Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió

Evangelio según San Lucas 15,1-3.11-32. 


Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. 
Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: "Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos". 
Jesús les dijo entonces esta parábola: 
Jesús dijo también: "Un hombre tenía dos hijos. 
El menor de ellos dijo a su padre: 'Padre, dame la parte de herencia que me corresponde'. Y el padre les repartió sus bienes. 
Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa. 
Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. 
Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. 
El hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. 
Entonces recapacitó y dijo: '¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre! 
Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; 
ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros'. 
Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó. 
El joven le dijo: 'Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo'. 
Pero el padre dijo a sus servidores: 'Traigan en seguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. 
Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, 
porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado'. Y comenzó la fiesta. 
El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. 
Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó que significaba eso. 
El le respondió: 'Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo'. 
El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, 
pero él le respondió: 'Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. 
¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!'. 
Pero el padre le dijo: 'Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. 
Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado'".

SAN EMETERIO

El poeta hispano Prudencio recogió en verso los relatos de la muerte de Emeterio y Celedonio.

Calahorra está unida a estos soldados por el hecho de su martirio y quizás también por ser el lugar de su nacimiento. Otros señalan a León como cuna por los libros de rezos leoneses -antifonarios, leccionarios y breviarios del siglo XIII- al interpretar «ex legione» como lugar de su proveniencia, cuando parece ser que la frase latina es mejor referida a la Legión Gemina Pia Felix a la que pertenecieron y que estuvo acampada cerca de la antigua Lancia, hoy León, según se encuentra en el documento histórico denominado "Actas de Tréveris" del siglo VII.

En la parte alta de Calahorra está la iglesia del Salvador -probablemente en testimonio perpetuante del hecho martirial- por donde antes estuvo un convento franciscano y antes aún la primitiva catedral visigótica que debió construirse, según la costumbre de la época, junto a la residencia real, para defensa ante posibles invasiones y que fue destruida por los musulmanes en la invasión del 923, según consta en el códice primero del archivo catedralicio.

No se conocen las circunstancias del martirio de estos santos; no las refiere Prudencio. ¡Qué pena que el emperador Diocleciano ordenara quemar los códices antiguos y expurgar los escritos de su tiempo! Con ello intentó, por lo que nos refiere Eusebio, que no quedara constancia ni sirviera como propaganda de los mártires y evitar que se extendiera el incendio. Tampoco hay en el relato nombres que faciliten una aproximación. ¿Fue al comienzo del siglo IV en la persecución de Diocleciano? Parece mejor inclinarse con La Fuente por la mitad del siglo III, en la de Valeriano, contando con que algún otro retrotrae la historia hasta el siglo II. Cierto es que Prudencio nació hacia el 350, deja escrita en su verso la historia antes del 401, cuando se marcha a Italia, hablando de ella como de suceso muy remoto y no debe referirse con esto al tiempo de Daciano (a. 304) porque esta época ya fue conocida por los padres del poeta. Es bueno además no perder de vista que el narrador antiguo no es tan exacto en la datación de los hechos como la actual crítica, siendo frecuente toparse con anacronismos poco respetuosos con la historia.

El caso es que Emeterio y Celedonio -hermanos de sangre según algunos relatores- que fueron honrados con la condecoración romana de origen galo llamada torques por los méritos al valor, al arrojo guerrero y disciplina marcial, ahora se ven en la disyuntiva de elegir entre la apostasía de la fe o el abandono de la profesión militar. Así son de cambiantes los galardones de los hombres. Por su disposición sincera a dar la vida por Jesucristo, primero sufren prisión larga hasta el punto de crecerles el cabello. En la soledad y retiro obligados bien pudieron ayudarse entre ellos, glosando la frase del Evangelio, que era el momento de «dar a Dios lo que es de Dios» después de haberle ya dado al César lo que le pertenecía. Su reciedumbre castrense les ha preparado para resistir los razonamientos, promesas fáciles, amenazas y tormentos. En el arenal del río Cidacos se fija el lugar y momento del ajusticiamiento. Cuenta el relato que los que presencian el martirio ven, asombrados, cómo suben al cielo el anillo de Emeterio y el pañuelo de Celedonio como señal de su triunfo señero.

Muy pronto el pueblo calagurritano comenzó a dar culto a los mártires. Sus restos se llevaron a la catedral del Salvador; con el tiempo, las iglesias de Vizcaya y Guipúzcoa con otras hispanas y medio día de Francia dispusieron de preciosas reliquias. Junto al arenal que recogió la sangre vertida se levanta la catedral que guarda sus cuerpos. Hoy Emeterio y Celedonio, los santos cantados por su paisano Prudencio, y recordados por sus compatriotas Isidoro y Eulogio son los patronos de Calahorra que los tiene por hermanos o de sangre o -lo que es mayor vínculo- de patria, de ideal, de profesión, de fe, de martirio y de gloria.

Isaac de Stella (¿-c. 1171), monje cisterciense 2º sermón por Todos los Santos § 13-2

« Entonces volviéndose a sí mismo, se dijo...: ' Aquí muero de hambre. Voy a volver a casa de mi padre' »

«Bienaventurados los que lloran porque serán consolados» (Mt 5,5). Por esta palabra el Señor quiere hacernos comprender que el camino de la alegría es el llanto. Por la desolación se va a la consolación; es perdiendo su vida como la encuentra, rechazándola como se la posee, odiándola como se la ama, despreciándola como se la conserva (cf Lc 9, 23s). Si quieres conocerte a ti mismo y dominarte, entra en ti mismo y no te busques fuera... Entra pues en ti mismo, pecador, entra donde existes verdaderamente: en tu corazón. En el exterior, eres un animal, a imagen del mundo...; dentro, tu eres un hombre, a imagen de Dios (Gn 1,26), y por tanto capaz de ser deificado.

   

Por lo tanto, hermanos, ¿el hombre que entra en sí mismo, no se descubrirá lejos, como el hijo pródigo, en una región distinta, en una tierra extranjera, en la que se sienta y llora con el recuerdo de su padre y de su patria?... « Oh Adán, ¿dónde estás? » (Gn 3,9) Quizás todavía en la sombra para no verte: coses juntas hojas de vanidad para cubrir tu vergüenza (Gn 3,7),mirando lo que está alrededor de ti y lo que es tuyo, porque tus ojos están muy abiertos sobre tales cosas. Pero mira dentro, mírate: es allí donde se encuentra el mayor motivo de vergüenza...

    

Es evidente, hermanos: vivimos fuera de nosotros mismos... Es por ello que la Sabiduría tiene interés siempre de invitarnos a la casa del duelo más que a la casa del banquete (Eccl 7,3), es decir recordarle en sí mismo al hombre que estaba fuera de sí, diciéndole: « Bienaventurados los que lloran» y en otro pasaje: « Desdichados de vosotros que reís ahora » (Lc 6,25)... Hermanos míos, gimamos en presencia del Señor: que su bondad  le lleve a perdonarnos... Dichosos los que lloran, no porque lloran, sino porque serán consolados. El llanto es el camino; el consuelo es la beatitud.

Dios te espera, siempre

Santo Evangelio según San Lucas 15, 1-3. 11-32. Sábado II de Cuaresma.


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, concédeme poder levantarme después de cada caída y volver a Ti.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

El Evangelio del día, el hijo pródigo como se le conoce, te invita a que veas al Padre que te pide vuelvas a casa.

Muchas veces en tu vida escuchaste, y talvez aún sigues escuchando, a tu mamá o papá decirte: ten cuidado, vuelve temprano, etc. Y tu actitud ha sido pensar o decir "que me deje en paz, quiero ser libre para hacer lo que quiero", o "ya tengo familia propia, no me traten como un niño (a), sé lo que hago".O si en los estudios, el trabajo, en una relación afectiva dices: "sé lo que hago"; todos estos pensamientos o actitudes son el mismo comportamiento del hijo que pide su herencia.Es prácticamente decirle a tu papá o mamá "muérete"; como hija (o) no puedes decirle esto pues es imposible pedirle a un padre o madre que te deje de amar, aunque tengan 90 años no dejarás de ser su niña(o).

Por otro lado, cuántas veces te has dado golpes fuertes en la vida, tan fuertes que te han llevado a pensar que tu vida no tiene sentido, que no vale la pena vivir; talvez porque te preocupas por el "qué dirán", pues sientes que te juzgan o rechazan, porque tus estudios no son un éxito, porque no tienes trabajo, porque algo anda mal en tu trabajo, porque algún proyecto falló, porque saliste embarazada o embarazaste a una chica, o incluso asesinaste o insististe para que alguien lo hiciera – con el llamado aborto -, etc. En fin, te has caído, ahora es tiempo que te levantes; reconoce que Dios te da las fuerzas para salir adelante, - si eres católica (o) – en este periodo de Cuaresma busca un confesor y reconoce tus fallas como el hijo pródigo. Dios te absuelve de antemano y te espera con los brazos abiertos; si no eres católica (o) reconoce que te has equivocado y que es necesario enderezar tu camino reconociendo tu dignidad de persona.Aunque tú no creas también Dios te espera con los brazos abiertos.

Observa a un niño cuando se cae, mira cómo se levanta y llorando vuelve a los brazos de su mamá o papá en busca de consuelo; ellos esperan a sus hijos con los brazos abiertos y curan sus heridas; pues de la misma forma Dios te espera. Reconoce tus debilidades y vuelve a la casa del Padre que te dice: "Hija(o) vuelve a casa que te espero con los brazos abiertos". Cuando veas un crucifijo, mira que Cristo está con los brazos abiertos en espera a que vuelvas a Él, recuerda que con ese gesto siempre te dice:"Levántate y vuelve a casa".

El abrazo de la reconciliación entre el Padre y toda la humanidad pecadora se dio en el Calvario. Que el crucifijo, signo del amor de Cristo que se inmoló por nuestra salvación, suscite en el corazón de cada hombre y de cada mujer de nuestro tiempo la misma confianza que impulsó al hijo pródigo a decir: "Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado". Recibió como don el perdón y la alegría.
(San Juan Pablo II, Audiencia, 17 de febrero de 1999).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
El día de hoy agradece a tu mamá o papá el gran amor que tienen, o tuvieron, por ti.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

 
Confiar en Dios es ponernos en sus manos


Sábado segunda semana Cuaresma. La conversión del corazón, requiere que estemos dispuestos a soltarnos en Él. 



Confiar en Dios requiere, de cada uno de nosotros, que nos pongamos en sus manos. Esta confianza en Dios, base de la conversión del corazón, requiere que auténticamente estemos dispuestos a soltarnos en Él.



Cada uno de nosotros, cuando busca convertir su corazón a Dios nuestro Señor y busca acercarse a Él, tiene que pasar por una etapa de espera. Esto puede ser para nuestra alma particularmente difícil, porque aunque en teoría estamos de acuerdo en que la santidad es obra de la gracia, en que la santidad es obra del Espíritu Santo sobre nuestra alma, tendríamos que llegar a ver si efectivamente en la práctica, en lo más hondo de nuestro corazón lo tenemos arraigado, si estamos auténticamente listos interiormente para soltarnos en confianza plena para decir: "Yo estoy listo Señor, confío en Ti"



Desde mi punto de vista, el alma puede a veces perderse en un campo bastante complejo y enredarse en complicaciones interiores: de sentimientos y luchas interiores; o de circunstancias fuera de nosotros, que nos oprimen, que las sentimos particularmente difíciles en determinados momentos de nuestra vida. Son en estas situaciones en las que cada uno de nosotros, para convertir auténticamente el corazón a Dios, no tiene que hacer otra cosa más que confiar.
Qué curioso es que nosotros, a veces, en este camino de conversión del corazón, pensemos que es todo una obra de vivencia personal, de arrepentimiento personal, de virtudes personales.



Estamos en Cuaresma, vamos a Ejercicios y hacemos penitencia, pero ¿cuál es tu actitud interior? ¿Es la actitud de quien espera? ¿La actitud de quien verdaderamente confía en Dios nuestro Señor todos sus cuidados, todo su crecimiento, todo su desarrollo interior? ¿O nuestra actitud interior es más bien una actitud de ser yo el dueño de mi crecimiento espiritual?



Mientras yo no sea capaz de soltarme a Dios nuestro Señor, mi alma va a crecer, se va a desarrollar, pero siempre hasta un límite, en el cual de nuevo Dios se cruce en mi camino y me diga: "¡Qué bueno que has llegado aquí!, ahora tienes que confiar plenamente en mí". Entonces, mi alma puede sentir miedo y puede echarse para atrás; puede caminar por otra ruta y volver a llegar por otro camino, y de nuevo va a acabar encontrándose con Dios nuestro Señor que le dice: "Ahora suéltate a Mí"; una y otra vez, una y otra vez.



Éste es el camino de Dios sobre todas y cada una de nuestras almas. Y mientras nosotros no seamos capaces de dar ese brinco, mientras nosotros no sintamos que toda la conversión espiritual que hemos tenido no es en el fondo sino la preparación para ese soltarnos en Dios nuestro Señor, no estaremos realmente llegando a nada. El esfuerzo exterior sólo tiene fruto y éxito cuando el alma se ha soltado totalmente en Dios nuestro Señor, se ha dejado totalmente en Él. Sin embargo, todos somos conscientes de lo duro y difícil que es.



¿Qué tan lejos está nuestra alma en esta conversión del corazón? ¿Está detenida en ese límite que no nos hemos atrevido a pasar? Aquí está la esencia del crecimiento del alma, de la vuelta a Dios nuestro Señor. Solamente así Dios puede llegar al alma: cuando el alma quiere llegar al Señor, cuando el alma se suelta auténticamente en Él.



Nuestro Señor nos enseña el camino a seguir. La Eucaristía es el don más absoluto de que Dios existe. De alguna forma, con su don, el Señor me enseña mi don a Él. La Eucaristía es el don más profundo de Dios en mi existencia. ¿De qué otra forma más profunda, más grande, más completa, puede dárseme Dios nuestro Señor?



Hagamos que la Eucaristía en nuestras almas dé fruto. Ese fruto de soltarnos a Él, de no permitir que cavilaciones, pensamientos, sentimientos, ilusiones, fantasías, circunstancias, estén siendo obstáculos para ponernos totalmente en Dios nuestro Señor. Porque si nosotros, siendo malos, podemos dar cosas buenas, ¿cómo el Padre que está en los Cielos, no les va a dar cosas buenas a los que se sueltan en Él, a los que esperan de Él?



Pidámosle a Jesucristo hacer de esta conversión del corazón, un soltar, un entregarnos plenamente en nuestro interior y en nuestras obras a Dios. Sigamos el ejemplo que Cristo nos da en la Eucaristía y transformemos nuestro corazón en un lugar en el cual Dios nuestro Señor se encuentra auténticamente como en su casa, se encuentra verdaderamente amado y se encuentra con el don total de cada uno de nosotros.


¿Trabajas mucho y no tienes tiempo de rezar? El Papa te aconseja

Papa Francisco: Para oír y aceptar la llamada de Dios, y preparar una casa para Jesús, deben ser capaces de descansar en el Señor



Muchos somos los que día a día, en aras de llevar adelante nuestra familia (me incluyo), nos atiborramos de tareas y actividades en la que parece que nunca nos alcanza el tiempo para hacer uno que otra cosa. Nos sumergimos tanto en nuestras labores que nos olvidamos de hacer una pausa, respirar, y hasta algunas veces, orar.

El Papa Francisco, durante el encuentro de familias que se llevó a cabo en el Mall of Asia Arena de Manila en Filipinas, ha invitado a todo el pueblo católico a no dejarse llevar por los ajetreos de la vida laboral y descansar en la oración para conocer la voluntad de Dios en sus vidas. Sería bueno que muchos de nosotros, prestáramos atención a su mensaje y nos pongamos en práctica antes de que las labores hagan que nuevamente nos olvidemos de esto que es esencial y necesario para nuestra vida, sobre todo, para nuestro crecimiento espiritual

El Santo Padre, luego de escuchar los testimonios de algunas familias que asistieron al encuentro, realizó la siguiente afirmación:

"Para oír y aceptar la llamada de Dios, y preparar una casa para Jesús, deben ser capaces de descansar en el Señor. Deben dedicar tiempo cada día a la oración”.

Es posible que algunos me digan: Santo Padre, yo quiero orar, pero tengo mucho trabajo. Tengo que cuidar de mis hijos; además están las tareas del hogar; estoy muy cansado incluso para dormir bien. Y seguramente es así, pero si no oramos, no conoceremos la cosa más importante de todas: la voluntad de Dios sobre nosotros. Y a pesar de toda nuestra actividad y ajetreo, sin la oración, lograremos muy poco.

El Papa Francisco hizo énfasis luego que descansar en la oración es especialmente importante para las familias. Donde primero aprendemos a orar es en la familia. Allí conseguimos conocer a Dios, crecer como hombres y mujeres de fe, vernos como miembros de la gran familia de Dios, la Iglesia.

"En la familia aprendemos a amar, a perdonar, a ser generosos y abiertos, no cerrados y egoístas”.

De este modo, aprendemos a ir más allá de nuestras propias necesidades, para encontrar a los demás y compartir nuestras vidas con ellos. Por eso es tan importante rezar en familia. Por eso las familias son tan importantes en el plan de Dios sobre la Iglesia.

San José, el santo de la simplicidad, del sentido común, de la sencillez y del silencio


Celebremos el encuentro cariñoso, afectuoso y generoso de este hombre, que Dios llamó a vivir de una manera sencilla.

José, como padre del recién nacido, le circuncida al octavo día y le impone el nombre de Jesús, que era un derecho inherente a la misión del padre.



José es quien transmite a Cristo su ascendencia y genealogía y con ello la descendencia de Abraham y la de David junto a las promesas del reino mesiánico y eterno. (cf Rm 1,3; 2 Tm 2,8; Ap 22,16).



Hablar o escribir sobre San José suele ser algo paradójico, ya que por un lado resulta ser algo muy simple, y por la misma simplicidad muchas veces se nos complica.

Pero San José es el santo de la simplicidad, el santo del sentido común, el santo de la sencillez, el santo del silencio. Y se podría seguir enumerando los calificativos de su santidad y todos sus atributos, y no se trata de hacer eso en esta pequeña meditación, sino que reflexionemos sobre la fiesta de San José y celebremos el encuentro cariñoso, afectuoso y generoso, de este hombre que Dios llamó a vivir de una manera sencilla y su respuesta total a la realización del proyecto de salvación de Dios.



Para hablar de San José, es necesario hablar del silencio, pues es el santo del silencio, porque desde ahí supo contemplar el misterio del plan de Dios y porque solo en el silencio se encuentra lo que se ama. Solo en el silencio amoroso es desde donde se puede contemplar el misterio más trascendente de la redención, de un Dios que por amor se ha hecho hombre como nosotros.



Bien podemos decir que San José es el santo modelo de la fe, porque supo esperar contra toda desesperanza, por la fe aceptó a María y por la fe aceptó ser padre en esta tierra de Jesús hecho niño.



Llama la atención que no escribió nada, no se tiene referencia que haya dicho algo, simplemente obedeció con gran docilidad. Siempre a la escucha de la voz de Dios, siempre dispuesto a obedecer a Dios, a pesar de que, más de una vez, las cosas que se le mandaban no eran fáciles de aceptar.



La simplicidad de vida, el sentido común vivido con amor, haciendo ordinarias las cosas más extraordinarias… y viviendo extraordinariamente lo ordinario, porque todo lo vivió en referencia al Padre.



Hoy que hemos avanzado en el conocimiento de las ciencias naturales o en las ciencias humanas, parece que hemos perdido el sentido común también en la vida espiritual y nos cuestionamos cómo hemos de vivir el Evangelio, como se puede tener certeza de que estoy obrando bien, y llegamos a reducir la vida del Evangelio con portarse bien… y nos olvidamos que lo importante es amar y como consecuencia del amor está el portarse bien.



Sentido común en la vida espiritual es vivir con docilidad la Voluntad del Padre, es vivir con corazón agradecido por las bendiciones que de Dios hemos recibido, es ser concientes de la misión personal que se nos ha encomendado y ser fieles a ese llamamiento.



Ser cristiano con sentido común, es vivir la fe sin buscar protagonismos, vivir nuestra esperanza con la confianza de las promesas que se nos han hecho y vivir cada instante de vida en el amor, sabedores que solo el amor hace eterno el instante.



Ser cristiano con sentido común, es vivir la simplicidad de vida con la madurez del realismo, que se traduce en esa conciencia de que se es capaz de amar y de ser amado. Para hacer de cada acción, de cada instante, el punto de llegada y el punto de partida de la realización de la promesa.



San José es Patrono de la Iglesia Universal porque a él se le encomendó el cuidado de Jesús hecho hombre y el cuidado de la Virgen María, y es patrono de todos los bautizados porque cuida desde el cielo por cada uno de nosotros que le hemos sido confiados.



Si bien es cierto que a Cristo se llega por María, por San José nos acercamos a contemplar el misterio de la Iglesia que a él se le ha encomendado.



Es la presencia de San José en la Iglesia de Dios, destacada por San Mateo, como varón justo, Esposo verdadero de María y Padre singular y virginal de Jesús.



Pío IX lo declaró Patrono de la Iglesia Universal el 8 de diciembre de 1870; aunque la fiesta fue suprimida más tarde. Actualmente le recordamos y celebramos el 19 de marzo.



Oración



¡Glorioso Patriarca San José!, animado de una gran confianza en vuestro gran valor, a Vos acudo para que seáis mi protector durante los días de mi destierro en este valle de lágrimas.


Vuestra altísima dignidad de Padre adoptivo de mi amante Jesús hace que nada se os niegue de cuanto pidáis en el cielo.


Sed mi abogado, especialmente en la hora de mi muerte, y alcanzadme la gracia de que mi alma, cuando se desprenda de la carne, vaya a descansar en las manos del Señor. Amén.

 

16 mártires de Barcelona serán beatificados en Noviembre de 2018

La ceremonia se realizará en la Basílica de la Sagrada Familia




La Basílica de la Sagrada Familia de Barcelona (España) acogerá la beatificación de 16 mártires el próximo 10 de noviembre y será presidida por el Cardenal Angelo Amato, Prefecto para la Congregación para las Causas de los Santos.

Los mártires que serán beatificados son nueve religiosos de la Congregación de San Pedro ad Víncula, tres religiosas de la Congregación de Hermanas Capuchinas de la Madre del Divino Pastor, una religiosa de la Congregación de Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones y tres laicos protectores de los religiosos de San Pedro ad Víncula, todos vivieron en comunidades de Cataluña.

Según explican desde la Archidiócesis de Barcelona, los 16 mártires fueron víctimas de la persecución religiosa de los años 30. Todos ellos murieron al inicio de la Guerra Civil española, entre los años 1936 y 1937.

Las tres congregaciones a las que pertenecen los mártires se unieron en una causa de beatificación conjunta en el año 2000.

“El grupo incluye sacerdotes, personas consagradas y laicos; jóvenes y mayores; hermanos estudiantes y superiores; obreros, padres de familia y educadores: todos ellos servidores, por el Evangelio y el amor a Dios, hasta el momento de su entrega martirial”, precisan desde la Archidiócesis de Barcelona.

También afirman que estos mártires sirven como modelo para “niños, jóvenes y mayores” y encontramos en ellos “intercesores y guías en nuestro camino. Los nuevos beatos transmiten un mensaje actual y de amplitud eclesial. En el año del Sínodo de los Jóvenes, presentan una experiencia eclesial de fe, de entrega y de discernimiento vocacional”.

Los Superiores Generales de estas Congregaciones han expresado su satisfacción por poder celebrar esta beatificación en la Basílica de la Sagrada Familia.

El logotipo

Para identificar la causa se ha creado un logotipo que relaciona estas tres comunidades religiosas con el camino en común que los traerá hasta la Sagrada Familia. Primero tenemos la cruz, símbolo del amor hasta derramar la sangre por Cristo, lo rodea el anillo, un símbolo esponsal que representa el amor a Dios. La llama que significa el fuego del Espíritu y finalmente la palma, signo de comunión con los 16 granos rojos representando los 16 mártires.

Los nombres

Damos el nombre de las 16 personas incluidas en esta causa:

Nueve religiosos de la congregación de San Pedro ad Vincula que son los religiosos:

•    P. Teodoro (Cirilo) Illera del Olmo. (29 Mar 1883 / 27 Jul 1936)
•    Hno. Joaquín (Jacinto) Gómez Peña (26 Jul 1895 / 27 Jul 1936)
•    Hno. José (Máximo) Franco Ruiz (24 Mar 1906 / 27 Jul 1936)
•    Hno. Joaquín Puente González (25 Dic 1915 / 27 Jul 1936)
•    Hno. Bernardo (Emilio) Puente González (5 Mar 1911 / 27 Jul 1936)
•    Hno. Estanislao (Ismael) Tajadura Marzo (17 Jun 1902 / 18 Sep 1936)
•    Hno. Ángel de la Iglesia Ociña (1 Oct 1913 / 15 Feb 1937)
•    Hno. Ricardo (Albino) Guerra Villaizán (14 Sep 1913 / 15 Feb 1937)
•    Hno. Acacio (Acacio María) Calleja Santamaría (7 Mayo 1915 / 15 Feb 1937)
Los tres laicos colaboradores de la congregación:
•    Sr. Gregorio Díez (24 Dic 1899 / 15 Feb 1937)
y la Sra. Camila Diez, que eren hermanos (14 Sep 1889 / 15 Feb 1937)
•    Sr. Eliseo Moravillo (10 Sep 1906 / 15 Feb 1937)
Una religiosa de las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones:
•    Germana Carlota de la Visitació (Baudelia Luque Belloso) (22 May 1872 / 12 Nov 1936)
Tres religiosas de las Hermanas Capuchinas de la Madre del Divino Pastor:
•    Hna. Patrocinio (María) Vilanova Alsina (13 Abr 1877 / 31 Jul 1936)
•    Hna. Andrea (Ramona) Solans Ballesté (3 Abr 1875 / 1 Ago 1936)
•    Hna. María Auxilio (Josefa) Noguera Manubens (3 Jul 1870 / 1 Ago 1936)

 

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