El Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada
- 01 Diciembre 2019
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Eloy, Santo
Obispo, 1 de diciembre
Martirologio Romano: En Noyon, de Neustria, san Eloy, obispo, que siendo orfebre y consejero del rey Dagoberto, edificó monasterios y construyó monumentos a los santos con gran arte y elegancia, y más tarde fue elevado a las sedes de Noyon y Tournai, donde se dedicó con gran celo al trabajo apostólico († 660) .
Breve Biografía
El hijo de Euquerio y de Terrigia parece que desde el comienzo de su existencia estuvo bajo el signo de la predilección divina. Así lo asegura la leyenda de su vida. Despierto de inteligencia y hábil en el empleo de sus manos. Aprendiz de platero de los de antes, es decir, de los que tienen que martillear el metal para sacarle de las entrañas la figura que el artista tiene en su mente. Tanta destreza adquirió que el rey Clotario II, su hijo Dagoberto luego y su nieto Clovis II después, lo tuvieron como propio en la corte para los trabajos que en metales preciosos naturalmente necesitan los de sangre azul que viven en palacios y tienen que solventar compromisos sociales, políticos y hasta militares con sus iguales.
Pero lo que llamó poderosamente la atención de estos principales del país galo no fue sólo su arte. Eso fue el punto de arranque. Luego fue el descubrimiento de su entera personalidad profundamente honrada.
Un hombre cabal. De espíritu recto. Cristiano más de obras que de nombre. Piadoso en su soledad y coherente en la vida. Prudente en las palabras y ponderado en los juicios. Un sujeto poco frecuente en sus tiempos atiborrados de violencia.
El rey Dagoberto, considerando los pros y contras, pensó que era el hombre ideal para solucionar el antiguo contencioso que tenía con el vecino conde de Bretaña, lo envió como legado y acertó en la elección por el resultado favorable que obtuvo. No es extraño que Eloy o Eligio pasara a ser solicitado como consejero de la Corona.
Aparte de sus sinceros rezos privados y del reconocimiento de su indignidad ante Dios —cosa que le dignificaban como hombre—, supo compartir con los necesitados los dineros que recibía por su trabajo. Patrocinó la abadía de Solignac, a sus expensas nacieron otros en el Lemosin y, en París, la iglesia de San Pablo.
No es sorprendente que al morir el obispo de Noyon y de Tournay, el pueblo tuviera sensibilidad para desear el desempeño de esa misión a Eloy y, menos sorprendente aún, que el rey Clovis pusiera toda su influencia al servicio de esa causa. Casi hubo que forzarle a aceptar. Ordenado sacerdote y a continuación consagrado obispo, se dedicó a su misión pastoral con el mejor de los empeños en los diecinueve años que aún el Señor le concedió de vida. Fueron frecuentes las visitas pastorales, se mostró diligente en el trato con los sacerdotes, se tiene por ejemplar su disciplina de gobierno y esforzado en la superación de las dificultades para extender el Evangelio allí donde rebrotaba la idolatría pagana o echaban raíces los vicios de los creyentes. Hasta estuvo presente en el concilio de Chalons-sur-Seine, del 644.
Este artífice de los metales nobles y de las gemas preciosas que no se dejó atrapar por la idolatría a las cosas perecederas ha sido adoptado como patrono de los orfebres, plateros, joyeros, metalúrgicos y herradores. Ojalá los que asiduamente tienen entre sus manos las joyas que tanto ambicionan los hombres sepan sentirse atraídos por los bienes que no perecen.
Santo Evangelio según san Mateo 24, 37-44. Domingo I de Adviento
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Que esté atento, Señor, a lo que Tú me quieres pedir.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 24, 37-44
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Así como sucedió en tiempos de Noé, así también sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Antes del diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca. Y cuando menos lo esperaban, sobrevino el diluvio y se llevó a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Entonces, de dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro será dejado; de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será tomada y la otra dejada.
Velen, pues, y estén preparados, porque no saben qué día va a venir su Señor. Tengan por cierto que si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. También ustedes estén preparados, porque a la hora que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En toda salida de vacaciones, planeamos el recorrido, qué vamos a llevar, cuáles son las cosas que necesitaremos en el lugar al que vamos... o si es una fiesta pensamos en el mejor vestido, si es de día o de noche, si lloverá... pero a veces olvidamos qué es lo que vamos a llevar de regalo al festejado, qué le podría gustar más o, en el caso del viaje, quiénes vamos a estar, si a todos los que hacemos el viaje nos gustará...
Lo mismo nos puede pasar en el Adviento. Queremos llevar el propósito de no comer tanto, de no tomar tanto refresco o dulces, de obedecer diligentemente, llegar a tiempo a casa, responder los mensajes que nos mandan... pero quizá Jesús no quiere esos regalos. O podemos pasar muy bien el Adviento, si nos preguntamos qué es lo que Jesús quería de nosotros y nos damos tiempo en la oración para conocer su voluntad y nos esforzamos por vivir con perfección nuestros propósitos confiando en que recibiremos la gracia necesaria.
Jesús nos pide que estemos preparados, como el padre de familia que cuida su casa, y que ayudemos a nuestro hermano a entrar en este misterio tan importante del Adviento, de modo que lleguemos todos juntos a Belén y presentemos el mejor obsequio al niño Jesús: nuestra disponibilidad para crecer en el amor a Dios y a los demás.
«Jesús, en definitiva, prepara para nosotros y nos pide que también nosotros preparemos. ¿Qué prepara Jesús para nosotros? Prepara un lugar y un alimento. Un lugar mucho más digno que la «habitación grande acondicionada» del Evangelio. Es nuestra casa aquí abajo, amplia y espaciosa, la Iglesia, donde hay y debe haber un lugar para todos. Pero nos ha reservado también un lugar arriba, en el paraíso, para estar con él y entre nosotros para siempre. Además del lugar nos prepara un alimento, un pan que es él mismo: “Tomad, esto es mi cuerpo”. Estos dos dones, el lugar y el alimento, son lo que nos sirve para vivir. Son la comida y el alojamiento definitivos. Ambos se nos dan en la Eucaristía. Alimento y lugar».
(Homilía de S.S. Francisco, 3 de junio de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Escuchar al Señor, preguntarle qué regalo me pide este Adviento e invitar a algún amigo a compartir este regalo.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
El miedo a la muerte ¿La mejor forma de estar preparados?
El paso de esta vida al más allá nos plantea siempre interrogantes y, aún con el don de la fe, el instinto de supervivencia nos tira.
Dice Dios: La vida eterna consiste esencialmente en poseer lo que desea la voluntad. Y que ella se sacia en verme y conocerme a mí. Gustan ya en esta vida las primicias de la vida eterna, gustando esto mismo que yo te he dicho que los sacia. ¿Cómo tienen esta garantía de la felicidad futura en la vida presente? La tienen en mi Bondad, que ven en sí mismos; la tienen en el conocimiento de mi Verdad. La pupila de la fe les hace discernir, conocer y seguir el camino y la doctrina de mi Verdad, Jesucristo, Verbo encarnado. Sin la pupila de la fe ningún alma podría ver, tal como estaría ciego el hombre cuyas pupilas estuviesen cubiertas por cataratas. La fe es la pupila de los ojos del alma» (Santa Catalina de Siena, El Diálogo, Cap. III, art. 2).
***
Todos tememos que morir. El paso de esta vida al más allá nos plantea siempre interrogantes y, aún con el don de la fe, el instinto de supervivencia nos tira. Además, la gran mayoría de nosotros ama esta tierra que tanto nos ha dado y en donde tanto hemos disfrutado, incluso en medio de los dolores que hemos pasado. Pero no obstante, es inevitable que, tarde o temprano, todos dejaremos de existir y pasaremos a «la otra orilla», la de la eternidad. La incógnita, pues, no radica en el llegar, sino en el cómo llegar y estar preparados para cuando llegue el momento.
Santa Catalina de Siena parece darnos la clave para ello cuando Dios, a través de ella, nos invita en su escrito a gozar, ya desde ahora, de lo que será el cielo; a apreciar el lenguaje de Dios ya en esta tierra.
Recuerdo que, siendo niño, mis padres nos compraron una vez un libro particular. Se trataba de imágenes que, si uno se quedaba viendo fijamente durante un rato, descubría, en tercera dimensión, una figura escondida detrás. Técnicamente se llaman autoestereogramas. Un ejemplo es la foto de este artículo:
Y he pensado que algo así nos debe suceder cuando vemos con la fe. Vivimos aquí en la tierra como en un «mundo de autoestereogramas», en donde Dios nos habla continuamente, pero en el que tenemos que fijarnos con detenimiento, acostumbrarnos a las cosas de Dios para así poder escucharle y descubrirle con más facilidad.
Pero, ¿cómo lograr esta visión de fe, esta «pupila» de la que habla Santa Catalina? La respuesta, según mi parecer, es clara: con la asiduidad. Y me explico. Si a mí me gusta un cierto tipo de música –pongamos, por ejemplo, la música clásica– cuanto más la escucho más la voy entendiendo: llego a diferenciar el estilo de Mozart del de Bach, admiro las composiciones para violín de Vivaldi o las melancólicas sonatas de Chopin. Pero si a mí lo que me gusta es el Gangnam Style, Maroon 5 o Shakira y no tengo idea de qué es una obertura, un soneto o una sinfonía, ¿cómo llegaré a apreciar la música clásica?
De igual manera, si yo no entro en contacto con Dios de modo asiduo, es evidente que no voy a entenderle ni a escucharle. Más aún: todo lo que tenga un sabor a Dios me sabrá extraño o, Él no lo quiera, incluso amargo. Y tal vez por eso la misa me resulte aburrida o no encuentre un sentido a orar de vez en cuando: no estoy acostumbrado a descubrir a Dios, no tengo «la pupila de la fe».
Y última consideración. Cuando uno logra adquirir ese gusto por la fe, uno es capaz de ver todo bajo esta óptica, incluso lo más superfluo. Y aunque se prefiera mil veces las cosas de Dios, uno aprende a ver el cielo en las cosas de la tierra; y a disfrutarlas en su justa medida. Como quien, incluso sabiendo lo que es la música clásica, también disfruta con una buena canción de pop, rock o hip hop... ¡Que sí se puede!
¿Cómo prepararnos mejor a la eternidad? Estas líneas intentan dar una respuesta a este interrogante. Acostumbremos nuestro corazón a Dios y sus cosas. «La vida eterna consiste esencialmente en poseer lo que desea la voluntad», empieza el texto de la Santa de Siena. Y es en la oración principalmente en donde vamos moviendo nuestra voluntad hacia Dios: «cuando el alma fija su mirada en el Creador y considera tanta bondad infinita como en Él encuentra, no puede menos de amar... E inmediatamente ama lo que Él ama, y odia lo que Él odia, ya que por amor ha sido hecho otro Él» (Santa Catalina de Siena, Carta 72). La oración nos identifica con el Corazón de Cristo, con su querer, con su amor. Y entonces podremos decir que, llegue cuando nos llegue la muerte, la veremos con entusiasmo... ¡incluso en medio del miedo natural que podamos sentir!
El Papa: Yo puedo debe convertirse en nosotros podemos, juntos
El Aula Pablo VI se vistió de fiesta esta mañana con la presencia de miles de chicos y jóvenes que se reunieron con el Santo Padre
Alrededor de mediodía del último sábado de noviembre, el Santo Padre Francisco recibió en audiencia en el Aula Pablo VI a los participantes en el Encuentro mundial "Yo puedo", un proyecto promovido por la Federación de Institutos de Actividades Educativas (FIDAE) e inspirado en la Encíclica del Papa Laudato si', que concluye este 30 de noviembre en Roma tras haberse inaugurado el día 26.
Belleza en acción
En su Discurso, el Santo Padre saludó a los queridos niños y niñas, junto a sus maestros y padres y les dio las gracias por esta visita al final de su encuentro mundial. Además, Francisco agradeció de modo especial a la Presidenta de FIDAE por sus palabras introductorias. Y les dijo a todos que “le gusta ver en su trabajo diario la belleza en acción”.
“ Belleza formada por el compartir de tantos pequeños gestos ”
Al recordar el arte del mosaico, en el que tantas teselas se integran para formar una imagen más grande, Francisco también les dijo que “vistos de cerca, esas piedrecitas parece que no tuvieran sentido, pero juntas crean una visión asombrosa”. Y destacó que en la tradición judía y cristiana, “la belleza y la bondad están unidas, son inseparables”.
La creación nos sorprende por su esplendor y variedad
Con el libro del Génesis y su relato de la creación, el Papa recordó que se lee: "Dios vio que era bueno y para el hombre y la mujer: "Dios vio cuanto había hecho, y todo era muy bueno". De ahí su reflexión sobre el término "bueno" que – tal como explicó – “en hebreo tiene un valor muy amplio y puede traducirse no sólo como bueno sino también como armonioso. Es una armonía polifónica, formada por la belleza, la bondad y el compartir. La creación nos sorprende por su esplendor y variedad y, al mismo tiempo, nos vuelve a poner con los pies en la tierra, haciéndonos comprender cuál es nuestro papel en el mundo frente a tanta grandeza”.
“ Cuando miramos con asombro y admiración el cielo y las estrellas, o ante el murmullo de un arroyo con sus aguas cristalinas, nuestra mente se siente llevada a contemplar al autor de tal belleza, un tesoro dado a la humanidad, que a su vez debe cultivarlo y custodiarlo ”
Por esta razón les dijo que en la Sagrada Escritura “hay una relación muy estrecha entre bello y bueno, entre belleza y bondad entendida como servicio a los demás”. Y así como “Dios puso a disposición de los seres humanos la obra de su creación – prosiguió – así los mismos seres humanos encuentran su plena realización dando vida a una ‘belleza compartida’. Nos encontramos ante una ‘llave’ del universo, de la que también depende su supervivencia: esta llave es el plan de la alianza de Dios”.
“ Se trata de reconocer la intención que está escrita en la belleza de la creación, es decir, el deseo del Creador de comunicar, de ofrecer un mensaje maravilloso a quienes pueden interpretarlo, es decir, a nosotros los seres humanos ”
Francisco también les dijo que no hay que hacerse “la ilusión de que podemos" sustituir una belleza irreemplazable e irrecuperable, por otra creada por nosotros... Si bien, prosiguió, “a veces también nosotros, sin darnos cuenta, caemos en esta tentación, cuando nuestro ‘yo’ se convierte en el centro de todo y de todos. En cambio, queridos amigos, este proyecto suyo, inspirado en la Encíclica Laudato si', dice con razón que no podemos ser nosotros mismos sin el otro y sin los otros. No debemos dejarnos engañar y caer en la trampa de la exclusividad”.
“Ustedes han entendido que ‘Yo puedo’ debe convertirse en ‘nosotros podemos juntos’. ¡Juntos es más bello y más eficaz! Yo puedo, nosotros podemos, juntos ”
Con los profesores
Naturalmente, continuó el Papa, juntos con los profesores, a quienes saludó y agradeció por acompañar este proyecto con su precioso trabajo. De modo que, dijo: “Juntos nos preparamos para el Pacto Mundial sobre la Educación y para el evento que tendrá lugar en Roma el 14 de mayo de 2020. Todos estamos llamados a construir una ‘aldea global de la educación’ – es bonita esta palabra: “aldea mundial de la educación” ¿Qué palabra era? (la repiten todos) ¡No oigo bien! (la repiten otra vez) ¡Ahora sí! – donde quien la habita genera una red de relaciones humanas, que son la mejor medicina contra todas las formas de discriminación, violencia y bullying. En esta gran aldea, la educación se convierte en portadora de fraternidad y creadora de paz entre todos los pueblos de la familia humana, y también de diálogo entre sus religiones”.
Con los padres
“Juntos, naturalmente, con los padres”, prosiguió el Santo Padre y explicando que esto “es decisivo para el éxito de sus iniciativas”, puesto que los padres “no sólo contribuyen a la realización final sino que, al mismo tiempo, participan en el proyecto educativo a través de una bella confrontación hecha de curiosidad y novedad”.
Confianza valiente
Por esta razón les dijo a estos queridos chicos y chicas que veía en ellos “una confianza valiente”. “Sí, la confianza y el valor de un proyecto de mejora ambiental y social que se vuelve concreto; un proyecto que pueda dejar su huella”, razón por la cual – prosiguió – “han tomado la decisión acertada: han apartado la vista de la pantalla de su teléfono móvil y se han arremangado para servir a la comunidad. ¡Y también han puesto sus móviles al servicio de este compromiso!”, “ La creatividad y la imaginación han hecho que sus iniciativas sean todavía más interesantes. Han demostrado que la inteligencia artificial por sí sola no puede proporcionar el calor humano que todos necesitamos ”
Antes de despedirse y de bendecir a todos de corazón reafirmó que lo que le gusta tanto, al ver cómo sonríen sus ojos, es que “han preferido la solidaridad, el trabajo común y la responsabilidad a tantas otras cosas que el mundo les ofrece”. “ Por eso me parecen más felices que los que lo tienen todo y no quieren dar nada. Ustedes son más felices de los que quieren todo y no dan nada. Sólo a través del dar se puede alcanzar la felicidad ”
3 Beneficios de tener en casa una corona de Adviento
La corona de Adviento es un elemento que domingo a domingo nos recuerda que se acerca la celebración del nacimiento de Jesús
Se acerca la Navidad y muchas casas se llenan de adornos acorde a esta celebración: árboles, nochebuenas, muchas luces, etc. Ente estos adornos, muchas veces, ponemos una corona en las puertas, pero pocas personas conocen la importancia y los beneficios que tiene el colocar la corona de Adviento.
Lo primero que debe tener claro es que la corona de Adviento no es un adorno, sino que es un elemento que domingo a domingo nos recuerda que se acerca la celebración del nacimiento de Jesús y, a la vez, nos invita a esperar con entusiasmo y a prepararnos para esta gran celebración.
Una corona de adviento no tiene que ser la más hermosa, ni la más cara, sólo debe de tener los siguientes elementos:
Forma circular – Simboliza que el amor de Dios es eterno, ya que no tiene principio ni fin.
Ramas Verdes – El color verde significa esperanza, la cual tenemos presente en nuestra preparación a la llegada de Jesús.
Cinco velas – Las que significan los cuatro domingos antes de la celebración del nacimiento de nuestro Salvador. Las cuales las iremos prendiendo progresivamente, una cada domingo.
Listón Rojo – Simboliza el amor de Dios a nosotros y el amor de nosotros a Dios.
Es por eso que hoy te quiero compartir tres beneficios de colocar y utilizar la corona de Adviento en el hogar:
Preparación espiritual para el nacimiento de Jesús
La palabra “adviento” significa espera, y es ahí donde tenemos que poner énfasis al hablar de la corona de Adviento, ya que no la debemos de ver como una simple decoración, sino como un elemento que nos ayuda a reflexionar, esperar y prepararnos para la celebración del nacimiento de Jesús.
El rito de encendido de cada una de las velas de la corona, nos lleva hacer una reflexión interna acerca de cómo hemos vivido nuestra vida hasta ese momento, así podemos ver en qué debemos cambiar y podamos prepararnos espiritualmente para recibir a Jesús en nuestros corazones.
Unión familiar
Este es uno de los grandes beneficios que nos da el tener una corona de Adviento en el hogar, ya que es una ocasión para reunirse la familia para reflexionar y orar. Después de este momento podremos regalarnos otro espacio como familia para platicar, cenar o simplemente estar juntos.
Poner a Jesús en el centro de la familia
Nunca debemos de olvidar que lo importante es poner en el centro de la familia a Jesús, recordando que pronto celebraremos una fiesta grande, la cual reúne a toda la familia. No pierdas la oportunidad de que, como familia, se preparen juntos en la espera a la celebración del nacimiento de Jesús.
¡Anímate y juntos en familia realicen esta corona de Adviento!
¿Por qué los cambios de fechas de celebración de algunos santos?
Respuesta a una duda que muchos suelen expresar
Pregunta:
¿Me gustaría saber ell por qué y desde cuando la Iglesia cambió la fecha de celebración de muchos santos?
Respuesta:
Efectivamente algunos santos se los recuerda ahora en una fecha distinta a aquella que algunos almanaques aún siguen indicando, por ejemplo la memoria de Santa Rosa de Lima se celebra actualmente el 23 de agosto, pero en el antiguo santoral -anterior a la reforma del año 1965 (el misal definitivo se editó en 1969)- se celebraba el 30 del mismo mes. Igual ha pasado con San Camilo de Lelis, que pasó del 18 de julio al 14 del mismo, o San Juan de la Cruz, que pasó del 24 de noviembre al 14 de diciembre. ¿la razón de estos cambios?, pues que al eliminarse del calendario romano algunos santos se movieron algunas celebraciones para hacerlas coincidir lo más posible al día de la muerte del santo, día de su entrada en la gloria.
En todos los casos no pudo ser así, por ejemplo, Santa Teresita del Niño Jesús fue "transferida" del 3 al 1 de octubre, su muerte fue el 30 de septiembre, pero este día estaba, y está, "ocupado" por San Jerónimo desde hacía siglos, (y tampoco se trataba de hacer un rompecabezas).
En otros casos el cambio fue para evitar celebraciones en Cuaresma (Santo Tomás de Aquino, del 8 de marzo al 28 de enero, antigua fiesta de su traslación; San Gergorio, del 3 de marzo al 3 de septiembre; San Benito, del 21 de marzo al 11 de julio).
Otros santos tenían varias fiestas que se agruparon en una sola (Santa Inés, 21 y 28 de enero, su octava; San Esteban 26 de diciembre y 3 de agosto, el hallazgo del cuerpo).
Otras celebraciones pasaron a ser exclusivamente de las órdenes religiosas (estigmatización de San Francisco, 17 de septiembre; trasverberación de Santa Teresa, 26 de agosto; hallazgo del cuerpo de Santa Clara, 23 de septiembre)
Aún así, hay que recordar que muchos sitios tienen privilegio para seguir celebrando a algún santo en la fecha anterior, por ejemplo recuerdan a Santa Rosa el 30 de agosto (como otros tienen el de celebrar San Rafael el 24 de octubre, y la Habana celebra San Cristóbal el 16 de noviembre).
En este artículo podrán conocer la espiritualidad que hay detrás de este símbolo
Es una costumbre en nuestra Iglesia local encender las velitas de la Corona de Adviento como parte de la preparación a la Navidad. Se suelen bendecir en las Misas del primer Domingo de Adviento. Pero cada familia las puede usar igual aunque no estén bendecidas.
En este artículo podrán conocer la espiritualidad que hay detrás de este símbolo y, al final, les doy un sencillo rito para llevar adelante la iluminación en cuatro semanas.
La forma de la Corona de Adviento
Hay Coronas de Adviento de todas las formas y colores, artificiales y naturales, grandes y chicas… Así que no les puedo dar el formato concreto de cómo debe ser. Solamente les digo que su esencia es una corona (redonda) de material verde con cuatro velas. El resto… creatividad y materiales que se tiene a mano al momento de armarla.
La forma redonda hace referencia a Dios: no tiene principio ni fin, es eterno y omnipotente. El color verde se relaciona con la esperanza. Y las cuatro velitas nos recuerdan las cuatro semanas de preparación a la Fiesta de la Navidad que es el ambiente espiritual en el que se van encendiendo.
Esta corona, con su particularidad de una vela que se enciende cada domingo durante el almuerzo familiar, expresa un aspecto de la espiritualidad propia de este tiempo litúrgico. Adviento es tiempo de Esperanza en la venida de Nuestro Señor Jesucristo. Tiempo de hacer la memoria de su primera venida y fijar el rumbo a su venida final, en gloria y esplendor.
El sentido espiritual de la corona de adviento
Por eso, como tal, es tiempo de preparación del corazón, de la vida. Este texto de San Pablo (1 Tes 3,12-4,2) que se lee en la Liturgia marca el rumbo. Este tiempo está dedicado a quienes ya conocemos y vivimos nuestra fe: “de hecho, ustedes ya viven así: hagan mayores progresos todavía” (4,1).
Esta invitación es, en primer lugar, no a crecer en las obras sino a dejar que el Señor obre en y desde nosotros. Pablo nos recomienda la apertura para “que el Señor los haga crecer cada vez más” (3,12). Y así “él fortalezca sus corazones en la santidad y los haga irreprochables delante de Dios, nuestro Padre” (3,13). Una invitación a la vida interior.
Dos escollos que sortear
El primero, el ambiente climático
Parece chiste, pero no lo es. En el hemisferio sur estamos a las puertas del verano, al contrario del hemisferio norte que ya disfrutan de las primicias del frío invernal. El invierno nos mete dentro de la intimidad de nuestras casas. El verano, al contrario, nos saca: por lo menos al patio a tomarnos una cerveza mientras nos hacemos viento para morigerar la temperatura.
Esto, lo querramos o no, influye en nuestra vida de oración. El calor nos hace perder un poco la intensidad del encuentro personal con el Señor. Por eso en este tiempo la oración se puede transformar en un verdadero “combate” (como dice el Catecismo). Corremos el riesgo de aflojar en nuestra vida de oración, con la excusa de que el calor no nos permite rezar como quisiéramos.
El segundo escollo es el ambiente cultural
Las fiestas que se acercan se han paganizado bastante, de la mano de Papá Noel y su comercialización. Y, así, nos vemos atropellado por una cultura del poseer cosas materiales, materializando nuestros criterios. Corremos el riesgo de banalizar la gratuidad de la Redención, del Amor que se manifestó en el Pesebre.
En este contexto, la corona de adviento nos recuerda que debemos dejar que el Señor nos ilumine progresivamente. Comenzando por la Vida interior, hasta “crecer cada vez más en el amor mutuo y hacia los demás” (3,12). “Comportarse para agradar a Dios” (4,1) es el camino de santidad. En lo concreto y en lo cotidiano la Luz (1 Jn 1,5-7) gana nuestra vida y, desde allí, ilumina las realidades temporales.
“Crecer cada vez más” es la invitación para este tiempo, de esperanza y preparación.
Rito de iluminación de la Corona de Adviento en familia
El encender, semana tras semana, los cuatro cirios de la corona de adviento significa nuestra progresiva preparación para recibir la luz de la Navidad. La luz que emana de cada vela encendida nos recordará que Jesucristo es la luz del mundo y que quién está fuera de Él habita en las tinieblas.
El color verde predominante significa la vida y la esperanza que Jesús Resucitado nos regala y de la cual ya somos herederos por el bautismo.
Los invito a que se reúnan cada domingo, antes de bendecir el almuerzo, y hagan este pequeño rito de iluminación.
Sería muy bueno que lo hiciera la madre de familia (o la mayor de las mujeres presentes) como doble signo de la Iglesia como Madre que nos ilumina y del Espíritu Santo (la Ruaj Santa, el eterno femenino) que fecunda la Vida del Señor resucitado y nos ilumina la inteligencia.
En el nombre del Padre +, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén
Oremos.
La tierra, Señor, se alegra en estos días,
y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo el Señor,
que se acerca como luz esplendorosa,
para iluminar a los que estamos en las tinieblas
de la ignorancia, del dolor y del pecado.
Lleno de esperanza en su venida,
tu pueblo ha preparado esta corona,
y la ha adornado con luces.
Ahora que vamos a empezar
el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo,
te pedimos, Señor, que
mientras se acrecienta cada día
el esplendor de esta corona con nuevas luces,
a nosotros nos ilumines con el esplendor de Aquel
que, por ser la luz del mundo,
iluminará todas las oscuridades.
Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
A continuación se enciende el cirio que corresponda de la Corona de Adviento, según la semana de Adviento en la cual esté. Puede ser acompañado por un canto navideño, un villancico o el Padre Nuestro.
Ángelus: “Jesús viene a nuestras vida cada día”
Palabras del Papa antes del Ángelus
DICIEMBRE 01, 2019 13:07 RAQUEL ANILLOANGELUS Y REGINA COELI
(ZENIT – 1 diciembre 2019).- Al finalizar la celebración eucarística para la comunidad católica congoleña en Roma,
celebrado en la Basílica Vaticana con motivo del 25º aniversario de la fundación de la Capellanía de la comunidad católica congoleña de Roma, el Santo Padre Francisco se asoma a la ventana del estudio en el Palacio Apostólico Vaticano para recitar el Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.
***
Palabras del Papa antes de la oración mariana
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy, primer domingo del tiempo de Adviento, comienza el nuevo año litúrgico. En estas cuatro semanas de Adviento, la liturgia nos lleva a celebrar la Navidad de Jesús, al tiempo que nos recuerda que Él viene a nuestras vidas cada día, y regresará gloriosamente al final de los tiempos.
Esta certeza permitirá nos lleva a mirar al futuro con confianza, como el profeta Isaías nos invita a hacer, que con su voz inspirada acompaña todo el camino del Adviento.
En la primera lectura de hoy, Isaías profetiza que “al final de los días, estará firme el monte del templo del Señor en la cumbre de las montañas mas elevado que las colinas; hacia el confluirán todas las naciones”. (2,2). El templo del Señor en Jerusalén se presenta como punto de convergencia, como punto de encuentro de todos los pueblos. Después de la Encarnación del Hijo de Dios, Jesús mismo se reveló como el verdadero templo. Por lo tanto, la maravillosa visión de Isaías es una promesa divina y nos impulsa a asumir una actitud de peregrinación, de camino hacia Cristo, sentido y fin de la historia. Los que tienen hambre y sed de justicia sólo pueden encontrarla recorriendo los caminos del Señor; mientras que el mal y el pecado provienen del hecho de que los individuos y los grupos sociales prefieren seguir caminos dictados por intereses egoístas, causando conflictos y guerras.
El Adviento es tiempo favorable para acoger la venida de Jesús, que viene como mensajero de paz para mostrarnos los caminos del Señor.
En el Evangelio de hoy, Jesús nos exhorta a estar preparados para su venida: “Velen, pues, porque no saben en qué día vendrá el Señor” (Mt 24, 42). Velar no significa tener materialmente los ojos abiertos, sino tener el corazón libre y orientado en la dirección correcta, es decir, dispuesto al don y al servicio, esto es velar. El sueño del que debemos despertar está constituido por la indiferencia, por la vanidad, por la incapacidad de establecer relaciones genuinamente humanas, por la incapacidad de hacerse cargo del hermano solo, abandonado o enfermo. La espera de Jesús que viene debe traducirse, por tanto, en un compromiso de vigilancia. Se trata, en primer lugar, de maravillarse ante la acción de Dios, ante sus sorpresas, y de darle a Él la primacía. La vigilancia significa también, concretamente, estar atentos a nuestro prójimo en dificultades, a dejarnos interpelar por sus necesidades, sin esperar a que él o ella nos pida ayuda, sino aprender a prevenir, a anticipar, como hace Dios siempre con nosotros.
Que María, la Virgen vigilante y Madre de la esperanza, nos guíe en este camino, ayudándonos a para dirigir nuestra mirada hacia la “montaña del Señor”, imagen de Jesucristo, que atrae hacia sí a todos los a los hombres y a todos los pueblos.