“¿Qué va a ser este niño?”

 

Francisco, en su discurso a la Curia

El Papa denuncia el "alzheimer espiritual", la "mundanidad y el exhibicionismo"
Las "quince enfermedades de la Curia", según Francisco
"Una Curia que no hace autocrítica y no se actualiza y no intenta mejorar es un cuerpo enfermo"

Una curia que no se autocritíca, que no se actualiza, que no trata de mejorarse es un cuerpo enfermo. Una visita al cementerio nos ayudará…

El papa Francisco enumeró hoy en un discurso las que consideró las 15 "enfermedades" que acechan a la Iglesia y a la Curia romana, como el "alzheimer espiritual", "el sentirse inmortal" "la mundanidad y el exhibicionismo" o "la vanagloria".

El papa aprovechó el tradicional encuentro en la sala Clementina para felicitar la Navidad a los miembros de la Curia romana, que gestionan el Gobierno de la Iglesia, para advertirles del catálogo de los males que deben evitar.

Francisco comenzó diciendo que "sería bonito pensar que la Curia romana es un pequeño modelo de Iglesia" y agregó que "un miembro de la Curia que no se alimenta cotidianamente con el alimento (de Dios) se convierte en un burócrata".

Y después ante los cardenales presidentes de los varios dicasterios que conforman la Curia fue enumerando una a una las 15 enfermedades y comenzó por la de "sentirse inmortal o indispensable".

"Una Curia que no hace autocrítica y no se actualiza y no intenta mejorar es un cuerpo enfermo", e invitó a los presentes a visitar los cementerios para ver los nombres de tantas personas "que se creían inmortales, inmunes e indispensables".

Para Francisco, "esto deriva de la patología del poder, del complejo de sentirse un elegido y del narcisismo".

Otras enfermedades de este catálogo de males de la Curia es el "excesivo trabajo"; el "endurecimiento mental y espiritual", que "impide llorar con los que lloran y alegrarse con los que se alegran"; "la excesiva planificación" y "la enfermedad de la mala colaboración".

También destacó el "alzheimer espiritual", que se observa en "quien ha perdido la memoria de su encuentro con el Señor y depende sólo de sus propias pasiones, caprichos y manías y construye a su alrededor muros y costumbres".

Otro de los males que enumeró el papa fue el de la "rivalidad y la vanagloria", que surge "cuando la apariencia y el color de los vestidos y las insignias de honor se convierten en el objetivo primario de la vida".

"La enfermedad de la esquizofrenia existencial", está presente en los que viven "una doble vida fruto de la hipocresía típica del mediocre" y afecta a aquellos que "han abandonado el servicio pastoral sólo para hacer los asuntos burocrático", agrego.

"Las habladurías y los cotilleos", son otra de las enfermedades citadas por el papa, así como la de "divinizar a los jefes", al ser "víctimas del carrerismo y del oportunismo" pensando sólo a lo que se debe obtener y no a lo que se debe ofrecer".

Además citó "la enfermedad de la indiferencia hacia los demás"; la de la "cara fúnebre", pues el religioso "debe ser una persona amable, serena y entusiasta y alegre que transmite alegría", dijo

"Qué bien hace una buena dosis de humorismo", agregó el papa Bergoglio.

La enfermedad de "acumular bienes materiales", la de pertenecer "a círculos cerrados y la de la "mundanidad y el exhibicionismo", concluyeron la lista. El papa Francisco también quiso recordar que un día leyó que "los sacerdotes son como los aviones que son noticia cuando sólo cuando se caen". Entonces subrayó que, sin embargo, "hay muchos que vuelan", pero que "muchos critican, pero pocos rezan por ellos". Y concluyó advirtiendo: "Cuánto mal puede causar un solo sacerdote que cae a todo el cuerpo de la Iglesia".

El Papa bendice a una anciana en la sala Pablo VI

Francisco recibe por vez primera a los empleados vaticanos ysus familias
El Papa pide perdón "por mis errores y los de mis colaboradores, y por los escándalos que han hecho tanto daño"
"Cuidar la Santa Navidad, para que no sea una fiesta de consumismo, apariencias, regalos inútiles y derroches"

Cuando se corre el riesgo de perder el trabajo y en otras situaciones difíciles puede suceder que se hable mal de los demás. Yo lo entiendo, pero no está bien. Es mejor evitarlo

El papa Francisco pidió hoy perdón por sus errores y por los de sus colaboradores, así como por algunos escándalos en el seno de la Iglesia, durante la audiencia a los trabajadores de la Ciudad del Vaticano para felicitarles la Navidad.

"No quiero concluir este encuentro sin pediros perdón por mis errores y los de mis colaboradores y también por algunos escándalos que han hecho tanto daño.¡Perdonadme!", dijo el papa al concluir su audiencia a los empleados y sus familias en el aula Pablo VI del Vaticano.

En su alocución, Francisco agradeció el trabajo de todos los que trabajan en el Vaticano y recordó" "la necesidad de ser armónicos y capaces de trabajar juntos".

También recomendó a los trabajadores que eviten los chismes y habladurías.

"Cuando se corre el riesgo de perder el trabajo y en otras situaciones difíciles puede suceder que se hable mal de los demás. Yo lo entiendo, pero no está bien. Es mejor evitarlo", aconsejó.

Más de cinco mil personas llegaron hasta el Aula Pablo VI del Vaticano y escucharon el reconocimiento a su labor escondida y silenciosa, tanto que Francisco afirmó saber que ellos se califican a si mismos como "los desconocidos".

"No quise pasar este segunda Navidad en Roma, sin saludar a aquellos que trabajan en la Curia y a quienes no se les ve: los porteros, los jardineros, los ascensoristas, etcétera", añadió.

A ellos los exhortó a "mirar con atención al que necesita cuidados" y a transformar esta Navidad en una "verdadera Navidad" cuidando su vida espiritual.

Les pidió proteger su vida familiar, dando no solamente dinero sino también tiempo, atención, amor, transformando las palabras en obras buenas, cuidar el hablar evitando las palabras vulgares y asegurar el propio trabajo, con animo y competencia.

Los instó a cuidarse de la envidia y del odio, del rencor que lleva a la venganza, de la pereza y de la soberbia que lleva a la desesperación.

"Sé que a veces para mantener el trabajo se puede hablar mal de alguien para protegerse, pero al final, acabaremos todos destruidos así. Pidamos al señor que nos de la gracia de mordernos la lengua a tiempo, para no decir palabras que después nos dejan la boca amarga", exclamó.

Solicitó a todos los presentes cuidar a los más débiles, a los enfermos, a los ancianos, a los sin techo y que esta Navidad "no sea nunca una fiesta del consumismo comercial, del descarte y los superfluo".

Francisco destacó la palabra ''Cuidado'' explicando que ''cuidar implica manifestar interés diligente y preciso que compromete tanto a nuestra alma como a nuestra actividad, hacia alguien o algo; significa mirar con atención a cualquiera que necesite cuidado sin pensar en nada más; significa aceptar el dar o el recibir cuidados''. Y para transformar esta Navidad en una ocasión para cuidar, ha alentado a todos a cuidar la vida espiritual, la relación con Dios, cuidar la vida familiar y la relación con los demás. Cuidar la forma de hablar purificando la lengua de las palabras ofensivas, cuidar las heridas del corazón con el aceite del perdón. Cuidar el trabajo realizándolo con entusiasmo, humildad y pasión. Tener cuidado con la envidia, la lujuria, el odio y los sentimientos negativos que devoran la paz interior y nos transforman en personas destruidas y destructivas; tener cuidado también con el rencor, que nos lleva a la venganza, y con la pereza que nos lleva a la eutanasia existencial. Cuidar de los más pobres, los ancianos, los enfermos, los hambrientos y los vagabundos, y cuidar la Santa Navidad, para que no sea una fiesta de consumismo, apariencias, regalos inútiles y derroches.

''Imaginemos como cambiaría nuestro mundo -señaló- si cada uno de nosotros comenzase enseguida... Esta es la verdadera Navidad: la fiesta de la pobreza del Dios que se despojó a sí mismo, tomando forma de esclavo, del Dios que se pone a servir en la mesa y que se esconde de los inteligentes y sabios para revelarse a los pequeños, los simples y los pobres... pero es sobre todo la fiesta de la paz que el Niño Jesús trae a la tierra y que los ángeles cantan... Una paz, que necesita nuestro entusiasmo, nuestro cuidado para calentar los corazones helados, para animar las almas descorazonadas y para iluminar los ojos apagados con la luz del rostro de Jesús''.

IV MARTES DE ADVIENTO, 23 DE DICIEMBRE
(Mal 3, 1-4. 23-24; Sal 24; Lc 1, 57-66)

MENSAJEROS

Estos días, todos sentimos deseos de comunicarnos. Nos cruzamos miles de mensajes en todos los soportes. Las nuevas tecnologías posibilitan llegar de manera rápida y extensa a muchos amigos para comunicar novedades, noticias, programas… Las lecturas de este día aluden a los mensajeros proféticos, al precursor del Mesías. La figura de Juan el Bautista y su nacimiento, nos dispone para la Navidad, para el acontecimiento que celebramos en Nochebuena. Es significativo el sentimiento que se instala en nuestro interior y que verbalizamos de tantas maneras en los días de Navidad, en mensajes con un contenido más o menos trascendente. Tú puedes anunciar el gozo del Amor de Dios, la paz que trae Jesús, la revelación de la dignidad de todo ser humano, la enseñanza paradójica del Evangelio, al contemplar a Dios hecho hombre. No renuncies a tu misión profética, a tu vocación de ser ángel y mensajero de buenas noticias. En este momento el mundo necesita más que nunca anuncios liberadores, gozosos, colmados de esperanza y de buenos augurios.

FELICITACIÓN NAVIDEÑA DE SANTA TERESA

En Ávila, en 1562, el Año Nuevo comenzaba la noche de Navidad. Fue a partir de 1564, cuando la fiesta del nuevo año se trasladó al 1 de enero. La maestra espiritual invita a disponer, del mejor modo, la conciencia por Navidad, y llega a recomendar el sacramento de lo reconciliación. “Confiésese para Navidad, y encomiéndeme a Dios” (Cartas 24, 3). Es muy típico en los carmelos, los días de Navidad, cantar villancicos, decir poesías, tocar panderetas. La Santa nos regala un poema navideño como mejor felicitación: “Pues el amor nos ha dado Dios, ya no hay que temer, muramos los dos. Danos el Padre a su único Hijo: hoy viene al mundo en pobre cortijo. ¡Oh gran regocijo, que ya el hombre es Dios! no hay que temer, muramos los dos” (Poesías 13).

Si al comienzo del Adviento nos invitaba Santa Teresa a entrar en el castillo interior, es momento de acercarnos al portal de Belén, al recinto donde Dios besa a la Humanidad. “Todos estos días era mucha la gente que venía, y no sólo no les parecía mal, sino poníales devoción de ver a nuestro Señor otra vez en el portal. Y Su Majestad, como quien nunca se cansa de humillarse por nosotros, no parece quería salir de él” (Fundaciones 3, 13).

Evangelio según San Lucas 1,57-66. 

Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella. A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: "No, debe llamarse Juan". Ellos le decían: "No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre". Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran. Este pidió una pizarra y escribió: "Su nombre es Juan". Todos quedaron admirados. Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios. Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea. Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: "¿Qué llegará a ser este niño?". Porque la mano del Señor estaba con él. 

San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia 
Sermón para la fiesta del nacimiento de San Juan Bautista.  

“¿Qué va a ser este niño?”

¡Oh maravilla, el nacimiento del mensajero precede a Aquel sin el cual no habría nacido nunca! El es la voz y Jesús el Verbo... La palabra nace primero en el espíritu, luego suscita la voz que la pronuncia; la voz se expresa por los labios y da a conocer la palabra a los oyentes. Así Cristo ha permanecido en el Padre, por quien Juan, su mensajero, fue creado como toda criatura. Pero Juan sale del vientre de su  madre y por él Cristo fue anunciado a todo el mundo. Éste era el Verbo, desde el principio, antes que existiera el mundo; aquel fue la voz que precede al Verbo. El Verbo nace del pensamiento, la voz sale del silencio.

Cuando da a luz a Cristo, María cree, mientras que antes de engendrar Juan, Zacarías se queda mudo. Juan nace de una anciana estéril; Cristo, de una jovencita virgen. El Verbo prolifera en el corazón de quien lo piensa; la voz expira en el oído de quien la escucha. Puede que éste sea el sentido de la palabra de Juan: “El debe ser cada vez más importante; yo, en cambio, menos.” (Jn 3,30) Porque los oráculos proféticos, pronunciados ante de Cristo como una voz antes del verbo, se siguen hasta que llega Juan en quien cesan las figuras precedentes. Luego, la gracia del evangelio y el anuncio manifiesto del reino de los cielos no conocerá fin y fructificará y crecerá en el mundo entero. Ciertamente, de Juan dice la misma Verdad: “Entre los nacidos de mujer no hay otro más grande que Juan Bautista.”(Mt 11,11).

San Juan de Kety

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San Juan de Kety, presbítero

San Juan de Kety, presbítero, el cual, siendo sacerdote, se dedicó a la enseñanza durante muchos años en la Academia de Cracovia, después recibió el encargo pastoral de la parroquia de Olkusia, en donde, añadiendo a la recta fe un cúmulo de virtudes, se convirtió para los cooperadores y discípulos en ejemplo de piedad y caridad hacia el prójimo, y después emigró a los gozos celestiales en Cracovia, ciudad de Polonia.

Juan de Kety, llamado también Juan Cancio, nació en la ciudad polaca de Kety (o Kanty). Sus padres eran campesinos de buena posición, que al comprender que su hijo era muy inteligente, le enviaron a estudiar en la Universidad de Cracovia. Juan hizo una brillante carrera y, después de su ordenación sacerdotal, fue nombrado profesor de la Universidad.


Como llevaba una vida muy austera, sus amigos le aconsejaron que mirase por su salud a lo que él respondió, simplemente, que la austeridad no había impedido a los padres del desierto vivir largo tiempo.

Se cuenta que un día, mientras comía, vio pasar frente a la puerta de su casa a un mendigo famélico. Juan se levantó al punto y regaló su comida al mendigo; cuando volvió a entrar en su casa, encontró su plato lleno. entrar en su casa encontró su plato lleno. Según se dice, desde entonces se conmemoró ese suceso en la Universidad, dando todos los días de comer a un pobre; al empezar la comida, el subprefecto de la Universidad decía en voz alta: «Un pobre va a entrar», y el prefecto respondía en latín: «Va a entrar Jesucristo».

El éxito de San Juan como profesor y predicador suscitó la envidia de sus rivales, quienes acabaron por lograr que fuese enviado como párroco a Olkusz. El santo se entregó al trabajo con gran energía; sin embargo, no consiguió ganarse el cariño de sus feligreses, y la responsabilidad de su cargo le abrumaba. A pesar de todo, no cejó en la empresa y, cuando fue llamado a Cracovia, al cabo de varios años, sus fieles le querían ya tanto, que le acompañaron buena parte del camino. El santo se despidió de ellos con estas palabras: «La tristeza no agrada a Dios. Si algún bien os he hecho en estos años, cantad un himno de alegría». San Juan pasó a ocupar en la Universidad de Cracovia la cátedra de Sagrada Escritura, que conservó hasta el fin de su vida. Su reputación llegó a ser tan grande, que durante muchos años se usaba su túnica para investir a los nuevos doctores. Por otra parte, san Juan no limitó su celo a los círculos académicos, sino que visitaba con frecuencia tanto a los pobres como a los ricos.

En una ocasión, los criados de un noble, viendo la túnica desgarrada de San Juan, no quisieron abrirle la puerta, por lo que el santo volvió a su casa a cambiar de túnica. Durante la comida, uno de los invitados le vació encima un plato y san Juan comentó sonriendo: «No importa: mis vestidos merecían ya un poco de comida, puesto que a ellos debo el placer de estar aquí». Los bienes y el dinero del santo estaban a disposición de los pobres de la ciudad, quienes de vez en cuando le dejaban casi en la miseria. San Juan no se cansaba de repetir a sus discípulos: «Combatid el error; pero emplead como armas la paciencia, la bondad y el amor.

La violencia os haría mal y dañaría la mejor de las causas». Cuando corrió por la ciudad la noticia de que san Juan, a quien se atribuían ya varios milagros, estaba agonizante, la pena de todos fue enorme. El santo dijo a quienes le rodeaban: «No os preocupéis por la prisión que se derrumba; pensad en el alma que va a salir de ella dentro de unos momentos». Murió la víspera del día de Navidad de 1473, a los ochenta y tres años de edad. En 1767, tuvo lugar su canonización y su fiesta se extendió a toda la Iglesia de Occidente.

Adán de Opatow (Acta Sanctorum, oct., vol. VIII). En Analecta Bollandiana, vol. VIII (1889), pp. 382-388, hay una nota sobre el sitio y la fecha del nacimiento de san Juan. E. Benoit publicó en 1862 una biografía en francés; en polaco existen numerosas biografías.

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Dios todopoderoso, concédenos crecer en santidad a ejemplo de san Juan de Kety, tu presbítero, para que, ejerciendo el amor y la misericordia con el prójimo, obtengamos nosotros tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén

Novena de Navidad día 8: La Fe (23 de diciembre)

La FE es la fuerza de la vida y sin ella andamos a la deriva: el que ha perdidola fe, ya no tiene más que perder

1.- Oración para comenzar
Benignísimo Dios de infinita caridad que nos haz amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; te damos gracias por tan inmenso beneficio. En retorno te ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.  Padre Nuestro...

2.- Oración para la familia
Señor haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no haya egoísmo porque Tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das el perdón. Que no haya abandono porque Tú estas con nosotros. Que sepamos marchar hacia ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor. Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.

3.- Oración a la Virgen
Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de ternura, de verdadera vida familiar.

Que estas fiestas de Navidad, que nos reúnen alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los errores que hayamos cometido.

Madre de Dios y Madre Nuestra, intercede por nosotros. Amén.

4.- Oración a San José
Santísimo San José esposo de María y padre adoptivo del Señor, tú fuiste escogido para hacer las veces de padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los padres de familia; que ellos sean siempre en su hogar imagen del padre celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de educar y formar a sus hijos, entregándoles, con un esfuerzo continuo, lo mejor de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de sus padres. San José modelo de esposos y padres intercede por nosotros. Amén. Padre Nuestro...

5.-Meditación del día
Octavo día para afianzar la FE.
Una fe que es firme cuando nace una relación amistosa con el Señor.
Una fe que es autentica está confirmada con las buenas obras, de modo que la religión no sea sólo de rezos, ritos y tradiciones.
Necesitamos cultivar la fe con la Biblia, la oración y la práctica religiosa porque la fe es nuestro mejor apoyo en la crisis.
Necesitamos una fe grande en nosotros mismos, en Dios y en los demás. Una fe sin vacilaciones como lo quería Jesús: Marcos 11. 23.
Una fe que ilumina el amor con la fuerza de la confianza, ya que “el amor todo lo cree”. 1Cor 13, 7.
La FE es la fuerza de la vida y sin ella andamos a la deriva. Razón tenía Publio siro al decir: el que ha perdido la fe, ya no tiene más que perder.
Que bueno que cuidemos nuestra fe como se cuida un tesoro!
¡Que bueno que nos puedan saludar como a la Virgen!: “Dichosa tu que haz creído”. Lc 1, 45.

6.- Oración al niño Dios
Señor, Navidad es el recuerdo de tu nacimiento entre nosotros, es la presencia de tu amor en nuestra familia y en nuestra sociedad. Navidad es certeza de que el Dios del cielo y de la tierra es nuestro padre, que tú, Divino Niño, eres nuestro hermano.

Que esta reunión junto a tu pesebre nos aumente la fe en tu bondad, nos comprometa a vivir verdaderamente como hermanos, nos dé valor para matar el odio y sembrar la justicia y la paz. Oh Divino Niño, enséñanos a comprender que donde hay amor y justicia, allí estas tú y allí también es Navidad. Amén. Gloria al Padre....

7.- Gozos

  • Oh sapiencia suma del Dios soberano que a nivel de un niño te hayas rebajado. Oh Divino Infante ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios.
    Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
    Niño del pesebre nuestro Dios y Hermano, tú sabes y entiendes del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias siempre recordemos que nos has salvado.
    Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
    Oh lumbre de oriente sol de eternos rayos que entre las tinieblas tú esplendor veamos, Niño tan precios, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios.
    Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
  • Rey de las naciones Emmanuel preclaro de Israel anhelo pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.
    Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto! 
  • Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño ven Dios humanado luce hermosa estrella, brota flor del campo.
    Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
  • Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí congregados el gran compromiso del amor cristiano.
    Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
  • Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado, mi constante amigo mi divino hermano.
    Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto! 
  • Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas bese ya tus manos. Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto.
    Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto! 
  • Haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tú amor y tú paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.
    Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
    Ven Salvador nuestro por quien suspiramos ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.

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