¿Con qué autoridad haces estas cosas?

Evangelio según San Marcos 11,27-33. 


Y llegaron de nuevo a Jerusalén. Mientras Jesús caminaba por el Templo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos se acercaron a él 
y le dijeron: "¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio autoridad para hacerlo?". 
Jesús les respondió: "Yo también quiero hacerles una sola pregunta. Si me responden, les diré con qué autoridad hago estas cosas. 
Díganme: el bautismo de Juan, ¿venía del cielo o de los hombres?". 
Ellos se hacían este razonamiento: "Si contestamos: 'Del cielo', él nos dirá: '¿Por qué no creyeron en él?'. 
¿Diremos entonces: "De los hombres'?". Pero como temían al pueblo, porque todos consideraban que Juan había sido realmente un profeta, 
respondieron a Jesús: "No sabemos". Y él les respondió: "Yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas". 


Santa Blandina

Una carta de los cristianos de Vienne y de Lyon a las iglesias de Asia nos permite saber lo que fue de un grupo de hermanos lioneses que en tiempos de Marco Aurelio fueron objeto de una redada de las autoridades.- Se les acusaba de incesto y canibalismo, y la suposición de que celebraban monstruosas orgías secretas provocó un gran alboroto.

Destaca el valor de una esclava a la que habían encarcelado junto con su señora. Su nombre era Blandina y extenuaba a los que por turnos y de todas las maneras la iban torturando desde el amanecer hasta el ocaso.   La bienaventurada mujer, rejuvenecía en la confesión: ¡Soy cristiana y nada malo se hace entre nosotros!   Conducidos a las fieras, para común espectáculo, a Blandina la colgaron de un madero y quedó expuesta allí para pasto de las fieras, pero éstas la respetaron y acabaron devolviéndola a la prisión con el fin de guardarla para otro momento.

Luego Blandina, envuelta en una red la pusieron ante un toro salvaje que la corneó hasta matarla. La persona que consideramos la más débil resulta ser la más fuerte. Cuando reconocemos nuestra debilidad es cuando la fuerza ilimitada de Dios puede operar a través nuestro.   Santa Blandina: «Soy cristiana, nosotros no negociamos ninguna maldad».-   Es patrona de Lyon ( Francia) y patrona con santa Zita de las criadas.

Himno

Testigos de la sangre
Con sangre rubricada,
Frutos de amor cortados
Al golpe de la espada.
Testigos del amor En sumisión callada;
Canto y cielo en los labios
Al golpe de la espada.
Testigos del dolor  De vida enamorada;
Diario placer de muert
Al golpe de la espada.
Demos gracias al Padre
Por la sangre sagrada;
Pidamos ser sus mártires,
Y a cada madrugada.
Poder morir la vida
Al golpe de la espada.  Amén    

Padre todopoderoso, por gracia tuya la fuerza se realiza en la debilidad; por eso te pedimos que a cuantos celebramos el triunfo de tu mártir Santa Blandina, nos concedas el don de fortaleza con el que ella salió vencedora en el martirio. Por nuestro Señor Jesucristo.

Santa Blandina: ora pro nobis

San Pedro Crisólogo (c. 406-450), obispo de Ravenna, doctor de la Iglesia Sermón 167; CCL 248, 1025; PL 52, 636


«Vino Juan el Bautista... y vosotros no creísteis su palabra» (Mt 21,32)       

Juan Bautista enseña con palabras y obras. Verdadero maestro, que muestra con su ejemplo, lo que afirma con su lengua. La sabiduría hace al maestro, pero es la conducta lo que da la autoridad... Enseñar con obras es la única regla de aquellos que quieren instruir. Enseñar con palabras es la sabiduría; pero cuando se pasa a las obras, es virtud. El verdadero conocimiento está unido a la virtud: es esta, solo esta la que es divina y no humana...

      

"En aquellos días, se manifiesta Juan Bautista, proclamando en el desierto de Judea:"Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos"(Mateo 3:1-2). "Convertíos" ¿Por qué no dice: "Alegraos"? "Alegraos, más bien, porque las realidades humanas dan paso a las divinas, las terrestres a las celestes, las temporales a las eternas, el mal al bien, la incertidumbre a la seguridad, la tristeza a la felicidad, las realidades perecederas a aquellas que permanecen para siempre. El reino de los cielos está cerca. Convertíos".

     

Que tu conducta de conversión sea evidente. Tú que has preferido lo humano a lo divino, que has querido ser esclavo del mundo, en vez de vencer al mundo con el Señor del mundo, conviértete. Tú que has huido de la libertad que las virtudes te hubieran procurado, ya que has querido someterte al yugo del pecado, conviértete, conviértete de verdad, tú que por miedo a la Vida, estás condenado a muerte.

Con qué autoridad…

Santo Evangelio según San Marcos 11,27-33. Sábado VIII de Tiempo Ordinario.




En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Oh, Cristo Jesús, te reconozco por rey universal. Todo cuanto existe ha sido creado por ti. Ejerce sobre mí todos tus derechos. Renuevo mis promesas del bautismo renunciando a Satanás, a sus seducciones y a sus obras, y prometo vivir como buen cristiano. Muy en particular me comprometo a hacer triunfar, según mis medios, los derechos de Dios y de tu Iglesia. Jesucristo, te ofrezco mis pobres acciones para obtener que todos los corazones reconozcan y vivan tu mensaje de paz, de justicia y de amor. (Oración a Cristo Rey)

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Los fariseos tuvieron gran dificultad en responder a la pregunta de Jesús. No era un acertijo complicado, en realidad, pero responder de un modo o de otro los involucraba personalmente. Y del mismo modo la pregunta hecha a Cristo le involucraba en el problema; tanto, que al final le costaría la cruz…

Vemos más concretamente esta pregunta a Jesús. ¿Con qué autoridad hace Cristo todo esto? En otro momento lo dirá abiertamente: "Yo soy Rey. Yo para esto he venido al mundo…" (Jn 18, 37) ¡Sí! ¡Cristo es un hombre con autoridad, Él es Rey! Su poder le viene de su Padre, que ha puesto todas las cosas en sus manos. Pero en este encuentro la pregunta queda sin responder…

Cristo pudo haber resuelto las dudas y declarar su realeza divina desde el inicio. Pero quiere que sea yo mismo quien responda a la pregunta. Quiere ser Rey de hombres y mujeres libres, sometidos a Él no por violencia sino por la fuerza del amor. ¿Quiero que Cristo tenga esta autoridad sobre mí? ¿Me comprometo con mi respuesta? ¿Seré yo quien reconozca con mis actos que Cristo es Rey?

La autoridad es regalo de Dios, viene solo de Él y Jesús se la da a los suyos: autoridad al hablar que viene de la cercanía con Dios y con la gente, siempre ambas juntas; autoridad que es coherencia, no doble vida. Y si un pastor pierde la autoridad, que al menos no pierda la esperanza, como Elí: hay siempre tiempo de acercarse y redespertar la autoridad y la profecía.
(Homilía de S.S. Francisco, 9 de enero de 2018, en santa Marta).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy dedicaré cinco minutos visitando una iglesia, para renovar mi disposición de servir a Cristo.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Todo poder viene de Dios

Meditación. Multiplicar los talentos recibido 



Dios, en su infinita Misericordia, nos juzgará considerando lo bueno que hemos recibido y lo malo que hemos sufrido a lo largo de la vida. Esto se explica muy claramente en la trascendental parábola de los talentos: nuestra vida será vista por el Justo Juez en base a los dones, gracias o dolores por los que hemos atravesado, sopesando nuestras respuestas frente a los claroscuros que atravesamos en nuestro paso por la tierra. A quien más se le da, más se le pide. Pero quienes poco recibieron, serán considerados de modo distinto también. Debemos rendir cuenta de los muchos o pocos talentos recibidos.



¿Pero como administra Jesús esos talentos?. Muchísimas veces, son otras criaturas las que dan o quitan dones o dolores a las almas. Y una parte importante de esta forma particular en que Dios realiza Su Voluntad, es poniéndonos a cargo de otros, en forma parcial o total, a lo largo de nuestra vida.



Si soy padre o madre, doy o quito talentos a mis hijos. Si mi hijo se vuelve drogadicto como directa o indirecta consecuencia de la mala formación que le doy, Jesús será Misericordioso con él en la contemplación de su caída, pero Su Justicia pondrá los ojos en mi, ya que el rol paterno o materno me dio talentos para que se los dé o quite a mis propios hijos. ¿Que hice con ellos?.



Del mismo modo, si mi hijo se santifica en una vida plena de gracia, Dios mirará con gozo no sólo la propia santidad de mi hijo, sino mi trabajo paterno/materno que colaboró a llevarlo a tan glorioso lugar.



Si soy jefe o estoy a cargo laboralmente de alguien, doy o quito talentos también. Si mi empleado se corrompe porque yo promoví la corrupción en él, Jesús considerará este hecho en Su Juicio sobre su vida. Por supuesto que la persona debió optar por corromperse o apartarse de la mala influencia del jefe, pero mi liderazgo negativo empujó en gran medida a un alma a quebrar sus principios morales. Y Jesús me juzgará como líder negativo, que produjo un efecto multiplicador del mal sobre quienes puso a mi cargo. Si, en cambio, mi liderazgo laboral lleva a las personas al bien y la honestidad, será que todos recibimos la mirada agradable del Señor.



Podríamos expandir los ejemplos a los Sacerdotes con sus fieles, a los maestros con sus alumnos, a los lideres deportivos o artísticos con su influencia sobre la juventud, a los referentes visibles frente a la opinión pública, los políticos frente a su pueblo, los jueces administrando justicia, el niño líder admirado por sus amiguitos, una ama de casa que tiene una empleada doméstica a su cargo, y así casi hasta el infinito.



La salvación o condenación de mi propia alma, entonces, tiene mucho que ver con los actos de quienes estuvieron bajo mi tutela, como directa consecuencia de mis actos sobre ellos. Lo bueno que ellos hacen producto de mis enseñanzas, o de mi ejemplo, nos beneficia a ambos. Y lo malo, nos perjudica a ambos, pero cae sobre quien estuvo a cargo con un peso mayor por haber administrado mal, frente a otros, los talentos que Dios dio.



Cuantas más personas Dios pone a mi cargo, mayor será el efecto multiplicador de santificación o condenación que mis actos sobre los demás generan sobre mi propia alma.



De tal modo:



TODO PODER, LIDERAZGO O INFLUENCIA SOBRE OTROS, VIENE DE DIOS.



Toda autoridad o poder de referencia que tengamos sobre los demás es una responsabilidad enorme frente a nuestra propia salvación o condenación. El poder multiplicador del bien o del mal actúa en directa proporción a lo que hagamos con nuestra capacidad de influir sobre quienes, de un modo u otro, están a nuestro cargo o bajo nuestra influencia.



¿Tienes en claro quienes están a tu cargo o bajo tu influencia?. ¿Eres consciente de quienes te tienen como modelo, quienes te miran para imitarte o seguir tus instrucciones?. Si a ellos les va bien o mal frente a Dios, con su propia alma, es algo que debiera importarte, y mucho.



Dios te ha dado mucho para que dés a los demás. ¿Lo estás dando realmente como Dios espera?. ¿Notas los efectos benéficos o adversos de tus actos u omisiones de hacer?.



¡Cuida y multiplica los talentos que el Señor te ha dado y te da día a día, llegará la hora de rendir cuentas por ello!.
 
La Eucaristía: ¿presencia real o simbólica de Cristo?

Hay pasajes difíciles de entender, y el tema aquí tratado es, sin lugar a dudas, uno de ellos.



Este es el tema central de nuestra discusión, por eso es que la Eucaristía es llamada el Sacramento de nuestra fe. Nosotros los católicos aceptamos, siguiendo las palabras del mismo Jesús, que durante la Misa bajo las especies de pan y de vino, tras la consagración por el sacerdote, se hace presente, realmente, Jesucristo: en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Para los judíos hablar del cuerpo y sangre de alguien, significaba hablar de la totalidad de la persona. Por eso, Jesús, cuando instituye este sacramento, dice: ‘Esto es mi cuerpo … Esta es mi sangre’. En otras palabras nos está diciendo que en el pan y el vino consagrados, se encuentra la plenitud de su persona. Como Jesús es Dios y Hombre verdadero, entonces, se halla presente el Cuerpo, la Sangre, el Alma y Divinidad de Nuestro Señor.

Veamos que ya en el Antiguo Testamento, se consideraba que era necesario el derramamiento de sangre de la víctima ofrecida a Dios en reparación de los pecados:

Lv 5.9 Rociará con su sangre la pared del altar y derramará el resto de la sangre al pie del altar: es un sacrificio por el pecado.

Lv 17.11 Porque el alma de todo ser viviente está en su sangre, y yo les di la sangre para que la lleven al altar para el rescate de sus almas, pues esta sangre paga la deuda del alma.

Hb 9.22 Según la Ley, la purificación de todo se ha de hacer con sangre, y sin derramamiento de sangre no se quita el pecado.

Jesús es el nuevo cordero, el Cordero de la Nueva Alianza, el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo, como repite la Iglesia continuamente en todas las Misas que se celebran a lo largo del mundo: ‘Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a esta cena’:

Jn 1.36 Mientras Jesús pasaba, se fijó en él y dijo: ‘Ese es el Cordero de Dios’.

Cuando Jesús instaura la Eucaristía, no habla en sentido figurado o simbólico, como dicen equivocadamente nuestros hermanos protestantes. El lenguaje usado por Cristo durante la Ultima Cena no puede ser más evidente. Jesús dice: ‘Esto ES mi cuerpo… Esta ES mi sangre’ y no ‘Esto REPRESENTA …’. Nuestro Señor habla con claridad, sin dejar lugar a dudas:

Mt 26.26-28 Jesús tomó pan, … lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: ‘Tomen y coman; esto es mi cuerpo’. Después tomó una copa, … y se la pasó diciendo: ‘Beban todos de ella: esto es mi sangre, la sangre de la Alianza que es derramada por una muchedumbre, para el perdón de sus pecados’.
Mc 14.22,24 Se lo dio diciendo: ‘Tomen, esto es mi cuerpo’ … Y les dijo: Esto es mi sangre, la sangre de la Alianza, que será derramada por una muchedumbre’.
Lc 22.19-20 ‘Esto es mi cuerpo, que es entregado por Uds.’ … Esta copa es la alianza nueva sellada con mi sangre, que es derramada por ustedes’.

1 Cor 11.23-25 El Señor Jesús, … , tomó pan y, … , lo partió diciendo: ‘Esto es mi cuerpo, que es entregado por ustedes; hagan esto en memoria mía’ … Tomando la copa, … dijo: ‘Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Todas las veces que la beban háganlo en memoria mía’.

Y para reafirmar lo citado con anterioridad, Jesús dice también que su cuerpo es VERDADERA COMIDA y su sangre, VERDADERA BEBIDA. Nos aclara que no habla con simbolismos, sino que efectivamente el Cuerpo y Sangre que nos dará será realmente para ser comido y bebido, como creemos en la Iglesia Católica. Para nosotros, la Eucaristía es la presencia real de Cristo y no un mero símbolo, como creen los que están fuera de nuestra Iglesia.

Jn 6.53 -54 Jesús les dijo: ‘En verdad les digo que si no comen la carne del Hijo del Hombre y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre vive de vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día’.
Jn 6.55-56 Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.

Es cierto que esto resulta difícil de entender para algunos, como Jesús mismo ya nos lo dice. Al igual que en el desierto, los israelitas dudaban de que Dios podría darles a comer carne, así también cuando vino Cristo, los judíos cuestionaban el cómo les podría dar a comer de su carne:

Nm 11.4 Los mismos israelitas se pusieron a quejarse. Decían: ‘¿Quién nos dará carne para comer?’
Nm 11.18 Santifíquense para mañana, comerán carne … Pues Uds. dijeron: ¿Quién nos dará carne para comer? … Yavé les dará carne y la comerán.
Jn 6.52 Los judíos discutían entre sí: ‘¿Cómo puede éste darnos a comer carne?’

Desde el principio, la Iglesia se reunía a celebrar la Eucaristía, entonces conocida como Fracción del Pan. Lo hacían el primer día de la semana; es decir, el domingo. Tal y como lo sigue haciendo la Iglesia Católica todos los domingos del año.
Hch 2.42 Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la convivencia, a la fracción del pan y a las oraciones.
Hch 20.7 El primer día de la semana estábamos reunidos para la fracción del pan.

Lo que se repite en la Misa, durante la celebración de la Eucaristía tiene su origen en la Palabra de Dios, como podemos ver a continuación. En la Misa se dice: ‘Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. Ven, Señor Jesús’. Esta aclamación se basa en el siguiente texto:

1 Cor 11.26 Fíjense bien: cada vez que comen este pan y beben de esta copa están proclamando la muerte del Señor hasta que vuelva.

Previa a la Comunión, es necesario haber confesado ante el sacerdote todos los pecados mortales, de lo contrario el pecado que uno comete es de suma gravedad, como nos dicen los siguientes textos bíblicos:

1 Cor 11.27 El que come el pan o bebe la copa del Señor indignamente, peca contra el cuerpo y la sangre del Señor.
1 Cor 11.29 El que come y bebe indignamente, come y bebe su propia condenación por no reconocer el cuerpo.

Para terminar, veamos algunos textos más que refuerzan lo que la Eucaristía significa para nuestra Iglesia Católica
•    1 Cor 10.16 La copa de bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo?.
•    Jn 6.35,41 Jesús les dijo: ‘Yo soy el pan de vida’ … Los judíos murmuraban porque Jesús había dicho: ‘Yo soy el pan que ha bajado del cielo’
•    Jn 6.48 ,50 Yo soy el pan de vida. Aquí tienen el pan que baja del cielo, para que lo coman y ya no mueran.
•    Jn 6.51 Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne.
•    Jn 6.58 Este es el pan que ha bajado del cielo … El que coma este pan vivirá para siempre.

Yo creo, Señor; en Ti
que eres la Verdad Suprema.

Creo en todo lo que me has revelado.
Creo en todas las verdades
que cree y espera mi Santa Madre

la Iglesia Católica y Apostólica.

Fe en la que nací por tu gracia,

fe en la que quiero vivir y luchar
fe en la que quiero morir.


"ERES EL PERSONAJE MÁS UNIVERSAL DE NUESTROS DÍAS"

Manuel Mandianes, al Papa: "Eres el tránsito entre la calle y la teología"

"No pierdes de vista el tiempo que te ha tocado vivir sin olvidar los contenidos de siempre"

Manuel Mandianes, 02 de junio de 2018 a las 10:54

Llega un momento en la vida en que tenemos que transigir entre lo que queremos y lo conveniente, entre la independencia y la causa que defendemos. La Iglesia te exige esto


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(Manuel Mandianes).- La teología se presentó con mucha frecuencia como una especie de constructo de ideas produciendo en masa sus funciones irrelevantes fingiendo que ofrecía al publico los conocimientos de los que dependía el destino de la humanidad, mientras que la vida real avanzaba hacia otro lado, indiferente a las gigantomaquias teológicas; y produjo, hasta hace poco, un flujo interminable de proclamaciones, leyes, códigos sin consecuencias reales, como un aparato atrapado en su propia ficción, buscando y creyendo ser fiel al ideal de la objetividad. ¿Es la teología un mero teatro de sombras que imita con impotencia acontecimientos reales, simple espejo de la metafísica?

Un apóstol, mandatario para un fin determinado, debe cumplir su encargo con lucidez y encontrar por sí mismo las palabras de su anuncio al que puede definir como "mi notificación", "mi evangelio", habla siempre después de la venida del Mesías. El acontecimiento ya llegó, el Mesías está aquí, pero la brecha que sostenía la promesa mesiánica permanece. En el cristianismo, el acontecimiento mesiánico es la presencia de Cristo, ya hemos sido redimidos, el tiempo de las expectativas ya ha pasado, vivimos en la condición resultante del acontecimiento, el gran hecho ya sucedió. El resultado: una extrema premura por actuar, cargar con la carga de estar a la altura casi insoportable de estar a la altura del acontecimiento y vivir sus consecuencias: hacer realidad en cada persona la redención.

Tú vas removiendo todo para ver cómo se arrastra la micro vida debajo de las apariencias. Tu teología, tu pastoral, tu predicación es de contenido clásico expuesto al exterior, a la gente, cuidando su dimensión pública. Predicas el Evangelio de siempre con palabras que descubren tesoros ocultos a la gente de hoy; eres, desde dentro de la Iglesia de siempre, el tránsito entre la calle y la teología, el exterior y el interior. No pierdes de vista el tiempo que te ha tocado vivir, el hic et nunc, sin olvidar los contenidos de siempre.

Seguramente te preguntas muchas veces: por qué lo que digo y lo que hago llegan con tanta fuerza a tanta gente. No le des vueltas, lo que no controlamos es vital en los resultados de lo que hacemos. En nuestra mano está la coherencia entre el fondo y la forma, entre lo que predicamos y lo que hacemos. Relaciones y conflictos son las dos caras de la misma moneda. Las diferencias son las semillas de las disputas y conflictos interpersonales producidas por intereses, disparidad de opiniones, ideas contrapuestas sobre como hacer las cosas o diferentes criterios al tomar decisiones. Los conflictos internos en las instituciones suelen manifestar la necesidad de cambios. La ausencia de conflicto no siempre es síntoma de salud y, por el contrario, su presencia no siempre es síntoma de resquebrajamiento.

Tienes honestidad y libertad intelectual y sentido crítico. Te saltas el protocolo porque sabes que la realidad pulveriza la planificación. Captas con rapidez la complejidad y la variedad de las situaciones a pesar de no poder estar disponible para todos en todo momento. Sin duda, tus asesores deben de tenerte al día de lo que pasa, pero en la administración de la información se ve tu mano marcada por la solidaridad de las comunidades de emigrantes, sencilla y sincera. Algunos llevan muy mal tu intento de que la luz y el sol entren en todos los rincones de la comunidad eclesial guiados por el viejo adagio: "Quizás sea mejor que nunca se sepa qué pasó realmente y todo quede congelado entre cuatro paredes".

Eres, junto con alguna estrella del deporte, el personaje más universal de nuestros días. Tal vez te hubiera gustado más escuchar en silencio los pájaros de aquella primavera. Llega un momento en la vida en que tenemos que transigir entre lo que queremos y lo conveniente, entre la independencia y la causa que defendemos. La Iglesia te exige esto.

Muchos papas y muchos teólogos vivieron y hablaron como si tuvieran responsabilidad solo consigo mismos, o con la Iglesia de dentro. Usted la siente con todos. Tus intervenciones invitan a la comprensión, tu persona y tu palabra son como punto de encuentro de millones de personas. Tienes ese algo cristiano que divide todas las divisiones y une todas las sensibilidades y lo globaliza todo respetando y guardando todas las individualidades. Estás viviendo, practicando, haciendo realidad el ecumenismo cristiano, existencial, de vida. El ecumenismo teológico ya llegará, si llega. Las diferencias, en muchos casos, dependen de las diferentes perspectivas que dan como fruto diferentes interpretaciones de los mismos textos.

Vemos lo que haces, nos conmueve por el cariño y la humildad, pero el fondo de donde sacas fuerzas es tu secreto fiel al principio de los grandes decoradores: "La casa bien decorada es la que no está decorada, pero funciona porque tiene alma". En cada gesto, en cada movimiento se ve tu manera de ser.

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