Algunos permanecen sordos a las llamadas de Dios
- 14 Febrero 2020
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Cirilo y Metodio, Santos
Memoria litúrgica, 14 de febrero
Apóstoles de los eslavos
Martirologio Romano: Memoria de los santos Cirilo, monje, y Metodio, obispo, hermanos nacidos en Tesalónica, que fueron enviados a Moravia por el obispo Focio de Constantinopla para predicar la fe cristiana, y allí inventaron signos propios para traducir del griego a la lengua eslava los libros sagrados. En un viaje que hicieron a Roma, Cirilo, que antes se llamaba Constantino, enfermó y, habiendo profesado como monje, descansó en el Señor en este día († 869). Metodio, constituido obispo de Sirmium por el papa Adriano II, evangelizó toda la región de Panonia, y en todas las dificultades que tuvo que soportar fue siempre ayudado por los Pontífices Romanos, recibiendo finalmente el premio por sus trabajos en la ciudad de Velherad, en Moravia, el día 6 de abril († 885).
Breve Biografía
Los dos hermanos Miguel y Constantino, que como monjes tomaron el nombre de Metodio y Cirilo respectivamente, realizaron su obra misionera en el siglo IX en Europa central, y con toda razón se los llama los “apóstoles de los eslavos”. Tienen el mérito de haberse adaptado a los pueblos que iban a evangelizar y usaron métodos misioneros que, aunque tenían toda la aprobación del Papa, suscitaron oposición entre griegos y latinos.
Tienen también el mérito de haber creado un nuevo alfabeto que se llama “cirílico”, precisamente por San Cirilo, ofreciendo al mundo eslavo, con la traducción de la Biblia, del Misal y del Ritual litúrgico, unidad lingüística y cultural. Este gran regalo que los hermanos Cirilo y Metodio hicieron a los pueblos eslavos fue recompensado con el amor y la devoción populares. Pero durante su vida, no todo fue fácil los dos santos misioneros, sino que tuvieron que luchar mucho contra los que siempre se oponen a los grandes innovadores.
Los dos hermanos nacieron en Tesalónica. Eran hijos de un empleado imperial y conocían el eslavo que se hablaba en Macedonia. Constantino, el más joven, nació hacia el año 827, completó sus estudios en Constantinopla bajo Focio, y después de su ordenación sacerdotal se dedicó a la enseñanza. Miguel, en cambio, siguió la carrera política, pero cuando lo nombraron gobernador de una provincia bizantina de lengua eslava, renunció al deseado puesto y se hizo monje con el nombre de Metodio.
En el año 860 el emperador encargó a los dos hermanos la evangelización de los Kazarios, y tres años después llegaron a Moravia por invitación del príncipe Ratislao. Fue aquí en donde elaboraron el alfabeto “cirílico” y en donde tradujeron la Biblia y el Misal en lengua eslava. Cirilo y Metodio fueron acusados de cisma y herejía, y por eso tuvieron que viajar a Roma, en donde los recibió con gusto el Papa Adriano II, que les permitió celebrar los santos misterios en lengua eslava, estando, incluso, él presente con una comunidad cristiana muy numerosa.
San Cirilo murió en Roma el 14 de febrero del 869 y fue enterrado en la basílica de San Clemente, el mártir cuyas reliquias él mismo había llevado a Roma. Metodio, ordenado sacerdote por el Papa y nombrado obispo de Panonia, regresó entre sus eslavos. Murió el 6 de abril del año 885 en la ciudad de Velahrad (Checoslovaquia), y en su funeral se usó el eslavo junta con el griego y el latín.
Estos dos figuras, gigantes de la evangelización, fueron nombrados co-patronos de Europa por el Santo Padre Juan Pablo II que así ofreció a los fieles del mundo el ejemplo de dos predicadores infatigables del mensaje evangélico.
Santo Evangelio según san Marcos 7, 31-37. Viernes V del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, envíame tu Espíritu de paz. Quédate cerca de mi corazón y háblale. Y una vez transformado, llámame a llevar tu luz a quien no la tiene. «Vuestro soy, para vos nací, ¿qué mandáis hacer de mí?».
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 7, 31-37
En aquel tiempo, salió Jesús de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la región de Decápolis. Le llevaron entonces a un hombre sordo y tartamudo, y le suplicaban que le impusiera las manos. Él lo apartó a un lado de la gente, le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. Después, mirando al cielo, suspiró y le dijo: "Effetá", (Que quiere decir "¡Ábrete!"). Al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y empezó a hablar sin dificultad.
Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, ellos con más insistencia lo proclamaban; y todos estaban asombrados y decían: "¡Qué bien lo hace todo! Hace oír a los sordos y hablar a los mudos".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Hoy se celebra en la liturgia a los santos Cirilo y Metodio, los dos grandes evangelizadores de la Europa del Este, donde se hablan las leguas eslavas (Bulgaria, Rusia, Serbia…). Fueron dos grandes apóstoles que, incluso, inventaron un abecedario para poder traducir la Biblia a las lenguas de los pueblos eslavos (por eso el alfabeto que usan se llama cirílico)
Es providencial el Evangelio de hoy. Seguro que los dos grandes santos lo escucharon antes de partir a misionar. Jesús sale de su territorio normal de acción hacia una tierra habitada mayoritariamente por gentiles. Nos lo podemos imaginar bordeando el lago de Galilea, decidido y con paso fuerte, en dirección hacia donde sale el sol. Contemplémosle: ¿qué debía pensar en el camino?, ¿cómo debía ser su fuego interior?
Contemplemos también al sordomudo. Nunca había oído ni hablado, sólo veía imágenes como en una película antigua sin audio. Un grupo de amigos y vecinos le llevaban hacia Jesús, el profeta del pueblo vecino, para que le impusiera las manos y lo curara. ¿Lo hacían de buena fe, lo hacían esperando ver un milagrillo? No se sabe, contémplalo tú, métete entre la multitud. Lo que sí sabemos es que Jesús no le impuso las manos como todos querían. Jesús le metió los dedos en los oídos y en la boca y, con una palabra, empezó a oír y hablar.
Pídele a Jesús ser como Él y como los santos Cirilo y Metodio, y que te dé el amor que necesitas para salir al encuentro de los gentiles. Deja que nazca en ti su mismo deseo de llevar luz y alegría, dile que quieres ser sus manos para curar al que no oye y al que no habla.
«Jesús nos ha desvelado el secreto de un milagro que podemos repetir también nosotros, convirtiéndonos en protagonistas del “Effatá”, de esa palabra “Ábrete” con la cual Él dio de nuevo la palabra y el oído al sordomudo. Se trata de abrirnos a las necesidades de nuestros hermanos que sufren y necesitan ayuda, escapando del egoísmo y la cerrazón del corazón. Es precisamente el corazón, es decir el núcleo profundo de la persona, lo que Jesús ha venido a «abrir», a liberar, para hacernos capaces de vivir plenamente la relación con Dios y con los demás. Él se hizo hombre para que el hombre, que se ha vuelto interiormente sordo y mudo por el pecado, pueda escuchar la voz de Dios, la voz del Amor que habla a su corazón, y así aprenda a hablar a su vez el lenguaje del amor, traduciéndolo en gestos de generosidad y de donación de sí».
(Ángelus de S.S. Francisco, 9 de septiembre de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Voy a salir a la periferia: iré a un grupo de amigos que no frecuento y les hablaré de Cristo y cómo Él da sentido y felicidad a mi vida.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¿Es Dios el que se ha quedado mudo, o somos nosotros los que nos hemos quedado sordos?
¿Es Dios el que se ha quedado mudo, o somos nosotros los que nos hemos quedado sordos? Basta que nos asomemos a la Sagrada Escritura, para convencernos de lo segundo. Precisamente, en ella se presenta a Jesucristo como la Palabra pronunciada por Dios Padre para romper nuestra “sordera” y para acallar los ruidos que, dentro y fuera de nosotros, nos impiden escuchar la voz divina, la de nuestra conciencia y la de nuestros hermanos.
Al igual que hizo con el sordomudo del Evangelio (cfr. Mc 7, 34), también hoy, Jesucristo “toca nuestros oídos y nuestra lengua” y pronuncia su poderoso “effetá!” (¡ábrete!). Es una llamada a abrirnos a la escucha de la voz de Dios que resuena en nuestro interior, como un eco de la predicación de la Iglesia y del clamor de tantas personas y situaciones, a través de las cuales Dios sigue saliendo a nuestro encuentro. Ciertamente, distraídos por mil reclamos y replegados en nuestros problemas, tenemos el riesgo de permanecer sordos a la VOZ de quien es la PALABRA: “Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaremos juntos” (Ap 3, 20).
La tarea de la Nueva Evangelización que se nos presenta en el Tercer Milenio, consiste en ofrecernos como altavoces del Verbo Divino: poner voz a esa Palabra de Dios, buscando conductos eficaces para que su mensaje eterno llegue al hombre moderno.
Para romper la sordera de nuestro Occidente secularizado, como decía Juan Pablo II, es necesario emprender la Evangelización con nuevos métodos, nuevas expresiones y un nuevo coraje, en fidelidad al mensaje inmutable de Cristo y de su Iglesia. No podemos permanecer impasibles mientras que Dios es un auténtico desconocido para un gran número de nuestros hermanos. El celo apostólico nos lleva a revivir aquel sentimiento apremiante de San Pablo: “¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!” (1Cor 9, 16).
Pero, nos equivocaríamos si pensásemos que el problema principal de la Evangelización es un problema de métodos. Los métodos son de gran ayuda e indispensables, pero nuestra necesidad fundamental es la de un celo apostólico ardiente, que sólo puede brotar de un corazón enamorado de Dios. Ésta es la clave de la Nueva Evangelización: ¡Sólo los enamorados enamoran! Y a ello hemos de añadir la búsqueda de recursos creativos, actuales y eficaces para llegar a quienes permanecen sordos a esa Voz que viene de lo alto. Ciertamente, en nuestros días es más urgente que nunca anunciar a Jesucristo en los grandes areópagos modernos de la cultura, de la ciencia, de la economía, del arte, de la música y de los medios de comunicación.
Concluyo transcribiendo algunos de los eslóganes que la Iglesia de Singapur divulgó en la prensa local. Fueron publicados uno a uno, en días sucesivos, a modo de reclamo publicitario, con el deseo de “romper nuestra sordera”.
“¿Qué debo hacer para llamar tu atención? ¿Poner un aviso en el periódico?”
(Dios)
“Necesitamos hablar.”
(Dios)
“Si te perdiste el amanecer que hice hoy para ti, no importa. Te haré otro mañana.”
(Dios)
“¿Te imaginas el precio del “aire” si te lo trajera otro proveedor?”
(Dios)
“No te olvides el paraguas. Hoy tengo que regar las plantas.”
(Dios)
“Si piensas que la Gioconda es asombrosa, deberías ver mi obra maestra… en el espejo.”
(Dios)
“Venid a mi casa el domingo antes del partido.”
(Dios)
“Amo las fiestas de casamiento, invítame a tu boda.”
(Dios)
“Diles a los niños que les amo.”
(Dios)
“¿Leíste mi primer best-seller? Es todo un desafío.”
(Dios)
“¿Tienes alguna idea de adónde vas?”
(Dios)
“Eso de “amar al prójimo”… lo dije en serio.”
(Dios)
“¡No me hagas bajar!”
(Dios)
Deslizarse hacia la mundanidad es la lenta apostasía del corazón
Homilía del Papa Francisco en Santa Marta. 13 de febrero de 2020
Dejarse deslizar lentamente en el pecado, relativizando las cosas y entrando "en negociación" con los dioses del dinero, de la vanidad y del orgullo. Es cuanto advirtió Francisco ante lo que él mismo definió como una "caída con anestesia". Y lo hizo esta mañana en su homilía de la misa celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta, en que reflexionó sobre la historia del Rey Salomón. El Papa destacó que la Primera Lectura de la liturgia de hoy (1 Reyes 11, 4-13) relata "la apostasía”, por decirlo de alguna manera, de Salomón", que no fue fiel al Señor. Cuando era anciano, sus mujeres, en efecto, hicieron que su corazón "se desviara” para seguir a otros dioses. Al principio fue un "buen muchacho", que sólo pedía sabiduría al Señor. Y Dios lo hizo sabio, hasta el punto de que los jueces se le acercaron, y también la Reina de Saba, de África, con regalos, porque había oído hablar de su sabiduría. "Se ve que esta mujer era un poco filósofa y le hizo preguntas difíciles" – dijo el Papa – señalando que "Salomón salió victorioso de aquellas preguntas", porque sabía cómo responderlas.
La lenta apostasía
En aquella época – prosiguió diciendo el Papa – se podía tener más de una esposa, lo que no significa – explicó – que fuera lícito ser "mujeriego". El corazón de Salomón, sin embargo, se debilitó, no porque se hubiera casado con estas mujeres – él podía hacerlo – sino porque las había elegido de otro pueblo, con otros dioses. Y Salomón, por lo tanto, cayó en la "trampa" y dejó que sucediera cuando una de sus esposas le decía que fuera a adorar a Camos o a Moloc. Y así lo hizo con todas sus mujeres extranjeras que ofrecían sacrificios a sus dioses. En una palabra, "permitió todo y dejó de adorar al único Dios". Con un corazón debilitado por su excesivo afecto a las mujeres, "el paganismo entró en su vida". Y Francisco enfatizó que aquel muchacho sabio que había rezado bien pidiendo la sabiduría, cayó hasta el punto de ser rechazado por el Señor.
"No fue una apostasía de un día para otro, fue una apostasía lenta" – explicó el Santo Padre – y agregó que también el rey David, su padre, de hecho, había pecado – de manera fuerte al menos dos veces – pero inmediatamente se arrepintió y pidió perdón.
De modo que había permanecido fiel al Señor que lo protegió hasta el final. David lloró por ese pecado y por la muerte de su hijo Absalón y cuando, antes, huía de él, se humilló pensando en su pecado, cuando la gente lo insultaba. "Era santo. Salomón no es santo", afirmó Francisco. El Señor le había dado muchos dones pero había desperdiciado todo porque había dejado que su corazón se debilitara. No se trata – señaló el Papa – del "pecado de antaño", sino del "deslizamiento".
Las mujeres hicieron que su corazón se desviara y el Señor se lo reprocha: "Has desviado el corazón". Y esto sucede en nuestra vida. Ninguno de nosotros es un criminal, ninguno de nosotros comete grandes pecados como había hecho David con la esposa de Urías, ninguno. ¿Pero dónde está el peligro? Dejarse deslizar lentamente porque es una caída con anestesia, no te das cuenta, pero lentamente se resbala, se relativizan las cosas y se pierde la fidelidad a Dios. Estas mujeres eran de otros pueblos, tenían otros dioses, y cuántas veces nosotros olvidamos al Señor y entramos en negociaciones con otros dioses: el dinero, la vanidad, el orgullo. Pero esto se hace lentamente y si no está la gracia de Dios, se pierde todo.
Atención a la mundanidad, no se puede estar bien con Dios y con el diablo
Nuevamente el Papa se refirió al Salmo 105 (106) para subrayar que este mezclarse con la gente y aprender a actuar como ella significa volverse mundanos, paganos:
Y para nosotros este lento deslizamiento en la vida es hacia la mundanidad, éste es el pecado grave: "Todos lo hacen, pero sí, no hay ningún problema, sí, no es realmente lo ideal, pero...". Estas palabras que nos justifican al precio de perder la fidelidad en el único Dios. Son los ídolos modernos. Pensemos en este pecado de la mundanidad. De perder la autenticidad del Evangelio. Lo genuino de la Palabra de Dios, de perder el amor de este Dios que dio su vida por nosotros. No se puede estar bien con Dios y con el diablo. Esto lo decimos todos nosotros cuando hablamos de una persona que es un poco así: "Está bien con Dios y con el diablo". Perdió su fidelidad.
El amor de Dios nos detendrá
Y en la práctica – dijo también el Santo Padre – significa no ser fiel "ni a Dios ni al diablo". En conclusión, el Papa exhortó a pedir al Señor la gracia de detenernos cuando entendemos que el corazón comienza a resbalar:
Pensemos en este pecado de Salomón, pensemos en cómo cayó el sabio Salomón, bendecido por el Señor, con toda la herencia de su padre David, cómo cayó lentamente, anestesiado, hacia esta idolatría, hacia esta mundanidad y se le quitó el reino. Pidamos al Señor la gracia de comprender cuándo nuestro corazón comienza a debilitarse y a resbalar, para detenernos. Será su gracia y su amor lo que nos detenga si nosotros así lo rezamos.
San Valentín: Una verdadera historia de amor
San Valentín antepuso su misión a su vida y la ofreció por la validación del sacramento del amor.
El Día de San Valentín es una tradición que se ha ido implantando en casi todo el mundo, de manera muy particular en América pero más lamentable aún es su creciente comercialización durante el siglo XX y XXI. La costumbre dicta que los enamorados, novios o esposos expresen su amor y cariño mutuamente. Mientras más grande sea el detalle más grande el amor. El comercio compite grandemente por vender, al punto de que la fiesta es tan competitiva como la Navidad.
Muchos piensan que este día se celebra desde hace poco y que surgió por los centros comerciales. Pero, como católicos nos compete clarificar varios detalles. Antes de hacerlo debo admitir que no fue hasta ahora que me interesé en buscar información sobre el particular. Ha sido tan sorprendente y significativo para mí, que sería egoísta sino lo comparto con ustedes. El origen de esta fiesta proviene de una hermosa e increíble historia que data de la época del Imperio Romano; señalando como protagonista a Valentín de Terni, un sacerdote católico. La celebración es de origen anglosajón y comenzó a cobrar notoriedad a partir del siglo XIV, tomando como nombre de Día de los Enamorados o Día del Amor y la Amistad.
San Valentín nació en Interamna Terni, unos 100km al norte de Roma, cerca del año 175. Fue ordenado por San Felicio de Foligno y consagrado obispo de Interamna por el Papa Víctor I c. 197. Famoso por su evangelización, milagros y curaciones, este sacerdote ejerció en Roma durante el siglo III bajo el gobierno del Emperador Claudio II quien prohibía la celebración de matrimonios entre los jóvenes. El gobernante decía que: “Los solteros sin familia son mejores soldados, ya que no tienen ataduras.”
Valentín consideró que el decreto era injusto y desafió al emperador celebrando en secreto matrimonios para jóvenes enamorados. El emperador Claudio se enteró y como el sacerdote gozaba de un gran prestigio en Roma, lo llamó al Palacio.
Valentín aprovechó la ocasión para hacer proselitismo del cristianismo y aunque en un principio Claudio II mostró interés, el Gobernador de Roma llamado Calpurnio lo persuadió y el emperador optó por su encarcelación. Ocurrió que el oficial Asterius, encargado de encarcelarle lo quiso ridiculizar y lo puso a prueba. “Te reto a que devuelvas la vista a mi hija Julia que nació ciega”. Valentín aceptó e impuso sus manos sobre los ojos de la joven. ”En el nombre del Señor y de su infinito amor, te devuelvo la vista”. En el nombre de Jesús, se obró el milagro.
Este hecho convulsionó a Asterius y su familia, quienes se convirtieron al cristianismo. Valentín siguió preso, no pudieron liberar al sacerdote pues el débil emperador lo mandó a arrestar por temor a un levantamiento de los paganos y del ejército romano. De todas formas fue torturado y decapitado el 14 de febrero del año 270. Lo mataron de noche y en secreto para evitar la reacción del pueblo de Terni donde era muy amado. Como agradecimiento, Julia plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba y partir de entonces el almendro ha pasado a ser símbolo de amor y amistad duraderos.
En el año 496 DC el Papa Gelasio escogió la fecha del 14 de febrero para honrar a Valentín. Sus restos mortales se conservan en la Basílica de su mismo nombre, que está situada en la ciudad italiana de Terni (Italia). Cada 14 de febrero dicho templo celebra una hermosa ceremonia donde las parejas presentes realizan un acto de compromiso un año antes de contraer matrimonio.
Cabe preguntarnos ¿Cuántos de nosotros estamos dispuestos a ver nuestro matrimonio como una vocación, como una oportunidad de poner ese llamado al servicio del Señor? San Valentín antepuso su misión a su vida y la ofreció por la validación del sacramento del amor. Hagamos un alto este día para elevar una oración por nuestros matrimonios y pidamos a Dios por el renacer de este sacramento en el mundo.
Si estás enamorado, ¡no te cases!
Es mejor no correr y estrellarse con un beso lleno de sensaciones para luego darse un contrasuelazo con la realidad.
Cuando los papás, y sobre todo los abuelos, nos dan un consejo hay que escuchar, hay que prestar muchísima atención con lo que están diciendo. La experiencia vale más que mil presentes. ¡Ojo!
Cuando uno está enamorado y los sentimientos son tan potentes, muchas veces esperar parece una tarea casi imposible. «Pero, ¿cómo me piden esperar?», «¿nadie entiende lo que tú y yo sentimos?»… La experiencia nos muestra las dos caras de la moneda matrimonios felices y duraderos y matrimonios rotos. ¿En qué lado queremos estar? Para reflexionar sobre esto, el portal soyamante.org han producido un increíble video que está perfecto para celebrar san Valentín.
Estar enamorado es increíble, el mundo parece perfecto, todo es completo júbilo, pero todo esto no es lo suficientemente grande como para casarse. Es suficiente para empezar a conocer a alguien, para ver si detrás de todo el torbellino de sentimientos finalmente viene una calma duradera en donde podamos vislumbrar un horizonte claro y prometedor.
El matrimonio es algo hermoso. Difícil, como todo lo bueno y valioso en la vida, pero cuando es real y comprometido es absolutamente hermoso. Es mucho más que un simple sentimiento de ardor, bueno digo simple, pero no pocas veces este sentimiento termina siendo complicado. Es por eso que es mejor seguir el consejo, y en lugar de apurar las cosas, esperar. Tantos poemas, tantas historias de amor, tantas… ¿tragedias? Sí, tragedias. Porque a veces ese sentimiento ardoroso termina quemándolo todo y dejando a su paso muertos y heridos (demos un vistazo a las estadísticas de divorcios y entenderemos un poco la figura).
En el amor conyugal, el matrimonio es una carrera de largo alcance: no importa quién llega primero sino quién mantiene el ritmo y la vida durante todo el trayecto. La convivencia, lo cotidiano, el descubrirse diferentes pero mirando hacia un el mismo lugar, el construir una vida juntos, el armar una historia que es co-biográfica, el seguir siendo tú y yo, pero a la vez ser también un nosotros, no sucede de la noche a la mañana.
Es mejor no correr y estrellarse con un beso lleno de sensaciones indescriptibles para luego darse un contrasuelazo con la realidad. Mirar la idea de un amor dibujado en corazones de color rosa es lindo, pero nunca suficiente para construir algo tan grandioso como es el matrimonio.
Que en estos días en que los corazones, el rosa, los besos y los enamorados nos toman por asalto pensemos un momento qué es lo que estamos buscando detrás de todo eso: una sensación pasajera o una historia de amor que dure para siempre, un siempre feliz que necesita construirse día a día.
«(…) Ciertamente es algo bello que hoy los jóvenes puedan elegir casarse sobre la base de un amor recíproco… la libertad del vínculo requiere una armonía consciente de la decisión, no solo un simple entendimiento de la atracción o del sentimiento» (Papa Francisco – 15 de mayo 2015).
La amistad en tiempos de facebook
Quien registra un perfil para comenzar a interactuar con otros usuarios en Facebook puede darse cuenta de que a la base de las relaciones posibles en esa red social está un valor: la amistad.
Quien registra un perfil para comenzar a interactuar con otros usuarios en Facebook puede darse cuenta de que a la base de las relaciones posibles en esa red social está un valor: la amistad.
La dinámica de la comunicación entre usuarios en Facebook parte de las relaciones entre amigos y para que esas relaciones sean posibles precisan de que los interesados sean «amigos» en esa red social. Ese «ser amigo» sigue un procedimiento antes de llegar a ser una realidad digital: un usuario pide amistad a otro por medio de la opción «solicitud de amistad». Pero no basta solicitar: la petición debe ser confirmada por el otro usuario a través de la opción «confirmar amistad» para que cobre efecto. Hecho esto último hay una nueva relación de amistad en el ambiente que Facebook ofrece.
Es cierto que no pocas veces esa «nueva amistad» es sólo la prolongación de una serie de relaciones previas surgidas en el ámbito de las relaciones cara a cara. Otras tantas supone el reencuentro con conocidos de antaño mientras que en otras más es el desenlace de una serie de experiencias de conocimiento humano surgidas en el contexto del mismo Facebook (gracias a la compatibilidad en torno a intereses u otro grupo de afinidades).
Al profundizar el tema de la amistad en Facebook se puede descubrir, por un lado, que lo que tradicionalmente consideramos «amistad» ha encontrado un nuevo escenario de prolongación vivencial; y, por otro, que la experiencia misma de lo que hoy allí muchos asocian al concepto «amistad» supone, por lo menos, una mutación de significado
Acerca de esto último, es sobre todo en el grupo de quienes nacieron cuando internet ya existía en los que el valor amistad implica unas dimensiones de relación distintas a las tradicionales: piénsese en que ahora las interacciones mediadas por la tecnología son el modo más generalizado por el que los nativos digitales expresan su cercanía, muestras de afecto y otros gestos propios de los amigos. Estas «formas sociales» están pasando a ser la manera ordinaria de relación también para muchos inmigrantes digitales.
Si consideramos internet como lo que es, un ambiente, podemos decir que entonces el lugar donde la amistad se manifiesta simplemente ha cambiado de escenario o al menos que ha encontrado uno nuevo. Pero internet no es un ambiente sustitutivo sino complementario o, mejor dicho, a integrar en la vida humana que es una sola. Considerando esto es como podemos advertir que la «amistad» que Facebook posibilita y muchos viven supone una mutación de significado. Mutación porque en definitiva la «amistad» pierde características que le son propias como la dimensión física del trato personal entre humanos. No es que Facebook en particular, o las redes sociales en general, no constituyan auténticas plataformas donde la amistad es una realidad vivida y vivible; lo que sucede es que por su misma naturaleza presentan limitantes que la llevan a ser un espacio imperfecto de amistad. Esto en razón de no ser áreas físicas donde la gestualidad y la palabra hablada pueden fortalecer las relaciones o el simple hecho de que el radio de amigos difícilmente puede llegar a las dos mil personas, como tantas veces sucede a quienes más que amistad buscan popularidad.
La experiencia «imperfecta» de amistad en Facebook, sin embargo, apunta a la perfección. Es así como podemos apreciar mejor el hecho de que las redes sociales como Facebook han acercado a las personas. Ciertamente tampoco podemos dejar de reconocer que se ha dado una cierta banalización ya no sólo del concepto sino de la misma experiencia de amistad.
Las personas con más amigos en Facebook son percibidas como más populares. Y en la búsqueda de esa popularidad los usuarios aceptan a tantas personas como «amigos» cuando en realidad lo que en el fondo se quietre es potenciales dadores de «me gusta» para las propias publicaciones. El otro no es visto como «amigo» sino como un simple número al servicio del propio ego.
Uno de los momentos en que el valor de la amistad queda más al descubierto en el Evangelio es cuando Jesucristo dice a sus apóstoles: «Ya no os llamo siervos sino amigos». No es una declaración cualquiera sino una transformación de relaciones: el que antes era un servidor ahora es llamado amigo. No se trata sólo de un cambio denominacional sino un auténtico cambio de relaciones con todas las implicaciones que eso supone: ya no es una relación vertical sino horizontal. De esta manera Dios indica cómo debe ser tratado el ser humano: como amigo. Y tal vez sea esta la cristianización que se pueda hacer de la amistad en Facebook.