Los que hacen la voluntad de Dios, son mi hermano y mi madre

Evangelio según San Mateo 12,46-50. 

Todavía estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con él. 
Alguien le dijo: "Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte". 
Jesús le respondió: "¿Quién es mí madre y quiénes son mis hermanos?". 
Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: "Estos son mi madre y mis hermanos. 
Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre". 

SAN FRANCISCO SOLANO, presbítero. 

Nació en Montilla, España, en 1549. Todavía adolescente, ingresó en la Orden de los frailes Menores.

Ordenado presbítero, se destacó por su predicación, con la que ganó muchas almas para Cristo, especialmente en tiempos de la peste que asolaba Andalucía, en España.

Movido por el celo apostólico pidió ser enviado a la misión de África, pero fue enviado a la misión de América, en las regiones del Tucumán. Instruido en la lengua de los indígenas y brillando por su caridad, convirtió a muchos a la fe cristiana.

Después de catorce años fue destinado a Lima, donde falleció en 1610. Fue beatificado por Clemente X y canonizado por Benedicto XIII. 

Cristo, cabeza, rey de los pastores,
el pueblo entero, madrugando a fiesta,
canta a la gloria de tu sacerdote
himnos sagrados.

Con abundancia de sagrado crisma,
la unción profunda de tu Santo Espíritu
lo armó guerrero y lo nombró en la Iglesia
jefe del pueblo.

El fue pastor y forma del rebaño,
luz para el ciego, báculo del pobre,
padre común, presencia providente,
todo de todos.

Tú que coronas sus merecimientos,
danos la gracia de imitar su vida,
y al fin, sumisos a su magisterio,
danos su gloria. Amén.

Señor, que, por medio del presbítero san Francisco Solano, llevaste a muchos pueblos de América al seno de la Iglesia, por sus méritos e intercesión, míranos con bondad y atrae hacia ti a los pueblos que aún no te conocen. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia 
Sobre la virginidad, C. 5

«Los que hacen la voluntad de Dios, son mi hermano y mi madre»

Las que se consagran totalmente al Señor, no deben afligirse de que guardando su virginidad como María, no pueden ser madres según la carne... El que es fruto de una sola Virgen santa, es la gloria y el honor de todas las demás vírgenes, porque como María, son madres de Cristo, si hacen la voluntad de su Padre.

La gloria y la felicidad de María, de ser la madre de Cristo, alcanzan a todos en estas palabras del Señor: "Quien hace la voluntad de mi Padre que está en los Cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre". Indica así el parentesco espiritual que lo relaciona con pueblo que rescató. Sus hermanos y sus hermanas, son los varones y las mujeres santas que son coherederos con él de su herencia celeste (Rm 8,17).

Su madre es la Iglesia entera, porque ella es quien, por la gracia de Dios, da a luz a los miembros de Cristo, es decir a los que le son fieles. Su madre es también toda alma santa, que hace la voluntad de su Padre y cuya caridad fecunda se manifiesta en aquellos a los que da a luz para Él, "hasta que Él mismo, sea formado en ellos " (Ga 4,19)...

Entre todas las mujeres, María es la única que es virgen y madre al mismo tiempo, no sólo por el espíritu, sino también por el cuerpo. Es madre según el espíritu... de los miembros de Cristo, es decir de nosotros, porque cooperó por su caridad a dar a luz en la Iglesia a los fieles, que son los miembros de esto divino Maestro, nuestra cabeza (Ef 4,15-16), verdaderamente Ella es madre según la carne. Hacía falta, en efecto, que nuestro Maestro naciera, según la carne, de una virgen para enterarnos de que nosotros, sus miembros, debíamos nacer según el espíritu de otra virgen que es la Iglesia. María es pues la única, que es madre y virgen a la vez de espíritu y de cuerpo. Pero la Iglesia entera, en los santos que deben poseer el Reino de Dios, es, según el espíritu, madre de Cristo y virgen de Cristo.

Cumplir la voluntad de Dios.

Santo Evangelio según San Mateo 12, 46-50. Martes XVI de Tiempo Ordinario.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, te pido la gracia de poder ser fiel y perseverante en mi vocación de cristiano.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

En el Evangelio de hoy, Jesús nos propone una sola cosa que es esencial para la vida de un cristiano, hacer la voluntad de Dios. Es algo que parece simple de decir pero es muy difícil de concretar, más no imposible cuando se quiere hacer esa voluntad. Debemos tener muy presente que Dios jamás no pedirá algo que no podríamos alcanzar y, por ende, su voluntad es siempre algo que podemos lograr.

Todos los días hacemos cientos de cosas, una cierta cantidad de obligaciones como padres, como hijos, como jefes, como empleados… , pero ahora pensemos cuántas veces las hacemos pero en nuestro interior, antes de comenzarlas, las ofrecemos a Dios como ofrenda y le decimos: "Señor esto es lo que soy, esto es lo que tengo para darte hoy", y seguro el Señor las recibe pues sabe que lo hacemos, no como simples operarios, sino que buscamos hacer su voluntad y, además, lo ofrecemos para nuestra santificación y la de los que nos rodean.

Pidamos a María, el ejemplo más perfecto de quien busco hacer la voluntad de Dios, que nos aliente y nos ayude para poder decir como ella:"Hágase en mi según tu palabra".

Somos discípulos, pero también somos misioneros y portadores de Cristo allí donde él nos pide estar presentes. Por tanto, no podemos encerrar el don de su presencia dentro de nosotros. Por el contrario, estamos llamados a hacer partícipes a todos de su amor, su ternura, su bondad y su misericordia. Es la alegría del compartir que no se detiene ante nada, porque conlleva un anuncio de liberación y de salvación.

María nos permite comprender lo que significa ser discípulo de Cristo.

(Palabras de S.S. Francisco, 8 de octubre de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy rezaré el Ángelus con la intención especial de pedir a mi madre del cielo que me ayude a cumplir siempre la voluntad de Dios.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

¿Cómo puedo saber cuál es la voluntad de Dios para mi vida?

La Voluntad de Dios para nosotros está en los deberes y experiencias del presente. Sólo tenemos que aceptarlos y tratar de ser como Jesús en ellos.

La dificultad que muchos de nosotros experimentamos en cuanto al tema no es tanto si cumplimos o no la Voluntad de Dios sino si sabemos cuál es Su Voluntad para nosotros. A pesar de ello, podemos estar seguros que algunas cosas sí son definitivamente parte del Plan de Dios para nosotros, como por ejemplo:

Los Mandamientos – Los diez dados a Moisés, Los Preceptos de la Iglesia, Los deberes de nuestro estado de vida, obediencia a la autoridad civil – civil, familiar y eclesial; y El Mandamiento nuevo dado por Jesús, que nos amemos todos mutuamente.

En las escrituras podemos ver de muchas maneras sencillas, exactamente lo que el Padre espera de nosotros. Todas estas son manifestaciones directas de la Voluntad de Dios en nuestra vida cotidiana. Quizá una lista podría ayudar.

1. "Ama a tus enemigos, haz el bien a aquellos que te odian, bendice a los que te maldicen, ora por los que te tratan mal" (Lc 6,27-35)

2. "Sé compasivo como vuestro Padre es compasivo. No juzgues y no serás juzgado, no condenes y no serás condenado." (Lc 6,36-38)

3. "Les digo solemnemente, si no se hacen como niños no entrarán al Reino de Dios." (Lc 18,17)

4. "Es la Voluntad de mi Padre, que quien ve al Hijo y cree en Él, tendrá vida eterna." (Jn. 6,40) 5. "Aprendan de mí que mi yugo es suave, porque soy humilde de corazón." (Mt. 11,29)

Nuestro problema radica en que miramos a los mandamientos de manera negativa. En nuestras mentes son meras prohibiciones, pero no lo son. No encontramos fallas o errores cuando un inventor nos explica como manejar su invento. ¿Quién mejor para saber como funciona una máquina que el propio inventor? Para la mayoría de nosotros lo lógico es que sea él y aceptamos las indicaciones y la garantía, siempre y cuando las indicaciones sean seguidas adecuadamente.

Esto es exactamente lo que Dios ha hecho al darnos los mandamientos. No son imposiciones, que le hacen hincapié a Su criatura de su posición subordinada. Los mandamientos, dados por el Padre en el Antiguo Testamento y por Jesús en el Nuevo, son solamente indicaciones del Creador que nos dice que los seres humanos, creados por Él, son más felices, saludables y están más contentos cuando siguen las directrices de su Creador.

El Padre sabe en qué condiciones maduran y crecen nuestras almas. Sabe cuáles son las mejores cosas para combatir nuestras debilidades. Sabe también cuáles son los pasos a seguir para evitar los obstáculos que el enemigo pone en nuestro camino. Pero sobre todo, sabe cómo deben ser purificadas y transformadas nuestras almas para que podamos estar en Su presencia un día y no terminen siendo aniquiladas.

Las Escrituras están llenas de revelaciones que nos dicen como el Padre quiere que pensemos y actuemos en toda circunstancia. Nuestro problema está en que, conocer la voluntad de Dios está en las decisiones que tomamos en nuestra vida cotidiana. Primero, debemos decir que los mandamientos son parte de la voluntad de Dios. No hay duda aquí sobre lo que quiere de nosotros. Las pruebas de la vida diaria, el mal, el sufrimiento, etc., son parte de lo que Dios permite como Su voluntad.

La Voluntad de Dios solo quiere lo que es bueno y santo, pero el libre albedrío del hombre y las tentaciones del enemigo producen otros efectos que no son buenos. Estos efectos son los que sufrimos, pero Dios, para quien todo es presente, ve lo bueno en nuestra manera de enfrentarnos al mal y lo permite para obtener un bien mayor. San Pablo trae esto a colación cuando nos recuerda que aquellos que aman a Dios tienden a lo bueno (Rom. 8:28). Nuestro querido Señor se enfrentó a la malicia, al odio y a la crucifixión para cumplir la Voluntad de Dios.

No podemos decir que Dios ordenó a los hombres rechazar y matar a su Hijo, pero al saber de antemano los sentimientos del pueblo elegido cuando apareciese su Hijo en la tierra, permitió la disposición de ese pueblo al mal y por la perfecta obediencia su Hijo logró nuestra redención. Ordenó que el hombre no cayese, pero el orgullo rechazó ese deseo. Ordenó al hombre aceptar a Su Hijo, pero muchos no lo hicieron. Al permitir los efectos del rechazo, el Padre generó un gran bien. El hombre sabría cuánto lo ama Dios, recibiría al Espíritu, la gracia, la filiación divina y finalmente, el Cielo. Todo este bien fue obtenido a partir de la malicia del hombre. Dios lo vio y permitió que Su Hijo sufriera intensamente para terminar con el yugo del demonio sobre el hombre y destruir a la muerte completamente por medio de Su gloriosa Resurrección.

El Padre nos ama de la misma manera y nuestra fe, esperanza y caridad deben brillar cuando nos enfrentamos a las pruebas que permite en nuestras vidas. La confianza es la clave para cumplir la Voluntad de Dios. Debemos confiar en el Padre, cuyos ojos están siempre sobre nosotros. No podemos ver o juzgar dentro de la niebla espesa, pero debemos confiar en el Padre que lo ve todo con claridad.

Al tomar decisiones relativas a nuestro estado de vida, los amigos, el trabajo, los planes futuros, negocios, etc.; debemos utilizar las facultades mentales que Dios nos ha dado y debemos rezar para pedir una guía. No podemos esperar que descienda como una especie de visión de éxtasis que nos diga exactamente qué hacer.

De repente, algunas ideas que pueden servirnos de guía pueden ser: ver si la decisión que tomamos honra y da gloria a Dios, cómo afecta nuestra relación con Él y si estamos en paz con eso. Podremos descansar seguros si tomamos nuestras decisiones de este modo. Así, Dios estará de nuestro lado y obtendremos buenas cosas como resultado de ellas, aunque veamos más tarde que nuestra decisión no fue la más acertada.

El fracaso también es usado por Dios para acercarnos más a Él. Nunca nos ordenó tomar siempre las decisiones correctas –sólo ser santos– y eso genera la confianza que como niños, debemos tener en Él; quien hará que nuestros pasos sean firmes y que nuestras maneras torcidas se enderecen.

Cuando tenemos la ocasión de hacer amigos, ya tenemos un criterio para hacerlo. Jesús nos ha dicho que juzguemos por los frutos (Matt 7, 16). Nuestros amigos deben ser escogidos, no sólo por el fruto de sus propias vidas, sino también por el fruto que obtenemos con ellos. Podríamos llegar a algún concepto sobre la Voluntad de Dios con relación al trabajo, por los talentos que Dios nos ha dado. ¿Qué clase de trabajo es el que mejor se me acomoda y el que me hace feliz? Si no estamos seguros, entonces debemos experimentar con varios tipos de trabajo hasta que lleguemos a cierta “conciencia” de que eso o aquello es lo que mejor hacemos.

Sucede, sin embargo, que en ocasiones vivimos en una determinada situación que se origina por nuestras propias debilidades, errores, decisiones equivocadas y las malas intenciones de quienes nos rodean. ¿Dónde está la Voluntad de Dios en eso? Si hemos rezado y no tenemos una solución a la mano, si hemos tratado de cambiar lo que estaba a nuestro alcance y las cosas sólo se han puesto peor, entonces podemos estar seguros de que el crecimiento en la paciencia es la Voluntad de Dios, al menos por el momento. La oración continua nos dará fortaleza y ésta a su vez perseverancia y ésta, esperanza que no será vana.

San Pablo dijo a los Corintios lo siguiente: ”Tenemos problemas en todos lados, no veo respuesta a nuestros problemas, pero no decaigo”. (2 Cor, 4:8) Incluso un alma especialmente escogida como la de Pablo tuvo momentos en los que la Voluntad de Dios no estaba clara, cuando todo parecía imposible. Esta es la razón por la que un día Pablo le pidió al Señor que lo liberase de la multitud de dificultades que tenía. Comenzó a pensar que la Voluntad de Dios no estaba sólo en las pruebas, debilidades, insultos, persecuciones y en las agonías del Apostolado (2 Cor 12,10). Tres veces solicitó el alivio y la respuesta que recibió es que si eso le estaba pasando, se debía a que la voluntad de Dios obtendría algo bueno de allí. "Mi gracia" le contestó Jesús a Pablo "es suficiente para ti, mi fortaleza se muestra en tu debilidad". (2 Cor. 12,9) Pablo se alegró con esta respuesta. No pudo aplacar sus penas con eso, pero saber que la gracia de Dios estaba con él lo hizo decir “debo estar muy feliz porque mi debilidad permite que la fortaleza de Cristo esté sobre mí”. (2 Cor. 12,10)

Esta es la diferencia entre un pagano y un cristiano. Para un pagano el dolor no tiene sentido. Como resultado vive una vida de soledad y frustración. El cristiano puede experimentar las mismas pruebas que un pagano y nunca perder la alegría. Ve la voluntad de Dios en ellas, ve la oportunidad de ser como Jesús, de darle gloria en el Reino. Las pruebas para el pagano incrementan la desesperanza y alumbran al cristiano que comparte el yugo de Jesús.

Muchos se hacen la pregunta: ¿Cómo sé cuál es la Voluntad de Dios para mí? La respuesta es simple: “Si sucede, es voluntad de Dios. No es relevante si Lo ordena o si Lo permite, nada nos sucede si Él no lo ha visto de antemano, teniendo en cuenta el bien que se obtendrá de ello y esperando Su sello de aprobación.

La Voluntad de Dios para nosotros está en los deberes y experiencias del presente. Sólo tenemos que aceptarlos y tratar de ser como Jesús en ellos. Cuando Jesús no le respondió a Pilatos, Pilatos le dijo "No me hablas, seguramente debes saber que tengo el poder de crucificarte”(Jn. 19,10)

La respuesta de Jesús nos muestra claramente que siempre contemplaba la Voluntad del Padre, justa o injusta. "No tendrías poder sobre Mí, si no te hubiera sido otorgado de lo alto”. (Jn 15,11). Jesús vio al Padre en una debilidad, un juez injusto. ¿Cuántos de nosotros tenemos esa clase de confianza, esa clase de visión?

San Pedro alienta al cristiano de su época para que “acepte la autoridad de toda institución social, al emperador como suprema autoridad entre los gobernadores... Dios quiere que seamos buenos ciudadanos... que respetemos a todos... y que demos honor al emperador”(1 Pedro 2:13-16).

Todos somos conscientes del hecho que Pedro estaba hablando de Nerón, cuya maldad era harto conocida. Sin embargo, sigue adelante sin decir que si la autoridad legal exige el rechazo de Dios o de sus mandamientos, debemos elegir a Dios por encima de todo. Dios no nos ha redimido para colocarnos en una especie de utopía terrena. Nos ha redimido para darnos un reino, para convertirnos en sus hijos adoptivos, para darnos su felicidad eterna, para ser testigos en el mundo de la existencia de otra vida y para probar con nuestra conversión personal que Jesús es el Hijo de Dios.

San Pablo nos asegura que todo el sufrimiento en el mundo es nada comparado con la gloria que está por venir (Rom. 8,18)

Todo momento de la vida es como un sacramento en el que podemos recibir a Dios. Es el canal mediante el cual Dios nos habla, nos forma y se dirige a nosotros. Sólo tenemos que aceptar los deberes del momento presente para encontrar la Voluntad de Dios. Estamos impedidos de respirar este aire sobrenatural por el hecho que vemos personas y circunstancias producto de la malicia o el temperamento de otros. Ellos se convierten en obstáculos en nuestro camino y no nos dejan ver a Dios.

No podemos ver a Dios en las acciones de estas personas porque se oponen a lo que ordena Su Voluntad. A pesar de ello, podemos ver a Dios a través de estas acciones; como cuando vemos a un amigo cercano en medio de una espesa niebla. En esa niebla es posible que nos resbalemos y caigamos, es posible también que lloremos y que nos desesperemos a veces, pero la Imagen que vimos nos lleva a la luz más grande que está al final de la niebla, más allá de todo.

El secreto, entonces, para encontrar la Voluntad de Dios está en verlo en el presente y responder a Su presencia de la manera más amorosa que podamos. Hace falta un poco de esfuerzo para ver a Dios en todo, como Jesús, que lo hizo y con su obediencia nos ganó la salvación.

Hay veces en las que necesitamos decisiones inmediatas —ocasiones en las que difícilmente podemos rezar por el poco tiempo que tenemos. En esas circunstancias podemos estar seguros que si nuestro corazón ha estado con Dios hasta ese momento, tomaremos la decisión correcta. Si fallamos, nuestra esperanza en Su amor, nos asegura que algo bueno se obtendrá de la experiencia vivida.

Dios no quiere que estemos preocupados por el ayer y el mañana. En el evangelio de San Mateo leemos que Jesús dijo "No te preocupes por el mañana, el mañana se preocupará por sí mismo. Cada día hay suficiente para preocuparse” (Mt. 6,33-34). Aquí vemos una llamada de Jesús para que vivamos el presente. Jesús no nos está diciendo que como cristianos debemos estar libres de problemas. Nos está pidiendo que compartamos nuestro yugo con Él y que lo hagamos siempre, minuto a minuto. Si nos ejercitamos en esta forma de vida, podremos ver Su Voluntad y tendremos la fuerza necesaria para cumplirla.

No hay manual ni reglas a seguir para conocer la Voluntad de Dios en nuestras decisiones. El intelecto dado por el Padre y el discernimiento dado por el Espíritu que está en nuestros corazones, nos darán las herramientas necesarias para que nuestras decisiones sean mejores; aunque a veces Su Voluntad permita que fracasemos, para ejercitar nuestra fe, incrementar nuestra esperanza y descubrirlo como nuestro amigo en tiempos de necesidad.

Habrá ocasiones en las que Su Voluntad esté nublada en nuestras mentes y el camino a seguir sea tan incierto que nos veamos forzados a escoger lo que menos dudas nos genera... y esperar que suceda lo mejor. Nuestra paz en estas circunstancias viene de la profunda certeza que vive aun entre nosotros sus hijos que Dios es nuestro padre y que se hará cargo de nosotros.

Dios no es el tirano. Está satisfecho con el esfuerzo sincero de sus hijos para conocer y cumplir Su Voluntad, que será coronado con el éxito aunque todo parezca perdido.

Oración
Señor y Padre, permite que tu Santo Espíritu me llene con la conciencia de tu Voluntad en este momento. Quiero ver Tu Providencia, Tu guía y Tu gracia en mi vida diaria. Perdóname cuando me rebelo por las ocasiones en las que me parece que tu Voluntad me parece difícil de cumplir. Mi vida está plagada de mi propia voluntad y egoísmo. Mi corazón no está listo para el sacrificio y mi mente rechaza lo que no puede comprender. Permite que tu misericordia me rodee y que me llene con tu luz. Permíteme ver con claridad la sapiencia detrás de todo lo que permites y el amor en todo lo que ordenas. Que nuestras voluntades se hagan una sola para que haga en esta vida lo que debo hacer para alcanzar la eternidad, perfectamente unido a Tu voluntad.

¿Qué relación hubo entre Jesús y María Magdalena?

De los evangelios se desprende que María Magdalena sentía un gran amor por Jesús

Fue, según los evangelios, la primera a la que se le apareció Jesús después de la resurrección, tras buscarlo con lágrimas (Jn 20,11-18). De ahí la veneración que ha tenido en la Iglesia como testigo del resucitado. (Ver la pregunta ¿Quién era María Magdalena?). De estos pasajes no se puede deducir ni que fue una pecadora, ni mucho menos que fue la mujer de Jesús.

Los que sostienen esto último acuden al testimonio de algunos evangelios apócrifos. Todos ellos, quizá con la excepción de un núcleo del Evangelio de Tomás, son posteriores a los evangelios canónicos y no tienen carácter histórico, sino que son un instrumento para trasmitir enseñanzas gnósticas.

Según estas obras, que aunque lleven el nombre de evangelios no son propiamente tales sinoescritos con revelaciones secretas de Jesús a sus discípulos después de la resurrección, Mariam (o Mariamne o Mariham; no aparece el nombre de Magdalenasalvo en unos pocos libros) es la que entiende mejor esas revelaciones. Por eso es la preferida de Jesús y la que recibe una revelación especial.

La oposición que en algunos de estos textos (Evangelio de Tomás, Diálogos del Salvador, Pistis SophíaEvangelio de María) muestran los apóstoles hacia ella por ser mujer refleja la consideración negativa que algunos gnósticos tenían de lo femenino y la condición de María como discípula importante. Sin embargo, algunos quieren ver en esta oposición un reflejo de la postura de la Iglesia oficial de entonces, que estaría en contra del liderazgo espiritual de la mujer que proponían estos grupos. Nada de esto es demostrable. Esa oposición más bien puede entenderse como un conflicto de doctrinas: las de Pedro y otros apóstoles frente a las que estos grupos gnósticos exponían en nombre de Mariam. En cualquier caso, el hecho de que se recurra a María es una forma de justificar sus planteamientos gnósticos.

En otros evangelios apócrifos, especialmente en el Evangelio de Felipe, Mariam (esta vez citada también con elnombre de origen, Magdalena) es modelo de gnóstico, precisamente por su feminidad. Ella es símbolo espiritual de seguimiento de Cristo y de unión perfecta con él. En este contexto se habla de un beso de Jesús con María (si es que el texto hay que entenderlo realmente así), simbolizando esa unión, ya que mediante ese beso, una especie de sacramento superior al bautismo y la eucaristía, el gnóstico se engendraba a sí mismo como gnóstico.

El tono de estos escritos está absolutamente alejado de implicaciones sexuales.Por eso, ningún estudioso serio entiende estos textos como un testimonio histórico de una relación sexual entre Jesús y María Magdalena. Es muy triste que esta acusación, que no tiene ningún fundamento histórico, ya que ni siquiera los cristianos de la época se vieron obligados a polemizar para defenderse de ella, resurja cada cierto tiempo como una gran novedad.

La importancia de saber escuchar y ser escuchados

Muchas veces, sin darnos cuenta, los padres de familia tratamos y damos a los hijos lo que consideramos conveniente, sin saber realmente lo que ellos necesitan; por lo tanto, no alcanzamos a cubrir sus necesidades de la mejor manera.

El estrés del trabajo, la rutina de cada día, los pendientes, las obligaciones… hacen que vivamos una relación fría y robótica, realizando sólo lo urgente e indispensable, pero no lo importante y necesario.

Este círculo envuelve a adultos, jóvenes, adolescentes, solteros, casados, familias… a todo tipo de personas. En esta ocasión nos enfocaremos a las familias que tienen hijos.

Muchas veces, sin darnos cuenta, los padres de familia tratamos y damos a los hijos lo que consideramos conveniente, sin saber realmente lo que ellos necesitan; por lo tanto, no alcanzamos a cubrir sus necesidades de la mejor manera.

Lo que hay que tomar en cuenta es, en primer lugar, que los niños pequeños, al igual que los más grandes y que los adultos, tienen necesidades: también sienten hambre, frío, sed, cansancio…

Para poder satisfacer esas necesidades, los niños requieren ayuda de sus padres, ya que todavía no cuentan con las habilidades necesarias para solucionar sus problemas.

Los niños necesitan en gran medida estar cerca de sus papás, necesitan no sólo conocer, sino también sentir que ellos los quieren, los apoyan y los protegen.

Ya sabemos que los niños pequeños tienen necesidades como cualquier otro, y además, sabemos que ellos sólo no pueden satisfacerlas, pero ¿cómo puedo saber qué es lo que necesita cuando él todavía no puede expresarse verbalmente?, ¿cómo descubro si el pequeño tiene hambre, sed, frío o necesita cariño?, ¿cómo puede mi hijo sentirse escuchado?

Una clave para responder esas preguntas es aprender a escuchar su lenguaje particular y específico con precisión.

Los niños pequeños que aún no han aprendido a hablar también se comunican, pero ellos tienen una forma de comunicarse y expresarse muy particular.

Cada uno se comunica con un lenguaje específico, entonces es importante que sus padres aprendan a leer y a descifrar ese lenguaje.

Pasar mucho tiempo con el pequeño ayuda a que los padres lo lleguen a conocer mejor que nadie, y desarrollar las habilidades necesarias para leer, entender y descifrar el comportamiento del niño.

Es importante asegurarse que se entendió bien lo que el niño necesitaba y que sí pudimos ayudarle; es decir, si fue posible descifrar el mensaje correctamente. El niño habrá quedado satisfecho cuando se muestre tranquilo y en paz.

Por ejemplo, si un niño empieza a llorar a la 1:00 a.m. es porque algo necesita. Lo primero que deben hacer los padres para intentar descifrar qué sentido tiene su llanto, es darle de comer; si sigue llorando, significa que el mensaje no se descifró bien, entonces ahora pueden cambiarle el pañal o taparlo para que no tenga frío… si el niño deja de llorar significa que la necesidad del niño ha quedado cubierta y que los padres pudieron comunicarse con él y entender su lenguaje único.

Ellos también necesitan escuchar a sus padres. Escuchar de ellos palabras sencillas pero con gran significado.

No olvides, cada día antes de acostarte, desearle a tu hijo un buen descanso y decirle:

– Gracias… por ser tu hijo, por compartir sus dones y virtudes; por compartir su felicidad contigo; él se sentirá feliz por verte feliz a ti.

– Lo siento… pídele disculpas si tuvieron algún disgusto, si no fuiste lo suficientemente paciente, si no diste lo mejor de ti para que él esté bien; esto ayudará a sanar la relación y arreglar malos entendidos.

– Te amo… aunque ellos saben que son amados, nunca está de más recordárselos con palabras y con acciones. Ellos necesitan escuchar que los amas.

Se vale estar cansados por la rutina y el cansancio del día a día, sin duda pueden ser días difíciles, pero hagamos lo posible por no dejar pasar un día sin que nuestros hijos escuchen que los amamos, que lo sentimos y que les damos las gracias. Hagamos lo posible para que la mayoría de las necesidades de nuestros hijos sean cubiertas de la mejor manera, con Amor, con Respeto y con Paciencia.

Rezando el rosario en un autobús. Cosas que pueden pasar

No dejemos de rezar en ningún momento, aun así cuando vamos caminando, viajando o cuando vamos a dormir

Una de las formas más populares y reconocibles de oración en la iglesia católica es el rezo del Santo Rosario.

Los católicos consideramos que el rosario es un ejercicio piadoso que combina oración vocal y la contemplativa y puede realizarse en cualquier parte que se crea conveniente.

A continuación, una experiencia personal de un Sacerdote rezando el Rosario en un autobús.

Antes de ser misionero yo no acudía mucho a misa, pero un día tome la decisión y comencé a participar. Acudía todos los domingos a la parroquia del Sagrado Corazón en LosÁngeles California.

Miraba a mucha gente ir en familia y a solas. Algunas veces me gustaba tanto la misa que me quedaba hasta tres seguidas en un mismo domingo. No era el único, no falta la viejecita que se queda a dos o tres misas también para rezar por la familia o por sus diferentes necesidades.

Ahí conocí a una, era seria y fría en su mirada. Pronto me ubicó y un día de tantos se me acercó. Pero había un pequeño problema, ella era italiana y no hablaba mucho español y yo no hablaba ni inglés ni italiano.

A señas y a medias palabras entre inglés, español e italiano platicamos algunas cosas. Tanto a ella como a mí nos gustaba llegar con mucho tiempo de anticipación. Yo perfeccioné mi inglés y pude entenderle mejor.

Un día, ella me regaló un rosario. Yo no sabía cómo se rezaba y se lo dije. El otro día, me regaló un tríptico, una hoja donde se explicaba cómo rezarlo en español.

Así empecé. Lo hacía a escondidas cuando iba por la calle. Tenía miedo a la burla. De mi casa a mi trabajo, en las mañanas, cuando estaba en el parque o antes de dormir rezaba. Siempre con miedo a la crítica.

Sorpresa rezando el Rosario en el autobús

Un día en la mañana cuando me dirigía a mi trabajo mire que mi acompañante de asiento en el autobús se escondía un poco para leer un pequeño libro que apenas cabía en sus manos.

Mi curiosidad fue tanta que me doble un poco hacia atrás para ver qué era lo que leía.Me alegre al ver el título de su librito: "Santo rosario". Yo no pude más que sonreír para mis adentros. Me alegré como cuando encontramos a un familiar después de mucho tiempo.

Me sentía identificado. Yo abrí un poco mi puño y vi mi rosario y el número de cuenta que llevaba.

La estación donde yo bajaba estaba ya cerca y antes de ponerme de pie para bajarme del autobús le di un pequeño codazo a mi acompañante (que dicho sea de paso no conocía pero desde ese momento me sentí unido a él) volteó a mirarme como sorprendido y nervioso por sentirse descubierto.

Le mostré lo que llevaba en mi mano. No me detuve a ver la expresión de su rostro pero espero y haya sido como la mía.

Infinita alegría al sentirme unido con otra persona que rezaba el rosario en el mismo momento, en mismo autobús con un mismo corazón.

La oración nos une y nos hace hermanos unos con otros.

No dejemos de rezar en ningún momento, aun así cuando vamos caminando, viajando o cuando vamos a dormir. Cuando se reza nos enlazamos con Dios

Oremos por Nicaragua

Unámonos a la petición de los obispos y oremos por Nicaragua.

En las últimas semanas, hemos sabido por las noticias que, desde hace tres meses, Nicaragua atraviesa por una terrible situación debido a las protestas en contra del régimen sandinista que, después de 39 años, aún conserva el actual presidente Daniel Ortega.

Ante las represiones de las que ha sido objeto la población, se ha agredido también a sacerdotes y obispos católicos. El gobierno del presidente Ortega ha arremetido contra sus opositores con violencia, por lo que la Iglesia ha tenido que mediar para que se apacigüen los ánimos, sin embargo, grupos paramilitares han atacado al clero, profanado templos y cometido actos sacrílegos contra la santísima Eucaristía.

Por mencionar un caso, el 14 de julio, luego de ser ahuyentados de su plantel educativo, aproximadamente doscientos estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua se refugiaron en la parroquia de La Divina Misericordia, en Managua, siendo atacados a balazos. De acuerdo con una nota publicada en el sitio web argentino de "La Nación" , el testimonio de los sacerdotes Raúl Zamora y Erick Alvarado Cole, párroco y vicario, respectivamente, es que "no se puede ser neutrales ante el mal", por lo que ayudaron a los jóvenes a escapar del ataque, a costa de sus propias vidas.

Ante esta situación,el obispo auxiliar de Managua, Monseñor Silvio José Báez, ha hecho uso de las redes sociales para denunciar los hechos y poner de manifiesto la violación a los derechos humanos de que están siendo objeto los pobladores, pidiendo al presidente "que detenga esta masacre", pues hasta el momento hay más de trescientos muertos.

También ha corrido por las redes sociales una grabación con la voz del Nuncio Apostólico en Nicaragua, monseñor Waldemar Estanislaw Sommertag, mostrando su preocupación por la grave situación que se está viviendo en el país, en el que comenta "llorando por todos los muertos y rezando por sus familias, hago con todas mis fuerzas humanas y espirituales, un llamado a las conciencias de todos para lograr una tregua y permitir un rápido regreso a las mesas del diálogo nacional para buscar juntos una solución adecuada y resolver así la crisis"

No me extraña que ante nuestros propios problemas nacionales, muchos mexicanos desconozcan la situación por la que atraviesa el hermano país nicaragüense, sin embargo el pasado fin de semana los obispos de México solicitaron oraciones para que pronto se resuelvan los conflictos en este país hermano, que podría estar en riesgo de estallar en una guerra civil, según algunos observadores y analistas expertos en materia política.

Unámonos a la petición de los obispos y oremos por Nicaragua para que pronto encuentren la paz tan deseada y terminen los enfrentamientos con las autoridades. Encomendemos al presidente Daniel Ortega para que recuerde que toda autoridad viene de Dios y que a Él dará cuentas de su actuar como responsable de la nación y sus habitantes.

Y también oremos por México, rogando a nuestro Señor Jesucristo y a Santa María de Guadalupe para que la paz sea pronto una realidad entre nuestros hermanos más desprotegidos y que estemos dispuestos a ayudarlos moral y materialmente en sus necesidades.

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