«La Jerusalén de arriba es libre; esa es nuestra madre»
- 31 Octubre 2019
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Quintín, Santo
Mártir, 31 de octubre
Martirologio Romano: Cerca de la ciudad de Vermand, en la Galia Bélgica, san Quintín, mártir, del orden senatorial, que padeció por Cristo en tiempo del emperador Maximiano.
Breve Biografía
Fue Quintín hijo de un senador romano muy apreciado de la gente.
Se hizo amigo del Papa San Marcelino, quién lo bautizó.
El más grande deseo de Quintín era hacer que muchas personas conocieran y amaran a Jesucristo, y poder derramar su sangre por defender la religión.
Cuando el Papa San Cayo organizó una expedición de misioneros para ir a evangelizar a Francia, Quintín fue escogido para formar parte de ese grupo de evangelizadores.
Dirigido por el jefe de la misión, San Luciano, fue enviado Quintín a la ciudad de Amiens, la cual ya había sido evangelizada en otro tiempo por San Fermín, por lo cual hubo un nutrido grupo de cristianos que le ayudaron allí a extender la religión. Quintín y sus compañeros se dedicaron con tan grande entusiasmo a predicar, que muy pronto ya en Amiens hubo una de las iglesias locales más fervorosas del país.
Nuestro santo había recibido de Dios el don de sanación, y así al imponer las manos lograba la curación de ciegos, mudos, paralíticos y demás enfermos. Había recibido también de Nuestro Señor un poder especial para alejar los malos espíritus, y eran muchas las personas que se veían libres de los ataques del diablo al recibir la bendición de San Quintín. Esto atraía más y más fieles a la religión verdadera. Los templos paganos se quedaban vacíos, los sacerdotes de los ídolos ya no tenían oficio, mientras que los templos de los seguidores de Jesucristo se llenaban cada vez más y más.
Los sacerdotes paganos se quejaron ante el gobernador Riciovaro, diciéndole que la religión de los dioses de Roma se iba a quedar sin seguidores si Quintín seguía predicado y haciendo prodigios. Riciovaro, que conocía a la noble familia de nuestro santo, lo llamó y le echó en cara que un hijo de tan famoso senador romano se dedicara a propagar la religión de un crucificado. Quintín le dijo que ese crucificado ya había resucitado y que ahora era el rey y Señor de cielos y tierra, y que por lo tanto para él era un honor mucho más grande ser seguidor de Jesucristo que ser hijo de un senador romano.
El gobernador hizo azotar muy cruelmente a Quintín y encerrarlo en un oscuro calabozo, amarrado con fuertes cadenas. Pero por la noche se le soltaron las cadenas y sin saber cómo, el santo se encontró libre, en la calle. Al día siguiente estaba de nuevo predicando a la gente.
Entonces el gobernador lo mandó poner preso otra vez y después de atormentarlo con terribles torturas, mandó que le cortaran la cabeza, y voló al cielo a recibir el premio que Cristo ha prometido para quienes se declaran a favor de Él en la tierra.
A mediados del siglo XVI las coronas francesas y españolas se enfrentaron en San Quintín, localidad francesa situada en la región de Picardía. La victoria la obtuvieron los españoles, pero fue tanto el sufrimiento de ambos bandos durante la “Batalla de San Quintín” que esta experiencia dio lugar a la conocida frase “Se armó la de San Quintín”. La cual se usa actualmente para describir una gran trifulca o polémica.
Santo Evangelio según san Lucas 13, 31-35. Jueves XXX del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, dame la gracia de tener una convicción tan fuerte en tu amor que me lleve a hacer lo impensable.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 13, 31-35
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le dijeron: "Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte".
Él les contestó: "Vayan a decirle a ese zorro que seguiré expulsando demonios y haciendo curaciones hoy y mañana, y que al tercer día terminaré mi obra. Sin embargo, hoy, mañana y pasado mañana tengo que seguir mi camino, porque no conviene que un profeta muera fuera de Jerusalén.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas y apedreas a los profetas que Dios te envía! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas, pero tú no has querido!
Así pues, la casa de ustedes quedará abandonada. Yo les digo que no me volverán a ver hasta el día en que digan: 'Bendito el que viene en nombre del Señor'".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
La misión de Cristo implicaba también su muerte. Él la había aceptado, sabiendo que su vida estaba en juego, porque tenía la firme convicción de que el Padre no lo abandonaría. Ante la amenaza de Herodes, Jesús, teniendo el poder divino, se muestra sereno porque el plan que el Padre le ha dado es de su conocimiento y lo quiere cumplir como debe. El momento de su muerte llegará, pero no ahora. Él mismo da la señal de los tres días en los que la obra divina tendrá lugar, pero al tercero terminará y algo más tendrá inicio, un tiempo renovado de alegría.
En la figura de Herodes, Jesús ve cómo la gente de Jerusalén se ha cerrado a su mensaje y se conmueve porque quería que todos llegasen a convertirse en hijos de Dios, no solo de nombre, sino también de hecho. Es de notar cómo se matizan los sentimientos de Cristo que se expresan en la figura de una gallina que reúne a sus críos bajo sus alas; esta figura nos habla de la ternura divina que se muestra comprensiva con los que quiere, aun en los momentos difíciles. Cristo es como una madre que no se cansa de amar a sus hijos y sufre cuando ellos sufren; este sufrimiento que Cristo experimenta se debe a que hay gente que se pierde, en lugar de seguir su mensaje, y no podrá encontrar su felicidad.
La muerte de Cristo nos ayuda a comprender nuestro propio sufrimiento humano y cómo la historia no se quedó allí; nos ayuda a saber que Dios nos hizo para ser felices y no para sufrir; por esto Cristo resucitó y nos comunicó el gozo de su nueva vida.
«Les recomiendo vigilar no sólo individualmente, sino colegialmente, dóciles al Espíritu Santo, sobre este permanente punto de partida. Sin este núcleo languidecen los rasgos del Maestro en el rostro de los discípulos, la misión se atasca y disminuye la conversión pastoral, que no es otra cosa que rescatar aquella urgencia de anunciar el Evangelio de la alegría hoy, mañana y pasado mañana, premura que devoró el Corazón de Jesús dejándolo sin nido ni resguardo, reclinado solamente en el cumplimiento hasta el final de la voluntad del Padre. ¿Qué otro futuro podemos perseguir? ¿A qué otra dignidad podemos aspirar?».
(Discurso de S.S. Francisco, 7 de septiembre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Rezar el rosario por los cristianos perseguidos en el mundo.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Que mi boca, Señor, no deje de alabarte
Escuchemos y creamos en su Palabra.
Jueces 13, 2-7. 24-25: “El nacimiento de Sansón es anunciado por un ángel”
Salmo 70: “Que mi boca, Señor, no deje de alabarte”
San Lucas 1, 5-25: “El nacimiento de Juan es anunciado por un ángel”
Sólo faltan unos pocos momentos para que llegue Navidad y las lecturas de este día nos muestran el camino que sigue el Señor en todos sus proyectos. Nos presentan a dos mujeres estériles, ancianas y débiles: la madre de Sansón y la madre del Bautista. Nadie esperaría que se convirtieran en madres de dos hombres que han marcado la historia. Dios interviene en la historia a favor de su pueblo y manifiesta su poder y su misericordia por caminos insospechados.
Los débiles y despreciados se convierten en sus instrumentos favoritos. Siguiendo los sueños de Isaías que hablaban de la fertilidad que tendría el desierto y del reverdecer del tronco seco, ahora las madres escogidas por el Señor, se convierten milagrosamente en senos fértiles que dan a luz en medio de la necesidad del pueblo.
Clama el pueblo en tiempos de Sansón, clamaba el pueblo en tiempos del Bautista, y Dios responde a su clamor, pero donde menos lo esperan los hombres. Rompe los proyectos y las expectativas humanas, hace brotar fuerza de donde no se espera, y ofrece la salvación a su pueblo. Zacarías, el padre del Bautista, nos ofrece el testimonio de lo que espera el pueblo y de la sorprendente forma de actuar de Dios.
Ha dado todas las recomendaciones, ha anunciado la misión que tendrá su hijo, le impone una misión difícil pero extraordinaria, y Zacarías se queda atorado en sus dudas y sus incredulidades. No es fácil creer en el Camino del Señor y es mucho más difícil seguirlo. El silencio y la lengua atada de Zacarías permiten que se desaten toda clase comentarios, pero el Señor sabe su cuento y prepara el seno de Isabel con la simiente del pregonero por excelencia. Hoy también Dios sigue actuando de la misma forma. No esperemos ángeles ni portentos, Dios sigue actuando en el pequeño, en el estéril, en el despreciado, y desde ahí presenta su Evangelio porque en medio de la pequeñez se sigue encarnando Cristo. Escuchemos y creamos en su Palabra.
Que el Espíritu Santo nos dé un corazón abierto
Catequesis del Papa Francisco del miércoles 30 de octubre de 2019.
“Queridos hermanos, el libro de los Hechos de los Apóstoles narra la llegada de Pablo a la ciudad de Filipos, colonia romana de la Macedonia, y por tanto la entrada del Evangelio en Europa”, lo dijo el Papa Francisco en la Audiencia General del último miércoles de octubre de 2019, continuando con su ciclo de catequesis sobre la evangelización a partir del Libro de los Hechos de los Apóstoles.
El Espíritu Santo, protagonista de la misión de la Iglesia
Explicando este pasaje de los Hechos de los Apóstoles (16,9), el Santo Padre precisó cómo el Espíritu Santo es el protagonista de la misión de la Iglesia: es Él quien guía el camino de los evangelizadores mostrándoles el camino a seguir. “Esto lo vemos claramente en el momento en que el Apóstol Pablo, habiendo llegado a Troade, recibe una visión. Un macedonio le suplica: “¡Ven a Macedonia y ayúdanos!”. Y el pueblo de Macedonia del Norte se siente tan orgulloso de esto, se siente orgulloso de haber llamado al Apóstol Pablo a anunciar a Jesucristo. Recuerdo mucho a ese bello pueblo que me acogió con tanto calor – señaló el Papa – que conserven esta fe que Paolo les ha predicado”.
La fuerza del Evangelio se dirige a las mujeres
Hay tres acontecimientos que caracterizan este episodio, tres acontecimientos importantes que se dieron en esos tres días en Filipos. “En primer lugar, el bautismo de Lidia, una mujer creyente a la que el Señor por obra del Espíritu le abrió el corazón para que aceptara la enseñanza de Pablo. Una vez que el corazón de Lidia se abrió, pudo acoger a Cristo mediante el bautismo, junto a toda su familia, y abrió su casa a los demás Apóstoles”. Tenemos aquí, afirmó el Pontífice, el testimonio de la llegada del cristianismo a Europa: el inicio de un proceso de inculturación que dura hasta hoy. El cristianismo, subrayó el Papa, ha entrado por Macedonia.
La desolación de la cárcel
En segundo lugar, Pablo y Silas fueron denunciados por los dueños de una esclava que tenía un espíritu de adivinación y les procuraba muchos beneficios, y a la que los Apóstoles liberaron con un exorcismo. En la cárcel, en vez de lamentarse, alababan a Dios y Él los salvó mediante un terremoto que sacudió la prisión y rompió las cadenas que los ataban. Hablando espontáneamente, el Santo Padre explicó que la mujer que habían liberado en nombre de Jesús, una esclava, que tenía un espíritu de predicción, con el cual sus dueños ganaban dinero, leía las manos y predecía el futuro. También hoy, dijo el Papa, la gente paga por esto. Y sus padrones, los dueños de la esclava, en represalia, denunciaron a Paolo y llevaron a los Apóstoles ante los magistrados con la acusa de desorden público.
La oración produce efectos prodigiosos
Sin embargo, durante su encarcelamiento se produce un hecho sorprendente. Es en la desolación que en vez de quejarse, Pablo y Silas cantan alabanzas a Dios y esta alabanza libera una fuerza que los libera: durante la oración un terremoto sacude los cimientos de la prisión, se abren las puertas y se cayeron las cadenas de todos. Como la oración de Pentecostés, la oración hecha en la cárcel también produce efectos prodigiosos.
Y, por último, la conversión y el bautismo del carcelero y de toda su familia. En medio de la noche, él creyó en el Señor Jesús, junto a toda su familia, acogió a los apóstoles en su casa, les lavó las heridas y recibió el Bautismo. Después, lleno de alegría por haber creído en Dios preparó la mesa y celebraron una fiesta. En medio de la noche, para el carcelero y su familia brilló la luz de Cristo, se rompieron las cadenas del corazón y experimentaron una alegría indescriptible. Es así como el Espíritu Santo está haciendo la misión – agregó el Papa Francisco – desde el inicio, desde Pentecostés en adelante es Él el protagonista de la misión. Y nos lleva adelante, es necesario ser fieles a la vocación que el Espíritu nos mueve a realizar. Para llevar el Evangelio.
Pidamos un corazón abierto a Dios
Antes de concluir su catequesis, el Papa Francisco saludó cordialmente a los peregrinos de lengua española, venidos de España y de Latinoamérica. “Pidamos al Espíritu Santo que nos dé un corazón abierto a Dios y acogedor con los demás, con una fe audaz capaz de romper las cadenas que nos oprimen a nosotros y a los demás”.
¿Le conviene a un católico celebrar Halloween?
No es difícil dar un giro cristiano al Halloween, hay que utilizar un patrón de evangelización creativa
Algunos padres de familia en la escuela católica donde mi hijo asiste quieren hacer una fiesta de Halloween. Estoy muy preocupado por esto.
A mí me parece claramente la antítesis de nuestra fe celebrar un ritual pagano arraigado en la idea de que el sacrificio a los espíritus demoníacos nos evitará su castigo. Incluso si, en este punto, el significado se diluye a simplemente disfrazarse, la práctica sigue celebrando el mal y minimiza sus peligros y realidades.
¿Estoy en lo correcto ante esto o simplemente necesito relajarme y dejar que esto suceda?
Halloween en los ambientes
Vamos a empezar por hacer algunas distinciones prácticas, y luego reflexionar sobre el principio espiritual relacionado con tu pregunta - un principio que entra en juego más a menudo que sólo el día de Halloween.
Si la celebración de Halloween propuesta se llevará a cabo en la escuela católica, es perfectamente razonable que estés preocupado.
Si la fiesta propuesta se realizara en la casa de alguna familia, tu indignación debe ser un poco menos estridente, y se debe mezclar con compasión por esta pareja que posiblemente no esté tan educada en la fe católica como lo estás tú en este momento.
En el segundo caso, tu reacción dependerá de la calidad de la relación que tengas con esa pareja. Si los conoces, es posible que te acerques a ellos para hablar del tema - después de todo, su idea de una fiesta de Halloween puede no tener ninguna relación con los sacrificios demoníacos o celebrar el mal.
Si no conoces a esta pareja, podrías hacer de esta situación una ocasión para presentarte, o podrías simplemente asegurarse de que tus propios hijos entiendan tus preocupaciones y tengan claras las ideas acerca de Halloween.
En cualquiera de los casos anteriores, sin embargo, tu objetivo debe ser crear un impulso en la escuela para celebrar la víspera de Todos los Santos (un nombre anterior de "Halloween") de una manera católica.
A los niños les gusta Halloween y si parece que estás saboteando la diversión por razones religiosas, puedes crear fácilmente la impresión de que en la fe católica no hay lugar para la diversión y esto es una mala y equivocada idea.
Dar sentido católico al halloween
Así que, ¿cuál es la manera católica para celebrar la víspera de Todos los Santos? Cuando la Solemnidad de Todos los Santos de la Iglesia se trasladó al 1ro de noviembre (allá por el siglo IX), esto dio a los católicos la oportunidad de bautizar una antigua tradición pagana.
Los pueblos celtas acostumbraban celebrar su Año Nuevo el 1 de noviembre, y creían que los espíritus de los muertos, tanto buenos como malos, vagaban la tierra nuevamente la noche anterior.
Para protegerse de esos espíritus en los que creían, tenían ceremonias que con disfraces y fuego - encendiendo hogueras para mantener alejados a los espíritus malignos y usando máscaras para asustarlos, por ejemplo.
Una posterior tradición romana (de la Roma pagana) añadió el "truco o trato" a la práctica celta, ya que los romanos celebraban la cosecha al mismo tiempo.
Bautizar estas costumbres paganas simplemente implica interactuar con los difuntos desde una perspectiva cristiana en lugar de una no cristiana.
Y así, el 1ro de noviembre honramos y pedimos por la intercesión de los santos, aquellos difuntos que murieron en amistad con Cristo y que ahora se encuentran en el cielo.
Luego, el 2 de noviembre oramos por las almas del purgatorio, los difuntos que murieron en la amistad con Cristo pero aún están siendo purificados del egoísmo antes de que puedan disfrutar de la plenitud de la comunión con Dios.
No es difícil dar un giro cristiano a una fiesta de Halloween, cuando se entiende esto. Los disfraces pueden ser los de los santos. Los tratos pueden estar relacionados con el cielo. Los juegos pueden ser divertidos, celebrando la esperanza de la vida eterna...
Evangelizando en Halloween
Y eso nos lleva al principio espiritual que funciona aquí y en muchas otras áreas en donde debemos llevar el mensaje de Cristo.
A medida que la Iglesia se expandió en tierras paganas, los cristianos tuvieron que encontrar la manera de comunicar su fe a las personas con visiones radicalmente diferentes del mundo.
Casi siempre, la interacción más fructífera fue aquella en la que los cristianos eran capaces de encontrar algunas semillas de verdad o belleza en las prácticas paganas, aprovecharlas, y mostrar su significado más completo en el contexto cristiano.
En otras palabras, cada vez que los misioneros se encontraban con los paganos en donde éstos estuvieran, los paganos más fácilmente aprendieron a entender y apreciar la fe cristiana.
Por otro lado, cuando los cristianos enfrentaban las costumbres paganas únicamente con condena general, el progreso fue más difícil de conseguir.
Permítanme citar el consejo del Papa San Gregorio Magno a los misioneros en la Inglaterra del siglo VII en este sentido (sólo para que no pienses que estoy inventando):
"No destruyan los templos paganos, más bien hay que rociarlos con agua bendita, colocar altares sobre ellos y reliquias. En los lugares donde se solía ofrecer sacrificios a sus ídolos diabólicos, que se celebren festivales Cristianos, de otra forma o costumbre y en la misma fecha.
Por ejemplo: En la Fiesta de los Santos Mártires, que los fieles hagan coronas y parrados con ramas para celebrar fiestas de caridad. Al permitir que los conversos experimenten estos placeres externos, la alegría del alma será más fácil de transmitir.
No podemos eliminar todo lo pagano de estas almas salvajes de una sola vez. El hombre no puede escalar la montaña a grandes pasos, sino más bien tomando pasos lentos y firmes". ( Papa San Gregorio Magno, Carta a Mileto, 601)
Hoy somos misioneros en una cultura neopagana, en muchos sentidos.Si queremos traer ovejas descarriadas de vuelta al redil de Cristo, tenemos que seguir el mismo patrón de la evangelización creativa.
¿Por qué la Iglesia Católica tiene tantos santos?
Sólo quien no conoce la escritura puede cuestionar que la Iglesia Católica tiene muchos santos
Son muchas las personas que preguntan: ¿por qué la Iglesia Católica tiene tantos Santos? Ya sea por curiosidad o mala fe, ésta pregunta tiene un común denominador: la ignorancia. Todos los seres humanos somos ignorantes en mayor o menor medida, pero cuando ésta pregunta viene de personas que se consideran conocedoras de la Biblia, sólo podemos concluir dos cosas: en realidad no conocen la Escritura o lo que los mueve es la mala fe. Para dar respuesta, primero debemos preguntarnos:
¿QUIÉNES SON LOS SANTOS?
“Pedro, que andaba recorriendo todos los lugares, bajó también a visitar a los santos que habitaban en Lida” Hechos 9,32.
“A todos los amados de Dios que estáis en Roma, santos por vocación, a vosotros gracia y paz, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo” Romanos 1,7.
“¿No sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si vosotros vais a juzgar al mundo, ¿no sois acaso dignos de juzgar esas naderías?” 1 de Corintios 6,2.
Los Apóstoles llaman a los miembros de la Iglesia “Santos”, y tienen razón, la Iglesia somos nosotros los fieles y así como dice San Pablo:
“En efecto, así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos” Romanos 5,19.
El pecado de Adán nos convirtió a todos en pecadores, pero por la Sangre y la Muerte de Cristo todos fuimos hechos Santos:
“Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra, y presentársela resplandeciente a sí mismo; sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada” Efesios 5,25-27.
Jesucristo santificó a su Iglesia, es decir a nosotros, y su Iglesia debe ser “santa e Inmaculada”, pero eso no significa como equivocadamente creen los “cristianos evangélicos”, que como Jesús ya lo hizo todo, nosotros ya no debemos hacer nada, sino, sólo “tener fe y aceptar a Cristo como tú Señor y salvador”, pues Cristo mismo dice:
“No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial” Mateo 7,21.
“¿Por qué me llamáis: "Señor, Señor", y no hacéis lo que digo?” Lucas 6,46.
Y ¿QUÉ FUE LO QUE JESUCRISTO NOS MANDÓ QUE HICIÉRAMOS?
“Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial” Mateo 5,48. En clara referencia a Levítico 19,2.
“Habla a toda la comunidad de los israelitas y diles: Sed santos, porque yo, Yahveh, vuestro Dios, soy santo” Lv. 19,2.
TODOS ESTAMOS LLAMADOS A SER SANTOS
“A la Iglesia de Dios que está en Corinto: a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, con cuantos en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor nuestro, de nosotros y de ellos” 1 de Corintios 1,2.
“como dice la Escritura: Seréis santos, porque santo soy yo” 1 de Pedro 1,16.
Jesucristo ya ganó para nosotros la salvación y la vida eterna, ahora nos toca a nosotros realizar nuestra parte y ser dignos de tan hermoso regalo, esforzarnos por ser Santos e irreprochables, porque si no somos Santos no podremos estar con él Señor.
“Para que se consoliden vuestros corazones con santidad irreprochable ante Dios, nuestro Padre, en la Venida de nuestro Señor Jesucristo, con todos sus santos” 1 de Tesalonicenses 3,13.
“Procurad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” Hebreos 12,14.
Una vez entendido a la luz de la Biblia que no basta con decir a Cristo “Señor, Señor” y que todos tenemos el deber de ser Santos para ir al cielo, borrando la falsa idea de que un Santo es una persona que nunca peca, pues todos los Santos también cometen pecados, pues “Si decimos: «No tenemos pecado», nos engañamos y la verdad no está en nosotros” 1 de Juan 1,8. Podemos entender que la Iglesia Católica en realidad no tiene muchos Santos, y sólo conocemos la punta de iceberg, a unos pocos canonizados, de los cuales la Iglesia tiene la certeza de que ya están en el cielo:
“Y asamblea de los primogénitos inscritos en los cielos, y a Dios, juez universal, y a los espíritus de los justos llegados ya a su consumación” Hebreos 12,23.
La gran mayoría de los Santos nos son aún desconocidos y sólo son conocidos por Dios, pero al fin del mundo vendrán desde el cielo con Jesucristo.
“...Y vendrá Yahveh mi Dios y todos los santos con él” Zacarías 14,5.
“...con santidad irreprochable ante Dios, nuestro Padre, en la Venida de nuestro Señor Jesucristo, con todos sus santos” 1 de Tesalonicenses 3,13.
Sólo quien no conoce la escritura puede cuestionar que la iglesia católica tiene muchos santos, ¡¡ojalá seamos todos!!
Santos todos, rogad por nosotros...
Pax Et Bonum