Se han convertido como respuesta a la proclamación de Jonás

Calixto I, Santo

Papa y Mártir, 14 de octubre

XVI Papa

Martirologio Romano: San Calixto I, papa y mártir, que, cuando era diácono, después de un destierro en la isla de Cerdeña tuvo a su cuidado el cementerio de la vía Apia que lleva su nombre, donde dejó para la posteridad las memorias de mártires, y elegido papa, promovió la recta doctrina, reconcilió benignamente a los apóstatas, terminando su intenso pontificado con la gloria del martirio. En este día se conmemora su sepultura en el cementerio de Calepodio, en la vía Aurelia, en Roma (c. 222).

Etimología: Calixto = Aquel de gran belleza, viene del griego

Breve Biografía

Las catacumbas son una meta obligatoria para los peregrinos y turistas que van a Roma. Particularmente célebres y frecuentadas son las de San Calixto, que el Papa Juan XXIII definió “las más importantes y las más célebres de Roma”. Quedan cerca de las también famosas catacumbas de San Sebastián y de Santa Domitila. Comprenden un área de 400 metros por 300, con cuatro pisos sobrepuestos; se ha calculado que tienen no menos de 20 kilómetros de corredores.

Esta obra colosal recuerda para siempre a San Calixto, porque fue él quien se preocupó por su realización, primero como diácono del Papa Ceferino y después como Papa. Pero este lugar no es precioso sólo por sus dimensiones, sino por el gran número y la importancia de los mártires que fueron “depositados” allí: particularmente célebres son las criptas de Santa Cecilia y la contigua de los Papas Ponciano, Antero, Fabián, etc. Por eso, puede parecer raro que falsee precisamente la de San Calixto que fue quien hizo construir esa cripta.

La tumba de San Calixto se encuentra en el corazón de la antigua y genuina Roma: en la basílica de Santa María en Trastevere, que fue construida por el Papa Julio a mediados del siglo IV, intitulada también a San Calixto.

Calixto nació en Trastevere en la segunda mitad del siglo II, y su padre era un tal Domicio. Era de humilde condición, pero muy apreciado por el correligionario o Carpóforo, que le confió la administración de sus bienes. Pero algo no marchó bien, pues poco después el pobre Calixto fue condenado a hacerle dar vueltas a una rueda de molino para pagar al patrón y a la comunidad cristiana los perjuicios ocasionados. Poco tiempo después Calixto tuvo que soportar otra dura condena, la flagelación y la deportación a Cerdeña, por las acusaciones de los judíos.

La comunidad cristiana lo rescató, incluso con la intervención de Marcia, la concubina de Commodo, y entonces Calixto colaboró con el Papa Víctor y con Ceferino, a quien sucedió como Papa en el 217.

Su elección provocó el cisma de Hipólito, que reprochaba a Calixto su origen servil y sobre todo su flexibilidad con los pecadores. San Calixto tuvo también que luchar contra la herejía sabeliana. Murió “mártir”, no a mano de la autoridad imperial como asegura el Martirologio Romano, sino durante una sublevación popular.

La mirada en la vida de Jesús

Santo Evangelio según san Lucas 11, 29-32. Lunes XXVIII del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, que comprenda mejor lo que Tú me quieres decir a través de la contemplación de tus misterios divinos y la lectura de tu palabra.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 11, 29-32

En aquel tiempo, la multitud se apiñaba alrededor de Jesús y éste comenzó a decirles: “La gente de este tiempo es una gente perversa. Pide una señal, pero no se le dará otra señal que la de Jonás. Pues, así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para la gente de este tiempo.

Cuando sean juzgados los hombres de este tiempo, la reina del sur se levantará el día del juicio para condenarlos, porque ella vino desde los últimos rincones de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.

Cuando sea juzgada la gente de este tiempo, los hombres de Nínive se levantarán el día del juicio para condenarla, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Cristo responde a la gente que quiere ver a Dios que vean su vida y más específicamente su muerte y resurrección, porque solo en la contemplación del misterio pascual podemos entender a Dios, ya que este fue el acto más divino que pudo haber hecho, dar su vida sin pedir nada a cambio, y solo sugerir que lo amásemos. Ante esta actitud de Dios bien meditada, contemplada y ponderada, la inteligencia y el afecto se arrodillan ante el misterio, ¿qué más se puede pedir sino un corazón más grande para amarlo?

Reconocer a Dios no es fácil; por eso es normal que queramos ver a Dios a nuestra manera, preguntarle para que Él nos pueda responder, agarrarlo para que no pueda hacer algo más sino lo que queramos. Pero no podemos hacer que Dios se someta a nuestra voluntad porque así no es como Él lo quiere, hay que dejar que Dios sea Dios.

En la historia ha habido grandes ejemplos de fe en Dios, y estos nos sirven como modelos para nuestra propia vida porque son personas, como nosotros, que tomaron la decisión de seguir a Cristo a donde los llevara, sin hacerse sordos a su llamado y siendo dóciles y abiertos para que Él les diera las gracias necesarias y, así, emprender el camino, no siempre fácil, de creer en cada momento y aceptar su plan.

«Podemos preguntarnos: ¿Yo tengo el corazón duro, tengo el corazón cerrado? ¿Yo dejo que mi corazón crezca? ¿Tengo miedo de que crezca? Y si crece siempre con las pruebas, con las dificultades, se crece como crecemos todos nosotros desde niños: aprendemos a caminar cayendo, del gatear al caminar, ¡cuántas veces hemos caído! Pero se crece con las dificultades. Dureza. Y lo mismo, cerrazón. Pero quien permanece en esto… “¿Quiénes son, padre?”. Son los pusilánimes. La pusilanimidad es una actitud fea en un cristiano, le falta el coraje de vivir. Se cierra. Es pusilánime».

(SS Papa Francisco, homilía, 17 de enero de 2019 en santa Marta).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Pedirle a Dios que me dé la gracia de una fe firme.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

¡Dios es más grande que todas nuestras expectativas!

A testimoniar a este Dios en Jesucristo hemos venido el cerca de millón de personas congregados estos días en Colonia

Tras veinte ediciones de andadura, las JMJ se han manifestado como un poderoso instrumento evangelizador, como la gran catequesis global del finales del siglo XX y del alba del tercer milenio, como una fiesta popular, bulliciosa, colorística, juvenil y sin fronteras, como un privilegiado espacio para el encuentro, la conversión, la vocación y la misión, como un aptísimo tiempo de gracia y de esperanza para toda la Iglesia y la entera humanidad.

¿Qué han tenido y que tienen estos muchos cientos de miles de jóvenes de todo el mundo, que, sin dejar de ser jóvenes y modernos, apuestan por Dios, por Jesucristo, por la Iglesia, por la fraternidad universal? ¿Qué les atrae a salir de sus casas, de sus comodidades, de sus culturas y de sus ambientes, para ser peregrinos de cuerpo y almas enteros, de horas veinticuatro, tantas veces a la intemperie de sus vidas cotidianas? ¿Qué suerte de milagro se produce cada vez que suenan las campanas de las JMJ y de todos los rincones de la catolicidad jóvenes y pastores se ponen en camino siguiendo la "estrella" de las JMJ? No cabe duda: las JMJ llegan en cada convocatoria cargadas de esperanzas, de ilusiones, de afanes, de generosidades, en suma, de expectativas y son una prueba fehaciente e inequívoca de que la Iglesia está viva y es joven.

Pues, como dijera el cardenal Joachim Meisner, arzobispo de Colonia y, por ende, el anfitrión de esta JMJ, "Dios es más grande que todas nuestras expectativas".

Miles de expectativas

Dios es mucho grande que las expectativas de los más de 400.000 jóvenes peregrinos registrados, que previsiblemente serán el doble este próximo domingo y que ya en este lunes 16 de agosto han abarrotado las misas de aperturas de la JMJ´Colonia 2005: más de cien mil jóvenes en un jardín de Bonn, entre la universidad y un museo; cincuenta mil jóvenes en un estadio deportivo de Colonia; y otros cincuenta mil en Dusseldorf

Dios es mucho grande todavía que la hospitalidad de más de 90.000 familias que durante estos días han acogido a nuestros jóvenes peregrinos. Dios es mucho grande que la ciencia y la experiencia que se derramará y se predicará en las 248 catequesis, que harán de Colonia y sus entornos el catecumenado más grande del mundo. Dios es mucho más grande que las expectativas de los pastores de la Iglesia con el Papa Benedicto XVI a la cabeza, con 63 cardenales ya en Colonia, con 760 obispos, con 8.000 sacerdotes, que acuden todos ellos a esta cita de Colonia de la JMJ. Dios es mucho grande que el interés mundial que suscitan eventos como estos, interés visibilizados y servido por los 6.500 periodistas acreditados. Dios es mucho grande que todo ello y que todo lo que nos podemos imaginar.

Y Dios tiene sitio, debe tener sitio y posada, en nuestras personas y en nuestro mundo tantas veces descreído, autosatisfecho y hasta engreído y alejado de Él. Porque Dios es mucho más grande que nuestras miserias. Y precisamente a descubrir, a conocer, a adorar, a amar y a testimoniar a este Dios en Jesucristo hemos venido el cerca de millón de personas congregados estos días en Colonia, y por nosotros, otros miles y millones de personas.

El gusto misericordioso de Dios

"No es verdad -afirmaba hoy el cardenal Meisner- que los jóvenes vivan la fe en Cristo, pero no acepten las indicaciones morales de la Iglesia". Las limitaciones y los fallos no imposibilitan e invalidan la profesión de la fe y de su testimonio y el deseo de vivir en ella en la comunión de la Iglesia. Y es que como afirmaba también el cardenal arzobispo de Colonia, "lo que hay que transmitir a los jóvenes es el gusto de Dios para que ellos lo busquen y lo saboreen en su vida y en sus relaciones personales y esto, aunque gradualmente, se produce mucho más de lo que parece.

El gusto de Dios, el sabor de Dios, es el gusto y el sabor de la misericordia, del perdón y de la reconciliación, que estos días exhala sus mejores fragancias en el Centro de la reconciliación y de la confesión del pabellón de la feria de Colonia, donde más de 650 sacerdotes permanecen entre las 9 y las 24 horas perdonando, en el nombre de Dios, los pecados y regalando la alegría y de su amistad recuperada.

Está además lleno de simbolismo histórico el hecho de que sea precisamente en los pabellones de la feria de Colonia donde se haya instalado el Centro de la reconciliación y de las confesiones. Allí mismo, tras la Segunda Guerra Mundial, fueron liberados presos polacos de guerra y otros condenados a trabajos forzosos.

En uno de estos pabellones, en el número 8, se ubicado la obra de la hermana franciscana Pietra Löbl, titulada "Instalación del agua". Gotas de agua en pergamino significan la fuerza purificadora de la reconciliación. Como el agua deja huellas en el papel, en el pergamino, así Dios -particularmente a través del sacramento de la reconciliación- deja huellas de amor en el corazón de las personas.

El gusto indulgente de Dios

A través de la Iglesia, el Dios que es mucho más grande que nuestras expectativas, se manifiesta también con el don de la indulgencia, de la remisión de la pena, del abrazo del padre al hijo pródigo y al hermano mayor envidioso.

Con fecha 2 de agosto de 2005, la Penitenciaría Apostólica de la Santa Sede, cuyo titular es el cardenal norteamericano James Francis Stafford, anterior presidente del Pontificio Consejo para los Laicos y, por ello, el organizador de las JMJ de París (1997), Roma (2000) y Toronto (2002), amén de las celebradas en Roma con carácter diocesano en 1996, 1998, 1999, 2001 y 2003, ha emanado un decreto concediendo especiales indulgencias a los participantes en esta JMJ?Colonia 2005 y a quienes, sin viajar hasta esta ciudad alemana, se sumen a ella mediante la oración. El texto íntegro del citado decreto dice así:

"Se concede Indulgencia plenaria con las habituales condiciones (confesión sacramental, comunión eucarística y oración según las intenciones del Sumo Pontífice) a los fieles que, con ánimo alejado de cualquier pecado, participen atenta y devotamente en cualquier función, durante la XX Jornada Mundial de la Juventud en Colonia y en su solemne clausura. A los otros fieles que se hallen donde quiera que sea durante este encuentro, se otorga Indulgencia parcial, si, al menos con ánimo contrito, piden a Dios, con ferviente plegaria, que los jóvenes cristianos se reafirmen en la profesión de la fe, se confirmen en el amor y en el respeto hacia sus propios padres y se comprometan firmemente a modelar, según las santas normas del Evangelio y de la Santa Madre Iglesia, las familias que ellos mismos formarán o han formado ya, o también la propia vida según la vocación a la que Dios ha llamado a cada uno".

De este modo, el Dios que es mucho más grande que todas nuestras expectativas, a través de este Decreto de la Penitenciaría Apostólica, nos lleva la gracia de la JMJ´Colonia 2005 a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. No sólo al millón de personas que acuden estos días a la ciudad del río Rhin, sino también a todos aquellos que quieren unirse con su plegaria, con su interés y con su afecto a esta convocatoria.

El gusto fraterno y solidario de Dios

Una de las realidades más hermosas y evidentes de las JMJ es su universalidad. Son imagen de la catolicidad de la Iglesia. Son rostro del Dios de todos, de todos los continentes y lugares, de todas las razas y culturas, de todos los lugares, de todos los días y de todas las cosas

Italia es, una vez más, el país que mayor número de jóvenes tiene registrados en la JMJ. En el mediodía de este lunes 16 de agosto eran 101.174. A continuación, son los jóvenes alemanes con 83.929. Si a los jóvenes participantes alemanes, sumados voluntarios y otros colaboradores, el número asciende a 105.000 personas.

Una de las sorpresas de esta JMJ´Colonia 2005 -grata sorpresa- está siendo la muy destacada participación francesa, que se hace sentir además por calles, plazas y lugares de celebración y oración. El número de jóvenes franceses registrados hasta ahora es de 38.549. Estas cifras son de jóvenes registrados en las delegaciones oficiales. A ellos, para saber el número total de jóvenes y de personas participantes, hay que añadir un veinte, un treinta por ciento más de peregrinos que llegan "por libre" o en organizaciones propias de sus movimientos.

De ahí, que del número de jóvenes españoles en Colonia sigamos hablando de 50.000, aun cuando el número de registrados es de 31.908. España es el cuarto país más representado en Colonia, seguido de Estados Unidos de América con 24.237 y de Polonia con cerca de 20.000.

197 nacionalidades están representadas en Colonia. Son de todo el mundo si bien el 79% procede de Europa. Costa de Marfil, Burkina Fasso, Zambia, Líbano, Haití, Taiwán, Palestina, Georgia son algunos países que tienen también a algunos de sus jóvenes en Colonia. Con esta universalidad de las JMJ, se comprueba mejor el gusto fraterno y solidario del Dios de todos, del Dios que es mucho más grande.

El gusto de Dios en los cinco continentes

¿Será Australia el próximo país en organizar una JMJ de carácter internacional? El rumor está en la calle. Hay quien apuesta decididamente por la ciudad de Sidney. Hasta Oceanía no había llegado todavía la JMJ. El próximo domingo, sobre las 12,30 horas, tras el rezo del Ángelus y antes de que el Papa se despida de los jóvenes y de la JMJ´Colonia 2005 anunciará el lugar y la fecha de la próxima JMJ. Dios es en esto también mucho grande que nuestras expectativas y que las expectativas, ya desarrolladas y ya cursadas, de las anteriores JMJ.

Las JMJ se gestaron en Roma el día 15 de abril de 1984, Domingo de Ramos. La Iglesia Católica estaba celebrando el Año Santo de la Redención. El Papa Juan Pablo II había convocado para aquel día el jubileo de los jóvenes. Una semana después, el 22 de abril, domingo de pascua, el Papa Wojtyla haría entrega a los jóvenes que habían participado en la semana santa romana de aquel Año jubilar de la cruz de los jóvenes, uno de los símbolos de las JMJ. Al año siguiente, de nuevo, en domingo de ramos y de nuevo en Roma, habría una celebración de los jóvenes. Con este motivo el Papa escribió una carta apostólica a los jóvenes, con fecha 31 de marzo de 1985. Nueve meses después, el 20 de diciembre de 1985, Juan Pablo II anuncia la institución de las JMJ, que se establecieron definitivamente al año siguiente, con alternancia entre Roma -jornada de celebración diocesana- y otra ciudad del mundo -jornada de celebración internacional. Esta es la relación de las JMJ:

1.- 1986: Roma. Marzo. Celebración diocesana.
2.- 1987: Buenos Aires (Argentina). Abril. Celebración internacional.
3.- 1988: Roma. Marzo. Celebración diocesana.
4.- 1989: Santiago de Compostela (España). Agosto. Celebración internacional.
5.- 1990: Roma. Abril. Celebración diocesana.
6.- 1991: Czestochowa (Polonia). Agosto. Celebración internacional.
7.- 1992: Roma. Abril. Celebración diocesana.
8.- 1993: Dénver (USA). Agosto. Celebración internacional.
9.- 1994: Roma. Marzo. Celebración diocesana.
10.-1995: Manilas (Filipinas). Enero. Celebración internacional.
11.-1996: Roma. Marzo. Celebración diocesana.
12.-1997: París (Francia). Agosto. Celebración internacional.
13.-1998: Roma. Abril. Celebración diocesana.
14.-1999: Roma. Marzo. Celebración diocesana.
15.-2000: Roma. Agosto. Celebración internacional. Gran Jubileo.
16.-2001: Roma. Abril. Celebración diocesana.
17.-2002: Toronto (Canadá). Julio. Celebración internacional.
18.-2003: Roma. Abril. Celebración diocesana.
19.-2004: Roma. Abril. Celebración diocesana.
20.-2005: Colonia (Alemania). Agosto. Celebración internacional.
21.-2006: Roma. Abril. Celebración diocesana.
22.-2007: Roma. Abril. Celebración diocesana.
23.-2008: Sidney (Australia). Julio. Celebración internacional.
24.-2009: Roma. Abril. Celebración diocesana.
25.-2010: Roma. Abril. Celebración diocesana.
26.-2011: Madrid (España). Agosto. Celebración internacional.
27.-2012: Roma. Abril. Celebración diocesana.
28.-2013: Río de Janeiro (Brasil). Julio. Celebración internacional.
29.-2014: Roma. Abril. Celebración diocesana.
30.-2015: Roma. Abril. Celebración diocesana.
31.-2016: Cracovia (Polonia). Julio. Celebración internacional.
32.-2017: Roma. Abril. Celebración diocesana.
33.-2018: Roma. Abril. Celebración diocesana.
34.-2019: Ciudad de Panamá (Ciudad de Panamá). Enero. Celebración internacional.
35.-2020: Roma. Abril. Celebración diocesana.
36.-2021: Roma. Abril. Celebración diocesana.
37.-2022: Lisboa (Portugal). Celebración internacional.

El gusto de Dios para quienes buscan a Dios

Haider Aboud tiene 18 años. Es musulmán y ciudadano de Alemania, donde nació. Sus padres proceden del sangrante Iraq. "Soy musulmán de convicción y trabajo también como voluntario para la Jornada Mundial de la Juventud por convicción". Haider Aboud es estudiante universitario y sirve como voluntario en el Centro internacional de prensa de la JMJ´Colonia 2005. Está responsabilizado de intendencia y averías informáticas. "Cristianos, judíos y musulmanes todos creemos en Dios". Haider Aboud, que quiere acudir junto a su grupo religioso de musulmanes a recibir en la tarde del jueves 18 de agosto al Papa Benedicto XVI, en su llegada a Colonia a través de uno de los barcos que navegan por el Rhin, no es el único no cristiano que colabora como voluntario en la JMJ. Él mismo afirmaba haberse encontrado ya con una joven de religión budista y varios jóvenes que se declaran ateos.

Es ya la madrugada del miércoles 17 de agosto cuando acabo de redactar estas líneas y una terrible noticia turba mi gozo y mi paz: ha sido asesinado el hermano Roger de Taizé. Las JMJ son más grandes, más fecundas y más hermosas también gracias al hermano Roger y a la oración y al espíritu de Taizé. El mundo es mejor gracias al hermano Roger y gracias a Taizé. ¿Cómo es posible explicar que un hombre de Dios, que un hombre de paz como Roger Shutz haya sido asesinado? Su sangre derramada será ahora más fecunda todavía y Dios es y será igualmente mucho más grande que todas nuestras cábalas y expectativas. Por supuesto, infinitamente más fuerte, más grande que el crimen, el odio, la locura o la venganza. Dios es amor. Roger ha sido testigo privilegiado de su amor, testigo frágil, débil, tan débil, tan desprotegido como para morir acuchillado en una vigilia de oración.

¡Descanse en paz el hermano Roger y que interceda por la Iglesia, por el mundo y por las JMJ!

Los nuevos Santos han caminado en la fe, en la santidad de lo cotidiano

Este domingo, 13 de octubre, el Santo Padre presidió la celebración Eucarística y Canonización de los beatos:

John Henry Newman, Josefina Vannini, María Teresa

Chiramel Mankidiyan, Dulce Lopes Pontes y Margarita Bays

“Hoy damos gracias al Señor por los nuevos santos, que han caminado en la fe y ahora invocamos como intercesores. […] Pidamos ser así, ‘luces amables’ en medio de la oscuridad del mundo. Jesús, quédate con nosotros y así comenzaremos a brillar como brillas Tú; a brillar para servir de luz a los demás”, lo dijo el Papa Francisco en su homilía en la Santa Misa y Canonización de los beatos: John Henry Newman, Josefina Vannini, María Teresa Chiramel Mankidiyan, Dulce Lopes Pontes y Margarita Bays, este 13 de octubre, XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario, en la Plaza de San Pedro.

«Tu fe te ha salvado»

El Santo Padre comentando el Evangelio de este domingo señaló que, San Lucas (17,19) nos muestra el camino de la fe, en el que podemos distinguir tres etapas, señaladas por los leprosos curados, que invocan, caminan y agradecen.

Invocar: no dejarse paralizar por las exclusiones

La primera etapa de este camino de fe, indicó el Pontífice, es invocar. Y esta actitud lo vemos en los leprosos que se encontraban en una condición terrible, no sólo por sufrir la enfermedad que, incluso en la actualidad, se combate con mucho esfuerzo, sino por la exclusión social. Pero, aun cuando su situación los deja a un lado, ellos invocan a Jesús «a gritos». “No se dejan paralizar por las exclusiones de los hombres y gritan a Dios, que no excluye a nadie. Es así como se acortan las distancias, como se vence la soledad – puntualizó el Papa – no encerrándose en sí mismos y en las propias aflicciones, no pensando en los juicios de los otros, sino invocando al Señor, porque el Señor escucha el grito del que está solo”.

“Invoquemos con confianza cada día el nombre de Jesús: Dios salva. Repitámoslo; es rezar. La oración es la puerta de la fe, la oración es la medicina del corazón”

Por ello, el Papa Francisco afirmó que igual que los leprosos, también nosotros necesitamos ser curados, todos. “Necesitamos ser sanados de la falta de confianza en nosotros mismos, en la vida, en el futuro; de tantos miedos; de los vicios que nos esclavizan; de tantas cerrazones, dependencias y apegos: al juego, al dinero, a la televisión, al teléfono, al juicio de los demás. El Señor libera y cura el corazón, si lo invocamos, si le decimos: Señor, yo creo que puedes sanarme; cúrame de mis cerrazones, libérame del mal y del miedo, Jesús”. Llaman a Dios por su nombre, de modo directo, espontáneo. Llamar por el nombre es signo de confianza, y al Señor le gusta. La fe crece así, con la invocación confiada, presentando a Jesús lo que somos, con el corazón abierto, sin esconder nuestras miserias.

Caminar: siempre juntos confiando en Dios

La segunda etapa, señaló el Santo Padre, es caminar. Evidenciando una decena de verbos de movimiento que aparecen en el Evangelio de hoy, el Pontífice dijo que, impacta el hecho de que los leprosos no se curan cuando están delante de Jesús, sino después, al caminar. “Somos purificados en el camino de la vida, un camino que a menudo es en subida, porque conduce hacia lo alto. La fe requiere un camino, una salida, hace milagros si salimos de nuestras certezas acomodadas, si dejamos nuestros puertos seguros, nuestros nidos confortables. La fe aumenta con el don y crece con el riesgo. La fe avanza cuando vamos equipados de la confianza en Dios”.

“También nosotros: avanzamos en la fe con el amor humilde y concreto, con la paciencia cotidiana, invocando a Jesús y siguiendo hacia adelante”

Pero, el Papa Francisco evidencia otro aspecto interesante que emerge en el Evangelio y en el camino de los leprosos: avanzan juntos, siempre en plural: la fe es caminar juntos, nunca solos. Incluso después de haber sido curados Jesús se pregunta: «Los otros nueve, ¿dónde están?». Casi parece que pide cuenta de los otros nueve al único que regresó. Es verdad, es nuestra tarea —de nosotros que estamos aquí para “celebrar la Eucaristía”, es decir, para agradecer—, es nuestra tarea hacernos cargo del que ha dejado de caminar, de quien ha perdido el rumbo: somos protectores de nuestros hermanos alejados. Somos intercesores para ellos, somos responsables de ellos, estamos llamados a responder y preocuparnos por ellos.

Agradecer: es abrazar al Señor de la vida

La última etapa, afirmó el Obispo de Roma, es agradecer. Sólo al que agradece Jesús le dice: «Tu fe te ha salvado». No sólo está sano, sino también salvado. Esto nos dice que la meta no es la salud, no es el estar bien, sino el encuentro con Jesús. La salvación no es beber un vaso de agua para estar en forma, es ir a la fuente, que es Jesús. Sólo Él libra del mal y sana el corazón, sólo el encuentro con Él salva, hace la vida plena y hermosa.

“Cuando encontramos a Jesús, el 'gracias' nace espontáneo, porque se descubre lo más importante de la vida, que no es recibir una gracia o resolver un problema, sino abrazar al Señor de la vida”

El culmen del camino de fe es vivir dando gracias. Podemos preguntarnos: nosotros, que tenemos fe, ¿vivimos la jornada como un peso a soportar o como una alabanza para ofrecer? ¿Permanecemos centrados en nosotros mismos a la espera de pedir la próxima gracia o encontramos nuestra alegría en la acción de gracias? Cuando agradecemos, el Padre se conmueve y derrama sobre nosotros el Espíritu Santo. Agradecer no es cuestión de cortesía, de buenos modales, es cuestión de fe. Un corazón que agradece se mantiene joven. Decir: “Gracias, Señor” al despertarnos, durante el día, antes de irnos a descansar es el antídoto al envejecimiento del corazón. Así también en la familia, entre los esposos: acordarse de decir gracias. Gracias es la palabra más sencilla y beneficiosa.

Los nuevos Santos han caminado en la fe

Finalmente, el Papa Francisco invitó a dar gracias al Señor por los nuevos Santos, que han caminado en la fe y ahora invocamos como intercesores. Tres son religiosas y nos muestran que la vida consagrada es un camino de amor en las periferias existenciales del mundo. Santa Margarita Bays, en cambio, era una costurera y nos revela qué potente es la oración sencilla, la tolerancia paciente, la entrega silenciosa. A través de estas cosas, el Señor ha hecho revivir en ella el esplendor de la Pascua. Es la santidad de lo cotidiano, a la que se refiere el santo Cardenal Newman cuando dice: «El cristiano tiene una paz profunda, silenciosa y escondida que el mundo no ve.

Nulidad matrimonial, ¿un divorcio católico?

La nulidad no es un "divorcio" porque no se está terminando un matrimonio, sino se declara que nunca fue válido.

Para que un matrimonio sea legítimo debe ser realizado de forma válida, esto contempla varios requisitos a tomar en cuenta.

El papa Francisco ha despertado un gran interés en la posibilidad de declarar nulo un matrimonio eclesiástico. Uno de los primeros actos de su pontificado fue reformar el proceso de nulidad con el fin que este sea más ágil.

La familia en el proceso

Todavía no hay un conocimiento pleno respecto a lo que implica iniciar este proceso. ¿Es muy difícil? No, si se recibe la asesoría correcta, para lo que es necesario acudir, en este caso, a abogados canónicos. Aunque hay que tener un poco de paciencia, como en todo procedimiento es necesario seguir ciertos pasos para verificar si el matrimonio fue nulo o no.

Otra pregunta frecuente es ¿qué sucede con los hijos? La respuesta es nada. Esto no cambia, el vínculo filial sigue intacto, pues lo que se revisa es el vínculo matrimonial. Así, los padres mantienen su patria potestad y sus obligaciones. En el caso de resultar nulo el matrimonio y los padres se han vuelto a casar civilmente, estos podrán retomar la gracia de la comunión eucarística.

¿Cuándo anular un matrimonio?

A través de este proceso puede declararse nulo un matrimonio, es decir, comprobar que nunca existió al faltar uno o algunos de los elementos esenciales del matrimonio:

Que uno o ambos de los contrayentes fuera a la boda bajo coacción.

Que excluyeran toda posibilidad de tener hijos.

Que engañara al otro sobre el padecimiento de alguna enfermedad de transmisión sexual.

Drogadicción, entre otros.

De esta forma, la nulidad no es un “divorcio” porque no se está terminando un matrimonio, sino se declara que, en primera instancia, nunca fue válido.

Los cambios actuales

Ante esto, el Papa estableció que no se necesitan dos sentencias de dos tribunales distintos que declaren la nulidad, como antes, lo que podía tardar muchos años.

Actualmente, el proceso puede durar entre 1 y 2 años dependiendo del caso, recordemos que cada uno es diferente. Por ejemplo, puede suceder que la otra parte o algún testigo importante viva en el exterior, entonces el tribunal más cercano le toma su declaración.

La diferencia con el divorcio

Una de las dudas que muchas personas tienen es si el proceso de nulidad es un “divorcio católico”. El papa Francisco ha reafirmado la indisolubilidad del matrimonio en varias ocasiones ya sea en homilías o en documentos como en la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia donde nos dice que esta indisolubilidad no hay que entenderla como un “yugo” impuesto a los hombres sino como un “don” para que el amor entre los esposos sea para siempre.

El Pontífice nos recuerda que la verificación o no, de la validez de un matrimonio, representa una importante posibilidad para muchas personas. Anticipa además que es un proceso doloroso, en el que la Iglesia extiende sus brazos para ayudar a los fieles a recorrer este camino con misericordia y esperanza.

¿Es pecado aceptar alguna de las mal llamadas devociones populares o creer en supersticiones?

Hay católicos que dan culto a personajes populares -p. ej.: Gilda o Rodrigo- o creen en el tarot u otras supersticiones, ¿están cayendo en pecado?

Pregunta:

Estimado Padre, quisiera saber si para un católico es pecado aceptar alguna de las supersticiones que día a día se nos ofrecen (como consultar el tarot, encender sahumerios o rezar a Gilda). Estoy viendo estas y otras prácticas no sólo en personas no creyentes sino entre muchos católicos. ¿Cuál es el límite de toda esta credulidad? Gracias por su respuesta.

Respuesta:

Estimado:

Usted me da pie para tratar un tema que no sé si calificar sólo como delicado o abiertamente dramático. El motivo lo menciona Usted: la superstición no es ya práctica de no creyentes sino de personas que se consideran sinceramente católicas (en muchos casos bien intencionadas pero con poca o casi ninguna formación). Y digo dramático tanto por el número de católicos que mezclan en su religiosidad elementos supersticiosos, cuanto por la falta de reacción proporcionada a la gravedad problema por parte de la de la Iglesia.

Voy pues a dividir mi respuesta en tres puntos.

Voy pues a dividir mi respuesta en tres puntos.

1. Una oferta que llega a la ridiculez

Leer las ofertas del supermercado de la superstición en cualquier página de avisos clasificados nos puede llevar del asombro al escándalo o a la carcajada. Allí no se roza la bufonada, sino que se puede nadar dentro de ella.

Para muestra cito algunos de los clasificados aparecidos hace un par de años en un periódico de mucha divulgación:

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2. El drama actual

El drama consiste en que muchas personas creen lo que se ofrece en el hipermercado de las supersticiones. Y ¿qué es la superstición? La superstición es la corrupción de la fe verdadera y un peligroso juego en el que también puede tomar parte el diablo o detonar más de una alteración psicológica.

1. I) Pecado contra la fe[1]

La superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone[2]. Se puede definir como un vicio que ofrece culto divino a quien no se debe, o a quien se debe, pero de un modo indebido. Según esta definición se divide en dos especies: el culto indebido al Dios verdadero y el culto a dioses falsos.

a) El culto indebidoconsiste en ofrecer a Dios un culto falso o de un modo que no corresponde (culto superfluo). Se denomina culto falso cuando es ofrecido por quien no es verdadero ministro de Dios, o porque expresa falsedad (haciendo adorar falsas reliquias, falsificando milagros). Es de suyo pecado mortal[3]. En cambio, se denomina culto superfluo cuando se tributa culto a Dios pero de un modo no aprobado por la Iglesia, alterando las ceremonias de culto, introduciendo en el culto elementos supersticiosos. Por la ignorancia de los fieles generalmente no es más que pecado venial.

b) El culto a falsos diosesconsiste, como su nombre lo indica, en el hecho de rendir adoración a cosas o seres que no son verdaderamente Dios. Bajo este concepto tradicionalmente se colocan tres especies:

La idolatría que es el culto divino rendido a creaturas representadas bajo formas sensibles llamadas ídolos; este culto consiste en sig­nos sensibles, sacrificios, juegos, ritos diversos. Se denomina idolatría interna cuando la persona somete la inteligencia y la voluntad a la adoración del falso dios; en cambio es externa cuando se manifiesta exteriormente por palabras, gestos o símbolos (esta es sólo material si falta el consentimiento interno o formal si además se consiente internamente). Se trata siempre de un pecado gravísimo, por la injuria que se hace a Dios; sin embargo, subjetivamente, la gravedad del pecado puede estar atenuada en muchos idólatras que obran por ignorancia (en este caso su falta denota menos perversidad que la de ciertos herejes que conscientemente desnaturalizan la fe).

b.Junto a la idolatría se enumera la adivinación idolátrica. Esta pretende usurpar indebidamente la predicción del porvenir. Es una forma de superstición, porque es un re­curso a los demonios, ya sea que se les invoque expresamente para pedirles la revelación del porvenir, ya sea que ellos mismos se insinúen en las vanas inquisiciones para enredar los espíritus de los hombres en la mentira.
La adivinación procede de maneras múltiples y variadas; desde la antigüedad son conocidas algunas formas de adivinación, como, por ejemplo el explícito recurso a los demonios (invocándolos para conocer el porvenir), la oniromancia (la adivinación recurriendo a los sueños); la nigromancia (pretendiendo hacer aparecer o hablar a los muertos), el pitonismo (contestando a través de brujos o adivinos), el aruspicio (adivinación del futuro consultando las entrañas de los ani­males inmolados), las falsas conjeturaciones (es decir, el conjeturar acontecimientos faustos o infaustos por medio de hechos fortuitos como el romperse un espejo, cruzar un gato negro; hay que incluir aquí a los que dicen la buenaventura, a los tarotistas, etc.). También se debe enumerar entre estas supersticiones algunas formas de espiritismo.
El Catecismo enseña al respecto: Dios puede revelar el porvenir a sus profetas o a otros santos. Sin embargo, la actitud cristiana justa consiste en entregarse con confianza en las manos de la providencia en lo que se refiere al futuro y en abandonar toda curiosidad malsana al respecto... Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone desvelan el porvenir (cf. Dt 18,10; Jr 29,8). La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a mediums encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y tal respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios[4].

c. Por último hay que señalar las llamadas vanas observancias. Se denomina así al uso de medios desproporcionados para obtener un efecto en sí mismo natural. Se divide en el arte notoria (tiene como objeto el adquirir repentinamente una ciencia sin trabajo, y por medios ineptos), el arte de la salud (que busca sanaciones, curaciones con remedios fútiles como falsos ungüentos, amuletos, encantamientos, etc.; tales prácticas si no tienen naturalmente ese poder, no son sino signos mágicos que algunas veces llegan a ocultar pactos con los demonios), la magia[5] (el arte de realizar cosas maravillosas por causas ocultas o por invocación o intervención diabólica). Hay que añadir el maleficio (que consiste en la expresa invocación del demonio con el fin de dañar o perjudicar a alguna persona en lo espiritual o corporal).

El Catecismo dice: "Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo -aunque sea para procurar la salud-, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible"[6].

A veces se enumera aquí al magnetismo. Esta es la influencia de cierto fluido magnético o eléctrico que brota de los minerales o del sistema nervioso de algunos hombres, y que sería apto para curar ciertas enfermedades por su propia virtud magnética o por sugestión sobre el magnetizado; de suyo, considerado objetivamente y en abstracto, nada malo hay en él; puede considerarse como uno de los tantos remedios físicos para curar las enfermedades, parecido a la electroterapia, psiquiatría, etc. Pero en concreto, o sea, tal como suele ejercerse, de modo irresponsable, está lleno de peligros contra la fe, por los fines preternaturales que se intentan, por sus procedimientos ocultos y adivinatorios, etc.[7].

El motivo formal de la fe, es decir, la razón por la que profesamos los misterios de nuestra fe, es la Revelación de Dios, Verdad Primera que no puede engañarse ni mentir, y que nos propone sus misterios por medio del Magisterio de la Iglesia. No se trata de conjeturas, ni de pálpitos, ni de fe humana, ni de tradiciones culturales. Al mezclar las verdades pertenecientes a la fe católica con elementos espurios como aguas sanadoras, runas, adivinaciones, santones, curanderismo, energía positiva, etc., no se elevan estas creencias al nivel de la fe (porque nadie ignora que la Iglesia jamás ha propuesto estas cosas para ser creídas con fe divina) sino que se rebajan las auténticas verdades de fe al nivel de la creencia humana. Se cree así en San Cayetano o San Antonio, en la Virgen Desatanudos, en el agua bendita y la señal de la cruz, o en cualquier santo o advocación mariana por los mismos motivos que se aceptan las falsas prácticas; pero esto no es fe sobrenatural. Signo de ello lo tenemos en el hecho de que algunas personas dicen no creer del todo en estas cosas, pero lo hacen por las dudas. Las dudas serias son realmente las que se meten como gusanos en el articulado de la fe católica.

El riesgo no es, pues, añadir creencias a la fe, sino perder la fe.

Por tanto, es un grueso error lo que declaró en un periódico uno de estos profesores ocultistas: una señora una vez me preguntó -dice él- si tenía que confesarse porque había venido a verme. Yo le dije que no, que éramos como médicos, que la ayudábamos a aliviar su salud del alma, a buscar energía positiva. No me parece que ir a un astrólogo, o hacerse tirar las cartas esté en contra de ninguna religión[8]. Esto no es así; la superstición es pecado grave.

II) El juego del diablo

Cuando Santo Tomás se pregunta por la causa de la idolatría él señala como predisposiciones en muchos hombres el desarreglo de sus afectos (razón por la cual terminan rindiendo honores divinos a quienes veneran de modo desordenado; pensemos en nuestros días el culto a cantantes como Gilda o Rodrigo); también el placer natural que le causan las imágenes y, especialmente, la ignorancia del verdadero Dios, que los lleva a venerar como divinidades las creaturas que los asombran (fuego, océano, sol, etc.). Sin embargo, indica Santo Tomás que la causa determinante son los demonios, que para hacerse adorar de los hombres explotan su in­genuidad y utilizan los ídolos para dar oráculos y cumplir hechos sorprendentes. Y cita la frase de la Escritura: Todos los dioses de los paganos son demonios (Sal 115,5).

Para evitar relatos morbosos no doy aquí ningún testimonio de los muchos que han confesado haber quedado atrapados bajo la influencia diabólica por jugar con estas cosas. Basta mencionar el tan mentado tablero Ouija o juego de la copa. Muchos han tenido que aplicarse las palabras de Goethe: No puedo librarme de los espíritus que invoqué.

El libro de la Sabiduría (4,12), en la versión de la Vulgata, habla de la fascinatio nugacitatis y dice que ésta oscurece el bien: fascinatio enim nugacitatis obscurat bona. La nugacitas es la frivolidad, la estupidez, la necedad, el vacío. La nada ejerce una atracción misteriosa sobre los espíritus débiles en la fe; esto explica la seducción que ejerce el mal sobre los pecadores y desorientados. Pero a través de esa fascinación el mal actúa como un imán que chupa y traga a los que se inclinan neciamente sobre él.

Sobre estos temas hay que ser extremadamente cuidadosos. Alguien que durante mucho tiempo se dedicó a estudiar el tema del ocultismo y sus trasfondos satánicos dejó escrito unas palabras de gran prudencia: La investigación sobre estos temas, cuando es innecesaria y movida por la vana curiosidad, es siempre peligrosa. Nunca insistiremos de modo suficiente en la necesidad de no centrar nuestra atención en los fenómenos ruidosos y extraordinarios del accionar diabólico. Permanezcamos en cambio firmes en la vigilancia y la oración, para que el Adversario no esclavice nuestras almas por el error, la mentira y el pecado[9].

III) Cuidado con nuestro psiquismo débil

Finalmente, quien se mete en este campo también arriesga mucho desde el punto de vista psíquico. Es bien conocido el ambiente desequilibrado en que se mueve este tipo de tendencias. Muchos de quienes dirigen este tipo de fenómenos (fundadores de sectas, dirigentes, mediums espiritistas, pseudo-profetas, iluminados, etc.), cuando no son vividores y delincuentes se encuadran entre enfermos mitómanos, histéricos, paranoicos, esquizoides y obsesos psíquicos[10]. Similar suerte pueden correr quienes se dejan influenciar por ellos o por la atracción morbosa que suele caracterizar todo lo relacionado con lo oculto, la magia, los poderes de la mente, las fuerzas ocultas de la naturaleza, etc. Por eso afirma Martín Ebon, autor del libro La trampa de Satanás: Los autores que se ocu­pan de la telepatía, la clarividencia, la profecía, la acción de la men­te sobre la materia y otras prácticas psíquicas deben estar cons­tantemente alertas ante el peligro de presentar esos temas única­mente en términos brillantes y positivos. Hay en estos fenómenos otra cara, una cara oscura, y en nuestro tiempo esta oscuridad pa­rece difundirse con suma rapidez... sufrimos una virtual epide­mia de juego irresponsable con los poderes ocultos... los pode­res ocultos no son un juguete. Nos exponen a influencias que des­conocemos y que a veces no podemos controlar. Este mismo autor señala entre las con­secuencias más notables de estos juegos con los poderes ocultos: los estados neuróticos, el desdoblamiento de la personalidad, la obsesión y la posesión por entidades no determinadas, que para Ebon son tan sólo fuerzas liberadas del subconsciente, pero que pueden llegar a ser incluso seres demoníacos[11].

También un autor que se consideraba representante del esoterismo tradicional (opuesto, pues al moderno ocultismo) como René Guénon sostenía que todo intento de practicar cualquiera de las artes ocultas representa, para el hombre contemporáneo, un grave peligro mental e incluso físico[12].

Un autor no católico sino evangelista, Kurt Koch, de gran experiencia en el tema señala como efectos de este tipo de actividades:

  • En el carácter producen: un aumento agudo y pertinaz de los afectos, e hipersensibilidad que se manifiesta en accesos de ira, sus­ceptibilidad explosiva y sexualidad aumentada, es decir, un desbor­de incontrolado de las pasiones.
  • En el plano de la patología psíquica se producen: alucinacio­nes, estados melancólico‑depresivos, apatía, pérdida de ganas de vivir, tendencia compulsiva al suicidio; y síntomas como los pensamientos hipnóticos, las obsesiones, las disgregaciones y desdoblamientos de la personalidad que pueden llegar hasta la locura completa. Incluso puede llegar a la misma obsesión y posesión diabólica.
  • En la vida espiritual y religiosa lle­van a la pérdida de la fe, y producen estados que se caracterizan por la animosidad contra Dios y contra Cristo, desgano hacia la Palabra de Dios y la oración, pensamientos blasfemos, piedad simulada y locura religiosa.
  • El desarrollo de facultades mediales (emparentadas con el desdoblamiento de la personalidad) así como la producción de fenómenos paranormales pueden, según la experiencia de Koch, afectar a los descendien­tes del sujeto hasta la tercera y cuarta generación, así como a los lugares (casas, establecimientos) donde se realizan las prácticas ocultistas[13].

3. El gran desafío

Estamos ante una situación muy grave que exige remedios proporcionados. En algunas publicaciones se insiste, a mi parecer de modo erróneo, en las causas socioeconómicas del problema. Atormentado, el hombre recurre a la religión y las creencias para soportar las condiciones de vida y sus avatares, se lee[14]. No hay que confundir. Es cierto que gran parte de la gente recurre a tarotistas, brujos, sanadores y otros rubros, para pedir trabajo o salir de la desesperación económica que los aflige. Pero esta no es la explicación de la causa sino la descripción de las consecuencias. Épocas más duras ha conocido la historia; piénsese si no en las dos grandes guerras que afligieron el siglo XX; y en esta misma época que vivimos, personas hay que están en condiciones más ásperas que muchos de los que recurren a estos medios aternativos y sin embargo no lo hacen.

Corremos el riesgo de refugiarnos en explicaciones sociológicas y económicas. Pero la cuestión aquí es teológica. El problema afecta a la fe y tiene raíces en la fe. Manifiesta una crisis muy grave en el plano pastoral y evidencia una insuficiencia en la praxis pastoral por parte de los responsables de ésta. Probablemente estamos atrapados en una pastoral de escritorio, prejuiciada (pues es por prejuicios que se han abandonado métodos pastorales que han dado en el pasado felices resultados) y lejos de la altura que exigen las circunstancias.

Hay que ir a las raíces. Estamos ante una reviviscencia del paganismo o una paganización de la religión (no me animo a decir demonización). Entonces hay que atacar con una evangelización de profundidad y amplitud.

Por amplitud quiero decir: vasta, es decir, que llegue a las grandes masas. No basta la cátedra de la escuela ni el ambón de la Iglesia (y ojalá éstas fuesen más eficaces). Hace falta catequizar por medio de los grandes medios: televisión, radio, periódicos, revistas de todos los niveles. No podemos seguir lamentándonos de que las sectas o los movimientos ocultistas bombardean a los pobres incautos; hay que ganar espacio. Y hay que reconocerlo: los católicos no evangelizan a través de los medios como deberían; o, al menos, lo hacen con mucha tibieza. Es cierto que los grandes medios muchas veces no dan lugar a ello (por el contrario, se ponen al servicio de la confusión que reina en este campo); entonces no queda otra solución que crear grandes medios católicos; o aumentar los que ya existen.

Pero aún esto no basta. Es necesario que esta evangelización sea profunda y capaz de calar hondo. Y esto sólo es posible tomando en serio el espíritu misionero de la Iglesia. No sólo de la misión ad gentes, en tierras de paganos; sino de las misiones populares, como las concibieron San Pablo, San Alfonso, San Luis María Grignión de Montfort y todos los grandes predicadores populares, los cuales revirtieron situaciones como la nuestra.

Junto a la misión popular hace falta una predicación de la fe viva y vivificante, completa y pormenorizada. Incluso, aunque se escandalicen muchos, hay que decir que es necesaria una buena formación apologética. San Pedro insta a los cristianos a estar dispuestos a dar razón de nuestra esperanza (cf. 1Pe 3,15), es decir, de las cosas que creemos y esperamos. Lamentablemente la mayoría de los católicos no estamos hoy en condiciones de ejecutar el mandato del Primer Papa.

La confusión que reina en cuestiones elementales de nuestra fe (como las que analizamos en este artículo) lo demuestra. Si San Juan Bautista se presentase hoy nuevamente no dudaría en predicarnos como a los judíos: En medio de vosotros está uno a quien no conocéis (Jn 1,26). Porque a Jesucristo -ese Uno que vive en medio de los cristianos- poco lo conocemos. Si lo conociéramos más no lo rebajaríamos al nivel de los falsos mesías y tendríamos más en cuenta la exhortación de la carta a los Hebreos: Ayer como hoy, Jesucristo es el mismo, y lo será siempre. No os dejéis seducir por doctrinas varias y extrañas (Hb 13,8-9).

_______________________________

NOTAS:

[1] La superstición es analizada por Santo Tomás en Suma Teológica, II-II, cuestión 93 y siguientes. Uso también aquí cuanto expone Antonio Royo Marín, Teología Moral para Seglares, tomo I, n. 365 y siguientes.

[2] La superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Puede afectar también al culto que damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se atribuye una importancia, de algún modo, mágica a ciertas prácticas, por otra parte, legítimas o necesarias. Atribuir su eficacia a la sola materialidad de las oraciones o de los signos sacramentales, prescindiendo de las disposiciones interiores que exigen, es caer en la superstición (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2111).

[3] El culto viene a ser falso y pernicioso si los actos exteriores que lo expresan tienen un significado erróneo. Sería el caso, por ejemplo, de que se celebren todavía bajo la ley nueva las ceremonias de la ley antigua, porque éstas no eran sino figurativas de la futura pasión de Cristo, y su empleo actualmente parecería significar que los misterios de Cristo aún están por venir. Asimismo sería una falsedad el ofrecer a Dios un culto en oposición a las reglas establecidas por la Iglesia: esto equivaldría a substituir a la religión autén­tica establecida por la autoridad divina una iniciativa o una tradición completamente humana.

[4] Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2115-2116.

[5] Cf. Royo Marín, I, nº 368. No me refiero, evidentemente, a la prestidigitación o ilusionismo.

[6] Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2117.

[7] Cf. Declaración del Santo Oficio del 4 de agosto de 1856: Dz 1653-1654.

[8] Clarín, 12/11/00, sección Zona, p. 4.

[9] P. Alberto Ezcurra, en la recensión al libro de Malachi Martin, El rehén del diablo, en Revista Mikael 18 (1978), 146.

[10] Pensemos, por ejemplo, en Marsall Applewhite, fundador de la secta Puerta del Cielo que hizo suicidar a 39 de sus miembros en marzo del año pasado para poder engancharse en la nave espacial oculta en la cola del cometa Hale Bopp, en David Koresh quien se creía el Mesías y trajo la muerte de la mayoría de sus seguidores que termiranon calcinados en su fortaleza de Waco, Texas, en 1993, en Jim Jones que se suicidó en Guyana con mil de sus seguidores; en Shoko Asahara, lider de la secta Aum Shinrikyo (Verdad Suprema) que inundó de gas sarín los subterráneos de Tokio, etc.

[11] Ebon, Martín, y otros, La trampa de Satanás, Troquel, Buenos Aires 1978. Este libro tiene datos interesante, pero contiene también muchos errores.

[12] Lo dice Mircea Eliade hablando de la posición de Guénon en: Ocultismo, brujería y modas culturales, Marymar, Buenos Aires 1977, pp. 105-106.

[13] Citado por Alberto Ezcurra, La moda del ocultismo, Mikael 30 (1982), 23-25.

[14] Clarín, citado, p. 4.

¿En qué debería centrar mi atención cuando rezo el Rosario?

Tu atención debe estar centrada en Dios. A continuación te damos algunos consejos para concentrarte mejor en el rezo del Rosario.

Pregunta: Estimado Dan, yo tenía el hábito de rezar el rosario a diario, pero últimamente me he sentido frustrado al rezarlo. Me siento muy confundido porque no sé en qué debería concentrarme al hacer esta oración. Por ejemplo al rezar un Ave María, medito el dolor de Cristo en la flagelación y el grandísimo amor que a través de eso nos expresa. Sin embargo, mientras hacía esto, no estaba poniendo atención a las palabras del Ave María o pidiéndole a la Virgen que «ruegue por nosotros pecadores».

Respuesta:

Querido amigo, qué buena pregunta. La respuesta es sencilla: tu atención debe estar centrada en Dios. Te invito a repasar lo que dice el Catecismo al hablar de la oración vocal (n. 2700):

Por medio de su Palabra, Dios habla al hombre. Por medio de palabras, mentales o vocales, nuestra oración toma cuerpo. Pero lo más importante es la presencia del corazón ante Aquel a quien hablamos en la oración: «Que nuestra oración se oiga no depende de la cantidad de palabras, sino del fervor de nuestras almas».

Si tu corazón de alguna manera está enfocado o se siente atraído hacia Dios, estás caminando en la dirección correcta. Para ser mas específico, en cuanto al Rosario te recomiendo leer la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae del Papa Juan Pablo II en la que entre otras cosas escribió:

«María propone continuamente a los creyentes los "misterios" de su Hijo, con el deseo que sean contemplados, para que puedan derramar todas su fuerza salvadora. Cuando recita el Rosario, la comunidad cristiana está en sintonía con el recuerdo y con la mirada de María».

Por eso, cuando rezamos el Rosario, lo rezamos con María y a través de los ojos de María, centrando nuestra atención, al igual que ella, en Jesús mismo

Nuestra primera tarea al rezar el Rosario es unirnos a María en cada escena (misterio) que se presenta. Al hacerlo, le pedimos su ayuda y sus oraciones mientras contemplamos a Cristo. Para traer esta realidad más cerca de nuestro corazón, podemos imaginarnos que estamos de pie al lado de María. Los dos miramos a Cristo en su agonía en el huerto. Le susurramos a nuestra Madre que ruegue por nosotros mientras consideramos lo que Cristo sufre. Le repetimos nuestra petición mientras los dos continuamos penetrando más profundamente el misterio.

Principios para mantener la paz

Sin importar dónde nos encontremos después de nuestro esfuerzo inicial por centrar nuestra oración en Cristo, hay varios principios que pueden ayudarnos a mantener la paz cuando nos distraemos:

Las distracciones son normales:Nuestro trabajo consiste en rechazar la distracción de manera apacible, ejercitando nuestra voluntad, y regresar nuestra atención a Dios. Si pasamos todo nuestro tiempo de oración volviéndonos hacia Él, la hemos hecho bien.
 

Cristo es la clave: Cada vez que nuestros corazones se sientan atraídos hacia Cristo, debemos procurar dejarnos atraer. Algunas veces, debemos seguir esta atracción hasta la contemplación silenciosa en la que dejamos de lado la oración vocal o discursiva para simplemente contemplarlo a Él. Si no estamos obligados por algún compromiso religioso a rezar oraciones de alguna forma específica, tenemos la libertad de dejar estas oraciones formales, una vez que ellas nos han llevado a la verdadera razón y al más alto objetivo de nuestro esfuerzo en la oración: adorarlo a Él.

Al final, lo importante es que tu alma descanse en Él y en la obra que Él realiza en ti. Sí, debes esforzarte en aumentar tu devoción y atención a Él en la oración. Sin embargo, cuando nuestros corazones fervientes se topan con la frustración, es buena señal que el enfoque en nuestra oración está mal encaminado.

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