Cada vez que coméis de este pan y bebéis de este cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva

Juan Damasceno, Santo

Memoria Litúrgica, 4 de diciembre

Doctor de la Iglesia

Martirologio Romano: San Juan Damasceno, presbítero y doctor de la Iglesia, célebre por su santidad y por su doctrina, que luchó valerosamente de palabra y por escrito contra el emperador León Isáurico para defender el culto de las sagradas imágenes, y hecho monje en la laura de San Sabas, cerca de Jerusalén, compuso himnos sagrados y allí murió. Su cuerpo fue enterrado en este día (c. 750).

Etimológicamente: Juan = Dios es misericordia, es de origen hebreo.

Nota: Anteriormente se lo celebraba el 27 de marzo

Breve Biografía

Juan Damasceno (Yahia ibn Sargun ibn Mansur, nacido a mediados del siglo VII de una familia árabe cristiana y muerto en el 749) es considerado el último representante de la patrología griega y el equivalente oriental de San Isidoro de Sevilla por sus obras monumentales como la Fuente del conocimiento. Su actividad literaria es multiforme: pasa con autoridad de la poesía a la liturgia, de la elocuencia a la filosofía y a la apologética. Hijo de un alto funcionario del califa de Damasco, Juan fue compañero de juegos del príncipe Yazid, que más tarde lo promovió al mismo puesto del padre, que corresponde en cierto modo al de ministro de Hacienda. En calidad de “Logothete”, fue representante civil de la comunidad cristiana ante las autoridades árabes.

A un cierto punto Juan renunció a la corte y a su alto cargo, probablemente por las tendencias anticristianas del califa. En compañía del hermano Cosme, futuro obispo de Maiouma, se retiró al monasterio de San Sabas cerca de Jerusalén, en donde, ordenado sacerdote, profundizó su formación teológica, preparándose para el cargo de predicador titular de la basílica del Santo Sepulcro.

Era el período en el cual el emperador de Bizancio, León III Isáurico, inauguraba la política iconoclasta, es decir, desterraba todas las imágenes sagradas, cuyo culto era considerado como un acto de idolatría. El anciano patriarca de Constantinopla, San Germán, defendió el culto tradicional explicando la verdadera naturaleza del homenaje que se les rendía a las imágenes, pero pagó con la destitución su acto de valentía. Desde Jerusalén, bajo el dominio árabe, se hizo oír otra voz en favor del culto de las imágenes, la del entonces desconocido monje Juan Damasceno o de Damasco, que con sus Tres discursos en favor de las sagradas imágenes se impuso inmediatamente a la atención del mundo cristiano. El emperador, no pudiendo atacar directamente al monje, recurrió vilmente a la calumnia, haciendo falsificar una carta de Juan, en la que éste habría tramado una conjuración para restituir el dominio de la ciudad de Jerusalén al emperador bizantino.

En esta disputa teológica, hecha de sutiles distinciones, Juan pudo demostrar toda su preparación teológica, puesta al servicio no sólo del patriarca de Jerusalén, sino de toda la Iglesia. En efecto, el segundo concilio de Nicea, en reparación de las injurias recibidas por el defensor de la ortodoxia, proclamó no sólo su ciencia, sino también su santidad. León XIII lo proclamó doctor de la Iglesia en el año 1890.

La Iglesia lo recuerda el 4 de Diciembre, aunque en muchos sitios se mantiene la fecha tradicional antigua de festejarlo el 27 de Marzo.

Qué tiene que ver conmigo...

Santo Evangelio según san Mateo 15, 29-37. Miércoles I de Adviento

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor Jesús, aquí estoy. Tú me conoces, sabes bien quién soy. Tú ves mi corazón. Sabes cómo es: sano y enfermo, fuerte y débil, valiente y miedoso... Quiero que toques mi corazón hoy, Jesús. Renuévame. Ayúdame a dejarte hacer. María, acompáñame, por favor.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 15, 29-37

En aquel tiempo, llegó Jesús a la orilla del mar de Galilea, subió al monte y se sentó. Acudió a él mucha gente, que llevaba consigo tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros enfermos. Los tendieron a sus pies y él los curó. La gente se llenó de admiración, al ver que los lisiados estaban curados, que los ciegos veían, que los mudos hablaban y los tullidos caminaban; por lo que glorificaron al Dios de Israel.

Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: “Me da lástima esta gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque pueden desmayarse en el camino”. Los discípulos le preguntaron: “¿Dónde vamos a conseguir, en este lugar despoblado, panes suficientes para saciar a tal muchedumbre?”. Jesús les preguntó: “¿Cuántos panes tienen?”. Ellos contestaron: “Siete, y unos cuantos pescados”.

Después de ordenar a la gente que se sentara en el suelo, Jesús tomó los siete panes y los pescados, y habiendo dado gracias a Dios, los partió y los fue entregando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Todos comieron hasta saciarse, y llenaron siete canastos con los pedazos que habían sobrado.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

¿Cuándo se irá esta gente?, te preguntas. Frente a ti, a lo lejos, el lago y las nubes del cielo se han teñido de rojos, naranjas y violetas. A orillas del lago se divisan ya algunas manchas de luces dispersas. Cafarnaúm, Magdala... Está atardeciendo y ya es el tercer día. ¡Tres días! Y la marea de gente sigue yendo y viniendo. Sientes una mano en tu hombro derecho. Volteas. Es Jesús. ¿Qué sientes cuándo sus ojos encuentran los tuyos? Si quieres quédate en este encuentro. Si lo prefieres, sigue contemplando. Escucha a Jesús: Me da lástima esta gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer... ¿Qué pasa en tu interior en estos momentos? Se lo puedes contar a Jesús si quieres...

«Los discípulos eran prudentes. Creo que en ese momento Jesús se enfadó en su corazón: ¡Denles ustedes de comer! El Señor – dice el Evangelio – tuvo compasión porque veía a aquellas personas como ovejas sin pastor. Por un lado, el gesto de Jesús, la compasión y, por otro, la actitud egoísta de los discípulos que buscan una solución, pero sin compromiso, que no se ensucian las manos, como diciendo que esta gente se las arregle».

(Homilía de S.S. Francisco, 17 de septiembre de 2019, en santa Marta).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Jesús, Señor mío, Tú conoces mi corazón mejor que yo mismo. Hoy se ha movido algo dentro de mí, algunas cosas han salido a flote... Y Tú me miras. ¿Qué quieres que descubra hoy en tu mirada? Haz que sienta cómo me ves, y que escuche lo que me quieres decir. Libérame, sáname... Y toca hoy a quien Tú quieras a través de mí.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy voy a cumplir mis deberes de estado (casado, estudiante, hijo...) con especial amor. Jesús, ayúdame a ser Tú para las personas que me has confiado hoy.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

¿Podemos rezar por los demonios y condenados?

Los demonios no pueden ser objeto de la caridad, porque ésta se extiende a las creaturas que poseen o pueden poseer la divina Bienaventuranza.

Estimado Padre: Desde hace un par de años me hago la siguiente pregunta: Jesús nos enseña a amar a nuestros enemigos; ¿esto es válido aplicarlo con los ángeles caídos?; ¿Sufre Dios por sus ángeles caídos?; ¿Se aplica a ellos la parábola del hijo prodigo, en el sentido que puedan ser ellos hijos pródigos alejados de la voluntad del padre? ¿Por otro lado es válido rezar por quienes se han portado tan mal que la historia humana ya los ha condenado?; Por ejemplo, yo incluyo a Judas el Iscariote (Hitler y Nerón, entre otros) porque siento compasión y además porque ¿no tenemos todos algo de Judas? Gracias!!! Desde Maracay, Venezuela.

Respuesta:

Santo Tomás estudia este tema en su tratado de la Caridad (Suma Teológica, II-II, cuestión 25). Allí, después de preguntarse por el amor a Dios, al prójimo y a sí mismo, también se pregunta si se puede amar a los pecadores y a los enemigos. Le resumo sus enseñanzas:

1) La caridad respecto de los pecadores

Si bien la caridad es debida a los hombres, hay algunos que parecen excluidos de la amistad caritativa como enemigos de Dios, que son los pecadores, y otros, además, como enemigos nuestros.

Sin embargo, Santo Tomás recuerda el razonamiento de San Agustín diciendo: "Dice San Agustín que "amarás a tu prójimo", vale lo mismo que "a todo hombre hay que tener por prójimo". Los pecadores no dejan de ser hombres, porque el pecado no destruye la naturaleza. Por tanto, han de ser amados por caridad".

¿Cómo puede y debe ser amado caritativamente el pecador, a pesar de su pecado? Explica Santo Tomás que en el hombre pecador hay que distinguir la naturaleza, por la que es capaz de Bienaventuranza, y la culpa, que le impide conseguirlo. Por eso, todo pecador como tal debe ser odiado, pero como hombre ha de ser amado: "debemos odiar en los pecadores su condición de tales, y amar su condición de hombres capaces de Bienaventuranza".

Se debe amar a los pecadores con caridad "no porque queremos lo que ellos quieren o nos gocemos en lo que ellos se gozan, sino para hacerlos querer lo que queremos y que se gocen en lo que nosotros nos gozamos". Por eso recuerda aquello de Jeremías 15,19: "Se convertirán ellos a ti, y tú no te convertirás a ellos".

2) Caridad a los enemigos.

Hay que entender por "enemigos" aquellas personas que nos odian pecaminosamente. En tal sentido, es una especie del amor a los pecadores.

El amor a los enemigos es preceptuados por la Sagrada Escritura y allí se nos pone como ejemplar el amor de Dios a nosotros cuando éramos enemigos; se puede leer: Mt 5,44-48; Rom 5,8-10; Ef 2,1-7.

Lo mismo nos recuerda el Magisterio: "Cristo murió por amor a nosotros "cuando éramos todavía enemigos" (Rom 5,10). El Señor nos pide que amemos como Él hasta a nuestros enemigos…" (Catecismo, 1825).

Podemos resumir la doctrina de ambos artículos en los puntos siguientes:

-Al enemigo, como tal, es decir, en cuanto posee la cualidad pecadora que lo constituye en enemigo y perseguidor, sería perverso amarle.

-Al enemigo, como hombre y capaz de Bienaventuranza divina, se le debe amar bajo pena de condenación, con el amor caritativo que se tiene a todos en general. Y, por tanto, se le debe conceder los signos y beneficios caritativos que se otorgan en general al prójimo.

-No es necesario amar al enemigo con el amor especial que se reserva para los más queridos, ni, por tanto, hacerle objeto de las atenciones y beneficios correspondientes a ese amor.

-Sin embargo, es necesario estar dispuesto a tener y ejercitar esa caridad especial con el enemigo en caso de necesidad.

-No es obligación, sino perfección de la caridad, tenerla y ejercitarla especialmente con los enemigos no necesitados.

3) La caridad hacia los condenados y los demonios

Santo Tomás habla directamente sobre los ángeles condenados, y lo que dice podemos también aplicarlo a los hombres condenados.

Los demonios no pueden ser objeto de la caridad, porque ésta se extiende a las creaturas que poseen o pueden poseer la divina Bienaventuranza. Y los demonios están definitivamente imposibilitados para ello por justicia divina, que debemos amar.

Únicamente en cuanto la caridad puede amar lo que es un bien para otro, puede quererse caritativamente la conservación de los demonios en el ser, para gloria de Dios.

Hoy la Iglesia elogia la pequeñez

Homilía del Papa Francisco en Santa Marta. 3 de diciembre de 2019

“La liturgia de hoy –  comenzó diciendo el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta – habla de las cosas pequeñas, habla de lo que es pequeño, podemos decir que hoy es el día de lo pequeño”. La Primera Lectura del día corresponde al libro del profeta Isaías donde se anuncia: “Aquel día, brotará un retoño del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor…”. “La Palabra de Dios elogia lo pequeño – dijo el Papa – y hace una promesa, la promesa de un retoño que brotará y ¿qué es más pequeño que un brote? Sin embargo, el Espíritu del Señor se posará sobre él”. De ahí su comentario:

La redención, la revelación, la presencia de Dios en el mundo comienza de esta manera y siempre es así. La revelación de Dios se hace en la pequeñez. Pequeñez, ya sea humildad, o muchas cosas, pero en la pequeñez. Los grandes se presentan poderosos, pensemos en la tentación de Jesús en el desierto, en que Satanás se presenta poderoso, dueño de todo el mundo: “Yo te lo doy todo, si tú....”. En cambio, las cosas de Dios comienzan brotando a partir de una semilla, pequeñas cosas. Y Jesús habla de esta pequeñez en el Evangelio.

Hacerse pequeños para que brote el Reino de Dios
Jesús se alegró y agradeció al Padre porque se reveló no a los poderosos, sino a los pequeños y recordó que en Navidad “todos iremos al pesebre donde está la pequeñez de Dios”. A lo que añadió textualmente:

En una comunidad cristiana donde los fieles, los sacerdotes, los obispos, no toman este camino de la pequeñez, no hay futuro, se derrumbará. Lo hemos visto en los grandes proyectos de la historia: cristianos que trataban de imponerse, con la fuerza, la grandeza, las conquistas... Pero el Reino de Dios brota en lo pequeño, siempre en lo pequeño, la pequeña semilla, la semilla de la vida. Pero la semilla por sí sola no puede. Y hay otra realidad que ayuda y que da fuerza: “Ese día, brotará una yema del tronco de Jesé, brotará un retoño de sus raíces. Sobre él se posará el espíritu del Señor”.

El Espíritu no puede entrar en un corazón soberbio
“El Espíritu elige lo pequeño, siempre” – subrayó nuevamente Francisco – porque “no puede entrar en el grande, en el soberbio, en el autosuficiente”. Al corazón pequeño le llega la revelación del Señor. Además, el Papa habló de los estudiosos de teología para subrayar cómo los teólogos, “no son los que saben tanto de teología”, podrían llamarse “enciclopedistas” de la teología.

“Ellos lo saben todo – prosiguió – pero son incapaces de hacer teología porque la teología se hace de rodillas, haciéndonos pequeños”. Y subrayó aún que “el verdadero pastor, independientemente de que sea un sacerdote, un obispo, un papa o un cardenal, quienquiera que sea, si no se hace pequeño, no es un pastor”. Más bien es un administrador de oficina. Y esto se aplica a todos. “Desde el que tiene una función que parece más importante en la Iglesia, hasta la pobre ancianita que hace las obras de caridad en secreto”.

La pequeñez cristiana no es pusilanimidad
El Santo Padre Francisco despejó asimismo el campo de una duda que podría surgir, y es que el camino de la pequeñez lleve a la pusilanimidad, es decir a la cerrazón en sí mismos, al miedo. Y dijo que, por el contrario, “la pequeñez es grande”, es la capacidad de arriesgarse “porque no se tiene nada que perder”. También explicó que precisamente la pequeñez es la que lleva a la magnanimidad, porque nos hace capaces de ir más allá de nosotros mismos, sabiendo que la grandeza la da Dios. Y citó una frase de Santo Tomás de Aquino, contenida en su Suma teológica, que explica cómo debe comportarse un cristiano frente a los desafíos del mundo, para no vivir como un cobarde:

Así lo dice Santo Tomás, he aquí la síntesis: “No tengan miedo de las cosas grandes – hoy también nos lo muestra San Francisco Javier – no se asusten, ir adelante pero al mismo tiempo, teniendo en cuenta las cosas más pequeñas, esto es divino”. Un cristiano siempre parte de la pequeñez. Si yo en mi oración me siento pequeño, con mis limitaciones, mis pecados, como aquel publicano que oraba en el fondo de la iglesia, vergonzoso: “Ten piedad de mí  que soy un pecador”, irás adelante. Pero si te crees un buen cristiano, rezarás como aquel fariseo que no salió justificado: “Te doy gracias, Dios, porque soy grande”. No. Damos gracias a Dios porque somos pequeños.

La concreción de las confesiones de los niños
El Papa Francisco concluyó su homilía diciendo que le gusta mucho administrar el sacramento de la Confesión y sobre todo le gusta confesar a los niños. Sus confesiones – dijo – son hermosas, porque relatan los hechos concretos: “Yo dije esta palabra”, por ejemplo, y él te la repite. Finalmente, el Santo Padre comentó: “La concreción de aquello que es pequeño. ‘Señor, yo soy pecador porque hago esto, esto, esto, esto... Esta es mi miseria, mi pequeñez. Pero envía tu Espíritu para que yo no tenga miedo de las cosas grandes, para que no tenga miedo de que tú hagas cosas grandes en mi vida’”.

El misterio de Las 13 figuras en los ojos de la Virgen de Guadalupe

Las figuras encontradas en los ojos de la imagen de la Virgen de Guadalupe constituyen uno de los grandes misterios para la ciencia

Los ojos de Guadalupe constituyen uno de los grandes misterior para la ciencia en estos momentos, como han constatado los estudios del ingeniero José Aste Tönsmann del Centro de Estudios Guadalupanos de México.

Su historia es realmente sorprendente. El misterio de las figuras que aparecen dentro del retrato de la Virgen de Guadalupe son una de las grandes sorpresas de esta aparición de Nuestra Señora.

Historia

Alfonso Marcué, fotógrafo oficial de la antigua Basílica de Guadalupe en la ciudad de México, descubrió en 1929 lo que parecía la imagen de un hombre barbado reflejada en el ojo derecho de la Virgen.

Luego de este suceso, en 1951, José Carlos Salinas Chávez, dibujante, descubrió la misma imagen mientras observaba con una lupa una fotografía de la Virgen de Guadalupe. La vio reflejada también en el ojo izquierdo, en la misma ubicación en donde se proyectaría en un ojo vivo.

Dictamen médico y el secreto de sus ojos:

En 1956 el doctor mexicano Javier Torroella Bueno hizo el primer reporte médico de los ojos de la Virgen Morena.

El resultado: se cumplían, como en cualquier ojo vivo, las leyes Purkinje-Samson, es decir, hay un triple reflejo de los objetos localizados enfrente de los ojos de la Virgen y las imágenes se distorsionan por la forma curva de sus córneas.

El mismo año, el oftalmólogo Rafael Torija Lavoignet, examinó los ojos de la Santa Imagen y confirmó la existencia de la silueta en los dos ojos de la Virgen que había descrito el dibujante Salinas Chávez.

Procesos de digitalización

A partir de 1979, el doctor en sistemas computacionales y licenciado en ingeniería civil José Aste Tönsmann, fue descubriendo el misterio que encierran los ojos de la Guadalupana.

Mediante el proceso de digitalización de imágenes por computadora descubrió el reflejo de 13 personas en los ojos de la Virgen Morena de acuerdo a las leyes de Purkinje-Samson.

El pequeñísimo diámetro de las córneas (de 7 y 8 mm) descarta la posibilidad de pintar las figuras en sus ojos, sobre todo, si se tiene en cuenta el material tan burdo sobre el que está estampada la imagen.

Los personajes encontrados en las pupilas

El resultado de 20 años de cuidadoso estudio de los ojos de la Virgen de Guadalupe ha sido el descubrimiento de 13 minúsculas figuras, afirma el doctor José Aste Tönsmann.

1.- Un indígena que observa

Aparece de cuerpo entero, sentado en el suelo. La cabeza del indígena está ligeramente levantada y parece dirigir su mirada hacia arriba, en señal de atención y reverencia.

Destacan una especie de aro en la oreja (arracada) y huaraches en los pies.

2.- El anciano

A continuación del indígena se aprecia el rostro de un anciano, de calva grande, nariz prominente y recta; ojos hundidos que ven hacia abajo y barba blanca. Los rasgos coinciden con los de un hombre de raza blanca.

Su gran parecido a la cara del obispo Zumárraga, como aparece en las pinturas de Miguel cabrera del siglo XVIII, permite suponer que se trata de la misma persona.

3.- El hombre joven

Junto al anciano está un hombre joven con facciones que denotan asombro. La posición de los labios del joven parecen dirigir la palabra al presunto obispo.

Su cercanía con él ha llevado a pensar que se trata de un traductor, pues el obispo no hablaba náhuatl. Se cree que se trata de Juan González, joven español nacido entre 1500 y 1510.

4.- Juan Diego

Se evidencia el rostro de un hombre maduro, con aspecto indígena, con barba rala, nariz aguileña y labios entreabiertos. Lleva un sombrero con forma de cucurucho, de uso corriente entre los indígenas dedicados a las faenas del campo en esa época.

Lo más interesante de esta figura es la tilma que lleva anudada al cuello, extiende el brazo derecho y la despliega en dirección a donde se encuentra el anciano; la hipótesis del investigador supone que esta silueta corresponde al vidente Juan Diego.

5.- Una mujer de raza negra

Detrás del supuesto Juan Diego, aparece una mujer de ojos penetrantes que mira con asombro. Sólo pueden verse el busto y la cara.

Es de tez morena, nariz achatada y labios gruesos, rasgos que corresponden a los de una mujer de raza negra.

El padre Mariano Cuevas en su libro: “Historia de la Iglesia en México” comprueba que el obispo Zumárraga había concedido en su testamento la libertad a la esclava negra que le había servido en México.

6.- El hombre barbado

En el extremo derecho de ambas córneas aparece un hombre barbado, con facciones europeas al que no ha sido posible identificar.

Este hombre muestra una actitud contemplativa, su rostro expresa interés y perplejidad; mantiene la mirada hacia el lugar en donde el indígena despliega su tilma.

Un misterio dentro del misterio

Este misterio está compuesto por las figuras 7, 8, 9, 10, 11, 12 y 13

En el centro de ambos ojos aparece lo que se ha denominado “grupo familiar indígena”. Las imágenes son de diferente tamaño a las demás, sin embargo estas personas guardan entre sí un mismo tamaño y componen una escena diferente.

7.- Una mujer joven de rasgos muy finos

Esta mujer, parece mirar hacia abajo, tiene sobre su cabello una especie de tocado: trenzas o cabello entretejido con flores. Sujeto a su espalda se distingue la cabeza de un bebé en un rebozo (Figura n°8)

A un nivel más bajo y a la derecha de la joven madre está un hombre con sombrero (Figura n°9) y entre ambos, se observa una pareja de niños, hombre y mujer, (Figuras n°10 y n°11). Otro par de figuras, esta vez de hombre y mujer adultos (Figuras n° 12 y 13) se encuentra de pie, atrás de la mujer joven.

Este hombre adulto (13) es la única figura que el investigador no ha podido encontrar en ambos ojos de la Virgen, sólo está presente en el derecho.

Conclusión

El 9 de diciembre de 1531, la Virgen María pidió a Juan Diego que le construyeran un templo en el Tepeyac para dar a conocer a Dios,“y para realizar lo que pretende mi compasiva mirada misericordiosa(...)”, Nican Mopohua Núm.33.

De acuerdo con la hipótesis del autor, estas 13 figuras en conjunto nos revelan un mensaje de la Virgen María dirigido a la humanidad: Ante Dios los hombres y mujeres de todas las razas son iguales.

La presencia del grupo familiar (de la figura 7 a la 13) en ambos ojos de la Virgen de Guadalupe, en opinión del doctor Aste, son las figuras más importantes de las que se encuentran reflejadas en sus córneas pues están ubicadas en sus pupilas, lo que quiere decir que la Virgen María de Guadalupe tiene a la familia en el centro de su mirada compasiva.

Pudiera ser una invitación a buscar la unidad familiar, a acercarse a Dios en familia, especialmente ahora que la sociedad moderna ha devaluado tanto a la familia.

Adviento: 4 personajes que nos ayudan a preparnos a vivir mejor la Navidad

El tiempo de Adviento dispone de una riqueza bíblica que nos lleva a lo largo de la Escritura, a meditar una serie de textos que iluminan y preparan el alma a vivir mejor la Navidad

El tiempo litúgico de Adviento como tiempo preparatorio a la Navidad, dispone de una riqueza bíblica que nos lleva a lo largo de la Escritura, a meditar una serie de textos que iluminan y disponen el alma a vivir mejor la Navidad. Los cuatro domingos nos presentan a cuatro personajes que toman un protagonismo debido a su papel en anunciar la venida del Señor. Estos cuatro personajes son: el Profeta Isaías, San Juan Bautista, san José y la Santísima Virgen María.

El Profeta Isaías

Los cuatro domingos de Adviento toman la primera lectura del profeta Isaías en el ciclo A, que es el que iniciamos este año. Isaías es un profeta que se identifica con el anuncio constante de la venida del Mesías, por ello su papel es muy importante en Adviento. Es un profeta, pero como profeta vive la presencia de Dios, a pesar de la situación del pueblo, no deja de anunciarles la venida del Señor, y de sus planes. Nada deja que Isaías decaiga en su misión. De las lecturas propuestas para Adviento podemos apreciar algunas frases claves del mensaje de Isaías para este tiempo. Presentaremos una de cada domingo:

"Venid; caminemos a la luz del Señor" (Is 2, 5)

Adviento nos debe llevar a identificar esa luz, que ilumina nuestro camino. Esa luz es Cristo que viene a vencer la oscuridad de nuestra cotidianidad y traernos un mensaje salvador. Esa luz que sólo brilla por el poder de Dios, y no puede ser apagada jamás por ninguna oscuridad.

"Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor" (Is 11, 1)

Cristo es ese renuevo. Sobre él viene el Espíritu del Señor, y por ello debemos anhelar su espera, porque viene a darnos vida. Nuestra espera debe reconocer que sólo Jesús nos puede salvar, nadie más.

"Sed fuertes, no temáis. Mirad a vuestro Dios, que trae el desquite; viene en persona, resarcirá y os salvará" (Is 35, 4)

Isaías no sólo anuncia una acción de Dios, sino que muestra que el mismo Dios viene en "persona" a salvarnos. Adviento es un tiempo para ser fuertes en la espera, y no distraernos en el consumismo de estas fechas. Ser fuertes porque pronto vendrá Jesús a salvarnos.

"La virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros" (Is 7, 14)

Isaías anuncia el nacimiento histórico de Jesús, y menciona a la Virgen María. Ese Dios que viene se llama Dios con nosotros. Es un Dios cercano, que viene a nuestra historia a darle sentido. No desde lejos, sino cercano, en medio de su pueblo Dios se manifiesta.

Estas lecturas de Isaías en Adviento avivan en nosotros la alegre espera, por la luz que se enciende, por la pronta liberación, por la esperanza que se aviva de un Dios que estará con nosotros

San Juan Bautista

San Juan Bautista es una figura importante en Adviento porque es quien prepara el camino del Señor. El sentido de san Juan en Adviento es más para que meditemos y preparemos su venida escatológica. Si bien San Juan no anuncia el nacimiento de Cristo, sí prepara el camino para la obra de Cristo. De ese modo, la figura de San Juan nos debe abrir el corazón a prepararnos buscando la conversión permanente. San Juan no buscó brillar, sino que sabía que él anticipaba la venida del Importante, así nosotros en este tiempo debemos hacer brillar la luz de Cristo, esa luz que esperamos con gozo.

De los textos que el tiempo de Adviento nos trae en la figura de San Juan Bautista podemos destacar:

"Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos" (Mt 3, 1)

San Juan anuncia a Cristo, pero no para que sólo sepamos que viene sino para que demos frutos de conversión en su venida. La conversión no es para después, es ahora, es en cada momento de nuestra vida. El Reino de Dios no puede llegar y dar frutos si no buscamos la conversión. Dejemos que la gracia de Dios nos lleve a la auténtica conversión, esa que sólo brota de la misericordia para un pecador arrepentido.

"Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito: "Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti." Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él." (Mt 11, 10-12)

Cristo mismo nos indica quién es San Juan. Es su mensajero, y a pesar de vivir en el desierto, con poca ropa y poca comida, no hay nadie más grande entre los nacidos. Adviento es una oportunidad de revisar a qué le damos valor en la vida. En una época tan consumista, lo importante no es la comida que gastemos ni la ropa nueva, es abrir el corazón. ¿Dónde nacerá Cristo? entre lo que compres o en tu corazón?

San Juan, profeta de Dios, que no se sentía digno de desatarle las sandalias a Cristo nos lleva por el camino de la humildad y la sencillez, pero también por el camino de la autoridad para denunciar el pecado y llamarnos a la conversión.

San José

San José es otro personaje importante de Adviento. Su papel fue vital aunque su figura no sea tan mencionada. San José es el padre adopotivo de Jesús, y por tanto desde antes de su nacimiento debió encarar varias situaciones que manejó guiado por el Señor. Acoger a María como su esposa lo hizo guiado por el Señor, colocarle el nombre a Jesús, huir para salvar su vida, y regresar nuevamente lo hizo guiado por el Señor. En el camino de la fe, la obediencia es fundamental. San José, hombre justo y casto nos enseña que un hombre guiado por Dios no se equivoca. Cuidemos del verdadero espíritu de Adviento como San José, que nada nos aparte de cumplir la voluntad de Dios.

De las lecturas de Adviento en que mencionan a San José podemos destacar:

Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer (Mt 1, 24)

San José escuchó al ángel y fue obediente. Llevó a María a su casa, a pesar de lo que pudieran decir los demás. No vivió para agradar al mundo sino a Dios, amando a la Virgen con un amor puro. En Adviento, ¿Qué llevamos a casa? ¿luces, adornos, lujos? Adviento no es para eso, es para preparar cuidando que nuestro corazón reciba con amor y sencillez a Jesús que viene a nacer en nuestra vida. Como San José, aprendamos a obedecer la voz de Dios y cuidar de que nuestro corazón sea apto para que nazca el Señor.

La Santísima Virgen María

La Santísima Virgen María es la figura más importante en la vivencia del Adviento. Quien mejor que ella, que llevó en su seno al Hijo de Dios, nos puede enseñar a vivir el Adviento como debe ser. ¿Qué hizo María antes del nacimiento de Jesús? Vemos que ella creyó en la Palabra del Señor, visitó a su prima Isabel para servirla, y dio a luz en un humilde establo. Su camino estuvo marcado por la sencillez, el silencio y el servicio.

Adviento es un tiempo para eso, para la sencillez de poder vivir la espera con alegría por el que viene. No es lo material, no es lo que compremos lo que le da sentido a la época, sino el gozo de saber que Cristo viene, y que su luz quitará las tinieblas del pecado. Es un tiempo para el silencio, porque en el silencio, lejos del ruido podremos escuchar la voz del Señor y saber qué debemos cambiar para recibirlo con la mejor disposición. Es un tiempo de servicio para tender la mano a tanta gente necesitada, tanta gente que espera ver el rostro misericordioso de Dios a través de nuestra ayuda generosa.

María en su corazón acogió la Palabra del Señor y por eso lo concibió primero ahí que en su seno. María llevaba en su vientre a Jesús y así fue llevada a casa de San José, por ello podemos ver en esa actitud de la Virgen, el llamado de que todos llevemos a Jesús en nuestro corazón:

Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer (Mt 1, 24)

Tal vez estés lejos de tu casa, tal vez esta Navidad no estés con los tuyos, pero a donde vayas, lleva el rostro de Jesús, el del niño que nace en el Belén de nuestro corazón, en donde él nace para salvarnos.

Valores a prueba de todo

En todos estos valores se expresan realidades que no pueden depender de la decisión de la mayoría

En el año 1985 se vivió uno de los terremotos más trágicos de la historia de México, el sismo golpeaba a la capital y a varias ciudades aledañas. Parecía el fin del mundo.

En medio del desastre, un edificio de 182 metros de altura seguía en pie. Se trata de la Torre Latinoamericana. Aunque ella también bailó al ritmo de los 8.1 grados en escala de Richter, se mantuvo firme gracias a sus extraordinarios fundamentos: más de 360 pilotes enterrados hasta 33 metros. Precisamente así funciona el mundo: las cosas con buenos cimientos, duran; las que carecen de ellos, se desvanecen.

Tal vez por ello nuestra época se caracteriza por una búsqueda frenética de los fundamentos de la sociedad. Todos tenemos claro que el desarrollo de nuestros países, ciudades y familias ha de descansar sobre algunos principios que les den estabilidad.

Pero, ¿cuáles son?

Una sociedad que no quiera ser efímera, ha de levantarse sobre valores objetivos, no sobre opciones que dependen de la mejor mercadotecnia o de la imposición de la mayoría. Un cimiento, es un cimiento. Esto no se puede poner a votación. Construir nuestra cultura sobre “principios” que dependen del número de votos sería tan inútil como rellenar de algodón las basas de un complejo departamental, simplemente porque los vecinos así lo han votado.

Los valores y la libertad

Los valores -dice Llano Cifuentes- son todo aquello que contribuya al desarrollo o perfeccionamiento del hombre. Por tanto, para saber discernir lo que es un valor, hay que primero saber lo que es un hombre.

El hombre es un ser racional. El único ser racional que vive sobre esta tierra. Esto quiere decir que, aunque posee instintos y pasiones como los animales, su razón y su voluntad le dan el poder de autodominarse. De esta capacidad nace la libertad. Dicha libertad no es para hacer lo que quiera, sino para elegir todo aquello que le ayude a ser más hombre.

La libertad hace al hombre digno. Gracias a ella podemos optar por los valores que llevamos inscritos en nuestra naturaleza, desarrollarlos sin cesar, y realizarlos en nuestra vida para lograr un progreso cada vez mayor.

Los valores y la verdad

En nuestros juicios sobre los valores no podemos proceder según nuestro libre albedrío. Existe un orden objetivo que debemos seguir.

No importa si vivimos en la era prehistórica o en un mundo donde todo es posible a nivel técnico; dentro de cada persona permanece latente la exigencia de actuar de acuerdo a la verdad. Intuimos que esta verdad no es monopolio de unos pocos, sino patrimonio común a todos los hombres , y que nuestra libertad no puede transgredirla sin verse ella misma perjudicada. Se trata de una ley que descubrimos en lo más profundo de nuestra conciencia, y en cuya obediencia consiste la dignidad humana : tienes que hacer el bien y evitar el mal.

No podemos someter esta verdad a un consenso por voto, pues sería como someter a la decisión de la mayoría algo tan obvio como que el pasto es verde, que el agua moja o que el monóxido de carbono contamina. De hecho, todas las tradiciones religiosas y civilizaciones que han buscado con sinceridad la verdad, reconocen esta ley.

Los valores y la sociedad

De esta sencilla regla -tienes que hacer el bien y evitar el mal- se desprenden otros principios éticos que nos ayudan a descubrir los auténticos valores, como aquellos que Benedicto XVI presentó en su discurso del 12 de febrero pasado: el respeto a la vida humana desde su concepción hasta su término natural; el deber de buscar la verdad; el respeto por la libertad personal, que es siempre una libertad compartida con los demás; la solidaridad con los que me rodean, etc.

En todos estos valores se expresan realidades que no pueden depender de la decisión de la mayoría. Se trata de normas anteriores a cualquier ley humana, normas que cada uno lleva grabadas con punta de diamante en el propio corazón, y como tal, no pueden ser borradas ni derogadas por nadie.

Si en verdad queremos que nuestra sociedad sea una sociedad constructiva; si deseamos dejar en las manos de nuestros hijos una humanidad más humana; si anhelamos hacer cosas que permanezcan; si aspiramos a crear un sistema más justo y equitativo; entonces no nos podemos olvidar de los fundamentos. Sólo así, lo que construyamos permanecerá. Sólo con cimientos sólidos y perennes se alzará el imponente edificio de un mundo más solidario y justo.

Dios “se nos revela como amor gratuito”, no en la magia

Palabras del Papa en español

DICIEMBRE 04, 2019 10:01 LARISSA I. LÓPEZAUDIENCIA GENERAL

(ZENIT – 4 dic. 2019).- “El mensaje es claro: la magia es incompatible con la fe; Dios no se da a conocer a través de prácticas ocultas, sino que se nos revela como amor gratuito. Quien elige a Cristo se abandona confiado en las manos de Dios”, dijo el Santo Padre.

Hoy, 4 de diciembre de 2019, en la audiencia general, el Papa Francisco ha retomado el ciclo de catequesis en torno al Libro de los Hechos de los Apóstoles. En concreto, ha meditado sobre el pasaje en el que Pablo, al final de su apostolado en Asia Menor, se encuentra en Éfeso y Mileto.

En este tiempo, indica Francisco, “el testimonio de Pablo hizo presente a Jesús en medio de su pueblo, comunicando la vida nueva que el mismo apóstol había recibido”y “los prodigios y la efusión del Espíritu a través de los sacramentos manifestaban la fuerza salvífica del Evangelio”.

Con estas maravillas, Dios demostró al pueblo “la debilidad de las artes mágicas”, describió el Papa. Así, muchos acogieron la fe y rechazaron tales prácticas: “Los fabricantes de ídolos se sintieron amenazados y reaccionaron violentamente contra Pablo, pero sus denuncias no fueron acogidas”, agregó.

En Mileto, Pablo pronunció un discurso de despedida a los ancianos venidos de Éfeso, destacando que “el servicio humilde y desinteresado” acompañó a su ministerio y que “se abandonaba al Espíritu Santo que lo conducía a Jerusalén, para ser probado”, describió el Pontífice.

Allí “confió la grey redimida con la sangre de Cristo” a los ancianos y para esta tarea “los encomendó a Dios y a su palabra de gracia, fermento de desarrollo y de santidad en la Iglesia” y “los invitaba a trabajar para no ser de peso a nadie”, concluyó el Obispo de Roma.

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