"Es que de Nazaret puede salir algo bueno»

El Papa en el ángelus: ¡No hay futuro sin propósitos y proyectos de paz!

El santo padre Francisco, este primer domingo del año, rezó el ángelus desde la ventana de su estudio que da hacia una repleta plaza de San Pedro, donde miles de peregrinos le aguardaban. Antes de la oración dirigió las siguientes palabras: "Queridos hermanos y hermanas, buenos días. ¡Que lindo domingo nos regala el nuevo año!, ¡que lindo día!

Dice san Juan en el evangelio que hemos leído hoy: 'En él estaba la vida y la vida era la luz de los hombres. 
La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron. Venía al mundo la luz verdadera, la que ilumina a cada hombre'. Los hombres hablan mucho de la luz, pero con frecuencia prefieren la tranquilidad engañosa de la oscuridad. Nosotros hablamos tanto de la paz pero con frecuencia recurrimos a la guerra, o elegimos el silencio cómplice o no hacemos nada de concreto para construir la paz. De hecho dice San Juan, 'Vino entre los suyos y los suyos no lo han acogido'. Porque el juicio es éste: la luz, Jesús, vino al mundo pero los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malvadas. Quien hace el mal odia la luz y no viene hacia la luz para que no sean descubiertas su obras. Así lo dice en el evangelio san Juan: el corazón del hombre puede rechazar la luz y preferir las tinieblas, porque la luz pone al descubierto sus obras malvadas. Quien hace el mal odia la luz, quien hace el mal odia la paz. Hemos iniciado hace pocos días el nuevo año en el nombre de la Madre de Dios, celebrando la Jornada Mundial de la Paz sobre el tema "Nunca más esclavos, sino hermanos".

Mi deseo es que se acabe la explotación del hombre por parte del hombre. Esta explotación es una herida social que mortifica las relaciones interpersonales e impide una vida de comunión que busca el respeto, la justicia y la caridad. Cada hombre y cada pueblo tienen hambre y sed de paz, cada hombre y cada pueblo tienen hambre y sed de paz. Por lo tanto es necesario y urgente construir la paz. Seguramente la paz no es solamente ausencia de guerra, pero una condición general en la cual la persona humana está en armonía con si misma, con la naturaleza y cn los otros. Esta es la paz.

Entretanto para hacer callar las armas y apagar los focos de guerra es una condición inevitable dar inicio a un camino destinado a alcanzar la paz en sus diferentes aspectos.

Pienso en los conflictos que ensangrientan aún demasiadas regiones del planeta, en las tensiones en las familias y en las comunidades. En cuantas familias y en cuantas comunidades parroquiales hay guerra. Como en las divergencias existentes en nuestras ciudades y en nuestros países entre grupos de diverso origen cultural, étnico y religioso.

Tenemos que convencernos, a pesar de las apariencias contrarias, que la concordia siempre es posible, en todo nivel y en cada situación. ¡No hay futuro sin propósitos y proyectos de paz! ¡No hay futuro sin la paz! Dios en el antiguo testamento hace una promesa, e Isaías dice: "Romperán sus espadas y harán arados, con sus lanzas harán hoces; una nación no levantará más la espada contra otra nación, no aprenderán el arte de la guerra" (Is 2, 4). ¡Bello! La paz es anunciada, como un don especial de Dios, con el nacimiento del Redentor: "Paz en la tierra a los hombres que Dios ama" (Lc 2, 14). Tal don pide que sea implorado incesantemente en la oración. Acordémonos, aquí en la plaza ese cartel: 'En la raíz de la paz está la oración'. Y ser acogido cada día con empeño, en las situaciones en las que nos encontramos. En el alba de un nuevo año, todos nosotros estamos llamados a encender nuevamente en el corazón un impulso de esperanza, que tiene que traducirse en obras concretas de paz, No estás bien con aquel, haz la paz; en tu casa, haz la paz; en tu comunidad, haz la paz; en tu trabajo, haz la paz. Obras de paz, de reconciliación y de fraternidad. Cada uno, en su propio rol y en las propias responsabilidades, puede cumplir gestos de fraternidad hacia el prójimo, especialmente de quienes están probados por las tensiones familiares o por dificultades de varios tipos. Estos pequeños gestos tienen tanto valor y pueden ser semillas que dan esperanza y pueden abrir caminos de esperanza y de paz. Invoquemos ahora a María, Reina de la Paz. Ella durante su vida terrena, ha conocido no pocas dificultades, relacionadas a la fatiga cotidiana de la existencia. Pero nunca perdió la paz de su corazón, fruto del abandono confiado en la misericordia de Dios. A María, nuestra tierna Madre, pedimos indique al mundo entero el camino seguro del amor y de la paz.

Evangelio según San Juan 1,43-51. 

Jesús resolvió partir hacia Galilea. Encontró a Felipe y le dijo: "Sígueme". Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encontró a Natanael y le dijo: "Hemos hallado a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret". Natanael le preguntó: "¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?". "Ven y verás", le dijo Felipe. Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: "Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez". "¿De dónde me conoces?", le preguntó Natanael. Jesús le respondió: "Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera". Natanael le respondió: "Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel". Jesús continuó: "Porque te dije: 'Te vi debajo de la higuera', crees . Verás cosas más grandes todavía". 

Y agregó: "Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre." 

Cardenal José Ratzinger [Benedicto XVI, papa de 2005 a 2013]. El Dios de Jesucristo

"Es que de Nazaret puede salir algo bueno»

Nazaret no ha interesado a los pintores...Ese nombre evoca  la manera demasiado sentimental con la cual se ha transformado la vida de Jesús transcurrida en una idílica pequeña burguesía, engañosa porque atenúa el misterio. Es preciso buscar en otra parte el origen de la veneración hacia la Sagrada Familia. ... Es a partir de Nazaret que se descubre que la casa y la familia son una iglesia y que se tiene en cuenta la responsabilidad sacerdotal del cabeza de familia. En la «Galilea de los paganos» (Mt 4,15) Jesús recibe una educación judía; sin ir a la escuela, aprende en casa a conocer la Escritura... Las breves y escasas alusiones de Lucas son suficientes para darnos una idea del espíritu de responsabilidad y de apertura, de fervor y rectitud, que caracterizaba a esta comunidad y que hicieron de ella una realización  del verdadero Israel. Pero es, sobretodo, en el actuar de Jesús, que conoce las Escrituras y las tradiciones rabínicas con la misma seguridad que un maestro, donde reconocemos en que manera la vida común que se llevó en Nazaret ha sido fructífera para aprender todo ello. Y todo esto ¿no nos concierne en absoluto, a nosotros que vivimos en una época en la que la mayor parte de cristianos se ven forzados a vivir en una «Galilea de paganos»? 

La Grande Iglesia no puede ni crecer ni prosperar si se la deja ignorar que sus raíces están escondidas en la atmósfera de Nazaret... Nazaret tiene un mensaje permanente para la Iglesia. La Nueva Alianza no tiene su comienzo en el Templo, ni sobre el Monte Santo sino en la pequeña habitación de la Virgen, en la casa del trabajador, en uno de los lugares olvidados de la «Galilea de los paganos» de la que nadie esperaba nada bueno.

No es sino a partir de ahí que la Iglesia podrá comenzar de nuevo y sanar. Jamás podrá dar una respuesta satisfactoria a la revuelta de nuestro siglo contra el poder de la riqueza, si en su mismo seno Nazaret no es una realidad vivida.

Jesús predica en Galilea

Mateo 4, 12-17. 23-25. Navidad. Jesús nos invita a convertirnos porque... ¡El Reino de los cielos ya ha llegado!

Del santo Evangelio según san Mateo 4, 12-17. 23-25

Al enterarse Jesus de que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea. Y dejando Nazaret, se fue a vivir a Cafarnaúm junto al mar, en el término de Zabulón y Neftalí; para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías:¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, allende el Jordán, Galilea de los gentiles!. El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte una luz les ha amanecido. Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: «Convertíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado.» Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Su fama llegó a toda Siria; y le trajeron todos los que se encontraban mal con enfermedades y sufrimientos diversos, endemoniados, lunáticos y paralíticos, y los curó. Y le siguió una gran muchedumbre de Galilea, Decápolis, Jerusalén y Judea, y del otro lado del Jordán.

Oración introductoria
Creo en Ti Señor porque eres la Verdad misma. Espero en Ti porque eres la Misericordia infinita. Te amo, pero ayúdame a amarte más porque Tú eres el único digno de ser amado sobre todas las cosas.

Petición
Señor, cúrame, hazme ser fiel a tu amor. Concédeme ser un apóstol esforzado y fiel de tu Reino.

Meditación del Papa Francisco
Con sus invitaciones a la conversión, este tiempo viene providencialmente a despertarnos, a sacudirnos de la apatía, del riesgo de seguir adelante por inercia.

La exhortación que el Señor nos dirige por medio del profeta Joel es fuerte y clara: “Convertíos a mí de todo corazón”. ¿Por qué debemos volver a Dios? Porque algo no está bien en nosotros, no está bien en la sociedad, en la Iglesia, y necesitamos cambiar, dar un viraje. Y esto se llama tener necesidad de convertirnos. Una vez más este tiempo nos dirige su llamamiento profético, para recordarnos que es posible realizar algo nuevo en nosotros mismos y a nuestro alrededor, sencillamente porque Dios es fiel, es siempre fiel, porque no puede negarse a sí mismo, sigue siendo rico en bondad y misericordia, y está siempre dispuesto a perdonar y recomenzar de nuevo. Con esa confianza filial, pongámonos en camino.»(Cf. S.S. Francisco, 5 de marzo de 2014).

Reflexión
Todos somos testigos de la gran luz que nos ha iluminado. Cristo niño se ha hecho hombre por amor a nosotros para convertirse en la luz que guiará nuestros pasos.

Se dice que cuando la noche es más oscura es cuando más brillan las estrellas.

Podríamos decir también que cuando más oscuro es nuestro peregrinar por este mundo es cuando más brilla la luz de Cristo en nuestros corazones. Cuando más solos nos sentimos es cuando Cristo está más cerca de nosotros. Porque como dice el profeta Isaías: "este mundo camina en tinieblas pero ya ha visto una gran luz que viene a salvarle". No permitamos que la ceguera de nuestro egoísmo entenebrezca la luz de Cristo en nuestros corazones. Tengamos bien abiertos los ojos de la fe en Dios para caminar por la senda del verdadero amor y de la verdadera esperanza.

Sabemos por el evangelio de hoy que el Reino de los cielos ha llegado, pero ¿cómo le hemos recibido? ¿Nos hemos dado cuenta de su llegada? O por el contrario, ¿hemos permitido que otras luces que no es la de Cristo guíen nuestra vida? No gastemos nuestro fuego en otros infiernillos. Confiemos en que Jesús es la verdadera luz que nos traerá aquella felicidad que buscamos en las cosas de este mundo. Porque sólo Cristo llenará las ansias de felicidad que buscamos.

Propósito
Conocer, para vivir, la Palabra de Dios,

Diálogo con Cristo
Jesús, quiero tener esa disponibilidad que tuviste siempre para con los demás. Abre mis ojos y mi corazón a las necesidades de quienes están más cerca. Quiero saber salir de mí mismo, de mi comodidad, para ser un auténtico misionero de tu amor en tu Iglesia. Que mi única ilusión sea la de poder gastar, minuto a minuto, la vida que me has ha dado, siguiendo fielmente las indicaciones de tus Pastores.

La noche de los Reyes Magos

Noche mágica y misteriosa...¡Qué bonito sería pensar que esta noche todos duermen con esta espera maravillosa! 

Noche de Reyes... Noche mágica y misteriosa...

Noche que hace palpitar aceleradamente los corazones infantiles y que al cerrar sus ojos para dormir, los hará soñar con la tierna ilusión de una muñeca o de un tren de bonitos colores. Porque a pesar de que ahora los juguetes han alcanzado perfecciones insospechadas y técnicas admirables, nada podrá igualar al maravilloso encanto y tierna sencillez de una muñeca "vestida de azul" o de un tren de alegres y vivos colores.

Sueñan los niños y porque sus almas son inocentes y tienen fe, encontrarán sobre sus zapatitos, que esta noche brillan de tan limpios que están, los juguetes anhelados... "porque se portaron bien" y escribieron una carta que siempre empezó así: Queridos Reyes Magos....y los mágicos personajes, Melchor, Gaspar y Baltasar, vendrán al conjuro de esos deseos ingenuos, con sus hermosas capas, con dos coronas y un turbante, para dejar sus regalos.

De tanto pensar en ellos, sienten los niños que en el silencio de esta noche han oído como un rumor de pasos, roce de sedas, terciopelos y brocados... Son los tres Reyes Magos que han pasado. Y ojalá que esos niños guarden para siempre la ilusión y magia de esta noche tan singularmente bella para que, cuando adultos, en sus nuevos hogares, siempre haya una "noche de Reyes". ¡Qué bonito sería pensar que esta noche todos los niños duermen con esta espera maravillosa!

Pero el cuadro tiene su claro-oscuro. Las sombras que nos estrujan el corazón de miles y miles de niños que esta noche no pondrán sus zapatitos porque no los tienen, porque sus pies caminan descalzos sobre la tierra de este Planeta. Que no pedirán ni un tren ni una muñeca sino un mendrugo de pan para tener algo que comer en esta noche de Reyes. Estos niños nos están gritando con el grito silencioso de su presencia, que de nada sirven los tecnicismos de esta era si a los hombres se nos ha endurecido el corazón. Pobre humanidad, envanecida y orgullosa...¡de qué podemos estarlo! si los hombres se matan y los niños tienen hambre.

Hacer a los niños felices sería el mejor regalo y más aún para nuestras conciencias. Que la mejor meta al llegar el año 2015 sería que no existiera un solo niño sobre la faz de la tierra, en la calle, con hambre y descalzo. Será sin duda el mas severo juicio al que seremos sometidos ante el Creador, porque estuvieron a nuestro lado y no los quisimos ver, tuvieron hambre y no les dimos de comer, tuvieron sed y no les dimos de beber...

Esta noche, noche de Reyes, la humanidad entera y cada uno de nosotros, tendríamos que convertirnos en un Rey Mago, abrazar contra nuestro pecho a un chiquitín, besar sus mejillas sucias, sus ojos tristes y caer de rodillas y pedirles perdón.

Siete imágenes de la evangelización en el Papa Francisco

El impacto eclesial y mundial del Papa Francisco no se debe fundamentalmente a sus discursos y a sus escritos que muchos no han leído a cabalidad, sino a sus gestos simbólicos (abrazar a niños, besar a discapacitados, comer con los obreros del Vaticano en la cantina, alojarse fuera del Palacio Apostólico, viajar en un coche pequeño utilitario...) y a algunas de sus imágenes y expresiones gráficas, captadas y comprendidas por todos con gran facilidad. Estas frases acuñadas en medio de una homilía o de un escrito, tienen un gran poder evocador y mediático; son como la versión moderna de las parábolas e imágenes que empleaba Jesús en su tiempo.

Por esto, en lugar de ofrecer una exposición sistemática y académica del pensamiento de Francisco sobre la evangelización, me limitaré a presentar siete imágenes expresivas que de algún modo compendian de forma simbólica lo más esencial y novedoso de su propuesta de pastoral evangelizadora.

1. Puertas abiertas
La Iglesia no es una cárcel, ni un museo, ni una fortaleza medieval con murallas, fosos y puente levadizo. No es como aquel castillo misterioso que nos describe Franz Kafka, donde residía un misterioso señor. La Iglesia es un hogar con puertas abiertas y flores en las ventanas, que acoge a todos, vengan de donde vengan, y a todos ofrece una mesa con pan y vino. Es un lugar de misericordia, no un lugar de torturas ni una aduana que controla todo. Es una casa paterna, materna, cuyo icono eclesial es María, que nos introduce a Jesús y éste nos lleva al Padre. La Iglesia reproduce en la historia las entrañas de misericordia del Padre que Jesús con su vida y enseñanza nos reveló. Una misericordia que se conmueve ante el sufrimiento y el pecado de sus hijos.
Si Juan XXIII dijo que con el Concilio Vaticano II la Iglesia abría su ventana para que entrase un poco de aire fresco en la Iglesia, ahora Francisco ha abierto totalmente las puertas de la Iglesia a todos, a cristianos y no cristianos, a matrimonios rotos, a homosexuales, a agnósticos y no creyentes. Todos son bienvenidos.

2. Salir a la calle
Las puertas abiertas indican acogida a los que llegan de fuera. Pero la Iglesia no ha de esperar a que lleguen de fuera a sus puertas, ha de salir a la calle, ir a las periferias, a las fronteras geográficas y existenciales, aun con el riesgo de accidentarse.

No es una Iglesia encerrada en sí misma, autorreferencial, preocupada tan sólo de sus escándalos o de sus problemas clericales… sino una Iglesia que busca lo perdido, que sale al encuentro del necesitado, que atraviesa los caminos polvorientos del mundo y escucha el clamor del pueblo, sus dificultades y anhelos, como hacía Jesús de Nazaret al recorrer los caminos de Galilea o Judea.

Es una Iglesia en estado de misión –misionera–, que “callejea” la fe y quiere acudir a las encrucijadas de la historia y dialogar con la ciencia, con las culturas, con las religiones, sin miedo, porque sabe que el Espíritu del Señor llena el universo y es causa de toda novedad.

Esto hace que la Iglesia no añore el pasado sino que se abra al futuro y a los signos de los tiempos, a los nuevos areópagos. Es una Iglesia en salida.

3. Hospital de campaña
En momentos críticos, de guerras, accidentes, epidemias… los hospitales no se dedican a hacer análisis complicados ni tratamientos de larga duración, sino a socorrer situaciones de emergencia, donde la vida está en peligro. También la Iglesia tiene que socorrer las emergencias personales y sociales, salvar, curar, suturar, vendar heridas del sufrimiento humano, salvar vidas amenazadas de niños, mujeres, indígenas, ancianos, discapacitados, sanar cicatrices de personas que sufren en su cuerpo o en su espíritu. ¿No es esto lo que hacía Jesús por los caminos de Palestina? ¿No curaba enfermos incluso en día sábado, dado que la persona está por encima de la Ley? ¿No es lo que hizo el buen samaritano?

4. Iglesia de los pobres
El sueño de Juan XXIII al comenzar el Concilio Vaticano II, la opción por los pobres de la Iglesia latinoamericana en Medellín y Puebla, la afirmación de Benedicto XVI de que “la opción por los pobres” está implícita en nuestra fe en Cristo, las afirmaciones de Aparecida de que no se puede hablar de Dios sin hablar de los pobres (no. 393)… se prolongan en el deseo de Francisco de una Iglesia pobre y para los pobres. La evangelización tiene una dimensión social: evangelizar es hacer presente el Reino de Dios, comenzando por los predilectos del Señor, los pobres, hoy reducidos a seres descartables, a masas sobrantes. La opción por los pobres de la que venimos hablando no es cultural, ni sociológica ni política, sino evangélica, bíblica, teológica. Los pobres, su piedad religiosa, son un verdadero lugar teológico, un lugar donde somos evangelizados. La Iglesia no puede quedar al margen de la lucha por la justicia; por ello denuncia el actual sistema económico injusto que discrimina y mata al pueblo pobre. La Iglesia no puede permanecer impasible ante tanta injusticia y sufrimiento humano. La constante sonrisa del Papa, sus gestos de ternura, sus escritos sobre la alegría del Evangelio… podrían parecernos una falsa imagen del obispo de Roma. Pero Francisco denuncia proféticamente los aspectos de nuestra sociedad, que son contrarios al Evangelio del Reino: ha proclamado un contundente “No” a la economía de la exclusión e inequidad que engendra violencia; un “No” a la economía que cristaliza en estructuras injustas y que mata; un “No” a la globalización de la indiferencia; un “No” a la idolatría del dinero; un “No” a escudarse en Dios para justificar la violencia; un “No” a la insensibilidad social que nos anestesia ante el sufrimiento; un “No” al armamentismo. Francisco actualiza el mandamiento de no matar y de defender el valor de la vida humana, desde el comienzo hasta el final. Detrás de estos “No” de Francisco se dibuja una imagen realmente evangélica de la Iglesia y del mundo; un mundo más cercano al Reino de Dios. La alegría de Francisco no es una alegría mundana ni fruto de un temperamento optimista, sino la alegría que brota del Evangelio de Jesús y de la fuerza de su Espíritu, la alegría de la Iglesia de los pobres.

5. Difundir el olor del Evangelio
Frente a posturas tradicionales, obsesionadas por la ortodoxia doctrinal y por el moralismo de la casuística –sobre todo en temas sexuales–, la Iglesia ha de difundir, ante todo, el perfume del evangelio de Jesús, la alegría de la salvación en Cristo, el kerigma, es decir, el anuncio de la Buena Nueva de Jesús, pasando por la experiencia espiritual del encuentro con el Señor, hasta la mistagogía.

Hay que concentrarse en lo esencial del Evangelio, lo más bello y atractivo. Hablar más de la gracia que de la Ley, hablar más de Cristo que de la Iglesia, más de la Palabra de Dios que del Papa. Mantener la jerarquía de verdades, la novedad del Evangelio, la alegría de la Pascua.

6. Oler a oveja
Frente a posturas clericales de pastores encerrados en sus despachos, alejados de la gente del pueblo, funcionarios que buscan carrerismo o que siempre están en los aeropuertos… hay que acercarse al pueblo, “tocar la carne de Cristo” en los pobres, superar todo clericalismo, mundanización y patriarcalismo, reformar el mismo papado, recuperar las actitudes de Jesús buen pastor, que busca la oveja perdida y la carga sobre sus hombros. Hay que “oler a oveja”, a pueblo, a sudor, a polvo, a dolor y angustia.

7. Evangelizar con Espíritu
Evangelizar no es una pesada obligación, ni algo que debamos realizar de manera triste o con ansiedad; tampoco es una actividad que se debe efectuar con desaliento o impaciencia, sino que es fruto de la alegría del Evangelio que nos impulsa a una misión alegre y confortadora. Pero esto supone una evangelización con Espíritu, el mismo Espíritu que impulsó a los apóstoles en Pentecostés y que alienta y mueve a la Iglesia de hoy a proseguir la misión de Jesús.

La evangelización supone el encuentro con el Señor resucitado, el que da su Espíritu a los discípulos y convierte una comunidad de apóstoles cobardes y tímidos en testigos del Evangelio, capaces de dar la vida por el Señor Jesús y el Reino.

Se trata de anunciar la Buena Nueva no sólo con palabras sino con la vida, de confiar en la fuerza del Espíritu que siembra semillas del Reino por doquier y es fuente de novedad y de vida dentro y fuera de la Iglesia.

El Espíritu nos hace conocer a Jesús, nos constituye como Pueblo de Dios; el Espíritu hace presente el Reino, se convierte para los cristianos en alegría en medio del cansancio y el desánimo; es raíz de nuestra esperanza pascual. “No tengamos caras tristes ni de funeral”, sino transmitamos la alegría del Evangelio. No nos dejemos robar la esperanza.

Conclusión: Lampedusa
Lampedusa es una pequeña isla italiana de 20 km2 y con sólo 5,000 habitantes, situada en el Mediterráneo. Colinda a 205 km con Sicilia y a 111 km con Túnez. Esta isla árida y sin más agua que la procedente de la lluvia, vive de la pesca, la agricultura y el turismo. Se ha hecho famosa por ser el puerto de entrada a Europa de miles de inmigrantes indocumentados procedentes de África y también de Medio Oriente y Asia. En las últimas dos décadas unas 20 mil personas que, en busca de mejores condiciones de vida se dirigían a Lampedusa en barcazas y pateras, han perdido su vida en la travesía. A esta isla ha viajado el Papa Francisco el día 8 de julio de 2013. Su primer viaje fuera de Roma no quiso hacerlo hacia Nueva Cork, ni a Bruselas, ni tampoco a Buenos Aires, sino a Lampedusa para lanzar un grito de alerta mundial ante la tragedia de los inmigrantes.

En Lampedusa, el Papa no sólo oró por los muertos, no sólo lanzó al mar una corona de flores amarillas y blancas en memoria de las víctimas, no sólo abrazó a los migrantes africanos recién llegados, sino que quiso despertar la conciencia de una humanidad que permanece envuelta –como en un burbuja de jabón– en la cultura del bienestar, de una humanidad que ha perdido el sentido de responsabilidad fraterna y se ha vuelto incapaz de custodiar a las personas más desprotegidas o, incluso, a la misma naturaleza.

En su mensaje, Francisco afirma que estamos sumergidos en la globalidad de la indiferencia, que tenemos el corazón anestesiado y somos incapaces de llorar por las muertes de nuestros hermanos. Nadie se siente responsable de estas muertes. Francisco repite las palabras bíblicas: “Caín ¿dónde está tu hermano?”

Este viaje de Francisco a Lampedusa, sus gestos y palabras ¿no puede resumir y   simbolizar el estilo de evangelización de una Iglesia que, movida por el Espíritu, sale hacia fuera, se dirige preferentemente a los pobres y a cuantos sufren, les abre sus puertas de madre, mientras llama a todos a dejar el egoísmo y a vivir como hermanos?

¿No rezuma el episodio de Lampedusa un fuerte olor a Evangelio? ¿No actualiza este viaje de Francisco la imagen del Buen Pastor que va en busca de la oveja perdida? El viaje a Lampedusa es como una parábola viva de la evangelización según el Papa Francisco. Si evangelizar es hacer lo que hizo Jesús, evangelizar hoy es hacer lo que hizo Francisco en Lampedusa. Esta es nuestra hoja de ruta.

Acerca del autor
Víctor Codina es sacerdote jesuita y teólogo latinoamericano. Es originario de España, pero desde 1982 vive en Bolivia. Estudió Filosofía y Teología en Sant Cugat, en Innsbruck y en Roma. Actualmente es profesor emérito de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Boliviana de Cochabamba, alternando su trabajo pastoral con comunidades de base y sectores populares.

Sus últimos libros son No extingáis el Espíritu (Sal Terrae, Santander 2008), Una Iglesia Nazarena(Sal Terrae, Santander 2010), Diario de un teólogo del posconcilio (San Pablo, Bogotá 2013) yDiosito nos acompaña siempre (Kipus, Cochabamba 2013).

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