El combate interior
- 01 Marzo 2020
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Rosendo (Rudesindo), Santo
Obispo, 1 de marzo
Martirologio Romano: En Celanova, de Galicia, en España, san Rosendo (Rudesindus), antes obispo de Dumio, que cuidó de promover o instaurar la vida monástica en la misma región y, habiendo renunciado a la función episcopal, tomó el hábito monástico en el monasterio de Celanova, que después presidió como abad († 977).
Etimológicamente: Rosendo = “ gobernante glorioso”. Viene de la lengua alemana.
Fecha de canonización: En el año 1195 por el Papa Clemente III.
Breve Biografía
San Rosendo pertenecía a una noble familia de Galicia. Según Esteban de Celanova, su biógrafo, la madre (Ilduara) se hallaba orando en la iglesia de San Salvador, en el Monte Córdoba, cuando recibió un aviso del cielo de que tendría un hijo.
Rosendo era un joven serio y devoto. Cuando la sede de Dumium (actualmente Mondoñedo) quedó vacante, el pueblo le eligió obispo. En vano alegó el santo que sólo tenía dieciocho años y que era inepto para el cargo; el pueblo insistió, y Rosendo se vio obligado a aceptar.
Su gobierno fue totalmente diferente del de su primo Sisnando, obispo de Compostela, quien descuidaba sus deberes y pasaba el tiempo en paseos y diversiones. la vida de Sisnando era tan escandalosa, que el rey Sancho le encarceló y pidió a Rosendo que tomase el gobierno de su diócesis; el santo tuvo que aceptar contra su voluntad.
En una ocasión, hallándose ausente el rey Sancho, los normandos cayeron sobre Galicia y los moros invadieron Portugal. San Rosendo se puso al frente del ejército y al grito de "algunos ponen su confianza en los carros de guerra y otros en los caballos, pero nosotros invocamos el nombre del Señor" (Sal 19,8), rechazó a los normandos hasta sus naves y obligó a los moros a retirarse a sus territorios.
Después de la muerte del rey Sancho, ocurrida el año 967. Sisnando se evadió de la prisión y, en la noche de Navidad, atacó a Rosendo y le amenazó de muerte si no abandonaba la diócesis. El santo no opuso resistencia, y se retiró al monasterio de San Juan de Caveiro, que él mismo había fundado. Allí permaneció hasta que, en una visión, recibió la orden de ir a fundar otra abadía en el sitio que le sería mostrado. Para gran gozo suyo, fue conducido al valle de Villar, que pertenecía a sus antepasados. Se trataba de una tierra "en la que abundaban las fuentes y que se prestaba para el cultivo de flores, cereales y verduras, como también para los árboles frutales". Allí erigió, en el curso de ocho años, el monasterio de Celanova.
Nombró superior a un santo monje llamado Franquila, y él mismo se puso bajo sus órdenes. Con la ayuda de su abad, construyó otros monasterios, a los que impuso la estricta observancia de la regla de San Benito. A la muerte de Franquila fue elegido abad. Su fama era tan grande, que los obispos y abades acudían en busca de su dirección y varios conventos se pusieron bajo su jurisdicción.
Su biógrafo habla de numerosos milagros: el santo curó a muchos epilépticos y endemoniados, devolvió la vista a varios ciegos y su intercesión obtuvo la restitución de bienes robados y la liberación de cautivos. El mismo Esteban de Celanova comienza su catálogo de milagros narrando una experiencia personal: "Siendo muy joven, mis padres me destinaron a los estudios literarios. Para escapar de las dificultades de la escuela, acostumbraba yo ir a esconderme en el bosque. Como me mostraba irreductible, a pesar de que me vigilaban muy de cerca, mi maestro fue, por divina inspiración, a la tumba de san Rosendo, encendió un cirio y rogó a Dios que, si realmente me había escogido para la vida religiosa, me atase con los lazos de la virtud y abriera mi inteligencia al estudio. Según me decía con frecuencia mi maestro, a partir de ese momento empecé a ser más dócil y, no mucho después, tomé el hábito religioso en el mismo monasterio". San Rosendo fue canonizado en 1195 o 96.
De todos modos, no es del todo seguro que el monje Esteban haya escrito realmente la biografía que se le atribuye; en todo caso, vivió dos siglos después de San Rosendo. Casi todos los documentos y milagros publicados por los bolandistas en Acta Sanctorum, son posteriores a la muerte del santo. Es muy oscura la relación de san Rosendo con las diócesis de Dumium y Compostela, y es muy difícil determinar si no se había retirado ya a Celanova antes de que el rey le llamara a gobernar la sede de su primo.
Para que tu pie no tropiece en piedra alguna
Santo Evangelio según san Mateo 4, 1-11. I domingo de Cuaresma
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús mío, permíteme escuchar tus palabras con el corazón, para que las encarne en mi vida.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 4, 1-11
En aquel tiempo, Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. Pasó cuarenta días y cuarenta noches sin comer, y al final, sintió hambre. Entonces se le acercó el tentador y le dijo: "Si tú eres el Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes". Jesús Pero le respondió: Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en la parte más alta del templo y le dijo: "Si eres el Hijo de Dios, échate para abajo, porque está escrito: Mandará a sus ángeles que te cuiden, y ellos te tomarán en sus manos, para que no tropiece tu pie en piedra alguna". Jesús le contestó: "También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios".
Después lo llevó el diablo a un monte muy alto y desde ahí le hizo ver la grandeza de todos los reinos del mundo y le dijo: "Te daré todo esto, si te postras y me adoras". Pero Jesús le replicó: "Retírate, Satanás, porque está escrito: "Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo servirás".
Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles para servirle.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Cuando hablamos de la Biblia nos encontramos con verdaderas palabras de vida. La palabra de Dios es vida para quien la escucha y para quien la predica, pero ¿cómo es que el diablo puede pronunciar la palabra de Dios sin darnos vida, sino por el contrario, quiere que perezcamos?
La respuesta es muy simple, la palabra de vida corresponde a una intención de vida, unos actos de vida; no ser palabras muertas, sino palabras encarnadas en nuestros actos. Y si pensamos en la palabra de Dios como contradictoria es porque no la vemos realmente en su conjunto o no la hacemos vida.
Este es el compromiso que tenemos nosotros durante la Cuaresma, no se trata de un tiempo para bajar de peso o para sufrir sin sentido; se trata de ir encarnando toda la palabra de Dios en la propia vida, no solo lo que nos conviene. Es por eso por lo que el diablo puede repetir palabras porque no dan vida las palabras; lo que nos da vida es que Dios se hizo hombre, es la Palabra de la que habla san Juan al inicio de su Evangelio.
Por eso, que nuestros actos se conviertan en el predicar la Palabra de la boca de Dios; que el cuidar de nosotros mismos no sea vanidad sino no querer tentar al Señor, que de por sí siempre nos cuida; que nos postremos solamente ante el Señor, no ante nosotros mismos o ante las cosas de este mundo. En resumen, que la Cuaresma sean 40 días de encarnar la Palabra de Dios.
«Como cristianos, ante todo debemos poner en práctica el mandamiento del Señor: “Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos”. El amor de Dios, para encarnar concretamente en la vida, es por lo tanto nuestro camino a seguir, la responsabilidad que juntos tenemos ante el mundo para dar testimonio de la esperanza que está en nosotros».
(Discurso de S.S. Francisco, 7 de diciembre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Terminar de formular un propósito concreto para la Cuaresma, que me ayude a encarnar el Evangelio, como por ejemplo, romper con la gula, la vanidad o la adoración de las cosas de este mundo, como presenta el Evangelio de hoy.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vida Pública de Jesús. Las tentaciones se dan tras cuarenta días y cuarenta noches de oración y ayuno.
El silencio
Jesús es llevado por el Espíritu al desierto para un gran combate; va a asumir su vocación de Mesías con toda su plenitud humana. Jesús vive la experiencia religiosa en una forma de espiritualidad extrema. Muchos hombres religiosos se han sentido llamados al silencio de modo que su espíritu se expanda en una relación con Dios, sin que nada distraiga esa tensión. Muchos han experimentado el ayuno como una forma de purificación en que el cuerpo extingue sus pulsiones para que el espíritu emerja. En el antiguo hinduismo era frecuente esa acción, como también en el budismo también aunque sin llegar a tanto extremo. Siempre han existido eremitas, en todas las culturas religiosas. Cristo asume la espiritualidad religiosa de los más religiosos de los hombres.
El demonio
En esa tensión se dan las tentaciones que se prolongarán a lo largo de su vida, pero que aquí se plantean con gran crudeza: el diablo, como enemigo lúcido que plantea los verdaderos problemas, será el padre de la mentira, que intentará disuadir a Jesús de su misión. Este agente oscuro es tan importante en la vida de los hombres, que si se excluye no se entienden problemas como el mal y el bien, ni mucho menos el Evangelio de Jesucristo. El demonio es un ser vivo, creado, inteligente, pero pervertido y pervertidor. Él se rebela contra Dios de un modo lúcido y consciente, y encuentra en ese orgullo un gozo amargo y triste al tiempo. En sus tentaciones, no tratará solamente de investigar quién es Jesús, ni en un juego intelectual habilidoso, aunque lo es, sino de plantear su propia tentación al hombre que ha sido llamado el Hijo Amado que trae el bautismo de fuego superior al bautismo de agua. El diablo no cree que un hombre pueda amar más allá del amor propio y se lo va a decir claramente a Jesús, no sin engaños y con métodos capciosos.
El diablo tienta a Jesús
"Entonces fue conducido Jesús al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Después de haber ayunado cuarenta días con cuarenta noches, sintió hambre. Y acercándose el tentador le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes.
El, respondiendo, dijo: Escrito está:
No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios.
Luego, el diablo lo llevó a la Ciudad Santa y lo puso sobre el pináculo del Templo. Y le dijo: Si eres Hijo de Dios, arrójate abajo. Pues escrito está:
Dará órdenes acerca de ti a sus ángeles,
para que te lleven en sus manos,
no sea que tropiece tu pie contra alguna piedra.
Y le respondió Jesús: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. De nuevo lo llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y su gloria, y le dijo: Todas estas cosas te daré si postrándote me adoras.
Entonces le respondió Jesús: Apártate Satanás, pues escrito está:
Al Señor tu Dios adorarás
y a El sólo darás culto"(Mt).
El momento adecuado
Las tentaciones se dan tras cuarenta días y cuarenta noches de oración y ayuno. Siente hambre, se agota, experimenta las limitaciones del cuerpo, la mente también es influida por el cansancio y el hambre y la soledad.
Satanás elige el momento más adecuado para tentarle, aquel en que está debilitada la humanidad. Ahí, en situación extrema, es donde se verá si Cristo acepta el reto que le va a plantear.
Es posible que la creencia en la divinidad de Jesús lleve a pensar, que en el fondo, las tentaciones son externas y ficticias, como de mentirijillas. Pero no es así: real fue el dolor y la muerte, y real es el hambre y la sed. Jesús experimenta la trepidación de la tentación, ve el lado positivo que toda tentación propone, y descubre lo negativo, más o menos oculto, pero que acabará saliendo a relucir. De ahí, también, que la victoria sea real, humana. El resultado final confirma a Satanás que se puede ser fiel al proyecto amoroso del Padre, que es posible cumplir la voluntad de Dios también como hombre, a pesar de las alternativas que se le ponen delante.
El sentido de las tentaciones
Es cierto que las tentaciones tienen un sentido de ejemplo para que los hombres venzan las provocaciones al mal. Es un primer nivel no despreciable. Muchos ven en las tentaciones las tres concupiscencias: el desorden de la sensualidad y la carne, la llamada de la soberbia y del orgullo, y la inquietud por el dinero y el poder. Las respuestas de Cristo aciertan en las soluciones, el espíritu está sobre la materia y debe regirla; la humildad lleva a confiar en Dios; y el poder es para servir a Dios y a los demás. De hecho, es frecuente entre los hombres que el primer obstáculo en el que muchos quedan atrapados sea la sensualidad del comer, del beber o la impureza. Un segundo nivel, tienta la soberbia y el amor propio, y viene el ansia de dominar a los demás. En un tercer nivel el mundo como fin último del hombre, engloba todas las sugerencias del mal cuando se coloca en lugar de Dios.
La primera tentación
Las tres tentaciones tienden a quebrar el mesianismo de Jesús. Pero hay un nivel más profundo. Veamos la tentación primera. Jesús tiene cuerpo en su doble vertiente de sentido y afectividad, tiene, por tanto necesidades sensitivas y afectivas.
La tentación dice: "Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes", es decir haz un milagro con tu poder de Hijo de Dios para satisfacer tus necesidades. El pan es el alimento para la vida; pero, al satisfacerla, se encuentra un placer en la función natural. Jesús nunca dice que eso sea malo. Lo mismo ocurre con la procreación que añade a los efectos del cuerpo la satisfacción del afecto. Nada dice el texto de la extensión de la tentación; pero entre los hombres estas cuestiones son universales. Jesús añade la dificultad del ayuno y del celibato, prescindiendo libremente del uso legítimo de esas tendencias corporales y afectivas por un amor más alto. Ahí incide la tentación: transforma el gozo natural en amor propio; benefíciate, búscate en algo tan natural como estas satisfacciones, o ¿acaso son malas?
Vivir el amor
La respuesta de Jesús es clara: no son malas, pero "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios". Si el diablo le hubiese propuesto algo ilícito Jesús lo habría tenido que rechazar, de forma obligada; pero, en esta primera tentación, Jesús rechaza algo que en sí no es malo, pero se trata de vivir un amor que vaya más allá del amor propio y de la satisfacción que producen cosas buenas. Y rechaza decir que esas realidades sean malas y pecaminosas, aunque deben someterse a un amor superior. No se trata sólo de superar la gula y la impureza, sino de vivir un amor espiritual superior. De hecho, el Hijo de Dios es sobrio con naturalidad, y conviene que no tenga descendencia según la carne, sino sólo según el espíritu. El amor al Padre y a los hombres debe estar por encima de cosas que en otros son buenas y santificantes, pero a Él se le ha pedido más. El amor a su misión debe ser superior al tirón de los sentidos y de la afectividad, e incluso del deseo de tener una descendencia humana. Jesús responde con una palabras del libro de la Sabiduría en las que señala que el placer de los sentidos no es malo dentro de su función natural, pero no es todo. El amor sensitivo y el afectivo son buenos, pero existe el amor espiritual. El que ama con este amor espiritual supera las atracciones de lo sensible, sin decir que sean malas, aunque pueden serlo por desorden o por exceso. El primer combate ha concluido, aunque la tentación acechará a Jesús toda la vida, especialmente en la cruz, donde el dolor será máximo. El amor de verdad pudo más.
La segunda tentación
La segunda tentación es más profunda y complicada. El diablo cita el salmo 91 diciendo: "Si eres Hijo de Dios, arrójate abajo. Pues escrito está: Dará órdenes acerca de ti a sus ángeles, para que te lleven en sus manos, no sea que tropiece tu pie contra alguna piedra". El demonio sigue tentando a Jesús, a partir de lo que, en Él, forma parte de su ser: era hijo de Dios y confía en el Padre como nadie lo ha hecho jamás en la tierra, por eso Satanás plantea la posibilidad de la salvación de la humanidad a través de un milagro. Esto es posible tanto para Dios, como para el que lo pide con fe: quiere salvar a la humanidad. Se trata de dejar boquiabiertos a los hombres ante la manifestación de un poder sobrenatural. La gentes quedarían admiradas ante el éxito del nuevo salvador. Se creía en aquellos momentos que el Mesías anunciaría la salvación de Israel desde aquel pináculo del templo de altura imponente. Le sugiere que las gentes veneran a los triunfadores y se convertirán con esa acción milagrosa. Le oculta con engaño que se puede introducir la vanidad de ser admirado por lo prodigioso, y se abandona el camino de humildad.
Jesús podía usar su poder, no sólo en los milagros para ser admirado y admitido por todos. Pero quedaría oculta – u oscurecida- la manifestación del amor, un amor que no puede esconder ni un ápice de amor propio; y es precisamente en la cruz en la que la máxima humildad revela el mayor amor.
Tentar a Dios
La tentación es contra el mismo Dios como se ve en la respuesta de Jesús: "Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios". ¿Es posible tentar a Dios? Sí. No porque Dios pueda pecar, cosa imposible; sino, en el sentido de que Él se decida a cambiar su proyecto de salvación; la tentación, esta vez, se dirige a que Jesús rechace el camino más difícil, que es el del dolor y la expiación, el de la muerte y el del sacrificio, y le propone el de utilizar el de una salvación evidentemente sobrenatural que, prácticamente, le asegure el éxito entre los suyos. Otro camino de salvación, sí; pero menos reveladora del amor.
Y Cristo, el Hijo, elige la sabiduría del amor del Padre; rechaza el camino del triunfo humano lejos del camino de la humildad, tan rodeado de piedras, persecuciones, insultos y muerte. ¿Acaso no puede arrasar a todos los perseguidores y aplastarlos como gusanos? Sí puede, pero el camino humilde permite encontrar excusas a los díscolos y tratarles con misericordia, aunque con la estricta justicia sólo merecerían castigo e ira. No tentar a Dios es confiar en su misericordia y su decreto de salvación del hombre a través de un sacrificio perfecto, oculto a los ojos del mundo.
La tercera tentación
La tercera tentación es aún más honda. Jesús se proclamará, como había sido profetizado, rey de justicia, de paz, de prosperidad, de victoria, y ahí incidirá la seducción: "De nuevo lo llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y su gloria, y le dijo: Todas estas cosas te daré si postrándote me adoras". Puede parecer un acoso alocado, pero es en esta tentación donde la frialdad de la astucia diabólica es mayor y la lucha más frontal. Le propone un reino donde impere la justicia, la ley buena, la paz. El diablo le dice: “somos inteligentes, podemos organizar un reino de justicia. Toma el poder político, impón un reino en el que todos puedan, y deban, ser justos; y así podrán alcanzar la salvación que tú propones. No está fuera de tus posibilidades organizar un movimiento que llegue más lejos que lo que realizó un hombre como Alejandro Magno”. Y ante los ojos de Cristo desfilan los reinos humanos que se han sucedido en la historia desde las formas de organización más rudimentarias y primitivas, en las que tantos hombres sobrevivieron malviviendo, hasta las grandes como Babilonia, China, India, Persia, Grecia, Roma; y el esplendor de esos reinos refulge lleno de gloria. ¿Será posible hacer algo mejor? Es posible, es más, es deseable para unos hombres que suspiran por la paz, la justicia, la libertad y la prosperidad. Si además es un reino religioso, mejor que mejor: será nada menos que el reino de Dios entre los hombres. Dios en las leyes, en la economía, en el arte, en las ciencias, en la convivencia, en la familias y en toda organización humana.
Pero hay dificultades que el diablo oculta, y no en vano será llamado por Jesús "príncipe de este mundo". Es fácil que los poderosos con el poder; se cieguen, se sirvan a sí mismos, se mundanicen en todos los sentidos de la palabra. Pero, sobre todo, se trata de que los hombres conviertan su corazón, que el reino de Dios anida en su interior y después se transmita a lo exterior. Dios respeta la libertad de los hombres, no quiere imponerse desde arriba, sino desde el amor personal.
la respuesta de Jesús
La respuesta de Jesús es más tajante que en los casos anteriores: "Entonces le respondió Jesús: Apártate Satanás". Ya no puede soportar más insidia, y hace un acto de acatamiento a la sabiduría amorosa del Padre. Dios sabe más; el reino será realidad en los que quieran: no será quitada la libertad a los hombres. Cierto que la pueden usar para burlarse de Dios, pero siempre tendrán al alcance su misericordia. El reino se realizará en cada corazón y a través de cada hombre en su actividad humana, y de ahí a todas las estructuras humanas. La existencia del pecado obstaculizará la justicia y el progreso; pero al final el Padre me enviará como rey y como juez para los que quieren -mal o bien- la libertad, esta es la grandeza humana y la sabiduría del Padre. Es difícil aceptar la libertad, pero sin ella es imposible el amor, y en este reino es esencial, hasta el punto de que no hay justicia posible sin libertad; todo el engaño de la tentación está ahí: suprimir el amor de la creación y rechazar el amor de Dios cuya gloria es la vida amorosa del hombre, no un engreimiento soberbio del que quiere ser admirado, "pues escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a El sólo darás culto". Esto es el reino de Dios: la justicia de Dios entre los hombres y el que ellos veneren y acaten la perfección del amor divino.
"Entonces lo dejó el diablo, y los ángeles vinieron y le servían". Es el primer triunfo en la primera batalla en el interior de Cristo y vence. Los ángeles, que también habían vencido, se alegran con el triunfo del Hombre, y le consuelan. Pero la suerte está echada; las batallas seguirán de un modo casi continuo hasta el final especialmente en la Pasión.
También hoy el Papa pospone algunas audiencias
A causa de una ligera indisposición. Pidamos por su salud.
"Esta mañana el Santo Padre, después de haber celebrado la Misa, continuó con los encuentros del orden del día en la Casa Santa Marta, a excepción de las audiencias a los miembros del Grupo Internacional de Bioética y a los participantes en el Capítulo General de los Legionarios de Cristo y las Asambleas Generales de los Consagrados y Laicos del Regnum Christi". Es lo que dijo el Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, en respuesta a las preguntas de los periodistas. Hace dos días, Bruni había dicho que el Papa tiene una "ligera indisposición" y prefiere "permanecer en los ambientes de Santa Marta".
El Papa ayer también celebró la Misa, pero prefirió posponer las audiencias oficiales previstas para ese día, como la de los participantes en la sesión plenaria de la Pontificia Academia para la Vida: su discurso fue leído por Monseñor Vincenzo Paglia, Presidente de la Academia. Las reuniones en la Casa Santa Marta habían continuado regularmente. El jueves pasado, el Papa no había participado en la Liturgia Penitencial en la Basílica de San Juan de Letrán con el clero de la diócesis de Roma, dejando que su discurso fuera leído por el Cardenal Vicario Angelo De Donatis.
¡Estoy ahogado! ¿Dios me ha abandonado?
Sabemos ciertamente que la Escritura dice que las aguas nos llegan hasta el cuello pero no nos ahogan
Pregunta:
Estimado Padre: Tengo una hermosa familia; buena y piadosa esposa y dos hijas. Yo en lo personal me considero católico practicante y muy consciente de la presencia de Dios en todo lo que nos rodea. Estoy en una muy difícil situación, pues desde hace año y medio no tengo trabajo. Mi trayectoria profesional fue de excelencia y lo que hago y propongo estoy seguro es de muy alta calidad. En todo este tiempo desempleado he pedido mucho a Dios que me ayude y también he solicitado la intercesión de la Virgen y de algunos santos, incluso, algo que nunca se me había ocurrido, he hablado con mi ángel de la guardia. Pero el tiempo pasa y se me agotan los fondos de sobrevivencia, de tal manera que me acerco a un colapso económico con sus secuelas de infelicidad para mi familia. En ésta situación creo como que Dios me ha volteado la mirada, no entiendo que espera de mí. El sermón de la Misa del domingo anterior me puso muy reflexivo, pues el sacerdote se refirió a no esperar ‘magia’ en nuestra relación con Dios. Hasta ahora he pensado que Dios tiene injerencia en nuestra vida y que respetando nuestra libertad y responsabilidad, busca nuestro bien, y que le gusta que toquemos su puerta y le pidamos como a un Padre que es. Dentro de mi desesperación he pensado en obviar la presencia de Dios en lo referente a mi vida profesional y económica y circunscribirla a la conducta de cumplir con la práctica religiosa y pedirle ayuda para no pecar. Padre aconséjeme para no desesperar en esta situación tan agobiante. Gracias anticipadas.
Respuesta:
Muchas personas sienten que el peso del trabajo, problemas familiares, económicos, legalidad, desempleo, etc., los ahogan y no encuentran salida por ninguna parte (aún siendo un cristiano practicante), sienten que no pueden con todo esto y más cuando le vienen más de 2 o 3 problemas de esos juntos. Esto puede sucederle a cualquiera de nosotros en algún momento de nuestra vida.
Para los planes de Dios sobre cada uno de nosotros no existen respuestas teológicas concretas. No sé qué pueda querer Dios de usted, ni hasta donde lo probará con el infortunio.
Sabemos ciertamente que la Escritura dice que las aguas nos llegan hasta el cuello pero no nos ahogan. No le voy a mentir diciendo que ya van a terminar sus sufrimientos. Eso hacen los horoscopistas que mienten a la gente y juegan con su sed de esperanza y su credulidad. Pero a pesar de mentirle no le solucionan nada.
7 principios claros que debemos tener claros:
1. Todo sucede para el bien de los que Dios ama (Romanos 8,20). Aunque allí no se dice qué se incluye en ese ‘todo´: va desde los dones materiales de Dios, hasta la cruz y el martirio.
2. Dios no permite que seamos probados más allá de nuestras fuerzas.
3. Muchas veces las aguas nos llegan hasta el cuello, pero no nos ahoga.
4. Muchas veces Dios espera que le pidamos lo que necesitamos, incluso con sacrificios, penitencias y votos generosos, y luego actúa. Porque quería suscitar en nosotros esos actos que nos han de santificar.
5. La cruz está en el camino ordinario de toda persona llamada a la santidad. Y debemos aceptar con paciencia y resignación nuestras cruces; para eso podemos leer con fruto el Libro de Job.
6. Esto no nos exime de poner de nuestra parte todos los medios materiales para encontrar una salida. Precisamente muchas veces la gracia que Dios nos da no es el encontrar la salida de nuestros problemas sino la gracia de intentarlo una vez más, lo cual también viene de Dios.
7. En nuestra debilidad se manifiesta la fuerza de Dios, como dice San Pablo. A veces Dios espera a que estemos completamente abatidos y recién allí actúa, para que se vea que ha sido su mano la que nos salvó y no nuestras fuerzas.
Se que no es sencillo, pero si es tu caso, nunca dejes de orar.
"Siempre y por cualquier motivo, den gracias a Dios, nuestro Padre, en nombre de nuestro Señor Jesucristo" (Efesios 5,20)
Cuente con mis oraciones.
En Cristo y María.
Marzo: Oración para vivir en gracia
Campaña de Oración
"Al oir esto Jesús, les dice: ¨´<<No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal; no he venido a llamar justos, sino a pecadores>>" (MC, 2, 17)
Jesús vino al mundo para salvar a los hombres, para darles Vida, y en abudancia. Jesús ama al pecador y lo invita a la conversión, a vivir en amistad con Él.
Existen varios tipos de pecado, que nos alejan de Dios:
Pecado Original
Pecado Personal
Pecado Mortal
Pecado Venial
Pecados Capitales
Pero por la misericordia de Dios, existe la confesión que es el camino, para arrepentidos, pedirle perdón a Dios y reestablecer nuestra amistad con Él.
Este mes, te invitamos, a que tú y tu familia se acerquen al sacramento de la Confesión, y ofrezcán un Padre Nuestro en familia por los pecadores.
Oración para pedir perdón y para perdonar
Una breve oración para pedir perdón a Dios.
Oración para pedir perdón y para perdonar
El perdón es la llave de la libertad y la paz interior. Para pedir perdón se requiere humildad. Para perdonar se requiere misericordia. Ni la humildad ni la misericordia son fáciles. Pedir perdón supone reconocerse pecador. Perdonar supone tener un corazón como el de Cristo.
En el Padre Nuestro, Jesucristo nos enseña a pedir: "Perdona nuestros pecados como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden", pues el perdón de los pecados y el haber perdonado son condiciones para alcanzar la paz interior y la salvación eterna.
Padre,
me declaro culpable, pido clemencia, perdón por mis pecados.
Me acerco a ti con absoluta confianza porque sé que tú prefieres la penitencia a la muerte del pecador (cfr. Ezequiel 33,11)
A ti no te gusta ni la venganza ni el rencor, tu corazón es compasivo y misericordioso, y sé que sólo estás esperando a que tenga la humildad de reconocer mi pecado, arrepentirme y pedir perdón para desbordar la abundancia de tu misericordia.
"Cuando confesamos nuestros pecados, Dios, fiel y justo, nos los perdona" (1 Jn 1,9)
Miro al horizonte: veo tus brazos abiertos y un corazón de Padre
queriendo atraerme con lazos de un amor infinito.
Padre, perdóname, quiero recibir el abrazo eterno.
Tu enseñanza es muy clara: para ser perdonados y poder entrar en el Reino de los cielos debemos tener un Corazón como el tuyo.
"Perdonad y se os perdonará" (Lc 6,36)
"El que odia a su hermano es un homicida" (1 Jn 3,15)
"Con la medida que midiereis se os medirá" (Mt 7,2)
"Si no perdonáis, tampoco el Padre os perdonará" (Mc 11,23)
Nos pides que seamos buenos cristianos por la práctica de la caridad evangélica.
Que seamos benévolos con quienes nos han hecho daño, con quienes nos han ofendido, nos han traicionado y nos odian, pues de otro modo no mereceremos que lo seas Tú con nosotros.
El siervo al que se le condonó su deuda, cuando no quiso él hacer lo mismo con otro que le debía, fue encarcelado.
Perdió el perdón que había obtenido al no ser él capaz de perdonar. (Mt 18,23-25)
Padre, envía tu Espíritu de amor y perdona mis pecados, purifícame, sáname, restáurame, renuévame con la Sangre Redentora de tu Hijo; ayúdame a tener un corazón como el Suyo, un corazón humilde y generoso capaz de perdonar, arranca de mí el corazón de piedra y dame un corazón de carne.