Los que padecían alguna dolencia, se precipitaban sobre él para tocarlo
- 24 Enero 2019
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Francisco de Sales, Santo
Memoria Litúrgica. 24 de enero
Obispo de Ginebra
Doctor de la Iglesia
Cofundador de la Congregación de la Visitación
Martirologio Romano: Memoria de san Francisco de Sales, obispo de Ginebra y doctor de la Iglesia. Verdadero pastor de almas, hizo volver a la comunión católica a muchos hermanos que se habían separado y con sus escritos enseñó a los cristianos la devoción y el amor a Dios. Fundó, junto con santa Juana de Chantal, la Orden de la Visitación, y en Lyon entregó humildemente su alma a Dios el 28 de diciembre de 1622. Fue sepultado en Annecy, en Francia, en este día (1622).
Etimológicamente: Francisco = Aquel que porta la bandera, es de origen germánico.
Fecha de canonización: 19 de abril de 1665 por el Papa Alejandro VII.
Breve Biografía
El patrono de los periodistas fue un escritor que se distinguió por decir la verdad con elegancia y sin herir a nadie, por escribir y hablar con tanta delicadeza que nadie se sentía molesto; un escritor y orador que no buscaba el morbo sino la transmisión de la simple y llana verdad evangélica. Y supo comunicar la idea de que todo lo auténticamente humano es cristiano.
Fue un humanista de pies a cabeza.
VIDA DE SAN FRANCISCO DE SALES
Nace el gran Santo:
San Francisco nació en el castillo de Sales, en Saboya, el 21 de agosto de 1567. Fue bautizado al día siguiente en la Iglesia parroquial de Thorens, con el nombre de Francisco Buenaventura. Durante toda su vida sería su patrono San Francisco de Asís. El cuarto donde él nació se llamaba "el cuarto de San Francisco", porque había en él una imagen del "Poverello" predicando a los pájaros y a los peces.
De niño Francisco fue muy delicado de salud ya que nació prematuro; pero gracias al cuidado que recibió, se pudo recuperar y fortalecerse con los años. Si bien no era robusto, su salud le permitió desplegar una enérgica actividad durante su vida.
La Madre de Francisco:
La Señora Francisca de Boisy era una mujer sumamente amable y trabajadora y profundamente piadosa. Santa Juana de Chantal dice que la gente la admiraba como a una de las damas más respetables de esa época.
Tenía que mandar y dirigirlo todo en un amplísimo castillo donde laboran cuarenta trabajadores, sirvientas, mensajeros, labradores, y encargados del ganado.
Es muy importante tener en cuenta las cualidades de la mamá de Francisco, porque éste, por el valle nublado frío y oscuro donde estaba su casa, podría haber sido un hombre retraído y más bien inclinado a la tristeza y el pesimismo. Y en cambio, por la maravillosa formación que Doña Francisca le va proporcionando y por la educación que le hace dar su padre, obtiene las bases para llegar a ser más tarde con la gracia de Dios y por sus grandes esfuerzos, un portento de amabilidad y del más exquisito trato social.
Doña Francisca era una mujer que vivía muy ocupada, pero sin afanes ni apresuramientos. Quizás de ella habrá aprendido el niño Francisco aquella virtud suya que le dará resultado toda su vida: trabajar mucho, trabajar siempre, pero sin perder la calma, sin inquietud, no dejando para mañana lo que se puede hacer hoy.
La religión dominaba la vida de doña Francisca, y la compartía con todos, de ahí que Francisco aprendiese todo esto y luego lo usase más tarde para el beneficio de muchas almas.
Infancia:
Era un niño lindo, rubio, rosado que se divertía jugando en el Castillo. Le gustaba ir al Templo y rezar mirando hacia el altar y también era muy dado a ayudar a los pobres. Sin duda había recibido del Espíritu Santo el don de la Magnificencia, que consiste en un gusto especial por dar, y dar con gran generosidad. Como niño vivo e inquieto, que le gustaba curiosear por aquel inmenso Castillo donde vivía; parecía que tenía cien pulgas debajo de la ropa que no le dejaban estar quieto, por lo que su madre y la nodriza tenían que estar constantemente viendo que estaba haciendo.
Su madre le enseñaba el catecismo y le narraba bellos ejemplos religiosos. Y cuando el pequeño Francisco se encontraba con otros niños por el camino o en el prado, les repetía las enseñanzas y narraciones que había escuchado de labios de su mamá. Se estaba entrenando para lo que sería su mas preciado trabajo: enseñar catecismo, pero enseñarlo bellamente a base de amenos ejemplos.
Hay un hecho en su infancia que denota mucho su celo por Dios pero también su inclinación a la ira, con la que luchará por 19 años de su vida hasta dominarla. Se cuenta que un día un Calvinista fue a visitar el Castillo, Francisco se enteró y como no podía meterse en la sala a protestar, tomó un palo en las manos, y lleno de indignación se fue al corral de las gallinas, arremetiendo contra ellas y gritando: "Fuera los herejes: No queremos herejes". Las pobres gallinas salieron corriendo y gritando ante su atacante, y a tiempo llegaron los sirvientes para salvarlas. Este que ahora atacaba a las gallinas, después llegará a tener un genio tan bondadoso y amable que no procederá con ira ni siquiera contra los más tremendos adversarios; ahora bien , esta bondad no nació con él sino que fue una conquista, poco a poco, con la ayuda de Dios.
Su padre, Don Francisco, tenía temor de que su hijo fuera a crecer flojo de voluntad porque la mamá lo quería muchísimo y podía hacerlo crecer algo consentido y mimado. Entonces le consiguió de profesor a un sacerdote muy rígido y muy exigente, el Padre Deage. Este será su preceptor durante toda su vida de estudiante. Era un hombre super exacto en todo, pero muy frecuentemente demasiado perfeccionista en sus exigencias. Este preceptor lo ayudará mucho en su formación pero le hará pasar muchos ratos amargos, por exigirle demasiado. Francisco no protestará nunca y en cambio le sabrá agradecer siempre, pero para su comportamiento futuro tomará la resolución de exigir menos detalles importunos y hacer más amables a quienes él tenga que dirigir.
A los 8 años entró en el Colegio de Annecy, y a los 10 años hizo su Primera Comunión junto con la Confirmación. Desde ese día se propuso no dejar pasar un día sin visitar a Jesús Sacramentado en el Templo o en la Capilla del colegio. El que más tarde será el gran promotor del culto solemne a la Eucaristía, fue preparado muy cuidadosamente por la madre y por su Sacerdote preceptor para recibir por primera vez a Jesús Sacramentado. Guiado por su madre se trazó unos buenos propósitos como recuerdo de su Primera Comunión:
1) Cada mañana y cada noche rezaré algunas oraciones.
2) Cuando pase por frente de una Iglesia entraré a visitar a Jesús Sacramentado, si no hay una razón grave que me lo impida.
3) Siempre y en toda ocasión que me sea posible ayudaré a las gentes más pobres y necesitadas.
4) Leeré libros buenos, especialmente Vidas de Santos.
Durante toda su vida procuró ser enteramente fiel a estos propósitos.
Un año más tarde en la misma Iglesia de Santo Domingo (actualmente San Mauricio), recibió la tonsura.
Francisco, estudiante:
Un gran deseo de consagrarse a Dios consumía al joven, que había cifrado en ello la realización de su ideal; pero su padre (que al casarse había tomado el nombre de Boisy) tenía destinado a su primogénito a una carrera secular, sin preocuparse de sus inclinaciones. A los 14 años, Francisco fue a estudiar a la Universidad de París que, con sus 54 colegios, era uno de los más grandes centros de enseñanza de la época.
Su padre le había enviado al colegio de Navarra, a donde iban los hijos de las familias de Saboya; pero Francisco, que temía por su vocación, consiguió que consintiera en dejarle ir al Colegio de Clermont, dirigido por los jesuitas y conocido por la piedad y el amor a la ciencia que reinaban en él. Acompañado por el Padre Déage, Francisco se instaló en el hotel de la Rosa Blanca de la calle St. Jacques, a unos pasos del Colegio de Clermont. Francisco se propuso un Plan de Vida durante su estadía en el colegio. Se propuso dedicarse a hacer lo que tenía que hacer: prepararse bien para el futuro.
Desde el principio, guiado, por su director, el Padre Déage, se trazó un programa de acción: Cada semana confesarse y comulgar. Cada día atender muy bien a las clases y preparar las tareas y lecciones para el día siguiente. Dos horas diarias de ejercicios de equitación, de esgrima, de baile .
La debida mezcla entre los ejercicios de piedad y las artes gimnásticas le fueron consiguiendo un aire de elegancia y respetabilidad. Era alto, gallardo y bien presentado. Enemigo de los lujos, pero siempre decorosamente presentado. En las reuniones de gente de refinada elegancia era el invitado preferido, porque a la vez de ser muy sencillo y sin rebuscamientos inútiles, era "la cultura personificada".
Más tarde, cuando sea Obispo, la gente exclamará: "en las reuniones sociales se porta con la santidad de un digno ministro de Dios, y en las ceremonias religiosas se porta con la elegancia del más exquisito de los caballeros". Y al preguntarle alguien el por que, respondió: "Cuando estoy en la alegría de una fiesta social me imagino estar revestido de ornamentos de Obispo, y me comporto con la dignidad que esto exige. Y cuando estoy celebrando una ceremonia religiosa me imagino estar en la más exquisita y refinada reunión, y trato de comportarme con la educación y urbanidad que en estos casos se exige".
Pronto se distinguió en retórica y en filosofía; después se entregó apasionadamente al estudio de la teología. Cada día estaba más decidido a consagrarse a Dios y acabó por hacer voto de castidad perpetua, poniéndose bajo la protección de la Santísima Virgen. Pero no por ello faltaron las pruebas.
La más terrible tentación de su juventud:
Vivir en gracia de Dios en aquellos ambientes no era nada fácil. Sin embargo, Francisco supo alejarse de toda ocasión peligrosa y de toda amistad que pudiera llevarle a ofender a Dios y logró conservar así el alma incontaminada y admirablemente pura. Francisco tenía 18 años.
Su carácter era muy inclinado a la ira, y muchas veces la sangre se le subía a la cara ante ciertas burlas y humillaciones, pero lograba contenerse de tal manera que muchos llegaban hasta imaginarse que a Francisco nunca le daba mal genio por nada. Pero entonces el enemigo del alma, al ver que con las pasiones más comunes no lograba derrotarlo, dispuso atacarlo por un nuevo medio más peligroso y desconocido.
Empezó a sentir en su cerebro el pensamiento constante y fastidioso de que se iba a condenar, que se tenía que ir al infierno para siempre. La herejía de la Predestinación, que predicaba Calvino y que él había leído, se le clavaba cada vez más en su mente y no lograba apartarla de allí. Perdió el apetito y ya no dormía. Estaba tan impresionantemente flaco y temía hasta enloquecer. Lo que más le atemorizaba no eran los demás sufrimientos del infierno, sino que allá no podría amar a Dios.
El Señor permitiéndole la tentación le da la salida. El primer remedio que encontró fue decirle al Señor: "Oh mi Dios, por tu infinita Justicia tengo que irme al infierno para siempre, concédeme que allá yo pueda seguirte amando. No me interesa que me mandes todos los suplicios que quieras, con tal de que me permitas seguirte amando siempre"; esta oración le devolvió gran parte de paz a su alma.
Pero el remedio definitivo, que le consiguió que esta tentación jamás volviese a molestarle fue al entrar a la Iglesia de San Esteban en París, y arrodillarse ante una imagen de la Santísima Virgen y rezarle la famosa oración de San Bernardo:
"Acuérdate Oh piadosísima Virgen María, que jamás oyó decir que hayas abandonado a ninguno de cuantos han acudido a tu amparo, implorando tu protección y reclamando tu auxilio. Animado con esta confianza, también yo acudo a ti, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados , me atrevo a comparecer ante tu soberana presencia. No desprecies mis súplicas, Madre del Verbo Divino, antes bien, óyelas y acógelas benignamente. Amén"
Al terminar de rezar esta oración, se le fueron como por milagro todos sus pensamientos de tristeza y de desesperación y en vez de los amargos convencimientos de que se iba a condenar, le vino la seguridad de que "Dios envió al mundo a su Hijo no para condenarlo, sino para que los pecadores se salven por medio de Él. Y el que cree no será condenado" (Juan 3:17).
Esta prueba le sirvió mucho para curarse de su orgullo y también para saber comprender a las personas en crisis y tratarlas con bondad.
Estudiante de universidad:
En el 1588, partió para la ciudad italiana de Padua; su padre le había dado la orden de estudiar abogacía, doctorarse en derecho. Francisco fue obedeciendo a su padre. Estudiaba derecho durante cuatro horas diarias para poder llegar a ser abogado. Otras cuatro horas estudiaba Teología, la ciencia de Dios, porque tenía un gran deseo: llegar a ser sacerdote.
Durante su estadía en Padua, dice el mismo Francisco, que lo que más le ayudó fue la amistad y dirección espiritual de ciertos sacerdotes jesuitas muy sabios y muy santos. Le ayudó mucho la lectura de un libro, que le acompañará durante su vida por 17 años, escrito por el Padre Scupoli llamado: "El Combate Espiritual". Lo leía todos los días y sacaba gran provecho de su lectura.
San Francisco hizo un detallado plan de vida para preservarse durante su estadía en Padua, y se propuso hacer lo siguiente:
1) Cada mañana hacer el Examen de previsión : que consistía en ver que trabajos, que personas o actividades iba a realizar en ese día, y planear como iba a comportarse ante ellos.
2) A mediodía visitar el Santísimo Sacramento y hacer el Examen Particular: examinando su defecto dominante y viendo si había actuado con la virtud contraria a él, (durante 19 años su examen particular será acerca del mal genio, de aquel defecto tan fuerte que era su inclinación a encolerizarse).
3) Ningún día sin Meditación: Aunque fuese por media hora, dedicarse a pensar en los favores recibidos por el Señor, en las grandezas de Dios , en las verdades de la Biblia o en los ejemplos de los santos.
4) Cada día rezar el Santo Rosario: no dejarlo de rezar ningún día de su vida, promesa que siempre cumplió.
5) En su trato con los demás ser amable pero moderado.
6) Durante el día pensar en la Presencia de Dios.
7) Cada noche antes de acostarse hacer el Examen del día : decía, "recordaré si empecé mi jornada encomendándome a Dios. Si durante mis ocupaciones me acordé muchas veces de Dios para ofrecerle mis acciones, pensamientos, palabras y sufrimientos. Si todo lo que hoy hice fue por amor al buen Dios. Si traté bien a las
Santo Evangelio según San Marcos 3, 7-12. Jueves II del tiempo ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Concédeme la gracia, Señor, de acercarme a Ti en estos momentos de oración con un corazón dispuesto a la escucha, a la reflexión y, sobre todo, a la conversión.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 3, 7-12
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Aunque el pasaje de hoy no lo diga de modo explícito, éste es un Evangelio que puede invitarnos fuertemente a la vivencia de la caridad: Caridad conmigo mismo al reconocer que necesito ayuda; caridad con el prójimo al acudir en su auxilio.
Caridad conmigo mismo es sinónimo de humildad: Cuando reconozco mis límites, mis debilidades y mi «enfermedad», es un acto de respeto hacia mí mismo el buscar ayuda en quien pueda ofrecérmela, como mis familiares, amigos, ayuda médica y profesional… Sobre todo, buscar la ayuda de EL PROFESIONAL...
Caridad con el prójimo significa dejar de lado mis propias dificultades para ayudar a otro a levantarse; significa ofrecer a otros los dones que Dios me ha dado; significa dejar que los necesitados acudan a mí, tal como Jesús lo permitió a la muchedumbre...
¿Cuál de estas dos opciones toca más a mi vida hoy? ¿Dios me invita a darle la mano para que Él me ayude a levantarme? O, si ya estoy en pie, ¿me pide que la ofrezca a quien está todavía arrastrándose?
«En el Evangelio, de hecho, vemos que Jesús, en su misión terrena, revela el amor de Dios tanto con la predicación como con innumerables gestos de atención y socorro a los enfermos, a los necesitados, a los niños, a los pecadores. Jesús es nuestro Maestro, poderoso en palabras y obras. Jesús nos comunica toda la luz que ilumina las calles, a veces oscuras, de nuestra existencia; nos comunica también la fuerza necesaria para superar las dificultades, las pruebas, las tentaciones. ¡Pensemos en la gran gracia que es para nosotros haber conocido a este Dios tan poderoso y bueno! Un maestro y un amigo, que nos indica el camino y nos cuida, especialmente cuando lo necesitamos.»
(Homilía de S.S. Francisco, 28 de enero de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Poner especial atención a los signos de amor de Dios en este día.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
La Caridad, virtud reina del cristianismo
Es la virtud sobrenatural por la que amamos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos por amor a Dios.
El Catecismo de la Iglesia Católica en el n. 1856 señala la importancia vital de la caridad para la vida cristiana. En esta virtud se encuentran la esencia y el núcleo del cristianismo, es el centro de la predicación de Cristo y es el mandato más importante. Jn 15, 12; 15,17; Jn 13,34. No se puede vivir la moral cristiana haciendo a un lado a la caridad.
La caridad es la virtud reina, el mandamiento nuevo que nos dio Cristo, por lo tanto es la base de toda espiritualidad cristiana. Es el distintivo de los auténticos cristianos.
La caridad es la virtud sobrenatural por la que amamos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos por amor a Dios. Es la virtud por excelencia porque su objeto es el mismo Dios y el motivo del amor al prójimo es el mismo: el amor a Dios. Porque su bondad intrínseca, es la que nos une más a Dios, haciéndonos parte de Dios y dándonos su vida. 1 Jn. 4, 8
La Caridad le da vida a todas las demás virtudes, pues es necesaria para que éstas se dirijan a Dios, Ej. Yo puedo ser amable, sólo con el fin de obtener una recompensa, sin embargo, con la caridad, la amabilidad, se convierte en virtudes que se practica desinteresadamente por amor a los demás. Sin la caridad, las demás virtudes están como muertas.
La caridad no termina con nuestra vida terrena, en la vida eterna viviremos continuamente la caridad. San Pablo nos lo menciona en 1 Cor. 13, 13; y 13, 87.
Al hablar de la caridad, hay que hablar del amor. El amor “no es un sentimiento bonito” o la carga romántica de la vida. El amor es buscar el bien del otro.
Existen dos tipos de amor:
Amor desinteresado (o de benevolencia): desear y hacer el bien del otro aunque no proporcione ningún beneficio, porque se desa lo mejor para el otro.
Interesado: amar al otro por los beneficios que esperamos obtener.
¿Qué es, pues, la caridad?. La caridad es más que el amor. El amor es natural. La caridad es sobrenatural, algo del mundo divino. La caridad es poseer en nosotros el amor de Dios. Es amar como Dios ama, con su intensidad y con sus características.
La caridad es un don de Dios que nos permite amar en medida superior a nuestras posibilidades humanas. La caridad es amar como Dios, no con la perfección que Él lo hace, pero sí con el estilo que Él tiene. A eso nos referimos cuando decimos que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, a que tenemos la capacidad de amar como Dios.
Hay que amar a Dios sobre todas las cosas. Si el objeto del amor es el bien, es decir cuando amamos, buscamos el bien, y si Dios es el “Bien” máximo, entonces Dios tiene que ser el objeto del amor.
Además, Dios mismo es quien nos ordena y nos recompensa con el premio de la vida eterna.
Este tipo de amor, el más grande lo puede ser de tres tipos:
Apreciativo, cuando la inteligencia comprende que Dios es el máximo Bien y esto es aceptado por la voluntad.
Sensible, cuando el corazón lo siente.
Efectivo cuando lo demostramos con acciones.
Para que sea verdadero amor es necesario que sea apreciativo y efectivo, aunque no sea sensible, ya que es más fácil sentir las realidades materiales o físicas, que las espirituales. Nos puede doler más una enfermedad, que el haber pecado gravemente.
Pecados contra el amor a Dios:
El odio a Dios, que es el pecado de Satanás y de los demonios. Y se manifiesta en la blasfemias, las maldiciones, los sacrilegios, etc.
La pereza espiritual, que es cuando el hombre no le encuentra el gusto a las cosas de Dios, es más las consideran aburridas y tristes. Aquí se encuentra la tibieza y la frivolidad o superficialidad.
El amor desordenado a las criaturas, que es cuando primero que Dios y su Voluntad están personas o cosas. En todo pecado grave se pierde la caridad.
El amor al prójimo
El amor al prójimo es parte de la virtud de la caridad que nos hace buscar el bien de los demás por amor a Dios.
Las características del amor al prójimo:
Sobrenatural: se ama a Cristo en el prójimo, por su dignidad especial como hijo de Dios.
Universal: comprende a todos los hombres porque todos son creaturas de Dios. Como Cristo, incluso a pecadores y a los que hacen el mal.
Ordenado: es decir, se debe amar más al que está más cerca o al que lo necesite más. Ej. A el esposo, que al hermano, al hijo enfermo que a los demás.
Interna y externa: para que sea auténtica tiene que abarcar todos los aspectos, pensamiento, palabra y obras.
Las obras de misericordia:
La caridad si no es concreta de nada sirve, sería una falsedad. Esta caridad concreta puede ser interna, con la voluntad que nos lleva a colaborar con los demás de muchas maneras. También puede ser con la inteligencia, a través de la estima y el perdón. Otra forma concreta de caridad es la de palabra, es decir, lo que llamamos obenedicencia, hablar siempre bien de los demás.
Y la caridad de obra que se resumen en las obras de misericordia, ya sean espirituales o materiales. Siendo las más importantes las espirituales, sin omitir las materiales. De ahí la necesidad de la corrección fraterna, el apostolado y la oración.
La corrección fraterna nos obliga a apartar al otro de lo ilícito o perjudicial. Siempre haciéndola en privado para no poner en peligro la fama del otro. El no hacerlo por cobardía, por falso respeto humano, sería una ofensa grave. Pero, siempre hay que tomar en cuenta la gravedad de la falta y la posibilidad de apartar al prójimo de su pecado.
Estamos obligados al apostolado porque cualquier bautizado debe de promover la vida cristiana y extender el Reino de Dios, llevando el Evangelio a los demás. Si yo amo a Dios, es lógico querer que los demás lo hagan también. El apostolado se desarrolla según las circunstancias de cada quien. Puede ser que en algunos casos el cambiar los pañales de un hijo sea una forma de apostolado o el escribir, o el predicar, etc.
Ahora bien, la causa y el fin de la caridad está en Dios no en la filantropía (amor a los hombres). La caridad tiene que ser siempre desinteresada, cuando hay interés siempre se cobra la factura, “hoy por ti, mañana por mi”. Obviamente tiene que ser activa y eficaz, no bastan los buenos deseos. Tiene que ser sincera, es una actitud interior. Debe ser superior a todo. En caso de que haya conflicto, primero está Dios y luego los hombres.
Pecados contra el amor al prójimo:
El odio: desearle el mal al prójimo, ya sea porque es nuestro enemigo (odio de enemistad) o porque no nos es simpático (odio por antipatía). La antipatía natural no es pecado, salvo cuando la fomentamos, es decir es voluntaria y la manifestamos en acciones concretas.
La maldición: cuando expresamos el deseo de un mal para el otro que nace de la ira o del odio.
La envidia : entristecerse o enojarse por el bien que le sucede al otro o alegrarse del mal del otro. Es un pecado capital porque de él se derivan muchos otros: chismes, murmuraciones, odio, resentimientos, etc.
El escándalo: acción, palabra u omisión que lleva al prójimo a ocasión de pecado. Y puede ser directo cuando la intención es hacer que el otro peque o indirecto cuando no hay la intención, pero de todos modos se lleva al otro al pecado.
La cooperación en un acto malo que es participar en el pecado de otro.
Otros pecados: los altercados, riñas, vandalismo, etc.
No olvidemos que es mucho más importante la parte activa de esta virtud. Hay que aplicarse a hacer cosas concretas, no tanto en los pecados en contra. Las casas se construyen “haciendo” y no dejando de destruir. Al final seremos juzgados por lo que hicimos, por lo que amamos, no por lo que dejamos de hacer. Mt 25, 31-46
Lecturas complementarias:
Apostolicam Actuositatem nn 3 y 8
Lumen Gentium n 42 Gaudium et Spes n 38
Camino a la JMJ el Papa anuncia que quiere viajar a Japón e Irak este año
Así lo confirmó el propio Pontífice durante una conversación con los periodistas en el avión
El Papa Francisco viajará a Japón en noviembre. Así lo confirmó el propio Pontífice durante una conversación con los periodistas en el avión que le está llevando a Panamá para participar en la Jornada Mundial de la Juventud 2019.
Según el medio vaticano Vatican News el Papa contestó a una pregunta de un periodista japonés y le dijo: “Iré a Japón en noviembre, prepárate”.
Asimismo, Francisco también aseguró que le gustaría ir a Iraq, pero que los Obispos locales le han dicho que por el momento no se dan las condiciones mínimas de seguridad para que dicha visita pueda producirse.
Francisco también contestó a preguntas sobre el drama de los migrantes que fallecen en el mar y sobre el muro que Estados Unidos pretende construir en la frontera con México, en Tijuana. Al respecto afirmó que “el miedo nos vuelve locos” e invitó a leer un editorial publicado en L’Osservatore Romano titulado “Los muros del miedo”.
¡Estoy ahogado! ¿Dios me ha abandonado?
Sabemos ciertamente que la Escritura dice que las aguas nos llegan hasta el cuello pero no nos ahogan
Pregunta:
Estimado Padre: Tengo una hermosa familia; buena y piadosa esposa y dos hijas. Yo en lo personal me considero católico practicante y muy consciente de la presencia de Dios en todo lo que nos rodea. Estoy en una muy difícil situación, pues desde hace año y medio no tengo trabajo. Mi trayectoria profesional fue de excelencia y lo que hago y propongo estoy seguro es de muy alta calidad. En todo este tiempo desempleado he pedido mucho a Dios que me ayude y también he solicitado la intercesión de la Virgen y de algunos santos, incluso, algo que nunca se me había ocurrido, he hablado con mi ángel de la guardia. Pero el tiempo pasa y se me agotan los fondos de sobrevivencia, de tal manera que me acerco a un colapso económico con sus secuelas de infelicidad para mi familia. En ésta situación creo como que Dios me ha volteado la mirada, no entiendo que espera de mí. El sermón de la Misa del domingo anterior me puso muy reflexivo, pues el sacerdote se refirió a no esperar ‘magia’ en nuestra relación con Dios. Hasta ahora he pensado que Dios tiene injerencia en nuestra vida y que respetando nuestra libertad y responsabilidad, busca nuestro bien, y que le gusta que toquemos su puerta y le pidamos como a un Padre que es. Dentro de mi desesperación he pensado en obviar la presencia de Dios en lo referente a mi vida profesional y económica y circunscribirla a la conducta de cumplir con la práctica religiosa y pedirle ayuda para no pecar. Padre aconséjeme para no desesperar en esta situación tan agobiante. Gracias anticipadas.
Respuesta:
Muchas personas sienten que el peso del trabajo, problemas familiares, económicos, legalidad, desempleo, etc., los ahogan y no encuentran salida por ninguna parte (aún siendo un cristiano practicante), sienten que no pueden con todo esto y más cuando le vienen más de 2 o 3 problemas de esos juntos. Esto puede sucederle a cualquiera de nosotros en algún momento de nuestra vida.
Para los planes de Dios sobre cada uno de nosotros no existen respuestas teológicas concretas. No sé qué pueda querer Dios de usted, ni hasta donde lo probará con el infortunio.
Sabemos ciertamente que la Escritura dice que las aguas nos llegan hasta el cuello pero no nos ahogan. No le voy a mentir diciendo que ya van a terminar sus sufrimientos. Eso hacen los horoscopistas que mienten a la gente y juegan con su sed de esperanza y su credulidad. Pero a pesar de mentirle no le solucionan nada.
7 principios claros que debemos tener claros:
1. Todo sucede para el bien de los que Dios ama (Romanos 8,20). Aunque allí no se dice qué se incluye en ese ‘todo´: va desde los dones materiales de Dios, hasta la cruz y el martirio.
2. Dios no permite que seamos probados más allá de nuestras fuerzas.
3. Muchas veces las aguas nos llegan hasta el cuello, pero no nos ahoga.
4. Muchas veces Dios espera que le pidamos lo que necesitamos, incluso con sacrificios, penitencias y votos generosos, y luego actúa. Porque quería suscitar en nosotros esos actos que nos han de santificar.
5. La cruz está en el camino ordinario de toda persona llamada a la santidad. Y debemos aceptar con paciencia y resignación nuestras cruces; para eso podemos leer con fruto el Libro de Job.
6. Esto no nos exime de poner de nuestra parte todos los medios materiales para encontrar una salida. Precisamente muchas veces la gracia que Dios nos da no es el encontrar la salida de nuestros problemas sino la gracia de intentarlo una vez más, lo cual también viene de Dios.
7. En nuestra debilidad se manifiesta la fuerza de Dios, como dice San Pablo. A veces Dios espera a que estemos completamente abatidos y recién allí actúa, para que se vea que ha sido su mano la que nos salvó y no nuestras fuerzas.
Se que no es sencillo, pero si es tu caso, nunca dejes de orar.
"Siempre y por cualquier motivo, den gracias a Dios, nuestro Padre, en nombre de nuestro Señor Jesucristo" (Efesios 5,20)
Cuente con mis oraciones.
En Cristo y María.
Tres males que todo hombre debe combatir
Con compasión y misericordia tenemos que estar en primera línea, curando con amor a las personas heridas que encontramos
Hace unos días escribí sobre los valientes hombres católicos que escalaron los muros de Lisboa para liberar su tierra de la opresión. La verdad es que la mayoría de nosotros no tendría que ir a la guerra para luchar por la libertad, pero eso no significa que no podamos luchar en este mundo por lo bueno, lo verdadero y lo bello de otras maneras.
Como nos ha recordado de manera incesante el Papa Francisco, vivimos en un mundo increíblemente roto y herido. Hay algunas formas de enfrentar valientemente este mundo quebrantado y, en muchos sentidos, malvado. Con compasión y misericordia, los hombres católicos tenemos que estar en primera línea, curando con amor a las personas heridas que encontramos, y combatiendo los males que los destruyen.
Tres males para luchar hoy
1.- Aborto: El aborto es el mal silencioso de nuestros días, la injusticia extrema. Sucede a puertas cerradas en clínicas limpias (y a veces no tan limpias), atendidas por trabajadores sonrientes que hacen que matar a tu hijo sea tan simple como tirar de un diente. Debido a que el aborto está cubierto tan bien por la industria que se beneficia de él, es fácil olvidar que más de 4.000 bebés mueren violentamente cada día, y eso es sólo en América del Norte.
Para acabar con el aborto, necesitamos héroes modernos que estén dispuestos a sacrificar su comodidad y bienestar para defender a los más pequeños. Ya sea que se trate de consejería en las aceras, orar en silencio fuera de una clínica abortiva, o apoyar financieramente a una organización provida, todos deberíamos estar haciendo algo para poner fin al aborto. Lo único que no deberíamos hacer es ser indiferente.
2.- Pornografía: La pornografía es omnipresente, de fácil acceso e increíblemente destructiva. He leído algunas cosas perturbadoras con respecto a la edad cada vez más temprana en la cual las personas comienzan su adicción a este mal. Planeo escribir algo más largo en un futuro sobre este tema, pero por el momento, simplemente diré que la mejor manera de luchar contra la pornografía es no verla. Nunca. Hay pocas cosas que destruyen tu alma de forma tan acelerada. No le des al diablo el placer de ver tu alma arrastrada al infierno, huye de la pornografía por su repugnante realidad.
Además, proteja a tus hijos. Nunca asumas que no conocen lo que es la pornografía. Guarda celosamente y vigila el tiempo que ellos pasan en internet. Con mayor frecuencia los niños de tan sólo 10 años se están convirtiendo en adictos a la pornografía. Si estás dejando a tu hijo solo con una computadora, lo estás dejando con una pistola cargada que puede matarlo espiritualmente.
3.- Indiferencia religiosa: Una de las tendencias más perturbadoras del mundo, y tristemente en la Iglesia, es la indiferencia religiosa. Si tuviera un dólar por cada vez que escucho decir a un católico que las personas de otras religiones pueden ser salvados, yo sería un hombre rico. Es más, he oído a algunos católicos -que dicen conocer su religión- expresar que incluso podría ser la voluntad de Dios que alguien permanezca fuera de la Iglesia. Esta es la indiferencia religiosa en su cúspide.
Ustedes pueden pensar que soy terriblemente anticuado por creer esto, pero realmente no me importa. Creo firmemente que la indiferencia entre los católicos es un cáncer que está enviando a millones de almas al infierno. Estamos presumiendo de la misericordia de Dios, y olvidando que no sólo es misericordioso, sino que es justo. Estamos dejando a la gente creer mentiras destructivas porque abrigamos la ilusión de que Dios es lo suficientemente misericordioso como para salvarlos a pesar de que rechazan su Cuerpo y a su Novia, la Santa Iglesia Católica.
¿Es teóricamente posible que Cristo salve a alguien fuera de la Iglesia? Cualquier cosa es posible con Dios. ¿Pero debemos presumir que aquellos que están desvinculados de los sacramentos y del cuerpo de Cristo, su Iglesia, están perfectamente bien y no tienen necesidad de conversión? Absolutamente no. Cristo no dejó su Iglesia como una buena opción entre muchas. La dejó como el único camino para la salvación. Lo único que inspirará un celo misionero entre los católicos es el redescubrimiento del dogma que ha sido definido ex cathedra por tres papas diferentes: Fuera de la Iglesia no hay salvación. "No hay más que una Iglesia universal de fieles, fuera de la cual nadie es salvo" (Papa Inocencio III, Cuarto Concilio de Letrán, 1215).
¿Algo más?
Estos tres puntos son sólo el comienzo. Hay un sinnúmero de otros males con los que podemos luchar. Por donde miremos hay individuos que están sufriendo de depresión, de desesperación, de soledad, y de patrones destructivos del pecado. ¿Qué males te apasionaría combatir? ¿Cuáles son los problemas más apremiantes a los que te sientes que debes enfrentar? Deja tus opiniones en los comentarios.
UN HOMBRE SE TIRÓ AL PAPAMÓVIL, PROVOCANDO UN PEQUEÑO SUSTO A LA SEGURIDAD
El Papa se gana los corazones de los panameños en su primer recorrido por el país
"Se me eriza la piel de la felicidad", cuenta un hombre que logró ver al pontífice
Redacción, 24 de enero de 2019 a las 09:46
El Papa saluda a admiradores en su primer recorrido en Panamá
"Fueron los segundos más maravillosos de mi vida. No pensé que se me iban a saltar las lágrimas", reconoció Nicole Rodríguez
Miles de personas inmortalizaron con sus teléfonos móviles el primer recorrido que Francisco hizo por las calles de la capital panameña a bordo del papamóvil, un trayecto que sorprendió a muchos por la velocidad a la que iba el vehículo y que impidió a otros ver al pontífice con claridad.
"Menos mal que lo he logrado grabar, ha pasado muy rápido, se me eriza la piel de la felicidad", dijo en declaraciones a Efe el salvadoreño Juan Domingo.
"Ha sido todo muy rápido, podía haber pasado más lento. Juan Pablo II fue más despacio", aseguró Dionisia Pérez, que siguió por la televisión la visita del pontífice polaco en marzo de 1983, que hasta ahora era el único viaje realizado por un papa al país centroamericano, de mayoría católica.
Francisco, de 82 años, llegó a Panamá pasadas las 16:15 hora local (21:15 GMT) para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) y, tras ser recibido por las autoridades panameñas en una breve ceremonia, se trasladó en un vehículo cerrado hasta el inicio de la céntrica Vía España, donde se cambió al papamóvil.
Desde allí, recorrió los cerca de 20 kilómetros que separan ese punto de la Nunciatura Apostólica, donde pernoctará hasta el domingo, saludando a las miles de personas que se habían apostado tras las valles y que coreaban casi al unísono una de las proclamas más famosas de la JMJ: "¡Esta es la juventud del papa!".
"He grabado 42 segundos de vídeo, desde que ha empezado a llegar la seguridad del papa hasta que he dejado de ver el papamóvil. Ya lo estoy compartiendo con todos mis amigos que no han podido venir", indicó a Efe el panameño Evelio Martínez, prácticamente sin levantar la vista de su celular.
"Esta fotografía es un recuerdo que voy a tener toda la vida", declaró por su parte el guatemalteco Bryan Marroquín, que en una mano portaba una pequeña escalera y en la otra una pancarta artesanal en la que se podía leer "Bienvenido Francisco".
El pontífice, rodeado de un fuerte dispositivo de seguridad, se quitó el solideo en un par de ocasiones durante el recorrido por miedo a que se lo llevara la fuerte brisa que soplaba en la capital panameña y que ayudó a los asistentes a enfrentar las altísimas temperaturas de esta época del año. Pero es que el viento no fue el único problema que se presentó en el recorrido. La seguridad del pontífice se llevó un gran susto cuando un desconocido con una bandera aparentemente de Venezuela se tiró de forma inesperado hacía el papamóvil, obligando al chófer del Papa a alejarse rápidamente del curso de la comitiva
¡INSÓLITO!
Un civil se tiró a la calle burlando las medidas de seguridad de las orillas y el vehículo donde el Papa iba tuvo que desviarse #JMJ2019 #FranciscoEnPanamá
"Estoy sin palabras, no puedo ni respirar", expresó el joven Josua Bárcenas, envuelto en una bandera panameña.
"Fueron los segundos más maravillosos de mi vida. No pensé que se me iban a saltar las lágrimas", reconoció Nicole Rodríguez, una menor salvadoreña, que cargaba una colchoneta que había usado para esperar durante horas al santo padre.
Una vez que el papamóvil abandonó la kilométrica Vía España, cientos de personas se dirigieron a la vez a las estaciones del metro -Panamá es el único país de Centroamérica con suburbano-, lo que desató ciertos momentos de caos y aglomeración: "Caminen rápido, salgan", gritaban los más agobiados.
El Santo Padre debía haberse montado de nuevo en un vehículo cerrado y blindado a la altura de la sede principal de la Policía Nacional, en el barrio de Ancón, pero decidió terminar a bordo del papamóvil el recorrido hasta la Nunciatura, ubicado en el barrio Calyton, una zona que estaba bajo el control de Estados Unidos cuando ese país administraba el canal interoceánico.
Una vez en la misión diplomática de la Santa Sede, el papa fue recibido por cuatro niños disfrazados en homenaje a diversos santos, entre ellos la peruana Santa Rosa de Lima, la primera santa de América, y San Cura Brochero, que comparte nacionalidad argentina con Francisco.
La agenda del pontífice, para quien esta es su tercera JMJ, comenzará el jueves a primera hora con reuniones con el Gobierno panameño y con el clero centroamericano.
Por la tarde, se dirigirá por primera vez a los al menos 100.000 peregrinos que se han registrado para participar en la JMJ, la primera que se celebra en Centroamérica y en la que está previsto que el papa se refiera a la ola migratoria que convulsiona la región.