Yo soy el buen pastor, porque conozco a mis ovejas

Antonio María Claret, Santo

Obispo y Fundador, 24 de octubre

Obispo de Santiago de Cuba y Fundador

Martirologio Romano: San Antonio María Claret, obispo, que, ordenado presbítero, durante varios años se dedicó a predicar al pueblo por las comarcas de Cataluña, en España. Fundó la Sociedad de Misioneros Hijos del Corazón Inmaculado de la Virgen María y, ordenado obispo de Santiago de Cuba, trabajó de modo admirable por bien de las almas. Habiendo regresado a España, tuvo que soportar muchas pruebas por la Iglesia, muriendo desterrado en el monasterio de monjes cistercienses de Fontfroide, cerca de Narbona, en el mediodía de Francia († 1870)

Fecha de beatificación: 25 de febrero de 1934 por el Papa Pío XI

Fecha de canonización: 7 de mayo de 1950 por el Papa Pío XII.

Etimológicamente significa “florido, inestimable”. Viene de la lengua griega.

Breve Biografía

Antonio Claret y Clará nacía en Sallent, Barcelona, el 23 de diciembre de 1807. Era el quinto de once hijos de Juan Claret y Josefa Clará. Le bautizaron el día de Navidad. La escasa salud de su madre hizo que se le pusiera al cuidado de una nodriza en Santa María de Oló. Una noche en que Antonio se quedó en la casa paterna se hundió la casa de la nodriza muriendo todos en el accidente. Para Claret aquello supuso siempre una señal de la providencia.La cuna de Claret fue sacudida constantemente por el traqueteo de los telares de madera que su padre tenía en los bajos de la casa. Ya desde sus primeros años Antonio dio muestras de una inteligencia despejada y de buen corazón. A los cinco años, Toñín pensaba en la eternidad: por la noche, sentado en la cama, quedaba impresionado por aquel "siempre, siempre, siempre". Él mismo recordaría más tarde siendo Arzobispo: "Esta idea de la eternidad de penas quedó en mí tan grabada, que, ya sea por lo tierno que empezó en mí o ya sea por las muchas veces que pensaba en ella, lo cierto es que es lo que más tengo presente. Esta misma idea es la que más me ha hecho y me hace trabajar aún, y me hará trabajar mientras viva, en la conversión de los pecadores". (Aut. nº9).

La guerra popular contra Napoleón embargaba vivamente el ambiente de la época. Sus soldados pasaban frecuentemente por la villa entre los años 1808 y 1814. Hasta los sacerdotes del pueblo se habían sumado a la lucha. En 1812 se promulgaba la nueva Constitución.

Mientras, Antonio jugaba, estudiaba, crecía... Dos amores destacaban ya en el pequeño Claret: la Eucaristía y la Virgen. Asistía con atención a la misa; hacía asiduas visitas al Santísimo; iba con frecuencia, acompañado de su hermana Rosa, a la ermita de Fusimaña y rezaba diariamente el rosario.

Una debilidad de Antonio eran los libros. Pocas cosas contribuyeron tanto a la santidad de Antonio como sus lecturas, las primeras lecturas de su infancia. Porque sus lecturas eran escogidas. Pero ya entonces Antonio tenía una ilusión: llegar a ser sacerdote y apóstol. Sin embargo, su vocación debería recorrer todavía otro itinerario.

Entre los telares.

Toda su adolescencia la pasó Antonio en el taller de su padre. Pronto consiguió llegar a ser maestro en el arte textil. Para perfeccionarse en la fabricación pidió a su padre que le permitiera ir a Barcelona, donde la industria estaba atrayendo a numerosos jóvenes. Allí se matriculó en la Escuela de Artes y Oficios de la Lonja. Trabajaba de día, y de noche estudiaba. Aunque seguía siendo un buen cristiano, su corazón estaba centrado en su trabajo. Gracias a su tesón e ingenio llegó pronto a superar en calidad y belleza las muestras que llegaban del extranjero. Un grupo de empresarios, admirados de su competencia, le propusieron un plan halagüeño: fundar una compañía textil corriendo a cuenta de ellos la financiación y el montaje de la fábrica. Pero Antonio, inexplicablemente, se negó. Dios andaba por medio. Unos cuantos hechos -el haber tropezado con un compañero que acabó en la cárcel, el lazo tentador de la mujer de un amigo, el salir ileso milagrosamente del mar donde había sido arrastrado por una gigantesca ola, etc.- le hicieron más sensible el oído a la voz de Dios. Por fin, las palabras del Evangelio: "¿De qué le vale al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma?" (Mt 16,26), le impresionaron profundamente. Los telares se pararon en seco, y Antonio se fue a consultar a los oratorianos de San Felipe Neri. Por fin tomó la decisión de hacerse cartujo y así se lo comunicó a su padre. Su decisión de ser sacerdote llegó a oídos del obispo de Vic, D. Pablo de Jesús Corcuera, que quiso conocerle. Antonio salía de Barcelona a principios de septiembre de 1829 camino de Sallent y Vic. Tenía 21 años y estaba decidido a ser sacerdote.

SACERDOTE, MISIONERO APOSTÓLICO Y FUNDADOR
(1829-1850)

En el Seminario

En el seminario de Vic, forja de apóstoles, Claret se formó como seminarista externo viviendo como fámulo de Don Fortià Bres, mayordomo del palacio episcopal. Pronto iba a destacar por su piedad y por su aplicación. Eligió como su confesor y director al oratoriano P. Pere Bac. Después de un año llegó el momento de llevar a cabo su decisión de entrar en la cartuja de Montealegre, y hacia allí salió, pero una tormenta de verano que lo sorprendió en el camino dio al traste con sus planes. Tal vez Dios no le quería de cartujo. Dio media vuelta y retornó a Vic. Fue al año siguiente cuando pasó la prueba de fuego de la castidad en una tentación que le sobrevino un día en que Antonio yacía enfermo en la cama. Vio que la Virgen se le aparecía y, mostrándole una corona, le decía: "Antonio, esta corona será tuya si vences". De repente, todas las imágenes obsesivas desaparecieron.Bajo la acertada guía del obispo Corcuera el ambiente del Seminario era óptimo. En él trabó amistad con Jaime Balmes, que se ordenaría de Diácono en la misma ceremonia en que Claret se ordenó de Subdiácono. Fue en esta época cuando Claret entró en un profundo contacto con la Biblia, que le impulsaría a un insaciable espíritu apostólico y misionero.

Sacerdote

A los 27 años, el 13 de junio de 1835, el obispo de Solsona, Fray Juan José de Tejada, ex-general de los Mercedarios, le confería, por fin, el sagrado orden del Presbiterado. Su primera misa la celebró en la parroquia de Sallent el día 21 de junio, con gran satisfacción y alegría de su familia. Su primer destino fue precisamente Sallent, su ciudad natal.A la muerte de Fernando VII la situación política española se había agravado. Los constitucionales, imitadores de la Revolución francesa, se habían adueñado del poder. En las Cortes de 1835 se aprobaba la supresión de todos los Institutos religiosos. Se incautaron y subastaron los bienes de la Iglesia y se azuzó al pueblo para la quema de conventos y matanza de frailes. Contra este desorden pronto se levantaron las provincias de Navarra, Cataluña y el País Vasco, estallando la guerra civil entre carlistas e isabelinos.

Pero Claret no era político. Era un apóstol. Y se entregó en cuerpo y alma a los quehaceres sacerdotales a pesar de las enormes dificultades que le suponía el ambiente hostil de su ciudad natal. Su caridad no tenía límites. Por eso, los horizontes de una parroquia no satisfacían el ansia apostólica de Claret. Consultó y decidió ir a Roma a inscribirse en Propaganda Fide, con objeto de ir a predicar el Evangelio a tierras de infieles. Corría el mes de septiembre de 1839. Tenía 31 años.

En Roma busca su identidad misionera

Con un hatillo y sin dinero, a pie, un joven cura atravesó los Pirineos camino de la ciudad eterna. Llegado a Marsella tomó un vapor a Roma. Ya en la Ciudad Eterna, Claret hizo los ejercicios espirituales con un padre de la Compañía de Jesús. Y se sintió llamado a ingresar como novicio jesuita. Había ido a Roma para ofrecerse como misionero del mundo, pero Dios parecía no quererle ni misionero ad gentes ni tampoco jesuita. Una enfermedad -un fuerte dolor en la pierna derecha- le hizo comprender que su misión estaba en España. Después de tres meses abandonó el noviciado por consejo del P. Roothaan.Regresado a España, fue destinado provisionalmente a Viladrau, pueblecito entonces de leñadores, en la provincia de Gerona. En calidad de Regente (el párroco era un anciano impedido) emprendió su ministerio con gran celo. Tuvo que hacer también de médico, porque no lo había ni en el pueblo ni en sus contornos.

Misionero Apostólico en Cataluña

Como Claret no había nacido para permanecer en una sola parroquia, su espíritu le empujó hacia horizontes más vastos. En julio de 1841, cuando contaba 33 años, recibió de Roma el título de Misionero Apostólico. Por fin era alguien destinado al servicio de la Palabra, al estilo de los apóstoles. Esta clase de misioneros había desaparecido desde san Juan de Avila. A partir de entonces su trabajo fue misionar. Vic iba a ser su residencia. Claret, siempre a pie, con un mapa de hule, su hatillo y su breviario, caminaba por la nieve o en medio de las tormentas, hundido entre barrancos y lodazales. Se juntaba con arrieros y comerciantes y les hablaba del Reino de Dios. Y los convertía. Sus huellas quedaron grabadas en todos los caminos. Las catedrales de Solsona, Gerona, Tarragona, Lérida, Barcelona y las iglesias de otras ciudades se abarrotaban de gente cuando hablaba el Padre Claret.Caminando hacia Golmes le invitaron a detenerse porque sudaba; él respondía con humor: "Yo soy como los perros, que sacan la lengua pero nunca se cansan".

"Padre, confiese a mi borrico" -le dijo un arriero con tono burlón. "Quien se ha de confesar eres tú -respondió Claret- que llevas 7 años sin hacerlo y te hace buena falta". Y aquel hombre se confesó.

En otra ocasión sacó de apuros a un pobre hombre, contrabandista, convirtiendo en alubias un fardo de tabaco ante unos carabineros que les echaron el alto. La mayor sorpresa se la llevó el buen hombre cuando, al llegar a su casa, observó que el fardo de alubias se había convertido de nuevo en tabaco. Son algunas de las "florecillas claretianas" de aquella época.

Otros hechos prodigiosos se cuentan, pero sobre todo se destacaba su virtud de penetrar las conciencias. Tenía enemigos que le calumniaban y que procuraban impedir su labor misionera teniendo que salir en su defensa el arzobispo de Tarragona. Pero su temple era de acero. Todo lo resistía y salía airoso de todas las emboscadas que le tendían.

Además de la predicación el P. Claret se dedicaba a dar Ejercicios Espirituales al clero y a las religiosas, especialmente en verano. En 1844 , por ejemplo, los daba a las Carmelitas de la Caridad de Vic, asistiendo a ellos santa Joaquina Vedruna.

Durante este tiempo también publicó numerosos folletos y libros. De entre ellos cabe destacar el "Camino Recto", publicado en 1843 por primera vez y que sería el libro de piedad más leído del siglo XIX. Tenía 35 años.

En 1847 fundaba junto con su amigo José Caixal, futuro obispo de Seu D´Urgel, y Antonio Palau la Librería Religiosa. Ese mismo año fundaba la Archicofradía del Corazón de María y escribía los estatutos de La Hermandad del Santísimo e Inmaculado Corazón de María y Amantes de la Humanidad, compuesta por sacerdotes y seglares, hombres y mujeres.

Es larga y digna de mención la lista de discípulos y compañeros que tuvo en aquella época, hombres que quedarían inscritos en la historia eclesiástica catalana: Esteban Sala, Manuel Subirana, beato Francisco Coll, Manuel Vilaró, Domingo Fábregas...

Apóstol de Canarias

El 6 de marzo de 1848 salía hacia Madrid y Cádiz camino de Canarias con el recién nombrado obispo D. Buenaventura Codina. Tenía 40 años. Y es que tras la nueva rebelión armada de 1847 ya no era posible dar misiones en Cataluña. Desde el Puerto de la Luz de Gran Canaria hasta los ásperos arenales de Lanzarote resonó la convincente voz de Claret. Misionó Telde, Agüimes, Arucas, Gáldar, Guía, Firgas, Teror... El milagro de Cataluña se repitió de nuevo. Claret tuvo que predicar en las plazas, sobre los tablaos, al campo libre, entre multitudes que lo acosaban. A pesar de una pulmonía no cejó en su intenso trabajo. En Lanzarote dio misiones en Teguise y Arrecife.Gastó 15 meses de su vida en las Canarias, y dejó atrás conversiones y prodigios, profecías y leyendas. Los canarios vieron partir con lágrimas en los ojos un día a su padrito y lo despidieron con añoranza. Era en los últimos días de mayo de 1849. Aún perdura su recuerdo.

Fundador de la Congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María.

Poco después de su vuelta a Cataluña, el 16 de julio de 1849, a las tres de la tarde en una celda del seminario de Vic fundaba la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, idea que venía madurando desde hacía tiempo. Tenía 41 años. Eran los Confundadores los PP. Esteban Sala, José Xifré, Manuel Vilaró, Domingo Fábregas y Jaime Clotet."Hoy comienza una grande obra" -dijo el P. Claret.

No era Claret un seudocarismático que hablara en nombre propio, sino que se sentía impulsado por Dios; y Dios le reveló tres cosas: primera, que la Congregación se extendería por todo el mundo; segunda, que duraría hasta el fin de los tiempos; tercera, que todos los que murieran en la Congregación se salvarían.

ARZOBISPO DE SANTIAGO DE CUBA
(1850-1857)

Nombramiento

Un hecho de capital importancia puso pronto en peligro su recién fundado Instituto. El P. Claret era nombrado Arzobispo de Santiago de Cuba. Aceptó el cargo, después de todos los intentos de renuncia, el 4 de octubre de 1849 y el día 6 de octubre de 1850 era consagrado obispo en la catedral de Vic. Tenía 42 años. El lema que eligió para su escudo arzobispal fue todo un proyecto de vida: "Charitas Christi urget nos" (el amor de Cristo nos apremia). Antes de embarcarse para Cuba y después de ir a Madrid a recibir el palio y la gran cruz de Isabel la Católica efectuó tres visitas: a la Virgen del Pilar, en Zaragoza, a la Virgen de Montserrat y a la Virgen de Fusimaña, en Sallent, su patria chica. Y aún le dio tiempo, antes de partir, para concebir una nueva fundación, las Religiosas en sus Casas o las Hijas del Inmaculado Corazón de María, actual Filiación Cordimariana. En el puerto de Barcelona un inmenso gentío despidió al Arzobispo Claret con una apoteósica manifestación.

En Cuba

En el viaje hacia La Habana aprovechó para dar una misión a bordo para todo el pasaje, oficialidad y tripulación. Y al fin... Cuba. Seis años gastaría Claret en la diócesis de Santiago de Cuba, trabajando incansablemente, misionando, sembrando el amor y la justicia en aquella isla en la que la discriminación racial y la injusticia social reinaban por doquier.Se enfrentó a los capataces, les arrancó el látigo de las manos. Un día reprendió a un rico propietario que maltrataba a unos nativos de color que trabajaban en su hacienda. Viendo que aquel hombre no estaba dispuesto a cambiar de conducta, el Arzobispo intentó darle una lección. Tomó dos trozos de papel, uno blanco y otro negro, les prendió fuego y pulverizó las cenizas en la palma de su mano. "Señor, -le dijo- ¿podría decir qué diferencia hay entre las cenizas de estos dos papeles? Pues así de iguales somos los hombres ante Dios".

El P. Claret tenía una capacidad inventiva que denotaba un ingenio poco común. En Holguín se organizaron fiestas populares. El número fuerte del programa era el lanzamiento de un globo tripulado por un hombre. El artefacto aerostático era de los primeros que se ensayaban en aquellos tiempos. No tuvo éxito; comenzó a elevarse, pero el piloto perdió el control y cayó en un pequeño barranco. El Arzobispo estudió el problema y un día sorprendió a todos: "Hoy he dado con el sistema de la dirección de los globos". Y les mostró un diseño, que todavía hoy se conserva.

Era un hombre práctico

Fundó en todas las parroquias instituciones religiosas y sociales para niños y para mayores; creó escuelas técnicas y agrícolas, estableció y propagó por toda Cuba las Cajas de Ahorros, fundó asilos, visitó cuatro veces todas las ciudades, pueblos y rancherías de su inmensa diócesis. Siempre a pie o a caballo. También supo rodearse de un equipo envidiable de grandes misioneros como los PP. Adoaín, Lobo, Sanmartí y Subirana.

Una de las obras más importantes que llevó a cabo el P. Claret en Cuba fue la fundación, junto con la Madre Antonia París, de las Religiosas de María Inmaculada, Misioneras Claretianas, que tenía lugar después de muchas dificultades el 27 de agosto de 1855 con la profesión de la Fundadora.

Pero ni siquiera en Cuba le dejaron en paz sus enemigos. La tormenta de atentados llegó al culmen en Holguín, donde fue herido gravemente cuando salía de la iglesia por un sicario a sueldo de sus enemigos al que había sacado poco antes de la cárcel. El P. Claret pidió que perdonaran al criminal. A pesar de todo sus enemigos siguieron sin perderle de vista.

Al cabo de seis años en Cuba un día le entregaron un despacho urgente del capitán general de La Habana en el que se le comunicaba que su Majestad la Reina Isabel II le llamaba a Madrid. Era el 18 de marzo de 1857.

APÓSTOL EN MADRID (1857-1868)

Confesor de la Reina y Misionero en la Corte y en España

Llegado a Madrid, supo el P. Claret que su cargo era definitivamente el de confesor de la Reina. Contrariado aceptó, pero poniendo tres condiciones: no vivir en palacio, no implicarle en política y no guardar antesalas teniendo libertad de acción apostólica. Tenía 49 años cuando regresó de Cuba. En los 11 años que permaneció en Madrid, su actividad apostólica en la Corte fue intensa y continuada. Pocas fueron las iglesias y conventos donde su voz no resonara con fuerza y convicción. Desde la iglesia de Italianos, situada en la actual ampliación de las Cortes y desde la iglesia de Montserrat, donde está situado actualmente el Teatro Monumental, desarrolló una imparable actividad. Principalmente se hizo notar en sus misiones al pueblo y en sus ejercicios al clero.Mientras acompañaba a la Reina en sus giras por España aprovechaba también para desarrollar un intenso apostolado. A primeros de junio de 1858 la real caravana rodaba por las llanuras de la Mancha, Alicante, Albacete, Valencia... Luego al noroeste de España: León, cuenca minera de Mieres y Oviedo, Galicia, Baleares, Cataluña, Aragón y Andalucía. El recorrido por el sur fue de un gran entusiasmo, que aprovechaba el confesor real para misionar por todas partes, llegando a predicar en un solo día 14 sermones: Córdoba, Sevilla, Cádiz, Granada, Málaga, Cartagena y Murcia. Más tarde otra vez por el norte: País Vasco, Castilla la Vieja y Extremadura. El Reino de Dios era anunciado y el pueblo respondía con generosidad.

Presidente del Monasterio de El Escorial

La Reina le nombró Presidente del Real Monasterio de El Escorial para su restauración, dado su lastimoso estado a raíz de la ley de exclaustración de 1835. Desempeñó este cargo desde el año 1859 hasta el año 1868. Corto tiempo, pero suficiente para dar muestras de su talento organizador. Se repararon las torres y alas del edificio, así como la gran basílica. Se restauraron el coro y los altares, se instalaron dos órganos, se adquirió material científico para los gabinetes de Física y laboratorios de Química, se restauró la destartalada biblioteca y se construyó otra nueva; se repoblaron los jardines, se plantaron gran cantidad de árboles frutales y de jardín. Con todo, el Arzobispo ponía anualmente en manos de la Reina un buen superavit. Parecía un milagro.Con la restauración material emprendió la espiritual. Creó una verdadera Universidad eclesiástica, con los estudios de humanidades y lenguas clásicas, lenguas modernas, ciencias naturales, arqueología, escolanía y banda de música. Estudios de Filosofía y Teología, con Patrística, Liturgia Moral y ciencias Bíblicas, lenguas caldaica, hebrea, arábiga, etc. Con la ayuda inestimable de su colaborador de Cuba, D. Dionisio González de Mendoza, hizo de este monasterio uno de los mejores centros de España. Y gracias a su afán recuperó su esplendor la octava maravilla del mundo.

Apóstol de la Prensa

"Antonio, escribe", -sintió que le decían Cristo y la Virgen-. Como una enorme y sensible pantalla de radar, Claret escrutaba continuamente los signos de los tiempos: "Uno de los medios que la experiencia me ha enseñado ser más poderoso para el bien es la imprenta, -decía-, así como es el arma más poderosa para el mal cuando se abusa de ella". Escribió unas 96 obras propias (15 libros y 81 opúsculos) y otras 27 editadas, anotadas y a veces traducidas por él. Sólo si se tiene en cuenta su extrema laboriosidad y las fuerzas que Dios le daba, se puede comprender el hecho de que escribiera tanto llevando una dedicación tan intensa al ministerio apostólico. Claret no era solamente escritor. Era propagandista. Divulgó con profusión los libros y hojas sueltas. En cuanto a su difusión alcanzó cifras verdaderamente importantes. Jamás cobraba nada de la edición y venta de sus libros; al contrario, invertía en ello grandes sumas de dinero. ¿De dónde lo sacaba? De lo que obtenía por sus cargos y de los donativos. "Los libros -decía- son la mejor limosna".El año 1848, como ya hemos dicho, había fundado la Librería Religiosa junto al Dr. Caixal, futuro obispo de Seo de Urgel, precedida por la Hermandad espiritual de los libros buenos, que durante los años que estuvo bajo su dirección hasta su ida a Cuba imprimió gran cantidad de libros, opúsculos y hojas volantes, con un promedio anual de más de medio millón de impresos. En el primer decenio de la fundación recibió la felicitación personal del Papa Pío IX. Aún sacerdote había fundado la Hermandad del Santísimo e Inmaculado Corazón de María, cuya finalidad era la de mantener permanentemente la difusión de los libros y que constituyó uno de los primeros ensayos de apostolado seglar activo por estar integrada por sacerdotes y seglares de ambos sexos.

Una de sus obras más geniales fue la fundación de la Academia de San Miguel (1858). En ella pretendía agrupar las fuerzas vivas de las artes plásticas, el periodismo y las organizaciones católicas; artistas, literatos y propagandistas de toda España para la causa del Señor. En nueve años se difundieron gratuitamente numerosos libros, se prestaron otros muchos y se repartió un número incalculable de hojas sueltas. He aquí algunos nombres de los que pertenecieron a ella según su principal biógrafo, el P. Cristóbal Fernández: el ministro Sr. Lorenzo Arrazola, los periodistas Carbonero y So y Ojero de la Cruz, el catedrático Vicente de la Fuente. Llegando su influencia a literatos de la talla de Ayala y Hartzenbusch.

Y fundó las bibliotecas populares en Cuba y en España, donde más de un centenar llegaron a funcionar en los últimos años de su vida. Bien merece el P. Claret el título de apóstol de la prensa.

Director espiritual y confundador

La obra más significativa del P. Claret fue la fundación de la Congregación de Misioneros Hijos del Corazón de María. Pero en la espléndida floración de nuevos institutos religiosos que se operó en el siglo XIX, fue el confesor real el más decidido colaborador que se encontraron casi todos los fundadores y fundadoras de su tiempo. Con la Madre París ya había fundado en Cuba el año 1855 el Instituto de Religiosas de María Inmaculada, llamadas Misioneras Claretianas, para la educación de las niñas.

Bajo su dirección espiritual se incluyen santa Micaela del Santísimo Sacramento, fundadora de las Adoratrices, y santa Joaquina de Vedruna, fundadora de las Carmelitas de la Caridad.

Intervino directa o indirectamente en otras fundaciones. Se relacionó con Joaquín Masmitjà, fundador de las Hijas del Santísimo e Inmaculado Corazón de María, con D. Marcos y Dña. Gertrudis Castanyer fundadores de las Religiosas Filipenses, con María del Sagrado Corazón fundadora de las Siervas de Jesús, con la Beata Ana Mogas fundadora de las Franciscanas de la Divina Pastora. Le encontramos con el beato Francisco Coll fundador de las Dominicas de la Anunciata. También tuvo parte en la fundación de las Esclavas del Corazón de María, de la M. Esperanza González. Y habría que añadir su influjo en la Compañía de Santa Teresa, Religiosas de Cristo Rey, etc.

Todas estas instituciones nacieron o germinaron gracias al P. Claret.

Un hombre santo

La suntuosidad cortesana no impidió al P. Claret vivir como el religioso más observante. Cada día dedicaba mucho tiempo a la oración. Su austeridad era proverbial y su sobriedad para las comidas y bebidas, admirable.Este era su horario: dormía apenas seis horas levantándose a las tres de la mañana; antes que se levantaran los demás tenía dos horas de oración y lectura de la Biblia, luego otra hora con ellos, celebraba su Eucaristía y oía otra en acción de gracias; desde el desayuno hasta las diez confesaba y luego escribía. Lo que peor soportaba era la hora de audiencia hacia las doce. Por la tarde predicaba, visitaba hospitales, cárceles, colegios y conventos.

Su pobreza era ejemplar

Un día se llevó un susto al llevarse la mano al bolsillo. Le pareció haber encontrado una moneda, pero enseguida se repuso, no era una moneda, sino una medalla. En una ocasión no teniendo otra cosa para poder auxiliar a un pobre empeñó su cruz arzobispal.

Claret era un verdadero místico. Varias veces se le vio en estado de profundo ensimismamiento ante el Señor. Un día de Navidad, en la iglesia de las adoratrices de Madrid, dijo haber recibido al Niño Jesús en sus brazos.

Privilegio incomparable del que fue objeto fue la conservación de las especies sacramentales de una comunión a otra durante nueve años. Así lo escribió en su Autobiografía: "El día 26 de agosto de 1861, hallándome en oración en la iglesia del Rosario de La Granja, a las siete de la tarde, el Señor me concedió la gracia grande de la conservación de las especies sacramentales, y tener siempre día y noche el santísimo sacramento en mi pecho".

Esta presencia, casi sensible, de Jesús en el P. Claret debió ser tan grande, que llegó a exclamar: "En ningún lugar me encuentro tan recogido como en medio de las muchedumbres".

Un hombre perseguido

No es de extrañar que un hombre de la influencia del P. Claret, que arrastraba a las multitudes, atrajera también las iras de los enemigos de la Iglesia. Pero las amenazas y los atentados se iban frustrando uno a uno, porque la Providencia velaba sobre él que se alegraba en las persecuciones. Fueron numerosos los atentados personales que sufrió en vida. La mayor parte frustrados por la conversión de los asesinos.Pero fue peor, con todo, la campaña difamatoria que se organizó a gran escala por toda España para desacreditarlo ante las gentes sencillas. Se le acusó de influir en la política, de pertenecer a la famosa camarilla de la Reina con Sor Patrocinio, Marfori y otros, de ser poco inteligente, de ser obsceno en sus escritos refiriéndose a su libro "La Llave de Oro", de ser ambicioso y aún de ladrón. Pero Claret supo callar, contento de sufrir algo por Cristo.

Ante el reconocimiento del Reino de Italia

El 15 de julio de 1865 el Gobierno en pleno se reunía en La Granja de San Ildefonso para arrancar a la Reina su firma sobre el reconocimiento del Reino de Italia, que equivalía a la aprobación del expolio de los Estados pontificios.El P. Claret ya había advertido a la Reina que la aprobación de este atropello era, a su parecer, un grave delito, y la amenazó con retirarse si lo firmaba. La Reina, engañada, firmó. Claret no quiso ser cómplice permaneciendo en la corte. Oró ante el Cristo del Perdón, en la iglesia de La Granja, y escuchó estas palabras: "Antonio, retírate".

Transido de dolor al verse obligado a abandonar a la Reina en aquella situación, se dirigió a Roma. Allí el Papa Pío IX le consoló y le ordenó que volviera otra vez a la corte. La familia real se alegró inmensamente de su retorno. Pero una nueva tempestad de calumnias y de ataques se desencadenó contra él. Se puede decir de Claret que fue uno de los hombres públicos más perseguidos del siglo XIX.

LOS ÚLTIMOS AÑOS (1868-1870)

Desterrado

El 18 de septiembre de 1868 la revolución, ya en marcha, era incontenible. Veintiún cañonazos de la fragata Zaragoza, en la bahía de Cádiz, anunciaron el destronamiento de la Reina Isabel II. Con la derrota del ejército isabelino en Alcolea caía Madrid, y la revolución, como un reguero de pólvora, se extendió por toda España. El día 30, la familia real, con algunos adictos y su confesor, salía para el destierro en Francia. Primero hacia Pau, luego París. El P. Claret tenía 60 años.

Los desmanes y quema de iglesias se prodigaron, cumpliéndose otra de las profecías del P. Claret: la Congregación tendrá su primer mártir en esta revolución. En La Selva del Campo caía asesinado el P. Francisco Crusats.

El 30 de marzo de 1869 Claret se separaba definitivamente de la Reina y se iba a Roma.

Padre del Concilio Vaticano I

El día 8 de diciembre de 1869 se reunían en Roma 700 obispos de todo el mundo, superiores de órdenes religiosas, arzobispos, primados, patriarcas y cardenales. Comenzaba el Concilio Ecuménico Vaticano I. Allí estaba el P. Claret.Uno de los temas más debatidos fue la infalibilidad pontificia en cuestiones de fe y costumbres. La voz de Claret resonó, ya con dificultad, en la basílica vaticana el 31 de mayo de 1870: "Llevo en mi cuerpo las señales de la pasión de Cristo, -dijo, aludiendo a las heridas de Holguín- ojalá pudiera yo, confesando la infalibilidad del Papa, derramar toda mi sangre de una vez".

Es el único Padre asistente a aquel Concilio que ha llegado a los altares.

El ocaso de sus días

El 23 de julio de 1870, en compañía del P. José Xifré, Superior General de la Congregación, llegaba el Arzobispo Claret a Prades, en el Pirineo francés. La Comunidad de misioneros en el destierro, en su mayoría jóvenes estudiantes, recibió con gran gozo al fundador, ya enfermo. Él sabía que su muerte era inminente. Pero ni siquiera en el ambiente plácido de aquel retiro le dejaron en paz sus enemigos. El día 5 de agosto se recibió un aviso. Querían apresar al señor Arzobispo. Incluso en el destierro y enfermo, el P. Claret tuvo que huir. Se refugió en el cercano monasterio cisterciense de Fontfroide. En aquel cenobio, cerca de Narbona, fue acogido con gran alegría por sus moradores.Su salud estaba completamente minada. El P. Jaime Clotet no se separó de su lado y anotó las incidencias de la enfermedad. El día 4 de octubre tuvo un derrame cerebral.

El día 8 recibió los últimos sacramentos e hizo la profesión religiosa como Hijo del Corazón de María, a manos del P. Xifré.

Llegó el día 24 de octubre por la mañana. Todos los religiosos se habían arrodillado alrededor de su lecho de muerte. Junto a él, los Padres Clotet y Puig. Entre oraciones Claret entregó su espíritu en manos del Creador. Eran las 8,45 de la mañana y tenía 62 años.

Su cuerpo fue depositado en el cementerio monacal con una inscripción de Gregorio VII que rezaba: "Amé la justicia y odié la iniquidad, por eso muero en el destierro".

Glorificado

Los restos del P. Claret fueron trasladados a Vic en 1897, donde actualmente se veneran. El 25 de febrero de 1934 la Iglesia le inscribió en el número de los beatos. El humilde misionero apareció a la veneración del mundo en la gloria de Bernini. Las campanas de la Basílica Vaticana pregonaron su gloria. Y el 7 de mayo de 1950 el Papa Pío XII lo proclamó SANTO. Estas fueron sus palabras aquel memorable día: "San Antonio María Claret fue un alma grande, nacida como para ensamblar contrastes: pudo ser humilde de origen y glorioso a los ojos del mundo. Pequeño de cuerpo, pero de espíritu gigante. De apariencia modesta, pero capacísimo de imponer respeto incluso a los grandes de la tierra. Fuerte de carácter, pero con la suave dulzura de quien conoce el freno de la austeridad y de la penitencia. Siempre en la presencia de Dios, aun en medio de su prodigiosa actividad exterior. Calumniado y admirado, festejado y perseguido. Y, entre tantas maravillas, como una luz suave que todo lo ilumina, su devoción a la Madre de Dios".

ORACIÓN A JESUCRISTO

Haz, Señor, que ardamos en caridad
y encendamos un fuego de amor por donde pasemos;
qué deseemos eficazmente
y procuremos por todos los medios
contagiar a todos de tu amor.
Qué nada ni nadie nos arredre, Señor.
Qué nos gocemos en las privaciones.
Qué abordemos los trabajos,
qué abracemos los sacrificios.
Qué nos complazcamos en las calumnias
y alegremos en los tormentos.
Señor, qué no pensemos sino como seguir e imitar a Jesucristo
en trabajar, sufrir y procurar siempre y únicamente la mayor gloria tuya y la salvación de las almas. Amén

(Escrita por S. Antonio Mª Claret)
 
Cualidades de un pastor

Santo Evangelio según san Juan 10, 11-16. San Rafael Guízar y Valencia

Por: Abraham Cortés LC | Fuente: www.somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Que te ame, Señor, y amándote pueda ayudar a otros, porque tu amor se comunica y ayuda a transformar todo para el bien de las personas.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Juan 10, 11-16

En aquel tiempo. Jesús dijo a los fariseos: Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas. En cambio, el asalariado, el que no es el pastor ni el dueño de las ovejas, cuando ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; el lobo se arroja sobre ellas y las dispersa, porque a un asalariado no le importan las ovejas.

Yo soy el buen pastor, porque conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Yo doy la vida por mis ovejas. Tengo además otras ovejas que no son de este redil y es necesario que las traiga también a ellas; escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Al referirnos a los sacerdotes con el apelativo de «padre» podemos pensar que sólo es un título, pero, en realidad, va más allá. Para un sacerdote el ser padre también significa tener una familia, que sería la gente a la que sirve, porque es un elemento humano que es necesario para todo hombre, sea sacerdote o casado. Todas las características de un padre también se pueden aplicar a un obispo, cardenal o papa quienes, en su llamado, han recibido diferentes tipos de rebaños con sus ventajas y dificultades.

Cristo nos enseña algunas cualidades esenciales de un padre y un pastor, que pueden aplicarse a cualquier apóstol. Primero nos habla de que un pastor debe proteger a su rebaño porque él sabe que el rebaño necesita su ayuda y más cuando está en dificultad; hay que saber salir al encuentro de la oveja que esté en peligro o que esté siendo atacada para sacarla de aprietos; y señala una actitud muy dañina que es la del que solo se preocupa por hacer su función y no le interesa su rebaño o la gente que Dios le puso a su cuidado. Como actitud de base está un espíritu de servicio que busca siempre el ser servidor más que ser servido.

Otra cualidad que Cristo enseña es la de conocer a las ovejas porque nadie ama lo que no conoce. El tiempo que se pasa junto a alguien y las experiencias que se comparten son una forma extraordinaria para conocer a los demás; son un recordatorio que, en nuestro trabajo apostólico, lo que importa más son las personas y nunca debemos olvidar esto. Así como Cristo se interesa por cada uno de nosotros, también nos toca hacerlo por las personas con las que convivimos día a día.

«El Buen Pastor, Jesús, está atento a cada uno de nosotros, nos busca y nos ama, dirigiéndonos su palabra, conociendo en profundidad nuestros corazones, nuestros deseos y nuestras esperanzas, como también nuestros fracasos y nuestras decepciones. Nos acoge y nos ama tal y cómo somos, con nuestros defectos y nuestras virtudes. Para cada uno de nosotros Él “da la vida eterna”: es decir, nos ofrece la posibilidad de vivir una vida plena, sin fin. Además, nos cuida y guía con amor, ayudándonos a atravesar los senderos escarpados y los caminos muchas veces arriesgados que se presentan en el itinerario de la vida». (Regina coeli de S.S. Francisco, 12 de mayo de 2019).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Pasar tiempo con algún familiar, amigo o conocido pensando en cómo Dios ama a esa persona.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Las enseñanzas de San Rafael Guízar

Él evangelizó con su palabra y con su vida.

Uno de nuestros personajes mexicanos dignos de imitar es sin duda San Rafael Guízar Valencia. Su vida es ejemplo no sólo para obispos, sacerdotes, religiosos, sino para todo seglar que busca vivir una fe comprometida.

San Rafael Guízar Valencia nació en Cotija, Michoacán el 26 de abril de 1878, sus padres Prudencio Guízar González y Natividad Valencia Vargas.

El primero de junio de 1901, a sus 23 años, se ordenó sacerdote. Fue Quinto Obispo de Veracruz,nombrado por  Benedicto XV, el primer día de agosto de 1919.

Muere el 6 de junio de 1938.  En 1950 exhuman su cuerpo y lo encuentran incorrupto.
Beatificado el 29 de enero de 1995 por San Juan Pablo II y canonizado el 15 de octubre del 2006 por el Papa Benedicto XVI.

Al acercarse a la vida de San Rafael Guízar Valencia se confirma la importancia del papel de los padres en la educación y formación de los hijos. El imitó de sus padres el amor a Dios, a la Santísima Virgen y a los pobres. En su casa se cantaba y se tocaban varios instrumentos musicales. Él utilizó el acordeón para atraer a las personas a Dios.

Una lectura que reforzaría lo ya aprendido en casa, sobretodo en el desprendimiento y vida de pobreza, fue la lectura de la vida San Alejo, hijo de un Conde Romano muy acaudalado. Repartió todos sus bienes en Siria hasta convertirse en  un mendigo más. Regresa a Roma donde vive 17 años más bajo esas condiciones.

Su generosidad se manifestó siendo un joven seminarista. Con el afán de ayudar a varios de sus compañeros, a pagar sus útiles escolares, libros, ropa, colegiaturas, vendía dulces y helados. También realizaba rifas para pagar sus misiones; invariablemente repartía lo que tenía.

Esta generosidad continuó toda su vida al grado de vender su anillo y cruz episcopal para suavizar el hambre, el dolor de los pobres y en su lugar portaba una cruz de latón.

La pureza fue una virtud que siempre lo acompañó. Debido tal vez a que Dios grabó en su corazón el deseo del cielo. Cielo que se veía reflejado en el azul de sus ojos.

Trabajador incansable.

Una de sus frasespreferidas era: “Ya tendré tiempo para  descansar en el cielo”. El trabajaba para ganar el mayor número de personas para Dios. Y así lo hizo confesando en el campo de batalla a católicos e incluso a quienes se consideraban enemigos de la Iglesia.

Con respecto a su carácter, era alegre, abierto, optimista. Todas estas cualidades cumplieron su objetivo en las misiones. Cuando no lograba atraer a la gente recurría a su acordeón, a sus canciones y lograba su objetivo.

Poseía una vida profunda de oración y fe.

Él iniciaba su día con una hora de oración, aunque se puede decir que su vida entera fue una oración. Conocedor de la fuerza que tiene la oración buscaba las plegarias de las religiosas y sacerdotes para lograr el éxito en sus misiones. En San Juan Bautista (hoy Villahermosa capital de Tabasco) mandó a sus misioneros con termómetro en mano ante el Santísimo para orar y lograr que descendiera la temperatura de 45 grados a 39 para poder misionar. En otra ocasión suplicó a Dios que cesara la lluvia para continuar la misión y lo consiguió.

Amor profundo a la Virgen.

En los festejos del cuarto centenario de las apariciones de la Virgen, del 12 de diciembre de 1931, no se le invita a la ceremonia, pero para no dejar pasar tal fiesta los padres Carranza y Benjamín Guízar, lo llevan a celebrar misa a las tres de la madrugada. Él regresa a la ceremonia como parte de los fieles mientras los demás obispos celebran la misa. El pueblo identifica a Guízar Valencia entre ellos, quien por sus vestiduras gastadas parece un pordiosero, y al mismo tiempo le gritan: “¡Viva el obispo de Veracruz, viva el obispo santo!”. Esto conmueve a quienes se encuentran en el altar y piden que lo revistan y suba para continuar la misa en el lugar que le corresponde.

Practicaba el amor a los presos.

Encontraba a Cristo en todos sus hermanos, en especial a los más necesitados. Llegó a pasar varios días en la cárcel comiendo y durmiendo en una celda como cualquiera de ellos, logrando ganar sus corazones para Dios.

Vivía en Pobreza y sencillez.

Una persona  que no se envanecía de su inteligencia ni de su riqueza. Al contrario, tuvo la fortuna de que sus hermanos (fueron 10 en total) al morir sus padres, cuatro de ellos (uno, Obispo de Chihuahua, y tres monjitas Teresianas) renunciaron a su herencia para cederla a su hermano Rafael, quien dispuso de esos bienes. Con esos recursos fundó el colegio Teresiano en Zamora, Michoacán con el lema: “Quien educa a una mujer, educa a una familia”. Otros más los destinó a la fundación de una congregación de sacerdotes Esperancistas que finalmente desapareció, debido a la situación de persecución que vivió la Iglesia en esos tiempos.

Aceptación de las pruebas que Nuestro Señor permitió en su vida.

Las aceptó como Job: “El Señor me lo dio, el Señor me lo quito, bendito sea su nombre”.  Al Obispo Cázares de Zamora, Michoacán  afectado en sus facultades mentales por enfermedad, le hacen llegar un escrito que habla mal de su persona, haciéndole creer que fue escrito por el Padre Rafael Guízar. Él, sin mayor investigación, lo despide como padre espiritual y profesor del seminario,  también le prohibe celebrar, confesar, predicar, ejercer algún ministerio. Lo que más le dolía al Padre Rafael, era ver atado el ejercicio de su sacerdocio. Sin embargo jamás permitió que se hablara mal de su Obispo, al mismo tiempo que redoblaba su oración. El confiaba y esperaba que Dios pusiera remedio y así lo hizo. Su castigo duró dos años.
 
Gran Valentía.

Cuando se desató la Revolución Mexicana, después del Porfiriato en 1910, Francisco I Madero sube a la presidencia y es asesinado por Victoriano Huerta, por lo que grupos de Carrancistas, Villistas y Zapatistas buscan el poder. Son muchos momentos de revueltas y enfrentamientos en los que el Padre Rafael Guízar expone su vida disfrazándose de vendedor, doctor,  músico con el fin de confesar, y llevar la Eucaristía a los moribundos. Oportunidad inmejorable de salvar almas.

Es desterrado de su país de 1915 a 1919. Pasa un año misionando en Austin, Texas, otro en Guatemala y dos en Cuba, con el seudónimo de Padre Rafael Ruíz para ocultar su identidad. Estos años fueron de grandes frutos misioneros. Le preguntaban a un oriundo en la Habana:¿Por qué iba a las misiones con el padre? el contestó: “Porque éste cree en lo que enseña”. También mostró su caridad en la Habana con los afectados por la epidemia de la peste.    

El Papa Benedicto XV lo nombra Obispo de Veracruz, por lo que sale de Cuba en diciembre de 1919.

Le tocó vivir en la época del presidente Plutarco Elías Calles, quien promulgó la Ley Calles. A partir del 14 de junio de 1926 se desencadenó la más violenta persecución contra la Iglesia Católica,  sus sacerdotes y fieles; Calles expropió conventos, episcopados, seminarios, casas parroquiales, asilos y escuelas de la Iglesia.

El destino de los sacerdotes en ese tiempo era el destierro, encierro o entierro. Monseñor buscó defender a la Iglesia sin claudicar y sin medios violentos; logró que Veracruz se mantuviera en calma.

Adalberto Tejeda, gobernador de Veracruz promulgó un decreto conocido como ley Tejeda en la que buscaba desaparecer a todos   los sacerdotes para acabar con “el fanatismo del pueblo”.Él ofreció una recompensa a quien entregara vivo o muerto a Monseñor Guízar Valencia.

Usa los medios de comunicación para dar a conocer la palabra de Dios. Fundó el periódico La Nación con el fin de difundir el pensamiento de la Iglesia, y contrarrestar la campaña persecutoria contra la misma. Este periódico tuvo una vida breve ya que fue confiscado por los Carrancistas.

Enviaba invitaciones personales y llamativas impresas a las casas para convocar a las personas a las misiones. Imprimió los cuatro evangelios y los repartió gratuitamente en su diócesis.

Redactó un librito:“La salvación de los niños”.Contiene lo más puro y amable de la Doctrina apostólica sin ser una obra brillante a nivel literario. Deja una  huella profunda en el espíritu. Habla de la grandeza de los niños y de la necesidad de los sacerdotes de sacrificar la vida misma por ellos.

Vivió una devoción profunda al Sagrado Corazón de Jesús.Insistía en que los jóvenes intensificaran su oración y la comunión frecuente. Fomentó la adoración nocturna al Santísimo, lo mismo que misas los primeros viernes de mes.

Sus talentos personales los puso a disposición de su misión.

Compuso varias canciones que cantaba en toda ocasión: “Oh dulce Jesús mío, perdón, perdón, perdóname Dios mío, perdón, perdón…“ También a la Santísima Virgen: “Oh Virgen Santa, Madre de Dios, sois la esperanza del pecador…”

Se ingeniaba para atraer la atención de la gente en el pueblo y acercarla a la misión con cantos, acordeón, dulces… lo que fuera necesario y estuviera en sus manos. (A pesar de que había bailes y otras distracciones en los pueblos, lograba captar la atención de las personas.)

Vivió la pobreza a fondo.

Tanto así que le llegaron a decir “el San Francisco mexicano.”Renuncia a vivir en la casa episcopal. Vende  su anillo y su cruz episcopal.

Cuando llega al puerto de Veracruz. En lugar de ir a Jalapa a tomar posesión del obispado, prefiere dirigirse a  ayudar a los damnificados por el temblor del primero de enero de 1920.

El doctor Ignacio Chávez que lo atendió del corazón comentó “¡En qué estado de pobreza vive el príncipe de la Iglesia! Estando enfermo siguió misionando con la oración y el sacrificio.

Amó profundamente a las almas.

Él dijo: “Soy capaz de dar un ojo por las almas”. A pesar de sus enfermedades y las peticiones del doctor,no descansaba, le aquejaba la diabetes, disminución de la vista, flebitis, insuficiencia cardiaca, trastornos del pulmón, úlceras varicosas,… decía: “Descansaré en el cielo”.

El buscó en las misiones evangelizar y catequizar a las personas.

Él decía que se había ordenado sacerdote para salvar almas.El último día de su vida dijo: “Yo quisiera seguir viviendo hasta que todos los hombres sobre la tierra amasen a Nuestro Señor”, “Yo le pido a Nuestro Señor que me conceda vivir aún más para salvarle almas, o que me conceda, Él sabrá cómo, seguir misionando aquí en la tierra después de muerto”.

Hizo la voluntad de Dios.Ya muy enfermo comentaba “Si yo pudiera seguir misionando, seguir enseñando el catecismo a los niños, que hermoso. Pero más hermoso es hacer la voluntad de divina”.

Amó profundamente al Santísimo Sacramento.

Monseñor Guízar Valencia suplicaba en sus visitas pastorales que lo alojaran en una habitación que estuviera en el ámbito mismo del templo para estar cerca del Santísimo. Enfermo seguía las misas desde su lecho. “El lema de su  escudo episcopal fue: “Alabado sea el Santísimo Sacramento.”
 
Conciliador.

En la época de los cristeros, no permitió que se levantaran los veracruzanos en armas. Trató más bien de arreglar las cosas de forma pacífica. Usaba las armas de la prudencia y la caridad, como apóstol y soldado de Cristo.

Una de las grandes características fue su espíritu misionero. El misionaba desde antes de ordenarse sacerdote y siguió así toda su vida. Atraía y cambiaba las multitudes. Se acercaba a la mayoría de personas sin excepción. Evangelizando, regularizando matrimonios, confesando,(pasó más de un tercio de su vida confesando), cosechó la riqueza que siempre le apasionó: llevar el tesoro de la fe, de la vida de gracia, del amor de Dios a los más necesitados y alejados de Dios. Él evangelizó con su palabra y con su vida.
 
Una reflexión

Actualmente nos enfrentamos con problemas serios que deben ser resueltos con decisión y valentía, amando a Dios, defendiendo la familia yla vida. Tenemos un ejemplo de un hombre, que por cierto, le tocó vivir momentos de mucha dificultad y que gracias a su amor y ardor por las almas logró que muchos experimentaran el amor de Dios para llevarlos al cielo.

San Rafael nos invita a defender nuestros valores y nuestra fe con la acción y con la oración.  No podemos quedarnos con los brazos cruzados ante las necesidades actuales de nuestra sociedad.

Recordemos sus palabras:

“Así como en la tierra la savia es la vida de las plantas…. La vida de la Iglesia, la vida de las naciones, la vida de los pueblos, la vida de las familias, la vida de los individuos, está en el Corazón de Jesucristo Sacramentado….”

Bibliografía:

Joaquín Antonio Peñalosa, Rafael Guízar a sus órdenes, Editorial JUS, México D.F., 4ª Edición 1982

Carlos Loret de Mola, Ángel sin ojos, la vida milagrosa del beato Rafael Guízar Valencia, Editorial Grijalbo, México D.F. Tercera edición, 1995.

Colaboración en el Periódico Semanario Diocesano Guadalajara Jal. Y en el periódico Desde la Fe, México D.F.
 
Decreto de la Penitenciaría Apostólica para noviembre

Sobre las indulgencias plenarias en el mes de los difuntos.

Fuente: Vatican News

La pandemia y las medidas contra el contagio dictadas por los distintos Estados del mundo mueven a los obispos a regularse sobre las celebraciones y las prácticas relativas a la conmemoración de los fieles difuntos del próximo 2 de noviembre. De ahí el nuevo Decreto de la Penitenciaría Apostólica acerca de cómo obtener la Indulgencia Plenaria.

“Este año, con las actuales contingencias debidas a la pandemia de COVID-19, las Indulgencias Plenarias para los fieles fallecidos se prolongarán durante todo el mes de noviembre, adecuando las obras y las condiciones para garantizar la seguridad de los fieles”.

Así lo establece el Decreto de la Penitenciaría Apostólica en respuesta a las peticiones de muchos obispos del mundo que, encontrándose en situaciones diferentes e incapaces de asegurar las prácticas habituales relativas al culto de los difuntos debido a las restricciones sanitarias, han pedido:

“Conmutar las obras piadosas para conseguir las Indulgencias Plenarias aplicables a las almas del Purgatorio”.

Conversando con Vatican News el Cardenal Mauro Piacenza, Penitenciario Mayor, se refirió detalladamente a las innovaciones introducidas por el nuevo Decreto "para evitar reuniones donde estuvieran prohibidas", y a las referencias particulares a los enfermos y a los ancianos, pero también a los sacerdotes, todos ellos protagonistas, de diferentes maneras, de este período extremadamente difícil.

Entre otras cosas el Purpurado explicó que la costumbre codificada es la de la Indulgencia Plenaria en cada día del Octavario del 1 al 8 de noviembre para todos aquellos que visiten los cementerios rezando por los muertos, y el 2 de noviembre, específicamente, realizando la visita a una iglesia u oratorio para rezar el Padrenuestro y el Credo.

Devoción de los fieles

A partir de esta típica rutina se procedió a tener en cuenta las normas emitidas por las distintas autoridades civiles de los distintos Estados, con el fin de limitar las reuniones durante esta pandemia. De hecho, muchos presidentes de las Conferencias Episcopales les habían preguntado qué se podía hacer con países donde esta devoción está muy desarrollada, y que tienen el mayor número de confesiones y comuniones durante el año. Entre los planteamientos surgió el ¿qué hacer si nos encontramos con que no podemos salir de la casa o la salida está severamente limitada?

Por esta razón – explica el Penitenciario Mayor –, teniendo en cuenta que en muchos lugares la conmemoración de los difuntos es muy sentida y se expresa sobre todo en la Santa Misa y la visita a los cementerios, se pensó en diluir la posibilidad de beneficiarse de las indulgencias con el tiempo y así, a lo largo de todo el mes de noviembre, podremos adquirir lo previsto para los primeros 8 días de noviembre. Entonces la gente podrá posponer las visitas sin crear una multitud. También tenemos en cuenta que la indulgencia del 2 de noviembre en la iglesia se puede adquirir cualquier día del mes, y ésta es la segunda nueva posibilidad, la segunda apertura que hemos introducido, con el rezo del Padrenuestro y del Credo, dejando la libre elección del día a los fieles.

Ancianos y enfermos

Al referirse al pensamiento particular, en este Decreto, dirigido a enfermos y ancianos, el Purpurado indicó que los que no puedan salir porque se encuentren en “régimen de aislamiento”, o porque estén enfermos, podrán alcanzar la indulgencia rezando ante una imagen de Nuestro Señor o de la Santísima Virgen, orando, por ejemplo Laudes, Vísperas del Oficio de Difuntos, el Rosario, la Coronilla de la Misericordia, o las oraciones más habituales de cada tradición, o también podrán proceder a una lectura meditada del Evangelio en una de las tres Misas previstas para los fieles difuntos y, por supuesto, ofrecer obras de misericordia.

Por lo demás, las indicaciones son las que ya emitió la Penitenciaría el 19 de marzo pasado, por ejemplo, en el caso de los enfermos graves, en la nota que apuntaba a la posibilidad de una asistencia más cercana a los enfermos, incluso sin presencia física.

Asimismo afirmó que hay un pensamiento particular también para los sacerdotes a los que han invitado a la más amplia disponibilidad posible porque la mayor riqueza que tienen para el sufragio de los difuntos es la Santa Misa. Y así, ya que los sacerdotes el 2 de noviembre, desde 1915 por una Constitución de Benedicto XV, tienen la facultad de celebrar tres Santas Misas, entonces los exhortamos, en la medida de lo posible, a celebrar las tres y esto también porque más Misas implicará menos reuniones y esto podría ser una manera de ayudar a los fieles.

“También se exhorta a los sacerdotes a ser generosos en el Ministerio de las Confesiones y a dar la Sagrada Comunión a los enfermos, para tener más voluntad de poder sostener a sus difuntos, de sentirse cerca de ellos, de encontrar todos estos nobles sentimientos que van a componer la Comunión de los Santos”.

Refiriéndose al hecho de que algunas personas ya se han acostumbrado un poco a las celebraciones televisivas, lo que es algo bueno, especialmente para los ancianos que no pueden salir, el Penitenciario afirmó que esto puede marcar “cierta desafección con la presencia en las celebraciones”. Por lo tanto, se busca en los obispos todas las formas posibles de devolver a la gente a la Iglesia, siempre con respeto a todo lo que hay que hacer para la situación particular en la que desgraciadamente nos encontramos.

Ahora, la fiesta de Todos los Santos, es también una fiesta muy educativa para las familias que a menudo se encuentran juntas para conmemorar a los muertos. Las dos fiestas están muy unidas, juntas de hecho forman la fiesta de ser la familia de Dios.

“En el cielo están todos los santos canonizados que conocemos, pero también hay muchos rostros que no conocemos, que han vivido una vida cristiana, en silencio, sin ningún clamor y en los que no se han puesto los focos de este mundo. Así que con todos estos, parientes, amigos, vecinos que son parte de la familia en el cielo, uno se encuentra en la familia de Dios”.

En el pueblo del cielo

Y recordó un pasaje de Isaías que dice que Dios ha escrito nuestro nombre en la palma de su mano, para decir cómo nos mantiene cerca, y la fiesta de todos los santos expresa todo esto. Además, todos nuestros difuntos pueden estar en el pueblo del cielo.

“Así que la Solemnidad de los Santos es una apertura de visión que, acompañada de la conmemoración de los muertos, y la visita a los sepulcros, nos da un sentido del vínculo”.

Con la muerte la vida se transforma

Con la muerte la vida no se quita, sino que se transforma y mantenemos una relación con los que mueren, una relación que ya no es física, sino que es una relación real, de hecho, tal vez incluso más real porque no existe ni siquiera el límite del tiempo y el espacio. En la comunión de los santos la persona que ha pasado a la eternidad puede estar en un vínculo muy especial con nosotros que estamos aquí, por lo que creo que éste es otro aspecto acerca del que hay que tratar que no se pierda y si es posible reinventarlo donde resulte un poco opaco.

“En cambio, en el pensamiento de nuestros difuntos, traducimos toda nuestra fe en Cristo resucitado: es nuestra esperanza que los hermanos y hermanas que actualmente no son visibles entre nosotros estén en comunión con el Señor”.

Y concluyó recordando que estamos llamados en estos días a reavivar nuestra certeza en la gloria y la felicidad eterna, y pedimos humilde y confiadamente perdón por aquellos que nos han dejado, por sus pequeños o grandes fallos, los que ya están salvados en el amor de Dios, y renovamos nuestro compromiso de fe.

“Después de todo, el Paraíso es la casa de los siervos fieles. Todos nosotros podremos un día vivir felices a la luz de Dios siempre que hayamos creído, no sólo con las palabras, sino también con las obras. Este es el pensamiento que querría dejar”.

Una tierra que mana leche y mozarela

En una sociedad justa, debe haber empresarios sensibles a las necesidades de sus empleados; pero también debe contar con trabajadores honestos, que no defrauden el salario acordado.

Por: Marco Antonio Batta, L.C. | Fuente: www.buenas-noticias.org

Un hombre de 83 años, vestido con traje café y chaleco color vino, mira a la cámara, mientras apoya la mano en una grande vaca de plástico. Es evidente que no está acostumbrado a ser retratado. Al fondo, un Mercedes Benz azul, estacionado al ingreso de una fábrica, contrasta con las manos callosas y el rostro curtido de este granjero-empresario italiano. Es Luigi Cogliati, propietario de la compañía de lácteos Lat Bri.

Luigi evoca su niñez, en el norte de Italia, en los años treinta: «Todavía usaba pantalones cortos cuando daba una mano a mi papá y a mis hermanos con el trabajo en un terreno que habíamos rentado. Al lado había un pequeño local para hacer queso. Teníamos diez vacas y también comprábamos leche a los granjeros de los pueblos vecinos. Yo iba a recoger la leche en bicicleta, cargando sobre mis espaldas un bote de madera».

Después vino la Segunda Guerra Mundial. Luigi fue llamado al ejército y, viendo la deriva suicida del fascismo, desertó y vivió escondido hasta que las tropas aliadas liberaron Italia. Entonces volvió al campo, a las vacas, a la leche y al queso. El local donde hacían el queso, era una pequeña empresa familiar que creció de forma constante o, como dicen los italianos, “sin dar pasos más largos que la pierna”.

En 1960, teniendo ya cierta solidez el negocio, constituyeron la Sociedad Hermanos Cogliati. Por aquella época, la fama de Luigi como conocedor de la industria láctea se había extendido y una compañía, la Paolo Bonalumi lo contrató como Director de producción.

Ahí permaneció hasta 1975: «No obstante, a pesar de querer tanto a aquella empresa –comenta– , yo siempre me había sentido un empresario, por ello, dentro de mí, estaba convencido de que un día u otro pondría mi propio negocio, puesto que el sector de los lácteos lo conocía como las bolsas de mis pantalones».

Así, en 1976, abrió su propia empresa en Brianza, una localidad en las afueras de Milán: Lat Bri. Las ventas pudieron crecer, sobre todo, gracias a que ganó como clientes a un gran número de pizzerías, un negocio muy común –cómo no– en Italia.

Después de muchos años, en 2007, Lat Bri produjo más de 37 mil toneladas de lácteos, incluidas la famosa mozarela y la ricota. Actualmente da empleo a 220 personas. Su facturado supera los 60 millones de euros cada año.

Pero Luigi, conocedor por propia experiencia de cuán dura puede ser la vida, siempre ha querido apoyar iniciativas de promoción social. Entre ellas destaca la construcción de un pozo de agua en el norte de Kenia, realizada en colaboración con la Asociación de Médicos de Brianza. Obviamente, todos los gastos del proyecto corrieron a su cargo.

Mientras recorre la fábrica mostrando las instalaciones a sus entrevistadores, éstos le preguntan: «Sr. Luigi, ¿y por qué hace todo esto?» «¿Qué por qué lo hago? –responde con la típica franqueza de un granjero– Dios me ha dado la salud y yo, haciendo lo que hago, se lo agradezco todos los días. Me ha dado también unos hijos que trabajan conmigo y esto nunca lo olvido. Puedo decir que he hecho esta empresa porque quiero a mis hijos».

Antes de irse, mientras se quita una piedrecilla del zapato, comenta: «Desgraciadamente, y no es algo nuevo, entre nosotros la palabra “empresario” es casi una grosería. Se piensa que el empresario es siempre un explotador. Con estas ideas, Italia no llegará a ninguna parte».

Es verdad, en una sociedad justa, debe haber empresarios creativos y sensibles a las necesidades de sus empleados; pero también debe contar con trabajadores honestos, que no defrauden el salario acordado. Cuando esto se da, entonces hay prosperidad y progreso.

Con información de I Tempi, 17/01/2008
 
Mi experiencia en misiones

Lo que ellos ven es un "pedazo de Dios en cada una de nosotras"

Por: Sofia Florez Marín y Begoña del Cueto | Fuente: Catholic.net

Bueno nos gustaría empezar diciendo que nosotras nunca habíamos ido de misiones, y siempre tuvimos esa duda de que es lo que realmente pasaba en ellas y por qué todos decían que regresaban siendo una persona totalmente diferente, creíamos que la “típica” frase misionera que todos decían “ellos me enseñaron más de lo que yo fui a enseñar” era algo que realmente no pasaba, como era posible que todos lo dijeran, es una frase que suena ya tan común que realmente te cuestionas si eso en realidad pasaba o era algo que les enseñaban en otro curso para decir cuando alguien te preguntaba.

Nosotras somos amigas desde 4to de Bachillerato, fue un clic padrísimo entre las dos, de esas personas que sabes que estarán durante toda tu vida, pero no solo de manera pasajera si no constante; antes de escribir esto que están leyendo ahora mismo, nos pusimos a platicar de todo lo que había detrás de nuestra amistad y el como es que llegamos a la conclusión que por fin queríamos aventarnos para irnos a las MEGAS. Para que más o menos vayan entrando en contexto nosotras antes de ir a la experiencia máxima, decidimos adentrarnos a diferentes apostolados y proyectos más pequeños para ir llenándonos de ese amor que todos prometen que Cristo te puede dar, teníamos muchas dudas sobre lo que es la religión y principalmente de si era verdad eso que explicaban como el “calor de Cristo en tu corazón”; para no hacerles el cuento largo porque si no esto seria un artículo sin principio ni fin, nos metimos a un apostolado llamado BE YOU, en cual participamos como primera generación en la ciudad de México, esta promesa es conocida como una vil “promesa de castidad” en la cual prometes según dicen “llegar virgen al matrimonio”, cuando esto no es así, BE YOU te invita a hacer muchas más cosas que tan solo ser casto, esto se trata más de una lucha contigo mismo para llegar a ser un ejemplo, y no nos referimos a el ejemplo que esperas dar a otras personas, sí no al ejemplo que te quieres dar a ti mismo para llegar a sacar máximo provecho en tu vida.

Este proyecto nos llenó tanto que nos volvimos parte del equipo encargado de coordinar todo a lo que este apostolado se refería, con esto hablamos tanto de BE YOU en otras partes de México o incluso del mundo, como los eventos relacionados a la Legión junto con los compromisos internos. Con todos estos eventos, empezamos a conocer a diferentes personas que vimos que buscaban lo mismo que nosotras, eran por decirlo de una manera mucho más compleja “afín” a nosotras.
 
Después empezamos un increíble proyecto que probablemente muchos conozcan ya que hay mil organizaciones para ello, que son “Misiones de Construcción”, este apostolado era lo más cercano que habíamos estado de lo que son las MEGAS, empezamos a correr la voz para que muchas personas se animaran a ir, y poder conseguir y lograr nuestro objetivo; bueno,  preparamos nuestras maletas, y en verdad la experiencia empieza en ese momento, porque es literalmente llevar lo básico para tu día a día, ya que no sabes si tendrás que cargar la maleta, las condiciones en las cuales llegaras, ni nada, después de tener ese paso listo, nos adentramos a lo que realmente íbamos; en el trayecto empezamos a ver que conforme más nos alejábamos el panorama se ponía peor.

Nosotras nos mirábamos con la típica mirada que las amigas se ven de “¿que hicimos o en que nos metimos?”, llegando al lugar donde íbamos a dormir, tuvimos que nosotras bajar todas las maletas y llevarlas a un cuartito, todo el camino era como terracería, en un cuarto como de 45 metros cuadrados dormíamos alrededor de 11 niñas, tal vez se preguntan como pero en verdad cuando no queda de otra se encuentran formas de hacerlo y lograrlo, lo impresionante aquí es que la gente que vive ahí te da todo lo que tienen sea poco o mucho para que nosotros estuviéramos bien y bajo techo, conforme iban pasando los días nos dimos cuenta que lo más bonito de este viaje de 4 días y medio fue que más que construirles una casa a los que no la tenían por diferentes motivos; nos dimos cuenta fue que más que construirles una casa les estábamos construyendo un hogar, en verdad más que el ir y cortarte las manos y brazos por los bloques, mancharte y abrirte las manos por el cemento, tener los brazos y cara más rojos que un tomate era el tener el diálogo con las personas del pueblo y entender todo lo que ellos pasan día con día, que muchas veces lo único que necesitan es alguien que los escuche y les de un consejo.

Con todo esto que les he contado tanto de BE YOU como Misiones de Construcción, es el porque que nosotras decidimos ir por más, porque una vez que pruebas lo llena que te deja el amor hacia Cristo reflejado en el prójimo quieres probar más y más, como cualquier “droga”, lo digo así porque ambas nos dimos cuenta que el sentir ese pedacito de Dios contigo día a día es de los mejores sentimientos que pudimos llegar a experimentar en nuestros 17 años.

Ahora si, por lo que vinieron a este artículo, nuestra “Experiencia en Misiones”, por fin decidimos adentrarnos a ellas, de un día para otro nos miramos las dos y decidimos hacerlo, antes de que llegara el gran día te preparas, vas a unos cursos para que en ellos puedas preguntar todo tipo de dudas, puede ser desde la más obvia hasta la más tonta y de igual forma el explicarte cosas que nunca se te hubieran ocurrido preguntar; bueno por si no sabían para tu ir de misiones en juventud lo básico es tener un equipo de mínimo 6 niñas y 2 responsables, lo cual nosotras ya teníamos listísimo, pero de un día para otro todo se complico y ya no teníamos equipo...

Cuando pasan este tipo de cosas, lo primero que se te viene a la mente es si Dios quiere darte una señal para que no vayas, platicando con la consagrada de nuestro colegio, nos dice que para nada seguro solo es una prueba más que Dios quiere que pasemos, y lo tomamos como esa simple palabra una “prueba”, dejamos todo en manos de Cristo; llego el día tan esperado, te levantas como a las 8 de la mañana para llegar al colegio a las 9:00 y de ahí todos los camiones destinados a diferentes rutas, ya estando ahí solo es ver el camión que te toca para subir todas tus cosas, cabe recalcar que aquí no conocíamos ni a nuestro equipo, ni mucho menos a nuestras responsables, el mismo día que esto empezaba seria el día en el cual nos teníamos que conocer para prepararnos y estar todas listas para esta semana que a ciencia cierta no sabíamos que esperar de ella; resulta que nuestro equipo tenia literalmente de todo un poco había en un solo equipo 4 diferentes colegios incluyendo niñas de Toluca, 2 responsables ambas ya en universidad y 12 niñas nerviosas sin saber que pasaría, para la gran sorpresa después del primer día nos llevábamos todas perfecto, les juro que parecía que llevábamos siendo amigas por más de 1 año, coincidencia no podía haber sido, pasan más días y más que una amistad esto se convierte en una hermandad porque no tienes a más que a 11 compañeras más por el resto de todo tu día durante 1 semana.
 
Siguiendo todo esto podemos decirles que realmente el cariño que te ofrecen los habitantes de cada pueblo es inimaginable, te esperan y reciben como si fueras la luz que necesitan para ellos poder seguir avanzando, la alegría y amor con la que te reciben es tan grande que por más que le das vueltas es imposible explicarlo hasta vivirlo, no nos referimos solo por lo que te dan, la comida, techo, ayuda si no por el simple hecho de recibirnos sin pedir nada a cambio, tratan de darte todo aunque ellos se queden sin nada; y después de pensar el porque es esto no encontramos otra explicación más que lo que ellos ven es un “pedazo de Dios en cada una de nosotras”.

Si nos preguntan por experiencias y aprendizajes probablemente podamos contarles más de lo que paso en esa semana que tal vez en todo lo restante del año; pero después de analizar todas podemos resumirlas en la más impactante la cual es el diálogo entre las personas del pueblo y la misionera, y con esto nos referimos a lo siguiente; antes de empezar el día nos encomendábamos al espíritu santo para que de esa manera nos iluminara y si nos pedían un consejo o nos hacían una pregunta nos guiaran para decir los que Cristo diría si estuviera presente, y en verdad no hay manera de expresarlo hasta vivirlo, esto si pasaba; muchas veces te decían algo y contestabas con otra cosa que ni tu sabias, tenías conocimiento en ello y muchas veces después de decirlo se te olvidaba, tus amigas te preguntaban que habías dicho o como es que lo habías dicho tan perfecto y no podías volver a hacerlo; en ese momento sobre todo, pudimos ver como Dios se manifestó en el mundo a través de nosotras pero siempre dándonos esa enseñanza mutua la cual esperas.

Ya para terminar les podemos decir que esa “típica” frase de “ellos me enseñaron más de lo que yo fui a enseñar” es totalmente cierta, ahora ¿Quieren saber, como conocer si es verdad, al igual que nosotras? Solo tenemos un consejo que darles permítanse abrir su corazón a Cristo y que mejor manera que yendo de MEGA MISIONES.

PRECES

A Dios, que guía el curso de la historia y lo dispone todo en bien de los que le aman, le decimos:
R/MSeñor, danos tu gracia.
Somos como barro en manos del alfarero,
– modélanos con tu amor para que seamos santos.MR/
Llevamos tesoros en vasijas de barro,
– que no deje de manifestarse en nuestra vida el poder de tu nombre.MR/
Siervos inútiles somos,
– ayúdanos a servirte en los que están solos y en los necesitados.MR/
Intenciones libres
Padre nuestro…

ORACIÓN

Te pedimos, Señor, que la claridad de la resurrección de tu Hijo ilumine las dificultades de nuestra vida; que no temamos ante la oscuridad de la muerte y podamos llegar un día a la luz que no tiene fin. Por nuestro Señor Jesucristo.

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