Vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, de forma que ese día os sorprenda como un ladrón
- 23 Octubre 2019
- 23 Octubre 2019
- 23 Octubre 2019
Juan de Capistrano, Santo
Memoria Litúrgica, 23 de octubre
Presbítero
Martirologio Romano: San Juan de Capistrano, presbítero de la Orden de Hermanos Menores, que luchó en favor de la disciplina regular, estuvo al servicio de la fe y costumbres católicas en casi toda Europa, y con sus exhortaciones y plegarias mantuvo el fervor del pueblo fiel, defendiendo también la libertad de los cristianos. En la localidad de Ujlak, junto al Danubio, en el reino de Hungría, descansó en el Señor († 1456).
Etimológicamente: Juan = Dios es misericordia, viene de la lengua hebrea
Fecha de canonización: 16 de octubre de 1690 por el Papa Alejandro VIII
Breve Biografía
Nació en Capistrano, diócesis de Sulmona, Italia, en 1385.
Hijo de un caballero francés o alemán que murió cuando Juan era joven.
Estudió con esmero en la Universidad de Perugia (Cerca de Asís).
Fue abogado y juez. En 1412 fue nombrado gobernador de Perugia por Landislaus rey de Nápoles, quien tenía control de esa ciudad. Luchó contra la corrupción y el soborno.
Cuando estalló la guerra entre Perugia y Malatesta en 1416, Juan trató de conseguir la paz, pero en vez lo tomaron prisionero de guerra. En la cárcel decidió entregarse del todo a Dios. Tuvo un sueño en el que vió a San Francisco que le llamaba a entrar en la orden franciscana. Juan se había casado justo antes de caer preso, pero el matrimonio nunca se consumó y fue declarado anulado.
Entró en la orden franciscana en Perugia el 4 Octubre de 1416. Tenía 30 años por lo que el maestro de novicios lo puso a prueba dándole los mas humildes oficios.
Fue discípulo de san Bernardino de Siena quien le enseñó teología. Se distinguió como predicador aun siendo diácono. Ordenado a los 33 años. Por 40 años fue predicador itinerante por Italia y otros países. Una vez en Brescia (Italia) predicó a una multitud de 126,000 personas que habían venido de las provincias vecinas. Por su radical llamada a la conversión y su sencillez, la gente lo relacionaba con San Juan Bautista. Traían las cosas de superstición y ocultismo y las quemaban en hogueras públicas. Tenía gran fama por su don de curación y le traían a los enfermos para que les haga la señal de la cruz. Como San Bernardino, propagó la devoción al nombre de Jesús, por lo ambos, junto con otros franciscanos, fueron acusados de herejes. El defendió al grupo con éxito.
Muchos jóvenes le seguían a la vida religiosa. Estableció comunidades franciscanas. Escribió extensivamente, sobre todo contra las herejías de su época. Muchos de sus sermones se conservan.
Dormía y comía poco. Hacía mucha penitencia.
Dos veces la comunidad franciscana lo eligió como vicario general. En visita en Francia conoció a Sta. Colette, reformadora de la orden de las clarisas, con la que simpatizaba.
Juan tenía gran don para la diplomacia. Era sabio y prudente, sabiendo medir sus palabras para que estas sirvan la voluntad de Dios. Cuatro Pontífices (Martín V, Eugenio IV, Nicolás V y Calixto III) lo emplearon como embajador en muchas y muy delicadas misiones diplomáticas con muy buenos resultados. Tres veces le ofrecieron nombrarlo obispo de importantes ciudades pero prefirió seguir siendo un pobre predicador.
Fue nuncio apostólico en Austria donde predicó extensivamente y combatió la herejía de los husitas. También predicó con gran fruto en Polonia, invitado por Casimiro IV.
Los cruzados defienden Europa
En 1451 el Sultan Mahoma II se lanzó una campaña con el fin de lograr la conquista de Europa. Conquistó a Constantinopla en 1453 y entonces se preparó para invadir a Hungría. En 1454 Servia cayó en sus manos. Las noticias procedentes Servia eran horribles: quienes se resistían a renunciar a Cristo eran torturados. Todo lo que fuese cristiano era destruido o confiscado.
En 1454 Juan Capistrano participó en la dieta de Frankfort y se dispuso a preparar la defensa de Hungría. Fue a Hungría y predicó una cruzada en defensa de la cristiandad. A la edad de 70 años el Papa Calixto II lo comisionó para dirigirla. En Szeged unió el ejercito de campesinos que había reunido con el ejército de Hunyady y ambos se dirigieron a Belgrado. Se decía que los cuarteles parecían casas de religiosos mas que campamentos militares porque en ellos se rezaba y se predicaba la virtud. Se celebraba misa diaria. A Juan Capistrano le tenían un gran respeto.
Batalla de Belgrado, 1456, salva a Europa de los musulmanes.
Los musulmanes atacaban a Belgrado Contaban con 200 cañones, 50,000 de caballería y una gran flota que penetró por el río Danubio. Ante la superioridad de las fuerzas enemigas, los cristianos pensaban retirarse. Pero intervino Juan de Capistrano convenciendo a Hunyady a que atacara la flota turca a pesar de ser mucho más numerosa. En el momento en que los defensores de la ciudad se iban a retirar dándose por vencidos, Juan los animó llevando en sus manos una bandera con la cruz y gritando sin cesar: "Jesús, Jesús, Jesús". Recorrió todos los batallones gritando entusiasmado: "Creyentes valientes, todos a defender nuestra santa religión". Juan nunca utilizó las armas de este mundo sino la oración, la penitencia y la predicación.
Mientras se luchaba en Belgrado, el Papa pidió rezar el Angelus por la victoria. Los musulmanes fueron vencidos y tuvieron que retirarse de la región. Así se ganó la batalla de Belgrado el 21-22 de julio de 1456.
San Juan de Capistrano había ofrecido a Dios su vida por salvar la cristiandad. Dios le aceptó su oferta y pronto murió junto con Hunyady víctimas del tifo. Los cadáveres de los muertos en batalla causaron una epidemia de tifo que también contagió al santo que ya estaba débil y anciano. Murió en Villach, Hungría, unos meses mas tarde, el 23 de octubre.
En Estados Unidos su nombre es famoso por la misión franciscana en California que lleva su nombre.
Beatificado: 19 Diciembre 1650 por Inocente X
Santo Evangelio según san Lucas 12, 39-48. Miércoles XXIX del Tiempo Ordinar
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, te pido que nuestros corazones se puedan unir, que nos encontremos en este momento de oración.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 12, 39-48
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Fíjense en esto: Si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. Pues también ustedes estén preparados, porque a la hora en que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre”.
Entonces Pedro le preguntó a Jesús: “¿Dices esta parábola sólo por nosotros o por todos?”. El Señor le respondió: “Supongan que un administrador, puesto por su amo al frente de la servidumbre con el encargo de repartirles a su tiempo los alimentos, se porta con fidelidad y prudencia. Dichoso ese siervo, si el amo, a su llegada, lo encuentra cumpliendo con su deber. Yo les aseguro que lo pondrá al frente de todo lo que tiene.
Pero si ese siervo piensa: ‘Mi amo tardará en llegar’ y empieza a maltratar a los otros siervos y siervas, a comer, a beber y a embriagarse, el día menos pensado y a la hora más inesperada llegará su amo y lo castigará severamente y le hará correr la misma suerte de los desleales.
El siervo que conociendo la voluntad de su amo, no haya preparado ni hecho lo que debía, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, haya hecho algo digno de castigo, recibirá poco. Al que mucho se le da, se le exigirá mucho; y al que mucho se le confía, se le exigirá mucho más”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
A veces, leer la última frase de este Evangelio puede causar un poco de miedo; incluso he llegado a pensar que hubiera sido mejor que Dios no me diera tanto, que Dios no me confiara tanto, para que así no me tenga que exigir tanto al final. Creo que es válido el miedo cuando uno habla de cosas materiales, pero, en estas dos parábolas, Dios me enseña la alegría de ser cristiano, el regalo de poder conocerle.
El don de la fe es un regalo que solamente proviene de Dios y, en la medida que es mayor mi fe, mayor será lo que me exija. Pero el fruto de tener fe es conocerle, el tener fe es el regalo que me permite amar a Cristo, y la exigencia que Dios me pide es mi amor. ¡Qué alegría debo sentir por poder amarle!
Pero Dios me invita a algo más, me confía mucho, me confía lo que Él más ama, me confía sus almas. Ser apóstol de Cristo es tener la confianza de Dios para recibir su mayor tesoro, y solamente me exigirá amar a todas sus almas por Él, cuidar a cada una de ellas con amor. A mayor confianza mayor posibilidad de amar.
Le pido a Dios que aumente mi fe para que pueda amarle más; le pido ser su apóstol para que pueda amar más a los demás y sienta la alegría de ser cristiano amándolo a Él y a todas sus almas.
«El cristiano no está hecho para el tedio; en tal caso, para la paciencia. Sabe que también en la monotonía de ciertos días siempre iguales se esconde un misterio de gracia. Hay personas que con la perseverancia de su amor se convierten en pozos que riegan el desierto. Nada sucede en vano y ninguna situación en la que un cristiano se encuentre inmerso es completamente resistente al amor. Ninguna noche es tan larga como para hacer olvidar la alegría de la aurora. Y cuanto más oscura es la noche, más cercana está la aurora. Si permanecemos unidos a Jesús, el frío de los momentos difíciles no nos paraliza; y si también el mundo entero predica contra la esperanza, si dice que el futuro traerá solo nubes oscuras, el cristiano sabe que en ese mismo futuro está el retorno de Cristo. Cuando sucederá, ninguno lo sabe, pero el pensamiento de que al final de nuestra historia está Jesús Misericordioso sirve para tener confianza y no maldecir la vida. Todo se salvará. Todo. Sufriremos, habrá momentos que susciten rabia e indignación, pero la dulce y potente memoria de Cristo alejará la tentación de pensar que esta vida está mal».
(Audiencia de S.S. Francisco, 11 de octubre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hablar del amor de Dios a una persona que lo necesita y amarla como Dios la ama.
Despedida Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Tentaciones: un camino a la santidad
Talentos Trabajando
El otro día leía sobre Napoleón Bonaparte, considerado como uno de los mayores genios militares de la Historia. Dicen que este pequeño hombre podía saber el desenlace de una guerra en tan sólo 5 minutos. Las estrategias y todo el entrenamiento previo servían para la toma de decisiones del ejército en los momentos críticos de la batalla. El líder debía tener la visión para tomar la ventaja y vencer al ejército contrario o inevitablemente serían derrotados.
Un soldado se prepara toda su vida para esos 5 minutos críticos de la batalla y vencer. Él conoce todas las técnicas, tiene la condición necesaria para no caer fatigado, reconoce señales y estrategias de sus compañeros y nunca va solo al campo de batalla.
Lo mismo sucede con la guerra espiritual que enfrentamos cada uno. Necesitamos la visión de un comandante en cargo para tomar la decisión correcta y ganar en esos 5 minutos críticos decisivos.
En las guerras no hay empates. Nadie quiere un empate o lo gana todo o lo pierde todo. Por ello “no se va a la guerra sin fusil”, ¿cierto?
Y yo te pregunto: Soldado, ¿cómo andas?
A veces perdemos batallas porque ni siquiera nos enteramos que estuvimos en una. Cuando no prestamos atención a nuestra vida, a los pequeños detalles, sin darnos cuenta estamos entrando a un callejón sin salida en donde seguramente seremos acribillados. Por ello bien se menciona en la Biblia: “Sean sobrios y estén siempre alerta, porque su enemigo, el demonio, ronda como un león rugiente, buscando a quién devorar.” (1Pe 5, 8).
Por otro lado, a veces me he preguntado si no soy un espía del enemigo… a veces deseo perder la batalla, caer en la tentación y meterme en aprietos. ¡Que incomprensible es el hombre! Unos días quiere blanco y otros azul, a veces quiere té, luego café. A veces se compromete con el bien, pero otras desea el mal (o un bien aparente). Haciendo un poco de reflexión, creo que esto sucede porque hemos perdido el enfoque ya que “nadie puede servir a dos amos” (Mt 6, 24).
La tentación de acuerdo al CIC (2847) es algo aparentemente bueno, seductor a la vista y deseable que trae consigo mismo el fruto de la muerte. La tentación no es cualquier cosa y debemos prestarle la atención adecuada, por ello te recomiendo 5 consejos que pueden ayudarte a vencer las tentaciones.
1) De cuernos y cola no es exactamente como se ve
Ten en claro que el enemigo no se va a presentar con llamas ardientes, dientes chuecos y malolientes. En la mayoría de los casos, no será una experiencia traumática. Una mejor concepción de él sería: el padre de la mentira (Jn 8, 44) o el seductor del mundo entero (Ap 12, 9).
El pecado no se muestra tal cual es, sino como algo bueno aunque siempre desordenado. Siempre hay algo que no cuadra y tu conciencia te lo hará saber a final de cuentas. Por ello, cuando no sepas si algo que se te presenta es una tentación o una prueba que manda el Señor, pide el don del discernimiento porque si es tentación, te llevará al pecado y con ello a la muerte, si es prueba, te hará crecer y te dará vida. (CIC 2847)
2) Ten una estrategia
Aquel soldado que no conozca su punto débil, está condenado a morir en batalla.
Todos tenemos ese algo que nos hace ser frágiles. Quizás sea la soberbia y la constante insistencia de saberte el mejor, el #1, el que siempre tiene la razón. Quizás sea la vanidad y la necesidad de estar siempre impecable, retocando tu maquillaje o esas horas frente al espejo del gimnasio observando cada repetición de brazo o pierna.
Tú sabes por donde llegan las tentaciones. Te propongo una meta fija, un ideal que te permita mantenerte firme.
Por ejemplo: si uno de tus pecados dominantes es la lujuria, entonces para combatirla necesitas fijarte la meta de la virtud de la castidad. Cuando llegue la tentación, trata de recordar por qué deseas tanto ser casto. Puede ser porque quieres aprender a amar más y mejor… porque quieres darle un gran matrimonio a tu futuro/a esposo/a… o a lo mejor porque quieres ofrecer a Dios un corazón noble y puro.
Siempre existe una virtud para combatir cualquier pecado, realiza un examen de conciencia y localiza tu talón de Aquiles para comenzar a trabajar en ello.
3) Reduce la ansiedad
Cuando estamos ansiosos es más fácil consentir las tentaciones porque necesitamos liberar todo lo que traemos guardado, por ello la tentación se ve como algo noble e inofensivo, incluso bueno para la salud.
Tener rutinas para esos momentos estresantes puede ser una buena estrategia para no caer en ninguna tentación. Cuando estés ansioso realiza algo para contrarrestar los síntomas del estrés.
Ya sea que salgas a correr, pongas música a todo volumen, vayas a misa, llames a tu mejor amigo/a para distraerte o simplemente juegues con alguna aplicación de tu celular es importante que hagas algo diferente en esos momentos estresantes de la vida que pueden llegar a comprometer tu estado de gracia.
4) Ten paciencia
El ser humano es imperfecto y aunque no queramos, nos vamos a equivocar, vamos a caer y nos va a doler.
Sé paciente contigo mismo así como Dios lo es contigo: “El Señor es compasivo y clemente, lento para la ira y grande en misericordia” Salmos 103, 8. No te desesperes y comprende que la vida es todo un proceso de perfeccionamiento.
Cuando caigas no te desesperes, levántate, sacúdete y confiésate lo más pronto posible porque dentro de las mañas del demonio está hacernos creer que el pecado, cuando se presenta como una tentación, es algo inofensivo, algo que realmente no hace daño, pero una vez que hemos caído nos hace pensar todo lo contrario… que esta vez si pasamos el límite, que el daño es irreparable y que no merecemos el amor y perdón de nuestro Señor.
5) Ofrécelo
En el ejercicio diario de la disciplina, se puede alcanzar la santidad. Para fortalecer nuestra voluntad tenemos que aprender a renunciar a pequeños gustos, que si bien no tienen nada de malo, renunciar a ellos nos puede traer mayores beneficios.
Así que cuando el mundo te invite una copa más, cinco minutos más en la cama o un rato más en Instagram, ofrécelo al Señor y pide fortaleza para ese momento y sobre todo para aquel complicado y tormentoso minuto lleno de tentaciones. Recuerda: “el que es fiel en lo poco es fiel en lo mucho” (Lc 16, 10).
La tentación no es el problema, incluso puede llegar a ser un camino de santidad si sabemos cómo salir victoriosos de ella.
Así que como buenos soldados, preparémonos cada día y tomemos cada oportunidad para mostrar nuestra fidelidad al Señor, que mejor ocasión que la tentación para dar grandes muestras de amor. Sábese siempre acompañado.
13 hechos fascinantes de la vida de San Juan Pablo II
Casi muere de un disparo accidental a los 15 años.
01. Casi muere de un disparo accidental a los 15 años
Un amigo le estaba mostrando un arma que creía descargada. Cuando el amigo en broma apretó el gatillo a poca distancia frente a él, el arma se disparó. Afortunadamente (o milagrosamente), la bala no lo rozó.
02. Tuvo una "novia" judía en su juventud
Su nombre era Ginka Beer y era "una belleza judía, con ojos estupendos y cabello negro azabache, delgada, una magnífica actriz". Aunque no se puede describir con precisión el vínculo entre Karol Wojtyla y Ginka, ella fue la primera y posiblemente la única con quien tuvo una relación romántica.
03. Fue actor y dramaturgo
Era miembro de una compañía de teatro y consideraba la actuación como carrera antes de descubrir su vocación al sacerdocio.
04. A los 21 años de edad ya había perdido a todos sus familiares directos
Su madre murió cuando él tenía 8 años por complicaciones en un parto, sus tres hermanos murieron durante su infancia, y su padre murió de un ataque al corazón cuando él tenía 21 años.
05. Fue atropellado por un camión nazi durante la Segunda Guerra Mundial
En febrero de 1944, mientras regresaba a casa del trabajo, fue atropellado por un camión alemán. Los oficiales alemanes se detuvieron y, al ver que estaba inconsciente y malherido, detuvieron un automóvil para usarlo como ambulancia y llevarlo al hospital. Pasó dos semanas internado. La terrible experiencia y su sorprendente recuperación le confirmaron su llamado al sacerdocio.
06. Fue arrestado por soldados nazis y escapó escondiéndose detrás de una puerta
En agosto de 1944, durante un levantamiento polaco, soldados nazis barrieron su ciudad para arrestar a todos los hombres jóvenes. Al entrar en su casa, se escondió detrás de una puerta. Los soldados registraron la casa, pero no lo encontraron y se fueron. Luego se escondió en la residencia de su arzobispo, donde permaneció hasta el final de la guerra.
07. Asistió al Concilio Vaticano II como obispo y ayudó a redactar varios documentos
Colaboró en la redacción del texto final de Dignitatis humanae, el Decreto sobre la libertad religiosa, y Gaudium et spes, la Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual.
08. Fue el primer Papa no italiano desde el siglo XVI
Juan Pablo II era polaco y no hemos tenido un Papa italiano desde él: Benedicto XVI es alemán, y Francisco es argentino.
09. Hablaba 9 idiomas con fluidez
Sabía polaco, latín, griego antiguo, italiano, francés, alemán, inglés, español y portugués. En su juventud estuvo familiarizado con unos 12 idiomas.
10. Visitó 129 países durante su pontificado
Esto lo convirtió en uno de los líderes mundiales que más ha viajado en la historia y le hizo ganar el sobrenombre de "Papa Peregrino".
11. Beatificó y canonizó a más personas que el resto de los Papas que lo antecedieron... juntos
Beatificó a 1.340 personas y canonizó a 483 personas. Esta cifra supera a todos los beatos y santos canonizados por todos los Papas anteriores a él en toda la historia de la Iglesia.
12. Fue héroe de un cómic de Marvel en los años '80s
Sí, has leído bien y. No estaba solo: Santa Teresa de Calcuta y San Francisco de Asís también protagonizaron libros de historietas.
13. Es el cuarto Papa que ostenta el título de "el Grande"
Aunque el otorgamiento del título no tiene proceso oficial y es solamente por el uso popular, sólo otros tres papas en la historia han merecido tal honor: San León Magno (440 hasta 461), San Gregorio el Grande (590-604), y San Nicol
En tu Getsemaní, Jesús está contigo
Un profundo y conmovedor testimonio sobre el dolor de la soledad
Por: Marigina Bruno
Hace un par de años viví uno de los tiempos más difíciles de mi vida. Por varios motivos (situaciones de dolor y por mi personalidad nerviosa) desarrollé un ligero trastorno de ansiedad. Digo «ligero» porque sé de casos mucho peores que el mío, donde la persona sufre muchísimo al punto de no poder realizar ni las actividades más básicas.
No entraré en mucho detalle, pero empezó con palpitaciones del corazón y tensión muscular hasta llegar a ataques de ansiedad periódicos. Pasé casi todos los días durante aproximadamente seis meses convencida de que algo estaba mal con mi corazón y que en cualquier momento me iba a morir, a pesar de que los exámenes médicos decían lo contrario.
Los que padecen de un desorden de ansiedad saben a lo que me refiero. Me volví obsesiva y me convencí a mí misma que el sufrimiento nunca se iba a acabar, que estaba condenada a vivir así. Me costaba trabajar, casi no salía, las cosas que antes amaba hacer se habían vuelto toda una tarea. Me tomaba la presión al menos una vez al día y googleaba obsesivamente los síntomas de un infarto para cerciorarme que lo que estaba sintiendo era ansiedad y no un ataque al corazón.
¿Me estaba volviendo loca?
¿Quién me iba a querer así? ¿Cómo iba a vivir con esto? ¿Iba a perder mi trabajo? ¿Cómo iba a salir adelante? Me hacía estas preguntas constantemente, abriendo una herida en mi corazón que cada vez se hacía más grande.
Gracias a Dios y a terapia psicológica, hoy estoy mejor. La ansiedad ya no me paraliza, he aprendido a entenderla, controlarla y a vivir con ella. Esto es algo que muchos saben, no es algo que oculto y sé que le pasa a muchísimas personas.
Hoy veo atrás y me doy cuenta que, durante ese tiempo, mi experiencia era de miedo y frustración, de constante tensión ante algo que, aparentemente, no podía controlar. Pero, más allá de esto, tenía la sensación de una profunda soledad.
En lo más hondo de mi ser me sentía incomprendida, como si nadie en este mundo pudiese entender lo que estaba atravesando. Y no porque estuviese sola, pues mis padres estaban siempre allí, mis amigas me escuchaban y me alentaban, sabía que Dios me acompañaba, pero aún así tenía una especia de vacío en mi interior.
Una soledad que quema
Esto me ha pasado muchas veces, particularmente en aquellos momentos de gran sufrimiento. Y es que existe un lugar en nuestro corazón que nadie ve y que nadie puede alcanzar. Allí donde la soledad se vuelve tan profunda que te hace sentir desahuciado, abandonado, una soledad que duele y quema y ante la cual parece no haber consuelo alguno.
Venía meditando en esto desde hace algunos días, cuando me topé con una carta llamada Dancing in Gethsemane: A letter about hope (Bailando en Getsemaní: Una carta sobre la esperanza) por Anthony D’ Ambrosio. En ella, él relata su experiencia con respecto a los abusos y escándalos de la Iglesia Católica.
Todo el texto me fascinó y comparto la mayor parte de su sentir. No voy a ahondar sobre el tema de los abusos, porque eso merece todo un artículo aparte. Más bien, quiero centrarme en lo esencial del texto, particularmente en un fragmento que verdaderamente me tocó el corazón, al punto de echarme a llorar frente a mi computadora mientras lo leía.
Anthony cuenta la experiencia de sentirse enojado y perdido ante las noticias de los escándalos y recordaba una época de particular sequía espiritual, donde acababa de terminar con su novia debido a que la ansiedad que padecía había consumido toda su vida. Esto lo había llevado incluso a dudar de la existencia de Dios y a sentirse desconsolado ante tan gran dolor:
«Era primavera y el nuevo follaje aún era de color verde lima. Durante la cena familiar, sumergimos perejil en un plato hondo con agua, que simboliza las lágrimas de los israelitas durante la esclavitud. Comimos cordero con mermelada de menta y fuimos a la parroquia de rito maronita a la que asistíamos cuando era niño. Al final de la misa, los encargados crearon un “jardín” en la iglesia que simbolizaba el Monte de los Olivos y hubo adoración eucarística y confesiones hasta las 2 de la mañana.
No tenía cómo volver a casa, entonces me senté en la iglesia con mis audífonos puestos mientras escuchaba a Sigur Ros (una banda musical islandesa), y me imaginé a Jesús en el jardín, sufriendo hasta que sus poros sangraron por la ansiedad.
Veía como su ministerio llegaba a su fin, cómo sus amistades se terminaban, el rechazo, el fracaso e incluso la distancia entre Él y Dios. Escuché las palabras que dijo en ese momento: “Padre, si quieres, aparta de mí ese cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Y luego, escuché el silencio ensordecedor. No había siquiera el consuelo de un “No”. Solo se escuchaban los ronquidos de sus amigos, quienes no fueron capaces de velar con Él, y, finalmente, el saludo de su traidor.
Mientras pensaba en estas cosas sentí -por primera vez desde que enfermé- que alguien al fin me entendía. Él conocía el rechazo que yo experimentaba, el silencio de Dios, la destrucción de sus aspiraciones. En este momento, le dije al Señor en oración: “No sé si estaré enfermo para siempre, o si alguna vez tendré una vida luego de eso, pero acepto el cáliz del sufrimiento como tú lo hiciste y elijo vivir el resto de mi vida sin maldecirlo”.
Empecé a llorar, porque, aunque no sabía si Jesús realmente era Dios, en ese momento no importaba. Solo sabía que no estaba solo; alguien me comprendía, en mi agonía y soledad más profundas. Cuando todos a mi alrededor estaban “dormidos” ante lo que me estaba pasando, alguien me veía y me entendía».
Y es que en nuestro Getsemaní, el Señor está allí, junto a nosotros. Él entiende el dolor más profundo, la soledad más grande, esa que nadie puede tocar. Él esta allí en lo más hondo de tu humanidad, en tu herida abierta, pues Él la ha sentido en carne propia. En ese lugar que nadie parece alcanzar, allí está Él, buscando darte el consuelo que tanto anhelas.
Sea cual sea tu sufrimiento hoy y por más oscuro que parezca, recuerda mirar a Jesús. Recuerda que Él ha prometido quedarse contigo hasta el fin del mundo. Atesora esta hermosa verdad con amor, esperanza y gratitud y, en esos momentos de mayor dolor, no olvides que en tu propio huerto, Jesús te ofrece su dulce compañía.
Termino con una oración que, para mí, es una de las más hermosas que he escuchado. Es un Himno de la Liturgia de las Horas que te puede servir en los momentos de soledad:
Estáte, Señor, conmigo
siempre, sin jamás partirte,
y cuando decidas irte,
llévame, Señor, contigo;
porque el pensar que te irás
me causa un terrible miedo
de si yo sin ti me quedo,
de si tú sin mí te vas.
Llévame, en tu compañía
donde tu vayas, Jesús,
porque bien sé que eres tú
la vida del alma mía;
si tú vida no me das
yo sé que vivir no puedo,
ni si yo sin ti me quedo,
ni si tú sin mí te vas.
Por eso, más que a la muerte
temo, Señor, tu partida,
y quiero perder la vida
mil veces más que perderte;
pues la inmortal que tú das,
sé que alcanzarla no puedo,
cuando yo sin ti me quedo,
cuando tú sin mí te vas. Amén.
¿En qué consiste la esclavitud moderna?
A millones de mujeres, niños, niñas y hombres de todo el mundo se les obliga a vivir como esclavos
La idea que viene a la mente de muchas personas cuando escuchan la palabra esclavitud, es la compra y venta de personas, su envío desde un continente hacia otro y la abolición de este comercio a comienzos del siglo XIX. Incluso si no sabemos nada acerca de la Trata de Esclavos, es algo en lo que pensamos como parte de nuestra historia, más que de nuestro presente. Sin embargo, la realidad es que la esclavitud sigue presente HOY.
A millones de mujeres, niños, niñas y hombres de todo el mundo se les obliga a vivir como esclavos. Si bien a esta explotación a menudo no se le llama esclavitud, las condiciones son las mismas. A las personas se les vende como a objetos, se les obliga a trabajar por salarios irrisorios o sin salario, y viven a merced de sus "empleadores".
¿Cuáles tipos de esclavitud existen hoy en día?
El trabajo en condiciones de servidumbre: Cuando aceptan o se les engaña para que acepten un préstamo. Para poder pagar la deuda, se ven obligadas a trabajar durante largas jornadas, siete días por semana, 365 días al año.
El trabajo forzoso se refiere a niños y a niñas que son captados ilegalmente por gobiernos, partidos políticos o individuos particulares y que son obligados a trabajar (generalmente mediante amenazas de violencia u otros castigos).
Las peores formas de trabajo infantil se refieren a niños y niñas que trabajan en condiciones de explotación o de riesgo. Decenas de miles de niños y de niñas en todo el mundo trabajan en plena dedicación, privados de la educación y de la recreación que son vitales para su desarrollo personal y social.
La explotación sexual de niños y de niñas con fines comerciales. Se explota a niños y niñas por su valor comercial mediante la prostitución, la trata y la pornografía. A menudo se les secuestra, compra o vende, o se les obliga a ingresar al mercado del sexo.
La Trata implica el transporte y/o el comercio de seres humanos, usualmente mujeres o niños y niñas, con fines de lucro, mediante la fuerza o el engaño. A menudo se engaña o se obliga a mujeres migrantes para que ingresen al trabajo doméstico o a la prostitución.
El matrimonio precoz y el matrimonio forzado afectan a mujeres y muchachas a quienes se casa sin permitirles elegir y a quienes se obliga a llevar vidas de servidumbre que frecuentemente van acompañadas de violencia física.
La esclavitud tradicional o "propiedad personal"implica la compra y venta de personas. A menudo a estas personas se les secuestra en su hogar, o bien se heredan o se ofrecen como obsequios.
El Papa Francisco renueva constantemente su llamamiento para acabar con lo que denomina “formas modernas de esclavitud” y menciona como causas de la esclavitud moderna la pobreza, el subdesarrollo y la exclusión, combinadas con la falta de acceso a la educación o “con una realidad caracterizada por las escasas, por no decir inexistentes, oportunidades de trabajo”.
“Todos estamos llamados a ser libres, todos a ser hijos y, cada uno de acuerdo con su responsabilidad, a luchar contra las formas modernas de esclavitud”, dijo el pontífice en la Jornada Mundial de la Paz (1 enero 2015).
Educa en la Fe a tus hijos antes de que el mundo los "deseduque".
5 Tips para educar a nuestros hijos en la Fe.
La educación en la fe es un tema que para muchos ya está pasado de moda o es de poca importancia, sin darse cuenta de que de esto depende la salud espiritual de nuestros hijos y la tranquilidad que puedan tener a lo largo de su vida, ya que les puede permitir tomar las cosas que se les van presentando con sabiduría y tranquilidad, confiando en la providencia y misericordia divina; o las pueden tomar con angustia y estés, como lo hace la mayoría.
Por eso aquí les dejo mis 5 Tips para educar a nuestros hijos en la Fe.
PRIMERO. Siempre es mejor desde pequeños.
La mejor educación es la que se recibe desde que los niños tienen conciencia ya que la van viviendo cotidianamente y esto hace que los conocimientos se queden impregnados en el alma de nuestros hijos. Lo mismo pasa con las cosas de la Fe.
Es importante que desde pequeñitos los acostumbremos a ir a la Iglesia, no importa que hagan un poco de ruido y debemos enseñarles como se deben comportar en misa para que poco a poco logren estar tranquilos.
Es bueno también buscar alguna Iglesia en donde haya misa para niños ya que en este tipo de misas las personas que asisten ya saben que encontrarán ruidos, llantos y juegos de los niños y puede ser más fácil para nosotros.
También es muy bueno que desde pequeños enseñemos a nuestros hijos a personarse y algunas de las oraciones básicas como el Padre Nuestro o el Ave María. Para esto existen ahora publicaciones con dibujos grandes y representativos para que nuestros hijos asocien esas imágenes con lo que les vamos diciendo.
Cuando mis hijos eran pequeños hasta les imprimíamos las imágenes y se las dábamos para que la iluminaran mientras rezamos el Rosario.
SEGUNDO. Edúcalos con el ejemplo.
Esto es muy importante ya que la Fe que no es coherente en lugar de educar, fauna a nuestros hijos.
Es importante que aprendan de nuestras acciones más que de nuestras palabras.
Y nuestros hijos nos observan todo el tiempo; observan como reaccionamos ante los problemas, observan que hacemos ante las dificultades y se dan cuenta cuando ponemos a Dios al frente de nuestra vida y le sedemos nuestro tiempo.
Es importante que seamos congruentes para que nuestros hijos vivan la Fe.
TERCERO. También en la adolescencia.
Este punto es algo controvertido ya que hay muchas personas que dicen que cuando los hijos llegan a cierta edad entre los 14 y 18 años, es necesario dejarlos libres para que ellos escojan en que quieren creer; sin darse cuenta que es precisamente a esta edad cuando nuestros hijos adolecen de una conciencia clara.
Es aquí cuando debemos redoblar las enseñanzas en cuestión de Fe y sobre todo las vivencias de una Fe encaminada a hacer la Voluntad de Dios.
Así podrán decidir después, con una conciencia bien formada, que estilo de vida quieren tener.
Si la influencia de los amigos es tan fuerte, busca que tengan amistades afines a su forma de vivir y de pensar.
Es importante que busquemos que nuestros hijos se desarrollen en un ambiente adecuado y propicio para la vivencia de valores y de la Fe como tal.
Con mis hijos tenemos varios círculos de amistades y ellos ya saben distinguir cual es cual. Esto es muy válido y nos ayuda a que nuestros hijos valoren también los beneficios de estas amistades.
CUARTO. Enséñalos a que den testimonio de su Fe.
Es importante que nuestros hijos sean valientes y no les de pena demostrar que son católicos.
Y para esto es importante que vean que a nosotros tampoco nos da pena tener esas manifestaciones públicas de la vivencia de la Fe.
Es hermoso ver que los niños y jóvenes asisten a misa, rezan el rosario, asisten a grupos católicos de formación y convivencia.
Pero también es hermoso ver que nuestros hijos pueden defender lo que piensan frente a algún profesor o algún compañero de la escuela que les diga que lo malo es bueno. Si lo logran hacer, entonces serán valientes y darán testimonio de sus valores y de su Fe.
Un punto importante que debo decir, es que no es necesario llegar a los golpes para defender la Fe, es mejor se inteligentes y dar testimonio con nuestra propia vida.
QUINTO. Y si no te hacen caso… Reza por ellos.
En toda familia, nunca falta un hijo que pase por una etapa rebelde o de falta de Fe y nosotros como papás debemos estar al pendiente de ellos.
Es importante que les expliquemos las dudas que tengan o que les aconsejemos cuando veamos que tiene problemas, pero llega un momento en que las cosas se salen de nuestras manos y parece que el problema no tiene soluciono.
Es ahí donde debe entra la oración. La oración de una madre por sus hijos es poderosísima y puede arrancarle milagros a Dios.
También es bueno que tomemos en cuenta la intercesión de nuestra Madre del Cielo que siempre está lista para ayudarnos y que bien sabe lo que sufre nuestro corazón de madre por un hijo que tiene problemas.
Cuando las cosas se salen de nuestras manos, es sólo Dios quien puede regresarlas a su cause natural y hacer que nuestros hijos vuelvan a la Fe.
No olvidemos que a Jesús le encanta que le pidamos, pero siempre sabe que es lo mejor para cada uno.
No perdamos jamás la esperanza en Dios y pongamos manos a la obra, educando a nuestros hijos para se peregrinos de este mundo, pero sobre todo para que algún día lleguen a ser ciudadanos del Cielo.