Estén prevenidos y oren incesantemente


El Papa y Erdogan en Ankara

Erdogan denuncia ante el papa en Ankara el aumento de la islamofobia
Francisco rechaza la "mera respuesta militar" contra el terrorismo en Siria e Irak
"Reiterando que es lícito detener al agresor injusto, aunque respetando siempre el derecho internacional"
Redacción, 28 de noviembre de 2014 a las 17:02
Ha habido y sigue habiendo graves persecuciones contra grupos minoritarios, especialmente -aunque no solo- los cristianos y los yazidíes

El papa Francisco rechazó hoy la "mera respuesta militar" contra el terrorismo en Siria e Irak aunque recordó que es "lícito detener al agresor injusto" en un discurso ante las autoridades de Turquía, donde comenzó una visita oficial.

"Reiterando que es lícito detener al agresor injusto, aunque respetando siempre el derecho internacional, quiero recordar también que no podemos confiar la resolución del problema a la mera respuesta militar", dijo el pontífice.

Bergoglio recordó que en Siria e Irak, donde el grupo yihadista Estado Islámico ha declarado un califato, "la violencia terrorista no da indicios de aplacarse" y que en ambos casos "se constata la violación de las leyes humanitarias más básicas".

El papa pronunció estas palabras ante el presidente turco, Recep Tayip Erdogan, quien le recibió en el palacio presidencial de Ankara, en la primera etapa del viaje que el sábado le llevará a Estambul.

El pontífice destacó que Turquía, que acoge refugiados procedentes de esos dos países, "está directamente afectada por los efectos de esta dramática situación en sus confines y la comunidad internacional tiene la obligación moral de ayudarla".

"No se puede permanecer en la indiferencia ante lo que han provocado estas tragedias", añadió el papa, quien pidió un "gran esfuerzo común" para alcanzar una "paz duradera" basada en la confianza mutua y que se destinen recursos "no a las armas sino a las verdaderas luchas dignas del hombre".

Estas son, recordó, el combate contra "el hambre y la enfermedad, en favor del desarrollo sostenible y la salvaguardia de la creación, (y) del rescate de tantas formas de pobreza y marginación, que tampoco faltan en el mundo moderno".

En territorio sirio e iraquí, "se constata la violación de las leyes humanitarias más básicas contra los presos y grupos étnicos enteros", según el papa argentino.

Bergoglio denunció que "ha habido y sigue habiendo graves persecuciones contra grupos minoritarios, especialmente -aunque no solo- los cristianos y los yazidíes".

Y recordó que "miles de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares y su patria para poder salvar su vida y permanecer fieles a sus creencias".

En su mensaje a las autoridades turcas defendió el "diálogo interreligioso e intercultural" para "apartar toda forma de integrismo y de terrorismo, que humilla gravemente la dignidad de todos los hombres e instrumentaliza la religión".

Pidió además "la solidaridad de todos los creyentes" con el objetivo de contraponerla al "fanatismo y al integrismo, a las fobias irracionales que alientan la incomprensión y la discriminación".

Ante las principales autoridades del país que le recibe, de abrumadora mayoría musulmana pero cuyo Estado se declara laico, el papa dijo que "es fundamental" que los ciudadanos musulmanes, judíos y cristianos gocen -tanto en las disposiciones de la ley como en su aplicación efectiva- de los mismos derechos y respeten las mismas obligaciones.

"La libertad religiosa y la libertad de expresión, efectivamente garantizadas para todos, impulsará el florecimiento de la amistad, convirtiéndose en un signo elocuente de paz", agregó el papa.

Erdogan y la islamofobia

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, denunció hoy ante el papa Francisco, a quien recibió en visita oficial en Ankara, el aumento de la islamofobia en Occidente y de los prejuicios entre cristianos y musulmanes.

"Vemos con pena que los prejuicios entre unos y otros están creciendo en el mundo musulmán y cristiano. En Occidente se expanden el racismo, la islamofobia y la discriminación", dijo Erdogan ante su invitado en el palacio presidencial de la capital turca.

"En los países occidentales está creciendo la intolerancia contra los musulmanes", denunció el presidente turco, quien dijo tras su encuentro privado con el pontífice que "no hay asunto del que pensemos de manera diversa".

"Las actitudes occidentales que equiparan al Islam con el terrorismo hacen daño a millones de musulmanes", se quejó Erdogán, quien añadió: "seguimos con tristeza la violencia en el mundo musulmán que alimenta los prejuicios contra los musulmanes".

"La gente desesperada cae en los brazos de las organizaciones terroristas. El Estado Islámico (EI), Al Qaeda y Boko Haram son el resultado de políticas equivocadas y la gente desesperada queda expuesta a sus manipulaciones", dijo.

"Todo el mundo sabe y habla del Estado Islámico, pero no se ve tanto la matanza de 300.000 personas en Siria, con siete millones de refugiados, el estado de terror que hay allí y a la persona detrás de él. Solo se habla de quién le sustituiría si se marchara", aludió, aunque sin mencionar su nombre, al presidente sirio, Bachar el Asad.

"La comunidad internacional no presta atención a la violencia en Gaza y los ataques a la Mezquita de la Roca en Jerusalén. No presta suficiente atención al terror del PKK (partido kurdo) que mató a unas 50.000 personas durante treinta años en Turquía. No presta bastante atención a algunas dictaduras", añadió.

"La tolerancia y la alianza son la solución. Contra la islamofobia en Occidente y la acumulación de rabia en el mundo musulmán podemos luchar juntos", propuso.

"Tenemos que trabajar juntos para dar una solución contra el racismo, la discriminación y el discurso del odio", insistió Erdogan.

El presidente turno recordó la iniciativa de la Alianza de las Civilizaciones (propuesta conjuntamente con el anterior jefe del Gobierno español, José Luís Rodríguez Zapatero, entre otros líderes) y dijo que se trata de una propuesta "importante" que debería "desarrollarse".

Tras el discurso de Erdogan intervino el papa, quien también se refirió a la situación de violencia en Siria e Irak, donde el EI ha proclamado un califato en los territorios que controla.

El pontífice rechazó la "mera respuesta militar" contra el terrorismo en Siria e Irak, aunque recordó que es "lícito detener al agresor injusto". (RD/Agencias)

Texto íntegro del discurso del Papa

Señor Presidente,
Señor Primer Ministro,

Distinguidas Autoridades,

Señoras y Señores


Me alegra visitar su país, rico en bellezas naturales y en historia, plagado de huellas de antiguas civilizaciones y puente natural entre dos continentes y entre diferentes expresiones culturales. Esta tierra es bien querida por todos los cristianos por haber sido cuna de san Pablo, que fundó aquí diferentes comunidades cristianas; por haberse celebrado en esta tierra los siete primeros concilios de la Iglesia, y por la presencia, cerca de Éfeso, de lo que una venerable tradición considera la «Casa de María», el lugar donde la Madre de Jesús vivió durante unos años, y que es meta de la devoción de tantos peregrinos de todas las partes del mundo, no sólo cristianos, sino también musulmanes.

Pero las razones de la consideración y el aprecio por Turquía no se deben sólo a su pasado, a sus antiguos monumentos, sino también a la vitalidad de su presente, la laboriosidad y generosidad de su pueblo, el papel que desempeña en el concierto de las naciones.

Es para mí un motivo de alegría tener la oportunidad de continuar con ustedes un diálogo de amistad, estima y respeto, en la línea emprendida por mis predecesores, el beato Papa Pablo VI, san Juan Pablo II y Benedicto XVI, diálogo preparado y favorecido a su vez por la actuación del entonces Delegado Apostólico, Mons. Angelo Giuseppe Roncalli, después san Juan XXIII, y por el Concilio Vaticano II.
Necesitamos un diálogo que profundice el conocimiento y valore con discernimiento tantas cosas que nos acomunan, permitiéndonos al mismo tiempo considerar con ánimo lúcido y sereno las diferencias, con el fin de aprender también de ellas.
Es preciso llevar adelante con paciencia el compromiso de construir una paz sólida, basada en el respeto de los derechos fundamentales y en los deberes que comporta la dignidad del hombre. Por esta vía se pueden superar prejuicios y falsos temores, dejando a su vez espacio para la estima, el encuentro, el desarrollo de las mejores energías en beneficio de todos.

Para ello, es fundamental que los ciudadanos musulmanes, judíos y cristianos, gocen - tanto en las disposiciones de la ley como en su aplicación efectiva - de los mismos derechos y respeten las mismas obligaciones. De este modo, se reconocerán más fácilmente como hermanos y compañeros de camino, alejándose cada vez más de las incomprensiones y fomentando la colaboración y el entendimiento. La libertad religiosa y la libertad de expresión, efectivamente garantizadas para todos, impulsará el florecimiento de la amistad, convirtiéndose en un signo elocuente de paz.
El Medio Oriente, Europa, el mundo, esperan este florecer. El Medio Oriente, en particular, es teatro de guerras fratricidas desde hace demasiados años, que parecen nacer una de otra, como si la única respuesta posible a la guerra y la violencia debiera ser siempre otra guerra y otras de violencias.

¿Por cuánto tiempo deberá sufrir aún el Medio Oriente por la falta de paz? No podemos resignarnos a los continuos conflictos, como si no fuera posible cambiar y mejorar la situación. Con la ayuda de Dios, podemos y debemos renovar siempre la audacia de la paz. Esta actitud lleva a utilizar con lealtad, paciencia y determinación todos los medios de negociación, y lograr así los objetivos concretos de la paz y el desarrollo sostenible.
Señor Presidente, para llegar a una meta tan alta y urgente, una aportación importante puede provenir del diálogo interreligioso e intercultural, con el fin de apartar toda forma de fundamentalismo y de terrorismo, que humilla gravemente la dignidad de todos los hombres e instrumentaliza la religión.

Es preciso contraponer al fanatismo y al fundamentalismo, a las fobias irracionales que alientan la incomprensión y la discriminación, la solidaridad de todos los creyentes, que tenga como pilares el respeto de la vida humana, de la libertad religiosa - que es libertad de culto y libertad de vivir según la ética religiosa -, el esfuerzo para asegurar todo lo necesario para una vida digna, y el cuidado del medio ambiente natural. De esto tienen necesidad con especial urgencia los pueblos y los Estados del Medio Oriente, para poder «invertir el rumbo» finalmente y llevar adelante un proceso de paz exitoso, mediante el rechazo de la guerra y la violencia, y la búsqueda del diálogo, el derecho y la justicia.

En efecto, hasta ahora estamos siendo todavía testigos de graves conflictos.

En Siria y en Irak, en particular, la violencia terrorista no da indicios de aplacarse. Se constata la violación de las leyes humanitarias más básicas contra los presos y grupos étnicos enteros; ha habido, y sigue habiendo, graves persecuciones contra grupos minoritarios, especialmente - aunque no sólo - los cristianos y los yazidíes: cientos de miles de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares y su patria para poder salvar su vida y permanecer fieles a sus creencias.

Turquía, acogiendo generosamente a un gran número de refugiados, está directamente afectada por los efectos de esta dramática situación en sus confines, y la comunidad internacional tiene la obligación moral de ayudarla en la atención a los refugiados. Además de la ayuda humanitaria necesaria, no se puede permanecer en la indiferencia ante lo que ha provocado estas tragedias. Reiterando que es lícito detener al agresor injusto, aunque respetando siempre el derecho internacional, quiero recordar también que no podemos confiar la resolución del problema a la mera respuesta militar.

Es necesario un gran esfuerzo común, fundado en la confianza mutua, que haga posible una paz duradera y consienta destinar los recursos, finalmente, no a las armas sino a las verdaderas luchas dignas del hombre: contra el hambre y la enfermedad, en favor del desarrollo sostenible y la salvaguardia de la creación, del rescate de tantas formas de pobreza y marginación, que tampoco faltan en el mundo moderno.

Turquía, por su historia, por su posición geográfica y por la importancia en la región, tiene una gran responsabilidad: sus decisiones y su ejemplo tienen un significado especial y pueden ser de gran ayuda para favorecer un encuentro de civilizaciones e identificar vías factibles de paz y de auténtico progreso.
Que el Altísimo bendiga y proteja Turquía, y la ayude a ser un válido y convencido artífice de la paz.

Evangelio según San Lucas 21,34-36. 


Jesús dijo a sus discípulos: "Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra. Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre".

Afraates (¿- c. 345), monje, obispo cerca de Mossul. Las Disertaciones, nº 4

« Estad siempre despiertos y pedid insistentemente »

Amigo, cuando se hace lo que gusta a Dios, eso es oración, y es eso lo que me parece bello... Por encima de todo sé asiduo a la oración sin cansarte, tal como está escrito pues nuestro Señor dijo: «Orad sin cesar». Asiste con asiduidad a las vigilias, aleja de ti el sueño y la pesadez, permanece en vela día y noche sin desanimarte.

Voy a enseñarte los modos de oración: en efecto, está la oración de petición, la de acción de gracias y la alabanza; la de petición es cuando pedimos misericordia por nuestros pecados, la acción de gracias es cuando das gracias a tu Padre que está en los cielos, y la alabanza cuando le alabas por sus obras. Cuando estás en peligro, acude a la petición; cuando te sabes provisto de bienes dale gracias al que te los da; y cuando estás de buen humor, presenta la alabanza.

Todas tus plegarias debes presentarlas delante de Dios según las circunstancias. Fíjate en lo que el mismo David decía en todo momento: «Me levanto a medianoche a darte gracias por tus justos juicios» (Sl 118,62).

Y en otro salmo dice también: «Alabad al Señor en el cielo, alabad al Señor en lo alto» (Sl 148,1). Y, finalmente, dice: «Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca» (sl 33,2).

Porque no debes orar siempre de la misma manera sino según las circunstancias.

Y yo, amigo, estoy completamente convencido que todo lo que los hombres piden asiduamente, Dios se lo concede. Pero el que ofrece con hipocresía no es agradable al Señor, tal como está escrito: Al que hace oración, que se fije bien en si su ofrenda no tiene algún defecto, y si es así que la ofrezca seguidamente, pues de lo contrario su ofrenda quedará en tierra (cf Mt 5,23-24; Mc 11,25). Y, ¿qué es la ofrenda sino la oración?... En efecto, de todas las ofrendas, la oración pura es la mejor.

San Saturnino de Tolosa


San Saturnino de Toulouse, obispo y mártir

En Toulouse, de la Galia Narbonense, conmemoración de san Saturnino, obispo y mártir, que, según la tradición, en tiempo del mismo Decio fue detenido por los paganos en el Capitolio de esta ciudad, y arrastrado por las escaleras desde lo alto del edificio, hasta que, destrozados la cabeza y el cuerpo, entregó su alma a Cristo.
El santo de las canciones infantiles, san Serenín, es también el que da su nombre a una de las iglesias románicas más hermosas del mundo, Saint-Sernin de Toulouse o Tolosa del Languedoc, ciudad de la que fue el primer obispo.
La tradición le supone griego, nacido en Patras, pero naturalmente es un disparate creer que le bautizó san Juan Bautista, que fue discípulo de los apóstoles y que era uno de los que asistieron a la Santa Cena (hubo ciertos hagiógrafos no muy respetuosos con la cronología) Lo que sí es posible es que a comienzos del siglo III el Papa san Fabián le enviase a la Galia.
De su vida se sabe muy poco, pero se cree que misionó en su amplio territorio a ambos lados del Pirineo y que mandó a su discípulo Honesto para evangelizar Pamplona; también se cree que el propio san Saturnino visitó la capital Navarra y que fue maestro del san Fermín pamplonés. Más seguras parecen las referencias a su muerte, en la época de la persecución de Decio: los sacerdotes paganos de Tolosa le atribuyeron el mutismo de sus ídolos, que habían dejado de emitir oráculos, y cuando el obispo pasaba cerca del templo de Júpiter la muchedumbre se apoderó de él y le ató a un toro que iba a ser inmolado. El animal echó a correr arrastrando al mártir. En torno a sus reliquias se construyó primero una abadía y luego la basílica actual, que visitaban todos los peregrinos de Santiago, y así fue como su culto se extendió por España y todo el norte de Francia.

Oremos 
Dios de poder y misericordia, que diste tu fuerza al mártir San Saturnino, para que pudiera resistir el dolor de su martirio, concédenos que quienes celebramos hoy el día de su victoria, con tu protección, vivamos libres de las asechanzas del enemigo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo

El Papa, en la Dinayet de Ankara

Denuncia que "la situación humanitaria es angustiosa" en Siria e Irak
El Papa condena en Ankara "la violencia que busca justificación religiosa"
"Los musulmanes y los cristianos somos depositarios de inestimables riquezas espirituales"
Se los ha sacado a la fuerza de sus hogares, tuvieron que abandonarlo todo para salvar la vida y no renegar de la fe

El papa Francisco condenó hoy ante la máxima autoridad religiosa del Estado turco "la violencia que busca una justificación religiosa" después de denunciar que la situación en Oriente Medio "es verdaderamente trágica".

En su discurso en Ankara ante los responsables de la Diyanet, la institución estatal turca que se ocupa de los asuntos religiosos en un país donde más del 99 por ciento de la población es musulmana, se refirió especialmente a la situación en Irak y Siria.

"La situación humanitaria es angustiosa", repitió el pontífice, quien se mostró preocupado por que "comunidades enteras, especialmente -aunque no solo- cristianos y yazidíes, hayan sufrido y sigan sufriendo violencia inhumana a causa de su identidad étnica y religiosa".

"Se los ha sacado a la fuerza de sus hogares, tuvieron que abandonarlo todo para salvar la vida y no renegar de la fe", recordó el papa, quien no olvidó que la violencia ha golpeado también "a edificios sagrados, monumentos, símbolos religiosos y al patrimonio cultural".

"Como queriendo borrar toda huella, toda memoria del otro", lamentó.

"Como dirigentes religiosos tenemos obligación de denunciar todas las violaciones de la dignidad y de los derechos humanos", agregó Francisco en el segundo discurso pronunciado en tierra turca tras el que dirigió a las autoridades civiles del país, adonde llegó hoy en visita oficial de tres días.

"La violencia que busca una justificación religiosa merece la más enérgica condena", continuó el pontífice, quien dijo que el mundo espera de quienes dicen adorar a Dios que "sean capaces de vivir como hermanos y hermanas, no obstante la diversidad étnica, religiosa, cultural o ideológica".

Francisco afirmó que "los musulmanes y los cristianos somos depositarios de inestimables riquezas espirituales" de las que dijo que, vividas "de modo sincero, pueden transformar la vida y dar una base segura a la dignidad y la fraternidad de los hombres".

"Las buenas relaciones y el diálogo entre los dirigentes religiosos tiene gran importancia", defendió el pontífice, quien dijo que "el respeto mutuo y la amistad son posibles, pese a las diferencias".

"En particular, los responsables de las comunidades religiosas pueden ofrecer la valiosa contribución de los valores que hay en sus respectivas tradiciones", dijo el papa en otro momento de su intervención ante, entre otros, el presidente de la Diyanet, Mehmet Gormez.

Francisco, que llegó hoy a Ankara, primera etapa de una visita de tres días a Turquía, recordó que es "tradición de los papas" que estos se encuentren con las autoridades y las comunidades de otras religiones.

"Sin esta apertura al encuentro y al diálogo, una visita papal no respondería plenamente a su finalidad, como yo la entiendo, en la línea de mis venerados predecesores", agregó Francisco antes de recordar el encuentro que en la propia Diyanet mantuvo en 2006 el papa Benedicto XVI. (RD/Agencias)

DISCURSO COMPLETO DEL PAPA FRANCISCO EN EL DIYANET

Señor Presidente,
Autoridades religiosas y civiles,
Señoras y señores

Es para mí un motivo de alegría encontrarles hoy, durante mi visita a su país. Agradezco al señor Presidente de este importante Organismo por la cordial invitación, que me ofrece la ocasión estar con los dirigentes políticos y religiosos, musulmanes y cristianos.

Es tradición que los Papas, cuando viajan a otros países como parte de su misión, se encuentren también con las autoridades y las comunidades de otras religiones. Sin esta apertura al encuentro y al diálogo, una visita papal no respondería plenamente a su finalidad, como yo la entiendo, en la línea de mis venerados predecesores. En esta perspectiva, me complace recordar de manera especial el encuentro que tuvo el Papa Benedicto XVI en este mismo lugar, en noviembre de 2006.

En efecto, las buenas relaciones y el diálogo entre los dirigentes religiosos tiene gran importancia. Representa un claro mensaje dirigido a las respectivas comunidades para expresar que el respeto mutuo y la amistad son posibles, no obstante las diferencias. Esta amistad, además de ser un valor en sí misma, adquiere especial significado y mayor importancia en tiempos de crisis, como el nuestro, crisis que en algunas zonas del mundo se convierten en auténticos dramas para poblaciones enteras.

Hay efectivamente guerras que siembran víctimas y destrucción; tensiones y conflictos interétnicos e interreligiosos; hambre y pobreza que afligen a cientos de millones de personas; daños al ambiente natural, al aire, al agua, a la tierra. La situación en el Medio Oriente es verdaderamente trágica, especialmente en Irak y Siria. Todos sufren las consecuencias de los conflictos y la situación humanitaria es angustiosa. Pienso en tantos niños, en el sufrimiento de muchas madres, en los ancianos, los desplazados y refugiados, en la violencia de todo tipo. Es particularmente preocupante que, sobre todo a causa de un grupo extremista y fundamentalista, enteras comunidades, especialmente - aunque no sólo - cristianas y yazidíes, hayan sufrido y sigan sufriendo violencia inhumana a causa de su identidad étnica y religiosa. Se los ha sacado a la fuerza de sus hogares, tuvieron que abandonar todo para salvar sus vidas y no renegar de la fe. La violencia ha llegado también a edificios sagrados, monumentos, símbolos religiosos y al patrimonio cultural, como queriendo borrar toda huella, toda memoria del otro.

Como dirigentes religiosos, tenemos la obligación de denunciar todas las violaciones de la dignidad y de los derechos humanos. La vida humana, don de Dios Creador, tiene un carácter sagrado. Por tanto, la violencia que busca una justificación religiosa merece la más enérgica condena, porque el Todopoderoso es Dios de la vida y de la paz. El mundo espera de todos aquellos que dicen adorarlo, que sean hombres y mujeres de paz, capaces de vivir como hermanos y hermanas, no obstante la diversidad étnica, religiosa, cultural o ideológica. A la denuncia debe seguir el trabajo común para encontrar soluciones adecuadas. Esto requiere la colaboración de todas las partes: gobiernos, dirigentes políticos y religiosos, representantes de la sociedad civil y todos los hombres y mujeres de buena voluntad. En particular, los responsables de las comunidades religiosas pueden ofrecer la valiosa contribución de los valores que hay en sus respectivas tradiciones. Nosotros, los musulmanes y los cristianos, somos depositarios de inestimables riquezas espirituales, entre las cuales reconocemos elementos de coincidencia, aunque vividos según las propias tradiciones: la adoración de Dios misericordioso, la referencia al patriarca Abraham, la oración, la limosna, el ayuno... elementos que, vividos de modo sincero, pueden transformar la vida y dar una base segura a la dignidad y la fraternidad de los hombres. Reconocer y desarrollar esto que nos acomuna espiritualmente - mediante el diálogo interreligioso - nos ayuda también a promover y defender en la sociedad los valores morales, la paz y la libertad (cf. Juan Pablo II, A la comunidad católica de Ankara, 29 noviembre 1979). El común reconocimiento de la sacralidad de la persona humana sustenta la compasión, la solidaridad y la ayuda efectiva a los que más sufren. A este propósito, quisiera expresar mi aprecio por todo lo que el pueblo turco, los musulmanes y los cristianos, están haciendo en favor de los cientos de miles de personas que huyen de sus países a causa de los conflictos. Y esto es un ejemplo concreto de cómo trabajar juntos para servir a los demás, un ejemplo que se ha de alentar y apoyar. He sabido con satisfacción de las buenas relaciones y de la colaboración entre la Diyanet y el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso. Espero que continúen y se consoliden, por el bien de todos, porque toda iniciativa de diálogo auténtico es signo de esperanza para un mundo tan necesitado de paz, seguridad y prosperidad.

Señor Presidente, expreso nuevamente gratitud a usted y a sus colaboradores por este encuentro, que llena de gozo mi corazón. Agradezco también a todos ustedes su presencia y las oraciones que tendrán la bondad que ofrecer por mi servicio. Por mi parte, les aseguro que yo rogaré igualmente por ustedes. Que el Señor nos bendiga.

Francisco firma en el libro de Santa Sofía

Francisco se recoge en oración en la Mezquita Azul junto al Gran Muftí
El Papa de Roma en Santa Sofía: "¡Qué belleza!"
Dedicatoria en libro de honor de Santa Sofía: "Quam dilecta tabernacula tua Domine"
José Manuel Vidal, 29 de noviembre de 2014 a las 11:25
Mi alma se eleva al Omnipotente, fuente y origen de toda belleza, y pide al Altísimo que guíe siempre los corazones de la humanidad por el camino de la verdad, de la bondad y de la paz

(José M. Vidal).- Cambio de última hora en el programa del Papa en Estambul. Su primera visita, tras llegar a la antigua Constantinopla, no será a Santa Sofía, sino a la Mezquita Azul, para evitar la coincidencia con la ora de la oración musulmana. Y, a continuación, la visita a Santa Sofía, a tiro de piedra de la mezquita.

Larga explicación del imán al Papa en la mezquita azul. Y ambos se recogen para rezar juntos.El Papa, al lado del imán, sumamente concentrado y con la cabeza inclinada, en señal de respeto. La oración común dura varios minutos, durante lso cuales el Papa permanece con los ojos cerrados.

Tras la oración, el imán le hace entrega de un regalo, símbolo del reconocimiento entre ambas religiones. Y el Papa, le entrega un rosario. Y, ya distendidos, comentan las peculiaridades artísticas de la mezquita. Y el Papa admira su impresionante belleza.

"Tenemos que glorificar y adorar a Dios", dice el Papa. Y el imán asiente y le despide en la puerta con un mensaje de paz. Y el Papa se sube a su pequeño coche, camino de Santa Sofía, tan sólo a unos cientos de metros.

La comitiva se dirige justo enfrente de la mezquita Azul. Allí destaca la siempre bella Santa Sofía, edificada por Justiniano. Llega al instante y, en la puerta, es vitoreado con vivas, cánticos y palmas.

UN guía le explica al Papa las grandes características arquitectónicas de Santa Sofía, que el Papa escucha atentamente. Y la visita guiada continúa dentro del ahora museo. El Papa contempla, admirado la belleza de la basílica. "¡Qué belleza!", dice el Papa.

En plena explicación turística, comienza a sonar la voz del muecin, que invita a la oración. Su canto resuena en el interior de Santa Sofía.

Terminada la visita, el Papa firma en el libro de oro de Santa Sofía y se realiza el intercambio de regalos.

Ésta es su dedicatoria: "Quam dilecta tabernacula tua Domine (Psalmus 83). Contemplando la belleza y la armonía de este lugar sagrado, mi alma se eleva al Omnipotente, fuente y origen de toda belleza, y pide al Altísimo que guíe siempre los corazones de la humanidad por el camino de la verdad, de la bondad y de la paz"

Al Papa le regalan dos libros:uno para el cuidado del cuerpo y del espíritu. Otros sobre hierbas medicinales.

Y El Papa les regala un rosario.El muecín continúa cantando. El Papa se despide de Santa Sofía y se sube a su pequeño utilitario, entre los cánticos de los cientos de personas allí congregadas que le vitorea: ¡Viva el Papa!

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