Testigos de la verdad
- 07 Febrero 2020
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Ricardo, Santo
Laico, 7 de febrero
Martirologio Romano: En Luca, de la Toscana, san Ricardo, padre de los santos Willibaldo y Waldburgis, el cual, peregrinando junto con sus hijos desde Inglaterra a Roma, falleció durante el viaje. (†720 )
Breve Biografía
En la primavera del año 720 un pequeño grupo de personas salió del Hamble para ir en peregrinación a Roma y Tierra Santa. Era una familia de Wessex, compuesta del padre, cuyo nombre no se menciona, y sus hijos Wilibaldo y Winebaldo. Hicieron la travesía por el Sena, desembocaron en Rouen visitaron varios santuarios franceses y salieron para Roma. Pero en Lucca el padre murió y fue sepultado en la iglesia de san Frediano. Se registraron milagros en su tumba, donde están todavía sus reliquias y donde se observa su fiesta con devoción.
Su hijo Wilibaldo se unió más tarde a san Bonifacio y llegó a ser el primer obispo de Eichstätt en Baviera. Los detalles anteriores los debemos a un documento llamado el «Hodoeporicon», escrito por una de sus parientes, monja de Heidenheim, quien anotó los recuerdos que tenía sobre la vida del santo, tal como él se las relató de palabra. Dicho documento es la fuente de todo lo que sabemos del padre de san Wilibaldo y san Winebaldo y su hermana santa Walburga: pero esto no era suficiente para los fieles de Lucca y de Eichstátt, que tanto veneraban al santo varón. Entonces le inventaron un nombre «Ricardo», una vida y una posición: «rey de los ingleses». En realidad en Inglaterra no hubo ningún rey Ricardo antes de Corazón de León, y nada se sabe de la condición del padre de Wilibaldo, excepto que tenía buena posición social, pues podía costear viajes de larga duración. Sin embargo, en el Martirologio Romano antiguo se inscribía como «sanctus Richardus rex Anglorum», aunque en el actual se ha retirado esa caracterización de «rey de los ingleses», que sólo permanece en la iconografía del santo. Lo poco que sabemos acerca de él queda compensado por los amplios informes dignos de confianza sobre sus hijos.
Un hombre comprometido con Dios
Santo Evangelio según san Marcos 6, 14-29. Viernes IV del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Que te pueda reconocer Señor en mis hermanos. Te pido la gracia de tener la valentía para ayudar a la gente que está en mi alrededor aunque implique hacer cosas difíciles.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 6, 14-29
En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido tanto, llegó a oídos del rey Herodes el rumor de que Juan el Bautista había resucitado y sus poderes actuaban en Jesús. Otros decían que era Elías; y otros, que era un profeta, comparable a los antiguos. Pero Herodes insistía: “Es Juan, a quien yo le corté la cabeza, y que ha resucitado”.
Herodes había mandado apresar a Juan y lo había metido y encadenado en la cárcel. Herodes se había casado con Herodías, esposa de su hermano Filipo, y Juan le decía: “No te está permitido tener por mujer a la esposa de tu hermano”. Por eso Herodes lo mandó encarcelar.
Herodías sentía por ello gran rencor contra Juan y quería quitarle la vida; pero no sabía cómo, porque Herodes miraba con respeto a Juan, pues sabía que era un hombre recto y santo, y lo tenía custodiado. Cuando lo oía hablar, quedaba desconcertado, pero le gustaba escucharlo.
La ocasión llegó cuando Herodes dio un banquete a su corte, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea, con motivo de su cumpleaños. La hija de Herodías bailó durante la fiesta y su baile les gustó mucho a Herodes y a sus invitados. El rey le dijo entonces a la joven: “Pídeme lo que quieras y yo te lo daré”. Y le juró varias veces: “Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino”.
Ella fue a preguntarle a su madre: “¿Qué le pido?”. Su madre le contestó: “La cabeza de Juan el Bautista”. Volvió ella inmediatamente junto al rey y le dijo: “Quiero que me des ahora mismo, en una charola, la cabeza de Juan el Bautista”.
El rey se puso muy triste, pero debido a su juramento y a los convidados, no quiso desairar a la joven, y enseguida mandó a un verdugo que trajera la cabeza de Juan. El verdugo fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una charola, se la entregó a la joven y ella se la entregó a su madre.
Al enterarse de esto, los discípulos de Juan fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
San Juan el Bautista era una persona que hacía la voluntad de Dios más allá de lo que los demás dijeran y decía las verdades a quienes se las tenía que decir. Esta convicción y vivencia de la fe le venía de haber experimentado a Dios en su propia vida. Para nosotros este encuentro viene en diversas maneras de la de San Juan, pero su valor sigue siendo el mismo. Una misa bien vivida, una charla, hablar con alguien de cómo solucionar los problemas que tenemos, un momento de oración en nuestra casa o en una iglesia, el ver un buen ejemplo que nos impulsa a hacer cosas buenas por los demás etc. en todas estas actividades o experiencias hay una cosa muy simple que es el dejarse tocar por Dios teniendo la actitud de quererlo y Dios que nos sale al encuentro de muchas formas.
Las personas pueden notar cuando alguien está convencido de lo que cree. Este creer que se hace obras y no le interesa tanto lo que otros piensen porque sus ideales le llevan a hacer todo lo que esté en sus manos para seguirlos y actuar conforme a ellos como es el caso de San Juan. Herodes admiraba a Juan, pero no era capaz de profundizar esta admiración y ante la presión social hace lo impensable.
Parece que el fin de Bautista es trágico por su muerte y que ésta lo ha parado de hacer tanto bien con su predicación al punto que la gente creía que él era el mesías enviado por Dios para salvar a su pueblo, pero su memoria aún la recordamos y creemos que él aun nos puede ayudar que su vida no fue en vano porque sus ideales eran grandes e hizo un compromiso de vida con ellos.
«El rey, ante todo, que creía que Juan era un profeta, lo escuchaba de buena gana, y hasta lo protegía, pero lo tenía en la cárcel. Estaba indeciso, porque Juan le reprochaba su pecado, el adulterio. En el profeta – explicó el Papa – Herodes sentía la voz de Dios que le decía: "Cambia de vida", pero no lograba hacerlo. El rey era corrupto, y donde hay corrupción, es muy difícil salir. Un corrupto que trataba de hacer equilibrios diplomáticos entre la propia vida, no sólo adúltera, sino también llena de tantas injusticias que llevaba adelante, y la conciencia de la santidad del profeta que tenía delante. Y no lograba desatar el nudo».
(Homilía del Papa Francisco en Santa Marta, 8 de febrero de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Ir a confesión si lo necesito e invitar a alguien más al sacramento.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
La envidia nace de un corazón torcido, y para enderezarlo se precisa de una profunda cirugía
Cervantes llamó a la envidia “carcoma de todas las virtudes y raíz de infinitos males. Todos los vicios —añadía— tienen un no sé qué deleite consigo, pero el de la envidia no trae sino disgustos, rencores y rabia”.
La envidia no es la admiración que sentimos hacia algunas personas, ni la codicia por los bienes ajenos, ni el desear tener las dotes o cualidades de otro. Es otra cosa.
La envidia es entristecerse por el bien ajeno. Es quizá uno de los vicios más estériles y que más cuesta comprender y, al tiempo, también probablemente de los más extendidos, aunque nadie presuma de ello (de otros vicios sí que presumen muchos).
Quiere dañar pero se daña a sí mismo
La envidia va destruyendo —como una carcoma— al envidioso. No le deja ser feliz, no le deja disfrutar de casi nada, pensando en ese otro que quizá disfrute más. Y el pobre envidioso sufre mientras se ahoga en el entristecimiento más inútil y el más amargo: el provocado por la felicidad ajena.
El envidioso procura aquietar su dolor disminuyendo en su interior los éxitos de los demás. Cuando ve que otros son más alabados, piensa que la gloria que se tributa a los demás se la están robando a él, e intenta compensarlo despreciando sus cualidades, desprestigiando a quienes sabe que triunfan y sobresalen. A veces por eso los pesimistas son propensos a la envidia.
Wilde decía que “cualquiera es capaz de compadecer los sufrimientos de un amigo, pero que hace falta un alma verdaderamente noble para alegrarse con los éxitos de un amigo”. La envidia nace de un corazón torcido, y para enderezarlo se precisa de una profunda cirugía, y hecha a tiempo.
Observar lo positivo
Para superar la envidia, es preciso esforzarse por captar lo que de positivo hay en quienes nos rodean: proponerse seriamente despertar la capacidad de admiración por la gente a la que conocemos.
Hay muchas cosas que admirar en las personas que nos rodean. Lo que no tiene sentido es entristecerse porque son mejores, entre otras cosas porque entonces estaríamos abocados a una tristeza permanente, pues es evidente que no podemos ser nosotros los mejores en todos los aspectos.
La envidia lleva también a pensar mal de los demás sin fundamento suficiente, y a interpretar las cosas aparentemente positivas de otras personas siempre en clave de crítica. Así, el envidioso llamará ladrón y sinvergüenza a cualquiera que triunfe en los negocios; o interesado y adulador a aquél que le está tratando con corrección; o, como muestra de envidia más refinada, al hablar de ése que es un deportista brillante, reconocido por todos, dirá: "ese imbécil, ¡qué bien juega!".
Admirarse de las dotes o cualidades de los demás es un sentimiento natural que los envidiosos ahogan en la estrechez de su corazón.
Papa Francisco encuentra a la mujer del polémico «agarrón»
Probablemente este gesto no será viral como el primero...
El 8 de enero de 2020 al final de una audiencia en el aula Pablo VI, el papa Francisco se ha encontrado con la mujer de rasgos orientales que le hizo perder la paciencia en la noche de San Silvestre, cuando saludando a los fieles en la Plaza de San Pedro, reaccionó dando tres palmadas en la mano a la fiel que lo agarró bruscamente de la mano y le empujó hacia ella.
El Papa de 82 años, en el primer Ángelus del año, luego se disculpó por el gesto diciendo: “También yo pierdo la paciencia”, dijo con honestidad. “Muchas veces perdemos la paciencia; yo también, y me disculpo por el mal ejemplo de ayer”, había dicho.
Sin embargo, estas excusas no fueron suficientes para el Papa. Hasta el punto que decidió hacer buscar a la mujer, como informó la agencia italiana ANSA, para decirle lo que sentía de persona y pedirle perdón.
El encuentro no fue comentado por el Vaticano. No obstante, ha sido confirmado también por las fotos oficiales que retraen a los protagonistas de esta historia con un final feliz en el Aula Pablo VI; en el lenguaje del cuerpo se denota calidez, entre un apretón de manos y cordialidad, rostros distendidos, sonrisas y la mano extendida de ambos lados.
En ese encuentro, sin cámaras y micrófonos, Francisco ha reiterando que estaba muy conmocionado y ha lamentando su reacción inicial en esa noche del 31 diciembre 2019.
10 consejos para un buen noviazgo
Un noviazgo santo en clave católica
El noviazgo es una etapa muy rica e intensa donde la pareja se prepara para el matrimonio, en el que existen una serie de desafíos a los que se debe hacer frente, especialmente en un mundo erotizado, materialista y alejado de Dios.
Ante esta situación que se presenta como un reto para los católicos, ACI Prensa entrevistó a Emma Rodríguez y a Didier Masis, un matrimonio originario de Costa Rica que es autor del Blog de Emma y Didier donde escriben sobre temas como el amor verdadero y el noviazgo. Esta psicóloga de 27 años y este filósofo de 35 llevan dos años de matrimonio y también dan charlas en escuelas, universidades, iglesias y congresos.
Ellos dieron estas 10 claves para vivir un noviazgo santo en clave católica.
1.- Vivir en castidad
Emma indicó que en el noviazgo es importante vivir en castidad absteniéndose de tener relaciones sexuales, porque esta virtud “te enseña a ordenar y a reflexionar si tus acciones están orientadas a amar verdaderamente o a usar a la otra persona”.
“La castidad no es cerrarse al amor humano sino abrirse al amor divino para que me ayude a orientar mis deseos”, comentó.
Por su parte, Didier indicó que ser casto y esperar al matrimonio para tener relaciones sexuales“es darle un sentido al mandamiento del amor: aprender a amar a Dios sobre todas las cosas. También implica saber cuánto me conozco, me amo y me valoro”.
Para fortalecer esta virtud, ambos aconsejaron ir con frecuencia a los sacramentos y vivirlos plenamente.
2.- Crecer juntos en la fe
Didier destacó que el noviazgo es una oportunidad para que la pareja crezca en la fe. Para lograrlo, ambos pueden hacer una lista de prácticas espirituales que pueden realizar juntos.
Algunas son orar en pareja, y si ambos viven lejos pueden llamarse por WhatsApp o Skype para realizar la Lectio Divina o rezar alguna otra oración.
“No se debe olvidar que la relación más importante es la que tienes con Dios. Hay que hablar con Él y escucharlo”, agregó Emma.
Emma comentó también que sería ideal que la pareja haga un retiro espiritual juntos por lo menos una vez al año.
Esto ayudará a “discernir sobre su camino porque el noviazgo no significa que ya te casaste. Es un discernimiento para saber si esa persona es aquella con la que se formará una familia”.
3.- Ponerse metas para crecer personalmente
Didier señaló que el noviazgo “tiene que ir creciendo, las personas tenemos que ir creciendo, un noviazgo que se estanca no madurará. El noviazgo debe tener metas y propósitos”.
Ambos recomendaron que la pareja se puede trazar objetivos para cumplir en una semana o al mes.
Algunos son leer libros espirituales, visitar un asilo de ancianos, ayudar a una causa de la parroquia, rezar juntos todos los días o ir a la Hora Santa y ofrecerla por todos los noviazgos y matrimonios, entre otros.
4.- Construir la confianza y una sólida amistad
En el noviazgo es muy importante construir la confianza y esta se basa en una buena amistad.
“Hemos notado que hoy en día las parejas se saltan etapas y no saben ser amigos. La amistad es la base de una buena relación. De ella se desprende la confianza y la transparencia. Las parejas se saltan todo eso y entran inmediatamente en una relación en la que emocionalmente están prácticamente casados uno con el otro”, señaló Emma.
Didier añadió que en una relación los celos “son el síntoma de las carencias que tengo y de experiencias que no he sanado”.
5.- No idealizar a la otra persona
Didier indicó que en el noviazgo se suele mostrar a la otra persona lo mejor de uno como si fuera “una imagen retocada con Photoshop”.
“Tenemos que dejar pasar la ilusión para mostrarnos como somos en realidad, para dar a conocer nuestros valores, para conversar seriamente con la otra persona sobre lo que es importante para su vida”, expresó.
“No hay que olvidar lo que Jesús nos dijo: ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo’. Si uno se ama y se acepta no hay necesidad de vender falsas ilusiones”, dijo.
6.- No encerrarse
Emma y Didier indicaron que el noviazgo “no se trata de encerrar al otro y vivir pegado como un parásito. Se trata de compartir con otros y eso enriquece la relación”.
“Recomiendo que invites a la otra persona a tu mundo. Que conozca a tu familia, a tus amigos. Incluso habrá espacios donde saldrá solo uno de los dos. Por ejemplo, Didier y yo tenemos amigos en común. Él conoce a todas mis amigas y yo conozco a todos sus amigos”, comentó Emma.
Añadió que si cada uno decide salir con sus amigos “eso no quiere decir que me ame menos sino que él tiene necesidad de relacionarse con sus amigos o familia y yo también”.
7.- La mejor forma de afrontar las peleas
En el noviazgo no todo es color de rosa. La pareja también pelea: lo importante es aprender a manejar las emociones y comprender al otro.
“Después de una pelea fuerte recomiendo hacer silencio y esperar a que las aguas se calmen. Cuando nos enojamos lo primero que aparece es la lengua. Hay que tener control sobre las palabras que decimos porque pueden herir a la otra persona”, aconsejó Emma.
También recomendó “ponerse en los zapatos del otro porque a veces uno cree que tiene la razón. Añadió que “hay que pedir al Espíritu Santo que te ayuda a traer la paz en ese momento”.
8.- Cuestionar la relación (no es malo)
Tal vez habrá un momento en el que te preguntes si tu pareja realmente es la persona con la que quieres pasar el resto de tu vida.
Emma comentó que es bueno dudar y cuestionar porque “el noviazgo es el tiempo donde tienes que hacerte preguntas”.
Ambos recomendaron hacerse estas preguntas como las siguientes: ¿Compartimos los mismos valores?, ¿Estoy dispuesto a casarme con esa persona que tiene estas cualidades y defectos?, ¿Por qué estamos llevando este noviazgo?, ¿Me he amado a mí mismo y te he amado a ti? y ¿He sido un puente para que esa persona se encuentre con Dios?
9.- Aprender a perdonar
Si uno aprende a perdonar en el noviazgo podrá hacerlo en el matrimonio. Emma recordó que todos los seres humanos son frágiles y cometen errores. “Tarde o temprano la otra persona me va a fallar así como yo le fallaré”.
Aclaró que “perdonar no significa aceptar. Puede suceder que la persona te trató mal, te fue infiel, te agredió. Tú puedes perdonarla como un gesto de caridad hacia el otro y para mostrar que no quieres seguir lastimándote”, recomendó.
10.- ¿Y qué pasa si mi pareja está alejada de la fe?
Emma indicó que es importante “plantearse si mi proyecto de vida involucra que mi pareja no sea ‘tan’ católica como yo lo soy”.
Si el otro, por distintas razones, está alejado de Dios, entonces “no descuides tu fe. La relación con Dios es lo más importante que uno tiene en la vida. Además, el testimonio arrastra”.
“Si la otra persona te ve enamorado o enamorada de Dios llegará un punto en el que empezará a preguntarse qué es lo que te da esa felicidad y esa paz”.
“Si Dios quiere que ustedes se unan en matrimonio genial, pero si tu testimonio hace que la otra persona se acerque a Dios también es una bendición”, afirmó.
Bonus: Para aquellos que aún no encuentran al amor de su vida
No tengas miedo de esperar y reza por tu futuro esposo (a)
Si sientes que tu llamado es el matrimonio, pero aún no aparece esa persona especial debes tener paciencia.
Emma indicó que es importante tener confianza en que Dios vela por todos tus anhelos. “Hay que aprender a comprender que nuestros tiempos no son los tiempos de Dios. Nosotros solemos apresurarnos. Dios no se olvida de ti”.
“Ninguna persona, por más que la ames, va a llenar los vacíos como Dios. Si estando soltero tu corazón no se siente lleno con el infinito amor de Dios, menos lo estará con una criatura igual a ti”, destacó la bloguera.
Didier añadió que “la soltería es un tiempo que se debe disfrutar para crecer y sanar. Tienes que abrirte para escuchar la voz de Dios y saber cuál es el camino que debo seguir en mi vida”.
Las cosas más bellas y valiosas de la vida siempre se consiguen con esfuerzo y exigencia.
¿Qué tal si un día de cansancio, al terminar la jornada se comienza a soñar con el famoso Miguel Ángel Buonarroti? sería genial, especialmente si nunca se ha tenido un sueño con alguien como él...
Más extraño aún sería no poder hablar porque aunque se deseara, las palabras no salen de la boca. Entonces, toma su martillo, agarra con la otra mano el cincel (uno realmente enorme) y comienza la acción. Tal vez se podría gritar del susto pero no es posible. Se siente la descarga del martillo y una parte que se desprende. Una y otra vez se clava el cincel sin piedad y se experimenta cómo la tortura se prolonga pero aún ser sigue vivo... Días después en otra habitación, hay un espejo y ahora se entiende todo...
¿Qué tal si un día se tiene este sueño? Si en medio de la noche se está convencido de ser un bloque de mármol y Miguel Ángel logra una de sus obras más famosas: la Piedad, o el Moisés ¿verdad que habrían valido la pena los “garrotazos”? ¿Quién se lamentaría al ver el resultado a pesar de tanto dolor?
Sin embargo sucede que el artista de hoy en día, en la hermosura del arte de la educación, son otros; papás, mamás, profesores, sacerdotes... Pero cuando ha de caer el martillo para dar el “golpe”, el “mármol” sí se lamenta, y los artistas, movidos por compasión, desisten. El resultado: mucho cariño, que nadie duda que sea sincero, pero finalmente el mismo trozo de mármol intacto.
Quisieran tal vez ser como ángeles protectores que pudieran estar el día entero cuidando a esa criaturita indefensa y evitándole todo mal posible porque le ha tocado vivir en un mundo supremamente injusto y sin compasión. Quisieran que nunca conocieran el dolor, la tristeza, el fracaso, todas esas cosas que tal vez ellos sí han tenido que padecer y que se siente sería mejor si se las pudieran ahorrar. Todo nace de un corazón que ama sinceramente y desea lo mejor para el amado.
Pero este no es el camino. No porque haya que volver a los tiempos en que se decía: “la letra con sangre entra”, sino más bien que las cosas más bellas y valiosas de la vida siempre se consiguen con esfuerzo y exigencia. No hay nadie que haya subido el Everest sin haber escalado una montaña menor y sin haber recibido un buen susto al quedar pendiente de una rama al borde de un precipicio. Nadie tampoco se cuelga al cuello la medalla de oro de los 100 metros planos si nunca en su vida a entrenado.
Hay que ser realistas y entender este principio. Sólo se cosecha lo que se cultiva. Los niños que hay que educar son maravillosos, con grandes y deslumbrantes talentos, pero todo esto se ve como se ve una semilla; se puede imaginar cuál será el futuro y cómo será de maravilloso, pero hay que comenzar por sembrarla, regarla, quitar las malas hierbas, etc.
La solución es sencilla de plantear pero hace falta decisión para aplicarla. Se trata de exigir con amor. Que cada reto que se plantea, cada llamada de atención, cada mirada fulminante de reprobación por un mal cometido, estén empapadas de ese cariño que no hay que improvisar, pues ya se tiene, y que cuando es sincero se transmite sin problema. Parecerá tal vez que la otra persona no lo percibe, pero es imposible confundir el amor de una mamá incluso cuando regaña, que el fastidio del profesor que se ha dado cuenta de que el alumno se ha salido con la suya.
Sirve también reconocer algo sencillo pero presente en la psicología de cada niño y adolescente, aunque no sólo en ellos. El hombre se mueve por lo que le atrae. Hay que saber motivarles para actuar, y luego sí, exigir. Si es necesario y justo también habrá que premiar. De manera que al final, después de una fuerte inversión de tiempo, paciencia, cariño, e incluso algo de dolor por la impotencia de no poder hacer con él todo lo que se quiere como se quiere, saldrá el fruto maduro de un hombre que no huye de la realidad que lo rodea sino que sabe afrontarla con gallardía y salir adelante en medio de las dificultades y problemas. Un hombre a fin de cuentas, completo y feliz.