¡Poneos en camino!
- 26 Enero 2019
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Memoria Litúrgica, 26 de enero
Obispos y Discípulos de San Pablo
Martirologio Romano: Memoria de los santos Timoteo y Tito, obispos y discípulos del apóstol san Pablo, que le ayudaron en su ministerio y presidieron las Iglesias de Éfeso y de Creta, respectivamente. Les fueron dirigidas cartas por su maestro que contienen sabias advertencias para los pastores, en vista de la formación de los fieles (s.I). Etimología: Timoteo = Aquel que siente amor o adoración a Dios, es de origen griego. Etimología: Tito = Aquel que es protegido y honrado, es de origen latino.
Breve Biografía
San Pablo nombró obispos a Timoteo y Tito, sus discípulos y colaboradores.
Los Santos Timoteo y Tito vivieron en la órbita del grande apóstol de las Gentes, y el nuevo calendario los coloca después de la fiesta de la “conversión” de San Pablo.
Timoteo es la imagen del discípulo ejemplar: obediente, discreto, eficaz, valiente. Por estas cualidades Pablo quiso que fuera su compañero de apostolado, en vez de Juan Marcos, durante el segundo viaje misionero en el año 50.
Había nacido en Listra, en donde Pablo lo encontró durante el primer viaje, y fue de los primeros convertidos al Evangelio; había sido educado en la religión hebrea por la abuela Loida y por la madre Eunice. Desde su encuentro con Pablo, siguió su itinerario apostólico; lo acompaña a Filipos y a Tesalónica.
Después los encontramos juntos en Atenas, en Corinto, en Éfeso y finalmente en Roma durante el primer cautiverio de Pablo. Fue un infatigable “viajero enviado” por el apóstol de las Gentes, y mantuvo los contactos entre Pablo y las jóvenes comunidades cristianas fundadas por él.
A menudo le llevaba las cartas y le daba noticias respecto de las mismas comunidades. Entre el 63 y el 66, cuando recibió la primera carta que le envió Pablo, Timoteo era el jefe de la Iglesia de Éfeso. Desde Roma Pablo le escribió una segunda carta, invitándolo a visitarlo antes del invierno. Es conmovedora la petición del anciano apóstol al “hijo” Timoteo, para que le llevara el abrigo que había dejado en Tróade, pues le servía para el frío en la cárcel de Roma. Timoteo estuvo presente en el martirio de Pablo; después regresó definitivamente a la sede de Éfeso, en donde, según una antigua tradición, murió mártir en el año 97.
El segundo fiel colaborador de Pablo fue San Tito, de origen pagano. Convertido y bautizado por el mismo apóstol, que lo llama “hijo mío”, se encuentra en compañía de Pablo en Jerusalén, en el año 49. Hizo con él el tercer viaje misionero y fue Tito quien llevó la “carta de las lágrimas” de Pablo a los fieles de Corinto, entre los cuales restableció la armonía y organizó la colecta para los pobres de Jerusalén.
Después del cautiverio de Roma, Pablo, de paso por Creta, dejó ahí a Tito con la misión de organizar la primera comunidad cristiana. Aquí recibió la carta de Pablo. Es un documento muy importante, porque nos informa sobre la vida interna de la Iglesia apostólica. Después Tito fue a Roma donde su Maestro, que lo mandó probablemente a evangelizar a Dalmacia, en donde todavía hoy está muy difundido su culto. Una antigua tradición, históricamente no confirmada, dice que Tito murió en Creta, de edad muy avanzada.
Saber unir esfuerzos y hacer comunidad
Santo Evangelio según San Marcos 3, 20-21. Sábado II del tiempo ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, que nunca olvide que no estoy solo en la tarea de anunciar tu Evangelio.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 3, 20-21
En aquel tiempo, Jesús entró en una casa con sus discípulos y acudió tanta gente, que no los dejaban ni comer. Al enterarse sus parientes, fueron a buscarlo, pues decían que se había vuelto loco.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Las ovejas siempre son muchas y pocos quienes las cuidan, las acompañan. Además, frecuentemente la gente, incluso la más cercana, no comprenden la actitud de un apóstol comprometido con su misión, como relata el Evangelio.
¡Cuánto debe conmovernos saber que muchos son los que aún aguardan el anuncio de la Buena Nueva! Mas no debemos engañarnos pensando que son otros los que deben esforzarse por llegar a esos muchos. No. ¡El deber es también mío! ¿Acaso no soy yo Iglesia? No a todos nos llama el Señor a ser sus ministros, pero sí que nos llama a todos a ser sus apóstoles, los amigos que Él quiso escoger para hacer que su Palabra se extendiera de un confín al otro de la tierra.
De dos en dos. Cristo no nos envía en solitario. ¡Qué bien nos hace recordar esto una y otra vez! Hay momentos que sentimos que llevamos el peso sobre nuestros hombros sin que nadie nos auxilie. Otras, un atisbo de orgullo nos hace querer demostrar que podemos cumplir la tarea sin la colaboración de los demás. De dos en dos es como se anuncia el Evangelio, es decir, con el alma abierta al encuentro con el otro. No es necesario llevar alforja ni sandalias. ¡Que no sea un peso muerto todo cuanto no necesitamos! ¿Qué tan pesada es la carga que llevamos? ¿Cuánto peso le hemos añadido nosotros mismos? Jesús nos invita a dejar atrás lo que nos hace sentir a salvo, porque quiere ser Él nuestra única seguridad. Así, podrán venir los lobos, la gente podrá pensar que estamos locos, pero la oveja nada ha de temer al lado del Buen Pastor que la apacienta.
¡Poneos en camino! La fe, la esperanza y la caridad no se viven solamente desde buenos deseos; son las obras las que las llevan adelante. Dios sale a nuestro encuentro cada día, dándonos la oportunidad de creer, confiar y amar. ¿Cómo le respondemos? Sólo siendo coherentes, en el hablar y en el actuar, puede este mundo verdaderamente palpar que está cerca el Reino de Dios.
«Además es necesario saber que si nosotros hacemos obras de misericordia, alguien dirá: “este hombre está loco, esta mujer está loca: en lugar de estar tranquilo, cómodo en su casa, va al hospital, va aquí, va allá. Las obras de misericordia son el camino para encontrar misericordia, en las bienaventuranzas Jesús dice: “Bienaventurados los misericordiosos porque encontrarán misericordia”. Aquel que es capaz de hacer una obra de misericordia, lo hace porque sabe que él ha sido “misericordiado” antes: fue el Señor quien le dio la misericordia a él. Y si nosotros hacemos estas cosas, es porque el Señor tuvo piedad de nosotros: pensemos en nuestros pecados, en nuestros errores y en cómo el Señor nos ha perdonado, nos ha perdonado todo, ha tenido esta misericordia. Por ello, al menos hagamos lo mismo con nuestros hermanos.» (Homilía de S.S. Francisco, 5 de junio de 2017, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación. Compartiré en familia una gracia con la que el Señor me haya iluminado durante esta semana.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hagamos de la familia una verdadera comunidad
Mientras las familias no logren ser verdaderas comunidades de amor no están realizando la tarea que Dios les ha encomendado
Muchos ladrillos o piedras pueden ser simplemente un montón de ladrillos o piedras; pero si los ordenamos debidamente y los unimos unos con otros, según un plan o proyecto, podemos entonces levantar paredes y hacer con ellos una casa.
También nosotros los hombres podemos vivir sólo como si fuéramos un conjunto de personas, sin que nos preocupemos unos de los otros, sin que nos ayudemos ni nos amemos. Seremos entonces semejantes a un montón de ladrillos. Pero si vivimos unidos y nos preocupamos por el bien de los demás, formaremos lo que llamamos una Comunidad. Varias personas forman una comunidad cuando viven unidas, y por lo tanto tienen esas cosas en común.
La voluntad de Dios es que los hombres vivamos no solamente juntos, como el montón de ladrillos, sino unidos; formando comunidades, donde todos nos veamos como hermanos, hijos del mismo Padre: Dios; interesándonos por los demás; ayudándonos unos a otros. Por eso, si queremos cumplir la voluntad de Dios, es necesario y urgente que comencemos por hacer de nuestra familias una verdadera comunidad, donde todos los que estamos bajo un mismo techo y tenemos la misma sangre y llevemos el mismo apellido, vivamos unidos, amándonos unos a los otros.
Cuando sólo tenemos los ladrillos amontonados no nos sirve de nada sino más bien de estorbo; así también, mientras las familias no logren ser verdaderas comunidades de amor no están realizando la tarea que Dios les ha encomendado.
Que ideas que exponemos ayuden a los padres de familia a hacer de su hogar una comunidad, eso precisamente: una comunidad de amor que sea así cada día más conforme con la voluntad salvadora de Dios.
Dios quiso que todos los que han de salvar formen un solo Pueblo: el Pueblo de Dios, la familia de Dios; Él es el Padre, pero todos los demás somos sus hijos. Pero ha querido que el hombre se reúna además en el ámbito de esa otra familia más reducida que es el propio hogar; fortalecer el hogar es fortalecer el plan salvador de Dios.
Los "Millenials" y las vocaciones
Jóvenes de la generación menos religiosa de EEUU producen oleada de vocaciones sacerdotales
La generación actual de jóvenes en Estados Unidos, conocidos como los "Millennials" por su nacimiento en la cercanía del fin del milenio, está produciendo el aumento en las vocaciones sacerdotales. Este hecho contrasta con los estudios que identifican a esa generación como la menos religiosa, con menor asistencia al Eucaristía, menos posibilidad de unirse en matrimonio sacramental o identificarse a sí mismos como católicos. Y, sin embargo, son justamente los jóvenes quienes están dando la vuelta a las estadísticas sobre vocaciones.
Un ejemplo de esta realidad es el Seminario de Santa María en El Ateneo de Ohio, que realiza actualmente su primera expansión en 60 años y cuyo crecimiento llamó la atención de la prensa secular. De contar con más de 200 seminaristas en los años 60, el seminario llegó a un número de 40 en 2011, un oscuro panorama para la Iglesia local. Sin embargo, el Seminario registra actualmente 82 estudiantes, mayoritariamente de edades de 18 a 35 años, quienes según las estadísticas serían los menos probables.
"Yo admiro su valentía", comentó el Arzobispo de Cincinnati, Mons. Dennis Schnurr, según informó Crux. "Es una sociedad mucho más secular. Es más difícil ir que cuando yo estaba contemplando el sacerdocio". Es posible que justamente la contradicción haya animado a los fieles a asumir un compromiso más decidido en rechazo de la fuerte presión cultural. "Vinieron de esa cultura. Ellos vivieron en esa cultura", comentó el P. Benedict O'Cinnsealaigh, Presidente del Seminario de Santa María. "Ellos saben que la cultura no tiene las respuestas que estaban buscando".
Los seminaristas resultan siendo un ejemplo de transformación y novedad a pesar de pertenecer a una institución con dos mil años de historia, porque la sociedad ha cambiado tanto que son ellos quienes viven fuera de las convenciones. "Vamos a predicar el Evangelio a una cultura que lo necesita desesperadamente", afirmó Jarred Kohn, uno de los seminaristas. "Tratar de vencer a una cultura va a ser difícil, pero podemos recuperarlo". Otro de los seminaristas, Andrew Smith, veterano de la Fuerza Aérea de 35 años de edad, respalda su opinión. "Ciertamente, va a ser duro. No será todo duraznos y crema".
Discurso del Santo Padre en el Vía Crucis con los jóvenes en la JMJ Panamá 2019
Campo Santa María la Antigua, Cinta Costera, Panamá
Por: Papa Francisco | Fuente: Jornada Mundial de la Juventud Panamá 2019
Señor, Padre de misericordia, en esta Cinta Costera, junto a tantos jóvenes venidos de todo el mundo, hemos acompañado a tu Hijo en el camino de la cruz; ese camino que ha querido recorrer para mostrarnos cuánto nos amas y cuán comprometido estás con nuestras vidas.
El camino de Jesús hacia el Calvario es un camino de sufrimiento y soledad que continúa en nuestros días. Él camina y padece en tantos rostros que sufren la indiferencia satisfecha y anestesiante de nuestra sociedad que consume y se consume, que ignora y se ignora en el dolor de sus hermanos.
También nosotros, tus amigos Señor, nos dejamos llevar por la apatía y la inmovilidad. No son pocas las veces que el conformismo nos ha ganado y paralizado. Ha sido difícil reconocerte en el hermano sufriente: hemos desviado la mirada, para no ver; nos hemos refugiado en el ruido, para no oír; nos hemos tapado la boca, para no gritar.
Siempre la misma tentación. Es más fácil y “pagador” ser amigos en las victorias y en la gloria, en el éxito y en el aplauso; es más fácil estar cerca del que es considerado popular y ganador.
Qué fácil es caer en la cultura del bullying, del acoso y de la intimidación.
Para ti no es así Señor, en la cruz te identificaste con todo sufrimiento, con todo aquel que se siente olvidado.
Para ti no es así Señor, pues quisiste abrazar a todos aquellos que muchas veces consideramos no dignos de un abrazo, de una caricia, de una bendición; o, peor aún, ni nos damos cuenta de que lo necesitan.
Para ti no es así Señor, en la cruz te unes al vía crucis de cada joven, de cada situación para transformarla en camino de resurrección.
Padre, hoy el vía crucis de tu Hijo se prolonga:
en el grito sofocado de los niños a quienes se les impide nacer y de tantos otros a los que se les niega el derecho a tener infancia, familia, educación; que no pueden jugar, cantar, soñar... en las mujeres maltratadas, explotadas y abandonadas, despojadas y ninguneadas en su dignidad; en los ojos tristes de los jóvenes que ven arrebatadas sus esperanzas de futuro por la falta de educación y trabajo digno; en la angustia de rostros jóvenes, amigos nuestros que caen en las redes de gente sin escrúpulos ?entre ellas también se encuentran personas que dicen servirte, Señor?, redes de explotación, de criminalidad y de abuso, que se alimentan de sus vidas.
El vía crucis de tu Hijo se prolonga en tantos jóvenes y familias que, absorbidos en una espiral de muerte a causa de la droga, el alcohol, la prostitución y la trata, quedan privados no solo de futuro sino de presente. Y así como repartieron tus vestiduras, Señor, queda repartida y maltratada su dignidad.
El vía crucis de tu Hijo se prolonga en jóvenes con rostros fruncidos que perdieron la capacidad de soñar, de crear e inventar el mañana y se “jubilan” con el sinsabor de la resignación y el conformismo, una de las drogas más consumidas en nuestro tiempo.
Se prolonga en el dolor oculto e indignante de quienes, en vez de solidaridad por parte de una sociedad repleta de abundancia, encuentran rechazo, dolor y miseria, y además son señalados y tratados como los portadores y responsables de todo el mal social.
Se prolonga en la resignada soledad de los ancianos abandonados y descartados. Se prolonga en los pueblos originarios, a quienes se despoja de sus tierras, raíces y cultura, silenciando y apagando toda la sabiduría que pueden aportar.
El vía crucis de tu Hijo se prolonga en el grito de nuestra madre tierra, que está herida en sus entrañas por la contaminación de sus cielos, por la esterilidad en sus campos, por la suciedad de sus aguas, y que se ve pisoteada por el desprecio y el consumo enloquecido que supera toda razón.
Se prolonga en una sociedad que perdió la capacidad de llorar y conmoverse ante el dolor.
Sí, Padre, Jesús sigue caminando, cargando y padeciendo en todos estos rostros mientras el mundo, indiferente, consume el drama de su propia frivolidad.
Y nosotros, Señor, ¿qué hacemos? ¿Cómo reaccionamos ante Jesús que sufre, camina, emigra en el rostro de tantos amigos nuestros, de tantos desconocidos que hemos aprendido a invisibilizar?
Y nosotros, Padre de misericordia, ¿Consolamos y acompañamos al Señor, desamparado y sufriente, en los más pequeños y abandonados?
¿Lo ayudamos a cargar el peso de la cruz, como el Cireneo, siendo operadores de paz, creadores de alianzas, fermentos de fraternidad?
¿Permanecemos al pie de la cruz como María?
Contemplamos a María, mujer fuerte. De ella queremos aprender a estar de pie al lado de la cruz.
Con su misma decisión y valentía, sin evasiones ni espejismos. Ella supo acompañar el dolor de su Hijo, tu Hijo; sostenerlo en la mirada y cobijarlo con el corazón. Dolor que sufrió, pero no la resignó. Fue la mujer fuerte del “sí”, que sostiene y acompaña, cobija y abraza. Ella es la gran custodia de la esperanza.
Nosotros también queremos ser una Iglesia que sostiene y acompaña, que sabe decir: ¡Aquí estoy! en la vida y en las cruces de tantos cristos que caminan a nuestro lado. De María aprendemos a decir “sí” al aguante recio y constante de tantas madres, padres, abuelos que no dejan de sos tener y acompañar a sus hijos y nietos cuando “están en la mala”.
De ella aprendemos a decir “sí” a la testaruda paciencia y creatividad de aquellos que no se achican y vuelven a comenzar en situaciones que parecen que todo está perdido, buscando crear espacios, hogares, centros de atención que sean mano tendida en la dificultad.
En María aprendemos la fortaleza para decir “sí” a quienes no se han callado y no se callan ante unacultura del maltrato y del abuso, del desprestigio y la agresión y trabajan para brindar oportunidades y condiciones de seguridad y protección.
En María aprendemos a recibir y hospedar a todos aquellos que han sufrido el abandono, que han tenido que dejar o perder su tierra, sus raíces, sus familias y trabajos. Como María queremos ser la Iglesia que propicie una cultura que sepa acoger, proteger, promover e integrar; que no estigmatice y menos generalice en la más absurda e irresponsable condena de identificar a todo emigrante como portador de mal social.
De ella queremos aprender a estar de pie al lado de la cruz, no con un corazón blindado y cerrado, sino con un corazón que sepa acompañar, que conozca de ternura y devoción; que entienda de piedad al tratar con reverencia, delicadeza y comprensión.
Queremos ser una Iglesia de la memoria que respete y valorice a los ancianos y reivindique su lugar.
Como María queremos aprender a “estar”. Enséñanos Señor a estar al pie de la cruz, al pie de las cruces; despierta esta noche nuestros ojos, nuestro corazón; rescátanos de la parálisis y de la confusión, del miedo y la desesperación. Enséñanos a decir: Aquí estoy junto a tu Hijo, junto a María y a tantos discípulos amados que quieren hospedar tu Reino en su corazón.
CARLOS CASTILLO MATTASOGLIO "ES UNA PERSONA MUY EXPERIMENTADA", ASEGURA
Cardenal Barreto, sobre el nuevo arzobispo de Lima: "Es del perfil del Papa Francisco"
"Siempre ha sido un pastor sencillo cercano a la gente, y ha estado muy en contacto con los jóvenes"
Redacción, 25 de enero de 2019 a las 20:01
Carlos Castillo Mattasoglio, nuevo arzobispo de Lima
El Papa Francisco está teniendo muy en cuenta lo que él mismo dijo antes de ser elegido como Sumo Pontífice, de acercar a la gente. Una Iglesia que no se mide a sí misma
Conocida la noticia del nombramiento como arzobispo de Lima del reverendo Carlos Castillo Mattasoglio, el Cardenal Pedro Barreto mostró su alegría por esta designación. Si bien dijo no conocerlo mucho, resaltó su experiencia y perfil en la iglesia. "He podido tratar con él y ha sido formado muy bien, digo desde el lado filosófico y teológico [...] pero lo más importante es que él siempre ha sido un pastor sencillo cercano a la gente, y ha estado muy en contacto con la cantidad de jóvenes en sus 20 años de docencia", dijo el cardenal Barreto. Barreto también mencionó que su elección en este importante cargo responde a su labor de acercar la Iglesia a su gente. "El Papa Francisco está teniendo muy en cuenta lo que él mismo dijo antes de ser elegido como Sumo Pontífice, de acercar a la gente. Una Iglesia que no se mide a sí misma", dijo. Asimismo, resaltó que la elección vaya directamente a una persona allegada al sacerdocio. "Es una persona muy experimentada y que me alegra muchísimo que el nuevo Arzobispo sea de las canteras de la misma Arquidiócesis de Lima.Es un sacerdote del perfil del Papa Francisco", dijo. Finalmente dijo que en el caso de Castillo, siendo Diocesano, pertenece a una Iglesia particular, en este caso la arquidiócesis de Lima, asimismo, dijo que dentro de un mes y medio se podría llevar a cabo el cambio la toma de posesión.Precisó que con esta designación, tanto él como Juan Luis Cipriani mantienen sus cargos como cardenales, quienes participan de un consejo del Papa dentro de la iglesia universal.