Los invito a la alegría de la Resurrección

Robert de Chaise-Dieu, Santo

Abad, 17 de abril

Martirologio Romano: En el monasterio de Chaise-Dieu, de la Alvernia, en Francia, san Roberto, abad, que, habiéndose retirado a este lugar para vivir como solitario, se le juntaron muchos hermanos, y con su predicación y ejemplo de vida reunió a un buen número de ellos . ( 1067)

También es conocido como: San Roberto de Turlande.

Etimológicamente: Roberto = Aquel que brilla por su fama, es de origen germánico.

Fecha de canonización: En el año 1351 por el Papa Clemente VI, antiguo abad de La-Chaise-Dieu, rubrica la canonización.

Breve Biografía

Fundador de la Abadía de Chaise-Dieu en Alvernia; nacio en Aurilac, Auvergne, aproximadamente en el año 1000; murió en Auvergne, en 1067.

Por el lado de ascendencia de su padre, perteneció a la familia de los Condes de Aurilac, de quienes se había originado San Geraud.

Estudió en Brioude cerca de la basílica de San Julián, en una escuela abierta para la nobleza de Auvergne, establecida por los cánones de la ciudad. Habiendo entrado en la comunidad, y habiendo sido ordenado sacerdote, Roberto se distinguió por su piedad, caridad, celo apostólico, elocuentes discursos y el don de los milagros. Durante cerca de cuarenta años, permaneció en Cluny para vivir bajo la norma de su compatriota también santo, Abbé Odilo.

Tuvo mucho renombre en sus virtudes y atrajo a un gran número de discípulos, fue obligado entonces a construir un monasterio, el cual fue colocado bajo la norma de San Benedicto (1050).

León IX construyó la Abadía de Chaise-Dieu, el cual llegó a ser uno de los emblemas del floreciente cristianismo.

A la muerte de Roberto, el 17 de abril de 1067, se tenían unos 300 monjes y se habían enviado multitudes al centro de Francia. Roberto también fundó una comunidad para mujeres en Lavadieu cerca de Brioude.

Por medio de la elevación del monje de Chaise-Dieu, Pierre Roger, al solio pontificio, bajo el nombre de Clemente IV, la abadía alcanzó el pináculo de su gloria.

El cuerpo de San Roberto se preservaba allí, fue quemado por los hugonotes durante las guerras religiosas. Su trabajo fue destruido por la Revolución Francesa, pero hay restos que quedan para admiración de los turistas, tales como la iglesia devastada, la tumba de Clemente VI, y la torre clementina.

¡Señor, no quiero volver a perderte!

Santo Evangelio según san Juan 21, 1-14. Viernes de Pascua

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, que nunca yo me canse de pedirte perdón, pues Tú, nunca te cansarás de perdonarme.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 21, 1-14

En aquel tiempo, Jesús se les apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Se les apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás (llamado el Gemelo), Natanael (el de Caná de Galilea), los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: "Voy a pescar". Ellos le respondieron: "También nosotros vamos contigo". Salieron y se embarcaron, pero aquella noche no pescaron nada.

Estaba amaneciendo, cuando Jesús se apareció en la orilla, pero los discípulos no lo reconocieron. Jesús les dijo: "Muchachos, ¿han pescado algo?".

Ellos contestaron: "No". Entonces él les dijo: "Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán peces". Así lo hicieron, y luego ya no podían jalar la red por tantos pescados.

Entonces el discípulo a quien amaba Jesús le dijo a Pedro: "Es el Señor". Tan pronto como Simón Pedro oyó decir que era el Señor, se anudó a la cintura la túnica, pues se la había quitado, y se tiró al agua. Los otros discípulos llegaron en la barca, arrastrando la red con los pescados, pues no distaban de tierra más de cien metros.

Tan pronto como saltaron a tierra, vieron unas brasas y sobre ellas un pescado y pan. Jesús les dijo: "Traigan algunos pescados de los que acaban de pescar". Entonces Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red, repleta de pescados grandes. Eran ciento cincuenta y tres, y a pesar de que eran tantos, no se rompió la red. Luego les dijo Jesús: "Vengan a almorzar". Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: '¿Quién eres?', porque ya sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio y también el pescado.

Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de resucitar de entre los muertos.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

El evangelio de hoy nos muestra una escena fantástica, nos hace ver como los discípulos, los más íntimos de Jesús, después de lo sucedido los días anteriores, de su pasión, muerte, resurrección y de los demás acontencimientos como algunas de sus apariciones a las mujeres, a algunos de los apostóles e incluso la visita al mismo sepulcro de Pedro y Juan, están un poco con los ánimos y sentimientos bajos y por eso no saben qué hacer, ni qué pensar y de ahí que Pedro tomando la palabra les dice a sus hermanos en la fe: “ ‘Voy a pescar’. Ellos le respondieron: ‘también nosotros vamos contigo’”. Así es como se encontraban los apóstoles, regresando a su vida anterior, pues al parecer no contaban ya con Jesús, no tenían más al maestro, y esto les hace dar un paso hacia atrás. Y esto nos puede pasar en nuestar vida cuando pensamos que no tenemos a Jesús, que ya no podemos contar con Él, regresamos a nuestra vida de antes, pero si de algo tenemos que estar seguros es de que Cristo jamás se olvida de nosotros, somos nosotros los que nos olvidamos de Él.

Y he aquí que Cristo sorprende a sus íntimos, y se les aparece de nuevo, e incluso cuando han regresado a sus vidas pasadas. Pero cuando Juan le dice a Pedro: “Es el Señor”, Pedro no se lo piensa dos veces, no quiere volver a perder al maestro, quiere quedarse con Él para siempre, y de ahí que no espera llegar a la orilla en la barca, se medio viste y se lanza al mar, no lo piensa, pues no quiere volver a perder a su Señor, a su Dios, a su Amigo. Pues esto es lo que debemos nostros hacer en nuestras vidas en este momento, que no sea una Pascua más, sino que yo realmente quiera abrazar a mi Señor, a mi Dios y a mi Amigo y le diga: Señor no quiero volver a perderte, quiero estar contigo siempre, sin importar cuantas veces vuelva a mi vida pasada quiero estar siempre junto a tí. Pues bien nos decia ya el Papa San Juan Pablo II: “Dios nunca se cansa de perdonarnos, somos nostros los que nos cansamos de pedirle perdón”.

«Jesús se da cuenta de que los apóstoles están desconcertados al verlo porque la realidad de la Resurrección es inconcebible para ellos. Creen que están viendo un espíritu pero Jesús resucitado no es un espíritu, es un hombre con cuerpo y alma. Por eso, para convencerlos, les dice: «Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo». Y puesto que esto parece no servir para vencer la incredulidad de los discípulos, el Evangelio dice también una cosa interesante: era tanta la alegría que tenían dentro que esta alegría no podían creerla: «¡No puede ser! ¡No puede ser así! ¡Tanta alegría no es posible!». Y Jesús, para convercerles, les dice: «¿Tenéis aquí algo de comer?». Ellos le ofrecen un pez asado; Jesús lo toma y lo come frente a ellos, para convencerles».

(Papa Francisco, Regina Coeli 15 de abril de 2018).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Renovar hoy una vez más el propósito de amar más a áquel que ha muerto por mi.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

El pez, símbolo cristiano

A partir del siglo III la imagen del pez se utilizaba como símbolo de Cristo.

En el siglo II la Iglesia tomó la palabra "Ichthys", pez en griego, como símbolo de Cristo. A partir del siglo III la imagen del pez se utilizaba como símbolo de Cristo.

En esta simbología, las letras de la palabra "Ichthys" representan las iniciales de la frase:
IIesous Christos Theou Yios Soter

Ichthus: I = Iesous (Jesús); Ch = Christos (Cristo); Th = Theou (Dios); U=Uios (Hijo); S=Soter (Salvador)

Significado: "Jesús, Cristo, Hijo de Dios, Salvador"

El símbolo del pez y el críptico "Ichthus" fueron adoptados por los cristianos de la Iglesia Primitiva para representar a Jesucristo y manifestar su adhesión a la fe. Tanto el pez como el críptico aparece numerosas veces en las catacumbas.

Una profesión de fe

Los cristianos, siendo minoría en un mundo pagano, tenían sus propios símbolos para identificarse y avivar su fe. En el pez (Ichthus), encontraban la profesión de fe, la razón por la que adoraban a Jesús y estaban dispuestos a morir.

Los creyentes son "pequeños peces", según el conocido pasaje de Tertuliano (De baptismo, c. 1): "Nosotros, pequeños peces, tras la imagen de nuestro Ichthus, Jesús Cristo, nacemos en el agua". Una alusión al bautismo. El cristiano no solo murió y nació de nuevo en el bautismo sino que vive de las aguas del bautismo, es decir, en la gracia del Espíritu Santo.

El cristiano que se aparte de la vida de estas aguas muere. Como un pez muere al salir del agua, el cristiano muere si se deja seducir por la mente del mundo.

Historia

El símbolo del pez puede que sea inspirado por la multiplicación milagrosa de panes y peces o por los peces que Jesús Resucitado compartió con sus discípulos (Jn. 21: 9). Al llamar a los discípulos para Jesucristo les dijo:

«Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.» Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. -Mateo 4,19-20; cf Marcos 1,17).

La referencia escrita del símbolo cristiano del pez mas antigua que se conoce es de Clemente de Alejandría, (nacido en 150), quien recomienda (Paedagogus, III, xi) tener como sello una paloma o un pez. San Clemente no da explicación de estos símbolos, por lo que se puede concluir que ya estos era ampliamente conocidos. El pez se encuentra ya en monumentos romanos de las primeras décadas del siglo II, como la Capella Greca y las Capillas del Sacramento de la catacumba de San Calixto. Los primeros cristianos lo utilizaban en numerosos frescos y sarcófagos.

La asociación del Ichthys con al Eucaristía es enfatizada en el epitafio de Abercius, obispo de Hieropolis del siglo II, y en el epitafio de Pectorius de Autun. Abercius nos dice que en su viaje a Roma, en todas partes recibió como alimento "el Pez del manantial, el grande, el puro", como también "vino mezclado con agua junto con pan". Pectorius también habla del Pez como un delicioso alimento espiritual que nos da el "Salvador de los Santos". La asociación con la Eucaristía también es evidente en los frescos de la catacumba de Santa Priscila.

Desde el siglo II, el del fin es, con frecuencia, el pez de preferencia para este símbolo por ser este considerado un amigo del hombre. Después del siglo IV, el simbolismo del pez gradualmente disminuyó. En la actualidad, en medio del mundo pagano y agresivo contra los verdaderos cristianos, los que se deciden a ser fieles al Señor una vez mas están recobrando este símbolo para identificar su compromiso de fe hasta la muerte. Una señora me dio el testimonio de unos jóvenes en Cuba que por poner el signo del pez en un vehículo fueron condenados a diez años de cárcel. Si usas este símbolo, no lo defraudes, que no sea decoración. ¡Qué represente al Señor y tu total adhesión de fe sin contar el costo!

El Papa reza por los farmacéuticos: "gracias por su ayuda a los enfermos"

Homilía del Papa Francisco en Santa Marta. 16 de abril de 2020

Francisco preside la Misa en la Casa Santa Marta en el jueves de la Octava de Pascua. En la introducción, el Pontífice ha recordado a los farmacéuticos:

"En estos días me han regañado porque olvidé agradecer a un grupo de personas que también trabajan... Le agradecí a los médicos, enfermeras, los voluntarios ... "Pero usted se olvidó de los farmacéuticos": ellos también trabajan duro para ayudar a los enfermos a salir de la enfermedad. También rezamos por ellos.

En su homilía, Francisco ha comentado el Evangelio de hoy (Lc 24, 35-48) en el que Jesús resucitado se aparece a los discípulos, conmocionado y lleno de miedo porque creyeron haber visto un fantasma, y abre sus mentes para comprender las Escrituras. Y de la alegría no podían creer. Estar lleno de alegría - subraya el Papa - es la más alta experiencia de consuelo. Es la plenitud de la presencia del Señor, es el fruto del Espíritu Santo, es una gracia. Cita la exhortación apostólica de Pablo VI "Evangelii nuntiandi" que habla de evangelizadores alegres. La gran fortaleza que tenemos para predicar el Evangelio y avanzar como testigos de la vida es la alegría del Señor, que es fruto del Espíritu Santo.

A continuación se muestra el texto de la homilía según nuestra transcripción:
En estos días, en Jerusalén, la gente tenía muchos sentimientos: miedo, asombro, duda. "En aquellos días, mientras el lisiado sanado mantenía a Pedro y Juan, todo el pueblo, fuera de sí con asombro ...": hay un ambiente no pacífico porque sucedieron cosas que no se entendieron.

El Señor fue a sus discípulos. Ellos también sabían que ya había resucitado, también Pedro lo sabía porque había hablado con él esa mañana. Estos dos que habían regresado de Emaús lo sabían, pero cuando apareció el Señor se asustaron. "Sorprendidos y llenos de miedo, creyeron haber visto un fantasma"; tuvieron la misma experiencia en el lago cuando Jesús vino caminando sobre el agua.

Pero en ese momento Pedro, haciéndose valiente, apostando por el Señor, dijo: "Pero si eres tú, déjame caminar sobre el agua". Este día Pedro estaba en silencio, había hablado con el Señor esa mañana, y nadie sabe lo que se dijeron en ese diálogo y por eso estaba en silencio. Pero estaban tan llenos de miedo, molestos, que creyeron haber visto un fantasma. Y él dice: “Pero no, ¿por qué estás turbados? ¿Por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad las manos, los pies ... ", les muestra las llagas. Ese tesoro de Jesús que lo llevó al cielo para mostrárselo al Padre e interceder por nosotros. “Tocadme y mirad; un fantasma no tiene carne ni huesos".

Y luego viene una frase que me da mucho consuelo y por esto, este pasaje del Evangelio es uno de mis favoritos: "Pero después de que por la alegría no creyeron ...", aún y estaban llenos de asombro, la alegría les impidió creer. Era tanta la alegría que “no, esto no puede ser cierto. Esta alegría no es real, es demasiada alegría". Y esto les impidió creer. La alegría. Los momentos de gran alegría.

Estaban desbordados de alegría pero paralizados por la alegría. Y la alegría es uno de los deseos que Pablo le da a su pueblo en Roma: "Que el Dios de la esperanza te llene de alegría", dice. Llenar de alegría, llenar de alegría. Es la experiencia del consuelo más grande, cuando el Señor nos hace comprender que esto es otra cosa de ser alegre, positivo, brillante ... No, es otra cosa. Estar alegre pero lleno de alegría, una alegría desbordante que nos toca realmente.

Y por esto, Pablo le desea que "el Dios de la esperanza llene de alegría", a los romanos. Y esa palabra, esa expresión, llena de alegría se repite, muchas, muchas veces. Por ejemplo, cuando sucede en la prisión y Pedro salva la vida del carcelero que estaba a punto de suicidarse porque las puertas se abrieron con el terremoto y luego anuncia el Evangelio, lo bautiza, y el carcelero, dice la Biblia, estaba "lleno de alegría por haber creído. Lo mismo sucede con el ministro de economía de Candàce, cuando Filippo lo bautizó, desapareció, siguió su camino "lleno de alegría". Lo mismo sucedió en el Día de la Ascensión: los discípulos regresaron a Jerusalén, dice la Biblia, "llenos de alegría". Es la plenitud del consuelo, la plenitud de la presencia del Señor. Porque, como Pablo les dice a los gálatas, "la alegría es el fruto del Espíritu Santo", no es la consecuencia de las emociones que estallan por algo maravilloso ... No es más. Este gozo, este que nos llena es el fruto del Espíritu Santo. Sin el Espíritu uno no puede tener esta alegría. Recibir la alegría del Espíritu es una gracia.

Recuerdo los últimos números, los últimos párrafos de la Exhortación Evangelii nuntiandi de Pablo VI, cuando habla de cristianos alegres, evangelizadores alegres, y no de aquellos que siempre viven decaídos. Hoy es un hermoso día para leerlo. Lleno de alegría. Esto es lo que la Biblia nos dice: "Pero después de que por la alegría no creyeron ...", fue tanto que no creyeron. Hay un pasaje del libro de Nehemías que nos ayudará hoy en esta reflexión sobre la alegría. La gente que regresó a Jerusalén encontró el libro de la ley, se descubrió nuevamente, porque sabían la ley de memoria, el libro de la ley no lo encontraron - una gran celebración y todo el pueblo se reunió para escuchar al sacerdote Esdras que leía el libro de la ley.

La gente conmovida lloró, lloró de alegría porque habían encontrado el libro de la ley y lloró, era alegre, el llanto ... Al final, cuando el sacerdote Esdras terminó, Nehemías le dijo a la gente: "estén tranquilos, ahora no lloren más, conserven la alegría, porque la alegría en el Señor es vuestra fortaleza". Esta palabra del libro de Nehemías nos ayudará hoy. La gran fuerza que tenemos para transformar, para predicar el Evangelio, para avanzar como testigos de la vida es la alegría del Señor, que es fruto del Espíritu Santo, y hoy le pedimos que nos conceda este fruto.

El Papa terminó la celebración con la adoración y bendición eucarística, invitando a hacer la Comunión espiritual:

“Jesús mío, creo que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar. Te amo por encima de todo y te deseo en mi alma. Como no puedo recibirte sacramentalmente ahora, al menos espiritualmente ven a mi corazón. Como ya llegó, yo te abrazo y entero me uno a Ti. No dejes que nunca me separe de Ti”.

Antes de marcharse de la capilla dedicada al Espíritu Santo, fue entonada la antífona mariana "Regina caeli", cantada durante el tiempo de Pascua:

Regína caeli laetáre, allelúia.
Quia quem merúisti portáre, allelúia.
Resurréxit, sicut dixit, allelúia.
Ora pro nobis Deum, allelúia.

(Reina del cielo, regocíjate, aleluya.
Cristo, a quien llevaste en tu vientre, aleluya,
ha resucitado, como prometió, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya).

¿Qué hay de verdad en el maleficio?

Comunmente se entiende por maleficio, la capacidad de una persona de realizar un mal sobre otra, en base a metodologías mágicas

Pregunta:

¿Qué hay de verdad en el maleficio?

Respuesta:

Estimado:

Puede serle de utilidad el siguiente artículo del Lic. José María Baamonde, de la Fundación SPES.

En muchas sectas y nuevos movimientos religiosos, como así también en varias de las disciplinas promovidas por la New Age o Nueva Era, puede observarse que subyace en mayor o menor medida, una concepción mágica.

Definición:

La palabra magia, deriva del vocablo persa mag, cuya una de sus ascepciones es el de sabiduría. La magia consiste en una concepción mecanicista basada en el convencimiento de que existiría una fuerza en la naturaleza, susceptible de ser captada merced a diversos rituales, y utilizada en beneficio o detrimento de los hombres.

En base a lo expuesto podemos sostener, de manera sencilla, que el concepto de la magia se asienta en la creencia paralela y recíproca de dos mundos (visible e invisible), con sus respectivas fuerzas y correspondencias. De tal manera que lo actuado en uno de estos mundos (visible), tendrá una correspondencia determinada en el otro (invisible), y viceversa.

Tipos de Magia

Si bien son muchas las posibles clasificaciones de la magia, popularmente se conocen dos variantes, especialmente en lo que hace a su metodología o formas de operación y sus fines.

En lo que respecta a la metodología se destacan las de carácter homeopático o analógico, y las de carácter transitivo o de contigüidad.

La primera se basa en el principio de similitud o concepción de que lo semejante actúa sobre lo semejante. Un ejemplo de ella sería aquel ritual en el que para curar una afección cardíaca, se realiza un emplasto con una planta cuyas hojas tienen forma similar al corazón. Es importante destacar que el ejemplo dado en la magia homeopática o analógica, no debe ser confundido con aquellos tratamientos que, basados en una vieja sabiduría popular, reconoce el efecto terapéutico de los componentes de ciertos vegetales y que es denominado como fitoterapia.

Por su parte la segunda, se basa en el principio que sostiene que los elementos una vez en contacto, continúan operando uno sobre otro. Este es el tipo quizás, más popularmente conocido y un ejemplo sería cuando se confecciona una figura de arcilla a la que se anexa algún elemento u objeto de la persona sobre la que se quiere actuar (v.gr.: un cabello, una uña, una foto o un pañuelo). Estos elementos u objetos de la persona, por pertenecer a ella, la implicarían en su totalidad. De esta manera las acciones realizadas sobre la figura de arcilla (presionarla, clavarle alfileres, quemarla con fuego), producirían efectos similares sobre la persona de la que se ha tomado el elemento u objeto y puesto en contacto con la figura.

Finalmente y en lo que respecta a su fines, habría basicamente dos tipologías, conocidas como magia blanca y negra, aunque algunos autores sostienen que esta definición es artificiosa. La primera de ellas tendría fines positivos, mientras que la restante, sólo fines negativos y es la asociada a la brujería y los maleficios.

El Maleficio

Comunmente se entiende por maleficio, la capacidad de una persona de realizar un mal sobre otra, en base a metodologías mágicas.

En nuestra sociedad y no distinguiendo clases o niveles intelectivos, la pregunta de si existe la posibilidad del maleficio, surge de tanto en tanto. Esta pregunta suele venir convenientemente respaldada, de un folklore que hunde sus raíces en creencias populares, cuentos, películas, libros e historias, que han creado un campo fértil a la fantasía o la exageración y, siempre, a un sordo temor que se manifiesta en el dicho popular: ‘¡Las brujas no existen, pero que las hay, las hay!’

A esta pregunta debemos responder que, sin descartar la posibilidad de una intervención preternatural, sólo que esta ocurre en rarísimas ocasiones, sólo cuando es permitido por Dios y nunca con la asiduidad con que se cree, la concreción del maleficio debe ser generalmente descartada.

No obstante ello ciertas prácticas tienden a confundir a muchos, por los efectos que parecen derivar de ellas y que, ante el desconocimiento, fácilmente son atribuidas a consecuencias de un maleficio.

Tanto la Iglesia como la ciencia, sostienen un principio de economía, que al mismo tiempo es de prudencia y objetividad, y que estipula que ‘frente a un hecho extraordinario, nunca debe darse una respuesta de orden preternatural o sobrenatural, si puede ser explicado naturalmente’. Sólo cuando se acaban las posibilidades de una explicación natural, se puede empezar a pensar en la posibilidad, y no certeza, de una de orden no natural.

De esta manera podemos decir que el maleficio surte un efecto, entre otras razones, por autosugestión. Si uno cree en la posibilidad de un maleficio, es muy posible que le termine ocurriendo algo. O para decirlo de otra manera: todo lo malo que nos pasa a todos, todos los días, si creemos en el maleficio, se lo adjudicaremos a él.

Si una persona cree que han ejercido sobre ella un maleficio, aumentará su tensión nerviosa, manteniendo una situación de alerta constante, lo que repercutirá en una secreción mayor de lo habitual de adrenalina y un aceleración del ritmo cardiorespiratorio, contracciones musculares, gastritis, insomnio, angustia, ansiedad y demás disfunciones, que pueden llegar a provocar cuadros clínicos serios.

Otra de las formas por las que el maleficio suele surtir un efecto, es a raíz de algún engaño encubierto. En ocasiones los objetos que se utilizan, cuentan con sustancias tóxicas que al tomar contacto con la persona, producen una serie de efectos que fácilmente pueden ser adjudicados a lo preternatral, cuando las causas son perfectamente naturales.

Al respecto se suele mencionar como ejemplo cuando se colocan cánulas de bambú embadurnadas en curare, entre las plumas de algún gallo muerto. La persona a la que está destinada el maleficio, al tomar el gallo con sus manos se pincha con las cánulas de bambú, ingresando el curare a su organismo. El curare es un veneno que actúa sobre el sistema nervioso y puede producir la muerte por paro cardiorrespirtorio. En otras ocasiones, las sustancias tóxicas son preparadas en pócimas o infusiones que, sin conocimiento del afectado, se dan a beber produciendo diversos efectos.

Algunas consideraciones

La creencia popular en la magia y el temor atávico frente a la posibilidad de un maleficio, es explotado por numeros nuevos movimientos religiosos de características sectarias y los clasificados de los periódicos dan sobrada prueba de ello.

Movimientos relacionados con la New Age o Nueva Era y, especialmente, cultos afrobrasileños de lo más diversos que prometen solución a todos los problemas, laborales, familiares y sentimentales, recurren a la concepción mágica en su proselitismo.

¿Cuántas veces escuchamos a diario a personas que desesperadas por dificultades económicas y laborales, acuden a estos movimientos y por respuesta no reciben explicaciones relacionadas con la actual situación socio-económica, sino que les han hecho un maleficio y que, para deshacerlo, deben oblar sumas que van desde los doscientos a los cinco mil dolares o más? O, preocupados por la enfermedad propia o de algún familiar cercano, reciben igual respuesta, abandonando tratamientos médicos con graves consecuencias.

En el mejor de los casos sólo pierden el dinero, en otros, se puede perder también la vida del alma y del cuerpo

* Algunas referencias Bíblicas para el esclarecimiento: Dt.18,10; Jr. 27,9 y 29,8; Sab. 13,1-9; Is. 2,6 y 57,3; Os. 4,2; Mi. 5,11; Ml. 3,5; Hch. 8,9-25; 13,8-12 y 19,19.

* Algunas referencias del Catecismo: Adivinación y Magia: 2115, 2116 y 2117.

Bibliografía para profundizar

– CAPANNA, Pablo, ‘La Tentación de la Magia’, Ed. Claretiana. Trabajo donde de manera sencilla se introduce al tema de la magia, su psicología y el cristianismo frente a dicho fenómeno.

– VERNETTE, Jean, ‘Ocultismo, Magia y Hechicerías’, Ed. CCS. Interesante tabajo donde se tratan las materias enunciadas en el título, su resurgimiento con el movimiento de la New Age o Nueva Era y su incompatibilidad con la fe cristiana.

Fantasmas, demonios e infidelidad

Exorcista resuelve extraño caso de la vida real

Temerosa de que el espíritu de su fallecido ex esposo la acechara, una mujer buscó al P. Vincent Lampert, exorcista de la diócesis de Indianápolis, estado de Indiana (Estados Unidos).

Desde que murió su ex esposo, cosas extrañas sucedían en la casa. La mujer vivía sola y cuando sus muebles se movían no había a quién culpar. Fue especialmente desconcertante que una vieja foto de su matrimonio apareciera una y otra vez sobre una mesa, pese a que ella constantemente la cambiaba de lugar.

El matrimonio había terminado debido a la infidelidad. Cuando el esposo le anunció que la estaba dejando por otra mujer, la esposa le dijo “¡púdrete en el infierno!”

El tiempo pasó, y el ex esposo desarrolló una enfermedad terminal. Antes de su muerte, se arrepintió del adulterio y le pidió perdón a su esposa. “¡Púdrete en el infierno!” fue la respuesta de ella, pues no tenía intención de perdonarlo por el intenso dolor que le había causado y por destruir su matrimonio.

Pero ahora, después de su muerte, parecía que él estaba haciendo notar su presencia a su ex esposa. ¿La estaba acosando por venganza? ¿O realmente estaba en el infierno ahora y la estaba castigando de alguna forma?

Después de evaluar la situación, el P. Lampert consideró que el hombre estaba en el purgatorio y necesitaba oraciones. Dios le permitió que hiciera notar su presencia ante su ex esposa. “La convencí de perdonarlo”, dijo el sacerdote. “Recé por él junto a ella y todo se detuvo”.

¿Demonios o almas en el purgatorio?

No es la primera vez que el P. Lampert encontraba un caso así. “He celebrado Misas en lugares donde suceden este tipo de cosas y eso (rezar) usualmente lo resuelve”, dijo. “Durante la Misa, cuando rezamos por la persona y todo se tranquiliza, entonces sabemos que esto era lo que se necesitaba”.

¿Eso quiere decir que las casas “embrujadas” son reales? La avalancha de programas televisivos, películas y libros sobre caza fantasmas, ha aprovechado este concepto. Muchas personas no creen en casas embrujadas mientras que otras piensan que este tipo de hechos se deben a la acción del demonio. ¿Pero existe acaso algo así como un fantasma amistoso?

“Creo que las almas pueden actuar en esta realidad si necesitan oraciones y si Dios se lo permite”, dijo el P. Lampert. ¿Cómo entonces podemos saber si es un alma en el purgatorio ocasionando actividad misteriosa en una casa o si eso es obra del demonio? “Si todo se calma cuando comenzamos a rezar, entonces es un alma del purgatorio”, explica el sacerdote.

“Si es el mal, las cosas se vuelven más turbulentas porque un demonio es atormentado por la oración”.

Muchas personas han acudido al P. Lampert informando de sucesos extraños en sus hogares. “Si es una alma que está atrapada, está buscando oraciones e intentando llamar la atención de la gente”, explicó, “necesita esas oraciones para avanzar a donde necesita estar”.

Antes de actuar en una situación de una casa “embrujada”, el P. Lampert dijo que tiene que investigar y pasar por un tiempo de oración. “Soy usualmente muy cauteloso antes de aceptar celebrar una Misa”.

“Diría unas oraciones para alejar el mal, pero no celebraría una Misa. No quiero que suceda nada que pueda profanar la Eucaristía”.

Si un demonio se manifiesta durante un exorcismo, advirtió, un sacerdote debe tener gran cuidado para proteger la Eucaristía.

La palabra invisible

El P. Patrick (seudónimo) es un párroco y, sin el conocimiento de sus feligreses, también es el exorcista de su diócesis. Cuando se le preguntó si existen fantasmas, recordó las palabras del Credo Niceno: “Creemos en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador de todo lo visible y lo invisible”.

“Si, como un cristiano normal, no reconoces el mundo invisible, entonces estás ciego a mucho de eso”, señaló. Además de los 9 coros de ángeles y demonios, el presbítero dijo que existen todas las almas que alguna vez estuvieron unidas a los cuerpos.

“Tras la muerte, nuestras almas estarán en el cielo o en el infierno, pero hay quienes no están aún en el cielo debido a sus imperfecciones”, explicó el P. Patrick.

El exorcista señaló que a veces estas almas “están atadas a cosas aquí sobre la tierra. Creo que es lo que la gente llama fantasmas: almas sin cuerpo aún atadas a cosas o personas”.

El P. Patrick advirtió a las personas que no recurran a cazafantasmas que buscan casas embrujadas y traen sus equipos paranormales. “Ellos comienzan a preguntar por cosas para mostrar y a provocar a los espíritus para tener una respuesta”, dijo.

“Eso es de hecho abuso. Eso es no respetar a un alma que vive ahí. Eso es como montar cámaras donde vives y poner micrófonos en tu cara mientras estás tratando de desayunar”.

En vez de eso, el P. Patrick recomendó que recemos por las almas de las personas fallecidas. Y si alguien piensa que su casa está “embrujada”, debería pedir ayuda al sacerdote de su localidad.

Plenos y Felices: Sanando las Heridas del Corazón

El Espíritu Santo es el único médico capaz de curar el alma.

Hace dos años mi cuñada empezó a sufrir un abanico de síntomas extraños. De la nada, ya no tenía apetito, muchas comidas le caían mal, sufría ansiedad intensa y lo peor de todo, nadie sabía qué tenía. Estaba sufriendo tanto que incluso parecía que su personalidad había cambiado. Análisis tras análisis, resultó inútil. Parecía que no había solución hasta el diciembre pasado cuando finalmente le diagnosticaron con la enfermedad de Lyme. Después de dos años de pruebas médicas y sufrimiento, finalmente sabíamos qué era y cómo tratarla.

Nosotros cuidamos mucho nuestra salud. Es de las cosas más importantes para el bienestar. Pero cuando tienes un problema que nadie logra identificar y tratar, puedes perder la esperanza.

Curiosamente, así es también con el alma. Hay dos cosas que dañan la salud del alma, dos cosas que nos impiden ser felices. La primera son los ídolos. Podemos pensar que hoy en día nadie es tan ignorante como para adorar a los ídolos, pero de hecho, no es tan raro. Un ídolo es cualquier cosa que yo creo que me va a dar felicidad y seguridad. Digo cualquier cosa porque solo una persona nos puede dar la felicidad: Dios. Una jerarquía equivocada de valores saca toda mi vida de quicio. Ya no funciona como debe. Así nos lastiman nuestros pecados. Son las cosas que meten mi vida, la salud de mi alma, en desorden. Causan la diabetes espiritual o la efisema espiritual -- nos pueden incluso matar.  

Pero luego hay una segunda cosa, mucho más difícil de detectar y tratar: las heridas en mi corazón. Quizá, como mi cuñada, tú estás bien, te cuidas, vives una vida sana. Pero de vez en cuando sale a flote una infelicidad más profunda--la insatisfacción, en anhelo de más. Uno se puede preguntar, “¿Por qué, si vivo una vida equilibrada, no tengo esa alegría y felicidad que deseo? ¡Soy un buen cristiano! Jesucristo promete darnos la vida en abundancia. ¿Y yo? ¿Por qué siento que no la tengo?” Los síntomas se pueden agraviar hasta llegar ser realmente dramáticos y las causas profundas se nos pueden pasar desapercibidas.  

Todos nosotros llevamos heridas en el corazón, resultados de los pecados de otros, sobre todo de nuestros papás. Necesitamos sentirnos amados incondicionalmente. Necesitamos ser aceptados como somos. Pero a pesar de los mejores esfuerzos de nuestros papás y los que nos rodeaban en nuestra infancia, todos crecemos con actitudes y modos de ser que son el resultado de una búsqueda frustrada de amor. A lo mejor pensamos que tenemos que merecer el amor o ganar el afecto de los demás. A lo mejor rebelamos contra cualquier autoridad porque nuestra experiencia de autoridad nos lastimó. A lo mejor sentimos que nadie nos puede amar de verdad por cosas que hemos hecho o por cómo nos trataron. En el fondo, fondo de mi corazón, anhelo ser amado pero me cuesta experimentar que alguien realmente me quiere como soy, incondicionalmente. Esas son las heridas del corazón.

Y las heridas, como la enfermedad de Lyme, no se sanan por sí solas. Hace falta un tratamiento, quizá un tratamiento largo. En esta operación, el Espíritu Santo es el único médico capaz de curar el alma. Hace falta abrir el corazón a Él y pedirle con insistencia que te sane. No hay otra manera. No hay otra persona que puede hacer que te sientas amado incondicionalmente como tú necesitas. No hay otra persona que te puede liberar y regalar la alegría que buscas, que puede ser esa garantía absoluta que te deja ser tú.

El Espíritu de Dios está. Te quiere sanar. Pero para que Él actúe necesita nuestra colaboración: que nos hagamos pequeños, que nos reconozcamos necesitados y heridos, que nos abramos -- que seamos como niños. “De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mt 18:3).

Yo llevo años de análisis tras análisis sin poder encontrar el tratamiento espiritual necesario. Sí, entendía estas frases del evangelio, pero solo con la cabeza no con el corazón. Apenas empiezo a vivir como niño, gracias a un día en que pedí con todo mi corazón que el Espíritu Santo me sanará, porque no podía más y  a que otros rezaban por mí y conmigo. Dios me tocó y el tratamiento comenzó. La felicidad y la alegría del evangelio vienen de Él. Él sí nos sana, sí toca el corazón, sí libera del círculo cerrado de las propias expectativas. Él sí nos ama totalmente e incondicionalmente.

Muchos reconocemos el primer obstáculo a la felicidad pero pocos enfrentan el segundo. Ojalá que esta cuaresma tú también te hagas pequeño y pidas al Espíritu de Dios que te toque y te sane profundamente.

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