Abandonarlo todo para recibirlo todo
- 11 Julio 2018
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Benito de Nursia, Santo
Memoria litúrgica, 11 de julio
Abad, Patrón de Europa y Patriarca del monasticismo occidental
Martirologio Romano: Fiesta de san Benito, abad, patrono principal de Europa, que, nacido en Norcia, en la región de Umbria, pero educado en Roma, abrazó luego la vida eremítica en la región de Subiaco, donde pronto se vio rodeado de muchos discípulos. Pasado un tiempo, se trasladó a Casino, donde fundó el célebre monasterio y escribió una Regla, que se propagó de tal modo por todas partes que por ella ha merecido ser llamado «Patriarca de los monjes de Occidente». Murió, según la tradición, el veintiuno de marzo. († 547)
Patronazgo: Patrón de Occidente, de Europa, de los maestros y los escolares, de los caldereros, mineros, espeólogos, de los moribundos, contra la fiebre, las inflamaciones, envenenamientos, los cólicos y contra la hechicería.
Iconograffía: Se lo presenta como abad, con hábito benedictino, con vaso (con serpiente), cuervo, el libro de la regla.
Breve Biografía
Benito de Nursia, conocido como San Benito, nació en (Nursia, cerca de la ciudad italiana de Spoleto, 480 – Montecasino, 547), fundó la orden de los benedictinos y es considerado patrón de Europa y patriarca del monaquismo occidental. Benito escribió una Regla para sus monjes que fue llamada "La Santa Regla" y que ha sido inspiración para los reglamentos de muchas otras comunidades religiosas.
Su hermana gemela, Escolástica, también alcanzó la santidad.
Después de haber recibido en Roma una adecuada formación, estudiando la retórica y la filosofía.
Se retiró de la ciudad a Enfide (la actual Affile), para dedicarse al estudio y practicar una vida de rigurosa disciplina ascética. No satisfecho de esa relativa soledad, a los 20 años se fue al monte Subiaco bajo la guía de un ermitaño y viviendo en una cueva.
Tres años después se fue con los monjes de Vicovaro. No duró allí mucho ya que lo eligieron prior pero después trataron de envenenarlo por la disciplina que les exigía.
Con un grupo de jóvenes, entre ellos Plácido y Mauro, fundo su primer monasterio en en la montaña de Cassino en 529 y escribió la Regla, cuya difusión le valió el título de patriarca del monaquismo occidental. Fundó numerosos monasterios, centros de formación y cultura capaces de propagar la fe en tiempos de crisis.
Vida de oración disciplina y trabajo
Se levantaba a las dos de la madrugada a rezar los salmos. Pasaba horas rezando y meditando. Hacia también horas de trabajo manual, imitando a Jesucristo. Veía el trabajo como algo honroso. Su dieta era vegetariana y ayunaba diariamente, sin comer nada hasta la tarde. Recibía a muchos para dirección espiritual. Algunas veces acudía a los pueblos con sus monjes a predicar. Era famoso por su trato amable con todos.
Su gran amor y su fuerza fueron la Santa Cruz con la que hizo muchos milagros. Fue un poderoso exorcista. Este don para someter a los espíritus malignos lo ejerció utilizando como sacramental la famosa Cruz de San Benito.
San Benito predijo el día de su propia muerte, que ocurrió el 21 de marzo del 547, pocos días después de la muerte de su hermana, santa Escolástica. Desde finales del siglo VIII muchos lugares comenzaron a celebrar su fiesta el 11 de julio.
La medalla de San Benito
La medalla de San Benito es un sacramental reconocido por la Iglesia con gran poder de exorcismo. Como todo sacramental, su poder está no en si misma sino en Cristo quien lo otorga a la Iglesia y por la fervorosa disposición de quién usa la medalla.
Descripción de la medalla:
En el frente de la medalla aparece San Benito con la Cruz en una mano y el libro de las Reglas en la otra mano, con la oración: "A la hora de nuestra muerte seamos protegidos por su presencia". (Oración de la Buena Muerte).
El reverso muestra la cruz de San Benito con las letras:
C.S.P.B.: "Santa Cruz del Padre Benito"
C.S.S.M.L. : "La santa Cruz sea mi luz" (crucero vertical de la cruz)
N.D.S.M.D.: "y que el Dragón no sea mi guía." (crucero horizontal)
En círculo, comenzando por arriba hacia la derecha:
V.R.S. : "Abajo contigo Satanás"
N.S.M.V. : "para de atraerme con tus mentiras"
S.M.Q.L. : "Venenosa es tu carnada"
I.V.B. : "Trágatela tu mismo".
PAX : "Paz"
ORACIÓN PARA PEDIR SU PROTECCIÓN
Santísimo confesor del Señor;
Padre y jefe de los monjes,
interceded por nuestra santidad,
por nuestra salud del alma, cuerpo y mente.
Destierra de nuestra vida,
de nuestra casa,
las asechanzas del maligno espíritu.
Líbranos de funestas herejías,
de malas lenguas y hechicerías.
Pídele al Señor,
remedie nuestras necesidades
espirituales y corporales.
Pídele también por el progreso de la santa Iglesia Católica;
y porque mi alma no muera en pecado mortal,
para que así confiado en Tu poderosa intercesión,
pueda algún día en el cielo,
cantar las eternas alabanzas.
Amén.
Jesús, María y José os amo, salvad vidas, naciones y almas.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.
Santo Evangelio según San Mateo 10, 1-7. Miércoles XIV de Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, hoy dame, en este rato de oración, poder escuchar tu voz, que me llama.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Así como Jesús llama a los doce apóstoles también nos llama a nosotros por nuestros nombres. ¿Me siento elegido, llamado? ¿Siento que Cristo realmente me llama? Hoy leemos que aparte de llamarlos les da el poder para expulsar demonios y curar enfermedades y dolencias; pero, no es algo extraordinario, a nosotros también nos lo da, así que nosotros también podemos curar con nuestras palabras, con nuestros actos.
Quizás no sea nada extraordinario, pero cuando lo hacemos de corazón y con una verdadera rectitud de intención, realmente podemos curar y salvar a tantas almas que esperan que nosotros, como cristianos, seamos ese bálsamo que alivia el dolor. Y debemos creer que con nuestras oraciones podemos también curar.
En segundo lugar, vemos que nos manda a buscar las ovejas descarriadas. No es necesario ir muy lejos, quizás pueden estar en nuestro entorno, pues es allí donde primero tenemos que buscar. Son esas ovejas a las que Cristo nos pide que las carguemos sobre nuestros hombros y las llevemos junto con las otras.
En tercer lugar, nos pide algo esencial: ir y proclamar el reino de los cielos. Y es eso lo que hacemos con nuestro testimonio. Quizás hoy debemos preguntarnos: ¿doy testimonio con mis actos de mi filiación divina? ¿En medio del mundo, en mi trabajo, en mi familia en la universidad, en el colegio? Es allí donde tenemos que proclamar el reino de Dios y es allí donde debemos buscar a la oveja perdida.
Jesús instruye a los doce apóstoles en el momento en el que, por primera vez les envía en misión a las aldeas de Galilea y Judea. En esta parte final Jesús subraya dos aspectos esenciales para la vida del discípulo misionero: el primero, que su vínculo con Jesús es más fuerte que cualquier otro vínculo; el segundo, que el misionero no se lleva a sí mismo, sino a Jesús, y mediante él, el amor del Padre celestial. Estos dos aspectos están conectados, porque cuanto más está Jesús en el centro del corazón y de la vida del discípulo, más "transparente" es este discípulo ante su presencia. Van juntos, los dos.
(Ángelus de S.S. Francisco, 2 de julio de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
En algún momento del día rezaré alguna oración pidiendo por el aumento de las vocaciones misioneras.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Jesús les da una misión para la que ningún hombre está capacitado, si no recibe su poder especial de lo alto
¿Cómo logra Jesús, en sólo tres años, inaugurar toda una revolución del mundo, una transformación profunda de hombre y pueblos?
Utiliza una estrategia muy adecuada: se dedica a formar y preparar testigos, instrumentos, enviados suyos – es decir – apóstoles.
En los Evangelios nos cuentan la elección de los doce apóstoles. Nos invita a reflexionar un momento sobre este grupo tan especial que son sus apóstoles.
Si nos fijamos en los Evangelios, nos llama la atención el hecho de que Jesús en su vida pública casi nunca aparece solo.
En todo momento le vemos rodeado de sus doce o de algunos de ellos. Son como su sombra, su permanente compañía. Tampoco les vemos jamás a ellos solos. Jesús puede aparecer sin la multitud, pero no sin ese grupo de amigos. Están asociados a sus enseñanzas, a sus obras, a su tarea. Son sus prolongadores, sus continuadores; no sólo amigos ocasionales, que mañana podrían alejarse.
Un segundo aspecto es que se trata de un grupo fijo. No son unos cuantos amigos, que hoy están unos y mañana otros, los apóstoles forman una unidad irrompible. Son un conjunto, un colegio con un número muy definido: doce. Con este nombre, “los doce” se les designa casi siempre en el evangelio. Otras veces se les llamará los doce discípulos o apóstoles. La lista del grupo se repite varias veces en el evangelio y a veces se cambia un poco el orden de la cita, pero nunca se introducen nombres nuevos, ni falta ninguno de esos doce elegidos.
Y los propios apóstoles consideran, después de la muerte de Jesús, importante ese número. Por ello elegirán a Matías para cumplir la falta de Judas.
Pero el dato más llamativo es que esos doce han sido elegidos para algo muy concreto. Jesús no se limita a darles una enseñanza, como hace con la multitud. No les expone una serie de verdades que ellos pueden aceptar o no. Lo que les confiere Jesús es una misión. Es una misión que les compromete totalmente. En ella se juegan su condición de elegidos.
Y no se trata de una misión cualquiera. No tienen que hacer una parte de la tarea de Cristo – no son sus ayudantes. Tienen la misma misión de Jesús: “Como me envió mi Padre, así yo os envío yo a vosotros” (Jn 20, 21). Y ellos no serán simples “cronistas”, no tendrán sólo que contar lo que Cristo hizo. Deberán continuarla, hacerla suya, prolongarla. “Id y enseñad a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28, 19).
Y se trata de una misión salvadora: una misión para la que ningún hombre está capacitado, si no recibe su poder especial de lo alto. Porque es la misma misión de Cristo. Por eso, Jesús les entrega el Espíritu Santo. Porque sólo con esa fuerza sobrenatural y sobrehumana podrán intentar realizarla.
Con ello queda claro que se trata de una misión permanente. Serán los testigos y representantes auténticos de Cristo. “Quien os recibe a vosotros, a mí me recibe” (Mt 10, 40). Serán más que simples portadores de su mensaje, serán auténticos actores de la obra de Dios.
Y para poder realizar esta tarea sobrehumana, recibirán también poderes sobrehumanos: Jesús les da poder de perdonar pecados; les entrega las llaves del Reino. Y les da también “la autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia”.
Y todo esto no es una misión que pueda realizar cada uno por su cuenta, sino únicamente todos juntos. Por eso deben “ser uno” (Jn 17, 20) porque trabajando unidos será como el mundo creerá. Y a partir de sus apóstoles, sus seguidores de todas las naciones constituirán un pueblo nuevo, pero unido en torno a Cristo. Es la “pequeña grey” a la que su Padre dará el Reino.
Queridos hermanos, debido a la extraordinaria entrega y fidelidad de los apóstoles y por gracia y amor de Dios, todos nosotros formamos parte de esa grey del Señor, de esa Iglesia que Él ha fundado.
Pidámosle a Jesús que nos dé a cada uno ese espíritu apostólico de los primeros, para que también nosotros podamos ser instrumentos aptos para la conquista el Reino de Dios. Y que la Virgen María, la Reina de los apóstoles, nos ayude en ello.
Qué así sea! En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El esplendor de la verdad en Cristo
Cristo al unirse en cierto modo a cada hombre hace que la humanidad de cada hombre se vuelva vía para afirmar el Misterio cristiano
1.- La misión de la Teología
La Teología tiene en su última raíz en la procesión eterna del Verbo y en su Encarnación; narrándonos los misterios del seno del Padre primero en la voz de los Profetas y últimamente, en la carne mortal de Cristo. Cristo es la teología encarnad de Dios; Él vino a hablarnos de Dios en lenguaje humano. Penetrar y explicar esa revelación de Dios, es el dulce, delicado y fructuosísimo aunque difícil trabajo del teólogo. Trabajo necesario hasta el fin de los siglos. La tarea capital de la Teología es la de aproximar nuestra inteligencia a los misterios de la fe, valiéndose de “analogías” (semejanzas), y comparándolas e insertándolas en las ideas y conceptos de nuestro espíritu. Dios se conoce perfectísimamente a sí mismo desde toda la eternidad expresando su propio ser en un “verbo” interior, que estaba en el principio, y estaba con Dios y El mismo era Dios. En cambio, nuestros conceptos son pobres, imperfectos, adoleciendo de debilidad.
Los teólogos jamás podrán agotar las profundidades del misterio escondido en Dios. La teología tampoco es una metafísica sobrenatural abstracta cuyo único oficio es sistematizar las verdades reveladas sino que también debe interpretar e impregnar los signos de los tiempos actuales, la vida real del mundo y la historia concreta del Cuerpo Místico en el que actúa ya, en germen, el “Reino de Dios” esperando la definitiva revelación de nuestro Señor Jesucristo en su segundo advenimiento:
“…Nada os falte en don alguno, mientras llega para vosotros la manifestación de nuestro Señor Jesucristo”
(I Corintios, 1,7)
Pero no por esto, la Teología deja de ser una ciencia humana en el estricto sentido aristotélico de la palabra. Es una ciencia humana, es verdad, pero subalternada a la ciencia del Verbo. El hábito teológico es, en sí mismo, natural y adquirido; pero su raíz que es la fe -hábito de los primeros principios sobrenaturales- es sobrenatural e infuso. La Teología está emplazada entre la fe y la visión beatífica en el Verbo. Su fuente primera es la fe pero no puede alejarse de ella sin dejar de ser ciencia, como la filosofía no puede renunciar al sentido común sin dejar de ser filosofía.
Todo cristiano es virtualmente teólogo porque posee los principios del orden sobrenatural que son los artículos de la fe recibidos en sus primeros años de catecismo como un proceso científico que deduce conclusiones virtualmente contenidas en estos principios. Del mismo modo, que todo hombre es virtualmente filósofo porque posee los primeros principios del orden natural. Pero la Teología, adolece de cierta imperfección que le viene no de su misma estructura interior sino por razón del estado vial en que nos hallamos: será perfecta cuando se continué por la posesión de Aquel que tiene su ciencia subalternante: el Verbo.
“…La Sagrada Teología se apoya, como en cimientos perpetuos en la palabra escrita de Dios, al mismo tiempo que en la Sagrada Tradición, y con ella se robustece firmemente y se rejuvenece de continuo, investigando a la luz de la fe toda la verdad contenida en el misterio de Cristo. Las Sagradas Escrituras contienen la palabra de Dios y, por ser inspiradas, son en verdad la palabra de Dios; por consiguiente, el estudio de la Sagrada Escritura ha de ser como el alma de la Sagrada Teología. También el ministerio de la palabra, esto es, la predicación pastoral, la catequesis y toda instrucción cristiana, en que es preciso que ocupe un lugar importante la homilía litúrgica, se nutre saludablemente y se vigoriza santamente con la misma palabra de la Escritura”.
(Dei Verbum, 24)
La visión beatífica hará evidentes los principios que ahora sólo son creíbles. Toda Teología tiende al Verbo, como toda ciencia subalternada tiende a su ciencia subalternante. El hábito teológico, fruto del estudio, permanecerá en el cielo, pero el hábito de la fe, raíz de la Teología se mudará en visión. “…Seremos semejantes a Él. ¿Por qué?...Porque lo veremos cómo es en sí”.
2.- Revelación y Fe.
La religión católica es una religión revelada por Dios. El Concilio Vaticano I nos enseña que la revelación es moralmente necesaria para que estas verdades sean conocidas “…por todos, fácilmente, con certeza y sin mezcla de error”. En cambio el contenido propio de las verdades que constituyen una fórmula de fe o un dogma del Cristianismo, excede totalmente la capacidad cognoscitiva de la inteligencia, por consiguiente solo puede sernos comunicada por la revelación divina y por lo mismo debe ser creída por fundarse en el testimonio infalible del mismo Dios. Ejemplo: Dogma de la Inmaculada Concepción.
El Concilio Vaticano II nos profundiza esta doctrina diciéndonos en la Constitución Dogmática Dei Verbum punto 2 que:
“… Dispuso Dios en su sabiduría revelarse a Sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad, mediante el cual los hombres, por medio de Cristo, Verbo encarnado, tienen acceso al Padre en el Espíritu Santo y se hacen consortes de la naturaleza divina. En consecuencia, por esta revelación, Dios invisible habla a los hombres como amigos, movido por su gran amor y mora con ellos, para invitarlos a la comunicación consigo y recibirlos en su compañía. Este plan de la revelación se realiza con hechos y palabras intrínsecamente conexos entre sí, de forma que las obras realizadas por Dios en la historia de la salvación manifiestan y confirman la doctrina y los hechos significados por las palabras, y las palabras, por su parte, proclaman las obras y esclarecen el misterio contenido en ellas. Pero la verdad íntima acerca de Dios y acerca de la salvación humana se nos manifiesta por la revelación en Cristo, que es a un tiempo mediador y plenitud de toda la revelación”.
La revelación como testimonio o preparación para señalar la verdadera revelación de Dios en el sentido pleno de la palabra se completó con la venida de Jesucristo, se inicia desde tiempos muy remotos por intermedio de hombres que hablaban en nombre de Dios y movidos o inspirados por Dios. La misión de estos “anunciadores” de la divina voluntad llamados Profetas y de los Patriarcas del Antiguo Testamento consistió en señalar a Cristo. Según la doctrina católica, Dios por medio de la revelación primitiva reveló ya muchas verdades a los primeros hombres como las relacionadas con el Misterio de la Trinidad y de la Encarnación. La vida pública, Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo demostró que Él era enviado de Dios para traer a los hombres la Verdad. Según su propio testimonio, es el Hijo de Dios hecho hombre y la Verdad Encarnada (Jn 14, 6). Es la aparición de Dios y de la Verdad divina bajo los velos de la carne. Es la Revelación Personal de Dios.
A esto encuentro personal con la Persona de Cristo responde el hombre con Fe. A este llamado y seguimiento a Cristo. El sentido íntimo y propio de la fe es la aceptación a Cristo, un Sí rotundo a su revelación. La fe es un acto espiritual con Cristo. “…Cristo habita por la fe en nuestros corazones”, dice San Pablo. El despojo del hombre viejo en conversión del hombre nuevo en Cristo. La metanoia de nuestros corazones nos hace entrar en contacto con Cristo. Por consiguiente “creer” significa entrar en contacto con la Persona de Cristo que es la “Palabra del Padre” por la cual entramos en contacto con el Padre. Es la plenitud y fuente de vida. El acto de fe es un acto moral que nos lleva a una entrega total a Cristo. Creer implica un inmenso enriquecimiento interior; es apropiarse la ciencia divina e iluminar con su indefectible claridad los problemas de nuestro propio ser y el fin último de nuestra existencia. Santo Tomás nos enseña que “…creer es el acto del entendimiento que asiente a la verdad divina imperada por la voluntad, a la que Dios mueve por la gracia”[1]. “…En la definición de la fe entra la realidad esperada, porque el objeto propio de la fe es una realidad no evidente en sí misma. De ahí que fuera necesario designarla por esa circunlocución mediante algo que viene en pos de la fe”[2].
El hombre por su propia naturaleza religiosa, anhela y necesita ordenar y reunir en una síntesis sistemática, las diversas fórmulas o artículos de fe para poder comprender la conexión íntima de unas con otras y de este modo testimoniarla mediante el apostolado. De este amor a la Verdad Revelada y de este anhelo de sistematizarla nace la Teología.
El dogma, al afirmar una verdad fundada en la autoridad divina, es un estímulo a la inteligencia; la solicita y la urge para investigar la creación en todas sus direcciones hasta encontrar su armonía con la fe.
3.- El esplendor de la verdad en Cristo
Karol Wojty?a es uno de los principales exponentes del personalismo polaco. Fue el alma de la escuela ética de Lublin. Discípulo de Kazimierz Wais. Su Magisterio Pontificio es un desarrollo sistemático del Concilio Vaticano II influenciado por la ética de Max Scheller, de quién toma y analiza la experiencia moral entendida como fuente epistemológica de la ética clásica, el personalismo del humanismo integral de Jacques Maritain, una síntesis de fenomenología kantiana y tomismo construyendo una antropología moderna sobre la estructura central de la persona humana con el fin de edificar una “civilización del amor” por medio de la defensa de los derechos del hombre (DD.HH.), la democracia, el diálogo interreligioso, la evangelización de la cultura, una filosofía de la Familia, la bioética y la educación que implique un esfuerzo de superación entre subjetivismo y objetivismo, entre idealismo y realismo. La lectura de San Juan de la Cruz será para él una revelación. Su tesis doctoral en teología tendrá como finalidad objetivar la experiencia subjetiva de la fe tal y como San Juan de la Cruz la describe. Estas intuiciones adquirirán una forma más articulada, clara y amplia en la que muchos años más tarde será su Encíclica programática: Redemptor hominis al asumir la cátedra de Pedro adoptando el nombre de Juan Pablo II. Cristo al unirse en cierto modo a cada hombre hace que la humanidad de cada hombre se vuelva vía para afirmar el Misterio cristiano.
Juan Pablo II veía con suma atención y preocupación los intentos del mundo moderno por destruir la familia como cimiento de la sociedad cristiana. Por eso, dedico gran parte de su magisterio a la importancia de la subjetividad social de la familia como fundamento sólido y perenne de la ¨civilización del amor¨ mediante poderosas reflexiones económicas, políticas, sociales, filosóficas y teológicas. Un enfoque necesariamente multidisciplinario desde la perspectiva de la Fe.
El problema del constituirse de la cultura a través de la “praxis” humana. En ella expone la prioridad del hombre como sujeto de la acción humana y su consecuencia metodológica: la acción como camino para entender a la persona. La fecundidad de la prioridad praxeológica de lo humano al interior de la acción permitirá entender cómo la persona se construye a sí misma al momento de construir el mundo. Además ayudará a entender que la subjetividad de la persona se participa al ser y hacer-junto-con-otros. Por lo que será posible hablar propiamente de que la sociedad posee «subjetividad» cuando el modo humano de la acción, es decir, la acción solidaria, se establece como dinámica estable en una comunidad. El tema de la “subjetividad social” será una de las claves para comprender la propuesta antropológica de las Encíclicas Solicitudo Rei Socialis y Centesimus Annus.
En la Segunda Instrucción sobre la Teología de la Liberación, (Sobre Libertad cristiana y liberación) del 22-3-1986 publicada por la Congregación para la Doctrina de la Fe en sus puntos 43-60, podemos vislumbrar el verdadero sentido de liberación en y por Cristo propuesto por S. Juan Pablo II cuando nos dice que la verdadera liberación se regocijo en la figura de Cristo Crucificado. La acción redentora de Cristo nos libero de la muerte y del pecado. Esta libertad dada por Cristo nos religo a la comunión con el Padre. En esta comunión el hombre encuentra su verdadera libertad.
La concepción cristiana de libertad se encuentra en la gracia de la fe y de los sacramentos de la Iglesia. El hombre emprende durante toda su vida en la tierra un combate espiritual por su salvación según las armas de Dios. Este combate no anula la libertad. El Espíritu Santo es la fuente de verdadera libertad y la caridad es el cumplimiento pleno de su ley. La iglesia, fiel a esta vocación, nos muestra el verdadero camino de liberación promoviendo la dignidad de la persona y ahuyentándonos de toda forma de opresión. La felicidad la alcanzaremos si hacemos buen uso de nuestro libre albedrío alcanzando la Jerusalén Nueva, ciudad de libertad. La salvación de nuestra alma es la glorificación de la libertad. No se puede reducir esta concepción a un plano político terrenal. La forma es una forma de injusticia que clama su pronta solución pero su sentido más profundo se alcanza cuando se es liberado de las redes del pecado y no por milagro de ideologías políticas.
La misión confiado por Cristo a la Iglesia es la de anunciar la verdad revelada y de esta modo iluminar las conciencias. La salvación integral del mundo es el fin buscado y las bienaventuranzas anunciadas por Jesús manifiestan la perfección de ese amor evangélico. El compromiso con los asuntos temporales al servicio del prójimo liberándolos del pecado y del maligno es la misión evangelizador y salvífica por excelencia de la Iglesia. La Iglesia nos muestra el camino para nuestra salvación y no se aparta del mismo cuando se pronuncia sobre la promoción de la justicia y la dignidad del hombre. Instigar la formación moral del carácter y sedimentar la vida espiritual de los hombres.
La dimensión soteriológica de la liberación no puede reducirse a la dimensión socio - ética. La DSI ofrece principios de reflexión, criterios de juicio y directrices de acción para lograr instaurar el Reino de Dios en los asuntos temporales preservando el fundamento supremo que es la dignidad del hombre estando ligados íntimamente el principio de solidaridad y de subsidiariedad. La DSI emite a la luz de sus principios sobre los métodos estructurales y culturales marcados por el pecado que influyen sobre el hombre respetando siempre su responsabilidad y no imponiendo ningún sistema en particular. La conversión de los corazones es el camino más sólido para obtener verdaderos cambios que enaltezcan la dignidad del hombre. Los medios de acción para la consecución de este fin deben estar en conformidad con la dignidad del hombre respetando su libertad.
4.- La conversión del mundo a Cristo.
La civilización actual debe ser transformada por la civilización del amor. Las estructuras del pecado deben dejar paso al Reino social de Cristo y por su medio la salvación de los hombres. El acceso a la cultura y la educación del trabajo son medidas fundamentales para este fin. El modelo a seguir se encuentra en la figura de Jesús de Nazaret. El trabajo es la clave de toda la cuestión social. Todo hombre tiene derecho a un trabajo digno que enaltezca su dignidad. El trabajo debe ser anterior al capital. El Estado debe ser el garante para este fin pero muchas veces puede ser llamado a intervenir directamente. El esfuerzo laboral de los hombres debe estar orientado al bien común nacional e internacional. Todo hombre debe tener acceso a aquellos bienes necesario para su planificación. La solidaridad debe alentar este espíritu. Los países ricos deben asistir a los países más pobres por el destino universal de los bienes. El Estado tiene que eliminar el índice de analfabetismo en la sociedad. La cultura y la educación no tienen que ser utilizadas como factores al servicio del poder político y económico; la tarea educativa es responsabilidad de la familia. La inculturación no puede seguir llevando a los pueblos al subdesarrollo. El evangelio tiene que impregnar la cultura de la nación. La Iglesia es la única que une la diversidad y unidad en beneficio de la persona. Sólo con un verdadera y sincera metanoia en Cristo, las sociedades y el hombre podrán dignificarse y alcanzar la concordia y un desarrollo integral que lo enaltezca. Mientras los gobiernos sigan alentando y sosteniendo la apostasía con un orden jurídico que de carta de ciudadanía y residencia a la cultura de la muerte en las sociedades del siglo XXI, las opciones no serán muy alentadoras para el desarrollo integral y trascendental del hombre.
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[1]Summa Theologiae 2-2, q. 2, a. 9
[2]Op.cit., 2-2ae, q. 17
Oraciones para cada día de la novena, la puedes hacer tantas veces desees, de manera especial los días previos a la festividad (11 al 19 de julio)
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN - TODOS LOS DÍAS
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois, Bondad infinita y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido. También me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno, ayudado de Vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Oh Dios, que por amor a nosotros nos ha enviado a tu Divino Hijo como nuestro Salvador y Redentor, te pedimos que por mediación de los méritos de tu infancia, se acreciente nuestra fe y abundemos en buenas obras. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
GOZOS - TODOS LOS DÍAS
CORO
Oh Divino Niño mi Dios y Señor, tú serás el dueño de mi corazón.
ESTROFAS
Aquí en tu Santuario con fe y oración, te pedimos todos nuestra conversión.
Pequeños y grandes en gran procesión, venimos alegres a hacerte oblación.
Los jóvenes todos con gran persuasión, radiantes de anhelos van al Salvador.
Que nuestras familias como Nazaret, sus grandes virtudes puedan conocer.
Que amemos a todos nos manda el Señor, con todas las fuerzas que amamos a Dios.
Que al fin de mi vida con tu protección, tenga yo la dicha de mi salvación.
DÍA PRIMERO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
LA PALABRA DE DIOS
"En esto se manifiesta el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo Único para que vivamos por medio de Él". (Jn. 4, 9)
REFLEXIÓN: Dios nos ha amado siempre, Él no odia ni rechaza a nadie; somos nosotros los que muchas veces lo rechazamos a Él por el pecado. Correspondamos a su amor cumpliendo su santa Ley y aceptando a Jesús en nuestra vida.
PROPÓSITO: Manifestaré mi amor a Dios haciendo todo el bien que pueda a mi prójimo.
ORACIÓN COMUNITARIA:
Para que los cristianos nos amemos como hermanos. Escúchanos, Señor.
Para que Jesús nos conceda la gracia que le pedimos en esta novena, si es de su divino agrado. Escúchanos, Señor.
(Pueden añadirse otras peticiones).
Rezar los Gozos.
ORACIÓN FINAL
Oh Jesús, tú que veniste al mundo para ser el servidor de los hombres, haz que imitando tu ejemplo, seamos generosos en el servicio de nuestros hermanos. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
DÍA SEGUNDO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
LA PALABRA DE DIOS
El ángel les dijo: "No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Cristo Señor". (Lc. 2, 10-11)
REFLEXIÓN: Dios nos comunica la buena nueva de que ha enviado a su único Hijo para hacerse hombre, salvarnos y que así podamos llegar a ser hijos de Dios.
PROPÓSITO: Procuraré colaborar con Dios anunciando el Evangelio a las personas con quienes vivo.
ORACIÓN COMUNITARIA
Con gran confianza hagamos nuestras peticiones a Dios:
Para que todos nosotros seamos testigos de Cristo y sus apóstoles para con nuestros semejantes. Escúchanos, Señor.
Para que el Divino Niño nos conceda la gracia que le pedimos en esta novena si es de su agrado. Escúchanos, Señor.
(Pueden añadirse otras peticiones).
Rezar los Gozos.
ORACIÓN FINAL
Jesús mío, ayúdanos a cumplir nuestro compromiso bautismal, de seguir tu Evangelio como norma de nuestra vida y de enseñarlo a los demás. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
DÍA TERCERO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
LA PALABRA DE DIOS
"Cuando según la Ley de Moisés, se cumplieron los días de purificación de ellos, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor". (Lc. 2, 22)
REFLEXIÓN: Es muy cristiano la costumbre de llevar los niños al templo para presentarlos al Señor, pero que esta presentación sea para confirmar más nuestro solemne compromiso contraído cuando los mandamos bautizar, o sea de enseñarles a ser buenos cristianos, con la palabra y de manera especial con el buen ejemplo.
PROPÓSITO: Procuraré colaborar con Dios anunciando el Evangelio a las personas con quienes vivo primero con el buen ejemplo y si fuere necesario con algunas palabras.
ORACIÓN COMUNITARIA
Confiadamente hagamos nuestras peticiones a Dios.
Para que los padres de familia y los padrinos cumplan con su solemne compromiso de educar cristianamente a los niños. Escúchanos, Señor.
Para que Jesús nos conceda la gracia que le pedimos en esta novena, si es de su agrado. Escúchanos, Señor.
(Pueden añadirse otras peticiones).
Rezar los Gozos.
ORACIÓN FINAL
Oh, Jesús, Maestro Divino de los hombres, ilumina a los padres de familia y a todos los encargados de la educación cristiana de los niños y de los jóvenes, para que cumplan con la solemne misión que Él les ha encargado. Amén.
DÍA CUARTO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
LA PALABRA DE DIOS
"Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción- ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!- a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones". (Lc. 2, 34-35)
REFLEXIÓN: San Agustín decía: "El que te creó sin ti, no te puede salvar sin ti". Dios no nos puede llevar al cielo si nosotros no queremos: respeta nuestra libertad. Aceptamos voluntariamente la salvación que Jesús nos ofrece.
PROPÓSITO: Me propongo ordenar mejor mi vida, de modo que mis actuaciones faciliten a Jesús su labor de salvarme.
ORACIÓN COMUNITARIA
Expongamos a Dios nuestras necesidades como un hijo a un padre amoroso:
Para que nosotros no abusemos de nuestra libertad. Escúchanos, Señor.
Si conviene para mi salvación, el Señor nos conceda la gracia que le pedimos. Escúchanos, Señor.
(Pueden añadirse otras peticiones).
Rezar los Gozos.
ORACIÓN FINAL
Jesús mío: Tú que eres el camino, la verdad y la vida, ayúdanos para que venciendo mi soberbia, cumpla mi compromiso contraído en el bautismo de creer en ti y seguir por toda mi vida. Amén.
DÍA QUINTO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
LA PALABRA DE DIOS
"Al cabo de tres días lo encontraron en el templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles: todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas.
Cuando le vieron quedaron sorprendidos y su madre le dijo: Hijo ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando. Él les dijo: ¿Y por qué me buscábais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre? Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón.
"Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres". (Lc. 2, 46-52)
REFLEXIÓN: La sagrada familia es el modelo para las familias cristianas: los padres no solamente deben proveer el alimento, vestido e instrucción de sus hijos; sino que tengan en cuenta que son sus educadores especialmente en la fe. Enséñenlos a cumplir sus deberes para con Dios y para con el prójimo. Los hijos, por su parte, a ejemplo del Niño Jesús, tengan cariño a sus padres y sean dóciles a sus enseñanzas para que puedan formarse buenos ciudadanos y buenos cristianos.
PROPÓSITO: Me esforzaré para que en mi hogar reine el amor y la comprensión que reinaban en el hogar del Niño Jesús.
ORACIÓN COMUNITARIA
Por mediación de Jesús hagamos nuestras peticiones a Dios nuestro Señor:
Para que en nuestros hogares florezcan las virtudes del Niño Jesús. Escúchanos, Señor.
Para que, si Dios lo juzga conveniente, nos conceda la gracia que le pedimos en esta novena. Escúchanos, Señor.
(Pueden añadirse otras peticiones).
Rezar los Gozos.
ORACIÓN FINAL
Oh Jesús, bendice nuestras familias para que los padres sean más responsables de su delicada misión y para que reinen más amor y más comprensión entre padres e hijos. Amén.
DÍA SEXTO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
LA PALABRA DE DIOS
"Le presentaban unos niños para que los tocara; pero los discípulos les reñían. Mas Jesús al ver esto, se enfadó y les dijo: Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios. Yo os aseguro: el que no reciba el reino de Dios como niño, no entrará en él. Y abrazaba a los niños y los bendecía imponiendo las manos sobre ellos". (Mc. 10, 13-16)
REFLEXIÓN: El mensaje que Jesús trae para nosotros en el día de hoy es éste: Que recibamos con gusto, sencillez y buena voluntad la Palabra de Dios, sin ponerle trabas a la acción divina, convencidos de que Dios nos ama y que su palabra trae para nosotros un mensaje de salvación, y que Dios es un Padre amoroso, y, que no quiere la condenación del pecador, sino que haga esfuerzo por arreglar su vida y se salve.
PROPÓSITO: Leeré con frecuencia el Santo Evangelio; meditaré en las enseñanzas que me da Jesús y me esforzaré en ordenar mi vida según esas enseñanzas.
ORACIÓN COMUNITARIA
Iluminados por la Palabra de Dios, hagamos nuestras peticiones:
Para que Jesús nos haga dóciles a sus divinas enseñanzas. Escúchanos, Señor.
Para que, si es de su agrado, el Señor nos conceda lo que le pedimos en esta novena. Escúchanos, Señor.
(Pueden añadirse otras peticiones).
Rezar los Gozos.
ORACIÓN FINAL
Te pedimos Señor, que nos ayudes a convencernos de que para conocer a Cristo, necesitamos leer con devoción el Santo Evangelio que debe ser norma de nuestra vida. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén.
DÍA SÉPTIMO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
LA PALABRA DE DIOS
"En aquel momento se acercaron a Jesús los discípulos y le preguntaron: ¿Quién es pues, el mayor en el Reino de los Cielos? Él llamó a un niño, le puso en medio de ellos y dijo: Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños no entraréis en el Reino de los Cielos. Así, pues, ese es el mayor en el reino de los Cielos". (Mt. 18, 14)
REFLEXIÓN: Jesús no nos exige que seamos ya perfectos sino que trabajemos por ser mejores. Que dominemos nuestro orgullo y reconozcamos humildemente nuestros pecados; que cambiemos nuestro modo equivocado de pensar y actuar. Él siempre nos ofrece su amor y su perdón.
PROPÓSITO: Dedicaré todos los días un momento para examinar mi conciencia y trataré de corregir mis defectos con mi esfuerzo personal y la ayuda de Dios.
ORACIÓN COMUNITARIA
Confiados en la bondad de Dios hagámosle nuestras peticiones:
Para que nos resolvamos a renovar nuestra vida espiritual y nuestras relaciones con nuestro prójimo. Escúchanos, Señor.
Para que, si es de su agrado, Jesús nos conceda la gracia que le pedimos en esta novena. Escúchanos, Señor.
(Pueden añadirse otras peticiones).
Rezar los Gozos.
ORACIÓN FINAL
Señor, mira nuestra debilidad y nuestra inconstancia y concédenos con el auxilio de tu gracia, que a ejemplo de tu Hijo Jesús, crezcamos cada día en amor a Ti y a nuestro prójimo, sin descuidar nuestro progreso humano y cultural. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
DÍA OCTAVO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
LA PALABRA DE DIOS
"Y el que recibe a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe. Pero al que escandalice a uno de estos niños que creen en mí, más le valía que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del mar. ¡Ay del mundo por los escándalos!". (Mt. 18, 5-7)
REFLEXIÓN: Jesús dice en otra parte del Evangelio: "Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los Cielos". (Mt. 5, 16)
Los hijos, especialmente los pequeños, imitan los ejemplos de los mayores y aquí están en primer lugar de los padres de familia. El matrimonio es sagrado porque fue Dios el que lo instituyó y por eso mismo su misión es sagrada ante Dios, ante la Iglesia y ante la sociedad, en la educación integral de sus hijos. Pensemos si nuestras actitudes son educativas para los niños que viven con nosotros.
PROPÓSITO: Jesús nos advierte a los cristianos que a ejemplo suyo debemos ser luz de buen ejemplo para todos.
ORACIÓN COMUNITARIA
Dialoguemos con Dios y expongámosle nuestras peticiones:
Para que seamos capaces de representar dignamente a Jesús en todas partes. Escúchanos, Señor.
Para que, si el Señor lo juzga conveniente, nos conceda la gracia que le pedimos en esta novena. Escúchanos, Señor.
(Pueden añadirse otras peticiones).
Rezar los Gozos.
ORACIÓN FINAL
Oh Jesús, tú que siempre has sido el bienhechor de la humanidad, ayúdanos con tu divina gracia para que a ejemplo tuyo, con nuestras buenas obras demos buen ejemplo a todos. Amén.
DÍA NOVENO
Comenzar con el acto de contrición y la oración.
LA PALABRA DE DIOS
"El ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma contigo al Niño y a su Madre y huye a Egipto, allí estarán hasta que te avise. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle. Él se levantó, tomó de noche al Niño y a su Madre y se retiró a Egipto; y allí estuvo hasta la muerte de Herodes; para que cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo". (Mt. 2, 13-15)
REFLEXIÓN: Dios desde toda la eternidad movido por su amor al hombre, tiene elaborado un plan para salvarlo. Con el abuso de su libertad, el hombre obstaculiza este plan de salvación. Nuestro deber es colaborar con Él mismo. Dios siempre cumple lo que promete. Nosotros con frecuencia no cumplimos.
PROPÓSITO: Voluntariamente voy a colaborar con Dios en mi propia salvación y en la de los demás.
ORACIÓN COMUNITARIA:
Con confianza de hijos, dirijamos a Dios nuestro Padre, nuestras peticiones:
Para que Jesús nos ayude a hacer buen uso de nuestra libertad. Escúchanos, Señor.
Para que, si es de su agrado, nuestro buen Jesús nos conceda la gracia que le pedimos en esta novena. Escúchanos, Señor.
(Pueden añadirse otras peticiones).
Rezar los Gozos.
ORACIÓN FINAL
Oh, Jesús mío, que no quieres la perdición del pecador sino que se convierta y viva, ayúdanos con tu divina gracia para que comprendamos que la observancia de tus divinos mandamientos nos lleva a la felicidad temporal y eterna. Amén.
NUEVA HISTORIA DE UN PROFESOR DEL INSTITUTO JUAN PABLO II SOBRE EL ESCRITO PAPAL
El Papa Pablo VI mandó preparar una encíclica propíldora antes de la 'Humanae Vitae'
Finalmente la vetó al considerar "más seguro" mantenerse "en un enfoque tradicional"
Redacción, 11 de julio de 2018 a las 12:45
Pablo VIAgencias
Muchos estaban convencidos de que mantenerse en sintonía con el Concilio exigía introducir cambios radicales en este campo
- Bodas de Oro de la 'Humanae vitae'
- El Grupo de Comunicación Loyola celebra el 50 aniversario de 'Humanae Vitae'
- Benedicto XVI revela que no le gustó 'Humanae Vitae' y que no escribió 'Dominus Iesus'
(C.D./Ansa).- El Papa Pablo VI estuvo a punto de permitir el uso de anticonceptivos por parte de los católicos, pero en el último momento se echó para atrás, ya que consideró que sería "más seguro" mantenerse "en un enfoque tradicional". Es lo que revela un nuevo libro de monseñor Gilfredo Marengo, profesor del Pontificio Instituto Juan Pablo II, que descubre por primera vez que el Papa Montini mandó preparar una encíclica abierta a la regulación artificial de la natalidad que finalmente rechazó.
Después de rechazar la encíclica "De nascendae prolis" (Sobre el nacimiento de los niños), sobre la paternidad "responsable", el pontífice publicó en 1968 su encíclica "Humanae Vitae" (Sobre la vida humana), donde reiteraba el dogma y solo permitía los métodos de regulación natural del embarazo.
El libro de Marengo es el fruto de años de trabajo en los archivos vaticanos: se trata de una investigación histórica sobre la "Humanae Vitae" -la última encíclica de Pablo VI, fechada el 25 de julio de 1968- realizada mediante el examen de los documentos presentes en el Archivo de la Congregación para la Doctrina de la Fe y en el Archivo Secreto Vaticano.
Monseñor Marengo es docente del Pontificio Instituto Juan Pablo II y coordinador de la comisión nombrada por el Papa Francisco sobre la "Humanae Vitae". El libro "El nacimiento de una encíclica", visto con anticipación por ANSA, saldrá el jueves 12 de julio editado por la Libreria Editrice Vaticana (LEV).
El autor pudo reconstruir el camino de la preparación de la discutida encíclica de Pablo V. Francisco, en efecto, concedió al teólogo, en forma extraordinaria, el acceso a los archivos relativos a "Humanae Vitae", haciendo una excepción a la norma que prevé la apertura de los Archivos de la Santa Sede a los investigadores solo después de 70 años.
50 años de "Humanae Vitae"
"Muchos estaban convencidos de que mantenerse en sintonía con el Concilio -escribe monseñor Marengo refiriéndose al Concilio Vaticano II- exigía introducir cambios radicales en este campo".
"Una vez reconocido el valor en sí del ejercicio responsable de la paternidad, no era razonable hacer coincidir este juicio con el obligar a las parejas al solo uso de métodos naturales: la píldora inhibitoria se consideraba un medio a través del cual el fin de evitar una nueva concepción se alcanzaba respetando las exigencias del amor conyugal y la dignidad del cónyuge".
Era la idea de los teólogos y especialistas llamados a redactar el texto magisterial, una inovación "en los procedimientos seguidos habitualmente por la Santa Sede".
Pero esa encíclica nunca vio la luz, porque Pablo VI acabó compartiendo el juicio negativo de la Secretaría de Estado.
Firma el prefacio del libro monseñor Pierangelo Sequeri, director del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II, según el cual esta contribución será útil para despejar el terreno de "excesos de superficialidad" que lo obstaculizó.
El Papa Pablo VI
Oremos
¡Oh glorioso Patriarca de los Monjes, San Benito!, amado del Señor, poderoso en milagros, padre bondadoso para con todos los que te invocan, yo te pido intercedas por mí ante el trono del señor.
En todo tiempo extiende tu protección sobre mí; líbrame de todos los males de cuerpo y alma; defiéndeme a mí y a todos los míos del poder de los enemigos infernales.
Ruega por mí a fin de que viviendo según la ley del Señor, merezca ser hallado digno de recibir la eterna recompensa. Por Jesucristo Nuestro Señor.
- V) Glorioso apareciste en la presencia del Señor.
- R) Por eso el Señor te revistió de hermosura ¡ San Benito! en tus manos pongo mi vida, líbrame del poder de los espíritus malignos
Dios nuestro, que constituiste al abad San Benito como un insigne maestro para los que quieren entregarse a tu servicio, concédenos que, anteponiendo tu amor a todas las cosas, corramos con un amor generoso por el camino de tus mandamientos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.