Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo...

Paula Isabel Cerioli, Santa

Fundadora, 24 de diciembre

Martirologio Romano: En Comonte, cerca de Bérgamo, en Italia, santa Paula Elisabet (Constanza) Cerioli, la cual, después de la muerte prematura de sus hijos, y habiendo enviudado, fundó el Instituto de Hermanas de la Sagrada Familia, para cuidar de la educación de niños analfabetos y huérfanos sin recursos, y conducirlos con materno gozo hacia Dios († 1865).

Fecha de beatificación: 19 de marzo de 1950 por el Papa Pío XII
Fecha de canonización: 16 de mayo de 2004 por el Papa Juan Pablo II

Breve Biografía

Costanza Onorata Cerioli nació en Soncino (Cremona), en el seno de la noble y rica familia Cerioli. Fue educada por las Hermanas de la Visitación, de Alzano. Aunque se sentía inclinada hacia la vida religiosa, aceptó la decisión de sus padres y se casó en 1835 con Gaetano Buzecchi-Tassis, que tenía 58 años y ella 19. Se fue a vivir a Comonte y aquí tuvo cuatro hijos; pero tres de estos murieron siendo niños. Esto fue para Constanza un duro golpe y llevó con paciencia la prueba y pudo comprobar que la distancia de edad con su marido era excesiva como las diferentes sensibilidades religiosas.

Su marido estaba espiritualmente alejado. Pero ella siempre fue dulce y amable con él hasta su muerte en 1854, que la dejó heredera de una gran fortuna. Dedicó todo su cariño al hijo que le había quedado, Carlo. En esta relación puso en juego toda la original riqueza de su método educativo, que le servirá más adelante como instrumento valioso para su apostolado. Pero su hijo murió a los 16 años. Entonces entró en una crisis existencial, en la que sólo la sostuvo la fuerza de la fe y la ayuda espiritual de dos obispos de Bérgamo.

Su mininsterio se debió a una frase casual del cura de la parroquia de Constanza. Desde el momento en que la escuchó, la rica viuda se llevó a vivir a su casa de Comonte, en Seriate, población de la Lombardía, a dos niños sin padres y formuló la determinación de dedicar su persona, sus medios y energías, al bienestar de los huérfanos y las huérfanas, hijos de campesinos especialmente, los que debían ser educados y adiestrados para la existencia y el trabajo en los campos.

Su primera ayudante, a la que consideró siempre como su mano derecha, era Luisa Corti. Sus consejeros y amigos fieles fueron el canónigo Valsecchi y el obispo de Bérgamo, Mons. Speranza. Por el otro lado estaban los que la consideraban "loca", como se lo dijo el obispo, a lo que ella repuso: "Es verdad que lo estoy; tengo la locura de la cruz". No pasó mucho tiempo sin que se le ofrecieran nuevas manos para ayudar en la obra y, en 1857, Constanza Cerioli hizo sus votos religiosos y tomó el nombre de Paula Isabel; a los pocos meses, el Instituto de la Sagrada Familia fue aprobado. Aumentó y prosperó con tanta rapidez que, en cinco años, se realizó la segunda parte del proyecto de la hermana Paula: una rama de hermanos de la misma congregación para que se hiciesen cargo de los huérfanos, que se estableció en Villa Campagna, cerca de Soncino, bajo la dirección de Juan Capponi, un alto empleado del hospital de Leffe.

Escribió personalmente las Constituciones de ambos Institutos que fueron aprobadas por el obispo de Bérgamo. Murió a los 47 años de una enfermedad cardiaca.

¡Ven Señor, no tardes!

Santo Evangelio según san Lucas 1, 67-79. Martes IV de Adviento

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor Jesús, ven a mi corazón y no tardes. Mira que anhelo poder estar contigo durante este tiempo de oración, por eso, te pido que no tarde yo en abrirte mi corazón. Dame la gracia de esperar que Tú vengas a mi vida y dejarte nacer en mí.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 1, 67-79

En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo:

"Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, y ha hecho surgir a favor nuestro un poderoso salvador en la casa de David, su siervo.

Así lo había anunciado desde antiguo, por boca de sus santos profetas: que nos salvaría de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos aborrecen, para mostrar su misericordia a nuestros padres, y acordarse de su santa alianza.

El Señor juró a nuestro padre Abraham concedernos que, libres ya de nuestros enemigos, lo sirvamos sin temor, en santidad y justicia delante de él, todos los días de nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, mediante el perdón de los pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz".

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Cuando era niño siempre esperaba por estas fechas el regalo del niño Dios. Para mí era un momento muy anhelado. Pensaba, antes que todo, lo que yo quería. Luego, como es costumbre, me pregunta si durante el año me había comportado bien. Por último, dejaba mi petición debajo del árbol navideño y luego sólo esperaba. Entre la ilusión y el ansia deseaba recibir aquello que tanto había esperado.

Ahora estamos a pocas horas de que sea Navidad. Dios está mirando nuestras súplicas y, sobre todo y antes que nada, ha visto nuestro esfuerzo durante este Adviento. Solo queda esperar. Podemos tomar la actitud de esperar a que el momento llegue y recibirlo de manera simplista, o tomamos la actitud de Zacarías que alaba al Señor porque están a punto de cumplirse las promesas que había recibido por parte de Dios. Este es el cántico de alabanza que hoy elevamos al cielo durante nuestra oración, el mismo de Zacarías que sabe que su salvador está cerca y que desea estar con nosotros, por eso repitamos en nuestra oración que sea Él que nazca en nuestro corazón: «Ven, Señor, ¡no tardes!».

«Cada día de nuestra vida repitamos aquella invocación que los primeros discípulos, en su lengua aramea, expresaban con las palabras Marana tha y que encontramos en el último versículo de la Biblia: “Ven, señor Jesús”, es el retorno de cada existencia cristiana: en nuestro mundo no tenemos necesidad de nada más que de una caricia de Cristo. ¡Qué gracia si, en la oración, en los días difíciles de esta vida, sentimos su voz que responde y nos asegura: “Mira, vengo pronto”!».

(Audiencia de S.S. Francisco, 11 de octubre de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Jesús dame la gracia de que vengas en mi corazón y que nazcas en él.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Buscaré hablar con alguien con quien no he hablado en mucho tiempo.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

La gruta donde nació Jesús

La Estrella de plata indica el lugar donde nació Cristo en la Gruta de la Basílica de la Natividad

La Basílica de la Natividad recuerda este acontecimiento importante:

“La Estrella de plata (...) indica el lugar donde nació Cristo en la Gruta de la Basílica de la Natividad, (...) Si bien el altar pertenece al rito griego ortodoxo, la inscripción de la estrella es latina y reza: ‘Aquí, de la Virgen María, nació Jesucristo’”[5].

La gruta de la Natividad tiene las dimensiones de una pequeña capilla casi rectangular (12,30 metros por 3,50 metros), con un pequeño ábside en el extremo oriental[6].

“El pesebre es venerado en la capillita, igualmente rupestre, de al lado. El altar que está en frente al pesebre está dedicado a los Reyes Magos. En él pueden celebrar la misa los sacerdotes católicos”[7].


Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento (Lc 2,6-7).

“... el lugar tradicional del nacimiento de Cristo. Es una gruta que se encuentra bajo el presbiterio. A ambos lados de este hay una escalera que comunican con la gruta” (...) La gruta es una capilla de reducidas dimensiones, de forma casi rectangular (12,30 metros x 3,50 metros), con un pequeño ábside en el extremo oriental. En él hay un altar y, debajo de éste, una estrella de plata señala el lugar donde Cristo nació de la Virgen María”.

“El pesebre es venerado en la capillita igualmente rupestre de al lado. El altar que está al frente está dedicado a los Reyes Magos”[8].

¿Qué diferencia hay entre «felices fiestas» y «feliz Navidad»?

¡Papa Noel! No, eso no tiene nada que ver con nuestra Navidad.

Mons. Héctor Aguer, Arzobispo Emérito de La Plata en Argentina, advirtió que la celebración de la Navidad “no puede ser tragada por ‘las fiestas’ en general”, pues los cristianos “festejamos el acontecimiento más grande de toda la historia humana”.

En su programa “Claves para un Mundo Mejor”, difundido  el 22 de diciembre de 2018 por CANAL 9, Mons. Aguer lamentó que “mucha gente dice ‘felices fiestas’ y seguro celebran la Navidad, el 24 a la noche brindan, y quizá hasta hacen una festichola”, como se conoce a las celebraciones en el hogar en Argentina.

“¿Pero saben por qué lo hacen? ¿Saben qué festejamos? Ahí está la cuestión”, señaló.

“Nosotros festejamos el acontecimiento más grande de toda la historia humana: el Nacimiento de Jesús, Hijo de Dios hecho Hombre, que ha venido para nuestra salvación”, subrayó.

El Prelado argentino destacó que “en realidad, si uno lo piensa bien, sería más impresionante festejar la Encarnación, el 25 de marzo, que es el momento en que por el anuncio del ángel el Espíritu Santo desciende sobre la Virgen María, y de un óvulo de la Virgen María se forma el cuerpo de Cristo que comienza a desarrollarse en su seno”.

“La segunda persona de la Trinidad se hace ‘carne’, se hace hombre, en el seno de María y cumple allí su ciclo de 9 meses. O sea es un embrión, es un feto y luego es un niño por nacer y es un niño que nace virginalmente en un parto misteriosamente virginal, realizado, como dice San Ignacio de Antioquía, en el silencio de Dios, en el silencio de esa noche santa Jesús está en los brazos de María y de José y es puesto en un pesebre”.

Mons. Aguer destacó que en la Navidad celebramos “la adoración de ese Niño que es Nuestro Salvador”.

“En esta Noche Santa del 24 al 25 lo que corresponde es caer de bruces delante del Pesebre para adorar al Niño Jesús”, indicó, y subrayó que “el Pesebre es el signo católico por excelencia de la Navidad”.

“¿Y ese barbudo que viene aquí, transpirando, vestido de colorado, con renos y todo eso, que viene de otra geografía? ¡Papa Noel! No, eso no tiene nada que ver con nuestra Navidad sudamericana, calurosa y católica”.

Más adelante, el Arzobispo Emérito de La Plata explicó que “la Navidad no es sólo el 24 y el 25, porque el 1° de enero es la Fiesta de Santa María Madre de Dios, cuando nos dedicamos a contemplar la maternidad divina y virginal de María, que es también una maternidad espiritual respecto de todos nosotros pues Cristo quiso que Ella fuera nuestra Madre en el orden de la gracia”.

“Luego, el 6 de enero celebramos la Epifanía del Señor, la manifestación a los Magos, pues así como Jesús se manifestó a los pastores judíos que estaban en la región, en el momento de su nacimiento, así también la inspiración de Dios hizo que unos Magos de Oriente, paganos, que no pertenecían al pueblo judío, comprendieran que había nacido el Rey y ellos fueron a reconocerlo y adorar al Rey, fueron los primeros paganos que reconocieron a Cristo como Rey y Redentor”.

Por esto, precisó, “las fiestas son, entonces, la Navidad, la Solemnidad de la Madre de Dios y la Epifanía del Señor el 6 de enero”.

Cena de Nochebuena

Este mes celebramos el Nacimiento de Jesús. Este acontecimiento está rodeado de costumbres y tradiciones

Con el Nacimiento de Jesús se cumple la promesa de Dios al mundo de enviar a un Salvador. Jesucristo es Dios hecho hombre.

Un poco de historia

Las tradiciones y costumbres son una manera de hacer presente lo que ocurrió, o lo que se acostumbraba hacer, en tiempos pasados. Son los hechos u obras que se transmiten de una generación a otra de forma oral o escrita. La palabra tradición viene del latín traditio que viene del verbo tradere, que significa entregar. Se podría decir que tradición es lo que nuestros antepasados nos han entregado.

En el caso de la Navidad, lo más importante de las tradiciones y costumbres no es sólo su aspecto exterior, sino su significado interior. Se debe conocer por qué y para qué se llevan a cabo las tradiciones y costumbres para así poder vivirlas mejor. Este es un modo de evangelizar.
Existen muchas tradiciones y costumbres que se celebran en el tiempo de Adviento y de la Navidad.

A continuación, presentaremos una de ellas con una pequeña explicación acerca de su significado y origen:

La Cena De Nochebuena

Las familias cristianas se suelen reunir en la noche del 24 de diciembre, víspera de la Navidad, y hacer una cena muy abundante. Se acostumbra comer pavo y otros platillos propios de esta época. Se trata de que sea una cena especial, distinta a la de todos los días, ya que se está celebrando el Nacimiento del Hijo de Dios. Esta costumbre nació en Europa y simboliza la abundancia que Cristo nos trae con su llegada.

Antes de la cena, la familia se reúne junto al Nacimiento y para realizar la ceremonia de arrullar y acostar al Niño Dios.

Debemos vivir las tradiciones y costumbres navideñas con el significado interior y no sólo el exterior para preparar nuestro corazón para el nacimiento de Jesús.

Algunas personas te podrán decir que estas costumbres y tradiciones las ha inventado la gente para divertirse y los comercios para vender. Recuerda que hay mucho significado detrás de cada una y trata de vivir estas tradiciones con el sentido profundo que tienen. Así, el 24 de diciembre no solo será un festejo más, sino que habrás preparado tu corazón con un verdadero amor a Dios y a tu prójimo.

Carta del Niño Jesús

Historia sobre el verdadero sentido de la Navidad titulada “Carta de Jesús

La Navidad está próxima y con ella los regalos, la cena navideña, las actividades en la parroquia, los viajes, etc. Toda una serie de actividades que podrían hacer olvidar al verdadero agasajado. Por eso, te compartimos esta historia sobre el verdadero sentido de la Navidad titulada “Carta de Jesús”.

Querido Amigo: 

Hola, te amo mucho. Como sabrás, nos estamos acercando otra vez a la fecha en que festejan mi nacimiento.

El año pasado hicieron una gran fiesta en mi honor y me da la impresión que este año ocurrirá lo mismo. A fin de cuentas llevan meses haciendo compras para la ocasión y casi todos los días han salido anuncios y avisos sobre lo poco que falta para que llegue.

La verdad es que se pasan de la raya, pero es agradable saber que por lo menos un día del año, piensan en mí. Ha transcurrido ya mucho tiempo cuando comprendían y agradecían de corazón lo mucho que hice por toda la humanidad.

Pero hoy en día, da la impresión de que la mayoría de la gente apenas sabe por qué motivo se celebra mi cumpleaños.

Por otra parte, me gusta que la gente se reúna y lo pase bien y me alegra sobre todo que los niños se diviertan tanto; pero aún así, creo que la mayor parte no sabe bien de qué se trata. ¿No te parece?

Como lo que sucedió, por ejemplo, el año pasado. Al llegar el día de mi cumpleaños, hicieron una gran fiesta, pero ¿puedes creer que ni siquiera me invitaron? ¡Imagínate! ¡Yo era el invitado de honor! ¡Pues se olvidaron por completo de mí!

Resulta que habían estado preparándose para las fiestas durante dos meses y cuando llegó el gran día me dejaron al margen. Ya me ha pasado tantísimas veces que lo cierto es que no me sorprendió.

Aunque no me invitaron, se me ocurrió colarme sin hacer ruido. Entré y me quedé en mi rincón. ¿Te imaginas que nadie advirtió siquiera mi presencia? Ni se dieron cuenta de que yo estaba allí.

Estaban todos bebiendo, riendo y pasándolo en grande, cuando de pronto se presentó un hombre gordo, vestido de rojo y barba blanca postiza, gritando: "¡jo, jo, jo!".

Parecía que había bebido más de la cuenta, pero se las arregló para avanzar a tropezones entre los presentes, mientras todos los felicitaban.

Cuando se sentó en un gran sillón, todos los niños, emocionadísimos, se le acercaron corriendo y diciendo: “¡Santa Claus!” Cómo si él hubiese sido el homenajeado y toda la fiesta fuera en su honor.

Aguanté aquella "fiesta" hasta donde pude, pero al final tuve que irme. Caminando por la calle me sentí solitario y triste. Lo que más me asombra de cómo celebra la mayoría de la gente el día de mi cumpleaños es que en vez de hacerme regalos, se obsequian cosas unos a otros y, para colmo, casi siempre son objetos que ni siquiera les hacen falta.

Te voy a hacer una pregunta. ¿A ti no te parecería extraño que al llegar tu cumpleaños todos tus amigos decidieron celebrarlo haciéndose regalos unos a otros y no te dieran nada a ti? ¡Pues es lo que me pasa a mí cada año!

Una vez alguien me dijo: "Es que tú no eres como los demás, a ti no se te ve nunca; ¿Cómo es que te vamos a hacer regalos?". Ya te imaginarás lo que le respondí.

Yo siempre he dicho: "pues regala comida y ropa a los pobres, ayuda a quienes lo necesiten. Ve a visitar a los huérfanos, enfermos y a los que estén en prisión. Todo lo que regales a tus semejantes para aliviar su necesidad, lo contaré como si me lo hubieras dado a mí personalmente" (Mateo 25,34-40).

Muchas personas en esta época en vez de pensar en regalar, hacen bazares o ventas de garaje, donde venden hasta lo que ni te imaginas con el fin de recaudar hasta el último centavo para sus nuevas compras de Navidad.

Y pensar todo el bien y felicidad que podrían llevar a las colonias marginadas, a los orfanatorios, asilos, penales o familiares de los presos.

Lamentablemente, cada año que pasa es peor. Llega mi cumpleaños y sólo piensan en las compras, en las fiestas y en las vacaciones y yo no pinto para nada en todo esto. Además cada año los regalos de Navidad, pinos y adornos son más sofisticados y más caros, se gastan verdaderas fortunas tratando con esto de impresionar a sus amistades.

Esto sucede inclusive en los templos. Y pensar que yo nací en un pesebre, rodeado de animales porque no había más.

Me agradaría muchísimo más nacer todos los días en el corazón de mis amigos y que me permitieran morar ahí para ayudarles cada día en todas sus dificultades, para que puedan palpar el gran amor que siento por todos; porque no sé si lo sepas, pero hace más de 2 mil años entregué mi vida para salvarte de la muerte y mostrarte el gran amor que te tengo.

Por eso lo que pido es que me dejes entrar en tu corazón. Llevo años tratando de entrar, pero hasta hoy no me has dejado. "Mira yo estoy llamando a la puerta, si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaremos juntos". Confía en mí, abandónate en mí. Este será el mejor regalo que me puedas dar. Gracias

Tu amigo,

Jesús.

6 formas para prepararse para la Navidad en el último minuto

La Navidad es mucho más que regalos y comida. Es la celebración de la venida de Jesucristo. ¡Prepárate!

La Navidad está ya a muy corta distancia y si eres como yo estás pensando, "¡No estoy listo para que la Navidad esté aquí todavía! ¡Necesito prepararme! ¡Todavía hay mucho por hacer!"

Por supuesto, muchos de nosotros también estamos pensando en los artículos que debemos comprar a última hora, o en la limpieza y otras tareas pendientes en esas listas kilométricas que tenemos. ¿Cuántos de nosotros podemos decir que en realidad nos estamos preparando para lo que es realmente importante?

Como católicos, la Navidad es mucho más que regalos, comida y suéteres feos. ¡Es la celebración de la venida de Jesucristo!

Veamos algunas formas en que podemos prepararnos para la mayor alegría de la temporada de Adviento. Incluso si eres de los que dejan todo para último minuto, aquí hay algunas maneras fáciles de prepararte.

1.- No seas pasivo

El padre Mike Schmitz analiza la "espera cristiana" y cómo debemos ser receptivos al llamado de Dios.

Cuando escuchamos la Palabra de Dios en la lectura del Evangelio en la Misa, debemos escuchar lo que Él nos dice que hagamos.

Una vez que recibimos Su mensaje, hagamos algo con este mensaje, y no nos quedemos sentados esperando pasivamente a que Dios haga algo.

2.- Haz espacio para Cristo

No se dejen envolver en el caos y el ajetreo de la temporada secular de Navidad. Disminuya la velocidad y concéntrese en la alegría de la venida de Jesucristo.

El padre Mike nos invita a decir "NO" esta temporada de Adviento, y con esto quiere decir NO a todas las "cosas" extra que nos quitan nuestro enfoque de Cristo.

Haz más espacio para Cristo, y menos para las distracciones.

3.- Ora a menudo

A medida que disminuyas la velocidad, ora para que Dios te guíe a la acción e invite al Espíritu Santo a que te abrace con Su amor.

Esa sensación cálida y acogedora que obtienes no proviene del fuego abierto en tu chimenea.

Es el amor del Espíritu Santo esperando ansiosamente para colmarte de gracia.

4.- Limpia tu espíritu

Tan importante como poner en orden a tus invitados esta temporada es limpiar tu alma para Jesús.

Ve a confesarte y pídele a tu sacerdote orientación sobre la preparación para Cristo.

5.- Sé alegre, sin importar qué

No voy a pretender que soy la persona más alegre del planeta, porque cualquier persona cercana a mí me conoce mejor.

Ser feliz en tiempos difíciles es difícil de lograr, pero es la manera perfecta de compartir la gloria de Dios durante la temporada de Adviento.

Todos podemos beneficiarnos de ser un poco más optimistas y más lentos para juzgar. Sé la persona feliz y contenta, incluso cuando parezca apropiado ser un cascarrabias.

6.- Prepárate para la segunda venida

Ahora, esto puede parecer extraño de escuchar durante el Adviento, pero tengan paciencia conmigo.

Celebramos la venida de Cristo para salvarnos a todos del pecado, pero ¡no olvidemos que Cristo vendrá de nuevo para llevarnos a la vida eterna!

Tenemos mucho que esperar, ¿estoy en lo correcto? Después de todo, lo que le sigue al Adviento es ¡otra temporada que nos recuerda la misericordia y el amor de Dios!

SISTER CECILIA  SUPERIORA Y LA COMUNIDAD DE MISIONERAS DE PAX VOBIS LE

DESEAN A USTED UNAS FELICES FIESTAS DE NAVIDAD Y AÑO NUEVO. QUE JESUS Y LA VIRGEN MARIA CON SAN JOSE EXTIENDAN ESE AMOR A TODOS LOS SUYOS Y A TODOS LOS QUE HABITAN EN SU CORAZON PARA QUE RECIBAN LA LUZ DEL CIELO.

                                                                                                   CON AMOR Y ORACION.

PAXTV.ORG