Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas

Jacobo de Persia, Santo

Mártir, 27 de Noviembre

Martirologio Romano: En Persia, san Jacobo, por sobrenombre "Interciso" (dividido), mártir, que en tiempo del emperador Teodosio el Joven renegó de Cristo por congraciarse con el rey Iasdigerd, pero al ser ásperamente reprendido por su madre y su esposa, se arrepintió e, intrépidamente, confesó ser cristiano ante Varam, hijo y sucesor del soberano de Persia, quien, airado, pronunció contra él sentencia de muerte, ordenando que lo despedazaran miembro a miembro y finalmente decapitaran († 421).

Breve Biografía

El gran mártir Jacobo el Persa (conocido como “el Interciso”) nació en el siglo IV en el seno de una piadosa familia cristiana, conocida por su riqueza y su honorabilidad.

Su esposa era cristiana, ellos juntos formaron a sus niños en la piedad, inspirándolos en el amor por la oración y por la lectura de las Sagradas Escrituras.

Jacobo ocupó una muy importante posición en la corte del emperador persa Izdegerd (399-420) y en la de su sucesor Barakhranes (420-438). Pero en una de las campañas militares, Jacobo, seducido por la beneficencia del emperador, tuvo miedo de negar su fe en Cristo y de tener que ofrecer sacrificios a los ídolos y al emperador.

Sabiendo sobre esto, la madre y la esposa de Jacobo le escribieron una carta, en la que lo llaman a arrepentirse. Cuando recibió la carta, Jacobo se dio cuenta de la gravedad de su pecado. Y enfrentando el horror de ser separado de su familia y de Dios mismo, comenzó a llorar, pidiendo a Dios el perdón.

Los soldados que lo acompañaban, escuchándolo orar al Señor Jesús, contaron esto al emperador. Y habiendo sido interrogado, San Jacobo confesó su fe en el Verdadero Dios. Ninguna cantidad de dinero pudo hacerle cambiar su fe, entonces el Emperador ordenó que fuera muerto.

Comenzaron amputando sus dedos uno por uno, luego sus manos y sus pies, sus brazos y sus piernas. Durante esta prolongada tortura, San Jacobo ofrecía oraciones de agradecimiento al Señor, quien le había permitido la posibilidad de la redención por sus pecados soportando esas torturas.

Por ultimo, el mártir fue decapitado. Los cristianos se unieron alrededor de las piezas de su cuerpo y las enterraron con gran reverencia.

Dar testimonio de la grandeza de Dios

Santo Evangelio según san Lucas 21, 12-19. Miércoles XXXIV del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Dame la gracia, Señor, de confiar totalmente en ti; que Tú seas el guía de mi vida y, dando testimonio de mi vocación cristiana, me conduzcas a tu Reino.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 21, 12-19

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Los perseguirán y los apresarán, los llevarán a los tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernantes por causa mía. Con esto ustedes darán testimonio de mí.

Grábense bien que no tienen que preparar de antemano su defensa, porque yo les daré palabras sabias, a las que no podrá resistir ni contradecir ningún adversario de ustedes.

Los traicionarán hasta sus padres y hermanos, sus parientes y amigos. Matarán a algunos de ustedes, y todos los odiarán por causa mía. Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá. Si se mantienen firmes, conseguirán la vida”.

Palabra de Dios.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Cristo ha dejado una huella en el mundo por la cual vivimos y somos llamados cristianos. Dios quiere que seamos sus apóstoles y compartamos a los demás lo que hemos recibido y aprendido de Él. Pero este Evangelio puede desconcertarnos y hacer surgir algunas preguntas: ¿Por qué nos perseguirán? ¿Qué hemos hecho para merecer castigo alguno? Jesús nos dice que seremos perseguidos porque nosotros, los cristianos, somos una contradicción para el mundo. Jesús quiere dar a conocer que sus seguidores serán despreciados a causa de su nombre y del estilo de vida que ha de tener un cristiano.

La vida de Jesús, en su época, contradecía el pensamiento de muchas personas, pero poco a poco sus enseñanzas dieron fruto y su testimonio generó el seguimiento de muchos; por otra parte, algunas personas no querían salir de sus ideales, por lo tanto, querían destruir las enseñanzas de Jesús. Cristo nos advierte de estos sucesos, nos pueden pasar a nosotros, para que al llegar estas tribulaciones mantengamos la confianza y los ojos fijos en Él.

¿Qué debemos hacer nosotros ahora? Debemos vivir y dar testimonio de lo grande que es nuestro Dios; mantenernos firmes en la decisión de vivir como Cristo y tener la confianza de que, al hacer su voluntad, estamos construyendo el Reino de Cristo en la sociedad, ganándonos y asegurándonos el cielo.

«Jesús quiere dar esta sabiduría en abundancia. Él recompensará ciertamente vuestra labor de sembrar semillas de curación y reconciliación en vuestras familias, comunidades y en toda la sociedad de esta nación. ¿No nos dijo él que nadie se puede resistir a su sabiduría? Su mensaje de perdón y misericordia se sirve de una lógica que no todos querrán comprender y que encontrará obstáculos. Sin embargo, su amor revelado en la cruz, en definitiva, nadie lo puede detener. Es como un GPS espiritual que nos guía de manera inexorable hacia la vida íntima de Dios y el corazón de nuestro prójimo. La Santísima Virgen María siguió a su Hijo hasta la oscura montaña del Calvario y nos acompaña en cada paso de nuestro viaje terrenal. Que ella nos obtenga la gracia de ser mensajeros de la verdadera sabiduría, profundamente misericordiosos con los necesitados, con la alegría que proviene de encontrar descanso en las heridas de Jesús, que nos amó hasta el final».

(Homilía de S.S. Francisco, 29 de noviembre de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Dar testimonio a los demás ayudándoles con mi alegría.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

¡Cristo, Rey nuestro! ¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Los mártires: ¡esos hombres tan providenciales!

El triunfo del mártir es en realidad la victoria de Cristo.

Seguramente a las notas de la Iglesia contenidas en el Credo se podría añadir la de estar siempre perseguida. La historia cuenta millones de mártires.

En 1976 el cardenal Karol Wojtyla predicó los ejercicios espirituales al beato Papa Pablo VI y a sus más directos colaboradores. Se publicaron, éstos, bajo el título “Signo de contradicción”. El futuro san Juan Pablo II, en la conclusión del libro, sentenciará: el programa de la época es la persecución religiosa. ¡Perseguir a la religión! Expresión breve, pero que merecería inscribirse con letras de oro en piedra inmortal, ya que logra aportarnos una clave muy importante para la intelección de la historia reciente. En efecto: el siglo XX es “el siglo de los mártires”.

Esta centuria ha sido un auténtico océano de rubíes martiriales. Paralelamente a esto, Sor Lucía, vidente de Fátima, ha afirmado que la Virgen de Fátima se refirió a tantísimos mártires. A esto habría que añadirle los muchos mártires del siglo XXI.  
Así pues, el tema de los mártires se encuentra ahora sobre el tapete, ya que, de hecho, es parte esencial del actual camino de la Iglesia. Llega a formar parte destacada de nuestro propio “hoy” actual, de nuestra vida, de su contexto. De aquí que forme parte sobresaliente de la mirada católica sobre el mundo en el que estamos.   

Las muertes martiriales no han de verse como disminuciones. El grano de trigo, sino muere, no produce fruto. La purpúrea sangre martirial de esos mansos y blancos corderos, los mártires, resulta de gran fecundidad. Todos los bienes sobrenaturales nos han llegado a través de la muerte martirial de Cristo. La Iglesia de Roma descansa sobre dos columnas martiriales, san Pedro y san Pablo. Ya Tertuliano afirmó que la sangre de los mártires es semilla de cristianos. El Papa san León Magno, decía: “Las persecuciones no son en detrimento, sino en provecho de la Iglesia, y el campo del Señor se viste siempre con una cosecha más rica al nacer multiplicados los granos que caen uno a uno”. De los mártires puede pues esperarse gran cosecha.

A través de los mártires pasa muy especialmente la providencia divina. El triunfo del mártir es en realidad la victoria de Cristo. A los mártires los hace hoy muy providenciales el hecho de que su testimonio religioso ayuda al católico actual a no claudicar ante las actuales y frecuentes envestidas contra la religión; le ayuda también a permanecer firme como portador de la verdad ante las corrientes relativistas y las partidarias de la post-verdad,… Además, como ha subrayado, con fuerza, el Santo Padre Francisco, los mártires sostienen a la Iglesia, la hacen ir adelante, son grandísima fuerza para la Iglesia.

Que los mártires nos sean hoy tan providenciales nos ayuda a entender el enorme empeño de los últimos Santos Padres en procurar tantas beatificaciones y canonizaciones de mártires, así como esta tesis del Papa Benedicto XVI: “hoy es más necesario que nunca volver a proponer el ejemplo de los mártires cristianos (…)”.

El Papa regresa al Vaticano después de su viaje a Asia

A su regreso y antes de regresar al Vaticano, el Papa se dirigió a la Basílica de Santa María La Mayor.

Después de más de 12 horas de vuelo, el Boing 787 de la compañía japonesa ANA, que partió de Tokio cuando en la noche italiana eran las 3:43 de la madrugada, con a bordo el Papa Francisco, el séquito y los periodistas, aterrizó en el Aeropuerto romano de Fiumicino antes de lo esperado, alrededor de las 4:16 de la tarde.

Se concluye así el 32º Viaje Apostólico que por cuarta vez – después de Corea (2014), Sri Lanka y Filipinas (2015) y Myanmar y Bangladesh (2017) – llevó al Pontífice a Asia, primero a Tailandia y luego a Japón, siguiendo los pasos de su amado predecesor, San Juan Pablo II. Las jornadas han sido intensas desde el pasado martes 19 de noviembre, días de encuentros, ceremonias, celebraciones y fuertes testimonios en tres líneas, el apoyo y aliento a la “pequeña grey” de católicos minoritarios de ambos países, el aliento al encuentro y al diálogo con otras religiones, la promoción de la paz y defensa de la vida en su conjunto, tema este último que tuvo sus momentos más emotivos en los encuentros con los supervivientes de las explosiones atómicas de Hiroshima y Nagasaki y del triple desastre que se produjo en 2011 en Fukushima.

Tailandia y Japón, países de raíces cristianas seculares que han mostrado al Papa la alegría de la fe y la voluntad de continuar en el camino misionero y evangelizador de los muchos mártires y testigos que han hecho su historia. Emblemáticos en este sentido fueron los lemas que acompañaron estos días de Viaje: “Discípulos de Cristo, discípulos misioneros” – lema de la etapa tailandesa – en memoria de los 350 años de la fundación del Vicariato Apostólico de Siam en 1669 y “Proteger toda vida”, lema de las etapas en Japón, donde quedan grabadas las fuertes palabras del Pontífice que definió que “el uso y la posesión de las armas nucleares es inmoral”.

Saludos del Papa en el viaje de regreso
Partiendo de Japón, el pensamiento del Pontífice en el primer telegrama de sobrevuelo fue para Su Majestad Imperial Naruhito, a quien renovó su profundo agradecimiento el mismo que extendió a toda la familia imperial y al pueblo japonés, por su cálida bienvenida y generosa hospitalidad y les aseguró todas sus oraciones e invocó abundantes bendiciones divinas sobre todos.

Saludos y bendiciones que el Papa extendió a los demás países sobrevolados y a las respectivas Autoridades de Rusia, Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa, Austria, Eslovenia, Croacia e Italia, deseando paz, prosperidad y alegría. En particular al Presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, Francisco reiteró que el viaje que acaba de concluir es una oportunidad para “alentar el compromiso de los creyentes en la construcción de un país acogedor y pacífico”, acompañando este pensamiento al deseo para el amado pueblo italiano de progreso espiritual, civil y social.

La oración en Santa María La Mayor
Como de costumbre, a su regreso de su Viaje a Tailandia y Japón y antes de regresar al Vaticano, el Papa se dirigió a la Basílica de Santa María La Mayor para rezar ante el icono mariano de la Salus populi romani. Así lo informó en un tweet la Oficina de Prensa del Vaticano. Es una oración silenciosa que el Pontífice hace antes y después de cada Viaje, renovando una tradición querida por los jesuitas y los pontífices.

¿Qué mundo quieres para los tuyos?

Una pregunta necesaria para los dirigentes de empresas, inversionistas y ejecutivos

El concepto de empresario (o empresa) “socialmente responsable” está de moda. Pero, ¿de qué se trata? Si el fin de la empresa es maximizar utilidades, como dice la ciencia económica.

Empresas mejorando a la sociedad

El asunto no es simple, en realidad se trata de lo que los dirigentes empresariales hacen no solamente respeto a la cultura, sino al medio humano (y al natural) además de ganar dinero. La verdad es que de alguna manera, los hombres de negocio buscan más cosas que ganar dinero, aunque sea prestigio social, influencia política, pero también bienestar para su personal, servicio al cliente, desarrollo de proveedores confiables y muchas cosas más buenas para la sociedad.

Hay muchos tipos de empresarios, desde los avaros obsesionados con su propia riqueza, hasta los más comprometidos socialmente, en lo personal y a través de sus empresas y de organizaciones empresariales. Afortunadamente cada vez hay más de estos últimos que de los primeros, ya que la economía moderna de muchas formas lo exige.

Sin embargo, falta mucho por hacer social y económicamente hablando en materia de negocios. Lo que pasa en principio, es que falta una visión más amplia de lo que la actividad productiva significa en la economía y en la sociedad en general.

Cuando una empresa, por medio de sus directivos se pregunta qué debe hacer para mejorar su actividad y ser socialmente responsable, normalmente se queda corta, por buenas que sean sus decisiones. Generalmente se refieren a sus productos y servicios, a la calidad, la mejora continua, la eficiencia que permite abatir costos y por tanto precios de venta. Igualmente se busca la mejora en las condiciones de trabajo, la capacitación y la remuneración del personal. Todo ello muy bueno.

Pero falta algo más. Cuando un empresario decide que debe hacer "cosas" para cumplir mejor una responsabilidad social, debe preguntarse algo, y este es el quid de la cuestión: ¿en qué mundo quiero vivir con mi familia, con mis amigos, con los miembros de mi comunidad? Y finalmente: dentro de mis posibilidades ¿Qué mundo quiero ayudar a crear o mejorar, en el más amplio sentido del término?

 Si deseo una comunidad en paz, para que mi familia viva ahora y en las generaciones de los hijos de mis hijos y así sucesivamente, debo hacer todo lo que pueda para lograrlo. Consideramos la paz comunitaria como una convivencia en que hay respeto a los valores fundamentales que la humanidad ha aceptado a través de los siglos, en donde las personas se respetan en su dignidad, en donde cada ser humano ve realizados sus derechos a la vida, a la familia, a la libertad, la educación, la salud, la vivienda, un modo honesto de ganarse la vida, realizando al mismo tiempo su desarrollo personal, y muchas cosas más, legítimamente deseables.

Para que tengamos esa paz comunitaria, la sociedad requiere de muchas cosas, entre ellas el desarrollo de lo que llamamos la cultura, incluyendo el arte en todas sus manifestaciones, los valores, las buenas costumbres, la educación en todo nivel y ámbito, las "buenas prácticas" en la toma de decisiones comunitarias, comenzando con la vida vecinal y terminando con la actividad política de partidos y de buen gobierno, en lo ejecutivo, lo legislativo y lo judicial.

Con una visión amplia de los asuntos fundamentales de nuestra comunidad, que requieren apoyo en dinero, tiempo y colaboración, la responsabilidad social de la empresa amplía mucho su horizonte. Principalmente se requiere dinero, dinero que es parte de los ingresos repartibles de la empresa. Esos fondos deben apoyar las organizaciones y causas que harán que nuestra comunidad se vaya pareciendo al mundo que idealizamos para nuestra familia y nuestro medio.

Hay un aspecto curioso en todo esto del dinero empresarial, de las utilidades repartibles. Mucha gente, incluyendo por supuesto hombres de negocio, no gustan de la administración pública, a la que ven como dispendiosa, ineficiente y hasta llena de ladrones. Así, deciden pagar los menores impuestos posibles. ¿Para qué? dicen, si se lo van a robar o a malgastar. Este es una base muy común para justificar internamente la evasión o la elusión fiscal.

Quienes así piensan y actúan, deben entonces reflexionar que, conforme a esa línea de pensamiento, la sociedad, ellos incluidos en primer lugar, deben usar parte de sus utilidades gravables en proyectos sociales, ¡que son deducibles de impuestos!

De hecho, existen muchas empresas a nivel internacional que lo prefieren. Gastan enormes sumas (de sus más enormes utilidades gravables) en apoyos sociales de todo tipo: salud, educación, vivienda y otras más.

Finalmente, lo que deben preguntarse los dirigentes de empresa, inversionistas y ejecutivos es lo que ya mencioné: ¿Qué mundo quiero para vivir con mi familia, con mi gente? ¿Qué comunidad debe ser la mía? ¿Qué clase de vida deseo? Y enseguida ¿Qué puedo aportar, en dinero y en mi propio tiempo para conseguirlo? ¿Qué debo promover en este sentido entre mis colegas empresarios e inversionistas?

 La respuesta a estas preguntas puede llevarnos a que las empresas, la nuestra y muchas otras, apoyen más no solamente la cultura, sino toda actividad que mejore nuestra sociedad, nuestra comunidad y el mundo de hoy y de mañana.

7 detalles sobre el significado de la Medalla Milagrosa

¿Qué indican los símbolos que aparecen en la Medalla y cuál es su mensaje espiritual?

La Virgen de la Medalla Milagrosa, cuya fiesta es el 27 de noviembre, le pidió a Santa Catalina Labouré que realizara una Medalla de acuerdo a lo que veía en el momento de la aparición. Así se hizo y  Dios obró muchos milagros. Pero, ¿qué indican los símbolos que aparecen en la Medalla y cuál es su mensaje espiritual?

1.Triunfo sobre Satanás

En el anverso de la Medalla Milagrosa aparece la Virgen sobre el mundo y aplastando con los pies la cabeza de la serpiente. Lo que indica que la Inmaculada tiene poder, en virtud de su gracia, para triunfar sobre Satanás.

2. Evoca el Apocalipsis

Las doce estrellas sobre la cabeza de María y el color de su vestuario muestran a la mujer vestida de sol del libro del Apocalipsis.

3. Rayos de gracias

Las manos extendidas con los rayos son señal de la misión que tiene la Virgen María como Madre y mediadora de las gracias, que derrama sobre el mundo y a quienes las pidan.

4. Signo de la Inmaculada

La famosa inscripción “Oh María” afirma la Inmaculada Concepción de la Virgen, manifestada a Santa Catalina en esta aparición del 27 de noviembre de 1830, mucho antes que se proclamara el dogma en 1854. Asimismo, indica la misión de intercesión de la Madre de Dios, a quien podemos recurrir con confianza.

5. La realeza de María

El globo, que representa a la tierra, se encuentra bajo los pies de la Virgen porque Ella es reina del cielo y de la tierra.

6. Madre del crucificado

Al reverso de la Medalla está la “M”, símbolo de María y de su espiritual maternidad. La cruz es el misterio de la redención y la barra que la sostiene es la letra del alfabeto griego “Yota” o “I”, que es monograma del nombre “Jesús”. Todo esto simboliza a la Madre de Cristo crucificado.

7. La Iglesia con los Sagrados Corazones

Las doce estrellas son símbolo de la Iglesia que Cristo funda sobre los Apóstoles. Mientras que los Sagrados Corazones de Jesús y María hacen referencia a la devoción que los cristianos debemos tener a ambos Corazones.

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