Quita primero la viga de tu ojo...
- 25 Junio 2018
- 25 Junio 2018
- 25 Junio 2018
Evangelio según San Mateo 7,1-5.
Jesús dijo a sus discípulos:
No juzguen, para no ser juzgados.
Porque con el criterio con que ustedes juzguen se los juzgará, y la medida con que midan se usará para ustedes. ¿Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que está en el tuyo?
¿Cómo puedes decirle a tu hermano: 'Deja que te saque la paja de tu ojo', si hay una viga en el tuyo?
Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.
San Guillermo Vercelli
Nació en Vercelli, Italia, en 1085. Procedía de un familia piamontesa de noble ascendencia. No pudo gozar de sus padres porque le dejaron huérfano tempranamente; entonces se hicieron cargo de él unos familiares. La vida austera con su sacrificio le llamaba invitándole a emprender esa vía cuánto antes. Tanto le urgía que, siendo un adolescente, con un rasgo de madurez inusual a esa edad, renunció a la herencia que le correspondía y se dispuso a peregrinar a Compostela; como tantos romeros quería postrarse ante la tumba del apóstol Santiago. Llegar a España en esa época era toda una hazaña, como él constató.
Sin embargo, debieron parecerle una minucia las dificultades ya que, a las inclemencias meteorológicas y penalidades del camino, añadió un instrumento de penitencia que ciñó a su cuello para mortificarse: dos aros de hierro forjados por un hábil herrero con un resorte que le permitía desprenderse de ellos cuando lo deseaba. Más de un lustro tardó en llegar a su destino. Un periodo que le permitió profundizar en el amor de Dios manteniendo su presencia constante en su mente, y compartir las delicias de la unión con Él con las numerosas personas que halló al paso. Progresaba en su vida ascética y con ella iba incrementándose su devoción y piedad, una simbiosis coronada por la oración que tenía su expresión en el más completo abandono. Los pies desnudos, pan y agua por todo alimento, o, como mucho, alguna verdura aliñada exclusivamente con vinagre, y el mínimo descanso efectuado al aire libre; esto era todo lo que se permitía. Y fue fortaleciéndose, viendo cómo se acrecentaba vertiginosamente el anhelo de darse a sí mismo por amor a Dios.
Tras un periodo de tiempo impreciso de permanencia en España, regresó a Italia. Entonces se propuso emprender nueva peregrinación para llegar a Tierra Santa. De camino recorrió diversos lugares de Italia. Solía detenerse en los templos de las ciudades compartiendo la devoción de los habitantes por los santos venerados en ellos. En Taranto sufrió un grave percance; fue atacado por unos ladrones. El hecho, que juzgó providencial, le hizo comprender que tal vez su destino era otro. Mientras se reponía del asalto tuvo ocasión de dilucidarlo. Acudió a san Juan de Matera, que había fundado en Taranto una congregación regida por la regla benedictina, y le hizo partícipe de su inquietud. Juan convino con él en la pertinencia de ese episodio que parecía esconder un signo de la voluntad divina. En unos días Guillermo determinó renunciar al viaje y permanecer en Italia. La decisión fue corroborada con una visión en la que se le hizo ver que sería artífice de una nueva congregación dedicada a la Virgen. Despejada toda duda, buscó el lugar más conveniente para dedicarse a la meditación adoptando el espíritu del yermo.
Después de haber convivido junto a san Juan de Matera, cruzó Basilicata y llegó a Irpinia. Atrás dejaba una bien ganada fama que le persiguió por algún que otro prodigio realizado en Monteserico y en el Sasso Barisano, cerca de Matera. Huía de aclamaciones populares; sería uno de los signos que iban a acompañarle. Donde llegaba, con su virtud atraía a las multitudes. Eso le sucedió en el monte Partenio, aunque lo eligió buscando la soledad, refugiándose en una de sus cimas a efecto de recluirse en oración y penitencia. Los años de permanencia en el lugar no le permitieron lograr plenamente su propósito. Era una época floreciente para la vida eremítica, y no tardaron en unirse a él nuevos aspirantes que integraron la primera comunidad. A ésta se debe la construcción de la iglesia dedicada a la Virgen, cuyas obras culminaron en 1124; a partir de entonces, el monte comenzó a denominase Montevergine.
Este hombre austero, célebre también por su forma de comparecer en público –chocante para una mayoría– aherrojado con cadenas y grilletes como un presidiario, tenía como modelo a Cristo Redentor; pensaba en los atroces suplicios que padeció por el género humano. Como no le asustaban las penitencias del grado que fueran, la regla que dio a sus discípulos para que la siguieran en su día a día, impregnada por este sentimiento, y fundamentada en la de san Benito, no contentó a todos. Y eso que había proporcionado a los suyos pautas claras, sencillas, inspiradas en el Evangelio, como las siguientes: «Soy del parecer, hermanos, que trabajando con nuestras manos nos ganemos la comida y el vestido para nosotros y para los pobres. Pero ello no debe ocupar todo el día, ya que debemos encontrar tiempo suficiente para dedicarlo al cuidado de la oración con la que granjeamos nuestra salvación y la de nuestros hermanos».
Guillermo perseguía el sosiego requerido para dialogar con Dios. Cuatro años más tarde, abandonó Partenio y se dirigió a Goleto. Allí creó un monasterio para mujeres, atendidas espiritualmente por varones. Fue otra estación de paso. A partir de ahí, emprendió una constante peregrinación por Irpinia, Sannio, Lucania, Apulia, donde, junto a Juan de Matera, fundó Monte Laceno, y Sicilia. En todas los lugares quedaba marcada la huella de sus muchas virtudes. Los monasterios que erigía tenían la misma regla. Una vez que estaban en marcha los dejaba bajo custodia de un prior, y se encaminaba a realizar nueva fundación; ese fue siempre su criterio. El rey normando Rogelio II de Nápoles, que logró unificar Sicilia, Calabria y Apulia, le tuvo en gran estima; lo nombró consejero. En todo momento gozó de su protección y generosa ayuda para sus fundaciones, y Guillermo se hizo cargo de otras que el monarca puso bajo su amparo. Murió con fama de santidad en Goleto el 25 de junio de 1142. Su culto fue aprobado por la Santa Sede en 1728 y lo difundió a la Iglesia en 1785. En 1807 sus restos fueron trasladados a Montevergine. Pío XII lo declaró patrono de Irpinia en 1942.
Benedicto XVI, papa 2005-2013 Encíclica “Caritas in veritate”, § 1-5 (trad. Ó copyright Libreria Editrice Vaticana)
"Quita primero la viga de tu ojo, entonces verás claro para retirar la paja que está en el ojo de tu hermano"
El amor —«caritas»— es una fuerza extraordinaria, que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz. Es una fuerza que tiene su origen en Dios, Amor eterno y Verdad absoluta. Cada uno encuentra su propio bien asumiendo el proyecto que Dios tiene sobre él, para realizarlo plenamente: en efecto, encuentra en dicho proyecto su verdad y, aceptando esta verdad, se hace libre (cf. Jn 8,32).
La caridad es amor recibido y ofrecido. Es “gracia” (cháris). Su origen es el amor que brota del Padre por el Hijo, en el Espíritu Santo. Es amor que desde el Hijo desciende sobre nosotros. Es amor creador, por el que nosotros somos; es amor redentor, por el cual somos recreados. Es el Amor revelado, puesto en práctica por Cristo (cf. Jn 13,1) y “derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo” (Rm 5,5). Los hombres, destinatarios del amor de Dios, se convierten en sujetos de caridad, llamados a hacerse ellos mismos instrumentos de la gracia para difundir la caridad de Dios y para tejer redes de caridad.
La doctrina social de la Iglesia responde a esta dinámica de caridad recibida y ofrecida. Es... anuncio de la verdad del amor de Cristo en la sociedad. Dicha doctrina es servicio de la caridad, pero en la verdad... El desarrollo, el bienestar social, una solución adecuada de los graves problemas socioeconómicos que afligen a la humanidad, necesitan esta verdad. Y necesitan aún más que se estime y dé testimonio de esta verdad. Sin verdad, sin confianza y amor por lo verdadero, no hay conciencia y responsabilidad social, y la actuación social se deja a merced de intereses privados y de lógicas de poder, con efectos disgregadores sobre la sociedad, tanto más en una sociedad en vías de globalización, en momentos difíciles como los actuales.
Santo Evangelio según San Mateo 7, 1-5. Lunes XII de Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, quiero tomar una buena disposición para serte grato, pero dame la fuerza para que, iluminado por tu mirada e impulsado por tus ánimos, llegue a cumplir fielmente la misión que me has encomendado.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Cuando estamos ante una ventana a través de la cual podemos ver paisajes inolvidables, nos agrada contemplar todo lo que podemos ver con claridad. Pero en el momento en que vemos una pequeña mancha en la ventana, encontramos gran dificultad para ver con gusto todos los paisajes que se nos presentan. Nuestra atención se centra sobre esta pequeña mancha. Es molesto. Es fastidioso.
Esta ventana, aunque esté sucia, rallada u opaca, no deja de presentarnos las maravillas de los paisajes por el mero hecho de ser una ventana. Por eso cada persona, por muchos defectos que tenga, nos muestra la grandeza de Dios, pues a través de todo hombre, si sabernos ver por encima de la suciedad, las ralladuras y la opacidad, podemos contemplar a todo un Dios que se nos muestra en él.
Dios nos pide no juzgar y tratar de verle a través de cada ventana que encontremos en nuestra vida. Nos invita a no quedarnos en los defectos que encontremos, sino que sepamos ver más allá; aun cuando esté bastante obscurecida, pues siempre habrá al menos un rayo de luz que atraviese esa ventana.
Hagamos el esfuerzo de hacernos un examen para ser una ventana trasparente para los demás.
A la misericordia se le puede aplicar aquella enseñanza de Jesús: "Con la medida que midan serán medidos". Permítanme, pero pienso aquí a esos confesores que "apalean" a los penitentes, que los riñen. Pero, ¡así los tratará Dios a ellos! Aunque no sea más que por eso, no hagan estas cosas. La misericordia nos permite pasar de sentirnos misericordiados a desear misericordiar. Pueden convivir, en una sana tensión, el sentimiento de vergüenza por los propios pecados con el sentimiento de la dignidad a la que el Señor nos eleva. Podemos pasar sin preámbulos de la distancia a la fiesta, como en la parábola del Hijo Pródigo, y utilizar como receptáculo de la misericordia nuestro propio pecado.
(Homilía de S.S. Francisco, 2 de junio de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy haré un examen para ver mi actitud hacia el prójimo.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
No juzgar para no ser juzgados
Jesús, emitió juicios severos sobre quienes condenaban y perseguían a otros, mientras no hacían nada por eliminar sus propios delitos.
Condenar es fácil. Tan fácil como beber un vaso de agua. Porque la sed nos lleva a buscar una bebida que nos alivie, y porque la condena, aparentemente, sirve para desahogar rencores que corroen nuestras almas.
Pero las condenas pueden ser injustas, o desproporcionadas, o amargas. La facilidad con la que juzgamos a otro como despreciable, como enemigo, como indigno, nos lleva a cometer errores graves de apreciación, nos arrastra en ocasiones a condenar a inocentes.
Otras veces la condena es acertada: censuramos a alguien por sus fallos reales, por sus cobardías, por sus omisiones, por sus delitos. Pero, ¿sirven siempre este tipo de condenas? ¿Ayudan al delincuente a mejorar su vida? ¿Alivian a las víctimas y restablecen la justicia herida? ¿Nos convierten en mejores seres humanos?
Antes de condenar, podríamos preguntarnos si estamos seguros respecto del mal supuestamente cometido y de la mejor manera de avanzar hacia la justicia. No sirven las condenas cuando son simples desahogos llenos de amargura. Sirven cuando están unidas a un profundo respeto hacia las víctimas y a un sincero deseo de rescatar a los verdugos.
Junto a la condena, es importante mirar la propia alma para ver si no tenemos una viga en el propio ojo cuando queremos eliminar la paja del ojo ajeno. Es señal de incoherencia condenar a unos por hechos no muy graves mientras tenemos, como un peso del corazón, la certeza de haber dañado a otros en sus bienes o en su buena fama.
En la historia humana hubo quien, desde una justicia perfecta y un corazón bueno, tenía pleno derecho a condenar. Sabía lo que estaba escondido dentro de cada uno. Conocía las hipocresías y las miserias de los seres humanos.
Ese Hombre, que se llamaba Jesús, emitió juicios severos sobre quienes condenaban y perseguían a otros, mientras no hacían nada por eliminar sus propios delitos. Al mismo tiempo, dijo con serenidad que no había sido enviado para juzgar al mundo, sino para salvarlo (cf. Jn 3,17; 12,47), aunque tenía pleno poder para emitir sentencias (cf. Jn 5,27).
Por eso su invitación sigue en pie, quizá más urgente que nunca: “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que midáis se os medirá” (Mt 7,1-2).
Natividad de San Juan Bautista
Este hombre tiene para nuestro mundo una enseñanza grande, porque el hombre de hoy no sabe ni quién es, ni a dónde se dirige ni cuáles son sus ideales.Hay personas que se pueden reconocer por su entereza, por la fidelidad a su vocación y por su estilo de vida
Domingo 24 Junio
Natividad de San Juan Bautista
Isaías 49,1-6: “Te convertiré en luz de las naciones”
Salmo138: “Te doy gracias, Señor, porque me has formado maravillosamente”
Hechos de los Apóstoles 13, 22-26: “Antes de que Jesús llegará, Juan predicó a todo Israel un bautismo de penitencia”
San Lucas 1, 57-66. 80: “Juan es su nombre"
Triste imagen del hombre de hoy dibujan los expertos: perdido sin rumbo, vagando en la oscuridad y las tinieblas, sin nombre, sin oficio, sin misión. Todo lo contrario a Juan el Bautista.
Hoy celebramos el nacimiento de San Juan Bautista, una fiesta muy popular en nuestras comunidades que nos da la oportunidad para reflexionar no solamente en su persona sino en la misión de todo cristiano. Hay personas que en su mismo nombre llevan inscrita la historia de su vida. Hay personas que tienen una misión y la cumplen a cabalidad. Hay personas que se pueden reconocer por su entereza, por la fidelidad a su vocación y por su estilo de vida. Juan el Bautista es uno de ellos. La narración que nos ofrece San Lucas sobre su nacimiento pone en evidencia un oficio, un nombre y una misión.
Un oficio: Zacarías, su padre y sacerdote del templo, esperaría que su único hijo podría ocupar la misma función sacerdotal que él desempeñaba. Sin embargo, este hombre queda mudo, como representando el silencio de todo el Antiguo Testamento, ante la llegada del que es la Palabra. Juan es escogido para un oficio diferente: precursor del Mesías, el último de los profetas. Abandonando el templo se va al desierto y desde ahí anuncia la presencia del Mesías en medio del pueblo. Predica un nuevo modo de conversión dejando de lado los sacrificios. Dios lo forma maravillosamente en el seno de su madre para ser luz de las naciones, y de la mudez de su padre, brota la palabra nueva de esperanza que exige la preparación de los caminos y que descubre a Jesús como el anunciado de todas las naciones. Su oficio será profetizar exigiendo la justicia, buscando la verdad y presentando al Mesías.
Su nombre: “Dios concede el favor”, “Dios salva”, lo sitúa en la única perspectiva de su vida: mostrar el favor de Dios hecho salvación en carne de su Hijo. No es una caña sacudida por el viento, no es quien acomodándose a los privilegios y placeres se olvida de su propio significado. Es la fidelidad al nombre que el Dios fiel le impone sobre los ritos y costumbres. Juan refleja en su vivir y su actuar la profundidad que implica su nombre.
Su misión ser luz, proclamar la verdad y presentar a quien es la Verdad. No acomoda la vida a sus intereses, sino su vida está condicionada por esa búsqueda de verdad y de justicia. ¡Qué bien refleja el anuncio del profeta Isaías! ¡Cómo lo hace realidad! Entrega su vida por la verdad y por Jesús, sabe de una fidelidad que supera los obstáculos y dificultades.
Y este hombre tiene para nuestro mundo una enseñanza grande, porque el hombre de hoy no sabe ni quién es, ni a dónde se dirige ni cuáles son sus ideales. Igual que Juan cada hombre tiene un oficio, un nombre y una misión que le dan sentido a su existencia. Esta fiesta es una oportunidad también para nuestra reflexión sobre el sentido más profundo de nuestra vida: no importan los títulos ni los oficios, importa mucho más si estamos siendo fieles a nuestra misión. No importan las apariencias ni los reconocimientos, se requieren hombres y mujeres que sean fieles a su misión de enderezar caminos, de defender la verdad y de construir la justicia. Juan es reconocido por el mismo Jesús como el más grande de los profetas, y cómo se necesita en nuestro tiempo que cada discípulo sea un verdadero profeta que hable en nombre del Señor, que anuncie esperanza y que denuncie las injusticias, que relacione al pueblo con Dios.
La corrupción, la mentira, la infidelidad se han enseñoreado de nuestros ambientes. Ahora fácilmente perdemos el rumbo, nos equivocamos de camino. No somos capaces de sostener fidelidad a nuestros ideales y mucho menos si estos están condicionados por el anonimato, la privación y la austeridad. Hemos sucumbido a los encantos de un mundo que nos promete felicidad en lo exterior y perdemos el sentido de una verdadera vocación a la que fuimos llamados. Entonces se levanta la figura de Juan para exigirnos fidelidad a lo que somos y para lo que fuimos hechos.
Como Isaías, y como Juan Bautista, también nosotros fuimos tejidos desde el seno de nuestra madre con un propósito y una misión. También a cada uno de nosotros se nos dice: “Tú eres mi siervo, en ti manifestaré mi gloria”. Dios no hace basura, y a nosotros nos ha hecho con mucha ternura y dedicación confiándonos una misión: ser mensajeros de su amor. Contemplando el nacimiento de Juan el Bautista, debe brotar desde lo profundo de nuestro corazón un sincero agradecimiento a Dios por nuestro propio nacimiento porque también a nosotros nos ha formado de un modo maravilloso, pero examinemos si somos fieles al nombre que se nos dio de “cristianos” (ungidos del Señor), como profetas y con la misma misión de Juan: hacer presente en nuestro mundo a Jesús el Mesías.
Al celebrar hoy a San Juan Bautista, tenemos la oportunidad de revisar si somos fieles a nuestra vocación. Tendremos que revisar si nuestra vida anuncia, sin palabras, que Dios salva. Debemos renovar el llamado que nos ha hecho el Señor a ser sus pregoneros, aunque después debamos desaparecer para dejar lugar a la verdadera luz. ¿Cómo estamos cumpliendo nuestra misión? ¿Cómo realizamos hoy nuestra vocación?
Gracias, Padre Bueno, por habernos formado de manera admirable. Concédenos ser fieles, igual que Juan Bautista, a nuestra identidad, a la verdad y a nuestra misión. Amén
Nacimiento de San Juan Bautista
Este es el único santo al cual se le celebra la fiesta el día de su nacimiento.
San Juan Bautista nació seis meses antes de Jesucristo (de hoy en seis meses - el 24 de diciembre - estaremos celebrando el nacimiento de nuestro Redentor, Jesús).
El capítulo primero del evangelio de San Lucas nos cuenta de la siguiente manera el nacimiento de Juan: Zacarías era un sacerdote judío que estaba casado con Santa Isabel, y no tenían hijos porque ella era estéril. Siendo ya viejos, un día cuando estaba él en el Templo, se le apareció un ángel de pie a la derecha del altar.
Al verlo se asustó, mas el ángel le dijo: "No tengas miedo, Zacarías; pues vengo a decirte que tú verás al Mesías, y que tu mujer va a tener un hijo, que será su precursor, a quien pondrás por nombre Juan. No beberá vino ni cosa que pueda embriagar y ya desde el vientre de su madre será lleno del Espíritu Santo, y convertirá a muchos para Dios".
Pero Zacarías respondió al ángel: "¿Cómo podré asegurarme que eso es verdad, pues mi mujer ya es vieja y yo también?".
El ángel le dijo: "Yo soy Gabriel, que asisto al trono de Dios, de quien he sido enviado a traerte esta nueva. Mas por cuanto tú no has dado crédito a mis palabras, quedarás mudo y no volverás a hablar hasta que todo esto se cumpla".
Seis meses después, el mismo ángel se apareció a la Santísima Virgen comunicándole que iba a ser Madre del Hijo de Dios, y también le dio la noticia del embarazo de su prima Isabel.
Llena de gozo corrió a ponerse a disposición de su prima para ayudarle en aquellos momentos. Y habiendo entrado en su casa la saludó. En aquel momento, el niño Juan saltó de alegría en el vientre de su madre, porque acababa de recibir la gracia del Espíritu Santo al contacto del Hijo de Dios que estaba en el vientre de la Virgen.
También Santa Isabel se sintió llena del Espíritu Santo y, con espíritu profético, exclamó: "Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre. ¿De dónde me viene a mí tanta dicha de que la Madre de mi Señor venga a verme? Pues en ese instante que la voz de tu salutación llegó a mis oídos, la criatura que hay en mi vientre se puso a dar saltos de júbilo. ¡Oh, bienaventurada eres Tú que has creído! Porque sin falta se cumplirán todas las cosas que se te han dicho de parte del Señor". Y permaneció la Virgen en casa de su prima aproximadamente tres meses; hasta que nació San Juan.
De la infancia de San Juan nada sabemos. Tal vez, siendo aún un muchacho y huérfano de padres, huyó al desierto lleno del Espíritu de Dios porque el contacto con la naturaleza le acercaba más a Dios. Vivió toda su juventud dedicado nada más a la penitencia y a la oración.
Como vestido sólo llevaba una piel de camello, y como alimento, aquello que la Providencia pusiera a su alcance: frutas silvestres, raíces, y principalmente langostas y miel silvestre. Solamente le preocupaba el Reino de Dios.
Cuando Juan tenía más o menos treinta años, se fue a la ribera del Jordán, conducido por el Espíritu Santo, para predicar un bautismo de penitencia.
Juan no conocía a Jesús; pero el Espíritu Santo le dijo que le vería en el Jordán, y le dio esta señal para que lo reconociera: "Aquel sobre quien vieres que me poso en forma de paloma, Ese es".
Habiendo llegado al Jordán, se puso a predicar a las gentes diciéndoles: Haced frutos dignos de penitencia y no estéis confiados diciendo: Tenemos por padre a Abraham, porque yo os aseguro que Dios es capaz de hacer nacer de estas piedras hijos de Abraham. Mirad que ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto, será cortado y arrojado al fuego".
Y las gentes le preguntaron: "¿Qué es lo que debemos hacer?". Y contestaba: "El que tenga dos túnicas que reparta con quien no tenga ninguna; y el que tenga alimentos que haga lo mismo"…
"Yo a la verdad os bautizo con agua para moveros a la penitencia; pero el que ha de venir después de mí es más poderoso que yo, y yo no soy digno ni siquiera de soltar la correa de sus sandalias. El es el que ha de bautizaros en el Espíritu Santo…"
Los judíos empezaron a sospechar si el era el Cristo que tenía que venir y enviaron a unos sacerdotes a preguntarle "¿Tu quién eres?" El confesó claramente: "Yo no soy el Cristo" Insistieron: "¿Pues cómo bautizas?" Respondió Juan, diciendo: "Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está Uno a quien vosotros no conocéis. El es el que ha de venir después de mí…"
Por este tiempo vino Jesús de Galilea al Jordán en busca de Juan para ser bautizado. Juan se resistía a ello diciendo: "¡Yo debo ser bautizado por Ti y Tú vienes a mí! A lo cual respondió Jesús, diciendo: "Déjame hacer esto ahora, así es como conviene que nosotros cumplamos toda justicia". Entonces Juan condescendió con El.
Habiendo sido bautizado Jesús, al momento de salir del agua, y mientras hacía oración, se abrieron los cielos y se vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y permaneció sobre El. Y en aquel momento se oyó una voz del cielo que decía: "Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo todas mis complacencias".
Al día siguiente vio Juan a Jesús que venía a su encuentro, y al verlo dijo a los que estaban con él: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquél de quien yo os dije: Detrás de mí vendrá un varón, que se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo".
Entonces Juan atestiguó, diciendo: "He visto al Espíritu en forma de paloma descender del cielo y posarse sobre El. Yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: Aquél sobre quien vieres que baja el Espíritu Santo y posa sobre El, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo. Yo lo he visto, y por eso doy testimonio de que El es el Hijo de Dios".
Herodías era la mujer de Filipo, hermano de Herodes. Herodías se divorció de su esposo y se casó con Herodes, y entonces Juan fue con él y le recriminó diciendo: "No te es lícito tener por mujer a la que es de tu hermano"; y le echaba en cara las cosas malas que había hecho.
Entonces Herodes, instigado por la adúltera, mandó gente hasta el Jordán para traerlo preso, queriendo matarle, mas no se atrevió sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía, pues estaba muy perplejo y preocupado por lo que le decía.
Herodías le odiaba a muerte y sólo deseaba encontrar la ocasión de quitarlo de en medio, pues tal vez temía que a Herodes le remordiera la conciencia y la despidiera siguiendo el consejo de Juan.
Sin comprenderlo, ella iba a ser la ocasión del primer mártir que murió en defensa de la indisolubilidad del matrimonio y en contra del divorcio.
Estando Juan en la cárcel y viendo que algunos de sus discípulos tenían dudas respecto a Jesús, los mandó a El para que El mismo los fortaleciera en la fe.
Llegando donde El estaba, le preguntaron diciendo: "Juan el Bautista nos ha enviado a Ti a preguntarte si eres Tú el que tenía que venir, o esperamos a otro".
En aquel momento curó Jesús a muchos enfermos. Y, respondiendo, les dijo: "Id y contad a Juan las cosas que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio…"
Así que fueron los discípulos de Juan, empezó Jesús a decir: "¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Alguna caña sacudida por el viento? o ¿Qué salisteis a ver? ¿Algún profeta? Si, ciertamente, Yo os lo aseguro; y más que un profeta. Pues de El es de quien está escrito: Mira que yo te envío mi mensajero delante de Ti para que te prepare el camino. Por tanto os digo: Entre los nacidos de mujer, nadie ha sido mayor que Juan el Bautista…"
Llegó el cumpleaños de Herodes y celebró un gran banquete, invitando a muchos personajes importantes. Y al final del banquete entró la hija de Herodías y bailó en presencia de todos, de forma que agradó mucho a los invitados y principalmente al propio Herodes.
Entonces el rey juró a la muchacha: "Pídeme lo que quieras y te lo daré, aunque sea la mitad de mi reino". Ella salió fuera y preguntó a su madre: "¿Qué le pediré?" La adúltera, que vio la ocasión de conseguir al rey lo que tanto ansiaba, le contestó: "Pídele la cabeza de Juan el Bautista". La muchacha entró de nuevo y en seguida dijo al rey: "Quiero que me des ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista". Entonces se dio cuenta el rey de su error, y se pudo muy triste porque temía matar al Bautista; pero a causa del juramento, no quiso desairarla, y, llamando a su guardia personal, ordenó que fuesen a la cárcel, lo decapitasen y le entregaran a la muchacha la cabeza de Juan en la forma que ella lo había solicitado. Juan Bautista: pídele a Jesús que nos envíe muchos profetas y santos como tú.
Iglesia, cultura y deporte
¡Más rápido, más alto, más fuerte!
Desde el año 2004, por iniciativa del Papa Juan Pablo II, el Pontificio Consejo para los Laicos cuenta con una sección dedicada al deporte, llamada “Iglesia y deporte”, con la finalidad de intentar hacer sentir la preocupación de la Santa Sede en un sector tan neurálgico de la cultura contemporánea y con objetivos muy específicos, como ser en la Iglesia punto de referencia para las organizaciones deportivas, sensibilizar a las Iglesias locales de la importancia del trabajo pastoral en los ambientes deportivos, favorecer una cultura del deporte como medio de crecimiento integral de la persona, promover el estudio de temáticas específicas relativas al deporte, y organizar iniciativas que susciten testimonios de vida cristiana entre los deportistas.
Hace muy poco, el pasado 14 de junio del 2012, el Pontificio Consejo para la Cultura a través del Cardenal Gianfranco Ravasi, inauguró un nuevo departamento en el dicasterio denominado “deporte y cultura”.
Ciertamente la sección “Iglesia y deporte” y el departamento “deporte y cultura” trabajarán en coordinación de esfuerzos e iniciativas ya que comparten una misma finalidad de fondo que es la evangelización del mundo del deporte, pero me parece muy importante poner de relieve el hecho de que la realidad del deporte sea considerada por la Iglesia como un ámbito cultural tan relevante en la sociedad actual a punto de poder contar con un sector del dicasterio dedicado al dialogo cultural con él.
La razón de lo anterior es muy clara: el deporte se ha convertido en nuestros días en un nuevo areópago, pues se transformó en un lugar de encuentro de la sociedad como un todo, ganando un cada vez mayor protagonismo cultural. Es notorio como políticos, artistas, empresarios y hasta miembros de la realeza se hacen presentes en los grandes eventos deportivos. También llama la atención cómo algunos deportistas o personas vinculadas al deporte de alto rendimiento se han convertido en referentes para muchas personas y en líderes de opinión. Hay cursos de liderazgo fundamentados en principios deportivos, existe la psicología del deporte, existen técnicas educativas en valores a través del deporte y muchas otras iniciativas que dejan de manifiesto la importancia cultural del deporte.
Es muy necesario entonces que la Iglesia tenga un diálogo cada vez más estrecho con el mundo del deporte y claramente ahí radica el fundamento de la creación del departamento “deporte y cultura”. La Iglesia tiene mucho que aportar al mundo deportivo, sobre todo ayudando a que el deporte despliegue todo su potencial positivo y sea así decisivo en la construcción de una cultura mucho más humana. La intención manifiesta del Cardenal Ravasi es la de escuchar el mundo del deporte, entenderlo desde adentro, para poder entablar un diálogo fecundo e incluso llevar a la Iglesia el eco de las grandes aspiraciones culturales de este mundo.
Ciertamente será necesario que el deporte se cuestione acerca de algunos rumbos que ha tomado y se purifique de algunas prácticas que vienen perjudicando sus tan nobles fines, pero más que condenar, se trata de ayudar al deporte a convertirse en una realidad cada vez más humana, canalizando su potencial cultural para el bien de toda la sociedad. De hecho, el mismo lema olímpico escogido por el Barón Pierre de Coubertin, fundador de los Juegos Olímpicos de la era moderna ya evocaba un principio cristiano de superación: Citius, Altius, Fortius (más rápido, más alto, más fuerte), lo que ya dejaba entrever claramente la relación entre la Iglesia, el deporte y la cultura.
Respuesta a un ateo
Publicamos esta carta y su respuesta, con la esperanza de dar argumentos a quien enfrente objeciones similares
Hemos recibido una carta de un ateo que firma como “El loco de Turín” (que es como a veces llamaban al filósofo existencialista ateo Nietzsche) planteándonos con todo interés y respeto algunas serias objeciones a la religión, y más concretamente al cristianismo y a la Biblia. Como los asuntos que plantea son de interés en el frecuente debate actual entre ateísmo y cristianismo, vamos a publicar aquí su carta y nuestra contestación, con la esperanza de que a él le aclare nuestro punto de vista y de que a los demás les permita quizá tener más argumentos cuando se enfrenten a las mismas objeciones.
Los argumentos que él plantea son básicamente cuatro:
1- Puestos a inventarse dioses, el politeísmo o la adoración al Sol tiene más sentido que el monoteísmo.
2- En nombre de Dios se han cometido muchas aberraciones.
3- El Dios de la Biblia a veces es cruel.
4- La Biblia no es un libro fiable porque está lleno de contradicciones y errores.
Anunciamos que nuestros argumentos serán rigurosos pero tal vez no muy ortodoxos en opinión de algunos. Sin embargo hemos tenido mucho cuidado en no salirnos de la teología moderna, y tomamos como modelo los argumentos y exégesis del papa emérito Benedicto XVI. Y ya sin más dilación empezamos presentando la carta de nuestro lector.
CARTA
Antes de dar mi punto de vista, acerca de todo esto de la religión, quiero pedir disculpas por haber intervenido en argumentos que no son de mi incumbencia (espero no los incomode). Dicho esto, daré inicio a mi argumentación.
Antes que nada quiero aclarar que hoy en día existen mas de doscientos dioses. Y todos diferentes.
Ahora bien, la creencia de que hay un solo dios (como lo es el dios judío/cristiano/musulmán) o muchos mas es absurda, ya que desde el origen de los tiempos el ser humano siente curiosidad por lo desconocido. Ejemplo de ello podría ser la vida, la muerte, la lluvia, los pájaros (aunque suene hilarante, pero es la verdad), incluso el sol.
En algún momento de nuestra vida nos hemos preguntado cual es el dios autentico (a menos de que en tu caso hayas nacido en un hogar con un dogma establecido, dígase religión). Esto es bastante confuso, ya que varias religiones presentan similitudes entre los dioses de las diferentes culturas. Posiblemente algunas de las siguientes preguntas pudieron haber pasado por tu cabeza al momento de elegir ser adepto de alguna religión:
1) ¿Cual es el verdadero? ¿El mas antiguo en el mercado?
2) ¿O el que tiene mas seguidores?
3) ¿Aquel que posee bastos templos en su honor?
4) ¿El dios que cuenta con mas ejércitos?
5) ¿Acaso sera el mas económicamente poderoso?
6) ¿Como saber cual es el verdadero dios?
Ahora bien, hagamos uso de la lógica. Lo mas lógico es que el mas antiguo sea el veraz. ¿Y cual es el dios mas antiguo? ¡Vaya! Resulta sorprendente el percatarse que el dios mas antiguo es el sol. Pero así fue: La tremenda ignorancia de los primitivos sobre el mundo que los rodeaba hizo que volvieran su vista al cielo donde objetos desconocidos aparecían y desaparecían sin explicación alguna, influyendo grandemente sobre la vida de todo, fueran seres humanos, animales, plantas u otras cosas.
El culto al sol y a la luna fue el primero entre casi todos los pueblos de la remota antigüedad: Druidas, Chinos, Aztecas, Egipcios, Japoneses, Malayos, Persas, Hindúes, Asirios, Sumerios, etc..
Al sol le sacrificaban animales y hasta hombres, mujeres y niños con la idea de mantenerlo contento. Pero no solo la luna y el sol eran misterio para los primitivos: también lo era la vida misma, el nacimiento, los animales, los arboles, el aire, el fuego, los ríos, la muerte. No teniendo respuestas, el hombre invento poderes sobrenaturales a todo cuanto le rodeaba: El aire, las aguas, las piedras, los animales, los bosques, el fuego, la lluvia; entre otros muchos.
”TODO LO QUE NO CONOCEMOS ES MILAGROSO”
-Dijo Tácito viendo a la gente creer en los poderes ”sobrenaturales” de los dioses que habían inventado.
El ser primitivo (osea el hombre) en busca de explicarse todos los acontecimientos que el no podía realizar opto por desarrollar la creencia en lo sobrenatural. Lo chistoso de este asunto es que, los poderes de los dioses creados por el hombre se regían por la habilidad o imaginación que estos poseían. En pocas palabras, los dioses surgieron de la imaginación y necesidad de los hombres.
Ahora, la invención del dios único la hicieron unos Hebreos mil cuatrocientos años a.C., tengo que aclarar que en nombre de ese único dios se han cometido demasiadas aberraciones; que por supuesto se encuentran en la biblia, eso descartando las miles de contradicciones que esta contiene. Ejemplo de ello serian los siguientes versículos:
——————————————–El mundo es plano————————————–
1) Apocalípsis 7:1 – Después de esto, vi a cuatro ángeles de pie en los cuatro extremos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplara viento alguno, ni sobre la tierra ni sobre el mar ni sobre ningún árbol.
En nuestros tiempos sabemos que dicha esfera no tiene extremos (es ridículo que te lo explique). Aclaro que este libro es considerado como un libro literal, que no tiene ninguna interpretación. Los mismos teólogos cristianos lo afirman.
2) Isaías 40:22 – El (dios) es el que esta sentado sobre la redondez de la tierra, cuyos habitantes son como langostas; El es el que extiende los cielos como una cortina y los despliega como una tienda para morar.
Es curioso que el pasaje mencione la palabra redondez y no esfera.
Redondez = circulo = 2D = 2 Dimensiones= figura plana de un circulo, sin volumen. Esfera = figura con volumen y 3 dimensiones; ejemplo: un globo con aire, globo terráqueo, el mismo mundo.
Lo mas hilarante de este verso es que dice que el cielo es como una cúpula.
———————————————-El mundo no flota en el espacio——————-
1) Job 26:7 – El extiende el norte sobre el vacío, y cuelga la tierra sobre la nada.
2) Job 38:4-6 – ¿Dónde estabas tú cuando yo echaba los cimientos de la tierra? Dímelo, si tienes inteligencia. ¿Quién puso sus medidas?, ya que sabes, ¿o quién extendió sobre ella cordel?¿Sobre qué se asientan sus basas, o quién puso su piedra angular?
Suponiendo que Job 26:7 es cierto, seria una contradicción a Job 38:4-6, ya que si el planeta tierra esta colgando de un cordel ¿como puede tener una piedra angular? Porque la piedra angular es un cimiento que sirve para sostener alguna cosa, desde abajo.
Y puedo mencionar algunas de las muchas contradicciones de la biblia, pero me detendré aquí para no hacer de esto algo largo y aburrido de leer.
Muchas gracias Christian por haber tomado en cuenta mi punto de vista. Espero tener contacto para no dejar este tema en el olvido.
El Loco de Turín
Hola LdT, no hace falta que te disculpes por intervenir, aunque seas ateo eres bienvenido, e incluso especialmente bienvenido por serlo. No has entrado a atacar sino a argumentar, así que estás en el sitio correcto.
CUÁL ES EL DIOS VERDADERO
Tu planteamiento tiene cierta lógica, pero solo desde el punto de vista ateo. Si negamos la existencia de Dios y consideramos que los dioses son un invento del hombre, entonces es lógico considerar que el Dios más “auténtico” (en el sentido de “original”) es el más antiguo y el resto serían evoluciones posteriores a partir de esa idea. En tal caso es muy posible que el dios primigenio fuera el sol.
Siguiendo esa misma lógica y aplicándola a los conocimientos científicos, tendríamos que decir que la idea más auténtica sobre nuestro planeta es que es una superficie plana, pues así es como la consideraban los antiguos. Entonces tú dirás que en ciencia más antiguo no implica más verdadero y que al avanzar en el conocimiento podemos descubrir que la verdad no es lo que todos pensaban antes, y yo te diré lo mismo de la religión.
LOS PLANOS DE LA REALIDAD
Para los creyentes, la realidad es dual, hay un plano físico y un plano espiritual, cada uno con sus leyes y su manera de descubrirlas. Para los ateos la realidad se limita al plano físico, aunque muchos piensen que ese plano físico pueda ser multicapa, con universos paralelos y todo eso. El plano físico y el espiritual son planos separados pero que interactúan. Los universos paralelos al parecer son planos separados que no pueden interactuar de ningún modo, por eso la ciencia nunca podrá demostrar su existencia, o al menos eso afirma hoy en día la teoría de cuerdas, y aún así mucha gente, especialmente ateos, creen en su existencia o al menos en su posibilidad. No dan el mismo trato al plano espiritual a pesar de que los creyentes sí somos capaces de experimentar ese otro plano y relacionarnos con él.
Por eso hay algunas cosas del mundo espiritual que el hombre puede llegar a captar por sí mismo si se esfuerza en ello, igual que podemos aprender cosas del mundo físico si nos esforzamos en ello. Un ateo no aprenderá nada de Dios porque no se interesa por ello y dirá que es imposible aprender nada del plano espiritual… porque no existe. Si alguien tuviera el mismo punto de vista sobre la teoría de la evolución, por ejemplo, podría decir lo mismo, que por mucho que mire no ve a ningún animal evolucionando y que aunque se pusiese a estudiar el asunto sería imposible aprender nada de ello… porque es todo un cuento, diría él, así que ni se esfuerza.
Pero de todas formas, por mucho que el hombre se esfuerce, solo podrá comprender parte de la realidad espiritual, el resto no porque un ser tan limitado y finito como el hombre no puede alcanzar lo eterno e infinito por sí mismo, sería como si una hormiga intentara comprender las raíces cuadradas. Dios creó el universo, y lo dotó de orden y leyes fijas, y dentro de ese universo también dotó al hombre de una inteligencia capaz de comprender la Creación, pero el Dios que lo creó es infinito y por tanto el hombre está equipado para conocer el universo (al menos eso creemos si somos optimistas) pero no está suficientemente equipado para conocer a Dios, aunque sí para vislumbrarlo. Es por eso que el hombre, desde que es hombre, tuvo una religión, un sentido de la trascendencia, una intuición de que había algo más, pero por mucho que quisieran no podían conocer por sí mismos la naturaleza auténtica ni de Dios/dioses ni del plano espiritual en el que creían. Esa es la razón por la que Dios, llegado el momento oportuno, comienza a revelarse “en serio”, y si antes tal vez envió destellos, ahora comienza a proyectar un foco de luz, un faro guía que marca el camino a ese conocimiento.
Esa historia progresiva de revelación la tenemos en la Biblia. Dios no se apareció un día, dejó un libraco sobre la mesa de Abraham o Moisés y le dijo: ahí tienes todo lo que tienes que saber sobre mí y sobre todo lo espiritual. No, la revelación y la historia de salvación es algo que Dios hizo por medios humanos, inspirando, alentando, guiando, pero dejando que fuera el hombre el protagonista y actor principal, y por eso mismo con avances y retrocesos, aciertos y fallos, hasta el punto culminante en el que él mismo viene al mundo a rematar la salvación y la revelación, e incluso entonces lo hizo a través de una naturaleza que se fusionó con la humana: Jesús, y mediante medios también humanos.
Por lo tanto, los que creemos en el cristianismo no lo hacemos porque nuestra religión sea la mayoritaria ni porque tenga el poder ni por ninguna de esas razones puramente prácticas que mencionas, sino porque creemos que es la verdad, y esa verdad ha sido revelada por Dios y transmitida de generación en generación, y nosotros hemos tenido la suerte de entrar en contacto con esa verdad bien sea por transmisión de nuestros padres o por otros medios, y de aceptarla. Por lo tanto nos da igual en qué dioses creyeran nuestros antepasados, del mismo modo que cuando un científico descubre una nueva ley de la ciencia, le da exactamente igual qué creencia sobre ese tema tenían nuestros antepasados, simplemente al descubrir la verdad, nos alegramos de dejar el error atrás.
Si los antiguos adoraban al sol y a la luna lo hacían porque el alma tiene anhelo por lo trascendente, intuye que hay algo más que lo puramente físico y busca qué pueda ser, pero nadie conocía a Dios hasta que él se reveló. Según tú el Dios cristiano es un invento de los judíos antiguos. Normal que pienses así, si no crees en Dios no tienes más remedio que pensar que alguien se lo ha inventado. Yo por el contrario considero que es al revés, es Dios quien te creó a ti, así que en cierto modo podemos decir que tú, y todos, somos un “invento” de Dios, el cual nos hizo hijos suyos y eso nos libra a nosotros del vacío de pensar que somos un producto casual de un cosmos que nadie sabe de dónde puede haber salido ni tiene un porqué ni un sentido. Para el creyente, la vida tiene un sentido, sabemos de dónde venimos, a dónde vamos y por qué y para qué estamos aquí. Nietzsche por el contrario llegó a la conclusión de que no hay Dios y por tanto la vida no tiene sentido (salvo el que uno quiera darle, consciente de estar inventándoselo), y por eso acabó su vida loco y amargado. Independientemente de lo acertado o no de su pensamiento, no parece que su filosofía sea una alternativa que mejore a la ofrecida por el cristianismo o que ayude al hombre a ser más feliz o mejor persona.
EN EL NOMBRE DE DIOS
Hablas de que “en nombre de ese único dios se han cometido muchas aberraciones”. También difiero de tu opinión. El hombre crea violencia y guerras, con o sin religión. Muchos pensadores ateos del XVIII y XIX estaban convencidos de que si se eliminaba la religión se acabaría la opresión y la violencia e incluso las guerras. En el siglo XX tuvimos sobrada ocasión de comprobar esa teoría. Resulta que los regímenes ateos que florecieron han sido los autores de las mayores crueldades y masacres de la historia de la humanidad, no solo de sus enemigos, sino también de su propia gente. Quita a Dios y desaparecen los límites que te controlan, te sientes engañosamente libre de hacer todo lo que quieras porque si tienes el poder a nadie tienes que rendir cuentas y solo tú decides qué es lo correcto y lo incorrecto. El nazismo, Stalin, Mao y muchos otros instauraron regímenes ateos, las dictaduras comunistas se aplicaron enormemente en borrar toda religión de sus sociedades y en parte lo consiguieron, sobre todo en cuanto a influencia social. El resultado no fue un reino de paz y justicia sino, bueno, para qué te voy a explicar, ya lo sabes como yo. Lo que quiero decirte es que el hombre lucha y mata con el pretexto que sea, y normalmente elige pretextos que sean lo más elevados posible para que su acción cruel quede debidamente justificada. Si Dios es importante, matará en nombre de Dios. Si Dios no es importante matará en nombre de cualquier otra cosa que esa sociedad valore, y así las guerras del siglo XX han sido en nombre de la igualdad, la solidaridad, la hermandad, la democracia, e incluso la paz. Sí, muchas guerras últimamente se hacen en nombre de la paz, ya ves.
LA REVELACIÓN PROGRESIVA Y LA PEDAGOGÍA DIVINA
También dices que en la Biblia hay sobrados ejemplos de crueldad sancionados por Dios mismo. Razón tienes, en el Antiguo Testamento hay algunas partes en las que Dios parece ser bastante cruel, especialmente en el libro de Job y toda la conquista de Canaan. Tal como mencioné antes, la revelación cristiana es progresiva y realizada mediante instrumentos humanos, no fruto de un libro traído por Dios. Nosotros creemos que Dios fue inspirando a ciertos hombres para que fueran comprendiendo cada vez más a Dios, pero esa comprensión fue lenta y gradual, abarcando siglos de progreso. Por eso la idea de Dios va evolucionando en la Biblia, desde el Dios justiciero del principio, al Dios justo de los profetas y, finalmente, al Dios-Amor revelado por Dios mismo a través de Jesús.
Este es un proceso pedagógico, no una explicación a posteriori para limpiarnos las manos. Si tú quieres que un niño llegue algún día a ser un experto en física cuántica, no puedes tomarle a los tres añitos y empezar a explicarle las leyes del universo cuántico porque no entendería nada ni nunca llegaría a entenderlo. Se empieza por explicaciones sencillas, incluso cuando no son exactas. Le hablamos de que el sol sale y se pone, incluso que se esconde por la noche o que la luna va detrás del sol porque está enamorada de él. Esas simplezas son tremendamente incorrectas pero sirven para que el niño vaya generando una imagen del universo que es apta para su capacidad intelectual en cada momento. Luego poco a poco irá aprendiendo las cosas con más exactitud y precisión, más en profundidad, según su capacidad aumenta (en parte por la edad y en parte porque los conocimientos previamente asimilados le permiten asimilar conocimientos nuevos más complejos). Y en la escuela irá adquiriendo otras herramientas que le servirán más adelante para avanzar aún más, como las matemáticas, física, geología, etc. Finalmente el niño, ahora un hombre joven, estará capacitado para adentrarse en el auténtico meollo de la física cuántica o lo que sea, y podrá investigar y aprender e incluso descubrir cosas nuevas.
Con el conocimiento espiritual ocurre exactamente lo mismo. Dios fue preparando a la gente poco a poco, al principio con ideas inexactas y simples pero que era lo mejor que se podía ofrecer dado su nivel espiritual e intelectual de desarrollo. Luego ese conocimiento se va haciendo cada vez más exacto y refinado, hasta que finalmente el pueblo de Israel está ya maduro para meterse en materia del todo: y entonces vino Jesús. Aún así, muy preparados no estaban cuando lo mataron por su mensaje, pero lo que aparentó un fracaso no fue tal, porque en realidad la mayoría de la gente sí estaba preparada para entender ese mensaje, y finalmente se extendió y triunfó, y cambió el mundo. Tú puedes pensar que ahora es el ateísmo el que está extendiéndose y triunfando y cambiando el mundo, y en ciertas zonas de este planeta eso es cierto, pero puesto que yo creo que detrás de todo esto está Dios, no me asusta que el ateísmo parezca tener ahora el viento a favor en algunos sitios. Él sabrá lo que hace y no es la primera vez que acabamos comprendiendo que son victorias algunas cosas que en su momento parecían derrotas. Pero eso es otro tema, disculpa. Estaba intentando explicarte por qué el Dios cruel de algunos pasajes del Antiguo Testamento no es un retrato fiel de Dios y aún así se puede considerar un retrato verdadero. Seguiré con eso.
EL DIOS CRUEL?
Puede parecer que esas crueldades que vemos asociadas a Dios allí son un borrón en una revelación divina, aunque sea progresiva. Pero si conocemos muy en profundidad la historia de la humanidad y esos pueblos y épocas, comprenderemos que lo que parece cruel y malvado desde nuestro punto de vista puede a veces ser un avance positivo en la historia de la humanidad. Un grave error que siempre cometen los hombres (disculpa si no añado siempre “y las mujeres”, vaya por entendido) es pensar que su época ha alcanzado la cumbre, al menos en lo moral e intelectual, y se permite siempre mirar hacia atrás y juzgar todas las personas y épocas pasadas según sus modelos. Hoy hacemos lo mismo. Por eso cuando miramos a los hebreos de hace 5000 años juzgamos sus comportamientos como buenos o malos o incluso estúpidos aplicando nuestros conocimientos y estándares de conducta modernos, como si ellos tuvieran la obligación de compartir nuestra mentalidad y conocimientos del año 2015 para poder ser buenos y válidos. Para explicar mejor lo que quiero decir pondré un ejemplo sencillo: la Ley del Talión.
“Ojo por ojo y diente por diente”, ¿es eso lo que Dios enseñó a su pueblo? Pues menuda cosa nos trajo, un concepto cruel de la venganza. Pero esa ley solo se puede considerar malvada si la miramos desde nuestro punto de vista moral actual, o sea, desde un punto de vista moral cristiano, valga la paradoja. Entre los pueblos de la Antigüedad la ley moral que existía era la ley del más fuerte. Los ricos y poderosos podían hacer lo que quisieran con el pueblo. Un poderoso podía quemar tu casa y no le pasaba nada. La revelación divina, en aquel estado de cosas, enseñó al pueblo que eso estaba mal, que frente al despotismo había que acostumbrarse a la justicia. Si un poderoso quema tu casa tú tienes derecho a quemar la suya. Ojo por ojo. Cuando los hebreos asimilaron ese nuevo ideal moral, el de la justicia (se aplicara mucho o poco es ya otro asunto) entonces estaban ya preparados para ir un paso más allá y aceptar el concepto de misericordia y perdón que aparece con los Profetas y sobre todo con Jesús. En nuestra sociedad (al menos en la mía) si un hombre mata a mi hermana no se considera que la respuesta adecuada sea matar a la suya (venganza), sino que va a la cárcel y se le intenta rehabilitar. Ese es el ideal cristiano, conjuga justicia con misericordia y perdón (y como todos los ideales, en la práctica se cumplen más o menos, pero son el ideal). Es después de que Jesús nos trajera el siguiente (y último) paso de la revelación cuando las etapas anteriores se muestran defectuosas, pero solo cuando echamos la vista atrás, no porque lo fueran en su momento.
Es por eso que viendo los estadios más antiguos de la revelación podemos pensar que o bien Dios era cruel o bien esas historias eran invenciones humanas y no revelación divina, pero si vemos cada paso en su contexto histórico, comprenderemos que cada paso de la revelación es siempre un paso hacia delante, no adaptado a Dios, sino adaptado al hombre, que es el destinatario de ella, y expresado de la manera en que los hombres de aquella época podían expresarlo. La Madre Teresa de Calcuta veía a Dios en los moribundos y los desposeídos, los hebreos de la época de Josué veían a Dios en la justicia de conseguir lo que en su opinión les pertenecía, aunque fuera matando a quien intentaba impedirlo, y así nos lo contaban. No es Dios el que evoluciona, sino la comprensión que el hombre tiene de Dios la que va aumentando. También hay que tener en cuenta que la progresión de la revelación no se ve claramente en el orden de los libros bíblicos, o sea, un libro del Antiguo Testamento no siempre muestra una moral más avanzada que el anterior, porque los libros de la Biblia están ordenados en cierto modo por orden cronológico según las historias que cuentan, no según la fecha en la que fueron redactados. Así por ejemplo el libro de Job fue escrito siglos antes que la historia de la Creación, y por eso el Dios del Génesis es un Dios más misericordioso que el de Job.
CONTRADICCIONES BÍBLICAS
Planteas en tu mensaje que en la Biblia abundan las contradicciones. Como hemos visto, algunas de esas contradicciones se deben a lo progresivo de la revelación. Si vemos la formación científica de una persona no podemos decir que hay contradicción entre lo que aprendió a los 3 años y lo que aprendió a los 15. O podemos decir que es contradictorio pero no en sentido negativo, sino que al verlo como una evolución entendemos que no son contradicciones sino fases de aprendizaje progresivas. Así en la escuela aprendes que materia y energía son dos cosas diferentes, luego aprendes que en realidad son dos estados diferentes de la misma cosa, y si sigues avanzando en el conocimiento de la física, en la universidad te enseñarán que en realidad no son ni siquiera dos estados diferentes, sino que la materia es energía organizada de cierto modo que parece sólida. Pensar que el sistema educativo está equivocado porque a los niños desde pequeñitos les deberíamos explicar lo que ya sabemos, que materia y energía son lo mismo, sería un grave error pedagógico. Dios lo sabe incluso mejor que nosotros y por eso nos fue revelando en cada fase lo más adecuado para poder seguir avanzando al siguiente escalón.
También podemos decir que en la ciencia encontramos algunas contradicciones que en realidad debemos mejor llamar paradojas porque su contradicción solo se debe a nuestra falta de comprensión, como por ejemplo el hecho de que la luz es partícula pero también es onda, algo que según la propia ciencia debería ser imposible, aunque confiamos en que algún día podremos entender la naturaleza de esa paradoja y entonces dejará de serlo. Igual ocurre en la religión, a veces encontramos contradicciones que solo merecen tal nombre por nuestra ignorancia, o bien por nuestra imposibilidad de comprensión o bien porque nos falta formación cultural y bíblica. Estos errores por ignorancia se deben a un desconocimiento de la cultura y la sociedad de la época o una mala comprensión del contexto o la intención de la frase. Por poner un ejemplo pensemos en el nombre de Jesús. La profecía anunció que una virgen daría a luz a un niño y le pondría por nombre Emmanuel. Luego cuando se cumple la profecía el Nuevo Testamento nos cuenta que la Virgen María dio a luz a un niño y le puso por nombre Jesús. ¿Pero no se iba a llamar Emmanuel? Sin embargo el evangelista no es que ignore la profecía o no sea capaz de explicar esa contradicción, es que para él no existía tal contradicción y al contarnos que le puso por nombre Jesús nos dice expresamente que así se dio cumplimiento a la profecía citada (y nos la cita textualmente, con lo de “Emmanuel” incluido). Es el lector moderno sin demasiados conocimientos bíblicos y de la cultura hebrea el que encuentra una aparente contradicción allí donde el evangelista (y sus destinatarios) no veían ninguna. Resumiendo diré que “Emmanuel” (= Dios con nosotros) es un título, no un nombre, y era una forma corriente de expresarse en aquella época similar a cuando vemos a los americanos en las películas de Hollywood diciendo cosas como “¿Que si entiendo de coches? Mi segundo apellido es Mister Fórmula Uno, nena“. Pero si tienes curiosidad por comprender por qué esa aparente contradicción mesiánica no es tal, puedes leer nuestro artículo ¿Pero debería llamarse Jesús o Emmanuel?, donde lo explicamos con detalle.
EL LENGUAJE BÍBLICO
Y por último, están los errores que pones de ejemplo, como lo de que si la tierra es plana o redonda o cuadrada o esférica. En esos comentarios muestras una visión de la Biblia muy material, como si fuera una especie de enciclopedia, compendio de la ciencia y la historia. No eres el único que lo ve así. Con eso de que es la Palabra de Dios, algunos antes y ahora consideran que cada palabra y frase allí escrita procede directamente de “la boca” de Dios y por tanto es siempre 100% verdadera en todos los sentidos. O en tu caso, el hecho de que no sea 100% verdadera demuestra que no es palabra de Dios (sobre todo porque piensas que Dios no existe). Frente ese concepto de la Biblia yo te hablaré un poco del concepto que la Iglesia Católica (y casi todas las cristianas) tiene de la Biblia. La Biblia es el registro de la revelación progresiva de Dios, y es lo que nosotros llamamos “la historia de salvación”, el camino que Dios fue trazando para formar a su pueblo y liberarlo, culminando en la obra y enseñanzas de Jesús. No es simplemente un conjunto de parábolas y novelas ejemplares, es en gran medida un libro histórico, porque el proyecto de salvación fue una acción de Dios en y a lo largo de la historia, y no una imposición milagrosa repentina venida desde las alturas. Por eso vemos allí reflejadas todas las grandezas y todas las miserias humanas, porque es el hombre el que con sus esfuerzos y limitaciones va poquito a poquito acercándose como puede a ese ideal que Dios le va poco a poco marcando.
La finalidad de la Biblia no es contarnos lo que pasó hace años, aunque también lo hace, sino mostrarnos cómo Dios va actuando y revelándose a través de la historia. Los acontecimientos se narran no como lo haría un cronista moderno, sino como lo hacían los cronistas antiguos, mostrando los hechos de forma que se entienda su significado. La Biblia ni es ni pretende ni puede ser objetiva, porque entonces tendríamos un montón de datos que cada uno tendría que interpretar por su cuenta. La Biblia nos da esos datos ya interpretados y los cuenta de manera que podamos ver claramente su significado, porque todo lo que ocurre en este mundo tiene un sentido último (pensamos los creyentes). Si la Biblia describiera los males del siglo XX (epidemia del Sida, agujero de ozono, extinción de animales, guerras, hambrunas, etc.) no lo haría como una crónica de acontecimientos sueltos que ocurren sin más, nos lo presentaría todo como parte de una historia coherente y con significado, señalando sus causas y sus efectos. Probablemente (esto me lo invento yo, claro), nos hablaría de que en el siglo XX los hombres renegaron de Dios, y aunque Dios les envió profetas advirtiéndoles del peligro de sus acciones y llamándoles al arrepentimiento, el hombre perseveró en su maldad y dijo “no te conozco”, y como en la Torre de Babel, quiso llegar al cielo por su cuenta renegando de Dios, y entonces Dios envió plagas y destrucción para que el hombre aprendiera que cuando renuncia a Dios se desencadena el caos. Y muchos se arrepintieron, pero otros siguieron destruyendo la Creación y odiando al prójimo. Por supuesto todo esto sería si lo narramos según un lenguaje bíblico del Antiguo Testamento, no del Nuevo, que tendría un tono muy diferente aunque igualmente lo mostraría de un modo teocéntrico.
Y ahora seguro que algunos cristianos que hayan leído este ejemplo se escandalizarán pensando que lo que yo quiero decir es que las historias de la Biblia son manipulaciones humanas y que Dios nunca dijo ni hizo nada por sí mismo. Pero no se trata de eso. En ese ejemplo estoy haciendo lo mismo que hizo Dios con la revelación, adaptarme al oyente y transmitirle un mensaje que su mentalidad pueda entender. No insinúo tampoco que tu mentalidad sea inferior y tenga yo que explicarte las cosas como a un niño, pero puesto que tú no crees en Dios, tengo que explicarte el funcionamiento de los escritos bíblicos adaptándome a la mentalidad de alguien que no acepta la intervención directa de un Dios en el que no cree. Y sin embargo, el ejemplo no está muy lejos de cómo debió ocurrir la redacción del Antiguo Testamento, al menos hasta la época del Exilio. Porque también hoy Dios está actuando en la historia a través del hombre, y aunque en las noticias de la tele no se pueda decir “hoy se ha aparecido Dios al papa Francisco y le ha dicho que acerque la Iglesia más a los pobres”, sin embargo los cristianos creemos que eso es lo que está ocurriendo, y si un escritor bíblico de aquellos tuviera que narrar lo que está ocurriendo hoy en día, es probable que lo expresara así.
ERRORES BÍBLICOS
Por eso la Biblia nos cuenta historias que son verdaderas, pero no por ello son siempre fieles a lo que la arqueología o la historia nos podrían contar (a menudo sí, siempre no). El mensaje de la Biblia es un mensaje espiritual, filtrado, aunque desarrollado en un contexto histórico. Incluso entre los evangelios, que sí tienen un componente histórico mucho más exacto, encontramos contradicciones de ese tipo, como que si Jesús predicó en Jerusalén tres veces o solo una, que si sanó a un endemoniado o a tres, que si al resucitar se le apareció primero a María Magdalena o fue a las tres Marías a un tiempo… Son diferencias en la narración que en nada afectan al mensaje, pues cada evangelista nos está hablando de lo mismo, y de la misma doctrina, pero organiza toda la historia con una finalidad diferente. Uno escribe a los judíos y pretende demostrar sobre todo que Jesús es el Mesías que estaban esperando, otro escribe a los gentiles y pretende demostrar sobre todo que Jesús es el Dios que les trae la salvación, otro pone el énfasis en un Jesús que pretende transformar la sociedad, otro se centra más en la liberación espiritual y la esperanza futura.
Los evangelios no son crónicas ni biografías, sino reflejos de una doctrina, y en eso no se contradicen, es más, sus diferentes puntos de vista se complementan y nos permiten tener una idea tridimensional mucho más exacta de lo que Jesús hizo y predicó y del sentido de todo ello. Si alguien pretende contar la historia del siglo XX lo haga como lo haga será una historia parcial, sesgada, inexacta, pero si juntamos a un grupo de historiadores de diversas escuelas (por ejemplo cristianos, marxistas, liberales, etc.), tendremos descripciones diferentes (a veces muy diferentes) de los mismos hechos y nos transmitirán sentidos distintos de las causas, efectos y significado de los acontecimientos, y sin embargo todos estarán narrando los mismos acontecimientos históricos. El resultado es que si leemos todos ellos entonces comprenderemos mucho mejor lo que supuso el siglo XX que si solo leemos la narración de un autor. En los evangelios tú, como ateo, probablemente solo miras los acontecimientos en sí, los datos, pero el creyente, para el cual fueron escritos, busca en ellos conocer a Jesús, y para eso se escribieron. Si pretendes que la Biblia (Antiguo o Nuevo Testamento) sea lo que no es, entonces encontrarás fácilmente errores, contradicciones o incluso barbaridades, pero ese libro se escribió para transmitir un mensaje de Dios a los hombres, y solo si buscas eso puedes descubrir su verdadero valor y solo entonces puedes comprender cómo eso puede verdaderamente considerarse la Palabra de Dios, aunque esté expresada con toda la limitación del hombre.
Y desde luego no busques allí conocimientos científicos, porque tampoco es un libro de ciencia. Puesto que los verdaderos autores, los que escribieron esos libros, son hombres (inspirados por Dios pero no al dictado suyo), los conocimientos científicos que allí aparecen no son revelaciones divinas sino conocimientos humanos, así que no tiene ningún sentido criticar la Biblia por decir que si el sol da vueltas a la tierra o si la tierra es plana o cuadrada. Eso no es revelación divina, es simplemente el conocimiento del mundo que el hombre tenía en aquella época.
El cristianismo, amigo Nietzsche, no es una ideología humana al estilo de los partidos políticos, es una manera de entender la vida y el universo, una forma de dar sentido a todo lo bueno y todo lo malo que nos pasa y mantener siempre la esperanza de que, aunque a veces no lo parezca, todo tiene un sentido, y ese sentido es positivo. Es tener siempre un motivo para querer ser mejores y para seguir luchando incluso cuando parece que todo da igual. El cristianismo es saber que no estamos solos, que un Dios Padre nos ama y que en esta vida o en la siguiente, el triunfo de la verdad, la justicia y la felicidad está garantizado.