Es de mí que han hablado las Escrituras
- 04 Abril 2019
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Isidoro de Sevilla, Santo
Obispo y Doctor de la Iglesia, 4 de abril
Martirologio Romano: Obispo y doctor de la Iglesia, que, discípulo de su hermano Leandro y sucesor suyo en la sede de Sevilla, en la Hispania Bética, escribió con erudición, convocó y presidió varios concilios, y trabajó con celo y sabiduría por la fe católica y por la observancia de la disciplina eclesiástica († 636)..
Breve Biografía
San Isidoro de Sevilla (560-636) es el último de los padres latinos, y resume en sí todo el patrimonio de adquisiciones doctrinales y culturales que la época de los padres de la Iglesia transmitió a los siglos futuros.
Isidoro fue un escritor enciclopédico, muy leído en la edad media, sobre todo por sus “Etimologías”, una “summa” muy útil de la ciencia antigua, en la que condensó los principales resultados más con celo que con espíritu crítico. Pero a pesar de poseer tan ricamente la ciencia antigua y de influir considerablemente en la cultura medieval, su principal preocupación como obispo fue lograr la madurez espiritual e intelectual del clero español. Para esto fundó un colegio eclesiástico, prototipo de los futuros seminarios, dedicando mucho de su laboriosa jornada a la instrucción de los candidatos al sacerdocio.
La santidad era algo común en la familia de san Isidoro: tres hermanos fueron obispos y santos -Leandro, Fulgencio e Isidoro-; una hermana –Florentina- fue religiosa y santa. Leandro, el hermano mayor, fue tutor y maestro de Isidoro, que quedó huérfano cuando era muy niño.
El futuro doctor de la Iglesia, autor de muchos libros que tratan de todo el saber humano: agronomía, medicina, teología, economía doméstica, etc., al principio fue un estudiante poco aplicado. Como tantos otros compañeros, dejaba de ir a la escuela para ir a vagar por los campos. Un día se acercó a un pozo para sacar agua y notó que las cuerdas habían hecho hendiduras en la dura piedra. Entonces comprendió que también la constancia y la voluntad del hombre pueden vencer las duras asperezas de la vida.
Regresó con amor a sus libros y progresó tanto en el estudio que mereció ser considerado el hombre más sabio de su tiempo -Isidoro sucedió al hermano Leandro en el gobierno de la importante diócesis de Sevilla-. Como el hermano, fue el obispo más popular y autorizado de su tiempo, y también presidió el importante concilio de Toledo, en el 633. Se formó con la lectura de san Agustín y de san Gregorio Magno, y aun sin tener el vigor de un Boecio o el sentido organizador de un Casiodoro, Isidoro compartió con ellos la gloria de ser el maestro de la Europa medieval y el primer organizador de la cultura cristiana. Isidoro fue muy sabio, pero al mismo tiempo de profunda humildad y caridad; no sólo obtuvo el título de “doctor egregius”, sino también la aureola de la santidad.
Santo Evangelio según San Juan 5, 31-47. Jueves IV de Cuaresma
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, gracias porque puedo estar contigo un rato. Te alabo porque eres bueno conmigo, y cada día me guías hacia Ti. María, que te dejaste guiar por Dios en los tiempos felices y en los tiempos de dolor, acompáñame en este momento de intimidad con el Señor.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 5, 31-47
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Si yo diera testimonio de mí, mi testimonio no tendría valor; otro es el que da testimonio de mí y yo bien sé que ese testimonio que da de mí es válido.
Ustedes enviaron mensajeros a Juan el Bautista y él dio testimonio de la verdad. No es que yo quiera apoyarme en el testimonio de un hombre. Si digo esto, es para que ustedes se salven. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y ustedes quisieron alegrarse un instante con su luz. Pero yo tengo un testimonio mejor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido realizar y que son las que yo hago, dan testimonio de mí y me acreditan como enviado del Padre.
El Padre, que me envió, ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han escuchado su voz ni han visto su rostro, y su palabra no habita en ustedes, porque no le creen al que él ha enviado.
Ustedes estudian las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues bien, ellas son las que dan testimonio de mí. ¡Y ustedes no quieren venir a mí para tener vida! Yo no busco la gloria que viene de los hombres; es que los conozco y sé que el amor de Dios no está en ellos. Yo he venido en nombre de mi Padre y ustedes no me han recibido. Si otro viniera en nombre propio, a ése sí lo recibirían. ¿Cómo va a ser posible que crean ustedes, que aspiran a recibir gloria los unos de los otros y no buscan la gloria que sólo viene de Dios?
No piensen que yo los voy a acusar ante el Padre; ya hay alguien que los acusa: Moisés, en quien ustedes tienen su esperanza. Si creyeran en Moisés, me creerían a mí, porque él escribió acerca de mí. Pero, si no dan fe a sus escritos, ¿cómo darán fe a mis palabras?”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Jesús repite mucho esta palabra. ¿Qué significa? Testimonio es contar lo que hemos vivido. En este tiempo de Cuaresma, Jesús nos invita a aceptar su testimonio, y a ser sus testigos.
El testimonio de Jesús es que Dios nos ama. Que Dios es amor (1 Jn 4,8). En la Semana Santa, que se acerca cada vez más, Jesús nos muestra cuánto nos ama el Padre: Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna (Jn 3,16).
Una manera concreta de aceptar el testimonio de Jesús, o sea, de decirle: «Jesús, creo que lo que me dices es verdad», es rezar en familia. Cuando se reza en familia, se cumple lo que prometió el Señor: donde están dos o tres reunidos en mi Nombre, allí estoy yo, en medio de ellos (Mt 15,20). Se nota cuando Jesús, que es amor, está en medio de una familia. Hagamos la prueba. Podemos comenzar, por ejemplo, rezando tres avemarías juntos antes de cenar o de ir a la cama. Una vez que vivimos lo hermosa que es la vida familiar –con sus subidas y bajadas- con Jesús al centro, no podemos quedárnoslo solo para nosotros. Hay que compartirlo. Este compartir a Jesús es dar testimonio de Él. Es mostrar a quien nos encuentre que el Dios que es amor vive en nuestros corazones, y quiere llegar a todas las personas.
Preguntemos juntos a Jesús: ¿Cómo podemos dar testimonio de Ti como familia?
«Vosotras, familias, sois la esperanza de la Iglesia y del mundo. Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, crearon a la humanidad a su imagen y semejanza para hacerla partícipe de su amor, para que fuera una familia de familias y gozara de esa paz que solo él puede dar. Con vuestro testimonio del Evangelio podéis ayudar a Dios a realizar su sueño, podéis contribuir a acercar a todos los hijos de Dios, para que crezcan en la unidad y aprendan qué significa para el mundo entero vivir en paz como una gran familia.»
(Homilía de S.S. Francisco, 25 de agosto de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy voy a rezar con mi familia. Si lo necesito, voy a buscar una oportunidad de confesarme y voy a invitar a mi familia a venir conmigo.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El Espíritu llama al testimonio
El sacramento de la Confirmación es el momento que expresa del modo más evidente y consciente el don y el encuentro con el Espíritu.
Todo creyente, iluminado por el conocimiento de la fe, está llamado a conocer y a reconocer a Jesús como el Señor; y en El, a reconocerse a sí mismo. Pero esto no es fruto sólo de un deseo humano o de la buena voluntad del hombre. Aún después de haber vivido la larga experiencia con el Señor, los discípulos tienen siempre necesidad de Dios. Incluso, la víspera de la pasión, ellos sienten una cierta turbación (Jn 14,1), temen la soledad; y Jesús los anima con una promesa inaudita: « No os dejaré huérfanos » (Jn 14,1). Los primeros llamados del Evangelio no quedarán solos: Jesús les asegura la solícita compañía del Espíritu.
a) Consolador y amigo, guía y memoria
«El es el ´Consolador´, el Espíritu de bondad, que el Padre enviará en el nombre del Hijo, don del Señor resucitado»,(35) «para que permanezca siempre con vosotros» (Jn 14,16).
El Espíritu llega a ser el amigo de todo discípulo, el guía de mirada solícita sobre Jesús y sobre los llamados, para hacer de éstos testigos contracorriente del acontecimiento más desconcertante del mundo: Cristo muerto y resucitado. El, en efecto, es «memoria» de Jesús y de su Palabra: « Os lo enseñará todo y os traerá a la memoria todo lo que yo os he dicho » (Jn 14,26); más todavía, «os guiará hacia la verdad completa» (Jn 16,13).
La permanente novedad del Espíritu está en guiar hacia un conocimiento gradual y profundo de la verdad, verdad que no es concepto abstracto, sino el designio de Dios en la vida de cada discípulo. Es la transformación de la Palabra en vida y de la vida según la Palabra.
b) Animador y acompañante vocacional
De este modo, el Espíritu llega a ser el animador de toda vocación, El que acompaña en el camino para que llegue a la meta, el artista interior que modela con creatividad infinita el rostro de cada uno según Jesús.
Su presencia está siempre junto a cada hombre y a cada mujer, para guiar a todos en el discernimiento de la propia identidad de creyentes y de llamados, para forjar y modelar tal identidad exactamente según el modelo del amor divino. Este «molde divino», el Espíritu santificador trata de reproducirlo en cada uno, como paciente artífice de nuestras almas y «óptimo consolador».
Pero sobre todo el Espíritu prepara a los llamados, al «testimonio»: «El dará testimonio de mí, y vosotros daréis también testimonio» (Jn 15,26-27). Este modo de ser de cada llamado constituye la palabra convincente, el contenido mismo de la misión. El testimonio no consiste sólo en inspirar las palabras del anuncio como en el Evangelio de Mateo (Mt 10,20); sino en guardar a Jesús en el corazón y en anunciarle a El como vida del mundo.
c) La santidad, vocación de todos
Y, así, la cuestión acerca del salto de calidad que imprimir a la pastoral vocacional hoy, llega a ser interrogante que sin duda empeña a la escucha del Espíritu: porque es El quien anuncia las «cosas futuras» (Jn 16,13), es El quien da una inteligencia espiritual nueva para comprender la historia y la vida, a partir de la Pascua del Señor, en cuya victoria está el futuro de cada hombre.
Por consiguiente, resulta legítimo preguntarse: ¿dónde está la llamada del Espíritu Santo para estos tiempos nuestros? ¿Qué debemos rectificar en los caminos de la pastoral vocacional?
Pero la respuesta vendrá sólo si acogemos la gran llamada a la conversión, dirigida a la comunidad eclesial y, en ella, a cada uno, como un verdadero itinerario de ascética y renovación interior, para recuperar cada uno la fidelidad a la propia vocación.
Hay una «primacía de la vida en el Espíritu», que está en la base de toda pastoral vocacional. Esto exige la superación de un difundido pragmatismo y de aquella superficialidad estéril que conduce a olvidar la vida teologal de la fe, de la esperanza y de la caridad. La escucha profunda del Espíritu es el nuevo hálito de toda acción pastoral de la comunidad eclesial.
La primacía de la vida espiritual es la premisa para responder a la nostalgia de santidad que, como ya hemos dicho, atraviesa también esta época de la Iglesia de Europa. La santidad es la vocación universal de cada hombre,(36) es la vía maestra donde convergen los diferentes senderos de las vocaciones particulares. Por tanto, la gran cita del Espíritu para estos tiempos de la historia postconciliar es la santidad de los llamados.
d) Las vocaciones al servicio de la vocación de la Iglesia
Pero tender eficazmente hacia esta meta significa adherirse a la acción misteriosa del Espíritu en algunas concretas direcciones, que preparan y constituyen el secreto de una verdadera vitalidad de la Iglesia del 2000.
Al Espíritu Santo se atribuye el eterno protagonismo de la comunión que se refleja en la imagen de la comunidad eclesial, visible a través de la pluralidad de los dones y de los ministerios.(37) Es, precisamente, en el Espíritu, en efecto, donde todo cristiano descubre su completa originalidad, la singularidad de su llamada, y, al mismo tiempo, su natural e imborrable tendencia a la unidad. Es en el Espíritu donde las vocaciones en la Iglesia son tantas, siendo todas ellas una misma única vocación a la unidad del amor y del testimonio. Es también la acción del Espíritu la que hace posible la pluralidad de las vocaciones en la unidad de la estructura eclesial: las vocaciones en la Iglesia son necesarias en su variedad para realizar la vocación de la Iglesia, y la vocación de la Iglesia -a su vez- es la de hacer posibles y factibles las vocaciones de y en la Iglesia.
Todas las diversas vocaciones, pues, tienden hacia el testimonio del ágape, hacia el anuncio de Cristo único salvador del mundo. Precisamente ésta es la originalidad de la vocación cristiana: hacer coincidir la realización de la persona con la de la comunidad; esto quiere decir, todavía una vez más, hacer prevalecer la lógica del amor sobre la de los intereses privados, la lógica de la copartición sobre la de la apropiación narcisista de los talentos (cfr. 1 Cor 12-14).
La santidad llega a ser, por tanto, la verdadera epifanía del Espíritu Santo en la historia. Si cada Persona de la Comunión Trinitaria tiene su rostro, y si es verdad que los rostros del Padre y del Hijo son bastante familiares porque Jesús, haciéndose hombre como nosotros ha revelado el rostro del Padre, los santos llegan a ser el icono que mejor habla del misterio del Espíritu. Así, también, todo creyente fiel al Evangelio, en la propia vocación personal y en la llamada universal a la santidad, esconde y revela el rostro del Espíritu Santo.
e) El « sí » al Espíritu Santo en la Confirmación
El sacramento de la Confirmación es el momento que expresa del modo más evidente y consciente el don y el encuentro con el Espíritu.
El confirmando ante Dios y su gesto de amor («Recibe el sello del Espíritu Santo que te he dado en don»),(38) pero también ante la propia conciencia y la comunidad cristiana, responde «amén». Es importante recuperar a nivel formativo y catequético el denso significado de este «amén».(39)
Este «amén» quiere significar, ante todo, el «sí» al Espíritu Santo, y con El a Jesús. He aquí porqué la celebración del sacramento de la Confirmación prevé la renovación de las promesas bautismales y pide al confirmando el compromiso de renunciar al pecado y a las obras del maligno, siempre al quite para desfigurar la imagen cristiana; y pide, sobre todo, el compromiso de vivir el Evangelio de Jesús y en particular el gran mandamiento del amor. Se trata de confirmar y renovar la fidelidad vocacional a la propia identidad de hijos de Dios.
Este «amén» es un «sí» también a la Iglesia. En la Confirmación el joven declara que se hace cargo de la misión de Jesús continuada por la comunidad. Comprometiéndose en dos direcciones, para dar realidad a su «amén»: el testimonio y la misión. El confirmando sabe que la fe es un talento que hay que negociar; es un mensaje que transmitir a los otros con la vida, con el testimonio coherente de todo su ser; y con la palabra, con el valor misionero de difundir la buena nueva.
Y finalmente, este «amén» manifiesta la docilidad al Espíritu Santo en pensar y decidir el futuro según el designio de Dios. No sólo según las propias aspiraciones y aptitudes; no sólo en los tiempos puestos a disposición por el mundo; sino, sobre todo, en sintonía con el designio, siempre inédito e imprevisible, que Dios tiene sobre cada uno.
Obra Pontificia para las Vocaciones Eclesiásticas
"Nuevas vocaciones para una nueva Europa"
Notas:
(35) Cfr. Veritatis splendor, 23-24.
(36) Cfr. Lumen gentium, cap. V.
(37) Cfr. Proposiciones, 16.
(38) Rito de la Confirmación.
(39) Cfr. Proposiciones, 35.
Papa propone dos consejos para vivir mejor la Cuaresma
Lo dijo al finalizar su audiencia general del miércoles 3 de abril realizada en la Plaza de San Pedro del Vaticano
El Papa Francisco ofreció dos consejos concretos para vivir mejor esta Cuaresma. Lo dijo al finalizar su audiencia general del miércoles 3 de abril realizada en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
Después de su catequesis en italiano, el Santo Padre propuso a los fieles de lengua alemana acudir al Sacramento de la Reconciliación para ser “servidores de esperanza”.
“Dejémonos transformar por la misericordia del Padre, recibiendo en esta Cuaresma su perdón en el Sacramento de la Confesión. Así seremos servidores de la esperanza que es Jesucristo, muerto y resucitado por nosotros los hombres. Que el Espíritu Santo los llene con su fuerza y su alegría”, exclamó el Papa.
Además, el Pontífice animó a practicar las obras de misericordia en su saludo a los peregrinos de lengua italiana y dijo que espera que “la Cuaresma que estamos viviendo favorezca el acercamiento a Dios”.
La Cuaresma “es un tiempo valioso para redescubrir la importancia de la fe en la vida cotidiana, la cual, vivida a través del ejercicio de las obras de misericordia, reanima en nosotros el Amor del Padre y nos hace más conscientes de las necesidades de quien está necesitado”, explicó el Papa.
El pasado viernes 29 de marzo, el Santo Padre participó en la iniciativa “24 horas para el Señor” en la Basílica de San Pedro en donde, como ya es tradición, se confesó y después administró el Sacramento de la Reconciliación.
Durante su predicación, el Pontífice destacó que en la Confesión vivimos un encuentro de salvación “nosotros, con nuestras miserias y nuestro pecado; el Señor, que nos conoce, nos ama y nos libera del mal”, por lo que animó a entrar en este encuentro, pidiendo la gracia de redescubrirlo.
Además, el Papa señaló que es importante “recordar el perdón de Dios, recordar la ternura, volver a gustar la paz y la libertad que hemos experimentado. Porque este es el corazón de la confesión: no los pecados que decimos, sino el amor divino que recibimos y que siempre necesitamos”.
Rosario mundial por la paz desde Fátima
En directo el jueves 4 de abril a las 20:00 hrs. Portugal - 13:00 hrs. Ciudad de México desde Fátima
Mater Fátima es un encuentro que celebra el centenario de la partida al cielo de san Francisco y santa Jacinta Marto, uniéndonos en oración con María.
Este encuentro cuenta con la bendición y el apoyo de Su Eminencia Sr. Cardenal Antonio Marto, Obispo de Leiria-Fátima y con la colaboración del Santuario de Fátima.
¿A qué te estamos invitando?
La Parroquia de Fátima desde Portugal invita al mundo a una hora de adoración eucarística en donde se rezará el Rosario en varios idiomas y al final nos consagraremos al Inmaculado Corazón de María.
Queremos compartir y divulgar el mensaje de conversión, paz y salvación, entregado por Nuestra Señora de Fátima a los pastorcitos Francisco, Jacinta y Lucía. Nuestra Madre nos ofrece este mensaje como gracia y misericordia.
¿Quienes estan invitados?
Es una oportunidad para quienes quieran compartir la alegría de su fe en un mundo necesitado de Dios. En especial, a todos los bautizados y quienes buscan consuelo, esperanza, paz y reconciliación. Además, de todos aquellos que se quieran unir a este encuentro.
Participarán Cardenales, Obispos y Parroquias, Santuarios, Congregaciones religiosas y grupos de oración, colegios, Universidades y hospitales. También, empresas, fábricas, bancos, medios de comunicación, redes sociales, asociaciones de cultura, fundaciones, jóvenes, niños, familias, centros penitenciarios y de rehabilitación, centros geriátricos, deportistas, militares y todos los grupos e individuos que quieran unirse.
¿Cuándo y donde se realizará?
Se realizará en la Parroquia de Fátima en Portugal en los centenarios de los pastorcitos:
San Francisco Marto: 4 de abril de 2019 (20:00 hrs. Portugal - 13:00 hrs. Ciudad de México)
Santa Jacinta Marto: 20 de febrero de 2020
También en todas las Catedrales, Parroquias, colegios, etc. que se unan por los medios de comunicación, redes sociales o espiritualmente en otro momento.
PROGRAMA
- Introducción
- Exposición del Santísimo
- Credo
- Oraciones del Ángel de la Paz
- Rosario:
- Primer misterio — Intención: Recemos este misterio por la paz en el mundo, por el Santo Padre y por el fin del aborto.
- Segundo misterio — Intención: Recemos este misterio, en acto de reparación a los corazones de Jesús y de María.
- Tercer misterio —Intención: Recemos por las almas del purgatorio.
- Cuarto misterio — Intención: Recemos este misterio para que los errores de Rusia no se propaguen por el mundo.
- Quinto misterio — Intención: Recemos este misterio, por la conversión de los pobres pecadores.
- Tres Ave Marías en honor a la pureza de Nuestra Señora. Para alcanzar la indulgencia plena. Por los niños del mundo entero.
- Consagración al Inmaculado Corazón de María.
- Bendición con el Santísimo Sacramento.
- Reserva del Santísimo.
- Agradecimiento: Himno de los Pastorcitos.
- Cierre: Canto: Ave de Fátima.
Transmisión en vivo por nuestra página de Facebook a las 13:00 hrs (Ciudad de México)
Descarga el esquema de adoración sugerido por la Parroquia de Fátima
Para mayor información visita la página de Mater Fátima
El desprendimiento: la dicha de andar ligero de equipaje
El desprendimiento ayuda al ser humano a superar el egoísmo y a salir de la esfera de cristal que ocasiona la indiferencia
El valor del desprendimiento facilita la capacidad de discernir cuándo un bien es necesario o no, de modo que se realicen adquisiciones racionales que tengan de por medio un verdadero requerimiento
El dinero es buen servidor pero mal amo, dice el refrán, pues en ocasiones puede despertar apegos. El desprendimiento es por consiguiente, el antídoto contra la fijación extrema a los bienes, es el camino para librarse de dichas ataduras y vivir de forma plena y libre, además nos aparta de la avaricia.
El valor del desprendimiento consiste en utilizar correctamente los recursos sin apegarse a éstos e invita a poner los bienes propios al servicio de los demás. El desprendimiento ayuda al ser humano a superar el egoísmo y a salir de la esfera de cristal que ocasiona la indiferencia. Es un valor que promete paz interior, lo que hace vivir en un estado apacible sin basar la propia felicidad en lo que se tiene o no se tiene: “el valor del desprendimiento nos enseña a poner el corazón en las personas, y no en las cosas”.
Adicional a esto, el desprendimiento permite ver las penurias de los otros −el apego nubla la realidad− y provee la sensibilidad para reconocer que siempre habrá alguien con más carencias, no necesariamente materiales.
“El desprendimiento no se enfoca únicamente en objetos, sino que abarca incluso recursos que no se pueden tocar, como conocimientos, cualidades y habilidades que muchas veces nos cuesta trabajo poner a disposición de las personas, porque toca nuestro descanso, gustos, preferencias y comodidades. Esta actitud de vida nos exige una revisión constante para dejar de ser el centro de nuestras atenciones y poner a los demás en él”.
Es aquí donde decimos que este valor se ocupa de demoler el individualismo en la humanidad. Desde luego es necesario el sustento económico para sacar adelante la familia, para trabajar con eficacia, para llevar una vida digna y construir un futuro estable. La dificultad surge cuando se hace del dinero y de las cosas que se poseen, un ídolo a quien adorar
¿Cuánto se necesita para vivir?
En realidad se necesita de poca cosa para vivir, pero el mundo cada vez nos entrega más y más, instaurando dependencias que subyugan al hombre.
“En ocasiones vivimos y trabajamos sin descanso para poseer aquello que tanto nos ilusiona (autos, joyas, ropa, aparatos, etc.) y nuestra vida se mueve a ese compás, sin embargo, si no tenemos cuidado, puede llegar el momento en que a pesar de la insatisfacción que nos produce llenarnos de cosas, pretendemos que éstas llenen un vacío interior”.
Asimismo, el autor citado con anterioridad añade: “Al observar tantas cosas que nos ofrece el mundo, notamos que somos felices sin muchas de ellas. No se trata de despreciar las bondades y maravillas del progreso, sino de ubicarlas en su justo contexto, para no esclavizarse a ellas. Una revisión constante de nuestras prioridades a la luz del valor del desprendimiento, nos regalará una idea de cuán libres somos ante nuestros bienes y recursos evitando los apegos”.
El valor del desprendimiento facilita la capacidad de discernir cuándo un bien es necesario o no, de modo que se realicen adquisiciones racionales que tengan de por medio un verdadero requerimiento.
En resumidas cuentas, cuando se pasa por la vida “ligero de equipaje” se disfruta de los pequeños detalles, de la auténtica felicidad, del amor como el sentimiento más puro y bello, de la armonía en las relaciones humanas, de la paz interior y de la fortaleza espiritual que tanto enriquece al hombre.
Cómo vivir el desprendimiento
El desprendimiento −como todos los propósitos en la vida− es una decisión que se origina en el propio ser. Las siguientes son algunas ideas, aunque hay muchas otras que seguramente partirán del ingenio de quien quiera vivir este valor:
- La caridad empieza por casa. Alrededor nuestro suelen haber personas que necesitan algo de nosotros (consejo, compañía, protección, afecto, esparcimiento, colaboración, ayuda material, alimento…) y tal vez han pasado desapercibidas a lo largo del tiempo.
- No comprar por comprar, ni acumular bienes sin sentido. Un buen ejercicio, es inspeccionar en casa qué no necesitamos y a quién le podrían convenir esos objetos.
- La donación de tiempo y esfuerzo es igual o tal vez más valiosa que la monetaria. Ser voluntario en una entidad sin fines de lucro o institución que persiga un propósito social, es una forma estupenda de vivir el desprendimiento.
- Brindar una ayuda económica, según las posibilidades de cada uno, es otra opción que siempre caerá bien tanto a quien lo ofrece como a quien lo recibe.
- Transmitir a otros nuestro conocimiento, de forma que en un futuro, sean autónomos y puedan realizarlo sin nuestra ayuda.
- Regalar o donar un bienal que se sienta que se ha apegado.
- Procurar decir más veces “sí”cuando le pidan algo prestado sin poner pretextos de por medio.
“El desprendimiento es una actitud que enriquece, al contrario que apegarse al dinero y a las riquezas, que desola el corazón del hombre”
Recomendamos:
Cómo vivir la virtud del desprendimiento
Cuando la libertad y el desprendimiento te hacen felices
No codiciarás los bienes ajenos
¿Qué significa las letras JHS?
Jesús, Hombre, Salvador
Este símbolo IHS o JHS es muy famoso y se usa en multitud de lugares.
Su significado es muy sencillo: es la abreviatura del nombre de Jesús.
Hoy es precisamente el Dulce Nombre de Jesús, pues a los 8 días de nacer San José y la Virgen, como judíos piadosos y observantes de la Ley que eran lo llevaron al templo para circuncidarlo y le pusieron el nombre que el arcángel San Gabriel había dicho a María: A los ocho días circuncidaron al niño y le pusieron por nombre Jesús, el mismo nombre que el ángel había dicho a María antes de que estuviera encinta
J: Jesús
H: Hombre
S: Salvador
Significa Joshua (En español se traduce como Jesús y significa Salvador) por eso "jesus hombre salvador"
En el hebreo no se escribían las vocales, así como el de Dios es YHVH y significa Yahvé (En español se traduce como "Yo soy".