«Reza a tu Padre en lo secreto»


Francisco

Exige a los magistrados que sean "ejemplos de moralidad" para la sociedad
El Papa Francisco pide a los jueces que no desilusionen "las legítimas esperanzas de la gente"
Defiende la independencia del poder judicial para el equilibrio de la democracia.

Habló a los miembros del Consejo Superior de la Magistratura de la figura del "fiel laico", "leal a las instituciones y abierto al diálogo"


El Papa Francisco ha defendido la independencia del poder judicial y el equilibrio de los poderes democráticos en la audiencia de este martes con los miembros del Consejo Superior de la Magistratura, que había sido cancelada la semana pasada de la agenda del Pontífice al sufrir una "leve indisposición" a la que el Vaticano restó importancia.

En esta línea, ha exigido a los jueces"mantener la imparcialidad siempre, discernir con objetividad y prudencia" y responder a la voz de una "conciencia infalible que se basa en valores fundamentales".

"La certeza del derecho y el equilibrio de los poderes de una sociedad democrática encuentran su síntesis en el principio de legalidad sobre el que opera el magistrado", ha sentenciado Francisco. Por ello, ha explicado que la "independencia del juez y la objetividad de su juicio" requieren una "atenta y puntual aplicación de las leyes vigentes".

En la reunión, que ha tenido lugar en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, el Papa ha comentado que "del juez" dependen decisiones que inciden "sobre los derechos y sobre los bienes del ciudadano" pero que también pertenecen al nivel existencial.

En esta línea, ha pedido a los jueces "cualidades psicológicas, intelectuales y morales" que garanticen la confianza en una función tan "relevante". Además, ha matizado que la principal cualidad de un juez es "la prudencia" porque ayuda a "ponderar con serenidad".

Así, ha recalcado que cuanto más "prudente" sea un juez, más "equilibrio interior"tendrá, y, por tanto, más capacidad de dominar los "impulsos" del carácter, de las visiones personales o de los prejuicios ideológicos.

El Papa ha pedido a los jueces que se esfuercen para no desilusionar a las "legítimas esperanzas de la gente" y les ha exigido que sean "ejemplos de moralidad" para la sociedad.

También ha recordado la figura de Vittorio Bachelet, víctima de la violencia del terrorismo de los llamados "años de plomo" en Italia, y de Rosario Livatino, asesinado por la mafia. Según ha detallado, ofrecieron un "testimonio ejemplar" del estilo del fiel laico porque fueron "leales a las instituciones, abiertos al diálogo, valientes en la defensa de la justicia y la dignidad de la persona". (RD/EP)


Palabras del Papa:

Pido perdón por la otra vez, de verdad. A la mitad de la mañana he tenido un mal estar, fiebre, tuve que cancelar a las citas. Perdón por esto.

Doy mi bienvenida a ustedes , que componen el Consejo Superior de la Magistratura, a los colaboradores y familiares. Agradezco al Prof. Michele Vietti por sus amables palabras; y extiendo un caluroso saludo al Presidente de la República, que preside esta Institución.

La tarea confiada a ustedes al servicio de la Nación tiene como finalidad el buen funcionamiento de un sector vital de la convivencia. Por lo tanto, deseo expresar mi estima y mi apoyo para su actividad y para quienes se dedican a este sector con la conciencia tranquila y con un profundo sentido de responsabilidad cívica y legal.

Querría centrarme en la ética que la oficina del magistrado encarna. En cada país, las normas jurídicas son destinadas a tutelar la libertad y la independencia del magistrado, para que cumpla con las garantías necesarias con su trabajo delicado e importante. Esto le pone en una posición de particular importancia, para responder adecuadamente al encargo que la sociedad les fía, para mantener una imparcialidad siempre indiscutible; para discernir con prudencia y objetividad basándose sólo en la justa norma jurídica, y sobre todo para responder a la voz de una conciencia inquebrantable, consciencia que se basa en valores fundamentales. La independencia de los magistrados y la objetividad del juicio de estas expresiones requieren una atenta y puntual aplicación de las leyes vigentes. La certeza de derecho y el equilibrio de los diversos poderes de una sociedad democrática, encuentran su síntesis en el principio de legalidad, bajo el cual trabajan los magistrado.

Del juez dependen decisiones que no sólo afectan a los derechos y los bienes de los ciudadanos, pero que se relacionan con su propia existencia. En consecuencia, el sujeto juzgado, en cada nivel, debe poseer calidad intelectual, psicológica y moral que de una garantía de fiabilidad para una función de tanto relievo. De todas las cualidades, aquella dominante, y diría específica del juez, es la prudencia. Que no es una virtud para estar parado: "Yo soy prudente: estoy parado", ¡no! Es una virtud del gobierno, una virtud para llevar adelante las cosas, la virtud que inclina a ponderar con serenidad las razones de hecho y de derecho que deben ser la base del juicio. Habrá más prudencias si se posee un alto equilibrio interior, capaz de dominar las presiones provenientes del propio carácter, desde sus propios puntos de vista personales, por sus propias convicciones ideológicas.

La sociedad italiana espera mucho del poder judicial, especialmente en el contexto caracterizado, entre otras cosas, por un agotamiento del patrimonio de los valores y de la evolución del orden democrático. Que sea su compromiso el que no defraude las expectativas legítimas de las personas. Esfuércense por ser siempre más un ejemplo de íntegra moralidad para toda la sociedad. No faltan lecciones y modelos de gran valor en los que inspirarse. Deseo mencionar la figura luminosa de Vittorio Bachelet, quien dirigió el Consejo Superior de la Magistratura en tiempos de gran dificultad y fue víctima de la violencia de los llamados "años de plomo"; y el de Rosario Livatino, quien fue asesinado por la mafia, que está actualmente en causa de beatificación. Han ofrecido un testigo ejemplar del estilo de los fieles laicos cristianos: leal a las instituciones, abierto al diálogo, firme y valiente en la defensa de la justicia y la dignidad de la persona humana.

El Señor, justo Juez y Padre de misericordia, ilumine sus vidas y sus acciones. Su bendición acompañe y sostenga a cada uno de ustedes y su trabajo colegial, así como a sus compañeros magistrados y sus familias. Gracias. (RV/RD)

Evangelio según San Mateo 6,1-6.16-18. 

Jesús dijo a sus discípulos: Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. 

San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia 
Explicación del sermon sobre la montaña, 3, 11

«Reza a tu Padre en lo secreto»

«Cuando oréis, dice Jesús, entrad en vuestra habitación» ¿Cuál es esta habitación sino el mismo corazón, como lo indica el salmo en el que está escrito: «lo que digáis en vuestro corazón, en vuestra habitación lamentadlo? « (Ps 4,5).  «Y después de haber cerrado las puertas orad, dijo, a vuestro Padre en secreto» no basta con entrar en su habitación, si la puerta permanece abierta a los inoportunos, por esta puerta se introduce subrepticiamente las banalidades de fuera, que invaden el interior. Desde fuera, como hemos dicho, las realidades pasajeras y sensibles penetran por la puerta, en nuestros pensamientos, es decir, por nuestro sentido y perturban nuestra oración, por una muchedumbre de fantasmas vanos.

Es preciso pues cerrar la puerta, lo que quiere decir resistir a los sentidos  para que una oración plenamente espiritual suba hasta el Padre, brote de lo profundo de nuestro corazón, donde oremos al Padre en secreto.

«Y vuestro Padre, dice, quien ve en el secreto te lo premiará». Tal debía ser la conclusión. El Señor no tiene aquí la intención de ordenarnos la oración si no de enseñarnos como orar; de igual manera que anteriormente no nos ordenaba la limosna sino la intención de  hacerla, porque exige la pureza del corazón que no puede obtenerse sino que por una intención única y simple orientada hacia la vida eterna por el único y puro amor de la bondad.

DISCÍPULOS “HASTA CIERTO PUNTO”

2 Reyes 2. 1. 6-14; Sal 30, 20. 21. 24; Mateo 6, 1-6- 16-18

“Si logras verme cuando me aparten de tu lado, lo tendrás; si no me ves, no lo tendrás”… Misteriosas palabras. Cualquiera podría decir que la suerte de Eliseo, como la de Íker Casillas, dependía tan sólo de su agudeza visual. Volvamos a Eliseo. Situemos la página del libro de los Reyes, como si se tratase de una transparencia, sobre el Monte Calvario, y entenderemos: Elías fue anuncio de Cristo, y ese espíritu que cedió al joven Eliseo era la profecía del Espíritu Santo, que es el Espíritu de Cristo. El Jordán, río que marca la entrada en la Tierra Prometida, cuyo nombre está asociado a las aguas del Bautismo, es la Pasión del Señor, en la que todos hemos sido bautizados y sumergidos para alcanzar la Vida.

Conforme Elías se aproxima al Jordán, va siendo abandonado por aquellos que lo acompañaban: “También marcharon cincuenta hombres de la comunidad de profetas y se pararon frente a ellos, a cierta distancia”. Aquellos profetas que rehusaron cruzar el Jordán y dejaron solo a Elías son los diez apóstoles que huyeron cuando Jesús se aproximaba a la ribera de su Pasión. También son todos aquellos cristianos que están dispuestos a acompañar al Señor “hasta cierto punto” (me entiendes ¿verdad?). De todos ellos estaba escrito en el salmo: “Mis amigos y compañeros se alejan de mí; mis parientes se quedan a distancia” (Sal 37, 12). Eliseo, que acompañó a su maestro, es Juan y es María, quienes llegaron con Jesús hasta las aguas de la muerte. Se abrieron las aguas del Jordán para el profeta, y las de la muerte se abrieron para Jesús, quien pasó a pie enjuto sobre ellas para alcanzar la Vida. Fue arrebatado Elías, y también fue arrebatado Jesús de la tierra de los vivos. Pero Juan y María, como Eliseo, no habían apartado la vista del Maestro y lo vieron marchar. Por eso fueron ellos quienes recibieron, en primer lugar, el torrente de Sangre y Agua que manó de su Costado cuando Jesús, “inclinando la cabeza, entregó el Espíritu” (Jn 19, 30). Los otros diez tuvieron que esperar hasta que el Resucitado los reconciliase con la Cruz. Sólo después, cuando, sobre el Monte de los Olivos, volvieron a tener la oportunidad de ver partir a Jesús hacia el Cielo, estuvieron en condiciones de recibir el Espíritu. La salvación se obtiene por los ojos, y debemos mirar mucho y muy detenidamente al Crucifijo. Preguntémonos si somos uno de aquellos que, siguiendo a Jesús, ha decidido detenerse al llegar a “cierto punto” y esperan a que el Espíritu venga a recogerlos y los lleve en volandas… Eso no sucederá. Los pasos los tenemos que dar cada uno… Aunque siempre tendremos ayuda. María ya nos está tendiendo la mano desde el Jordán.

Marcos y Marceliano, Santos

Mártires, Junio 18

Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio de Balbina, en la Vía Ardeatina, santos Marcos y Marceliano, mártires en la persecución bajo el emperador Diocleciano, a los que hermanó el sufrimiento (c. 304). 

Son mártires y patronos secundarios de la Diócesis de Badajoz —hoy Archidiócesis de Mérida-Badajoz—. 

Un rayo que cayó en el castillo fue la causa del terrible fuego que amenazaba a todas luces alcanzar el polvorín o almacenes de pólvora de la ciudad y cuya explosión hubiera sido una catástrofe tanto en pérdida de vidas humanas como de viviendas y bienes. El apresurado rezo a los santos del día en aquel apuro hizo que milagrosamente se detuvieran las llamas en la misma zona inmediatamente próxima al almacén de munición. Las personas que se supieron protegidas por la intercesión de los santos mártires Marceliano y Pedro pidieron a las autoridades eclesiásticas sea oficialmente reconocida la protección de los santos que les libraron al final de aquella terrible tormente. 

Un decreto de la Sagrada Congregación de Ritos faculta al Deán y Cabildo para elegirlos patronos menos principales de la ciudad de Badajoz. Una vez ejecutado, es aprobado por el Obispo Juan Marín Rodezno, el 13 de junio de 1969. 
Su celebración es sólo para la ciudad.

El rostro misericordioso de Dios

"¿Dios es de veras misericordioso?". Es ésta una pregunta que quizás no la hacemos en voz alta, pero delante de pecados personales, delante de nuestra mediocridad y falta de correspondencia a la gracia, a veces el pensamiento de que Dios ponga un límite a su misericordia puede salir a flote a nuestro espíritu de modo inquietante.

Lo sabemos en teoría que Dios es misericordioso, pero sólo si experimentamos su misericordia nos convencemos realmente de que es verdad, más aún, es una de las verdades centrales de nuestra fe. Y ¿dónde experimentamos la misericordia de Dios? Sin duda ninguna en el sacramento de la confesión de modo principal, pero también y de modo muy profundo en la oración. 

En la oración el Señor manifiesta de modo especial su misericordia al alma. Sabemos que uno de los principales atributos de Dios, el fundamental según no pocos autores, es la misericordia. Nuestro Dios es un Dios "rico en misericordia" (Ef 2, 4). Ya en el Antiguo Testamento el Señor se presenta en el Antiguo como un Dios que "usa misericordia hasta mil generaciones hacia quienes lo aman y guardan sus mandamientos" (Deut 5, 9-10). La oración es el lugar donde Él se revela al alma como lo que Él es: un

Dios lleno de amor misericordioso. Santa Teresa, exclamaba, comentando el Cantar de los Cantares: "¡Oh Señor, qué son aquí las misericordias que usáis con el alma! Seáis bendito y alabado por siempre, que tan buen amador sois" (Comentario al Cantar de los Cantares, 5, 5).

Dios se va revelando poco a poco al alma y en el diálogo con Él, el alma va conociendo al Señor, va descubriendo lo buen "amador" que es, cómo sabe amar por encima de cualquier pecado, debilidad y fragilidad. Él está ahí esperando no para alzar sobre nosotros la vara de la justicia sino para revelarnos el rostro de la misericordia. 

Misericordia en concreto

En la oración la misericordia no se experimenta en abstracto, sino cada orante reconoce en su historia personal cómo el Señor ha estado velando por su vida, la ha acompañado, la ha levantado cuando se había caído, la ha esperado cuando era necesario, ha tenido una paciencia infinita con ella, en una palabra, ha sido para ella un verdadero "amador", que no se desanima ante las numerosas faltas de correspondencia, los pecados, las veleidades, las indiferencias, la visión estrecha de la realidad, incluso la malicia del hombre. 

El Señor se manifiesta en la oración como Padre de las misericordias que no deja de esperar que el hijo pródigo que somos nosotros vuelva al hogar. Si recurrimos constantemente a la oración iremos conociendo mejor el rostro misericordioso de Dios, y alejaremos ese cliché del Dios de la venganza y del castigo, que no es el Dios, Padre bueno lleno de amor por sus hijos, que nos ha revelado Jesucristo. La santa de Ávila, experta en oración, se maravillaba de la gran misericordia que Dios había usado con ella y exclamaba: "¡Oh Dios mío y criador mío! ¿Es posible que hay nadie que no os ame?" (Comentario al Cantar de los Cantares 5, 5).

Reconocer el amor misericordioso de Dios nos lleva a querer corresponder a este amor: ¿cómo no amar a este Dios que tanto nos ama? ¿Será posible - se pregunta la santa- que haya alguien que no ame a Dios, habiéndolo conocido en la oración como Amor misericordioso. Será posible misericordioso, y me espera en la oración para mostrarme su rostro de amor.

Corpus Christi

Dt 8,2-3.14-16;  1 Co 10,16-17;  Jn 6,51-58

Este Jueves el Papa Francisco celebra y con El celebramos la fiesta del Corpus Christi, del Cuerpo (y de la Sangre) de Cristo, que antes celebrábamos el jueves entre semana, con procesiones eucarísticas solemnes que muchos recordaréis. De hecho, cada domingo, y cada vez que celebramos la Eucaristía, estamos celebrando la fiesta de Corpus Christi, el incomprensible misterio de la presencia efectiva de Cristo en el pan y el vino consagrados en su nombre, tal como él nos encomendó: "esto es mi cuerpo" ..., "Haced esto en memoria mía". La forma de celebrar este gran misterio, tan sencilla y tan repetida y habitual, puede hacer que no se damos cuenta de la extraordinaria singularidad y grandeza de lo que en la fe decimos celebrar, de manera que se nos puede convertir en una mera rutina poco valorada.

En la Edad Media hubo un momento en que parecía que los cristianos tenían muy poca conciencia de lo que este sacramento significaba, y algunos promovieron que se instituyera esta fiesta del Corpus, en la que, colocando el pan consagrado en custodias valiosísimas, paseos por las calles entre flores y músicas y con espléndido cortejo de autoridades y escoltas, se esperaba que el pueblo sencillo podía valorar mejor la realidad de este misterio de la auto donación continuada del mismo Jesús.  En nuestras sociedades urbanitas y secularizadas seguramente deberá reconsiderar la eficacia y conveniencia de este tipo de celebraciones. En cambio, sí que debemos entregar seriamente a alcanzar lo que se pretendía, que es darnos cuenta de lo que realmente celebramos cada domingo (y aun cada día) superando la inconsciencia y superficialidad de una posible rutina. Propongo ayudarle a profundizar un poco en tres aspectos de la Eucaristía, que tan habitualmente - y quizás inconscientemente - celebramos.

1. Presencia efectiva y actual de Jesús en nuestras vidas. Los cristianos no vivimos sólo del recuerdo de la doctrina de un gran maestro de hace dos mil años. Este maestro es realmente viviente y actuante entre nosotros, ya que, cuando se despedía de los suyos, nos aseguró que se haría efectivamente presente cada vez que nos reuniéramos a partir el pan en su nombre. Lo dicen los relatos evangélicos de la última cena, y lo dice el evangelio de Juan que hoy hemos leído: "Mi carne es verdadera comida, y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él ... El pan que yo daré es mi carne, para que dé vida al mundo ... "Jesús no huye un lenguaje incluso llevar en su realismo, como acusaron algunos de los que le escuchaban. El pan que nos da es su misma presencia humano-divina, expresada tan realísticamente como presencia de su "carne". Venir a la eucaristía es venir a encontrarse realmente con Jesús ya identificarse con él hasta "comerlo": no es sólo venir a recordar algo de un maestro de hace dos mil años ...

2. Jesús nos da en una comida de comunión que nos reúne en la comunidad de los suyos. Jesús no nos da individualmente de una manera intimista. La víspera de su muerte reunió todos sus en una comida de despedida, y allí dijo que, pese a todo, no se iba ni les dejaba, sino que se quedaba con ellos en la forma de pan y vino compartidos. La comida comenzó con aquel gesto extraordinario del lavado de los pies, que remató con aquellas palabras: "Si yo, Maestro y Señor, he hecho esto, el mismo debe hacer entre vosotros". Y todo terminó con aquel discurso en el que casi sólo repetía de mil maneras que su último encargo era que nos amáramos con él nos había amado. Tal y como hemos escotado en la segunda lectura: "El pan que partimos es comunión con el cuerpo de Cristo ... Por eso todos nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, pues todos participamos del mismo pan" (1 Co 10,17). La Eucaristía hace comunidad, hace Iglesia. Cada vez que la celebramos renovamos nuestra voluntad de hacer efectiva esta comunidad, de compartir efectivamente todo lo que somos y lo que tenemos con quienes han compartido con nosotros el signo del pan.

3. El alimento del cuerpo de Cristo es nos da fuerza en nuestra fragilidad. Jesús eligió este signos del pan y del vino - nutrimentos básicos y esenciales en nuestra cultura - para significar decirnos lo que expresaba en el evangelio que hemos escuchado: "Si no coméis la carne del Hijo de Dios no puede tener vida en vosotros. El que come mi carne tiene vida eterna, y yo lo resucitaré el último día ... El que come mi carne está en mí y yo en él ... "(Jn 6, 53). La Eucaristía es el remedio de nuestra fragilidad e impotencia humanas: nos da la fuerza de Dios, nos diviniza ...

Pedimos hoy que todos los cristianos tengamos siempre conciencia de la grandeza de los grandes misterios que celebramos, y que sepamos aprovechar de él.

El día de Corpus en mi Tierra

El día de Corpus es un día muy especial en el que se conmemora la Eucaristía.

Con la llegada del día de Corpus parece que empieza el verano de verdad y las vacaciones ya están mucho más cerca porque empiezan las fiestas que se esparcen a lo largo de todo el verano: San Juan, San Pedro, Santiago, las Fiestas Mayores de todos los pueblos y aldeas, ... la alegría y los encuentros familiares festivas están aseguradas.

Hoy es día de alfombras de flores, enramadas, procesiones y la presencia en la calle de todo tipo de renacuajos, bestiario y gigantes.

El huevo como baila, que podemos contemplar en muchos de los claustros de nuestras iglesias, supone el encanto de un huevo vacío por dentro que baila encima de un manantial gracias a la continuidad de un chorrito de agua y, que así que cae, intenta volver a rodar hasta que se vuelve a despegar.

Después de ver tanta fiesta, tantas flores y tanta gente me han venido ganas de dar gracias por la alegría que las personas demostramos cuando estamos juntas celebrando nuestro amor a Jesús.

Jesús, somos muchos los que te hemos encontrado y que queremos seguir en el camino de amor y de generosidad que nos has enseñado. Ser tu amigo nos trae mucha alegría y da sentido a nuestras vidas. Gracias por estar siempre con todos nosotros.

Corpus Christi

Haced esto en conmemoración mía”. Estas palabras aparecen a continuación de “tomad y comed, esto es mi cuerpo”. Dos afirmaciones evangélicas: esto es mi cuerpo – haced esto en conmemoración mía. ¿Qué frase de las dos es más clara y verosímil? Evidentemente la segunda, como si hubiera dicho: Siempre que os reunáis, en el momento de partir y bendecir el pan y escanciar el vino, acordaos de mí, acordaos de este momento, recordad la misión que os confío, recordad mis mandatos... ¿Cuál de las dos frases evangélicas tiene más importancia? Para los católicos la primera; para los reformadores, la segunda. Pero ¿por qué los “transustancialistas” se han fijado en la primera, han deducido lo que han querido y han extraído conclusiones de premisas simbólicas hasta cierto punto y por demás discutibles?

Lo otro, aceptar interpretaciones esotéricas siempre expresadas por otros con obligada aceptación, es decisión de cada uno, pero no por motivos objetivos sino por un único imperativo, porque lo dice la Iglesia. Una cosa es acatar preceptos u ordenanzas “porque lo manda la autoridad” y otra violentar la propia inteligencia aceptando verdades que lo son únicamente porque lo ordena otra autoridad. Alguien puede decir que los maremotos se producen cuando un enorme monstruo marino se revuelve en su lecho abismal: ¿lo aceptaría nuestra inteligencia? Pues ni más ni menos el asunto de la transustanciación.

Los católicos han cedido ante la imaginación más exacerbada de supuestos doctores de la Iglesia y han caído en la credulidad más roma estimulados por tanto sermón altisonante y excesiva presión coercitiva. Los protestantes han interpretado las supuestas palabras de Jesús en su sentido más verosímil, el de conmemoración, siendo las otras palabras enunciados simbólicos.

Algo que resulta por demás grotesco es conocer las aberraciones en las que caen tanto los defensores como los detractores de tal presencia real. Son las consecuencias de creer lo increíble o tener que negar lo absurdo.

Recordemos lo que algún protestante ha argüido respecto a la conversión del pan en cuerpo de Cristo. Es sabido que a lo largo de la historia ha habido casos de personas que murieron tras comulgar hostias envenenadas. Se dice que en Segovia y Murcia se dieron casos de envenenamiento en el siglo XVII. Fundados en este infundio, los detractores de tal creencia adujeron que tal envenenamiento habría que atribuirlo, si hay tal cambio de sustancias, al mismísimo Jesucristo. Puestos a admitir o rebatir absurdos y despropósitos, uno se puede encontrar con alegatos como el precedente.

Pero las deducciones que llevan al absurdo se han visto también en disputas habidas entre “sabios doctores” consagrados. En el siglo XV hubo una famosa disputa entre franciscanos y dominicos respecto a la sangre derramada por Cristo. El asunto versaba sobre si la sangre de Cristo era esencial o sólo concomitante. Decían los franciscanos que esa sangre se había separado de la divinidad, mientras que los dominicos afirmaban lo contrario. Ni el mismísimo Pío II supo qué decir al respecto. El Concilio de Trento dio la razón a los dominicos, aunque surgió una nueva dificultad: ¿qué pensar de la sangre que quedó adherida a las espinas, a la columna de la flagelación, a la misma cruz?

Todavía hoy he podido leer una pregunta “teológica” con relación al sacrificio de la Misa que copio literalmente: Si la misa rememora el sacrificio de Jesús, ¿Cristo vuelve a padecer el Calvario en cada Misa?

Cuando el fundamento de una verdad a creer es tan endeble, surgen de manera necesaria secuelas lógicas que terminan en el absurdo. ¿Puede encontrarse un debate más ridículo? Sí, los ha habido. Además de las citadas, recuérdese la cuestión del “limbo”.

Al final terminan preguntando cuántos ángeles se pueden sentar en la punta de un alfiler, debate entre monjes bizantinos que debió concluir en 1453 cuando Bizancio/Constantinopla cayó en poder de los musulmanes. Y así quedó resuelto el problema.

El hecho de que un fragmento de pan se convierta en el cuerpo de Cristo, es decir, contenga a Dios, es un hecho tan milagroso, extraordinario e increíble que hubiese sido normal que los cristianos se preguntaran el cómo o al menos cómo se debía entender esto. Pero es curioso constatar que hasta el siglo XI no se dieran herejías con fundamento que se desviaran de la interpretación oficial. Tampoco, tras la escisión protestante, las hubo en el siglo XVI. ¿Por qué?

Sobre cómo sucedía esto, la respuesta era clara: “El misterioso y amoroso poder de Dios”. Pero, entendido esto, los doctos teólogos debían explicar en qué forma estaba el cuerpo de Cristo. Las mil respuestas posibles no responden a nada: Cristo está presente y “vale ya”, imprecación de lo más apropiado para cualquier roto o descosido. No se sabe cómo.

En relación al asunto de herejías eucarística, tan pocas en comparación con las habidas en el asunto de la Trinidad, volveremos el próximo día. Pero adelantemos el motivo: el miedo. El poder de la Iglesia era ya de tal magnitud, su coalición con el poder civil tan inquebrantable que ay de aquél que se atreviera a proferir una palabra más alta que otra respecto a este misterio o, peor aún, dudara de tan profunda verdad.

El Papa, en la audiencia a las Fratres

"Iglesia somos todos y no se reduce a los sacerdotes, a los obispos y al Vaticano"
Francisco: "Me gustaría que a los cristianos nos llamasen 'la gente que bendice'"
"Ser Iglesia es sentirse en las manos de Dios, que es padre, nos acaricia y nos espera"

Dios nos precede siempre. El profeta Isaías o Jeremias, no recuerdo bien, decía que Dios es como las flores del almendro, que es el primero que florece en la primavera...Dios siempre nos primerea

(José M. Vidal).- Audiencia papal con la Plaza de San Pedro de nuevo llena a rebosar. La gente acude a la fuente de la esperanza, a ver al Papa de los pobres.Y Francisco nunca defrauda y les habla de "un Dios que siempre primerea y perdona" y de una Iglesia que tiene que bendecir. Porque los cristianos "somos la gente que bendice".

Lectura del libro del Génesis: "El Señor dijo a Abraham: sal de tu tierra, de tu patria, y la casa de tu padre y vete a la tierra que te indicaré...Bendeciré a los que te bendigan. Maldeciré a los que te maldigany en tí serán benditas todas las familias de la tierra"

Algunas frases del discurso del Papa

"Esperamos que termine la audiencia sin que llueva"
"Hablar de la Iglesia es hablar de nuestra madre, de nuestra familia"
"la Iglesia no es una institución centrada en sí misma ni una ONG"
"Iglesia somos todos y no debe reducirse a los sacerdotes, a los obispos y al Vaticano. Iglesia somos todos. Todos, familia e la madre"
"La Iglesia no nace en un laboratorio. Fue fundada por Jesús"
"Es un pueblo con una historia larga a sus espaldas"
"Con una prehistoria en el Antiguo Testamento"
"Dios no llama a Abraham sólo como individuo, sino a toda su parentela..."
"Desde Abraham, Dios forma un pueblo, para que lleve su bendición a todas las familias de la tierra. En el seno de este pueblo nace Jesús"
"Es el mismo Dios el que da vida a este pueblo"

"Algo inaudito: es el propio Dios el que llama a la puerta de Abraham y toma la iniciativa

"¿Dios nos habla? Sí. ¿Y nosotros le podemos hablar a Dios? Sí. ¿Podemos conversar con Él? Sí. Esto se llama la oración"
"La única condición es fiarse de Dios. Si te fías de Dios y te pones en camino, haces Iglesia".
"Dios nos precede siempre. El profeta Isaías o Jeremías, no recuerdo bien, decía que Dios es como las flores del almendro, que es el primero que florece en la primavera...Dios siempre nos primerea"
"Dios te espera. Y si has sido un gran pecador, Dios te espera aún más"
"Abraham se fía, no tenía un libro de teología"
"Desde el principio, hay resistencias y la tentación de mercadear con Dios"
"Los pecados acompañan el camino del pueblo"
"Dios, sin embargo, no se cansa, tiene paciencia. Tanta paciencia. Y sigue educando a su pueblo. Como un padre con sus hijos. Dios camina con nosotros"
"Dice el profeta Oseas: 'Yo he caminado contigo y te enseñé a caminar como un padre enseña a caminar a su bebé'"
"Dios nos perdona siempre y nos llena de su misericordia y de su amor y nos hace crecer como pueblo de Dios y como Iglesia"
"Estamos en las manos de Dios"
"Ser Iglesia es sentirse en las manos de Dios, que es padre, que nos acaricia, que nos espera y nos hace sentir su ternura"
"Este es el proyecto de Dios: formar un pueblo bendecido por su amor y que lleve su bendición a todos los pueblos de la tierra"
"Este proyecto no cambia...y Dios lo sigue realizando en la Iglesia"
"Ser bendición para todos"
"Me gusta pensar que los cristianos tuviésemos este otro nombre: gente que bendice"
"El cristiano es el que, con su vida, bendice siempre. Somos gente que bendice y sabe bendecir. ¡Qué bella vocación!"

Saludos del Papa en español

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy comienzo una serie de catequesis sobre la Iglesia. Es como un hijo que hable de su madre, de su familia, porque la Iglesia no es una ONG, ni debe restringirse al clero y al Vaticano. La Iglesia somos odos. La Iglesia es una realidad muy amplia, abierta a toda la humanidad, y con una historia muy antigua. Fue fondata por Cristo, pero hunde sus raíces en el Antiguo Terstamento. Tres puntos quiero indicar sobre esta historia: lo primero que llama la atención es que al inicio Dios no llamó a Abrahán solo, como individuo aislado, sino que acogió también su casa, su familia, sus siervos. Quizo formar un pueblo, para que llevara su bendición a toda la tierra.

Lo segundo es que no es Abrahán quien convoca ese pueblo; no es una obra humana para la que se pide la bendición de Dios, es Dios quien toma la iniciativa. Su amor es la clave de todo. El tercer punto non hace caer en la cuenta que, pese a ponernos en camino, como Abrahán, muchas veces fallamos, nos resistimos. Es la historia de la fidelidad de Dios y de la infidelidad del pueblo. Es la paciencia de Dios la que no se cansa de educarnos, come un padre a su hijo, no se cansa de perdonarlo. El reconocernos pecadores nos permite acoger su misericordia; esto hace crecer la Iglesia, y no nuestros méritos, sino la experiencia cotidiana del amor de Dios.

***

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, México, Puerto Rico, Argentina y otros países latinoamericanos. Invito a todos a pedir al Señor fidelidad a su Palabra y docilidad para llevar su bendición y su amor a toda la Tierra. Muchas gracias.

Saludo en italiano
Recuerda la Jornada mundial de los Refugiados
"El número está creciendo: millones de familias, millones"
"Compartamos sus miedos y sus incertidumbres y aliviemos sus sufrimientos"
"Pensemos que Jesús fue un refugiado. Tuvo que huir, para salvar su vida, con San José y la Virgen. Tuvo que irse a Egipto. Él fue un refugiado. Recemos a la Virgen que conoce el dolor de los refugiados, que bendida a estos hermanos nuestros". Y reza un avemaría pos los refugiados.
"María, madre de los refugiados, ora por nosotros"
Pide a los jóvenes que la eucaristía sea el principal alimento de su fe.

El Papa en la audiencia: Jesús fue un refugiado, recemos por ellos

Un miércoles más, en el cual el santo padre Francisco ha pasado la mañana en la plaza de San Pedro rodeado de fieles y peregrinos llegados desde todas las partes del mundo. Banderas argentinas, irlandesas, españolas o croatas ondeaban mientras todos gritaban y saludaban con energía ante el paso del Pontífice en el jeep descubierto. El Papa ha bendecido y besado a los niños, e incluso en un momento ha firmado un libro que le han acercado. Antes de salir a la plaza, Francisco ha pasado unos minutos en el aula Pablo VI, donde ha podido saludar a otro grupo que allí se encontraba.

El Papa ha recordado que pasado mañana, 20 de junio, se celebra la Jornada Mundial del Refugiado, que la comunidad internacional dedica a quién está obligado a dejar la propia tierra para huir de los conflictos y de las persecuciones. "El número de estos hermanos refugiados está creciendo y en estos últimos días, otras miles de personas han sido empujadas a dejar sus casas para salvarse", ha observado. Asimismo ha subrayado que millones de familias refugiadas en tantos países y de diversa fe religiosa viven en su historia, dramas y heridas que difícilmente podrán ser sanadas". Por eso, el Santo Padre ha invitado a "volvernos cercanos a ellos, compartiendo sus miedos y su incertidumbre por el futuro y aliviando concretamente sus sufrimientos". Finalmente el Papa ha pedido que "el Señor apoye a las personas y a las instituciones que trabajan con generosidad para asegurar a los refugiados acogida y dignidad, y darles motivos de esperanza".  

"Pensemos que Jesús ha sido un refugiado, ha tenido que huir para salvar la vida. Con san José y la Virgen. Ha tenido que irse a Egipto. Él ha sido un refugiado", ha recordado el Papa. De este modo el Francisco ha pedido rezar a la Virgen "que conoce los dolores de los refugiados". Y  ha rezado un Ave María con todos los presentes.

Pasado el temporal de lluvias y tormentas en Roma los últimos días, el sol ha salido tímidamente esta mañana para que los peregrinos pudieran disfrutar del encuentro con el Pontífice.

La semana pasada, Francisco concluyó la serie de catequesis sobres los dones del Espíritu Santo, y hoy ha comenzado una nueva serie. En el resumen leído en español por Francisco ha indicado:

"Queridos hermanos y hermanas: hoy comienzo una serie de catequesis sobre la Iglesia. Es como un hijo que habla de su madre, de su familia, porque la Iglesia no es una ONG, ni debe restringirse al clero y al Vaticano. La Iglesia somos todos. La Iglesia es una realidad muy amplia, abierta a toda la humanidad, y con una historia muy antigua. Fue fundada por Cristo, pero hunde sus raíces en el Antiguo Testamento. Tres puntos quiero indicar sobre esta historia: Lo primero que llama la atención es que al inicio Dios no llamó a Abrahán solo, como individuo aislado, sino que acogió también su casa, su familia, sus siervos. Quiso formar un pueblo, para que llevara su bendición a toda la tierra. Segundo: no es Abrahán quien convoca ese pueblo; no es una obra humana para la que se pide la bendición de Dios: es Dios quien toma la iniciativa. Su amor es la clave de todo. El tercer punto nos hace entender que, pese a ponernos en camino como Abrahán, muchas veces fallamos, nos resistimos. Es la historia de la fidelidad de Dios y de la infidelidad del pueblo. Es la paciencia de Dios la que no se cansa de educarnos, como un hijo, no se cansa de las personas. El hecho de reconocernos pecadores nos permite acoger su misericordia; esto hace crecer la Iglesia y no nuestros méritos, sino la experiencia cotidiana del amor de Dios. A continuación el Pontífice ha saludado "cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular, a los grupos provenientes de España, México, Puerto Rico, Argentina y otros países latinoamericanos". Y ha invitado a todos a pedir al Señor fidelidad a su Palabra y docilidad para llevar su bendición y su amor a toda la Tierra. Muchas gracias".

Tras los saludos en diversos idiomas que el Papa dirigió a los peregrinos, dio un saludo especial a los jóvenes, enfermos y recién casados. Al recordar que estamos en la vigilia del Corpus Domini, el Pontífice ha pedido: "Queridos jóvenes, la Eucaristía sea el alimento principal de nuestra fe; queridos enfermos, no os canséis de adorar al Señor también en la prueba; y los queridos recién casados, aprendan a amar sobre el ejemplo de aquel que, por amor, se ha hecho víctima por nuestra salvación".

El Cuerpo y la Sangre de Jesús Resucitado.

Qué mejor que prepararnos para la Fiesta de Corpus Christi con algunos pensamientos del Papa Emérto Benedicto XVI.

Qué mejor que prepararnos para la Fiesta de Corpus Christi con algunos pensamientos de SS Benedicto XVI, el papa teólogo: 

CORPUS CHRISTI: EL SEÑOR ESTE PRESENTE EN NUESTRA VIDA 

 El Papa afirma que en esta fiesta, la Iglesia revive el misterio del Jueves Santo a la luz de la Resurrección. También en el Jueves Santo hay una procesión eucarística, con la que la Iglesia repite el éxodo de Jesús del Cenáculo al Monte de los Olivos. (...) 

Jesús entrega realmente su cuerpo y su sangre. Atravesando el umbral de la muerte, se convierte en Pan vivo, auténtico maná, alimento inagotable por todos los siglos. 

La carne se convierte en "pan de vida". En la fiesta del Corpus Christi –continúa el Papa-, reanudamos esta procesión, pero con la alegría de la Resurrección. El Señor ha resucitado y nos precede. (...) Jesús nos precede ante el Padre, sube a la altura de Dios y nos invita a seguirle. 

(...) La verdadera meta de nuestro camino es la comunión con Dios. 

El Papa señala que en el sacramento de la Eucaristía el Señor se encuentra siempre en camino hacia el mundo. Este aspecto universal de la presencia eucarística está presente en la procesión de nuestra fiesta. Llevamos a Cristo, presente en la figura del pan, por las calles de nuestra ciudad. Encomendamos estas calles, estas casas, nuestra vida cotidiana, a su bondad. 
¡Que nuestras calles sean calles de Jesús! 
¡Que nuestras casas sean casas para él y con él! 
Que en nuestra vida de cada día penetre su presencia. 
Con este gesto, ponemos ante sus ojos los sufrimientos de los enfermos, la soledad de los jóvenes y de los ancianos, las tentaciones, los miedos, toda nuestra vida. 
La procesión quiere ser una bendición grande y pública para nuestra ciudad: Cristo es, en persona, la bendición divina para el mundo. 
¡Que el rayo de su bendición se extienda sobre todos nosotros!". 

Refiriéndose al mandato de Cristo: "Tomad y comed... Bebed todos de él", el Papa subraya que no se puede "comer" al Resucitado, presente en la forma del pan, como un simple trozo de pan. Comer este pan es comulgar, es entrar en comunión con la persona del Señor vivo. 

Esta comunión, este acto de "comer", es realmente un encuentro entre dos personas, es un dejarse penetrar por la vida de Aquel que es el Señor, de Aquel que es mi Creador y Redentor. 
El objetivo de esta comunión es la asimilación de mi vida con la suya, mi transformación y configuración con quien es Amor vivo. Por ello, esta comunión implica la adoración, implica la voluntad de seguir a Cristo, de seguir a quien nos precede. Adoración y procesión forman parte, por tanto, de un único gesto de comunión; responden a su mandato: 

"Tomad y comed". 

El Papa concluye poniendo de relieve que "nuestra procesión acaba ante la basílica de Santa María la Mayor, en el encuentro con la Virgen, llamada por el querido Papa San Juan Pablo II "mujer eucarística". María, la Madre del Señor, nos enseña realmente lo que es entrar en comunión con Cristo. (...) Pidámosle que nos ayude a abrir cada vez más todo nuestro ser a la presencia de Cristo; que nos ayude a seguirle fielmente, día tras día, por los caminos de nuestra vida. ¡Amén!". 

LA HOSTIA CONSAGRADA ES REALMENTE EL PAN DEL CIELO 

En otra circunstancia relativa al Corpus, el Papa Benedicto afirma que la Hostia consagrada es "el alimento de los pobres" y "fruto de la tierra y del trabajo del hombre". Sin embargo, "el pan no es simplemente y solo un producto nuestro, algo hecho por nosotros; es fruto de la tierra y por tanto, un don. (...) Presupone la sinergia de las fuerzas de la tierra y de los dones del cielo, es decir, del sol y de la lluvia". 
"En un período en que se habla de la desertificación y oímos denunciar cada vez más el peligro de que hombres y bestias mueran de sed en las regiones que no tienen agua, nos damos cuenta de la grandeza del don del agua y de que somos incapaces de conseguirla por nosotros mismos. 

Entonces, mirando desde más cerca este pequeño trozo de Hostia blanca, este pan de los pobres, es como una síntesis de la creación". El Papa pone de relieve que "cuando al adorar miramos la Hostia consagrada, nos habla el signo de la creación. Entonces encontramos la grandeza de su don; pero también encontramos la Pasión, la Cruz de Jesús y su resurrección". 

"En la fiesta del Corpus Christi vemos sobre todo el signo del pan, que nos recuerda también la peregrinación de Israel durante los cuarenta años en el desierto. 

La Hostia es nuestro maná, con el que el Señor nos nutre; es realmente el pan del cielo, mediante el que se dona a sí mismo. 
En la procesión seguimos este signo y así le seguimos a El mismo. 

El Papa Benedicto XVI pide al Señor: 

¡Guíanos por los caminos de nuestra historia! 
¡Muestra a la Iglesia y a sus pastores siempre de nuevo el justo camino! 
¡Mira a la humanidad que sufre, que vaga insegura entre tantos interrogantes; mira el hambre físico y psíquico que la tormenta! 
¡Da a los seres humanos pan para el cuerpo y para el alma! 
¡Dales trabajo, dales luz, dales Tú mismo! 
¡Purifícanos y santifícanos!. 
Haznos comprender que sólo mediante la participación en tu Pasión, mediante el "sí" a la cruz, a la renuncia, a las purificaciones que nos impones, nuestra vida puede madurar y alcanzar su verdadero cumplimiento. 
¡Reúnenos de todos los confines de la tierra! ¡Une a tu Iglesia, une a la humanidad lacerada! 
¡Danos tu salvación!. 

 

PAXTV.ORG