María, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón
- 01 Enero 2020
- 01 Enero 2020
- 01 Enero 2020
SISTER CECILIA SUPERIORA DE LAS MISIONERAS DE PAX VOBIS LES SALUDAN A USTED Y FAMILIA DESEANDOLES UN FELIZ AÑO NUEVO CON LA BENDICION DE DIOS Y LA DULCE PRESENCIA DE LA SANTISIMA VIRGEN MARIA COMO MADRE DE DIOS Y DE LA IGLESIA CON PLENA SALUD Y AMOR A MANOS LLENAS. FELICIDADES.
CON AMOR Y COMUNION DE ORACIONES.
Solemnidad Litúrgica. 1 de enero
Primera fiesta mariana que apareció en la Iglesia occidental
En la octava de la Natividad del Señor y en el día de su Circuncisión. Los Padres del Concilio de Efeso la aclamaron como Theotokos, porque en ella la Palabra se hizo carne, y acampó entre los hombres el Hijo de Dios, príncipe de la paz, cuyo nombre está por encima de todo otro nombre.
Es el mejor de los comienzos posibles para el santoral. Abrir el año con la solemnidad de la Maternidad divina de María es el mejor principio como es también el mejor colofón. Ella está a la cabeza de todos los santos, es la mayor, la llena de Gracia por la bondad, sabiduría, amor y poder de Dios; ella es el culmen de toda posible fidelidad a Dios, amor humano en plenitud. No extraña el calificativo superlativo de "santísima" del pueblo entero cristiano y es que no hay en la lengua mayor potencia de expresión. Madre de Dios y también nuestra... y siempre atendida su oración.
Los evangelios hablan de ella una quincena de veces, depende del cómputo que se haga dentro de un mismo pasaje, señalando una vez o más.
El resumen de su vida entre nosotros es breve y humilde: vive en Nazaret, allá en Galilea, donde concibió por obra del Espíritu Santo a Jesús y se desposó con José.
Visita a su parienta Isabel, la madre del futuro Precursor, cuando está embarazada de modo imprevisto y milagroso de seis meses; con ella convive, ayudando, e intercambiando diálogos místicos agradecidos la temporada que va hasta el nacimiento de Juan.
Por el edicto del César, se traslada a Belén la cuna de los mayores, para empadronarse y estar incluida en el censo junto con su esposo. La Providencia hizo que en ese entonces naciera el Salvador, dándolo a luz a las afueras del pueblo en la soledad, pobreza, y desconocimiento de los hombres. Su hijo es el Verbo encarnado, la Segunda Persona de Dios que ha tomado carne y alma humana.
Después vino la Presentación y la Purificación en el Templo.
También la huída a Egipto para buscar refugio, porque Herodes pretendía matar al Niño después de la visita de los magos.
Vuelta la normalidad con la muerte de Herodes, se produce el regreso; la familia se instala en Nazaret donde ya no hay nada extraordinario, excepción hecha de la peregrinación a Jerusalén en la que se pierde Jesús, cuando tenía doce años, hasta que José y María le encontraron entre los doctores, al cabo de tres días de angustiosa búsqueda.
Ya, en la etapa de la "vida pública" de Jesús, María aparece siguiendo los movimientos de su hijo con frecuencia: en Caná, saca el primer milagro; alguna vez no se le puede aproximar por la muchedumbre o gentío.
En el Calvario, al llegar la hora impresionante de la redención por medio del cruentísimo sufrimiento, está presente junto a la cruz donde padece, se entrega y muere el universal salvador que es su hijo y su Dios.
Finalmente, está con sus nuevos hijos _que estuvieron presentes en la Ascensión_ en el "piso de arriba" donde se hizo presente el Espíritu Santo enviado, el Paráclito prometido, en la fiesta de Pentecostés.
Con la lógica desprendida del evangelio y avalada por la tradición, vivió luego con Juan, el discípulo más joven, hasta que murió o no murió, en Éfeso o en Jerusalén, y pasó al Cielo de modo perfecto, definitivo y cabal por el querer justo de Dios que quiso glorificarla.
Dio a su hijo lo que cualquier madre da: el cuerpo, que en su caso era por concepción milagrosa y virginal. El alma humana, espiritual e inmortal, la crea y da Dios en cada concepción para que el hombre engendrado sea distinto y más que el animal. La divinidad, lógico, no nace por su eternidad.
El sujeto nacido en Belén es peculiar. Al tiempo que es Dios, es hombre. Alta teología clasifica lo irrepetible de su ser, afirmando dos naturalezas en única personalidad. El Dios infinito, invisible, inmenso, omnipotente en su naturaleza es ahora pequeño, visible, tan limitado que necesita atención. Lo invisible de Dios se hace visible en Jesús, lo eterno de Dios entra con Jesús en la temporalidad, lo inaccesible de Dios es ya próximo en la humanidad, la infinitud de Dios se hace limitación en la pequeñez, la sabiduría sin límite de Dios es torpeza en el gemido humano del bebé Jesús y la omnipotencia es ahora necesidad.
María es madre, amor, servicio, fidelidad, alegría, santidad, pureza. La Madre de Dios contempla en sus brazos la belleza, la bondad, la verdad con gozoso asombro y en la certeza del impenetrable misterio.
Santo Evangelio según san Lucas 2, 16-21. Miércoles de la Octava de Navidad
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Madre santísima, que sea pronto a cumplir tu voluntad.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 2, 16-21
En aquel tiempo, los pastores fueron a toda prisa hacia Belén y encontraron a María, a José y al niño, acostado en el pesebre. Después de verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño y cuantos los oían quedaban maravillados. c
Los pastores se volvieron a sus campos, alabando y glorificando a Dios por todo cuanto habían visto y oído, según lo que se les había anunciado.
Cumplidos los ocho días, circuncidaron al niño y le pusieron el nombre de Jesús, aquel mismo que había dicho el ángel, antes de que el niño fuera concebido.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Tras las fiestas navideñas aún seguimos viendo aguinaldos, posadas, juegos y fiesta… Todos sentimos un gran cariño por las fiestas decembrinas, y quizá nos olvidemos de lo más importante, por eso la Iglesia nos pone de nuevo este Evangelio, primero por el hecho de ser ocho días después de la Navidad, que sería la circuncisión del Niño Jesús, y luego por dar una celebración a María, como madre de Dios.
Las dos partes de este Evangelio nos empujan a vivir más ardientemente los misterios de la Navidad, ya no como un mero acontecimiento histórico, sino como una de las gracias más grandes del amor de Dios. Por un lado, ver como la gloria de Dios se manifiesta sobre todo, y ante todo, a la gente sencilla, por otro lado, el nombre de Jesús, que significa Dios salva, viene a ser la corroboración del cumplimiento de la palabra del ángel anunciada a María.
Estas dos partes nos muestran como Jesús quiso nacer como hombre, sufriendo las inclemencias de la vida y queriendo obedecer las mismas leyes de los hombres.
«Pero hoy es también un día para admirarse delante de la Madre de Dios: Dios es un niño pequeño en brazos de una mujer, que nutre a su Creador. La imagen que tenemos delante nos muestra a la Madre y al Niño tan unidos que parecen una sola cosa. Es el misterio de este día, que produce una admiración infinita: Dios se ha unido a la humanidad, para siempre. Dios y el hombre siempre juntos, esta es la buena noticia al inicio del año: Dios no es un señor distante que vive solitario en los cielos, sino el Amor encarnado, nacido como nosotros de una madre para ser hermano de cada uno, para estar cerca: el Dios de la cercanía. Está en el regazo de su madre, que es también nuestra madre, y desde allí derrama una ternura nueva sobre la humanidad».
(Homilía de S.S. Francisco, 1 de enero de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Recordar la alegría navideña que me mueva a hacer algo por mis hermanos, una obra de misericordia o un acto de caridad.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! ¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia. Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Al final del camino siempre está María.
...Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolviò en su luz: y se llenaron de temor. El ángel les dijo: No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá duntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace. Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: "Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado". Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. Lc.2, 8-20
Hay una cierta conveniencia en que el Buen Pastor fuese presentado a los pastores de aquella región. Parece ser que los pastores de aquellos tiempos tenía un poco de mala prensa, entre otras cosas porque no distinguían muy bien entre “lo mío” y “lo tuyo”. Para los fariseos seguramente entraban más o menos dentro de la categoría de los “pecadores”. Pero, como diría Cristo más tarde: “El médico es para curar a los enfermos y no a los sanos”. Por eso, Dios Padre desea que los pecadores vayan lo antes posible a Belén para encontrarse con su Salvador.
Podemos imaginar con que fervor la nueva madre mostró a su bebé a estos hombres. Enseguida parece claro que Jesús no pertenece únicamente a María sino al mundo entero. Ella tendrá que ir aprendiendo a tener un amor bastante desapegado a su Hijo.
Esta marcha de los pastores a Belén para encontrarse con su Salvador ha sido fundamentalmente el itinerario de millones de almas. Al final del camino está María con el Niño sobre su regazo. Ella de verdad es “refugio de los pecadores.” Con razón decimos en la segunda parte del Ave María: “Ruega por nosotros los pecadores”.
Hay miles de almas que siempre han encontrado en María el camino de regreso al Hijo de Dios. Ella como buena madre les espera para mostrarles el camino a Cristo. Con razón en casi todas sus apariciones nos invita a acercarnos a su Hijo en el sacramento de la reconciliación y recibir el perdón de Dios por los pecados.
El paradigma de la Paz delineado por el Papa Francisco
Repasamos los mensajes para la Jornada Mundial de la Paz de 2014 a 2020.
Corazones irrigados de fraternidad, vidas liberadas de la esclavitud, miradas capaces de superar la indiferencia, semillas de no violencia para promover la paz. Pero también manos extendidas hacia los migrantes y refugiados, pasos inspirados en la buena política y en caminos de diálogo y reconciliación. Es una mirada hacia estos horizontes llenos de esperanza lo que ilumina los mensajes del Papa para la Jornada Mundial de la Paz. Aunque entrelazada con la realidad de una sociedad deformada por varios vicios, es una mirada siempre ligada a la esperanza cristiana, al rostro de Jesús. De las enseñanzas y exhortaciones del Papa Francisco por la paz, emerge también el claro perfil de un denso Magisterio.
2014: la fraternidad es el fundamento de la paz
El primer mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz, en 2014, se abre con el deseo dirigido "a todos, personas y pueblos", de una existencia "llena de alegría y esperanza". El pilar del documento es la fraternidad, que Francisco delinea desde una premisa: la fraternidad, que se empieza a aprender en la familia, es "el fundamento y el camino de la paz". No sólo las personas, sino también las naciones -explica Francisco recordando la encíclica "Populorum Progressio" de Pablo VI- deben encontrarse "en espíritu de fraternidad". Refiriéndose al Magisterio de Juan Pablo II, el Pontífice subraya que la paz es "un bien indivisible": "es de todos o de nadie".
“La familia es la fuente de toda fraternidad, y por eso es también el fundamento y el camino primordial para la paz, pues, por vocación, debería contagiar al mundo con su amor” (Papa Francisco, mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 2014).
En la familia de Dios, donde todos son hijos del mismo Padre, no hay "vidas descartables": la fraternidad, explica el Papa, es también una "premisa para vencer la pobreza". Pero necesitamos "políticas eficaces que promuevan el principio de la fraternidad, asegurando que las personas tengan acceso a los capitales, a los servicios, a los recursos educativos, sanitarios y tecnológicos". Francisco también nos insta a redescubrir la fraternidad en la economía, a repensar los "modelos de desarrollo" y a cambiar los "estilos de vida". Con la fraternidad, continúa el Pontífice, la guerra se "extingue" si cada uno reconoce en el otro "un hermano del que preocuparse".
Finalmente, la fraternidad, observa el Papa en el mensaje de 2014, también ayuda a "preservar y a cultivar la naturaleza".
2015: ya no son esclavos sino hermanos
En su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 2015, el Papa Francisco se detiene en las profundas heridas que desgarran la fraternidad y la vida de comunión. Entre ellos, un "fenómeno abominable" es el "flagelo de la explotación del hombre por parte del hombre". Aún hoy, el Santo Padre recuerda que "millones de personas están privadas de su libertad y obligadas a vivir en condiciones similares a las de la esclavitud". El pensamiento del Papa se dirige en particular a los numerosos trabajadores y trabajadoras, incluso menores de edad, "oprimidos en diversos sectores", a los numerosos migrantes privados de libertad "en su dramático viaje", a las personas "obligadas a ejercer la prostitución".
“Hoy como ayer, en la raíz de la esclavitud se encuentra una concepción de la persona humana que admite el que pueda ser tratada como un objeto. Cuando el pecado corrompe el corazón humano, y lo aleja de su Creador y de sus semejantes, éstos ya no se ven como seres de la misma dignidad, como hermanos y hermanas en la humanidad, sino como objetos (Papa Francisco, mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 2015)”.
El Papa finalmente exhorta a "globalizar la fraternidad". Y hace un " llamamiento urgente a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, y a todos los que, de lejos o de cerca, incluso en los más altos niveles de las instituciones, son testigos del flagelo de la esclavitud contemporánea, para que no sean cómplices de este mal, para que no aparten los ojos del sufrimiento de sus hermanos y hermanas en humanidad, privados de libertad y dignidad, sino que tengan el valor de tocar la carne sufriente de Cristo".
2016: Vencer la indiferencia
El mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz de 2016 es una invitación a vencer las diversas expresiones de la indiferencia. "La primera forma de indiferencia en la sociedad humana -explica el Pontífice- es la indiferencia ante Dios". De esto también brota "la indiferencia hacia el prójimo y ante lo creado". "Casi sin darnos cuenta, nos hemos convertido en incapaces de sentir compasión por los otros, por sus dramas; no nos interesa preocuparnos de ellos, como si aquello que les acontece fuera una responsabilidad que nos es ajena, que no nos compete". Y en una sociedad tan desgarrada, en la que la inercia y la despreocupación se extienden, la paz se ve amenazada "por la indiferencia globalizada".
“Cuando afecta al plano institucional, la indiferencia respecto al otro, a su dignidad, a sus derechos fundamentales y a su libertad, unida a una cultura orientada a la ganancia y al hedonismo, favorece, y a veces justifica, actuaciones y políticas que terminan por constituir amenazas a la paz. Dicha actitud de indiferencia puede llegar también a justificar algunas políticas económicas deplorables, premonitoras de injusticias, divisiones y violencias...” (Papa Francisco, mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 2016).
La indiferencia respecto al ambiente natural, señala el Papa, favorece también "la deforestación, la contaminación y las catástrofes naturales que desarraigan comunidades enteras de su ambiente de vida, forzándolas a la precariedad y a la inseguridad" y crea "nuevas pobrezas". Finalmente, Francisco nos insta a pasar de la indiferencia a la misericordia a través de la conversión del corazón y la promoción de una cultura de solidaridad. En el espíritu del Jubileo de la Misericordia, anunciado por el Papa Francisco el 13 de marzo de 2105, cada uno "está llamado a reconocer cómo se manifiesta la indiferencia en su propia vida y a adoptar un compromiso concreto para contribuir a mejorar la realidad donde vive, a partir de su propia familia, de su vecindario o el ambiente de trabajo.
2017: la no violencia como estilo de una política para la paz
El 50º mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 2017 se centra en la no violencia. "Que la caridad y la no violencia -escribe Francisco- guíen el modo de tratarnos en las relaciones interpersonales, sociales e internacionales. El mundo está fragmentado, señala el Santo Padre: "hoy, lamentablemente, estamos ante una terrible guerra mundial por partes".
“Esta violencia que se comete «por partes», en modos y niveles diversos, provoca un enorme sufrimiento que conocemos bien: guerras en diferentes países y continentes; terrorismo, criminalidad y ataques armados impredecibles; abusos contra los emigrantes y las víctimas de la trata; devastación del medio ambiente” (Papa Francisco, mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 2017).
La violencia, subraya el Pontífice, "no es la solución para nuestro mundo fragmentado": ser verdaderos discípulos de Jesús "hoy significa también aceptar su propuesta de la no violencia". La no violencia practicada con decisión y coherencia, recuerda Francisco, ha dado resultados impresionantes: "los éxitos alcanzados por Mahatma Gandhi y Khan Abdul Ghaffar Khan en la liberación de la India, y por Martin Luther King Jr. contra la discriminación racial nunca serán olvidados". "Jesús mismo - observa finalmente el Papa - nos ofrece un 'manual' de esta estrategia de construcción de la paz en así llamado Sermón de la Montaña": "las ocho Bienaventuranzas (cf. Mt 5,3-10) trazan el perfil de la persona que podemos definir como bienaventurada, buena y auténtica".
2018: migrantes y refugiados, personas que buscan la paz
En su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 2018, el Papa Francisco exhorta a abrazar a todos aquellos "que huyen de la guerra y el hambre o que se ven obligados a abandonar su tierra a causa de la discriminación, la persecución, la pobreza y la degradación ambiental". "Ofrecer a los solicitantes de asilo, a los refugiados, a los inmigrantes y a las víctimas de la trata de seres humanos, la posibilidad de encontrar la paz que buscan" - escribe Francisco - "requiere una estrategia que combine cuatro acciones: acoger, proteger, promover e integrar".
“Acoger recuerda la exigencia de ampliar las posibilidades de entrada legal, no expulsar a los desplazados y a los inmigrantes a lugares donde les espera la persecución y la violencia. Proteger» nos recuerda el deber de reconocer y de garantizar la dignidad inviolable de los que huyen de un peligro real en busca de asilo y seguridad, evitando su explotación. Promover» tiene que ver con apoyar el desarrollo humano integral de los migrantes y refugiados integrar» significa trabajar para que los refugiados y los migrantes participen plenamente en la vida de la sociedad que les acoge” (Papa Francisco mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 2018).
Observando a los migrantes y refugiados con una mirada contemplativa alimentada por la fe, señala finalmente el Santo Padre, se descubre que "no llegan con las manos vacías". "traen consigo la riqueza de su valentía, su capacidad, sus energías y sus aspiraciones, y por supuesto los tesoros de su propia cultura, enriqueciendo así la vida de las naciones que los acogen".
2019: la buena política está al servicio de la paz
El mensaje de la Jornada Mundial de la Paz de 2019 está dedicado al "desafío de una buena política". "La buena política está al servicio de la paz; respeta y promueve los derechos humanos fundamentales, que son igualmente deberes recíprocos, de modo que se cree entre las generaciones presentes y futuras un vínculo de confianza y gratitud". Pero en la política, añade el Papa, no faltan los vicios, "tanto por ineptitud personal como por distorsiones del ambiente y de las instituciones". “Estos vicios, que socavan el ideal de una democracia auténtica, son la vergüenza de la vida pública y ponen en peligro la paz social: la corrupción —en sus múltiples formas de apropiación indebida de bienes públicos o de aprovechamiento de las personas—, la negación del derecho, el incumplimiento de las normas comunitarias, el enriquecimiento ilegal, la justificación del poder mediante la fuerza o con el pretexto arbitrario de la “razón de Estado”, la tendencia a perpetuarse en el poder, la xenofobia y el racismo, el rechazo al cuidado de la Tierra, la explotación ilimitada de los recursos naturales por un beneficio inmediato, el desprecio de los que se han visto obligados a ir al exilio (Papa Francesco, mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 2019).
“Cuando el ejercicio del poder político apunta únicamente a proteger los intereses de ciertos individuos privilegiados – recuerda el Santo Padre – el futuro está en peligro y los jóvenes pueden sentirse tentados por la desconfianza. En cambio, cuando la política se traduce, concretamente, en un estímulo de los jóvenes talentos y de las vocaciones que quieren realizarse, “la paz se propaga en las conciencias y sobre los rostros”. “Se llega a una confianza dinámica, que significa ‘yo confío en ti y creo contigo’ en la posibilidad de trabajar juntos por el bien común”. La política –observa finalmente Francisco - favorece la paz si se realiza, por lo tanto, reconociendo los carismas y las capacidades de cada persona.
2020: toda guerra es un fratricidio
En su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz en 2020, Francisco señala la paz como "un bien precioso" y una meta hacia la cual tender a pesar de los obstáculos y las pruebas. "La esperanza -escribe el Papa- es la virtud que nos pone en el camino, nos da alas para avanzar, incluso cuando los obstáculos parecen insuperables". "Nuestra comunidad humana -añade- lleva en la memoria y en la carne los signos de las guerras y conflictos que se han producido, con una capacidad destructiva creciente , y que no dejan de afectar especialmente a los más pobres y débiles".
“Abrir y trazar un camino de paz es un desafío muy complejo, en cuanto los intereses que están en juego en las relaciones entre personas, comunidades y naciones son múltiples y contradictorios. En primer lugar, es necesario apelar a la conciencia moral y a la voluntad personal y política. La paz, en efecto, brota de las profundidades del corazón humano y la voluntad política siempre necesita revitalización, para abrir nuevos procesos que reconcilien y unan a las personas y las comunidades” (Papa Francisco, mensaje para la Joranda Mundial de la Paz de 2020).
El reciente Sínodo sobre la Amazonía, recuerda el Pontífice, nos lleva “a renovar la llamada a una relación pacífica entre las comunidades y la tierra, entre el presente y la memoria, entre las experiencias y las esperanzas”. El Papa exhorta también a ser artesanos de paz: “El mundo – explica el Santo Padre – no necesita palabras vacías, sino testigos convencidos, artesanos de la paz abiertos al diálogo sin exclusión ni manipulación”. “El camino de la reconciliación – subraya el Pontífice - requiere paciencia y confianza. La paz no se logra si no se la espera".
Este año será distinto si te abres a Dios, si rompes con tu egoísmo, si empiezas a vivir no para ti mismo, sino para tantos corazones que te encontrarás este año.
La pregunta me deja un poco inquieto. Porque sé que el "año nuevo" es simplemente una hoja de calendario, un cambio en los números, una simple tradición humana. Porque el tiempo escapa a nuestro control, y fluye sin cesar.
Pero casi todos, al llegar el año nuevo, damos una mirada al año que termina y soñamos en el año que comienza.
Lo pasado queda allí: fijo, inmodificable, casi pétreo. Con sus momentos buenos y sus fracasos, con sus sueños realizados y con los sueños que se evaporaron en el vacío, con las ayudas que me ofrecieron y con las ayudas que pude ofrecer a otros, con mis omisiones y mis cobardías.
Lo futuro inicia, como inició ayer, como inició hace un mes, como iniciará mañana.
Cada instante se presenta como una oportunidad que en parte depende de mi prudencia y de mis decisiones. En otra buena parte, depende de las decisiones de otros. En los dos casos, y aunque no siempre nos demos cuenta, depende de Dios
De nuevo, ¿qué deseo en un año nuevo? Desearía la paz en Tierra Santa. Para que nadie privase a nadie de su tierra, de su casa, de su familia. Para que las religiones fueran vividas como lo que son: un camino para unir a los hombres bajo la luz de Dios. Para que la tierra donde vivió, murió y resucitó Cristo testimoniase con un estilo de vida nuevo la gran belleza del Evangelio.
Luego, desearía la paz en tantos lugares del planeta. Especialmente en África, donde todavía unos poderosos venden armas para la muerte pero no ofrecen comida para los hambrientos.
Querría, además, que desapareciese el aborto en todos los países del mundo. Lo cual no es ningún sueño imposible: basta con aprender a vivir responsablemente la vocación al amor para que ningún hijo sea visto como un “enemigo” o un obstáculo en el camino de la propia vida. Porque lo mejor que podemos hacer es vivir para los demás. Porque cada niño pide un poquito de amor y de respeto. Porque cada madre que ha empezado a serlo merece ayuda y apoyo, para que no le falten las cosas que más necesite durante los meses de embarazo y los primeros años de su hijo.
En este nuevo año me gustaría dialogar con quien piensa de modo distinto en un clima de respeto, sin insultos, sin desprecios, sin zancadillas. Porque si él y si yo somos humanos, porque si él y si yo queremos encontrar la verdad, podemos ayudarnos precisamente con una palabra nacida desde los corazones que saben escucharse y, más a fondo, que saben amarse...
El año que inicia querría tener más energías, más entusiasmo, más convicción, para enseñar a los otros lo que para mí es el tesoro verdadero: mi fe católica. Enseñarla, sobre todo, con mi vida. Querría ser, en ese sentido, más coherente, más bueno, más abierto, más disponible, más cercano. Especialmente cuando me encuentre con un pobre, con un enfermo, con una persona triste o desesperada, con quien llora porque sabe lo que muchos no se atreven a reconocer: que ha pecado. Porque sólo cuando me pongo ante mis faltas con honestidad clara y completa, descubro mi miseria y comprendo la de los otros. Y porque cuando reconozco mi miseria y la ajena puedo entender que necesitamos al único que puede limpiarnos con su palabra llena de perdón y de esperanza: Dios.
¿Qué deseo en un año nuevo? Quizá deseo demasiado. Quizá he soñado despierto. Quizá me he dejado llevar por una emoción inconsistente. Mientras, el reloj sigue su marcha, y, sin saberlo, me dice: este año será un poco distinto si te abres a Dios, si rompes con tu egoísmo, si empiezas a vivir no para ti mismo, sino para tantos corazones que encontrarás en los mil cruces de camino de este año que está iniciando...
Oración de fin y principio del año
Al terminar este año quiero darte gracias por todo aquello que recibí de Ti
Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad,
tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.
Al terminar este año quiero darte gracias
por todo aquello que recibí de TI.
Gracias por la vida y el amor, por las flores,
el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto
fue posible y por lo que no pudo ser.
Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que
pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos
y lo que con ellas pude construir.
Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé,
las amistades nuevas y los antiguos amores,
los más cercanos a mí y los que estén más lejos,
los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar,
con los que compartí la vida, el trabajo,
el dolor y la alegría.
Pero también, Señor hoy quiero pedirte perdón,
perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado,
por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho,
y perdón por vivir sin entusiasmo.
También por la oración que poco a poco fui aplazando
y que hasta ahora vengo a presentarte.
Por todos mis olvidos, descuidos y silencios
nuevamente te pido perdón.
En los próximos días iniciaremos un nuevo año
y detengo mi vida ante el nuevo calendario
aún sin estrenar y te presento estos días
que sólo TÚ sabes si llegaré a vivirlos.
Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría,
la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.
Quiero vivir cada día con optimismo y bondad
llevando a todas partes un corazón lleno
de comprensión y paz.
Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios
a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.
Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno
que mi espíritu se llene sólo de bendiciones
y las derrame a mi paso.
Cólmame de bondad y de alegría para que,
cuantos conviven conmigo o se acerquen a mí
encuentren en mi vida un poquito de TI.
Danos un año feliz y enséñanos
a repartir felicidad.
Amén
DOCE CAMPANADAS
Para el nuevo año te ofrecemos doce frases, como doce campanadas:
1. Agradece el pasado como don de Dios.
2. Vive el presente con esperanzas y creatividad.
3. Di "sí" al paso de Dios por tu vida.
4. Confía, Dios te encomienda cosas grandes.
5. Valora lo pequeño, llegarás a lo grande.
6. Mira a la vida con sencillez y amor.
7. Ten buen humor, pase lo que pase.
8. Perdona y pide perdón.
9. Haz algo por el otro y serás feliz.
10. Atento, Dios te habla cada día.
11. Dios cuenta contigo.
12. Ama la vida, ama al mundo, ama a Dios.
QUE DIOS TE BENDIGA HOY Y SIEMPRE
Misa de la solemnidad de María Santísima Madre de Dios
Octava de la Navidad
ENERO 01, 2020 11:45
REDACCIÓNPAPA Y SANTA SEDE, ROMA
(ZENIT – 1 enero 2020).- A las 10 de la mañana de hoy 1 enero 2020, en la Basílica Vaticana, el Santo Padre Francisco presidió la celebración de la misa de la solemnidad de María Santísima Madre de Dios en la octava de la Navidad, y con ocasión de la 53ª Jornada Mundial de la Paz sobre el tema, La paz como camino de esperanza: diálogo, reconciliación y conversión ecológica.
Publicamos a continuación la homilía que el Papa Francisco pronunció durante la Celebración Eucarístico, después de la proclamación del Evangelio:
***
Homilía del Papa
«Cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer» (Ga 4,4). Nacido de mujer: así es cómo vino Jesús. No apareció en el mundo como adulto, sino como nos ha dicho el Evangelio, fue «concebido» en el vientre (Lc 2,21): allí hizo suya nuestra humanidad, día tras día, mes tras mes. En el vientre de una mujer, Dios y la humanidad se unieron para no separarse nunca más. También ahora, en el cielo, Jesús vive en la carne que tomó en el vientre de su madre. En Dios
está nuestra carne humana.
El primer día del año celebramos estos desposorios entre Dios y el hombre, inaugurados en el vientre de una mujer. En Dios estará para siempre nuestra humanidad y María será la Madre de Dios para siempre. Ella es mujer y madre, esto es lo esencial. De ella, mujer, surgió la salvación y, por lo tanto, no hay salvación sin la mujer. Allí Dios se unió con nosotros y, si queremos unirnos con Él, debemos ir por el mismo camino: a través de María, mujer y madre. Por ello, comenzamos el año bajo el signo de Nuestra Señora, la mujer que tejió la humanidad de Dios. Si queremos tejer con humanidad las tramas de nuestro tiempo, debemos partir de nuevo de la mujer.
Nacido de mujer. El renacer de la humanidad comenzó con la mujer. Las mujeres son fuente de vida. Sin embargo, son continuamente ofendidas, golpeadas, violadas, inducidas a prostituirse y a eliminar la vida que llevan en el vientre. Toda violencia infligida a la mujer es una profanación de Dios, nacido de una mujer. La salvación para la humanidad vino del cuerpo de una mujer: de cómo tratamos el cuerpo de la mujer comprendemos nuestro nivel de humanidad. Cuántas veces el cuerpo de la mujer se sacrifica en los altares profanos de la publicidad, del lucro, de la pornografía, explotado como un terreno para utilizar. Debe ser liberado del consumismo, debe ser respetado y honrado. Es la carne más noble del mundo, pues concibió y dio a luz al Amor que nos ha salvado.
Hoy, la maternidad también es humillada, porque el único crecimiento que interesa es el económico. Hay madres que se arriesgan a emprender viajes penosos para tratar desesperadamente de dar un futuro mejor al fruto de sus entrañas, y que son consideradas como números que sobrexceden el cupo por personas que tienen el estómago lleno, pero de cosas, y el corazón vacío de amor.
Nacido de mujer. Según la narración bíblica, la mujer aparece en el ápice de la creación, como resumen de todo lo creado. De hecho, ella contiene en sí el fin de la creación misma: la generación y protección de la vida, la comunión con todo, el ocuparse de todo. Es lo que hace la Virgen en el Evangelio hoy. «María, por su parte ―dice el texto―, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón» (v. 19). Conservaba todo: la alegría por el nacimiento de Jesús y la tristeza por la hospitalidad negada en Belén; el amor de José y el asombro de los pastores; las promesas y las incertidumbres del futuro. Todo lo tomaba en serio y todo lo ponía en su lugar en su corazón, incluso la adversidad. Porque en su corazón arreglaba cada cosa con amor y confiaba todo a Dios.
En el Evangelio encontramos por segunda vez esta acción de María: al final de la vida oculta de Jesús se dice, en efecto, que «su madre conservaba todo esto en su corazón» (v. 51). Esta repetición nos hace comprender que conservar en el corazón no es un buen gesto que la Virgen hizo de vez en cuando, sino un hábito. Es propio de la mujer tomarse la vida en serio. La mujer manifiesta que el significado de la vida no es continuar a producir cosas, sino tomar en serio las que ya están. Sólo quien mira con el corazón ven bien, porque saben “ver en profundidad” a la persona más allá de sus errores, al hermano más allá de sus fragilidades, la esperanza en medio de las dificultades, a Dios en todo.
Al comenzar este nuevo año, preguntémonos: “¿Sé mirar a las personas con el corazón? ¿Me importa la gente con la que vivo o la destruyo con los murmullos? Y, sobre todo, ¿tengo al Señor en el centro de mi corazón, u otros valores, otros intereses, mi promoción, la riqueza, el poder?”. Sólo si la vida es importante para nosotros sabremos cómo cuidarla y superar la indiferencia que nos envuelve. Pidamos esta gracia: vivir el año con el deseo de tomar en serio a los demás, de cuidar a los demás. Y si queremos un mundo mejor, que sea una casa de paz y no un patio de batalla, que nos importe la dignidad de toda mujer. De una mujer nació el Príncipe de la paz. La mujer es donante y mediadora de paz y debe ser completamente involucrada en los procesos de toma de decisiones. Porque cuando las mujeres pueden transmitir sus dones, el mundo se encuentra más unido y más en paz. Por lo tanto, una conquista para la mujer es una conquista para toda la humanidad.
Nacido de mujer. Jesús, recién nacido, se reflejó en los ojos de una mujer, en el rostro de su madre. De ella recibió las primeras caricias, con ella intercambió las primeras sonrisas. Con ella inauguró la revolución de la ternura. La Iglesia, mirando al niño Jesús, está llamada a continuarla. De hecho, al igual que María, también ella es mujer y madre, y en la Virgen encuentra sus rasgos distintivos. La ve inmaculada, y se siente llamada a decir “no” al pecado y a la mundanidad. La ve fecunda y se siente llamada a anunciar al Señor, a generarlo en las vidas. La ve, madre, y se siente llamada a acoger a cada hombre como a un hijo.
Acercándose a María, la Iglesia se encuentra a sí misma, encuentra su centro y su unidad. En cambio, el enemigo de la naturaleza humana, el diablo, trata de dividirla, poniendo en primer plano las diferencias, las ideologías, los pensamientos partidistas y los bandos. Pero no podemos entender a la Iglesia si la miramos a partir de sus estructuras, a partir de los programas, de las tendencias, de las ideologías, de la funcionalidad: percibiremos algo de ella, pero no su corazón. Porque la Iglesia tiene el corazón de una madre.
Y nosotros, hijos, invocamos hoy a la Madre de Dios, que nos reúne como pueblo creyente. Oh Madre, genera en nosotros la esperanza, tráenos la unidad. Mujer de la salvación, te confiamos este año, custódialo en tu corazón. Te aclamamos: ¡Santa Madre de Dios, Santa Madre de Dios, Santa Madre de Dios!
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ENERO 01, 2020 11:45
PAPA Y SANTA SEDE, ROMA