Mensaje para la Cuaresma 1997 (trad. © copyright Libreria Editrice Vaticana rev.)

«Sígueme »

El tiempo de la Cuaresma rememora los 40 años que Israel pasó en el desierto mientras se encaminaba hacia la tierra prometida. En aquel período el pueblo experimentó lo que era vivir en una tienda, sin domicilio fijo y con una total falta de seguridad. Muchas veces estuvo tentado de volver a Egipto, donde al menos tenía asegurado el pan, aunque fuera la comida de los esclavos. En la precariedad del desierto fue Dios mismo quien suministraba el agua y el alimento a su pueblo, protegiéndolo así de los peligros. De este modo, la experiencia de la dependencia total de Dios se convirtió para los hebreos en camino de liberación de la esclavitud y de la idolatría de las cosas materiales. 

    

El tiempo cuaresmal pretende ayudar a los creyentes a revivir, mediante el compromiso de purificación personal, este mismo itinerario espiritual, tomando conciencia de la pobreza y de la precariedad de la existencia, y redescubriendo la intervención providencial del Señor que llama a tener los ojos abiertos ante las penurias de los hermanos más necesitados. Así, la Cuaresma es también el tiempo de la solidaridad ante las situaciones precarias en las que se encuentran personas y pueblos de tantos lugares del mundo. 

      

Del amor de Dios aprende el cristiano a socorrer al necesitado, compartiendo con él los propios bienes materiales y espirituales. Esta solicitud no representa sólo una ayuda material para quien está en dificultad, sino que es también una ocasión de crecimiento espiritual para el mismo que la práctica, que así se ve alentado a despegarse de los bienes terrenos. En efecto, existe una dimensión más elevada, indicada por Cristo con su ejemplo: "El Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza" (Mt 8, 20). De este modo quería El expresar su total disponibilidad hacia el Padre celestial, cuya voluntad deseaba cumplir sin dejarse atar por la posesión de los bienes terrenos [...] En este camino nos precede Cristo. Su presencia es fuerza y estímulo: Él nos libera y nos hace testigos del Amor.

Amor a primera vista

Santo Evangelio según San Lucas 5,27-32. Sábado después de Ceniza


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, te pido la gracia de la conversión de mi vida hacia Ti mediante la experiencia de tu amor.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Muchos hablan del "amor a primera vista", y creo que ese amor sí existe, pero si se cultiva, es decir, si no echa raíces no llegará a su plenitud. En varios pasajes del Evangelio vemos claro ese amor a primera vista, y éste es uno de ellos.

En primer lugar, para que se dé este amor, es necesario mirase. Pero no es mira sólo lo externo, lo físico, sino el corazón. Cristo nunca se deja llevar por las apariencias, lo que Él ve es nuestro corazón. Por eso este amor se da más fuerte y firme sólo con Cristo. Con este intercambio de miradas Leví tuvo la experiencia del amor de Dios en su vida. Conoció a Cristo y decidió dejar todo por seguirlo. La pregunta que me hago y en la que me gustaría detenerme es, ¿qué fue lo que Jesús vio en Leví?, pues no era bien visto por todos por ser recaudador de impuestos, trabajaba para los romanos.

Lo que Jesús ve es el corazón de Leví, su corazón deseoso de amar y de ser amado. Jesús sabe que su corazón está vacío y debe de ser llenado por su amor. Este evangelio nos debe de llenar de esperanza. Jesús me llama a seguirle, independientemente de cómo soy, qué he hecho y qué no he hecho. Él me llama porque me ama, así como soy, y me tiene preparada una misión para mi vida que me llevará a la verdadera plenitud, a la felicidad.

Jesús no echa largos discursos, no entrega un programa al que adherirse, no hace proselitismo, ni da respuestas prefabricadas. Cuando se dirige a Mateo dice sencillamente: "¡Sígueme!". De esta manera, despierta en él la fascinación de descubrir un nuevo objetivo, la apertura de su vida a un "lugar" que va más allá de la mesita donde está sentado. El deseo de Jesús es poner a la gente en camino, sacudirlas de un sedentarismo letal, romper la ilusión de que podemos vivir felizmente siguiendo cómodamente sentados entre nuestras seguridades".
(Discurso de S.S. Francisco, 21 de octubre de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Haré una visita al Santísimo, acercándome delante del Señor sin miedo alguno, y pidiéndole la gracia de la verdadera conversión.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
 
¿De qué tengo yo que arrepentirme?

Sábado después de Ceniza. Quitar de nuestro corazón todo aquello que lo aparte de Dios Nuestro Señor. 




La cuaresma es tiempo de arrepentimiento. Quizá a nosotros la llamada al arrepentimiento que es la Cuaresma, podría parecernos un poco extraña, un poco particular, porque podríamos pensar: ¿de qué tengo yo que arrepentirme?. Arrepentirse significa tener conciencia del propio pecado. La conversión del corazón es el tema que debería de recorrer nuestra Cuaresma, tener conciencia de que algo he hecho mal, y podría ser que en nuestras vidas hubiéramos dejado un poco de lado la conciencia de lo que es fallar. Fallar no solamente uno mismo o a alguien a quien queremos, también la conciencia de lo que es fallarme a mí.



Pudiera ser también que en nuestra vida hubiéramos perdido el sentido de lo que significa encontrarnos con Dios, y quizá por eso tenemos problemas para entender verdaderamente lo que es el pecado, porque tenemos problemas para entender quién es Dios. Solamente cuando tenemos un auténtico concepto de Dios, también podemos empezar a tener un auténtico concepto de lo que es el pecado, de lo que es el mal.



La cuaresma es todo un camino de cuarenta días hasta la Pascua, y en este camino, la Iglesia nos va a estar recordando constantemente la necesidad de purificarnos, la necesidad de limpiar nuestro corazón, la necesidad de quitar de nuestro corazón todo aquello que lo aparte de Dios N. S. La Cuaresma es un período que nos va a obligar a cuestionarnos para saber si en nuestro corazón hay algo que nos está apartando de Dios Nuestro Señor. Esto podría ser un problema muy serio para nosotros, porque es como quien tiene una enfermedad y no sabe que la tiene. Es malo tener una enfermedad, pero es peor no saber que la tenemos, sobre todo cuando puede ser curada, sobre todo cuando esta enfermedad puede ser quitada del alma.



Qué tremendo problema es estar conviviendo con una dificultad en el corazón y tenerla perfectamente tapada para no verla. Es una inquietud que sin embargo la Iglesia nos invita a considerar y lo hace a través de la Cuaresma. Durante estos cuarenta días, cuando leemos el Evangelio de cada día o cuando vayamos a Misa los domingos, nos daremos cuenta de cómo la Biblia está constantemente insistiendo sobre este tema: Purificar el corazón, examinar el alma, acercarse a Dios, estar más pegado a Él. Todo esto, en el fondo, es darse cuenta de quién es Dios y quién somos nosotros.



Por otro lado, el hecho de que el sacerdote nos ponga la ceniza, no es simplemente una especie de rito mágico para empezar la Cuaresma. La ceniza tiene un sentido: significa una vida que ya no existe, una vida muerta. También tiene un sentido penitencial, quizá en nuestra época mucho menos, pero en la antigüedad, cuando se quería indicar que alguien estaba haciendo penitencia, se cubría de ceniza para indicar una mayor tristeza, una mayor precariedad en la propia forma de existir.



Preguntémonos, si hay en nuestra alma algo que nos aparte de Dios. ¿Qué es lo que no nos permite estar cerca de Dios y que todavía no descubrimos? ¿Qué es lo que hay en nosotros que nos impide darnos totalmente a Dios Nuestro Señor, no solamente como una especie de interés purificatorio personal, sino sobre todo por la tremenda repercusión que nuestra cercanía a Dios tiene en todos los que nos rodean?. Solamente cuando nos damos cuenta de lo que significa estar cerca de Dios, empezaremos a pensar lo que significa estar cerca de Dios para los que están con nosotros, para los que viven con nosotros. ¿Cómo queremos hacer felices a los que más cerca tenemos si no nos acercamos a la fuente de al felicidad? ¿Cómo queremos hacer felices a aquellos que están más cerca de nuestro corazón si no los traemos y los ayudamos a encontrarse con lo que es la auténtica felicidad?.



Qué difícil es beber donde no hay agua, qué difícil es ver donde no hay luz. Si a mí, Dios me da la posibilidad de tener agua y tener luz, ¿solamente yo voy a beber? ¿Solamente yo voy a disfrutar de la luz?. Sería un tremendo egoísmo de mi parte. Por eso en este camino de Cuaresma vamos a empezar a preguntarnos: ¿Qué es lo que Dios quiere de mí? ¿Qué es lo qué Dios exige de mí? ¿Qué es lo que Dios quiere darme? ¿Cómo me quiere amar Dios?, para que en este camino nos convirtamos, para aquellas personas que nos rodean, en fuente de luz y también puedan llegar a encontrarse con Dios Nuestro Señor.



Ojalá que hagamos de esta Cuaresma una especie de viaje a nuestro corazón para irnos encontrando con nosotros mismos, para irnos descubriendo nosotros mismos, para ir depositando esa ceniza espiritual sobre nuestro corazón de manera que con ella vayamos nosotros cubriéndonos interiormente y podamos ver qué es lo que nos aparta de Dios.



La ceniza que nos habla de la caducidad, que nos habla de que todo se acaba, nos enseña a dar valor auténtico a las cosas. Cuando uno empieza a carecer de algunas cosas, empieza a valorar lo que son los amigos, lo que es la familia, lo que significa la cercanía de alguien que nos quiere. Así también tenemos que hacer nosotros, vamos a ir en ese viaje a nuestro corazón para que, valorando lo que tenemos dentro, nos demos cuenta de cuanto podemos dar a los que están con nosotros.



Este es el sentido de ponerse ceniza sobre nuestras cabezas: el inicio de un preguntarnos, a través de toda la Cuaresma, qué es lo que quiere Dios para nosotros; el inicio de un preguntarnos qué es lo que el Señor nos va a pedir y sobre todo, lo más importante, qué es lo que nosotros vamos a podré dar a los demás. De esta manera, vamos a encontrarnos verdaderamente con lo más maravilloso que una persona puede encontrar en su interior: la capacidad de darse.



Recorramos así el camino de nuestra Cuaresma, en nuestro ambiente, en nuestra familia, en nuestra sociedad, en nuestro trabajo, en nuestras conversaciones. Buscar el interior para que en todo momento podamos encontrarnos en el corazón, no con nosotros mismos, porque sería una especie de egoísmo personal, sino con Nuestro Padre Dios; con Aquél que nos ama en el corazón, en lo más intimo, en lo más profundo de nosotros.
Que el bajar al corazón en esta Cuaresma sea el inicio de un camino que todos nosotros hagamos, no solamente en este tiempo, sino todos los días de nuestra vida para irnos encontrando cada día con el Único que da explicación a todo. Que la Eucaristía sea para nosotros ayuda, fortaleza, luz, consuelo porque posiblemente cuando entremos en nuestro corazón, vamos a encontrar cosas que no nos gusten y podríamos desanimarnos. Hay que recordar que no estamos solos. Que no vamos solos en este viaje al corazón sino que Dios viene con nosotros. Más aún, Dios se ofrece por nosotros, en la Eucaristía, para nuestra salvación, para manifestarnos su amor y para darse en su Cuerpo y en su Sangre por todo

Cuaresma: oportunidad para librar la batalla espiritual y vencer al demonio

La Cuaresma nos presenta una excelente oportunidad de fortalecernos para poder seguir luchando contra la corriente en la batalla espiritual




Todos los autos o camiones traen en el compartimiento de la guantera un programa de mantenimiento. Cambiar el aceite de motor, rotar y balancear las llantas, y el resto de los chequeos del motor mantienen el vehículo en excelentes condiciones.

El miércoles de ceniza comenzamos una de los tiempos con más prácticas del año litúrgico Católico.

La Cuaresma nos brinda la oportunidad de abrir nuestro programa de mantenimiento personal y observarnos profundamente mientras hacemos nuestro viaje hacia la vida eterna.

Cuaresma: batalla continua contra el pecado

La vida espiritual no es una empresa fácil debido a nuestra naturaleza humana que se encuentra herida. Es verdad que el Bautismo lava nuestro pecado original, pero realmente no tenemos el control completo de nosotros mismos.

San Pablo lo describe esta continua batalla de manera brillante. El plantea esta lucha como un batalla interna (Romanos 7,14-25), un tesoro en una vasija de barro (2 Corintios 4,7-18), y un aguijón para la carne (2 Corintios 12,7-10)

Debido al pecado original, una fuerza interior nos llevara siempre hacia la dirección equivocada. Es necesario un continuo esfuerzo para controlar los movimientos internos de nuestro ego y permitir que la presencia de la gracia tome el control de nuestros pensamientos, deseos y acciones.

La batalla espiritual es como nadar en un río contra la corriente. Si nos continuamos bregando o nos agarramos de una roca, la corriente nos arrastrara en la dirección opuesta.

Cuaresma: tiempo de oportunidades

La Cuaresma nos presenta una excelente oportunidad de fortalecernos para que podamos seguir luchando contra la corriente.

Una Cuaresma fructífera requiere que desarrollemos un serio plan de acción. Nuestro programa debería consistir tanto en prácticas generales que la Iglesia Católica requiere de todos los fieles, y nuestro propio programa cuaresmal.

Como una práctica general de todos los Católicos, la Iglesia nos llama a ayunar el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. También nos llaman a abstenernos de carne el Miércoles de Ceniza y todos los viernes de Cuaresma.

Además del mandato de ayuno y abstinencia que la Iglesia nos dicta, deberíamos crear un programa personal de crecimiento espiritual.

Este es nuestro programa de mantenimiento. Siempre he recomendado que trabajemos en un aspecto negativo y otro positivo.

Los pequeños sacrificios

Por aspecto negativo, me refiero a que cada persona se comprometa a abandonar algo o una serie de cosas. Este sacrificio debería ser serio y demandante.

El auto control que ejercemos en abandonar algo placentero fortalece nuestra voluntad y domina la inclinación de nuestras pasiones.

Por aspecto positivo, me refiero a que cada uno de nosotros debería realizar un acto que normalmente no haríamos en nuestro día a día.

Atender Misa diariamente, visitar enfermos, dedicar tiempo de voluntariado en la parroquia o rezar el Rosario los domingos en la noche con toda la familia son actos positivos y virtudes que han ayudado a muchas personas a mejorar en su relación con Dios.

Beneficios de la penitencia

Las prácticas de penitencia de Cuaresma tienen grandes beneficios para nuestra vida espiritual.

Una Cuaresma bien vivida, es como la limpieza que hacemos cuando comienza el verano, la cual purifica toda la suciedad que se pueda haber acumulado en nuestras almas.

Un serio compromiso de penitencia también nos ayudara a vencer nuestras adicciones, obsesiones y comportamiento compulsivo. Una verdadera Cuaresma purificara nuestra alma y nos permitirá experimentar  una libertad interior más profunda.

A medida que se aproxima el inicio de otra Cuaresma, debemos examinar cuidadosamente nuestras vidas.

Usualmente nos enfocamos en examinar nuestros pecados, pero casi nunca consideramos nuestros pecados de omisión. ¿Honestamente consideramos las cosas que no hacemos?

Una forma de romper con el ciclo de la apatía es traer nuestra Cuaresma a una dimensión apostólica.

Esto puede lograrse haciendo dos firmes compromisos: Rezar el Rosario en una clínica de abortos de nuestra localidad o enfocarnos en esa persona que no asiste a la iglesia e invitarla a nuestra parroquia.

Todavía mas, tendría mucho poder si pudiésemos ofrecer nuestro ayuno, abstinencia, sacrificios Cuaresmales y nuestros Vía Crucis semanales al Señor para detener el aborto y llevar más almas de regreso a la Iglesia.

No esperes hasta el Miércoles de Ceniza para hacer tu programa de Cuaresma. Decide hoy lo que vas a ofrecer. Padres siéntense con sus hijos y asegúrense de que forman un plan de acción serio.

Tengan una reunión familiar y decidan juntos que esta será la mejor Cuaresma que hayan vivido. Reúnanse como familia todos los domingos a revisar su programa de Cuaresma. Rindan cuentas unos a otros.

Si hacen de esta su mejor cuaresma podrán ver una gran diferencia de aquí al Domingo de Pascua.

¿Dios tiene una persona pensada para cada uno?

¿Qué tengo que hacer para encontrar esa persona persona que Dios tiene pensada para mí?

Ya pasó San Valentín, pero este es un tema siempre actual y que ronda en la cabeza de todo joven católico o cualquiera que quiera tener una buena vida sentimental.

Sabemos que Dios tiene pensado todo para cada uno de nosotros, hasta los detalles de nuestra vida amorosa. Pero, ¿qué tengo que hacer para encontrar esa persona persona que Dios tiene pensada para mí? ¿Qué pasa si esa persona no decide igual que yo? Sobre esto nos habla el Padre Seba hoy en su vlog.

En sus video blogs el Padre Seba responde todas las preguntas que le hacemos. La idea es esta: nosotros le mandaremos todas nuestras dudas (sobre cualquier tema de fe) a su cuenta de twitter o de Facebook, y él las responde con mucho gusto en sus vlogs semanales.

VER VIDEO  https://www.youtube.com/watch?time_continue=5&v=jIEBSdWl5DU

"LA CUARESMA, ES DECIR, TODA LA VIDA, ES TAMBIÉN TIEMPO DEL SEGUNDO BAUTISMO"

¿Qué es la Cuaresma y qué implica para los creyentes?

"Cualquier Cuaresma que se ritualice sobre símbolos de tristeza reclama revisión"

No pocos cánticos chirigoteros y cuchufletas habrían de ser otros tantos puntos de reflexión y examen de conciencia para corregir comportamientos, también jerárquicos, dentro y fuera de la Iglesia

•    Francisco: "La Cuaresma es un camino de esperanza, una huída de la esclavitud a la libertad"

(Antonio Aradillas).- De "tiempo santo y aceptable" califica la liturgia a los 46 días comprendidos entre el "Miércoles de Ceniza" y el Domingo de la Pascua de la Resurrección -"quadragésimo dies"- y que se consagra a la penitencia y al ayuno "modelado sobre el ejemplo de Moisés y Elías antes de ser admitidos ante la visión de Dios". Las siguientes reflexiones podrán contribuir a la reconversión de tiempo tan sagrado en marco y academia doctrinal y ascética para la auténtica vida cristiana.

Ya en el concilio de Nicea (a.325), en su cánon 5, se da por supuesta en las principales Iglesias de Oriente la dedicación de este tiempo litúrgico al ayuno riguroso, a veces mitigado, como preparación adecuada para el bautismo- y con-resurrección de Cristo Jesús. "Como el líquido no rompe el ayuno", las fórmulas para sobrellevarlo en conformidad con el ritual litúrgico no siempre resultaban tan enfadosas e incómodas como para llegar a impedir el trabajo propio o ajeno.

Además, a los ricos, con bulas e indulgencias, se les facilitaban cuantas dispensas fueran precisas para eximirles de las culpas y pecados, aún los incluidos en el apartado de la gula y la glotonería.

El número "cuarenta" se hace reiteradamente presente en los textos bíblicos, por lo que la consideración e interpretación literales, no siempre tienen por qué ser fieles, sino más o menos aproximadas y simbólicas. El diluvio universal duró cuarenta días. La estancia de los israelitas en Egipto perduró cuatrocientos años. La peregrinación por el desierto, camino de la Tierra Prometida, fue de cuarenta años.

Las horas que permaneció enterrado Cristo en el sepulcro resultaron ser cuarenta, al igual que los días de su ayuno antes de haber sido bautizado por Juan. Alrededor de cuarenta años se aceptaba en aquellas épocas el tiempo transcurrido entre una y otra generación entre los humanos..,

La Cuaresma, es decir, toda la vida, es también el tiempo del segundo bautismo, no habiéndose insistido catequísticamente en que también lo es la penitencia, en igualdad de condiciones que la abstinencia, la limosna y la oración, que son valores tan cuaresmales, o más, que los sacrificios y actos de mortificación corporales.

Estos, como otros tantos frutos y consecuencias de la pujanza y validez de la fe, convirtieron la vida de muchos en constantes programaciones de tristezas, incomodidades y desesperanzas, sin posibilidad de disfrutar de lo bueno que con legitimidad proporciona la vida en esferas familiares, sociales y amistosas, no confiando ser verdad aquello de que "Dios creó el mundo para nuestra satisfacción y servicio".

La certeza de esta aseveración está documentada hasta en el propio organigrama de la liturgia cuaresmal. Exactamente el tercer domingo -"dominica lactare"- se denomina de esta manera, por la generosa aportación de santa alegría y apacible serenidad contenida en los textos sagrados de la misa y del Oficio Divino, permitiéndose además que el altar sea revestido de flores, que suene el órgano, y que los celebrantes usen las dalmáticas "jucunditatis", con el color rosa, y no el morado habitual.

La bendición de la "Rosa de Oro", que les era concedida por el papa a benefactores de la Iglesia y a determinadas instituciones u obras, exactamente en este domingo, y las bullanguerías populares que se organizaban en tal ceremonia cívico-religiosa, manifiesta con claridad y tersura que la tristeza, por tristeza, es menos, mucho menos, religiosa, que la fe verdadera. La fe es alegría, por lo que cualquier Cuaresma que se ritualice sobre textos y símbolos de desesperanza y tristeza, reclama hoy revisión y restructuración esencialmente litúrgica y piadosa.

Es religiosamente constructivo desvelar que los términos "carnestolendas" y "carnaval" definen el periodo de tres días que precede a la Cuaresma y a la fiesta popular, que consiste generalmente en mascaradas, bailes y comparsas. Los dos términos están compuestos con las palabras "carne" y "tollere" o "levare", que significa la desaparición de este alimento de la dieta, además del uso y disfrute de determinados encuentros en la intimidad amorosa. "Antruejo", equivalente también a carnestolendas y a carnaval, procede en su etimología de "introito" o entrada.

Merece destacarse además y penitencialmente que no pocos cánticos chirigoteros y cuchufletas habrían de ser otros tantos puntos de reflexión y examen de conciencia para corregir comportamientos, también jerárquicos, dentro y fuera de la Iglesia. Lo de "irreverente" no deja de ser, normalmente, y por vulgar, un simple, disculpable y anecdótico episodio.

Como punto y aparte de estas sugerencias aporta la anécdota de que el obispo de una diócesis española prohibió la celebración de un festival taurino en el que intervendrían los más "famosos y notables espadas" en beneficio de la promoción de un grupo de viviendas para pobres...

La razón "oficial" aportada no fue otra que la coincidencia del citado festival con el tiempo litúrgico de la sagrada Cuaresma. (Si a alguien le asaltara la tentación de pensar que se trata de un invento antiepiscopal por mi parte, estoy dispuesto a proporcionales cuantos datos, circunstancias, nombres y apellidos, precisen.). Algunos lo justificarán aseverando que se trataba de otros tiempos y hasta de otros obispos...    

   

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