La carga ligera de la ley de Cristo

Evangelio según San Mateo 11,28-30. 

Jesús tomó la palabra y dijo: 
"Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. 
Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. 
Porque mi yugo es suave y mi carga liviana." 

San Símaco

Papa. Nació en Córcega y subió al pontificado en 498. Discutida su elección durante mucho tiempo y negada su legitimidad por el emperador Anastasio, Teodorico, rey de Italia, se declaró por su validez y expulsó al antipapa Lorenzo.

Uno de los primeros actos de su pontificado fue la convocación de un concilio en Roma (marzo de 499); en él se determinó que sería pontífice legítimo el que obtuviese la mayor parte de los sufragios del clero romano.

Entretanto, el emperador Atanasio publicó un libelo acusando a Símaco de maniqueísmo, a pesar de que el pontífice había desterrado a muchos de éstos al Africa.

San Enodio de Pavía se encargó de refutar este libelo difamatorio contra el papa, que murió en 514. Roma.

San Jerónimo (347-420), sacerdote, traductor de la Biblia, doctor de la Iglesia 

Comentario de la Epístola a los Gálatas (Obras completas de San Jerónimo, tomo 10)

«La carga ligera de la ley de Cristo» (Trad. ©Evangelizo.org)

«Ayúdense mutuamente a llevar sus cargas, y cumplirán así la ley de Cristo». El pecado es una carga, como lo atestigua el salmista cuando dice: «Mis pecados pesan sobre mí como una carga pesada». El Salvador se encargó de esa carga por nosotros, enseñándonos de este modo por su ejemplo lo que debemos hacer nosotros mismos. Pues el mismo carga el peso de nuestros pecados, Él sufre por nosotros (Is 53:4), e invita a los que están agobiados bajo el fuerte peso de la ley y de sus pecados a cargar el peso ligero de la virtud cuando dice: «Mi yugo es suave y mi carga ligera» (Mt 11:30). 

Aquél que no se desespera por la salvación de su hermano, tiende la mano a aquél que implora su apoyo, llora con el que llora, es débil con los débiles, y mira los pecados del otro como los suyos propios, ése cumple por la caridad la ley de Cristo. ¿Cuál es esa ley de Cristo? «El mandamiento que les doy es que se amen los unos a los otros» (Jn 13:34) ¿Cómo el Hijo de Dios nos amó? «Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos» (Jn 15:13). 

Aquél que no es clemente, que no se revistió de las entrañas de la misericordia y de las lágrimas, por muy elevado que sea en espiritualidad, no cumple la ley de Cristo.  Aquél que viene a socorrer al pobre agobiado bajo el peso de la indigencia y se hace amigo del dinero injusto (Lc 16:9), ése carga con las necesidades de su hermano. Es a él que Jesús dirá después de la resurrección general: «Vengan, benditos de mi Padre, reciban la herencia del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber» (Mt 25:34-35) 

Y tú, ¿cómo estás?

Santo Evangelio según San Mateo 11, 28-30. Jueves XV de Tiempo Ordinario.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, te soy sincero, estoy un poco cansado...

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

A veces estamos muy apurados con los asuntos de la vida y preocupados por tantas cosas. Cosas por las cuales vale la pena preocuparse y otras..., la verdad, no.

Es algo normal, algo que le pasa aun a la persona que siempre suele responder que no le sucede nada cuando se le pregunta cómo está.

Así es la vida, a veces estamos tranquilos, a veces todo va bien y, otras veces, simplemente no va tan bien, incluso, a veces, fatal.

Dios es consciente de nuestro cansancio, de nuestra fatiga. Él lo sabe muy bien, Él vivió también como hombre; caminó muchos kilómetros por las calles del mundo en el que vivimos. Si alguien sabe de cansancio es Él. Por ello, nos grita: ¡Venid a mí! Sabe que nuestro cansancio no sólo es un cansancio físico sino que es un cansancio -como el que también Él experimentó- del alma..., del corazón.

Sin embargo, cuando nos invita a ir a Él, a descansar en Él, ¿de verdad lo hacemos? ¿Hablamos con Él, nos desahogamos con Él, lloramos con Él?... Son cosas que Él ya sabe pero quiere escucharnos y, no sólo eso, quiere también hablarnos.

Si buscamos al Señor con un corazón humilde, ahí encontraremos descanso. Si buscamos al Señor con un corazón sencillo, es decir, tal cual somos, sin máscaras, sin oraciones forzadas...ahí es donde encontraremos alivio.

¿Cómo estamos?

El yugo de Jesús es yugo de amor y, por tanto, garantía de descanso. A veces nos pesa la soledad de nuestras fatigas, y estamos tan cargados del yugo que ya no nos acordamos de haberlo recibido del Señor. Nos parece solamente nuestro y, por tanto, nos arrastramos como bueyes cansados en el campo árido, abrumados por la sensación de haber trabajado en vano, olvidando la plenitud del descanso vinculado indisolublemente a Aquel que hizo la promesa.

(Homilía de S.S. Francisco, 23 de septiembre de 2015).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hacer una visita a Cristo Eucaristía para descansar en Él.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino! Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia. Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

¿Padeces estrés o depresión?

Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados y Yo los aliviaré.

Mateo 11, 25-30

En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».

Reflexión

Leía en una revista italiana –no recuerdo en cuál– un artículo que decía que casi el 25% de la gente de las grandes ciudades padece un fuerte estrés, y que otras personas llegan incluso a sufrir hondas depresiones emocionales. ¡Es tan intenso y acelerado el ritmo del hombre de hoy que a veces no se reserva tiempo ni para sus necesidades más elementales: para comer, descansar o convivir con la propia familia! Como es obvio, muchas son las causas de estos problemas, pero no voy a entrar ahora en detalles, pues el tema de esta reflexión es otro. Por ahora sólo me limito a constatar el hecho. Lo que sí es muy lamentable es que muchas veces también Dios pasa a un segundo, tercer o décimo lugar en nuestra vida... Y así no es de extrañar que andemos como andamos: sin sentido, sin rumbo fijo, sin paz ni serenidad interior.

Hoy en día es cada vez más común que muchísimas personas, ante cualquier pequeño problema de la índole que sea, acudan al psicólogo o al psiquiatra como si éste fuera el mago Merlín, el genio de la lámpara maravillosa o el dueño de la piedra filosofal y de todas las panaceas. No digo yo que esté mal. En ocasiones éstos pueden prestar valiosos apoyos. Pero hace varias décadas, nuestros padres y abuelos preferían acudír al sacerdote a pedir un consejo, a la confesión sacramental o a la oración. Y, a juzgar por las opciones de tantos hombres y mujeres de hoy, parecería que el sacerdote ya “ha pasado de moda”....

Bueno, el caso es que, cuando una persona sufre estrés o ansiedad y acude a su médico, éste suele recetarle un medicamento llamado “paxil”. Por lo visto, es un buen analgésico, pero en ocasiones esta droga produce también efectos negativos; por ejemplo, hace que las personas sientan un profundo letargo, debilidad y náuseas, que no tengan fuerzas para nada y les resulte sumamente penoso mantener su atención en sus normales actividades cotidianas. Y es que, lo que realmente necesita la gente no es tanto “paxil” sino la “pax” del corazón, es decir la paz profunda del alma.

En el Evangelio de hoy nuestro Señor sale una vez más al paso de nuestras necesidades más íntimas y personales: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados –nos dice– y yo os aliviaré. Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas”. ¡Qué palabras tan confortantes y consoladoras! ¡La verdadera paz del corazón! Eso es justamente lo que necesitamos, pues todos nos sentimos a veces cansados, agobiados y deprimidos. Y sólo Cristo puede curarnos.

Pero, ¿cómo es posible que éste sea el medicamento que realmente necesitamos? Pues sí. Verás. La medicina y la psicología moderna reconocen hoy el valor terapéutico de la humildad. El prestigioso psicólogo Carl Jung dice en un libro suyo que todos los pacientes que se habían dirigido a él sufrían por algo que se podría definir “falta de humildad”, y que no curaban sino hasta el momento en que tomaban una actitud de respeto y de aceptación de una realidad más grande que ellos, es decir, una actitud de humildad.

¡Cuántas veces la causa de nuestras angustias, problemas, temores y desalientos somos nosotros mismos! Yo diría que ésta es siempre la verdadera causa de nuestros sufrimientos íntimos: la falta de humildad, que es autosuficiencia, orgullo, deseo de poder y del aprecio de los demás; o, simplemente, el no querer aceptar nuestra debilidad, nuestra fragilidad y los propios límites. Todos queremos sentirnos fuertes, poderosos, capaces y, sobre todo, nos gusta dar esa imagen de nosotros mismos a los demás. Y, cuando experimentamos ese sentimiento de debilidad que no aceptamos, es cuando nos viene toda esa agonía y esa tormenta interior que no nos permite ser lo que realmente somos. Sufrimos, nos rebelamos, agonizamos, pero no damos el brazo a torcer. Ésta es, tristemente, la cultura en la que hemos nacido y vivimos: no manifestar nunca nuestra debilidad. Y si a esto se suma cierto “machismo” en el que hemos sido educados, las cosas se complican todavía más. De ahí viene todo ese deseo de aparentar que somos los “duros” y que no nos “ablandamos” ante los golpes de la vida. Por eso nos da tanta vergüenza, por ejemplo, llorar en público y nos resistimos tanto a mostrar nuestros sentimientos a los demás: porque creemos que esa es una debilidad.

Y, sin embargo, Cristo hoy nos invita a aceptar nuestra flaqueza, nuestras enfermedades, debilidades y miserias; a reconocer nuestros propios límites, cansancios, agobios y desconsuelos. Y, sobre todo, una vez que reconocemos nuestra condición de creaturas profundamente necesitadas, quiere que nos acerquemos a Él: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados” –nos dice–, y Él nos acogerá así como somos: inermes y frágiles, pero desnudos ya de falsas caretas y de disfraces. Y entonces sí, “Yo os aliviaré”, porque Él es el verdadero Médico de nuestras almas.

También san Pablo lo experimentó en primera persona: “Muy gustosamente continuaré gloriándome en mis debilidades... y me complazco en las enfermedades, en los oprobios, en las necesidades, en las persecuciones, en los aprietos, por Cristo; pues cuando parezco débil, entonces es cuando soy fuerte” (II Cor 12, 9-10).

Nuestra fortaleza es Cristo y sólo la experimentamos cuando aceptamos nuestra debilidad para dejarnos consolar y ayudar por Él. Sólo quien reconoce su necesidad de Dios está preparado para recibirlo a Él dentro de su corazón. Y sólo cuando nos decidimos a ceder, agachamos la cabeza y doblegamos las rodillas de nuestra alma ante el Señor es cuando comenzamos a encontrar la solución a todos nuestros problemas.

Un filósofo y literato español del siglo pasado, Miguel de Unamuno, de un temperamento ardiente y apasionado, muy combativo y enérgico, padeció dramáticos conflictos interiores y tremendas agonías en su fe precisamente por no querer aceptar con humildad y sencillez esta realidad de su condición.

Y cuando al fin, reconocía su debilidad, bellamente lo expresaba con estos versos: “Agranda la puerta, Padre/ porque no puedo pasar;/ la hiciste para niños,/ y yo he crecido a mi pesar./ Si no me la agrandas,/ achícame a mí, por piedad;/ vuélveme a la edad bendita/ en la que vivir es soñar./ Gracias, Padre, que ya siento/ que se va mi pubertad;/ vuelvo a los años rosados/ en los que era niño, y nada más”.

Sí, en la humildad y en la sencillez de la fe encontramos nuestra verdadera paz.“Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas”. Cristo nos lo prometió y Él es fiel a sus promesas. Ese descanso para nuestra alma es la paz del niño que duerme, plácido, en los brazos de su madre o de su padre. Y al niño no le da vergüenza sentirse débil y pequeño. Allí está su fortaleza y su seguridad. ¿De qué le serviría al niño un alarde de fuerza ante un lobo o un león? Sería para su propia ruina. Sólo si aceptamos ser como niños ante nuestro Padre del cielo llegaremos a buen puerto. “Hazme humilde, hazme pequeño y así no me perderé” leí en una ocasión. Esta humildad de los niños nos lleva a un total abandono, filial y confiado en los brazos de Dios, a pesar de todos los problemas. Por eso, no en vano Cristo nos dijo que “si no nos hacemos como niños, no entraremos en el Reino de los cielos”.

Por mil caminos, hacia Roma

Miles de jóvenes italianos se encontrarán en Roma en una gran peregrinación

Decenas de miles de jóvenes peregrinos provenientes de toda Italia se encontrarán en Roma el 11 y 12 de agosto en la culminación de una gran peregrinación organizada por la Conferencia Episcopal Italiana bajo el lema “Por mil caminos, hacia Roma”.

En la iniciativa se han implicado casi 200 diócesis italianas y las rutas de peregrinación tendrán su origen en cada una de ellas, por lo que se creará una red de caminos que convergerán en la Plaza de San Pedro del Vaticano.

Según la Conferencia Episcopal Italiana, se espera la participación de al menos 50 mil jóvenes que recorrerán la ruta andando. Junto a los jóvenes, participarán en el encuentro en Roma más de 100 Obispos.

El sábado 11 de agosto por la tarde, el Papa Francisco se encontrará con los jóvenes en el Circo Máximo, mientras que el domingo 12 de agosto el Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Cardenal Gualtiero Bassetti, presidirá la celebración de la Santa Misa.

Antes de finalizar el encuentro, el Santo Padre volverá a dirigirse a los peregrinos para presidir el envío misionero y bendecir la Cruz de San Damián y la imagen de la Virgen de Loreto que llevarán a la Jornada Mundial de la Juventud en enero de 2019 en Panamá.

Tras el rezo del Ángelus y la bendición papal, los grupos de peregrinos regresarán a sus diócesis.

La Nueva Era y el falso culto a los ÁNGELES y a los ARCÁNGELES

¿Qué debe, y que no debe, creer un católico sobre los ángeles?

Actualmente se habla mucho de los ángeles: se encuentran libros de todo tipo que tratan este tema. La Iglesia ha definido dogma de fe la existencia de los ángeles. Todos tenemos un ángel guardián. En la reforma litúrgica de la Iglesia de 1969 quedó establecido el día 29 de septiembre para recordar a los arcángeles San Miguel, San Rafael y San Gabriel y el día 2 de Octubre como el día para memoria de los ángeles custodios. El Catecismo de la Iglesia Católica dice en su # 328: La existencia de seres espirituales, no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe. El # 336 dice: "Cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida".

Los ángeles y sus funciones.
Arcángeles: Les podríamos llamar los "asistentes" de Dios. Son ángeles que están al servicio directo del Señor para cumplir misiones especiales. Ángeles: Su misión es ayudar a los hombres a llegar a la salvación eterna, guiándolos y protegiéndolos de los peligros de alma y cuerpo.

Dios ha encomendado a los arcángeles las misiones más importantes en relación a los hombres. Son guardianes de personas a quién Dios ha confiado grandes misiones, como del Santo Padre, cardenales, obispos. Según las Sagradas Escrituras hay siete arcángeles: "Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que tiene entrada a la gloria del Señor" (Tb 12,15) "Reciban gracia y paz de Aquel que Es, que era y que viene de parte de los Siete Espíritus que están delante de Su Trono" (Ap 1,4).

La Biblia y los arcángeles.
Las Sagradas Escrituras mencionan el nombre de solo tres: Miguel (Ap 12.7-9) El nombre de Miguel significa "quién como Dios". Es el que arrojó del cielo a Lucifer y a los ángeles que le seguían y quien mantiene la batalla contra Satanás y demás demonios para destruir su poder y ayudar a la Iglesia militante a obtener la victoria final.  Gabriel (Lc 1.11-20; 26-38) Aparece siempre como el mensajero de Yahvé para cumplir misiones especiales y como portador de noticias felices.  Rafael (Tobit 12.6, 15) En hebreo significa "Dios es fuerte", "fortaleza de Dios".  Su nombre quiere decir "medicina de Dios. Se le considera patrono de los viajeros por haber guiado a Tobías en sus viajes por tierra y por mar. Es patrono de los médicos (enfermedades de cuerpo y alma) por las curaciones que realizó en Tobit y Sara, el padre y la esposa de Tobías.

Los otros cuatro arcángeles.

Los nombres de los otros cuatro arcángeles (San Uriel, San Barachiel ó Baraquiel, San Jehudiel y san Saeltiel) estos no aparecen en la Biblia, se encuentran en libros apócrifos de Enoc, el cuarto libro de Esdras y en la literatura rabínica, libros judíos antiguos. La Iglesia reconoce solamente los nombres que se encuentran en la Biblia. Los demás nombres pueden tenerse como referencia pero, no son doctrina de la Iglesia ya que provienen de libros que no son parte del canon de la Sagrada Escritura. Por lo mismo debemos tener cuidado con otros nombres dados a los ángeles porque algunos de los cuales son de origen ocultista o de la Nueva Era. Y para muestra un les dejo algunos para que vean hasta donde puede llegar el sincretismo, (mezclar sin criterio todo tipo de creencias) Estos son los nombres de ángeles, organizados de acuerdo a la fecha de nacimiento de la persona: Vehuiah, Jeliel, Sitael, Elemiah, Mahasiah,  Achaiah, Cahetel, Haziel, Aladiah…Y muchos más.

Nota acerca de los demonios o ángeles caídos. 

Dios creó a los ángeles como espíritus puros, todos se encontraban en estado de gracia, pero algunos, encabezados por Luzbel, el más bello de los ángeles, por su malicia y soberbia, se negaron a adorar a Jesucristo, por sentirse seres superiores y así rechazaron eternamente a Dios. Luzbel, llamado Lucifer, Diablo o Satán y los ángeles rebeldes que le siguieron, convertidos en demonios, fueron arrojados del Cielo y fueron confinados a un estado eterno de tormento en donde nunca más podrán ver a Dios. No cambiaron su naturaleza, siguen siendo seres espirituales y reales.

Así que mucho cuidado, no le vayan a estar engañando.

Para los católicos: 
Dios asigna los Ángeles Guardianes a proteger no solo a personas sino también familias, comunidades, instituciones, ciudades y naciones. San Miguel Arcángel vela por la Iglesia

No pidamos a los ángeles por caprichos sino por ayuda para hacer la voluntad de Dios. La misión de los ángeles no es responder a nuestros caprichos sino cooperar con los designios de Dios que siempre son para nuestro bien.  Es correcto rezar por protección contra accidentes y peligros pero aún más importante es pedir que nos defienda contra el maligno.

Es un error pensar que el ángel es solo para los niños. Por lo general representamos al ángel custodio cuidando a niños indefensos. Pero no nos dejemos llevar por la soberbia de pensar que los adultos no necesitamos ayuda. La verdad es que no somos capaces de ser independientes. Todos necesitamos ayuda. También hay la tendencia de pensar que los ángeles son una fábula graciosa, un cuento para niños, como si fuéramos muy viejos para pensar en ángeles custodios. Pero Jesús nos enseñó que si no somos como niños no entraremos en el Reino de los cielos. Entonces los adultos debemos ser humildes y aprender a recurrir a la ayuda de los ángeles. Nuestro ángel es nuestro intercesor, nuestro abogado y mediador que continuamente reza por nosotros.

Pidámosle a nuestro ángel ayuda para cumplir nuestros deberes y vencer sobre las acechanzas del demonio.

SOBRE LOS ARCÁNGELES

Aquí dejamos lo que dice san GREGORIO MAGNO papa. Lectura del oficio de lectura del día 29 de septiembre.

El NOMBRE DE «ÁNGEL» DESIGNA LA FUNCIÓN, NO EL SER

Hay que saber que el nombre de «ángel» designa la función, no el ser, del que lo lleva. En efecto, aquellos santos espíritus de la patria celestial son siempre espíritus, pero no siempre pueden ser llamados ángeles, ya que solamente lo son cuando ejercen su oficio de mensajeros. Los que transmiten mensajes de menor importancia se llaman ángeles, los que anuncian cosas de gran trascendencia se llaman arcángeles.

Por esto a la Virgen María no le fue enviado un ángel cualquiera, sino el arcángel Gabriel, ya que un mensaje de tal trascendencia requería que fuese transmitido por un ángel de la máxima categoría.

Por la misma razón se les atribuyen también nombres personales, que designan cuál es su actuación propia. Porque en aquella ciudad santa, allí donde la visión del Dios omnipotente da un conocimiento perfecto de todo, no son necesarios estos nombres propios para conocer a las personas, pero sí lo son para nosotros, ya que a través de estos nombres conocemos cuál es la misión específica para la cual nos son enviados. Y, así, «Miguel» significa: «¿Quién como Dios?», «Gabriel» significa: «Fortaleza de Dios» y «Rafael» significa: «Medicina de Dios».

Por esto, cuando se trata de alguna misión que requiera un poder especial, es enviado Miguel, dando a entender por su actuación y por su nombre que nadie puede hacer lo que sólo Dios puede hacer. De ahí que aquel antiguo enemigo, que por su soberbia pretendió igualarse a Dios, diciendo: Escalaré los cielos, por encima de los astros divinos levantaré mi trono, me igualaré al Altísimo, nos es mostrado luchando contra el arcángel Miguel, cuando al fin del mundo será desposeído de su poder y destinado al extremo suplicio, como nos lo presenta Juan: Se entabló una batalla con el arcángel Miguel.

A María le fue enviado Gabriel, cuyo nombre significa: «Fortaleza de Dios», porque venía a anunciar a aquel que, a pesar de su apariencia humilde, había de reducir a los Principados y Potestades. Era, pues, natural que aquel que es la fortaleza de Dios anunciara la venida del que es el Señor de los ejércitos y héroe en las batallas.

«Rafael» significa, como dijimos: «Medicina de Dios»; este nombre le viene del hecho de haber curado a Tobías, cuando, tocándole los ojos con sus manos, lo libró de las tinieblas de su ceguera. Si, pues, había sido enviado a curar, con razón es llamado «Medicina de Dios»

SOBRE LOS ÁNGELES DE LA GUARDA

De los Sermones de san Bernardo, abad.
Oficio de lectura 2 de octubre

A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos. Estas palabras deben inspirarte una gran reverencia, deben infundirte una gran devoción y conferirte una gran confianza. Reverencia por la presencia de los ángeles, devoción por su benevolencia, confianza por su custodia. Porque ellos están presentes junto a ti, y lo están para tu bien. Están presentes para protegerte, lo están en beneficio tuyo. Y, aunque lo están porque Dios les ha dado esta orden, no por ello debemos dejar de estarles agradecidos, pues que cumplen con tanto amor esta orden y nos ayudan en nuestras necesidades, que son tan grandes.

Seamos, pues, devotos y agradecidos a unos guardianes tan eximios; correspondamos a su amor, honrémoslos cuanto podamos y según debemos. Sin embargo, no olvidemos que todo nuestro amor y honor ha de tener por objeto a aquel de quien procede todo, tanto para ellos como para nosotros, gracias al cual podemos amar y honrar, ser amados y honrados.

En él, hermanos, amemos con verdadero afecto a sus ángeles, pensando que un día hemos de participar con ellos de la misma herencia y que, mientras llega este día, el Padre los ha puesto junto a nosotros, a manera de tutores y administradores.

En efecto, ahora somos ya hijos de Dios, aunque ello no es aún visible, ya que, por ser todavía menores de edad, estamos bajo tutores y administradores, como si en nada nos distinguiéramos de los esclavos. Por lo demás, aunque somos menores de edad y aunque nos queda por recorrer un camino tan largo y tan peligroso, nada debemos temer bajo la custodia de unos guardianes tan eximios.

Ellos, los que nos guardan en nuestros caminos, no pueden ser vencidos ni engañados, y menos aún pueden engañarnos. Son fieles, son prudentes, son poderosos: ¿por qué espantarnos? Basta con que los sigamos, con que estemos unidos a ellos, y viviremos así a la sombra del Omnipotente.

¿Cómo vestirte para ir a Misa?

El Obispo de Paterson (Estados Unidos), Mons. Arthur Serratelli, lo explica

En su reciente columna titulada “Vestirse para la iglesia y dar honor y gloria a Dios”, el Obispo de Paterson (Estados Unidos), Mons. Arthur Serratelli, explicó la importancia de usar la vestimenta adecuada para ir Misa.

En un mundo en el que cada vez más prima lo “casual”, existe un grupo de personas que va a Misa “que se viste con lo mejor que tiene los domingos para la iglesia”, resaltó el Obispo en su columna publicada en CNA, agencia en inglés del Grupo ACI.

“Muchos afroamericanos que van a la iglesia los domingos se distinguen por vestirse bien para la ocasión. Su larga tradición de honrar al Señor con la forma en la que aparecen ante Él para darle culto no ha colapsado ante la oleada de la vestimenta casual. Tal vez ¡exista en su ejemplo una lección necesaria!”

Mons. Serrattelli destacó que “la ropa de playa, las sandalias, las camisetas sin mangas (y la lista sigue) simplemente no son vestimenta adecuada para estar en presencia del Señor”.

“Nadie estaría ante la Reina de Inglaterra a menos que esté vestido adecuadamente. ¿Cuánto más ante el Señor del cielo y la tierra? Probablemente aquí es donde está el desafío”, prosiguió.

El prelado recordó también que muchas cosas no verbales en las personas comunican algo “y eso también lo hace la vestimenta” que en estos tiempos “se ha convertido en algo muy significativo”.

“El tipo de ropa le dice a otros algo sobre nosotros”, como el uniforme que distingue a las enfermeras del personal de limpieza en un hospital, continuó el Obispo.

“Los mismos colores que elegimos también significan algo. El negro habla de formalidad, elegancia y autoridad. El rojo es energía, pasión, velocidad y fortaleza. El verde muestra juventud y vigor; mientras que el blanco denota inocencia y limpieza. El amarillo y el naranja simbolizan la alegría, el optimismo y la esperanza”.

Tras resaltar que la ropa también distingue ocasiones, el Obispo explicó que desde la década de 1960 los estadounidenses han optado por ser cada vez más “casuales en su código de vestimenta” y vivimos en una época en la que lo práctico y lo cómodo es lo que parece más les importa a las personas.

El Obispo de Paterson cuestionó luego si en la forma de vestir para ir a Misa, “¿acaso se ha perdido el sentido de la trascendencia de Dios? Si bien muchos ya no creen en Dios, ¿los que van a la iglesia han olvidado quién es?

“¿Nos hemos concentrado más en nosotros mismos, en nuestra comunidad, que en nuestro Dios y el respeto que le debemos cuando estamos en su presencia para adorarlo?”, cuestionó el prelado.

"NO QUERRÁ CONTRIBUIR A LA DESAFECCIÓN DE MILLONES DE ESPAÑOLES VACIANDO AÚN MÁS LAS IGLESIAS"
La Fundación Franco exige a la Iglesia que se oponga a la exhumación del dictador, a quien "debe su existencia"
"Punto de partida para desacralizar el Valle y si pueden dinamitar la propia Cruz (…). No nos engañemos. Este es el plan”

El Valle de los Caídos, presidido por la inmensa cruzEfe

Nos negamos a creer que la Iglesia Católica Universal no proteja a quién fue su salvador y protector en los momentos más críticos para esta en toda su historia. ¿Será necesario recordarlos? ¿acaso la defensa de la Cruz no merece un acto de valentía?

(Jesús Bastante).- "España se juega, en estos momentos, una vez más, su existencia como nación cristiana". El presidente ejecutivo de la Fundación Francisco Franco, Juan Chicharro, terció ayer, 18 de julio (82 aniversario del comienzo de la Guerra Civil) en la polémica por la exhumación de los restos del dictador, y exigió a la Iglesia que se oponga a la misma, con una razón cuando menos curiosa: "Por el recuerdo debido a quien fue su benefactor y a quien deben su existencia".

En un editorial, titulado "¡18 de julio!", Chicharro llama "a un nuevo alzamiento" frente al riesgo de volver a perder las raíces cristianas de España. Para la Fundación Francisco Franco, "la exhumación del Generalísimo Franco como punto de partida para con posterioridad desacralizar el Valle y si pueden volar o dinamitar la propia Cruz como último objetivo". "No nos engañemos. Este es el plan", advierte el presidente de la Fundación Francisco Franco.

En plena polémica por la oposición de la familia del dictador, y del prior de la Abadía del Valle, Santiago Cantera, a la salida de los restos de Franco, Chicharro lanza una advertencia a la Iglesia católica, que en su opinión "tiene mucho que decir en este abyecto plan". Así, insta a la Conferencia Episcopal a que "lo impida, entre otras muchas razones por el recuerdo debido a quien fue su benefactor y a quien deben su existencia, amén de que no querrá contribuir a la desafección de millones de españoles vaciando aún más las iglesias de lo que ya están".

No es la primera vez que, en los últimos días, la Fundación Franco lanza admoniciones contra el Gobierno, y también contra la Iglesia católica. Así, en una 'Carta abierta a la jerarquía de la Iglesia católica', los guardianes del recuerdo del dictador muestran su perplejidad ante la postura de la Conferencia Episcopal, que anunció que no pondrá pegas a la salida del dictador del Valle.

"Nos negamos a creer que la Iglesia Católica Universal no proteja a quién fue su salvador y protector en los momentos más críticos para esta en toda su historia. ¿Será necesario recordarlos? ¿acaso la defensa de la Cruz - siguiente objetivo - no merece un acto de valentía?", afirma la misiva, que se dirige directamente al Papa para pedir a Dios "que ilumine a la más alta Jerarquía de la Iglesia Católica en su decisión y que no contribuya por dejación u omisión a la desafección de millones de católicos de todo el mundo en un acto que sería de colosal ingratitud y vejación no sólo con el Fundador de ese monumento sino con los miles de españoles que reposan en la Basílica construida como símbolo de reconciliación bajo el amparo de los brazos de la Cruz".

"Ignoramos cual será el desenlace de esta intención sectaria, llena de odio, revanchista y alejada de cualquier tipo de reconciliación del Gobierno, pero sí tenemos claro que la historia colocará en su sitio a justos y pecadores", concluye la 'Carta abierta'. 

Juan Chicharro, presidente de la Fundación Francisco Franco

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