El sembrador salió a sembrar
- 24 Julio 2019
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Chárbel Makhluf, Santo
Memoria Litúrgica, 24 de julio
Gran amante de la Eucaristía y de la Virgen Santísima
Martirologio Romano: San Sarbelio (José, Charbel) Makhluf, presbítero de la Orden de los Maronitas Libaneses, que, por amor a la soledad y para alcanzar la más alta perfección, dejó el cenobio de Annaya, en el Líbano, y se retiró al desierto, en el que sirvió a Dios día y noche, viviendo con gran austeridad, ayunando y orando (†1898).
Breve Biografía
Youssef (José) nació el 8 de mayo de 1828 en un pequeño poblado del Líbano llamado Biqa-Kafra. Era el quinto hijo de Antonio Makhlouf y Brígida Choudiac, sencillos campesinos llenos de fe. Dos de sus tíos maternos eran monjes en el monasterio de Quzhaya que distaba una hora de camino desde Biqa-Kafra. José los visitaba con frecuencia y se quedaba con ellos ayudando en los oficios divinos, participando en sus oraciones y cantos y escuchando sus sabios consejos.
Tenía veintitrés años cuando dejó casa y familia para entrar al monasterio de Nuestra Señora de Mayfouk de la orden maronita libanesa.
Al recibir el hábito de novicio cambió su nombre por el de Chárbel, nombre de un mártir de la iglesia de Antioquía que murió en el año 107 bajo el imperio de Trajano. Cuando su madre y su tío se enteraron de su decisión, se dirigieron inmediatamente a buscarlo al monasterio tratando de convencerlo de que regresara. Finalmente, Brígida, también convencida de la vocación de su hijo, le dijo: Si no fueras a ser buen religioso te diría: ¡Regresa a casa! Pero ahora sé que el Señor te quiere a su servicio. Y en mi dolor al estar separada de tí, le digo resignada: ¡Que Dios te bendiga, hijo mío, y que haga de ti un santo...!
Desde joven había desarrollado una intensa vida interior y de oración que durante sus años de monje había madurado. Pronto se despertó en él la vocación por la vida eremítica que, de acuerdo con la tradición cristiana, se debe hacer viviendo en soledad. Se retiró a la ermita de San Pedro y San Pablo en Gebel an Nour (Montaña de la Luz) que tenía sólo dos habitaciones pequeñísimas y un oratorio también estrechísimo. Comenzó esta vida más austera en el año 1875 y la llevó durante veintitrés años. Se ejercitaba en diversas mortificaciones y en la oración continua; dormía sobre el suelo y comía una sola vez al día. Ordinariamente oficiaba la misa hacia el mediodía de tal forma que pasaba la mañana preparándose para el Santo Sacrificio y la tarde dando gracias a Dios. Vivía en el más absoluto retiro, del que sólo salía para atender alguna necesidad pastoral.
El 16 de diciembre de 1898 estaba celebrando la misa hacia las once de la mañana, cuando le sobrevino un ataque de parálisis en el momento de la consagración. Murió el 24 de diciembre y sus restos reposan en el monasterio de San Maron, actual meta de peregrinaciones y milagros incesantes. Fue canonizado el 9 de octubre de 1977 por el papa Pablo VI.
¿Busco, deseo, estar con Jesús en la oración, en la Eucaristía?
Santo Evangelio según san Mateo 13, 1-9. Miércoles XVI del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Concédeme, Señor, la gracia de que en este momento de oración experimente y goce el poder estar a tu lado, contemplarte y escucharte. Que descubra tu amor y presencia, tu escucha amorosa.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 13, 1-9
Un día salió Jesús de la casa donde se hospedaba y se sentó a la orilla del mar. Se reunió en torno suyo tanta gente, que él se vio obligado a subir a una barca, donde se sentó, mientras la gente permanecía en la orilla. Entonces Jesús les habló de muchas cosas en parábolas y les dijo:
"Una vez salió un sembrador a sembrar, y al ir arrojando la semilla, unos granos cayeron a lo largo del camino; vinieron los pájaros y se los comieron. Otros granos cayeron en terreno pedregoso, que tenía poca tierra; ahí germinaron pronto, porque la tierra no era gruesa; pero cuando subió el sol, los brotes se marchitaron, y como no tenían raíces, se secaron. Otros cayeron entre espinos, y cuando los espinos crecieron, sofocaron las plantitas. Otros granos cayeron en tierra buena y dieron fruto: unos, ciento por uno; otros, sesenta; y otros, treinta. Él que tenga oídos, que oiga".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Seguramente hemos experimentado muchas veces lo bello y gratificante que es el pasar un largo tiempo en diálogo con una o varias personas, o también simplemente estar en su compañía. En el Evangelio de hoy vemos cómo Jesús pasó largo tiempo hablándole a la muchedumbre que lo escuchaba. ¿Qué experimentaban en sus corazones los que escuchaban al Señor, qué les hacía estar largo tiempo en su presencia? A mí, ¿qué me hace estar con el Señor? ¿Busco y deseo estar a su lado, le escucho?
El Señor nos ama tanto que está siempre para nosotros. Él vino, se encarnó para comunicarnos su amor, para darnos luz, para enseñarnos la verdad y el camino, para darnos vida. Sus palabras deben tocar nuestro interior, iluminarlo y alentarlo. En Él, y en sus palabras, podemos encontrar el verdadero consuelo, la verdadera paz y felicidad, el sentido a nuestra vida y a lo que en ese momento estamos viviendo.
Entrar en oración, visitarle en la Eucaristía, dirigir nuestra mirada y pensamiento a Él, es desear estar con Él. Descubramos la belleza que hay en estar ahí, en gastar nuestro tiempo a su lado, en dejar que sus palabras penetren mi corazón, porque es ahí donde nuestra vida da verdaderos frutos. Es experimentar y gustar la fuerza, el ardor y la dulzura de sus palabras y de su presencia.
«Los frutos de la misa, [de la oración] por tanto, están destinados a madurar en la vida de cada día. Podemos decir así, un poco forzando la imagen: la misa es como el grano, el grano de trigo que después en la vida ordinaria crece, crece y madura en las buenas obras, en las actitudes que nos hacen parecernos a Jesús. Los frutos de la misa, por tanto, están destinados a madurar en la vida de cada día. En verdad, aumentando nuestra unión con Cristo, la eucaristía actualiza la gracia que el Espíritu nos ha donado en el bautismo y en la confirmación, para que nuestro testimonio cristiano sea creíble. Entonces, encendiendo en nuestros corazones la caridad divina, ¿la eucaristía qué hace? Nos separa del pecado: “Cuanto más participamos en la vida de Cristo y más progresamos en su amistad, tanto más difícil se nos hará romper con Él por el pecado mortal”».
(Homilía de S.S. Francisco, 4 de abril de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy buscaré un momento en el que pueda estar a solas con Él.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! ¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Marcos 4, 1-20. Tiempo Ordinario. Hay que sembrar, poner en práctica todos los consejos que Cristo mismo nos ha dado. Después Dios dará los fruto.
Del santo Evangelio según san Marcos 4, 1-20
En aquel tiempo Jesús se puso a enseñar a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar. Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía en su instrucción: Escuchad. Una vez salió un sembrador a sembrar. Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida por no tener hondura de tierra; pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto. Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose, dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento. decía: Quien tenga oídos para oír, que oiga. Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le preguntaban sobre las parábolas. Él les dijo: A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas, para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone. Y les dice: ¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderéis todas las parábolas? El sembrador siembra la Palabra. Los que están a lo largo del camino donde se siembra la Palabra son aquellos que, en cuanto la oyen, viene Satanás y se lleva la Palabra sembrada en ellos. De igual modo, los sembrados en terreno pedregoso son los que, al oír la Palabra, al punto la reciben con alegría, pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y en cuanto se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumben enseguida. Y otros son los sembrados entre los abrojos; son los que han oído la Palabra, pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias les invaden y ahogan la Palabra, y queda sin fruto. Y los sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la Palabra, la acogen y dan fruto, unos treinta, otros sesenta, otros ciento.
Oración introductoria
Señor, hoy vienes a la tierra de mi alma dispuesto a sembrar tu mensaje en ella. Ayúdame a escucharte, a aceptar tu Palabra, a configurar mi vida con ella. Concédeme ser una tierra buena que produzca fruto abundante por saber acoger y trasmitir tu gracia.
Petición
Jesucristo, concédeme corresponderte y ser fiel a todas las gracias que derramas en mi alma.
Meditación del Papa Francisco
Hoy pensemos en lo que hace el Señor: Él viene siempre a sostenernos en nuestra debilidad y esto lo hace con un don especial: el don de fortaleza.
Hay una parábola, relatada por Jesús, que nos ayuda a captar la importancia de este don. Un sembrador salió a sembrar; sin embargo, no toda la semilla que esparció dio fruto. Lo que cayó al borde del camino se lo comieron los pájaros; lo que cayó en terreno pedregoso o entre abrojos brotó, pero inmediatamente lo abrasó el sol o lo ahogaron las espinas. Sólo lo que cayó en terreno bueno creció y dio fruto.
Como Jesús mismo explica a sus discípulos, este sembrador representa al Padre, que esparce abundantemente la semilla de su Palabra. La semilla, sin embargo, se encuentra a menudo con la aridez de nuestro corazón, e incluso cuando es acogida corre el riesgo de permanecer estéril. Con el don de fortaleza, en cambio, el Espíritu Santo libera el terreno de nuestro corazón, lo libera de la tibieza, de las incertidumbres y de todos los temores que pueden frenarlo, de modo que la Palabra del Señor se ponga en práctica, de manera auténtica y gozosa. Es una gran ayuda este don de fortaleza, nos da fuerza y nos libera también de muchos impedimentos. (Homilía de S.S. Francisco, 14 de mayo de 2014).
Reflexión
Estamos en invierno. Pero el campo sigue dando sus frutos. Nadie ve la acción lenta, pero segura, del germinar de las semillas sembradas. Eso no es ningún pretexto para decir que no se recogerá nada durante la cosecha. Los frutos se ven a su tiempo y hay que saber esperarlos.
La semilla sembrada en este pasaje es la Palabra de Cristo. El mismo nos explica el significado de la parábola. No tenemos que quedarnos sólo con el significado, tenemos que bajarlo a la propia vida. Hay que ver cuántas veces recibimos la semilla y ha dado su fruto. Para esto es esta parábola. Cristo nos da la oportunidad de ver cómo estamos correspondiendo a su llamado, cómo lo hacemos parte de nuestra propia vida.
Si queremos que la semilla dé el fruto más abundante hay que poner en práctica todos los consejos que Cristo mismo nos ha dado. Y lo primero es acogerla todos los días, preservarla contra las manos del maligno, e irla cuidando todos los días, hasta que dé su fruto. Hay que dar el cien por ciento de los frutos que Dios quiere de nosotros, así estaremos más cercanos a la felicidad.
Propósito
Ser tierra buena que da frutos por nutrirse por la Palabra de Dios, leer el salmo 95.
Diálogo con Cristo
Señor, no permitas que en mi vida se vaya ahogando la semilla de la fe, concédeme descubrir cuáles son esas piedras, esos espinos que la impiden crecer, haz que me deshaga de todo lo que seca la tierra de mi alma y me impide dar frutos de oración, de apostolado, de caridad.
Los valores eternos
El valor es la importancia en sí misma de una acción o una actitud
Definición.
El valor es la importancia en sí misma de una acción o una actitud que consideramos como moralmente buena, noble, generosa o justa. No es la mera satisfacción subjetiva o el bien objetivo para la persona.
Podemos afirmar que un paisaje es más bello que otro, que la profundidad y riqueza intelectual tienen un rango superior al de una vitalidad exhaustiva o al de un temperamento exuberante. Decimos con razón que la humildad es de orden superior al dominio de sí mismo.
Este orden jerárquico es tan fundamental como la fuente de toda la moralidad (objeto elegido, fin buscado y las circunstancias de la acción)
Si le preguntamos a un hombre enfermo la razón de su tristeza, nos contestase: “…Porque dos y dos son cuatro”, naturalmente no aceptaríamos esa respuesta como causa de su tristeza.
Supongamos que quiera desatenderse de nosotros negándonos a comunicarnos el verdadero objeto de su tristeza, podríamos llegar a sospechar que el verdadero objeto de su tristeza ha sido reprimido en el subconsciente.
La experiencia revela que un ser que puede servir de objeto de nuestro conocimiento no motivaría nuestra voluntad.
1. Distinción de los valores por su rango y contenido.
a. Valores Ontológicos.
b. Valores Cualitativos.
2. Los Valores Ontológicos.
Cuando nos estamos refiriendo a la dignidad de un ser humano, dotado de razón y libre voluntad, al valor de la persona humana, de un alma inmortal entonces estamos sin duda frente a algo importante en sí mismo.
El valor ontológico es inmanente al ser porque refleja a Dios en la medida de la naturaleza de este ser, que es un imago Dei, pero los valores morales trascienden al ser que está dotados de ellos.
El valor ontológico se realiza por medio de la existencia de un ser humano y es propio del ser en cuánto tal (valor de un ser vivo, un ser humano, un ángel).
3. Los Valores Cualitativos.
a. Valores Morales.
b. Valores Intelectuales.
c. Valores Estéticos.
d. Otros.
4. Los Valores Morales.
Los valores morales no son una categoría de valores. Son valores puros (justicia, pureza, amor, generosidad, etc.), con independencia de que lo posea la voluntad humana, distinguiéndose del resto de los valores porque el hombre es responsable de ellos. Su realización es más bien indirecta. Se realiza en la ejecución de los otros valores según su polaridad y jerarquía objetiva. La persona está realmente interesada en el objeto, en algo —su valor— que reside en él y que a él pertenece = perfeccionamiento.
5. Naturaleza de los valores morales.
Los valores morales presuponen a una persona. Jamás un ser impersonal podría estar dotado de moralidad. (ningún cuerpo material o animal). Los actos, situaciones y personas reales pueden ser sujetos de moralidad, buenas o malas. Cuando hablamos de personas, también nos referimos a las personas incorpóreas como los ángeles.
Pero los seres humanos al ser las únicas personas conocidas experimentalmente por nosotros van a ser sujetos de la moralidad. Los valores morales tienen un carácter único que los distingue y diferencia del resto. El hombre es el responsable de ellos. Culpa y mérito, lo encontramos solamente en la esfera de los valores morales.
1. Valores positivos = Mérito.
2. Valores negativos = culpa.
El presupuesto esencial para los valores morales es la libertad de la voluntad. Sólo por medio de este atributo de la voluntad, la persona es capaz de valores morales. Pero es irracional que un hombre diga: “…me especializo en ciencias y dejo el arte para otras personas que están dotadas para ello”.
Los valores morales son exigidos en su totalidad en tanto y en cuanto es hombre porque ser moralmente bueno pertenece esencialmente al fin de la humana existencia y al destino del hombre. Los valores morales son un bien mayor para la persona que está dotado de ellos.
“…Es mejor para un hombre sufrir una injusticia que cometerla”. Sócrates.
Por eso, el desvío moral es considerado el mayor mal para la persona.
En cambio, la bondad moral importa más para el hombre que cualquier otra cosa, dándole un carácter trascendente íntimamente ligado a la religión como armonía de lo divino y relacionado con recompensa y castigo.
6. Característica específica de los valores morales en cuántos opuestos y diferentes de los intelectuales y ontológicos.
En los valores morales se haya una contrapartida de cada valor positivo por un desvalor, por ejemplo: a la justicia se opone injusticia, a la humildad, el orgullo; a la bondad, la maldad, etc.
Estos desvalores se oponen a ellos de un modo cualitativo siendo cualidades antitéticas de la otra. En cambio, cuando nos referimos a la dignidad de la naturaleza humana (valor ontológico) tal desvalor no existe, solo existe la contradictoria, no la antítesis contraria de una persona.
Los valores morales se presentan en relación con el valor (generosidad, veracidad, humildad, etc.), no al ser que encarna el valor. El valor ontológico de la voluntad recibe su forma de la voluntad. En el momento que conozco este valor, tengo ante mi espíritu algo completamente definido que posee esencia propia.
La diferencia entre los valores morales y debemos abordarlos desde las diferentes ópticas de aproximación a la noción de bien de Platón y Aristóteles.
Para Platón existe el bien, la “idea” de bondad, que es la fuente de toda la bondad siendo cualquier cosa buena por participación de esta bondad trascendiendo toda bondad del ser singular. (valores morales)
Para Aristóteles no existe tal bondad trascendente, sino sólo una perfección inmanente de un ser. (valores ontológicos)
Los valores morales nos hablan de Dios de un modo específico (Dios es bondad, veracidad, misericordia, justicia, etc.), entrañando la bondad moral de un ser humano a la similitud Dei. El valor moral tiene el carácter de un reflejo de Dios más directo y específico siendo un mensaje específico de Dios. Los valores morales vienen a ser reales por una libre actitud de la persona; por ejemplo, cuando la persona está dotada de una virtud dejando de ser real el valor moral al perder la persona la virtud.
7. La Moralidad Material del acto humano
Si tomamos la moralidad en un contexto general, podríamos aproximarnos al a su definición diciendo que es la propiedad de los actos humanos por la que unos son justos, honestos, buenos; y otros, al contrario, perversos, deshonestos, injustos en y el mal en los actos son análogos
Santo Tomás nos dice que: “…el bien y el mal en los actos son análogos al bien y al mal en las cosas”.[2] Siguiendo con esta línea de pensamiento podemos afirmar, que el bien y el mal moral suponen en los actos cierta plenitud o cierta carencia. Unos admiten la moralidad intrínseca; otros, la moralidad extrínseca de los objetos. Hay quienes no reconocen jamás la obligación de la moralidad; y quienes la quieren a veces. Por eso es importante, adentrarnos en la naturaleza, obligación y sanción de la moralidad para comprender de un modo más pleno la moralidad material del acto humano.
Hay dos especies de moralidad: 1. Material u objetiva y 2. Formal o subjetiva. La moralidad material es la que reside en los objetos de orden moral que la voluntad puede buscar en los actos que tienen por fin esos objetos; determinando las condiciones objetivas del bien y mal moral. En cambio, la moralidad formal reside en los actos subjetivos, en cuantos éstos proceden de la voluntad libre que fija las condiciones subjetivas o condiciones de conciencia del acto moral.
8. Existencia de la moralidad objetiva.
Los escépticos confunden lo verdadero y lo falso, el bien y el mal. Los fatalistas, ateos, panteístas y materialistas al suprimir a Dios y a la libertad humana de su cosmovisión destruyen toda moralidad. Pero aquellos que no admiten más que una moralidad extrínseca haciéndola descansar en la ley, como Hobbes o sobre la costumbre como Saint Lambert o como Pufendorf y Ocam sobre la arbitraria voluntad de Dios también caen en reduccionismo y relativismo moral.
Hay cosas que por su naturaleza misma son moralmente buenas o malas porque radican en la ley eterna y natural insertas en el corazón y naturaleza del hombre o porque hay proposiciones evidentes por sí mismas por sentido común cualquier hombre conoce, tales como: hacer el bien y evitar el mal, adorar a Dios, honrar a los padres, etc.
Por la conciencia, las cosas que producen en la conciencia moral efectos esencialmente opuestos difieren esencialmente entre sí.
Por el consentimiento de los pueblos, no hay pueblo cuyo idioma no contenga las palabras “bueno, malo, justo, injusto”, cuyas leyes no prescriban ciertos actos como buenos y que no prohíban otros como malos, cuyas instituciones no favorezcan la moralidad y no reprueben la inmoralidad; en otras palabras, moralizados a propósito de los primeros principios de la ley natural. El bien y el mal difieren específicamente, en cuanto a explicar cómo “…cada acto recibe su especificación de su objeto”
9. El auténtico fundamento del bien y del mal moral.
La razón próxima del bien y del mal moral está en la conveniencia o la no conveniencia de los objetos morales con la razón humana universal y objetiva. La razón última está formalmente en la razón divina con su voluntad, radicalmente en la esencia de Dios.
Intentaremos analizar el bien y mal moral desde cuatro puntos de vista:
Conveniencia con la razón humana.
Según Santo Tomás, “…una cosa es buena o mala para un determinado ser, según que ella convenga o se oponga a la naturaleza de éste”
Es así que la naturaleza específica del hombre es el ser racional. Luego la conveniencia o no conveniencia de una cosa con la razón será la que constituya el bien o el mal moral.
Conveniencia con la razón universal y objetiva.
La subjetiva es aquella realizada concretamente en el individuo siendo variable y accidentalmente sujeta al error. En contraste con la objetiva que es considerada por abstracción como común a todos y constante. En consecuencia, la moralidad en la conveniencia de los objetos consiste con la razón universal y objetiva, esto es, con la naturaleza racional.
Conveniencia con la Razón divina.
En virtud de que la razón humana se refiere a la razón divina, es ella una regla secundaria y relativa de la moralidad fundándose sobre las esencias, que están todas formalmente en la Razón divina. Es en esta misma Razón divina la que se funda directamente el bien moral, e indirectamente el mal moral, en cuanto negación del bien.
Conveniencia con la esencia de Dios.
Puesto que las esencias de las cosas están fundadas sobre la esencia divina, la voluntad está en perfecta armonía con la razón: lo que le parece bueno a la Razón divina, la voluntad no puede no quererlo para hacer de él una ley eterna.
Santo Tomás, lo resume de la siguiente manera: “…La regla de la voluntad humana es doble: una es próxima y homogénea, y es la razón humana misma; la otra, que es la primera regla, es la ley eterna, expresión de la razón divina”
En conclusión, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la moralidad es eterna, necesaria, inmutable como la esencia de Dios. La voluntad de Dios es absolutamente santa, y se le suele llamar la regla del bien y del mal. El fin del hombre no es tampoco el criterio último. El bien moral es el que conviene a la vida racional, considerada como tal porque estando el hombre dotado de una triple vida, el bien moral no es el que le conviene a su cuerpo o a su sensibilidad, sino el que conviene a su vida superior y específica. “…Seguid la razón en todos vuestros actos”.
La fenomenología de la cultura de la muerte como camino seguro al totalitarismo.
Para conocer una situación histórica y muy especialmente política, sólo el sentido objetivo y el análisis desinteresado cuenta; para comprenderla, es la apreciación, también objetiva, la que actúa. Lo subjetivo es posterior porque permite su aprovechamiento y enriquecimiento. Suele pasar muchas veces que una buena información objetiva termina deformándose o pervirtiéndose por una inadecuada especulación subjetiva que concluye modificando o alterando la realidad histórica-política de una nación y, cuando los hombres pretenden imponer sus ideas a la realidad en contra del orden natural, terminan por engañarse a sí mismo; entonces caen aniquilados por el peso de la verdad. Este es el problema en que más frecuentemente incurren los ideólogos políticos de la cultura de la muerte y se preservan los estadistas.
“…El Estado es una sociedad política perfecta plenamente organizada según derechos y deberes por leyes justas y costumbres legítimas en orden al bien común de todos sus miembros”. Es una unidad de orden existencial. Sus atributos más característicos son: 1. Soberanía, 2. Independencia; 3. Libertad; 4. Autarquía. En cambio, el ideólogo lo considera como un mero instrumento artificial en función de su voluntad de poder para la consolidación de una mentalidad e ideología común procesada en su mente.
Para nos, las funciones del recto gobernante como Jefe de Estado debe: 1. respetar la dignidad de la persona humana, 2. conocer las necesidades del hombre para procurar su satisfacción, 3. defender los derechos humanos sin olvidarse de la ley natural, 4. tener en cuenta la tendencia natural hacia la sociabilidad, como medio, sin restringir su libertad también como medio, para su perfeccionamiento, 5. tener clara noción del bien común, 6. respetar los cuerpos intermedios ya que impiden la absorción totalitaria del Estado y ayudan al perfeccionamiento del hombre.
La soberanía, “…es una prerrogativa que corresponde al Estado como poder y al estado como sociedad política perfecta constituida por muchedumbre y autoridad, es decir, al estado considerado en sentido formal de poder y en sentido integral de gobierno y pueblo conjuntamente.” En palabras de Jean Bodin, “…la soberanía es potestad absoluta y perpetua de una República, que los latinos llaman majestad”. Cualquier autor de ciencias políticas medianamente serio nos dice que cuando hablamos de soberanía nos referimos ad intra jamás ad extra. La soberanía es siempre interna, no se refiere acerca de la relación con otros Estados sino del propio Estado. Su potestad debe ser suprema y plena, en orden a sus elementos constitutivos de lo contrario no estaríamos hablando de soberanía. Si el poder del Estado está restringido en sus funciones, tampoco hay soberanía. La soberanía no es absoluta porque es limitada por la ley y el derecho natural.
El Estado que es gobernado desde sus comienzos de gestión política con el fin de expansión, tomando control de todas las esferas de los habitantes de la patria con el transcurso del tiempo pierde la soberanía política para convertirse en un Leviatán absorbiendo todas las libertades y derechos de sus habitantes. El gobernante que intenta construir un proyecto de país basada en está construcción antropológica abstracta propuesta por la ideología de género sin considerar la realidad concreta histórica-política de los pueblos fundada en la ley eterna cae definitivamente tarde o temprano en un despotismo. Solo la magnanimidad de aquellos espíritus que piensan en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones son los verdaderos estadistas que dejan huella endeble en la historia y merecen regir los destinos de los pueblos.
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Propiedad de un ser que le da el carácter de bueno o malo motivando nuestra voluntad
Suma teol., I-II, q. 18, a. 1.
Este argumento basado en el “consentimiento de los pueblos más civilizados” es secundario: no hay tal consentimiento sobre determinadas normas que contrarían las pasiones del hombre sino mientras noapostatan los pueblos, mientras no se materializan. Llega a ser necesario el Magisterio de la Iglesia -cosa que no está dentro del ámbito meramente filosófico- para iluminar, fortalecer y determinar el alcance de la ley natural.
Suma Teol., I-II, q. 18, a. 5
Op. Cit.., I-II, q. 18, a. 1
Op. Cit., I-II, q. 71, a. 6.; q. 19, a. 4.
Ramírez Santiago, Doctrina política de Santo Tomás, Ed. Instituto Social León XIII, Madrid, 195., p. 46.
Ramírez, Santiago, Op. Cit., p. 46
¿Sabes quien era Santa Cristina de Bolsena?
Virgen y mártire del siglo I
Son muchos los documentos históricos sobre el culto a la joven mártir Cristina, patrona de Bolsena, el pueblito italiano en donde se obró el milagro del famoso corporal que quedó manchado con la sangre de Cristo (vino consagrado durante la Misa por un sacerdote que dudaba) y que ahora se conserva en la catedral de Orvieto.
En el siglo pasado se hicieron algunos descubrimientos arqueológicos, de los cuales resulta que en Bolsena desde el siglo IV se veneraba a una Santa Cristina. Cerca de su sepulcro había un cementerio subterráneo. Son también muchos los testimonios iconográficos: la santa aparece entre las vírgenes mártires de los mosaicos de la iglesia de San Apolinar Nuevo de Ravena del siglo VI. Muchos son también los artistas que se han inspirado en los episodios narrados en su Pasión con abundancia de detalles, que recalcan en gran parte los Hechos de los más- famosos mártires.
De esta Pasión hay varias redacciones griegas y latinas, que no están de acuerdo sobre la ciudad natal de la mártir. Según las versiones griegas, Cristina era de Tiro, en Fenicia; y, según las versiones latinas, era de Bolsena. La fabulosa narración de su Pasión, que por lo antigua (no anterior al siglo IX) entra en el número de las leyendas hagiográficas de escaso valor histórico, habla de una niña de once años, llamada Cristina, a quien el padre, Urbano, oficial del emperador, la encerró en una torre con doce doncellas, debido a su extraordinaria belleza.
Pero en realidad lo que el padre quería era obligarla a abjurar de la peligrosa religión (se había hecho cristiana) y librarla de la persecución. Pero la niña rompió las preciosas estatuitas de los dioses y dio el metal a los pobres. Entonces el padre pasó de las promesas a los castigos: la hizo flagelar y la metió a la cárcel. Como Cristina persistió en su profesión de fe, Urbano la entregó a los jueces que la sometieron a muchos y terribles suplicios. En la cárcel, en donde la metieron llena de llagas, fue consolada y curada por tres ángeles. Como las amenazas y los castigos no surtieron efecto, se pasó a la solución final: le colgaron una pesada piedra en el cuello y la echaron al lago (Bolsena queda a orillas de un gran lago); pero la piedra, sostenida por los ángeles, se convirtió corno en un flotador y sacó la niña a la orilla.
Dios castigó con la muerte al desnaturalizado padre; pero las tribulaciones de Cristina no terminaron. Los jueces no se desanimaron y la siguieron sometiendo a terribles tormentos, como el de la parrilla ardiente, el del horno encendido, el de la mordedura de serpientes venenosas, el del corte de los senos; pero como nada de esto acababa con su vida y ya no se podían inventar más suplicios, resolvieron cortarle la cabeza y así la mandaron al cielo.
Muchos matrimonios se solidifican y crecen muchísimo después de una infidelidad.
1. He podido observar el dolor de la persona que sufre una infidelidad; sobre todo si se da por segunda vez.
2. El hecho de romper la promesa, de no volver a ser infiel, no importa con quién, es doloroso. No interesa el nombre, ni apariencia es el saber que el otro (a) es capaz de entregar su cuerpo, mente a otra persona
3. Esto implica faltar a valores vitales que son la honestidad y fidelidad. Es una traición a los propios principios o una carencia de ellos.
4. Si la persona retoma una relación que corría muchos riesgos, una relación que estaba cultivada o la infidelidad se da con una nueva persona, es natural que el afectado se cuestione ¿Desde cuándo?, ¿por qué me hizo esto?
5. Son normales todos los sentimientos que afloran, por ello es saludable que el afectado los valide, reconociéndolos y trabajándolos.
6. La negación por parte de la persona infiel, duplica el dolor de la traición.
Antes que nada es importante que la persona afectada trabaje su autoestima, recordando que es una persona amada, valiosa, preciosa. Su vida tiene un gran potencial, hay mucho por hacer y lograr. Es importante que siga con sus metas, sus sueños, que procure mantener la serenidad, fortaleza, esta parte es muy importante porque se necesita más que nunca la autoestima, el valor de una persona no depende nunca de la opinión de otra. Revisar, valorar y concentrarse en sus fortalezas.
Otro punto a considerar es si la conducta del cónyuge fue una debilidad. Es muy diferente a una conducta adictiva.
Cuando es una adicción hablamos de palabras mayores, que si pueden tener solución, pero necesitan un trabajo mucho más arduo. Hay personas que logran perdonar una infidelidad, quizás muchas. Sin embargo a otras les resulta casi imposible hacerlo. En cualquier caso se necesita de la gracia de Dios para poder perdonar, para sanar heridas y para creer que Él puede hacer nuevas todas las cosas.
Es importante considerar que son muchos años, mucha inversión de amor, tiempo, luchas que vale la pena rescatar.
“Tomar al toro por los cuernos”
El punto esencial en una pareja es el diálogo. A pesar del dolor y la rabia natural que existe es importante tratar de no dañar más la relación. Esto significa que si no se puede controlar la rabia o la violencia física o verbal al tratar el tema se tomen tiempos fuera, es decir no tocar el tema incluso retirarse físicamente. Este tiempo puede ser unos minutos, horas, días. Si al retomar el asunto, vuelve a brotar la violencia, se seguirá tomando tiempos fuera hasta poder hablarlo con más serenidad. Otra posibilidad es hacer una carta, dirigida con respeto y claridad. Poner los puntos sobre la mesa, la infidelidad es responsabilidad principalmente de la persona infiel.
El infiel no se justifica diciendo que tenía carencias. Porque si necesita detalles, creatividad, pasión, tiempos de convivencia, diálogo, escucha, de encontrar la ilusión dormida en el otro, de lograr que el otro se ponga en su lugar y “ponerse en los zapatos del otro” de externar y escuchar los sentimientos, inquietudes, miedos, luchas mutuas, se debe hablar abiertamente buscando caminos para salir adelante. Y no tratar de llenar los propios vacíos en cisternas de la calle.
Antes de tomar una situación drástica invitaría a considerar un punto fundamental:
Los hijos el impacto para ellos es desastroso, cuanto más pequeños mayor. Muchas veces la madre generalmente, permanece, logra lidiar con la situación lo mejor posible por los vástagos, es muy loable… aunque lo mejor es arreglar el problema de raíz, y que gane la pareja, la familia. Finalmente los hijos perciben si hay o no armonía y unidad entre sus padres.
También es cierto que muchos matrimonios se solidifican y crecen muchísimo después de una infidelidad.
Algunos puntos que pueden ayudar:
Muy importante trabajar a nivel personal.
A. Reconocer y trabajar los sentimientos de enojo, rabia, odio, venganza. Ya que no permiten ver con claridad.
B. Trabajar el perdón, es un regalo que se hace a sí misma la persona afectada.
C. Pedir a Dios por el esposo (a) y por personas que están pasando por situaciones similares, o por un gran dolor.
D. Evitar pensamientos que te dañen, preguntarte a qué me lleva este pensamiento y cambiarlo por uno positivo.
E. Fortalecer la autoestima.
F. Tener paciencia consigo mismo y con el esposo (a) es un proceso arduo que tiene subidas y bajadas.
G. Centrarse en el trabajo presente, más que en el reclamo del pasado.
H. Tomar en cuenta que su estado de ánimo, sus acciones, no sólo afectan a quien sufrió la traición sino que también impactan a los hijos. Es una oportunidad de enseñarles a afrontar con altura las adversidades.
I. Buscar ayuda espiritual y/o terapéutica, hay especialistas que pueden perjudicar si están desorientados en sus valores.
J. Fortalecer la relación con Dios. Pedir que sane las heridas, solo Él puede sanar.
K. Tener la certeza de que Dios te sostiene en los momentos de dolor, y que con Él sales fortalecida, renovada.
L. Dios tiene algo mejor para ti, un matrimonio renovado. Una mujer, un marido, una familia renovada, un crecimiento en diferentes áreas personales
A nivel de la persona infiel:
. Verdaderamente es reconocer, pedir perdón.
. Involucrarse y colaborar en el proceso de sanación.
. Frutos de conversión
. Restaurar en la medida de lo posible el daño causado.
. Trabajar por recuperar confianza, amor, alegría y respeto.
. Contactar con el dolor de la persona herida, fortalecer los lazos.
. Planear actividades que ayuden a restablecer los vínculos de la pareja.
. Estar dispuesto a pagar el precio necesario para recuperar al esposo (a).
A nivel de pareja:
• Poner y respetar reglas de comunicación y expresión. Respeto, cordialidad. Recordar el noviazgo. Lo que hizo enamorarlos.
• Revisar álbum fotográfico; recordar los buenos momentos que se han vivido.
• Rescatar lo positivo de la persona como esposo (a), padre, madre.
• Tomarse de las manos y mirarse a los ojos durante 5 minutos.
• Imaginar la escena en la que se reúne con los hijos para decirles que papá y mamá se van a separar y ver sus reacciones.
Cuando se habla de una adicción las cosas cambian; predomina el egoísmo narcisista, es muy difícil el cambio, ya que muchas veces seguirá el juego del engaño, la traición, el egoísmo, la búsqueda de placer personal, curiosamente el adicto tiene un alto narcisismo y una baja autoestima.
Si se trata de adicción son importantes algunos aspectos:
• Que el adicto reconozca su adicción.
• Y QUE APRENDA A DECIRSE UN NO SOSTENIDO A SUS IMPULSOS PARA LOGRAR LIBERARSE.
• Asociar la adicción con un dolor, por ejemplo el perder esposo (a) hijos, daño provocado a su familia.
• Buscar ayuda terapéutica y espiritual.
• Tener la conducta adecuada para que el esposo (a) recupere la confianza.
• Nuevo estilo de vida, tiempos de diversión y convivencia con la pareja.
• Tener metas y propósitos personales y de pareja.
• Ayuda de Dios.