Él os enseñará todas las cosas
- 28 Mayo 2019
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Regina Coeli: “Docilidad a la acción del Espíritu Santo”
Palabras del Papa antes del Regina Coeli
MAYO 26, 2019 13:38
RAQUEL ANILLO
ANGELUS Y REGINA COELI
(ZENIT – 26 mayo 2019).- “La Iglesia no puede permanecer estática”, animó el Papa Francisco en Regina Coeli el 26 de mayo de 2019. Nos invitó a “liberarnos de las ataduras mundanas que representan nuestras ideas, nuestras estrategias, nuestros objetivos, que a menudo pesan sobre el camino de la fe”, y a “escuchar dócilmente la palabra del Señor”.
En efecto, la misión del Espíritu Santo es “hacer comprender en plenitud y animar a poner en práctica las enseñanzas de Jesús”. Y es también “la misión de la Iglesia”, dijo a los peregrinos reunidos para la oración mariana bajo la lluvia en la Plaza de San Pedro.
Palabras del Papa antes del Regina Coeli
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio de este VI Domingo de Pascua nos presenta el pasaje del discurso que Jesús dirigió a los Apóstoles en la Última Cena (cf. Jn 14,23-29). Él habla de la obra del Espíritu Santo y hace una promesa: “El Paráclito, el Espíritu Santo que el Padre enviará en mi nombre, os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que os he dicho” (v. 26). Como en el momento de la cruz Jesús asegura a los Apóstoles que no se quedarán solos: con ellos estará siempre el Espíritu Santo, el Paráclito, que los apoyará en su misión de llevar el Evangelio por todo el mundo. En el idioma griego original, el término “Paráclito” significa el que está al lado, para apoyar y consolar. Jesús regresa al Padre, pero continúa instruyendo y animando a sus discípulos a través de la acción del Espíritu Santo.
¿Cuál es la misión del Espíritu Santo que Jesús promete como don? Él mismo dice: Él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que os he dicho. En el transcurso de su vida terrena Jesús ya ha transmitido todo lo que quería confiar a los Apóstoles, llevó a término la Revelación divina, es decir, todo lo que el Padre quiso decir a la humanidad mediante la encarnación del Hijo. La tarea del Espíritu Santo es hacer que la gente recuerde, es decir, hacerlas comprender plenamente e inducirlas a poner en práctica concretamente las enseñanzas de Jesús. Esta es también la misión de la Iglesia, que la lleva a cabo a través de un estilo de vida preciso caracterizado por ciertas exigencias: la fe en el Señor y la observancia de su Palabra; la docilidad a la acción del Espíritu, que hace vivo y presente continuamente al Señor Resucitado; la acogida de su paz y del testimonio que se le ha dado con una actitud de apertura y de encuentro con los demás.
Para lograr todo esto, la Iglesia no puede permanecer estática, sino que, con una participación activa de cada bautizado, está llamada a actuar como comunidad en camino, animada y sostenida por la luz y el poder del Espíritu Santo, así es el Espíritu de Dios quien nos guía y guía a la Iglesia para que resplandezca el auténtico rostro de de ella, bello y luminoso querido por Cristo.
Hoy el Señor nos invita a abrir nuestros corazones al don del Espíritu Santo, para que nos guíe por los caminos de la historia. Día a día, nos enseña la lógica del Evangelio, la lógica del amor acogedor enseñándonos todo y “recordándonos todo lo que el Señor nos ha dicho”.
Que María que en este mes de mayo veneramos y rezamos con especial devoción como nuestra madre celestial, proteja siempre a la Iglesia y a toda la humanidad. Que ella que con humilde y valiente fe cooperó plenamente con el Espíritu Santo, para la Encarnación del Hijo de Dios, nos ayude también a dejarnos instruir y guiar por el Paráclito, para que podamos acoger la Palabra de Dios y dar testimonio de ella con nuestra vida.
Germán de París, Santo
Obispo, 28 de mayo
Martirologio Romano: En París, en la Galia, san Germán, obispo, que habiendo sido antes abad de San Sinforiano de Autún, fue llamado a la sede de esta ciudad, donde, conservando el estilo de vida monástico, ejerció una fructuosa cura de almas († 576).
Breve Biografía
Gran parte de su vida la conocemos por el testimonio de su colega el obispo Fortunato que asegura estuvo adornado del don de milagros.
Nació Germán en la Borgoña, en Autun, del matrimonio que formaban Eleuterio y Eusebia en el último tercio del siglo V. No tuvo buena suerte en los primeros años de su vida carente del cariño de los suyos y hasta estuvo con el peligro de morir primero por el intento de aborto por parte de su madre y luego por las manipulaciones de su tía, la madre del primo Estratidio con quien estudiaba en Avalon, que intentó envenenarle por celos.
Su pariente de Lazy con quien vive durante 15 años es el que compensa los mimos que no tuvo Germán en la niñez. Allí sí que encuentra amor y un ambiente de trabajo lleno de buen humor y de piedad propicio para el desarrollo integral del muchacho que ya despunta en cualidades por encima de lo común para su edad.
Con los obispos tuvo suerte. Agripin, el de Autun, lo ordena sacerdote solucionándole las dificultades y venciendo la resistencia de Germán para recibir tan alto ministerio en la Iglesia; luego, Nectario, su sucesor, lo nombra abad del monasterio de san Sinforiano, en los arrabales de la ciudad. Modelo de abad que marca el tono sobrenatural de la casa caminando por delante con el ejemplo en la vida de oración, la observancia de la disciplina, el espíritu penitente y la caridad.
Es allí donde comienza a manifestarse en Germán el don de milagros, según el relato de Fortunato. Por lo que cuenta su biógrafo, se había propuesto el santo abad que ningún pobre que se acercara al convento a pedir se fuera sin comida; un día reparte el pan reservado para los monjes porque ya no había más; cuando brota la murmuración y la queja entre los frailes que veían peligrar su pitanza, llegan al convento dos cargas de pan y, al día siguiente, dos carros llenos de comida para las necesidades del monasterio. También se narra el milagro de haber apagado con un roción de agua bendita el fuego del pajar lleno de heno que amenazaba con arruinar el monasterio. Otro más y curioso es cuando el obispo, celoso que de todo hay por las cosas buenas que se hablan de Germán, lo manda poner en la cárcel por no se sabe qué motivo (quizá hoy se le llamaría «incompatibilidad»); las puertas se le abrieron al estilo de lo que pasó al principio de la cristiandad con el apóstol, pero Germán no se marchó antes de que el mismo obispo fuera a darle la libertad; con este episodio cambió el obispo sus celos por admiración.
El rey Childeberto usa su autoridad en el 554 para que sea nombrado obispo de París a la muerte de Eusebio y, además, lo nombra limosnero mayor. También curó al rey cuando estaba enfermo en el castillo de Celles, cerca de Melun, donde se juntan el Yona y el Sena, con la sola imposición de las manos.
Como su vida fue larga, hubo ocasión de intervenir varias veces en los acontecimientos de la familia real. Alguno fue doloroso porque un hombre de bien no puede transigir con la verdad; a Cariberto, rey de París el hijo de Clotario y, por tanto, nieto de Childeberto, tuvo que excomulgarlo por sus devaneos con mujeres a las que va uniendo su vida, después de repudiar a la legítima Ingoberta.
El buen obispo parisino murió octogenario, el 28 de mayo del 576. Se enterró en la tumba que se había mandado preparar en san Sinfroniano. El abad Lanfrido traslada más tarde sus restos, estando presentes el rey Pipino y su hijo Carlos, a san Vicente que después de la invasión de los normandos se llamó ya san Germán. Hoy reposan allí mismo y se veneran en una urna de plata que mandó hacer a los orfebres el abad Guillermo, en el año 1408.
Y el Espíritu Santo...¿quién es?
Es el mejor consolador, el dulce huesped del alma, a quiero dejarle el timón de mi vida, de mi barca.
Santa Teresa llama a nuestra alma un castillo interior, un palacio. En ese castillo, palacio o templo vive "El dulce huésped del alma": El Espíritu Santo.
¿Quién es el Espíritu Santo? Jesucristo le llama el Consolador. En nuestra alma vive el AMOR, vive allí de forma permanente, llegó a nuestra alma para quedarse. “¿No sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu Santo vive en vosotros?” decía San Pablo a los primeros cristianos.
Su estancia en el castillo obedece a una tarea que debe realizar, se le ha encargado que haga de ti un santo ó una santa, un apóstol. Desde el primer momento de la entrada en tu alma, en el bautismo, se ha dedicado a trabajar a destajo, ha trabajado muchos años, se ha llevado muchos desengaños, porque hay que ver cómo nos hemos portado con Él.
Ha sufrido, posiblemente, el destierro, le hemos roto su obra maestra, como el niño malo que destruye de un puntapié el castillo que construye el niño bueno en la playa. Y sobre las ruinas de nosotros mismos ha vuelto a colocar otra vez piedra sobre piedra, con una paciencia y con un amor tan grandes que sólo porque es Dios los tiene. Él no desespera, más aún tiene abrigadas firmísimas esperanzas de acabar con su obra maestra contigo. Él sabe que puede aunque tú no seas mármol de Carrara, sólo necesita algo de colaboración de tu parte o por lo menos que no le estorbes.
Los medios: a gracia santificante, las gracias actuales, sus inspiraciones, dones y frutos.
¿Cuál es su estrategia? La describe muy bien un himno dedicado al Espíritu Santo. Seleccionaré algunas partes de este himno.
Primero: El mejor consolador
Consolando, secando lágrimas, arrancando los cardos y las ortigas del desaliento, tristeza y amargura. Uno de sus mejores oficios -lo sabe hacer muy bien- es consolar, por fortuna para nosotros que somos bastante llorones y necesitamos algo más que Kleenex para nuestros ratos de tristeza. El mejor Consolador, ya sabemos. Cuando lleguen los momentos más penosos en los que llorar es poco, cuando la crisis nos agarre por el cuello y nos patee, acudir a quien quiere y puede consolarnos.
Nosotros podemos decir: aquí me sorprende la realidad más radiante que vivimos los cristianos y, por tanto, adiós soledad, adiós tristeza, adiós lágrimas. Arrancarnos la tristeza peor, la de la separación de Dios, la de la infidelidad. Alegrarnos inmensamente de haber sido hechos hijos de Dios, alegrarnos de que nuestros nombres están escritos en el cielo, vivir con alegría diaria contagiosa, alegría en el dolor, en la enfermedad, alegría en las buenas y en las malas. Espíritu Santo, haznos apóstoles de la alegría, haznos vivir un cristianismo alegre, que vivamos con aire de resucitados, y que hagamos vivir a los otros así también.
Segundo: Dulce huésped del alma
Es uno de los títulos más hermosos. No huésped inoportuno. Cuantos huéspedes con los que nosotros no quisiéramos encontrarnos, a los que les damos la vuelta. En el caso del Espíritu Santo es un dulce huésped, esperado con ansia, acogido con cariño, porque siempre trae buenas noticias, buenos regalos, dones; El mismo es el Don por excelencia.
¿Me alegro de tenerlo siempre conmigo, lo entristezco con mi desamor, le pido muchos regalos espirituales? Y ¿qué le doy yo: mi amor, mi fidelidad? ¿Le escucho dócilmente? ¿El himno "Ven, Espíritu Creador" es mi saludo mañanero, son las mañanitas al dulce huésped de mi alma? ¿Alguna vez se las he cantado? Recordemos la frase de San Pablo; "¿No sabéis que sois templos del Espíritu Santo? Él ora con nosotros y por nosotros. Vivo, por tanto, en la presencia del Espíritu Santo, gozo minuto a minuto de su compañía gratísima, y su gracia está siempre a mi disposición.
Tercero: Dulce refrigerio
Cuando el bochorno arrecia y la lengua se reseca como ladrillo y el sudor empapa la ropa, una simple coca-cola fría, un ventilador oportuno, una alberca, solucionan el problema. Pero hay otros bochornos y calores interiores que requieren de otro refrigerio. Cuando se encrespan las pasiones, cuando el orgullo se revuelve como león herido, cuando la sensualidad con su baba venenosa quiere mancharel corazón y el alma, cuando la fiebre del mundo (placeres, dolce vita...) queman de ambición nuestro espíritu, llamar urgentemente al Espíritu Santo, para que nos brinde su dulce refrigerio y vuelvan las cosas a su lugar: El mundo allá y yo acá.
Cuarto: Tregua en el duro trabajo
Ofreciendo descanso en el duro bregar de la vida. Una mañana de domingo en la casa con niños, un día en la oficina en que todo salió mal, cansa, erociona, desgasta, produce no rara vez frustración. Cuando uno de plano está agotado, abrumado por el trabajo los problemas y las preocupaciones, acudir sencillamente a quien es descanso en el trabajo, ¡Oh Espíritu Santo, desperdiciado tantas veces que gemimos bajo el peso del trabajo! ¡Oh jornaleros que teniendo la fuente a unos metros se mueren de sed! Dios es abismo de amor, torrente de felicidad, éxtasis de la vida, tenerlo tan cerca y morirse de hambre, la fuente a unos pasos y morirse de sed, la hoguera alumbrando en torno y morirse de frío, el amor cerca del corazón. Sólo unos pasos tenía que dar. Vivir cerca de la luz, y morir en el túnel de las tinieblas.
Quinto: Brisa en las horas de fuego
Siendo frescura en medio del calor. Un vaso de agua fría en un día de verano, la sombra de un árbol en el campo abrasado, una brisa fresca, una fuente fría junto al camino polvoriento, cuanto se agradecen. En la vida no podemos estar luchando todo el tiempo, somos humanos y necesitamos de tanto en tanto de un respiro. El Espíritu Santo es el agua fria, es la sombra, la brisa fresca y nuestra fuente de agua viva junto al camino de la vida.
Sexto: Gozo que enjuga las lágrimas
Consolando en la aflicción. Buena falta nos hace: lloramos como niños chicos por cualquier cosa. Llorar equivale a desanimarnos, a perder el entusiasmo por nuestra vocación cristiana y humana, a querer volver atrás. Para esos momentos malos, en que podemos reaccionar como niños caprichosos, acudir a quien es el consuelo en la aflicción.
Se le atribuye al Espíritu Santo casi un oficio de madre. El sufrimiento se encuentra en la vida de todos . Cuando se le espera y cuando no. Por ello necesitamos la presencia del Espíritu Santo .
Posteriormente, el himno al que nos estamos refiriendo añade una serie de peticiones al Espíritu Santo.
Séptimo: Lava lo que está manchado
Lava lo que está manchado: mi alma llena de arrugas, mi corazón manchado de afectos desordenados, mi pequeño mundo lleno de cosas humanas, de tierra, de lodo; mi mente y mis sentidos a veces tan vacíos de Dios y tan llenos de mis pasiones desordenadas. Lava sobre todo la conciencia de todo pecado e imperfección, de las salpicaduras del mundo, de las manchas de pasiones, del barro de los malos pensamientos. Lava y purifica nuestra intención en el obrar, que a veces se tiñe de negras aficiones: el egoísmo, vanidad, respeto humano son manchas grasientas que requieren de un eficaz blanqueador. Necesitamos que des una limpiadita a nuestras virtudes.
Octavo: Riega el desierto del alma
Somos raíz de tierra árida, árbol que crece en la estepa. ¿Han visto ustedes los árboles que crecen en las orillas de los ríos? ¡Qué diferencia! Siempre están verdes. Decía el poeta Antonio Machado estas hermosas palabras: “Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido, con las lluvias de abril y el sol de mayo, algunas hojas verdes le han salido". A base de agua los judíos han hecho florecer el desierto del Sinaí. Tú puedes, Espíritu Santo, hacer florecer mi desierto, esa estepa en que a penas los cardos y las jaras crecen. Y entonces crecerán virtudes, crecerán buenas obras en mi alma.
Noveno: Sana el corazón enfermo
Médico de todas las enfermedades, médico de las enfermedades que he tenido y que ahora sufro, médico a domicilio.
Señor, si quieres, puedes curarme la lepra, el cáncer, el sida, la cangrena, la parálisis espiritual, las fiebres reumáticas, el escorbuto. ¿Cuál es mi enfermedad? Escuchemos en seguida la frase de mando: ¡Levántate y anda! Médico de las almas, que sabes la enfermedad y conoces la medicina, ¿cuál es mi enfermedad y mi mal? ¡Dímelo!.. Y proporciona el remedio que Tú sabes y yo no quiero aceptar a veces; cúrame antes de que la enfermedad me cause la muerte, cúrame las heridas que mi orgullo, sensualidad y egoísmo me abren a diario, las heridas de mis pecados antiguos y de mis pecados de hoy.
Décimo: Doma el Espíritu indómito
Dobla mi orgullo, ablanda mi cabeza dura y mi duro corazón; si es de piedra, hazlo de carne; hazme bajar la cabeza ante la obediencia y dar el brazo a torcer. Hazme duro para conmigo mismo, que no acepte flojedades, medias tintas, fariseísmos, pero hazme blando con los demás, como un pedazo de pan que dé alimento a todos los que se crucen en mi camino; hazme, Señor, instrumento de paz, como te pedía Francisco de Asís: "Donde haya odio, ponga yo tu amor, donde haya injurias, perdón".
Once: Calienta lo que está frío
A veces somos témpanos flotantes, corazones en frigorífico, que nos se derriten con las grandes motivaciones del amor de Cristo, el celo por la salvación de las almas, la vocación a la misión. Te pido un amor apasionado, pasión por la misión.
Doce : Endereza lo que está torcido
¿Cuántos criterios en mi vida andan torcidos? Enderézalos endereza los malos hábitos, por ejemplo, el hábito de pensar mal, el hábito tan arraigado de murmurar de mis hermanos, el hábito terrible de la ociosidad, del no hacer nada, el hábito que mata la oración, la rutina, el hábito de la pereza, el hábito que empequeñece mis fuerzas con la pusilanimidad, la timidez. Quiero dejarte el timón de mi vida, de mi barca, y quiero remar con todas las fuerzas de mis brazos.
Para concluir, demos un repaso a los deberes que tenemos con este ilustre huésped:
En primer lugar, tomarlo en cuenta, hacerle caso, no dejarlo solo, ignorado abandonado. Porque dejamos abandonado el Amor.
En segundo lugar: Gratitud: le debemos tanto. La ingratitud es cardo que crece en los corazones pero sobre todo en los corazones de los cristianos, por el simple hecho de haber recibido demasiadas cosas de Dios.
En tercer lugar: Amor. Debería ser fácil amar al AMOR, enamorarse del que nos ama infinitamente a cada uno de nosotros. Antes de pedirnos que le amemos con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y todas las fuerzas, antes nos ha dicho Él: "Te amé con un amor eterno".
Aunque ya no tengas fuerzas y todo parezca ir mal, no dejes de empujar la roca
En los Momentos difíciles pide ayuda al Señor para que ilumine tu mente y guíe tus pasos ¡No te rindas!
Un hombre dormía en su cabaña cuando de repente una luz iluminó la habitación y apareció Dios.
El Señor le dijo que tenía un trabajo para él y le enseñó una gran roca frente a la cabaña Le explicó que debía empujar la piedra con todas sus fuerzas El hombre hizo lo que el Señor le pidió, día tras día.
Por muchos años, desde que salía el sol hasta el ocaso, el hombre empujaba la fría piedra con todas sus fuerzas... y esta no se movía, todas las noches el hombre regresaba a su cabaña muy cansado y sintiendo que todos sus esfuerzos eran en vano
Como el hombre empezó a sentirse frustrado, el demonio decidió entrar en el juegotrayendo pensamientos a su mente:
"Has estado empujando esa roca por mucho tiempo, y no se ha movido" Le dio al hombre la impresión que la tarea que le había sido encomendada era imposible de realizar y que él era un fracaso, estos pensamientos incrementaron su sentimiento de frustración y desilusión. El demonio le dijo:
"¿Por qué esforzarte todo el día en esta tarea imposible? Solo haz un mínimo esfuerzo y será suficiente".
El hombre pensó en poner en práctica esto, pero antes decidió elevar una oración al Señor y confesarle sus sentimientos:
"Señor, he trabajado duro por mucho tiempo a tu servicio. He empleado toda mi fuerza para conseguir lo que me pediste, pero aún así, no he podido mover la roca ni un milímetro. ¿Qué pasa?, ¿Por qué he fracasado?".
El Señor le respondió con compasión:
"Querido hijo, cuando te pedí que me sirvieras y tu aceptaste, te dije que tu tarea era empujar contra la roca con todas tus fuerzas, y lo has hecho.
Nunca dije que esperaba que la movieras, tu tarea era empujar. Ahora vienes a mi sin fuerzas a decirme que has fracasado, pero, ¿en realidad fracasaste?
Mírate ahora, tus brazos están fuertes y musculosos, tu espalda fuerte y bronceada, tus manos callosas por la constante presión, tus piernas se han vuelto duras.
A pesar de la adversidad has crecido mucho y tus habilidades ahora son mayores que las que tuviste alguna vez.
Cierto, no has movido la roca, pero tu misión era ser obediente y empujar para ejercitar tu Fe en mi. Eso lo has conseguido. Ahora, querido amigo, Yo Moveré La Roca” Autor: Desconocido / Anónimo
Reflexión personal sobre empujar la roca:
Algunas veces, cuando escuchamos la palabra del Señor, tratamos de utilizar nuestro intelecto para descifrar su voluntad, cuando en realidad Dios solo nos pide obediencia y Fe en Él.
Debemos ejercitar nuestra fe que mueve montañas, pero conscientes que es Dios quien al final logra moverlas.
Cuando todo parezca ir mal... Cuando estés agotado por el trabajo... Cuando la gente no se comporte de la manera que te parece que debería... Cuando no tienes más dinero para pagar tus cuentas... Cuando la gente simplemente no te comprende... Cuando la gente simplemente no te comprende... Cuando te sientas agotado y sin fuerzas...
¡SOLO EMPUJA!
En los Momentos difíciles pide ayuda al Señor y eleva una oración a Jesús para que ilumine tu mente y guíe tus pasos.
Entrega tus Miedos al Señor y pídele con una oración que te ayude a encontrar el camino que te conduzca a Él.
Tal vez, ese momento difícil que pasas hoy y que no entiendes porqué estas viviéndolo, te ayudará a desarrollar tus músculos de la fe y a dar testimonio de la Gloria de Dios en tu vida.
23 Consejos a los matrimonios que quieren ser santos
En primer lugar tomad conciencia de que el Santo Matrimonio no es cosa vuestra
De la Carta del Apóstol San Pablo a los romanos (12,9-12): Que vuestra Caridad no sea una farsa; aborreced lo malo y apegaos a lo bueno. Como buenos hermanos, sed cariñosos unos con otros, estimando a los demás más que a uno mismo. En la actividad, no seáis descuidados; en el espíritu, manteneos ardientes. Servid constantemente al Señor. Que la esperanza os tenga alegres; estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración.
1. En primer lugar tomad conciencia de que el Santo Matrimonio no es cosa vuestra. Es Dios el que os necesita unidos para hacer un gran bien en este mundo. Es Dios el que cuenta con cada uno de vosotros y por ello nunca os faltará su gracia para vivirlo conforme a los planes que Dios tenga para vosotros. No sois dos, sois tres. Y Dios es el centro. Siempre que lo quitéis del centro, el mundo se pondrá en su lugar y vuestro Santo Matrimonio peligrará.
2. El contraer Matrimonio es una llamada que Dios os hace a la SANTIDAD. Es decir, una gran responsabilidad. Tenéis que ser desde vuestro matrimonio luz del mundo y sal para la tierra. Vuestro mundo y vuestra tierra en primerísimo lugar será vuestro hogar, los hijos… Los que se acerquen a vuestro hogar tienen que llevarse la luz de Dios, vuestra oración, el amor, el perdón… Tenéis que ser TESTIGOS de Cristo muerto y resucitado.
3. Para ser un matrimonio Santo es importantísimo que seáis un hombre y una mujer de oración, personas profundamente metidas en el Corazón de Cristo. Y personas profundamente acostumbradas al sacrificio, a la abnegación, al saber bajar la cabeza, saber ceder por el otro, saber bajar la cabeza por que haya paz en el hogar. Evitar siempre la división del hogar. El demonio siempre quiere cargarse la unidad familiar, por ello luchad por ella con uñas y dientes.
4. Sed muy transparentes el uno con el otro, no guardaros nada. Todos somos humanos e imperfectos. Nunca escandalizaros por las meteduras de pata que ha podido hacer el otro. En las mismas circunstancias cualquiera podría haber caído también. Hay que saber perdonar y esperar. Cada uno tiene su tiempo de maduración, de darse cuenta de las cosas. Hay que tener MISERICORDIA ante las pobrezas del otro. Por ello NO TARDAR en buscar un padre espiritual para vuestro matrimonio, un sacerdote de buena doctrina que os ayude a crecer, a madurar y a ser mejores cristianos; y que lo tengáis disponible para confesaros en cualquier momento que lo necesitéis.
5. Ponte muchas veces en el lugar del otro. No pienses solo en ti. Piensa en las necesidades del otro antes que en las tuyas. Cada uno tiene que ser el último para que el matrimonio sea feliz. Y estad siempre dispuestos a cargar con las cargas del otro.
6. Confesaros con un sacerdote como muy tarde una vez al mes, y si podéis todas las semanas mucho mejor. En la Confesión Dios derrama una gracia muy especial y da os da luz y fuerza para caminar por el bien.
7. Compartid juntos un paseo, una película en el cine, una cena, una conversación… Pero solos. Cuando tengáis hijos dejadlos de vez en cuando con los abuelos o con unos buenos amigos. Tened tiempo para vosotros. Interesaos por vuestras cosas. Vuestras luchas, vuestras ilusiones, vuestros sufrimientos, vuestras alegrías… es muy importantes que las compartáis. En el matrimonio hay que hablar mucho. Cuando se deja de hablar de lo que llevamos dentro el amor se debilita. En cambio la ilusión por sorprender al otro, por saber que le gusta, que le ocurre… Es buena tierra para un Matrimonio Santo.
8. Estad muy unidos por la fe. Y nuestra fe se alimenta de muchas maneras, pero especialmente en la Santa Misa Dominical. No faltéis nunca juntos a la Santa Misa, y sentaros juntos. No haced como esos matrimonios que ya no se quieren y se sientan cada uno en una esquina de la iglesia. Vosotros juntos. Para juntos alimentaros de la Palabra y de la Eucaristía.
9. Todas las mañanas de rodillas ante Dios, haced la señal de la Cruz y poned vuestra familia bajo la protección de la Trinidad Santísima. Besad el suelo y decid: Serviam (Te serviré Señor). Haced el ofrecimiento de obras. Y pedid el auxilio de la Virgen y el acompañamiento de vuestros ángeles de la guarda. Poneros agua bendita.
10. Que no haya una noche que os vayáis a la cama sin daros un beso, hacer examen de conciencia y rezar tres Ave María en Cruz que son prenda de salvación eterna y además lo ofrecéis por la Pureza, la conversión de los pecadores y la Salvación del mundo. Y no os vayáis nunca a dormir enfadados. Antes de ir a dormir todos en el hogar deben estar Reconciliados y en la Paz del amor. Rociad la cama y vuestras frentes con agua bendita.
11. Es muy importante que al menos una vez a la semana vayáis juntos al Sagrario, y allí de rodillas frente al Señor, postrados ante Dios, pedid que se fortalezca vuestro matrimonio, pedidle perdón por si no le estáis dando toda la gloria que tenéis que darle con vuestra unión, encomendad a vuestros hijos, a vuestras familias… Y terminad con esta oración: Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo.Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman. Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendido. Por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María, os pido la Conversión de los pobres pecadores. Te pido en especial: Por el Papa y sus intenciones, por nuestro Obispo y sus intenciones, por todos los hogares de Marismillas, por nuestro párroco y sus intenciones…Y tras rezar un ratito, llevaros vuestros nuevos testamentos (de la misma edición) y leed al menos un capitulo abierto al azar.
12. Todos los Domingos al atardecer ante un pequeño altar en vuestro hogar donde haya una Biblia, un Crucifijo, Agua Bendita y una fotografía de la Virgen, haced vuestra consagración y la de toda la familia al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María. Invocad al Espíritu Santo sobre vuestro hogar. Y pedid la protección de la Santísima Trinidad sobre vuestra familia. Los sábados rezad juntos frente a la fotografía de la Virgen una Salve.
13. Cada día rezad del Santo Rosario en familia. Este será el arma más poderosa para vuestro matrimonio y vuestra familia. El demonio os tentará con mil líos, problemas, cansancio… Pero ahí os lo jugáis todo. Aunque sea un solo misterio, ni un día desde que os caséis dejad de rezar el Santo Rosario.
14. Recordad que lo más importante en el hogar es la unión del matrimonio. Si vosotros no os queréis vuestros hijos no serán felices, si vosotros no os perdonáis vuestro hijos no serán felices…Vuestros hijos tienen que ver que os amáis, que os dais un abrazo de vez en cuando, que tenéis palabras de respeto y cariño entre ustedes, que os preocupáis el uno del otro. No martiricéis a vuestros hijos con la frialdad. Los pollitos tienen que crecer en el calor del hogar, y el calor del hogar es el cariño, la comprensión.
15. Que nunca os vean vuestros hijos mentir, hablar con brusquedades, decir palabras feas… Vosotros seréis los maestros de vuestros hijos, y si no sois buenos maestros creareis pequeños monstruitos llenos de odios y rencores. Si os ven perdonar ellos perdonaran, si os ven amar ellos amaran… Y nunca pongáis a los hijos en contra del otro, eso es una locura que trastorna a los niños. Los padres tienen que ser una sola educación, una sola directriz, un solo plan… Las deliberaciones en la intimidad. A los hijos razones claras y firmes.
16. Nunca hablad con vuestras respectivas familias de vuestros problemas o situaciones matrimoniales, ni con los amigos. Las cosas del matrimonio y el hogar, en casa se queda. Si no, luego corre peligro la unión del matrimonio con el resto de familia y amigos. La familia y los amigos son para quererlos no para desahogarnos con ellos sobre los problemas de la intimidad del hogar. Tened un padre espiritual que os ayude en los problemas.
17. Sed un matrimonio generoso. No pongáis medios anticonceptivos en vuestra relación conyugal, que eso pone muy triste al Señor. Asesoraros sobre los medios naturales. Y además, Dios bendice a las familias con cada hijo que llega. No tengáis miedo, sed valientes y Dios os recompensará. Nunca os faltará lo necesario. Rezad y ofreced muchos sacrificios para que se dejen de cometer los abortos, que son crueles asesinatos que dañan mucho el corazón del Señor y la Virgen.
18. La Salvación de vuestro hogar se juega en gran parte en que seáis un hombre y una mujer de Dios, nunca dejéis de rezar por la conversión de cada uno de los que formáis el hogar.
19. Que siempre crezcan vuestros hijos sabiendo que sus padres ejercitaban la caridad con los más pobre, los enfermos… los más débiles. Bendecid siempre la mesa antes de comer: SEÑOR BENDICE ESTOS ALIMENTOS Y A QUIENES LOS HAN PREPARADO, DALE PAN A LOS QUE TIENEN HAMBRE Y DANOS HAMBRE DE TI A LOS QUE TENEMOS PAN. POR JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR. AMÉN.
20. Sed positivos, alegres. No critiquéis. Amad a vuestros enemigos y perdonadlos con el perdón del Señor.
21. En la circunstancias difíciles, cuando las cosas cuestan sacrificio… Ofrécelo al Señor y a la Virgen: Oh Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores, por las benditas almas del purgatorio, por la santidad de los sacerdotes, por las familias cristianas y en reparación por los pecados cometidos contra tu Sagrado corazón y el Inmaculado Corazón de María.
22. Cuando nos faltan las fuerzas para llevar a acabo algún trabajo, alguna penitencia, alguna abnegación: POR TU GRACIA SEÑOR Y CON LA FUERZA DE TU ESPÍRITU SANTO… Que yo pueda hacer tal cosa, que yo pueda soportar esa otra…
23. Recordad que cada día en esta tierra nos estamos jugando el cielo o el infierno, no tenemos más tiempo que el que pasemos en esta tierra para decidir donde pasaremos toda la eternidad.