La Sagrada Familia de Jesús, María y José


LA SUPERIORA Y COMUNIDAD DE MISIONERAS DE PAX VOBIS LE DESEA A USTED Y SU FAMILIA UNAS FIESTAS NAVIDEÑAS CON UNA BENDICION PARA EL AÑO NUEVO CON EL AMOR DE JESUS MARIA Y SAN JOSE PARA QUE EL CIELO DERRAME SOBRE USTEDES TODAS LAS GRACIAS Y PLENA SALUD DE ALMA Y CUERPO POR TODOS LOS QUE AMA

FELICES FIESTAS DE NAVIDAD Y AÑO NUEVO

CON AMOR SISTER CECILIA Y COMUNIDAD DE PAX VOBIS.                               

Una familia diferente

Entre los católicos se defiende casi instintivamente el valor de la familia, pero no siempre nos detenemos a reflexionar el contenido concreto de un proyecto familiar, entendido y vivido desde el Evangelio. ¿Cómo sería una familia inspirada en Jesús?

La familia, según él, tiene su origen en el misterio del Creador que atrae a la mujer y al varón a ser «una sola carne», compartiendo su vida en una entrega mutua, animada por un amor libre y gratuito. Esto es lo primero y decisivo. Esta experiencia amorosa de los padres puede engendrar una familia sana.

Siguiendo la llamada profunda de su amor, los padres se convierten en fuente de vida nueva. Es su tarea más apasionante. La que puede dar una hondura y un horizonte nuevo a su amor. La que puede consolidar para siempre su obra creadora en el mundo.

Los hijos son un regalo y una responsabilidad. Un reto difícil y una satisfacción incomparable. La actuación de Jesús, defendiendo siempre a los pequeños y abrazando y bendiciendo a los niños, sugiere la actitud básica: cuidar la vida frágil de quienes comienzan la andadura por este mundo. Nadie les podrá ofrecer nada mejor.

Una familia cristiana trata de vivir una experiencia original en medio de la sociedad actual, indiferente y agnóstica: construir su hogar desde Jesús. «Donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos». Es Jesús quien alienta, sostiene y orienta la vida sana de la familia cristiana.

El hogar se convierte entonces en un espacio privilegiado para vivir las experiencias más básicas de la fe cristiana: la confianza en un Dios Bueno, amigo del ser humano; la atracción por el estilo de vida de Jesús; el descubrimiento del proyecto de Dios, de construir un mundo más digno, justo y amable para todos. La lectura del Evangelio en familia es una experiencia decisiva.

En un hogar donde se le vive a Jesús con fe sencilla, pero con pasión grande, crece una familia acogedora, sensible al sufrimiento de los más necesitados, donde se aprende a compartir y a comprometerse por un mundo más humano. Una familia que no se encierra solo en sus intereses, sino que vive abierta a la familia humana.

Muchos padres viven hoy desbordados por diferentes problemas, y demasiado solos para enfrentarse a su tarea. ¿No podrían recibir una ayuda más concreta y eficaz desde las comunidades cristianas? A muchos padres creyentes les haría mucho bien encontrarse, compartir sus inquietudes y apoyarse mutuamente. No es evangélico exigirles tareas heroicas y desentendernos luego de sus luchas y desvelos.

Sagrada Familia – C 30 Dic 2018

30 DE DICIEMBRE, DOMINGO, FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA
(Eclo, 3, 2-6.12-14; Sal 127; Col 3, 13-21; Lc 2, 41-52)

REFERENCIAS FAMILIARES EN LOS EVANGELIOS
Los relatos evangélicos de la infancia de Jesús rezuman vida familiar. Jesús nació en el seno de una familia, creció bajo la mirada atenta de sus padres, y siempre tuvo junto a Sí la ternura entrañable de María, su madre, desde el nacimiento hasta la muerte.

A lo largo de su vida pública, Jesús escogió espacios familiares para vivir. Así lo hizo en Cafarnaúm, en casa de Pedro, donde habitaba el apóstol con su familia, y cuando bajaba a Judea, se hospedaba en Betania, en casa de los hermanos Marta, María y Lázaro, sus amigos.

A la hora de escoger a sus discípulos, llamó primero a unos que eran hermanos: Simón y Andrés, hijos de Juan; Santiago y Juan, hijos de Zebedeo.

En varias ocasiones, Jesús intervino en escenas dramáticas familiares, como fue en Naím, cuando salían a enterrar al hijo único de una viuda (Lc 7, 12-13), y en Cafarnaúm, cuando se compadeció de la familia que había perdido a su hija de doce años: “… con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: Talitha qumi (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»). La niña se levantó inmediatamente y echó a andar” (Mc 5, 39-42).

Cuando Jesús enseñó a rezar a sus discípulos los insertó en su relación filial: “Cuando recéis, decir: “Padre Nuestro”. Y Él mismo se nos presenta como quien cumple la voluntad de su Padre. Estas enseñanzas nos revelan que se nos constituye en hijos de Dios y en hermanos entre nosotros.

La Iglesia se siente a la vez madre y esposa, y vive el misterio prolongado de Jesús, quien la constituyó como madre entrañable, que nos da a luz en las aguas bautismales.

CONSIDERACIÓN
Jesús nos demuestra sobradamente su sensibilidad familiar, y a la hora de su muerte nos dejó a todos entrañados en su Madre cuando, dirigiéndose al discípulo amado, dice: “Ahí tienes a tu madre”.

La acción suprema de Jesús fue el cumplimiento de la Alianza, un verdadero desposorio. Con su encarnación, muerte y resurrección, la humanidad entera ha quedado constituida en una gran familia.

Las estadísticas y los estudios sociológicos sitúan a la familia como la institución más considerada, incluso por los jóvenes. La familia ha sido la referencia más solidaria en los momentos de crisis económica y laboral. La familia estabiliza las relaciones afectivas.

Una forma realmente católica de despedir el año

Una respuesta llena de fe a las supersticiones y ritos con las muchos inician el año

Una de las cosas más divertidas de la despedida del año viejo –o el recibimiento del nuevo, depende de cómo se mire– es ver la cantidad de rituales que hace la gente. Que si andar con una maleta… o darse un baño de rosas… o vestirse de tal o cual color… o comer 12 uvas… o poner una moneda dentro de tu calzado… todo esto para “despojarse” de la mala suerte y “atraer” la “energía” positiva. ¡Hay que ver las cosas que cree la gente…!!!

Lamento darte la noticia, pero esto no funciona… y, encima de eso, en lugar de comenzar el año “despojado”, lo que haces es añadirle a tu alma el pecado de poner tu confianza en supersticiones en lugar de ponerla en Dios.

Lo sé, el año que termina ha estado duro. Mucha gente perdió sus trabajos y la economía anda por el piso. La violencia y la criminalidad nos arropan. Los gobiernos, en lugar de aliviar la crisis, parecen agravarla. Y la actitud general de la mayoría va desde la desesperanza hasta la desesperación. Ante tal panorama, no en balde se busca algo de qué aferrarse.

Por eso quiero darte la receta del mejor ritual para despedir este año que termina y comenzar el nuevo:

Comienza por ir a visitar al Señor… Muchas Iglesias tienen hoy una Hora Santa para dar gracias por el año que pasó. También puedes ir a visitarlo al Sagrario, Él siempre está allí esperándonos. Si puedes asistir a Misa y recibirlo en la Eucaristía, ¡mejor!

Un examen de conciencia exhaustivo te vendría bien. Si puedes completarlo con una buena Confesión, ¡perfecto! Así comienzas el próximo año en gracia y con el alma limpiecita. (Recuerda que si estás en pecado, la Confesión debe venir primero que la Comunión.)

Ten fe… y junto con la fe vienen la confianza, la esperanza y la caridad. Cree en Dios y, sobre todo, créele a Dios. Las Escrituras están llenas de Palabras maravillosas que van dirigidas a ti. ¡Créelas! Dios te ama, te conoce desde el vientre de tu madre, te tiene tatuado en la palma de su mano, no cae uno de tus cabellos sin que Él lo permita… abandónate en Él y proponte hacer su Voluntad. Te prometo que todo marchará sobre ruedas si lo haces.

Abraza a tu esposa/o, a tus hijos, a tus padres, a tus amigos… abrázales y diles que los amas. Que tus palabras broten del fondo de tu corazón, que sean tan sólidas que casi puedan cogerse con la mano. Y no olvides sonreír. La alegría es contagiosa y si tú estás alegre, las personas a tu alrededor también lo estarán.

Hazte el propósito de ser mejor en el próximo año… pero, al contrario de la sociedad que nos rodea, este próximo año no será mejor si progresamos económicamente, sino si hemos crecido en el amor a Dios… si hemos sido mejores esposos, mejores padres, mejores hijos, mejores amigos: en fin, será un año bueno si al final podemos decir que somos mejores seres humanos.

¡Muchas felicidades… y que Dios te bendiga!

EL PAPA RECUERDA QUE "SORPRENDERSE ES ABRIRSE A LOS DEMÁS, COMPRENDER LAS RAZONES DE LOS DEMÁS"
Francisco: "La familia es un tesoro, es necesario defenderla siempre"
El Pontífice invita a rezar por las familias donde "hay una falta de paz y de armonía" Jesús Bastante, 30 de diciembre de 2018 a las 12:13

Ángelus del Papa

Debemos sentir angustia cuando por más de tres días nos olvidamos de Jesús, sin orar, sin leer el Evangelio, sin sentir la necesidad de su presencia y su amistad consoladora

(Jesús Bastante).- "Les deseo terminar el Año con serenidad. Por favor, sigan rezando por mí". El Papa Francisco celebró el último Angelus de 2018, festividad de la Sagrada Familia, con un llamamiento a proteger y custodiar a las familias.

"Un aplauso a todas las familias. La familia es un tesoro, es necesario defenderla siempre. Que la Sagrada Familia de Nazaret ilumine vuestro camino", subrayó ante decenas de miles de fieles.

"En la familia de Nazaret, la maravilla nunca cesó, ni siquiera en un momento dramático como la pérdida de Jesús: es la capacidad de sorprenderse por la manifestación gradual del Hijo de Dios", recalcó Francisco, recordando el viaje de José, María y Jesús a Jerusalén, y la pérdida de su hijo.

María y José, como buenos padres, estaban "angustiados" ante la pérdida de Jesús, y sorprendidos ante las respuesta de su hijo. "El asombro y la maravilla son lo contrario de dar todo por sentado, es lo contrario de interpretar la realidad que nos rodea y los acontecimientos de la historia solo de acuerdo con nuestros criterios", apuntó Bergoglio.

También ocurre en nuestras familias. "Sorprenderse es abrirse a los demás, comprender las razones de los demás: esta actitud es importante para curar las relaciones comprometidas entre las personas y también es indispensable para curar heridas abiertas dentro de la familia", señaló el Papa, indicando cómo "cuando hay problemas en la familia damos por descontado que nosotros tenemos la razón, y nos haría bien conocer las razones de los otros".

Esa angustia José y María sintieron en los tres días de la pérdida de Jesús, "también debe ser nuestra angustia cuando estamos lejos de Él". "Debemos sentir angustia cuando por más de tres días nos olvidamos de Jesús, sin orar, sin leer el Evangelio, sin sentir la necesidad de su presencia y su amistad consoladora", añadió el Pontífice. "Muchas veces pasan días sin que recuerde a Jesús, y eso es feo, muy feo".

Pero a Jesús es fácil encontrarlo, "en el templo, mientras enseñaba" concluyó el Papa, que pidió "oremos por todas las familias del mundo, especialmente aquellas en las que, por diversas razones, hay una falta de paz y armonía".

Tras el rezo del Angelus, Francisco pidió por las elecciones que se están celebrando en Congo, cuya sociedad sufre "a causa de la violencia y el ébola". Así, pidió "que todos se comprometan en mantener un clima pacífico, que permitan un regular y pacífico desarrollo de las elecciones"

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