Síganme y los haré pescadores de hombres
- 30 Noviembre 2019
- 30 Noviembre 2019
- 30 Noviembre 2019
Andrés, Santo
Fiesta Litúrgica, 30 de Noviembre
Apóstol
Martrirologio Romano: Fiesta de san Andrés, apóstol, natural de Betsaida, hermano de Pedro y pescador como él. Fue el primero de los discípulos de Juan el Bautista a quien llamó el Señor Jesús junto al Jordán y que le siguió, trayendo consigo a su hermano. La tradición dice que, después de Pentecostés, predicó el Evangelio en la región de Acaya, en Grecia, y que fue crucificado en Patrás. La Iglesia de Constantinopla lo venera como muy insigne patrono.
Breve Biografía
Andrés era hermano de Simón Pedro y como él pescador en Cafarnaúm, a donde ambos habían llegado de su natal Betsaida. Como lo demuestran las profesiones que ejercían los doce apóstoles, Jesús dio la preferencia a los pescadores, aunque dentro del colegio apostólico están representados los agricultores con Santiago el Menor y su hermano Judas Tadeo, y los comerciantes con la presencia de Mateo. De los doce, el primero en ser sacado de las faenas de la pesca en el lago de Tiberíades para ser honrado con el titulo de “pescador de hombres” fue precisamente Andrés, junto con Juan.
Los dos primeros discípulos ya habían respondido al llamamiento del Bautista, cuya incisiva predicación los había sacado de su pacífica vida cotidiana para prepararse a la inminente venida del Mesías. Cuando el austero profeta se lo señaló, Andrés y Juan se acercaron a Jesús y con sencillez se limitaron a preguntarle: “Maestro, ¿dónde habitas?”, signo evidente de que en su corazón ya habían hecho su elección.
Andrés fue también el primero que reclutó nuevos discípulos para el Maestro: “Andrés encontró primero a su hermano Simón y le dijo: Hemos encontrado al Mesías. Y lo llevó a Jesús”. Por esto Andrés ocupa un puesto eminente en la lista de los apóstoles: los evangelistas Mateo y Lucas lo colocan en el segundo lugar después de Pedro.
Además del llamamiento, el Evangelio habla del Apóstol Andrés otras tres veces: en la multiplicación de los panes, cuando presenta al muchacho con unos panes y unos peces; cuando se hace intermediario de los forasteros que han ido a Jerusalén y desean ser presentados a Jesús; y cuando con su pregunta hace que Jesús profetice la destrucción de Jerusalén.
Después de la Ascensión la Escritura no habla más de él. Los muchos escritos apócrifos que tratan de colmar este silencio son demasiado fabulosos para que se les pueda creer. La única noticia probable es que Andrés anunció la buena noticia en regiones bárbaras como la Scitia, en la Rusia meridional, como refiere el historiador Eusebio. Tampoco se tienen noticias seguras respecto de su martirio que, según una Pasión apócrifa, fue por crucifixión, en una cruz griega.
Igual incertidumbre hay respecto de sus reliquias, trasladadas de Patrasso, probable lugar del martirio, a Constantinopla y después a Amalfi. La cabeza, llevada a Roma, fue restituida a Grecia por Pablo VI. Consta con certeza, por otra parte, la fecha de su fiesta, el 30 de noviembre, festejada ya por San Gregorio Nacianceno.
Santo Evangelio según san Mateo 4, 18-22. Sábado XXXIV del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, que pueda reconocer cuando Tú me hablas; te pido la gracia de tener la fortaleza para seguir tu camino.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 4, 18-22
Una vez que Jesús caminaba por la ribera del mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado después Pedro, y Andrés, los cuales estaban echando las redes al mar, porque eran pescadores. Jesús les dijo: "Síganme y los haré pescadores de hombres". Ellos inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Pasando más adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en la barca, remendando las redes, y los llamó también. Ellos, dejando enseguida la barca y a su padre, lo siguieron.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Jesús sale al encuentro de dos grupos de hermanos, Él primero los vio y después los llamó. La mirada de Jesús es algo especial porque Él sabía llegar al corazón, ya desde un inicio, y los preparaba para la llamada. La invitación que Cristo les propone es una nueva misión, algo que seguramente no habían escuchado antes, que puede ser interpretada como una vocación al sacerdocio o a la vida religiosa, o también a la vida laical, porque Cristo les dice que serán pescadores de hombres, o sea, seguirán haciendo lo que ya saben hacer, pero ahora será de un modo diverso. Así es como Jesús nos extiende la invitación a hacer nuestro trabajo, nuestras actividades en la escuela, en nuestras relaciones familiares, etc., de un nuevo modo, así como lo haría Jesús. Porque Cristo la mayoría de las veces no nos pide hacer grandes cosas sino hacer las cosas ordinarias extraordinarias.
Cristo sale al encuentro de personas que están reunidas, que en este caso es una unión de sangre, pero también puede ser por otros motivos.
Dios, en su plan providente, nos reúne con otras personas, nuestra familia, compañeros en la escuela o trabajo, por una razón, y es parte de nuestra misión descubrir el porqué.
La última cosa que nos dice el Evangelio es el seguir a Cristo porque su invitación y acción en nuestras vidas nunca es sólo estática, sino que nos impulsa a hacer algo por Él. El decirle sí a Cristo implica dejarse formar por Él para convertirse en lo que quiere que seamos.
«Jesús invitó a los hermanos Andrés y Pedro a abandonar las redes para convertirse en pescadores de hombres. La llamada de uno de ellos no está completa sin la de su hermano. Hoy queremos elevar, los unos junto a los otros, desde el corazón de este país, la oración del Padrenuestro. En ella está contenida nuestra identidad de hijos y, hoy de manera particular, de hermanos que rezan uno al lado del otro. La oración del Padrenuestro contiene la certeza de la promesa hecha por Jesús a sus discípulos: “No os dejaré huérfanos”, y nos brinda la confianza para recibir y acoger el don del hermano».
(Homilía de S.S. Francisco, 31 de mayo de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Preguntarle a Cristo qué es lo que quiere de mí.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
El Buen Pescador no luce exagerado ni impaciente, sino equilibrado y sereno.
Soy pescador, hijo de la Iglesia que me envía a atravesar los mares del mundo en busca de almas, como lo hicieron Pedro y tantos otros a través de los siglos. Orgullo del pescador, la misión recibida da una inigualable alegría que ilumina el espíritu cuando un hermano se enamora del Pescador de hombres, Jesús de Galilea.
Pero Señor, qué difícil es encontrar el equilibrio necesario para acercarse a tantas almas que requieren un trato distinto, sin que se pueda comparar a la una con la otra. ¿Qué decir a ese hombre religioso pero sin amor en su corazón? ¿Y que a aquella mujer que no te conoce ni siquiera por Tu Nombre? Sin embargo yo sé muy bien que hay reglas que debo respetar, si es que deseo no alejar a tus hijos de Tu Barca.
La regla básica es la de no espantar a nuestros hermanos, no asustarlas con una postura demasiado alejada de su entendimiento actual. Muchas veces nos presentamos como nosotros quisiéramos que ellos fueran, apasionados y convencidos de nuestro carácter de hijos de Dios. Sin embargo, si la brecha entre quienes encontramos en nuestro camino y nosotros aparece ante sus ojos como demasiado grande, hacemos imposible para ellos el siquiera pensar que se puede atravesar el foso que nos separa, y entonces se asustan y alejan.
Los santos, por siglos, han comprendido esto y tornaron sus vidas en puentes que los acercaron a las almas. Fueron flexibles, dúctiles, comprendieron a aquellos que no tenían en el alma ni el amor ni la comprensión que las cosas de Dios requieren. Por esto es que la regla básica de todo pescador de almas es la de no exagerar, ni lucir amenazador, ni demasiado lejano. Jesús mismo tenía un mensaje consistente en el contenido, pero totalmente distinto en la forma, dependiendo de si el público que lo escuchaba estaba formado en las cosas del pueblo de Israel, o si eran gentiles alejados de la religión.
La otra regla fundamental es la de la paciencia, paciencia que es entrega a Dios en la confianza de que El tenderá los puentes que unan las brechas, las falencias y las incomprensiones que encontremos en nuestro trajinar de pescadores. Muchas veces nos desesperamos porque las cosas no van tan rápido ni en la dirección que esperamos. Sin embargo, Jesús está siempre detrás de los suyos, y con Su Mano corrige y modela aquello que es fundamental a Su obra. Lo demás, lo deja seguir su propio rumbo, lo que muchas veces se torna en las cruces que El nos pone en el camino.
El buen pescador no luce exagerado ni impaciente, sino equilibrado y sereno. Se presenta de tal modo que las almas se sienten seguras de que Dios es a Quien debemos mirar en este mundo, alejándonos paso a paso de lo que no llena nuestro interior, de aquello que es simple ruido y confusión. Pero también, el buen pescador sabe cuando tiene que acelerar el ritmo y empujar a las almas a dar un paso hacia adelante, hacia la luz. Ese paso creará tensión y desaliento, pero pronto será comprendido por aquellos que están bien afirmados a la Mano del Salvador. Otros, para tristeza del pescador, se soltarán de la Barca y se alejarán nuevamente, a aguas peligrosas.
No es fácil ser pescador, porque si nos equivocamos, podemos alejar a muchas almas de tal modo que después resulte muy difícil volver a acercarlas. Es una responsabilidad muy grande que todos debemos ejercer, laicos o consagrados, porque para eso fuimos izados a la Barca de la Iglesia, para ser pescadores. Nuestra sonrisa es probablemente el arma más poderosa que Dios nos ha dado para realizar nuestra tarea, porque la alegría de estar a bordo es una de las señales que nos distinguen, ¡la alegría de ser hijos de Dios!
Hermanos, pesquemos en las aguas del mundo, las almas abundan y nos esperan. Seamos eficientes en tan grandiosa tarea que Dios nos ha encomendado, la más alta que El ha puesto en nuestra misión de vida. Cuando estemos frente al Señor, El nos preguntará por los actos de amor que dejamos como legado de nuestro paso por la vida. Y qué duda cabe de que el mayor acto de amor es el de poder mostrarle, orgullosos, a aquellos que hemos subido a bordo de la Barca de Pedro. Jesús sonreirá porque verá que hemos comprendido nuestro legado de pescadores, como El lo es, como la Iglesia lo es, como todos debemos serlo.
Traducir la fe para la humanidad de hoy
El Papa Francisco ha dirigido un discurso a los miembros de la Comisión Teológica Internacional.
La Comisión Teológica Internacional, fue instituida por San Pablo VI el 11 de abril de 1969 “como fruto del Concilio Vaticano II, para crear un nuevo puente entre la teología y el Magisterio”, afirma el Papa Francisco. La misión de la Comisión consiste en ayudar a la Santa Sede, y en particular a la Congregación para la Doctrina de la Fe, en el examen de las cuestiones doctrinales de mayor importancia y actualidad. La Comisión está compuesta por teólogos de diferentes escuelas y naciones, que destacan por ciencia y fidelidad al Magisterio de la Iglesia. Los miembros —cuyo número no supera los treinta— son nombrados por el Santo Padre por un período de cinco años, tras la propuesta del cardenal prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y después de consultar a las Conferencias Episcopales. A lo largo de su historia la Comisión ha publicado, con la aprobación de su presidente 29 documentos. Sinodalidad, libertad religiosa y sacramentalidad
En su discurso, el Papa Francisco subraya la publicación de dos textos de singular importancia: “El primero ofrece una clarificación teológica sobre la sinodalidad en la vida y misión de la Iglesia.”, y continúa el Papa: “Como saben, este tema está muy cerca de mi corazón: la sinodalidad es un estilo, es caminar juntos, y es lo que el Señor espera de la Iglesia en el tercer milenio”.
El Papa insistió: “La sinodalidad es un camino eclesial que tiene un alma que es el Espíritu Santo. Sin el Espíritu Santo no hay sinodalidad”.
El segundo texto “propone un discernimiento sobre las diferentes interpretaciones de la libertad religiosa hoy”, sobre lo que el Papa puntualiza: “El respeto sincero de la libertad religiosa, cultivada en un diálogo fructífero entre el Estado y las religiones, y entre las propias religiones, es más bien una gran contribución al bien de todos y a la paz”.
Otro tema sobre el cual también se ha reflexionado, afirma Francisco, es el de “la sacramentalidad como estructura constitutiva del encuentro entre Dios y el hombre, subrayando la necesidad de superar las diversas formas de disociación entre fe y vida sacramental”.
Los teólogos y la misión de la Iglesia
El Papa insiste en el rol de los teólogos: “son mediadores entre la fe y las culturas, y de este modo participan en la misión esencial de la Iglesia: la evangelización. Ustedes tienen la misión de generar el Evangelio: están llamados a sacarlo a la luz. De hecho, están escuchando lo que el Espíritu dice hoy a las Iglesias de las diversas culturas para sacar a la luz aspectos siempre nuevos del misterio inagotable de Cristo, en el que "se esconden todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento" (Col 2,3).
Francisco subrayó la importancia de la reflexión teológica, que tiene que ir a las cosas que “no son claras y arriesgadas en la discusión”, pero, por otro lado, “A la gente, siempre la comida sólida que alimenta la fe”.
La teología es la encarnación de la fe en la vida
Francisco insiste en que la teología “traduce la fe para el hombre de hoy, para que cada uno se sienta más cerca y se sienta abrazado por la Iglesia, tomado de la mano donde está, y acompañado para saborear la dulzura del kerigma y su novedad intemporal. La teología está llamada a esto: no es una disquisición pedagógica sobre la vida, sino la encarnación de la fe en la vida”.
Seguidamente en su discurso, el Papa invitó a no olvidar dos dimensiones del quehacer teológico: primera, “la vida espiritual (…) en la apertura al Espíritu Santo se puede comprender y traducir la Palabra y hacer la voluntad del Padre”. Segunda, “la vida eclesial” y afirmó: “La teología no se hace como individuos, sino en comunidad, al servicio de todos, para difundir el buen gusto del Evangelio a los hermanos y hermanas de nuestro tiempo, siempre con dulzura y respeto”ç
El Papa finalizó agradeciendo el trabajo que hacen y pidió sabiduría a la Virgen para que “continúen con alegría su misión”.
¡El domingo ya empieza el Adviento!
Cuatro domingos de Adviento tendrán que pasar para que ya, una vez más, estemos en Navidad...
Cuatro domingos de Adviento tendrán que pasar para que ya, una vez más, estemos en Navidad...
Mañana será el primero y el advenimiento que vamos a celebrar es la conmemoración de la llegada del Hijo de Dios a la Tierra.
Es tiempo de preparación puesto que siempre que esperamos recibir a una persona importante, nos preparamos.
La Iglesia nos invita a que introduzcamos en nuestro espíritu y en nuestro cotidiano vivir un nuevo aspecto disciplinario para aumentar el deseo ferviente de la venida del Mesías y que su llegada purifique e ilumine este mundo, caótico y deshumanizado, procurando el recogimiento y que sean más abundantes y profundos los tiempos de oración y el ofrecimiento de sacrificios, aunque sean cosas pequeñas y simples, preparando así los Caminos del Señor.
Caminos que llevamos en nuestro interior y que tenemos que luchar para que no se llenen de tinieblas, de ambición, de lujuria, de envidia, de soberbia y de tantas otras debilidades propias de nuestro corazón humano, sino que sean caminos de luz, senderos que nos conduzcan a la cima de la montaña, a la conquista de nuestro propio yo.
Hace unos días celebrábamos el día de Cristo Rey. Cristo es un Rey que no es de este mundo. El reino que El nos vino a enseñar pertenece a los pobres, a los pequeños y también a los pecadores arrepentidos, es decir, a los que lo acogen con corazón humilde y los declara bienaventurados porque de "ellos es el Reino de los Cielos".... y a lo "pequeños" es a quienes el Padre se ha dignado revelar las cosas ocultas a los sabios y a los ricos.
Es preciso entrar en ese Reino y para eso hay que hacerse discípulo de Cristo.
A nosotros no toca ser portadores del mensaje que Jesús vino a traer a la Tierra.
Cristo no vivió su vida para sí mismo, sino para nosotros desde su Encarnación. por "nosotros los hombres y por nuestra salvación hasta su muerte, por nuestros pecados" (1Co 15,3) y en su Resurrección "para nuestra justificación (Rm4,1) "estando siempre vivo para interceder en nuestro favor" (Hb 7,25). Con todo lo que vivió y sufrió por nosotros, de una vez por todas, permanece presente para siempre "ante el acatamiento de Dios en favor nuestro" (Hb 9,24).
Cuatro domingos faltan para que celebremos su llegada. Días y semanas para meditar, menos carreras, menos cansancio del bullicio y ajetreo de compras y compromisos, de banalidades y gastos superfluos... mejor preparar nuestro corazón y tratar de que los demás lo hagan también para el Gran Día del Nacimiento en la Tierra de Dios que se hace hombre.
PREPARÉMOSNOS CON ILUSIÓN Y CON FE.
¡Tú no puedes demostrar la existencia de Dios!
Respuesta a crítica de un creyente fundamentalista
El día 23 de agosto de 2015 concedí una entrevista en Guadalajara (España) a los apologistas Jesús Rodríguez y Yasmin Oré del canal “Convertidos Católicos” sobre cómo responder a los ateos. El video completo de la entrevista lo podrán ver al final de este artículo.
Pues bien, habiendo estado también disponible en el canal de YouTube de ellos, un comentarista, creyente, curiosamente, realizó una crítica respecto de mi exposición y enfoque en la entrevista. A continuación, el comentario crítico: “La existencia de Dios no se demuestra con pensamiento humano, todo depende de si la persona cree o no. Por reflexión humana lo único que se logra es generar más preguntas y problemas existenciales. Además, en la Biblia no se habla de Santo Tomás de Aquino. No sé por qué Dante trae a colación su enseñanza si Dios no habla de él en la Biblia. Para eso están los profetas y los personajes de la Escritura que cuando uno lee se va convenciendo. Dante, tú no puedes demostrar la existencia de Dios mediante cuestiones de filosofía, se demuestra la existencia de Dios con el cumplimiento de los 10 mandamientos”.
No es mi costumbre responder directamente por medios web a críticos particulares (de hecho, tengo la regla de no hacerlo), pero hice una excepción en ese contexto, no porque el comentario sea pertinente (en realidad resulta bastante impertinente, como pasaré a mostrar) sino por deferencia a Jesús y Yasmin, un extraordinario matrimonio católico que con su fe y amor son verdadera “luz del mundo” (cfr. Mateo 5:14-16) por medio de su apostolado. En todo caso, creo que la respuesta que di puede ayudar a muchas personas a comprender mejor el correcto contexto de la apologética (defensa de la fe por medio de la razón).
A continuación, mi respuesta punto por punto (respecto de la cual en su momento hice la anotación de que sería mi única intervención ya que no entraría al juego de “réplicas y dúplicas” si es que se diere por el simple hecho de que, como ya he anotado, no debato por Internet con comentaristas particulares):
1) “La existencia de Dios no se demuestra con pensamiento humano, todo depende de si la persona cree o no”: Empezamos mal. El comentarista pretende ampararse en la Biblia ¡pero comienza su crítica contradiciendo una clara enseñanza bíblica! En efecto, es una verdad bíblica que el hombre, desde su sola razón natural, puede llegar al conocimiento básico de la existencia de Dios. ¿Qué dónde dice eso? Simple, lo dice el apóstol Pablo en su Carta a los Romanos: “Lo que se puede conocer de Dios, ellos lo conocen muy bien, porque Él mismo se los ha mostrado; pues lo invisible de Dios se puede llegar a conocer si se reflexiona sobre las cosas visibles que Él ha hecho” (Romanos 1:19-20). Aquí es muy importante entender, visto el contexto del pasaje, que Pablo no está hablando de los judíos que han recibido la revelación directa y específica de Dios por medio de la ley de Moisés, sino de los paganos que no han recibido ello sino solo la revelación indirecta y general de la creación. Lo que está diciendo Pablo es que basta con que estos paganos reflexionen, es decir piensen, sobre la creación (“las cosas visibles”) para que puedan inferir la existencia del Creador (“invisible”). Justamente porque todo hombre puede al menos conocer la existencia de Dios por la razón natural es que Pablo dice que los que lo rechazan “no tienen excusa” (Romanos 1:20).
De ahí que Pablo no crea que el problema es que sea imposible conocer la existencia de Dios por medio del pensamiento humano sino que los paganos “aunque han conocido a Dios, no lo han honrado como a Dios ni le han dado gracias” (Romanos 1:21). O sea, el rechazo a Dios no es tanto un problema de la razón sino del corazón. Ya luego, el corazón que rechaza a Dios afectará a la razón y por eso el apóstol continúa el versículo diciendo que esos paganos “han terminado pensando puras tonterías, y su necia mente se ha quedado a oscuras” (Romanos 1:21). Pero el punto es que de partida todos ellos tenían la perfecta posibilidad de reconocer a Dios por medio de la razón. Por tanto, es claro que el comentarista cae en una falacia de falso dilema: opone “pensar” a “creer” cuando lo que nos enseña aquí la Biblia es que el pensamiento (“reflexión sobre las cosas visibles”) puede llevarnos a la fe (“creer en el Dios invisible”), de modo que son aspectos complementarios antes que contradictorios.
2) “Por reflexión humana lo único que se logra es generar más preguntas y problemas existenciales”: Lamento informarle al comentarista que, quiéralo o no, los seres humanos somos seres racionales (y le recomendaría no molestarse mucho con eso porque quien nos hizo seres racionales ¡fue Dios mismo!). ¿Quiere ver seres que no se hagan ningún tipo de preguntas existenciales? ¡Pues fíjese en las piedras o los animales! El que los seres humanos podamos formularnos preguntas existenciales no es una “maldición”, como pareciera pensar el comentarista; más bien se trata de un don que nos ha dado Dios precisamente para buscarlo. Jesús dijo claramente: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Juan 14:6). Si el hombre se formula preguntas existenciales eso está muy bien ¡porque la respuesta es Cristo! Si el hombre no se formulara nunca esas preguntas y solo viviera como un animal, no tendría esa “sed de Dios” que en última instancia, por gracia, lo conduce… a Dios. El comentarista puede hallarse ofuscado al ver tantos sistemas filosóficos anticristianos como el marxismo, el liberalismo, el ateísmo, el positivismo, etc. Pero la solución que debemos dar los cristianos a eso no es decirles a los filósofos de esas corrientes: “Oigan, tiren sus cerebros a la basura y dejen de hacerse preguntas existenciales”. No. La solución cristiana es mostrarles que Cristo es la respuesta correcta a todas sus preguntas.
Un gran ejemplo de esto es C. S. Lewis, profesor de la Universidad de Oxford y extraordinario escritor cristiano pero que comenzó siendo ateo. ¿Y cómo fue que dejó de ser ateo? Simple: reflexionó profundamente sobre las preguntas existenciales que tenía ¡y al final tuvo que aceptar que Dios era la única respuesta coherente a todas esas preguntas!(1). Así que dejemos esa actitud de pretender prohibir o censurar el que la gente pueda hacerse preguntas existenciales, ¡más bien hay que aprovechar ello para mostrar a Cristo! Él mismo ha dicho “Yo soy la Luz del mundo” (Juan 8:12). ¡Dejemos que ilumine nuestros pensamientos entonces! (no parece muy atractiva ni razonable la “solución” de tirar nuestro cerebro a la basura).
3) “En la Biblia no se habla de Santo Tomás de Aquino. No sé por qué Dante trae a colación su enseñanza si Dios no habla de él en la Biblia. Para eso están los profetas y los personajes de la Escritura”: Una clara falacia de premisa falsa o indemostrada. Esta crítica presupone que absolutamente todo lo que se puede citar en un diálogo con un ateo tiene que estar en la Biblia. Pero, ¿dónde está el versículo bíblico que explícitamente diga que absolutamente todo lo que se puede citar en un diálogo con un ateo debe estar en la Biblia? No existe. Así que esa idea se refuta a sí misma. De otro lado, al parecer el comentarista me increpa el que cite a Santo Tomás de Aquino (filósofo católico del siglo XIII) y no solo a profetas y personajes de la Biblia.
Si es así, ¡pues que comience increpándole al apóstol Pablo! Hubo una ocasión en que Pablo tenía que predicar el mensaje cristiano en el Areópago de Atenas. Y el auditorio ante el que estaba no era cualquiera: se trataba del centro cultural de los griegos donde se encontraban varios filósofos, inclusive epicúreos y estoicos como explícitamente nos dice Hechos 17:18. ¿Y qué hizo Pablo en ese momento?, ¿se ciñó a los parámetros del comentarista, limitándose a citar única y exclusivamente a profetas y personajes del Antiguo Testamento (que era la “Biblia” de su tiempo)? De ningún modo. Pablo explícitamente citó a pensadores griegos: “Porque en Dios vivimos, nos movemos y existimos; como también algunos de los poetas de ustedes dijeron: ´Somos descendientes de Dios´” (Hechos 17:28). ¡Pero esos poetas (pensadores) griegos no son personajes bíblicos! Luego, tenemos un claro ejemplo bíblico de que es errada la idea de que única y exclusivamente podemos citar a personajes bíblicos. Pablo introdujo citas de pensadores griegos en su discurso y si bien, como sucede siempre y como pasó hasta con el mismo Jesús, hubo varios que no le creyeron… también hubo quienes sí se convirtieron, ¡incluido un relevante miembro de este centro cultural y político! ¿Qué de dónde saco eso? Pues de Hechos 17:34: “Pero algunos lo siguieron y creyeron. Entre ellos estaba Dionisio, que era uno de los miembros del Areópago”. Así que si puedo ayudar aunque fuere a una sola conversión introduciendo citas de Santo Tomás de Aquino u otro filósofo teísta, lo seguiré haciendo. Mi prioridad es ayudar a las almas, no ceñirme a los prejuicios del comentarista. He visto que comenzando con el lenguaje filosófico se puede abrir la mente de muchas personas hacia el mensaje del Evangelio, así que me sirvo de eso así como en su tiempo hicieron Santo Tomás de Aquino y San Agustín. Al ascender al cielo Jesús dijo que quería que su mensaje llegara a “todas las naciones” por “todos los días hasta el fin del mundo” (cfr. Mateo 28:19-20). En ese contexto no solo es perfectamente factible sino necesario que Jesús suscite santos y pensadores para su Iglesia más allá de la época de los apóstoles, de forma que conocerlos y citarlos no es de ningún modo “pecado” (que es prácticamente lo que pareciera pensar el comentarista).
4) “Dante, tú no puedes demostrar la existencia de Dios mediante cuestiones de filosofía, se demuestra la existencia de Dios con el cumplimiento de los 10 mandamientos”: Si yo salto en frente de alguien y esta persona me dice “Dante, tú no puedes saltar”, ¡lo mínimo que tiene que hacer es demostrar que no he saltado! El comentarista dice que no puedo demostrar la existencia de Dios mediante cuestiones de filosofía. Si va a afirmar eso ¡lo mínimo que tiene que hacer es refutar punto por punto las demostraciones que he desarrollado! Pero no ha hecho nada de eso. Simplemente se basa en la idea de que demostrar la existencia de Dios por el razonamiento es algo antibíblico ¡pero ya demostramos que es más bien esa idea la que es antibíblica pues Pablo dice que todos los hombres pueden inferir la existencia del Dios invisible a partir de la reflexión sobre las cosas visibles! No sé si el comentarista estará informado pero la filosofía es primariamente ¡una reflexión sobre las cosas! Y no solo eso: las demostraciones que he dado de la existencia de Dios con base en las cinco vías de Santo Tomás de Aquino siguen precisamente el método recomendado por el apóstol Pablo. En efecto: se parte de ciertos aspectos de la creación visible (movimiento, causalidad, contingencia, grados de perfección, orden) y por reflexión filosófica se llega a la existencia del Creador invisible. Pero nuevamente el comentarista cae en una falacia de falso dilema y pone esto como si fuera excluido por los 10 mandamientos. Nada más errado. Uno puede mostrar a Dios tanto por su palabra como por sus obras: lo uno no quita lo otro. Es más, miren lo que dice el primer mandamiento: “Amarás al Señor con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” (Mateo 22:37). Así que el punto no es descartar nuestra mente y racionalidad, sino ponerlas al servicio del Señor. Dice el apóstol Pablo: “Todo pensamiento humano lo sometemos a Cristo para que lo sirva a Él” (2 Corintios 10:5). ¡Que se lea bien por favor! Pablo no dice “Prohibimos todo pensamiento humano…”. No nos dice que dejemos de pensar, nos dice que pongamos nuestro pensamiento al servicio de Cristo, tal como hizo Santo Tomás de Aquino y tal como busco hacer yo (con todas mis limitaciones e imperfecciones, claro está). Prefiero tener un pensamiento para que pueda servir a Cristo. Si el comentarista prefiere dejar de tener cerebro y racionalidad ya es problema de él… pero se pierde la oportunidad de servir a Cristo con la sana filosofía. Parece que él parte del prejuicio de que toda filosofía es enferma por el solo hecho de ser filosofía, pero Pablo nos muestra que es posible una recta filosofía en servicio a Cristo.
En suma, no he sido yo quien ha respondido a este comentarista supuestamente “bíblico”: ¡han sido Pablo y la Biblia quienes le han respondido!
Referencias:
1. La historia completa de su conversión puede verse en su autobiografía: C. S. Lewis, Sorprendido por la Alegría, Ed. Rayo, New York, 2006.
¿Sabías que la mula y el buey en el pesebre nos dejan 5 grandes enseñanzas?
El pesebre contiene muchos elementos, entre ellos, María y José, los pastores, los reyes magos, la estrella. Ahora nos vamos a concentrar en la mula y el buey: ¿es correcto colocarlos en el pesebre? ¿De dónde viene eso de colocarlos en el pesebre si no se mencionan en ningún evangelio? ¿Cuál es su fundamento bíblico? ¿Qué nos enseñan? A continuación queremos responder a ello.
El Papa Benedicto, en su libro “Infancia de Jesús” lo dice magistralmente: “A los ojos de la fe, la mula y el buey revelan el cumplimiento de las profecías en Cristo, porque son una alusión a una frase del profeta Isaías:
“El buey conoce a su señor
y el asno, el pesebre de su dueño;
¡pero Israel no conoce,
mi pueblo no entiende!”.
(Is 1,3)
Estos dos animales que hasta parece están por accidente, nos dejan 5 grandes enseñanzas:
1. En Cristo, se ha cumplido el plan de Dios para el ser humano. Los milagros, patriarcas, profetas, jueces, sabios y reyes del Antiguo Testamento miraban hacia él. Los dos animales, sin saber hablar, explican, humildemente, por qué este año es el 2017 después de Cristo y no el año 2766 ab urbe condita, desde la fundación de Roma. La historia del hombre no es una línea infinita, con un principio oscuro y sin fin, sino que tiene su eje en el nacimiento de Jesucristo. Desde entonces, ya nada será nunca igual. Nuestra esperanza no está puesta en el progreso, en la ciencia, en los poderosos de este mundo, en el dinero, en la ecología ni en la buena voluntad de los hombres, sino en el amor gratuito de Dios hecho carne.
2. Estos dos animales ponen tu mundo cabeza abajo. Tú crees que eres el centro del universo. Lo demuestras cada día viviendo para ti mismo, poniendo a todos y a todo a tu servicio, buscando que todos te sirvan, que te consideren, que te den gloria. Pero la mula y el buey, tozudos como todas las mulas y todos los bueyes, te dicen que el centro del mundo no eres tú, sino ese Niño que está entre ellos.No importa cuántas veces vuelvas a intentar ser el centro de tu mundo: ellos siempre estarán allí recordándote que estás equivocado. “Te manifestarás en medio de dos animales”, anunció el profeta Habacuc (Hab 3,2), y así se cumple hoy en ti: el sentido de la vida se te manifiesta entre dos animales, el Señor de tu historia entre una mula y un buey.
3. Que no te engañe el aspecto apacible del belén de tu casa o de tu parroquia. La palabra profética hecha figurilla de barro en la mula y el buey es terrible. Porque es terrible el contraste que señala Isaías entre el pueblo de Dios, que no reconoce su venida, y la mula y el buey, que, a pesar de ser solamente animales, conocen a su señor y reconocen el pesebre de su dueño.Como toda palabra profética, se refiere a ti y a tu vida. Tú eres parte del nuevo pueblo de Dios: ¿Reconoces su venida? ¿Estos días navideños están centrados para ti en Jesucristo o vuelan por las preocupaciones de regalos, cenas, uvas y fiestas? Si vives esta Navidad como la vive un pagano, hasta la mula y el buey se levantarán contra ti para acusarte, porque ellos reconocen el pesebre de su Señor y tú eres incapaz de hacerlo.
4.Los dos animales son también, como te diría San Francisco de Asís, una palabra de pobreza para ti. ¿Cuál es su misión en el nacimiento de Cristo? Calentar un poco aquel pesebre con su aliento y el calor de su cuerpo. Algo que está al alcance de hasta el más pobre de los pobres. ¿Qué te pide a ti Cristo hoy? ¿Grandes cosas? Eres incapaz de hacer grandes cosas. ¿Riquezas que cambien el mundo? Apenas llegas a fin de mes. ¿Sabiduría y erudición? A menudo, de tu boca salen más bien rebuznos o mugidos. Entonces, ¿qué quiere Dios de ti? Lo que quiere, en primer lugar y ante todo, es que te dejes querer por ese Niño y aprendas así a amarle a Él. Alégrate de formar parte de su familia, que es la Iglesia. Dios no quiere quitarte nada, te quiere a ti. Disfruta, pues, de “la generosidad de Jesucristo, que siendo rico se hizo pobre, para enriquecernos con su riqueza” (2Co 8,9). Ya habrá tiempo, si Dios quiere, para que hagas grandes cosas.
5. Finalmente, como en una meditación ignaciana, la mula y el buey te muestran el camino de la contemplación. Desde que se puso el belén, los dos animales no hacen otra cosa que mirar al Niño, junto con María y José. Para eso es el nacimiento: para que mires al Niño, para que pases tiempo y tiempo contemplando a Dios hecho carne por ti, para que le digas mil palabras de cariño, para que estés ahí, junto a él. Leí una vez que San Josemaría compró una imagen de Niño Jesús de tamaño natural, para que, en Navidad, sus sacerdotes se la fueran pasando y tuvieran al niño en brazos durante unos momentos, contemplándolo, diciéndole cosas y simplemente queriéndolo. La mula y el buey no tienen nada mejor que hacer estos días. Y tú tampoco.
Que cada elemento del pesebre nos ayude a tener a Cristo como el centro de nuestra vida, así como la mula y el buey no dejan de contemplarlo, de darle calor, de estarle cercano.