No hay mandamiento más grande que esos dos

Evangelio según San Marcos 12,28-34. 

Un escriba que los oyó discutir, al ver que les había respondido bien, se acercó y le preguntó: "¿Cuál es el primero de los mandamientos?". 
Jesús respondió: "El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas. 
El segundo es: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos". 
El escriba le dijo: "Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él, y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios". 
Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: "Tú no estás lejos del Reino de Dios". Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

 

San Roberto, abad

En Newminster, en el territorio de Northumberland, en Inglaterra, san Roberto, abad de la Orden Cisterciense, el cual, amante de la pobreza y de la vida de oración, junto con doce monjes instauró este cenobio, que a su vez fue origen de otras tres comunidades de monjes.

Gargrave, localidad del distrito de Craven, en Yorkshire, fue el lugar de nacimiento de san Roberto. Tras de haber recibido las órdenes sacerdotales, fue rector en Gargrave durante un tiempo y después tomó el hábito de los benedictinos en Whitby. Algo más tarde, obtuvo el permiso de su abad para unirse a otros monjes de la abadía de Saint Mary, en York, quienes se habían agrupado, autorizados por el arzobispo Thurston, y en los terrenos que le habían sido cedidos, con el propósito de dar nueva vida a la estricta regla benedictina. Ahí, en la mitad del invierno, en condiciones de extrema pobreza, sobre el desnudo suelo del valle de Skeldale, fundaron los monjes un monasterio que, más tarde, llegaría a ser famoso como Fountains Abbey (Abadía de las Fuentes), nombre que se le dio en relación con unos manantiales que había en las proximidades. Por su expreso deseo, los monjes estaban afiliados a la reforma del Cister, y Fountains se convirtió, con el tiempo, en una de las casas más fervientes de la orden. El espíritu de la santa alegría imperaba sobre una vida de ejercicios de devoción, alternados con los duros trabajos manuales. En un sitio prominente entre los monjes se hallaba san Roberto, en razón de su santidad, su austeridad y la dulzura inmutable de su carácter. «En sus modales era extremadamente modesto -dice la Crónica de Fountains-, lleno de gentileza cuando estaba en compañía, misericordioso en los juicios y ejemplar en la santidad y sabiduría de sus conversaciones».

Ralph de Merly, el señor de la región de Morpeth, visitó la abadía en 1138, cinco años después de su fundación, y quedó tan hondamente impresionado por la virtud de los hermanos, que decidió construir un monasterio para el Cister en sus propiedades. Para habitar en la nueva casa, conocida con el nombre de abadía de Newminster, lord Morpeth sacó de Fountains a doce monjes y, para gobernarlos, se nombró abad a san Roberto. El santo conservó el puesto hasta su muerte. A fuerza de trabajo constante, logró que la abadía floreciese de manera tan extraordinaria, que, para 1143, pudo fundar una segunda casa en Pipewell, en Northamptonshire y, más tarde, otras dos en Sawley y en Roche. 

Como hombre entregado a la meditación y a la plegaria que era, escribió un comentario sobre los Salmos que, desgraciadamente, no ha sobrevivido. Se le habían otorgado dones sobrenaturales y tenía poder sobre los malos espíritus. Hay una anécdota que ilustra el espíritu de mortificación de que estaba dotado. Se sometía a ayunos tan rigurosos durante la Cuaresma, que, en una ocasión, al llegar la Pascua, ya había perdido enteramente el apetito. «¡Ay, padre mío! ¿Por qué no queréis comer?», le preguntó entristecido el hermano encargado del refectorio. «Creo que me comería un panecillo de avena con mantequilla», repuso el abad.

En cuanto le trajeron lo que había pedido, no se atrevió a locarlo, por considerar que, si lo hacía, era como ceder a la gula y, a fin de cuentas, ordenó que se diera el panecillo a los pobres. En la puerta del convento recibió el pan un joven y hermoso peregrino, quien inmediatamente desapareció, con todo y el plato. Cuando el hermano tornero trataba de dar explicaciones plausibles sobre la desaparición del recipiente, el mismo plato quedó de pronto sobre la mesa, frente al abad. Todo el mundo afirmó que el hermoso peregrino que se comió el panecillo era un ángel. 

Afirman las crónicas que, en su juventud, san Roberto estudió en París, y registran un segundo viaje suyo al continente, cuando fue blanco de algunas críticas por parte de sus monjes, en relación con ciertos informes falsos sobre mala administración de su abadía, y decidió ir a visitar a san Bernardo para ponerle en claro las cosas. Pero éste, que evidentemente conocía a fondo a san Roberto, resolvió que no había necesidad de desmentir las necias acusaciones ni de defenderse contra los cargos. La mencionada visita debe haber tenido lugar en 1147 o 1148, puesto que por entonces y antes de regresar a Inglaterra, se entrevistó san Roberto con el Papa Eugenio III. El abad de Newminster visitaba a menudo al ermitaño san Godrico, por quien sentía particular afecto. La noche en que san Roberto murió, san Godrico vio ascender su alma al cielo como una bola de fuego. La fecha era el 7 de junio de 1159. La fiesta de san Roberto se conmemora en la diócesis de Hexham. 

Nova Legenda Angliae de Capgrave,  en el Acta Sanctorum, junio, vol. II, no es más que un resumen de una biografía más extensa que se conserva en Lansdowne MS. 436, en el Museo Británico. Cuando Dalgairns escribió la vida de san Roberto para incluirla en la serie de santos ingleses que editó Newman, utilizó el manuscrito mencionado y agregó algunos detalles de otros relatos en existencia. Imagen: vidriera de 1518 en la capilla del Queen's College, de Oxford (en la colección de vidrieras de Lawrence, OP).

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

 San Roberto, abad de Newminster, distinguió se entre todos los religiosos de su Orden por su fervor y su piedad; todos tenían puestos en él sus ojos y lo tomaban por modelo. Sin cesar recomendaba a Dios las almas a su cargo; noche y día pedía con lágrimas la santificación de ellas. Murió el 7 de junio de 1159. Diversos milagros atestiguaron ante los hombres su santidad y la gloria que gozaba junto a Dios.

MEDITACIÓN SOBRE EL FERVOR

I. Tener fervor en el servicio de Dios, es hacer todo lo que Dios nos pide con ardor, con prontitud y con alegría. Un hombre fervoroso vuela allí donde le llama el deber. Busca grandes ocasiones de dar a Dios pruebas de su amor; no desprecia las pequeñas; nada le parece difícil, por nada tiene lo que ya ha hecho, arde en deseos de hacer algo más heroico en lo por venir para la gloria de Jesucristo. ¿Te hallas en estas disposiciones? Estuviste en ellas, ¿por qué no has perseverado? Vuelve lo antes posible a ese primer estado de fervor del que te relajaste.

II. Un hombre fervoroso resiste generosamente a todas las tentaciones; un hombre tibio y flojo sucumbe en ellas. Nada cuesta a un cristiano que está animado de este hermoso fuego: todo incomoda a un cristiano frío, todo le parece difícil e insoportable. El hombre fervoroso está siempre feliz y siempre contento, porque Dios derrama en su alma consolaciones celestiales para recompensarlo por los placeres del mundo que le sacrifica; el cristiano flojo y tibio no goza de los consuelos del Cielo, porque no es lo suficientemente fiel a Dios como para merecer los.

III. El medio para encender el fervor en tu corazón es, en primer lugar, servir a Dios cada día como si cada día comenzases a servirle; es olvidar el poco bien qué ya hayas hecho, es considerarte como un servidor inútil. Compara lo que has hecho por Dios con lo que Jesucristo ha hecho por ti. En segundo lugar, cada día sirve a Dios como si fuese el último de tu vida. ¿Qué harías ahora si estuvieras seguro de morir mañana?

El fervor

Orad por los que trabajan

en la salvación de las almas.

ORACIÓN

Haced, os lo suplicamos, Señor, que la intercesión del bienaventurado Roberto, abad, nos haga agradables a Vuestra Majestad, a fin de que obtengamos por sus oraciones las gracias que no podemos esperar de nuestros méritos.

EL PAPA REHABILITA AL PADRE DE LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN EN SU 90 CUMPLEAÑOS
Francisco, a Gustavo Gutiérrez: "Te agradezco lo que has contribuido a la Iglesia y a la humanidad"
"Te animo a que sigas con tu oración y tu servicio a los demás dando testimonio de la alegría del Evangelio"

Cameron Doody, 06 de junio de 2018 a las 19:16

El Papa rehabilita al padre de la Teología de la Liberación en su 90 cumpleañosAgencias

Gracias por todos tus esfuerzos y por tu forma de interpelar la conciencia de cada uno, para que nadie quede indiferente ante el drama de la pobreza y la exclusión

90 años de Gustavo Gutiérrez y 50 de la Teología de la Liberación (II)
90 años de Gustavo Gutiérrez y 50 de la Teología de la Liberación (I)
El Papa se reunió en Lima con Gustavo Gutiérrez

(Cameron Doody).- Todo es posible con Francisco. El "Papa de los pobres" rehabilita a Gustavo Gutiérrez, el padre de la Teología de la Liberación. Bergoglio ha escrito una carta al dominico peruano con ocasión del 90 cumpleaños que celebrará el 8 de junio, en la que le agradece el servicio teológico que ha prestado durante su vida desdeel "amor preferencial por los pobres y los descartados de la sociedad".

El Papa arranca su misiva felicitando al gran teólogo y asegurándole de su oración "en este momento significativo de tu vida". "Me uno a tu acción de gracias a Dios, y también a ti te agradezco por cuanto has contribuido a la Iglesia y a la humanidad", prosigue Francisco, antes de darle al peruano las gracias "por todos tus esfuerzos y por tu forma de interpelar la conciencia de cada uno, para que nadie quede indiferente ante el drama de la pobreza y la exclusión".

90 años son una fecha redonda, pero no suficiente para que el teólogo se jubile. Así lo deja entrever el Papa en su carta: "Te animo a que sigas con tu oración y tu servicio a los demás dando testimonio de la alegría del Evangelio", alienta Francisco, antes de pedir al teólogo peruano que rece por él.

Gustavo Gutiérrez Merino nació el 8 de junio de 1928 en Lima a una familia de raíces quechuas y españolas. En 1947 ingresó en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de San Marcos, pero su participación en la Acción Católica despertó en él una vocación al sacerdocio, y se hizo cura en 1959 tras haber estudiado en Bélgica y Francia.

A partir de los años 60, y desde su preocupación por la injusta estructura social en América Latina, fue desarrollando un nuevo enfoque teológico -la "teología de la liberación"- en el que equiparó la soteriología y el desarrollo humano, lo cual le cosechó muchas críticas por parte de la jerarquía, que sospechaba que trataba de un enfoque demasiado político o ideológico. Siempre ha mantenido, no obstante, la admiración de Jorge Bergoglio, hasta el punto en el que los dos se fundieron en un sentido abrazo en la Casa Santa Marta en septiembre de 2013, y volvieron a compartir un momento semejante cuando se reunieron en Lima a principios de este año, en el último día de la visita de Francisco a Perú.

Carta del Papa a Gustavo Gutiérrez

Amar a Dios con todo mi corazón
Santo Evangelio según San Marcos 12, 28-34. Jueves IX de Tiempo Ordinario.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Estoy aquí, Señor. Pongo mi vida a tus pies. ¿Sabes?, sé que no soy digno de estar aquí, delante de Ti; sin embargo, creo que Tú me amas y quieres que esté contigo. Confío en tu misericordia y en la alegría que te da verme. Te amo y, aunque mi vida sea un desastre, quiero que sea un nido de amor donde Tú puedas reposar y amar en mí a los que me rodean. Gracias por todo, Jesús, y ayúdame a escucharte.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Hoy, Jesús, al ser interrogado por elescriba sobre cuál es el mandamiento más importante, de tus labios escucho: Amarás al Señor tu Dios con todo el corazón. Jesús, hoy me pides amarte con todo mi corazón. No con un corazón postizo, de escaparate, que no tenga ni rasguños ni defectos, al que todo le salga bien.... No, no me pides amarte con un corazón así, simplemente porque no sería mi corazón.

Me pides amarte… ¡pero con el MÍO!, y todo lo que eso conlleva.

Quieres que te ame con este corazón maltratado, herido por el pecado, que muchas veces se ha cansado de amar; con este corazón que ha sufrido desilusiones, mentiras, que quizá está ya desilusionado... Con todo mi corazón. Con todas mis heridas. Con todos mis aciertos y errores. Con todos mis pecados y todas mis virtudes. Quieres que te ame como soy porque Tú me amas, así como soy.

Me pides que te ame con todo mi corazón, con todas mis esperanzas, fracasos e ilusiones. Jesús, Tú conoces lo que soy. Tú conoces cuál es el estado actual de mi corazón. Ayúdame a amarte con todo lo que soy.

Amar de todo corazón, significa hacerlo sin reservas, sin dobleces, sin intereses espurios, sin buscarse a sí mismo en el éxito personal o en la carrera. La caridad pastoral supone salir al encuentro del otro, comprendiéndolo, aceptándolo y perdonándolo de todo corazón. Pero solos no es posible crecer en esa caridad. Por eso el Señor nos llamó para ser una comunidad, de modo que esa caridad congregue a todos con un especial vínculo en la fraternidad. Para ello se necesita la ayuda del Espíritu Santo pero también el combate espiritual personal.

(Cf Homilía de S.S. Francisco, 1 de abril de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy buscaré hacer una visita a Jesús Eucaristía para presentarle mi corazón tal cual es, pidiendo al Espíritu Santo me dé la sabiduría para amar de todo corazón a los demás.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino! Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Amar a Dios sobre todas las cosas

Este amor tiene perfecta vigencia en nuestros días.

Aquel joven le preguntó a Jesús: ¿Maestro que he de hacer yo para conseguir la vida eterna? y El le contestó: “Si quieres entrar en la vida eterna, cumple los Mandamientos” (Mt.19,16.19). Pero el joven insistió. ¿Cuál es el Mandamiento más importante de la Ley?. Jesús le respondió: “Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y más importante. Pero hay otro semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Toda la Ley se fundamenta en estos dos Mandamientos” (Mt.22,36.38).

Y esto, me recuerda mi noble y sincera pregunta, a aquel hombre de Dios, en una sesión de catequesis para adultos. ¿Cómo es posible amar a Dios, al que no vemos, si nos resulta tan difícil, amar a los que viven a nuestro alrededor?. La respuesta fue tan contundente y definitiva, que me hizo reflexionar.

Si no amas a Dios, porque no lo ves, es que tu amor a El es frágil. Porque amarle, es seguirle y reconocerlo como creador y salvador. Como dueño y señor de todo lo que existe. Como destino de nuestro espíritu, para agradecerle, todo lo que ha hecho y hace día a día por nosotros.

Es, profesarle libremente nuestro amor en público y en privado. Es, pedirle ser el último en todo, y aceptar ser el primero en amarle sin peso ni medida.

Amar a Dios, es verlo y sentirlo, no allá lejos, donde brillan las estrellas, si no a nuestro lado, caminando por nuestras mismas calles.

Amarle, es contemplar todos los tesoros de bondad y ternura, que nos ha dejado, y cumplir su nuevo Mandamiento: “Que os améis los unos a los otros como yo os he amado” (Jn.15,12).
No sé, pero me parece a mí, después de escuchar al catequista, que el amor a Dios, se refleja en esa lección de pequeños detalles que la vida diaria nos enseña.

Y es amar a Dios, cumpliendo con el primer Mandamiento, amando a los inmigrantes, que desesperados por diversas causas, abandonan sus pueblos y no encuentran acomodo entre nosotros. Y comprendiendo a los que sufren pérdida de libertad, siendo inocentes o presuntos culpables. Amando y respetando a los desvalidos o indigentes; a los que nos importunan en el tráfico diario, y a los que nos superan en el mundo laboral.

Y es amar a Dios, amando, a los que nos atienden en los hospitales, a veces, salvando nuestras propias vidas. Y visitando a nuestros mayores, que en residencias o en sus propios hogares, se encuentran abandonados, consumiendo sus últimos días en esta vida. Y consolando a los que sufren el azote de la enfermedad incurable y esperan en la soledad de cualquier centro sanitario.

También se ama a Dios, no volviendo la cara hacia esos africanos –en su mayoría jóvenes- que viven en la frontera entre Uganda y Kenia, sufriendo una gran epidemia de sida y tuberculosis y que nos gritan sin esperanza, que quieren vivir, pero no tienen comida para alimentarse ni medicamentos que les evite ese holocausto.

Y se puede amar a Dios, convenciendo a los que piensan equivocadamente que por envejecer dejan de amar, sin saber que, por dejar de amar, empiezan a envejecer y hablando con aquellos que amamos y sin embargo no nos atrevemos a decírselo. Y, ayudando a los niños explotados, marginados, incipientes delincuentes que buscan en los basureros, la comida que nosotros desechamos.

Amar a Dios es amando al Padre Vicente Ferrer, misionero, que lo abandonó todo por amor a los que sufren en la India, donde desarrolla una labor inmensa. O, reflejándonos en el espejo de Monseñor Romero, que en pleno siglo XX, dio su vida por amor a Dios y a los hombres.

Y entendiendo a los misioneros, que dejando sus países, familias y comodidades, se marcharon lejos por amor a los que los necesitan, regalándoles hasta su propia vida.

Igualmente, se ama a Dios, amando y perdonando a los incrédulos y no creyentes, porque tal vez, por nuestros raquíticos ejemplos en la vida espiritual, moral y social, hayamos sido culpables de su falta de amor y conocimiento de Dios.

Por todo ello y mucho más, estoy plenamente convencido, que efectivamente “algo escrito hace más de dos mil años”, tiene perfecta vigencia en nuestros días.

Un don para los demás

Papa Francisco: Difundamos el perfume de una vida santa inspirada en el Evangelio

En una nueva catequesis sobre el Sacramento de la Confirmación en la Audiencia General, el Papa

 Francisco exhortó a la evangelización a través de la sencillez del Evangelio.

“Nunca terminaremos de cumplir el mandato y difundir por todo el mundo el buen perfume de una vida santa, inspirada en la fascinante sencillez del Evangelio”, reveló durante la Audiencia.

En esta ocasión se centró en “los efectos que el don del Espíritu Santo hace madurar en los que reciben la Confirmación, llevándoles a ser, a su vez, un don para los demás”.

“Es característico del Espíritu descentrarnos de nuestro ‘yo’ para abrirnos al ‘nosotros’ de la comunidad cristiana, como también al bien de la sociedad en la que vivimos”.

Francisco invitó a “pensar en la Iglesia” como “en un organismo vivo, compuesto de personas que conocemos y con las que caminamos, y no como en una realidad abstracta y alejada”.

“La Confirmación vincula a la Iglesia universal, dispersa en toda la tierra, alcanzando activamente a los confirmandos en la vida de la Iglesia particular a la que pertenecen, con el Obispo a la cabeza, que es el sucesor de los Apóstoles”. El Papa explicó que por eso “el Obispo es el ministro originario de la Confirmación”.

Sobre el signo de la paz, manifestó que “compromete a los confirmandos a trabajar para tejer la comunión dentro y fuera de la Iglesia, con entusiasmo y sin dejarse paralizar por resistencias”.

“Recibir la paz compromete a trabajar para mejorar la concordia en la parroquia, favoreciendo la relación con los otros, incluyendo y no descartando o marginando”, añadió.

Pero también “cooperar con quien es distinto a nosotros, conscientes de que la comunidad cristiana se edifica mediante riquezas diferentes y complementarias”.

Francisco exclamó entonces que “el Espíritu es creativo y repetitivo” y “sus dones suscitan sinfonía y no monotonía”.

“La Confirmación se recibe una sola vez, pero el dinamismo espiritual suscitado de la santa unción es perseverante en el tiempo”, dijo también.

Por último, remarcó que “ninguno recibe la Confirmación solo para sí mismo, sino para cooperar en el crecimiento espiritual de los otros, abriéndose y saliendo de nosotros mismos para encontrar a los hermanos podemos de verdad crecer y no solo eludirnos de hacerlo”.

El magisterio de la verdad en Cristo

Las señales de los tiempos deben ser juzgadas según la Revelación Divina

  1. El magisterio de la verdad en Cristo.

Con la muerte de LEÓN XIII la Iglesia Católica quedo huérfana. Los Cardenales del mundo entero, se reunieron para darle sucesor el 31 de Julio de 1903. En las primeras votaciones el antiguo Secretario de Estado de LEÓN XIII, el Cardenal Rampolla parecía ser el nuevo sucesor de Pedro. Su triunfo era evidente. Sin embargo el emperador Austro-Húngaro, Francisco José por medio del Cardenal Puzyna (Obispo de Cracovia) hizo saber que emplearía el Derecho de Exclusión, oJusExclusivae, posiblemente originado a partir del Siglo XVI por el cual el emperador tenía derecho de vetar la elección, pidiendo la exclusión del Cardenal Rampolla por su filiación a la masonería, hecho que fue confirmado post-morten.

De pronto los papeles cambiaron. Los Cardenales- electores teniendo en cuenta la invasión de Italia a Roma (Cuestión Romana)[1] y el papel predominante de la masonería, se fueron inclinando lentamente a Sarto. Pero Sarto, cuando se dio cuenta que los votos en los escrutinios aumentaban en su favor públicamente y declaró que él no aceptaría la tiara pontificia. Los Cardenales le rogaron que aceptará la voluntad de Dios en caso de ser elegido, empresa que le encomendaron al entonces obispo español Merry de Val para que Sarto no retirará su candidatura. Merry de Val fue el encargado de anunciarle a Sarto la gran noticia de su elección cuando éste estaba llorando en la Capilla Sixtina. Después de rezar y meditar le dijo al obispo español: la acepto, pero Ud. compartirá mi trabajo: “seré el Papa, si Ud. es mi Secretario de Estado”. Aquí tuvo comienza esa profunda amistad en Cristo entre ambos que perdurará para toda la eternidad, pues ambos fueron enterrados uno junto al otro como lo habían deseado en vida.

  1. Aproximaciones a su Magisterio Pontificio.

El Cardenal Sarto fue obligado a esperar más de un año, antes de tomar posesión de su nueva diócesis como Patriarca de Venecia, debido a que el gobierno italiano se negaba a otorgar el regio exequatur (autorización del Estado para ejercer su ministerio petrino en una diócesis territorial del Estado Italiano). Este asunto fue tratado con amargura en periódicos y panfletos; el Gobierno, a manera de represalia, rehusó extender el exequatur a los otros obispos que fueron nombrados durante este tiempo, por lo que el número de sedes vacantes creció a treinta. Cuando Venecia pertenecía al Imperio Austríaco el emperador ejercía ese derecho.

Para el tiempo del nombramiento de Sarto, Venecia fue anexada al Estado Italiano y al fallecer el Presidente del Consejo de Ministro del Reino de Italia, Agostini, el gobierno italiano comienza hacer valer la potestad de esta facultad. Finalmente, el ministro Crispi, habiendo regresado al poder en 1893 como Presidente del Consejo, y la Santa Sede, habiendo elevado la misión de Eritrea a la categoría de Prefectura Apostólica en atención a los Capuchinos Italianos, motivaron al Gobierno a retractarse de su posición original. Esta oposición no fue causada por ninguna objeción contra la persona de Sarto, razón por la cuál cuando es elevado a la Cátedra de Pedro redacta la constitución apostólica Commissumnobis, por la que se reserva el derecho de elección papal al Sacro Colegio Cardenalicio sin injerencia alguna de poderes externos (20 de enero de 1904).

Su primer documento pontificio “ E SUPREMI APOSTOLATUS ” marca las directrices de su programa pastoral y doctrinal que seguirá durante todo su pontificado siendo un verdadero grito de lucha frente a los intereses mundo que se oponen a los de Cristo . Aquí en la tierra su ciencia y santidad había esclarecido el camino y las sendas seguras para instaurar todas las cosas en Cristo quedando destruidas gracias a él tanto el modernismo político (Le Sillon –Surco), filosófico (Motus propio Praestantia y el decreto Lamentabili) y teológico (Pascendi)que habían querido acabar con la Iglesia.

Por su constitución apostólica “ COMMISSUM NOBIS ”, el Santo Padre levanta su voz de protesta clara y firme, contra aquellos príncipes que piensan poder extender su poder hasta la misma cátedra de Pedro. La elección del Santo Padre es exclusiva del Colegio Cardenalicio, lanzando las más terribles penas eclesiásticas contra aquellos príncipes que indirecta o directamente prioricen sus intereses políticos en los asuntos religiosos.

Sus objetivos de gobierno fueron:

1.El clero. El sentido del deber y el ardiente amor al Señor debían llevarles a asumir con radical amor y fidelidad sus responsabilidades, y ése precisamente era el testimonio que él mismo daba a los clérigos. A esta preocupación se debió la reforma de los seminarios, así como la institución de numerosas bibliotecas eclesiásticas.

  1. Música sagrada y liturgia. Famoso es el Motu proprio “Tra le sollecitudini” que firmaba ya a los tres meses de su elección. En él daba a conocer algunas normas que renovaban la música eclesiástica. Su Santidad Pío X promovió, asimismo, la reforma de la liturgia de las horas.
  2. El "Papa de la Eucaristía". Su gran amor a la Eucaristía le llevaron a permitir la comunión diaria a todos los fieles, así como a cambiar la costumbre de la primera comunión: en adelante los niños podría recibir el Santísimo Sacramento cuando tuviesen ya uso de razón, a partir de los 7 años. Para San Pío X, la santa eucaristía tenía que ser el centro de la vida del católico y de la Santa Madre Iglesia.
  3. El Catecismo de San Pío X. Impulso la enseñanza del Catecismo para mantener la pureza de la doctrina. Bien sabía el Santo Padre que apartar la ignorancia religiosa era el inicio del camino para recuperar la fe que en muchos se iba debilitando y perdiendo incluso.
  4. Un nuevo Código de Derecho Canónico. Elegido Papa, vio la necesidad y conveniencia de elaborar una nueva codificación de las leyes canónicas, adecuada a las circunstancias concretas que por entonces se vivían.
  5. Empuje misioneroSu gran celo por difundir el Evangelio de Jesucristo a los que aún no lo conocían le llevó a dar un gran impulso a la actividad misionera de la Iglesia. En esta misma línea, incentivó la formación de seminarios regionales.
  6. Otras iniciativas. Entre otras iniciativas el Papa Pío X impulsó una reforma de la curia romana, encomendó la revisión de la Vulgata a los benedictinos (1907), fundó el Pontificio Instituto Bíblico en Roma (1909) y dio inicio a la publicación de la llamada Acta ApostolicaeSedis (1909), que aún hoy es la publicación oficial que trae los documentos pontificios.
  7. El problema de la modernidad.

Cuando la Gran Revolución Francesa y su hija la Industrial desvanece definitivamente la idea de Cristiandad, dentro de la Santa Madre Iglesia católica comienza a surgir dos cosmovisiones o actitudes del entendimiento humano en su manifestación concreta con respecto al mundo moderno contrarias. Los grandes interrogantes que se comienzan a debatir ad-intra es el papel de la Iglesia frente al mundo moderno pero en verdad:¿Cuál es la esencia del mundo moderno? o acaso ¿Es el mundo el que debe cambiar de actitud o la Iglesia su fidelidad a Dios?Son los interrogantes al que el magisterio del Papa Santo van a salir a su encuentro con la luz sobrenatural de la Fe como fiel reflejo de la Tradición.

Por un lado, van a estar los conciliadores[2] o modernistas que intentan conciliar la vida de la Iglesia con el mundo moderno, adaptando la doctrina a los signos de los tiempos (Altar y Democracia antropocéntrica y antropomórfica). Pero peca por optimismo y exceso de flexibilidad, que le inducen a compromisos peligrosos con tal de lograr la adaptación y aceptación del mundo.Su comprensión de la novedad le arrastra a buscar la novedad por la novedad. Prefiere la libertad por sobre la autoridad. Su actitud tiene la generosa irreflexión del adolescente romántico. El peligro de desviación doctrinal es enorme para que entre todos echan abajo la misma Iglesia.

Frente a esta corriente que el Papa Santo la va a definir como la síntesis de todas las herejíasen su Decreto Lamentabilis, va atender preferentemente a la defensa de los principios, a la conservación de la estructura de la Iglesia, preocupándose por la pureza doctrinal poniendo el acento en el orden y la fidelidad al Magisterio, la Tradición y las Sagradas Escrituras, pareciendomuchas veces antipática su causa por el constante llamado a la santidad de los miembros de la Iglesia y de la conversión del mundo a Cristo.

En Europa la situación de la Iglesia católica no era para nada fácil. El laicismo avanzaba a pasos agigantados y seguro.

  1. FRANCIA= Separación Iglesia y Estado.
  2. PORTUGAL= Separación Iglesia y Estado.
  • ITALIA= Laicismo = Cuestión romana.
  1. ALEMANIA= Pluralidad confesional en la Cuestión obrera.
  2. AMERICA LATINA= Situación de los aborígenes = Explotación Perú

En su carta Encíclica NotreChargeApostolique(23-IX-1910) Sobre los errores de “Le Sillon” (Surco) y la democracia, nos advierte sobre los peligros de arrodillar al mundo moderno poniendo en el tape la grave situación de los católicos en Francia liderados por Marc Sanguier y su movimiento político Le Sillon.

En su punto 35 nos dice que:“…El “Sillonismo” pretende ser una nueva religión.(…) El resultado de esta promiscuidad en el trabajo, el beneficiario de esta acción social cosmopolita no puede ser otro que una democracia que no será ni católica, ni protestante, ni judía…una religión (porque el sillonismo, sus jefes lo han dicho…es una religión) más universal que la Iglesia católica, reuniendo a todos los hombres, convertidos, finalmente, en hermanos y camaradas en el “reino de Dios”. “No se trabaja para la Iglesia sino para la humanidad”, en el 36 que “... Su catolicismo terminó en apostasía organizada(…). Desgraciadamente, el que daba en otro tiempo tan bellas esperanzas, este río límpido e impetuoso, ha sido captado en su marcha por los enemigos modernos de la Iglesia y no forma ya en adelante más que un miserable afluente del gran movimiento de apostasía, organizado en todos los países, para el establecimiento de una Iglesia universal que no tendrá ni dogmas, ni jerarquías, ni regla para el espíritu ni freno para las pasiones y que, so pretexto de libertad y de dignidad humana consagraría en el mundo, si pudiera triunfar. El reino legal de la astucia y de la fuerza y la opresión de los débiles, que sufren y trabajan, en el 37 y 38 que “… Su nuevo “Evangelio” tiene aspectos irrespetuosos y blasfemos” que deforman el verdadero Evangelio y a Cristo, descartando su divinidad y acentuando sus virtudes sociales.

En IlFermoProposito(11-VI-1905)Sobre la Acción Católica (En Italia)nos alerta sobre:

1.La necesidad de la colaboración de cada miembro al cuerpo místico.

El firme propósito que, desde el principio de Nuestro Pontificado, concebimos de querer consagrar todas las fuerzas que le benignidad del Señor se digna a concedernos a la restauración de todas las cosas en Cristo.

  1. El auxiliar organizado de la Iglesia: La Acción Católica.

El conjunto de todas estas obras, alentadas y promovidas en gran parte por seglares católicos y variamente trazadas conforme a las necesidades propias de cada nación y las circunstancias peculiares propias de cada país, es precisamente lo que con un término más especial y ciertamente más noble suele llamarse Acción Católica. En todo tiempo se empleó ella en ser auxiliar de la Iglesia.

  1. Aún en Italia, deben participar con permiso en la vida política.

Muchos son y de varia índole estos derechos civiles hasta el de tener parte directa en la vida política del país por medio de la representación popular en las Cámaras legislativas. Gravísimas razones Nos disuaden, Venerables Hermanos, de seguir la norma decretada por Nuestro Antecesor s. m., León XIII, en su largo pontificado, en virtud de la cual queda, generalmente, prohibida a los católicos en Italia la participación en el poder legislativo; además de que otras razones de no menor peso, tomadas del supremo bien de la sociedad, que a todo trance hay que salvar, pueden requerir que en casos particulares se dispense la ley, especialmente cuando vosotros, Venerables Hermanos, echéis de ver muy a las claras de urgencia necesidad de ello para bien de las almas y de los supremos intereses de vuestras Iglesias y pidáis la oportuna dispensa.

  1. Preparación para la participación plena en la vida política italiana.

Pero la posibilidad de esta benigna concesión Nuestra ha de poner a los católicos en la obligación de prepararse cuerda y seriamente, para la vida política, cuando a ella fueren llamados. (…) Al mismo tiempo se tendrán que inculcar y seguir en la práctica los demás principios que regulan la conciencia del verdadero católico. (…) que ha de portarse como tal acercándose a los empleos públicos y desempeñándolos con el firme y constante propósito de promover, según su posibilidad, el bien social y económico de la patria.

  1. El sacerdote debe atender todos los intereses sin mezclarse en las actividades de partido.
  1. La cuestión obrera en Alemania.

La situación religiosa de Alemania, dividida como estaba en diferentes confesiones trajo consigo también una diferente orientación de la política sindical de los obreros católicos. En Berlín se estaban formando las Uniones Católicas o Círculos Católicoscon la así llamada “Dirección de Berlín” que las apoyaba y guiaba. Eran confesionales y dirigidas por la autoridad eclesiástica. En la región del Ruhr se formaban Sindicatos cristianos, interconfesionales, compuestos de católicos y protestantes. Bajo la “Dirección de Colonia”.Estos sindicatos fundaron también sus círculos católicos. Mientras los confesionales de Berlín por su escaso número y penetración no daban mucha seguridad de alcanzar ventajas económicas y profesionales, los de Colonia, por el contacto con los protestantes, exponían fácilmente a serios riesgos la religión y cultura católica de los obreros. De allí nació una discusión a veces muy agria que amenazaba dividir totalmente las fuerzas sindicales católicas.

Por eso, los obispos alemanes establecieron en su Conferencia de Fulda del año 1910 cinco condiciones para la sindicación del obrero católico las que resumidas dicen:

  1. El Sindicato no debe ser para los católicos ocasión de impugnar el juicio de la autoridades eclesiásticas tocante a la religión y moral.
  2. El Sindicato debe limitarse a tratar las cuestiones sindicales.
  3. Los socios de los Sindicatos cristianos deben procurar serlo a la vez de los Círculos Católicos.
  4. Procurarán respetar siempre la autoridad de la Iglesia en el campo moral y religiosos.
  5. Sólo a las autoridades eclesiásticas incumbe juzgar si la acción de un Sindicato responde o no a los principios católicos.

Siguiendo este problema con atención desde Roma, el Santo Padre escribe“SingulariQuadamCaritate “ (24-IX-1912)Sobre los Círculos de Obreros dando a conocer en su punto 2 la Obligación de conservar incólumes los principios cristianos afirmando que: “…En consecuencia, establecemos en primer lugar que es deber de todos los católicos, estrictamente obligatorio y que ha de observarse santa e inviolablemente, así en la vida pública como en la vida privada, el guardar con firmeza y profesar con valentía los principios de la verdad cristiana enseñados por el magisterio de la Iglesia Católica, y en especial los propuestos sapientísimamente por Nuestro predecesor en la Encíclica “RerumNovarum”, que fueron aceptados con plenísimo asentimiento por los Obispos de Prusia en las deliberaciones del Congreso Fuldense en 1900 (…) La cuestión social y las controversias con ellas relacionadas acerca de la forma y tiempo del trabajo, del precio del salario, y de las huelgas voluntarias, no son problemas meramente económicos, y, por ende, de tal género que puedan resolverse dejando a un lado la autoridad de la Iglesia, “(…) es, antes que nada, una cuestión moral y religiosa” y concluye esclareciendo las ventajas y alabanzas de las asociaciones católicas en su punto 3.

  1. Conclusión.

A modo de conclusión podríamos afirmar actualizando este magisterio esclarecedor, que todo cambio de orden temporal es siempre una restauración dónde tras el agotamiento del status quo vigente o “viejo” se piensa y orienta un nuevo ordenamiento sociopolítico que dé como resultado una nueva identidad en el origen de su poder, en las instituciones concretas y en el sistema de poder del cual se nutre. El estado es el resultante de un proceso histórico determinado, aglutinado en instituciones. Es una unidad de fin y orden existencial. Es el ordenamiento jurídico de la Nación. El Estado Moderno es la evolución histórica de la Reforma Protestante y la Revolución Inglesa que nace con la Revolución Francesa y exportada por los Ingleses.

Pero está restauración debe tomar de la tradición lo esencial incorporando lo nuevo necesario al proceso que continué y rechazando lo nuevo innecesario.“…Pero esto no es todavía lo peor. Lo peor es la versación de la idea de la Iglesia al servicio del mundo. Hoy se traducirá así: la Iglesia no tiene ya que convertir al mundo, sino antes convertirse a él. No tiene nada que enseñarle sino ponerse a su escucha. Pero ¿y el evangelio de la salvación?, se dirá. ¿No es la Iglesia entera responsable de él para al mundo?¿No es lo esencial de su misión presentar este Evangelio al mundo? ¡Quién piensa eso!¡Todo lo hemos cambiado nosotros! Como dice un volumen típicamente posconciliar: “la salvación sin el Evangelio” ha venido a ser nuestro evangelio”.[3]

Las señales de los tiempos deben ser juzgadas según la Revelación Divina. “…Para la Iglesia, el único “hombre nuevo” deseable, el único cambio radical que puede ocurrir en el hombre es aquel causado por la gracia santificante, que lo eleva al nivel sobrenatural, volviéndolo “semejante a Dios”. Los factores históricos-culturales más poderosos no pueden cambiar la naturaleza humana; pueden elevarla o degradarla, pero no alterarla en su substancia”[4]

[1] Con la unificación italiana en 1861, el nuovoStato se anexiona los Estados Pontificios logrando la consiguiente extinción del poder temporal de la Santa Sede Apostólica, situación que termina con la firma de los Pactos Lateranenses en 1929 entre Benito Mussolini y Pío XI.

[2] Término empleado en Italia a principios del S. XX para identificar a los católicos que buscaban la conciliación entre el mundo moderno y la doctrina católica

[3] Louis Bouyer, La descomposición del catolicismo, Ed. Iota, Buenos Aires, 2016, p. 42

[4] Mons. Aldo Pagotto-Mons. Robert Vasa-Mons. Athanasius Schneider, Opción preferencial por la Familia, EdizioneSupplicaFiliale, Roma, 2015

PAXTV.ORG