Para que esté en ellos el amor con que Tú me has amado como yo también estoy en ellos

Norberto, Santo

Memoria Litúrgica, 6 de junio

Obispo

Martirologio Romano: San Norberto, obispo, hombre de austeras costumbres y totalmente dedicado a la unión con Dios y a la predicación del Evangelio, que instituyó, cerca de Laon, en Francia, la Orden Premonstratense de Canónigos Regulares, y luego, designado obispo de Magdeburgo, en Sajonia, se mostró pastor eximio en la renovación de la vida cristiana y en la difusión de la fe entre las poblaciones vecinas ( 1134).

Fecha de canonización: El Papa Gregorio XIII lo reconoció oficialmente como santo en 1582.

Breve Biografía

Norberto nació en Xanten (Alemania) de la noble familia, de los Gennep, hacia el 1080. Como era costumbre para todo segundo hijo de la nobleza, a Norberto le correspondía seguir la carrera militar o eclesiástica. Prefirió el segundo camino, no por vocación, sino por simple oportunidad. En efecto, siendo diácono pudo gozar de los muchos privilegios al lado del gran elector de Colonia y del emperador Enrique V, que lo propuso para una importante sede episcopal. Pero Dios tenía otros planes. Durante un paseo a caballo por el bosque, lo sorprendió un violento huracán que lo derribó del caballo y, como Saulo en el camino de Damasco, dijo: “Señor, ¿qué quieres que haga?”.

La respuesta que cambió radicalmente su vida poco edificante fue: “Abandona el camino del mal y haz el bien”. Ese episodio fue el comienzo de su conversión. Abandonó los lugares mundanos y se puso a la escuela del abad benedictino de Siegburg y de los canónigos de Klosterrath; después siguió el ejemplo del ermitaño Liudolfo pasando tres años en penitencia y en oración. En 1115 fue ordenado sacerdote por el arzobispo de Colonia, y comenzó su actividad misionera itinerante.

Quiso dar el ejemplo despojándose de todos sus bienes y distribuyéndoselos a los pobres. Conservó para él una mula y diez monedas de plata, pero después dejó también esto y continuó sus peregrinaciones a pie y descalzo. En Francia, cerca a Nimes, se encontró con el Papa Calixto II quien lo animó a continuar por ese camino. El obispo de Laon, para tenerlo en su diócesis, le propuso ser el guía de los Canónigos regulares que seguían la Regla de San Agustín, y a quienes se les había asignado el convento de Praemonstratum. Así nació la Orden de los premonstratenses. Mientras tanto Norberto había continuado su actividad de predicador ambulante.

Se encontraba en Magdeburgo asistiendo a los funerales del obispo de esa ciudad, cuando el clamor popular lo eligió como sucesor. Fue un obispo incómodo para muchos. Tenaz, buen organizador, se ganó aplausos y enemistades. El emperador Lotario lo nombró canciller del imperio para Italia y el Papa Inocencio II extendió su jurisdicción a Polonia. Pero Norberto no olvidó la regla monástica de la pobreza y del ejercicio del apostolado entre la gente humilde del campo, y vivió integralmente el ideal de vida activa y contemplativa de los premonstratenses aun en el fulgor de los altos cargos. Murió en Magdeburgo, de regreso de una misión de paz en Italia, el 6 de junio de 1134. Fue canonizado en 1582.

En el corazón de Jesús estás tú

Santo Evangelio según San Juan 17, 20-26. Jueves VII de Pascua

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

¿Qué hay en tu corazón, Jesús? ¿Qué es lo que inquieta tu corazón, Señor?

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 17, 20-26

En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: “Padre, no sólo te pido por mis discípulos, sino también por los que van a creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre en mí y yo en ti somos uno, a fin de que sean uno en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado.

Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que su unidad sea perfecta y así el mundo conozca que tú me has enviado y que los amas como me amas a mí.

Padre, quiero que donde yo esté, estén también conmigo los que me has dado, para que contemplen mi gloria, la que me diste, porque me has amado desde antes de la creación del mundo.

Padre justo, el mundo no te ha conocido; pero yo sí te conozco y éstos han conocido que tú me enviaste. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que me amas esté en ellos y yo también en ellos”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

No sé si alguna vez te has preguntado: ¿qué hay en el corazón de Jesús?

El día de hoy Él mismo nos lo revela: En el corazón de Jesús estamos nosotros, estás tú.

La oración que Jesús dirige a su Padre intercediendo por sus apóstoles, por sus amigos, por los más cercanos, no fue una oración que se hizo en algún momento de la historia y que nosotros recordamos como un muy buen detalle que Jesús -el Hijo de Dios- tuvo con la humanidad. Sino que es un constante diálogo que Jesús tiene con el Padre.

Jesús quiere que nos sepamos amados por el Padre, como Él se sabe amado, como Él se siente amado por el Padre pues, sabe perfectamente que, sólo cuando uno es consciente de este amor, la vida, por más tribulaciones que traiga consigo, es realmente vida.

La constante preocupación por nuestra vida, por tu vida... es una motivación diaria del corazón de Jesús: Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que me amas esté en ellos y yo también en ellos.

«Jesús ora por los que más adelante creerán en él gracias a la predicación de sus discípulos, para que también ellos sean congregados y permanezcan unidos. Con la expresión: “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo”, tocamos el culmen de la misión de Jesús. Como se sabe, conocer a Dios no consiste en primer lugar en un ejercicio teórico de la razón humana sino en un deseo inextinguible inscrito en el corazón de cada persona. Es un conocimiento que procede del amor, porque hemos encontrado al Hijo de Dios en nuestro camino. Jesús de Nazaret camina con nosotros para introducirnos con su palabra y con sus signos en el misterio profundo del amor del Padre. Este conocimiento se afianza, día tras día, con la certeza de la fe de sentirse amados y, por eso, formando parte de un designio lleno de sentido. Quien ama busca conocer aún más a la persona amada para descubrir la riqueza que lleva en sí y que cada día se presenta como una realidad totalmente nueva.»

(Discurso de S.S. Francisco, 11 de octubre de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración. Disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Vivir mi día pensando más en lo que le agrada o hiere el Corazón de Jesús que en mí mismo.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! ¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

¿Qué esconde y qué revela el corazón de un hombre?

A través del corazón podemos entrar a lo más profundo y genuino de cada persona. Siempre está en busca de amar y de ser amado

Juan Pablo II dijo a los jóvenes en París el 1 de julio de 1980: "Toda la historia de la humanidad es la historia de la necesidad de amar y de ser amado. El corazón humano es un buscador apasionado. Siempre está en busca de amar y de ser amado. Si conoces lo que busca, lo que sueña, a qué se adhiere, entonces conocerás lo que esconde. Su búsqueda lo revela." Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón (Lc 12, 34)

El corazón nos habla de todo lo que es propio de un hombre. A través del corazón podemos penetrar todo nuestro ser (Sal 102,1), lo más profundo y genuino de cada persona. Si conocemos y tocamos el corazón de una persona, llegamos a su centro, a lo más íntimo. A "todo lo que se expresa como persona única e irrepetible en su yo íntimo y, al mismo tiempo, en su trascendencia." (Juan Pablo II, Vancouver, 1984)

Vamos al corazón de Jesús de Nazaret. Si tomamos los evangelios y si hacemos memoria de cómo es Él con nosotros, encontramos un corazón manso, que escucha, que acompaña, que se conmueve, que conecta con los sentimientos más profundos del que tiene delante y se compadece, un corazón que sufre; un corazón profundo, que es todo entrega.

En el caso de Jesús, Dios hecho hombre, su corazón humano esconde el misterio de la Trinidad y nos revela el amor de Dios, la intimidad y la trascendencia del amor divino. Por eso, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús nos propone contemplar el amor divino en el corazón humano de Jesús.

"¡Si los hombres de hoy, y especialmente los cristianos, llegasen a descubrir de nuevo las maravillas que se pueden conocer y gozar en la celda interior, y más aún en el Corazón de Cristo! ¡Entonces, sí, el hombre volvería a encontrarse a sí mismo, las razones de su dignidad, el fundamento de cada uno de sus valores, la altura de su vocación eterna!" (Juan Pablo II, 29/IV/1980)

Nuestra oración ha de estar centrada en el corazón de Cristo. ¿Lo está? En la meditación diaria tomamos los evangelios, nuestra propia experiencia junto a Él y la de tantos otros, y buscamos conocer quién es Jesús, cómo es, cómo siente, qué le hace sufrir y cómo sufre, qué le gusta, cuáles son sus ilusiones, cómo trata a sus amigos y a sus enemigos, en qué sueña, qué le preocupa, cuándo se aflige, qué le conmueve, qué busca, a quién busca, con quién se detiene, cómo reacciona, cuándo se alegra, cuándo llora, cómo llora, a quién ama, cómo ama... ¿Es así nuestra oración?

En la meditación nos detenemos a mirar y contemplar la mirada de Jesús. Mirándole descubrimos que él nos estaba mirando primero y que "el Señor mira el corazón" (1 S 16,7) Su mirada es pura, infunde paz y seguridad. Y ese intercambio de miradas entre tú y Jesús en la oración, te introduce en el conocimiento interno de Jesús, bajo la acción del Espíritu Santo, y despierta en ti una fascinación y un deseo de ser su amigo, de amarle y seguirle. Así, la contemplación del corazón humano de Jesús en la oración es la puerta para entrar en la intimidad de la comunión trinitaria.

De nuevo nos encontramos con el costado traspasado: Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado (Jn 20, 27) Es una invitación a escrutar la intimidad del amor de Dios que se encarnó, murió yresucitó. Y ya verás, si en la oración introduces la mano, la mente y el corazón en el amor del corazón de Cristo, encontrarás que su bondad es poderosa; a esa omnipotencia en el manar de su bondad la llamamos: Misericordia.
Sagrado Corazón de Jesús, en tí confío

Papa invita a orar "un minuto por la paz" y a celebrar Pentecostés

El Papa Francisco invitó a orar por la paz en Oriente Medio y recordó que el próximo domingo se celebra Pentecostés

Por: Renato Martinez | Fuente: Vatican News 

Al finalizar su catequesis de este miércoles 5 de junio y dirigiendo sus saludos a los peregrinos en lengua italiana, el Papa Francisco recordó la importante iniciativa de “Un Minuto por la Paz”, que fue lanzada por el Foro Internacional de Acción Católica (FIAC), la Acción Católica Italiana, la Acción Católica Argentina, la Unión Mundial de Organizaciones de Mujeres Católicas (UMOFC) y otros organismo, para recordar el histórico encuentro en los jardines del Vaticano entre el Presidente de Israel, Simon Peres y el Presidente de Palestina, Mahmoud Abbas, acaecido el 6 de junio de 2014, junto al Patriarca de Constantinopla Bartolomé I.

Llamamiento del Papa por la paz en Oriente Medio

En su llamamiento el Santo Padre invitó a creyentes y no creyentes a la unidad de propósitos y a la oración por un mundo más fraterno: “El próximo sábado, 8 de junio, se cumplirá el quinto aniversario del encuentro, aquí en el Vaticano, de los Presidentes de Israel y Palestina conmigo y con el Patriarca Bartolomé. A las 13.00 horas estamos invitados a dedicar ‘un minuto por la paz’ – de oración, para los creyentes; de reflexión, para los que no creen – todos juntos por un mundo más fraterno. Gracias a la Acción Católica Internacional que promueve esta iniciativa”.

Catequesis del Papa: “En Rumanía se vivió una importante dimensión ecuménica”

Un minuto por la paz 2019

Este año – precisa la nota de prensa de la FIAC – la iniciativa se celebra el 8 de junio a las 13.00 horas, y va en sintonía con el Documento sobre la “Fraternidad humana para la paz mundial y la convivencia común” firmado en Abu Dhabi el 4 de febrero de 2019, por el Papa

Francisco y el Gran Imán Ahmad Al- Tayyeb: “Al-Azhar y la Iglesia Católica donde piden que este documento se convierta en objeto de investigación y reflexión en todas las escuelas, universidades e institutos de educación y capacitación, para ayudar a crear nuevas generaciones que traigan Bien y Paz y se comprometan en la defensa de los derechos de los oprimidos y de los más necesitados en todas partes”. Por ello, se invita a todos: católicos, cristianos de otras denominaciones y creyentes de otras religiones, hombres y mujeres de buena voluntad “a unirse y trabajar juntos para que el documento se convierta en una guía para las nuevas generaciones hacia la cultura del respeto mutuo, en la comprensión de que la gracia divina  hace a todos los seres humanos hermanos”.

Pentecostés, efusión de fe, esperanza y caridad

Asimismo, el Papa Francisco recordó en la Audiencia General de este miércoles que, el próximo domingo se celebra la Solemnidad de Pentecostés para conmemorar el descenso del Espíritu Santo sobre María y los Apóstoles reunidos en Jerusalén en el Cenáculo: “Que el Señor los encuentre a todos preparados para recibir la abundante efusión del Espíritu Santo. La gracia de sus dones infunda en ustedes nueva vitalidad a su fe, revitalice la esperanza y dé fuerza operativa a la caridad”.

La vigilia de Pentecostés con la Diócesis de Roma

En la víspera de Pentecostés, este sábado todos los fieles de la diócesis de Roma se reúnen en la Plaza de San Pedro para la celebración presidida por el Pontífice. “Celebraremos la Eucaristía de la Vigilia de Pentecostés con el Papa”, lo anunció el Cardenal Angelo De Donatis, Vicario para la Diócesis de Roma, en una carta dirigida a los párrocos, diáconos, religiosos, responsables de los movimientos laicales y de las agregaciones de la diócesis, como se indica en un comunicado del Vicariato. “Un momento importante de comunión y espiritualidad”, subrayó el Cardenal Vicario, explicando que la celebración continuará al final de la Misa, acompañando en procesión el icono de Nuestra Señora del Divino Amor hasta la Piazza di Porta Capena. Quien lo desee puede también vivir la experiencia de la peregrinación nocturna al Santuario del Amor Divino.

¿Cómo reconocer a un falso sacerdote?

En la siguiente nota se detalla cómo identificar a un falso sacerdote y las medidas preventivas para evitar ser engañados.

En varios países se ha multiplicado el número de falsos sacerdotes que se valen de la buena fe de los fieles para “ofrecer sus servicios” a cambio de dinero fácil.

Únicamente el sacramento del Orden Sacerdotal consagra al que lo recibe, configurándolo de modo particular con Jesucristo y capacitándolo para actuar en la misma persona de Cristo para el bien de todo el pueblo de Dios.

En la siguiente nota se detalla cómo identificar a un falso sacerdote y las medidas preventivas para evitar ser engañados.

¿Cómo reconocerlo?

1. Los falsos sacerdotes no tienen ni parroquia ni territorio designado porque no pertenecen a la Iglesia Católica, por lo tanto, no se encuentran en los registros de las diócesis.
2. Salen a “ofrecer sus servicios” (misas, sacramentos) y es común que regalen tarjetas de presentación para que puedan contactarlos.
3. Suelen actuar en lugares lejanos a la parroquia de la ciudad como en pequeñas comunidades donde no hay sacerdotes. Es necesario saber que los sacerdotes católicos tienen prohibido casar, bautizar y en general, oficiar misas fuera de la parroquia o en un templo público reconocido.
4. Crean lazos de amistad con los feligreses e imparten “sacramentos” sin tener en cuenta los impedimentos.
5. Cobran dinero al final de la Misa que celebran “solicitando una contribución económica”.
6. Piden donativos para alguna casa hogar, orfanato o asilo que no existe.En algunos casos hasta ofrecen sus servicios a los propios sacerdotes para ayudarlos en la fiesta parroquial o en Semana Santa.
7. Un gran porcentaje de ellos son personas que estudiaron en el seminario, pero por diversas razones fueron expulsados, otros sirvieron en alguna parroquia como sacristanes o simplemente encontraron una forma de estafar a los fieles y hasta los mismos presbíteros porque conocen las celebraciones litúrgicas.

Medidas preventivas

1. Acudir a nuestra parroquia para que nos orienten sobre los requisitos necesarios para la celebración de los sacramentos.
2. En caso de la pérdida de un familiar, acudir a la parroquia más cercana al velatorio o a nuestra propia parroquia para solicitar los servicios correspondientes.
3. Nunca aceptar a los sacerdotes que se dan a conocer con tarjetas de presentación o que ofrecen “servicios a domicilio”.
4. Exigir al sacerdote la credencial expedida por la diócesis correspondiente.
5. Si no es posible encontrar un sacerdote, es obligación de los fieles abstenerse de las celebraciones de los impostores pues no tienen ninguna validez.
6. Se debe denunciar al falso sacerdote inmediatamente a las autoridades eclesiásticas.
7.  Advertir a los demás fieles a tener cuidado del impostor.

¿Realmente se puede vender el alma al demonio?

Teológica o filosóficamente hablando no es algo factible, veamos el porqué

Hace días pasó en mi ciudad en Monterrey Nuevo León, que a una mujer joven durante un rito satánico que hacían en su casa, le pidieron que ofreciera a su hijo, un pequeño de 3 años, y sin piedad lo quemó vivo dentro de su casa. ¿Qué dice la Iglesia sobre estas almas que por otras son ofrecidas al demonio? Era un niño, creo yo que a su edad aún no conocía el pecado, ¿qué pasa con él entonces? ¿Se condena o entra en la justicia divina y confiamos esté en la casa de Dios? ¿Podemos hacer algo por esas almas? 

La tragedia de Fausto es una obra de teatro basada en una historia escrita por Goethe en la que este doctor vende su alma al diablo para conseguir poder y conocimiento. Fausto hace un trato con el diablo: venderle su cuerpo y alma para recibir placeres y poderes sobrenaturales durante algunos años.

El diablo, aceptando el trato, le concede al Dr. Faustus el goce de los placeres del pecado durante esa temporada, y su destino parece estar sellado. Pero cuando se cumple el plazo, Fausto intenta frustrar los planes del diablo, enfrentándose a una muerte espantosa.

Esta historia es pues una leyenda que funciona bien como una metáfora de la paga del pecado, aunque no tenga ningún asidero bíblico ni teológico.

En la sagrada escritura no existe ningún caso de una persona que haya literalmente “vendido” su alma a Satanás. Tampoco teológica o filosóficamente hablando es algo factible.

A partir de aquí hay que tener pues en cuenta 5 cosas:

1. Nadie puede pactar con el diablo para ofrecerle o venderle la propia vida (o el alma) o una vida ajena, por la sencilla razón que no nos pertenecemos a nosotros mismos, como tampoco nadie nos pertenece; todos le pertenecemos a Dios, somos suyos (Sal 8, 6-7; Ef 2, 10).

Cuando se escucha decir que una persona le ha vendido el alma al diablo se está diciendo simplemente que dicha persona, para conseguir a toda costa sus objetivos, ha preferido recurrir a medios non sanctos (pecados graves) sin importarle su condenación; es solo una figura metafórica. Por otra parte, no es posible firmar ningún tipo de contrato con el diablo y menos aún protocolizarlo ante notario.

En el mismo sentido también son erróneas aquellas afirmaciones de muchos cuando, por ejemplo, dicen: “Yo con mi cuerpo hago lo que quiero”, o “yo tengo derecho a decidir sobre mi cuerpo”. El espíritu, alma y cuerpo (la totalidad) no le pertenecen a la persona humana, sino a Dios su creador; en consecuencia cada uno está llamado sólo a respetar y administrar los dones de Dios comenzando por el don de la vida.

2. Aunque le pertenezcamos a Dios, Él no nos obliga a estar a su lado, en su casa, como expresa la parábola del Padre misericordioso (conocida también como del hijo pródigo) (Lc 15,11-22), en que, muy a su pesar, el padre deja marchar a su hijo menor.

Si optamos conscientemente por estar lejos del Padre, Él, aunque no quiera, permite que nos vayamos, nos deja ir para sufrir. Cristo nos liberó para que seamos libres; nosotros debemos mantenernos firmes en esa libertad para no someternos otra vez al yugo de la esclavitud (Ga 5, 1).

3. Y hablando concretamente del bebé que “supuestamente” fue ofrecido al diablo, siendo asesinado por su propia madre al arrojarlo al fuego, pues ese bebé no tendrá un destino de condenación haya o no recibido el sacramento del Bautismo.

Ese niño le pertenece a Dios su creador, y la madre, en un acto de demencia, tampoco tenía la posibilidad, como se ha dicho antes, de ofrecerlo al diablo porque no es suyo, no le pertenece aunque sea “su” hijo.

En caso de que el bebé en cuestión no hubiera recibido el sacramento del bautismo, él tiene un camino de salvación (Catecismo, 1261). “El Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de ser asociados, del modo queDios conoce, al misterio pascual” (Gaudium et spes, 22).

4. No le podemos ofrecer a nadie lo que no nos pertenece. Una persona puede ofrecer lo que ha hecho consciente y voluntariamente con sus propias manos. Y Dios objetivamente sólo puede recibir lo que esté de acuerdo con su voluntad. Las ofrendas a Dios han de ser lo mejor de lo mejor, recordemos la ofrenda de Abel (Gn 4, 4).

Dios sólo recibe lo bueno; ni Él puede recibir lo malo ni el diablo puede recibir lo bueno (la santa e inocente vida de ese bebé de tres años).

5.- Y finalmente recordemos que el poder de Satanás está limitado por la voluntad de Dios (Jb 1, 10-12; 1 Co 10, 13). Él defiende lo suyo y Él ha provisto los medios para defendernos contra los ataques de Satanás y contra su poder (Ef 6, 11-12).

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