Levántate
- 05 Febrero 2019
- 05 Febrero 2019
- 05 Febrero 2019
Águeda o Ágata, Santa
Memoria Litúrgica, 5 de febrero
Virgen y Mártir
Patrona de las enfermeras
Martirologio Romano: Memoria de santa Águeda, virgen y mártir, que en Catania, ciudad de Sicilia, siendo aún joven, en medio de la persecución mantuvo su cuerpo incontaminado y su fe íntegra en el martirio, dando testimonio en favor de Cristo Señor (c. 251).
Etimología: Águeda = Ágata = Aquella que es buena y virtuosa, es de origen griego.
Breve Biografía
Santa Águeda de Catania fue una virgen y mártir según la tradición cristiana. Su día se celebra el 5 de febrero.
Fue una joven siciliana de una familia distinguida y de singular belleza que vivió en el siglo III. El senador Quintianus intentó poseerla aprovechando las persecuciones que el emperador Decio realizó contra los cristianos. El Senador fue rechazado por la joven que ya se había comprometido con Jesucristo. Quintianus intentó con ayuda de una mala mujer, Afrodisia, convencer a la joven Águeda, pero esta no cedió.
El Senador en venganza por no conseguir sus placeres la envía a un lupanar, donde milagrosamente conserva su virginidad. Aún más enfurecido, ordenó que torturaran a la joven y que le cortarán los senos. La respuesta de la luego Santa fue "Cruel tirano, ¿no te da vergüenza torturar en una mujer el mismo seno con el que de niño te alimentaste?". Aunque en una visión vio a San Pedro y este curó sus heridas, siguió siendo torturada y fue arrojada sobre carbones al rojo vivo en la ciudad de Catania, Sicilia (Italia). Además se dice que lanzó un gran grito de alegría al expirar, dando gracias a Dios.
Según cuentan el volcán Etna hizo erupción un año después de la muerte de la Santa en el 250 y los pobladores de Catania pidieron su intervención logrando detener la lava a las puertas de la ciudad. Desde entonces es patrona de Catania y de toda Sicilia y de los alrededores del volcán e invocada para prevenir los daños del fuego, rayos y volcanes. También se recurre a ella con los males de los pechos, partos difíciles y problemas con la lactancia. En general se la considera protectora de las mujeres. En el País Vasco se le atribuye una faceta sanadora.
Es la Patrona de las enfermeras y fue meritoria de la palma del martirio con la que se suele representar.
Iconografía
Se la ha representado en el martirio, colgada cabeza abajo, con el verdugo armado de tenazas y retorciendo su seno. También sosteniendo ella misma la tenaza y un ángel con sus senos en una bandeja o ella misma portando la bandeja con sus pechos. La escena de la curación por San Pedro también se ha representado.
A menudo se la representa como protectora contra el fuego, con lo que lleva una antorcha o bastón en llamas, o una vela, intentado extinguir el incendio.
Anunciar a Cristo sin ningún temor
Santo Evangelio según San Lucas 9, 23-26. Martes IV del tiempo ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, enséñame a abrazar mi cruz de cada día y dame la fuerza de tu Espíritu para anunciarte sin ningún temor con mi testimonio de vida.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 23-26
En aquel tiempo, Jesús le dijo a la multitud: “Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga. Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará. En efecto, ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo o se destruye?
Por otra parte, si alguien se avergüenza de mí y de mi doctrina, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga revestido de su gloria y de la del Padre y de la gloria de los santos ángeles”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Hay un momento en la vida que es crucial: cuando debemos tomar la decisión fundamental de seguir o no a Cristo. Cuando queremos seguirlo, muchas veces tenemos consuelos en la oración y sentimos «muy bonito» cuando oramos; en nuestros grupos eclesiales puede ser que haya un muy buen ambiente y tengamos buenas amistades; pero cuando llega alguna cruz es cuando verdaderamente entramos en el crisol de la prueba para saber si lo que estamos viviendo es verdadero o es una visión romántica de la vida cristiana.
Jesús nos dice muy claro que para seguirle hay que seguir el camino que Él mismo nos trazó en el Gólgota. La cruz no es agradable, da vértigo y miedo, pero abrazarla como Él lo hizo es la mejor decisión para llegar al cielo y llevar con nosotros a muchos más. A través de la cruz nos unimos al sacrificio de Cristo más íntimamente. Así lo hizo san Felipe de Jesús a quien recordamos hoy. Él fue uno de los primeros misioneros nacidos en América (México, 1572) y no se avergonzó de Aquel en quien tenía puesta toda su esperanza. Predicó incansablemente el Evangelio en Japón hasta abrazar la cruz cuando, a los 25 años, derramó su sangre, al ser crucificado. A los ojos del mundo perdió su vida, a los ojos de Dios ganó el premio de la vida eterna.
En nuestra vida cotidiana, aunque no nos toque vivir un martirio cruento, podemos dar testimonio (martirio significa testimonio en griego) de nuestro amor a Jesús venciendo el respeto humano que puede generarse en algunos ambientes laborales y de estudio. La valentía, a ejemplo de Cristo, es una de las virtudes más profundas del cristiano.
Pidámosle a María que podamos abrazar la cruz y anunciar a Cristo sin ningún temor, como lo hicieron los apóstoles después de Pentecostés y lo continúan haciendo tantos hombres y mujeres alrededor del mundo.
«Salvar lo que es propio es caminar según la carne; perderse siguiendo a Jesús es caminar según el Espíritu. Solo así se da fruto en la viña del Señor. Como Jesús mismo enseña, no son los que acaparan los que dan fruto en la viña del Señor, sino los que, sirviendo, siguen la lógica de Dios, que continúa dando y entregándose.»
(Homilía de S.S. Francisco, 21 de junio de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Abrazaré mi cruz de este día y ofreceré este sacrificio para que más personas conozcan y amen a Jesús.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cinco claves para la vida cristiana
Con estilo samaritano, ser misioneros de la misericordia
¿Cuáles son para el Santo Padre Francisco las prioridades de los cristianos y de la misión de la Iglesia?
He aquí, en cinco rasgos, en cinco claves, las líneas maestras de su magisterio y estilo pastoral.
1.- La novedad, la permanente novedad del Evangelio y de la condición de ser cristianos:
Se trata de no acostumbrarnos, de no acomodarnos, de no instalarnos en una fe de salón o de fachada, facilona, cómoda, acomodaticia, cansada, adormilada, aburguesada, sin nervio evangelizador, sin capacidad de asombro, sin apertura efectiva y afectiva a la providencia, sin demanda de la conversión permanente,
De la novedad como estilo de vida del cristiano, ya habló el Papa Francisco en su homilía de la Vigilia Pascual de la noche del pasado sábado santo, día 30 de marzo.Y en su homilía de la misa de Pentecostés, el domingo 19 de mayo, Francisco afirmó que “la novedad nos da siempre un poco de miedo, porque nos sentimos más seguros si tenemos todo bajo control, si somos nosotros los que construimos, programamos, planificamos nuestra vida, según nuestros esquemas, seguridades, gustos. Y esto nos sucede también con Dios. Con frecuencia lo seguimos, lo acogemos, pero hasta un cierto punto; nos resulta difícil abandonarnos a Él con total confianza, dejando que el Espíritu Santo anime, guíe nuestra vida, en todas las decisiones; tenemos miedo a que Dios nos lleve por caminos nuevos, nos saque de nuestros horizontes con frecuencia limitados, cerrados, egoístas, para abrirnos a los suyos”.
Y tras proponer algunos ejemplos bíblicos de cómo distintos creyentes estuvieron abiertos a la novedad de Dios, el Papa Francisco subrayó que esta, que “la novedad que Dios trae a nuestra vida es lo que verdaderamente nos realiza, lo que nos da la verdadera alegría, la verdadera serenidad, porque Dios nos ama y siempre quiere nuestro bien. Preguntémonos: ¿Estamos abiertos a las “sorpresas de Dios”? ¿O nos encerramos, con miedo, a la novedad del Espíritu Santo? ¿Estamos decididos a recorrer los caminos nuevos que la novedad de Dios nos presenta o nos atrincheramos en estructuras caducas, que han perdido la capacidad de respuesta?”.
2.- La toma de conciencia de la vocación: No se trata solo de la vocación sacerdotal o a la vida consagrada
Se trata de la vocación, en definitiva, a la vida a través de sus distintos estados. Ilustra estas ideas el siguiente fragmento del discurso del Papa a la religiosas pertenecientes a la Unión Internacional de Superioras Generales, a quienes recibió el miércoles 8 de mayo. “Jesús, en la Última Cena, se dirige a los Apóstoles con estas palabras: «No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido» (Jn 15, 16), que nos recuerdan a todos –y no solo a nosotros los sacerdotes– que la vocación es siempre una iniciativa de Dios.
Esta toma de conciencia de la vocación cristiana –la vocación de cada uno de los cristianos- se ha traducirse en seguimiento, adoración y servicio. Escribió Francisco en su cuenta en Twitter el 7 de mayo: “No nos contentemos con una vida cristiana mediocre. Caminemos con decisión hacia la santidad”. Y el 16 de mayo, también en Twitter, dejó escrito este mensaje: “No podemos ser cristianos por instantes. Busquemos vivir nuestra fe en cada momento, cada día”.
3.- La centralidad de Jesucristo:
“Lo importante es el encuentro con Jesús, el encuentro personal con Él, porque es justamente Él el que da la fe”. Papa también como Benedicto XVI de lo esencial, Francisco abunda constantemente en la centralidad de la fe cristiana, de la fe que transforma la vida. Muchas podrían ser las citas que en las que apoyar esta afirmación. La que antecede estas líneas es una respuesta del Santo Padre a una pregunta de una laica durante la vigilia de Pentecostés, el 18 de mayo, en la Plaza de San Pedro de Roma.
Dos semanas antes, en el mismo escenario, a los miembros de las cofradías y hermandades, les recordó que “la piedad popular es un tesoro que tiene la Iglesia, espacio de encuentro con Jesucristo” que “para conservar, cultivar y acrecentar este tesoro, es preciso acudir siempre a Cristo, fuente inagotable” y que para todo ello hay que “esforzarse en reforzar la fe, cuidando la formación espiritual, la oración personal y comunitaria, la liturgia”.
Y es que lo esencial del ser cristiano es “creer en Jesucristo, muerto y resucitado por nuestros pecados, y amarse unos a otros como Él nos ha amado”. Y este sentido, Francisco, como ya afirmó en su primera misa, el jueves 14 de marzo, apenas veinticuatro horas de su elección, solo somos y seremos seguidores de Cristo cargando con cruz, única y definitiva esperanza y salvación.
4.- La eclesialidad:
El 5 de mayo, en la celebración del Año de la Fe para las cofradías y hermandades, el Santo Padre que “las dificultades de la vida humana y cristiana no se superaron fuera, sino dentro de la Iglesia”; que “pertenecer a una cofradía o hermandad es una manera legítima de vivir la fe, un modo de sentirse parte de la Iglesia, de modo que sus miembros han de aman a la Iglesia y dejarse guiar por ella”.
A las religiosas, en su ya citado discurso del 8 de mayo, Francisco “vuestra vocación es un carisma fundamental para el camino de la Iglesia, y no es posible que una consagrada y un consagrado no «sientan» con la Iglesia. Un «sentir» con la Iglesia, que nos engendró en el bautismo; un «sentir» con la iglesia que tiene una expresión filial en la fidelidad al Magisterio, en la comunión con los pastores y con el Sucesor de Pedro, Obispo de Roma, signo visible de la unidad”.
Y es que, subrayó el Papa, “para todo cristiano, el anuncio y el testimonio del Evangelio nunca son un hecho aislado. Esto es importante: para todo cristiano, el anuncio y el testimonio del Evangelio nunca son un hecho aislado o de grupo, y ningún evangelizador actúa, como muy bien recordaba Pablo VI, «por inspiración personal, sino en unión con la misión de la Iglesia y en su nombre». “Y proseguía Pablo VI: es una dicotomía absurda pensar en vivir con Jesús sin la Iglesia, en seguir a Jesús fuera de la Iglesia, en amar a Jesús sin amar a la Iglesia”.
Y a los dos más doscientos mil fieles –representantes de movimientos y comunidades laicales- de la misa de Pentecostés, Francisco recordó que “caminar juntos en la Iglesia, guiados por los pastores, que tienen un especial carisma y ministerio, es signo de la acción del Espíritu Santo; la eclesialidad es una característica fundamental para los cristianos, para cada comunidad, para todo movimiento. La Iglesia es quien me trae a Cristo y me lleva a Cristo; los caminos paralelos son peligrosos. Cuando nos aventuramos a ir más allá de la doctrina y de la comunidad eclesial, y no permanecemos en ellas, no estamos unidos al Dios de Jesucristo (cf. 2Jn 9)”. De modo que el Papa concluía estas ideas formulando estas preguntas:” ¿Estoy abierto a la armonía del Espíritu Santo, superando todo exclusivismo? ¿Me dejo guiar por Él viviendo en la Iglesia y con la Iglesia?”.
5.- Ardor misionero y estilo samaritano:
El 5 de mayo escribió el Papa en Twitter: “Cada cristiano es misionero en la medida que da testimonio del amor de Dios. ¡Sed misioneros de la ternura de Dios!”. Ese mismo, en la misa de las cofradías y hermandades, recalcó que “los miembros de las cofradías y hermandades han de ser, pues, auténticos evangelizadores. Que sus iniciativas sean «puentes», senderos para llevar a Cristo, para caminar con Él”.
El ardor misionero nace del y en el fuego del Espíritu Santo, guía, motor y alma de la Iglesia. “Sin –dijo el Papa en la homilía de Pentecostés- su fuerza, sin su gracia, no iríamos adelante. El Espíritu Santo nos introduce en el misterio del Dios vivo, y nos salvaguarda del peligro de una Iglesia gnóstica y de una Iglesia autorreferencial, cerrada en su recinto; nos impulsa a abrir las puertas para salir, para anunciar y dar testimonio de la bondad del Evangelio, para comunicar el gozo de la fe, del encuentro con Cristo”.
Y prosiguió el Santo Padre abundando en la idea de que “el Espíritu Santo nos muestra el horizonte y nos impulsa a las periferias existenciales para anunciar la vida de Jesucristo. Preguntémonos si tenemos la tendencia a cerrarnos en nosotros mismos, en nuestro grupo, o si dejamos que el Espíritu Santo nos conduzca a la misión.
El evitar en la Iglesia y en la misión de sus miembros, pastores y fieles, la autorreferencialidad y el salir a las periferias son asimismo constantes en el pensamiento del Papa Francisco. Ya antes de su elección, en las reuniones de los cardenales previas al cónclave, el entonces cardenal Bergoglio afirmó que “la Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no solo las geográficas, sino también las periferias existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y prescindencia religiosa, las del pensamiento, las de toda miseria”. Y añadía que “cuando la Iglesia no sale de sí misma para evangelizar deviene autorreferencial y entonces se enferma”. Y con estos mismos argumentos escribió al mes de su elección papal a los obispos argentinos: “Una Iglesia que no sale, a la corta o a la larga, se enferma en la atmósfera viciada de su encierro. Es verdad también que a una Iglesia que sale le puede pasar lo que a cualquier persona que sale a la calle: tener un accidente. Ante esta alternativa, les quiero decir francamente que prefiero mil veces una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma. La enfermedad típica de la Iglesia encerrada es la autorreferencial; mirarse a sí misma, estar encorvada sobre sí misma como aquella mujer del Evangelio. Es una especie de narcisismo que nos conduce a la mundanidad espiritual y al clericalismo sofisticado, y luego nos impide experimentar la dulce y confortadora alegría de evangelizar”.
Y todo ello, ¿cómo?:
Con el estilo del Buen Samaritano. Con paciencia, con humildad, con misericordia, con ternura, con bondad, reconociendo en los humildes y en los humillados, en los pobres, en los enfermos, en los ancianos, en los niños, en los necesitados, en quienes viven en las periferias existenciales de la vida la carne de Cristo. Porque no sirven ni la pobreza teórica, ni las palabras, ni los planteamientos abstractos. La pobreza del Evangelio, la bienaventuranza del Evangelio, la sabiduría del Evangelio, “se aprende tocando la carne de Cristo pobre en los humildes, en los pobres, en los enfermos, en los niños”. Se aprende, se vive y se transmite siendo pastores con olor a oveja, siendo cristianos con aroma de humanidad, siendo fieles y creyentes con fragancia de fieles y de creyentes. Pastores, ni lobos ni dueños, entre la grey y cristianos entre los hombres.
¿Por qué la Eucaristía es una fiesta según los católicos?
La Eucaristía es una fiesta, pero una fiesta del todo particular
Pregunta:
Me llamo Sara y soy ‘librepensadora’ es decir, no tengo una religión en específico, me gustaría saber, porque me llamó la atención, ¿por qué ustedes dicen que la misa o ‘eucaristía’ es una fiesta? Cuando yo fui a una misa no me pareció. Gracias.
Respuesta:
El Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica enseña que: «La Eucaristía es el sacrificio del mismo Cuerpo y de la Sangre del Señor Jesús, que Él instituyó para perpetuar en los siglos, hasta su segunda venida, el sacrificio de la cruz, confiando así a la Iglesia el memorial de su Muerte y Resurrección. Es signo de unidad, vínculo de caridad y banquete pascual, en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la vida eterna» (n. 271).
La Eucaristía es, pues, una fiesta, pero una fiesta del todo particular. En primer lugar, porque Jesús la instituyó en el marco de las fiestas pascuales de los judíos, por las que hacían memoria (celebraban) la liberación de la esclavitud de Egipto. Lo que se festeja son las hazañas de Dios en su Pueblo, las magnalia Dei. La Pascua se festejaba mediante el sacrificio del Cordero Pascual y una Cena, que es comunión o participación de dicho sacrificio. En la Santa Misa están también estos dos aspectos, el de Sacrificio (el mismo de Cristo en la Cruz por el que nos liberó de la esclavitud del pecado) y el de Banquete, por eso comemos el Cuerpo de Cristo ofrecido en el altar. De manera que el altar es al mismo tiempo, ara del sacrificio, y mesa de la Cena Pascual católica.
Seguramente a Usted no le habrá parecido fiesta, precisamente por el carácter de sacrificio, que perpetúa la muerte de Cristo, y esto es un muy buen signo de la adecuada celebración de la Santa Misa, del respeto de su esencia. La liturgia de la Misa (ya desde los inicios del cristianismo) no se redujo a una imitación crasa de la Cena del Señor –y, por tanto, a un banquete-, sino que mantuvo la forma de una comida, pero estilizada de tal modo, que ya no puede hablarse de una «comida normal», sino sólo «simbólica» (al modo sacramental), permaneciendo así abierta a un significado más profundo, que es el del mismo Sacrificio de la Cruz. Esto se pone de manifiesto en la postura de los fieles, que de estar sentados para la liturgia de la Palabra, se ponen de pie cuando comienza la liturgia de la Eucaristía, «lo cual ciertamente no puede significar el pasaje a una comida normal» (J. RATZINGER, La festa della fede, Jaca Book, Milano 21990, 46). La estilización hace que el pan pueda llamarse «hostia», la mesa transformarse en altar, el dueño de casa (que en las fiestas judías presidía el rito) ahora sea un sacerdote (puesto que se trata de un verdadero y propio sacrificio), los saludos se realicen con fórmulas solemnes, etc.
Sin embargo, al mismo tiempo celebramos la victoria de Cristo, es decir, su resurrección y su paso (que eso significa ‘pascua’) al Padre. Por eso, para los cristianos, el Domingo, Día del Señor, día en que resucitó Cristo, es «la fiesta primordial», y de este Misterio (el misterio pascual) deben nacer entre nosotros las fiestas, ya que la auténtica fiesta debe nacer del culto, es decir, en la alabanza tributada al Creador por la bondad de la existencia, ya que el séptimo día ‘Dios vio que todo era bueno….y descansó (Gn 1,31; 2, 2-3).
San Agustín enseña que el culto tiene lugar mediante ‘el ofrecimiento de alabanza y acción de gracias’ (‘Eucaristía’ quiere decir eso, acción de gracias, o buena gracia), y siendo el acto principal de culto el sacrificio, se constituye así en el alma de la fiesta. Los cristianos nos adentramos mediante la Misa en la fiesta eterna, con la esperanza de ir, como decía San Atanasio, «de fiesta en fiesta hacia la Fiesta», esto es, de domingo a domingo, primer día de la semana, día de la Creación de la Luz, día de la nueva creación -resurrección- de Cristo, Luz del mundo, hacia el Domingo eterno, el octavo día, el día que no conoce ocaso.
De la resurrección del Señor y del Domingo, toma también participación toda otra fiesta, ya que el motivo de la fiesta es la alegría: «Fiesta es alegría y nada más», decía San Juan Crisóstomo. Pero la alegría supone un fundamento, algo de qué alegrarse: es la respuesta de un amante a quien ha caído en suerte aquello que ama. Alguien se alegra porque posee el bien que le es conveniente, o realmente, o en esperanza, o al menos en la memoria. Y sólo se alegra verdaderamente el que se alegra en el amor: «Donde se alegra la caridad, allí hay festividad», decía el mismo Crisóstomo. Por eso no hay motivo mayor de alegría que la Resurrección del Señor, porque su triunfo es nuestro triunfo, su victoria es nuestra victoria. Este es el fundamento objetivo por el que la liturgia cristiana es una fiesta, y se diferencia de todo otro culto, y de los «party» mundanos. «La fiesta presupone un autorización a la alegría; esta autorización es válida sólo si está en grado de hacer frente a la respuesta sobre la muerte (…); la resurrección de Cristo da la autorización a la alegría buscada en toda la historia y que ninguno estaba en grado de conferir. Por eso, la liturgia cristiana –Eucaristía- es, por naturaleza, fiesta de la resurrección, Mysterium Paschae» (J. RATZINGER, op. cit., 62-63).
En la Misa se muestran los matices de sacrificio (inmolación, muerte, ofrecimiento) y Resurrección (fiesta, alegría). Son matices; a veces se resalta más un aspecto, a veces otro, a veces hay un equilibrio. Pero de todos modos, hay que tener en cuenta que se trata de una fiesta sagrada, y por tanto no es como una fiesta de cumpleaños o un aniversario, sino que es una fiesta en la que el festejado es Dios, por la Creación y porque envió a su Hijo Único para salvarnos (re-creación), y el modo de entrar en unión con Él es a través de los misterios, es un modo sacramental. Por lo tanto, habrá fiesta y alegría, pero mesurada, contenida, o, mejor, sublimada en el espíritu; no habrá una fiesta en la que se produzca un éxtasis o exacerbación de los sentidos, al modo dionisíaco, o en el que hay una alienación del hombre (que busca evadirse en su desesperación por no poder dar respuesta a la realidad de la muerte), sino que el modo de festejar es «en espíritu y en verdad», lo que no quita que festejemos también con nuestra sensibilidad, más aún, el corazón y todos nuestros afectos, y todo nuestro cuerpo, se espiritualiza y se eleva a Dios, como se dice en la Misa: «sursum corda», «levantemos el corazón».
A quien le interese profundizar en el tema, le recomiendo la lectura de dos libros del Card. Ratzinger, actual Papa Emérito Benedicto XVI: Un canto nuevo para el Señor. La fe en Jesucristo y la liturgia hoy, y, sobre todo el arriba citado, La fiesta de la fe. Se puede leer también con mucho provecho el libro de Joseph Pieper, Sobre una teoría de la fiesta; de Romano Guardini, Preparación para la celebración de la Santa Misa, y la estupenda Carta Apostólica de Juan Pablo II, Dies Domini, sobre la santificación del día domingo.
BIENAVENTURANZAS NO SON PARA SÚPER-HOMBRES, SINO PARA QUIEN AFRONTA LOS DESAFÍOS Y LAS PRUEBAS DE CADA DÍA"
Misa del Papa en los Emiratos: "Las Bienaventuranzas son una ruta de vida"
"Jesús nos ha pedido que llevemos a cabo una sola obra de arte, al alcance de todos: la de nuestra vida"
José Manuel Vidal, 05 de febrero de 2019 a las 08:15
El Papa inciensa a la Virgen en la misa de Emiratos
Sois un coro compuesto por una variedad de naciones, lenguas y ritos; una diversidad que el Espíritu Santo ama y quiere armonizar cada vez más, para hacer una sinfonía
- El Papa, al Islam: "O construimos el futuro juntos o no habrá futuro"
- Escolta de jinetes, cazas en el cielo y salva de cañones, para la bienvenida oficial al Papa
- El Papa denuncia la atrocidad de la guerra en Yemen antes de emprender vuelo a los Emiratos
(José M. Vidal).- La mayor misa que se haya celebrado nunca en un país de la Península arábiga la presidió el Papa Francisco en los Emiratos. Marcando a los creyentes, mayoritariamente emigrantes, el ideal de las bienaventuranzas como "ruta de vida" y camino de "santidad diaria", para conseguir "la sola obra de arte que está al alcance de todos: la de nuestra vida".
Francisco entró en el estadio Zayed y se desató el delirio: ovaciones,cantos y gritos de 'Pope Francis, mientras el papamóvil recorría todo el estadio, para que la gente pudiese disfrutar de su Papa, el Papa des los emigrantes y de los refugiados, de los que tienen que salir de sus países para ganar el pan de su familia.
La gente llena el estadio Zayed, tanto las gradas como el césped. Hay tanta gente, que decenas de miles tuvieron que quedarse fuera del recinto, donde se habilitaron grandes pantallas. Dentro hay 125.000 personas de 45 nacionalidades y, de ellos, 5.000 musulmanes, que van a compartir el rito eucarístico con los católicos.
Tras el recorrido por el estadio, el Papa se dirigió a la sacristía, para revestirse para la eucaristía. En el palco donde se instaló el altar ya le esperan los prelados concelebrantes, entre ellos los cardenales y obispos de su séquito ytodos los Patriarcas de Oriente, entre ellos el del Líbano o el de Irak.
El altar blanco y sencillo, decorado con flores amarillas, presidido por una cruz. Y al lado del ambón, una estatua de una Virgen blanca con el Niño.
La monición de entrada en árabe y en inglés, interrumpida por aplausos. El canto de entrada es introducido por una orquesta de viento y un gran coro, que acompañan al órgano. Y comienza la eucaristía y el delirio se torna en actitud de recogimiento y de oración profunda.
Primera lectura en árabe de la carta a los Filipenses: "No se asusten por nada". El salmo responsorial en inglés: salmo 84: "El Señor promete la paz y la gloria habitará en nuestra tierra".
El Evangelio de Mateo, el pasaje del discurso de la montaña: "Bienaventurados lo pobres, porque de ellos es el reino de los cielos...
Este día se recordará siempre.
Miles de personas se encuentran fuera del estadio de #Abudabi Dentro ya casi al completo.
¡Una Misa pública en #EmiratosArabes!@COPE @religion_cope
El Papa bendice a la asamblea con el Evangeliario y pronuncia su homilía.
Tras la jornada de ayer, marcadamente interreligiosa y de tender puentes con el Islam, el Papa centró su homilía de la eucaristía, celebrada en el estadio de Abu Dhabi, en sus fieles, que viven en un país de iglesias sin campanarios, es decir donde se respeta la libertad religiosa, pero de puertas para adentro.
Y desde el inicio de su predicación quiso lanzar un mensaje de esperanza y de radicalidad evangélica a los creyentes, partiendo de las bienaventuranzas, que no son "un elenco de prescripciones" ni "un complejo conjunto de doctrinas que hay que conocer".
El bienaventurado seguidor de Jesús es el que entiende "la vida como una historia de amor, la historia del amor fiel de Dios que nunca nos abandona". De ahí arranca la raíz de la alegría cristiana, que "ninguna persona en el mundo y ninguna circunstancia de la vida nos puede quietar".
Y las bienaventuranzas de Jesús apuntan a un mundo al revés. Cuando habitualmente consideramos bienaventurados " a los ricos, poderosos, los que tienen éxito y son aclamados por las multitudes", Cristo, en cambio, se lo llama a "los pobres, los mansos, los que se mantienen justos aún corriendo el riesgo de ser ridiculizados, los perseguidos".
Y es que Jesús vivió en su propia piel las bienaventuranzas: "Pobre de cosas y rico de amor, devolvió la salud a muchas vidas, pero no se ahorró la suya. Vino para servir y no para ser servido; nos enseñó que no es grande quien tiene, sino quien da. Fue justo y dócil, no opuso resistencia y se dejó condenar injustamente". ¡Qué bello y profundo resumen cristológico!
Y tras el anuncio del ideal del seguimiento, el Papa quiso dejar constancia también de que uno de los motivos de su visita a los Emiratos fue el siguiente: "He venido también a daros las gracias por el modo como vivís el Evangelio que hemos escuchado. Se dice que entre el Evangelio escrito y el que se vive existe la misma diferencia que entre la música escrita y la interpretada. Vosotros aquí conocéis la melodía del Evangelio y vivís el entusiasmo de su ritmo. Sois un coro compuesto por una variedad de naciones, lenguas y ritos; una diversidad que el Espíritu Santo ama y quiere armonizar cada vez más, para hacer una sinfonía". Estamos a minutos de presenciar un suceso historico, el #PapaFrancisco celebrará la primera misa pública en la historia de la península arábiga.#PopeFrancisInUAE
Una sinfonía de fe, que se torna en "testimonio" y, de esta forma, atrae a la gente y "construye Iglesia". En las duras y en las maduras. Porque vivir las bienaventuranza son significa una vida rosa. "Quien está afligido, quien sufre injusticias, quien se entrega para ser artífice de la paz sabe lo que significa sufrir".
En concreto, conociendo a estos creyentes emigrantes en los Emiratos, el Papa les recordó que "no es fácil vivir lejos de casa", pero el Señor siempre ayuda a los suyos. Como ayudó a San Antonio Abad en el desierto. Porque "el Señor está cerca" y "camina a nuestro lado".
En un camino, el del cristiano, que no tiene que estar marcado por nada espectacular. "Miremos a Jesús: no dejó nada escrito, no construyó nada imponente. Y cuando nos dijo cómo hemos de vivir no nos ha pedido que levantemos grandes obras o que nos destaquemos realizando hazañas extraordinarias. Nos ha pedido que llevemos a cabo una sola obra de arte, al alcance de todos: la de nuestra vida".
Y es que "las bienaventuranzas son una ruta de vida" y "la santidad de la vida cotidiana, que no necesita milagros ni signos extraordinarios". Porque "Las Bienaventuranzas no son para súper-hombres, sino para quien afronta los desafíos y las pruebas de cada día. Quien las vive al modo de Jesús purifica el mundo". Como un árbol en el desierto, que absorbe la contaminación y devuelve oxígeno y crea oasis de paz.
Y para terminar, el Papa hace un breve repaso de algunas bienaventuranzas, subrayando, sorbe todo, la de la mansedumbre (no es bienaventurado quien agrede o somete") y la del trabajo por la paz ("el cristiano promueve la paz"). Sólo así se consigue la "filadelfia", es decir el amor entre hermanos.
Texto íntegro de la homilía del Papa en los Emiratos
Bienaventurados: es la palabra con la que Jesús comienza su predicación en el Evangelio de Mateo. Y es el estribillo que él repite hoy, casi como queriendo fijar en nuestro corazón, ante todo, un mensaje fundamental: si estás con Jesús; si amas escuchar su palabra como los discípulos de entonces; si buscas vivirla cada día, eres bienaventurado. No serás bienaventurado, sino que eres bienaventurado: esa es la primera realidad de la vida cristiana. No consiste en un elenco de prescripciones exteriores para cumplir o en un complejo conjunto de doctrinas que hay que conocer.
Ante todo, no es esto; es sentirse, en Jesús, hijos amados del Padre. Es vivir la alegría de esta bienaventuranza, es entender la vida como una historia de amor, la historia del amor fiel de Dios que nunca nos abandona y quiere vivir siempre en comunión con nosotros. Este es el motivo de nuestra alegría, de una alegría que ninguna persona en el mundo y ninguna circunstancia de la vida nos puede quitar. Es una alegría que da paz incluso en el dolor, que ya desde ahora nos hace pregustar esa felicidad que nos aguarda para siempre. Queridos hermanos y hermanas, en la alegría de encontraros, esta es la palabra que he venido a deciros: bienaventurados.
Ahora bien, Jesús llama bienaventurados a sus discípulos, sin embargo, llaman la atención los motivos de las diversas bienaventuranzas. En ellas vemos una transformación total en el modo de pensar habitual, que considera bienaventurados a los ricos, los poderosos, los que tienen éxito y son aclamados por las multitudes. Para Jesús, en cambio, son bienaventurados los pobres, los mansos, los que se mantienen justos aun corriendo el riesgo de ser ridiculizados, los perseguidos.
¿Quién tiene razón, Jesús o el mundo? Para entenderlo, miremos cómo vivió Jesús: pobre de cosas y rico de amor, devolvió la salud a muchas vidas, pero no se ahorró la suya. Vino para servir y no para ser servido; nos enseñó que no es grande quien tiene, sino quien da. Fue justo y dócil, no opuso resistencia y se dejó condenar injustamente. De este modo, Jesús trajo al mundo el amor de Dios.
Solo así derrotó a la muerte, al pecado, al miedo y a la misma mundanidad, solo con la fuerza del amor divino. Todos juntos, pidamos hoy en este lugar, la gracia de redescubrir la belleza de seguir a Jesús, de imitarlo, de no buscar más que a él y a su amor humilde. Porque el sentido de la vida en la tierra está aquí, en la comunión con él y en el amor por los otros. ¿Creéis esto?
He venido también a daros las gracias por el modo como vivís el Evangelio que hemos escuchado. Se dice que entre el Evangelio escrito y el que se vive existe la misma diferencia que entre la música escrita y la interpretada. Vosotros aquí conocéis la melodía del Evangelio y vivís el entusiasmo de su ritmo. Sois un coro compuesto por una variedad de naciones, lenguas y ritos; una diversidad que el Espíritu Santo ama y quiere armonizar cada vez más, para hacer una sinfonía.
Papa Francisco
✔@Pontifex_es
Dios está con el hombre que busca la paz. Y desde el cielo bendice cada paso que se da en la tierra por este camino.
FRANCISCO SABE QUE HA REALIZADO UN VIAJE QUE PASARÁ A LA HISTORIA
Alfombra roja en la despedida del Papa de Emiratos
Emiratos se ha convertido en el campeón de la tolerancia y del entendimiento entre Islam y Catolicismo
José Manuel Vidal, 05 de febrero de 2019 a las 09:41
El Papa y el primer ministro de Emiratos
Al Papa se le ve pletóriro, satisfecho, contento y agradecido. Sonríe sin parar e intercambia saludos en inglés con los emiratíes
- Misa del Papa en los Emiratos: "Las Bienaventuranzas son una ruta de vida"
- El Papa, al Islam: "O construimos el futuro juntos o no habrá futuro"
- Escolta de jinetes, cazas en el cielo y salva de cañones, para la bienvenida oficial al Papa
(JMV).- Recibido con todos los honores, el Papa fue despedido por las autoridades emiratíes con alfombra roja y toda la cordialidad del mundo en el aeropuerto presidencial. Francisco, también emocionado, devolvía el agradecimiento a sus anfitriones.
Al Papa se le ve pletórico, satisfecho, contento y agradecido. Sonríe sin parar e intercambia saludos en inglés con los emiratíes. Sabe que ha realizado un viaje a la cuna del Islam que pasará a la historia del diálogo interreligioso. Sabe que ha firmado con el Imán Al Tayek un documento que sienta las bases del entendimeinto entre las dos grandes religiones del Libro. En el aeropuerto, en una ceremonia sencilla, pero llena de cariño, el Papa se despide de las autoridades emiratíes y el primer ministro hace lo propio con el séquito papal.
Antes de enfilar la alfombra roja, el Papa le hace entrega al primer ministro de un regalo en una caja. A pié de escalerilla, el Papa y el primer ministro charlan confiadamemte, como dos viejos amigos, mientars el secretario papal, Yohannis Lahzi, oficia de traductor.
Francisco sube las escalerillas y, antes de entrar en el avión, se detiene para saludar y despedirse. A pié de escalerilla el primer ministro y las autoridades emiratíes le devuelven el saludo. ¡Buen viaje, Santidad, y misión cumplida!
IMÁN AL TAYEK: "LA RELIGIÓN NO TIENE NADA QUE VER CON EL TERROR Y CON LA VIOLENCIA"
El Papa, al Islam: "O construimos el futuro juntos o no habrá futuro"
"Dios está con el hombre que busca la paz. Y desde el cielo bendice cada paso que, en este camino, se realiza en la tierra"
José Manuel Vidal, 04 de febrero de 2019 a las 16:42
El Papa, en el encuentro interreligioso de los Emiratos
Que las religiones sean la voz de los últimos, que no son estadísticas sino hermanos, y estén del lado de los pobres
- Escolta de jinetes, cazas en el cielo y salva de cañones, para la bienvenida oficial al Papa
- El Papa seguirá sin viajar a España: "Primero tienen que ponerse de acuerdo ustedes"
- El Papa ya está en suelo de los Emiratos, recibido con los máximos honores
- El Papa denuncia la atrocidad de la guerra en Yemen antes de emprender vuelo a los Emiratos
(José M. Vidal).- Discurso programático del Papa Francisco sobre el diálogo interreligioso con el Islam, hablando desde los Emiratos "a todos los países de la Península", bajo el signo del encuentro, en 1219, entre San Francisco y el sultán Malek y "como un creyente sediento de paz, como un hermano que busca la paz con los hermanos", para ser, todos juntos, "instrumentos de paz".
Cgidos de la mano, el imán de Al Azhar, el Príncipe heredero y el Papa llegan a la gran mezquita, para celebrar el encuentro interreligioso y el 'Año de la Tolerancia', en el Founder's Memorial.
Ante el monumento de la constelación, que representa el retrato tridimensional del jeque fundador del país, formado por miles de figuras geométricas, que dan rostro tridimensional al padre fundador. Su objetivo: la paz y el diálogo interreligioso.
Se proyecta un video sobre los objetivos del Centro, especialmente el diálogo y la tolerancia.
Fruto de este encuentro se publicará una declaración conjunta por la paz y la fraternidad humana entre los pueblos de todos los líderes religiosso presentes en el Encuentro. Para construir puentes.
Después, el vicepresidente y primer ministro de Emiratos pronuncia un discurso.
"En nombre de Alteza, tengo el gran honor de dar la bienvenida a Su Santidad y a su Eminencia el Gran Imán de Al Azhar".
"Celebramos la convivencia fraterna entre los diversos miembros de la comunidad. Un momento histórico de la importancia de cultivar el respeto entre los que seguimos una religión"
"Emiratos están profundamente agradecidos para servir de encuentro a este evento extraordinario"
A continuación, el discurso de Al Tayek, imán de Al Azhar, una figura reconocida en todo el universo musulmán.
"Saludo en nombre de Dios al querido hermano Papa Francisco y querido hermano Jeque Said, príncipe heredero..."
"Les deseo la paz a todos y a todos sus pueblos"
"Les animo a continuar en la vía de este encuentro de la fraternidad, que hemos empezado en los Emiratos, que es un ideal para todas las religiones y todos los pueblos"
"Queremos construir una cultura y una fraternidad en todo el mundo"
"Construir la fraternidad y la paz y detener los frentes de guerra en los que se derraman la sangre d enudestros hermanos"
"Hemos sufrido la división en bloques del mundo. Hemos sufrido el terror"
"Vivimos los estragos de una economía de guerra"
"Hemos alcanzado la paz, pero no del todo. Vivimos esa forma de terrorismo y esa forma de violencia afecta a todo el mundo"
"Los musulmanes hemos pagado un gran precio. Hemos sido negativizados en todo el mundo por el 11-S y el Islam, como una religión violenca y de la sangre"
"No es así, Eso es una propaganda extremista y de odio contra el Islam, que se ha sembrado en el mundo"
"Hablar del Islam es, para muchos, hablar de miedo y terror. Y eso no es así"
"Querido Papa: queremos reafirmar nuestra voluntad de construir este mundo fraterno"
"Estos dáis hemos tenido presentes a las personas que sufren en diferentes partes del mundo. Queremos ayudar a los hermanos que están sufriendo".
"Asumimos nuestra responsabilidad como líderes religiosos"
"Lo más simportante de la religión es que todos nos sintamos hermanos de un mismo Padre"
"La religión no tiene nada que ver con el terror y con la violencia"
"Consolar a los que necesitan de nosotros y de la religión"
"En la vida de Jesús y en el Corán encontramos fuentes sobre la hermandad entre los hombres"
"Por encima de tradiciones, de culturas y de credos"
"Las religiones constribuyen a construir esta fraternidad. La Historia nos lo ha demostrado. Es posible la unidad entre el género humano"
"Firme determinación para hacer frente al ateísmo, que se difunde por muchas partes del mundo" "Respetar los diferentes credos religiosos" "La religión crea conciencia entre los ciudadanos, de la que carece el mundo actual" "Sobre todo, la conciencia del bien, de la justicia y de la fraternidad"
"Por eso, algunos ejercen la violencia e instrumentalizan a las personas"
"De la visión equivocada de la religión surgen las guerras santas y en nombre de la religión y se instrumentaliza ésta"
"No usar las armas, la religión o del terrorismo para conquistar el mundo, sino el bien para construir la fraternidad"
"No necesitamos a los que aterrorizan a las personas, sino cosas positivas, para poder llegar a la fraternidad universal, que debe nacer desde la región árabe. Desde aquí queremos lanzar nuestro mensaje de fraternidad a todos los hombres"
"Éste es un encuentro histórico para promover la fraternidad entre el género humano"
"Hay cristianos que acogen y reciben y son hombres de paz"
"Los cristianos son una comunidad de misericordia"
"Quiero invitar a todos los cristianos a insertarse en esta sociedda, respetando las leyes y viviendo en cohesión social conpueblos y ttradiciones religiosas" "Queremos defender, con Usted, Santidad, combatir la violencia, la discriminación y el terror"
"Deseo que se puede alcanzar el ideal de la fraternidad"
"A todos les deseo la paz"
Mano nella mano #PopeFrancisInUAE
#HumanFraternityMeeting
#البابا_فرنسيس_في_الإمارات
A continuación, el discurso del Papa Francisco, en el que diserta sobre una paz que se escenifica en el logo de la visita (paloma con rama de olivo), que recuerda la historia del diluvio universal y el arca de Noé. Según el Papa "en nombre de Dios, para salvaguardar la paz, necesitamos entrar juntos como una misma familia en un arca que pueda navegar por los mares tormentosos del mundo: el arca de la fraternidad".
Una fraternidad que se fundamenta en el Dios creador, que "quiere que vivamos como hermanos y hermanas, habitando en la casa común de la creación que Él nos ha dado" y por lo tanto, en la que "todos tenemos la misma dignidad" y "nadie puede ser amo o esclavo de los demás".
Porque la mirada paterna de Dios es la de la inclusión. "Por lo tanto, reconocer los mismos derechos a todo ser humano es glorificar el nombre de Dios en la tierra" y, por eso, "usar el nombre de Dios para justificar el odio y la violencia contra el hermano es una grave profanación. No hay violencia que encuentre justificación en la religión".
Para el Papa, pues, el auténtico creyente, no debe caer en la tentación de "juzgar a los demás como enemigos y adversarios", sino "superar la brecha entre amigos y enemigos". De ahí que Francisco alabe la tolerancia religiosa y la libertad de culto en los Emiratos, "oponiéndose al extremismo y al odio", asi como a la instrumentalización de la religión, al no admitir la violencia y el terrorismo.
La paz que se basa en la fraternidad, también se expresa en la diferencia y en la "pluralidad religiosa" y, por eso, el Papa se pregunta "cómo pueden las religiones ser canales de fraternidad en lugar de barreras de separación".
En la respuesta a su pregunta retórica, el Papa recuerda que la familia humana "presupone la propia identidad" y "al mismo tiempo, pide la valentía de la alteridad" y el consiguiente reconocimiento del otro y del respeto a sus derechos fundamentales. Entre ellos, la libertad religiosa.
Esta libertad "no se limita solo a la libertad de culto, sino que ve en el otro a un verdadero hermano, un hijo de mi propia humanidad que Dios deja libre y que, por tanto, ninguna institución humana puede forzar, ni siquiera en su nombre".
Y es que, para el Papa, "la valentía de la alteridad es el alma del diálogo" y se plasma también en la oración que "hecha con el corazón es regeneradora de fraternidad". Con oración y fraternidad, podemos construir el futuro juntos. Porque "o construimos el futuro juntos o no no habrá futuro".