Les ha dado el poder llegar a ser hijos de Dios
- 25 Diciembre 2018
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LA SUPERIORA Y COMUNIDAD DE MISIONERAS DE PAX VOBIS LE DESEA A USTED Y SU FAMILIA UNAS FIESTAS NAVIDEÑAS CON UNA BENDICION PARA EL AÑO NUEVO CON EL AMOR DE JESUS MARIA Y SAN JOSE PARA QUE EL CIELO DERRAME SOBRE USTEDES TODAS LAS GRACIAS Y PLENA SALUD DE ALMA Y CUERPO POR TODOS LOS QUE AMAN
FELICES FIESTAS DE NAVIDAD Y AÑO NUEVO
CON AMOR SISTER CECILIA Y COMUNIDAD DE PAX VOBIS.
Ante un misterio
Santo Evangelio según San Juan 1, 1-18. Solemnidad de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo. Ciclo C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Ante la llegada de la Navidad, quiero ponerme en tu presencia para poder contemplar profundamente este gran misterio. Dame la gracia de ver lo que quieres que vea, escuchar lo que quieras que escuche y entender lo que Tú quieras que escuche.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
La obscuridad de la noche revela una cueva en donde los rayos de la luna y las estrellas descubren un misterio. Mientras el universo queda pasmado, el cielo se regocija con este nuevo suceso.
Un suave llanto conmueve la creación entera, y atrae hacia sí la atención de todas las generaciones de la humanidad. Quizá las únicas palabras son el melodioso cantar de la madre que no deja de contemplar la maravilla que tiene entre sus brazos. Su mirada, dulce y profunda, reposa sobre los ojos risueños de su recién nacido.
Es la Palabrahecha carne que, sin poder pronunciar palabras, no deja de hablar en el lenguaje del amor. Es un momento para dejar de lado las preguntas, los razonamientos… y permanecer ante una escena, en donde somos espectadores de una señal de esperanza que se convierte en causa de alegría y gozo para el mundo entero.
La madre abraza a su hijo, por detrás el padre permanece admirando, maravillándose, asombrándose… Y yo, ¿dónde permanezco?
Y luego se tuvieron que enfrentar quizás a lo más difícil: llegar a Belén y experimentar que era una tierra que no los esperaba, una tierra en la que para ellos no había lugar. Y precisamente allí, en esa desafiante realidad, María nos regaló al Emmanuel. El Hijo de Dios tuvo que nacer en un establo porque los suyos no tenían espacio para él. “Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron”. Y allí…, en medio de la oscuridad de una ciudad, que no tiene ni espacio ni lugar para el forastero que viene de lejos, en medio de la oscuridad de una ciudad en pleno movimiento y que en este caso pareciera que quiere construirse de espaldas a los otros, precisamente allí se enciende la chispa revolucionaria de la ternura de Dios.
(Homilía de S.S. Francisco, 24 de diciembre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy tomaré un pequeño momento para contemplar al Niño Jesús que acaba de nacer y meditar sobre la ternura de Dios en mi vida.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Navidad: alguien que me espera con cariño
Por: P. Fernando
Sí, todos estamos invitados a acudir ante un Niño en la cuna que nos espera, que nos conoce, que nos necesita.
Produce una gozosa paz en el alma saber que alguien nos espera, nos ama, nos busca. Significa que nuestra vida tiene sentido, que somos importantes para otro, que no vivimos simplemente por inercia, que hay una meta hermosa por la que vale la pena nuestro esfuerzo.
Al dirigir sus palabras de felicitación en la Navidad del año 1965, el entonces Papa Pablo VI imaginaba cómo desde la cuna de Belén se producía una llamada universal: “¡Venid, venid todos!”. Hablaba con el calor de un padre que se dirige a sus hijos: “¡Venid, que sois esperados! ¡Venid, que sois conocidos! ¡Venid, que hay algo maravillosamente bueno preparado para vosotros! ¡Venid!”.
Sí, todos estamos invitados a acudir ante un Niño en la cuna que nos espera, que nos conoce, que nos necesita. Descubrimos entonces que la vida tiene un sentido hermoso, magnífico: Dios ha puesto su tienda entre nosotros para buscar a cada uno de sus hijos.
¿También me espera a mí si he sucumbido ante el pecado, si he dejado crecer el egoísmo, si me he cegado por la codicia, si he pactado con los desórdenes de la carne? Sí, también a mí, y quizá precisamente con más anhelos. Jesús Niño es ya, entre sus movimientos infantiles, un gran médico ansioso por curar heridas y devolver esperanzas.
En cada Navidad la llamada se repite. Han pasado años y siglos desde el anuncio de los ángeles a los pastores: “Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor” (Lc 2,11). Pero no ha pasado la actualidad de esa invitación. Cada generación humana, también la nuestra, necesita acudir a quien, de verdad, puede salvarnos del mayor de los males: el pecado.
El mundo moderno está sumergido en prisas y en angustias. Muchos no alcanzan a escuchar la llamada. A pesar de todo, la Voz sencilla de un Niño sigue resonando entre nosotros. Los oídos atentos, los corazones despiertos, alcanzan a escuchar un murmullo humilde, una invitación constante y respetuosa.
Es entonces cuando puedo descubrir que Alguien me espera con cariño. Llega el momento de ponerme en camino hacia la gruta. En ella encontraré a un Niño enamorado, a su Madre buena, y a tantos hombres y mujeres que han acogido la gran noticia: Dios nos ama. Sí: ¡venid, venid todos!
Y el Hijo se hizo hombre en Navidad
¡Gracias, Señor, por venir en forma humana a sacarme de la tormenta!
Érase una vez un hombre que no creía en Dios. Su mujer, en cambio, era creyente y criaba a sus hijos en la fe en Dios y en la práctica de las virtudes cristianas. Una Nochebuena, la esposa se disponía a llevar a los hijos a la Misa del Gallo de la iglesia más cercana al campo donde vivían. Le pidió al marido que los acompañara, pues estaba empezando a nevar y hacía mucho frío, pero él se negó.
-¡Qué tonterías! -arguyó-. ¿Por qué Dios se iba a rebajar a descender a la Tierra adoptando la forma de hombre? ¡Qué ridiculez!
Los niños y la esposa se marcharon. Pocos minutos después, el viento comenzó a soplar con mayor intensidad y se desató una tormenta muy fuerte de nieve. El marido, que se había quedado sentado junto a la chimenea fumándose una pipa, oyó que algo había golpeado la ventana. Un minuto después oyó un segundo golpe. Cuando empezó a amainar la tormenta de nieve, salió para averiguar lo que había golpeado la ventana.
Como el frío era muy intenso, se cubrió el cuerpo con un buen abrigo y se puso un gorro de lana y guantes antes de salir de la casa. Nada más abrir la puerta, oyó el graznido de una bandada de gansos no muy lejos de donde ellos vivían. Atraído por lo extraño del suceso y la poca frecuencia con la que estas aves se dejaban ver por esa zona, se dispuso a averiguar de dónde habían salido. Aterido por el frío, pero movido más por la curiosidad, se fue acercando poco a poco hacía el origen de donde procedía toda esa algarabía. Llegando a un campo cercano, descubrió una bandada de gansos salvajes que habían sido sorprendidos por la tormenta de nieve y no habían podido seguir. Daban aletazos y volaban bajo en círculos, cegados por la borrasca, sin seguir un rumbo fijo. El agricultor dedujo que un par de aquellas aves habían sido las que chocaron contra su ventana. Sintió lástima de los gansos y quiso ayudarlos.
-Sería ideal que se quedaran en el granero –pensó-. Ahí estarán al abrigo y a salvo durante la noche mientras pasa la tormenta.
Dirigiéndose al establo, abrió las puertas de par en par. Luego, observó y aguardó, con la esperanza de que las aves advirtieran que estaba abierto y entraran. El hombre intentó llamar la atención de las aves, pero solo consiguió asustarlas y que se alejaran más. Entró a la casa y salió con algo de pan. Lo fue partiendo en pedazos y dejando un rastro hasta el establo. Sin embargo, los gansos no entendieron.
Después de varios intentos y movido también por el fuerte frío que hacía, nuestro hombre empezó a sentir frustración. Corrió tras ellos tratando de ahuyentarlos en dirección al granero; pero lo único que consiguió fue asustarlos más. Reflexionando por unos instantes, cayó en la cuenta de que las aves no seguirían a un ser humano.
–Si yo fuera uno de ellos, entonces sí que podría salvarlos -dijo en voz alta.
Entró al establo, agarró un ganso doméstico de su propiedad y lo llevó en brazos, paseándolo entre sus congéneres salvajes. A continuación, lo soltó. Su ganso voló entre los demás y se fue directamente al interior del establo. Una por una, las otras aves lo siguieron hasta que todas estuvieron a salvo.
El campesino se quedó en silencio por un momento, mientras las palabras que había pronunciado hacía unos instantes aún le resonaban en la cabeza. Reflexionó luego en lo que le había dicho a su mujer aquel día.
De pronto, todo empezó a cobrar sentido. Entendió que eso era precisamente lo que había hecho Dios. Hizo que Su Hijo se volviera como nosotros a fin de indicarnos el camino y salvarnos. Llegó a la conclusión de que ese había sido ni más ni menos el objeto de la Navidad. De pronto comprendió el sentido de la Navidad y por qué había venido Cristo a la Tierra. Junto con aquella tormenta pasajera, se disiparon años de incredulidad.
Hincándose de rodillas en la nieve, elevó su primera plegaria:
-“¡Gracias, Señor, por venir en forma humana a sacarme de la tormenta!
Y mientras hacía esa sencilla, pero conmovida oración, el sonido lejano de las campanas de la torre de la Iglesia repicaban para la Misa de Nochebuena; el viento había amainado y las primeras estrellas de la noche comenzaban a titilar anunciando el nacimiento del Mesías.
Aunque desde el punto de vista teológico las razones de la Encarnación de Jesucristo fueron muchas más, incluso más profundas, el haberse hecho hombre para ser modelo de vida para nosotros fue una de ellas. Los gansos salvajes se salvaron por seguir a aquél que el campesino les había puesto como guía.
Dios se vale de muchos modos para llamar nuestra atención, despertar nuestra fe y volvernos al buen camino. ¡Ojalá que este sencillo cuento de Navidad te haya ayudado a ti también para ponerte a salvo, y te haya dado suficientes razones para, en medio de la fuerte tormenta que nos rodea, encontrar un cobijo seguro junto a Él. ¡Feliz Navidad!
La Navidad, su verdadero significado
En estos días nuestro mundo está sumergido en una vorágine mercantilista que poco tiene de cristiano, recordemos el verdadero significado de la Navidad y preparemos nuestros corazones como un pesebre adecuado para que Nuestro Señor repose en él.
1.- LA FIESTA DE LA NAVIDAD:
La fiesta de Navidad fue instituida por la Iglesia en el siglo IV y es originaria de la Iglesia latina y mas propiamente de la Sede Apostólica de Roma.
Por falta de documentos exactos sobre el nacimiento de nuestro Señor, no existe una certeza absoluta acerca del año, que algunos escritores sagrados y profanos señalan entre el 747 y 749 de la fundación de Roma (del 7 al 5 A.C.), y del día, que han hecho oscilar entre el 25 de marzo y el 17 de diciembre.
Hay pruebas del este griego y del oeste latino donde los cristianos intentaban averiguar la fecha del nacimiento de Cristo mucho antes de que lo empezaran a celebrar de una forma litúrgica, incluso en los siglos II y III. De hecho, las pruebas indican que la atribución a la fecha de 25 de diciembre fue una consecuencia de los intentos por determinar cuándo se debía celebrar su muerte y resurrección.
Para profundizar más sobre este tema, pueden leer el siguiente artículo: "Calculando la Navidad: la auténtica historia del 25 de diciembre"
2.- EL 25 DE DICIEMBRE Y LA NAVIDAD:
La Navidad se celebra el 25 de diciembre, (visitar el enlace del párrafo anterior para más información sobre el tema). Navidad no es el 24 de diciembre, es TODO el 25 de diciembre. Eso sí: Navidad NO ES LA CELEBRACION DE UNA FECHA, SINO DE UN HECHO, el nacimiento del Salvador, evento absolutamente decisivo en la historia de la salvación. Es entonces una conmemoración del significado de ese hecho. Se lee en las profecías:
Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; le ponen en el hombro el distintivo del rey y proclaman su nombre: "Consejero admirable, Dios fuerte, Padre que no muere, príncipe de la Paz." (Is 9, 5)
Ese hecho fue de tal magnitud que todo el cielo lo celebró:
De pronto una multitud de seres celestiales aparecieron junto al ángel, y alababan a Dios con estas palabras: "Gloria a Dios en lo más alto del cielo y en la tierra paz a los hombres: ésta es la hora de su gracia". (Lc 2, 13-14)
Nosotros, los beneficiados con este hecho, tenemos no solamente motivos sino una verdadera obligación de celebrarlo.
Como lo importante es el significado, todo lo anterior se resume en que debemos ser conscientes de que hubo un día en el que Dios encarnado llegó a nuestras vidas, las cuales deben estar listas para fructificar bajo su luz ("Yo soy la luz del mundo" dijo Jesús en Jn 8, 12), de aquí que la temporada de adviento sea de penitencia y reflexión (ese es el sentido del color morado en los trajes de los sacerdotes en las misas, el mismo color de la cuaresma). Como dijo el Santo Padre Juan Pablo II:
"Jesús nace para la humanidad que busca libertad y paz; nace para todo hombre oprimido por el pecado, necesitado de salvación y sediento de esperanza."
3.- LA NAVIDAD CRISTIANA Y LA NAVIDAD CONSUMISTA:
Navidad es una fiesta que está bajo un ataque tremendo en estos últimos tiempos. Santa Claus ha tomado el lugar de Jesús-niño y el mall o el centro comercial ha tomado el lugar del templo. Que triste que el Domingo antes de Navidad los estacionamientos de las Iglesias estén vacíos y en los centros comerciales sea una hazaña encontrar un lugar donde estacionar el automovil. Dice la Palabra de Dios:"Donde está tu tesoro, allí esta tu corazón" (Mat.6:21) ¿Dónde está tu corazón? ¿En un centro comercial?…. ¿Cuando llegue la tribulación a tu vida, a donde vas a ir a buscar consuelo y paz? ¿Al centro comercial?
Navidad es una fiesta de cumpleaños donde se le compran regalos a todos menos al niño que se festeja. Donde se hace una fiesta y no se invita al homenajeado, donde hoy -tristemente- se trata de que no se mencione el nombre del niño que nació, su nombre es Jesús.
El Apóstol Pablo, un hombre que un día fue su enemigo y que se rindió a El, dice que: frente a ese nombre se doblará toda rodilla en el cielo, en la tierra, y hasta en el infierno y a este "nombre sobre todo nombre" lo queremos borrar de nuestras vidas.
Para más confusión y desconsuelo en los últimos años, hemos visto surgir ciertos lideres de distintas denominaciones cristianas que se han sumado a la campaña de enemigos de la Navidad. Ellos, desde estaciones radiales gritan: ¡Es una fiesta pagana!, y basan su "guerra santa" contra la celebración del nacimiento de Jesús, en la creencia de que en la antigua Roma ese día la fiesta del "sol invicto"... al diablo no le faltan "casualidades". Otros estudiosos de la Palabra de Dios reclaman que Jesús no nació en esta fecha y proponen como solución al tema el olvidarse de esta fiesta. Pobres predicadores que quieren privar al cristianismo de lo más hermoso de Aquel que le dio vida, la sensibilidad.
Para los que unen sus fuerzas con el enemigo aclaremos algunos puntos:
Los cristianos no celebramos fechas, celebramos hechos. Nosotros nos alegramos y celebramos el hecho de Aquel que no cabe en el universo quiso nacer de una virgen en este pequeño planeta del inmenso universo para reconciliar al hombre con su Creador.
Como todo hecho neotestamentario, la Navidad tiene precedencia bíblica. Inclusive, el día 25 de Diciembre ya era celebrado en el antiguo pacto.
En 1 Macabeos 4, 52-53 leemos:
"52 El día veinticinco del noveno mes, llamado Quisleu, del año ciento cuarenta y ocho, se levantaron al despuntar el alba y ofrecieron un sacrificio conforme a la Ley, sobre el nuevo altar de los holocaustos que habían erigido"
Obviamente los no católicos no incluyen este libro en su canon, no lo consideran libro de inspiración divina, pero no pueden negar su valor histórico.
Judas Macabeo y sus hermanos ordenaron a los sacerdotes que purificaran el santuario y echaran fuera el altar profanado. En su lugar se edificó un nuevo altar y en la madrugada del 25 de Quisleu, correspondiente a nuestro mes de diciembre, fue consagrado. La fachada del templo fue adornada, se encendieron luces y fue grande la alegría en el pueblo.
También en la madrugada del 25 de quisleu, los cristianos celebramos el nacimiento de Jesús. Así como el altar profanado fue echado fuera y se construyó un altar nuevo, así también el sacrificio antiguo y una ley profanada por preceptos humanos fueron anulados con el nacimiento del Mesías y un nuevo altar con un sacrificio perfecto fue instaurado para regocijo y salvación de toda la humanidad.
Este es el verdadero sentido de la Navidad, cuyo centro es Jesús y no un evento comercial o una fiesta pagana. Rescatemos la Navidad para Cristo y cantemos con los ángeles de Belén: "Gloria a Dios en las alturas y Paz en la tierra a los hombres que confían en Él."
¿Hemos de limitarnos a llenarnos de signos exteriores, como hermosos adornos, guirnaldas y enormes árboles de navidad?, ¿hemos de limitarnos a servir opulentas cenas y entregar costosos regalos?, ¿hemos de limitarnos a arreglarnos y vestirnos lo mejor que podamos?, todo eso tan sólo son adornos para el exterior.
Recordemos lo que el Señor Jesús nos dijo:
"Cuiden de ustedes mismos, no sea que la vida depravada, las borracheras o las preocupaciones de este mundo los vuelvan interiormente torpes y ese día caiga sobre ustedes de improviso..." Lucas 21, 34
"¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, que son unos hipócritas! Ustedes son como sepulcros bien pintados, que se ven maravillosos, pero que por dentro están llenos de huesos y de toda clase de podredumbre. Ustedes también aparentan como que fueran personas muy correctas, pero en su interior están llenos de falsedad y de maldad. " (Mt 23, 27-28)
"El Señor le dijo: "Así son ustedes, los fariseos. Ustedes limpian por fuera las copas y platos, pero el interior de ustedes está lleno de rapiñas y perversidades. ¡Insensatos! " (Lc 11, 39-40)
La dureza de la expresión es significativa, porque el que se concentra tan sólo en lo exterior, está irrespetando a Dios, siendo que lo sensato es preparar nuestro corazón para que el Señor venga, hacer renovación de nuestro interior, renovación que no es posible sin el Señor. Por eso pide el salmista:
"Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un firme espíritu." (Sal 51, 12)
Y es que el Señor no rechaza el corazón que se convierte honestamente:
"Mi espíritu quebrantado a Dios ofreceré, pues no desdeñas a un corazón contrito." (Sal 51, 19)
En fin, que esta temporada de Adviento camino de la Navidad, y la Navidad misma, sean ocasión especial para que el Señor nos regale un corazón sensato:"Enséñanos lo que valen nuestros días, para que adquiramos un corazón sensato." (Sal 90, 12)
"Les daré un corazón nuevo y pondré en su interior un espíritu nuevo. Quitaré de su carne su corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Así caminarán según mis mandamientos, observarán mis leyes y las pondrán en práctica; entonces serán mi pueblo y yo seré su Dios." (Ez 11, 19-20)
Así es que tiene sentido la Navidad. Así es que tienen sentido los adornos y las celebraciones, pero en la sencillez que gusta al Señor que es la que conviene a nuestra naturaleza y todo como testigos de una realidad eterna y no pasajera.
Que esta Navidad sea otra ocasión para el nacimiento de Jesús pero en nuestro corazón, lo que supone que nazcamos a la nueva vida como El mismo nos lo enseñó:
"En verdad te digo que nadie puede ver el Reino de Dios si no nace de nuevo desde arriba". Nicodemo le dijo: "¿Cómo renacerá el hombre ya viejo? ¿Quién volverá al vientre de su madre para nacer otra vez?" Jesús le contestó: "En verdad te digo: El que no renace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, y lo que nace del Espíritu es espíritu". (Jn 3, 4-6)
EL PAPA RECLAMA "QUE NO PREVALEZCAN LAS DIVISIONES Y LAS DISCORDIAS" EN NICARAGUA
Francisco pidió que "continúe el camino de acercamiento" entre las dos Coreas
Siria, Yemen, Israel y Palestina, Venezuela, Ucrania o África, ejes de la 'vuelta al mundo' papal en la Urbi et Orbi
Hernán Reyes Alcaide, 25 de diciembre de 2018 a las 12:23
El Papa reclama "que no prevalezcan las divisiones y las discordias" en NicaraguaOsservatore Romano
Que israelíes y palestinos retomen el diálogo y emprendan un camino de paz que ponga fin a un conflicto que desde hace más de setenta años lacera la Tierra elegida por el Señor para mostrar su rostro de amor
(Hernán Reyes Alcaide, corresponsal RD en el Vaticano).- El papa Francisco pidió hoy que "continúen los acercamientos" entre las dos Coreas al dar la bendición navideña en el Vaticano, durante la que renovó los pedidos por seis conflictos latentes en el mundo que había hecho el año pasado y agregó su preocupación por la crisis en Nicaragua.
"Que la Navidad fortalezca los vínculos fraternos que unen la Península coreana y permita que se continúe el camino de acercamiento puesto en marcha, y que se alcancen soluciones compartidas que aseguren a todos el desarrollo y el bienestar", deseó Jorge Bergoglio al dar la bendición "Urbi et Orbi" en la Basílica de San Pedro.
Francisco reconoció así los avances que hubo en 2018 para bajar la tensión en la península, y que además de gestos bilaterales en favor del desarme, incluyeron una invitación no formal desde Corea del Norte al pontífice través del presidente surcoreano Moon Jae-in en octubre.
Como de costumbre, el pontífice dedicó además su mensaje navideño a recorrer los principales puntos de conflictos en el mundo y augurando la paz y reconciliación en ellos.
Este año, introdujo un pedido especial por Nicaragua, tras la grave crisis social y política que sacude al país en medio de tensiones que han incluido persecuciones a miembros de la Iglesia.
¡Cristo ha nacido por nosotros! Vengan todos los que buscan el Rostro de Dios: aquí está, en ese Niño acostado en un pesebre.
"Que delante del Niño Jesús, los habitantes de la querida Nicaragua se redescubran hermanos, para que no prevalezcan las divisiones y las discordias, sino que todos se esfuercen por favorecer la reconciliación y por construir juntos el futuro del país", pidió.
Ante más de 30.000 personas que lo observaban desde la Plaza San Pedro, Francisco renovó desde el balcón central de la iglesia principal de Roma los pedidos por seis focos de conflicto que aún persisten desde su mensaje del año pasado.
Así, pidió que la Navidad "haga posible que israelíes y palestinos retomen el diálogo y emprendan un camino de paz que ponga fin a un conflicto que desde hace más de setenta años lacera la Tierra elegida por el Señor para mostrar su rostro de amor".
También deseó "que el Niño Jesús permita a la amada y martirizada Siria que vuelva a encontrar la fraternidad después de largos años de guerra".
"Que la Comunidad internacional se esfuerce firmemente por hallar una solución política que deje de lado las divisiones y los intereses creados para que el pueblo sirio, especialmente quienes tuvieron que dejar las propias tierras y buscar refugio en otro lugar, pueda volver a vivir en paz en su patria", agregó sobre la situación en el país asiático.
También dedicó un pensamiento a "Yemen, con la esperanza de que la tregua alcanzada por mediación de la Comunidad internacional pueda aliviar finalmente a tantos niños y a las poblaciones, exhaustos por la guerra y el hambre".
"Pienso también en África, donde millones de personas están refugiadas o desplazadas y necesitan asistencia humanitaria y seguridad alimentaria", planteó luego, renovando los deseos de sus últimos mensajes navideños.
"Que el divino Niño, Rey de la paz, acalle las armas y haga surgir un nuevo amanecer de fraternidad en todo el continente, y bendiga los esfuerzos de quienes se comprometen por promover caminos de reconciliación a nivel político y social", reclamó para el continente africano.
El pontífice planteó también su preocupación sobre Venezuela y pidió que el "tiempo de bendición" de la Navidad le permita al país sudamericano "encontrar de nuevo la concordia y que todos los miembros de la sociedad trabajen fraternalmente por el desarrollo del país, ayudando a los sectores más débiles de la población".
En los deseos de Bergoglio estuvo también Ucrania, en medio de una suba de tensión entre el país europeo y Rusia, frente a la que el papa aseguró que "solo con la paz, respetuosa de los derechos de toda nación, el país puede recuperarse de los sufrimientos padecidos y reestablecer condiciones dignas para los propios ciudadanos".
"Me siento cercano a las comunidades cristianas de esa región, y pido que se puedan tejer relaciones de fraternidad y amistad", destacó Francisco.
Además de sus múltiples pedidos, el papa aprovechó para "recordar a los pueblos que sufren las colonizaciones ideológicas, culturales y económicas viendo lacerada su libertad y su identidad, y que sufren por el hambre y la falta de servicios educativos y sanitarios"
Mensaje y bendición Urbi et Orbi
Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz Navidad!
A vosotros, fieles de Roma, a vosotros, peregrinos, y a todos los que estáis conectados desde todas las partes del mundo, renuevo el gozoso anuncio de Belén: «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad» (Lc 2,14).
Como los pastores, que fueron los primeros en llegar a la gruta, contemplamos asombrados la señal que Dios nos ha dado: «Un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre» (Lc 2,12). En silencio, nos arrodillamos y adoramos.
¿Y qué nos dice este Niño, que nos ha nacido de la Virgen María? ¿Cuál es el mensaje universal de la Navidad? Nos dice que Dios es Padre bueno y nosotros somos todos hermanos.
Esta verdad está en la base de la visión cristiana de la humanidad. Sin la fraternidad que Jesucristo nos ha dado, nuestros esfuerzos por un mundo más justo no llegarían muy lejos, e incluso los mejores proyectos corren el riesgo de convertirse en estructuras sin espíritu.
Por eso, mi deseo de feliz Navidad es un deseo de fraternidad.
Fraternidad entre personas de toda nación y cultura.
Fraternidad entre personas con ideas diferentes, pero capaces de respetarse y de escuchar al otro.
Fraternidad entre personas de diversas religiones. Jesús ha venido a revelar el rostro de Dios a todos aquellos que lo buscan.
Marie-Anne Tournaire@maTournaire
Le discours du @Pontifex_fr urbi et orbi : "Mes.voeux de Noël sont des voeux de fraternité, de fraternité..."
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Y el rostro de Dios se ha manifestado en un rostro humano concreto. No apareció como un ángel, sino como un hombre, nacido en un tiempo y un lugar. Así, con su encarnación, el Hijo de Dios nos indica que la salvación pasa a través del amor, la acogida y el respeto de nuestra pobre humanidad, que todos compartimos en una gran variedad de etnias, de lenguas, de culturas..., pero todos hermanos en humanidad.
Entonces, nuestras diferencias no son un daño o un peligro, son una riqueza. Como para un artista que quiere hacer un mosaico: es mejor tener a disposición teselas de muchos colores, antes que de pocos.
La experiencia de la familia nos lo enseña: siendo hermanos y hermanas, somos distintos unos de otros, y no siempre estamos de acuerdo, pero hay un vínculo indisoluble que nos une, y el amor de los padres nos ayuda a querernos. Lo mismo vale para la familia humana, pero aquí Dios es el "padre", el fundamento y la fuerza de nuestra fraternidad.
Que en esta Navidad redescubramos los nexos de fraternidad que nos unen como seres humanos y vinculan a todos los pueblos. Que haga posible que israelíes y palestinos retomen el diálogo y emprendan un camino de paz que ponga fin a un conflicto que -desde hace más de setenta años- lacera la Tierra elegida por el Señor para mostrar su rostro de amor.
Que el Niño Jesús permita a la amada y martirizada Siria que vuelva a encontrar la fraternidad después de largos años de guerra. Que la Comunidad internacional se esfuerce firmemente por hallar una solución política que deje de lado las divisiones y los intereses creados para que el pueblo sirio, especialmente quienes tuvieron que dejar las propias tierras y buscar refugio en otro lugar, pueda volver a vivir en paz en su patria.
Pienso en Yemen, con la esperanza de que la tregua alcanzada por mediación de la Comunidad internacional pueda aliviar finalmente a tantos niños y a las poblaciones, exhaustos por la guerra y el hambre.
Pienso también en África, donde millones de personas están refugiadas o desplazadas y necesitan asistencia humanitaria y seguridad alimentaria. Que el divino Niño, Rey de la paz, acalle las armas y haga surgir un nuevo amanecer de fraternidad en todo el continente, y bendiga los esfuerzos de quienes se comprometen por promover caminos de reconciliación a nivel político y social.
Que la Navidad fortalezca los vínculos fraternos que unen la Península coreana y permita que se continúe el camino de acercamiento puesto en marcha, y que se alcancen soluciones compartidas que aseguren a todos el desarrollo y el bienestar.
Que este tiempo de bendición le permita a Venezuela encontrar de nuevo la concordia y que todos los miembros de la sociedad trabajen fraternalmente por el desarrollo del país, ayudando a los sectores más débiles de la población.
Que el Señor que nace dé consuelo a la amada Ucrania, ansiosa por reconquistar una paz duradera que tarda en llegar. Solo con la paz, respetuosa de los derechos de toda nación, el país puede recuperarse de los sufrimientos padecidos y reestablecer condiciones dignas para los propios ciudadanos. Me siento cercano a las comunidades cristianas de esa región, y pido que se puedan tejer relaciones de fraternidad y amistad.
Que delante del Niño Jesús, los habitantes de la querida Nicaragua se redescubran hermanos, para que no prevalezcan las divisiones y las discordias, sino que todos se esfuercen por favorecer la reconciliación y por construir juntos el futuro del país.
Deseo recordar a los pueblos que sufren las colonizaciones ideológicas, culturales y económicas viendo lacerada su libertad y su identidad, y que sufren por el hambre y la falta de servicios educativos y sanitarios.
Dirijo un recuerdo particular a nuestros hermanos y hermanas que celebran la Natividad del Señor en contextos difíciles, por no decir hostiles, especialmente allí donde la comunidad cristiana es una minoría, a menudo vulnerable o no considerada.
Que el Señor les conceda -a ellos y a todas las comunidades minoritarias- vivir en paz y que vean reconocidos sus propios derechos, sobre todo a la libertad religiosa.
Que el Niño pequeño y con frío que contemplamos hoy en el pesebre proteja a todos los niños de la tierra y a toda persona frágil, indefensa y descartada. Que todos podamos recibir paz y consuelo por el nacimiento del Salvador y, sintiéndonos amados por el único Padre celestial, reencontrarnos y vivir como hermanos.