El templo del que hablaba, era su cuerpo
- 09 Noviembre 2018
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¿Sabía que un sacerdote católico fue quien propuso la teoría del Big Bang?
En la década de 1920 tuvo la intuición de que el universo tenía una historia y se encontraba en evolución; oponiéndose así a la concepción de todos los científicos de época
Para muchos el padre de la teoría del Big Bang (la gran explosión), es el físico ruso nacionalizado estadounidense, George Gamov; sin embargo, pocos saben que años antes esta teoría que busca explicar el origen del universo ya había sido propuesta por el sacerdote Georges Lemaître.
El 20 de junio se cumplieron 50 años del fallecimiento de este formidable matemático que desde muy joven, descubrió su doble vocación de religioso y científico.
El P. Lemaître nació en Charleroi (Bélgica), en 1894. Era hijo de un médico y ya desde su infancia se distinguió por su habilidad para las matemáticas y su espíritu curioso. Atracción por las ciencias que enriquece con su vocación sacerdotal.
Gracias a sus estudios, en la década de 1920 tuvo la intuición de que el universo tenía una historia y se encontraba en evolución; oponiéndose así a la concepción de todos los científicos de época, especialmente Albert Einstein que estaba convencido de la teoría del universo estático, inmutable y eterno.
Como explica el científico Eduardo Riaza, Lemaître no tuvo inconvenientes en plantear un universo con un pasado infinito. Sus estudios de filosofía sobre la base de Aristóteles y Santo Tomás de Aquino le mostraron que su planteamiento no contradecía su creencia en un Dios creador del mundo, ya que un universo creado no necesita un comienzo en el tiempo.
“Conocemos el origen temporal del cosmos por medio de la Revelación Divina, pero en teoría nada impediría que Dios hubiera creado el universo desde siempre. Aunque el tiempo fuera infinito –tanto en el pasado como en el futuro–, no dejaría de tener una causa”, precisa.
Así, en 1930 Georges Lemaître propuso un modelo de universo bajo el nombre de hipótesis del “átomo primigenio” o “huevo cósmico”, el cual más tarde fue conocido como Big-Bang. Su reflexión se apoyó en los datos brindados por la observación de los espectros de ciertas galaxias recientemente descubiertas.
Según el sacerdote, la historia del universo se divide en tres periodos.
El primero es llamado “la explosión del átomo primitivo”, según la cual hace cinco mil millones de años existía un núcleo de materia hiperdensa e inestable que explotó bajo la forma de una super-radioactividad. Esta explosión se propagó durante mil millones de años y los astrónomos perciben sus efectos en los rayos cósmicos y las emisiones X.
Luego viene el período de equilibrio o el universo estático de Einstein. Afirma que finalizada la explosión, se establece un equilibrio entre las fuerzas de repulsión cósmicas en el origen del acontecimiento, y las fuerzas de gravitación, durante esta fase de equilibrio que dura dos mil millones de años, se forman los nudos y dan nacimiento a las estrellas y galaxias.
Finalmente siguen los períodos de expansión, iniciados hace dos mil millones de años. Afirma que el universo se encuentra en expansión a una velocidad de 170 km. por segundo de manera indefinida.
En 1933 durante un ciclo de conferencias organizadas por el Premio Nobel de Física, Robert Andrews Millikan, al que atendieron tanto Lemaître como Einstein, este último aceptó que el universo sí se expandía. No obstante, nunca admitió que el cosmos hubiera podido tener un comienzo; siempre creyó que Lemaître quería introducir en la ciencia la creación divina.
Por su parte, el sacerdote nunca intentó explotar la ciencia en beneficio de la religión, pues estaba convencido que ambas conducen a la verdad por caminos diferentes.
“El científico cristiano […] tiene los mismos medios que su colega no creyente. También tiene la misma libertad de espíritu […] Sabe que todo ha sido hecho por Dios, pero sabe también que Dios no sustituye a sus criaturas […] La revelación divina no nos ha enseñado lo que éramos capaces de descubrir por nosotros mismos, al menos cuando esas verdades naturales no son indispensables para comprender la verdad sobrenatural. Por tanto, el científico cristiano va hacia adelante libremente, con la seguridad de que su investigación no puede entrar en conflicto con su fe”, dijo en una ocasión.
El P. Lemaître nunca buscó honores ni reconocimiento, aunque diversas republicaciones y traducciones de su artículo sobre el átomo primigenio a partir de 1933 le situaron en cabeza de la física mundial.
En 1948, George Gamov propuso una nueva descripción del comienzo del universo; y aunque es considerado hoy como el padre de la teoría del Big-Bang, las líneas maestras estaban nítidamente presentes en la cosmología del P. Lemaître.
Durante su vida obtuvo distintos cargos en la Academia Pontificia de las Ciencias, siendo asesor personal del papa Pío XII y presidente de la misma en 1960.
En 1979, durante el discurso del Papa San Juan Pablo II a la Pontificia Academia de las Ciencias con motivo de la conmemoración del nacimiento de Albert Einstein, citó algunas palabras del P. Lemaître sobre la relación entre la Iglesia y ciencia:
“¿Podría, acaso, la Iglesia tener necesidad de la ciencia? No por cierto; la cruz y el Evangelio le bastan. Pero al cristiano nada humano le es ajeno. ¿Cómo podría desinteresarse la Iglesia de la más noble de las ocupaciones estrictamente humanas, la investigación de la verdad?”
Sacerdote chino arrestado por realizar apostolado con jóvenes
Además de la detención, las autoridades demolieron la cruz del campanario del templo parroquial
La Asociación Patriótica y la Oficina de Asuntos Religiosos en la diócesis de Zhengzhou, China, ordenaron la detención y suspensión del sacerdote Liu Jiangdong, quien habría violado las nuevas normativas sobre religión al realizar una activa pastoral juvenil. Además de la detención, las autoridades demolieron la cruz del campanario del templo parroquial donde servía el presbítero, informó la agencia AsiaNews.
La detención, según la agencia, es una prueba más de la difícil situación en materia de libertad religiosa en el país asiático, empeorada por las nuevas políticas que restringen el acceso de menores de edad a los templos y la organización de actos religiosos no autorizados por las autoridades civiles. El P. Jiangdong había sido detenido durante una semana en septiembre bajo la falsa acusación de malos manejos financieros, pero fuentes locales informaron a AsiaNews que el motivo del arresto y suspensión en realidad es el celo apostólico del presbítero: “Hizo demasiado: formó numerosos grupos de jóvenes y ancianos, lo que está prohibido. Y como él no reconoce esos reglamentos, el gobierno se enfureció”, declaró un sacerdote anónimo.
El padre Jiangdong pertenece a la llamada “Iglesia oficial o patriótica”, que está registrada ante las autoridades y acepta las condiciones impuestas por el gobierno a cambio de una libertad religiosa parcial y el uso de los templos católicos. Sin embargo, el reconocimiento oficial no es garantía de padecer presiones por parte de funcionarios estatales y, si bien los miembros de esta comunidad no son objeto de persecución formal, las recientes políticas sobre asuntos religiosos y las oleadas de demoliciones de templos y símbolos religiosos se asemejan a las graves limitaciones sufridas por la llamada “Iglesia clandestina” que ejerce su apostolado ocultamente.
Según informó AsiaNews, la parroquia del Sagrado Corazón es conocida por su vitalidad y sus actividades pastorales. Los jóvenes tenían acceso a un proceso de discernimiento de su vocación, actividades de evangelización y catequesis, y eran convocados a participar en actividades caritativas que beneficiaban a pobres, ancianos y enfermos.
Dedicación de la Basílica de Cristo Salvador
Fiesta Litúrgica, 9 de noviembre
Fiesta de la dedicación de la basílica lateranense, construida por el emperador Constantino en honor de Cristo Salvador como sede de los obispos de Roma, cuya anual celebración en toda la Iglesia latina es signo del amor y de la unidad con el Romano Pontífice.
Es la catedral del Papa que, al tomar posesión de ella, muestra el supremo poder o potestad eclesiástica de Roma y del mundo
Basílica significa: "Casa del Rey"
De varias maneras se suele denominar este templo: Basílica "Constantiniana,"Del Salvador" y "De San Juan de Letrán". Es la catedral del Papa que, al tomar posesión de ella, muestra el supremo poder o potestad eclesiástica de Roma y del mundo; por ello a esta basílica se llama a sí misma en la escritura de su fachada "madre y cabeza de todas las iglesias de la Urbe y del Orbe".
El nombre de Letrán le viene del palacio que tenían los "Laterani" en el monte Celio desde el siglo I a quienes la autoridad confiscó sus bienes por atreverse a conspirar contra Nerón. Parece ser que pasó a ser propiedad de Fausta, la esposa de Constantino; aconsejada, según dicen, por Osio de Córdoba, lo donó a los Papas para su residencia habitual, como de hecho lo fue a través de bastantes siglos hasta el periodo de Aviñon.
Pero la longa historia no muy probada o la leyenda une esta basílica a la familia imperial también por otros motivos. Parece ser que el emperador que legalizó a la Iglesia contrajo el terrible e incurable mal de la lepra y fue curado milagrosamente por san Silvestre; en agradecimiento por la recuperación de la salud, entregó los terrenos necesarios para construirla y se prestó a dar la ayuda económica pertinente. Esta es la razón de llamarla también "Constantiniana".
Se sabe que ya en el año 313 hubo en ella un sínodo porque la esposa de Constantino lo cedió al papa Milcíades; que el papa Dámaso fue ordenado en ella y que se dedicó el día 9 de Noviembre del año 324, dándole Silvestre el título de "El Salvador", hasta que en el siglo XIII se le añadieran los de San Juan Bautista y de San Juan Evangelista.
Este augusto templo ha sido la sede de muchos concilios -más de veinticinco- desde el siglo IV al XVI y, de ellos, cinco han sido ecuménicos.
Allí se firmó, ya en tiempos más cercanos, el Tratado de Letrán, el 11 de marzo de 1929, con el que Pío XI logró la libertad del papa de todo soberano temporal y con ello el libre ejercicio de su misión evangelizadora, firmándolo con Mussolini.
Esta basílica podría contar una larga serie histórica de virtudes, pero también habla de sacrilegios, saqueos, incendios, terremotos e incluso el abandono de sus papas sobre todo el tiempo del destierro de Aviñon. Buscando un sentido a esos hechos, uno se pregunta si no serán las fuerzas del infierno que se ponen de pie, rabiosas, con la intención de acabar con el templo de piedras que es símbolo del poder espiritual supremo e indefectible en la Iglesia. También hay que decir que tanto el Renacimiento como el barroco dejaron en ella su huella artística perenne y restauradora, y que Sixto V y León XIII la hicieron realmente suntuosa, por no hablar de que hasta allí fue Francisco de Asís en 1210 a solicitar del Papa Inocencio III la aprobación de su Orden.
Cuando con su consagración se dedica a Dios y a su culto, se indica que pasa a ser propiedad y sede de la Majestad divina; con esa ceremonia se indica que pasa a ser "la morada de Dios entre los hombres".
A los católicos, mirándola a ella, se nos hace próximo el misterio de la salvación, pareciéndonos actual aquella escena evangélica en la que Jesucristo llamó a aquel Zaqueo, agarrado a la rama de la higuera, que se siente interpelado por Dios para habitar en su casa y comer con él a pesar de ser sólo un pobre publicano despreciable y pecador.
Es como si el mismo Dios quisiera darnos a entender que, por medio de todo el culto que allí se realiza la Misa, que es el sacrificio redentor de la Cruz, con los sacramentos, con la escucha de su palabra que se hace actual por la predicación-, quisiera recordarnos su vehemente deseo a los hombres de incorporarnos a Él haciéndonos piedras vivas, bien unidas por la caridad, de su Esposa mística -la Iglesia-como las piedras físicas se unen en la construcción material de la basílica. De hecho, esta idea ya está expresada en el Apocalipsis cuando presenta a la Nueva Jerusalén.
Y ¿por qué no decirlo? La Basílica, con su grandeza y su miseria, es también un símbolo de la Iglesia de todos los tiempos donde hubo, hay y habrá persecuciones y flaquezas, intereses humanos y divinos, política, arte, espíritu, dogma y santidad.
¿Cuántos mercaderes y ruido hay en nuestro templo?
Santo Evangelio según San Juan 2, 13-22. Fiesta de la Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Inúndame, Señor, en tu amor para que pueda vivir en la santidad a la que Tú me invitas y poder ser templo de tu presencia en el mundo.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En algunos lugares es frecuente observar que, antes de iniciar la Eucaristía, el templo parece un mercado por tanto ruido e inclusive se ha perdido la noción de que nos encontramos en un lugar sagrado, en el lugar donde Jesús se encuentra en cuerpo, sangre, alma y divinidad. Esto ya hasta nos parece normal en muchas ocasiones.
Algo similar le sucedió a Jesús, con la salvedad de que el mercado ahora sí era real. Es el único pasaje del Evangelio donde vemos a Jesús violento, enojado, indignado porque la casa del Padre es, aunque no lo veamos, la presencia más cercana del cielo en la tierra.
La enseñanza que el Señor nos quiere transmitir con este gesto es más profunda aún; el templo es nuestro cuerpo y somos sagrados por ser hechos a su imagen y semejanza. ¿Has pensado alguna vez que cuando recibes la eucaristía no sólo eres templo, sino que eres sagrario? Tienes a Dios físicamente en ti como lo tuvo la Santísima Virgen durante 9 meses en su vientre. En ese momento, el trono de Dios, el cielo, está en tu corazón. ¿Cuántos mercaderes y ruido hay en nuestro templo? Pidámosle al Señor que también expulse de nosotros los hábitos de pecado, nuestros vicios y todo aquello que no nos permite acogerle como Él merece.
Finalmente, hoy la Iglesia celebra la dedicación de la Basílica de Letrán, catedral donde el Papa es obispo de Roma e imagen terrena de la realidad espiritual que hoy hemos meditado.
La actual página evangélica, nos exhorta a vivir nuestra vida no en la búsqueda de nuestras ventajas e intereses, sino por la gloria de Dios que es el amor. Somos llamados a tener siempre presentes esas palabras fuertes de Jesús: "No hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado". Es muy feo cuando la Iglesia se desliza hacia esta actitud de hacer de la casa de Dios un mercado. Estas palabras nos ayudan a rechazar el peligro de hacer también de nuestra alma, que es la casa de Dios, un lugar de mercado que viva en la continua búsqueda de nuestro interés en vez de en el amor generoso y solidario. […] Es común, de hecho, la tentación de aprovechar las buenas actividades, a veces necesarias, para cultivar intereses privados, o incluso ilícitos. Es un peligro grave, especialmente cuando instrumentaliza a Dios mismo y el culto que se le debe a Él, o el servicio al hombre, su imagen.
(Homilía de S.S. Francisco, 4 de marzo de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Oraré por el Papa y sus intenciones, para que toda la Iglesia sea cada día más santa.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
La ira es tan poderosa que resulta repulsiva tanto para quien lo experimenta en sí mismo como para quien la advierte en otro
(Ef 4, 23-26; Jn 2, 14-16) Les invito a reflexionar sobre la ira, que juega un papel importante en nuestras relaciones. Cuando no somos señores de ella, cuando no tenemos la vigilancia necesaria de nuestras reacciones emocionales o no perdonamos, nos descontrolamos. Si no somos conscientes de nuestros sentimientos o no los trabajamos, podemos comportarnos inconscientemente de modo injusto y destructivo, pues actuamos por instinto. Los sentimientos tienen influencia profunda sobre nuestras ideas, opiniones, acciones y, en general, sobre nuestro cuerpo y nuestro comportamiento.
Podemos enojarnos, pero sin pecar
Por principio y de suyo la ira no es mala, pues todos tenemos el justo derecho de tomar represalia por las ofensas, según la recta razón y la ley general. Mientras el hombre se atenga al dictamen de la razón y obre de acuerdo con las exigencias de la naturaleza, la ira es un acto digno de alabanza; es un deber del que la ley puede pedir cuentas. Por eso, pudo decir san Juan Crisóstomo: "Quien con causa no se aíra, peca. Porque la paciencia irracional siembra vicios, fomenta la negligencia, y no sólo a los malos sino también a los buenos los invita al mal". Sólo cuando se excede la medida racional, o cuando no se llegue al justo medio, la ira o la no ira, son pecado.
No se puede decir que una persona airada esté pecando, ya que su acto de ira puede responder en proporción justa, a la medida racional que la ira por celo está reclamando de él, pues al centrarse la ira en la venganza, si el fin de la venganza es recto, la ira es buena.
Las primeras comunidades
Los cristianos de la primera comunidad apostólica se amaban y se trataban mutuamente como hermanos (cf. Hech 2,42-47). Con el paso del tiempo, las comunidades fueron creciendo en tamaño y en número y fueron creciendo las diferencias personales (cf. 1Cor 11, 17-22). Incluso, se hizo más difícil recordar que ser cristiano suponía fuertes exigencias en las relaciones personales. No basta con haber recibido el bautismo, con rezar y participar en la celebración de la Eucaristía. Los cristianos tenían que vivir su fe en el contacto con el hermano, en sus relaciones de cada día, que se fueron cargando de conflictos. Avanzando el tiempo las comunidades empezaron a tener fuertes dificultades en las relaciones, a caer en la mediocridad, y destruir así la vida comunitaria.
Tratando de comprender la ira
La ira, en su esencia íntima, es una sed tan viva de venganza, correspondiente a una injuria recibida, cuya satisfacción se logra con la venganza. Es tan poderosa que resulta repulsiva tanto para quien lo experimenta en sí mismo como para quien la advierte en otro. Como afecta a las relaciones humanas, hasta hacernos capaces de odiar, ha suscitado más debates que ninguna otra emoción. Muchos católicos habían creído que el sentimiento de ira era en sí mismo pecaminoso. Ha tenido que pasar mucho tiempo hasta descubrir que es una emoción humana normal, regalo de Dios para la supervivencia física y psicológica. La Carta a los Efesios, cuando afirma: “Si se aíran, no pequen; no se ponga el sol mientras están airados… Toda acritud, gritos, maledicencia y cualquier clase de maldad, desaparezca de entre ustedes” (Ef 4,26.31), entiende que no es el sentimiento de la ira lo que es malo, sino la conducta perjudicial o culpable que dimana de él.
¿Cómo es posible airarse sin pecar?
Si encontramos expresiones de ira en la vida de Jesús, quiere decir que esta no es pecado, sino un estado emocional normal. Cuando a uno le pisan el pie, brinca. En ese caso la ira es un sentimiento normal, con ciertos límites. Se entiende que la gente tiene sentimientos de ira. Pero esos sentimientos no deben llevarnos a una conducta injuriosa. El sentimiento es una cosa y su expresión externa es otra. No podemos controlar los sentimientos, pero sí podemos controlar su reacción. Una cosa es sentir ira y otra mostrarla en la conducta. Tener ira no es pecado, mientras sea aislada y se eviten las conductas que sean perjudiciales para la vida familiar. De todos modos, la ira es un sentimiento difícil de controlar.
Sentir no es consentir
Lo primero que tenemos que hacer es distinguir el sentimiento de ira del pecado de la ira. Nos enseñan la psicología y el Catecismo de la Iglesia Católica que sentir no es lo mismo que consentir, y que los sentimientos en sí mismos, no son ni buenos ni malos, son amorales, no son pecado. Dice el Catecismo que “el término ‘pasiones’ designa los afectos y los sentimientos. Ejemplos eminentes de pasiones son el amor y el odio, el deseo y el temor, la alegría, la tristeza y la ira. En sí mismas, las pasiones no son buenas ni malas. Las emociones y sentimientos pueden ser asumidos por las virtudes, o pervertidos en los vicios”. (CaIC 1767-1774). En segundo lugar, el sentimiento de ira surge cuando lo que la persona espera, necesita o desea no es alcanzado. Por eso, si no hay deseo no hay ira. Así, si yo espero que mis hijos se porten siempre bien, hagan la tarea sin protestar, y mantengan sus cuartos en orden, si esto no sucede me voy a frustrar. El sentimiento de la ira es una reacción a mi frustración, porque las cosas no suceden como yo quisiera que fueran.
Testimonio de la Escritura
En los Evangelios encontramos el testimonio de que Jesús se enojó contra los mercaderes en el templo de Jerusalén (Juan 2,13-16); cuando los fariseos quisieron ridiculizarlo por curar en el día sábado, Jesús “paseó sobre ellos su mirada enojado y apenado por su ceguera” (Mc 3,5); cuando los discípulos reprendían a los niños para que nos se le acercaran “Jesús se enfadó y les dijo: Dejen que los niños vengan a mí” (Mc 9,13-14).
Sentimiento normal
Cristo se airó porque habían convertido la casa de Dios en cueva de ladrones. Cuando vinieron los niños a El y los apóstoles no los dejaron acercarse, el Señor se enojó. Esta es la ira normal, reacción normal del celo por la gloria de Dios ultrajada. La ira normal no lleva nunca a la agresión.
Sentimiento anormal
Hay otro grado al cual puede llegar la ira que es lo que llamamos "la rabia", la furia. Ese es un grado muy grande de ira que puede llevar, y ordinariamente lleva, a la agresión de palabra o de obra; la rabia es una forma muy fuerte de ira. Es terrible y lleva a la violencia, a la agresión. No hay que confundir ira con rabia, con resentimiento. En el resentimiento hay su parte de ira también, que la persona va almacenando, pensando en lo que le hicieron lo va guardando. Por eso se llama resentimiento, que significa volver a sentir. Esta ira va destruyendo a la persona que la siente, no al que causó el resentimiento, que a veces ni se entera que hizo calentar al otro. La ira destruye, si llega a convertirse en odio, cuyo proceso final es el resentimiento, que es una ira congelada. La ira se puede convertir en una adicción. ¿Cuándo se puede decir que una persona es adicta a la ira? Cuando no tiene control sobre la ira y ésta es algo crónico, compulsivo.
Elemento de crecimiento personal
La ira es un elemento fundamental de crecimiento personal. Puede ser un enemigo que arruine nuestras relaciones y destruya familias y comunidades o puede hacerse presente como un amigo. Será como una especie de faro para nuestro conocimiento y una fuente de energía para la acción. Clarificar nuestras necesidades más profundas y conocer nuestras barreras nos sitúa en la posición de asumir las riendas de nuestra ira, en vez de que ella lo asuma sobre nosotros.
Más importante que cualquier sacrificio
La Escritura nos introduce en las líneas maestras de la vida de los seguidores de Jesús en cuanto a las relaciones. La esencia de estas líneas de conducta es el amor. Los sinópticos presentan el mandamiento del amor dentro de un contexto de conflicto. Jesús ha llegado a Jerusalén. El jefe del sanedrín, los escribas y los ancianos han puesto en duda su autoridad.
Cuando Jesús continúa enseñando, ellos se ponen furiosos y quieren detenerlo; algunos fariseos y saduceos se reúnen e inventan unas preguntas para ponerle una trampa. Así, con ese telón de fondo, rodeado de enemigos y de trampas, puesto a prueba y atacado, Mateo, Marcos y Lucas presentan a Jesús hablando del amor (cf. Mc 12,28-34). Enseñándonos así que la mansedumbre y la misericordia moderan la ira, el odio. El conflicto no nos exime del amor. La ira contra el prójimo no nos exime del más grande de los mandamientos. Más aún, el momento de la ira es el momento de responder con amor. Nos llama a abordar el conflicto con la actitud y conducta de los que viven a Jesús, de los que creen que amar al prójimo “vale más que todos los holocaustos y sacrificios” (Mc 12,33). Incluso cuando alguien nos ha atacado, nos ha engañado, ha sido hostil con nosotros, nuestra respuesta es dejarnos guiar por el amor. Y esto no significa negar nuestra ira, sino enfrentar nuestra ira, a la persona contra quien nos airamos con un comportamiento en armonía con el amor evangélico: honradez, respeto y sobre todo disposición para el perdón.
Jesús, en medio de la oposición, peleando con sus amigos y con sus enemigos, habla del amor. Nos habla de un Padre que perdona, que acoge entre sus brazos al hijo que le ha ofendido; habla del pastor cansado que sale en busca de una sola oveja perdida; de una mujer sorprendida en adulterio que experimenta su acogida en vez de su lapidación; de un criminal que muere saboreándola misericordia y el perdón. Estas historias nos dicen que no podemos tener vida sin conflictos y que el conflicto nos ofrece la oportunidad de recuperar algo que hemos perdido, la oportunidad de la curación, de dar la vuelta a nuestras vidas, la oportunidad de regresar a nuestra casa, la casa del Padre.
Virgen de la Almudena
Patrona de Madrid, España. Hoy su imagen está en la Catedral de Madrid
"Almudena", por haber sido hallada en el "almudin", palabra árabe para "depósito de trigo".
El 2 de febrero de 1954 la imagen de la Virgen fue trasladada desde la Iglesia del Sacramento, a un altar de la Catedral de Madrid-Alcalá, que por entonces era el Templo de San Isidro. Allí permaneció hasta junio 1993, en que en una solemne procesión (después de una acertada restauración de la imagen) fue trasladada a la nueva Catedral de Santa María la Real de la Almudena, donde desde entonces permanece en un magnifico altar gótico, en el lado derecho del Altar Mayor. Al día siguiente S. S. Juan Pablo II consagro la nueva Catedral Metropolitana de Madrid, siendo la única catedral española consagrada por un pontífice.
La Virgen María es la clave de la historia universal por ser la Madre del Redentor, Jesucristo Nuestro Señor. Su cuidado maternal nunca nos falta y se hace particularmente prodigioso en momentos de crisis. La Virgen ha sido el instrumento divino para proteger a sus hijos cuando humanamente parecía que estaban perdidos. Así fue en España en tiempos de la ocupación musulmana.
En el año 712 el español rey godo Don Rodrigo fue derrotado en la batalla de Guadalete. Los capitanes musulmanes Muza y Tariks establecieron su dominación sobre Toledo y casi toda la Península tras una rápida conquista. Solo quedaban algunos reductos de resistencia en el norte y estos parecían estar perdidos.
Madrid, la actual capital de España y la que llegara a ser capital del gran imperio español, era en el siglo VIII una insignificante villa. Ni siquiera se conoce su antiguo nombre: Mantua, Miacum, Ursaría...
Pero los musulmanes entendieron que Madrid era un lugar estratégico y decidieron establecer allí una gran fortaleza. Grande fue la consternación de los cristianos de aquel lugar al saber del inminente ataque musulmán. Fue así que pensaron en como salvar a la venerada imagen de la Virgen María, que según la tradición, había sido traída a esta villa por un discípulo del Apóstol Santiago en el año 38 de nuestra Era. Recordemos que dicho apóstol evangelizó la península, se la apareció la Virgen en Zaragoza y sus restos mortales se encuentran en Santiago de Compostela. Todo el pueblo se reunió en la iglesia para pedir la protección de la Virgen, dispuestos a defender su querida y venerada imagen contra todos los infieles.
Un venerable sacerdotes subió al altar, y con gran emoción, habló así a los madrileños:
"Hijos míos: Los enemigos de nuestra fe han invadido todas las ciudades, villas y aldeas de España. ¡Es inútil la resistencia! ¡Dios así lo quiere! Es preciso que acatemos su santa voluntad, pidiendo de rodillas perdón por nuestras culpas. El que se encuentre con fuerzas para pelear, que pelee hasta morir en defensa de nuestra sacrosanta religión. Y aquel que sobreviva al duro combate, en el que sin duda seremos vencidos, que corra hacia las montañas donde se reúnen las huestes de los soldados de la Cruz, al mando de don Pelayo, para hostigar cuanto puedan a los invasores y trabajar por la libertad de la Patria.
Muza está en Toledo; conquistada esta ciudad, pronto el infiel caudillo se hallará delante de nuestros muros; antes de que esto suceda, antes de que Madrid caiga en sus manos, es preciso que pensemos en salvar los objetos que nos son más queridos. La Virgen Santísima, a quien tanto veneramos, que siempre ha sido nuestra abogada y protectora, que siempre ha oído clemente nuestras preces, no ha de caer en manos de nuestros enemigos, no hemos de permitir que su preciosa imagen sea profanada por los infieles.
Ocultémosla, mientras peleamos contra ellos, en el cubo de esta muralla contigua a este santo templo. Si vencemos, todos sabemos dónde la hallaremos para darle gracias por la victoria, y si, por desgracia, somos vencidos, líbrese, oculta en la muralla, del furor de los mahometanos".
El pueblo escuchó con religioso silencio la emocionante plática del anciano sacerdote y quedó aprobada en el mismo instante su proposición. (La Virgen de Guadalupe fue ocultada por las mismas razones). Fue bajada la imagen del camarín y conducida en procesión hasta la muralla donde se le construyó un nicho en el que fue colocada, "dejando dos luces para que la alumbrasen". Acto seguido, se tapió el nicho y se dejó el muro en la misma forma que estaba. Más de tres siglos y medio sufrió Madrid, que recibió el nombre de "Magerit", el yugo de los árabes.
No fue sino en el 1085, tres siglos después de que la Virgen fuese escondida, que llegó el añorado día de la liberación de "Magerit". Don Alfonso VI de Castilla, llamado "El Bravo", reconquistó Toledo, y poco tiempo después el estandarte de Cruz hondeaba sobre las torres de Madrid.
Don Alfonso en seguida dispuso la purificación del antiguo templo dedicado a la Virgen María que los infieles habían profanado al convertirlo en mezquita. Sabedor de que se había ocultado la imagen de la Virgen para protegerla, mandó realizar pesquisas para averiguar el sitio donde se encontraba. Pero ya no quedaba nadie que supiese su paradero.
Ordenó entonces Don Alfonso que se hicieran rogativas por espacio de nueve días para que el Cielo les concediese el tesoro que se hallaba oculto; para que la misma Virgen María los iluminase y encaminase sus pasos hacia el lugar donde se encontrara su sagrada imagen.
La Virgen escuchó sus ruegos: el día 9 de noviembre de 1085, último del novenario, organizóse una solemne procesión, después de la misa celebrada en el templo de Santa María, que recorrió todos los lugares donde se creyó que pudiera esconderse la imagen de la Señora...
Cuentan las crónicas que en esta procesión iban, además de don Alfonso VI de Castilla, el rey don Sancho de Aragón y de Navarra, el infante don Fernando y el famoso Cid Campeador, don Rodrigo Díaz de Vivar.
Al llegar la comitiva al sitio denominado hoy Cuesta de la Vega, y al pasar por delante de un trozo de la vieja muralla que por dicha parte de la villa se levantaba, permitió Dios que se produjera uno de los muchos prodigios con que el Todopoderoso muestra a los mortales su infinito poder y su bondad sin límites... Ante el asombro de todos los presentes, se derrumbó por sí mismo el trozo de muralla donde estaba la hornacina en la que ocultaron la sagrada imagen de María, apareciendo ésta, a la vista de los fieles, en la misma forma en que fue colocada, incluso con las dos velas encendidas que, para alumbrarla, habíanla puesto aquellos fervorosos cristianos, un día del año 712. Habían transcurrido trescientos setenta y tres años.
Ante el milagro, cayeron todos de rodillas, prorrumpiendo en exclamaciones de júbilo, y no quedó una persona en la villa que no pasase por aquel lugar para venerar con respeto filial a la Santísima Virgen María, que, de modo tan ostensible, había demostrado su amor a los madrileños. Al otro día fue trasladada la milagrosa imagen con gran pompa a su primitiva mansión, en cuyo camarín fue colocada con el título de la Virgen de la Almudena, por haber estado oculta en el lugar llamado por los moros "Almudín", o depósito del trigo.
Desde entonces la Virgen de la Almudena es considerada Patrona de Madrid. La iglesia parroquial de Santa María, venerable por su antigüedad e historia, era un templo mezquino en su forma y dimensiones, y se asegura que en él se predicó por primera vez el Evangelio en Madrid. Albergó el culto de la Patrona y tuvo la categoría de catedral, siendo colegiata de canónigos seglares en tiempos del conquistador, el piadoso rey don Alfonso VI. Luego pasó a la categoría de parroquia, hasta su demolición, a fines del año 1870, pasando la milagrosa imagen a la iglesia del Sacramento, de donde fue trasladada a la cripta de la Catedral. Hoy se halla en el Altar Mayor de la referida iglesia del Sacramento.
El día 9 de noviembre de 1941, tras la devastadora Guerra Civil Española, se inauguró solemnemente el ilustrísimo señor Obispo de Madrid-Alcalá una imagen de la Virgen de la Almudena, esculpida en piedra, en el mismo sitio de la Cuesta de la Vega donde se supone que apareció el año 1085. A ambos lados de la hornacina, dos monumentales faroles de hierro y cristales alumbraban la imagen, en recuerdo de aquellas milagrosas velas que lucieron durante trescientos setenta y cinco años, en honor a la Virgen María...
IMAGEN:
De la antigua Imagen no se puede decir nada en concreto, parece ser ardió en un incendio en la Iglesia de Santa María durante el reinado de Felipe II. La imagen que se conserva actualmente es de estilo Gótico tardío, realizada posiblemente entre los siglos XV y XVI. Representa a María como reina con túnica rojiza y rico manto recamado, con vuelta en color azul, que cubre sus hombros y cae en pliegues tubulares por delante. Sostiene al Niño, desnudo, con ambas manos.
También hoy, a cualquier hora del día y de la noche, se venera cariñosamente por los madrileños la imagen en piedra de Nuestra Señora de la Almudena situada en los muros del complejo catedralicio.
Oremos:
Dios y Señor de la Historia de todos los pueblos, te damos gracias por habernos dado a tu Santísima Madre para que con providencia amorosa nos cuide de todos del mal y nos guie al cielo. En el largo caminar no faltan las prueban pero tampoco faltará jamás nuestra Madre.
¿Cómo es tener un hijo con síndrome de Down?
Un hijo con síndrome de Down no puede ser más que una bendición
¿Síndrome de Down? Tal vez esto es lo último en lo que piensa una madre cuando la prueba de embarazo sale positiva. Incluso, cuando le entregan a su hijo recién nacido en brazos. Y aunque las reacciones y opiniones frente al tema sean bastante amplias, está claro que el corazón de una madre no conoce distinciones.
El video que les comparto a continuación ha sido producido por la marca de pañales Babysec de Chile. Nace como una campaña para demostrar que para que la inclusión sea real, hay que actuar. El video nos da un hermoso mensaje de lo que significa el amor para aquellos que se convierten en padres.
Como no amar al ser que ha crecido en mis entrañas
Vamos a dejar de lado todo el tema del aborto y las mil y un razones por las que algunos dirían que frente a este tipo de noticia, un aborto es la «solución al problema». Nos centraremos en el conmovedor testimonio de estos padres, que con lágrimas en los ojos hablan de la inclusión. De lo importante que es actuar en vez de hablar, y dejar que las palabras se las lleve el viento.
¿Qué padre quiere ver a sus hijos sufrir?, ¿a qué madre no le partería el corazón que su hijo fuera rechazado? Que no tuviera amigos o que sea el foco de murmullos y miradas, no de admiración, sino de esa curiosidad e indiscreción que es capaz de lastimarnos hasta lo más profundo.
El amor de una madre o un padre, no se compara con nada. Aunque lamentablemente hayan muchos casos en que alguno de los padres rechace la condición de su hijo, podríamos decir que la gran mayoría, ama y apoya a ese hijo desde el primer instante en que llega a sus vidas.
La forma del amor
Me gusta pensar en que el amor es ciego. No me refiero a ese amor ciego del que nos tildan como causa para aceptar el maltrato, el irrespeto o la violencia en una relación.Sino ese amor que proviene de Dios, el amor que no viene dosificado, ni digno solo para unos cuantos. Me gusta pensar que el amor no conoce raza, ni estrato, ni color, ni condición, es para todos, sin importar de dónde vengamos o quiénes seamos.
¿Por qué no sería digno del mismo amor un niño con síndrome de Down?, ¿por qué pensamos que merecen menos o que sus padres deben sentir pena? Al contrario, estos padres conocen un amor aún más grande, un amor con un cromosoma extra que lo cambia todo. Que lleva este concepto a otro nivel.
La transformación del corazón
Los hijos, vienen con esa increíble y maravillosa capacidad de sacar de nosotros, lo mejor. Convertirnos en padres nos demuestra que somos mucho más fuertes de lo que pensábamos. Aprendemos a combatir nuestros más grandes miedos e inseguridades. Porque el amor que ese hijo nos brinda, es tan inmenso, que es capaz de hacernos descubrir cualidades o fortalezas que jamás creímos poseer en nuestro interior.
La oscuridad ya no nos da miedo, los monstruos debajo de la cama ahora son cuento chino, las heridas y caídas se pueden curar con un buen beso o un abrazo, y las lágrimas se pueden cambiar por carcajadas en un abrir y cerrar de ojos. Un hijo con síndrome de Down no puede ser más que una bendición, igual a la que Dios le otorga a los millones de padres y madres que le dan el sí a la vida.
Es verdad que para los padres que tienen un hijo con síndrome de Down la vida no es tan sencilla. Para nadie la es, pero para ellos, todo se complica un poco más. Porque vivimos en un mundo que señala con el dedo, uno en el que hace mucha falta ser compasivo. El problema no es de los padres, ni de los niños, el problema es nuestro, al no luchar por la inclusión y hacerle ver a estos pequeños y sus papás, que tienen derecho al mismo trato.
Si eres padre o madre de un niño con síndrome de Down hoy me gustaría darte las gracias, no solo por traer a tu hijo al mundo, sino por amar a ese ser con todas las fuerzas de tu corazón. Por luchar por su felicidad y por limpiarte las lágrimas y seguir adelante aún cuando otros te han lastimado con sus comentarios.
"EL MAYOR PECADO DE NUESTRA HORA HISTÓRICA ES LA INDIFERENCIA"
José I. Glez. Faus: "Hacer visible lo que las democracias y los medios quieren mantener invisible"
"¿Qué pasaría si el mismo volumen que ha ocupado la pederastia clerical lo ocupara el tráfico de niñas para ser prostituidas?"
José Ignacio González Faus, 09 de noviembre de 2018 a las 10:32
Indiferencia ante la pobreza
Se encargaron de que no supiéramos nada de lo que estaba pasando en Honduras, tras un golpe de estado pseudojurídico abonado por los poderosos de la tierra. Hasta que la increíble caravana de los desesperados ha hecho visible la tragedia
- Padre Melo: "La situación en Honduras es una auténtica olla a presión que continúa"
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(José Ignacio González Faus).- De san Romero de América se dijo varias veces que era “la voz de los sin voz”. Esa frase ha sido matizada otras veces arguyendo que lo ideal no era simplemente hablar por los que no pueden hacerlo, sino devolverles la voz a los que la han perdido.
Dejando ahora los matices y atendiendo a lo positivo, la tarea de ser voz de los sin-voz debe completarse hoy con la de hacer visible (y bien visible) aquello que nuestras democracias y muchos medios de comunicación se encargan de mantener invisible o apartado.
Hace ya muchos años abogué por “poner sobre la mesa de la familia humana todo el dolor del mundo” (Acceso a Jesús1oª, p. 150). Entonces los hoteles de cinco estrellas, los cruceros del Corte Inglés y hasta los viajes a la luna, perderían importancia, calor y sabor, pero, a lo mejor, ganábamos un poco más de solidaridad y un poco más de fraternidad.
¿Qué pasaría si cada radio o cada televisión comenzaran sus informativos con noticias como estas: “ayer ocurrió una desgracia espantosa: murieron 30.000 personas de hambre, muchos de ellos niños”? ¿Qué pasaría si el mismo volumen que ha ocupado la pederastia clerical lo ocupara el tráfico de niñas para ser prostituidas?
“Ojos que no ven, corazón que no siente”, acuñó la sabiduría popular. Y los medios se han encargado de que no viéramos el dolor de Grecia, víctima de la aplicación abstracta de otro refrán (el que la hace la paga): tan abstracta que, envueltos en el nombre genérico de Grecia, la han pagado los que menos habían hecho.
Como se encargaron de que no supiéramos nada de lo que estaba pasando en Honduras, tras un golpe de estado pseudojurídico abonado por los poderosos de la tierra. Hasta que la increíble caravana de los desesperados ha dado a la tragedia cierto color de suspense y de folklore y ha hecho así que nos enteremos algo de ella.
El resultado de esa manera de invisibilizar las cosas es el dictamen de la mayoría de los sociólogos actuales: el mayor pecado de nuestra hora histórica es la indiferencia. Ni siquiera la maldad (de la que todos tenemos nuestra dosis), sino simplemente la indiferencia.
El antiguo “pan y circo”, modernizado hoy en “fútbol y apuestas”, nos hace invisible aquello que más necesitaríamos ver. En tiempo de Hitler había unos campos de concentración que no eran visibles para la mayoría de la sociedad alemana. Hoy, en frase del filósofo Agamben: “el campo (de concentración) es el mundo”. Y nosotros tan tranquilos.
Y al lado de las víctimas de la historia pongamos el ejército de desvalidos. Tocarán las trompetas de Jericó por el avance de nuestra ciencia que está alargando la vida humana. Pero los espacios de programas tan obscenos y repugnantes como “Corazón” nunca los ocuparán esos rostros de tanta gente de cierta edad que viven solos, sin nada que hacer en sus vidas, carentes de metas, de horizonte y de futuro y que, por eso, son vidas sin sentido. ¡Qué gran “Corazón” sería el que tratara de darles una buena experiencia, sea de tipo afectivo (como ha pasado a veces implemente en el contacto y amistad con un cuidador o cuidadora), o de tipo espiritual o cultural que, al menos, pusiera en su cotidianidad una pequeña meta que devolviera sentido a sus vidas!
Hacer visible lo invisible es una de las grandes necesidades y de los grandes deberes de hoy. Ya hace años, una religiosa norteamericana me dijo: en EEUU uno de los mayores objetivos de la izquierda ha de ser “dar informaciones alternativas”.
Hoy veo mejor que entonces cuánta razón tenía. Y digo todo eso porque hay caminos para ello. Entremos simplemente en la Plataforma “visibles.org”, creada para dar voz y visibilidad a causas justas invisibles, y para dar cauce a reivindicaciones ciudadanas. Entremos para ver las perspectivas que se abren y para abrir otras nuevas.
No hacerlo podría equivaler a entonar otra vez la inquietante estrofa de Bob Dylan: “How many times must a man turn his head, and pretend that he just doesn’t see?”
“La respuesta, amigo mío, va volando por el viento”.